Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
El valle de la vida
1. La Naturaleza, nos recibe, nos huele,
nos toca y decide si nos acepta. Si nos
entregamos y mostramos tal cual
somos, nos da la bienvenida y nos abre
sus portales
.
No nos pide que seamos de tal o cual forma. No nos considera
ni mejores ni peores que nada. Nos pide boleto de
autenticidad.
Nos ve tal cual somos en Esencia, la cual nos identifica como
iguales; componentes de un Todo.
Así vamos ingresando, en ese espacio
de Magia, de Equilibrio y Paz.
2. Cada célula de nuestro organismo comienza a vibrar de manera diferente, el
agradecimiento te invade y el respeto te dirige.
Te van abriendo camino, los guardianes de la Tierra, del Aire, del Fuego y del
Agua.
Ahí, tu espíritu se expande cada vez más, tu corazón abre sus pétalos como
flor pura bebiendo los rayos del hermano Sol.
Te traiciona en algún momento el “travieso” y dudas si mereces tan grande
honor.
De inmediato, el viento te tranquiliza, penetra por tu oído y te silba la canción
que tu alma reconoce… ejecuta tu nota individual y comienza una melodía
indescriptible, personal, única.
3. Ahí ya estas tranquilo, estoy donde debo estar, en el momento que debo estar.
Nos agrupamos en torno a un hermano, que nos transmite su conocimiento
haciendo uso del verbo y, con el poder que el mismo tiene, nos da el soplo de
vida que algunos gustamos llamar; Conciencia. Son esos momentos en que el
Universo te esta pariendo y naces al mundo sutil. Dejas las ataduras de lo
denso y ya no hay límites!
En aquel valle, te abrazan las sierras, la Luna baja a la tierra y cuan
madre nos cobija, el Sol se pone de pie y nos bendice.
Cada espíritu se compromete a emprender la travesía. Aquietamos los
sonidos de la materia para poder oír los reales, los sagrados.
Sin embargo toda aquella grandeza que sentís se hace pequeña cuando esos
ojos enormes te miran al alma, el portal se abre e ingresas!
4. Somos guirnaldas de colores y
nos transformamos en el centro
de atención de quienes habitan
el Valle.
Algunos interrumpieron su
trabajo, otros su descanso,
otros sus baños y vinieron a
unirse a nosotros en un grado
intermedio entre su vibración y
la nuestra.
Sin embargo Todos con un
sentimiento en común, el de
sanarnos.
Cada uno sentiría diferente,
pero ellos que son sabios,
supieron donde llegar.
5. Estaban los que cosquillaron con suaves plumas afinando nuestro instrumento
hasta ordenar los sonidos. Los que nos humearon con aromas celestiales; las
que susurraban con las flores y jugueteando a nuestro redor dejaron una
estela luminosa y los curumines que reían sin cesar
.
Allí, no sentí volar ni una flecha; ese lugar es de Paz.
Esa Paz que va sintonizando con nosotros y hace que nuestros centros de
energía se alineen en la medida cierta; en un cálculo de geometría sagrada,
donde cada círculo lo traza un compás de Luz regido por Leyes Divinas.
6. Un hermanito de oro corre a saludarnos y nos
recuerda la pureza de su especie.
7. El tiempo no transcurre, no
existe antes ni después.
8. Nuestro ciclo va finalizando con la tarde y a medida que
el astro rubio recoge su cabellera, nuestros pies guían
nuestro descenso en una suerte de Camino del Minuan.
En sintonía al camino del Inca, en otro sitio sagrado.
9. Esta tierra tiene la huella de algún Carapé,
algún Casupá, de hermanos Guenoas,
hermanos Yaros, hermanos Charrúas.
De algún Mainumbí a quienes yo tanto
admiro y por sobre todas las cosas, albergó las
moradas de esos espíritus que supieron pisar
sin hacer daño y honrar su pasaje en estas
alfombras de cuarzo.
10. Los que nos dejaron un sendero en
piedra. Donde los montículos
ofician de estrellas terrestres,
cuyas constelaciones marcan
puntos de unión, laberintos hacia
lo alto, comunicación con Dios.
11. Lo cual nos dice que lo sagrado era antes como es ahora; es
arriba como es abajo. Lo sagrado esta en nosotros cuando
recordamos que somos UNO.
Vamos dejando atrás nuestras cargas y bajamos el Valle colmados
de tesoros.
12. Cuando las luces se van durmiendo,
agradecemos un rápido beso de una ondina
de las aguas frías, un apretón de manos del
guardián, que observa atento los minerales
que con él moran; los silfos acarician
nuestras mejillas y las salamandras
comienzan la danza de la despedida.
13. La luna ya subió al cielo e iniciamos la partida.
14. Siento que cubriré mis sueños con una manta álmica, que tejimos con un hilo delgado
y puro; el Hilo de la Vida.
En este jueves santo, mas allá de religiones, recordando el ejemplo de humildad y
servicio de nuestro hermano Jesús, no encontraría palabras de agradecimiento por
este día.