2. DEFINICIÓN Y ORIGEN
El término modernismo denomina a un movimiento
literario que se desarrolló entre los años 1890-1910,
fundamentalmente en el ámbito de la poesía, que se
caracterizó por una ambigua rebeldía creativa, un
refinamiento narcisista y aristocrático, el culturalismo
cosmopolita y una profunda renovación estética del
lenguaje y la métrica.
Tradicionalmente, se ha asociado su comienzo a la
publicación, en 1888, de Azul..., de Rubén Darío, a
causa de la innegable repercusión del libro en la
literatura de Hispanoamérica.
3. ANTECEDENTES
Los antecedentes de este movimiento literario hay que
buscarlos en los poetas franceses. En el libro Azul se observa
una notable influencia de la literatura francesa, sobre todo del
Parnasianismo y el Simbolismo.
El Parnasianismo, con su afición por la mitología greco-
latina, nórdica y oriental, y el gusto por lo plástico, despierta el
gusto de lo puramente estético y decorativo.
El Simbolismo pretende descubrir la realidad escondida de
las cosas (los símbolos) y la correspondencia que existe entre
éstos y nuestras sensaciones (color, sonido, música...).
Podemos definir el Modernismo como un movimiento
artístico que reacciona contra el Realismo acusándolo de
prosaico y ramplón que busca ante todo la belleza por sí
misma, los exótico, los exquisito y el Arte como única
finalidad.
4. RENOVACIÓN ESTÉTICA
El espíritu de protesta que caracteriza a los modernistas se traduce en un afán de buscar nuevas formas estéticas.
Los modernistas no sienten preferencia por los temas burgueses y cotidianos de los realistas; sino que prefieren los
aristocráticos: palacios elegantes, jardines exóticos, princesas distinguidas. Todo está rodeado de esplendor: fuentes
y estanques sobre los que se reflejan elegantes cisnes y jardines cargados de árboles y plantas.
El olímpico cisne de nieve
con el ágata rosa del pico
lustra el ala eucarística y breve
que abre al sol como un casto abanico. (Rubén Darío, Blasón)
Los modernistas vibran ante los sentimientos patrióticos y esperan que su país resurja con gloria. Evocan el pasado
histórico de su país, con sus leyendas medievales, sus héroes, reyes y personajes famosos. Prefieren la intimidad
del poeta, manifestando los sentimientos más profundos de melancolía, tristeza y nostalgia. La métrica y la lengua se
renuevan notablemente para lograr la sensación de que todo es exquisito, refinado y selecto. Se reutilizan los versos
y estrofas de otras épocas, como el alejandrino del Mester de Clerecía, o se recuperan otros que ya no se empleaban,
como el decasílabo y dodecasílabo. El ritmo será una de las mayores innovaciones que los modernistas apliquen a sus
versos. Gracias a ello consiguen importantes efectos musicales y sonoros. Los acentos rítmicos logran reflejar sus
sentimientos. Utilizan un lenguaje cargado de palabras cultas (como olímpico, áureo, ágata...), de metáforas y
diversos recursos estilísticos.
Los claros clarines de pronto levantan sus sones,
su canto sonoro,
su cálido coro,
que envuelve en un trueno de oro
la augusta soberbia de los pabellones. (Rubén Darío , Marcha Triunfal)
5. CARACTERÍSTICAS
El Modernismo es objeto de distintas interpretaciones, con estas dos posturas fundamentales:
La más restrictiva lo considera un movimiento literario bien definido que se desarrolló entre 1888 y 1910.
La más amplia considera que el modernismo no es sólo un movimiento literario sino toda una época y la actitud que le
sirvió de base.
Conciliando ambas, cabría definir el modernismo literario como un movimiento de ruptura con la estética vigente que
se inicia en torno a 1880 y cuyo desarrollo fundamental alcanza hasta la Primera Guerra Mundial. Tal ruptura se enlaza
con la amplia crisis espiritual de fin de siglo.
El modernismo hispánico es una síntesis del Parnasianismo y del Simbolismo: del primero toma la concepción de la
poesía como bloque marmóreo, con el anhelo de perfección formal, los temas exóticos, y los valores sensoriales; del
segundo la concepción de que el arte debe sugerir, y la búsqueda de efectos rítmicos dentro de una variada
musicalidad. El Modernismo también subsume, aunque con menos importancia, corrientes estéticas como el
Decadentismo y La Hermandad Prerrafaelita.
Las principales características del modernismo son:
El rechazo de la realidad cotidiana, ante la cual el escritor puede huir en el tiempo (evocando épocas pasadas y
mejores) o en el espacio (muchos de los poemas se desarrollan en lugares exóticos y lejanos).
Una actitud aristocratizante y cierto preciosismo en el estilo, así como la búsqueda de la perfección formal (de
inspiración parnasiana) que se aprecia no sin cierto individualismo.
La búsqueda de la belleza se consigue a través de imágenes muy plásticas y acercamiento a las artes, de una
adjetivación con predominio del color y con imágenes relacionadas a todos los sentidos, así como con la musicalidad
que produce el abuso de la aliteración, los ritmos marcados y la utilización de la sinestesia (influencias del simbolismo).
Tanto la fidelidad a las grandes estrofas clásicas como las variaciones sobre los moldes métricos, utilizando versos
medievales como el alejandrino, el dodecasílabo y el eneasílabo; con aportes de nuevas variantes al soneto.
El uso de la mitología y el sensualismo.
Una renovación léxica con el uso de helenismos, cultismos y galicismos, que no buscaba tanto la precisión como el
prestigio o la rareza del vocablo.
El deseo innovador que aspiraba a la perfección que apreciaban en la literatura europea.
La adaptación de la métrica castellana a la latina.
El culto a la perfección formal, con poesía serena y equilibrada.
6. “BLASÓN” DE RUBÉN DARÍO
A la Condesa de Peralta
El olímpico cisne de nieve
con el ágata rosa del pico
lustra el ala eucarística y breve
que abre al sol como un casto abanico.
De la forma de un brazo de lira
y del asa de un ánfora griega
es su cándido cuello, que inspira
como prora ideal que navega.
Es el cisne, de estirpe sagrada,
cuyo beso, por campos de seda,
ascendió hasta la cima rosada
de las dulces colinas de Leda.
Blanco rey de la fuente Castalia,
su victoria ilumina el Danubio;
Vinci fue su varón en Italia;
Lohengrín es su príncipe rubio.
Su blancura es hermana del lino,
del botón de los blancos rosales
y del albo toisón diamantino
de los tiernos corderos pascuales.
Rimador de ideal florilegio,
es de armiño su lírico manto,
y es el mágico pájaro regio
que al morir rima el alma en un canto.
El alado aristócrata muestra
lises albos en campo de azur,
y ha sentido en sus plumas la diestra
de la amable y gentil Pompadour.
Boga y boga en el lago sonoro
donde el sueño a los tristes espera,
donde aguarda una góndola de oro
a la novia de Luis de Baviera.
Dad, condesa, a los cisnes cariño;
dioses son de un país halagüeño,
y hechos son de perfume, de armiño,
de luz alba, de seda y de sueño.
Rubén Darío nos describe la fantástica figura del cisne,
relacionándolo y ubicándonos en el siglo XVIII, época de la
monarquía francesa. En las estrofas 1 y 2 se le introduce al lector
el principal símbolo y personaje del poema, se describe al cisne.
Esta imagen es realizada a través de la igualación con distintos
objetos; asemeja la blancura del animal con la de la nieve, o el
pico rosado con el ágata. En la primera estrofa podemos
observar la presencia de un recurso literario, la comparación:
…que abre el sol como un casto abanico…
al igual que en la segunda:
…es su cándido cuello, que inspira
como prora ideal que navega...
Analizando las estrofas 3 y 4 vemos cómo Rubén Darío
magnifica la belleza del animal y deja conocer al lector el origen
del mismo. Al mencionar a Da Vinci, gran artista del
Renacimiento, el autor nos deja inferir que el cisne en realidad
representa el arte. En estas estrofas observamos otro recurso
literario, la hipérbole:
…su victoria ilumina el Danubio…,
siendo el Danubio el segundo río más largo de Europa. En
cuanto a las estrofas 5 y 6, estas prosiguen con la grandeza del
cisne, y con la descripción del mismo a través de la comparación.
En la estrofa 7, ya el autor nos vuelve a ubicar en el siglo XVIII,
en la monarquía francesa. Hace esto mencionando a
Pompadour. En las ultimas dos estrofas, la 8 y la 9, Rubén
Darío comienza a despedirse del lector, y nos deja remarcado el
hecho que la monarquía debería apreciar más lo que es el cisne,
es decir, el arte y la poesía.
7. Leda y el Cisne es un
motivo de la mitología
griega, en que Zeus bajó
del Olimpo en forma de un
cisne hacia Leda cuando
esta doncella caminaba
junto al río Eurotas. De
acuerdo a la mitología
griega, más tarde Leda dio
a luz a Helena y a un
Dioscuro (Cástor o Pólux,
hijos de Zeus) mientras a la
misma vez tuvo al otro
Dioscuro y Clitemnestra,
hijos de su esposo Tíndaro,
el Rey de Esparta. Pues
según la historia, Zeus
tomó la forma de un cisne y
violó o sedujo a Leda en la
misma noche que ella se
acostó con su esposo, el
rey. En algunas versiones,
ella puso dos huevos de
los que nacieron los niños
y las niñas.
“Leda y el cisne” de Wilton House
8. TEMÁTICA
La temática modernista revela, por una parte, un anhelo de recreación
de armonía frente a un mundo inarmónico, y así un ansia de plenitud y
perfección; y, por otra parte, una búsqueda de raíces en la crisis que
produjo un sentimiento de desarraigo en el escritor, quien se presenta
como guía capaz de mostrarle al hombre común los valores verdaderos.
Los temas tratados son muy variados, pero estos son algunos de los
más recurrentes:
La desazón típica del romanticismo: el hastío de la vida y una profunda
tristeza, junto a la melancolía y la angustia.
Búsqueda de la soledad y rechazo de una sociedad.
El escapismo, evasión de la realidad del tiempo y del espacio.
El amor y el erotismo, con cierta idealización del amor y de la mujer. El
tema del amor imposible se presenta con diferencias respecto al ideal
romántico. Hay un contraste entre el profundo y delicado amor y un
intenso erotismo.
El cosmopolitismo muestra el anhelo de distinto y aristocrático. Los
modernistas demostraban mucha devoción por París.
Los temas americanos, en especial los temas indígenas, muchas veces
con una defensa del indígena.
Lo hispano como antecedente histórico valioso que otorga una armonía
frente al mundo inarmónico.
9. MANUEL GUTIÉRREZ NÁJERA
PARA UN MENÚ
Las novias pasadas son copas vacías,
en ellas pusimos un poco de amor;
el néctar tomamos... huyeron los días...
¡Traed otras copas con nuevo licor!
¡Champán son las rubias de cutis de azalia;
borgoña los labios de vivo carmín;
los ojos obscuros son vino de Italia
los verdes y claros son vino del Rhin!
¡Las bocas de grana son húmedas fresas;
las negras pupilas escancian café,
son ojos azules las llamas traviesas
que trémulas corren como almas del té!
¡La copa se apura, la dicha se agota;
de un sorbo tomamos mujer y licor...
Las copas dejemos...; si queda una gota,
que beba el lacayo la heces de amor!
10. SALVADOR DÍAZ MIRÓN
EL FANTASMA
¡Señor, tenme piedad, aunque a ti clame
sin fe! ¡perdona que te niegue o riña
y el ara tienda con bochorno infame!
Vuelvo al antiguo altar. ¡No en vano ciña
guirnaldas a un león y desparrame
riego que pueda prosperar tu viña!
¡Líbrame por merced, como te plugo
a Bautista y Apóstol en Judea,
ya que no me suicido ni me fugo!
¡Inclínate al cautivo que flaquea;
y salvo, como Juan por el verdugo,
o como Pedro por el ángel sea!
Habito un orco infecto; y en el manto
resulto cebo a chinche y pulga y piojo;
¡y afuera el odio calumnia en tanto!
¿Qué mal obré para tamaño enojo?
El honor del poeta es nimbo santo
¡y la sangre de un vil es fango rojo!
Mi pobre padre cultivó el desierto.
Era un hombre de bien, un sabio artista,
y de vergüenza y de pesar ha muerto!
¡Oh mis querubes! ¡Con turbada vista
columbro ahora el celestial e incierto
grupo que aguarda, y a quien todo atrista!
¡Y oigo un sordo piar de nido en rama,
un bullir de polluelos ante azores;
y el soplado tizón encumbra llama!
¡Dios de Israel, acude a mis amores:
y rían a manera de la grama,
que hasta batida por los pies da flores!
La relación con el poema “A Cristo crucificado”,
atribuido al padre Guevara, es más o menos
obvia:
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
11. A ELLA
Semejas esculpida en el más fino
hielo de cumbre sonrojado al beso
del sol, y tienes ánimo travieso,
y eres embriagadora como el vino.
Y mientras: no imitaste al peregrino
que cruza un monte de penoso acceso,
y párase a escuchar con embeleso
un pájaro que canta en el camino.
Obrando tú como rapaz avieso,
correspondiste con la trampa del trino,
por ver mi pluma y torturarme preso.
No así al viandante que se vuelve a un pino
y párase a escuchar con embeleso
un pájaro que canta en el camino.
12. LUIS GONZAGA URBINA
METAMORFOSIS
Era un cautivo beso enamorado
de una mano de nieve que tenía
la apariencia de un lirio desmayado
y el palpitar de un ave en agonía.
Y sucedió que un día,
aquella mano suave
de palidez de cirio,
de languidez de lirio,
de palpitar de ave,
se acercó tanto a la prisión del beso,
que ya no pudo más el pobre preso
y se escapó; mas, con voluble giro,
huyó la mano hasta el confín lejano,
y el beso, que volaba tras la mano,
rompiendo el aire, se volvió suspiro.
13. A THAIS
Beso tus ojos tristes como suele
sus reliquias besar, en tanto reza,
una anciana piadosa. Y tu cabeza
que a perfumadas liviandades huele,
beso, porque mi beso te consuele,
mi beso que es unción y que es tristeza,
mi beso que está limpio de impureza,
mi beso que no mancha y no duele.
Yo bien sé que es romántica locura
besarte así, con beso que no alcanza
a encender la pasión sensual e impura;
mas gusto de juntar, en suave alianza,
mi aspiración de amor y de ternura
a tu ideal de ensueño y esperanza.
14. AMADO NERVO
EN PAZ
Artifex vitae artifex sui
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
Porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coseché siempre rosas.
...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
15. SI TÚ ME DICES VEN
Si tú me dices ven, lo dejo todo...
No volveré siquiera la mirada
para mirar a la mujer amada...
Pero dímelo fuerte, de tal modo
que tu voz como toque de llamada,
vibre hasta el más íntimo recodo
del ser, levante el alma de su lodo
y hiera el corazón como una espada.
Si tú me dices ven, todo lo dejo...
Llegaré a tu santuario casi viejo,
y al fulgor de la luz crepuscular,
más he de compensarte mi retardo,
difundiéndome ¡Oh, Cristo! como un nardo
de perfume sutil, ante tu altar.
16. EFRÉN REBOLLEDO
EL BESO DE SAFO
Más pulidos que el mármol transparente,
más blancos que los blancos vellocinos,
se anudan los dos cuerpos femeninos
en un grupo escultórico y ardiente.
Ancas de cebra, escorzos de serpiente,
combas rotundas, senos colombinos,
una lumbre los labios purpurinos,
y las dos cabelleras un torrente.
En el vivo combate, los pezones
que se embisten, parecen dos pitones
trabados en eróticas pendencias,
y en medio de los muslos enlazados,
dos rosas de capullos inviolados
destilan y confunden sus esencias.
17. POSESIÓN
Se nublaron los cielos de tus ojos,
Y como una paloma agonizante,
Abatiste en mi pecho tu semblante
Que tiñó el rosicler de los sonrojos.
Jardín de nardos y de mirtos rojos
Era tu seno mórbido y fragante,
Y al sucumbir, abriste palpitante
Las puertas de marfil de tus hinojos.
Me diste generosa tus ardientes
Labios, tu aguda lengua que cual fino
Dardo vibraba en medio de tus dientes.
Y dócil, mustia, como débil hoja
Que gime cuando pasa el torbellino,
Gemiste de delicia y de congoja.
ANTE EL ARA
Te brindas voluptuosa e impudente,
Y se antoja tu cuerpo soberano
Intacta nieve de crestón lejano,
Nítida perla de sedoso oriente.
Ebúrneos brazos, nunca transparente,
Aromático busto beso ufano,
Y de tu breve y satinada mano
Escurren las caricias lentamente.
Tu seno se hincha como láctea ola,
El albo armiño de mullida estola
No iguala de tus muslos la blancura,
Mientras tu vientre al que mi labio inclino,
Es un vergel de lóbrega espesura,
Un edén en un páramo de lino.
18. ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ
TUÉRCELE EL CUELLO AL CISNE. . .
Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje
que da su nota blanca al azul de la fuente;
él pasea su gracia no más, pero no siente
el alma de las cosas ni la voz del paisaje.
Huye de toda forma y de todo lenguaje
que no vayan acordes con el ritmo latente
de la vida profunda. . .y adora intensamente
la vida, y que la vida comprenda tu homenaje.
Mira al sapiente búho cómo tiende las alas
desde el Olimpo, deja el regazo de Palas
y posa en aquel árbol el vuelo taciturno. . .
El no tiene la gracia del cisne, mas su inquieta
pupila, que se clava en al sombra, interpreta
el misterioso libro del silencio nocturno.
MAÑANA LOS POETAS
Mañana los poetas cantarán en divino
verso que no logramos entonar los de hoy;
nuevas constelaciones darán otro destino
a sus almas inquietas con un nuevo temblor.
Mañana los poetas seguirán su camino
absortos en ignota y extraña floración,
y al oír nuestro canto, con desdén repentino
echarán a los vientos nuestra vieja ilusión.
Y todo será inútil, y todo será en vano;
será el afán de siempre y el idéntico arcano
y la misma tiniebla dentro del corazón.
Y ante la eterna sombra que surge y se retira,
recogerán del polvo la abandonada lira
y cantarán con ella nuestra misma canción.
19. RAMÓN LÓPEZ VELARDE
ALMA EN PENA
A fuerza de quererte
me he convertido, Amor, en alma en pena.
¿Por qué, Fuensanta mía,
si mi pasión de ayer está ya muerta
y en tu rostro se anuncia los estragos
de la vejez temida que se acerca,
tu boca es una invitación al beso
como lo fue en lejanas primaveras?
Es que mi desencanto nada puede
contra mi condición de ánima en pena
si a pesar de tus párpados exangües
y las blancuras de tu faz anémica,
aún se tiñen tus labios
con el color sangriento de las fresas.
A fuerza de quererte
me he convertido, Amor, en alma en pena,
y con el candor angélico de tu alma
seré una sombra eterna.
SI SOLTERA AGONIZAS...
Amiga que te vas:
quizá no te vea más.
Ante la luz de tu alma y de tu tez
fui tan maravillosamente casto
cual si me embalsamara la vejez.
Y no tuve otro arte
que el de quererte para aconsejarte.
Si soltera agonizas,
irán a visitarte mis cenizas.
Porque ha de llegar un ventarrón
color de tinta, abriendo tu balcón.
Déjalo que trastorne tus papeles,
tus novenas, tus ropas, y que apague
la santidad de tus lámparas fieles...
No vayas, encogido el corazón,
a cerrar tus vidrieras
a la tinta que riega el ventarrón.
Es que voy en la racha
a filtrarme en tu paz buena muchacha.
20. TIERRA MOJADA
Tierra mojada de las tardes líquidas
en que la lluvia cuchichea
y en que se reblandecen las señoritas,
bajo
el redoble del agua en la azotea...
Tierra mojada de las tardes olfativas
en que un afán misántropo remonta
las lascivas
soledades del éter, y en ellas se
desposa
con la ulterior paloma de Noé;
mientras se obstina el tableteo
del rayo, por la nube cenagosa...
Tarde mojada, de hábitos labriegos,
en la cual reconozco estar hecho un
barro,
porque en sus llantos veraniegos,
bajo el auspicio de la media luz,
el alma se licúa sobre los clavos
de su cruz...
Tardes en que el teléfono pregunta
por consabidas náyades arteras,
que salen del baño al amor
a volcar en el lecho las fatuas
cabelleras
y a balbucir, con alevosía y con
ventaja,
húmedos y anhelantes monosílabos,
según que la llovizna acosa las
vidrieras.
Tardes como una alcoba submarina
con su lecho y su tina;
tardes en que envejece una doncella
ante el brasero exhausto de su casa,
esperando a un galán que le lleve una
brasa;
tardes en que descienden
los ángeles, a arar surcos derechos
en edificantes barbechos;
tardes en que el chubasco
me induce a enardecer a cada una
de las doncellas frígidas con la brasa
oportuna;
tardes en que, oxidada
la voluntad, me siento
acólito del alcanfor,
un poco pez espada
y un poco San Isidro Labrador....
21. SUAVE PATRIA
PROEMIO
Yo que sólo canté de la exquisita
partitura del íntimo decoro,
alzo hoy la voz a la mitad del foro
a la manera del tenor que imita
la gutural modulación del bajo,
para cortar a la epopeya un gajo.
Navegaré por las olas civiles
con remos que no pesan, porque van
como los brazos del correo chuán
que remaba la Mancha con fusiles.
Diré con una épica sordina:
la patria es impecable y diamantina.
Suave Patria: permite que te envuelva
en la más honda música de selva
con que me modelaste todo entero
al golpe cadencioso de las hachas
entre gritos y risas de muchachas
y pájaros de oficio carpintero.
Patria: tu superficie es el maíz,
tus minas el palacio del Rey de Oros,
y tu cielo, las garzas en desliz
y el relámpago verde de los loros.
El Niño Dios te escrituró un establo
y los veneros del petróleo el diablo.
Sobre tu Capital, cada hora vuela
ojerosa y pintada, en carretela;
y en tu provincia, del reloj en vela
que rondan los palomos colipavos,
las campanadas caen como centavos.
Patria: un mutilado territorio
se viste de percal y de abalorio.
Suave Patria: tu casa todavía
es tan grande, que el tren va por la vía
como aguinaldo de juguetería.
Y en el barullo de las estaciones,
con tu mirada de mestiza, pones
la inmensidad sobre los corazones.
¿Quién, en la noche que asusta a la rana
no miró, antes de saber del vicio,
del brazo de su novia, la galana
pólvora de los juegos de artificio?
Suave Patria: en tu tórrido festín
luces policromías de delfín,
y con tu pelo rubio se desposa
el alma, equilibrista chuparrosa,
y a tus dos trenzas de tabaco, sabe
ofrendar aguamiel toda mi briosa
raza de bailadores de jarabe.
Tu barro suena a plata, y en tu puño
su sonora miseria es alcancía;
y por las madrugadas del terruño,
en calles como espejos, se veía
el santo olor de la panadería.
Cuando nacemos, nos regalas notas,
después, un paraíso de compotas,
y luego te regalas toda entera
suave Patria, alacena y pajarera.
Al triste y feliz dices que si,
que en tu lengua de amor prueben de ti
la picadura del ajonjolí.
¡Y tu cielo nupcial, que cuando truena
de deleites frenéticos nos llena!
Trueno de nuestras nubes, que nos baña
de locura, enloquece a la montaña,
requiebra a la mujer, sana al lunático
incorpora a los muertos, pide el Viático,
y al fin derrumba las madererías
de Dios, sobre las tierras labrantías.
Trueno del temporal: oigo en tus quejas
crujir los esqueletos en parejas;
oigo lo que se fue, lo que aun no toco,
y la hora actual con su vientre de coco.
Y oigo en el brinco de tu ida y venida
oh trueno, la ruleta de mi vida.