1. Huella Ecológica
La Huella Ecológica es un indicador de sostenibilidad que mide el área requerida para
proveer los recursos consumidos por la población promedio de una determinada comunidad
humana, donde usualmente se compara con la biocapacidad del planeta, correspondiente al área
efectivamente disponible para proveer los servicios ecológicos usados y la capacidad de absorber
los desechos resultantes de su consumo. De este modo, el objetivo fundamental de calcular la
huella ecológica consiste en evaluar el impacto sobre el planeta de un determinado modo o forma
de vida.
A continuación, se mostrará el resultado de la estimación de la Huella Ecológica a nivel personal
de quien escribe, donde se indicará la calculadora que se utilizó para obtenerla y se explicará
cada uno de sus componentes de medición y su incidencia, para finalmente, evaluar qué
significaría que cada ser humano sobre la tierra tuviese la misma Huella Ecológica.
En esta ocasión, se utilizó la calculadora de la página Global Footprint Network, indicando como
país de emisión Perú al no considerar a Chile dentro de las opciones. Por otro lado, los factores
considerados para obtener la Huella de una persona y sus componentes, son dos: personales y
sociales.
Los factores personales incluyen alimentación, vivienda, movilidad y productos. Éstos están
directamente relacionados con el estilo de vida de cada persona, por lo que es fácil modificarlos
a través del comportamiento individual. La alimentación considera el tipo, cantidad y forma en
que se consumen especies, tales como carnes, pescados, y productos agrícolas en el uso diario de
cada individuo. Mientras más se consuma de forma poco variada, primando los productos
envasados o la carne con respecto a los vegetales, la Huella Ecológica aumentará. La vivienda
considera la cantidad de personas que habitan un lugar versus el gasto que realizan. Mientras
mayor es la cantidad de personas, es de esperar que el gasto sea mayor, por lo que se generaría
un aumento en la Huella Ecológica. Sin embargo, es responsabilidad de cada individuo hacer que
el gasto en la vivienda genere un aumento proporcional en la Huella y no exponencial. La
movilidad considera el tipo de transporte, los kilómetros recorridos de forma semanal, y el gasto
en combustible. Muchas veces, es imposible reducir la cantidad de kilómetros efectuados, ya sea
para ir al trabajo, escuelas, entre otros viajes rutinarios. Sin embargo, se puede optar a utilizar
métodos más eficientes y menos contaminantes, como las bicicletas, los cuales disminuirían
considerablemente la huella ecológica y, por ende, la huella de carbono. Por último, los
productos consideran la cantidad y frecuencia con que se obtienen bienes de consumo, vestuario,
calzado, electrodomésticos, entre otros. Mientras más productos se compren y a mayor
frecuencia, la Huella Ecológica aumentará, por lo que es importante consumir lo que realmente
se necesita, tratando de evitar a toda costa el estilo de vida consumista y la oniomanía que vive la
sociedad actualmente.
2. Todas estas características influyen en el aumento o disminución de la Huella y es de suma
importancia considerar métodos apropiados para no elevar este factor, beneficiando tanto al
propio usuario, como a la comunidad en su conjunto.
Por otro lado, se encuentran los factores sociales, los cuales corresponden a la gobernanza y los
servicios de un país determinado, donde además se consideran las carreteras, infraestructuras,
militares, entre otros. Estos factores inciden en todos los ciudadanos del país y, si bien no es tan
directa y fácil la influencia de cada individuo ejercer un cambio en ellos, es necesario que de
manera constante, exijan a sus respectivos gobiernos tomar medidas que permitan utilizar los
recursos de manera más eficiente y menos explosiva.
El total de los factores analizados con anterioridad, inciden en el porcentaje de los componentes
macro que conforman la Huella Ecológica, los cuales son: Tierra de la Energía, tierras de cultivo,
tierras de pastoreo, tierras forestales, tierras de la infraestructura y caladeros. A estos también se
les suma la huella de carbono, que en esta ocasión no es considerada pero es el componente con
mayor participación dentro de la Huella Ecológica (más del 50%) en todos los países de mayores
ingresos.
Luego de las diversas preguntas respondidas en la calculadora de Global Footprint Network,
relacionadas con los distintos componentes que considera la medición de la Huella Ecológica, se
pudo obtener el porcentaje de cada uno de éstos y resultado final del indicador.
Figura 1
Fuente: footprintnetwork.org
En la Figura 1 se puede observar que más del 50% de los componentes medidos corresponde a
movilidad, y de la misma forma, se requiere más del 50% de tierras de Energía para poder llevar
3. a cabo el estilo de vida estudiado en esta ocasión, por lo que es de suma importancia poner
énfasis en dichos factores y así cambiarlos por el bien propio y de la comunidad.
El resultado final de la Huella Ecológica fue de 2,2 hectáreas globales [hag]. Esto significa que si
todos los países tuvieran el mismo estilo de vida, se requeriría la capacidad regenerativa de 1,2
planetas cada año. Sin embargo, la Huella obtenida es cercana a la Huella Ecológica mundial
actual, la cual estima que se requieren 1,5 planetas para subsistir cada año, y además, no se aleja
tanto de la biocapacidad actual del planeta (1,8 [hag]) en comparación a la Huella de otros países
con más altos ingresos y estilos de vida diferentes. Aun así, la Huella Ecológica obtenida es
mayor a la biocapacidad del planeta, por lo que se están usando los recursos de manera no
sostenible, y esto a futuro, considerando además la proyección del aumento de la población,
ocasionará grandes problemas producto de la escasez versus las necesidades de las personas y
seres vivos.
Una de las soluciones que propone la WWF para revertir esta situación es actuar bajo la
perspectiva de “un planeta”, la cual consiste en preservar el capital natural (restaurar ecosistemas
dañados, detener pérdida de hábitats prioritarios, expandir significativamente las áreas
protegidas), producir mejor (reducir insumos y desperdicios, manejar los recursos de manera
sostenible, escalar producción de energía renovable), consumir de manera más inteligente
(adoptar estilos de vida de bajo impacto en la Huella Ecológica y patrones de consumo de
alimentos más saludables, usar energía sostenible), reorientar los flujos financieros (valorar la
naturaleza y los costos ambientales y sociales, apoyar y recompensar la conservación, manejar
los recursos de manera sostenible e innovadora), gobernanza equitativa de recursos (compartir
los recursos disponibles, tomar decisiones justas y ecológicamente informadas, medir el éxito
más allá del PIB).
Si somos capaces de adoptar estas medidas y cambiar de manera paulatina y constante nuestro
estilo de vida a través del tiempo, podremos utilizar los recursos de manera sostenible y así evitar
la posible escasez de recursos, que hasta ahora, es un hecho.
Macarena Andrea Puig Aceituno