1. CAYO VALERIO CATULO (VERONA 84 – 94 AC en tiempos de la dictadura de Sila y del
triunvirato de Pompeyo y César)
2
PAJARILLO, delicia de mi niña,
con quien juega, al que en su seno tiene,
al que acerca la yema de su dedo
e incita a picotear ardientemente,
cuando, añorante de mi amor, se entrega
a un juego encantador que desconozco,
buscando algún consuelo a su dolor
para calmar, supongo, un grave fuego:
poder jugar contigo como ella
y aliviar las tristezas de mi alma
me sería tan grato como dicen
que fue para la rápida doncella
la manzana de oro que deshizo
el cinturón ceñido tanto
tiempo.
1.Observa que el poema acaba con una referencia mitológica tan del gusto de los neotéricos. Estos
poetas, aunque traten de temas poco importantes, privados (nugae), presumían de eruditos. Estaban
destinados a un público cultivado que necesitaba saber quien era le “rápida doncella” a la que “una
manzana de oro (el amor) la hizo abandonar su voto de castidad “cinturón ceñido”.
2.Bien, ahora te vuelvo “docto” para que puedas entender el poema y te explico que la “rápida
doncella” se llamaba Atalanta. Se consagró a la diosa de la caza Diana y, como todas las doncellas que
hacían votos a Diana, prometió mantenerse virgen, no casarse. Pero como joven de alta cuna tuvo
muchos pretendientes. Ella se libraba de ellos sometiéndolos a una prueba: debían vencerla en una
carrera. El vencedor obtendría su mano, pero si perdía, le costaría la vida. Tan segura estaba de sus
cualidades Atalanta. Un día apareció por allí un apuesto héroe, Hipómenes, protegido de Venus. La
diosa le había regalado unas manzanas, las manzanas del amor, que enamorarían irresistiblemente a
Atalanta. Confiado en estos recursos, Hipómenes desafió a Atalanta a una carrrera. Mientras se
disputaba, él dejó caer las manzanas de Venus, y la joven no pudo resistirse a ellas y se paró a
recogerlas. Perdió la carrera y se casó con Hipómenes con quien vivió feliz y enamorada durante toda
su vida. Este mito nos presenta al amor como un dios al que el hombre se tiene que someter y a través
del cual, encuentra la felicidad.
3.La gracia del poema está en la palabra “pajarillo” que empieza el poema. Tiene un doble sentido, uno
real, pequeño pájaro con el que juega la joven de la que está enamorado; el otro es figurado, como el
amor que se escapa y está maduro.
4. Si pillas el chiste podrás también notar y explicar la fina ironía que encierran las expresiones
“consuelo a su dolor”, “grave fuego” “aliviar las tristezas”.
2. 5
VIVAMUS, MEA LESBIA, ATQUE
AMEMUS, los rumores severos de los viejos
que no valgan ni un duro todos
juntos. Se pone y sale el sol, mas a
nosotros, apenas se nos pone la luz
breve,
sola noche sin fin dormir nos
toca.
DA MI BASIA MILLE, DEINDE CENTUM, DEIN
MILLE ALTERA, DEIN SECUNDA CENTUM,
luego otros mil aún, y luego cientos....
después, cuando sumemos muchos
miles, confundamos la cuenta hasta
perderla, que hechizarnos no pueda el
envidioso al saber el total de nuestros
besos.
Ubicaremos a Catulo entre los años 87 a. C. al año 57 a.C. Comparado con Horacio es unos años anterior,
si recordamos la ubicación del otro autor latino entre los años 66 a. C. y 8 a.C. pero podemos decir que
fueron contemporáneos. Hay un rasgo biográfico que explica las circunstancias que propician la creació n
del poema “Vivamos Lesbia mía”, donde al igual que Horacio en su oda a Leucónoe retoma el tópico
literario del Carpe diem. Yendo a Roma a realizar sus estudios conoce a quien sería su gran amor llamada
Clodia, persona real casada con el gobernador de la Galia Cisalpina; ella aparece en su obra y
precisamente en su poema con un nombre de valor métrico equivalente a “Lesbia” que alude a la ficción
común de los amantes por Safo de Lesbos.
En su vida real la relación con Clodia fue conflictiva y tormentosa. Sin embargo, en este poema que lo
identifica a Catulo, él la nombra aunque sea ficticiamente invitándola en pleno éxtasis celebratorio y
amatorio a vivir y a amar. Vida y amor se unen en un goce ante la vida sentido físicamente, no se canta a
un amor espiritual e imposible sino el amor que consume hasta los huesos. En esto se asemeja al poema
trabajado del griego Anacreonte.
El poema corresponde al número dos de sus obras pero se conoce con el primer verso del mismo
“Vivamos Lesbia”. Se discute la figura real o no de Lesbia, algunos señalan su rasgo ficcional y otros una
figura real convertida en el nombre de Lesbia en alusión a Safo. Ya la primera palabra del poema apunta
a una relación entre el hablante lírico y el tú.
En este texto Catulo reúne de alguna manera, en forma personal e íntima, dos tópicos que ya habíamos
visto en Horacio: la fugacidad del tiempo y el carpe diem. La gran diferencia con Catulo es que el primero
de ellos en oda a Leucónoe se dirige a un tú con el que no guarda (o no sabemos) ninguna relación íntima,
mientras que Catulo trae el tópico a su propia experiencia más aún cuando ese nombre ficcional “Lesbia”
remite a su amada Clodia. Es tan personal el tema que como característica de su poesía podemos decir
que el propio autor se incluye con su nombre en sus textos. Para dar un ejemplo, en otro poema de temática
similar dice “Me preguntas cuantos besos tuyos/ Lesbia me serían más que suficientes: a Catulo el loco
más que suficientemente que ni contarlos podrán los curiosos/ ni con sus malas lenguas hechizarlos”.
3. Como vemos no es el único poema dedicado a Lesbia; son muchos los que tienen a ésta como destinatario,
ya la juzguemos real o ficticia.
El texto se inicia con un verbo en plural “vivamos” que ya encierra a las dos voces del poema; continúa
refiriéndose al destinatario con el agregado del pronombre posesivo “Lesbia mía” y termina con otro
verbo también en plural “amemos” con el que se cierra el concepto: vivir es gozar del amor. Como vemos,
el tema está tratado desde su propia experiencia.
Son muchos los poemas en los cuales Lesbia aparece referida como destinataria, por lo cual el autor Juan
Luis Arcaz Pozo señala en su artículo “La tradición clásica como apoyo didáctico para el comentario de
textos latinos: el ejemplo de Catulo” que hay un ciclo en la relación de ambos que permite hablar del
“ciclo Lesbia-Catulo” que comprende una relación amorosa concluida y pasada en la cual pueden
señalarse cuatro fases: enamoramiento (poemas dos, cincuenta y uno, ochenta y siete), momentos felices
(poemas tres, cinco, siete), desamor (poemas ocho, setenta, setenta y dos, ochenta y cinco) y por último
la ruptura (poemas once, setenta y seis). De acuerdo a esta clasificación, situamos este poema dentro de
la primera fase.
Retomando el análisis del poema, vemos que esta invitación a gozar del amor se relaciona con la crítica
de los demás, hay una despreocupación por la opinión de la sociedad con respecto a su amor, tal vez a
aquellos que son incapaces de gozar ese amor. Se dirige a ellos con cierto aire peyorativo “la maledicencia
de los viejos severos”, el sustantivo”viejos” unido al adjetivo “severos” insinúa aquellos que por
prejuicios o temor a la opinión del otro se vuelven reacios a este sentimiento tan vital. Eso los vuelve
reticentes a aceptar que los demás se amen por eso utiliza la palabra “maledicencia”. Frente a ellos el
autor se muestra indiferente y mediante una comparación refiere la insignificancia que él le da a la opinión
ajena “Démosles menos valor que a una peseta”. Este tema aparece a lo largo de todo el texto reforzado
tal vez por las circunstancias biográficas que dieron origen al poema, por eso al final del texto señala
“ningún malvado pueda mirarnos con malos ojos”. Esta invitación a disfrutar libremente del amor se une
con la conciencia que la vida humana es efímera y que nuestra condición es mortal, mediante una antítesis
contrasta la inmortalidad de los astros y lo pasajero de nuestra vida, se refiere a ella mediante metáforas
tales como “muera nuestra breve luz” o “dormir una última noche perpetua” expresiones que parecen
oponer los conceptos de luz-noche vida-muerte. Continuamente alude al nosotros marcando esa relación
dialéctica entre Lesbia y él. En los versos siguientes el poeta hace un uso recurrente y casi abusivo de la
hipérbole al cuantificar los besos que le pide a su amada, el verbo “dame” aparece como un imperativo,
como una necesidad de capturar el momento mediante esta demostración de amor que aparece
absolutamente exagerado “Dame mil besos, luego cien mil;/ luego otros mil, luego otros cien mil;/ luego
cien mieles”. El beso como manifestación física del amor aparece también en otros poemas referidos al
yo nombrado ciclo de Catulo- Lesbia por ejemplo “solo eso besos satisfacen a Catulo el loco”. Se nombra
recurrentemente los números relacionados a cien y mil pues estos dan una sensación de infinidad, la cual
deviene en la frase “muchísimos miles” que constituyen una redundancia. Desea expresar con tanta
ansiedad la necesidad de contar esos besos siempre insuficientes que piden revolverlos, juntarlos para
que ni ellos mismos sean conscientes de cuánto se han amado. Por otra parte, estos besos se fundirán
como forma de preservar algo tan íntimo y tan ajeno a los demás; por eso vuelve a señalar la mala voluntad
de las personas para con su amor “ningún malvado pueda mirarnos con malos ojos, cuando sepa cuántos
besos nos dimos” Tal vez ese pedido de “revolvámoslos” sea una forma de capturar en un solo beso un
solo instante en el que el amor se inmortalice. Igualmente, tal como vemos en otros poemas en esta etapa
de enamoramiento, ninguna cantidad de besos sea suficiente para el amor sentido hacia Lesbia.
4. Para culminar el análisis de Catulo debemos señalar la influencia que tuvo este autor latino en la literatura
posterior. Según el antes citado, es un autor poéticamente cercano a nuestra subjetividad, más subjetivista
e íntimo que otros poetas latinos, con una poesía esencialmente amorosa y con una producción poética
muy bien clasificada en ciclos. Dentro de sus contemporáneos tuvo su reconocimiento. Por ejemplo,
Virgilio lo refiere en su Eneida aludiendo a su poema cuatro cuando narra el abandono de Eneas a Dido.
Otros autores latinos lo reconocen como Tibulo, Propercio, Ovidio, quizá la lista pueda ser más extensa
y encontrar huellas de este autor latino en todo un repaso por la literatura española, por solo mencionar
un ejemplo: Cervantes lo menciona en su Quijote en el capítulo cuarenta y cuatro en la segunda parte.
El poema es de tema erótico, es decir, de amor. Y nos cuenta cómo vive Catulo su amor por
Lesbia: es un poema subjetivo. Y lo vive con pasión, no es un amor espiritual. Hay pasión en
su amor, y hay pasión en su desprecio.
Le gusta mezclar elementos populares y cultos. Es su estilo. La frase “que no valgan ni un
duro” pertenece al lenguaje que se habla en la calle no con el que se escribían los libros en
Roma antes de los neotéricos.
7
PREGUNTAS, Lesbia mía, cuántos besos
tuyos me serían bastantes y de sobra.
Tantos como la arena que de Libia yace con laserpicios en
Cirene, entre el ardiente oráculo de Júpiter
y el sepulcro del viejo y sacro
Bato;
o tantos como estrellas que
contemplan, cuando calla la noche,
los amores furtivos de los hombres.
Tantos besos
a este loco le bastan y le sobran:
que no puedan contarlos los
mirones ni echarles maldiciones
envidiosas.
1.En este poema se vuelve a poner apasionado y erudito. El apasionamiento se expresa a través de una
serie de exageraciones o hipérboles; la erudición, a través de unas referencias en negrita en el poema.
2.Aclaro, para que puedas entender el final del poema, que los romanos eran muy supersticiosos y
temían al mal del ojo, las maldiciones de los demás. Aquí el amor aparece como una conjura contra
esas maldiciones.
5. 8
MISER CATULLE, DESINAS INEPTIRE,
DESGRACIADO CATULO, DEJA DE HACER
LOCURAS, y lo que ves que se ha perdido, por perdido
dalo.
FULSERE QUONDAM CANDIDI TIBI SOLES,
brillaron para tí en otro tiempo blancos soles,
cuando acudías allá donde quería una
muchacha,
amada por nosotros como no será amada ya
ninguna.
Eran entonces aquellas tantas
diversiones que deseabas tú y que ella
no rehusaba. Brillaron, sí, para ti
blancos los soles.
Mas ella ya no quiere, y tú -reprime la pasión- tampoco
quieras, ni vayas tras quien huye, ni vivas desgraciado,
sino que, duro el ánimo,endurécete. No
sientas.
Adios, muchacha, Catulo ya no siente.
Pues que no lo deseas, ya no te irá a
buscar
ni te hará ruegos,
pero tú sufrirás cuando nadie te
ruegue.
Ay de ti, desdichada, ¡qué va a ser de tu
vida!
Ahora, ¿quién va a estar junto a ti? ¿quién te verá
bonita? Ahora,¿¡a quién vas a amar? ¿de quién dirás
que eres?
¿A quién besarás? ¿a quién morderás los
labios?
Pero tú, Catulo, condenado,no
sientas.
1.Como ves en este poema, a Catulo no le van ya las cosas bien con Lesbia. Ella se ha cansado. Él
sufre y promete resignarse, a la vez que le advierte
2.El poeta, sufriendo todavía el desamor, la echa de menos.
5.“Fulsere”, “brillar”, parece un infinitivo pero no lo es. ¿Qué forma es y de qué otra manera
puede decirse?