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CENIZAS ETERNAS


    Materia nacida del llanto de un susurro metálico.
    Ya casi nadie habla de aquellos días: discusión de un silencio mojado.
    Articula la certeza del sonido.
    La piel del papel estéril y amarillo y negro de cal y hielo.
    Una línea de tinta recorre las vértebras de un libro roto,
    la silla de dos patas simula caminar con muletas
    y el trasfondo de la cama y el armario
    sostienen la planimetría de lo ilusorio.
    La ventana está herida por las furiosas gotas
    que luchan en el cristal metálico de roca y diamante confuso.
    Transitoria luz y agua y
    la piel de la fruta madura
    amarga la simbiosis falsa o verdadera
    de la llave maestra.
    El hueco de aquel astro se pierde en el tiempo
    en el infinito minuto cilíndrico de sesenta y dos segundos
    demasiado redondos y obesos.
    Tal vez el hueso verde de lo eterno
    se siente en el trono, en el embudo cansado
    del techo.

    Más tarde vendrá la corte del hueco inhallable
    con sus volúmenes errantes
    y sus triángulos rectos.
    Beberé el vino amargo y ardiente
    de un cuenco africano
    y comeré el aliento del cielo infinito
    con sus nubes errantes, que saben a saliva.
    No tardará en llegar un invierno de piedra
    golpeado por el hielo blanco de mil palomas.
    Las heridas llegarán más tarde
    tal vez demasiado tarde.
    Cicatrizará la muerte balanceándose por el ceniciento crepúsculo.
    Nacerá el recuerdo de cenizas apagado
    sin rostro, vacío y enlutado.
    El alma se exalta por la perdida de horas infinitas.
    Las sombras desconocidas vagan por los umbrales
    de misteriosos ruidos,
.   misterios pétreos mutilados.
    Y los cuatro puntos cardinales se proclaman igual
    que el eco y el humo del olvido.
HUMANO METÁLICO


El cielo después fue humo
y la tierra una losa de mármol.
El hombre, el esqueleto
de fuego y la claridad humana.
El agua dilatada de impaciencia riega
la piel tersa del ausente
que mira el rumor inocente de su causa.

El vaso ahoga mis delirios
bordeando el cuello agrietado
de agonía.

Nada fue igual,
la calle estalló en lo absurdo,
la espesa niebla ocultó herida la luna
y se prolongó la memoria de ficción
en llantos de un vaso de nieve.
La fuerza de las promesas camina
por el borde de la fuente,
soplando la ceniza de los hombres incinerados.
Suena una incógnita realidad,
un gran Acorde Nocturno:
El hombre atormentado en el infinito.
  .
AUSENTE


En la mañana de ayer ocurrió algo curioso,
Fue una mañana húmeda en la que los caracoles
corrían debajo de los coches
y las casas y las ventanas meditaban sobre su futuro,
espeso, opaco y cristalino.
Los árboles rojos y amarillos,
de corteza caída, se movían o bailaban
sin razón alguna.

La calle gris manzana rodaba entre sus ángulos
mordidos por los robos de los gatos.

Nada más extraño que las miradas polvorientas
de las gentes,
               sombras ciegas,
danzando como murciélagos.

Transitaba la curiosidad de las esperanzas marchitas,
reía y lloraba la melodía rota.
Allí, en esa calle moribunda,
de polvo malgastado por la codicia,
paseaba, entre la ausencia
de un silencio de mármol gélido,
el dorado fuego de una lágrima, después del llanto tierno,
el deseo de una larga y lenta tarde de lluvia y viento.

Mi reflejo entró por el orificio metálico
                   del ausente
del inmóvil cuerpo
del tiempo.
AMOR IMSOMNE


Deja de reír el débil labio
de luna y llanto en la frágil noche
de la sabia negra del maduro tronco
de la inminencia del ayer que a duras penas alcanzo.

Quizá la gente no sepa que mi dolor se escucha
          en cataratas de hielo
(o de fuego)
A menudo tiembla mi llanto
y en la noche imagino un leve hálito
que vaga en un vaso de fiebre.

La oquedad de un abismo cercano
profundiza el rojo quebranto.
Allí la oscuridad duerme cansada de caminar sonámbula
pisando el tiempo metálico.

Tumbado de deseo amable
apuro el humo y leo la luz
de la codicia en el papel callado.

Y ella apura el trago
de la rosa marchita en el suelo mojado.
CORAZONES PERDIDOS


Aspira la luz y el aire y la bruma y el cristal empañado por el diamante,
incluso la saliva de las olas del mar espumoso.

¡Oh aquel beso de vidrio
rojo de sangre y suicidio!

¡Levanta el amor sin destino!

Calle abajo surgen dos bocas húmedas
que naufragan en el fango.
Ni siquiera sus ojos exhaustos daban luz dulcísima.
Además la luna lloraba en una fuente de ceniza y de subsueño
donde el deseo y el misterio provocan llamas.

Así el sonido del goce
se pierde en la noche eterna,
donde el amor de dos voces, de dos labios
soplan sus heridas malgastadas.
LA HUMEDAD DE LAS PALABRAS


Miro a través del llanto subterráneo
de un párpado mojado,
 y olvido el vivo retrato de la piel en el invierno
de un azote inorgánico.
El reloj de la habitación murió clavado
por las incesantes vértebras doradas.
Hablo solo y escupo la sed de mis lágrimas.

Aún llora el miedo del presagio
embistiendo el misterio
del imposible disfraz.
La angustia se defiende del acosado rostro
y el rincón del tiempo no sabe contar
sin sus sentidos.
El hombre despierta de su aletargado lenguaje
condenando el ruido de una eléctrica sílaba.

Se desliza el aire entre el mármol de sus huesos.
Vivo en las hojas muertas del otoño
encerrado en cartón piedra,
herido, sangrando palabras más allá del horizonte de la retórica.
Donde los hombres óseos
ni llegan abrid sus bocas
anclados en la órbita de una travesía
de palabras infecciosas.
LA CIUDAD DEL AYER


La ciudad del ayer bebía la sed del vaso desesperado.
La eternidad de su silencio lloraba falsas lágrimas.
Y en cada una de sus casas, de fachadas muertas y ángulos quemados,
gravitaba su futuro.

Nada más triste como la mirada final
torcida por la anatomía frágil de lo humano.

Las palomas ya no son blancas como antaño
son de metal frío
que beben en las fuentes inmóviles
y oscuras.

Se detiene el tiempo
y con él el humo de lo cotidiano.
Las gentes palidecen en el olvido,
en el viejo túnel del suicidio,
mientras se escapa un temblor frío
por el vivir inexacto de una división
invertida en el embudo del desastre.

Las piedras de la ciudad no sostienen
a las gentes curvadas
vivientes seres vivos
de venas sin billete de vuelta.

Se desmorona la serenidad de lo humano al atardecer.

                 Y crecen espectros y lámparas,
palmos de fiebre y
párpados de un futuro
ensangrentado.
UN TIEMPO IMPERFECO ROTO


Fue aquel día retardado.

La niebla soñaba en el camino pálido
y soplaba el viento del sur un aire aterciopelado.

Hoy el camino metálico se puebla de sombras ciegas.
La dimensión de un desenfocado ángulo
se refleja en el olvidado misterio
fotografiado a lo lejos.

Paseo por la angustia del recuerdo,
y dos horas después, pienso en lo irreal del momento.
Llueve marchita fiebre en un podrido minuto de sesenta y un segundos.
Quizá la luna llegue a las nueve,
en esa hora el cristal es visible
y la luz
espejo del sendero.

Más tarde caminará el retraso del pasado
y en el aire los hilos sonámbulos volarán en el tiempo,
lentamente, paso a paso,
recordando el futuro cilíndrico.
OCURRIÓ TAL VEZ


El tiempo nació más allá del atardecer del agua.
Tiempo liquido. Tiempo pétreo.
             Infinito Caos.
Tuerce la llave y abre la puerta falsa:
            vieja ilusión.

La siesta del Tiempo se moja de fantasías...
Viaje de ida y vuelta por la geografía de ciertos abismos.

Llueve
cataratas del tiempo,
gotas de minutos ausentes
y segundos raptados por el Momento.

Escucha:
el Instante pasó ayer,
su ruido sordo se bebió la vacía copa y
comió las sobras de la vida.

Hoy el Congelado Tiempo
sienta sus horas al fuego
de viajes sin retorno.
NIQUEL


Sus huesos son rocas inertes roídas por la fiebre
de su memoria.
Carne de ceniza, castigada por las llamas de sus hechos.
Extraño Hombre Retardado,
un ser de olvido y vidrio,
castigado por los látigos perennes de los hombres.

Sus lágrimas se deslizan por su ojo de metal
apagando su triste naturaleza,
ya limada por la lija del pasado.

Aquel hombre se pierde en el tiempo,
la lucha agota sus energías futuras, encerradas
en la cárcel de sus pupilas silenciosas.

Eterno en su instante
vive de la luz y el aire,
del agua en el sollozo,

y ahora yace, no se sabe si muerto.
CIERTOS SUCESOS EN EL MIRAR DE UNA VENTANA


El agua de las lumbres se apaga por los látigos rocosos
de un limite quebrado...

Y la luz hirviente del tenue crepúsculo
vaga por el espejo blanco
remando un río helado.

El miedo del presagio se cubre por el polvo grueso del sueño.

Hoy miro nieve de metal tras la ventana

cerca del viento adormecido por un niño
cerca de un eclipse total
cerca del fuego dulce de unos labios,
de la rosa ósea
de la lámina triste de un dibujo quemado
de la tarde lluviosa de otoño y la hoja seca y húmeda.

Aquél. El hombre obscuro. La Nada.
La flor colgada en telas de araña
la dulce melodía amarga
la atmósfera reducida a vidrio
Raíz, Piedra y Siglo.

(Tormentos dejados en el borrascoso suceso).

Del viaje nacerá la errante grieta hacia el olvido.
Del beso inerte en tierra verde
de la oscuridad del cielo de cenizas ausente
de la rotación de los astros en las ventanas abiertas.

Te asomas,
y tu frente ávida del beso fingido de una suave flor
y tus ojos exhiben el brillo de todo lo ocurrido.

(Memorias de ciertos momentos).
ALMA ENTRE DOS PINZAS


La lluvia caía al atardecer en mi corazón quemado,
destierro de un sol en la noche mojada,
de ceniza y hielo y ruido y
de deseos secretos y jardines colgantes.
Un pétalo vivo en la perfecta penumbra,
infortunio de una corrosión sin sentimientos.

Un color, un canto
a la pálida armonía.

Me levanto, soy eterno,
a nadie le importa ya el sabor triste y vacío del olvido.
El reloj de mi corazón descansa sentado
en los huesos del tiempo.

El ritmo no tarda
el invisible torrente vuela en trance
por las arterias de un último suspiro
transformado por lo fugaz de un deseo implacable.

Llueve en mi corazón
y en el huerto florido de fuegos.
El río sueña despacio
helado de negros quejidos
donde la niebla es poesía
y el bosque ceniza.
MATERIA DISECADA


Piedra nacida de la hoja seca y oculta,
tierra de sed y angustia mundana insepulta.
Un cuerpo geométrico cae deformado
de un libro abierto.
El ruido del silencio ensordece la calma del mar,
y el desierto obtiene una victoria corrosiva
escuchando el viento en fragmentos.

Amanece en un vaso de agua
y el tiempo se detiene detrás de una cuchara.

El espacio metálico del humo vaga
de ángulo en ángulo
esquivando las cadenas fúnebres
de lo cotidiano.

Naufragio de un planeta frenético,
rumores distraídos donde suena el pensamiento.

Oculta el silbido entre dos cuerpos enhebrados
robados por los golpes de mis manos
y vierte el liquido terrestre entre la multitud
posada en las venas de lo irreal.
RECTO HACIA (          )


La línea recta de la difícil pausa
del eco.
La arena amarga de un reloj. La arena del tiempo
perdida en el cristal sólido
de un pasado aparente, de un futuro acabado, helado por el dulce
fuego.

No acabo de comprender
la transparencia de la seda mojada
de la luz eléctrica
del humo del fuego encendido por la ausencia de pasión.

A nadie le importa ya el reloj
roto por los frutos secos de aquel sueño.

Tal vez las grietas de la codicia corran
hacia la décima página de un libro de plomo
sordomudo y roto por esa página.

Así que no quiero estar a la puesta de sol,
en el instante que el reloj
se transforme en pasado
en tenue línea circunscrita por el día.
TUMULTOS



Iniciaré mi camino fotografiando mi voz entre el tumulto
traspasado por el ruido
Caminarán las gentes en estrechas aceras de barro
El cementerio se dormirá entre las nubes ahogadas
por el incomprensible aguacero de hojalata

Sueños... Yo duermo.
Yo despierto,
y observo el hombre de metal
comido por los gusanos
y arrinconado por la fiebre

Las gargantas de los hombres
se afilan al paso de los reptiles

Las escaleras son planas y viajan...
Y suben y bajan, de cristal fino o cemento
acero y aluminio

Entonces el cielo se puso herido
por los mordiscos de los rayos
Y la sangre brotó
en las chimeneas mudas.

Una violencia aritmética recorre ahora
las líneas curvas del asfalto
donde el triste mendigo asola los rincones orinados y
exprimidos por el pálido vértigo.

Y corro hacia el oculto mercurio intacto.

El fuego y el tiempo lo destruirán todo
la realidad, el sueño
el viento y el minúsculo olvido
CREPÚSCULO CUANDO NIEVA



Y oscurece más que nunca La niebla gris duerme en el atardecer
caído Todo obscuro, todo frío Todo
y nada El crepúsculo se desangra

Corro, la luna corre, la luna llora y se agrieta
y descansa sobre un fondo de telas de araña Me paro Descanso
tumbado en el metal de lo humano
cegado de tristes y turbios sueños y charcos

Grito a la oscuridad de ciertos humos
sombras, ruidos Momentos negros en cuclillas
y escondidos

Y grito y mi eco
golpea al vacío

(              )

roto de silencios
y suaves silbidos
METAMORFOSIS


El hombre Y llueve,
pasea herido de muerte
bajo un cielo gris de palomas
ceniza esparcida por el viento

Llueve tenuemente Y mi sangre vertida se desliza
en la recta calle oscura
mojada de recuerdos fúnebres
de luz, ceniza y rosa Y en
la lenta calle
un descolorido telón
pétalos de mi sangre

Recuerdos derrochados por un suelo
de silencios turbios
diluidos, cristalizados, oxidados
por la transparencia de mi lengua ensangrentada

Las ruinas del agua
vuelan caídas
tan bajas como mis pisadas

Mi fiebre ya mustia no detiene mi camino
y sigue lloviendo
limpiando mis hombros
y mis limites perdidos

Viaja el agua y el tiempo Y en el trayecto asisto
al goteo de cien agujas
astilladas por ladridos y miradas

Metamorfosis:
agua, ceniza, barro metálico Luz siempre Noche y
la sangre a borbotones El hombre Aquí
Yace
MIRANDO MÁS CERCA



Sólo a veces observo
la agitación incesante de la vida
de ciertos momentos astillados
por vuelos dulces y amargos y Espero
el viento
irrumpe áspero

El hombre, camina el mundo
crecido de semilla de luz, de raíz o de soplo
Pasará una mascara inerte
en un reguero de silencio
El infinito asciende en oleaje
y un goteo de llantos de espuma
se desparrama en un espacio abovedado

Transita el verbo
asfixiado por una nítida penumbra

Diluvio de un rebaño de hombres
de formas, de lunas, de relojes
Y me siento El aire se enreda
ya es otoño

Van y vienen
y yo observando
y esperando
tal vez el enigma frágil y empolvado
de unos huesos de piedra, de humo, de metal
de lluvia, de verdad, de hombre

La noche cae en el cristal vacío
una oscura materia
mitad brasa
mitad ceniza
SENTIMIENTO


Mi sentimiento nació partido
entre la oscuridad
y el vacío llanto
Entre el humano musgo del quemado bosque
y los últimos escombros de la ciudad podrida


Alguien corre bajo la lluvia
cataratas heridas por las lágrimas
baños de dolor

Nunca has sabido mi sufrimiento

Sólo el cristal y el acero
recorren mis precipicios
Y sólo el tiempo y las agujas de mi reloj
me comprenden


Aquel hombre pasea perdido
entre triángulos y rectángulos
y charcos obtusos
Mi reflejo y su reflejo
se reflejan en un abismo

 El                                                        n
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sigue transportando fugaz mis yertos s
FUTURO (IN)HUMANO

Recorrerá el camino siniestro
un cadáver inmundo
entre la nebulosa
y el espacio profundo del caos Muy lejos
el cadáver
de ceniza y de olvido,
con su visión sombría del mundo,
mirará a través de los sueños pálidos y fúnebres
y vagará por los ríos de lágrimas amargas de los mortales

Desgarrará el aire herido por el humo
Destruirá cristales y espejos en ruinas
Descenderá por los abismos del tiempo
y por las fosas de mármol antiguo

Su memoria
encarna una esfinge de metal espeso La ciudad
dormirá en una tumba de silencio Y las bóvedas desnudas de
inmortalidad
resucitarán del eterno vacío

El cadáver sigue su camino de suicidios y gusanos

¡La tempestad y el negro sepulcro de mal!

El relámpago mojado tiembla sobre las mentes frías
del pasado
Volverá con furor en una metamorfosis de fiebre
o como la hidra de Lerna

Sigue caminando
El viento del miedo sangra muerte en el tormento humano
BLANCO


En lo alto Muy alto
la comitiva fúnebre del invierno en su ataúd
Un lienzo rasgado por el frío
Un vuelo frío de palomas blancas

Más alto aún
una urna vertía
cristal gris
y humo eterno
por un verdugo helado y negro

Ciego crepúsculo nocturno
horrible féretro enfermizo

Y metal, luz y mármol Y la sima
o el abismo espumoso del condenado

Oh efímero invierno metálico
abre la losa
y arrastra mi alma
cal sufrida entre huesos y gusanos
DESPUÉS DE...


La luz vino después

El llanto de Aquél diluyó la ceniza
del crepúsculo

El fuego, negro quebranto, del pecado
recorrió la línea pétrea de los vivos...

Nadie pudo salvarse...

Tristemente alguien corre detrás de sus pasos
entre las columnas de acero
ACRÓPOLIS



Fui Lejos... Allí.

Al Templo Inerte
de pálida piedra.

Abriendo las Puertas del inmóvil y oscuro Abismo
entre gruesa niebla
y confusos sueños.

Aquí, el silencio calla y se multiplica
desparramándose por las laderas.

Vi en lo Alto
un viejo sauce
de ramas blancas

Aquí el cielo es cristal roto,
aquí el sueño medita,
y la soledad
y el tiempo
configuran una línea recta.

Las pálidas mentes
suben y bajan desmemoriadas
la sagrada colina.

Se respira luz y humo,
y los hombres no son hombres
son sombras irreales
ausentes de contacto.

 ...Y regresé desconocido.
DESCONOCIDO



Ilimitado anhelo de sosiego...
Y vago en un instante eterno.

Mi inexistencia indivisible nació
en un desvanecido
silencio
             silencioso.

El imperceptible viento...
La luz, las sombras ínfimas
y los espejos de espuma.

Se despliega la transparencia
del aire
nocturno testimonio de la distancia secreta.

Me oculto en un ritmo de llantos.

El vacío refleja mi ausencia. Inmóvil.
El cielo inmutable casi frágil.

El vértigo irreductible tiembla
en mi áspero camino,
y a la orilla vago...
Tal vez beba mi alma en el Leteo
cristales de sal, de agua
y de ceniza.
              No recuerdo.
Humano metálico (1995 1997)

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Humano metálico (1995 1997)

  • 1. CENIZAS ETERNAS Materia nacida del llanto de un susurro metálico. Ya casi nadie habla de aquellos días: discusión de un silencio mojado. Articula la certeza del sonido. La piel del papel estéril y amarillo y negro de cal y hielo. Una línea de tinta recorre las vértebras de un libro roto, la silla de dos patas simula caminar con muletas y el trasfondo de la cama y el armario sostienen la planimetría de lo ilusorio. La ventana está herida por las furiosas gotas que luchan en el cristal metálico de roca y diamante confuso. Transitoria luz y agua y la piel de la fruta madura amarga la simbiosis falsa o verdadera de la llave maestra. El hueco de aquel astro se pierde en el tiempo en el infinito minuto cilíndrico de sesenta y dos segundos demasiado redondos y obesos. Tal vez el hueso verde de lo eterno se siente en el trono, en el embudo cansado del techo. Más tarde vendrá la corte del hueco inhallable con sus volúmenes errantes y sus triángulos rectos. Beberé el vino amargo y ardiente de un cuenco africano y comeré el aliento del cielo infinito con sus nubes errantes, que saben a saliva. No tardará en llegar un invierno de piedra golpeado por el hielo blanco de mil palomas. Las heridas llegarán más tarde tal vez demasiado tarde. Cicatrizará la muerte balanceándose por el ceniciento crepúsculo. Nacerá el recuerdo de cenizas apagado sin rostro, vacío y enlutado. El alma se exalta por la perdida de horas infinitas. Las sombras desconocidas vagan por los umbrales de misteriosos ruidos, . misterios pétreos mutilados. Y los cuatro puntos cardinales se proclaman igual que el eco y el humo del olvido.
  • 2. HUMANO METÁLICO El cielo después fue humo y la tierra una losa de mármol. El hombre, el esqueleto de fuego y la claridad humana. El agua dilatada de impaciencia riega la piel tersa del ausente que mira el rumor inocente de su causa. El vaso ahoga mis delirios bordeando el cuello agrietado de agonía. Nada fue igual, la calle estalló en lo absurdo, la espesa niebla ocultó herida la luna y se prolongó la memoria de ficción en llantos de un vaso de nieve. La fuerza de las promesas camina por el borde de la fuente, soplando la ceniza de los hombres incinerados. Suena una incógnita realidad, un gran Acorde Nocturno: El hombre atormentado en el infinito. .
  • 3. AUSENTE En la mañana de ayer ocurrió algo curioso, Fue una mañana húmeda en la que los caracoles corrían debajo de los coches y las casas y las ventanas meditaban sobre su futuro, espeso, opaco y cristalino. Los árboles rojos y amarillos, de corteza caída, se movían o bailaban sin razón alguna. La calle gris manzana rodaba entre sus ángulos mordidos por los robos de los gatos. Nada más extraño que las miradas polvorientas de las gentes, sombras ciegas, danzando como murciélagos. Transitaba la curiosidad de las esperanzas marchitas, reía y lloraba la melodía rota. Allí, en esa calle moribunda, de polvo malgastado por la codicia, paseaba, entre la ausencia de un silencio de mármol gélido, el dorado fuego de una lágrima, después del llanto tierno, el deseo de una larga y lenta tarde de lluvia y viento. Mi reflejo entró por el orificio metálico del ausente del inmóvil cuerpo del tiempo.
  • 4. AMOR IMSOMNE Deja de reír el débil labio de luna y llanto en la frágil noche de la sabia negra del maduro tronco de la inminencia del ayer que a duras penas alcanzo. Quizá la gente no sepa que mi dolor se escucha en cataratas de hielo (o de fuego) A menudo tiembla mi llanto y en la noche imagino un leve hálito que vaga en un vaso de fiebre. La oquedad de un abismo cercano profundiza el rojo quebranto. Allí la oscuridad duerme cansada de caminar sonámbula pisando el tiempo metálico. Tumbado de deseo amable apuro el humo y leo la luz de la codicia en el papel callado. Y ella apura el trago de la rosa marchita en el suelo mojado.
  • 5. CORAZONES PERDIDOS Aspira la luz y el aire y la bruma y el cristal empañado por el diamante, incluso la saliva de las olas del mar espumoso. ¡Oh aquel beso de vidrio rojo de sangre y suicidio! ¡Levanta el amor sin destino! Calle abajo surgen dos bocas húmedas que naufragan en el fango. Ni siquiera sus ojos exhaustos daban luz dulcísima. Además la luna lloraba en una fuente de ceniza y de subsueño donde el deseo y el misterio provocan llamas. Así el sonido del goce se pierde en la noche eterna, donde el amor de dos voces, de dos labios soplan sus heridas malgastadas.
  • 6. LA HUMEDAD DE LAS PALABRAS Miro a través del llanto subterráneo de un párpado mojado, y olvido el vivo retrato de la piel en el invierno de un azote inorgánico. El reloj de la habitación murió clavado por las incesantes vértebras doradas. Hablo solo y escupo la sed de mis lágrimas. Aún llora el miedo del presagio embistiendo el misterio del imposible disfraz. La angustia se defiende del acosado rostro y el rincón del tiempo no sabe contar sin sus sentidos. El hombre despierta de su aletargado lenguaje condenando el ruido de una eléctrica sílaba. Se desliza el aire entre el mármol de sus huesos. Vivo en las hojas muertas del otoño encerrado en cartón piedra, herido, sangrando palabras más allá del horizonte de la retórica. Donde los hombres óseos ni llegan abrid sus bocas anclados en la órbita de una travesía de palabras infecciosas.
  • 7. LA CIUDAD DEL AYER La ciudad del ayer bebía la sed del vaso desesperado. La eternidad de su silencio lloraba falsas lágrimas. Y en cada una de sus casas, de fachadas muertas y ángulos quemados, gravitaba su futuro. Nada más triste como la mirada final torcida por la anatomía frágil de lo humano. Las palomas ya no son blancas como antaño son de metal frío que beben en las fuentes inmóviles y oscuras. Se detiene el tiempo y con él el humo de lo cotidiano. Las gentes palidecen en el olvido, en el viejo túnel del suicidio, mientras se escapa un temblor frío por el vivir inexacto de una división invertida en el embudo del desastre. Las piedras de la ciudad no sostienen a las gentes curvadas vivientes seres vivos de venas sin billete de vuelta. Se desmorona la serenidad de lo humano al atardecer. Y crecen espectros y lámparas, palmos de fiebre y párpados de un futuro ensangrentado.
  • 8. UN TIEMPO IMPERFECO ROTO Fue aquel día retardado. La niebla soñaba en el camino pálido y soplaba el viento del sur un aire aterciopelado. Hoy el camino metálico se puebla de sombras ciegas. La dimensión de un desenfocado ángulo se refleja en el olvidado misterio fotografiado a lo lejos. Paseo por la angustia del recuerdo, y dos horas después, pienso en lo irreal del momento. Llueve marchita fiebre en un podrido minuto de sesenta y un segundos. Quizá la luna llegue a las nueve, en esa hora el cristal es visible y la luz espejo del sendero. Más tarde caminará el retraso del pasado y en el aire los hilos sonámbulos volarán en el tiempo, lentamente, paso a paso, recordando el futuro cilíndrico.
  • 9. OCURRIÓ TAL VEZ El tiempo nació más allá del atardecer del agua. Tiempo liquido. Tiempo pétreo. Infinito Caos. Tuerce la llave y abre la puerta falsa: vieja ilusión. La siesta del Tiempo se moja de fantasías... Viaje de ida y vuelta por la geografía de ciertos abismos. Llueve cataratas del tiempo, gotas de minutos ausentes y segundos raptados por el Momento. Escucha: el Instante pasó ayer, su ruido sordo se bebió la vacía copa y comió las sobras de la vida. Hoy el Congelado Tiempo sienta sus horas al fuego de viajes sin retorno.
  • 10. NIQUEL Sus huesos son rocas inertes roídas por la fiebre de su memoria. Carne de ceniza, castigada por las llamas de sus hechos. Extraño Hombre Retardado, un ser de olvido y vidrio, castigado por los látigos perennes de los hombres. Sus lágrimas se deslizan por su ojo de metal apagando su triste naturaleza, ya limada por la lija del pasado. Aquel hombre se pierde en el tiempo, la lucha agota sus energías futuras, encerradas en la cárcel de sus pupilas silenciosas. Eterno en su instante vive de la luz y el aire, del agua en el sollozo, y ahora yace, no se sabe si muerto.
  • 11. CIERTOS SUCESOS EN EL MIRAR DE UNA VENTANA El agua de las lumbres se apaga por los látigos rocosos de un limite quebrado... Y la luz hirviente del tenue crepúsculo vaga por el espejo blanco remando un río helado. El miedo del presagio se cubre por el polvo grueso del sueño. Hoy miro nieve de metal tras la ventana cerca del viento adormecido por un niño cerca de un eclipse total cerca del fuego dulce de unos labios, de la rosa ósea de la lámina triste de un dibujo quemado de la tarde lluviosa de otoño y la hoja seca y húmeda. Aquél. El hombre obscuro. La Nada. La flor colgada en telas de araña la dulce melodía amarga la atmósfera reducida a vidrio Raíz, Piedra y Siglo. (Tormentos dejados en el borrascoso suceso). Del viaje nacerá la errante grieta hacia el olvido. Del beso inerte en tierra verde de la oscuridad del cielo de cenizas ausente de la rotación de los astros en las ventanas abiertas. Te asomas, y tu frente ávida del beso fingido de una suave flor y tus ojos exhiben el brillo de todo lo ocurrido. (Memorias de ciertos momentos).
  • 12. ALMA ENTRE DOS PINZAS La lluvia caía al atardecer en mi corazón quemado, destierro de un sol en la noche mojada, de ceniza y hielo y ruido y de deseos secretos y jardines colgantes. Un pétalo vivo en la perfecta penumbra, infortunio de una corrosión sin sentimientos. Un color, un canto a la pálida armonía. Me levanto, soy eterno, a nadie le importa ya el sabor triste y vacío del olvido. El reloj de mi corazón descansa sentado en los huesos del tiempo. El ritmo no tarda el invisible torrente vuela en trance por las arterias de un último suspiro transformado por lo fugaz de un deseo implacable. Llueve en mi corazón y en el huerto florido de fuegos. El río sueña despacio helado de negros quejidos donde la niebla es poesía y el bosque ceniza.
  • 13. MATERIA DISECADA Piedra nacida de la hoja seca y oculta, tierra de sed y angustia mundana insepulta. Un cuerpo geométrico cae deformado de un libro abierto. El ruido del silencio ensordece la calma del mar, y el desierto obtiene una victoria corrosiva escuchando el viento en fragmentos. Amanece en un vaso de agua y el tiempo se detiene detrás de una cuchara. El espacio metálico del humo vaga de ángulo en ángulo esquivando las cadenas fúnebres de lo cotidiano. Naufragio de un planeta frenético, rumores distraídos donde suena el pensamiento. Oculta el silbido entre dos cuerpos enhebrados robados por los golpes de mis manos y vierte el liquido terrestre entre la multitud posada en las venas de lo irreal.
  • 14. RECTO HACIA ( ) La línea recta de la difícil pausa del eco. La arena amarga de un reloj. La arena del tiempo perdida en el cristal sólido de un pasado aparente, de un futuro acabado, helado por el dulce fuego. No acabo de comprender la transparencia de la seda mojada de la luz eléctrica del humo del fuego encendido por la ausencia de pasión. A nadie le importa ya el reloj roto por los frutos secos de aquel sueño. Tal vez las grietas de la codicia corran hacia la décima página de un libro de plomo sordomudo y roto por esa página. Así que no quiero estar a la puesta de sol, en el instante que el reloj se transforme en pasado en tenue línea circunscrita por el día.
  • 15. TUMULTOS Iniciaré mi camino fotografiando mi voz entre el tumulto traspasado por el ruido Caminarán las gentes en estrechas aceras de barro El cementerio se dormirá entre las nubes ahogadas por el incomprensible aguacero de hojalata Sueños... Yo duermo. Yo despierto, y observo el hombre de metal comido por los gusanos y arrinconado por la fiebre Las gargantas de los hombres se afilan al paso de los reptiles Las escaleras son planas y viajan... Y suben y bajan, de cristal fino o cemento acero y aluminio Entonces el cielo se puso herido por los mordiscos de los rayos Y la sangre brotó en las chimeneas mudas. Una violencia aritmética recorre ahora las líneas curvas del asfalto donde el triste mendigo asola los rincones orinados y exprimidos por el pálido vértigo. Y corro hacia el oculto mercurio intacto. El fuego y el tiempo lo destruirán todo la realidad, el sueño el viento y el minúsculo olvido
  • 16. CREPÚSCULO CUANDO NIEVA Y oscurece más que nunca La niebla gris duerme en el atardecer caído Todo obscuro, todo frío Todo y nada El crepúsculo se desangra Corro, la luna corre, la luna llora y se agrieta y descansa sobre un fondo de telas de araña Me paro Descanso tumbado en el metal de lo humano cegado de tristes y turbios sueños y charcos Grito a la oscuridad de ciertos humos sombras, ruidos Momentos negros en cuclillas y escondidos Y grito y mi eco golpea al vacío ( ) roto de silencios y suaves silbidos
  • 17. METAMORFOSIS El hombre Y llueve, pasea herido de muerte bajo un cielo gris de palomas ceniza esparcida por el viento Llueve tenuemente Y mi sangre vertida se desliza en la recta calle oscura mojada de recuerdos fúnebres de luz, ceniza y rosa Y en la lenta calle un descolorido telón pétalos de mi sangre Recuerdos derrochados por un suelo de silencios turbios diluidos, cristalizados, oxidados por la transparencia de mi lengua ensangrentada Las ruinas del agua vuelan caídas tan bajas como mis pisadas Mi fiebre ya mustia no detiene mi camino y sigue lloviendo limpiando mis hombros y mis limites perdidos Viaja el agua y el tiempo Y en el trayecto asisto al goteo de cien agujas astilladas por ladridos y miradas Metamorfosis: agua, ceniza, barro metálico Luz siempre Noche y la sangre a borbotones El hombre Aquí Yace
  • 18. MIRANDO MÁS CERCA Sólo a veces observo la agitación incesante de la vida de ciertos momentos astillados por vuelos dulces y amargos y Espero el viento irrumpe áspero El hombre, camina el mundo crecido de semilla de luz, de raíz o de soplo Pasará una mascara inerte en un reguero de silencio El infinito asciende en oleaje y un goteo de llantos de espuma se desparrama en un espacio abovedado Transita el verbo asfixiado por una nítida penumbra Diluvio de un rebaño de hombres de formas, de lunas, de relojes Y me siento El aire se enreda ya es otoño Van y vienen y yo observando y esperando tal vez el enigma frágil y empolvado de unos huesos de piedra, de humo, de metal de lluvia, de verdad, de hombre La noche cae en el cristal vacío una oscura materia mitad brasa mitad ceniza
  • 19. SENTIMIENTO Mi sentimiento nació partido entre la oscuridad y el vacío llanto Entre el humano musgo del quemado bosque y los últimos escombros de la ciudad podrida Alguien corre bajo la lluvia cataratas heridas por las lágrimas baños de dolor Nunca has sabido mi sufrimiento Sólo el cristal y el acero recorren mis precipicios Y sólo el tiempo y las agujas de mi reloj me comprenden Aquel hombre pasea perdido entre triángulos y rectángulos y charcos obtusos Mi reflejo y su reflejo se reflejan en un abismo El n v e t i i o e m s n i t t o n e sigue transportando fugaz mis yertos s
  • 20. FUTURO (IN)HUMANO Recorrerá el camino siniestro un cadáver inmundo entre la nebulosa y el espacio profundo del caos Muy lejos el cadáver de ceniza y de olvido, con su visión sombría del mundo, mirará a través de los sueños pálidos y fúnebres y vagará por los ríos de lágrimas amargas de los mortales Desgarrará el aire herido por el humo Destruirá cristales y espejos en ruinas Descenderá por los abismos del tiempo y por las fosas de mármol antiguo Su memoria encarna una esfinge de metal espeso La ciudad dormirá en una tumba de silencio Y las bóvedas desnudas de inmortalidad resucitarán del eterno vacío El cadáver sigue su camino de suicidios y gusanos ¡La tempestad y el negro sepulcro de mal! El relámpago mojado tiembla sobre las mentes frías del pasado Volverá con furor en una metamorfosis de fiebre o como la hidra de Lerna Sigue caminando El viento del miedo sangra muerte en el tormento humano
  • 21. BLANCO En lo alto Muy alto la comitiva fúnebre del invierno en su ataúd Un lienzo rasgado por el frío Un vuelo frío de palomas blancas Más alto aún una urna vertía cristal gris y humo eterno por un verdugo helado y negro Ciego crepúsculo nocturno horrible féretro enfermizo Y metal, luz y mármol Y la sima o el abismo espumoso del condenado Oh efímero invierno metálico abre la losa y arrastra mi alma cal sufrida entre huesos y gusanos
  • 22. DESPUÉS DE... La luz vino después El llanto de Aquél diluyó la ceniza del crepúsculo El fuego, negro quebranto, del pecado recorrió la línea pétrea de los vivos... Nadie pudo salvarse... Tristemente alguien corre detrás de sus pasos entre las columnas de acero
  • 23. ACRÓPOLIS Fui Lejos... Allí. Al Templo Inerte de pálida piedra. Abriendo las Puertas del inmóvil y oscuro Abismo entre gruesa niebla y confusos sueños. Aquí, el silencio calla y se multiplica desparramándose por las laderas. Vi en lo Alto un viejo sauce de ramas blancas Aquí el cielo es cristal roto, aquí el sueño medita, y la soledad y el tiempo configuran una línea recta. Las pálidas mentes suben y bajan desmemoriadas la sagrada colina. Se respira luz y humo, y los hombres no son hombres son sombras irreales ausentes de contacto. ...Y regresé desconocido.
  • 24. DESCONOCIDO Ilimitado anhelo de sosiego... Y vago en un instante eterno. Mi inexistencia indivisible nació en un desvanecido silencio silencioso. El imperceptible viento... La luz, las sombras ínfimas y los espejos de espuma. Se despliega la transparencia del aire nocturno testimonio de la distancia secreta. Me oculto en un ritmo de llantos. El vacío refleja mi ausencia. Inmóvil. El cielo inmutable casi frágil. El vértigo irreductible tiembla en mi áspero camino, y a la orilla vago... Tal vez beba mi alma en el Leteo cristales de sal, de agua y de ceniza. No recuerdo.