1. Lina María Espinosa Gómez
Biografía: Juan Rulfo
03/04/2009
Juan Rulfo: su obra, perfil de una triste infancia
“Me llamo Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno. Me apilaron todos
los nombres de mis antepasados paternos y maternos, como si fuera el vástago
de una racimo de plátanos y aunque sienta cierta preferencia por el verbo
arracimar, me hubiera gustado un nombre más sencillo” – Juan Rulfo.
A este taciturno autor le bastó con escribir dos libros para ser reconocido mundialmente por su
ingenio narrativo y su agudeza literaria. En su breve obra logró exponer las singularidades de la cultura
mexicana durante la época de la revolución. En sus argumentos, no glorificaba la revuelta ni condenaba
el Porfiriato, sino que hacía una crítica desencantada de lo violento que puede ser el campo en la vida
de sus habitantes. Uno de los temas recurrentes en su obra es la ausencia del padre o la difícil relación
filial. Esto hace pensar a muchos que, a través de la literatura, el autor pudo enfrentar y resolver
algunos traumas de su dura infancia.
Los hechos que transformaron su historia
Nació el 16 de mayo de 1918 en Apulco, un pueblo no muy conocido del estado de Jalisco,
México. Al poco tiempo de su nacimiento sus padres decidieron marcharse debido al incremento de
violencia en la zona. Se establecieron en San Gabriel, donde el autor pasó toda su infancia. Esta pequeña
villa rural fue el epicentro de una revuelta armada por parte de los habitantes que se oponían a las leyes
promulgadas por el gobierno para subordinar a la Iglesia, conocida como la revolución cristera. Allí,
sucedieron dos hechos que marcaron la vida y la obra de Rulfo. El 23 de junio de 1923 su padre murió
asesinado de un disparo en la nuca, por parte de Guadalupe Navas, hijo del presidente de otro pueblo.
Navas nunca pagó por su crimen ya que gozaba de un puesto privilegiado en el pueblo. “En la familia
Pérez Rulfo nunca hubo mucha paz; todos morían temprano… y todos eran asesinados por la espalda… a
la edad de 33 años” afirmó el autor en el libro Juan Rulfo: autobiografía armada.
Rulfo y sus tres hermanos quedaron huérfanos en noviembre de 1930, mes en el que murió su
madre de un paro cardiaco. Los hermanos fueron separados, dos de ellos se fueron con su abuela
paterna a otra ciudad y Juan y Severino permanecieron con su abuela materna en San Gabriel. De esa
etapa de su vida, el autor afirma que lo único que aprendió fue a deprimirse, “fue una de la épocas en
las que me encontré yo más solo y donde conseguí un estado depresivo que todavía (1977) no se me
puede curar”. Ese mismo año, Rulfo fue enviado a un orfanato católico en la capital de Jalisco, donde
incrementó su vocación por la lectura.
A los dieciséis años intentó ingresar en la Universidad de Guadalajara, pero no pudo hacerlo
porque la universidad entró en huelga. Hubo muchas manifestaciones por parte de los estudiantes que
causaron muertos y heridos. Poco después, decidió viajar a la capital del país para inscribirse en la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de México, pero no aprobó los exámenes de
ingreso: “Se suponía que iba a estudiar la carrera de abogado, que mi abuelo era abogado, y alguno
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Biografía: Juan Rulfo
03/04/2009
tenía que usar su biblioteca. Pero había pasado mucho tiempo y algunas de las materias las había
olvidado. No pude pasar el examen extraordinario al que nos sometían”. No obstante, Rulfo acudió
como oyente a algunas clases.
Comenzó a trabajar en la Secretaría del Gobierno como agente de inmigración. En ese trabajo
tuvo la oportunidad de viajar por todo México y conocer a fondo las diversas culturas de su país. “Sí,
pescaba extranjeros. Pernicioooosos… una tarea policíaca. Era molesto, pero… había mucha libertad…
uno podía movilizarse fácilmente” declaró el autor. Allí conoció al escritor Efrén Hernández y compartió
con él su amor por las letras. A partir de entonces se empezó a saber de su actividad literaria. En 1940,
Hernández llevó a la revista Romance algunos fragmentos de la novela de Rulfo El hijo del desaliento.
Pero no se publicó ninguno y hoy sólo se conserva el titulado Un pedazo de la noche. Este fracaso no
desalentó la carrera del autor y en 1945 publicó su primer cuento La vida no es muy seria en sus cosas
en la revista América. Ese mismo año la revista Pan difundió los relatos Nos han dado la tierra y
Macario, que después formaron parte de su libro de cuentos El llano en llamas.
En 1947, en una carta a su entonces novia, Clara Aparicio Reyes, le contó que intentaba escribir
“algo” que se llamaría Una estrella junto a la luna, que luego se convirtió en su única novela. “Aquella
novela que escribí muy joven… que trataba de la soledad… soledad en la que yo había vivido, no en la
ciudad de México, pero desde hace muchos años, desde que estuve en el orfanatorio”- Rulfo. También
le reveló su actividad como fotógrafo aficionado, trabajo que difundió en la guía ilustrada Caminos de
México y en su libro de fotografía Ultramundo. Se sabe muy poco de ésta última faceta del artista, pero
“en sus imágenes mostró a la gente tal y como era”, afirmó el profesor de literatura estadounidense y
actual promotor de sus fotos, Lon Pearson. En sus fotos se puede apreciar un México desértico, triste,
solitario; imágenes que influyeron en su peculiar estilo literario. En abril de 1948, Rulfo contrajo
matrimonio con Clara Aparicio con la que tuvo cuatro hijos.
En 1952, con 34 años, Juan Rulfo recibió una beca del Centro Mexicano de Escritores. Renunció
a su trabajo y, finalmente, decidió dedicarse de lleno a la escritura. Un año más tarde publicó su
colección de cuentos El llano en llamas, y en 1955 su única novela, con el nombre de Pedro Páramo.
Ambas obras despertaron la admiración internacional y le valieron muchos galardones, entre ellos el
Premio Nacional de la Literatura en México, y en España la distinción del Príncipe de Asturias.
Simultáneamente, distribuyó sus cuentos en diversos periódicos del país y varios fueron adaptados en
películas como El gallo de oro y La fórmula secreta. En diversas ocasiones, el autor comunicó que estaba
preparando un libro de relatos y otra novela titulada La Cordillera. Sin embargo, su perfeccionismo le
llevó a destruir muchos escritos y no volvió a publicar libro alguno.
En 1980 recibió un homenaje nacional en el Palacio de Bellas Artes en México, ciudad en la que
falleció seis años más tarde, el 7 de enero de 1986 de un cáncer de pulmón.
La dimensión de su creación
En las dos obras de Rulfo se percibe una inmensa soledad y mucha melancolía. Estos dos
sentimientos definen, sin duda alguna, la sombría personalidad del autor. Otra de las grandes
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peculiaridades de su narrativa fue la síntesis, no sólo en su manera de escribir, sino también en su
trayectoria artística. “Este autor se sometió al mutismo que parecía llevar dentro de sí, al largo silencio
que se convirtió, paradójicamente, en su lenguaje más poderoso ya que obligó a sus lectores a
concentrar la atención en lo único que había escrito, sus dos obras incomparables: Pedro Páramo y El
llano en llamas”, afirma Jorge Rufinelli en el prólogo de la obra Juan Rulfo: Antología Personal.
A pesar de que la producción literaria de Juan Rulfo fue escasa, ha sido aclamada mundialmente
por su perfección. Su originalidad le ha hecho merecedor de una continua admiración y su influencia se
percibe en la narrativa de muchos de los escritores latinoamericanos. Entre sus admiradores se destacan
autores como, Gabriel García Márquez y Jorge Luis Borges.