Este poema describe a un gatito blanco y rubio llamado Serafín que le pertenecía al yo lírico. Serafín solía dormir enrollado en un sillón, donde una amiga de la madre del yo lírico lo aplastó accidentalmente al sentarse sin ponerse sus lentes.
1. Mi Gatito Serafín Yo tenía un gatito, blanco, rubio, ¡tan bonito! se llamaba Serafín.
2. Y ¿por qué os reís? ¿Acaso un gato no se puede llamar así? Pues su nombre es muy bonito,está puesto por mí. Por las tardes se dormía enroscado en un sillón y al mirarlo desde lejos parecía un almohadón.
3. Llegó un día de visita una amiga de mamá, tan cortísima de vista que no veía casi allá. ...Entró a la sala la vieja...con los lentes sin poner, y en el sillón de mi gato... ¡Plum! se dejó caer.
4. Cuando me acuerdo lloro, y cómo no he de llorar, si aplastó a mi pobre gato, por delante y por detrás.
5. Profundo agradecimiento a la profesora Rosmary, quien enseñó a mi hija Laura Sofía ésta hermosa poesía, en el grado Pre Jardín, en el Preescolar “Laureles de Terranova”. La recordamos con mucho cariño.