Carlos II, último rey de la casa de los Habsburgo en España, nació enfermizo y débil debido a los matrimonios consanguíneos de sus antecesores. Gobernó entre 1675 y 1700 pero dejó el poder real en manos de varios validos. Murió sin descendencia y esto provocó una disputa por la sucesión que involucró a las principales potencias europeas y que finalmente dejó el trono español en manos de Felipe V de la casa de Borbón.