El Palacio de la Infanta fue construido por Teresa de Vallabriga y Luis de Borbón y solo queda en pie su patio. El segundo dueño fue un banquero que lo abandonó tras varios incendios, y más tarde fue desmontado y llevado a Francia antes de ser comprado e Ibercaja en 1957. Los historiadores dedujeron que el patio representa la carta astral de la boda a través de las figuras y decoraciones de las columnas.