2. La mineralización de la matriz ósea crece
marcadamente, a nivel de todo el esqueleto, desde la
infancia hasta la adolescencia. Después, la masa ósea
retarda su crecimiento en la medida que avanza la
adolescencia y hasta adquirir el pico de masa ósea. A
partir de la edad adulta el hueso sólo prolifera de forma
natural en caso de fractura que necesita reparación.
3. Los beneficios del ejercicio físico sobre la densidad
ósea se producen, sobre todo, en las primeras
etapas de la vida. Estos beneficios, en el sentido
de incremento de la densidad mineral ósea, se van
diluyendo en la medida en que van pasando los
años, y los incrementos de masa ósea
relacionados con el ejercicio físico son raros una
vez que se han superado los 50 años de edad. En
etapas posteriores los beneficios del ejercicio físico
para el hueso se traducen en una menor pérdida
de masa ósea, es decir, estarían más en relación al
efecto de ahorro que de ganancia.
4. CAPITAL ÓSEO
La actividad física, mediante las tensiones
mecánicas que ejerce sobre el esqueleto, induce la
formación de tejido óseo. La práctica física actúa a
la vez sobre la masa ósea, su densidad y su
textura.
5. AUMENTO DE LA RESISTENCIA A LAS
FRACTURAS
La actividad física aporta beneficios sobre las
propiedades mecánicas de los huesos aumentando
la resistencia a la fractura.
6. UNA MAYOR RESISTENCIA DE LOS
LIGAMENTOS Y TENDONES
La actividad física aporta una mayor resistencia a
los ligamentos y tendones.
7. EN LOS NIÑOS
Durante el crecimiento, la actividad física juega un
papel importante en la adquisición del capital óseo,
particularmente en niños de entre 10 y 18 años (las
actividades con impactos o tensiones son más
eficaces)
8. Practicarla lo más precozmente posible
Cuanto más se practique y de forma más precoz,
mayor será su influencia sobre el capital óseo.
Cuanto más variadas sean las tensiones
mecánicas y más prolongadas sean las
contracciones durante la marcha o la carrera,
mayor será la formación de hueso.
Este efecto ha sido particularmente observado en
los niños en fase de pre-puberal y más al principio
que al final de la pubertad.
Practicar múltiples actividades
La práctica deportiva de diferentes actividades
parece comportar un mayor beneficio durante el
crecimiento.
9. EN LA MUJER
En la mujer, después de una pérdida masiva de
masa ósea los primeros años después de la
llegada de la menopausia, la pérdida media se
sitúa alrededor del 1% por año.
Según el equipo del INSERM, un análisis reciente
que recopila el conjunto de las publicaciones entre
1966 y 1996 muestra de manera significativa que la
práctica regular de actividad física puede prevenir,
incluso invertir, esta pérdida ósea ligada al
envejecimiento, tanto a nivel vertebral como a nivel
del cuello femoral.
10. EN PERSONAS DE MÁS DE 70 AÑOS
La actividad física previene la pérdida de masa
muscular debida al envejecimiento
Una disminución de la pérdida ósea
Más allá de los 70 años, la actividad física continúa
ejerciendo un efecto beneficioso reduciendo, aunque sin
anularlo completamente, la pérdida ósea.
Disminución del riesgo de fractura de cuello de
fémur
El riesgo de fractura de cuello de fémur se reduce un
6% por cada aumento de gasto energético equivalente
a 1 hora de marcha por semana.
Las mujeres que caminan al menos 4 horas por semana
tienen un riesgo menor del 40% en relación con mujeres
sedentarias que caminan menos de 1 hora por semana.
11. Una disminución de la pérdida ósea
Más allá de los 70 años, la actividad física continúa
ejerciendo un efecto beneficioso reduciendo,
aunque sin anularlo completamente, la pérdida
ósea.
Disminución del riesgo de fractura de cuello de
fémur
El riesgo de fractura de cuello de fémur se reduce
un 6% por cada aumento de gasto energético
equivalente a 1 hora de marcha por semana.
Las mujeres que caminan al menos 4 horas por
semana tienen un riesgo menor del 40% en
relación con mujeres sedentarias que caminan
menos de 1 hora por semana.
12. PREVENIR LA OSTEOPOROSIS
El deporte combate la osteoporosis y mantiene una
masa ósea suficiente. La osteoporosis se
desarrolla con el envejecimiento y vuelve los
huesos más frágiles. El ejercicio físico provoca una
presión sobre los huesos que mantiene el proceso
de calcificación.