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EL
ORDEN
  DE
 DIOS



LUIS CABRERA
Diseño de portada: Miguelina Ceara de Cabrera
Diseño y diagramación: Miguelina Ceara de Cabrera
Corrección de estilo: Lourdes Vázquez


Versión de la biblia usada para esta publicación: Reina Valera Revisada (1960).
1998. Sociedades Bíblicas Unidas: Miami.
Nueva concordancia Strong exhaustiva: Diccionario. Caribe: Nashville, TN.
Contenido




Capítulo 1   Dios                       7
Capítulo 2   La familia                 25
             Iniquidad del hombre
             vs. misericordia de Dios    49
             Tu composición genética     54
Capítulo 3   Iglesia y ministerio        77
Capítulo 4   Trabajo                     85
             Guía de oración            110
Introducción




D        esde el año 2003 hasta hoy, mediados del 2011, he reci-
         bido del Espíritu Santo día tras día, instrucciones acerca
         del orden, de su orden, y aunque hoy estoy haciendo un
alto para plasmar en este libro lo que me ha enseñado sé que hay
mucho más. Ciertamente confieso que estas verdades, una vez
recibidas y plasmadas en papel, fueron probadas en mi vida,
lo que las convierte en revelaciones para mi, razón ésta por la
que el proceso de escribir este libro fue tan largo. Lo que aquí
escribo no son historias leídas, ni prédicas que recuerdo o cosas
que oí alguna vez, ha sido un estilo de vida, un día a día, una
genuina transformación de antiguas costumbres, un cambio de
viejos aprendizajes por “lo verdadero de Dios”, según lo que Él
me ha mostrado.
Doy gracias al Señor por sus delicadas enseñanzas. Una vez ter-
minado y casi listo para presentarlo a la editora, preguntaba en
oración: Padre ¿Cuál es tu propósito con este libro y a quiénes
está dirigido? Y dos versículos describen esta dirección:

Cantares 6:10
    ¿Quién es esta que se muestra como el alba, Hermosa como
    la luna, Esclarecida como el sol, Imponente como ejércitos
    en orden?

Juan 17:20-21
    v. 20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por
    los que han de creer en mí por la palabra de ellos, v. 21 para
    que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que
    también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea
    que tú me enviaste.
                               4
Jesús viene a buscar una Iglesia vestida de lino fino, blanca, res-
plandeciente, sin manchas y sin arrugas. Una Iglesia victoriosa
que ha puesto al enemigo por estrado de sus pies.
Como dice el libro de Cantares: “Hermosa como la luna, Esclare-
cida como el sol”; una iglesia que es capaz de llenar la tierra del
conocimiento de su gloria, de manifestar una gloria que cono-
ce, que disfruta, que vive.
Esa Iglesia, dice Cantares, es “Imponente como ejércitos en or-
den”; y he aquí la clave, el orden desata y activa la autoridad
que viene de Dios, que fue delegada por Jesús.

Y al estar en orden, se produce la unidad del Espíritu, cumplien-
do así con la petición de Jesús, que sean uno en nosotros.
¡Qué bendición tan grande! Y queda establecido, como dice el
libro de Isaías, “Mi palabra no vuelve a mí vacía sino hasta que
haya cumplido el propósito para lo que fue enviada”.

Declaro el orden de Dios sobre tu vida, sobre tu relación con
El Padre; sobre tu familia, sobre tu vida ministerial y sobre tu
trabajo. Un orden que te haga como el alba, Hermosa como
la luna, Esclarecida como el sol, Imponente como ejércitos en
orden y en la unidad del Espíritu que fue pedida por Jesús en
Juan 17; “uno como tú en mí y yo en ti”.

Ese mismo orden que Pablo declaró a los efesios que debe es-
tar presente para conquistar y vencer principados, potestades,
gobernadores de las tinieblas y huestes espirituales de maldad
en las regiones celestes.


                                 5
6
Capítulo 1          Dios


E
E
         l hombre fue creado del polvo de la tierra, a imagen y
         semejanza de Dios, para que lleve una vida que lo glo-
         rifique a Él, una vida que lo manifieste a Él, una vida
de adoración en espíritu y verdad. Una vida totalmente depen-
diente de Él, una vida de obediencia.
El hombre fue creado con cualidades extraordinarias, para vivir
delante de la presencia de Dios, a su lado siempre, en la eter-
nidad de Dios, con una sabiduría sin precedentes, capacitado
para sojuzgar la tierra, gobernarla, para ser señor de la tierra.
El hombre no conocía muerte, ni enfermedades, ni maldiciones,
ni lo que era trabajar para comer del sudor de su frente, ni el
dolor en las preñeces.
Fue creado sin conocimiento del mal, con una instrucción que
debía obedecer. Dios le dijo que del árbol de la ciencia del bien
y del mal no comiera.
Y al hacerlo, desobedeciendo el mandato de Dios, perdió tanto
que no sabemos hasta cuánto. Y por eso Dios nos busca, es por
esa razón que ha hecho todo lo que ha hecho, para devolvernos
lo que por el pecado un día perdimos.
Dios es nuestro Padre Celestial y nos quiere de vuelta en su
regazo.

                                                         Génesis 1:2
Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban
sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la
faz de las aguas.

     Tierra: del hebreo
     776. érets; de una raíz que no se usa que probablemente significa
     ser firme; tierra (completa o partitivamente una tierra): campo, co-
     marca, costa, ladera, mundo, nación, país, polvo, provincia, región,
     suelo, terreno, territorio, tierra. 2
     Desordenada: del hebreo
     3806. π pádsos; del alt. De 3958; propiamente Sufrimiento, es decir
     (subjetivamente) pasión (específicamente concupiscencia): pasión,
     desordenado. 3
     Tinieblas: del hebreo

                                    7
EL ORDEN DE DIOS




              2822. kjoshék; de 2821; oscuridad; de aquí, (literalmente) tinieblas;
              figuradamente miseria, destrucción, muerte, ignorancia, tristeza, mal-
              dad: oscuridad, oscuro, sombrío, tenebroso, tiniebla. 4
              2821. kjashák; raíz primitivo; estar oscuro (como reteniendo la luz);
              trans. Oscurecer: cubrir, encubrir, entenebrecer, negrura, oscure-
              cer, oscuridad, oscuro, tiniebla. 5

¡Qué gran enseñanza hay en este pasaje!, Cuando la Biblia dice
“Y la tierra estaba desordenada y vacía”, la tierra somos nosotros,
nuestro hogar, nuestra familia, nuestro vecindario, nuestro círcu-
lo de amigos, nuestra ciudad, nuestro país, nuestros corazones;
la tierra es de lo que estamos hechos, de nuestras costumbres,
nuestras tradiciones, nuestras creencias, nuestra cultura.
Dios nos creó, no hay dudas, pero a causa de la caída, a causa
del pecado, hasta que Jesús no interviene en nuestras vidas es-
tamos en desorden, sufrimientos, pasiones desordenadas, con-
cupiscencias; por eso padecemos y sufrimos.
Vidas vacías, en ruina, cubiertos de miserias, en destrucción,
muertos en delitos y pecados, ignorantes de su palabra, de su
amor, llenos de tristezas, amarguras, rechazos, llenos de mal-
dad, viviendo en oscuridad, con el entendimiento entenebreci-
do. ¡Gloria a Dios! Porque cuando lo aceptamos como nuestro
Señor y Salvador, es como cuando en la creación Dios dijo: “Sea
la luz” y ¿qué sucede? Que en nuestras vidas:

1 Dios comienza a separar la luz de las tinieblas.
2 Dios comienza a separar las aguas de las aguas, (porque de
  una misma fuente no pueda salir agua dulce y agua salada).
3 Nos traslada del reino de las tinieblas al Reino de la luz.
4 Separa los cielos, (lo de Él) la tierra seca, (lo natural, carnal y
  lo que no proviene de Él, lo improductivo y estéril).

En otras palabras, Él establece un orden perfecto, prepara los
escenarios para lo que va a hacer después. Los ordena, pone
cada cosa en su lugar y cuando esto es hecho, dice que crea.
2, 3, 4, 5
             Nueva concordancia Strong exhaustiva: Diccionario. Caribe: Nashville, TN.


                                              8
DIOS




Así como lo hizo en lo expresado en estos versículos:

                                                             Génesis 1
v. 11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hier-
ba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género,
que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.
v. 14 Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los
cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para
las estaciones, para días y años,
v. 20 Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que
vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos.
v. 22 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos,
y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en
la tierra.

Dios fue colocando cada cosa en su lugar, cada árbol, cada plan-
ta, cada especie, según su género.
Esto hace Dios con nosotros, luego que nos trae a su Reino,
que establece su luz en nosotros por medio de Jesús, entonces
comienza a separar las tinieblas de la luz, las aguas dulces de
las amargas y saladas, comienza a preparar los escenarios de
nuestra vida, de nuestro corazón, de nuestra mente, para inser-
tar su creación en nosotros, para insertarnos su simiente, su Es-
píritu Santo. Coloca un corazón de carne sensible a Él en vez de
uno de piedra; un corazón limpio, la mente de Cristo; comienza
a renovar el espíritu de nuestro entendimiento, entonces va
colocando en nosotros su oración genuina por el espíritu, la
alabanza y adoración sin obstáculo, que es la obediencia in-
condicional a Él; comienza a forjar en nosotros su carácter, a
llamar cada cosa por su nombre, a dar fruto según su género,
a ordenar nuestras vidas; entonces dice en el v. 22 “Y Dios los
bendijo”. Por tanto:

No hay bendición sin orden;
No hay bendición sin obediencia:
No hay bendición sin rendición;
No hay bendición sin santidad.
                                   9
EL ORDEN DE DIOS




De las tantas cosas que el hombre perdió por el pecado, lo ma-
yor fue su relación con Dios, su comunión, su cercanía y es por
eso que lo primero que Él restablece es esa comunión perdida.
Por eso Dios mismo nos busca, se acerca a nosotros con ese
plan perfecto de salvación y redención.
Dios nos ama y nos quiere cerca de Él, en su presencia, depen-
diendo totalmente de Él y confiados. Tal es el anhelo de Dios
para que nos acerquemos a Él, que consumó un plan perfecto,
un plan que no fallaría, un plan que ciertamente nos lleva de
vuelta al Padre. Ese plan, ese camino, se llama Jesús.

Filipenses 2:6-11
      v. 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a
      Dios como cosa a que aferrarse,
      v. 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo,
      hecho semejante a los hombres;
      v. 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mis-
      mo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
      v. 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio
      un nombre que es sobre todo nombre,
      v. 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de
      los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
      v. 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para
      gloria de Dios Padre.

Dios quiere por medio de Jesús traernos de vuelta a Él, quiere que
seamos sus hijos, verdaderos hijos, con conocimiento de quiénes
somos, con identidad, libres del pecado que nos asedia, libres de
toda dolencia, de toda enfermedad, de toda maldición, en autori-
dad, enriquecidos en todo, sabios, entendidos, misericordiosos. Re-
yes y sacerdotes para nuestro Dios.

Juan 8:31-32
    v. 31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él:
    Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdadera-
    mente mis discípulos;
    v. 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
                                  10
DIOS




                                                            Juan 8:34
Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel
que hace pecado, esclavo es del pecado.

                                                           Juan 8:36
Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.

                                                   Juan 14:21
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que
me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le
amaré, y me manifestaré a él.

Ahora ¿porqué Jesús?

                                                        Isaías 53:3
Despreciado y desechado entre los hombres.

Para por medio de Él hacernos aceptos en el amado. Efesios 1:6

                                                        Isaías 53:3
Varón de dolores, experimentado en quebrantos.

De manera que por Él seamos libres de todo dolor, sufrimiento
y encontremos en Él toda consolación en medio de cualquier
quebranto.

                                                      Isaías 53
v. 3 Escondimos de Él el rostro, fue menospreciado y no le
estimamos.

Esto para que seamos librados de todo rechazo, de todo escon-
drijo, de todo menosprecio; para darnos en Él el valor, la digni-
dad y la honra que tenemos por Él y en Él.
Él nos ha hecho libres de enfermedad, libre de pestilencias, libre
de plagas, libres y como dice en Isaías:



                                  11
EL ORDEN DE DIOS




Isaías 53
     v. 5 por su llaga fuimos nosotros curados.
     v. 4 le tuvimos por azotado.

Y por eso Él puede librarnos de los azotes, consolarnos y soste-
nernos en medio de las embestidas del diablo, del mundo y de
la gente.

     v. 5 Fue herido por nuestras rebeliones.

Para que nosotros seamos libres de toda rebelión y podamos ser
mansos y humildes, como Él.

     v. 5 Molido por nuestros pecados.

Apocalipsis 1:5
    con su sangre nos lavó de nuestros pecados.

1 Juan 1:9
     si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdo-
     nar nuestros pecados.

Isaías 53
     v. 6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual
     se apartó por su camino; mas Jehová cargó en Él el pecado de
     todos nosotros.

Por eso Él tiene la autoridad de volvernos por el camino correc-
to, el camino de vuelta al Padre, porque Él es el Camino.

     v. 7 Angustiado y afligido no abrió su boca;

Por eso puede quitarnos la angustia, aflicción, queja, murmu-
ración, chisme y crítica; en el v. 7, dice que “enmudeció”, para
tener autoridad sobre los dichos de nuestra boca y librarnos de
las maldiciones que proferimos o que son contra nosotros; para
perdonarnos cada vez que ante situaciones difíciles abrimos
                               12
DIOS




nuestra boca y nos hacemos pregoneros de desgracias, como
el mundo, vivimos hablando y declarando contrario a lo que Él
hizo y lo que ya dijo:

v. 7 Como cordero fue llevado al matadero y como oveja delan-
te de sus trasquiladores.

Para librarnos de los yugos de esclavitud a que nos vemos ex-
puestos en diferentes etapas de nuestras vidas. Él tiene autoridad
para librarnos de opresión, de cautiverios, de torturas, de maltra-
tos físicos, de maltratos verbales. Y también consolarnos, restau-
rarnos, y aunque suceda lo que suceda, en medio de la aflicción,
no nos desampara. En Él tenemos la fortaleza para resistir.
En Mateo 11:30 dice que “su yugo es fácil y ligera su carga”.

En Hebreos 2:14 nos explica que: Venció la muerte misma, resu-
citando, librándonos del imperio de la muerte.

                                                           Isaías 53
v. 5 el castigo de nuestra paz fue sobre Él.

Para que podamos recibir la paz que sobrepasa todo entendi-
miento. Para que experimentemos la paz en medio de las tor-
mentas.

v. 8 y por la rebelión de mi pueblo fue herido.

Para que yo sea sujeto, obediente.

v. 9 Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos
fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño
en su boca.
v. 10 Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a
padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por
el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de
Jehová será en su mano prosperada.


                                   13
EL ORDEN DE DIOS




     v. 11 Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfe-
     cho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos,
     y llevará las iniquidades de ellos.
     v. 12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuer-
     tes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la
     muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado
     el pecado de muchos, y orado por los transgresores.

A través de su muerte nos trajo a vida abundante. Juan 10:10
Su humildad venció el orgullo.
Su desnudez produjo en nosotros cobertura.

Siendo rico se hizo pobre para en su pobreza enriquecernos.
2 Corintios 8.9
En la cruz se hizo maldición para librarnos de toda maldición.
Gálatas 3:13
Llevó la corona de espinas en su cabeza. Juan 19:2
Para librarnos, sanarnos, restaurarnos, consolarnos, de los es-
pinos y dardos que son enclavados en nuestra alma y nuestra
mente.
Es su amor manifestado en la cruz que vence los odios, los ren-
cores, los resentimientos.
Él venció y en Él tenemos lo que necesitamos para ser libres,
para ser sanos, para ser prósperos, para recibir paz, gozo, para
vivir en justicia y santidad.
Él pagó el precio de nuestra condenación, Él nos justificó, nos
redimió, nos salvó.
Y tú, ¿qué necesitas?, yo te brindo lo que tengo. Yo tengo a Jesús.
La plenitud del que lo llena todo en todo. Efesios 1:23
Aquel que suple tus necesidades conforme sus riquezas en gloria.
Filipenses 4:19
Por esto y muchas otras cosas Él es el Señor.
Porque venció el imperio del pecado y de la muerte. Hebreos 2:14
Porque trajo cautiva la cautividad y dio dones a los hombres.
Efesios 4:8
Por medio de Él se reconcilia el hombre con el Dios verdadero.
Romanos 5:10
                                14
DIOS




Derribando la pared intermedia de separación entre los pueblos.
Efesios 2.14
Abolió por medio de la cruz las enemistades, la ley de los manda-
mientos expresados en ordenanza. Efesios 2:15
Hizo la paz a los que estaban lejos (gentiles) y a los que estaban
cerca (Israelitas). Efesios 2:17
Los gentiles que éramos extranjeros, advenedizos, sin Cristo, lejos
de la ciudadanía de Israel, ajenos a los pactos y las promesas.

                                                      Gálatas 3:28-29
v. 28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no
hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo
Jesús.
v. 29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham
sois, y herederos según la promesa.

Él es la luz del mundo, que esparce toda tiniebla, es el perfecto
amor que echa fuera todo temor, es el camino de vuelta al Padre,
es la verdad, la vida, sin Él nada podemos hacer.

                                                      Génesis 12:1-3
v. 1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu
parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.
v. 2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engran-
deceré tu nombre, y serás bendición.
v. 3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren
maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

La gran promesa es la libertad, fue la promesa para Abraham
(Abram) y es la promesa en Cristo Jesús. Hasta que Abraham no
abandonara su cultura (Babilonia, el sistema del mundo), sus
creencias, sus raíces, sus lazos familiares, su composición origi-
nal; hasta que no rompiera con su pasado, no podría recibir eso
que Dios le daba.
Canaán representa la tierra prometida, representa la libertad, re-
presenta la abundancia donde Dios quiere llevar a su pueblo, re-
presenta la recompensa a la obediencia, representa la renovación
                                  15
EL ORDEN DE DIOS




de la mente de esclavos de su pueblo a una mente transformada
por la confianza, dependencia y obediencia al Señor.
Canaán es la tierra que representa la heredad, la promesa de
Dios para sus hijos, y si ya tú has confesado a Jesús como tu
único Señor y Salvador, a ti se te ha dado la potestad de ser he-
cho hijo de Dios. Juan 1:12
En Canaán su pueblo dependería de Dios totalmente; Él echaría
de delante de ellos sus enemigos, Él les daría la lluvia para la
cosecha cuando fuere necesario y cuidaría de ellos para siempre.

Deuteronomio 8:1
    Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os or-
    deno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y
    poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vues-
    tros padres.

La condición de Dios para que su pueblo alcanzare la promesa
fue que pusiera por obra todo mandamiento.
Es por esto que dice Jesús en el libro de Juan: si permaneciereis
en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos. El discípulo
es el que hace lo que dice su maestro. Permanecer en la pala-
bra, es vivir como Jesús dice, hacer lo que Él dice, es amarlo,
porque el que lo ama guarda sus mandamientos.

1 Juan 3:23-24
     v. 23 Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre
     de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo
     ha mandado.
     v. 24 Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios,
     y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros,
     por el Espíritu que nos ha dado.

La permanencia en Dios, dice la palabra, nos hace discípulos,
o sea hacedores de la palabra, nos hace obedientes y esa obe-
diencia nos lleva al conocimiento de la verdad. Mientras vamos
caminando en Él, como Él, vamos conociendo más de Él, vamos
conociendo nuestra verdadera identidad de hijos, y esto nos
                               16
DIOS




enseña a valorarnos, aprendemos lo valiosos que somos para Él, y
al conocernos de esa manera, vamos dejando atrás la ignorancia
en la que vivíamos, por tanto, esa verdad nos va haciendo libres.

                                                       1 Juan 2:6
El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

Solamente viniendo a Jesús, reconociendo y trayendo a Él todas
nuestras situaciones, necesidades, esclavitudes, altiveces y so-
ledades, podremos ser libertados. Sólo Jesús, por medio de su
amor manifestado en la cruz, nos puede hacer libres.
Juan el Bautista dijo, citando el libro de Isaías, en Lucas:

                                                        Lucas 3:4-6
v. 4 Como está escrito en el libro de las palabras del profeta
Isaías, que dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el
camino del Señor; Enderezad sus sendas.
v. 5 Todo valle se rellenará, Y se bajará todo monte y collado;
Los caminos torcidos serán enderezados, Y los caminos áspe-
ros allanados; v. 6 Y verá toda carne la salvación de Dios.

En este pasaje Juan el Bautista nos dice claro lo que debemos
hacer para alcanzar la libertad.
Los valles representan: las soledades, tristezas, depresiones, re-
chazos, resentimientos, amarguras, inseguridades, temores, inde-
terminaciones, entre otras, y Juan dijo: “Todo valle se rellenará”.
Los montes representan: el orgullo, la altivez, autosuficiencia,
la idolatría, la hechicería, la rebeldía, la rebelión, entre otras, y
Juan dijo: “Todo monte y collado se bajará”.
Los caminos torcidos representan: los adulterios, las fornicacio-
nes, inmundicia, lascivia, lujurias, deseos desenfrenados, hur-
tos, mentiras, homosexualidades, entre otras, y Juan dijo: “Los
caminos torcidos serán enderezados”.
Los caminos ásperos representan: las iras, enemistades, plei-
tos, celos, contiendas, rencores, falta de perdón, entre otros, y
Juan dijo: “Los caminos ásperos serán allanados”. ¡Qué grande es
Dios!, sólo Él puede traer estas renovaciones a nuestras vidas,
                                  17
EL ORDEN DE DIOS




sólo Él puede sanar nuestras dolencias, por medio de Jesús.
Este proceso es al que Pablo llamó la renovación del espíritu
de la mente y del entendimiento. Lo que antes era, ya no más.
Porque en Cristo somos nuevas criaturas.

Salmo 107:2-6
    v. 2 Díganlo los redimidos de Jehová, Los que ha redimido del
    poder del enemigo,
    v. 3 Y los ha congregado de las tierras, Del oriente y del occi-
    dente, Del norte y del sur.
    v. 4 Anduvieron perdidos por el desierto, por la soledad sin
    camino, Sin hallar ciudad en donde vivir.
    v. 5 Hambrientos y sedientos, Su alma desfallecía en ellos.
    v. 6 Entonces clamaron a Jehová en su angustia, Y los libró de
    sus aflicciones.

Este es el proceso, reconocer nuestra condición;
  Ponerle nombre a nuestros valles, montes, caminos ásperos
  o torcidos.
  Arrepentirnos (cambiar de rumbo, de modo de pensar).
  Aprender y hacer lo que dice la palabra. Conocer quiénes
  somos, e identificar qué estamos haciendo.
  Pedir perdón a Dios y aceptar el perdón que viene de Él.
  Disponer nuestro corazón y nuestra mente a no hacer más lo
  que antes hacíamos.
  Debemos renunciar a nuestra antigua manera de vivir.
  Más aun, debemos cambiar la opinión que nosotros tenemos
  de nosotros mismos y que ésta sea conforme El Padre nos ve.
Así vamos alcanzando la libertad, así vamos dando espacio a
Jesús en nuestros corazones, así nos vamos llenando de Él, así
vamos siendo transformados, así caminamos hacia Canaán.

Deuteronomio 8:2 dice:
    Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Je-
    hová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte,
    para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si ha-
    bías de guardar o no sus mandamientos.
                                18
DIOS




Solamente la aflicción del desierto prueba si cumpliremos o no
sus mandamientos. Cuando venimos al Señor nuestros corazo-
nes están llenos de cosas desagradables a Dios; y al ponernos
en el desierto, nuestro corazón va a ser probado y va a salir lo
que realmente hay en él y sus motivaciones.

El pueblo de Israel que quedó en el desierto y murió, fue ese
pueblo que:
   Se quedó anhelando lo que era y lo que tenía.
   Pudo salir de Egipto, pero nunca pudo sacar a Egipto de sus
   corazones.
   Se quejaba continuamente de su situación.
   Murmuraba de Moisés y de Dios continuamente, dice la
   palabra en el libro de Hebreos.
   Endureció su corazón por el engaño del pecado.
   Desobedeció.
   Fue incrédulo.

Quejarse es decir que Dios se ha equivocado y que lo que Él ha
dispuesto para tu vida no es lo mejor.
Murmurar es decir que tú tienes mejores ideas que Dios acerca
de las cosas. Anhelar el pasado, es no creer en la libertad que ya
Jesús alcanzó para nosotros.

                                                       Santiago 4:11
Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que mur-
mura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley
y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de
la ley, sino juez.

La queja, el chisme, la murmuración, los anhelos por las co-
sas pasadas, no dejan que Dios se manifieste, no dejan obrar a
Dios, pues le decimos al Señor: no estoy de acuerdo con lo que
haces conmigo o con esas otras personas.
Cuando Dios llamó a Abraham le dijo rompe con tu cultura, con tus
costumbres, con tus tradiciones, con tus esquemas, con tus atadu-
ras, con tus creencias, con tus raíces, con tu vieja forma de vivir.
                                 19
EL ORDEN DE DIOS




Así hoy Jesús nos llama y dice que no viene a traer paz sino disen-
sión, (entre tú y el mundo, entre tú y las cosas que Él abomina).
Nos llama a amar a nuestros enemigos y a nuestro prójimo.
Nos llama a hacer el bien a los que nos aborrecen.
A bendecir a los que nos maldicen.
A orar por los que nos calumnian.
A no juzgar, porque en la medida que juzguemos seremos
juzgados.
A no condenar.
A perdonar, para que seamos perdonados
A dar con liberalidad.
A ser misericordiosos, porque Él es misericordioso y prefiere la
misericordia al sacrificio.
A despojarnos de todo. (Todo lo que gobierna tu corazón, tu
vida, tu mente, todo lo que te gobierna a ti).
A servir al otro, porque mayor es el que sirve.
A no mirar atrás, porque el que pone su mano en el arado y mira
atrás no es digno de Él. Lucas 9:62

Lucas 6:47-48
    v. 47 Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace,
    os indicaré a quién es semejante.
    v. 48 Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó
    y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino
    una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa,
    pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca.

Jesús quiere restaurarnos, sanarnos, quiere librarnos de las es-
clavitudes del pecado, de las maldiciones, quiere que seamos
verdaderamente libres. Esta restauración Dios la quiere hacer
primero en ti y en mí, y luego a través de ti y de mí.
Es un proceso:
1 Ocurre primeramente en nosotros el milagro de la salvación;
2 Luego viene un proceso de asimilación y aceptación de esa
salvación;
3 A medida que escuchamos su Palabra y buscamos nos hace-
mos seguidores de Cristo;
                               20
DIOS




4 Cuando los cambios comienzan a manifestarse, comenza-
mos a conocernos, a valorarnos, y ese conocimiento nos lleva
a aborrecer quiénes somos y a querer ser como Él; comen-
zamos a liberarnos de esa vieja naturaleza y comenzamos a
manifestarlo a Él.
5 Una vez completado el proceso de disciplina, el discipulado del
Espíritu Santo, cuando recibes la revelación del Reino y te has
conquistado tú primero, cuando ya has conquistado tu familia
y ahora dependes completamente de Él, estás en control de ese
poco que te ha sido dado; entonces eres un Ministro de Cristo, un
enviado y ahora tienes autoridad para ir en su nombre; ahora Él
puede ir en ti porque en este punto Él gobierna tu vida, depen-
des totalmente de Él, ya no vives tú sino que Cristo vive en ti.

Con cada una de estas fases hay un proceso natural asociado:
1 Período de siervo
2 Período de amigo
3 Período de Mayordomo
4 Cuando somos hechos verdaderamente Hijos en quien El
Padre tiene complacencia.

Me explico:
Cuando venimos al Señor, dice la Palabra en Gálatas:

                                                   Gálatas 4:1
Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en
nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;

Esta etapa se inicia con el milagro de la salvación, en el momen-
to que aceptamos a Jesús como nuestro único Señor y Salvador.
La condición del individuo en esta etapa es de siervo, necesita
dirección continua, como si fuera un niño de verdad. Necesita
instrucciones de qué hacer y qué no hacer, necesita familiarizar-
se con las reglas, las limitaciones; necesita disciplina y de esto
se encarga el tutor. En esta etapa no hay confianzas, ni permisi-
vidades, aunque se hace con mucho amor pero a la vez, con la
determinación de arrancarlo de su vieja manera de vivir.
                                21
EL ORDEN DE DIOS




El siervo no se sienta a la mesa, vive de su jornal, mientras el
amo se sienta a la mesa éste le sirve, no entra a lugares de la
casa donde no esté autorizado, sencillamente es un siervo. En
esta etapa el individuo pasa también por el proceso de asimila-
ción y aceptación de esa salvación.
Pasa el tiempo, y este individuo permanece, se somete, cumple
con sus instrucciones, no desmaya; por tanto comienza a ganar-
se la confianza de su amo y éste lo considera para ser algo más
que el simple siervo, ahora lo hace su amigo, le cuenta historias,
le confía secretos, le hace encomiendas particulares que sólo un
amigo podría hacer.
Claro, hay mayor confianza pero no perdamos de vista que el
amigo sólo se recibe cuando lo invitan, sólo se sienta a la mesa
cuando es convidado, no tiene acceso a nada que no le sea en-
comendado. No se toma atribuciones, ni hace nada que no le sea
pedido. En este tiempo es donde nos hacemos sus seguidores.
Sigue pasando el tiempo y ya habiendo sido probado como sier-
vo y ganado la confianza como amigo, entonces se le dan atri-
buciones mayores y se le hace mayordomo o administrador de
la casa y los bienes.
En esta etapa, el individuo opera con mayor libertad, toma de-
cisiones, tiene acceso a múltiples áreas e informaciones de la
casa y de la vida personal de sus amos. Se le confían otros hijos
bajo su cuidado. Tiene acceso a recursos, claro, ajenos, toma
acciones sin consultar y es medido por sus resultados.
Aquí se prueba algo que veremos más adelante, la fidelidad en
lo poco, la fidelidad en lo ajeno, la capacidad de multiplicar los
recursos aunque no sean tuyos, la diligencia, la humildad, entre
otros. Esta es la etapa donde nos hacemos sus discípulos.
Y un día, el señalado por El Padre, entonces nos da acceso bajo
el proceso de adopción y nos hace sus hijos, verdaderos hijos,
coherederos con Cristo, entonces tenemos acceso a todo lo de la
casa, a lo que nos pertenece, a la promesa, a todo. Lo que nos
califica como herederos es nuestra condición de hijos.




                               22
DIOS




                                                   Gálatas 4:28-31
v. 28 Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de
la promesa.
v. 29 Pero como entonces el que había nacido según la carne
perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también
ahora.
v. 30 Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a
su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de
la libre.
v. 31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava,
sino de la libre.

Ismael y Agar su madre, la esclava, representan nuestro viejo
hombre, nuestra voluntad cautiva, nuestras decisiones carnales,
nuestra vieja naturaleza, por tanto, ese debe salir de la casa,
debe ser echado fuera para que se manifieste el hijo de la pro-
mesa, Isaac, para que se manifieste esa simiente de Dios en
nosotros, esa nueva naturaleza que ya nació en nosotros, creció,
y está madurando, monitoreados y enseñados por el Espíritu
Santo; esa nueva criatura que, como dice Pablo somos en Cristo
Jesús. Esa nueva criatura es la que hereda, es la que recibe, es
la que manifiesta lo de Dios en nosotros, es la que anda en el
espíritu, la que hace las cosas como Dios dice.
Ni tú ni yo heredamos, es esa nueva naturaleza, la que tiene
semejanza de Dios, la que es capaz de dar frutos, de obrar en
amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedum-
bre, templanza.
La que al manifestarse en nosotros nos hace andar como Jesús,
pensar como Él, ser como Él, y hacer las cosas que Él hizo y aún
mayores.
Es nuestra dependencia, nuestra obediencia absoluta, nuestra
voluntad dispuesta a hacer lo que Él dice la que nos califica
para que Él opere a través de nosotros en la plenitud que Él
quiere porque lo que Él hace lo hace a través de las personas.




                                23
EL ORDEN DE DIOS




Cuando Pablo alcanzó esa libertad en Cristo inmediatamente
declaró:
     Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos sier-
     vos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como
     fin, la vida eterna.
Y entender esto lo llevó a hacerse voluntariamente esclavo de
la justicia, de Cristo, porque ahora era libre del pecado.




                               24
Capítulo 2           La familia

                                         Génesis 2:15, 19, 16,18
v. 15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huer-
to de Edén, para que lo labrara y lo guardase.
v. 19 Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del
campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que
viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los
animales vivientes, ese es su nombre.
v. 16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol
del huerto podrás comer;

Vemos claramente cómo Dios instruyó a Adán.
v. 18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo;
le haré ayuda idónea para él.
           En el hebreo la palabra ayuda idónea:
           5828. ézer; de 5826; ayuda: ayuda idónea, ayudador, ayu-
           dar, socorrer, socorro.28
           5826. azár; raíz prim.; rodear, circundar, i.e. proteger, aliado,
           amparo, ayuda, ayudador, ayudar, carecer, dar, defender.29

En el v. 28 les dice a ambos qué hacer como pareja.
v. 29 Les instruyó en qué podían comer.
v. 24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se
unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Dios primero creó al hombre, lo colocó en el escenario que ha-
bía preparado para él, le instruyó; luego le dio ayuda idónea, le
dio esposa y los instruyó a ambos. Nota algo importante, antes
que la mujer le fuera entregada al hombre la Biblia declara el
fundamento del matrimonio.
Y aquí está el orden familiar:
Cristo: cabeza del hombre, vínculo de unión en el matrimonio.
Gloria del Padre.
Hombre: cabeza de su casa, cabeza de la mujer, pastor de su
casa. Gloria de Jesús.
Mujer: ayuda idónea, cabeza de los hijos. Gloria del hombre.
Hijos: deben ser instruidos, saetas en la aljaba de Dios, son he-
rencia de Jehová. Gloria de su madre.
28, 29
         Nueva concordancia Strong exhaustiva: Diccionario. Caribe: Nashville, TN.

                                            25
EL ORDEN DE DIOS




El matrimonio es creación de Dios, el divorcio es invención de
los hombres, del enemigo, quien vino a robar y a destruir.
Pablo dice en Colosenses:

Colosenses 3:18-21
     v. 18 Casadas, estad sujetas a vuestros maridos como convie-
     ne en el Señor.
     v. 19 Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos
     con ellas.
     v. 20 Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto
     agrada al Señor.
     v. 21 Padres, no exasperéis a vuestros hijos para que no se
     desalienten.

         Someterse viene del griego
         5292. π jupotagé; de 5293; subordinación: obediencia, someterse,
         sujeción.30

En Efesios 5:21 dice:
     “someteos unos a otros en el temor de Dios”,

Esto es clave, unos a otros.
Sujeción es algo rechazado, especialmente por la mujer, por el
abuso de la palabra, y por desconocimiento de su verdadero
significado; sujetarse es simplemente cumplir con las respon-
sabilidades básicas e intrínsecas de cada rol. Cumplir con tu
responsabilidad de padre o madre, de amigo o amiga, de hijo o
hija, en el trabajo, en el ministerio.
Cuando cumples, sin “peros”, sin quejas, en amor, estás sujeto o
sujeta. No es una obligación, es una decisión, más aun, es una
posición de orden que abrirá mayores puertas. Es estar bajo la
instrucción de la posición o del rol que estás desempeñando.




30
     Nueva concordancia Strong exhaustiva: Diccionario. Caribe: Nashville, TN.

                                         26
LA FAMILIA




                                        En el salmo 34:11, 13-14
v. 11 Venid, hijos, oídme; el temor de Jehová os enseñaré.
v. 13 Guarda tu lengua del mal, Y tus labios de hablar engaño.
v. 14 Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela.

                                          En proverbios 1:7 dice:
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insen-
satos desprecian la sabiduría y la enseñanza.

Esto claramente nos invita a ser sabios, a ser prudentes; a apren-
der a no maltratar al hablar, no herir, no ofender, no engañar, no
mentir, no usar palabras descompuestas, no murmurar, no criti-
car, nos llama a poner guarda a nuestra boca, a no decir todo lo
que pensamos, a pensar antes de hablar, a ser cuidadosos. Esto
nos instruye claramente a apartarnos del mal y hacer el bien.
Venimos del mal, apartémonos de él, lo que antes hacíamos
ya no lo hagamos más, lo que antes eran nuestras costumbres,
nuestros patrones, conductas, aprendizajes, esquemas, tradi-
ciones, influencias, ya no más; esto es hacer el bien, hacerlo
conforme dice la palabra, conforme a las enseñanzas de Jesús,
esto es renovar el entendimiento, cambiar de mente; esto es
arrepentirse y convertirse como dijo Jesús.

                                                    Filipenses 4:8-9
v. 8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo
lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo
que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de
alabanza, en esto pensad.
v. 9 Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí,
esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.

                                            Romanos 12:17-18
v. 17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno de-
lante de todos los hombres.
v. 18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en
paz con todos los hombres.


                                 27
EL ORDEN DE DIOS




Y esto comienza primero en mí, como individuo, luego en mi fa-
milia, después en mi congregación, y por último, en mi trabajo.
Cristo compara su relación con la Iglesia, con la relación entre
esposos.
El matrimonio verdaderamente cristiano, tiene que reflejar a
Cristo. En 1 Timoteo 3:2-5, 3:8-12, habla del carácter de un
ministro de Cristo.
La familia es el primer ministerio del hombre, su primera con-
gregación, donde se hace pastor de ese redil, sacerdote de ese
lugar. No ganamos nada conquistando el mundo para Cristo si
perdemos lo que nos fue entregado.
Caballeros, ésa es su esposa; damas, ése es su esposo. Ese es su
primer ministerio, ése es el regalo que Dios dispuso para usted,
esos son sus hijos y de ellos tendremos que dar cuentas.
Si hay problemas, revísate, que el único (a) responsable de esa
situación eres tú; reconocerlo, arrepentirte, doblegar tu orgullo
y humillarte es lo único que puede darte dominio sobre esa si-
tuación.
Si la situación está tensa, los problemas son insostenibles, hoy
te digo como dijo David: en medio de la angustia tú me hiciste
ensanchar.
Pelea por tu familia, esa lucha es tu entrenamiento, los milita-
res dicen que el entrenamiento es tan fuerte para que la guerra
parezca un juego.
“Ensancha las estacas de tu tienda, las cortinas de tu habitación,
no seas escaso (a)”, no te rindas. Él dijo “pedid y se os dará”,
¿Qué necesitas tú para librar tu batalla?, Reconócelo hoy, re-
conoce que hasta este momento lo has hecho con tus fuerzas,
con el poder de tu alma, con sabiduría de hombre. Permite
que el Señor supla tus necesidades conforme a sus riquezas
en gloria.
Acércate hoy a Jesús, Él siempre está disponible, Él tiene la me-
jor solución a tus necesidades, El tiene un propósito contigo
como individuo y como familia, trata de encontrar eso que Dios
quiere de ustedes y con ustedes, dentro de la familia.



                               28
LA FAMILIA




La queja, la crítica, la murmuración, los pleitos, las iras, las con-
tiendas, las disensiones no ayudan, te separan de Dios, dan lu-
gar al diablo, y la palabra dice: “No deis lugar al diablo”. Efesios
4:27. “Una casa dividida no prevalece”. Es importante entender
el por qué es necesario estar de acuerdo y por qué el enemigo
se opone a que las familias permanezcan unidas.

                                                   En Mateo 18:19
Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo
en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será
hecho por mi Padre que está en los cielos.

Qué poderoso, dos puestos de acuerdo, con un mismo propó-
sito, con una misma visión, con un mismo anhelo, con un mis-
mo sueño, con metas comunes, reconociendo que son uno en
Cristo; esto es estar de acuerdo, hacerse uno con el otro en sus
propósitos.
Dije antes que los matrimonios cristianos, las familias, son figu-
ra de la relación de Cristo con su iglesia. Si la imagen del padre
se rompe, se trastorna, las parejas se dividen, los hijos se apar-
tan, ¿Cómo podemos entender cuál es el propósito de Dios?;
¿Cómo explicamos a nuestros hijos que Dios es nuestro Padre,
si el modelo está dañado; si el padre que vemos nos maltrata,
o nos abandonó, o no cumple con sus responsabilidades? Toda
esta distorsión busca dañar la imagen del Padre y la relación
padre-hijo, y así nos sentimos desconfiados de Dios, nuestro
Padre Celestial.
Hoy yo te digo que aunque tu imagen del Padre esté dañada,
sólo en Jesús puede ser restaurada.
Libra la buena batalla de la fe y con la ayuda de Jesús defiende
tu familia, ponte de acuerdo con tu pareja, oren al Padre y lo
que pidieren os será hecho.
Dios quiere restaurar la posición de la mujer. Dios quiere devol-
ver a la mujer su naturaleza y su nivel de autoridad. Dios quiere
que la mujer ocupe su posición y su lugar dentro del orden y del
organigrama que Él ha establecido.


                                  29
EL ORDEN DE DIOS




Para esto deben ocurrir varias cosas:
1 La mujer debe ser completamente restaurada por Dios.
2 La mujer debe determinar cumplir con el propósito de Dios
en su vida.
3 La mujer debe sujetarse a su esposo, sus líderes, sus padres,
sus autoridades.
A la mujer, dice Génesis, le fueron dadas las mismas instruccio-
nes que a Adán. Algo que me llama la atención es que no fue a
ella sola, ni sólo a él, sino que las instrucciones de Dios fueron
dadas a ambos en conjunto, como pareja, como núcleo.
Les dijo:

Génesis 1:27-31
    v. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo
    creó; varón y hembra los creó.
    v. 28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos;
    llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar,
    en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven
    sobre la tierra.
    v. 29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da
    semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay
    fruto y que da semilla; os serán para comer.
    v. 30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cie-
    los, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida,
    toda planta verde les será para comer. Y fue así.
    v. 31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bue-
    no en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.

Estas fueron las instrucciones que ambos recibieron luego de
ser bendecidos:
1 Fructificad y multiplicaos.
2 Llenad la tierra y sojuzgadla.
3 Señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en
todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
4 Y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida,
toda planta verde les será para comer. Y fue así.


                                30
LA FAMILIA




El propósito de Dios al crear la mujer fue como dice Génesis:

                                                  Génesis 2:18
Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le
haré ayuda idónea para él.

La mujer fue hecha para señorear conjuntamente con el hom-
bre, para complementarse el uno con el otro, para ser ayuda
idónea.

     Ayuda idónea:
     5826. azár; raíz prim.; rodear, circundar, i.e. proteger o ayudar:
     aliado, amparo, ayuda, ayudador, ayudar, carecer, dar, defender,
     socorrer, socorro.

La función de la mujer es rodear, circundar, proteger, ayudar al
hombre, fue hecha para ser su aliada, su amparo, para ser re-
fugio, socorro, para defenderlo. La mujer fue hecha para andar
mano a mano con el hombre y con Dios.

                                                   Génesis 2:23
Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y car-
ne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón
fue tomada.

La mujer y el hombre fueron hechos el uno para el otro, con la
instrucción de que al unirse debían dejar todo atrás, toda de-
pendencia familiar, toda costumbre, toda tradición, toda heren-
cia, deben ser uno, “carne de su carne y hueso de sus huesos”.
La parte más difícil de una mujer es entender para qué fue
hecha.
Lo siguiente más difícil para una mujer es la palabra sujeción.
Lo otro difícil para una mujer, es entender y ver a Dios como un
Padre genuino cuando la figura del padre natural, y del hombre
común, están dañadas y lo único que le han hecho es daño a
través del tiempo.


                                  31
EL ORDEN DE DIOS




Las mujeres desde que son niñas, muchas veces están someti-
das a persecuciones, acosos, maltratos, violaciones, soledades,
menosprecios, sinsabores; en otras palabras, son águilas criadas
como gallinas. Esto tiene su explicación y es que después del pe-
cado Dios estableció una enemistad entre la mujer y la serpiente.
Creo que es por eso que la serpiente quiere de todas formas posi-
bles dañar a la mujer mientras es niña, joven, adolescente; por eso
se ensaña contra ella, del mismo modo creo que cuando la mujer
es restaurada en Cristo Jesús y ésta determina hacer lo que le co-
rresponde en Cristo y asume su posición y se sujeta, quiero decir
que no hay diablo, ni circunstancia, ni nada que pueda detenerla.
Una mujer restaurada, puede restaurar su familia, restaurar sus
hijos, restaurar su entorno, restaurar su matrimonio, no hay ad-
versidad que la detenga, ni diablo que se le oponga. Porque
esa enemistad obra a favor de la mujer ya que la alerta sobre el
mal, lo identifica, lo huele, lo percibe, simplemente porque es
su enemiga.
Su sujeción no es más que colocarse en la posición correcta
para activar la autoridad que sobre ella existe.

Dice proverbios 31:
La mujer virtuosa o mujer sabia es aquella que:
Es de alta estima.
Su marido en ella confía.
Nunca le faltará ningún bien.
Provee a su marido de bien y no de mal, todos los días de su
vida.
Es trabajadora, hacendosa, se ocupa de lo que tiene que ocu-
parse. Está pendiente de todos y de todo.
Se ocupa del bienestar, la alimentación y el vestido de los hijos,
su marido y sus criados.
Tiene buen sentido de las cosas, sabe tomar decisiones sabias,
acertadas, propicias, correctas.
Está al pendiente de las cosas, de los negocios, vela de día y de
noche por el bienestar de los suyos.
Atiende sus obligaciones.
Trae honor, honra, respeto, a su casa, a su marido y a sus hijos.
                               32
LA FAMILIA




Es esforzada, confiada, no es temerosa, mas es diligente, sujeta.
Es sabia.
Por eso es que dice: difícil es hallarla y quien la encuentre ha
encontrado esposa.

                                           Dice proverbios 12:4
La mujer virtuosa es corona de su marido; mas la mala, como
carcoma en sus huesos.

Yo particularmente creo que reconocer el papel de la mujer, y
digo esto como hombre, me hace entender cómo se ha ensaña-
do el diablo para torcer esto, al punto que ni aun los cristianos
están en disposición de aceptar y adoptar el modelo bíblico, el
mandato divino que dice: mujeres sujetaos a sus maridos.
Si como mujer te da trabajo sujetarte y te molesta la sola idea de
hacerlo, hoy quiero decirte algo:

1 No entiendes lo que eso significa, ni conoces el secreto guar-
dado que hay tras esta posición.
2 No has sido completamente libre de la rebeldía, porque es un
mandato divino, no de Pablo.
3 Estar bajo autoridad es la clave para activar la autoridad que
Dios ha puesto sobre ti, mujer.
4 Es tomar la decisión, que Jesús nos manda, de negarte a ti
mismo, tomar tu cruz y seguirle. Tu naturaleza te dice que eres
señora, que fuiste hecha para gobernar, y sojuzgar la tierra jun-
tamente con el hombre, pero te toca ahora vencer esa naturaleza
y colocarte en la posición de sujeción que Dios ha establecido.
5 Quiero acordarte que antes dije que tienes que estar deter-
minada a cumplir tu propósito en Dios y eso te va a fortalecer
aun para esa decisión que va contra toda tu naturaleza, pero te
digo más, si Dios lo dijo es posible. Voy más lejos, si el hombre
no te cuida, tu posición de sujeción te coloca en una posición
que activa la protección divina, que viene por estar en orden y
alineada con lo que Dios ha dicho.
Es tan poderoso lo que veo, que le pido al Señor que puedas tú,
mujer, entenderlo, y si no, por lo menos cree y obedece porque
                                33
EL ORDEN DE DIOS




fiel es El que lo dijo y no te va a poner en vergüenza.
Repito, hay una gran autoridad en una mujer: Restaurada,
determinada, y sujeta.
La restauración implica orden, sanidad del alma, sanidad inte-
rior, transformación de la mente, regeneración, libertad en Cris-
to, implica también conquista propia, conocimiento, satisfacción
emocional.
La determinación viene de tu confianza, certeza y fe en nuestro
Señor Jesús. Y sobre todo, la convicción de su obra en tu vida,
de su fidelidad, de su amor y de su gracia.
Sujeción viene de una decisión de colocarte en la posición co-
rrecta, en el orden correcto, para activar lo que dice la Palabra
que se activará: la autoridad tuya contra las tinieblas.

Efesios 5:28-33; estos pasajes nos hablan de orden
     v. 28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como
     a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se
     ama.
     v. 29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino
     que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,
     v. 30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de
     sus huesos.
     v. 31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se
     unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne
     v. 32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de
     Cristo y de la iglesia.
     v. 33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su
     mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.

Efesios 6:1-9
     v. 1 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto
     es justo.
     v. 2 Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer manda-
     miento con promesa;
     v. 3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.
     v. 4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos,
     sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
                                34
LA FAMILIA




v. 5 Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y
temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo;
v. 6 no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los
hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la
voluntad de Dios;
v. 7 sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los
hombres,
v. 8 sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del
Señor, sea siervo o sea libre.
v. 9 Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las
amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los
cielos, y que para él no hay acepción de personas.

Si eres soltera, antes de casarte, si quieres recibir lo correcto de
Dios, debes ordenar tu vida conforme Dios ha dicho.
Honrar a padre y madre como Dios ha dicho. Acuérdate, no hay
honra sin respeto, sin que te cueste, si no hay cuidado de tu
parte, atenciones y servicio a ellos (tus padres).
Permitir la restauración de tu vida, olvidarte de los demás y
permitir que el Señor te transforme primero a ti y luego a otros
por medio de ti.
Sujétate a tus líderes, pastores y amos. Si ya eres casada, debes
hacer lo mismo, además de sujetarte a tu marido.
Es tiempo de orden, de restauración, de bendición y Dios quie-
re hacerlo en tu vida. Sólo te toca a ti ponerte en el lugar de la
bendición, alineada con su palabra.

En tu casa, Dios prueba varios principios del Reino:
1 Fidelidad en lo poco;
2 Fidelidad en lo ajeno;
3 Mayordomía;
4 Capacidad de amar-perdonar;
5 Obediencia.

1 FIDELIDAD: Fiel en lo poco, en lo mucho te pondré. Lucas
19:17


                                  35
EL ORDEN DE DIOS




Cuando Dios creó los cielos, la tierra y todo lo que hay en ella,
también creó al hombre; luego dijo Dios: no es bueno que el
hombre esté solo y le dio a su mujer, Eva. Dios les dio a ellos la
instrucción, la autoridad y la capacidad de gobernar la tierra, de
enseñorearse de ella, de multiplicarse, de cultivarla, de alimen-
tarse de ella. Algo que me impresiona, El los puso en el huerto
del Edén, los puso en un lugar limitado por cuatro ríos y los
instruyó: de todo árbol del huerto podrán comer pero del árbol
de la ciencia del bien y del mal no comeréis.
Probó su fidelidad en lo poco, en el huerto, aunque lo había
capacitado para sojuzgar la tierra entera.
Eso hace Dios, si podemos gobernar nuestras casas, podremos
gobernar lo demás, porque si en lo poco somos fieles en lo mu-
cho Él nos pondrá.
Aunque la capacidad de Adán y Eva era para gobernar el todo,
Él primero los probó en lo poco, y como sabemos, él no cuidó
de su huerto, entró la serpiente, sedujo a Eva, ella a su marido, y
después de la caída perdieron toda la autoridad que se les había
delegado. Y eso nos pasa muchas veces, cuando no atendemos
correctamente nuestro huerto, nuestro jardín, nuestro poco, en-
tra la serpiente y perdemos de pronto nuestra autoridad sobre
nuestra pareja, sobre nuestros hijos y a veces, no sólo la autori-
dad, sino a ellos mismos.
Si eres ministro de Cristo, a su servicio, no importando tu mi-
nisterio, hoy te aconsejo algo, atiende tu familia, pasa tiempo
con ellos, dedícales lo mejor de ti a tu esposa y a tus hijos. Los
mejores recursos, la mejor instrucción, comparte con ellos las
mejores y más profundas revelaciones, los mejores consejos,
planta en tu casa lo mejor de ti, acuérdate que esa es tu tierra y
tu mejor semilla debe ser plantada en ella.

Nada que hagas fuera de tu casa es verdad si no eres capaz
de hacerlo primero en casa, con tu esposa (o), con tus hijos,
con los tuyos.

No puedes decir que amas al prójimo si no te amas tú primero.
No puedes saciar las necesidades de nadie si las tuyas no lo están.
                               36
LA FAMILIA




No puedes dar de lo que no tienes.
No puedes enseñar lo que no conoces.
No puedes sanar de lo que estás enfermo.

Si quieres como pareja restaurar lo perdido en el Edén, reviérte-
lo. Hombre sujétate incondicionalmente a Dios y aprende a de-
pender de Él, mujer, reconoce que tu esposo está sujeto y ahora
te toca a ti hacerlo con él. Adán recibió una instrucción, Eva no
la siguió al pie de la letra, la serpiente la puso contra la instruc-
ción que vino a ella por boca de su esposo; el hombre no revocó
la decisión de la mujer, contraria a lo que Dios ya había dicho y
aquí se perdió todo. Se fue la autoridad sobre toda la tierra, que
ahora la tiene Satanás, y vino sobre el hombre maldición.
Es por tanto que en Cristo, somos nuevas criaturas, humildes,
sujetos; podemos volver la escena para atrás en nuestras vidas,
en nuestro matrimonio.

• Hombre sujeto a Dios.
• Mujer sujeta allahombre. de Dios y la comunica a la mujer;
Hombre recibe instrucción
La mujer aprende a confiar en ese hombre, su esposo; sujeto y
dependiente de Dios. Quitan de en medio de ellos las divisiones
y los desacuerdos.

                                                     Amós 3:3
Porque cómo andarán dos juntos si no se ponen de acuerdo.

                                                    Lucas 11:17
Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado; y una casa
dividida contra sí misma, cae.

La transparencia entre las parejas, el acuerdo, la sujeción, la
obediencia, son claves para restaurar lo que dice el Salmo 8:

                                                         salmo 8:5
Y lo coronaste de gloria y honra.


                                    37
EL ORDEN DE DIOS




Esa gloria que al manifestarse, llenará la tierra del conocimiento
de esa gloria, Su gloria; como dice Isaías 11:9 y Habacuc 2:14;
como las aguas cubren el mar.
Somos sus hijos y dice que el anhelo ardiente de la creación es el
aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Romanos 8:9

2 FIDELIDAD EN LO AJENO:

Lucas 16 en la parábola del mayordomo injusto
    v. 12 Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que
    es vuestro?

Un día Moisés, tras su fallido intento de libertar el pueblo de
Israel con sus fuerzas y conocimiento, huyó al desierto y allí se
alojó en la casa de Jetro, padre de Séfora, quien él desposó.

Y en Éxodo 3:1 dice
     Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote
     de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta
     Horeb, monte de Dios.

Moisés tuvo que apacentar las ovejas de su suegro Jetro a través
del desierto, para ser probado, moldeado, enseñado. Tuvo que
mostrar su fidelidad en lo ajeno para recibir el rebaño del Señor,
el pueblo de Israel.
Tu esposo o esposa es el hijo (a) de otro hombre y otra mujer.
¿Cómo esperas tú que sean fieles con los hijos tuyos cuando se
casen, si no has sido fiel con los que tienes?
Si no eres fiel en tu trabajo, ¿cómo esperas que Dios te regale tu
negocio, si con tu familia no eres fiel? ¿Cómo quieres una con-
gregación, o una familia más grande?
Si no cuidas propiamente de lo que te ha sido entregado, tu fa-
milia, ¿cómo dices que vas a cuidar lo que no te pertenece?
He aprendido en mi caminar a no esperar tener para hacer, sino
de mi escasez, de mi poco, de mi nada, de lo que dispongo, ha-
cer lo que me corresponde.


                                38
LA FAMILIA




3 MAYORDOMIA:
Dios nos da bienes, recursos, dones, talentos, pareja, hijos, vi-
vienda, vehículos, entre otros.

                                                    Lucas 12:42
Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al
cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé
su ración?

Aquí están las dos características de cómo Dios quiere que adminis-
tremos los recursos que nos ha dado. Con fidelidad y prudencia.
A unos les da más, a otros menos, a todos conforme a sus nece-
sidades. Él tiene cuidado de nosotros. Él dice no os afanéis por
vestido, comida, bebida, no estéis en ansiosa inquietud, pues
Él conoce nuestras necesidades. Pero nos quiere mayordomos
fieles y prudentes. Lo que tenemos no es nuestro, le pertenece a
El y un día tendremos que rendirle cuentas.
Faraón un día tuvo un sueño y José lo interpretó, fue nombrado
el hombre más grande de Egipto después de Faraón.
Génesis 41: Durante el tiempo de la vaca gorda él guardó una
quinta parte de toda la producción de granos y de semillas, eso
es el 20% de toda la producción.
Llegados los años de vaca flaca, él tenía almacenado suficiente
no sólo para alimentar al pueblo sino para comprar sus tierras
y sus vidas y ser dueño y Señor de todo Egipto y hacer de los
egipcios sus sirvientes.
Si malgastamos lo que Dios nos da, vivimos endeudados, vivi-
mos un ritmo de vida más acelerado que el que podemos cos-
tear, comprando cosas que no podemos pagar o que son inne-
cesarias. ¿Cómo podremos administrar sabiamente los recursos
del Señor en la iglesia u otro lugar?
El pueblo de Dios está grandemente atado, endeudado y Dios
dice en su palabra que no tomemos dinero prestado.
Vivimos planeando o haciendo negocios a la manera del mundo,
prevaricamos, sobornamos, admitimos cohecho, nos hacemos
partícipes de engaños, negocios turbios, actuamos como si Jesús
no estuviera en nuestros corazones, como si no conociéramos
                                 39
EL ORDEN DE DIOS




la palabra y eso sencillamente a Dios no le agrada; por eso
no vemos mayores cosas en nuestras vidas, no alcanzamos la
libertad.
Cuida del negocio o de la empresa donde trabajas como si fuera
tuya.
Defiende esos intereses como si fueran propios.
Camina la milla extra como si fuera por ti mismo.
Da tus mejores ideas, tu mayor esfuerzo, siembra lo mejor de
ti, haz todo cuanto hagas como para el Señor, entonces verás
la prosperidad de tus manos. Debemos recordar que tu mejor y
más brillante idea de hoy es simplemente la semilla que germi-
nará en algo mayor, si la plantas, y que la fuente de donde salen
esas ideas es inagotable; siempre habrá más y mejores ideas para
ti porque Jesús es fuente de toda sabiduría y conocimiento.
Quien te paga tu salario no es tu patrón, él sólo es un instru-
mento para ello, a ti te sostiene El Señor.

Tus riquezas no vienen por lo mucho que trabajes sino por
la manera en que apliques los principios de Dios para ben-
dición y multiplicación. Por tu obediencia a la Palabra de
Dios.

4 CAPACIDAD DE AMAR Y PERDONAR:
El amor es sin dudas lo más importante cuando hablamos de
la pareja, de las relaciones interpersonales, de nuestra relación
con Jesús y con la Iglesia.

Él dice en 1 Corintios 13:1-3
     1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor,
     vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
     2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda
     ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los
     montes, y no tengo amor, nada soy.
     3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los po-
     bres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo
     amor, de nada me sirve.


                                 40
LA FAMILIA




                               La palabra dice en Juan 13:35
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis
amor los unos con los otros.

                    Cuando el hombre pecó, dice Génesis 3:10
Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque
estaba desnudo; y me escondí.

La consecuencia directa, inmediata del pecado es el miedo, el
temor, es por eso que aunque queremos caminar hacia Dios
muchas veces no podemos porque el pecado nos separa de Él.
Las áreas no sanadas, no entregadas, no transformadas por el
Señor son áreas donde aún se manifiestan nuestros temores.
Cuando Eva pecó, ella tenía la instrucción de no comer del fruto
de ése árbol pero ella, seducida por la serpiente, decidió hacerlo.
En 1 Juan dice que el que teme no conoce a Dios, ese temor es
consecuencia del pecado, es producto de nuestra separación de
Dios. Ahora yo te pregunto, si somos cristianos, y buscamos de
Dios y vivimos en la santidad de Dios: ¿Cómo puedo yo aún te-
ner temores?; ¿Es que acaso no conozco a Dios?
Yo te puedo decir que esos temores que aún tienes, no importan-
do quien tú seas, en el Señor son consecuencias de tu pecado;
son áreas que tú no has rendido, donde no has permitido que el
poder transformador de Jesús se manifieste y en esa área tú no
conoces a Dios.
En 1 Corintios 13 dice lo que no es el amor o lo que no tiene el
amor; habla de la envidia, jactancia, envanecimiento, de hacer
lo indebido, buscar lo suyo (egoísmo), irritarse, guardar rencor,
injusticia, ¡claro!, todo esto en diferentes partes de la Biblia lo
cita como obras de la carne, obras de una voluntad no rendida a
Dios, las obras de un alma enferma, cautiva, prisionera. Dice sin
embargo, que es sufrido, benigno, todo lo cree, todo lo espera,
todo lo soporta.
Sé que estoy metido en un terreno difícil, que estoy hablando
de un tema que ha sido en ocasiones ignorado porque o no se
entiende o no estamos dispuestos a hacer lo que es necesario
hacer.
                                 41
EL ORDEN DE DIOS




Oro al Señor para que, a través de su Santo Espíritu, traiga la
revelación de ésta su palabra, a fin de que pueda ser entendida
y sea de edificación a aquellos que la comparten.
El amor no es una emoción del alma;
El amor no es un sentimiento del corazón;

El amor es un mandamiento del Señor, Juan 13:34
     Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros;
     como yo os he amado, que también os améis unos a otros.

El amor es un acto de obediencia, Juan 14:21
     El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que
     me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le
     amaré, y me manifestaré a él.

El amor es vivir conforme a la voluntad de Dios, conforme a
su palabra, a sus estatutos, es negar las cosas del mundo y sus
deseos y hacer lo que Dios dice que haga.
El más grande regalo que Dios hizo al hombre fue la capacidad
de decidir entre el bien y el mal, el libre albedrío.
Jesús fue obediente hasta la cruz, su obediencia fue rendir su
voluntad, su capacidad de decidir a su Padre, porque Él sabía
que su voluntad (la del Padre) es buena, agradable y perfecta.
Jesús fue un hombre sujeto a las mismas tentaciones y pasiones
que nosotros, pero Él no confió en su capacidad de decisión, Él
se la entregó al Padre, y así se hizo niño.
A Adán y Eva les fue entregada la misma capacidad, pero ac-
tuaron conforme a ellos mismos, no conforme a lo que Dios les
había dicho, por eso cayeron.
Jesús en el Getsemaní, en su lucha, en su padecimiento su car-
ne le dijo al Padre, pasa de mi esta copa, pero el Espíritu dijo
pero que no se haga mi voluntad sino la tuya.
El amor de Dios manifiesta la plenitud de Dios, y es esa plenitud
la que llena todo en todo, la que suple todas las necesidades de
nuestro ser, la que cuando le damos paso y permitimos que obre
en nuestras vidas va transformando nuestras almas, nuestras
mentes, nuestros corazones, va cambiando nuestros lamentos
                              42
LA FAMILIA




en gozo, va manifestándose y sanando cada área de nuestra
vida, por tanto el hombre interior va creciendo, mientras el ex-
terior se va desgastando. Cada vez somos menos nosotros y más
Jesús; y es entonces cuando Él se manifiesta a nuestras vidas y
una de esas manifestaciones es el amor, porque Dios es amor.
Es en el desprendimiento y el abandono de nuestra voluntad,
de nuestra capacidad de decidir que Él puede sanar aún esa
voluntad que, como dice Pablo, “hace el mal que no quiere y no
el bien que quiere”.
Amar es decirle a Jesús rindo mi voluntad a ti, te entrego mi
libre albedrío para que lo administres porque yo no he podido,
y reconozco que sin ti no lo puedo hacer. Y al rendirnos de tal
manera, aferrados a Él, sabiendo que en Él, si podemos confiar,
se desata esa lucha en nosotros entre la carne y el Espíritu; pero
que al alimentar y fortalecer ese Espíritu Santo de Dios que ha
sido puesto en nosotros, por medio de Él podemos vencer por-
que en Cristo somos más que vencedores.
No se trata de reprimir, se trata de rendir;
No se trata de olvidar, se trata de sanar; No se trata de fingir o
esconder, se trata de traer a la luz;
No se trata de ti, se trata de los demás, de Jesús;
No se trata de lo que queremos, se trata de lo que Él quiere;
No se trata de mi voluntad, sino de la de Jesús.
Jesús muchas veces, a través de su ministerio habló de la incre-
dulidad, la dureza de los corazones, el desconocimiento de su
palabra, la falta de fe, la falta de perdón, cualquiera que sea tu
caso, ponle nombre y permite ser sanado, liberado, y restaurado
en todas y cada una de las áreas de tu vida por sencillas que
parezcan y una vez alcanzada esa sanidad o en la medida que
la alcanzamos, nos vamos pareciendo a Él, sintiendo como Él,
por tanto, su amor se irá manifestando en nosotros.
La mayor victoria del amor fue la salvación por medio de Cris-
to Jesús, su muerte en la cruz, su resurrección de entre los
muertos.
El amor fue capaz de vencer todas las manifestaciones de Sata-
nás, sus demonios y el mal mismo, a través de la obediencia, la
humildad y la fe de Jesús.
                                43
EL ORDEN DE DIOS




Jesús llevó a la cruz el pecado de la humanidad, las transgresio-
nes, las rebeliones, las enfermedades, las deudas, las iniquida-
des; se humilló a lo sumo, obedeció al Padre por cuanto le creyó
a Él, y al obedecerle le manifestó su amor.
Jesús no reprendió en la cruz, Jesús se rindió, Jesús creyó, Jesús
obedeció, Jesús se humilló, Jesús amó.
Tú y yo podemos hacer lo mismo que Jesús con cada área de
nuestra vida y traerlas a la cruz, porque sólo ahí somos libres en
Cristo Jesús.
Es por eso que debemos morir día a día y continuamente hasta
alcanzar la estatura del varón perfecto, Cristo Jesús.

¿Por qué es tan difícil a las parejas, a los hermanos, sobrellevar-
se? Por varias razones:
1 Por desconocimiento de las escrituras y de la voluntad de Dios
   para nuestras vidas;
2 Porque nos resistimos a rendirnos a la voluntad de Dios;
3 Por egoísmos;
4 Por desconfianzas;
5 Porque vemos primero la paja del ojo de ese otro y no la viga
   de nuestro ojo;
6 Porque no sabemos amar, no reconocemos el amor de Dios;
7 Porque todavía andamos en la carne y sus obras;
8 Porque no le damos a Dios la oportunidad de gobernar
   nuestras vidas y queremos seguir haciéndolo nosotros en
   nuestra opinión y prudencia;
9 Por el pecado, la transgresión, la iniquidad y la rebelión no
   rendida o no sanada;
10 Por los temores consecuencia del pecado;
11 Por las herencias generacionales;
12 Por desobediencia a los mandamientos de Dios;
13 Por orgullo.
14 Por envidia.

Jesús dijo: “al que más se le perdona más ama”. ¿Cuánto estás
tú dispuesto a perdonar? ¿Hasta cuántas veces estás dispuesto
a perdonar? Jesús dijo que hasta 70 veces 7.
                               44
LA FAMILIA




Debemos perdonar para nosotros ser perdonados; debemos tra-
tar a los demás como queremos ser tratados; debemos dar de lo
que queremos recibir pero sin esperar nada a cambio; debemos
sembrar de lo que queremos cosechar, a sabiendas que cada
semilla dará fruto según su género.

                              Volviendo de nuevo a Mateo 18:19
Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo
en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será
hecho por mi Padre que está en los cielos.

¡Cuánto poder hay en dos puestos de acuerdo, sujetos a la vo-
luntad del Padre!. El enemigo nos quiere dividir para que per-
damos la autoridad. Por eso yo te digo hoy no te dejes engañar
más, ni te dejes robar más. Tu pareja no es tu enemigo, es el
aliado que Dios te dio para el ministerio, para vencer, para ma-
nifestar a Jesús y el poder de Dios aquí en la tierra. Y si tu pareja
es hostil, según tú, entiende que Dios la puso a tu lado para
forjar tu carácter, un diamante sólo es tallado o pulido por otro
diamante más duro o más pulido.
Deja de quejarte de tu pareja, dale gracias a Dios y bendícela,
ríndanse a la voluntad de Dios, pónganse de acuerdo, permi-
tan que Jesús sea el primero en cada uno de sus corazones y
oren al Padre y Él lo hará. El concederá las peticiones de sus
corazones.

5 OBEDIENCIA:
Cumplir con los mandamientos y estatutos de Dios.
En el punto anterior hablamos de la obediencia, pero yo quiero
abundar por lo importante que es.
La obediencia es el camino a la libertad;
La obediencia es la manifestación visible del amor;
La obediencia es un acto de fe.
El mayor acto de obediencia fue la cruz y ésto produjo el ma-
yor levantamiento de las tinieblas que se haya registrado; pero
aunque para el que no cree esto es locura, para los que creen es
poder de Dios para salvación.
                                  45
EL ORDEN DE DIOS




Lo que levanta al enemigo en tu contra es la obediencia, pero
lo que lo vence es la cruz, la sangre de Cristo derramada es la
muerte al yo, la muerte o rendición del área que está siendo tra-
tada; lo que vence al diablo es la negación a mi voluntad para
dar paso a la voluntad de Dios.
Dios quiere liberar nuestras almas.
Dios quiere liberar nuestra voluntad.
Pero esto requiere obediencia y fe (fe confiada); y es que ambas
van de la mano porque para obedecer hay que creer. Dice la
palabra en:

Hebreos 11:6
    Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario
    que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardo-
    nador de los que le buscan.

En Hebreos 11:1
    Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de
    lo que no se ve.

La convicción de Dios, la certeza de Jesús, eso es fe, saber por
encima de todos y de todo que Él es Dios y que si Él es por no-
sotros quién contra nosotros. El que anunció que muchas son
las aflicciones del justo pero que de todas ellas Él nos libraría;
El que nos invita a confiar porque ya venció.
Fe es: por cuanto conoces lo que Él ha dicho, decides caminar en
esa dirección, porque le creíste, y puedes confiar en que Él hará
lo que dijo. Obedecer a Dios debe estar por encima de todas las
cosas, aun de la opinión de otros hombres. Implica someterse a
las autoridades establecidas por Dios y por su orden.
La única obediencia perfecta fue la de Jesús, su obediencia lo
llevó a la cruz y ésta a la salvación del mundo.

• Abraham obedeció a Dios,Dios y su grandes errores, pero ser
corazón estaba inclinado a
                           cometió
                                    obediencia lo llevó a
                                                           su

padre del pueblo de Dios y padre de la fe.
•José obedeció a Dios y cuando llegó la crisis fue sustento para
                               46
LA FAMILIA




su pueblo y acumuló las mayores riquezas que gobierno alguno
pueda acumular.
•Noé obedeció a Dios y salvó su vida y la de su familia.
•David venció a sus enemigos cuando hizo lo que Dios decía.

Fueron hombres que obedecieron, creyeron, se equivocaron, se
arrepintieron, se volvían a Dios y Dios los perdonaba y los enal-
tecía y los cita en Hebreos 11 junto a otro grupo de hombres y
mujeres que también creyeron.




                                47
EL ORDEN DE DIOS




      48
Iniquidad del hombre vs.
        misericordia de Dios

A
A
          ntes de continuar con el tercer capítulo debemos ha-
          cer un alto, para evaluarnos y ver nuestra condición
          delante de Dios, de lo contrario los próximos puntos
no servirían de nada.
Vamos a hablar de la iniquidad, de la maldad del hombre para
entender muchas cosas que pasan, que detienen nuestro ca-
minar, que causan frustraciones, desánimos, desalientos, situa-
ciones que nos hacen perder las esperanzas, y a veces hasta
desviarnos del camino.

                                      En el libro del Éxodo 34:5-7
5 Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con él, procla-
mando el nombre de Jehová.
6 Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Je-
hová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y
grande en misericordia y verdad;
7 que guarda misericordia a millares, que perdona la iniqui-
dad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá
por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres
sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y
cuarta generación.

Es Jehová que dice esto de sí mismo, que es fuerte, misericordio-
so, piadoso, tardo para la ira, grande en misericordia y verdad,
que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad,
la rebelión y el pecado.
Yo veo aquí el carácter de Dios reflejado, manifestado por Él
mismo, veo a Jesús, y lo que haría.
Él nos llama a ser como Él, misericordiosos, perdonadores, ve-
races, piadosos, tardos para la ira, fuertes en Jesús porque su
poder se perfecciona en nuestras debilidades.
Dios dice que de ningún modo tendrá por inocente al malva-
do. Y esto lo vemos cada día, Él perdona nuestras ofensas, pero
debemos arrepentirnos, debemos cambiar nuestra manera de
pensar, debemos reconocernos enfermos. De lo contrario pa-
deceremos las consecuencias de nuestros pecados, rebeliones
o iniquidades.
                                49
EL ORDEN DE DIOS




En Ezequiel 18:20 Jehová dice:
    El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado
    del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del
    justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.

Aquí cada cual, explica claramente, es responsable delante de
Dios de sus pecados y rebeliones.

Pero Dios dice en Éxodo 34:7
     ...que guarda misericordia a millares, que perdona la iniqui-
     dad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá
     por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres
     sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y
     cuarta generación.

¿Qué pasa con ésto entonces?

Deuteronomio 32:4
    El es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos
    son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; Es
    justo y recto.

En Ezequiel 18:20 dice: la impiedad del impío será sobre él.

Salmo 7:14-15
    v. 14 He aquí, el impío concibió maldad, se preñó de iniqui-
    dad, y dio a luz engaño.
    v. 15 Pozo ha cavado, y lo ha ahondado; y en el hoyo que hizo
    caerá.
    v. 6 Su iniquidad volverá sobre su cabeza, y su agravio caerá
    sobre su propia coronilla.

Job 15:35 dice:
     Concibieron dolor, dieron a luz iniquidad, y en sus entrañas
     traman engaño.



                                 50
INIQUIDAD DEL HOMBRE VS. MISERICORDIA DE DIOS




¿Qué hace la iniquidad en nosotros?
En Isaías 59:1-21 dice:

v. 2 crea división entre nosotros y Dios;
v. 3 hace ocultar el rostro de Dios de nosotros, para no oír:
nos hace mentirosos;
nos hace hablar maldad;
nos contamina las manos de sangre;
v. 4 nos aleja de la justicia;
no juzgamos por la verdad;
nos hace confiar y hablar vanidades;
concebimos maldad, damos a luz iniquidad;
v. 5 incubar huevos de áspides y tejer telas de araña (el que
come sus huevos morirá y si los apretaren saldrán víboras);
calumnias, chismes, murmuraciones, falsos testimonios;
v. 7 hace que nuestros pies se apresuren al mal;
nos apresura a derramar sangre inocente;
pensamientos mezquinos, inicuos;
caminos de destrucción y quebrantamiento;
v. 8 nos hace desconocer el camino de la paz, andar por veredas
torcidas;
v. 9 la rectitud no nos alcanza;
esperamos luz y se manifiestan las tinieblas, resplandores y
andamos en oscuridad;
v. 10 nos hace andar a tientas, como ciegos;
nos hace tropezar a mediodía como de noche;
nos hace estar en lugares oscuros como muertos;
v. 12 Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de
ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque
con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros
pecados:
v. 13 el prevaricar y mentir contra Jehová, y el apartarse de en
pos de nuestro Dios; el hablar calumnia y rebelión, concebir y
proferir de corazón palabras de mentira.
v. 14 Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la
verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir.


                                 51
EL ORDEN DE DIOS




¿Qué es la iniquidad que provoca tantos efectos en nosotros?
Es esa codificación del mal que hay en nosotros, en nuestro
corazón; que viene por herencia, por compartir con nuestros
familiares, vecinos o amigos; es esa información de maldad que
recibimos como ¡normal! que nunca nos fue corregida ni acla-
rada por la palabra.
Es la información del mal que entra por nuestros sentidos y se
aloja en nuestra mente, en nuestra razón, en nuestro corazón.
Es esa raíz del mal que nuestro corazón aloja porque al recibirla
de nuestros antepasados, de nuestro entorno familiar, escolar,
social, de nuestra cultura, entra a mí, mora en mí y me provoca
a hacer el mal, me incita al mal, me inclina al mal, me seduce y
como dice Pablo:

Romanos 7:15
   Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quie-
   ro, sino lo que aborrezco, eso hago.

v. 19-21
     v. 19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no
     quiero, eso hago.
     v. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pe-
     cado que mora en mí.
     v. 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que
     el mal está en mí.

Cuando nacemos venimos al mundo en medio de una familia
que tiene su historia, costumbres, prácticas; somos parte de una
sociedad que también tiene su historia, costumbres, prácticas.
Ese contexto, ese medio, arroja información sobre nosotros des-
de el vientre de nuestras madres, nos provee de información de
bien y de mal.
En la medida en que ese entorno esté o no cerca de Dios, cum-
pla con sus palabras y mandamientos o no, así será la cantidad
de información que recibimos; mientras más cerca de Dios, más
información de bien recibiremos; mientras más lejos de Dios,
más información de mal recibiremos.
                                52
INIQUIDAD DEL HOMBRE VS. MISERICORDIA DE DIOS




¿Cuál es el peligro? Que independientemente de si la informa-
ción es correcta o no, de bien o de mal, para nosotros es la que
conocemos, es lo normal, es lo que sabemos, es lo que prac-
ticamos, es lo que nuestra mente y nuestro corazón codifican
como aceptables, y vivimos concibiendo maldad, preñados de
iniquidad y dando a luz engaños.

Por eso en Deuteronomio 32:4 aclaramos que:
•Los caminos de Dios, todos son rectitud;
•Dios es Dios de verdad;
•No hay iniquidad en Él.

Sin hacer esta nota no podemos seguir hablando, porque es en
nosotros que está el mal, no afuera, no en Dios, es en nuestro
corazón. La iniquidad, el pecado o la rebelión, no consisten sim-
plemente en un acto voluntario de transgresión, sino que tiene
raíces más profundas. Este incluye: la perversidad del corazón,
la mente, la disposición y la voluntad.
Cuando Dios creó al hombre, ya el mal existía en la tierra.

                                          En Ezequiel 28:16 dice:
A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de ini-
quidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te
arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector.

Aquí habla de cuando Satanás fue arrojado del cielo.
El hombre fue creado sólo con conocimiento del bien, cerca de
Dios y con instrucciones precisas para no caer en el mal, que no
conocía pero que existía.
Fue Satanás, en forma de serpiente, que tentó a Eva.

                                        Y en Génesis 3:6 dice que:
ella vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable
a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría.

Entonces entra la maldición como respuesta de Dios al mal.


                                53
EL ORDEN DE DIOS


      Tu composición genética
            cuatro generaciones {30 personas}




15 16 17 18 19 20 21 22



     7                8                9               10



              3                                 4

                              p

Cada uno de nosotros hemos nacido por un padre y una ma-
dre, la fila 3, 4, 5 y 6 corresponde a nuestros abuelos, por parte
de nuestro padre y por parte de nuestra madre. La fila 7, 8,
9, 10, 11, 12, 13 y 14 corresponde a nuestros bisabuelos; la
última fila son los tatarabuelos y así se completan las cuatro
generaciones.


                              54
23 24 25 26 27 28 29 30



 11       12        13       14



      5                  6

               m


 tú
               55
EL ORDEN DE DIOS




Luego, más adelante, en Génesis 6:5
    Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la
    tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de
    ellos era de continuo solamente el mal.

Y en el v. 7 dice que decidió raerlos de la faz de la tierra, luego
el diluvio donde sólo Noé fue hallado justo y librado de morir
junto con su familia.

Nuevamente los hombres se pusieron de acuerdo en contra de
los designios de Dios:

     v. 4 Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre,
     cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si
     fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.

Aquí vino la confusión de lenguas, y los hombres fueron es-
parcidos sobre la faz de la tierra y dejaron de edificar. Esto es
conocido como la torre de Babel en Génesis 11.
Una y otra vez vemos prevalecer el mal en el corazón del
hombre.
Es por ésta razón que afirmamos una y otra vez que el mal está
adentro.
La Biblia dice en Jeremías 17:9 No es sino hasta que arran-
camos el mal de raíz, de lo más profundo de nuestro ser, que
seguiremos reincidiendo, que seguiremos cayendo.
Nos veremos perdonados, liberados y al paso de un tiempo,
¡PAM!, de nuevo, allí está asomando, aflorando esa vieja natu-
raleza, ese cuerpo que Pablo lo llama cuerpo de muerte y como
él nos preguntamos ¿Quién nos librará?
Y aquí hablo a cristianos, lavados por la sangre de Cristo, que
creen en el Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado,
que confiesan su nombre. Hombres y mujeres que han sido
perdonados, liberados y cuando se ven, de nuevo envueltos,
seducidos, reincidiendo, de nuevo se encuentran confesando y
pidiendo perdón por el mismo pecado, viviendo la misma situa-
ción, y cayendo otra vez. Entonces se preguntan:
                               56
INIQUIDAD DEL HOMBRE VS. MISERICORDIA DE DIOS




¿Por qué? Simplemente porque el mal está adentro.
En Proverbios 1:23-25, habla al pueblo de Israel, al pueblo de
Dios, por medio del Rey, por medio de aquel hombre de quien
Dios mismo dice que le dio tal sabiduría que nadie nunca más
la tendrá.
Tú y yo somos su pueblo.

v. 23 Volveos a mi reprensión; he aquí yo derramaré mi espí-
ritu sobre vosotros, y os haré saber mis palabras.
v. 24 Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, Extendí mi mano, y
no hubo quien atendiese,
v. 25 Sino que desechasteis todo consejo mío y mi reprensión
no quisisteis,

Dios nos habla por medio de su palabra, nos alerta, nos profeti-
za, nos da palabras de ciencia, conocimiento, nos da revelacio-
nes, nos inquieta por medio del Espíritu, nos llama, a veces nos
grita, otras nos tumba del caballo, y Él dice: no quisisteis oír.

De igual modo, Dios envía a Ezequiel a darle su mensaje, su
corrección, su alerta al pueblo y de nuevo repito: tú y yo somos
ese pueblo.

                                                      Ezequiel 2:4
Yo, pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido co-
razón; y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor.

                                                     Ezequiel 3:5-7
v. 5 Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de
lengua difícil, sino a la casa de Israel.
v. 7 Mas la casa de Israel no te querrá oír, porque no me quie-
re oír a mí; porque toda la casa de Israel es dura de frente y
obstinada de corazón.

Dios siempre nos quiere sanar, nos quiere restaurar, nos quie-
re liberar, nos quiere soltar las amarras, nos quiere disciplinar,
quiere la transformación de nuestra mente, quiere hacernos
                                  57
EL ORDEN DE DIOS




libres y vencedores como Él, por medio de Él y su sacrificio ya
consumado en la cruz.
El pueblo de Israel pasó de la esclavitud al desierto, los que no
creyeron, se quejaron, murmuraron, ¡murieron! Aquellos que
nacieron libres o tuvieron un espíritu diferente, como Caleb y
Josué, alcanzaron la promesa.
Pero aún esto no bastó, porque Israel una y otra vez se rebeló
contra Dios, así como hoy vemos hijos de Dios, pueblo de Dios,
ministros de Dios que de repente caen. ¿Sabes por qué? La ini-
quidad de nuestros corazones, esa raíz enclavada en nuestro co-
razón que el enemigo deja quieta y no toca hasta un día que él
reclama sus derechos sobre ese pedacito que nosotros creímos
sanado, creímos entregado, nos supimos perdonados y ahora
comienza su ministración al alma, poniendo pensamientos,
ideas; despacito, poquito a poco, hasta que de nuevo encarcela
nuestra alma, aprisiona la mente y los sentidos, teje redes bajo
nuestros pies y luego viene la caída.
Y una vez más preguntamos: ¿Señor que pasó? La iniquidad,
porque Él no da por inocente al culpable.
Dice la palabra que el pecado, el engaño del pecado, endurece
los corazones. Un corazón endurecido no se deja corregir, ni
disciplinar; acuérdate que el enemigo vino a robar, matar y des-
truir; él anda como león rugiente buscando a quien devorar.
David decía; “deje el hombre inicuo su camino”.

En Isaías 1:16-20 de nuevo dice:
     v. 16 Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras
     de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;
     v. 17 ...aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al
     agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.
     v. 18 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros
     pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblan-
     quecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como
     blanca lana.
     v. 19 Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra;
     v. 20 ...si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a
     espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.
                                58
INIQUIDAD DEL HOMBRE VS. MISERICORDIA DE DIOS




1 Lavaos y limpiaos: esto sólo se consigue reconociendo a
Jesús, reconociendo su sangre, su sacrificio en la cruz, recono-
ciendo nuestra condición delante de Él.

2 Quitad la iniquidad de vuestras obras: esto es arrepentirse,
detenerse de hacer lo que antes hacíamos, ya no hacerlo más,
cambiar de mente, de forma de pensar, de actitud ante esa con-
dición.

3 Aprended a hacer el bien: instruirse con la palabra, ¿qué dice
Dios por medio de ella?; ¿cómo lo haría Jesús?

4 Buscad el juicio: esto es traer tus obras a la luz.

                                                        Juan 3:20
Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene
a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.

                                                  Salmo 19:9-19
Los juicios de Jehová son verdad, todos justos.
v. 10 Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afi-
nado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal.

5 Restituid al agraviado: no basta sólo con reconocer tu falta y
traerla delante de Dios, necesitas pedir perdón, recibir el perdón
primeramente de Dios; luego, cuando el caso lo requiera, repara
el daño que causaste, perdona, consuela, ama a esa persona.

6 Haced justicia: al huérfano y a la viuda. Acciones conforme a
la palabra, aclaro, no sólo acciones, sino acciones conforme a la
palabra. Bienaventurados los que guardan sus testimonios y con
todo el corazón le buscan: pues no hacen iniquidad los que andan
en sus caminos. Salmo 119:2-3

Es entonces cuando Él dice: venid y estemos a cuentas; es enton-
ces cuando tus pecados serán borrados, perdonados, es cuando
la raíz de la maldad se arranca, cuando aún las motivaciones del
                                59
EL ORDEN DE DIOS




corazón son corregidas. Los v. 19 y 20 explican que es volunta-
rio, si tú quieres obedeces, consecuencia, bendición; si no, con-
secuencia de tu desobediencia.
Este es un proceso que se repite cada día, para cada área de
nuestra vida, para cada situación, hasta que somos transforma-
dos y tenemos la imagen de Cristo.
Dios le dijo un día a su pueblo y hoy nos lo dice a nosotros:

Jeremías 4
     v. 14 Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para que seas
     salva. ¿Hasta cuándo permitirás en medio de ti los pensamien-
     tos de iniquidad?
     v. 22 Porque mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos
     ignorantes y no son entendidos; sabios para hacer el mal, pero
     hacer el bien no supieron.

La autoridad sobre la palabra, la autoridad espiritual sólo se
consigue en la medida que vamos rindiendo áreas, en la medi-
da que vamos siendo sanados por Jesús; una vez sanado, ven-
cido el enemigo, entonces es que tienes autoridad para ayudar
a otros en esa área. La iniquidad en nuestros corazones puede
ser tan sutil como el diablo mismo, porque él es hacedor de ini-
quidad, él es la iniquidad.
¿Quiere decir esto que tú estás poseído? ¡No! Quiere decir que él
todavía tiene autoridad si aún está en el corazón.
Hoy yo te invito, te exhorto, arranquemos la iniquidad de los
corazones, arranquemos las raíces del mal, arranquemos los
huevos que como el áspid son plantados para que en el tiempo
incuben y dan a luz el pecado y la maldad.
La mejor guerra espiritual que tú y yo podemos hacer es sanar
nuestro corazón, porque cada cosa que es arrancada, cada área
en la que lo vencemos, ya él no tiene más autoridad sobre no-
sotros.
No nos conformemos solamente con pedir perdón por los pe-
cados, sigue adelante, hay más, arrepiéntete, aprende a hacer
el bien, busca el juicio, restituye al agraviado, haz justicia, ven y
ponte a cuentas con el Señor. ¡ALELUYA!
                                60
INIQUIDAD DEL HOMBRE VS. MISERICORDIA DE DIOS




Muchas veces decimos como en este versículo de Malaquías:

                                              Malaquías 3:15
Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y
los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que
tentaron a Dios y escaparon.

                               Y Dios te dice en el salmo 37:1-3
v. 1 No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas en-
vidia de los que hacen iniquidad.
v. 2 Porque como hierba serán pronto cortados, y como la
hierba verde se secarán.
v. 3 Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y
te apacentarás de la verdad.

Siempre hay una esperanza para el justo, para el que cree, para
el que confía. Oye bien, para el justo, para el hacedor de justicia,
que continuamente practica la justicia, que vive conforme a la
palabra. Los cristianos no estamos llamados a encerrarnos, ni
apartarnos del mundo, ni a ver a los demás como condenados y
nosotros salvos, no estamos exentos porque la iniquidad no está
afuera, está en nuestros corazones.

                                        Jesús dijo: Juan 17:15
No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del
mal.

¡Qué precioso! Jesús oró por nosotros, por ti y por mí. Somos ha-
bitantes del mundo, somos integrantes del mundo, tenemos un
gran trabajo que hacer allá fuera. Pero Dios nos va a guardar del
mal porque Jesús ya se lo pidió.
Estamos llamados a ser luz en un mundo de tinieblas. Ahora yo te
pregunto: ¿Cómo es tu luz? Tan tenue como la lucecita que usa-
mos de noche para ver el camino al baño, o tan resplandeciente
como un alógeno de máxima potencia. Cuando vinimos al Señor
andábamos en total tinieblas.


                                 61
El orden de Dios establece la bendición
El orden de Dios establece la bendición
El orden de Dios establece la bendición
El orden de Dios establece la bendición
El orden de Dios establece la bendición
El orden de Dios establece la bendición
El orden de Dios establece la bendición
El orden de Dios establece la bendición
El orden de Dios establece la bendición
El orden de Dios establece la bendición
El orden de Dios establece la bendición
El orden de Dios establece la bendición
El orden de Dios establece la bendición
El orden de Dios establece la bendición
El orden de Dios establece la bendición
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  • 1. EL ORDEN DE DIOS LUIS CABRERA
  • 2. Diseño de portada: Miguelina Ceara de Cabrera Diseño y diagramación: Miguelina Ceara de Cabrera Corrección de estilo: Lourdes Vázquez Versión de la biblia usada para esta publicación: Reina Valera Revisada (1960). 1998. Sociedades Bíblicas Unidas: Miami. Nueva concordancia Strong exhaustiva: Diccionario. Caribe: Nashville, TN.
  • 3. Contenido Capítulo 1 Dios 7 Capítulo 2 La familia 25 Iniquidad del hombre vs. misericordia de Dios 49 Tu composición genética 54 Capítulo 3 Iglesia y ministerio 77 Capítulo 4 Trabajo 85 Guía de oración 110
  • 4. Introducción D esde el año 2003 hasta hoy, mediados del 2011, he reci- bido del Espíritu Santo día tras día, instrucciones acerca del orden, de su orden, y aunque hoy estoy haciendo un alto para plasmar en este libro lo que me ha enseñado sé que hay mucho más. Ciertamente confieso que estas verdades, una vez recibidas y plasmadas en papel, fueron probadas en mi vida, lo que las convierte en revelaciones para mi, razón ésta por la que el proceso de escribir este libro fue tan largo. Lo que aquí escribo no son historias leídas, ni prédicas que recuerdo o cosas que oí alguna vez, ha sido un estilo de vida, un día a día, una genuina transformación de antiguas costumbres, un cambio de viejos aprendizajes por “lo verdadero de Dios”, según lo que Él me ha mostrado. Doy gracias al Señor por sus delicadas enseñanzas. Una vez ter- minado y casi listo para presentarlo a la editora, preguntaba en oración: Padre ¿Cuál es tu propósito con este libro y a quiénes está dirigido? Y dos versículos describen esta dirección: Cantares 6:10 ¿Quién es esta que se muestra como el alba, Hermosa como la luna, Esclarecida como el sol, Imponente como ejércitos en orden? Juan 17:20-21 v. 20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, v. 21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 4
  • 5. Jesús viene a buscar una Iglesia vestida de lino fino, blanca, res- plandeciente, sin manchas y sin arrugas. Una Iglesia victoriosa que ha puesto al enemigo por estrado de sus pies. Como dice el libro de Cantares: “Hermosa como la luna, Esclare- cida como el sol”; una iglesia que es capaz de llenar la tierra del conocimiento de su gloria, de manifestar una gloria que cono- ce, que disfruta, que vive. Esa Iglesia, dice Cantares, es “Imponente como ejércitos en or- den”; y he aquí la clave, el orden desata y activa la autoridad que viene de Dios, que fue delegada por Jesús. Y al estar en orden, se produce la unidad del Espíritu, cumplien- do así con la petición de Jesús, que sean uno en nosotros. ¡Qué bendición tan grande! Y queda establecido, como dice el libro de Isaías, “Mi palabra no vuelve a mí vacía sino hasta que haya cumplido el propósito para lo que fue enviada”. Declaro el orden de Dios sobre tu vida, sobre tu relación con El Padre; sobre tu familia, sobre tu vida ministerial y sobre tu trabajo. Un orden que te haga como el alba, Hermosa como la luna, Esclarecida como el sol, Imponente como ejércitos en orden y en la unidad del Espíritu que fue pedida por Jesús en Juan 17; “uno como tú en mí y yo en ti”. Ese mismo orden que Pablo declaró a los efesios que debe es- tar presente para conquistar y vencer principados, potestades, gobernadores de las tinieblas y huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 5
  • 6. 6
  • 7. Capítulo 1 Dios E E l hombre fue creado del polvo de la tierra, a imagen y semejanza de Dios, para que lleve una vida que lo glo- rifique a Él, una vida que lo manifieste a Él, una vida de adoración en espíritu y verdad. Una vida totalmente depen- diente de Él, una vida de obediencia. El hombre fue creado con cualidades extraordinarias, para vivir delante de la presencia de Dios, a su lado siempre, en la eter- nidad de Dios, con una sabiduría sin precedentes, capacitado para sojuzgar la tierra, gobernarla, para ser señor de la tierra. El hombre no conocía muerte, ni enfermedades, ni maldiciones, ni lo que era trabajar para comer del sudor de su frente, ni el dolor en las preñeces. Fue creado sin conocimiento del mal, con una instrucción que debía obedecer. Dios le dijo que del árbol de la ciencia del bien y del mal no comiera. Y al hacerlo, desobedeciendo el mandato de Dios, perdió tanto que no sabemos hasta cuánto. Y por eso Dios nos busca, es por esa razón que ha hecho todo lo que ha hecho, para devolvernos lo que por el pecado un día perdimos. Dios es nuestro Padre Celestial y nos quiere de vuelta en su regazo. Génesis 1:2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Tierra: del hebreo 776. érets; de una raíz que no se usa que probablemente significa ser firme; tierra (completa o partitivamente una tierra): campo, co- marca, costa, ladera, mundo, nación, país, polvo, provincia, región, suelo, terreno, territorio, tierra. 2 Desordenada: del hebreo 3806. π pádsos; del alt. De 3958; propiamente Sufrimiento, es decir (subjetivamente) pasión (específicamente concupiscencia): pasión, desordenado. 3 Tinieblas: del hebreo 7
  • 8. EL ORDEN DE DIOS 2822. kjoshék; de 2821; oscuridad; de aquí, (literalmente) tinieblas; figuradamente miseria, destrucción, muerte, ignorancia, tristeza, mal- dad: oscuridad, oscuro, sombrío, tenebroso, tiniebla. 4 2821. kjashák; raíz primitivo; estar oscuro (como reteniendo la luz); trans. Oscurecer: cubrir, encubrir, entenebrecer, negrura, oscure- cer, oscuridad, oscuro, tiniebla. 5 ¡Qué gran enseñanza hay en este pasaje!, Cuando la Biblia dice “Y la tierra estaba desordenada y vacía”, la tierra somos nosotros, nuestro hogar, nuestra familia, nuestro vecindario, nuestro círcu- lo de amigos, nuestra ciudad, nuestro país, nuestros corazones; la tierra es de lo que estamos hechos, de nuestras costumbres, nuestras tradiciones, nuestras creencias, nuestra cultura. Dios nos creó, no hay dudas, pero a causa de la caída, a causa del pecado, hasta que Jesús no interviene en nuestras vidas es- tamos en desorden, sufrimientos, pasiones desordenadas, con- cupiscencias; por eso padecemos y sufrimos. Vidas vacías, en ruina, cubiertos de miserias, en destrucción, muertos en delitos y pecados, ignorantes de su palabra, de su amor, llenos de tristezas, amarguras, rechazos, llenos de mal- dad, viviendo en oscuridad, con el entendimiento entenebreci- do. ¡Gloria a Dios! Porque cuando lo aceptamos como nuestro Señor y Salvador, es como cuando en la creación Dios dijo: “Sea la luz” y ¿qué sucede? Que en nuestras vidas: 1 Dios comienza a separar la luz de las tinieblas. 2 Dios comienza a separar las aguas de las aguas, (porque de una misma fuente no pueda salir agua dulce y agua salada). 3 Nos traslada del reino de las tinieblas al Reino de la luz. 4 Separa los cielos, (lo de Él) la tierra seca, (lo natural, carnal y lo que no proviene de Él, lo improductivo y estéril). En otras palabras, Él establece un orden perfecto, prepara los escenarios para lo que va a hacer después. Los ordena, pone cada cosa en su lugar y cuando esto es hecho, dice que crea. 2, 3, 4, 5 Nueva concordancia Strong exhaustiva: Diccionario. Caribe: Nashville, TN. 8
  • 9. DIOS Así como lo hizo en lo expresado en estos versículos: Génesis 1 v. 11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hier- ba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. v. 14 Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, v. 20 Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. v. 22 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. Dios fue colocando cada cosa en su lugar, cada árbol, cada plan- ta, cada especie, según su género. Esto hace Dios con nosotros, luego que nos trae a su Reino, que establece su luz en nosotros por medio de Jesús, entonces comienza a separar las tinieblas de la luz, las aguas dulces de las amargas y saladas, comienza a preparar los escenarios de nuestra vida, de nuestro corazón, de nuestra mente, para inser- tar su creación en nosotros, para insertarnos su simiente, su Es- píritu Santo. Coloca un corazón de carne sensible a Él en vez de uno de piedra; un corazón limpio, la mente de Cristo; comienza a renovar el espíritu de nuestro entendimiento, entonces va colocando en nosotros su oración genuina por el espíritu, la alabanza y adoración sin obstáculo, que es la obediencia in- condicional a Él; comienza a forjar en nosotros su carácter, a llamar cada cosa por su nombre, a dar fruto según su género, a ordenar nuestras vidas; entonces dice en el v. 22 “Y Dios los bendijo”. Por tanto: No hay bendición sin orden; No hay bendición sin obediencia: No hay bendición sin rendición; No hay bendición sin santidad. 9
  • 10. EL ORDEN DE DIOS De las tantas cosas que el hombre perdió por el pecado, lo ma- yor fue su relación con Dios, su comunión, su cercanía y es por eso que lo primero que Él restablece es esa comunión perdida. Por eso Dios mismo nos busca, se acerca a nosotros con ese plan perfecto de salvación y redención. Dios nos ama y nos quiere cerca de Él, en su presencia, depen- diendo totalmente de Él y confiados. Tal es el anhelo de Dios para que nos acerquemos a Él, que consumó un plan perfecto, un plan que no fallaría, un plan que ciertamente nos lleva de vuelta al Padre. Ese plan, ese camino, se llama Jesús. Filipenses 2:6-11 v. 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, v. 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; v. 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mis- mo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. v. 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, v. 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; v. 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Dios quiere por medio de Jesús traernos de vuelta a Él, quiere que seamos sus hijos, verdaderos hijos, con conocimiento de quiénes somos, con identidad, libres del pecado que nos asedia, libres de toda dolencia, de toda enfermedad, de toda maldición, en autori- dad, enriquecidos en todo, sabios, entendidos, misericordiosos. Re- yes y sacerdotes para nuestro Dios. Juan 8:31-32 v. 31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdadera- mente mis discípulos; v. 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 10
  • 11. DIOS Juan 8:34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Juan 8:36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. Juan 14:21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Ahora ¿porqué Jesús? Isaías 53:3 Despreciado y desechado entre los hombres. Para por medio de Él hacernos aceptos en el amado. Efesios 1:6 Isaías 53:3 Varón de dolores, experimentado en quebrantos. De manera que por Él seamos libres de todo dolor, sufrimiento y encontremos en Él toda consolación en medio de cualquier quebranto. Isaías 53 v. 3 Escondimos de Él el rostro, fue menospreciado y no le estimamos. Esto para que seamos librados de todo rechazo, de todo escon- drijo, de todo menosprecio; para darnos en Él el valor, la digni- dad y la honra que tenemos por Él y en Él. Él nos ha hecho libres de enfermedad, libre de pestilencias, libre de plagas, libres y como dice en Isaías: 11
  • 12. EL ORDEN DE DIOS Isaías 53 v. 5 por su llaga fuimos nosotros curados. v. 4 le tuvimos por azotado. Y por eso Él puede librarnos de los azotes, consolarnos y soste- nernos en medio de las embestidas del diablo, del mundo y de la gente. v. 5 Fue herido por nuestras rebeliones. Para que nosotros seamos libres de toda rebelión y podamos ser mansos y humildes, como Él. v. 5 Molido por nuestros pecados. Apocalipsis 1:5 con su sangre nos lavó de nuestros pecados. 1 Juan 1:9 si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdo- nar nuestros pecados. Isaías 53 v. 6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros. Por eso Él tiene la autoridad de volvernos por el camino correc- to, el camino de vuelta al Padre, porque Él es el Camino. v. 7 Angustiado y afligido no abrió su boca; Por eso puede quitarnos la angustia, aflicción, queja, murmu- ración, chisme y crítica; en el v. 7, dice que “enmudeció”, para tener autoridad sobre los dichos de nuestra boca y librarnos de las maldiciones que proferimos o que son contra nosotros; para perdonarnos cada vez que ante situaciones difíciles abrimos 12
  • 13. DIOS nuestra boca y nos hacemos pregoneros de desgracias, como el mundo, vivimos hablando y declarando contrario a lo que Él hizo y lo que ya dijo: v. 7 Como cordero fue llevado al matadero y como oveja delan- te de sus trasquiladores. Para librarnos de los yugos de esclavitud a que nos vemos ex- puestos en diferentes etapas de nuestras vidas. Él tiene autoridad para librarnos de opresión, de cautiverios, de torturas, de maltra- tos físicos, de maltratos verbales. Y también consolarnos, restau- rarnos, y aunque suceda lo que suceda, en medio de la aflicción, no nos desampara. En Él tenemos la fortaleza para resistir. En Mateo 11:30 dice que “su yugo es fácil y ligera su carga”. En Hebreos 2:14 nos explica que: Venció la muerte misma, resu- citando, librándonos del imperio de la muerte. Isaías 53 v. 5 el castigo de nuestra paz fue sobre Él. Para que podamos recibir la paz que sobrepasa todo entendi- miento. Para que experimentemos la paz en medio de las tor- mentas. v. 8 y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Para que yo sea sujeto, obediente. v. 9 Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. v. 10 Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. 13
  • 14. EL ORDEN DE DIOS v. 11 Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfe- cho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. v. 12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuer- tes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores. A través de su muerte nos trajo a vida abundante. Juan 10:10 Su humildad venció el orgullo. Su desnudez produjo en nosotros cobertura. Siendo rico se hizo pobre para en su pobreza enriquecernos. 2 Corintios 8.9 En la cruz se hizo maldición para librarnos de toda maldición. Gálatas 3:13 Llevó la corona de espinas en su cabeza. Juan 19:2 Para librarnos, sanarnos, restaurarnos, consolarnos, de los es- pinos y dardos que son enclavados en nuestra alma y nuestra mente. Es su amor manifestado en la cruz que vence los odios, los ren- cores, los resentimientos. Él venció y en Él tenemos lo que necesitamos para ser libres, para ser sanos, para ser prósperos, para recibir paz, gozo, para vivir en justicia y santidad. Él pagó el precio de nuestra condenación, Él nos justificó, nos redimió, nos salvó. Y tú, ¿qué necesitas?, yo te brindo lo que tengo. Yo tengo a Jesús. La plenitud del que lo llena todo en todo. Efesios 1:23 Aquel que suple tus necesidades conforme sus riquezas en gloria. Filipenses 4:19 Por esto y muchas otras cosas Él es el Señor. Porque venció el imperio del pecado y de la muerte. Hebreos 2:14 Porque trajo cautiva la cautividad y dio dones a los hombres. Efesios 4:8 Por medio de Él se reconcilia el hombre con el Dios verdadero. Romanos 5:10 14
  • 15. DIOS Derribando la pared intermedia de separación entre los pueblos. Efesios 2.14 Abolió por medio de la cruz las enemistades, la ley de los manda- mientos expresados en ordenanza. Efesios 2:15 Hizo la paz a los que estaban lejos (gentiles) y a los que estaban cerca (Israelitas). Efesios 2:17 Los gentiles que éramos extranjeros, advenedizos, sin Cristo, lejos de la ciudadanía de Israel, ajenos a los pactos y las promesas. Gálatas 3:28-29 v. 28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. v. 29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa. Él es la luz del mundo, que esparce toda tiniebla, es el perfecto amor que echa fuera todo temor, es el camino de vuelta al Padre, es la verdad, la vida, sin Él nada podemos hacer. Génesis 12:1-3 v. 1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. v. 2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engran- deceré tu nombre, y serás bendición. v. 3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. La gran promesa es la libertad, fue la promesa para Abraham (Abram) y es la promesa en Cristo Jesús. Hasta que Abraham no abandonara su cultura (Babilonia, el sistema del mundo), sus creencias, sus raíces, sus lazos familiares, su composición origi- nal; hasta que no rompiera con su pasado, no podría recibir eso que Dios le daba. Canaán representa la tierra prometida, representa la libertad, re- presenta la abundancia donde Dios quiere llevar a su pueblo, re- presenta la recompensa a la obediencia, representa la renovación 15
  • 16. EL ORDEN DE DIOS de la mente de esclavos de su pueblo a una mente transformada por la confianza, dependencia y obediencia al Señor. Canaán es la tierra que representa la heredad, la promesa de Dios para sus hijos, y si ya tú has confesado a Jesús como tu único Señor y Salvador, a ti se te ha dado la potestad de ser he- cho hijo de Dios. Juan 1:12 En Canaán su pueblo dependería de Dios totalmente; Él echaría de delante de ellos sus enemigos, Él les daría la lluvia para la cosecha cuando fuere necesario y cuidaría de ellos para siempre. Deuteronomio 8:1 Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os or- deno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vues- tros padres. La condición de Dios para que su pueblo alcanzare la promesa fue que pusiera por obra todo mandamiento. Es por esto que dice Jesús en el libro de Juan: si permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos. El discípulo es el que hace lo que dice su maestro. Permanecer en la pala- bra, es vivir como Jesús dice, hacer lo que Él dice, es amarlo, porque el que lo ama guarda sus mandamientos. 1 Juan 3:23-24 v. 23 Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. v. 24 Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. La permanencia en Dios, dice la palabra, nos hace discípulos, o sea hacedores de la palabra, nos hace obedientes y esa obe- diencia nos lleva al conocimiento de la verdad. Mientras vamos caminando en Él, como Él, vamos conociendo más de Él, vamos conociendo nuestra verdadera identidad de hijos, y esto nos 16
  • 17. DIOS enseña a valorarnos, aprendemos lo valiosos que somos para Él, y al conocernos de esa manera, vamos dejando atrás la ignorancia en la que vivíamos, por tanto, esa verdad nos va haciendo libres. 1 Juan 2:6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. Solamente viniendo a Jesús, reconociendo y trayendo a Él todas nuestras situaciones, necesidades, esclavitudes, altiveces y so- ledades, podremos ser libertados. Sólo Jesús, por medio de su amor manifestado en la cruz, nos puede hacer libres. Juan el Bautista dijo, citando el libro de Isaías, en Lucas: Lucas 3:4-6 v. 4 Como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. v. 5 Todo valle se rellenará, Y se bajará todo monte y collado; Los caminos torcidos serán enderezados, Y los caminos áspe- ros allanados; v. 6 Y verá toda carne la salvación de Dios. En este pasaje Juan el Bautista nos dice claro lo que debemos hacer para alcanzar la libertad. Los valles representan: las soledades, tristezas, depresiones, re- chazos, resentimientos, amarguras, inseguridades, temores, inde- terminaciones, entre otras, y Juan dijo: “Todo valle se rellenará”. Los montes representan: el orgullo, la altivez, autosuficiencia, la idolatría, la hechicería, la rebeldía, la rebelión, entre otras, y Juan dijo: “Todo monte y collado se bajará”. Los caminos torcidos representan: los adulterios, las fornicacio- nes, inmundicia, lascivia, lujurias, deseos desenfrenados, hur- tos, mentiras, homosexualidades, entre otras, y Juan dijo: “Los caminos torcidos serán enderezados”. Los caminos ásperos representan: las iras, enemistades, plei- tos, celos, contiendas, rencores, falta de perdón, entre otros, y Juan dijo: “Los caminos ásperos serán allanados”. ¡Qué grande es Dios!, sólo Él puede traer estas renovaciones a nuestras vidas, 17
  • 18. EL ORDEN DE DIOS sólo Él puede sanar nuestras dolencias, por medio de Jesús. Este proceso es al que Pablo llamó la renovación del espíritu de la mente y del entendimiento. Lo que antes era, ya no más. Porque en Cristo somos nuevas criaturas. Salmo 107:2-6 v. 2 Díganlo los redimidos de Jehová, Los que ha redimido del poder del enemigo, v. 3 Y los ha congregado de las tierras, Del oriente y del occi- dente, Del norte y del sur. v. 4 Anduvieron perdidos por el desierto, por la soledad sin camino, Sin hallar ciudad en donde vivir. v. 5 Hambrientos y sedientos, Su alma desfallecía en ellos. v. 6 Entonces clamaron a Jehová en su angustia, Y los libró de sus aflicciones. Este es el proceso, reconocer nuestra condición; Ponerle nombre a nuestros valles, montes, caminos ásperos o torcidos. Arrepentirnos (cambiar de rumbo, de modo de pensar). Aprender y hacer lo que dice la palabra. Conocer quiénes somos, e identificar qué estamos haciendo. Pedir perdón a Dios y aceptar el perdón que viene de Él. Disponer nuestro corazón y nuestra mente a no hacer más lo que antes hacíamos. Debemos renunciar a nuestra antigua manera de vivir. Más aun, debemos cambiar la opinión que nosotros tenemos de nosotros mismos y que ésta sea conforme El Padre nos ve. Así vamos alcanzando la libertad, así vamos dando espacio a Jesús en nuestros corazones, así nos vamos llenando de Él, así vamos siendo transformados, así caminamos hacia Canaán. Deuteronomio 8:2 dice: Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Je- hová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si ha- bías de guardar o no sus mandamientos. 18
  • 19. DIOS Solamente la aflicción del desierto prueba si cumpliremos o no sus mandamientos. Cuando venimos al Señor nuestros corazo- nes están llenos de cosas desagradables a Dios; y al ponernos en el desierto, nuestro corazón va a ser probado y va a salir lo que realmente hay en él y sus motivaciones. El pueblo de Israel que quedó en el desierto y murió, fue ese pueblo que: Se quedó anhelando lo que era y lo que tenía. Pudo salir de Egipto, pero nunca pudo sacar a Egipto de sus corazones. Se quejaba continuamente de su situación. Murmuraba de Moisés y de Dios continuamente, dice la palabra en el libro de Hebreos. Endureció su corazón por el engaño del pecado. Desobedeció. Fue incrédulo. Quejarse es decir que Dios se ha equivocado y que lo que Él ha dispuesto para tu vida no es lo mejor. Murmurar es decir que tú tienes mejores ideas que Dios acerca de las cosas. Anhelar el pasado, es no creer en la libertad que ya Jesús alcanzó para nosotros. Santiago 4:11 Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que mur- mura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. La queja, el chisme, la murmuración, los anhelos por las co- sas pasadas, no dejan que Dios se manifieste, no dejan obrar a Dios, pues le decimos al Señor: no estoy de acuerdo con lo que haces conmigo o con esas otras personas. Cuando Dios llamó a Abraham le dijo rompe con tu cultura, con tus costumbres, con tus tradiciones, con tus esquemas, con tus atadu- ras, con tus creencias, con tus raíces, con tu vieja forma de vivir. 19
  • 20. EL ORDEN DE DIOS Así hoy Jesús nos llama y dice que no viene a traer paz sino disen- sión, (entre tú y el mundo, entre tú y las cosas que Él abomina). Nos llama a amar a nuestros enemigos y a nuestro prójimo. Nos llama a hacer el bien a los que nos aborrecen. A bendecir a los que nos maldicen. A orar por los que nos calumnian. A no juzgar, porque en la medida que juzguemos seremos juzgados. A no condenar. A perdonar, para que seamos perdonados A dar con liberalidad. A ser misericordiosos, porque Él es misericordioso y prefiere la misericordia al sacrificio. A despojarnos de todo. (Todo lo que gobierna tu corazón, tu vida, tu mente, todo lo que te gobierna a ti). A servir al otro, porque mayor es el que sirve. A no mirar atrás, porque el que pone su mano en el arado y mira atrás no es digno de Él. Lucas 9:62 Lucas 6:47-48 v. 47 Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. v. 48 Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. Jesús quiere restaurarnos, sanarnos, quiere librarnos de las es- clavitudes del pecado, de las maldiciones, quiere que seamos verdaderamente libres. Esta restauración Dios la quiere hacer primero en ti y en mí, y luego a través de ti y de mí. Es un proceso: 1 Ocurre primeramente en nosotros el milagro de la salvación; 2 Luego viene un proceso de asimilación y aceptación de esa salvación; 3 A medida que escuchamos su Palabra y buscamos nos hace- mos seguidores de Cristo; 20
  • 21. DIOS 4 Cuando los cambios comienzan a manifestarse, comenza- mos a conocernos, a valorarnos, y ese conocimiento nos lleva a aborrecer quiénes somos y a querer ser como Él; comen- zamos a liberarnos de esa vieja naturaleza y comenzamos a manifestarlo a Él. 5 Una vez completado el proceso de disciplina, el discipulado del Espíritu Santo, cuando recibes la revelación del Reino y te has conquistado tú primero, cuando ya has conquistado tu familia y ahora dependes completamente de Él, estás en control de ese poco que te ha sido dado; entonces eres un Ministro de Cristo, un enviado y ahora tienes autoridad para ir en su nombre; ahora Él puede ir en ti porque en este punto Él gobierna tu vida, depen- des totalmente de Él, ya no vives tú sino que Cristo vive en ti. Con cada una de estas fases hay un proceso natural asociado: 1 Período de siervo 2 Período de amigo 3 Período de Mayordomo 4 Cuando somos hechos verdaderamente Hijos en quien El Padre tiene complacencia. Me explico: Cuando venimos al Señor, dice la Palabra en Gálatas: Gálatas 4:1 Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; Esta etapa se inicia con el milagro de la salvación, en el momen- to que aceptamos a Jesús como nuestro único Señor y Salvador. La condición del individuo en esta etapa es de siervo, necesita dirección continua, como si fuera un niño de verdad. Necesita instrucciones de qué hacer y qué no hacer, necesita familiarizar- se con las reglas, las limitaciones; necesita disciplina y de esto se encarga el tutor. En esta etapa no hay confianzas, ni permisi- vidades, aunque se hace con mucho amor pero a la vez, con la determinación de arrancarlo de su vieja manera de vivir. 21
  • 22. EL ORDEN DE DIOS El siervo no se sienta a la mesa, vive de su jornal, mientras el amo se sienta a la mesa éste le sirve, no entra a lugares de la casa donde no esté autorizado, sencillamente es un siervo. En esta etapa el individuo pasa también por el proceso de asimila- ción y aceptación de esa salvación. Pasa el tiempo, y este individuo permanece, se somete, cumple con sus instrucciones, no desmaya; por tanto comienza a ganar- se la confianza de su amo y éste lo considera para ser algo más que el simple siervo, ahora lo hace su amigo, le cuenta historias, le confía secretos, le hace encomiendas particulares que sólo un amigo podría hacer. Claro, hay mayor confianza pero no perdamos de vista que el amigo sólo se recibe cuando lo invitan, sólo se sienta a la mesa cuando es convidado, no tiene acceso a nada que no le sea en- comendado. No se toma atribuciones, ni hace nada que no le sea pedido. En este tiempo es donde nos hacemos sus seguidores. Sigue pasando el tiempo y ya habiendo sido probado como sier- vo y ganado la confianza como amigo, entonces se le dan atri- buciones mayores y se le hace mayordomo o administrador de la casa y los bienes. En esta etapa, el individuo opera con mayor libertad, toma de- cisiones, tiene acceso a múltiples áreas e informaciones de la casa y de la vida personal de sus amos. Se le confían otros hijos bajo su cuidado. Tiene acceso a recursos, claro, ajenos, toma acciones sin consultar y es medido por sus resultados. Aquí se prueba algo que veremos más adelante, la fidelidad en lo poco, la fidelidad en lo ajeno, la capacidad de multiplicar los recursos aunque no sean tuyos, la diligencia, la humildad, entre otros. Esta es la etapa donde nos hacemos sus discípulos. Y un día, el señalado por El Padre, entonces nos da acceso bajo el proceso de adopción y nos hace sus hijos, verdaderos hijos, coherederos con Cristo, entonces tenemos acceso a todo lo de la casa, a lo que nos pertenece, a la promesa, a todo. Lo que nos califica como herederos es nuestra condición de hijos. 22
  • 23. DIOS Gálatas 4:28-31 v. 28 Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. v. 29 Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora. v. 30 Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. v. 31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre. Ismael y Agar su madre, la esclava, representan nuestro viejo hombre, nuestra voluntad cautiva, nuestras decisiones carnales, nuestra vieja naturaleza, por tanto, ese debe salir de la casa, debe ser echado fuera para que se manifieste el hijo de la pro- mesa, Isaac, para que se manifieste esa simiente de Dios en nosotros, esa nueva naturaleza que ya nació en nosotros, creció, y está madurando, monitoreados y enseñados por el Espíritu Santo; esa nueva criatura que, como dice Pablo somos en Cristo Jesús. Esa nueva criatura es la que hereda, es la que recibe, es la que manifiesta lo de Dios en nosotros, es la que anda en el espíritu, la que hace las cosas como Dios dice. Ni tú ni yo heredamos, es esa nueva naturaleza, la que tiene semejanza de Dios, la que es capaz de dar frutos, de obrar en amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedum- bre, templanza. La que al manifestarse en nosotros nos hace andar como Jesús, pensar como Él, ser como Él, y hacer las cosas que Él hizo y aún mayores. Es nuestra dependencia, nuestra obediencia absoluta, nuestra voluntad dispuesta a hacer lo que Él dice la que nos califica para que Él opere a través de nosotros en la plenitud que Él quiere porque lo que Él hace lo hace a través de las personas. 23
  • 24. EL ORDEN DE DIOS Cuando Pablo alcanzó esa libertad en Cristo inmediatamente declaró: Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos sier- vos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Y entender esto lo llevó a hacerse voluntariamente esclavo de la justicia, de Cristo, porque ahora era libre del pecado. 24
  • 25. Capítulo 2 La familia Génesis 2:15, 19, 16,18 v. 15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huer- to de Edén, para que lo labrara y lo guardase. v. 19 Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. v. 16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; Vemos claramente cómo Dios instruyó a Adán. v. 18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. En el hebreo la palabra ayuda idónea: 5828. ézer; de 5826; ayuda: ayuda idónea, ayudador, ayu- dar, socorrer, socorro.28 5826. azár; raíz prim.; rodear, circundar, i.e. proteger, aliado, amparo, ayuda, ayudador, ayudar, carecer, dar, defender.29 En el v. 28 les dice a ambos qué hacer como pareja. v. 29 Les instruyó en qué podían comer. v. 24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Dios primero creó al hombre, lo colocó en el escenario que ha- bía preparado para él, le instruyó; luego le dio ayuda idónea, le dio esposa y los instruyó a ambos. Nota algo importante, antes que la mujer le fuera entregada al hombre la Biblia declara el fundamento del matrimonio. Y aquí está el orden familiar: Cristo: cabeza del hombre, vínculo de unión en el matrimonio. Gloria del Padre. Hombre: cabeza de su casa, cabeza de la mujer, pastor de su casa. Gloria de Jesús. Mujer: ayuda idónea, cabeza de los hijos. Gloria del hombre. Hijos: deben ser instruidos, saetas en la aljaba de Dios, son he- rencia de Jehová. Gloria de su madre. 28, 29 Nueva concordancia Strong exhaustiva: Diccionario. Caribe: Nashville, TN. 25
  • 26. EL ORDEN DE DIOS El matrimonio es creación de Dios, el divorcio es invención de los hombres, del enemigo, quien vino a robar y a destruir. Pablo dice en Colosenses: Colosenses 3:18-21 v. 18 Casadas, estad sujetas a vuestros maridos como convie- ne en el Señor. v. 19 Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. v. 20 Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor. v. 21 Padres, no exasperéis a vuestros hijos para que no se desalienten. Someterse viene del griego 5292. π jupotagé; de 5293; subordinación: obediencia, someterse, sujeción.30 En Efesios 5:21 dice: “someteos unos a otros en el temor de Dios”, Esto es clave, unos a otros. Sujeción es algo rechazado, especialmente por la mujer, por el abuso de la palabra, y por desconocimiento de su verdadero significado; sujetarse es simplemente cumplir con las respon- sabilidades básicas e intrínsecas de cada rol. Cumplir con tu responsabilidad de padre o madre, de amigo o amiga, de hijo o hija, en el trabajo, en el ministerio. Cuando cumples, sin “peros”, sin quejas, en amor, estás sujeto o sujeta. No es una obligación, es una decisión, más aun, es una posición de orden que abrirá mayores puertas. Es estar bajo la instrucción de la posición o del rol que estás desempeñando. 30 Nueva concordancia Strong exhaustiva: Diccionario. Caribe: Nashville, TN. 26
  • 27. LA FAMILIA En el salmo 34:11, 13-14 v. 11 Venid, hijos, oídme; el temor de Jehová os enseñaré. v. 13 Guarda tu lengua del mal, Y tus labios de hablar engaño. v. 14 Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela. En proverbios 1:7 dice: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insen- satos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Esto claramente nos invita a ser sabios, a ser prudentes; a apren- der a no maltratar al hablar, no herir, no ofender, no engañar, no mentir, no usar palabras descompuestas, no murmurar, no criti- car, nos llama a poner guarda a nuestra boca, a no decir todo lo que pensamos, a pensar antes de hablar, a ser cuidadosos. Esto nos instruye claramente a apartarnos del mal y hacer el bien. Venimos del mal, apartémonos de él, lo que antes hacíamos ya no lo hagamos más, lo que antes eran nuestras costumbres, nuestros patrones, conductas, aprendizajes, esquemas, tradi- ciones, influencias, ya no más; esto es hacer el bien, hacerlo conforme dice la palabra, conforme a las enseñanzas de Jesús, esto es renovar el entendimiento, cambiar de mente; esto es arrepentirse y convertirse como dijo Jesús. Filipenses 4:8-9 v. 8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. v. 9 Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros. Romanos 12:17-18 v. 17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno de- lante de todos los hombres. v. 18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. 27
  • 28. EL ORDEN DE DIOS Y esto comienza primero en mí, como individuo, luego en mi fa- milia, después en mi congregación, y por último, en mi trabajo. Cristo compara su relación con la Iglesia, con la relación entre esposos. El matrimonio verdaderamente cristiano, tiene que reflejar a Cristo. En 1 Timoteo 3:2-5, 3:8-12, habla del carácter de un ministro de Cristo. La familia es el primer ministerio del hombre, su primera con- gregación, donde se hace pastor de ese redil, sacerdote de ese lugar. No ganamos nada conquistando el mundo para Cristo si perdemos lo que nos fue entregado. Caballeros, ésa es su esposa; damas, ése es su esposo. Ese es su primer ministerio, ése es el regalo que Dios dispuso para usted, esos son sus hijos y de ellos tendremos que dar cuentas. Si hay problemas, revísate, que el único (a) responsable de esa situación eres tú; reconocerlo, arrepentirte, doblegar tu orgullo y humillarte es lo único que puede darte dominio sobre esa si- tuación. Si la situación está tensa, los problemas son insostenibles, hoy te digo como dijo David: en medio de la angustia tú me hiciste ensanchar. Pelea por tu familia, esa lucha es tu entrenamiento, los milita- res dicen que el entrenamiento es tan fuerte para que la guerra parezca un juego. “Ensancha las estacas de tu tienda, las cortinas de tu habitación, no seas escaso (a)”, no te rindas. Él dijo “pedid y se os dará”, ¿Qué necesitas tú para librar tu batalla?, Reconócelo hoy, re- conoce que hasta este momento lo has hecho con tus fuerzas, con el poder de tu alma, con sabiduría de hombre. Permite que el Señor supla tus necesidades conforme a sus riquezas en gloria. Acércate hoy a Jesús, Él siempre está disponible, Él tiene la me- jor solución a tus necesidades, El tiene un propósito contigo como individuo y como familia, trata de encontrar eso que Dios quiere de ustedes y con ustedes, dentro de la familia. 28
  • 29. LA FAMILIA La queja, la crítica, la murmuración, los pleitos, las iras, las con- tiendas, las disensiones no ayudan, te separan de Dios, dan lu- gar al diablo, y la palabra dice: “No deis lugar al diablo”. Efesios 4:27. “Una casa dividida no prevalece”. Es importante entender el por qué es necesario estar de acuerdo y por qué el enemigo se opone a que las familias permanezcan unidas. En Mateo 18:19 Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Qué poderoso, dos puestos de acuerdo, con un mismo propó- sito, con una misma visión, con un mismo anhelo, con un mis- mo sueño, con metas comunes, reconociendo que son uno en Cristo; esto es estar de acuerdo, hacerse uno con el otro en sus propósitos. Dije antes que los matrimonios cristianos, las familias, son figu- ra de la relación de Cristo con su iglesia. Si la imagen del padre se rompe, se trastorna, las parejas se dividen, los hijos se apar- tan, ¿Cómo podemos entender cuál es el propósito de Dios?; ¿Cómo explicamos a nuestros hijos que Dios es nuestro Padre, si el modelo está dañado; si el padre que vemos nos maltrata, o nos abandonó, o no cumple con sus responsabilidades? Toda esta distorsión busca dañar la imagen del Padre y la relación padre-hijo, y así nos sentimos desconfiados de Dios, nuestro Padre Celestial. Hoy yo te digo que aunque tu imagen del Padre esté dañada, sólo en Jesús puede ser restaurada. Libra la buena batalla de la fe y con la ayuda de Jesús defiende tu familia, ponte de acuerdo con tu pareja, oren al Padre y lo que pidieren os será hecho. Dios quiere restaurar la posición de la mujer. Dios quiere devol- ver a la mujer su naturaleza y su nivel de autoridad. Dios quiere que la mujer ocupe su posición y su lugar dentro del orden y del organigrama que Él ha establecido. 29
  • 30. EL ORDEN DE DIOS Para esto deben ocurrir varias cosas: 1 La mujer debe ser completamente restaurada por Dios. 2 La mujer debe determinar cumplir con el propósito de Dios en su vida. 3 La mujer debe sujetarse a su esposo, sus líderes, sus padres, sus autoridades. A la mujer, dice Génesis, le fueron dadas las mismas instruccio- nes que a Adán. Algo que me llama la atención es que no fue a ella sola, ni sólo a él, sino que las instrucciones de Dios fueron dadas a ambos en conjunto, como pareja, como núcleo. Les dijo: Génesis 1:27-31 v. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. v. 28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. v. 29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. v. 30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cie- los, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. v. 31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bue- no en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto. Estas fueron las instrucciones que ambos recibieron luego de ser bendecidos: 1 Fructificad y multiplicaos. 2 Llenad la tierra y sojuzgadla. 3 Señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. 4 Y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. 30
  • 31. LA FAMILIA El propósito de Dios al crear la mujer fue como dice Génesis: Génesis 2:18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. La mujer fue hecha para señorear conjuntamente con el hom- bre, para complementarse el uno con el otro, para ser ayuda idónea. Ayuda idónea: 5826. azár; raíz prim.; rodear, circundar, i.e. proteger o ayudar: aliado, amparo, ayuda, ayudador, ayudar, carecer, dar, defender, socorrer, socorro. La función de la mujer es rodear, circundar, proteger, ayudar al hombre, fue hecha para ser su aliada, su amparo, para ser re- fugio, socorro, para defenderlo. La mujer fue hecha para andar mano a mano con el hombre y con Dios. Génesis 2:23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y car- ne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. La mujer y el hombre fueron hechos el uno para el otro, con la instrucción de que al unirse debían dejar todo atrás, toda de- pendencia familiar, toda costumbre, toda tradición, toda heren- cia, deben ser uno, “carne de su carne y hueso de sus huesos”. La parte más difícil de una mujer es entender para qué fue hecha. Lo siguiente más difícil para una mujer es la palabra sujeción. Lo otro difícil para una mujer, es entender y ver a Dios como un Padre genuino cuando la figura del padre natural, y del hombre común, están dañadas y lo único que le han hecho es daño a través del tiempo. 31
  • 32. EL ORDEN DE DIOS Las mujeres desde que son niñas, muchas veces están someti- das a persecuciones, acosos, maltratos, violaciones, soledades, menosprecios, sinsabores; en otras palabras, son águilas criadas como gallinas. Esto tiene su explicación y es que después del pe- cado Dios estableció una enemistad entre la mujer y la serpiente. Creo que es por eso que la serpiente quiere de todas formas posi- bles dañar a la mujer mientras es niña, joven, adolescente; por eso se ensaña contra ella, del mismo modo creo que cuando la mujer es restaurada en Cristo Jesús y ésta determina hacer lo que le co- rresponde en Cristo y asume su posición y se sujeta, quiero decir que no hay diablo, ni circunstancia, ni nada que pueda detenerla. Una mujer restaurada, puede restaurar su familia, restaurar sus hijos, restaurar su entorno, restaurar su matrimonio, no hay ad- versidad que la detenga, ni diablo que se le oponga. Porque esa enemistad obra a favor de la mujer ya que la alerta sobre el mal, lo identifica, lo huele, lo percibe, simplemente porque es su enemiga. Su sujeción no es más que colocarse en la posición correcta para activar la autoridad que sobre ella existe. Dice proverbios 31: La mujer virtuosa o mujer sabia es aquella que: Es de alta estima. Su marido en ella confía. Nunca le faltará ningún bien. Provee a su marido de bien y no de mal, todos los días de su vida. Es trabajadora, hacendosa, se ocupa de lo que tiene que ocu- parse. Está pendiente de todos y de todo. Se ocupa del bienestar, la alimentación y el vestido de los hijos, su marido y sus criados. Tiene buen sentido de las cosas, sabe tomar decisiones sabias, acertadas, propicias, correctas. Está al pendiente de las cosas, de los negocios, vela de día y de noche por el bienestar de los suyos. Atiende sus obligaciones. Trae honor, honra, respeto, a su casa, a su marido y a sus hijos. 32
  • 33. LA FAMILIA Es esforzada, confiada, no es temerosa, mas es diligente, sujeta. Es sabia. Por eso es que dice: difícil es hallarla y quien la encuentre ha encontrado esposa. Dice proverbios 12:4 La mujer virtuosa es corona de su marido; mas la mala, como carcoma en sus huesos. Yo particularmente creo que reconocer el papel de la mujer, y digo esto como hombre, me hace entender cómo se ha ensaña- do el diablo para torcer esto, al punto que ni aun los cristianos están en disposición de aceptar y adoptar el modelo bíblico, el mandato divino que dice: mujeres sujetaos a sus maridos. Si como mujer te da trabajo sujetarte y te molesta la sola idea de hacerlo, hoy quiero decirte algo: 1 No entiendes lo que eso significa, ni conoces el secreto guar- dado que hay tras esta posición. 2 No has sido completamente libre de la rebeldía, porque es un mandato divino, no de Pablo. 3 Estar bajo autoridad es la clave para activar la autoridad que Dios ha puesto sobre ti, mujer. 4 Es tomar la decisión, que Jesús nos manda, de negarte a ti mismo, tomar tu cruz y seguirle. Tu naturaleza te dice que eres señora, que fuiste hecha para gobernar, y sojuzgar la tierra jun- tamente con el hombre, pero te toca ahora vencer esa naturaleza y colocarte en la posición de sujeción que Dios ha establecido. 5 Quiero acordarte que antes dije que tienes que estar deter- minada a cumplir tu propósito en Dios y eso te va a fortalecer aun para esa decisión que va contra toda tu naturaleza, pero te digo más, si Dios lo dijo es posible. Voy más lejos, si el hombre no te cuida, tu posición de sujeción te coloca en una posición que activa la protección divina, que viene por estar en orden y alineada con lo que Dios ha dicho. Es tan poderoso lo que veo, que le pido al Señor que puedas tú, mujer, entenderlo, y si no, por lo menos cree y obedece porque 33
  • 34. EL ORDEN DE DIOS fiel es El que lo dijo y no te va a poner en vergüenza. Repito, hay una gran autoridad en una mujer: Restaurada, determinada, y sujeta. La restauración implica orden, sanidad del alma, sanidad inte- rior, transformación de la mente, regeneración, libertad en Cris- to, implica también conquista propia, conocimiento, satisfacción emocional. La determinación viene de tu confianza, certeza y fe en nuestro Señor Jesús. Y sobre todo, la convicción de su obra en tu vida, de su fidelidad, de su amor y de su gracia. Sujeción viene de una decisión de colocarte en la posición co- rrecta, en el orden correcto, para activar lo que dice la Palabra que se activará: la autoridad tuya contra las tinieblas. Efesios 5:28-33; estos pasajes nos hablan de orden v. 28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. v. 29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, v. 30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. v. 31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne v. 32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. v. 33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido. Efesios 6:1-9 v. 1 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. v. 2 Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer manda- miento con promesa; v. 3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. v. 4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. 34
  • 35. LA FAMILIA v. 5 Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; v. 6 no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; v. 7 sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, v. 8 sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. v. 9 Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas. Si eres soltera, antes de casarte, si quieres recibir lo correcto de Dios, debes ordenar tu vida conforme Dios ha dicho. Honrar a padre y madre como Dios ha dicho. Acuérdate, no hay honra sin respeto, sin que te cueste, si no hay cuidado de tu parte, atenciones y servicio a ellos (tus padres). Permitir la restauración de tu vida, olvidarte de los demás y permitir que el Señor te transforme primero a ti y luego a otros por medio de ti. Sujétate a tus líderes, pastores y amos. Si ya eres casada, debes hacer lo mismo, además de sujetarte a tu marido. Es tiempo de orden, de restauración, de bendición y Dios quie- re hacerlo en tu vida. Sólo te toca a ti ponerte en el lugar de la bendición, alineada con su palabra. En tu casa, Dios prueba varios principios del Reino: 1 Fidelidad en lo poco; 2 Fidelidad en lo ajeno; 3 Mayordomía; 4 Capacidad de amar-perdonar; 5 Obediencia. 1 FIDELIDAD: Fiel en lo poco, en lo mucho te pondré. Lucas 19:17 35
  • 36. EL ORDEN DE DIOS Cuando Dios creó los cielos, la tierra y todo lo que hay en ella, también creó al hombre; luego dijo Dios: no es bueno que el hombre esté solo y le dio a su mujer, Eva. Dios les dio a ellos la instrucción, la autoridad y la capacidad de gobernar la tierra, de enseñorearse de ella, de multiplicarse, de cultivarla, de alimen- tarse de ella. Algo que me impresiona, El los puso en el huerto del Edén, los puso en un lugar limitado por cuatro ríos y los instruyó: de todo árbol del huerto podrán comer pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comeréis. Probó su fidelidad en lo poco, en el huerto, aunque lo había capacitado para sojuzgar la tierra entera. Eso hace Dios, si podemos gobernar nuestras casas, podremos gobernar lo demás, porque si en lo poco somos fieles en lo mu- cho Él nos pondrá. Aunque la capacidad de Adán y Eva era para gobernar el todo, Él primero los probó en lo poco, y como sabemos, él no cuidó de su huerto, entró la serpiente, sedujo a Eva, ella a su marido, y después de la caída perdieron toda la autoridad que se les había delegado. Y eso nos pasa muchas veces, cuando no atendemos correctamente nuestro huerto, nuestro jardín, nuestro poco, en- tra la serpiente y perdemos de pronto nuestra autoridad sobre nuestra pareja, sobre nuestros hijos y a veces, no sólo la autori- dad, sino a ellos mismos. Si eres ministro de Cristo, a su servicio, no importando tu mi- nisterio, hoy te aconsejo algo, atiende tu familia, pasa tiempo con ellos, dedícales lo mejor de ti a tu esposa y a tus hijos. Los mejores recursos, la mejor instrucción, comparte con ellos las mejores y más profundas revelaciones, los mejores consejos, planta en tu casa lo mejor de ti, acuérdate que esa es tu tierra y tu mejor semilla debe ser plantada en ella. Nada que hagas fuera de tu casa es verdad si no eres capaz de hacerlo primero en casa, con tu esposa (o), con tus hijos, con los tuyos. No puedes decir que amas al prójimo si no te amas tú primero. No puedes saciar las necesidades de nadie si las tuyas no lo están. 36
  • 37. LA FAMILIA No puedes dar de lo que no tienes. No puedes enseñar lo que no conoces. No puedes sanar de lo que estás enfermo. Si quieres como pareja restaurar lo perdido en el Edén, reviérte- lo. Hombre sujétate incondicionalmente a Dios y aprende a de- pender de Él, mujer, reconoce que tu esposo está sujeto y ahora te toca a ti hacerlo con él. Adán recibió una instrucción, Eva no la siguió al pie de la letra, la serpiente la puso contra la instruc- ción que vino a ella por boca de su esposo; el hombre no revocó la decisión de la mujer, contraria a lo que Dios ya había dicho y aquí se perdió todo. Se fue la autoridad sobre toda la tierra, que ahora la tiene Satanás, y vino sobre el hombre maldición. Es por tanto que en Cristo, somos nuevas criaturas, humildes, sujetos; podemos volver la escena para atrás en nuestras vidas, en nuestro matrimonio. • Hombre sujeto a Dios. • Mujer sujeta allahombre. de Dios y la comunica a la mujer; Hombre recibe instrucción La mujer aprende a confiar en ese hombre, su esposo; sujeto y dependiente de Dios. Quitan de en medio de ellos las divisiones y los desacuerdos. Amós 3:3 Porque cómo andarán dos juntos si no se ponen de acuerdo. Lucas 11:17 Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado; y una casa dividida contra sí misma, cae. La transparencia entre las parejas, el acuerdo, la sujeción, la obediencia, son claves para restaurar lo que dice el Salmo 8: salmo 8:5 Y lo coronaste de gloria y honra. 37
  • 38. EL ORDEN DE DIOS Esa gloria que al manifestarse, llenará la tierra del conocimiento de esa gloria, Su gloria; como dice Isaías 11:9 y Habacuc 2:14; como las aguas cubren el mar. Somos sus hijos y dice que el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Romanos 8:9 2 FIDELIDAD EN LO AJENO: Lucas 16 en la parábola del mayordomo injusto v. 12 Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro? Un día Moisés, tras su fallido intento de libertar el pueblo de Israel con sus fuerzas y conocimiento, huyó al desierto y allí se alojó en la casa de Jetro, padre de Séfora, quien él desposó. Y en Éxodo 3:1 dice Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Moisés tuvo que apacentar las ovejas de su suegro Jetro a través del desierto, para ser probado, moldeado, enseñado. Tuvo que mostrar su fidelidad en lo ajeno para recibir el rebaño del Señor, el pueblo de Israel. Tu esposo o esposa es el hijo (a) de otro hombre y otra mujer. ¿Cómo esperas tú que sean fieles con los hijos tuyos cuando se casen, si no has sido fiel con los que tienes? Si no eres fiel en tu trabajo, ¿cómo esperas que Dios te regale tu negocio, si con tu familia no eres fiel? ¿Cómo quieres una con- gregación, o una familia más grande? Si no cuidas propiamente de lo que te ha sido entregado, tu fa- milia, ¿cómo dices que vas a cuidar lo que no te pertenece? He aprendido en mi caminar a no esperar tener para hacer, sino de mi escasez, de mi poco, de mi nada, de lo que dispongo, ha- cer lo que me corresponde. 38
  • 39. LA FAMILIA 3 MAYORDOMIA: Dios nos da bienes, recursos, dones, talentos, pareja, hijos, vi- vienda, vehículos, entre otros. Lucas 12:42 Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración? Aquí están las dos características de cómo Dios quiere que adminis- tremos los recursos que nos ha dado. Con fidelidad y prudencia. A unos les da más, a otros menos, a todos conforme a sus nece- sidades. Él tiene cuidado de nosotros. Él dice no os afanéis por vestido, comida, bebida, no estéis en ansiosa inquietud, pues Él conoce nuestras necesidades. Pero nos quiere mayordomos fieles y prudentes. Lo que tenemos no es nuestro, le pertenece a El y un día tendremos que rendirle cuentas. Faraón un día tuvo un sueño y José lo interpretó, fue nombrado el hombre más grande de Egipto después de Faraón. Génesis 41: Durante el tiempo de la vaca gorda él guardó una quinta parte de toda la producción de granos y de semillas, eso es el 20% de toda la producción. Llegados los años de vaca flaca, él tenía almacenado suficiente no sólo para alimentar al pueblo sino para comprar sus tierras y sus vidas y ser dueño y Señor de todo Egipto y hacer de los egipcios sus sirvientes. Si malgastamos lo que Dios nos da, vivimos endeudados, vivi- mos un ritmo de vida más acelerado que el que podemos cos- tear, comprando cosas que no podemos pagar o que son inne- cesarias. ¿Cómo podremos administrar sabiamente los recursos del Señor en la iglesia u otro lugar? El pueblo de Dios está grandemente atado, endeudado y Dios dice en su palabra que no tomemos dinero prestado. Vivimos planeando o haciendo negocios a la manera del mundo, prevaricamos, sobornamos, admitimos cohecho, nos hacemos partícipes de engaños, negocios turbios, actuamos como si Jesús no estuviera en nuestros corazones, como si no conociéramos 39
  • 40. EL ORDEN DE DIOS la palabra y eso sencillamente a Dios no le agrada; por eso no vemos mayores cosas en nuestras vidas, no alcanzamos la libertad. Cuida del negocio o de la empresa donde trabajas como si fuera tuya. Defiende esos intereses como si fueran propios. Camina la milla extra como si fuera por ti mismo. Da tus mejores ideas, tu mayor esfuerzo, siembra lo mejor de ti, haz todo cuanto hagas como para el Señor, entonces verás la prosperidad de tus manos. Debemos recordar que tu mejor y más brillante idea de hoy es simplemente la semilla que germi- nará en algo mayor, si la plantas, y que la fuente de donde salen esas ideas es inagotable; siempre habrá más y mejores ideas para ti porque Jesús es fuente de toda sabiduría y conocimiento. Quien te paga tu salario no es tu patrón, él sólo es un instru- mento para ello, a ti te sostiene El Señor. Tus riquezas no vienen por lo mucho que trabajes sino por la manera en que apliques los principios de Dios para ben- dición y multiplicación. Por tu obediencia a la Palabra de Dios. 4 CAPACIDAD DE AMAR Y PERDONAR: El amor es sin dudas lo más importante cuando hablamos de la pareja, de las relaciones interpersonales, de nuestra relación con Jesús y con la Iglesia. Él dice en 1 Corintios 13:1-3 1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los po- bres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 40
  • 41. LA FAMILIA La palabra dice en Juan 13:35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. Cuando el hombre pecó, dice Génesis 3:10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. La consecuencia directa, inmediata del pecado es el miedo, el temor, es por eso que aunque queremos caminar hacia Dios muchas veces no podemos porque el pecado nos separa de Él. Las áreas no sanadas, no entregadas, no transformadas por el Señor son áreas donde aún se manifiestan nuestros temores. Cuando Eva pecó, ella tenía la instrucción de no comer del fruto de ése árbol pero ella, seducida por la serpiente, decidió hacerlo. En 1 Juan dice que el que teme no conoce a Dios, ese temor es consecuencia del pecado, es producto de nuestra separación de Dios. Ahora yo te pregunto, si somos cristianos, y buscamos de Dios y vivimos en la santidad de Dios: ¿Cómo puedo yo aún te- ner temores?; ¿Es que acaso no conozco a Dios? Yo te puedo decir que esos temores que aún tienes, no importan- do quien tú seas, en el Señor son consecuencias de tu pecado; son áreas que tú no has rendido, donde no has permitido que el poder transformador de Jesús se manifieste y en esa área tú no conoces a Dios. En 1 Corintios 13 dice lo que no es el amor o lo que no tiene el amor; habla de la envidia, jactancia, envanecimiento, de hacer lo indebido, buscar lo suyo (egoísmo), irritarse, guardar rencor, injusticia, ¡claro!, todo esto en diferentes partes de la Biblia lo cita como obras de la carne, obras de una voluntad no rendida a Dios, las obras de un alma enferma, cautiva, prisionera. Dice sin embargo, que es sufrido, benigno, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Sé que estoy metido en un terreno difícil, que estoy hablando de un tema que ha sido en ocasiones ignorado porque o no se entiende o no estamos dispuestos a hacer lo que es necesario hacer. 41
  • 42. EL ORDEN DE DIOS Oro al Señor para que, a través de su Santo Espíritu, traiga la revelación de ésta su palabra, a fin de que pueda ser entendida y sea de edificación a aquellos que la comparten. El amor no es una emoción del alma; El amor no es un sentimiento del corazón; El amor es un mandamiento del Señor, Juan 13:34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. El amor es un acto de obediencia, Juan 14:21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. El amor es vivir conforme a la voluntad de Dios, conforme a su palabra, a sus estatutos, es negar las cosas del mundo y sus deseos y hacer lo que Dios dice que haga. El más grande regalo que Dios hizo al hombre fue la capacidad de decidir entre el bien y el mal, el libre albedrío. Jesús fue obediente hasta la cruz, su obediencia fue rendir su voluntad, su capacidad de decidir a su Padre, porque Él sabía que su voluntad (la del Padre) es buena, agradable y perfecta. Jesús fue un hombre sujeto a las mismas tentaciones y pasiones que nosotros, pero Él no confió en su capacidad de decisión, Él se la entregó al Padre, y así se hizo niño. A Adán y Eva les fue entregada la misma capacidad, pero ac- tuaron conforme a ellos mismos, no conforme a lo que Dios les había dicho, por eso cayeron. Jesús en el Getsemaní, en su lucha, en su padecimiento su car- ne le dijo al Padre, pasa de mi esta copa, pero el Espíritu dijo pero que no se haga mi voluntad sino la tuya. El amor de Dios manifiesta la plenitud de Dios, y es esa plenitud la que llena todo en todo, la que suple todas las necesidades de nuestro ser, la que cuando le damos paso y permitimos que obre en nuestras vidas va transformando nuestras almas, nuestras mentes, nuestros corazones, va cambiando nuestros lamentos 42
  • 43. LA FAMILIA en gozo, va manifestándose y sanando cada área de nuestra vida, por tanto el hombre interior va creciendo, mientras el ex- terior se va desgastando. Cada vez somos menos nosotros y más Jesús; y es entonces cuando Él se manifiesta a nuestras vidas y una de esas manifestaciones es el amor, porque Dios es amor. Es en el desprendimiento y el abandono de nuestra voluntad, de nuestra capacidad de decidir que Él puede sanar aún esa voluntad que, como dice Pablo, “hace el mal que no quiere y no el bien que quiere”. Amar es decirle a Jesús rindo mi voluntad a ti, te entrego mi libre albedrío para que lo administres porque yo no he podido, y reconozco que sin ti no lo puedo hacer. Y al rendirnos de tal manera, aferrados a Él, sabiendo que en Él, si podemos confiar, se desata esa lucha en nosotros entre la carne y el Espíritu; pero que al alimentar y fortalecer ese Espíritu Santo de Dios que ha sido puesto en nosotros, por medio de Él podemos vencer por- que en Cristo somos más que vencedores. No se trata de reprimir, se trata de rendir; No se trata de olvidar, se trata de sanar; No se trata de fingir o esconder, se trata de traer a la luz; No se trata de ti, se trata de los demás, de Jesús; No se trata de lo que queremos, se trata de lo que Él quiere; No se trata de mi voluntad, sino de la de Jesús. Jesús muchas veces, a través de su ministerio habló de la incre- dulidad, la dureza de los corazones, el desconocimiento de su palabra, la falta de fe, la falta de perdón, cualquiera que sea tu caso, ponle nombre y permite ser sanado, liberado, y restaurado en todas y cada una de las áreas de tu vida por sencillas que parezcan y una vez alcanzada esa sanidad o en la medida que la alcanzamos, nos vamos pareciendo a Él, sintiendo como Él, por tanto, su amor se irá manifestando en nosotros. La mayor victoria del amor fue la salvación por medio de Cris- to Jesús, su muerte en la cruz, su resurrección de entre los muertos. El amor fue capaz de vencer todas las manifestaciones de Sata- nás, sus demonios y el mal mismo, a través de la obediencia, la humildad y la fe de Jesús. 43
  • 44. EL ORDEN DE DIOS Jesús llevó a la cruz el pecado de la humanidad, las transgresio- nes, las rebeliones, las enfermedades, las deudas, las iniquida- des; se humilló a lo sumo, obedeció al Padre por cuanto le creyó a Él, y al obedecerle le manifestó su amor. Jesús no reprendió en la cruz, Jesús se rindió, Jesús creyó, Jesús obedeció, Jesús se humilló, Jesús amó. Tú y yo podemos hacer lo mismo que Jesús con cada área de nuestra vida y traerlas a la cruz, porque sólo ahí somos libres en Cristo Jesús. Es por eso que debemos morir día a día y continuamente hasta alcanzar la estatura del varón perfecto, Cristo Jesús. ¿Por qué es tan difícil a las parejas, a los hermanos, sobrellevar- se? Por varias razones: 1 Por desconocimiento de las escrituras y de la voluntad de Dios para nuestras vidas; 2 Porque nos resistimos a rendirnos a la voluntad de Dios; 3 Por egoísmos; 4 Por desconfianzas; 5 Porque vemos primero la paja del ojo de ese otro y no la viga de nuestro ojo; 6 Porque no sabemos amar, no reconocemos el amor de Dios; 7 Porque todavía andamos en la carne y sus obras; 8 Porque no le damos a Dios la oportunidad de gobernar nuestras vidas y queremos seguir haciéndolo nosotros en nuestra opinión y prudencia; 9 Por el pecado, la transgresión, la iniquidad y la rebelión no rendida o no sanada; 10 Por los temores consecuencia del pecado; 11 Por las herencias generacionales; 12 Por desobediencia a los mandamientos de Dios; 13 Por orgullo. 14 Por envidia. Jesús dijo: “al que más se le perdona más ama”. ¿Cuánto estás tú dispuesto a perdonar? ¿Hasta cuántas veces estás dispuesto a perdonar? Jesús dijo que hasta 70 veces 7. 44
  • 45. LA FAMILIA Debemos perdonar para nosotros ser perdonados; debemos tra- tar a los demás como queremos ser tratados; debemos dar de lo que queremos recibir pero sin esperar nada a cambio; debemos sembrar de lo que queremos cosechar, a sabiendas que cada semilla dará fruto según su género. Volviendo de nuevo a Mateo 18:19 Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. ¡Cuánto poder hay en dos puestos de acuerdo, sujetos a la vo- luntad del Padre!. El enemigo nos quiere dividir para que per- damos la autoridad. Por eso yo te digo hoy no te dejes engañar más, ni te dejes robar más. Tu pareja no es tu enemigo, es el aliado que Dios te dio para el ministerio, para vencer, para ma- nifestar a Jesús y el poder de Dios aquí en la tierra. Y si tu pareja es hostil, según tú, entiende que Dios la puso a tu lado para forjar tu carácter, un diamante sólo es tallado o pulido por otro diamante más duro o más pulido. Deja de quejarte de tu pareja, dale gracias a Dios y bendícela, ríndanse a la voluntad de Dios, pónganse de acuerdo, permi- tan que Jesús sea el primero en cada uno de sus corazones y oren al Padre y Él lo hará. El concederá las peticiones de sus corazones. 5 OBEDIENCIA: Cumplir con los mandamientos y estatutos de Dios. En el punto anterior hablamos de la obediencia, pero yo quiero abundar por lo importante que es. La obediencia es el camino a la libertad; La obediencia es la manifestación visible del amor; La obediencia es un acto de fe. El mayor acto de obediencia fue la cruz y ésto produjo el ma- yor levantamiento de las tinieblas que se haya registrado; pero aunque para el que no cree esto es locura, para los que creen es poder de Dios para salvación. 45
  • 46. EL ORDEN DE DIOS Lo que levanta al enemigo en tu contra es la obediencia, pero lo que lo vence es la cruz, la sangre de Cristo derramada es la muerte al yo, la muerte o rendición del área que está siendo tra- tada; lo que vence al diablo es la negación a mi voluntad para dar paso a la voluntad de Dios. Dios quiere liberar nuestras almas. Dios quiere liberar nuestra voluntad. Pero esto requiere obediencia y fe (fe confiada); y es que ambas van de la mano porque para obedecer hay que creer. Dice la palabra en: Hebreos 11:6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardo- nador de los que le buscan. En Hebreos 11:1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. La convicción de Dios, la certeza de Jesús, eso es fe, saber por encima de todos y de todo que Él es Dios y que si Él es por no- sotros quién contra nosotros. El que anunció que muchas son las aflicciones del justo pero que de todas ellas Él nos libraría; El que nos invita a confiar porque ya venció. Fe es: por cuanto conoces lo que Él ha dicho, decides caminar en esa dirección, porque le creíste, y puedes confiar en que Él hará lo que dijo. Obedecer a Dios debe estar por encima de todas las cosas, aun de la opinión de otros hombres. Implica someterse a las autoridades establecidas por Dios y por su orden. La única obediencia perfecta fue la de Jesús, su obediencia lo llevó a la cruz y ésta a la salvación del mundo. • Abraham obedeció a Dios,Dios y su grandes errores, pero ser corazón estaba inclinado a cometió obediencia lo llevó a su padre del pueblo de Dios y padre de la fe. •José obedeció a Dios y cuando llegó la crisis fue sustento para 46
  • 47. LA FAMILIA su pueblo y acumuló las mayores riquezas que gobierno alguno pueda acumular. •Noé obedeció a Dios y salvó su vida y la de su familia. •David venció a sus enemigos cuando hizo lo que Dios decía. Fueron hombres que obedecieron, creyeron, se equivocaron, se arrepintieron, se volvían a Dios y Dios los perdonaba y los enal- tecía y los cita en Hebreos 11 junto a otro grupo de hombres y mujeres que también creyeron. 47
  • 48. EL ORDEN DE DIOS 48
  • 49. Iniquidad del hombre vs. misericordia de Dios A A ntes de continuar con el tercer capítulo debemos ha- cer un alto, para evaluarnos y ver nuestra condición delante de Dios, de lo contrario los próximos puntos no servirían de nada. Vamos a hablar de la iniquidad, de la maldad del hombre para entender muchas cosas que pasan, que detienen nuestro ca- minar, que causan frustraciones, desánimos, desalientos, situa- ciones que nos hacen perder las esperanzas, y a veces hasta desviarnos del camino. En el libro del Éxodo 34:5-7 5 Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con él, procla- mando el nombre de Jehová. 6 Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Je- hová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; 7 que guarda misericordia a millares, que perdona la iniqui- dad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación. Es Jehová que dice esto de sí mismo, que es fuerte, misericordio- so, piadoso, tardo para la ira, grande en misericordia y verdad, que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado. Yo veo aquí el carácter de Dios reflejado, manifestado por Él mismo, veo a Jesús, y lo que haría. Él nos llama a ser como Él, misericordiosos, perdonadores, ve- races, piadosos, tardos para la ira, fuertes en Jesús porque su poder se perfecciona en nuestras debilidades. Dios dice que de ningún modo tendrá por inocente al malva- do. Y esto lo vemos cada día, Él perdona nuestras ofensas, pero debemos arrepentirnos, debemos cambiar nuestra manera de pensar, debemos reconocernos enfermos. De lo contrario pa- deceremos las consecuencias de nuestros pecados, rebeliones o iniquidades. 49
  • 50. EL ORDEN DE DIOS En Ezequiel 18:20 Jehová dice: El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él. Aquí cada cual, explica claramente, es responsable delante de Dios de sus pecados y rebeliones. Pero Dios dice en Éxodo 34:7 ...que guarda misericordia a millares, que perdona la iniqui- dad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación. ¿Qué pasa con ésto entonces? Deuteronomio 32:4 El es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; Es justo y recto. En Ezequiel 18:20 dice: la impiedad del impío será sobre él. Salmo 7:14-15 v. 14 He aquí, el impío concibió maldad, se preñó de iniqui- dad, y dio a luz engaño. v. 15 Pozo ha cavado, y lo ha ahondado; y en el hoyo que hizo caerá. v. 6 Su iniquidad volverá sobre su cabeza, y su agravio caerá sobre su propia coronilla. Job 15:35 dice: Concibieron dolor, dieron a luz iniquidad, y en sus entrañas traman engaño. 50
  • 51. INIQUIDAD DEL HOMBRE VS. MISERICORDIA DE DIOS ¿Qué hace la iniquidad en nosotros? En Isaías 59:1-21 dice: v. 2 crea división entre nosotros y Dios; v. 3 hace ocultar el rostro de Dios de nosotros, para no oír: nos hace mentirosos; nos hace hablar maldad; nos contamina las manos de sangre; v. 4 nos aleja de la justicia; no juzgamos por la verdad; nos hace confiar y hablar vanidades; concebimos maldad, damos a luz iniquidad; v. 5 incubar huevos de áspides y tejer telas de araña (el que come sus huevos morirá y si los apretaren saldrán víboras); calumnias, chismes, murmuraciones, falsos testimonios; v. 7 hace que nuestros pies se apresuren al mal; nos apresura a derramar sangre inocente; pensamientos mezquinos, inicuos; caminos de destrucción y quebrantamiento; v. 8 nos hace desconocer el camino de la paz, andar por veredas torcidas; v. 9 la rectitud no nos alcanza; esperamos luz y se manifiestan las tinieblas, resplandores y andamos en oscuridad; v. 10 nos hace andar a tientas, como ciegos; nos hace tropezar a mediodía como de noche; nos hace estar en lugares oscuros como muertos; v. 12 Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados: v. 13 el prevaricar y mentir contra Jehová, y el apartarse de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de mentira. v. 14 Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. 51
  • 52. EL ORDEN DE DIOS ¿Qué es la iniquidad que provoca tantos efectos en nosotros? Es esa codificación del mal que hay en nosotros, en nuestro corazón; que viene por herencia, por compartir con nuestros familiares, vecinos o amigos; es esa información de maldad que recibimos como ¡normal! que nunca nos fue corregida ni acla- rada por la palabra. Es la información del mal que entra por nuestros sentidos y se aloja en nuestra mente, en nuestra razón, en nuestro corazón. Es esa raíz del mal que nuestro corazón aloja porque al recibirla de nuestros antepasados, de nuestro entorno familiar, escolar, social, de nuestra cultura, entra a mí, mora en mí y me provoca a hacer el mal, me incita al mal, me inclina al mal, me seduce y como dice Pablo: Romanos 7:15 Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quie- ro, sino lo que aborrezco, eso hago. v. 19-21 v. 19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. v. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pe- cado que mora en mí. v. 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Cuando nacemos venimos al mundo en medio de una familia que tiene su historia, costumbres, prácticas; somos parte de una sociedad que también tiene su historia, costumbres, prácticas. Ese contexto, ese medio, arroja información sobre nosotros des- de el vientre de nuestras madres, nos provee de información de bien y de mal. En la medida en que ese entorno esté o no cerca de Dios, cum- pla con sus palabras y mandamientos o no, así será la cantidad de información que recibimos; mientras más cerca de Dios, más información de bien recibiremos; mientras más lejos de Dios, más información de mal recibiremos. 52
  • 53. INIQUIDAD DEL HOMBRE VS. MISERICORDIA DE DIOS ¿Cuál es el peligro? Que independientemente de si la informa- ción es correcta o no, de bien o de mal, para nosotros es la que conocemos, es lo normal, es lo que sabemos, es lo que prac- ticamos, es lo que nuestra mente y nuestro corazón codifican como aceptables, y vivimos concibiendo maldad, preñados de iniquidad y dando a luz engaños. Por eso en Deuteronomio 32:4 aclaramos que: •Los caminos de Dios, todos son rectitud; •Dios es Dios de verdad; •No hay iniquidad en Él. Sin hacer esta nota no podemos seguir hablando, porque es en nosotros que está el mal, no afuera, no en Dios, es en nuestro corazón. La iniquidad, el pecado o la rebelión, no consisten sim- plemente en un acto voluntario de transgresión, sino que tiene raíces más profundas. Este incluye: la perversidad del corazón, la mente, la disposición y la voluntad. Cuando Dios creó al hombre, ya el mal existía en la tierra. En Ezequiel 28:16 dice: A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de ini- quidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. Aquí habla de cuando Satanás fue arrojado del cielo. El hombre fue creado sólo con conocimiento del bien, cerca de Dios y con instrucciones precisas para no caer en el mal, que no conocía pero que existía. Fue Satanás, en forma de serpiente, que tentó a Eva. Y en Génesis 3:6 dice que: ella vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría. Entonces entra la maldición como respuesta de Dios al mal. 53
  • 54. EL ORDEN DE DIOS Tu composición genética cuatro generaciones {30 personas} 15 16 17 18 19 20 21 22 7 8 9 10 3 4 p Cada uno de nosotros hemos nacido por un padre y una ma- dre, la fila 3, 4, 5 y 6 corresponde a nuestros abuelos, por parte de nuestro padre y por parte de nuestra madre. La fila 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13 y 14 corresponde a nuestros bisabuelos; la última fila son los tatarabuelos y así se completan las cuatro generaciones. 54
  • 55. 23 24 25 26 27 28 29 30 11 12 13 14 5 6 m tú 55
  • 56. EL ORDEN DE DIOS Luego, más adelante, en Génesis 6:5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y en el v. 7 dice que decidió raerlos de la faz de la tierra, luego el diluvio donde sólo Noé fue hallado justo y librado de morir junto con su familia. Nuevamente los hombres se pusieron de acuerdo en contra de los designios de Dios: v. 4 Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. Aquí vino la confusión de lenguas, y los hombres fueron es- parcidos sobre la faz de la tierra y dejaron de edificar. Esto es conocido como la torre de Babel en Génesis 11. Una y otra vez vemos prevalecer el mal en el corazón del hombre. Es por ésta razón que afirmamos una y otra vez que el mal está adentro. La Biblia dice en Jeremías 17:9 No es sino hasta que arran- camos el mal de raíz, de lo más profundo de nuestro ser, que seguiremos reincidiendo, que seguiremos cayendo. Nos veremos perdonados, liberados y al paso de un tiempo, ¡PAM!, de nuevo, allí está asomando, aflorando esa vieja natu- raleza, ese cuerpo que Pablo lo llama cuerpo de muerte y como él nos preguntamos ¿Quién nos librará? Y aquí hablo a cristianos, lavados por la sangre de Cristo, que creen en el Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado, que confiesan su nombre. Hombres y mujeres que han sido perdonados, liberados y cuando se ven, de nuevo envueltos, seducidos, reincidiendo, de nuevo se encuentran confesando y pidiendo perdón por el mismo pecado, viviendo la misma situa- ción, y cayendo otra vez. Entonces se preguntan: 56
  • 57. INIQUIDAD DEL HOMBRE VS. MISERICORDIA DE DIOS ¿Por qué? Simplemente porque el mal está adentro. En Proverbios 1:23-25, habla al pueblo de Israel, al pueblo de Dios, por medio del Rey, por medio de aquel hombre de quien Dios mismo dice que le dio tal sabiduría que nadie nunca más la tendrá. Tú y yo somos su pueblo. v. 23 Volveos a mi reprensión; he aquí yo derramaré mi espí- ritu sobre vosotros, y os haré saber mis palabras. v. 24 Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, Extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, v. 25 Sino que desechasteis todo consejo mío y mi reprensión no quisisteis, Dios nos habla por medio de su palabra, nos alerta, nos profeti- za, nos da palabras de ciencia, conocimiento, nos da revelacio- nes, nos inquieta por medio del Espíritu, nos llama, a veces nos grita, otras nos tumba del caballo, y Él dice: no quisisteis oír. De igual modo, Dios envía a Ezequiel a darle su mensaje, su corrección, su alerta al pueblo y de nuevo repito: tú y yo somos ese pueblo. Ezequiel 2:4 Yo, pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido co- razón; y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor. Ezequiel 3:5-7 v. 5 Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua difícil, sino a la casa de Israel. v. 7 Mas la casa de Israel no te querrá oír, porque no me quie- re oír a mí; porque toda la casa de Israel es dura de frente y obstinada de corazón. Dios siempre nos quiere sanar, nos quiere restaurar, nos quie- re liberar, nos quiere soltar las amarras, nos quiere disciplinar, quiere la transformación de nuestra mente, quiere hacernos 57
  • 58. EL ORDEN DE DIOS libres y vencedores como Él, por medio de Él y su sacrificio ya consumado en la cruz. El pueblo de Israel pasó de la esclavitud al desierto, los que no creyeron, se quejaron, murmuraron, ¡murieron! Aquellos que nacieron libres o tuvieron un espíritu diferente, como Caleb y Josué, alcanzaron la promesa. Pero aún esto no bastó, porque Israel una y otra vez se rebeló contra Dios, así como hoy vemos hijos de Dios, pueblo de Dios, ministros de Dios que de repente caen. ¿Sabes por qué? La ini- quidad de nuestros corazones, esa raíz enclavada en nuestro co- razón que el enemigo deja quieta y no toca hasta un día que él reclama sus derechos sobre ese pedacito que nosotros creímos sanado, creímos entregado, nos supimos perdonados y ahora comienza su ministración al alma, poniendo pensamientos, ideas; despacito, poquito a poco, hasta que de nuevo encarcela nuestra alma, aprisiona la mente y los sentidos, teje redes bajo nuestros pies y luego viene la caída. Y una vez más preguntamos: ¿Señor que pasó? La iniquidad, porque Él no da por inocente al culpable. Dice la palabra que el pecado, el engaño del pecado, endurece los corazones. Un corazón endurecido no se deja corregir, ni disciplinar; acuérdate que el enemigo vino a robar, matar y des- truir; él anda como león rugiente buscando a quien devorar. David decía; “deje el hombre inicuo su camino”. En Isaías 1:16-20 de nuevo dice: v. 16 Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; v. 17 ...aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. v. 18 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblan- quecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. v. 19 Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; v. 20 ...si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho. 58
  • 59. INIQUIDAD DEL HOMBRE VS. MISERICORDIA DE DIOS 1 Lavaos y limpiaos: esto sólo se consigue reconociendo a Jesús, reconociendo su sangre, su sacrificio en la cruz, recono- ciendo nuestra condición delante de Él. 2 Quitad la iniquidad de vuestras obras: esto es arrepentirse, detenerse de hacer lo que antes hacíamos, ya no hacerlo más, cambiar de mente, de forma de pensar, de actitud ante esa con- dición. 3 Aprended a hacer el bien: instruirse con la palabra, ¿qué dice Dios por medio de ella?; ¿cómo lo haría Jesús? 4 Buscad el juicio: esto es traer tus obras a la luz. Juan 3:20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Salmo 19:9-19 Los juicios de Jehová son verdad, todos justos. v. 10 Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afi- nado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal. 5 Restituid al agraviado: no basta sólo con reconocer tu falta y traerla delante de Dios, necesitas pedir perdón, recibir el perdón primeramente de Dios; luego, cuando el caso lo requiera, repara el daño que causaste, perdona, consuela, ama a esa persona. 6 Haced justicia: al huérfano y a la viuda. Acciones conforme a la palabra, aclaro, no sólo acciones, sino acciones conforme a la palabra. Bienaventurados los que guardan sus testimonios y con todo el corazón le buscan: pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos. Salmo 119:2-3 Es entonces cuando Él dice: venid y estemos a cuentas; es enton- ces cuando tus pecados serán borrados, perdonados, es cuando la raíz de la maldad se arranca, cuando aún las motivaciones del 59
  • 60. EL ORDEN DE DIOS corazón son corregidas. Los v. 19 y 20 explican que es volunta- rio, si tú quieres obedeces, consecuencia, bendición; si no, con- secuencia de tu desobediencia. Este es un proceso que se repite cada día, para cada área de nuestra vida, para cada situación, hasta que somos transforma- dos y tenemos la imagen de Cristo. Dios le dijo un día a su pueblo y hoy nos lo dice a nosotros: Jeremías 4 v. 14 Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo permitirás en medio de ti los pensamien- tos de iniquidad? v. 22 Porque mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos ignorantes y no son entendidos; sabios para hacer el mal, pero hacer el bien no supieron. La autoridad sobre la palabra, la autoridad espiritual sólo se consigue en la medida que vamos rindiendo áreas, en la medi- da que vamos siendo sanados por Jesús; una vez sanado, ven- cido el enemigo, entonces es que tienes autoridad para ayudar a otros en esa área. La iniquidad en nuestros corazones puede ser tan sutil como el diablo mismo, porque él es hacedor de ini- quidad, él es la iniquidad. ¿Quiere decir esto que tú estás poseído? ¡No! Quiere decir que él todavía tiene autoridad si aún está en el corazón. Hoy yo te invito, te exhorto, arranquemos la iniquidad de los corazones, arranquemos las raíces del mal, arranquemos los huevos que como el áspid son plantados para que en el tiempo incuben y dan a luz el pecado y la maldad. La mejor guerra espiritual que tú y yo podemos hacer es sanar nuestro corazón, porque cada cosa que es arrancada, cada área en la que lo vencemos, ya él no tiene más autoridad sobre no- sotros. No nos conformemos solamente con pedir perdón por los pe- cados, sigue adelante, hay más, arrepiéntete, aprende a hacer el bien, busca el juicio, restituye al agraviado, haz justicia, ven y ponte a cuentas con el Señor. ¡ALELUYA! 60
  • 61. INIQUIDAD DEL HOMBRE VS. MISERICORDIA DE DIOS Muchas veces decimos como en este versículo de Malaquías: Malaquías 3:15 Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon. Y Dios te dice en el salmo 37:1-3 v. 1 No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas en- vidia de los que hacen iniquidad. v. 2 Porque como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán. v. 3 Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Siempre hay una esperanza para el justo, para el que cree, para el que confía. Oye bien, para el justo, para el hacedor de justicia, que continuamente practica la justicia, que vive conforme a la palabra. Los cristianos no estamos llamados a encerrarnos, ni apartarnos del mundo, ni a ver a los demás como condenados y nosotros salvos, no estamos exentos porque la iniquidad no está afuera, está en nuestros corazones. Jesús dijo: Juan 17:15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. ¡Qué precioso! Jesús oró por nosotros, por ti y por mí. Somos ha- bitantes del mundo, somos integrantes del mundo, tenemos un gran trabajo que hacer allá fuera. Pero Dios nos va a guardar del mal porque Jesús ya se lo pidió. Estamos llamados a ser luz en un mundo de tinieblas. Ahora yo te pregunto: ¿Cómo es tu luz? Tan tenue como la lucecita que usa- mos de noche para ver el camino al baño, o tan resplandeciente como un alógeno de máxima potencia. Cuando vinimos al Señor andábamos en total tinieblas. 61