2. Una de las primeras tareas que le corresponde realizar a todo
profesional que trabaja con familias, es definir su nivel de intervención.
Sabemos que la práctica del Trabajo Social se bifurca en servicios
directos e indirectos.
1. Los servicios directos incluyen actividades específicas y
concretas que los profesionales realizan para ayudar a quienes
están experimentando determinadas dificultades y/o problemas.
Estos servicios tienen la característica de que el profesional se
relaciona directamente con las familias afectadas
3. Los dos niveles de intervención demandan conocimientos y destrezas
diferentes.
En la práctica, quiénes se desempeñan en el nivel directo deben
tener gran manejo de conocimientos y destrezas que les permitan
ayudar a las familias a desarrollar sus capacidades y enfrentar sus
dificultades.
2. Los servicios indirectos son aquellas actividades profesionales
que se centran en las organizaciones o instituciones públicas y
privadas que aportan recursos y servicios. En este nivel de
intervención, el trabajador social se ubica en la estructura institucional y
se centra en la planificación, administración y evaluación de
programas, no teniendo a su cargo la atención directa de familias, si
bien trabaja para ellas.
4. Quiénes se desempeñan en el nivel indirecto deben tener
conocimientos y destrezas relacionadas con sistemas
organizacionales y políticos y habilidades técnicas de
administración, planificación y manejo de gran cantidad de información.
5. El trabajador social tiene una formación básica que le permite
desempeñarse en ambos niveles y, de hecho, la gran mayoría de los
trabajadores sociales que son funcionarios de las instituciones,
intervienen en ellos al mismo tiempo, si bien con diversos énfasis.
Sin embargo, el perfeccionamiento de la práctica exige el aumento de
conocimientos y destrezas asociados a cada nivel de intervención.
Debemos tener claridad que en la intervención con familias, los
trabajos directo e indirecto son indispensables y constituyen
conjuntamente el Trabajo Social Familiar.
Sin embargo, se está desarrollando en forma creciente la
participación profesional en el nivel de intervención indirecta,
relacionado con las instituciones y las políticas sociales.
En la práctica profesional, ambos niveles se coordinan y se
complementan.
6. 1. La misión de los programas de intervención familiar es conseguir
crear un contexto de colaboración con la familia para ejercer un
apoyo educativo y psicosocial con las familias.
2. El control y el apoyo no deben contaminarse, deben
complementarse: para que funcione la ayuda educativa y psicosocial
tiene que funcionar bien todo lo relacionado con condiciones de
control para la protección.
3. Una forma de complementar adecuadamente las condiciones
coercitivas y de ayuda es diferenciar los ámbitos (contextos físicos
y recursos humanos) de intervención cuando esto es posible: no
responsabilizar al equipo de intervención de la ejecución de una
medida de separación, o repartir funciones dentro de los miembros de
un equipo para diferenciar roles –de control y de ayuda– en un caso
particular.
7. 4. El profesional con funciones de intervención directa no debe
sentirse responsable de todo, ni cuando la intervención es eficaz ni
cuando es insatisfactoria; todos los ámbitos (legal-administrativo de
protección, educativo, sanitario, etc.) comparten responsabilidad.
5. Es esencial clarificar los procedimientos de toma de decisiones
de protección dentro de la red profesional (“triángulo de
responsabilidades”) y entre los profesionales y las familias.