La amistad verdadera es desinteresada, pues más consiste en dar que en recibir; no busca el provecho propio, sino el del amigo. El amigo verdadero no puede tener, para su amigo, dos caras: la amistad, si ha de ser leal y sincera, exige renuncias, rectitud, intercambio de favores, de servicios nobles y lícitos. El amigo es fuerte y sincero en la medida en que, de acuerdo con la prudencia sobrenatural, piensa generosamente en los demás, con personal sacrificio. Del amigo se espera la correspondencia al clima de confianza, que se establece con la verdadera amistad; se espera el reconocimiento de lo que somos y, cuando sea necesaria, también la defensa clara y sin paliativos.

1. ¿Cuándo empezó nuestra amistad? No lo sé.

2. No es necesario recordar el día exacto en que comenzó una amistad. Tal vez en un principio no tenías previsto que algún día aquella persona iba a ser tu [email_address]

3. Pero, a lo largo del tiempo, sin proponértelo, se fue fraguando la confianza, el respeto, la tolerancia, el cariño...

4. ¡Hoy te envío mi mejor abrazo! ¡Que la vida te sonría siempre! Siempre que sonríes, se apaga una tristeza y se enciende una esperanza. Muchas personas entran y salen de nuestra vida, pero sólo l@s verdader@s amig@s dejan marcas en el corazón.

5. Para tus negocios, usa la cabeza. Para estar con los demás, usa el corazón.

6. El que pierde dinero, pierde mucho; el que pierde un amigo, pierde mucho más, pero el que pierde la fe, lo pierde todo. Las personas jóvenes y bonitas son accidentes de la naturaleza, pero las personas adultas y leales son obras de arte creadas a lo largo de mucho tiempo.

7. Ayer es historia; mañana, un misterio, y hoy es un regalo, por eso se llama presente.