Under new conditions of labor market in Medellín, it is necessary to implement
measures which rapidly decrease poverty levels mainly affecting the most
vulnerable population, who at the end find in informal economy, the one solution
to their problem. This solution is translated in lack of capacity of the formal
sector for accepting the population to their action area. El Metro de Medellín,
credited as a mass transportation means in El Valle de Aburrá, has become an
appropriate space for the development of informal activity, which results in a
series of approaches from society, in which creation of public policies assuring
the access to education with quality for everybody have been designed.
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Fragua - UNIVERSIDAD DE MEDELLÍN
Fragua, Vol. 3, N° 5, pp. 55-65 – Enero-junio de 2010 / 134 p. Medellín, Colombia
La informalidad ¿un problema social
o de incapacidad productiva?
Estudio de caso en el área de influencia
del Metro de Medellín*
Karen Julliet Cartagena Rodríguez**
Grupo de Investigación en Negocios Internacionales (GINI)
•
Recibido: 20/05/2010
Aprobado: 12/07/2010
Resumen
En las nuevas condiciones en las que se encuentra el mercado laboral de Medellín,
es necesario implementar medidas que reduzcan rápidamente los niveles de
pobreza que afectan principalmente a las personas más vulnerables, quienes
terminan hallando una única solución a su problema en la denominada economía
informal. Esta se traduce en la incapacidad del sector formal de acoger a todas
las personas a su área de acción. El Metro de Medellín, acreditado como un
medio de transporte masivo dentro del Valle de Aburrá, se ha convertido en un
espacio propicio para el desarrollo de la actividad informal, que genera una serie
de planteamientos desde todas las esfera sociales, en donde se diseña como
salida al problema, la creación de políticas públicas que garanticen el acceso a
una educación con calidad para todos.
Palabras clave: Mercado laboral, sector formal, sector informal, educación,
competitividad.
* Artículo producido como reflexión temática en el curso de Relaciones Internacionales del Sector Privado. Semestre 2009-2, bajo
la asesoría de Carolina María Horta Gaviria.
** Estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas, Administrativa y Contables de la Universidad de Medellín. Semestre 5, Pro-
grama de Negocios Internacionales. Semillero Básico de Investigación. Este trabajo hace parte de la investigación formativa
de la asignatura de Relaciones Internacionales del Sector Privado. Docente: Carolina María Horta Gaviria. Docente de tiempo
completo de la Universidad de Medellín, Politóloga, Magíster en Estudios Urbano-Regionales Universidad Nacional de Colombia.
Correo electrónico: karen.cartagena@aiesec.net.
2. Fragua56
Karen Julliet Cartagena Rodríguez
Informality: A Social Problem or a Problem
of Productivity Lack of Capacity?
Case Study in the area of influence
of Metro de Medellín
Abstract
Under new conditions of labor market in Medellín, it is necessary to implement
measures which rapidly decrease poverty levels mainly affecting the most
vulnerable population, who at the end find in informal economy, the one solution
to their problem. This solution is translated in lack of capacity of the formal
sector for accepting the population to their action area. El Metro de Medellín,
credited as a mass transportation means in El Valle de Aburrá, has become an
appropriate space for the development of informal activity, which results in a
series of approaches from society, in which creation of public policies assuring
the access to education with quality for everybody have been designed.
Key words: Labor market, formal sector, informal sector, education,
competitiveness
3. 57Fragua, Vol. 3, N° 5, pp. 55-65 – Enero-junio de 2010 / 134 p. Medellín, Colombia
La informalidad ¿un problema social o de incapacidad productiva?: Estudio de Caso en el área de influencia del Metro de Medellín.
Introducción
Para nadie es un secreto y mucho menos sor-
presa el lugar que ha venido ganando el llamado
“sector informal” en las economías de los países
en desarrollo y aún en economías industria-
lizadas. “Economía paralela”, “economía a la
sombra”, “trabajo negro” son solo algunos de los
nombres o expresiones que designan el mismo
fenómeno desde puntos de vista diferentes.
En la actualidad la palabra informal es pro-
nunciada desde el gobierno hasta la población
común, pero ¿qué es realmente ser informal?
¿Son informales las personas o las actividades
que realizan estas personas? La verdad son
muchos los significados e interpretaciones que
se han dado alrededor de este tema desde su
creación. En lo que sí se coincide es en señalar
el notable peso que ha tomado dentro de la
economía en general.
1. La economía del rebusque
El concepto de economía informal fue desa-
rrollado por Keith Hart (1973), como resultado
de una investigación para la OIT (Employment
Incomes and Equality – A strategy for increasing
productive employment in Kenia) en el mercado
laboral en África; a partir de ese momento y
hasta nuestro días no ha existido un consenso
de una definición ya que esta puede variar en
muchas ocasiones del significado que se le dé
en cada país, pero no se ha podido encontrar
aquella que comprenda todos los elementos
que describan las características de este sector.
A pesar de esta situación, en la actualidad en
el mundo pueden identificarse cinco enfoques
teóricos, a partir de los cuales puede abordarse
el tema del sector informal; estos son: enfoque
teóricodualista,enfoqueteóricodualista(nueva
versión), enfoque teórico estructuralista, enfo-
que teórico empresarial y enfoque teórico de la
neoinformalidad; en este caso no abordaremos
ampliamentecadaunodeestosenfoquesyaque
no es el fin de este artículo entrar a esbozar las
premisasdecadauno;másbiennoscentraremos
en unas definiciones un poco mas genéricas:
Según la organización internacional del trabajo
(OIT) y el programa regional de empleo para
América Latina y el Caribe (PREALC):
La informalidad es un sinónimo de pobreza
y es referida únicamente al autoempleo,
excluyendo de este a los profesionales y
técnicos, trabajadores familiares no remu-
nerados, y empleados domésticos”. También
considera la economía como un “conjunto
de empresas marginales caracterizadas por
pocas barreras de entrada y salida en térmi-
nos de habilidades, capital y organización;
empresas familiares a pequeña escala de
operación, uso intensivo de mano de obra,
tecnología rezagada, mercados no regulados
y competitivos; bajos niveles de productivi-
dad y de capacidad de acumulación. (Flores,
C. E, 2009, p.10)
En Colombia la mayoría de las estimaciones y
estudios acerca de este sector, incluyendo las
del DANE (Departamento Administrativo Nacional de
Estadística), consideran el sector informal como
marginal, de baja productividad, constituido por
empresa de pequeña escala, clasificadas según
su tamaño y sector:
La definición operativa utilizada por esta en-
tidad para definir el empleo informal urbano
es la siguiente: a) los ayudantes familiares
no remunerados, b) los trabajadores del
servicio doméstico, c) los trabajadores por
cuenta propia diferentes de profesionales y
técnicos independientes, y d) los asalariados
y patrones vinculados a empresas de hasta
10 empleados1
. (Departamento Administra-
tivo Nacional de Estadística [DANE], 2003).
1
El sector informal urbano, es medido a través de la Encuesta
Nacional de Hogares (ENH) realizada dos veces al año por el
DANE. La encuesta, de tipo muestral, se realizó inicialmente
en las siete principales áreas metropolitanas de Colombia,
y ha ampliado su cobertura a las diez principales áreas
metropolitanas desde hace pocos años, con lo que cubre
la gran mayoría de la población urbana del país. A su vez,
téngase en cuenta que la población urbana es casi el 75%
de la población total de Colombia.
4. Fragua58
Karen Julliet Cartagena Rodríguez
Como se puede observar, estas definiciones
planteadas anteriormente dejan por fuera mu-
chos aspectos que bien vale la pena investigar,
como por ejemplo los relacionados con la
seguridad social, aspectos legales, exigencias
sobre salario mínimo, y condiciones y calidad
de vida que implica un componente de hetero-
geneidad dentro de las personas para quienes
el laborar en este sector representa una forma
de supervivencia, caracterizada principalmente
por su marginalidad, explotación, desprotección
y salarios muy bajos.
Por esta razón ante la gran proliferación de
textos sobre la economía informal que existe
en la actualidad, es poco lo que se sabe sobre
la “cara social” de este sector, sus aspectos
culturales y demás que serán caracterizados
a continuación con el fin de instaurar un perfil
de los informales, estableciendo la imagen que
tienen de sí mismos y de la sociedad, la percep-
ción del trabajo que realizan, sus condiciones
de vida, sus aspiraciones y expectativas, todo
esto delimitado en un espacio conocido por la
mayoría de los habitantes del Valle de Áburra :
el Metro de Medellín.
2. La caracterización del sector, caso: Metro
de Medellín
Para comprender mejor las actividades de este
sector es necesario comprender su entorno
socioeconómico, y para esto resulta importan-
te describir algunas de las clasificaciones que
se han hecho de los informales, basándonos
especialmente en el lugar donde desarrollan
su actividad: actividades informales callejeras: infor-
males ambulantes, estacionarios, semiestacio-
narios y actividades informales no callejeras: tiendas
de barrio, sanandresitos, mercados populares,
microempresas. Vale la pena aquí señalar que en
nuestro contexto la actividad más típicamente
informal es la callejera.
El comercio callejero ambulante, tal y como
todos hemos podido ver alguna vez en nuestra
vida, es aquel en donde el ventero debe despla-
zarse continuamente en busca de su clientela;
usualmente se realiza en lugares de la vía pública
o en espacios reservados para el tráfico peato-
nal, tales como calles, andenes, parques, plazas
públicas, lugares de espectáculos. Este tipo de
comercio callejero es el que interesa para el caso
específico de este estudio del Metro de Mede-
llín, resaltando que en la mayoría de las veces
se realizan actividades informales callejeras en su
subgrupo de semi-estacionales, que se caracterizan
por realizarse en puntos fijos pero que pueden
variar de acuerdo con las circunstancias y con-
diciones que rodean el lugar donde se trabaja.
Para la caracterización de este sector como
ya se ha planteado anteriormente, se eligió un
espacio geográfico que fuera capaz de agrupar
en cierta medida una gran masa no solo de
personas sino también de venteros dispuestos a
generar la demanda de sus productos por la po-
pular “vía del antojo”, es decir, generar una oferta
inmediata que produce la demanda inmediata.
El metro, como medio de transporte masivo, se
ha constituido en un espacio de intercambio
comercial, que moviliza diariamente alrededor
de 477.654 (2008) personas en promedio en un
día laboral. Según el estudio Origen y destino
metropolitano 2005 del Área Metropolitana del
Valle de Áburra (AMVA):
La participación del Metro en el transporte
público del Valle de Aburrá es del 16% en
su área de influencia directa e indirecta,
siendo los más favorecidos, las personas de
menores recursos económicos de la ciudad,
el 75% de ellos pertenece a estratos 1, 2, y
3; entre quienes se encuentran trabajadores
y estudiantes del valle de Aburra (los cuales
representan, 92% de los usuarios del siste-
ma). (Origen y destino metropolitano, 2005)
De acuerdo con observaciones previas en cada
una de las estaciones del Metro de Medellín y
soportando estas observaciones con los resul-
tados de una encuesta realizada por estudiantes
del Departamento de Economía de la Universi-
dad EAFIT (2003), que incluía una muestra de
5. 59Fragua, Vol. 3, N° 5, pp. 55-65 – Enero-junio de 2010 / 134 p. Medellín, Colombia
La informalidad ¿un problema social o de incapacidad productiva?: Estudio de Caso en el área de influencia del Metro de Medellín.
70 personas, venteros ambulantes localizados
en los alrededores de las estaciones, entre un
rango de edad de los 30 a las 58 años se pudo
observar que estos se encuentran desigualmen-
te distribuidos entre las diferentes estaciones.
Los venteros buscan ubicarse en las zonas que
más se adecuen a las condiciones específicas
de cada uno de ellos.
Según datos de la entrevista generada por EAFIT
(2003):
La mayor cantidad de venteros se encuentra
localizada aproximadamente en las inme-
diaciones de las estaciones Parque Berrio
(16%), y san Antonio (11%). Seguidamente, se
destacan por su participación porcentual, las
estaciones de Cisneros, San Javier y Expo-
siciones, representando una porción de un
7% cada una. Por otra parte, las estaciones
de Itagüí, Estadio, Prado, Tricentenario, Po-
blado y arrojaron una participación de un 6%
cada una. Seguidas a continuación por las
estaciones universidad y hospital, las cuales
representan un 3% cada una. Finalmente,
las estaciones Niquía y Aguacatala tienen
una participación dentro del total de un 1%
cada una. En las estaciones restantes del
Metro de Medellín se encontró un número
muy reducido, casi nulo de personas con
características de ambulantes. (Almonacid,
2003, p.28)
Teniendo en cuenta esta información es impor-
tante ahora realizar un análisis de las caracterís-
ticas de la población y su evolución en el tiempo,
para lo cual se hizo una serie de entrevistas que
permitieran indagar un poco las condiciones de
vida y el entorno en el que se mueven a diario
estas personas; para esto se ha agrupado la in-
formación en tres temáticas: aspecto sociocultural,
aspecto laboral y aspecto económico. De ellos se le
dará mayor énfasis al aspecto sociocultural para
entrar a analizar una variable muy importante
dentro de la investigación macro, en la que se
tratará de identificar si en verdad el tema de la
informalidad es un problema social, que afecta
a las personas que están en este sector o es
solo una manifestación más de la incapacidad
productiva de nuestra economía.
En el aspecto sociocultural, siempre han influido
una serie de variables que constituyen por así
decirlo todo un universo de valores, pensa-
mientos y costumbres que caracterizan al ser
humano como tal, dependiendo del entorno
de su realidad, definiendo así la manera en que
asume todas sus relaciones familiares, laborales
e interpersonales; obviamente, en este contexto
la labor de los informales condiciona su for-
mación sociocultural. Dentro de este aspecto
podemos encontrar variables como sexo, edad,
lugar de procedencia, relaciones familiares, nivel
de educación, etc.
En la variable sexo, según los resultados de la
encuesta, se encontró que:
… los vendedores ambulantes en los alrede-
dores del Metro de Medellín, se encuentran
constituidos en un 75,7% por hombres y un
24,3% por mujeres, manifestándose así que
esta área de negocio informal, llega a ser una
alternativa de empleo principalmente para
los hombres.(Almonacid, 2003, p.30)
La variable de edad, junto con el sexo dan una
primera idea de la forma como se desenvuelve
esta población, que tal y como lo manifiesta
Eduardo Lora: “(…) influyen sobre muchos as-
pectos económicos, tales como la estructura de
las necesidades de consumo y requerimientos o
las posibilidades de ahorro en una comunidad”.
(Lora, 1997, p.10).
Este rango se ubica entre los 30 y 58 años en
el caso de los hombres y entre 35 y 39 años
en las mujeres, lo que indica que la mayoría de
estas personas son mayores de edad, es decir,
iniciaron su actividad laboral siendo ya adultos.
Esta variable da cuenta del hecho de que a las
personas con edad que supera los 25-28 años
se le es muy difícil encontrar un trabajo formal,
pues normalmente en nuestro medio esta oferta
6. Fragua60
Karen Julliet Cartagena Rodríguez
siempre es suplida por personas jóvenes y muy
capacitadas.
Por otra parte en la variable de lugar de proceden
cia, se encontró que:
La mayoría de estos trabajadores, son an-
tiguos migrantes, la mayoría proviene de
municipios antioqueños aledaños con un
porcentaje cercano al 65%. Un 21% de los
encuestados manifestaron que provienen de
Medellín y los municipios aledaños al valle de
aburra y un 14% proviene de departamentos
de Colombia como Córdoba, Chocó, Valle del
Cauca etc. (Almonacid, 2003, p.32)
Esta realidad da cuenta de que los mas afec-
tados por esta situación de subempleo son las
personas que llegan a Medellín de otras partes
del país y del mismo departamento en busca de
un futuro mejor, pero solo se encuentran con
una cruda realidad de que el mercado formal
no tiene cupo para ellos condenándolos a una
pobreza inmisericorde.
Seguidamente, en la variable de relaciones fami
liares, factor determinante dentro de este grupo,
se pudo encontrar que al respecto que:
El grueso de población encuestada se
encuentra casada (47%), en segundo lugar
están los solteros (33%) y, por último los
que viven en unión libre (16%); vale la pena
resaltar aquí que la totalidad de las personas
que manifestaron ser viudas son mujeres,
lo cual las convierte en cabeza de familia, y
por consiguiente en las únicas responsables
de la generación de ingresos para la familia.
(Almonacid, 2003, p.37)
En la variable de Educación, variable de suma
importancia a la hora de caracterizar a este
grupo en específico, ya que precisamente el bajo
nivel educativo, junto con la escasez de capital,
son factores que les imposibilitan alcanzar una
mejor ocupación en el mercado laboral, se
observa que:
En el área no formal, un 14% no recibió nin-
gún tipo de educación; el 68% afirmo haber
cursado la primaria (en la mayoría de los
casos sin terminarla); el 17% hizo estudios
secundarios y solamente el 1,44% afirmo
haber realizado algún tipo de educación
tecnológica. (Almonacid, 2003, p.41)
Tal y como se refleja en el siguiente gráfico:
Grafico 1. Grado de estudio cursado por los vente-
ros ambulantes de las inmediaciones del Metro de
Medellín.
Fuente: Encuesta a venteros ambulantes en los alrededores
Metro de Medellín. Universidad EAFIT. 2003
Al analizar los grados educativos cursados se-
parando por sexo, se puede identificar, que en
todos los casos los hombres tuvieron un mayor
acceso a la educación primaria, secundaria y
estudios técnicos. Sin embargo a los hombres
también se les atribuye el mayor porcentaje del
total de personas que no recibió ningún tipo de
educación (tabla 1).
Se puede deducir, por tanto, que en general en el
sector informal laboran personas no calificadas,
y con bajo grado de capacitación, lo que lleva
a confirmar que el conocimiento y experiencia
adquirida por parte de estas personas vienen
de tradición familiar o por medio de la observa-
ción o la dedicación diaria. A simple vista esto
parecería no ser un impedimento para que cual-
quier persona ejerciera este oficio, con el que
solo se limita a realizar algo como “máquina” y
con lo que finalmente termina conformándose
y adaptándolo como forma de vida, todos los
días de su existencia.
1% Estudios técnicos
17% Secundaria
14% Ninguno
68% Primaria
7. 61Fragua, Vol. 3, N° 5, pp. 55-65 – Enero-junio de 2010 / 134 p. Medellín, Colombia
La informalidad ¿un problema social o de incapacidad productiva?: Estudio de Caso en el área de influencia del Metro de Medellín.
Teniendo en cuenta todos estos aspectos, a
la caracterización de la educación en el sector
informal se le suma la dificultad para estas per-
sonas en obtener un empleo formal, sector cada
vez mas exigente debido a los requerimientos de
personal con formación técnica, profesional y
especializada, lo que condena de cierta manera
a estas personas a permanecer toda su vida en
la informalidad. Tal y como lo plantea Francisco
Alburquerque:
En un mundo como el actual, donde el mo-
delo de acumulación existente está basado
principalmente en el acceso a la información
y el conocimiento, obliga a dar prioridad a la
calidad de los recursos humanos y a las con-
diciones de estos a la hora de involucrarse a
los procesos productivos.(Alburquerque,1999)
Podemos ver entonces que se da una especie
de “expulsión natural” de la mano de obra no
calificada y donde obviamente los informales
quedan fuera. Surgen varias preguntas: ¿Qué
hacer con la mano de obra no calificada? ¿En
qué procesos productivos involucrarlos?
En el aspecto laboral, se hicieron algunas obser-
vaciones en las que claramente salió a relucir
el hecho de que en la vida de estas personas
informales el límite entre la vida personal y la-
boral prácticamente desaparece, en contraste
con el sector formal en donde se mantiene esa
barrera entre estos dos aspectos de la vida.
Dentro de este grupo entran en juego una serie
de variables que son un poco más conocidas por
todos, tales como: el tipo de productos que se
ofrece, el horario laboral y la salud.
En cuanto a los productos que comúnmente se ven
den, se encontró que se venden muchas clases
de productos que van desde los más curiosos
hasta los mismos que se encuentran a diario en
tiendas y supermercados pero con el diferencial
de que muchas veces son más baratos; básica-
mente se encontró que los productos que se
venden son: confitería y cigarrillos, frutas, venta
de artículos varios (venta de medias, pilas, CD,
lentes para sol etc.), venta de revistas, flores,
artesanías, minutos a celular.
El horario laboral de estas personas es extenso
y difícil no solo porque la jornada laboral se
extiende a mas de 48 horas semanales, sino
también por las condiciones y el medio donde
laboran, pues, a pesar de ser en las inmedia-
ciones del metro en donde se percibe de cierta
forma una seguridad debido a la presencia de
fuerza pública, factores como la inclemencia del
clima, robos, funcionarios de espacio público
son el pan de cada día. Cabe aclarar aquí que
en promedio estas personas trabajan 12 horas
al día, incluyendo los fines de semana.
En la variable de la salud se constató algo que es
característico de este tipo de actividad y es el
hecho de que en cuanto a temas relacionados
con salud y pensiones, en muchos casos estas
personas no se encuentran afiliadas o no tienen
conocimientodeunsistemadesaludoseguridad
social que los cobije en caso de eventualidades,
o que al llegar a la vejez, les permita gozar de
un cese de actividades o peor aún, les permita
acceder a una atención médica necesaria.
Es interesante ahora examinar el aspecto eco
nómico, factor que resulta como uno de los de
mayor relevancia por el hecho de que aquí se
ve reflejada la retribución del trabajo realizado,
que es utilizado como sustento diario de estas
personas y de sus familias. De acuerdo con la
encuesta, se plantea que:
Los venteros ambulantes, no tienen una idea
clara de cuales son exactamente sus ingre-
sos, ya que no llevan una contabilidad de
estos. Se establece pues, que en promedio
las ventas diarias pueden ir desde los $7.000
hasta ventas superiores a los $60.999, esto
según la actividad que estos realicen. Tam-
bién se manifiesta el hecho que entre más
tiempo dediquen estas personas al trabajo,
tendrán la oportunidad de obtener más in-
gresos. (Almonacid, 2003, p.45).
8. Fragua62
Karen Julliet Cartagena Rodríguez
Otra variable importante es la capacidad de ahorrar
de estas personas, que es muy mínima, por no
decir que nula, ya que según expresan ellos
mismos en la mayoría de los casos sus escasos
ingresos solo les alcanzan para subsistir diaria-
mente, pues cubren el transporte y, en menor
medida, sus gastos de alimentación. Si vemos
un poco más a fondo, históricamente la clase
media colombiana se caracteriza por ser una
de las impulsoras del consumo doméstico, lo
que nos permite inferir que la mayoría de estas
personas pertenecen a los estratos más bajos
y por consiguiente si no tienen una capacidad
de ahorro, es muy difícil que algún día puedan
conseguir, por ejemplo, una casa propia o bie-
nes básicos, ya que viven tal y como manifes-
taron ellos en las entrevistas realizadas: “para
rebuscarse el día”.
3. Experiencias y políticas del sector
Después de analizar este sector desde su cara
más social, es oportuno ahora orientarnos a las
políticas que se han tomado en nuestro país
para combatir esta problemática, que no solo
se ve en nuestro caso del Metro de Medellín,
sino también en muchas calles de Colombia.
En nuestro país según el economista Jesús
Galindo G: “habitan alrededor de 44 millones
de personas, de las cuales 15.400.000 son
personas ocupadas y de estas 9.394.000 hacen
parte del sector informal, clasificándolas así
dentro de las personas ocupadas”. (Galindo,
2000, Diapositiva 4).
Pero ¿será realmente que es una labor digna de
ser llamada trabajo? La respuesta no es clara,
porque por una parte no se puede llamar trabajo
a una actividad en donde la gran mayoría de las
personas no tiene ninguna clase de seguridad y
en donde a duras penas queda para subsistir el
día a día, y por otra parte en nuestro medio se
le denomina trabajo a cualquier actividad que
genere ingresos.
Lipietz & Leborgne (1990) establecen entonces
que en un país: “el problema de los trabajadores
desempleados intenta ser paliado por el Estado
de bienestar a través de subsidios colectivos
temporales (pensiones de jubilación, subsidios
de enfermedad y maternidad, subsidios de
desempleo) para las personas legítimamente
inactivas”.
La cuestión radica en que la interpretación
de “Estado de bienestar” en nuestro país no es la
mejor, por así decirlo, ya que no se hace nada
por la población más vulnerable en este caso la
desempleada, a la que no le queda más remedio
que “emplearse” dentro del sector informal.
Hasta ahora la solución dada por las institucio-
nes públicas en cuanto a esta problemática ha
sido la reubicación de los vendedores ambulan-
tes en zonas especiales dotadas de servicios
públicos, alumbrados y seguridad, y en la que no
en todos los casos ha sido exitoso el resultado.
Un caso específico de esta situación se dio en
el municipio de Medellín en la iniciativa Pro
grama venteros y bazares de la alcaldía de Medellín”
(1998-2000), el cual consistía en una reubicación
voluntaria de los venteros ambulantes a centros
comerciales.
Este programa no pudo implementarse de ma-
nera efectiva, debido a grandes errores que se
cometieron durante su desarrollo. Sin embargo,
es un buen ejemplo para aprender de este, e
intentar formular otras medidas que prevengan
este tipo de problemas y los corrijan, pero tam-
bién es de vital importancia comprender que
proyectos como estos requieren el compromiso
de toda la ciudadanía y trabajo conjunto con la
Administración municipal, el sector privado y
la sociedad civil.
Siguiendo con el ejemplo del Metro de Mede-
llín, es importante indicar aquí que la adminis-
tración del metro tiene como premisa alejar a
9. 63Fragua, Vol. 3, N° 5, pp. 55-65 – Enero-junio de 2010 / 134 p. Medellín, Colombia
La informalidad ¿un problema social o de incapacidad productiva?: Estudio de Caso en el área de influencia del Metro de Medellín.
estos venteros de sus estaciones, porque estos
pueden dar una mala imagen para el metro en
aspectos como seguridad y entorno físico; de-
bido a esto hacen casi a diario revisiones por
parte de la organización Espacio Público que de
cierta manera hostiga a estas personas.
Por otra parte, desde el Consejo Privado de Compe
titividad (CPC), se han lanzado voces de alarma
contra esta problemática de la que dicen no se
han logrado reducciones sustanciales en los
últimos años; su propuesta para acabar este
fenómeno se basa en impulsar una ley pro-
formalización para que de manera transversal
simplifique y reduzca sustancialmente las obli-
gaciones tributarias, laborales y contables a las
pymes en sus tres primeros años de existencia,
para así impulsar el empleo formal y la creación
de empresa.
Hay que tener en cuenta que para la implemen-
tación de estas políticas es importante, pues,
hacer una concienciación general de todos los
venteros, para que estos no vean esto solo como
una limpieza social, para embellecer un espacio
público, sino más bien que estas políticas se
reflejen como una oportunidad para mejorar
las condiciones de vida y garantizar el derecho
al empleo.
4. ¿Y la competitividad qué?
La teoría de que el fenómeno de la informalidad
afecta mayoritariamente a los países en desa-
rrollo, parece confirmarse en nuestro país, en
donde tal y como lo afirma el escritor y geógrafo
Milton Santos (2004):
En la mayor parte de la humanidad la globali-
zación se está imponiendo como una fábrica
de perversidades. El desempleo creciente
se vuelve crónico.la pobreza aumenta y la
clase media pierde calidad de vida. El salario
promedio tiende a bajar, (…) y la educación
de calidad es cada día más inalcanzable.
(Santos, 2004, p. 35)
Esta descripción parece una biografía inédita
de Colombia. Pero ¿qué nos hace realmente
competitivos?
Es claro que en este entorno globalizado, en
el que para poder ser competitivos se necesita
tener una economía dinámica que permita el
desarrollo de todos los sectores y así poder
tener éxito en los mercados internacionales.
Colombia es competitiva en “petróleo, carbón,
níquel y otros minerales, también en productos
agrícolas tales como el café, banano, flores,
azúcar y palma africana” (Perry, 2009, párr. 5).
Pero esto no es suficiente porque en contra-
posición a eso Colombia es uno de los países
con mayor índice de informalidad: 60% de la
población es informal.
Si partimos del hecho de que en el mundo de
hoy se compite con base en el acceso a la in-
formación y una de las características del sector
informal es la baja calidad académica, a lo que
se le suma la baja inversión en investigación y
desarrollo por parte de las empresas y el Estado,
las posibilidades que tenemos para competir
son prácticamente nulas.
Al examinar las políticas de empleo y capacita-
ción laboral de nuestro país nos encontramos
con que:
La oferta de formación y capacitación la-
boral en Colombia presenta varias grandes
debilidades: la falta de claridad conceptual y
política acerca de su función social, de su es-
tructura institucional y de sus relaciones con
los sistemas productivo y educativo formal;
su dispersión y desarticulación, tanto entre
sus distintas modalidades como con otras
modalidades y ámbitos educativos; su baja
cobertura agregada; su gran heterogeneidad
entérminosdedisponibilidadderecursos,de
eficiencia y de calidad educativa, que refleja
unamuyregresivasegmentaciónsocialtanto
en la oferta como en la demanda de estas
modalidades educativas; y su generalizada
desarticulación con el sistema productivo.
10. Fragua64
Karen Julliet Cartagena Rodríguez
Todoello,coneltrasfondodeunaeducación
básica que presenta serios problemas de
calidad (Ramírez, 1998).
Esta oferta educativa puede clasificarse en los
siguientes cuatro campos en donde se deben
aplicar los correctivos necesarios para una edu-
cación de calidad: a) el sistema de educación
formal, en sus vertientes de educación técnica y
tecnológica; b) las instituciones de capacitación
no formal; c) el Servicio Nacional de Aprendizaje,
SENA; y d) la capacitación que se realiza dentro
de las empresas, sea ella de tipo estructurado
o informal. En todos estos campos se ofrece a
los trabajadores o a las unidades productivas
del sector informal una oportunidad de capa-
citación.
Se deja de lado el sistema educativo formal, por-
que en la práctica este no tiene ninguna oferta
dirigida específicamente al sector informal.
En nuestro país necesitamos una profunda re-
forma educativa, una reforma integral en donde
tal y como afirma Francisco Alburquerque “Se
construyan entornos innovadores, que fomen-
ten el desarrollo de microempresas, pequeñas
y medianas empresas que son ejes a la hora de
impulsar el desarrollo local y consecuentemente
el desarrollo nacional” (Alburquerque, 1999). Pero
todo esto se puede lograr solo si hay una verda-
dera cohesión y cooperación entre los diferentes
actores públicos y privados.
5. A manera de conclusión
Después de analizar en detalle algunos elemen-
tosdelainvestigaciónysinperderdevistaelob-
jetivoaestudiar:elsectorinformal,esposiblellegar
aalgunasconclusionesquepermitenconocerun
poco más a fondo la situación de este sector en
nuestro país, frente a las realidades culturales y
al desarrollo económico propio del país.
Sin lugar a dudas, la actividad informal ha sido
por siglos una respuesta económica y social, a
un modo de vida que se ha afianzado de manera
especial en los países en vía de desarrollo en
donde hace falta una verdadera política pública
que incluya a esta población.
A esta realidad, palpable desde el punto de vista
del metro de Medellín es importante agregarle
el hecho de que el empleo en el sector informal
es contracíclico al movimiento general de la
economía; la informalidad disminuye en el auge
y aumenta en las crisis. Esto quiere decir que el
sector informal se convierte en una opción para
los desempleados de la ciudad y que cuando
la economía se reactiva y aumentan las opor-
tunidades de encontrar empleo formal mejor
remunerado, la tasa de informalidad disminuye,
convirtiéndose así en un ciclo en el que la única
salida es la informalidad.
Hay que recordar tal y como lo manifiesta Li-
pietz: “la proliferación de gente pobre en busca
de cualquier forma de subsistencia aumenta el
número de trabajos secundarios en actividades
no productivas” (Lipietz & Leborgne ,1990) las
cuales en un porcentaje muy alto tal y como se
pudo observar en el caso de estudio, no van a
generar un ambiente innovador, sino de cons-
tante dependencia a este tipo de medios porque
sin esa construcción social, que incluya a las
personas mas vulnerables de Medellín por me-
dio de políticas públicas municipales, lograr un
modelo de desarrollo de capacitación y educa-
ción de calidad desde la base de la pirámide de
la población, la competitividad va a estar cada
día más lejos y se va a convertir en una utopía.
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