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CUADERNO 
DE 
GRIEGO I 
ANDALUCÍA – 1ª Edición 
Prof. Juan J. Bossini 
1
2
ÍNDICE. 
UNIDAD 1. EL GRIEGO. 
1.1. Etapas de la Historia de Grecia. Marco geográfico. 
1.2. El alfabeto griego. Pronunciación. Signos de puntuación. Normas 
básicas de transcripción. 
1.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Gea y Urano. 
1.4. Lengua griega: El griego: Una lengua flexiva. La declinación 
temática (Sustantivos y adjetivos). El artículo. Función de los casos. El 
presente de indicativo (voz activa) 
1.5. Léxico griego. 1.5.1. Familias semántcias: Dioses olímpicos, héroes, 
seres y lugares mitológicos. 1.5.2. Helenismos: Elementos de la 
Naturaleza. 
Apéndice. La escritura de la lengua griega: Desde sus primeros 
testimonios hasta la difusión del libro impreso. 
Actividades complementarias. 
UNIDAD 2. LA CIVILIZACIÓN CRETENSE O MINOICA. 
2.1. La Civilización cretense o minoica. 
2.2. La sociedad cretense. La lineal A y la Lineal B. 
2.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Europa. 
2.4. Lengua griega. Temas en -α. Adjetivos de tres terminaciones. 
Preposiciones que rigen un solo caso. 
2.5. Léxico griego. 2.5.1. Familias semánticas: Seres mitológicos. 2.5.2. 
Helenismos: Materia y forma. 
APÉNDICE. Los poemas homéricos. 
Actividades complementarias. 
UNIDAD 3. LA CIVILIZACIÓN MICÉNICA. 
3.1. La civilización micénica. 
3.2. La sociedad micénica. La Lineal B. 
3.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Helena. 
Héctor y Aquiles. El final de la Guerra de Troya. 
3.4. Lengua griega: Pretérito imperfecto. Preposiciones que rigen dos 
casos. 
3.5. Léxico griego. 3.5.1. Familias semánticas: La guerra. 3.5.2. 
Helenismos: Tiempo, espacio y movimiento. 
APÉNDICE. Hesíodo. 
Actividades complementarias. 
UNIDAD 4. LA EDAD OSCURA. 
4.1. La Edad Oscura. 
4.2. Nacimiento de la polis. 
4.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Heracles. 
Las Amazonas. 
4.4. Lengua griega: La declinación atemática. Futuro de Indicativo. 
Preposiciones que rigen tres casos. El infinitivo. 
4.5. El léxico griego. 4.5.1. Familias semánticas: El tiempo y los 
fenómenos naturales. 4.5.2. Helenismos: Los seres vivos. 
APÉNDICE. La Poesía lírica arcaica. 
Actividades complementarias. 
UNIDAD 5. LA ÉPOCA ARCAICA. 
5.1. La Época arcaica. 
5.2. Las colonizaciones. 
5.2. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Odiseo. 
Odiseo y Circe. 
5.4. Lengua griega: Temas en -ρ. Temas en -σ. El imperativo. 
5.5. Léxico griego. 5.5.1. Familias semántcias: La Filosofía. 5.5.2. 
Helenismos: La cantidad y el tamaño. 
APÉNDICE. Los griegos en Iberia. Arte griego en España. Hispania en 
las fuentes griegas (I). 
Actividades complementarias. 
UNIDAD 6. LA ÉPOCA CLÁSICA (I): ESPARTA. 
6.1. La Época clásica (I): Esparta. 
6.2. Grandes creaciones culturales: La Filosofía y la Ciencia. 
6.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Orfeo. La 
muerte de Orfeo. 
6.4. Lengua griega: Temas en vocal -ι. Temas en vocal -υ. Temas en 
diptongo -ευ. Sustantivos irregulares. El participio. 
6.5. Léxico griego. 6.51. Familias semánticas: Las ciencias. 6.5.2. 
Helenismos: Ciencia y técnica. 
APÉNDICE. El Teatro griego clásico. 
Actividades complementarias. 
UNIDAD 7. LA ÉPOCA CLÁSICA (II): ATENAS. 
7.1. La Época clásica (II): Atenas. 
7.2. Grandes creaciones culturales: La Literatura. 
7.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Atalanta. 
Alejandro. 
7.4. Lengua griega: El tema de aoristo. Los adjetivos πολύς, πολλή, πολύ 
y μέγας, μεγάλη, μέγα. Los numerales. 
7.5 Léxico griego. 7.5.1. Familias semánticas: El ser humano. 7.5.2. 
Helenismos: El cuerpo humano (I). 
APÉNDICE. La Historiografía griega. 
Actividades complementarias. 
UNIDAD 8. LA ÉPOCA CLÁSICA (III): Las Guerras Médicas y las 
Guerras del Peloponeso. 
8.1. La Epoca clásica (III): Las Guerras Médicas y las Guerras del 
Peloponeso. 
8.2. Grandes creaciones culturales: El Arte y el Deporte. 
8.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Jasón y 
Medea. Medea. 
8.4. Lengua griega: Clases de adjetivos. Colocación del adjetivo en la 
frase. Grados del adjetivo: Comparativo y superlativo. El tema de 
prefecto. El pluscuamperfecto. La reduplicación en los verbos 
compuestos. 
8.5. Léxico griego. 8.5.1. Familias semánticas: Las artes. 8.5.2. 
Helenismos: El cuerpo humano (II). 
APÉNDICE. La Oratoria griega. 
Actividades complementarias. 
UNIDAD 9. LA ÉPOCA HELENÍSTICA. 
9.1. La Época helenística. 
9.2. La Literatura helenística (Período alejandrino). 
9.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Polícrates. 
9.4. Lengua griega: La voz media. Los pronombres personales. Los 
pronombres adjetivos posesivos. El pronombre relativo. 
9.5. Léxico griego. 9.5.1. Familias semánticas: El gobierno. 
9.5.2. Helenismos: La sociedad. 
APÉNDICE. La epigrafía griega. Inscripciones griegas en Hispania. 
Carmina Epigraphica Graeca Hispaniae. 
Actividades complementarias. 
UNIDAD 10. LA ÉPOCA ROMANA. 
10.1. La Época romana. 
10.2. Escritores griegos de Época romana. 
10.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Licurgo. 
10.4. Lengua griega: La voz pasiva. Los pronombres adjetivos 
demostrativos. Pronombres adjetivos interrogativo e indefinido. 
Pronombre relativo-indefinido. 
10.5. Léxico griego. 10.5.1. Familias semánticas: La política. 
10.5.2. Helenismos: Acción I. 
APÉNDICE. Hispania en las fuentes griegas. (II). 
Actividades complementarias. 
UNIDAD 11. BIZANCIO Y LA GRECIA MEDIEVAL. 
11.1. Bizancio y la Grecia Medieval. 
11.2. Literatura bizantina. 
11.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Prometeo. 
El mito de Prometeo. Teseo. 
11.4. Lengua griega: Los verbos contractos. Los modos subjuntivo y 
optativo. La concordancia. La oración simple. La oración compuesta. 
11.5. Léxico griego. 11.5.1. Familias semánticas: Religión. 11.5.2. 
Helenismos: Acción II. 
APÉNDICE. La provincia Spania del Imperio Bizantino. Epigrafía 
griega de época bizantina en España. 
Actividades complementarias. 
UNIDAD 12. LA GRECIA MODERNA Y ACTUAL. 
12.1. Grecia en la Edad moderna y contemporánea. 
12.2. Literatura griega de la Época moderna y contemporánea. 
12.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Las Guerras 
Médicas. El final de las Guerras Médicas. 
12.4. Lengua griega: El griego y el lenguaje científico. 
12.5. Léxico griego: Derivación y composición. 
APÉNDICE. El griego moderno. 
Actividades complementarias. 
ANEXO: Vocabulario. 
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4
UNIDAD 1. EL GRIEGO. 
Índice. 
1.1. Etapas de la Historia de Grecia. Marco geográfico. 
1.2. El alfabeto griego. Pronunciación. Signos de puntuación. 
Normas básicas de transcripción. 
1.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Gea y 
Urano. 
1.4. Lengua griega: El griego: Una lengua flexiva. La 
declinación temática (Sustantivos y adjetivos). El artículo. 
Función de los casos. El presente de indicativo (voz activa) 
1.5. Léxico griego. 1.5.1. Familias semántcias: Dioses olímpicos, 
héroes, seres y lugares mitológicos. 1.5.2. Helenismos: 
Elementos de la Naturaleza. 
Apéndice. La escritura de la lengua griega: Desde sus primeros 
testimonios hasta la difusión del libro impreso. 
Actividades complementarias. 
1.1. Etapas de la Historia de Grecia. Marco geográfico. 
1.1.1. Etapas de la Historia de Grecia. 
- Civilizaciones de Grecia: 
1. Civilización egea y cicládica (prehistóricas). 
2. Civilización minoica (2000-1400 a.C.). 
3. Civilización micénica (1600-1200 a.C.). 
- Grecia antigua: 
1. Edad oscura o arcaica (ss. VIII-V a.C.). 
2. Época clásica (V-IV a.C.). 
3. Época helenística (III-II a.C.). 
4. Época romana (II a.C.-IV d.C.). 
- Grecia bizantina y medieval (ss. V-XV). 
- Dominación otomana. 
- Grecia moderna y contemporánea (ss. Fianles del XIX a la actualidad). 
1.1.2. Marco geográfico de la Grecia antigua.. 
1.1.2.0. Introducción. 
El pueblo griego habitó, como en su tierra madre, en la península que hoy llamamos Grecia, pero 
desde muy pronto se lanzó al mar e hizo de él una segunda patria estableciéndose en islas y riberas del mar 
Mediterráneo. Este medio geográfico ofrecía al griego un panorama de extraordinaria belleza y variedad, de clima en 
general suave y benigno. Pero las tierras, salvo excepciones, no eran demasiado fértiles. Por otra parte, en la Grecia 
continental la complejidad del sistema montañoso -constituido por las derivaciones meridionales del gran sistema alpino 
que se prosiguen bajo las aguas del mar emergiendo por doquier en innumerables islas- entorpecía la vida y las 
relaciones de las ciudades griegas; por ello, no es de extrañar que desde un principio fuese el mar para los inquietos 
griegos el camino natural, como todavía lo sigue siendo en gran medida. Desde época muy temprana. fueron los griegos 
grandes marinos. 
1.1.2.1. Las grandes zonas geográficas. 
Las fronteras de la antigua Hélade no fueron constantes a lo largo de la historia. Por el contrario, 
cambiaron notablemente al compás de los acontecimientos políticos y sociales que impulsaron a los griegos a buscar 
nuevos horizontes. Ateniéndonos al escenario en que los griegos de la época clásica desenvolvieron su existencia, 
podemos distinguir cuatro grandes zonas: Grecia continental, Grecia insular, Grecia asiática, Grecia colonial. 
- Grecia continental. Comprende varias regiones que, en la antigüedad, constituyeron estados o poleis autónomos o 
englobaban varias poleis. En la zona septentrional -bajo la Iliria y la Tracia, no griegas- se extendían Macedonia (largo 
tiempo marginada), Epíro y Tesalia. En la zona central y de oeste a este se suceden: Acarnania, Etolia, Fócide, las 
Lócrides, Dóride, Beocia y Ática. En la zona del Istmo, las poleis de Mégara, Corinto y Sicione. En la zona meridional 
se extiende la península del Peloponeso que comprendía varias regiones menores: Acaya, Élide, Argólide, Laconia y 
Mesenia. 
5
- Grecia insular. En los mares que rodean la península griega -Jónico, Tracio, Egeo y Crético en las denominaciones 
antiguas- son abundantes las islas. Al oeste, en el mar Jónico, se suceden de norte a 'Sur las siguientes: Corcira (hoy, 
Corfú), Léucade, Ítaca, Cefalonia y Zacinto. Al este, en el mar Tracio, las grandes islas de Tasos, Samotracia, Imbros y 
Lemnos. En el mar Egeo, de norte a sur, se encuentran entre otras las siguientes: Esciros, la gran isla de Eubea apenas 
desprendida de la masa continental y como recostada sobre las costas del Ática, junto a estas mismas costas, al Sur, las 
ilustres Salamina y Egina; el grupo numerosísimo de las Cíclades o Cícladas -entre ellas, Andros, Ceos, Paros, Naxos, 
la sagrada Delos, Miconos, Melos, Amorgos, Tera (hoy Santoriní), etc. Junto a la costa asiática, de norte a sur, Lesbos, 
Quíos, Samos y las Espórades o Espóradas a cuyo grupo corresponden Cos y Rodas. En el mar Crético y a notable 
distancia del continente, la gran isla de Creta. 
- Grecia asiática. Ya los aqueos, primeros invasores indo-europeos en Grecia, iniciaron la expansión hacia el Asia en 
expediciones de conquista, de desarrollo mal conocido. A ellos se debe la primera fundación de Mileto. Su política de 
expansión los llevó finalmente al enfrentamiento con Troya. Más tarde, los emigrantes aqueos y jonios, desplazados del 
continente por la llegada de los dorios; se dirigieron también hacia las costas asiáticas donde fundaron numerosas 
ciudades que constituyeron poleis o estados independientes. Todas ellas eran puertos naturales de excelentes 
condiciones que en brevísimo tiempo se convirtieron en ciudades prósperas donde toda actividad encontraba asiento. La 
Grecia asiática vino a ser pionera en toda clase de realizaciones: poesía, filosofía, ciencia, arte, navegación. Las 
ciudades más notables, escalonadas de norte a sur, son las siguientes: Elea, Cumas o Cime, Focea, Esmirna, 
Clazómenas, Éfeso, Mileto, Halicarnaso y Cnido. Muchas de ellas intervinieron en la gran gesta colonial que se 
desarrolló durante más de dos siglos -VIII al VI- en toda la extensión del Mediterráneo. 
- Grecia colonial. Las luchas sociales y el desarrollo demográfico provocan entre los siglos VIII al VI el desplazamiento 
de griegos procedentes de diversas ciudades del continente y de Asia, que se lanzaron con sus naves al mar en busca de 
tierras donde asentarse. Este hecho es el que conocemos con el nombre de colonización griega en el Mediterráneo. Las 
ciudades fundadas son emporios, es decir, establecimientos comerciales. Constituyen po- leis o . estados autónomos, 
vinculados a la metrópoli por lazos meramente religiosos. Aun omitiendo muchas de ellas, citaremos las más notables: 
- colonias en la Propóntide y en el Ponto Euxino: Sesto, Bizancio, Olbia, Trapezunte, Abido. 
- colonias en la Tracia: Abdera, Anfipolis, Olínto, Potidea. 
- colonias en Macedonia: Terma y Pidna. 
- colonias en el sur de Italia (Magna Graecia): Tarento, Síbaris, Crotona, Neápolis (Nápoles, llamada primeramente 
Partenopea) y, más al norte, en las costas etrurias, la sagrada Cumas. - colonias en Sicilia: Hímera, Siracusa, Gela, 
Agrigento, Selínui te, todas en las zonas costeras. 
- colonias en el Mediterráneo occidental: Alalia en Córcega; Massalia (Marsella) en el sur de Francia, la cual a su vez 
colonizó el Levante español: Rode (Rosas), Emporion (Ampurías) , Hemeroscopion (Sagunto probablemente, o quizá 
Denía), y llegó a las costas de Almería y aun a las de Málaga. 
- colonias en el norte de África: N aucratis en el delta del Nilo, Cirene en Libia. 
También se establecieron en Chipre, donde muy pronto entraron en contacto con los fenicios de quienes 
recibieron el alfabeto, así como una muy cuidada técnica marinera. 
Bien pudo decir Platón el Cómico, en gráfica frase, que los heleno s se asomaban a las aguas del Mediterráneo 
«como ranas en torno a la charca». 
Llevaron también los griegos sus navegaciones al Atlántico, pero su expansión fue detenida ya en pleno siglo 
VI por los cartagineses. 
Rebasada la época clásica, en tiempos de Alejandro, el mundo griego conoce una expansión espectacular 
realizada ahora bajo el signo de la conquista bélica. Con ella alcanzan los griegos las riberas del Indo en Asia y las 
tierras de la Nubia en África. Su expansión hacia Occidente, planeada ya por Alejandro, no pudo llevarse a cabo por la 
prematura muerte del caudillo y por la pujanza incontenible de Cartago, la ciudad llamada a enfrentarse con Roma y a 
sucumbir ante ella. 
1.1.2.2. Montes, ríos y llanuras. 
- La Grecia continental ofrece un suelo erizado de montañas que ocupan el 80 por 100 de la superficie total. No 
alcanzan, en general, gran elevación, a excepción del Olimpo, la morada de los dioses, que alza sus casi 3.000 metros en 
la zona septentrional de la península. Le siguen en elevación el Parnaso en la Fócide y el Taigeto y Erimanto en el 
Peloponeso. Los montes del Ática casi nunca rebasan los 1.000 metros, pero, en cambio, sus nombres brillan a gran 
altura: Licabeto, Himeto y Parnés, próximos a Atenas, juntamente con el Pentélico, magnífica mole de blanquísimo 
mármol, y el Laurión que se asoma sobre el mar. 
El carácter montañoso del terreno y la ausencia de vías adecuadas de comunicación -que aún persiste en gran 
medida- impulsó a los griegos a utilizar el mar, sobre todo el Egeo, como pontos o camino para sus desplazamientos. 
2.1.2.2. La tierra griega, accidentada y frecuentemente sacudida por asoladores terremotos; no fue ni es una 
tierra fértil. Las lluvias son escasas y escasas también las vías fluviales de alguna importancia. A excepción de unos 
pocos, los ríos griegos son de carácter torrencial: sus cauces, secos normalmente en verano, fácilmente se desbordan 
bajo los efectos de las tormentas. Tal es el caso de los ríos áticos Iliso y Cefiso y del espartano Eurotas. Y sin embargo, 
o quízá por eso mismo, los griegos tributaron religiosa veneración a sus ríos y fuentes. Algunos conservan su caudal 
durante todo el año: el Peneo que riega la llanura de Tesalia, el Aqueloo -navegable incluso- en Etolia y el Alfeo en la 
6
Élide, cerca de Olimpia. 
- No hay grandes llanuras en la Grecia continental y en general aparecen rodeadas de montañas. La actividad humana se 
concentra en estas zonas, próximas siempre a las cuencas fluviales; en ellas, el suelo es más fértil, rico en pastos y 
cereales. La más extensa es la de Tesalia, en la zona norte, famosa por los caballos que se criaban en sus praderas. Son 
también importantes la de Beocia, rica en cerales, y la Mesogea -entre Atenas y el Laurión-, poblada de viñedo s y 
olivos y que, desde época temprana, constituyó una de las pocas fuentes de riqueza del Ática. En cambio, las llanuras de 
Eleusis y Maratón no sólo no eran fértiles, sino que por su carácter pantanoso constituían zonas muy insalubres. 
Ni entonces ni ahora se ha mostrado generoso el suelo griego, dadas las condiciones de su relieve y la 
sequedad del clima. Esto justifica uno de los rasgos más salientes del carácter griego: la sobriedad. 
- Costas, ciudades y puertos. 
Si accidentado es el relieve que ofrece Grecia continental, no menos accidentadas son sus costas que tan 
singular perfil comunican a la península helénica. Incontables cabos y golfos e innumerables penínsulas y subpenínsulas 
se suceden, esmaltándose el litoral de numerosos puertos naturales, especialmente en la zona oriental. La costa 
occidental muestra un desarrollo mucho menor y es de carácter más abrupto. 
El extraordinario desarrollo de las costas hace de Grecia un país esencialmente marítimo. Desde época muy 
temprana la vida helénica se proyecta hacia el mar y surgen agrupaciones humanas en las zonas del litoral. Pero también 
en el interior se constituyen núcleos de población, particularmente en las zonas llanas y en los valles. En cualquier caso, 
el mar siempre está cerca, a menos de 100 km en las regiones más recónditas. 
Entre las ciudades asentadas en el interior de la Grecia continental, en época antigua, gozan de justo renombre 
las siguientes: Delfos, la ciudad de Apolo, en la Fócide; Tebas, la de siete puertas, en Beocia y, próximas a ella, 
Queronea y Platea; en el Ática, la sagrada Eleusis y Atenas. En el Peloponeso, Olimpia y Elis, escenario y cuna de los 
Juegos, en la región de Élide; las legendarias Argos, Micenas y Tirinte en la Argólide, y, próxima a éstas, Epídauro, 
ciudad-santuario de Asclepio; en la Laconia, Esparta. 
Ya antes de su gran expansión colonial dispusieron los griegos de excelentes puertos en las costas del 
continente patrio, particularmente en la zona del Egeo. Son célebres Calcis y Eretria, asentados en la isla de Eubea: de 
ellos salieron las primeras expediciones de colonos. En el Ática, los tres puertos naturales: Pireo, Zea y Muniquia que se 
unían a la ciudad en tiempos de Pericles por los llamados «muros largos». Corinto y Mégara, sobre el istmo de Corinto. 
Patras en la costa de Acaya, al norte del Peloponeso; Pilo, recuerdo de la grandeza «mícénica» en la Mesenia y Gition, 
único puerto de la Laconia. La isla de Creta también poseía puertos notables, algunos de los cuales conocieron vida muy 
próspera en épocas antegriegas; el más notable es el de Cnoso (actual Heraklíon), 
1.2. El alfabeto griego. Pronunciación. Signos de puntuación. Normas básicas de transcripción. 
- EL ALFABETO GRIEGO. 
NOMBRE MAYÚSCULA MINÚSCULA PRONUNCIACIÓN 
alfa Α α a 
beta Β β b 
gamma Γ γ ga, gue, gui, go, gu 
delta Δ δ d 
épsilon Ε ε e 
dseta Ζ ζ ds 
eta Η η e 
zeta Θ θ z 
iota Ι ι i 
kappa Κ κ k, c 
lambda Λ λ l 
mi Μ μ m 
ni Ν ν n 
xi Ξ ξ x (ks) 
7
ómicron Ο ο o 
pi Π π p 
rho Ρ ρ r 
sigma Σ σ/ς1 s 
tau Τ τ t 
ípsilon Υ υ i 
fi Φ φ f 
ji Χ χ j 
psi Ψ ψ ps 
omega Ω ω o 
– Vocales. 
En griego hay siete fonemas vocálicos. Según su cantidad pueden ser largos o breves. Son siempre breves ε y 
ο, y son siempre largos η y ω. Pueden ser largas y breves α, ι y υ. Los diptongos son αι, ει, αυ, ευ, ου (y también υι). En 
los diptongos formados por un primer elemento largo (αι, ηι, ωι), la ι no se pronuncia y se suscribe: ᾳ, ῃ, ῳ; se conoce 
con el nombre de iota suscrita. 
– Consonantes. 
sonoras sordas aspiradas 
oclusivas 
labiales β π φ 
dentales δ τ θ 
guturales γ κ χ 
líquidas λ, ρ 
nasales μ, ν 
silbantes simples σ(ς) 
compuestas ζ, ξ, ψ 
- PRONUNCIACIÓN. 
No sabemos con exactitud cómo pronunciaban los antiguos griegos; nosotros seguimos la norma de Erasmo de 
Rotterdam, según el cual, cada grafía se pronuncia manteniendo su valor fonético aislado, sistema conocido como 
erasmiano o etacista. 
Existen algunas normas especiales de pronunciación: 
– La γ ante las guturales γ, κ, χ y de ξ se pronuncia como si fuese una n; ej.: 
– ἄγγελος [ánguelos]. 
– La letra υ se lee como una i en caso de no ir acompañada de ninguna otra vocal; ej.: 
– μῦς [mis]. 
La υ se pronuncia como u en los diptongos αυ y ευ; ejs.: 
– αὐτός [autós], 
– εὖρος [euros]. 
En cambio, el diptongo ου se pronunica u; ej.; 
– τοῦτο [tuto]. 
– La doble grafía λλ se pronuncia como doble l; ej.: 
– ἀλλά [al-la]. 
1.4.1. Espíritus y acentos. 
– Espíritus. 
En griego, toda ocal inicial lleva un signo llamado espíritu, que puede ser: 
1 La σ se escribe en posición inicial e intermedia, y la ς en posición final; ejs: 
- σελήνη; 
- προσβάλλω; 
- καλός. 
8
– áspero (῾): se pronuncia como una j; ej.: 
– Ἑλλάς [jel-lás]. 
– suave (᾿): no se pronuncia; ej.: 
– ἀνδρεία [andreia]. 
– Acentos. 
El griego depende dispone de tres acentos diferentes: 
– El acento agudo (´): puede encontrarse sobre la vocal de cualquiera de las tres últimas sílabas de una 
palabra, tanto si la vocal es larga como si es breve; ejs.: 
– ἀγρός, γάλα, βέβαιος. 
Cuando el acento agudo recae en la antepenúltima sílaba es necesario que la última sea breve. 
– El acento grave (`): se encuentra en la sílaba final de la palabra y sustituye al acento agudo cuando la 
palabra no va seguida de ningún signo de puntuación; no aparece en palabras aisladas; ejs.: 
– πολὺ, καὶ, ἀγαθὸν. 
– El acento circunflejo (῀): aparece sólo sobre vocales largas o diptongos; puede aparecer en una de las dos 
últimas sílabas de la palabra; ej.: 
– καλῶς, δῆμος. 
– En griego existen un grupo reducido de palabras sin acento propio, son las palabras átonas, que se unen a 
la palabra tónica inmediata para formar un grupo fónico o unidad tónica; ejs.: 
– ἀνήρ τις [anertis]; 
– οὐ κακός [ukakós]. 
Estas palabras se llaman enclíticas si se unen a la palabra tónica precedente y proclíticas si se unen a 
la palabra tónica siguiente. 
- SIGNOS DE PUNTUACIÓN.. 
En griego existen los siguientes signos de puntuación: 
– El punto (.) y la coma (,) se utilizan con el mismo valor que en español. 
– El punto alto (·) equivale al punto y coma o a los dos puntos del español. 
– El signo griego de interrogación es el punto y como (;). 
- Normas básicas de transcripción. 
Las palabras cultas procedentes del griego mantienen los cambios fonéticos que provoca su transformación al latín y al 
español. 
1. El diptongo αι se transcribe e. Αἴγυπτος [Egipto] 
2. El diptongo ει se transcribe i. Ἡράκλειτος [Heráclito] 
3. El diptongo οι se transcribe e, a través de la evolución 
Οἰδίπους > Oedipus > Edipo 
latina oe. 
4. Los diptongos αυ, ευ se transcriben au, eu. αὐτονομία [autonomía] 
εὐφονία [eufonía] 
5. El diptongo ου se transcribe u. Οὐρανός [Urano] 
6. Si los diptongos αυ, ευ, ου se encuentran ante vocal, la υ, 
segundo elemnto del diptongo, se transcribe v. 
εὐαγγέλιον [evangelio] 
7. La ζ, en latín z, se transcribe z. Βιζάντιον > Bizantium > Bizancio 
8. La κ, en latín c, se transcribe c. Κάσσανδρα [Casandra] 
9. La θ se transcribe t, a través del latín th. θέατρον > theatrum > teatro 
10. La φ, en latín ph, se transcribe f. φιλοσοφία > philosophia > filosofía 
11. La ψ, en latín ps, se transcribe ps. ψυχιατρεία [psiquiatría] 
12. El espíritu áspero inicial (῾) se transcribe h. ἱππικός [hípico] 
13. La υ se transcribe i. πυραμίδα [pirámide] 
14. La χ delante de e, i, se transcribe qu; ante consonante o 
vocal a, o, u se transcribe c. 
χίμαιρα [quimera] 
χρονολογία [cronología] 
Actividades: Transcribe los siguientes nombres de escritores famosos: 
9
Άριστοτέλης, 'Αριστοφάνης, Δημοσθένης, Ήρόδοτος, Θεόκριτος, Καλλίμαχος Πίνδαρος, Πλάτων. 
1.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Gea y Urano. 
Gea y Urano. 
Ὁ Χάος πρῶτος ἐστιν. ἔπειτα ἡ Γῆ ἐστιν. ὁ Χάος ϑεός ἐστιν. ἡ Γῆ ἐστι ϑεά. ὁ Χάος καὶ ἡ Γῆ ϑεοί εἰσιν. Ὁ 
Ἔρος καὶ ϑεός ἐστιν. ὁ Ἔρος καλὸς καὶ ἀγαϑός ἐστιν. ὁ Χάος καὶ ἡ Γῆ καὶ ὁ Ἔρος ϑεοί καὶ ἀϑάνατοί 
εἰσιν. ἔπειτα ὁ Οὐρανός ἐστι καὶ ὁ Πόντος καὶ ὁ Ὠκεανός. Ἐν τῷ οὐρανῷ εἰσιν ὁ Ἥλιος καὶ ἡ Σελήνη. οἱ 
ϑεοί εἰσιν ἐν τῷ Ὀλύμπῳ. οἱ ϑεοὶ οἰκοῦσι τὸν Ὄλυμπον. οἱ ϑεοὶ ποιοῦσι τὸν κόσμον. ἔπειτα ἡ Νύξ ἐστι 
καὶ ἡ μέλαινα ϑεὰ τίκτει τὸν Θάνατον· τίκτει καὶ τὸν Ὕπνον. πρῶτον μὲν οἱ ϑεοὶ καὶ οἱ ἄνϑρωποι 
συνοικοῦσιν. ἔπειτα δὲ οἱ ϑεοὶ τὸν Ὄλυμπον οἰκοῦσι, ἀλλὰ οἱ ἄνϑρωποι οἰκοῦσι τὴν γῆν. ὁ μὲν ϑεῖος 
βίος οὔποτε τελευτὴν ἔχει, ὁ δὲ ἀνϑρώπινος βίος ἀεὶ ἀρχὴν καὶ τελευτὴν ἔχει. οἱ γὰρ ϑεοὶ ἀϑάνατοί εἰσι, 
καὶ οἱ ἄνϑρωποι ϑνητοί· οἱ μὲν μακάριοι, οἱ δὲ ἄϑλιοί εἰσιν· οἱ μὲν δυνατοί, οἱ δὲ οὐ δυνατοί εἰσιν. 
Hesíodo fue el primero en organizar el mundo mítico griego. En sus poemas Teogonía y Los trabajos y los días 
estableció una genealogía de los dioses y explicó míticamente la realidad humana: cuatro razas de hombres ha habido 
desde el principio de los tiempos. 
καὶ οἱ ϑεοὶ καὶ αἱ ϑεαὶ ἀεί βασιλεύουσιν. πρῶτον μὲν ὁ Κρόνος βασιλεύει καὶ τὸν χρύσεον ἄνϑρωπον 
ποιεῖ. οἱ χρύσεοι ἄνϑρωποί εἰσι μακάριοι· τὸν πόνον οὐ γιγνώσκουσι, καὶ ἡ γῆ φέρει ἀγαϑὴν τροφὴν. 
τέλος δὲ ὁ ϑάνατος οὐκ ἔχει τὸν χρύσεον ἄνϑρωπον, ἀλλὰ ὁ ὔπνος ἔχει. δεύτερον δὲ ὁ ϑεὸς τὸν 
ἀργύρεον ἄνϑρωπον ποιεῖ, ἀλλὰ οἱ ἀργύρεοι ἄνϑρωποι τὸν ϑεὸν οὐ ϑεραπεύουσιν. οἱ ϑεοὶ καὶ αἱ ϑεαὶ 
κατὰ γῆν κρύπτουσι τὸν ἀργύρεον ἄνϑρωπον. τρίτον δὲ ὁ Ζεὺς τὸν χάλκεον ἄνϑρωπον ποιεῖ. Οἱ 
χάλκεοι ἄνϑρωποι ἀδικοί εἰσι καὶ τὸν πόλεμον ἐϑέλουσιν· ὁ ἄνϑρωπος τὸν ἄνϑρωπον κτείνει. ἔπειτα δὲ 
ὁ Ζεὺς τὸν δίκαιον ἄνϑρωπον ποιεῖ· οἱ γὰρ ἡμίϑεοί εἰσιν. οἱ ἡμίϑεοι δυνατοί εἰσι καὶ οἱ ϑεοὶ φόβον 
ἔχουσιν. οἱ οὖν ϑεοὶ τὸν πόλεμον φέρουσιν. ὁ οὖν δεινὸς πόλεμος τὸν δίκαιον ἄνϑρωπον κτείνει. τέλος 
δὲ οἱ σιδήρεοι ἄνϑρωποι τὴν γῆν οἰκοῦσιν. χαλεπὸν βίον ἔχουσιν ἐν τῇ γῇ. 
La raza de los hombres sufre un proceso de degeneración desde su áurea cración por Cronos hasta la fatigosa y 
doliente edad de hierro. Por el contrario, la sucesión divina puede representar un proceso civilizador. Al primigenio 
Urano va a suceder, tras un brutal enfrentamiento por el poder, su hijo Cronos, una divinidad un poco más cercana a los 
rasgos antropomórficos tan queridos para los griegos. (Ver explicaciones y actividades infra) 
ὁ Οὐρανὸς καὶ ἡ Γῆ υἱοὺς τίκτουσι, ἀλλὰ ὁ Οὐρανὸς τοὺς υἱοὺς ἐν τῇ Γῇ κρύπτει καὶ τῆν Γῆν ὀργίζει. ὁ 
Κρόνος υἱὸς τοῦ Οὐρανοῦ καὶ τῆς Γῆς ἐστιν· ὁ Κρόνος δεινός ἐστιν. ἡ οὖν Γῆ ἅρπην ποιεῖ καὶ τὸν Κρόνον 
πείϑει. πρῶτον μὲν ὁ Κρόνος τὴν ἅρπην λαμβάνει καὶ τὴν τῆς Γῆς βουλὴν ἀκούει· ἔπειτα δὲ τὰ τοῦ 
Οὐρανοῦ αἰδοῖα τέμνει καὶ εἰς τὸν πόντον ῥίπτει. ὁ τοῦ πόντου ἀφρὸς τὴν Ἀφροδίτην ἐκεῖ τίκτει. 
- Explicaciones gramaticales y actividades. 
Siempre que nos enfrentamos a la traducción de un texto, es necesaria una labor previa: se trata de determinar 
los rasgos morfológicos de los diferentes sintagmas para asignarles su valor sintáctico: del acierto en este análisis 
morfosintáctico dependerá decisivamente el grado de corrección de la traducción. Tomando como referencia la primera 
oración, vamos a exponer cuáles son las pautas que se deben seguir. 
El verbo es el núcleo de cualquier oración; en consecuencia, su detección ha de ser nuestro punto de partida: en 
la primera oración encontramos tres sintagmas cuyas terminaciones nos permiten identificarlos como verbos: τίκτουσι 
(3a pers. pl.), κρύπτει y ὀργίζει (3a pers. sg.); estos verbos están relacionados entre sí por medio de las conjunciones 
ἀλλά (adversativa) y καί (copulativa). 
Después de localizar los sintagmas verbales, debemos buscar su sujeto. Como entre sujeto y verbo siempre 
existe concordancia en número y persona, el sujeto de τίκτουσι habrá de estar expresado por un sustantivo en 
nominativo (el caso de la función de sujeto) plural o por más de uno en nominativo singular: ὁ Οὐρανὸς καὶ ἡ Γῆ; y el 
de κρύπτει καὶ ὀργίζει por un sustantivo en nominativo singular: ὁ Οὐρανός. 
Una vez establecida la relación predicativa entre sujeto y verbo, hay que analizar los restantes sintagmas: τοὺς 
υἱούς, τὴν Γῆν son acusativos, luego cumplirán la función de complemento directo en sus respectivas oraciones; el 
sintagma preposicional ἐν τῇ Γῇ, por su parte, es complemento circunstancial. 
Llegados a este punto, con la ayuda del vocabulario y respetando el análisis efectuado, estamos en condiciones 
de traducir: 'Urano y Gea engendran hijos, pero Urano oculta a los hijos en (el interior de) Gea e irrita a Gea'. 
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Actividades: 
1. Lee en voz alta el texto. 
2. Analiza morfosintácticamente las oraciones del texto y tradúcelas. 
1.4. Lengua griega: El griego: Una lengua flexiva. La declinación temática (Sustantivos y adjetivos. El 
artículo). Función de los casos. El presente de indicativo (voz activa). 
- EL GRIEGO: UNA LENGUA FLEXIVA. 
El griego, como el latín, es una lengua flexiva. Se produce una variación en las terminaciones de los sintagmas 
nominales y verbales: este procedimiento se llama flexión. Las variaciones que se dan en los sustantivos y adjetivos constituyen la 
declinación; las modificaciones de los verbos conforman la conjugación. 
- LA DECLINACIÓN TEMÁTICA. 
- SUSTANTIVOS Y ADJETIVOS. 
Sustantivos: 
Singular Plural 
masc./fem. neutro masc./fem. neutro 
nominativo ἀγρ-ός βιβλί-ον ἀγρ-οί βιβλί-α 
vocativo ἀγρ-έ βιβλί-ον ἀγρ-οί βιβλί-α 
acusativo ἀγρ-όν βιβλί-ον ἀγρ-ούς βιβλί-α 
genitivo ἀγρ-οῦ βιβλί-ου ἀγρ-ῶν βιβλί-ων 
dativo ἀγρ-ῷ βιβλί-ῳ ἀγρ-οῖς βιβλί-οις 
Adjetivos: 
– De dos terminaciones (-ος, -ον): Se declinan como los sustantivos en -ο; el género masculino y el femenino tienen la 
misma forma. 
singular plural 
masc./fem. neutro masc./fem. neutro 
nominativo βροτ-ός βροτ-όν βροτ-οί βροτ-ά 
vocativo βροτ-έ βροτ-όν βροτ-οί βροτ-ά 
acusativo βροτ-όν βροτ-όν βροτ-ούς βροτ-ά 
genitivo βροτ-οῦ βροτ-οῦ βροτ-ῶν βροτ-ῶν 
dativo βροτ-ῷ βροτ-ῷ βροτ-οῖς βροτ-οῖς 
- EL ARTÍCULO. 
singular plural 
masc. fem. neutro masc. fem. neutro 
nominativo ὁ ἡ τό οἱ αἱ τά 
acusativo τόν τήν τό τούς τάς τά 
genitivo τοῦ τῆς τοῦ τῶν τῶν τῶν 
dativo τῷ τῇ τῷ τοῖς ταῖς τοῖς 
11
- FUNCIÓN DE LOS CASOS. 
casos ejemplos 
El nominativo: Realiza las funciones de sujeto y de atributo; 
también puede ser predicativo del sujeto. 
Ὁ ἴππος ἐστι μικρός. 
El caballo es pequeño. 
El vocativo: Equivale a una exclamación. Ὦ θεοί, πιστεύομεν ὑμῖν. 
¡Oh dioses! Confiamos en vosotros. 
El acusativo: Es el caso del complemento directo; también puede 
expresar, precedido de una preposición, el lugar hacia donde nos 
dirigimos; también puede ser predicativo del complemento 
directo. 
Ὁ ἀγρὸς καρπούς φέρει. 
El campo produce frutos. 
Ὁ γεωργὸς εἰς τὸν ἀγρρὸν βαίνει. 
El campesino anda hacia el campo. 
El genitivo: Es el caso del complemento del nombre; precedido 
de preposición puede expresar diversos complementos 
circunstanciales. 
Ὁ οἶκος τοῦ διδάσκαλου μέγας ἐστιν. 
La casa del maestro es grande. 
Ἐγὼ ἐκ τοῦ ἱπποδρόμυο ἐκβαίνω. 
Yo salgo del hipódromo. 
El dativo: Es el caso del complemento indirecto; precedido de 
preposición puede hacer la función de complemento 
circunstancial, para expresar el lugar donde nos encontramos y el 
valor instrumental 
Σὺ τὸ δῶρον τῷ υἱῷ δίδως. 
Tú ofreces el regalo a tu hijo. 
Οἱ γεωργοὶ ἐν τοῖς ἀγροῖς σὺν τοῖς ἵπποις γεωργοῦσιν. 
Los campesinos trabajan en los campos con caballos. 
- EL PRESENTE DE INDICATIVO. 
Verbo temático Verbo atemático 
φέρω “llevar” εἰμί “ser, estar” 
1ª ἐγώ φέρ-ω εἰμί 
sg.2ª σύ φέρ-εις εἶ 
3ª αὐτός2 φέρ-ει ἐστί(ν) 
1ª ἡμεῖς φέρ-ομεν ἐσμέν 
pl.2ª ὑμεῖς φέρ-ετε ἐστέ 
3ª αὐτοί φέρ-ουσι εἰσί(ν) 
– Paradigma de presentes de indicativo atemáticos: 
τίθημι “colocar” δίδωμι “dar” φημί “decir” 
1ª τίθημι δίδωμι φημί 
sg.2ª τίθης δίδως φής 
3ª τίθησι δίδωσι(ν) φησί(ν) 
1ª τίθεμεν δίδομεν φαμέν 
pl.2ª τίθετε δίδοτε φατέ 
3ª τιθέασι(ν) διδόασι φασί(ν) 
1.5. Léxico griego. 
1.5.1. Familias semánticas: Dioses, héroes, seres y lugares mitológicos. 
Ἀδράστεια –ας: Adrastea. 
Ἀθηνᾶ ᾶς, ἡ; Atenea (diosa de la inteligencia y protectora 
de la ciudad de Atenas). 
Ἅιδης –ου: Hades (infierno). 
Αἴολος, -ου: Eolo, padre de Sísifo. 
Ἀληκτώ -οῦς: Alecto. 
Ἀλκμήνῃ: Ἀλκμήνη,ης: Alcmena, concibió a Heracles de 
Zeus. 
Ἀμαλθεία –ας: Amaltea (la cabra que fue nodriza de 
Zeus). 
Ἀμμων, ωνος: Amón, un adivino. 
Ἀμφιτρύων, ωνος: Anfitrión, rey de Micenas, esposo de 
Alcmena, la madre de Heracles. 
Ἀνδρομέδαν: Ἀνδρομέδα-ης: Andrómeda. 
Ἀνθεμοῦς, -οῦντος, m.: Antemunte. 
Ἀντιόπη-ης ἡ Antíope, madre de Anfión y Zetho y esposa 
de Teseo. 
Ἀπόλλων –ωνος, ὁ: Apolo (hermano gemelo de Ártemis, 
dios de la adivinización y de la música, director del coro 
de la musas). 
2 El pronombre personal de tercera persona carece de nominativo; en su lugar se usan los demostrativos αὖτός, 
ἐκεῖνος, αὐτός. 
12
Ἄργης –ου: Arges. 
Ἄρης, Ἀρέος, ὁ: Ares (dios de la guerra). 
Ἄρτεμις –ιδος, ἡ: Ártemis (hija de Zeus y Leto; hermana 
gemela de Apolo). 
Ἀφροδίτη, -ης, ἡ: Afrodita. 
Ἀχιλλεύς-εως ὀ Aquiles, etimológicamente “sin-labios” 
Βράγχος –ου, ὁ Branco (hijo de un héroe originario de 
Delfos. Fue amado por Apolo; aquel erigió un altar a 
Apolo con la advocación de Amigo y este le concedió el 
don de la adivinación. Branco fundó un oráculo en 
Βριάρεως –εω (declinación ática): Briáreo. 
Βρόντης –ου: Brontes. 
Γηρυόνης, -ου, m.: Gerión. 
Γῆ, Γῆς: Gea, la tierra (madre de los Titanes). 
Γηρυόνου: Γηρυών, ονος: Gerión. 
Δάφνη –ης, ἡ Dafne (ninfa amada por Apolo; era hija del 
río de Tesalia Peneo. Perseguida por Apolo huyó hasta 
que, a punto de ser alcanzada, suplicó a su padre que la 
transformase y fue convertida en laurel, la planta 
predilecta de Apolo desde entonces). 
Δανάη-ης ἡ: Dánae, hija de Acrisio y madre de Perseo. 
Δευκαλíων –ωνος, ὁ: Deucalión (hijo de Prometeo, rey de 
Tesalia). 
Δημήτηρ, τρος: Deméter, diosa de las fuerzas de la 
naturaleza, especialmente de las labores agrícolas. 
Διονύσος –ου, ὁ: Dioniso (hijo de Zeus y Sémele, dios del 
vino; símbolo de las fuezas productoras de la tierra). 
Διώνη –ης: Dione. 
Ἐπιμηθεύς -έως, ὁ: Epimeteo (hermano de Prometeo). 
Ἔρως –ωτος, ὁ Eros (dios del amor). 
Ἑρμιονεύς, εως: Hermione, la hija de Menelao. 
Εὐρώπη, -ης, f.: Europa. 
Εὐρυδίκη-ης, ἡ: Eurídice (dríade –ninfa de las encinas-esposa 
de Orfeo). 
Εὐρυμέδη, -ης: Eurimede, madre de Belerofonte. 
Εὐρυτίων, -ωνος, m.: Euritión, el pastor de las vacas de 
Gerión. 
Εὐρυσθεύς -έως, ὁ: Euristeo (rey de Tirinto, Heracles 
realizó los trabajos por mandato de este). 
Ἐφινύς -ύος: Erinias (diosas de la venganza que estaban 
encargadas de castigar los crímenes de los hombres). 
Ἐχίδνα, -ης, f.: Equidna. Monstruo mezcla de mujer y 
serpiente. 
Ζεύς, Διός: Zeus (el padre de los dioses; dios del cielo). 
Ἣλιος, -ου, m.: Helios, dios del sol. 
Ἥρα –ας, ἡ: Hera (hija de Crono y Rea y esposa de Zeus; 
es la gran deidad femenina del Olimpo). 
Ἡρακλῆς -έους, ὁ: Herαcles (hijo de Zeus famoso por sus 
hazañas; realizó los doce trabajos por mandato de 
Euristeo, rey de Tirinto). 
Εμῆς -ου, ὁ: Hermes. 
Εὐρυάλη: Εὐριάλη, ης: Euríale. 
Ἡφαῖστος –ου, ὁ: Hefesto (dios del fuego y los metales). 
Θεία –ας: Tea. 
Θέμις –ιδος/-ιτος: Temis (diosa de la justicia que preside 
el orden de todas las cosas). 
Θεσπίου: Héroe epónimo de la ciudad beocia de Tespias; 
ayuda a Heracles después de matar a los hijos de Mégara. 
Θέτις –ιδος, ἡ: Tetis (madre de Aquiles). 
Θόας, Θόαντος: Toante, padre de Hipsípila. 
Ἰαπετός –οῦ: Jápeto (padre de Atlas y Prometeo). 
Ἰόλαος- ου : Hijo de Ificles, hermanastro de Heracles. 
Κάδμος-ου ὁ Cadmo, fundador de Tebas, hijo del rey de 
Fenicia Agénor y de Harmonía, cuyas bodas, en presencia 
de los dioses, cantaron las Musas. 
Καλλιόπη –ης, ἡ: Calíope (musa de la poesía épica y de la 
elocuencia). 
Καλλιρρόη, -ης, f.: Calírroe, madre de Gerión. 
Κάμπη –ης: Campe (ser monstruoso de sexo femenino al 
que Crono le había encomendado la custodia de los 
Titanes y los Hecatonquiros encerrados en el Tártaro). 
Κασσιέπεια: Κασσιέπεια-ας: Casiopea. 
Κέκροψ-οπος ὁ ; nacido de la tierra, según la tradición, 
fue el primer rey de Atenas. 
Κηφεύς: Κεφέυς-έως: Cefeo. 
Κοῖος –ου: Ceo. 
Κόττος –ου: Coto. 
Κραναός-ου ὁ Cranao, antiguo rey de Atenas 
Κρεῖος –ου: Crío 
Κρόνος –ου· Crono (padre de los dioses olímpicos). 
Κύκλωψ –οπος: Cíclope. 
Λάιος, ου, ὁ: Layo (padre de Edipo); 
Λήδας Λήηα-ης ἡ Leda, madre de Cástor y Pólux, los 
Dioscuros transformados en constelaciones en el cielo. 
Λητῶ-οῦς ἡ: Leto, madre de Apolo y Ártemis. 
Λίνος –ου, ὁ: Lino (cantor de Tebas, hijo de Calíope y 
Apolo o según otros de Terpsícore; inventor del ritmo y de 
la melodía, fue maestro de Orfeo). 
Μαία-ας ἡ Maya, hija de Atlante Ἀτλαντίδος y madre de 
Hermes. 
Μέγαιρα –ας : Megera. 
Μεγάρας: Hija de Creonte, rey de Tebas, la dio como 
esposa a Heracles por su victoria sobre los minias. 
Μέδουσα, ης: Medusa. 
Μενοίτης, -ου, m.: Menetes, pastor de Hades. 
Μελισσεύς -έως: Meliseo (rey de Creta en el momento del 
nacimiento de Zeus). 
Μερόπη, -ης: Mérope, hija de Atlante. 
Μῆτις –ιος: Metis (diosa de la sabiduría y la astucia). 
Μνημοσύνη –ης: Mnemósine (madre de las nueve musas). 
Νηρείς-ιδος ἡ: Nereida, ninfas marinas hijas de Nereo y 
Doris. 
Νιόβη-ης ἡ Níobe, hija de Tántalo y de Anfión. 
Οἰάγρος –ου, ὁ: Eagro (padre de Orfeo y rey de Tracia). 
Οἰδίπους, ποδος, ὁ: Edipo; 
Ὄρθος, -ου, m.: Orto, el perro de Euritión. 
Ὀρφεὺς-έως, ὁ: Orfeo (poeta y músico griego; al sonido 
de su voz y de su lira, los ríos suspendían su curso y las 
fieras se amansaban). 
Οὐρανός –οῦ: Urano (padre de los Titanes). 
Πάν, -νός: Pan, fauno que vive en el campo y las 
montañas. 
Πανδώρα –ας, ἡ: Pandora (la primera mujer, fabricada por 
Hefesto). 
Πανδροσείῳ: Pandroso era hija de Cécrope y de Aglauros 
y era venerada en la acrópolis. 
Περίβοια, ας, ἡ: Peribea (esposa del rey de Corinto que 
recogió y educó a Edipo); 
Περσεφόνη, ης: Perséfone, hija de Deméter y Zeus que 
fue raptada por Plutón. 
13
Πήγασος, ου: Pegaso. 
Πηλέυς-εως ὁ Peleo, hijo de Eaco, rey de Egina y padre 
de Aquiles. 
Πλούτων –ονος: Plutón (dios de los infiernos). 
Πόλυβος, ου, ὁ: Pólibo (rey de Corinto que educó a Edipo 
niño). 
Πολυφόντης, ου, ὁ: Polifontes (hijo de Autófono uno de 
los cincuenta jefes tebanos que prepararon una emboscada 
a Tideo: un hijo de Peribea que casó en segundas nupcias 
tras la muerte de Pólibo. 
Ποσειδῶν -ῶνος: Poseidón (dios del mar; hermano de 
Zeús lo ayudó a destronar a su padre Cronos). 
Προῖτος: Προῖτος, ου: Preto, rey de Tirinto, hermano de 
Acrisio. 
Προμεθεύς -έως, ὁ: Prometeo (Titán creador y benefactor 
de los hombres). 
Πύθων, ωνος: Pitón, la serpiente que mató Apolo. Luego 
su sacerdotisa se llamó así. 
Πύρρα –ας, ἡ: Pirra. 
Ῥέα –ας: Rea (mujer de Crono y madre de los dioses 
olímpicos). 
Σεμέλη-ης ἡ: hija de Cadmo, concibió a Dioniso de Zeus. 
Σθενὼ: Σθενώ, ους: Esteno. 
Σίσυφος, -ου: Sísifo, padre de Glauco. 
Στερόπης –ου: Estéropes. 
Τάρταρος –ου: Tártaro (lugar subterráneo en el fondo de 
los Infiernos). 
Τειρεσίας, ου: Tiresias, célebre adivino de Tebas, al que 
había cegado Hera por haberle sorprendido en el baño. 
Tηθύς -ύος: Tetis (esposa de Océano). 
Τηλεβόαι, ῶν: Teléboas, pueblo mítico de Acarnania. 
Τισιφόνη –ης: Tisífone. 
Τιτάν -ᾶνος: Titán (cada uno de los dioses hijos de Urano 
y Gea). 
Τυφῶν-ῶνος: Monstruo que luchó contra Zeus y, vencido, 
yace castigado bajo el volcán Etna que vomita su rabiosa 
lava. 
Ὑάκινθος -ου, ὁ: Jacinto (era un hermoso joven amado 
por el dios Apolo. Este y su amante estaban jugando a 
lanzarse el disco el uno al otro, cuando Apolo, para 
demostrar su poder e impresionar a Jacinto, lo lanzó con 
todas sus fuerzas. Jacinto, para impresionar a su vez a 
Apolo, intentó atraparlo, pero fue golpeado por el disco y 
cayó muerto; de la sangre derramada del joven brotó la 
flor del jacinto). 
Τρίτων –ωνος, ὁ: Tritón. 
Φαέθων-οντος: Faetonte, nombre que significa “el 
resplandeciente” 
Φοίβη –ης: Febe. 
Χείρων-ονος ὁ, Quirón, nombre del centauro del monte 
Pelión, en Tesalia, hijo de Filyra y Cronos, protector y 
amigo de Peleo, enseña a su hijo Aquiles el arte de curar 
de Asclepio; presa de una herida incurable cambia su 
inmortalidad a Prometeo 
Χίμαιρα, -ας: Quimera, monstruo al que se enfrentó 
Belerofonte 
Χρυσάωρ: Ξρυσάωρ, όρος: Crisaor, padre de Gerión, que 
nació de la sangre de Medusa al ser decapitada por 
Perseo.. 
῾Υπερίων –ονος: Hiperión (padre de Helios y Selene). 
Ὑψιπύλη, -ης: Hipsípila, mujer que gobernaba a las 
lemnias. 
Ὠκεανός –οῦ: Océano (hijo de Urano y Gea, dios del 
mar). 
Actividad: Señala los doce dioses olímpicos y busca una breve información sobre cada uno de ellos. 
1.5.2. Helenismos: Elementos de la Naturaleza. 
Étimo Formante Significado Ejemplo 
Ἀήρ ἀήρος, ἡ aer-o- aire aeronáutica 
Γῆ γῆς, ἡ ge-o- tierra geografía 
Ὕδωρ ὕδατος, τό -hidr- agua hidroesfera 
Πῦρ πυρός, τό pir-o- fuego, fiebre pirómano 
Κόσμος -ου, ὁ -cosmo- universo, orden cosmogonía 
Ἥλιος -όυ, ὁ -heli-o- sol perihelio 
Ἄνεμος -ου, ὁ anemo- viento anemómetro 
Ὅρος -ους, τό oro- montaña orografía 
φῶς φωτός, τό foto- luz fotofobia 
Σεισμός -οῦ, ὁ sism-o-/seism- terremoto sísmico 
Θάλασσα -ης, ἡ talas-o- mar talasoterapia 
Actividad: Define los helenismos siguientes y relaciónalos con las palabras griegas estudiadas: 1. Fotografía 2. 
Orogenia 3. Geometría 4. Hidroeléctrico 5. Helioscopio 6. Anemografía 7. Aerostático 8. Talasocracia 9. Cosmonauta 
10. Pirotecnia 11. Geomagnetismo 12. Sismógrafo. 
14
APÉNDICE. La escritura de la lengua griega: Desde sus primeros testimonios hasta la difusión del libro 
impreso. 
1. Los primeros sistemas de escritura. Antecedentes del alfabeto griego. 
La difusión de un sistema de escritura alfabético supuso una enorme revolución cultural para el ser humano, 
pues le dotó de un instrumento práctico con el que poder dejar constancia escrita de las cosas, expresar sus ideas y 
comunicarse con sus congéneres de una forma mucho más sencilla de lo que lo venía haciendo hasta ese momento. 
Sin embargo, hasta llegar a la escritura alfabética nos encontramos con otros sistemas de comunicación escrita 
utilizados por el hombre desde finales del IV milenio a. C. A aquellos de mayor difusión y trascendencia dedicaremos 
unas breves palabras en los siguientes párrafos. 
Así, nos encontramos en primer lugar con los jeroglíficos, inventados por los egipcios, y el sistema 
cuneiforme, de amplio uso en Mesopotamia (sumerios, acadios o hititas lo utilizaron). En ambos casos, una serie de 
ideogramas y pictogramas —en algunas escrituras cuneiformes estos lle-garon a rondar los 2000— representaban 
objetos y palabras, no realidades fonéticas. 
Si avanzamos un poco más en el tiempo (primera mitad del segundo milenio a. C.), vemos ya una fase más 
evolucionada, en la que se emplea un sistema silábico: determinados signos representan ya no ideas sino realidades 
fonéticas, en este caso sílabas. De esta manera, nos encontramos silabarios como el proto-semítico, antecedente directo 
del fenicio, o los denominados Lineal A, aún sin descifrar en su totalidad, y Lineal B. 
El silabario cretense Lineal A es la lengua en que estaban escritos los distintos registros de la administración de 
los palacios minoicos (aprox. 1700-1450 a. C.), aunque tampoco debemos dejar de pensar en cierta moti-vación 
religiosa en su empleo. Un número significativo de sus signos (más de sesenta) fue tomado de la tradición cultural 
antiguo-europea, y a ellos se les añadieron otros, autóctonos cretenses, hasta completar un sila-bario difícil de analizar e 
interpretar. El misterio que ha rodeado a la cul-tura y la lengua jeroglífica y silábica cretenses ha ido poco a poco despe-jándose, 
sobre todo gracias al desciframiento del Lineal B, pero sigue sien-do una asignatura pendiente para 
historiadores y lingüistas. 
Este silabario, el Lineal A, fue en efecto el único sistema de escritura al que tuvieron acceso los micénicos 
cuando establecieron sus centros de poder tras la caída del mundo minoico. A partir de ahí, la relación entre ambos 
sistemas silábicos parece evidente: el Lineal B es el resultado de la adaptación de los signos cretenses a la lengua griega 
micénica (como de-muestran las numerosas coincidencias gráficas entre ambos sistemas —más de cincuenta—), pero 
enriquecido posteriormente con elementos he-lénicos hasta adquirir su identidad propia. 
El Lineal B, pues, documentado entre los años 1450 y 1250 a. C. tanto en Creta como en suelo continental 
griego (Tebas, Tirinto o Micenas), puede considerarse el sistema lingüístico descifrado más antiguo en len-gua griega. 
Las tablillas que han transmitido esta lengua, la inmensa mayoría de ellas de contenido administrativo y en 
forma de listados, suponen, según estamos viendo, el primer paso conducente hacia la lengua griega que ha-bría de 
aflorar unos quinientos años más tarde en su vertiente literaria y que alcanzaría fama inmortal de inmediato gracias a 
sus composiciones épicas. Con todo, debe quedar bien claro que este Lineal B sigue siendo un si-labario formado por 
unos noventa signos y que se ve completado por ideogramas y otros signos auxiliares. Nos encontramos aún, pues, en 
una fase anterior a la de la escritura alfabética, etapa que constituirá aquí el objeto principal de nuestro análisis. 
En efecto, la creación de un sistema alfabético, o lo que es lo mismo, de un conjunto reducido de signos que 
permite un empleo relativamente sen-cillo y con ello una comunicación más fluida que los incómodos y casi ina-barcables 
sistemas anteriores pictográficos o silábicos, requiere su tiempo. Así, por ejemplo, los primeros alfabetos 
conocidos constaban únicamente de consonantes, tal como puede apreciarse en el silabario o escritura de Biblos (inic. II 
milenio a. C.), aún por descifrar en su totalidad, y que es sin duda uno de los testimonios fenicios más antiguos 
conservados, a caballo todavía entre el sistema silábico y el alfabético-consonántico. 
Fueron los fenicios, junto a otros pueblos de la zona sirio-palestina, quienes desarrollaron por primera vez un 
embrión de lo que podríamos llamar sistema de escritura alfabético allá por la primera mitad del segundo milenio a. C.; 
de ello poseemos varios testimonios escritos, entre los que destaca el denominado fragmento de Abdo, datado en los 
siglos XVII-XVI a. C., como el más antiguo de todos. A partir de ahí, la tradición ha querido que el alfabeto fenicio sea 
el primero conocido en su totalidad, pero de ningún modo podemos olvidar la existencia de sistemas gráficos paralelos 
en su entorno geográfico; con todo, hablamos de él como el germen del resto de alfabetos. 
En cuanto a los orígenes de ese primer sistema alfabético consonántico fenicio, la hipótesis más aceptada es 
que no podemos mirar a una única dirección ni mucho menos pensar en una creación ex nihilo. La zona en que se 
desarrolló, Oriente Próximo, era ya un área propicia para el comer-cio y los intercambios culturales y por esa vía 
penetraban los sistemas grá-ficos usados en otras partes del mundo conocido. 
En efecto, las primeras escrituras consonánticas tomaron elementos procedentes de varios sistemas de 
escritura: el cuneiforme, el jeroglífico egipcio y los silabarios (el minoico Lineal A y el micénico Lineal B), aparte de 
ciertos signos gráficos procedentes de otros alfabetos semíticos, como la llamada escritura del Sinaí, de desarrollo 
contemporáneo. Fruto de todo ello es un producto único, que prescinde por primera vez de ideogramas y que 85 La 
escritura de la lengua griega ofrece como principal novedad una brutal disminución del número de caracteres. 
15
2. El alfabeto griego. Primeros testimonios. 
En nuestro recorrido por el mundo griego nos habíamos quedado en la época de dominio de los palacios 
micénicos, que utilizaban su escritura silábica Lineal B esencialmente con fines de contabilidad y registro. Pues bien, 
ese mundo micénico llegará a su fin aproximadamente en el año 1200 a. C., tal como lo había hecho con anterioridad el 
período minoico en torno al 1380 (fecha tomada por ser la de la destrucción del palacio cretense de Cnosos). 
Ocurre entonces que a partir de ese siglo XII el mundo griego da un gi-ro radical, coincidiendo con la invasión 
de los dorios, pueblo eminente-mente guerrero y con nula dedicación a cualquier forma de expresión ar-tística, incluida 
la práctica de la escritura. Así las cosas, posiblemente por no haber sobrepasado el ámbito de influencia más allá de la 
vida palacie-ga, desaparece de suelo heleno todo rastro escrito hasta que, casi de im-proviso, nos topamos a mediados 
del siglo VII a. C. con un alto número de testimonios de un floreciente y asentado sistema alfabético griego. Los 
próximos párrafos intentarán trazar las líneas generales del proceso me-diante el cual los griegos adquirieron ese 
alfabeto, inmersos como estaban en plena «Edad Oscura». A la luz de los múltiples estudios realizados parece evidente 
que los orígenes del alfabeto griego se hallan en ese alfabeto consonántico fenicio de tan variadas influencias que 
mencionamos unos párrafos atrás. En este sentido, las propias fuentes griegas suelen referirse a los fenicios como los 
creadores o, en todo caso, transmisores primeros de las letras entre los griegos. 
Pese a este intento, la norma no fue seguida a rajatabla en todas las regiones griegas y durante algún tiempo 
siguieron Empecemos por situar cronológicamente la cuestión. Así, podemos afirmar que ya a mediados del siglo VIII 
a.C. el empleo del sistema alfabé-tico se había consolidado, yendo más allá de sus posibles primeros moti-vos 
comerciales. Algo más de un siglo antes de esa fecha, sin embargo, ha sido datada una inscripción hallada en Creta, 
cerca de Cnosos, escrita de derecha a izquierda en un alfabeto griego muy cercano al alfabeto feni-cio. Esta escritura 
cretense, así pues, puede ser considerada la primera escritura griega alfabética por delante del famoso vaso del Dipilón 
de Atenas (datado en el 720 a. C.) o de la inscripción rupestre de Tera (s. VII a.C.), es-crita en bustrófedon, es decir, 
combinando líneas de derecha a izquierda y de izquierda a derecha. 
Por otro lado, todos estos testimonios regionales que irán apareciendo hasta aproximadamente el siglo V a. C. 
muestran diferencias significativas entre sí, señal inequívoca de la etapa decisiva que estamos viviendo: la adaptación 
del alfabeto fenicio al griego, que aparecerá consolidado y bajo su forma definitiva ya en plena época clásica. 
Dentro de ese proceso, sin duda alguna, la gran aportación del alfabeto griego fue la consignación de las 
vocales, hecho que lo convirtió en un instrumento con unas posibilidades infinitas para la comunicación y po-tenció su 
posterior influencia en los sistemas de escritura de otros pueblos, entre ellos el latino. Estas vocales, ha de ser reseñado, 
aparecen ya direc-tamente en las primeras variantes alfabéticas regionales señaladas, mues-tra de la necesidad que los 
griegos apreciaron de adaptar a su lengua un sistema, el fenicio, carente de sonidos vocálicos definidos. 
Así pues, el alfabeto griego quedó configurado con sus 24 caracteres de la siguiente forma: once letras fueron 
tomadas directamente del alfabe-to fenicio (en griego β, γ, δ, ζ, κ, λ, μ, ν, π, ρ, τ); por otro lado, se crearon las cinco 
vocales breves (α, ε, ι, ο, υ) —ocupando el lugar de las semiconsonan-tes fenicias— y se añadieron con posterioridad 
las grafías de las vocales largas (η, ω); otras tres letras (θ, σ, ξ), por su parte, tienen su origen en transferencias de signos 
fenicios a sonidos griegos; ya por último, se in-trodujeron tres signos (φ, χ, ψ) que no existían en el alfabeto fenicio. 
A partir de ahí, la lengua y el alfabeto griegos comenzaron un camino imparable que propició el desarrollo 
cultural más importante conocido hasta la fecha en Occidente. Además, el sistema alfabético griego, ya ple-namente 
asentado, se extendió en cadena a otros pueblos de Italia, Asia Menor, Egipto y, en el siglo IX d. C., al mundo eslavo; 
estas culturas crea-ron sus propios alfabetos partiendo del griego: el latino, el copto, el ciríli-co,… Un comentario 
especial en esta sucesión merece Roma, quien, tras recibir el sistema de escritura griego a través de sus vecinos 
etruscos, se encargó de adaptarlo hasta crear el suyo propio, el alfabeto latino, poste-riormente difundido por multitud 
de países y continentes gracias al pode-roso proceso de romanización que vivieron los territorios por ella conquis-tados. 
3. La evolución de la escritura griega hasta la aparición de los primeros testimonios manuscritos. 
Desde el momento en que quedó normalizado, como vimos, el uso es-crito de lo que hoy conocemos como 
alfabeto griego clásico a finales del siglo V a. C., son innumerables los testimonios que han llegado hasta no-sotros. De 
igual manera, variados son también los soportes (epigráficos, manuscritos, papiráceos,…) en que aquellos aparecen, así 
como las formas que presentan las letras griegas en cada uno de ellos. 
De inicio, debe quedar claro que el alfabeto griego comenzó teniendo únicamente letras mayúsculas. Tanto es 
así que no es hasta el siglo VII d. C. cuando, en la lengua corriente o intercaladas entre mayúsculas cursivas en los 
papiros, nos encontramos con las grafías de las letras minúsculas. Algo más, concretamente hasta mediados del s. IX, 
deberemos esperar para verlas ya en los códices manuscritos. 
En un intento por acotar nuestro campo de estudio una vez llegados a este punto, hemos optado por pasar 
revista únicamente a los tipos de letra que aparecen en los códices griegos, siendo plenamente conscientes del enorme 
sesgo que aplicamos a nuestro trabajo. Es más, incluso después de haber delimitado nuestras miras a este campo 
concreto, nos veremos obli-gados de nuevo a simplificar nuestra presentación, rehuyendo profundi-zar en muchas 
cuestiones, algunas de ellas aún sometidas a debate, pro-pias de la materia: dataciones, identificación de manos o 
individuación de escrituras. 
Así pues, nuestro objetivo será presentar, acompañados de sus caracte-rísticas paleográficas más significativas, 
los tipos de escritura manuscrita griega, identificados como tales, más importantes, tanto en mayúscula como en 
16
minúscula, hasta la llegada de la imprenta a mediados del siglo XV. Con ello esperamos ofrecer una visión general lo 
suficientemente es-clarecedora sobre el tema, dejando abiertas las puertas en todo momento a futuros estudios más 
exhaustivos y, sobre todo, buscando la complicidad y curiosidad del lector sobre estas cuestiones, no todo lo presentes 
que quizás debieran en los estudios sobre filología griega realizados en nuestro país. 
Así las cosas, puesto que no existen códices conservados que puedan ser fechados antes del siglo IV d.C., 
debemos hacer siquiera una mínima alusión a los datos que poseemos sobre la escritura griega durante todos esos largos 
siglos que arrancan en la época clásica ateniense. En ese senti-do, las principales fuentes son la epigráfica, por un lado, 
y la papirácea, que es la que más nos interesa por su cercanía a la tradición manuscrita, por otro. 
En cuanto a las fuentes epigráficas, de enorme importancia desde el punto de vista sociológico o lingüístico, su 
propia condición heterogénea dificulta sobremanera un estudio de conjunto. En lo que respecta a la in-formación que 
aportan al estudio de la evolución de la caligrafía del grie-go, nos quedamos con la rigidez y uniformidad que 
caracterizan este tipo de textos, cuyas letras rara vez sobresalen de la caja de escritura preesta-blecida en cada contexto; 
tal es el caso de los textos en lápidas y estatuas o el de los decretos oficiales, cuya tipología se verá reflejada en la 
escritura documental y libraria. A un lado debemos dejar, por último, los grafitis y demás inscripciones de origen 
privado, cuyas formas pueden ser, en con-secuencia, de lo más variopinto. 
La cuestión de la escritura en los papiros griegos, por su parte, ha sido recientemente tratada por G. Cavallo, en 
una obra que ofrece un amplio análisis sobre la cuestión acompañado del correspondiente repertorio de imágenes. Así, 
sabemos que no existen testimonios papiráceos datados hasta la segunda mitad del siglo IV y los inicios del siglo III 
a.C. En esos primeros documentos se aprecia una escritura que anticipa algunas, no muchas, características propias de la 
escritura posterior, con ciertos atisbos ya de inclinación hacia la derecha y un ductus o forma de trazar las letras algo 
más veloz que en la escritura epigráfica. 
La conclusión general que alcanzamos a extraer de estos primeros tes-timonios es que aún no podemos hablar 
de escrituras tipificadas (en todo caso, de estilo de las inscripciones o modelos epigráficos, según apunta Canart). 
Conforme avanzan los siglos, sin embargo, la escritura libraria va ad-quiriendo formas propias, ciertamente 
diferentes a las de la escritura do-cumental y, sobre todo, alejadas de los rígidos modelos epigráficos que hasta el 
momento casi había reproducido. Así, en los últimos siglos antes de Cristo pueden observarse distintas caligrafías que 
superan ya la uni-formidad anterior; de esta manera, algunos escribas utilizan grafías re-dondas u ovales —casi 
inexistentes hasta la fecha—, así como contrastes entre las formas y el espesor de las letras (pudiéndose distinguir entre 
le-tras largas y estrechas) o incluso ornamentos como los ápices, de uso muy extendido en la época y elemento que 
otorga una seña de identidad propia al texto rico en ellos. 
Podemos hablar incluso, en los siglos I a.C y I d.C., de la existencia de un estilo relativamente bien definido, 
denominado épsilon theta, marcado por la ligadura de estas dos letras o el empleo de ápices, aunque no muy marcados. 
Una vez desaparecido este estilo, los primeros tres siglos de nuestra era muestran escrituras difícilmente 
reducibles a una tipificación, siendo un elemento muy extendido la presencia, ya comentada, de numerosos ápices así 
como de unas letras que tienden a presentar un aspecto redondo. 
Antes de desembarcar en el terreno de las mayúsculas presentes en los códices manuscritos a partir del siglo IV d. C., 
simplemente nos queda por reseñar la llamada mayúscula baquilídea, posible anticipo de la posterior ojival y sin duda la 
escritura más típica de esta época (s. II-III d.C.). Entre sus características destacamos el contraste entre letras anchas y 
estrechas, una escritura vertical o ligeramente inclinada a la derecha, una ómicron muy pequeña y suspendida, o la 
ausencia total de ápices ornamentales. 
4. El griego en la tradición manuscrita. La escritura mayúscula y sus tipos más extendidos. 
De esta forma llegamos por fin al análisis de la mayúscula de la tradi-ción manuscrita griega, en la que suelen 
distinguirse hasta cinco tipos distintos: bíblica, redonda o romana, copta o alejandrina, ojival o eslava y litúrgica. De 
cada una de ella, al igual que ofreceremos con las escrituras en minúscula, haremos un breve comentario de sus 
características más relevantes, remitiendo al lector al testimonio o testimonios manuscritos donde el canon en cuestión 
puede contemplarse en plenitud. 
4.1. Mayúscula redonda o uncial romana. 
Se trata de una escritura redonda, caligráfica y refinada, propia de li-bros de lujo, en la que destacan, 
junto a la ausencia casi total de claroscuro o contraste en el grosor de los trazos, la psi y la my como las únicas letras 
que se salen de un perfecto sistema lineal de escritura, además de una épsi- 91 La escritura de la lengua griega lon 
semicircular a imagen de la sigma. Ejemplos de esta escritura están documentados desde mediados del siglo I d. C. 
hasta finales del II e inicios del III d. C. 
4.2. Mayúscula bíblica. 
Claramente vinculada al triunfo definitivo del cristianismo, este tipo de letra fue la más utilizada 
desde mediados del siglo III d. C., época en que se sistematizó, hasta la primera mitad del s. VI, siendo su etapa de 
mayor esplendor el siglo IV, con la proliferación de códices de la Biblia. No obstante, encontramos sus primeros rastros 
ya a finales del s. II d. C. e incluso hay manuscritos que la contienen en las primeras décadas del s. IX. En esta etapa 
final se aprecian variantes, ligadas tanto a ambientes geográficos y culturales distintos (Egipto, Siria, Constantinopla, 
Europa Occidental,…) como a la progresiva evolución del canon (sobre todo, una mayor presencia de ornamentos y 
elementos decorativos). 
17
Se trata de una escritura cuadrada, muy sobria y de aspecto simplista, con formas rígidas, casi epigráficas, sin 
ornamentos y sin claroscuro. De su sistema bilineal apenas se salen algunas letras, como la phi, la rho o la psi. Destacan 
la alfa, con su primer trazo vertical recostado que casi impide ver el trazo horizontal intermedio, o la omega, de formas 
mucho más redondas que las demás letras. 
4.3. Mayúscula alejandrina o uncial copta. 
Llamada así respectivamente por G. Cavallo, que la vincula con el am-biente alejandrino, y por J. 
Irigoin, que resalta su aparición en manuscritos greco-coptos, esta escritura, de la que encontramos sus primeros 
testimo-nios en algunos papiros de los siglos II-III d. C., quedó sistematizada en época más tardía (en torno al V-VI d. 
C.) y pervivió hasta el s. X, siendo especialmente usada en Egipto; una vez difundida la escritura minúscula, sirvió de 
mayúscula distintiva en títulos o escolios. 
En cuanto a sus rasgos más significativos, destaca por su verticalidad y por la presencia generalizada de trazos 
redondeados (cf. alfa, my, ypsilon), destacando unas enormes phi, psi y omega. Otras letras, por el contrario, aparecen 
casi cerradas, como la ómicron, épsilon o sigma. Profundizando en su análisis, suelen distinguirse dos subtipos, uno sin 
contraste (todas las letras se inscriben en un módulo cuadrado) y otro con contraste (gran dife-rencia entre unas letras 
ovales y otras más alargadas). Del mismo modo, se han analizado las diferencias entre los manuscritos griegos y los 
greco-coptos, habiéndose señalado sobre todo una mayor presencia del tipo con contraste en los primeros. 
4.4. Mayúscula ojival o eslava. 
Con orígenes en escrituras presentes en papiros a caballo entre el s. II y el III d.C., este tipo de letra, 
ligeramente inclinada a la derecha, tuvo su momento de máxima perfección en torno al siglo V. A partir de ese mo-mento, 
va convirtiéndose en una escritura cada vez más artificial, si bien desde el s. VII una variante suya carente de su 
característica inclinación (posiblemente por influencia de la mayúscula bíblica), llamada ojival derecha, consigue gran 
difusión hasta el punto de permanecer en uso, de forma paralela a su matriz inclinada, hasta los primeros años del 
segundo milenio después de Cristo. 
Este canon presenta letras con formas largas (my, ny, pi, phi, omega) frente a otras ovoidales que a menudo 
sobresalen de su caja de escritura, tanto hacia arriba como hacia abajo (vid. rho, phi, ji, ypsilon) y en las que podemos 
ver ya muchos ápices ornamentales, especialmente adornando las terminaciones de la tau, tanto más numerosos cuanto 
más tardío sea el documento y más lejos se encuentre de la original escritura inclinada. 
4.5. Mayúscula litúrgica. 
Este último canon surge en los siglos VII-VIII directamente a partir de la mayúscula bíblica (la 
omega, por ejemplo, es exactamente la misma), en una época en la que esta comenzaba a entrar en un desuso paulatino, 
pero también con influencias de la mayúscula ojival derecha. Por todo ello de-bemos esperar al siglo X para verla 
perfectamente constituida. 
Se trata, pues, de una escritura artificial que alterna letras redondas en módulo cuadrado (ny, ómicron, sigma) 
frente a otras insertas claramente en un módulo rectangular (rho, eta, dseta). Su uso litúrgico le imprime un tono 
solemne e hierático, en consonancia con su creación como respuesta al deseo de mantener las formas tradicionales que 
comenzaban a escasear. 
Una vez analizados los cinco tipos de escritura mayúscula tipificados, debemos trazar siquiera de manera 
sucinta la evolución sufrida por estos cánones hasta la imposición final de la letra minúscula, incluso su coexis-tencia 
con esta a partir del siglo IX d. C.27 
Fue precisamente en esa época cuando desaparece la mayúscula bíblica, sin duda uno de los cánones más 
exitosos. Como hemos comentado, su sucesora, la litúrgica, se encargó de ocupar su lugar en los códices bíblico-litúrgicos 
que siguieron escribiéndose a partir de ese momento. Por su lado, las dos variantes de la mayúscula ojival 
(inclinada y derecha), también lograron sobrevivir al nacimiento de la minúscula, siendo utilizadas en puntos 
geográficos alejados entre sí como Constantinopla, el sur de Italia, Palestina o Asia Menor. 
Con todo, sin duda fue la mayúscula alejandrina la que más tiempo per-duró, asumiendo el principal rol 
destinado a la escritura mayúscula a par-tir del siglo IX: el de letra distintiva, principalmente en títulos o escolios dentro 
de unos códices escritos ya en minúscula, como aquellos en Perlsch-rift del siglo X de los que más adelante nos 
ocuparemos. Por último, fue-ron tipificados otros dos tipos de mayúsculas distintivas: la epigráfica, parecida a la letra 
de las inscripciones griegas tardías, y la constantinopolitana, claramente influida por la mayúscula bíblica. 
Así pues, como estamos diciendo, a partir del siglo IX asistimos al na-cimiento y posterior imposición de la 
escritura minúscula, que acabará presentándose bajo múltiples formas, muchas de ellas tipificadas. A estas cuestiones 
dedicaremos esta última parte de nuestro trabajo. 
5. La escritura minúscula. Orígenes, popularización y escrituras tipificadas. 
Existe un consenso general a la hora de afirmar que la letra griega mi-núscula procede de la escritura 
mayúscula cursiva de los papiros documentales griegos tardíos. A partir de ahí, el profesor Cavallo añadió la idea, por lo 
común también aceptada, de la minúscula como una mezcla de la escritura cursiva latina y la mayúscula griega 
documental de las can-cillerías en época tardía (siglo IV d. C. en adelante). 
Desde ese momento, pues, fueron tomando forma las equivalentes mi-núsculas de las veinticuatro letras 
mayúsculas del alfabeto griego en un proceso que, sin duda, no fue flor de un día. De hecho, no es sino en el siglo VII 
cuando advertimos por primera vez la presencia de minúsculas griegas aisladas dentro de manuscritos en mayúscula30. 
18
Con todo, debe-remos esperar un par de siglos más para encontrarnos el códice griego datado más antiguo escrito en 
minúscula, el famoso Evangelio Uspensky (Ms. Leninopolit. Gr. 219), del año 835. 
A partir de ahí, la nueva grafía se extendió de un modo gradual hasta llegar a imponerse por completo. Se 
trataba, eso sí, de un «invento” para cultos al que no todos tenían acceso, pero que cumplía con varias premisas claves 
para su éxito: ofrecía la posibilidad de ser escrita con mayor rapidez al adaptarse mejor a la tendencia natural de la 
escritura y, sobre todo, pro-vocaba ahorro de espacio y, consecuentemente, de material escriptorio, al ocupar mucho 
menos espacio que la mayúscula. Pero sin duda alguna el hecho que otorgó a la minúscula el espaldarazo definitivo fue 
el proceso de transliteración (μεταχαρακτηρισμός), por el cual una gran selección de códices en mayúscula fue pasada a 
minúscula, acontecimiento por otra parte decisivo en la historia de la transmisión textual griega. 
Así las cosas, con la difusión de la minúscula nos encontramos con una gran variedad de escrituras, por 
supuesto no todas ellas tipificadas. En las siguientes páginas realizaremos un conciso recorrido por las más extendidas, 
significativas y marcadas. Seguiremos para ello las líneas generales marcadas en la clasificación temporal propuesta por 
E. Follieri y seguida, entre otros, por A. Bravo García. 
5.1. Minúsculas desde el siglo IX hasta el año 915. 
Encontramos en esta primera etapa unas letras de trazado rígido, ligeramente inclinadas a la izquierda 
y con escasa presencia de mayúsculas intercaladas entre las minúsculas, señal de la imposición efectiva de la nueva 
grafía. Suelen distinguirse aquí seis escrituras bien tipificadas. 
En primer lugar tenemos la minúscula redonda o tipo Nicolás, llamada así por su copista, Nicolás Estudita, 
autor del antes citado Evangelio Uspensky. Se trata de una escritura en módulo pequeño o medio, ligeramente inclinada 
a la izquierda y con presencia de algunas ligaduras (alfa + tau + vocal; alfa + vocal; épsilon + ny). Como rasgo 
característico de su época, man-tiene la casi total ausencia de mayúsculas, con la excepción de los títulos. 
Otra escritura tipificada es la denominada minúscula oblonga, estudita o tipo Eustacio, de módulo más grande 
que la redonda, también inclinada a la izquierda, y con una ny de trazo angular muy característica. Recibe sus nombres 
por ser típica del monasterio constantinopolitano de Estudios (si bien no fue únicamente usada allí) o a partir de 
Eustacio, uno de los copis-tas que mejor la utilizó. 
Un tercer tipo, derivado del anterior, es la minúscula llamada tipo Anastasio, localizada en algunos 
manuscritos, casi todos procedentes de la Italia meridional, y que situamos entre los siglos IX y X. Se trata de una 
exageración en sus caracteres del tipo Eustacio sin demasiados rasgos pro-pios con la excepción, quizás, de unas beta, 
kappa, my y ny insertas en la estrechez de unos marcados trazos paralelos. 
Muy bien reconocible aparece, por su parte, la minúscula tipo colección filosófica, presente en un grupo de 
manuscritos con dicho contenido temático. En ella distinguimos unos signos diacríticos alargados que no vemos en 
otros códices, aunque su principal característica es la presencia de una especie de ápices terminales en algunas letras 
(kappa, tau, pi o my), que anticipan en cierta manera el posteriormente —siglo X— muy extendido tipo Bouletée. 
Letra de módulo pequeño y con cierta inclinación a la derecha, al con-trario que sus coetáneas, es el quinto tipo 
de estas primeras escrituras mi-núsculas, llamado precisamente tipo cursivizante a partir de tal rasgo distintivo. 
Por fin, como sexto y último tipo de este primer grupo debemos men-cionar la minúscula cuadrada, letra 
caligráfica y relativamente elegante que presenta un notable equilibrio entre su altura y su anchura. Recibe su 
denominación del trazo inferior cuadrado perfectamente visible en algu-nas letras (my, ny, kappa, alfa o ypsilon). 
5.2. Minúsculas del siglo X. 
Algo posteriores en el tiempo, un segundo grupo de escrituras cubre el siglo X casi en su totalidad, 
mostrándose más evolucionadas que las pre-cedentes y con mayor presencia de letras mayúsculas. En cuanto a su as-pecto 
formal, observamos desde unas escrituras reposadas y caligráficas tipo Bouletée o Perlschrift hasta otras cursivas 
y rápidas (Baanes o Efrén). 
En efecto, la escritura Bouletée (llamada así —«con bolitas»—, por J. Irigoin), propia de manuscritos de lujo, 
destaca en líneas generales por su verticalidad, la ausencia de claroscuro, la amplitud del interlineado empleado y su 
caja cuadrada de escritura. Muestra además unas astas no demasiado pronunciadas en letras como la my, la ny o la phi, 
y resulta especialmente llamativa por los ápices o bolitas presentes en las aristas de sus trazos, de las que recibe su 
nombre. 
Igualmente simétrica y estilizada, de eje vertical y con formas agrada-bles que resultan bastante legibles, 
tenemos la minúscula Perlschrift o perlada, cuyos primeros testimonios remontan a finales del siglo X. La mayoría de 
sus formas son angulares, con escasos trazos rectos, destacando en ella sus pequeños acentos graves y agudos, en 
contraste con los alargados circunflejos, la presencia repetida de iotas adscritas o, ya entre las grafías, una omega 
formada por la unión de dos ómicron engarzadas, una pi igual a dicha omega pero con un trazo horizontal encima, o una 
alfa formada a partir de una ómicron más un trazo vertical adjunto. 
Completamente opuestas a estas dos escrituras observamos en este siglo otras mucho más rápidas, de aspecto 
menos cuidado y ricas en ligadu-ras, lo que las convierte en mucho menos legibles que las anteriores. 
Entre ellas destacamos dos bien tipificadas. Por un lado, el tipo Baanes (nombre de un copista que trabajó para 
Aretas, discípulo del patriarca Focio), caracterizado por ser una escritura rápida así como poco reposada y seria, y 
reconocible por el larguísimo primer trazo de la my, visiblemente inclinado a la izquierda, o la bolita tipo Bouletée que 
remata muchas de sus letras, como la rho o la tau. Por otro lado, por fin, tenemos la minúscula tipo Efrén, bastante 
19
parecida a la anterior, considerada por muchos como la predecesora de la antes vista Perlschrift. Destacamos de ella la 
presencia de iotas adscritas o la creación de una ligadura, la de la pi con su letra si-guiente, que gozó de gran éxito en 
las décadas posteriores. 
5.3. Minúsculas ítalo-griegas. 
Suele considerarse como un grupo de escrituras independiente el for-mado por aquellas que, a partir 
del siglo X, localizamos en los manuscritos hallados en la Italia meridional. Hacemos, pues, un inciso en la tradicional 
clasificación cronológica de las escrituras griegas al unir bajo un mismo epígrafe este importante, variado y extenso en 
el tiempo grupo de testimonios. 
Así, dentro de estas escrituras no podemos dejar de mencionar algunas bien tipificadas y estudiadas. Entre ellas 
se encuentra la minúscula de la llamada escuela niliana (a partir de su copista, Nilo de Rossano, fundador de la abadía 
de Grottaferrata), tipo que situamos entre los siglos X y XI. Escrita en módulo pequeño-medio, presenta una grafía 
redonda y vertical, con frecuentes y características abreviaciones de letras y escasas formas mayúsculas, con la 
excepción de la lambda, la kappa o la pi. 
Junto a este tipo tampoco debe dejar de mencionarse la escritura en as de picas, usada durante 
aproximadamente un siglo, desde mediados del X hasta mediados del XI. Se trata de una mezcla de formas reposadas y 
otras más cursivas, que presenta algunas minúsculas bien marcadas con las ca-racterísticas propias de este estilo junto a 
otras grafías más arcaizantes. Su principal rasgo distintivo es la ligadura de épsilon y rho, cuya imagen se asemeja al as 
de picas de la baraja. También podemos encontrar alguna ny en posición final escrita en mayúscula o su también típica 
ligadura de épsi-lon y ji, con la primera de ellas arrancando del trazo superior derecho de la segunda. 
Grupo generalmente individuado dentro de este ámbito itálico son, por último, los manuscritos de la Tierra de 
Otrant (en todo caso, poste-riores al siglo XII), en los que se aprecia un estilo rectangular y aplastado, con letras 
alargadas y de forma geométrica como la my, la pi y la rho. En épocas posteriores otra de sus marcas será el empleo del 
color bermellón en algunas letras, propio del lujo y barroquismo que impregnan estos códices. 
Tampoco podemos dejar de señalar, antes de acabar este apartado, los manuscritos tirrenos, los lombardos, los 
procedentes de Campania o de Reggio en Sicilia, muchos de ellos con evidentes características comunes que denotan su 
origen itálico y al mismo tiempo con marcas propias que aquí, por motivos de espacio, no nos detendremos a tratar. 
5.4. Minúsculas a partir del siglo XI. 
Frente a la general tendencia caligráfica en la escritura minúscula del griego hasta esta fecha, 
conforme se acerca el final del siglo XI asistimos a una evolución en busca de una menor perfección gráfica y con 
predominio progresivo de las formas cursivas. Así, las manos individuales de eruditos acabarán por imponerse, cada 
una de ellas con sus características propias y con la consecuente dificultad a la hora de enmarcarlas dentro de grupos 
mayores, tal como podía ocurrir con aquellas de los siglos precedentes. Podemos hablar, eso sí, de tendencias más o 
menos generales en cada época, incluso de algunos estilos ciertamente individuados. 
De esta manera, dentro de los estilos más destacados de estas últimas centurias pre-imprenta, empezaremos por 
hablar del llamado Fettaugenstil, muy de moda desde finales del siglo XIII pero que, sin embargo, no se extendió 
demasiado en el tiempo. Su marca inequívoca es un exagerado contraste de módulos —ya presente por otra parte, si 
bien de forma espo-rádica, en la escritura griega por influencia de la primitiva cursiva latina cancilleresca—, marcado 
por unas ómicron, sigma y épsilon mucho mayores y más redondas que las demás letras. La impresión general de la 
página, con estas figuras redondas, le sugirió a H. Hunger el curioso nombre de la letra: «ojos de grasa que nadan en 
una sopa”. 
Fuertemente relacionado con este estilo y con algunas de sus caracte-rísticas, hallamos también el llamado 
estilo Metoquita, desde mediados del siglo XIV hasta las primeras décadas del siglo XV. Tiene su origen en ciertos 
copistas de la cancillería del siglo XIV, que importan su estilo a la escritura libraria fundiendo así ambos ámbitos. 
5.5. La minúscula chipriota. 
En el afán por individuar escrituras, algunos estudios paleográficos buscaron, desde los inicios de la 
minúscula griega, encontrar distinciones evidentes entre los manuscritos copiados en la capital del Imperio, Cons-tantinopla, 
y aquellos otros provinciales. Fruto de estos trabajos fue la reducción a grupo independiente de los códices 
ítalo-griegos, de los que ya hablamos con anterioridad. En ese mismo sentido debemos mencionar aquí también los 
manuscritos chipriotas, con sus características propias y bien definidas por los estudiosos, como el llamado estilo 
epsilon o la pos-terior chipriota bouclée. 
Así, suelen distinguirse varias etapas en la evolución paleográfica de estos códices. La primera de ellas (med. 
XI-med. XII), sin excesivas carac-terísticas propias respecto de los capitolinos, y con preponderancia del tipo Perlschrift 
completado con algunos bastoncillos del estilo Bouletée o colección filosófica; si acaso el empleo de ciertos colores, 
una tinta muy negra y ornamentos distintos de los usados en Constantinopla los desmarcarían de aquellos. 
Será a lo largo del siglo siguiente (med. XII-med. XIII), cuando florezca el estilo chipriota más característico, 
el estilo épsilon, con sus variantes cua-drada52 y redondeada53; la primera de ellas destaca sobre todo por las pseu-doligaduras 
que forman la épsilon mayúscula con la pi, la ny o la rho, sien-do su aspecto general algo descuidado, con 
trazos gruesos y diferencias notales en el módulo de las letras. La variante redondeada, por su parte, estudiada en un 
grupo de manuscritos llamado «familia 2400>>, muestra un módulo pequeño de las letras dentro de una escritura rápida 
y viva, ligeramente cursiva y con aquellas mismas pseudoligaduras ya comenta-das, si bien la impresión general es la de 
20
una escritura mucho más evolu-cionada y menos provincial o marcada que la variante cuadrada. 
5.6. Los manuscritos de los siglos XIII- XVI. 
Tal como comentamos un par de apartados más atrás, desde el siglo XII en adelante no proliferan en 
exceso tipos de escrituras bien definidos como vino ocurriendo hasta entonces. Por el contrario, predomina la imi-tación 
de modelos anteriores o, en todo caso, la presencia de manos parti-culares con rasgos más o menos compartidos con 
uno o varios de los tipos más extendidos. Es por ello que en este último apartado nos limitaremos a realizar un rápido 
repaso a estas últimas centurias anteriores a la inven-ción de la imprenta, aportando simplemente sus rasgos más 
generales así como los nombres de los copistas y estudiosos55 más relevantes. 
Una primera parada en nuestro análisis la constituirá el estudio de la producción manuscrita durante la 
ocupación latina de Constantinopla56. En ella se aprecia una marcada diferencia entre los códices de contenido 
religioso y los profanos: así, mientras los primeros, generalmente lujosos, muestran escrituras que imitan aquellas de los 
siglos X y XI, los códices profanos57 presentan un estilo general mucho más conservador, aun sin el afán de imitar 
escrituras tipificadas. De hecho, algunas de las marcas de este siglo XIII son la abundante presencia de mayúsculas 
(cosa que no ocurría en las antiguas escrituras minúsculas) o, en el caso concreto de los manuscritos menos lujosos, un 
cierto descuido en el aspecto general del códice, especialmente visible en los espíritus y acentos. 
Por su parte, ya en los años finales del siglo XIII y el siglo XIV se impone una tendencia general cursivizante, 
con reducción del espacio entre líneas o frecuentes ligaduras y abreviaciones de letras, dejando así de lado en cierta 
forma el gusto estético y el afán de legibilidad del manuscrito. Por lo demás, señalamos como dato más relevante la 
aparición de un esti-lo, localizado en Constantinopla y Tesalónica, llamado beta-gamma, con características tomadas de 
la Fettaugenstil, que destaca por la presencia de muchas letras empequeñecidas frente a otras, como la beta o la gamma, 
de mayor tamaño. 
Con todo, seguiremos encontrándonos en estas décadas con las ya mencionadas imitaciones arcaizantes, con 
códices escritos en Fettaugenstil –estilo que vuelve a ponerse de moda—, así como con escrituras influidas por las 
usadas en las cancillerías contemporáneas o con aquellas otras par-ticulares de eruditos de la época como Máximo 
Planudes, Demetrio Tricli-nio o Teodoro Metoquita. Representan estas últimas el claro contrapunto a la tendencia 
general de la época, un esfuerzo por recuperar la legibilidad y el buen aspecto general del manuscrito, al aumentar los 
espacios libres o mostrar, entre otros rasgos, menos abreviaciones o un menor contraste en el tamaño de las letras. 
Por último, en los siglos XV y XVI-inicios del XVII (fecha de la conso-lidación del libro impreso), con la 
caída de Constantinopla y sus centros de copia de manuscritos, muchos copistas y eruditos emigraron a Occi-dente, 
especialmente a Italia. Una vez allí siguieron con su labor copista, proporcionando un notable auge a la cultura en la 
zona, pero la cuestión es que cada uno emplea su propio estilo de escritura, por lo que el resulta-do es un panorama 
individual y disperso, para nada comparable a aque-llas escrituras bien catalogadas e individuadas de siglos 
precedentes. Es por tanto este el momento de hablar de manos individuales, por lo general con puntos en común pero 
cada una de ellas con sus inevitables características propias. 
En un notable esfuerzo por catalogar las escrituras de estos siglos, D. Halfingerha distinguido dos grandes 
grupos: la escritura tradicional o conservadora y la humanística o innovadora. Dentro del primero, podemos citar la 
conservación del estilo de Tierra de Otranto, la aparición de ciertos manuscritos en Fettaugenstil, la imitación de 
escrituras arcaizantes como la del célebre filólogo Demetrio Triclinio (nat. 1280 ca.), o la escritura del claustro τῶν 
Ὀδηγῶν, de la que ya tenemos indicios durante el siglo XIV y que llegó a convertirse en el modelo caligráfico de todo 
el Imperio tras la conquista turca en 1453. Destaca esta última por ser muy tradicional, litúrgica y arcaizante; no 
pretende innovar, tiene clara preten-sión de legibilidad y destaca por el contraste entre letras grandes y peque-ñas, las 
ligaduras de la delta más épsilon o iota, una enorme dseta casi cerra-da en forma de corazón inclinado o una escritura de 
la beta que imita aquella de la épsilon-rho del estilo as de picas. 
En lo que respecta al segundo grupo, por último, el de la escritura humanística, debemos entenderlo en su 
contexto particular, el de una amalgama variada de estudiosos, cada uno con sus particularidades gráfi-cas y por ello 
difícilmente clasificables bajo un mismo epígrafe. Con todo, se suele hablar de una prolongación generalizada de los 
trazos o astas de las letras, sean los superiores o los inferiores, de cierta tendencia a formas cursivas, de unas letras 
insertas en un módulo más bien grande o de la preponderancia de formas barrocas ya en el siglo XVI. 
21
Actividades complementarias: 
- Lectura de M. Renault, El rey debe morir. 
Publicada anteriormente en dos volúmenes independientes (El rey debe morir y Teseo, rey de Atenas), Mary 
Renault convierte en una magnífica novela una de las historias más emocionantes, maravillosas y sorprendentes de la 
Antigüedad clásica: El mito de Teseo. Fundador de la dinastía ateniense, reformador religioso, gran navegante y hasta 
pirata, a Teseo también se le atribuye el sinecismo ateniense. Pero Mary Renault va más allá, y nos muestra al héroe no 
sólo en los episodios más conocidos, como su lucha contra el Minotauro de Creta, sino también en sus relaciones 
personales, sus amoríos y todo su mundo interior. 
- Visionado de Furia de Titanes (2010). 
Adaptación libre del mito de Perseo, hijo de Zeus, el padre de los dioses griegos. Perseo y su madre Dánae, son 
encerrados en un cofre por Acrisio, su abuelo, y arrojados al mar. Arrastrados por la corriente, llegan a la isla de Sérifos, 
donde Perseo alcanza la madurez. Cuando sepa cuál es la misión que le ha sido encomendada por el Destino, 
emprenderá un durísmo viaje, en el que tendrá que ir superando diversas pruebas. Remake del clásico de Desmond 
Davis de 1981. 
22
UNIDAD 2. LA CIVILIZACIÓN CRETENSE O MINOICA. 
Índice. 
2.1. La Civilización cretense o minoica. 
2.2. La sociedad cretense. La lineal A y la Lineal B. 
2.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): 
Europa. 
2.4. Lengua griega. Temas en -α. Adjetivos de tres 
terminaciones. Preposiciones que rigen un solo caso. 
2.5. Léxico griego. 2.5.1. Familias semánticas: Seres 
mitológicos. 2.5.2. Helenismos: Materia y forma. 
APÉNDICE. Los poemas homéricos. 
Actividades complementarias. 
2.1. La Civilización cretense o minoica. 
Recibe este nombre, dado por Sir Arthur Evans en honor del mítico rey Minos, la civilización floreciente en 
Creta desde el año 2000 a.C. ca. cuyo predominio e influencia en el mundo egeo son manifiestos, con una evolución en 
la Edad del Bronce muy distinta y propia. Su situación geográfica y la riqueza de su suelo le proporcionaban pocos 
recursos minarales, pero en la parte este y centro grandes praderas y mesetas pastorales, olivos, vides, robles, cipreses y 
en la partes norte y este playas protegidas favorables para el atraque de barcos de todo tipo. 
Antes del 2500 a. C. son escasos los restos de metales, salvo la obsidiana de Melos. No obstante desde el 2500 al 2000 
la población crece en número y la riqueza gracias a los adelantos técnicos: predominio de herramientas de piedra y 
arcilla, aun después de la introducción de la metalurgia. 
La característica principal de Creta en esta época, según Finley, es la absorción de elementos culturales (y de población) 
procedentes de Grecia continental, las Cíclades, Asia Menor, Siria y Egipto gracias al 
comercio dentro de su desarrollo propio y coherente. Imprimieron su cultura cretense a los 
jarrones y objetos metálicos (puñales de cobre) y ya en el Minoico Antiguo MA empieza a 
aparecer el embrión de la arquitectura minoica con su estructura aglutinada en forma de 
celda de panal. 
Respecto al origen de la civilización minoica desde el punto de vista etnológico es difícil 
adscribir a los cretenses minoicos con algún pueblo conocido. Una de las tesis más admitida 
es que son herederos directos de los habitantes neolíticos de la isla (que llegarían a la misma 
hacia el 6000 a. C.) y que los pueblos no neolíticos (indoeuropeos o no indoeuropeos) que 
pudieran haber llegado a la isla no se impusieron, sino que se vieron absorbidos por la 
cultura cretense sin imponer la suya. Palmer, el eminente lingüísta, plantea que la 
destrucción de los palacios hacia el 1700 a. C. es obra de la penetración en la isla de un 
pueblo anatolio, los luvitas, lo que explicaría también el cambio de escritura, Lineal A en 
vez de la jeroglífica, pero a falta del desciframiento del Lineal A, nada es seguro. Si 
seguimos las noticias de Creta que da Homero en la Odisea , la población cretense era una 
población mixta conformada por cidonios, eteocretenses y pelasgos, pueblos de los que, 
aparte del nombre, apenas se sabe nada. 
2.2. La sociedad cretense. La lineal A y la Lineal B. 
Los rasgos de esta civilización que le concedieron tal predominio cultural son los siguientes: 
- En cuanto a la religión no poseen deidades antropomórficas (lo que estaría muy relacionado con los cultos de los 
neolíticos a las fuerzas de la naturaleza), salvo la Gran Diosa Madre, diosa de la fertilidad también conocida como la 
Gran Dama del Laberinto, que aparece representada en ocasiones con el vestido típico minoico y serpientes en ambas 
manos, símbolos ellas también de las fuerzas fértiles de la tierra; para el ejercicio de sus cultos poseen pequeños 
santuarios semisubterráneas, dentro de los palacios en ocasiones, y cuevas próximas al lugar de asentamiento; parece 
ser que estas cuevas eran la primitiva morada de los primeros habitantes neolíticos de la isla; posteriormente las 
23
abandonarían como morada, pero no como santuarios; se han encontrado rituales de la cultura minoica implica la 
relación del toro (animal de gran carga sexual, erótica y fertilizadora) por noticias de los murales de Cnosos y de la 
leyenda de Minos y el Minotauro; en el embalsamamiento de los muertos utilizan la miel al tiempo que en los rituales 
de los muertos interviene la fermentación como proceso natural de renovación de la vida; 
- Posee una sólida base económica con una 
población densa (se calcula que la población de 
la isla en época de esplendor debía rondar entre 
400.000 y medio millón de habitantes) así 
como una agricultura y ganadería muy 
productivas (se calcula así mismo que el 
número de rebaños sólo de ovejas de Cnosos 
rondaría los 1000); asímismo el comercio se 
veía favorecido por la fabricación y 
exportación deproductos de lujo en oro (cf. 
lámina del pendiente de oro) y plata, 
cerámicas; poseía una gran flota, provocada 
por su situación insular, posición estratégica, 
sus productos manufacturados y su escasez de 
materias primas metálicas. 
- Su sociedad presentaba una fuerte 
especialización: escribas, carpinteros, pastores, agricultores, armeros, escultores, lapidarios, vidrieros, alfareros, 
orfebres, herreros, curtidores, tejedores, pintores, etc. 
- Liderazgo espiritual y material de una autoridad palaciega (que parecía recibir el nombre de Minos) que estaba 
obligada a renovar su mandato cada año mediante un casamiento-rejuvenecimiento con la Gran Diosa Madre 
representada en la gran sacerdotisa, celebración que sería sin duda de carácter neolítico y vestigio de una sociedad 
matriarcal; cada familia poseía una parcela de tierra que trabajaba para sí mismos y parece que la clase esclava o no 
existía o lo hacía en una proporción muy pequeña. 
- La paz reinante puede que sea la característica minoica más peculiar, pues les llevó a no fortificar sus asentamientos, 
ocupar las llanuras y los lugares abiertos y desprotegidos; no hay que atribuirla a su flota poderosa como hace Evans 
con su talasocracia; la flota era comercial y no guerrera. 
- La civilización minoica alcanzó tal esplendor que, gracias a sus contactos comerciales, pudieron exportar su modo de 
cultura a todo el Egeo: a lo largo del II milenio las Cícladas recibieron paulatinamente una fuerte influencia de Creta si 
bien no hay emplazamientos colonizadores, sólo comerciales, y paralelamente en la Grecia continental, donde se 
produjo un amplio proceso de unos 400 años denominado "minoización de los griegos" (llegados hacia el 2000 a. C.) y 
que daría lugar a la posterior civilización micénica (1600 a. C.). Después, hacia el 1400 los papeles se invirtieron y 
serán los griegos micénicos los que darán lugar a la "micenización de Creta". 
Poseían la escritura (tomada de otro pueblo o desarrollada en suelo propio), divisible ésta en tres etapas: 
jeroglífica, Lineal A y Lineal B (este último sistema sólo de época micénica y para anotar ya la lengua griega, es 
evolución del lineal A, que en opinión de algunos podría anotar el luvita). 
Tablilla escrita en lineal A 
Tablilla escrita en lineal B 
24
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Griego i.2014

  • 1. CUADERNO DE GRIEGO I ANDALUCÍA – 1ª Edición Prof. Juan J. Bossini 1
  • 2. 2
  • 3. ÍNDICE. UNIDAD 1. EL GRIEGO. 1.1. Etapas de la Historia de Grecia. Marco geográfico. 1.2. El alfabeto griego. Pronunciación. Signos de puntuación. Normas básicas de transcripción. 1.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Gea y Urano. 1.4. Lengua griega: El griego: Una lengua flexiva. La declinación temática (Sustantivos y adjetivos). El artículo. Función de los casos. El presente de indicativo (voz activa) 1.5. Léxico griego. 1.5.1. Familias semántcias: Dioses olímpicos, héroes, seres y lugares mitológicos. 1.5.2. Helenismos: Elementos de la Naturaleza. Apéndice. La escritura de la lengua griega: Desde sus primeros testimonios hasta la difusión del libro impreso. Actividades complementarias. UNIDAD 2. LA CIVILIZACIÓN CRETENSE O MINOICA. 2.1. La Civilización cretense o minoica. 2.2. La sociedad cretense. La lineal A y la Lineal B. 2.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Europa. 2.4. Lengua griega. Temas en -α. Adjetivos de tres terminaciones. Preposiciones que rigen un solo caso. 2.5. Léxico griego. 2.5.1. Familias semánticas: Seres mitológicos. 2.5.2. Helenismos: Materia y forma. APÉNDICE. Los poemas homéricos. Actividades complementarias. UNIDAD 3. LA CIVILIZACIÓN MICÉNICA. 3.1. La civilización micénica. 3.2. La sociedad micénica. La Lineal B. 3.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Helena. Héctor y Aquiles. El final de la Guerra de Troya. 3.4. Lengua griega: Pretérito imperfecto. Preposiciones que rigen dos casos. 3.5. Léxico griego. 3.5.1. Familias semánticas: La guerra. 3.5.2. Helenismos: Tiempo, espacio y movimiento. APÉNDICE. Hesíodo. Actividades complementarias. UNIDAD 4. LA EDAD OSCURA. 4.1. La Edad Oscura. 4.2. Nacimiento de la polis. 4.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Heracles. Las Amazonas. 4.4. Lengua griega: La declinación atemática. Futuro de Indicativo. Preposiciones que rigen tres casos. El infinitivo. 4.5. El léxico griego. 4.5.1. Familias semánticas: El tiempo y los fenómenos naturales. 4.5.2. Helenismos: Los seres vivos. APÉNDICE. La Poesía lírica arcaica. Actividades complementarias. UNIDAD 5. LA ÉPOCA ARCAICA. 5.1. La Época arcaica. 5.2. Las colonizaciones. 5.2. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Odiseo. Odiseo y Circe. 5.4. Lengua griega: Temas en -ρ. Temas en -σ. El imperativo. 5.5. Léxico griego. 5.5.1. Familias semántcias: La Filosofía. 5.5.2. Helenismos: La cantidad y el tamaño. APÉNDICE. Los griegos en Iberia. Arte griego en España. Hispania en las fuentes griegas (I). Actividades complementarias. UNIDAD 6. LA ÉPOCA CLÁSICA (I): ESPARTA. 6.1. La Época clásica (I): Esparta. 6.2. Grandes creaciones culturales: La Filosofía y la Ciencia. 6.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Orfeo. La muerte de Orfeo. 6.4. Lengua griega: Temas en vocal -ι. Temas en vocal -υ. Temas en diptongo -ευ. Sustantivos irregulares. El participio. 6.5. Léxico griego. 6.51. Familias semánticas: Las ciencias. 6.5.2. Helenismos: Ciencia y técnica. APÉNDICE. El Teatro griego clásico. Actividades complementarias. UNIDAD 7. LA ÉPOCA CLÁSICA (II): ATENAS. 7.1. La Época clásica (II): Atenas. 7.2. Grandes creaciones culturales: La Literatura. 7.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Atalanta. Alejandro. 7.4. Lengua griega: El tema de aoristo. Los adjetivos πολύς, πολλή, πολύ y μέγας, μεγάλη, μέγα. Los numerales. 7.5 Léxico griego. 7.5.1. Familias semánticas: El ser humano. 7.5.2. Helenismos: El cuerpo humano (I). APÉNDICE. La Historiografía griega. Actividades complementarias. UNIDAD 8. LA ÉPOCA CLÁSICA (III): Las Guerras Médicas y las Guerras del Peloponeso. 8.1. La Epoca clásica (III): Las Guerras Médicas y las Guerras del Peloponeso. 8.2. Grandes creaciones culturales: El Arte y el Deporte. 8.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Jasón y Medea. Medea. 8.4. Lengua griega: Clases de adjetivos. Colocación del adjetivo en la frase. Grados del adjetivo: Comparativo y superlativo. El tema de prefecto. El pluscuamperfecto. La reduplicación en los verbos compuestos. 8.5. Léxico griego. 8.5.1. Familias semánticas: Las artes. 8.5.2. Helenismos: El cuerpo humano (II). APÉNDICE. La Oratoria griega. Actividades complementarias. UNIDAD 9. LA ÉPOCA HELENÍSTICA. 9.1. La Época helenística. 9.2. La Literatura helenística (Período alejandrino). 9.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Polícrates. 9.4. Lengua griega: La voz media. Los pronombres personales. Los pronombres adjetivos posesivos. El pronombre relativo. 9.5. Léxico griego. 9.5.1. Familias semánticas: El gobierno. 9.5.2. Helenismos: La sociedad. APÉNDICE. La epigrafía griega. Inscripciones griegas en Hispania. Carmina Epigraphica Graeca Hispaniae. Actividades complementarias. UNIDAD 10. LA ÉPOCA ROMANA. 10.1. La Época romana. 10.2. Escritores griegos de Época romana. 10.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Licurgo. 10.4. Lengua griega: La voz pasiva. Los pronombres adjetivos demostrativos. Pronombres adjetivos interrogativo e indefinido. Pronombre relativo-indefinido. 10.5. Léxico griego. 10.5.1. Familias semánticas: La política. 10.5.2. Helenismos: Acción I. APÉNDICE. Hispania en las fuentes griegas. (II). Actividades complementarias. UNIDAD 11. BIZANCIO Y LA GRECIA MEDIEVAL. 11.1. Bizancio y la Grecia Medieval. 11.2. Literatura bizantina. 11.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Prometeo. El mito de Prometeo. Teseo. 11.4. Lengua griega: Los verbos contractos. Los modos subjuntivo y optativo. La concordancia. La oración simple. La oración compuesta. 11.5. Léxico griego. 11.5.1. Familias semánticas: Religión. 11.5.2. Helenismos: Acción II. APÉNDICE. La provincia Spania del Imperio Bizantino. Epigrafía griega de época bizantina en España. Actividades complementarias. UNIDAD 12. LA GRECIA MODERNA Y ACTUAL. 12.1. Grecia en la Edad moderna y contemporánea. 12.2. Literatura griega de la Época moderna y contemporánea. 12.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Las Guerras Médicas. El final de las Guerras Médicas. 12.4. Lengua griega: El griego y el lenguaje científico. 12.5. Léxico griego: Derivación y composición. APÉNDICE. El griego moderno. Actividades complementarias. ANEXO: Vocabulario. 3
  • 4. 4
  • 5. UNIDAD 1. EL GRIEGO. Índice. 1.1. Etapas de la Historia de Grecia. Marco geográfico. 1.2. El alfabeto griego. Pronunciación. Signos de puntuación. Normas básicas de transcripción. 1.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Gea y Urano. 1.4. Lengua griega: El griego: Una lengua flexiva. La declinación temática (Sustantivos y adjetivos). El artículo. Función de los casos. El presente de indicativo (voz activa) 1.5. Léxico griego. 1.5.1. Familias semántcias: Dioses olímpicos, héroes, seres y lugares mitológicos. 1.5.2. Helenismos: Elementos de la Naturaleza. Apéndice. La escritura de la lengua griega: Desde sus primeros testimonios hasta la difusión del libro impreso. Actividades complementarias. 1.1. Etapas de la Historia de Grecia. Marco geográfico. 1.1.1. Etapas de la Historia de Grecia. - Civilizaciones de Grecia: 1. Civilización egea y cicládica (prehistóricas). 2. Civilización minoica (2000-1400 a.C.). 3. Civilización micénica (1600-1200 a.C.). - Grecia antigua: 1. Edad oscura o arcaica (ss. VIII-V a.C.). 2. Época clásica (V-IV a.C.). 3. Época helenística (III-II a.C.). 4. Época romana (II a.C.-IV d.C.). - Grecia bizantina y medieval (ss. V-XV). - Dominación otomana. - Grecia moderna y contemporánea (ss. Fianles del XIX a la actualidad). 1.1.2. Marco geográfico de la Grecia antigua.. 1.1.2.0. Introducción. El pueblo griego habitó, como en su tierra madre, en la península que hoy llamamos Grecia, pero desde muy pronto se lanzó al mar e hizo de él una segunda patria estableciéndose en islas y riberas del mar Mediterráneo. Este medio geográfico ofrecía al griego un panorama de extraordinaria belleza y variedad, de clima en general suave y benigno. Pero las tierras, salvo excepciones, no eran demasiado fértiles. Por otra parte, en la Grecia continental la complejidad del sistema montañoso -constituido por las derivaciones meridionales del gran sistema alpino que se prosiguen bajo las aguas del mar emergiendo por doquier en innumerables islas- entorpecía la vida y las relaciones de las ciudades griegas; por ello, no es de extrañar que desde un principio fuese el mar para los inquietos griegos el camino natural, como todavía lo sigue siendo en gran medida. Desde época muy temprana. fueron los griegos grandes marinos. 1.1.2.1. Las grandes zonas geográficas. Las fronteras de la antigua Hélade no fueron constantes a lo largo de la historia. Por el contrario, cambiaron notablemente al compás de los acontecimientos políticos y sociales que impulsaron a los griegos a buscar nuevos horizontes. Ateniéndonos al escenario en que los griegos de la época clásica desenvolvieron su existencia, podemos distinguir cuatro grandes zonas: Grecia continental, Grecia insular, Grecia asiática, Grecia colonial. - Grecia continental. Comprende varias regiones que, en la antigüedad, constituyeron estados o poleis autónomos o englobaban varias poleis. En la zona septentrional -bajo la Iliria y la Tracia, no griegas- se extendían Macedonia (largo tiempo marginada), Epíro y Tesalia. En la zona central y de oeste a este se suceden: Acarnania, Etolia, Fócide, las Lócrides, Dóride, Beocia y Ática. En la zona del Istmo, las poleis de Mégara, Corinto y Sicione. En la zona meridional se extiende la península del Peloponeso que comprendía varias regiones menores: Acaya, Élide, Argólide, Laconia y Mesenia. 5
  • 6. - Grecia insular. En los mares que rodean la península griega -Jónico, Tracio, Egeo y Crético en las denominaciones antiguas- son abundantes las islas. Al oeste, en el mar Jónico, se suceden de norte a 'Sur las siguientes: Corcira (hoy, Corfú), Léucade, Ítaca, Cefalonia y Zacinto. Al este, en el mar Tracio, las grandes islas de Tasos, Samotracia, Imbros y Lemnos. En el mar Egeo, de norte a sur, se encuentran entre otras las siguientes: Esciros, la gran isla de Eubea apenas desprendida de la masa continental y como recostada sobre las costas del Ática, junto a estas mismas costas, al Sur, las ilustres Salamina y Egina; el grupo numerosísimo de las Cíclades o Cícladas -entre ellas, Andros, Ceos, Paros, Naxos, la sagrada Delos, Miconos, Melos, Amorgos, Tera (hoy Santoriní), etc. Junto a la costa asiática, de norte a sur, Lesbos, Quíos, Samos y las Espórades o Espóradas a cuyo grupo corresponden Cos y Rodas. En el mar Crético y a notable distancia del continente, la gran isla de Creta. - Grecia asiática. Ya los aqueos, primeros invasores indo-europeos en Grecia, iniciaron la expansión hacia el Asia en expediciones de conquista, de desarrollo mal conocido. A ellos se debe la primera fundación de Mileto. Su política de expansión los llevó finalmente al enfrentamiento con Troya. Más tarde, los emigrantes aqueos y jonios, desplazados del continente por la llegada de los dorios; se dirigieron también hacia las costas asiáticas donde fundaron numerosas ciudades que constituyeron poleis o estados independientes. Todas ellas eran puertos naturales de excelentes condiciones que en brevísimo tiempo se convirtieron en ciudades prósperas donde toda actividad encontraba asiento. La Grecia asiática vino a ser pionera en toda clase de realizaciones: poesía, filosofía, ciencia, arte, navegación. Las ciudades más notables, escalonadas de norte a sur, son las siguientes: Elea, Cumas o Cime, Focea, Esmirna, Clazómenas, Éfeso, Mileto, Halicarnaso y Cnido. Muchas de ellas intervinieron en la gran gesta colonial que se desarrolló durante más de dos siglos -VIII al VI- en toda la extensión del Mediterráneo. - Grecia colonial. Las luchas sociales y el desarrollo demográfico provocan entre los siglos VIII al VI el desplazamiento de griegos procedentes de diversas ciudades del continente y de Asia, que se lanzaron con sus naves al mar en busca de tierras donde asentarse. Este hecho es el que conocemos con el nombre de colonización griega en el Mediterráneo. Las ciudades fundadas son emporios, es decir, establecimientos comerciales. Constituyen po- leis o . estados autónomos, vinculados a la metrópoli por lazos meramente religiosos. Aun omitiendo muchas de ellas, citaremos las más notables: - colonias en la Propóntide y en el Ponto Euxino: Sesto, Bizancio, Olbia, Trapezunte, Abido. - colonias en la Tracia: Abdera, Anfipolis, Olínto, Potidea. - colonias en Macedonia: Terma y Pidna. - colonias en el sur de Italia (Magna Graecia): Tarento, Síbaris, Crotona, Neápolis (Nápoles, llamada primeramente Partenopea) y, más al norte, en las costas etrurias, la sagrada Cumas. - colonias en Sicilia: Hímera, Siracusa, Gela, Agrigento, Selínui te, todas en las zonas costeras. - colonias en el Mediterráneo occidental: Alalia en Córcega; Massalia (Marsella) en el sur de Francia, la cual a su vez colonizó el Levante español: Rode (Rosas), Emporion (Ampurías) , Hemeroscopion (Sagunto probablemente, o quizá Denía), y llegó a las costas de Almería y aun a las de Málaga. - colonias en el norte de África: N aucratis en el delta del Nilo, Cirene en Libia. También se establecieron en Chipre, donde muy pronto entraron en contacto con los fenicios de quienes recibieron el alfabeto, así como una muy cuidada técnica marinera. Bien pudo decir Platón el Cómico, en gráfica frase, que los heleno s se asomaban a las aguas del Mediterráneo «como ranas en torno a la charca». Llevaron también los griegos sus navegaciones al Atlántico, pero su expansión fue detenida ya en pleno siglo VI por los cartagineses. Rebasada la época clásica, en tiempos de Alejandro, el mundo griego conoce una expansión espectacular realizada ahora bajo el signo de la conquista bélica. Con ella alcanzan los griegos las riberas del Indo en Asia y las tierras de la Nubia en África. Su expansión hacia Occidente, planeada ya por Alejandro, no pudo llevarse a cabo por la prematura muerte del caudillo y por la pujanza incontenible de Cartago, la ciudad llamada a enfrentarse con Roma y a sucumbir ante ella. 1.1.2.2. Montes, ríos y llanuras. - La Grecia continental ofrece un suelo erizado de montañas que ocupan el 80 por 100 de la superficie total. No alcanzan, en general, gran elevación, a excepción del Olimpo, la morada de los dioses, que alza sus casi 3.000 metros en la zona septentrional de la península. Le siguen en elevación el Parnaso en la Fócide y el Taigeto y Erimanto en el Peloponeso. Los montes del Ática casi nunca rebasan los 1.000 metros, pero, en cambio, sus nombres brillan a gran altura: Licabeto, Himeto y Parnés, próximos a Atenas, juntamente con el Pentélico, magnífica mole de blanquísimo mármol, y el Laurión que se asoma sobre el mar. El carácter montañoso del terreno y la ausencia de vías adecuadas de comunicación -que aún persiste en gran medida- impulsó a los griegos a utilizar el mar, sobre todo el Egeo, como pontos o camino para sus desplazamientos. 2.1.2.2. La tierra griega, accidentada y frecuentemente sacudida por asoladores terremotos; no fue ni es una tierra fértil. Las lluvias son escasas y escasas también las vías fluviales de alguna importancia. A excepción de unos pocos, los ríos griegos son de carácter torrencial: sus cauces, secos normalmente en verano, fácilmente se desbordan bajo los efectos de las tormentas. Tal es el caso de los ríos áticos Iliso y Cefiso y del espartano Eurotas. Y sin embargo, o quízá por eso mismo, los griegos tributaron religiosa veneración a sus ríos y fuentes. Algunos conservan su caudal durante todo el año: el Peneo que riega la llanura de Tesalia, el Aqueloo -navegable incluso- en Etolia y el Alfeo en la 6
  • 7. Élide, cerca de Olimpia. - No hay grandes llanuras en la Grecia continental y en general aparecen rodeadas de montañas. La actividad humana se concentra en estas zonas, próximas siempre a las cuencas fluviales; en ellas, el suelo es más fértil, rico en pastos y cereales. La más extensa es la de Tesalia, en la zona norte, famosa por los caballos que se criaban en sus praderas. Son también importantes la de Beocia, rica en cerales, y la Mesogea -entre Atenas y el Laurión-, poblada de viñedo s y olivos y que, desde época temprana, constituyó una de las pocas fuentes de riqueza del Ática. En cambio, las llanuras de Eleusis y Maratón no sólo no eran fértiles, sino que por su carácter pantanoso constituían zonas muy insalubres. Ni entonces ni ahora se ha mostrado generoso el suelo griego, dadas las condiciones de su relieve y la sequedad del clima. Esto justifica uno de los rasgos más salientes del carácter griego: la sobriedad. - Costas, ciudades y puertos. Si accidentado es el relieve que ofrece Grecia continental, no menos accidentadas son sus costas que tan singular perfil comunican a la península helénica. Incontables cabos y golfos e innumerables penínsulas y subpenínsulas se suceden, esmaltándose el litoral de numerosos puertos naturales, especialmente en la zona oriental. La costa occidental muestra un desarrollo mucho menor y es de carácter más abrupto. El extraordinario desarrollo de las costas hace de Grecia un país esencialmente marítimo. Desde época muy temprana la vida helénica se proyecta hacia el mar y surgen agrupaciones humanas en las zonas del litoral. Pero también en el interior se constituyen núcleos de población, particularmente en las zonas llanas y en los valles. En cualquier caso, el mar siempre está cerca, a menos de 100 km en las regiones más recónditas. Entre las ciudades asentadas en el interior de la Grecia continental, en época antigua, gozan de justo renombre las siguientes: Delfos, la ciudad de Apolo, en la Fócide; Tebas, la de siete puertas, en Beocia y, próximas a ella, Queronea y Platea; en el Ática, la sagrada Eleusis y Atenas. En el Peloponeso, Olimpia y Elis, escenario y cuna de los Juegos, en la región de Élide; las legendarias Argos, Micenas y Tirinte en la Argólide, y, próxima a éstas, Epídauro, ciudad-santuario de Asclepio; en la Laconia, Esparta. Ya antes de su gran expansión colonial dispusieron los griegos de excelentes puertos en las costas del continente patrio, particularmente en la zona del Egeo. Son célebres Calcis y Eretria, asentados en la isla de Eubea: de ellos salieron las primeras expediciones de colonos. En el Ática, los tres puertos naturales: Pireo, Zea y Muniquia que se unían a la ciudad en tiempos de Pericles por los llamados «muros largos». Corinto y Mégara, sobre el istmo de Corinto. Patras en la costa de Acaya, al norte del Peloponeso; Pilo, recuerdo de la grandeza «mícénica» en la Mesenia y Gition, único puerto de la Laconia. La isla de Creta también poseía puertos notables, algunos de los cuales conocieron vida muy próspera en épocas antegriegas; el más notable es el de Cnoso (actual Heraklíon), 1.2. El alfabeto griego. Pronunciación. Signos de puntuación. Normas básicas de transcripción. - EL ALFABETO GRIEGO. NOMBRE MAYÚSCULA MINÚSCULA PRONUNCIACIÓN alfa Α α a beta Β β b gamma Γ γ ga, gue, gui, go, gu delta Δ δ d épsilon Ε ε e dseta Ζ ζ ds eta Η η e zeta Θ θ z iota Ι ι i kappa Κ κ k, c lambda Λ λ l mi Μ μ m ni Ν ν n xi Ξ ξ x (ks) 7
  • 8. ómicron Ο ο o pi Π π p rho Ρ ρ r sigma Σ σ/ς1 s tau Τ τ t ípsilon Υ υ i fi Φ φ f ji Χ χ j psi Ψ ψ ps omega Ω ω o – Vocales. En griego hay siete fonemas vocálicos. Según su cantidad pueden ser largos o breves. Son siempre breves ε y ο, y son siempre largos η y ω. Pueden ser largas y breves α, ι y υ. Los diptongos son αι, ει, αυ, ευ, ου (y también υι). En los diptongos formados por un primer elemento largo (αι, ηι, ωι), la ι no se pronuncia y se suscribe: ᾳ, ῃ, ῳ; se conoce con el nombre de iota suscrita. – Consonantes. sonoras sordas aspiradas oclusivas labiales β π φ dentales δ τ θ guturales γ κ χ líquidas λ, ρ nasales μ, ν silbantes simples σ(ς) compuestas ζ, ξ, ψ - PRONUNCIACIÓN. No sabemos con exactitud cómo pronunciaban los antiguos griegos; nosotros seguimos la norma de Erasmo de Rotterdam, según el cual, cada grafía se pronuncia manteniendo su valor fonético aislado, sistema conocido como erasmiano o etacista. Existen algunas normas especiales de pronunciación: – La γ ante las guturales γ, κ, χ y de ξ se pronuncia como si fuese una n; ej.: – ἄγγελος [ánguelos]. – La letra υ se lee como una i en caso de no ir acompañada de ninguna otra vocal; ej.: – μῦς [mis]. La υ se pronuncia como u en los diptongos αυ y ευ; ejs.: – αὐτός [autós], – εὖρος [euros]. En cambio, el diptongo ου se pronunica u; ej.; – τοῦτο [tuto]. – La doble grafía λλ se pronuncia como doble l; ej.: – ἀλλά [al-la]. 1.4.1. Espíritus y acentos. – Espíritus. En griego, toda ocal inicial lleva un signo llamado espíritu, que puede ser: 1 La σ se escribe en posición inicial e intermedia, y la ς en posición final; ejs: - σελήνη; - προσβάλλω; - καλός. 8
  • 9. – áspero (῾): se pronuncia como una j; ej.: – Ἑλλάς [jel-lás]. – suave (᾿): no se pronuncia; ej.: – ἀνδρεία [andreia]. – Acentos. El griego depende dispone de tres acentos diferentes: – El acento agudo (´): puede encontrarse sobre la vocal de cualquiera de las tres últimas sílabas de una palabra, tanto si la vocal es larga como si es breve; ejs.: – ἀγρός, γάλα, βέβαιος. Cuando el acento agudo recae en la antepenúltima sílaba es necesario que la última sea breve. – El acento grave (`): se encuentra en la sílaba final de la palabra y sustituye al acento agudo cuando la palabra no va seguida de ningún signo de puntuación; no aparece en palabras aisladas; ejs.: – πολὺ, καὶ, ἀγαθὸν. – El acento circunflejo (῀): aparece sólo sobre vocales largas o diptongos; puede aparecer en una de las dos últimas sílabas de la palabra; ej.: – καλῶς, δῆμος. – En griego existen un grupo reducido de palabras sin acento propio, son las palabras átonas, que se unen a la palabra tónica inmediata para formar un grupo fónico o unidad tónica; ejs.: – ἀνήρ τις [anertis]; – οὐ κακός [ukakós]. Estas palabras se llaman enclíticas si se unen a la palabra tónica precedente y proclíticas si se unen a la palabra tónica siguiente. - SIGNOS DE PUNTUACIÓN.. En griego existen los siguientes signos de puntuación: – El punto (.) y la coma (,) se utilizan con el mismo valor que en español. – El punto alto (·) equivale al punto y coma o a los dos puntos del español. – El signo griego de interrogación es el punto y como (;). - Normas básicas de transcripción. Las palabras cultas procedentes del griego mantienen los cambios fonéticos que provoca su transformación al latín y al español. 1. El diptongo αι se transcribe e. Αἴγυπτος [Egipto] 2. El diptongo ει se transcribe i. Ἡράκλειτος [Heráclito] 3. El diptongo οι se transcribe e, a través de la evolución Οἰδίπους > Oedipus > Edipo latina oe. 4. Los diptongos αυ, ευ se transcriben au, eu. αὐτονομία [autonomía] εὐφονία [eufonía] 5. El diptongo ου se transcribe u. Οὐρανός [Urano] 6. Si los diptongos αυ, ευ, ου se encuentran ante vocal, la υ, segundo elemnto del diptongo, se transcribe v. εὐαγγέλιον [evangelio] 7. La ζ, en latín z, se transcribe z. Βιζάντιον > Bizantium > Bizancio 8. La κ, en latín c, se transcribe c. Κάσσανδρα [Casandra] 9. La θ se transcribe t, a través del latín th. θέατρον > theatrum > teatro 10. La φ, en latín ph, se transcribe f. φιλοσοφία > philosophia > filosofía 11. La ψ, en latín ps, se transcribe ps. ψυχιατρεία [psiquiatría] 12. El espíritu áspero inicial (῾) se transcribe h. ἱππικός [hípico] 13. La υ se transcribe i. πυραμίδα [pirámide] 14. La χ delante de e, i, se transcribe qu; ante consonante o vocal a, o, u se transcribe c. χίμαιρα [quimera] χρονολογία [cronología] Actividades: Transcribe los siguientes nombres de escritores famosos: 9
  • 10. Άριστοτέλης, 'Αριστοφάνης, Δημοσθένης, Ήρόδοτος, Θεόκριτος, Καλλίμαχος Πίνδαρος, Πλάτων. 1.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Gea y Urano. Gea y Urano. Ὁ Χάος πρῶτος ἐστιν. ἔπειτα ἡ Γῆ ἐστιν. ὁ Χάος ϑεός ἐστιν. ἡ Γῆ ἐστι ϑεά. ὁ Χάος καὶ ἡ Γῆ ϑεοί εἰσιν. Ὁ Ἔρος καὶ ϑεός ἐστιν. ὁ Ἔρος καλὸς καὶ ἀγαϑός ἐστιν. ὁ Χάος καὶ ἡ Γῆ καὶ ὁ Ἔρος ϑεοί καὶ ἀϑάνατοί εἰσιν. ἔπειτα ὁ Οὐρανός ἐστι καὶ ὁ Πόντος καὶ ὁ Ὠκεανός. Ἐν τῷ οὐρανῷ εἰσιν ὁ Ἥλιος καὶ ἡ Σελήνη. οἱ ϑεοί εἰσιν ἐν τῷ Ὀλύμπῳ. οἱ ϑεοὶ οἰκοῦσι τὸν Ὄλυμπον. οἱ ϑεοὶ ποιοῦσι τὸν κόσμον. ἔπειτα ἡ Νύξ ἐστι καὶ ἡ μέλαινα ϑεὰ τίκτει τὸν Θάνατον· τίκτει καὶ τὸν Ὕπνον. πρῶτον μὲν οἱ ϑεοὶ καὶ οἱ ἄνϑρωποι συνοικοῦσιν. ἔπειτα δὲ οἱ ϑεοὶ τὸν Ὄλυμπον οἰκοῦσι, ἀλλὰ οἱ ἄνϑρωποι οἰκοῦσι τὴν γῆν. ὁ μὲν ϑεῖος βίος οὔποτε τελευτὴν ἔχει, ὁ δὲ ἀνϑρώπινος βίος ἀεὶ ἀρχὴν καὶ τελευτὴν ἔχει. οἱ γὰρ ϑεοὶ ἀϑάνατοί εἰσι, καὶ οἱ ἄνϑρωποι ϑνητοί· οἱ μὲν μακάριοι, οἱ δὲ ἄϑλιοί εἰσιν· οἱ μὲν δυνατοί, οἱ δὲ οὐ δυνατοί εἰσιν. Hesíodo fue el primero en organizar el mundo mítico griego. En sus poemas Teogonía y Los trabajos y los días estableció una genealogía de los dioses y explicó míticamente la realidad humana: cuatro razas de hombres ha habido desde el principio de los tiempos. καὶ οἱ ϑεοὶ καὶ αἱ ϑεαὶ ἀεί βασιλεύουσιν. πρῶτον μὲν ὁ Κρόνος βασιλεύει καὶ τὸν χρύσεον ἄνϑρωπον ποιεῖ. οἱ χρύσεοι ἄνϑρωποί εἰσι μακάριοι· τὸν πόνον οὐ γιγνώσκουσι, καὶ ἡ γῆ φέρει ἀγαϑὴν τροφὴν. τέλος δὲ ὁ ϑάνατος οὐκ ἔχει τὸν χρύσεον ἄνϑρωπον, ἀλλὰ ὁ ὔπνος ἔχει. δεύτερον δὲ ὁ ϑεὸς τὸν ἀργύρεον ἄνϑρωπον ποιεῖ, ἀλλὰ οἱ ἀργύρεοι ἄνϑρωποι τὸν ϑεὸν οὐ ϑεραπεύουσιν. οἱ ϑεοὶ καὶ αἱ ϑεαὶ κατὰ γῆν κρύπτουσι τὸν ἀργύρεον ἄνϑρωπον. τρίτον δὲ ὁ Ζεὺς τὸν χάλκεον ἄνϑρωπον ποιεῖ. Οἱ χάλκεοι ἄνϑρωποι ἀδικοί εἰσι καὶ τὸν πόλεμον ἐϑέλουσιν· ὁ ἄνϑρωπος τὸν ἄνϑρωπον κτείνει. ἔπειτα δὲ ὁ Ζεὺς τὸν δίκαιον ἄνϑρωπον ποιεῖ· οἱ γὰρ ἡμίϑεοί εἰσιν. οἱ ἡμίϑεοι δυνατοί εἰσι καὶ οἱ ϑεοὶ φόβον ἔχουσιν. οἱ οὖν ϑεοὶ τὸν πόλεμον φέρουσιν. ὁ οὖν δεινὸς πόλεμος τὸν δίκαιον ἄνϑρωπον κτείνει. τέλος δὲ οἱ σιδήρεοι ἄνϑρωποι τὴν γῆν οἰκοῦσιν. χαλεπὸν βίον ἔχουσιν ἐν τῇ γῇ. La raza de los hombres sufre un proceso de degeneración desde su áurea cración por Cronos hasta la fatigosa y doliente edad de hierro. Por el contrario, la sucesión divina puede representar un proceso civilizador. Al primigenio Urano va a suceder, tras un brutal enfrentamiento por el poder, su hijo Cronos, una divinidad un poco más cercana a los rasgos antropomórficos tan queridos para los griegos. (Ver explicaciones y actividades infra) ὁ Οὐρανὸς καὶ ἡ Γῆ υἱοὺς τίκτουσι, ἀλλὰ ὁ Οὐρανὸς τοὺς υἱοὺς ἐν τῇ Γῇ κρύπτει καὶ τῆν Γῆν ὀργίζει. ὁ Κρόνος υἱὸς τοῦ Οὐρανοῦ καὶ τῆς Γῆς ἐστιν· ὁ Κρόνος δεινός ἐστιν. ἡ οὖν Γῆ ἅρπην ποιεῖ καὶ τὸν Κρόνον πείϑει. πρῶτον μὲν ὁ Κρόνος τὴν ἅρπην λαμβάνει καὶ τὴν τῆς Γῆς βουλὴν ἀκούει· ἔπειτα δὲ τὰ τοῦ Οὐρανοῦ αἰδοῖα τέμνει καὶ εἰς τὸν πόντον ῥίπτει. ὁ τοῦ πόντου ἀφρὸς τὴν Ἀφροδίτην ἐκεῖ τίκτει. - Explicaciones gramaticales y actividades. Siempre que nos enfrentamos a la traducción de un texto, es necesaria una labor previa: se trata de determinar los rasgos morfológicos de los diferentes sintagmas para asignarles su valor sintáctico: del acierto en este análisis morfosintáctico dependerá decisivamente el grado de corrección de la traducción. Tomando como referencia la primera oración, vamos a exponer cuáles son las pautas que se deben seguir. El verbo es el núcleo de cualquier oración; en consecuencia, su detección ha de ser nuestro punto de partida: en la primera oración encontramos tres sintagmas cuyas terminaciones nos permiten identificarlos como verbos: τίκτουσι (3a pers. pl.), κρύπτει y ὀργίζει (3a pers. sg.); estos verbos están relacionados entre sí por medio de las conjunciones ἀλλά (adversativa) y καί (copulativa). Después de localizar los sintagmas verbales, debemos buscar su sujeto. Como entre sujeto y verbo siempre existe concordancia en número y persona, el sujeto de τίκτουσι habrá de estar expresado por un sustantivo en nominativo (el caso de la función de sujeto) plural o por más de uno en nominativo singular: ὁ Οὐρανὸς καὶ ἡ Γῆ; y el de κρύπτει καὶ ὀργίζει por un sustantivo en nominativo singular: ὁ Οὐρανός. Una vez establecida la relación predicativa entre sujeto y verbo, hay que analizar los restantes sintagmas: τοὺς υἱούς, τὴν Γῆν son acusativos, luego cumplirán la función de complemento directo en sus respectivas oraciones; el sintagma preposicional ἐν τῇ Γῇ, por su parte, es complemento circunstancial. Llegados a este punto, con la ayuda del vocabulario y respetando el análisis efectuado, estamos en condiciones de traducir: 'Urano y Gea engendran hijos, pero Urano oculta a los hijos en (el interior de) Gea e irrita a Gea'. 10
  • 11. Actividades: 1. Lee en voz alta el texto. 2. Analiza morfosintácticamente las oraciones del texto y tradúcelas. 1.4. Lengua griega: El griego: Una lengua flexiva. La declinación temática (Sustantivos y adjetivos. El artículo). Función de los casos. El presente de indicativo (voz activa). - EL GRIEGO: UNA LENGUA FLEXIVA. El griego, como el latín, es una lengua flexiva. Se produce una variación en las terminaciones de los sintagmas nominales y verbales: este procedimiento se llama flexión. Las variaciones que se dan en los sustantivos y adjetivos constituyen la declinación; las modificaciones de los verbos conforman la conjugación. - LA DECLINACIÓN TEMÁTICA. - SUSTANTIVOS Y ADJETIVOS. Sustantivos: Singular Plural masc./fem. neutro masc./fem. neutro nominativo ἀγρ-ός βιβλί-ον ἀγρ-οί βιβλί-α vocativo ἀγρ-έ βιβλί-ον ἀγρ-οί βιβλί-α acusativo ἀγρ-όν βιβλί-ον ἀγρ-ούς βιβλί-α genitivo ἀγρ-οῦ βιβλί-ου ἀγρ-ῶν βιβλί-ων dativo ἀγρ-ῷ βιβλί-ῳ ἀγρ-οῖς βιβλί-οις Adjetivos: – De dos terminaciones (-ος, -ον): Se declinan como los sustantivos en -ο; el género masculino y el femenino tienen la misma forma. singular plural masc./fem. neutro masc./fem. neutro nominativo βροτ-ός βροτ-όν βροτ-οί βροτ-ά vocativo βροτ-έ βροτ-όν βροτ-οί βροτ-ά acusativo βροτ-όν βροτ-όν βροτ-ούς βροτ-ά genitivo βροτ-οῦ βροτ-οῦ βροτ-ῶν βροτ-ῶν dativo βροτ-ῷ βροτ-ῷ βροτ-οῖς βροτ-οῖς - EL ARTÍCULO. singular plural masc. fem. neutro masc. fem. neutro nominativo ὁ ἡ τό οἱ αἱ τά acusativo τόν τήν τό τούς τάς τά genitivo τοῦ τῆς τοῦ τῶν τῶν τῶν dativo τῷ τῇ τῷ τοῖς ταῖς τοῖς 11
  • 12. - FUNCIÓN DE LOS CASOS. casos ejemplos El nominativo: Realiza las funciones de sujeto y de atributo; también puede ser predicativo del sujeto. Ὁ ἴππος ἐστι μικρός. El caballo es pequeño. El vocativo: Equivale a una exclamación. Ὦ θεοί, πιστεύομεν ὑμῖν. ¡Oh dioses! Confiamos en vosotros. El acusativo: Es el caso del complemento directo; también puede expresar, precedido de una preposición, el lugar hacia donde nos dirigimos; también puede ser predicativo del complemento directo. Ὁ ἀγρὸς καρπούς φέρει. El campo produce frutos. Ὁ γεωργὸς εἰς τὸν ἀγρρὸν βαίνει. El campesino anda hacia el campo. El genitivo: Es el caso del complemento del nombre; precedido de preposición puede expresar diversos complementos circunstanciales. Ὁ οἶκος τοῦ διδάσκαλου μέγας ἐστιν. La casa del maestro es grande. Ἐγὼ ἐκ τοῦ ἱπποδρόμυο ἐκβαίνω. Yo salgo del hipódromo. El dativo: Es el caso del complemento indirecto; precedido de preposición puede hacer la función de complemento circunstancial, para expresar el lugar donde nos encontramos y el valor instrumental Σὺ τὸ δῶρον τῷ υἱῷ δίδως. Tú ofreces el regalo a tu hijo. Οἱ γεωργοὶ ἐν τοῖς ἀγροῖς σὺν τοῖς ἵπποις γεωργοῦσιν. Los campesinos trabajan en los campos con caballos. - EL PRESENTE DE INDICATIVO. Verbo temático Verbo atemático φέρω “llevar” εἰμί “ser, estar” 1ª ἐγώ φέρ-ω εἰμί sg.2ª σύ φέρ-εις εἶ 3ª αὐτός2 φέρ-ει ἐστί(ν) 1ª ἡμεῖς φέρ-ομεν ἐσμέν pl.2ª ὑμεῖς φέρ-ετε ἐστέ 3ª αὐτοί φέρ-ουσι εἰσί(ν) – Paradigma de presentes de indicativo atemáticos: τίθημι “colocar” δίδωμι “dar” φημί “decir” 1ª τίθημι δίδωμι φημί sg.2ª τίθης δίδως φής 3ª τίθησι δίδωσι(ν) φησί(ν) 1ª τίθεμεν δίδομεν φαμέν pl.2ª τίθετε δίδοτε φατέ 3ª τιθέασι(ν) διδόασι φασί(ν) 1.5. Léxico griego. 1.5.1. Familias semánticas: Dioses, héroes, seres y lugares mitológicos. Ἀδράστεια –ας: Adrastea. Ἀθηνᾶ ᾶς, ἡ; Atenea (diosa de la inteligencia y protectora de la ciudad de Atenas). Ἅιδης –ου: Hades (infierno). Αἴολος, -ου: Eolo, padre de Sísifo. Ἀληκτώ -οῦς: Alecto. Ἀλκμήνῃ: Ἀλκμήνη,ης: Alcmena, concibió a Heracles de Zeus. Ἀμαλθεία –ας: Amaltea (la cabra que fue nodriza de Zeus). Ἀμμων, ωνος: Amón, un adivino. Ἀμφιτρύων, ωνος: Anfitrión, rey de Micenas, esposo de Alcmena, la madre de Heracles. Ἀνδρομέδαν: Ἀνδρομέδα-ης: Andrómeda. Ἀνθεμοῦς, -οῦντος, m.: Antemunte. Ἀντιόπη-ης ἡ Antíope, madre de Anfión y Zetho y esposa de Teseo. Ἀπόλλων –ωνος, ὁ: Apolo (hermano gemelo de Ártemis, dios de la adivinización y de la música, director del coro de la musas). 2 El pronombre personal de tercera persona carece de nominativo; en su lugar se usan los demostrativos αὖτός, ἐκεῖνος, αὐτός. 12
  • 13. Ἄργης –ου: Arges. Ἄρης, Ἀρέος, ὁ: Ares (dios de la guerra). Ἄρτεμις –ιδος, ἡ: Ártemis (hija de Zeus y Leto; hermana gemela de Apolo). Ἀφροδίτη, -ης, ἡ: Afrodita. Ἀχιλλεύς-εως ὀ Aquiles, etimológicamente “sin-labios” Βράγχος –ου, ὁ Branco (hijo de un héroe originario de Delfos. Fue amado por Apolo; aquel erigió un altar a Apolo con la advocación de Amigo y este le concedió el don de la adivinación. Branco fundó un oráculo en Βριάρεως –εω (declinación ática): Briáreo. Βρόντης –ου: Brontes. Γηρυόνης, -ου, m.: Gerión. Γῆ, Γῆς: Gea, la tierra (madre de los Titanes). Γηρυόνου: Γηρυών, ονος: Gerión. Δάφνη –ης, ἡ Dafne (ninfa amada por Apolo; era hija del río de Tesalia Peneo. Perseguida por Apolo huyó hasta que, a punto de ser alcanzada, suplicó a su padre que la transformase y fue convertida en laurel, la planta predilecta de Apolo desde entonces). Δανάη-ης ἡ: Dánae, hija de Acrisio y madre de Perseo. Δευκαλíων –ωνος, ὁ: Deucalión (hijo de Prometeo, rey de Tesalia). Δημήτηρ, τρος: Deméter, diosa de las fuerzas de la naturaleza, especialmente de las labores agrícolas. Διονύσος –ου, ὁ: Dioniso (hijo de Zeus y Sémele, dios del vino; símbolo de las fuezas productoras de la tierra). Διώνη –ης: Dione. Ἐπιμηθεύς -έως, ὁ: Epimeteo (hermano de Prometeo). Ἔρως –ωτος, ὁ Eros (dios del amor). Ἑρμιονεύς, εως: Hermione, la hija de Menelao. Εὐρώπη, -ης, f.: Europa. Εὐρυδίκη-ης, ἡ: Eurídice (dríade –ninfa de las encinas-esposa de Orfeo). Εὐρυμέδη, -ης: Eurimede, madre de Belerofonte. Εὐρυτίων, -ωνος, m.: Euritión, el pastor de las vacas de Gerión. Εὐρυσθεύς -έως, ὁ: Euristeo (rey de Tirinto, Heracles realizó los trabajos por mandato de este). Ἐφινύς -ύος: Erinias (diosas de la venganza que estaban encargadas de castigar los crímenes de los hombres). Ἐχίδνα, -ης, f.: Equidna. Monstruo mezcla de mujer y serpiente. Ζεύς, Διός: Zeus (el padre de los dioses; dios del cielo). Ἣλιος, -ου, m.: Helios, dios del sol. Ἥρα –ας, ἡ: Hera (hija de Crono y Rea y esposa de Zeus; es la gran deidad femenina del Olimpo). Ἡρακλῆς -έους, ὁ: Herαcles (hijo de Zeus famoso por sus hazañas; realizó los doce trabajos por mandato de Euristeo, rey de Tirinto). Εμῆς -ου, ὁ: Hermes. Εὐρυάλη: Εὐριάλη, ης: Euríale. Ἡφαῖστος –ου, ὁ: Hefesto (dios del fuego y los metales). Θεία –ας: Tea. Θέμις –ιδος/-ιτος: Temis (diosa de la justicia que preside el orden de todas las cosas). Θεσπίου: Héroe epónimo de la ciudad beocia de Tespias; ayuda a Heracles después de matar a los hijos de Mégara. Θέτις –ιδος, ἡ: Tetis (madre de Aquiles). Θόας, Θόαντος: Toante, padre de Hipsípila. Ἰαπετός –οῦ: Jápeto (padre de Atlas y Prometeo). Ἰόλαος- ου : Hijo de Ificles, hermanastro de Heracles. Κάδμος-ου ὁ Cadmo, fundador de Tebas, hijo del rey de Fenicia Agénor y de Harmonía, cuyas bodas, en presencia de los dioses, cantaron las Musas. Καλλιόπη –ης, ἡ: Calíope (musa de la poesía épica y de la elocuencia). Καλλιρρόη, -ης, f.: Calírroe, madre de Gerión. Κάμπη –ης: Campe (ser monstruoso de sexo femenino al que Crono le había encomendado la custodia de los Titanes y los Hecatonquiros encerrados en el Tártaro). Κασσιέπεια: Κασσιέπεια-ας: Casiopea. Κέκροψ-οπος ὁ ; nacido de la tierra, según la tradición, fue el primer rey de Atenas. Κηφεύς: Κεφέυς-έως: Cefeo. Κοῖος –ου: Ceo. Κόττος –ου: Coto. Κραναός-ου ὁ Cranao, antiguo rey de Atenas Κρεῖος –ου: Crío Κρόνος –ου· Crono (padre de los dioses olímpicos). Κύκλωψ –οπος: Cíclope. Λάιος, ου, ὁ: Layo (padre de Edipo); Λήδας Λήηα-ης ἡ Leda, madre de Cástor y Pólux, los Dioscuros transformados en constelaciones en el cielo. Λητῶ-οῦς ἡ: Leto, madre de Apolo y Ártemis. Λίνος –ου, ὁ: Lino (cantor de Tebas, hijo de Calíope y Apolo o según otros de Terpsícore; inventor del ritmo y de la melodía, fue maestro de Orfeo). Μαία-ας ἡ Maya, hija de Atlante Ἀτλαντίδος y madre de Hermes. Μέγαιρα –ας : Megera. Μεγάρας: Hija de Creonte, rey de Tebas, la dio como esposa a Heracles por su victoria sobre los minias. Μέδουσα, ης: Medusa. Μενοίτης, -ου, m.: Menetes, pastor de Hades. Μελισσεύς -έως: Meliseo (rey de Creta en el momento del nacimiento de Zeus). Μερόπη, -ης: Mérope, hija de Atlante. Μῆτις –ιος: Metis (diosa de la sabiduría y la astucia). Μνημοσύνη –ης: Mnemósine (madre de las nueve musas). Νηρείς-ιδος ἡ: Nereida, ninfas marinas hijas de Nereo y Doris. Νιόβη-ης ἡ Níobe, hija de Tántalo y de Anfión. Οἰάγρος –ου, ὁ: Eagro (padre de Orfeo y rey de Tracia). Οἰδίπους, ποδος, ὁ: Edipo; Ὄρθος, -ου, m.: Orto, el perro de Euritión. Ὀρφεὺς-έως, ὁ: Orfeo (poeta y músico griego; al sonido de su voz y de su lira, los ríos suspendían su curso y las fieras se amansaban). Οὐρανός –οῦ: Urano (padre de los Titanes). Πάν, -νός: Pan, fauno que vive en el campo y las montañas. Πανδώρα –ας, ἡ: Pandora (la primera mujer, fabricada por Hefesto). Πανδροσείῳ: Pandroso era hija de Cécrope y de Aglauros y era venerada en la acrópolis. Περίβοια, ας, ἡ: Peribea (esposa del rey de Corinto que recogió y educó a Edipo); Περσεφόνη, ης: Perséfone, hija de Deméter y Zeus que fue raptada por Plutón. 13
  • 14. Πήγασος, ου: Pegaso. Πηλέυς-εως ὁ Peleo, hijo de Eaco, rey de Egina y padre de Aquiles. Πλούτων –ονος: Plutón (dios de los infiernos). Πόλυβος, ου, ὁ: Pólibo (rey de Corinto que educó a Edipo niño). Πολυφόντης, ου, ὁ: Polifontes (hijo de Autófono uno de los cincuenta jefes tebanos que prepararon una emboscada a Tideo: un hijo de Peribea que casó en segundas nupcias tras la muerte de Pólibo. Ποσειδῶν -ῶνος: Poseidón (dios del mar; hermano de Zeús lo ayudó a destronar a su padre Cronos). Προῖτος: Προῖτος, ου: Preto, rey de Tirinto, hermano de Acrisio. Προμεθεύς -έως, ὁ: Prometeo (Titán creador y benefactor de los hombres). Πύθων, ωνος: Pitón, la serpiente que mató Apolo. Luego su sacerdotisa se llamó así. Πύρρα –ας, ἡ: Pirra. Ῥέα –ας: Rea (mujer de Crono y madre de los dioses olímpicos). Σεμέλη-ης ἡ: hija de Cadmo, concibió a Dioniso de Zeus. Σθενὼ: Σθενώ, ους: Esteno. Σίσυφος, -ου: Sísifo, padre de Glauco. Στερόπης –ου: Estéropes. Τάρταρος –ου: Tártaro (lugar subterráneo en el fondo de los Infiernos). Τειρεσίας, ου: Tiresias, célebre adivino de Tebas, al que había cegado Hera por haberle sorprendido en el baño. Tηθύς -ύος: Tetis (esposa de Océano). Τηλεβόαι, ῶν: Teléboas, pueblo mítico de Acarnania. Τισιφόνη –ης: Tisífone. Τιτάν -ᾶνος: Titán (cada uno de los dioses hijos de Urano y Gea). Τυφῶν-ῶνος: Monstruo que luchó contra Zeus y, vencido, yace castigado bajo el volcán Etna que vomita su rabiosa lava. Ὑάκινθος -ου, ὁ: Jacinto (era un hermoso joven amado por el dios Apolo. Este y su amante estaban jugando a lanzarse el disco el uno al otro, cuando Apolo, para demostrar su poder e impresionar a Jacinto, lo lanzó con todas sus fuerzas. Jacinto, para impresionar a su vez a Apolo, intentó atraparlo, pero fue golpeado por el disco y cayó muerto; de la sangre derramada del joven brotó la flor del jacinto). Τρίτων –ωνος, ὁ: Tritón. Φαέθων-οντος: Faetonte, nombre que significa “el resplandeciente” Φοίβη –ης: Febe. Χείρων-ονος ὁ, Quirón, nombre del centauro del monte Pelión, en Tesalia, hijo de Filyra y Cronos, protector y amigo de Peleo, enseña a su hijo Aquiles el arte de curar de Asclepio; presa de una herida incurable cambia su inmortalidad a Prometeo Χίμαιρα, -ας: Quimera, monstruo al que se enfrentó Belerofonte Χρυσάωρ: Ξρυσάωρ, όρος: Crisaor, padre de Gerión, que nació de la sangre de Medusa al ser decapitada por Perseo.. ῾Υπερίων –ονος: Hiperión (padre de Helios y Selene). Ὑψιπύλη, -ης: Hipsípila, mujer que gobernaba a las lemnias. Ὠκεανός –οῦ: Océano (hijo de Urano y Gea, dios del mar). Actividad: Señala los doce dioses olímpicos y busca una breve información sobre cada uno de ellos. 1.5.2. Helenismos: Elementos de la Naturaleza. Étimo Formante Significado Ejemplo Ἀήρ ἀήρος, ἡ aer-o- aire aeronáutica Γῆ γῆς, ἡ ge-o- tierra geografía Ὕδωρ ὕδατος, τό -hidr- agua hidroesfera Πῦρ πυρός, τό pir-o- fuego, fiebre pirómano Κόσμος -ου, ὁ -cosmo- universo, orden cosmogonía Ἥλιος -όυ, ὁ -heli-o- sol perihelio Ἄνεμος -ου, ὁ anemo- viento anemómetro Ὅρος -ους, τό oro- montaña orografía φῶς φωτός, τό foto- luz fotofobia Σεισμός -οῦ, ὁ sism-o-/seism- terremoto sísmico Θάλασσα -ης, ἡ talas-o- mar talasoterapia Actividad: Define los helenismos siguientes y relaciónalos con las palabras griegas estudiadas: 1. Fotografía 2. Orogenia 3. Geometría 4. Hidroeléctrico 5. Helioscopio 6. Anemografía 7. Aerostático 8. Talasocracia 9. Cosmonauta 10. Pirotecnia 11. Geomagnetismo 12. Sismógrafo. 14
  • 15. APÉNDICE. La escritura de la lengua griega: Desde sus primeros testimonios hasta la difusión del libro impreso. 1. Los primeros sistemas de escritura. Antecedentes del alfabeto griego. La difusión de un sistema de escritura alfabético supuso una enorme revolución cultural para el ser humano, pues le dotó de un instrumento práctico con el que poder dejar constancia escrita de las cosas, expresar sus ideas y comunicarse con sus congéneres de una forma mucho más sencilla de lo que lo venía haciendo hasta ese momento. Sin embargo, hasta llegar a la escritura alfabética nos encontramos con otros sistemas de comunicación escrita utilizados por el hombre desde finales del IV milenio a. C. A aquellos de mayor difusión y trascendencia dedicaremos unas breves palabras en los siguientes párrafos. Así, nos encontramos en primer lugar con los jeroglíficos, inventados por los egipcios, y el sistema cuneiforme, de amplio uso en Mesopotamia (sumerios, acadios o hititas lo utilizaron). En ambos casos, una serie de ideogramas y pictogramas —en algunas escrituras cuneiformes estos lle-garon a rondar los 2000— representaban objetos y palabras, no realidades fonéticas. Si avanzamos un poco más en el tiempo (primera mitad del segundo milenio a. C.), vemos ya una fase más evolucionada, en la que se emplea un sistema silábico: determinados signos representan ya no ideas sino realidades fonéticas, en este caso sílabas. De esta manera, nos encontramos silabarios como el proto-semítico, antecedente directo del fenicio, o los denominados Lineal A, aún sin descifrar en su totalidad, y Lineal B. El silabario cretense Lineal A es la lengua en que estaban escritos los distintos registros de la administración de los palacios minoicos (aprox. 1700-1450 a. C.), aunque tampoco debemos dejar de pensar en cierta moti-vación religiosa en su empleo. Un número significativo de sus signos (más de sesenta) fue tomado de la tradición cultural antiguo-europea, y a ellos se les añadieron otros, autóctonos cretenses, hasta completar un sila-bario difícil de analizar e interpretar. El misterio que ha rodeado a la cul-tura y la lengua jeroglífica y silábica cretenses ha ido poco a poco despe-jándose, sobre todo gracias al desciframiento del Lineal B, pero sigue sien-do una asignatura pendiente para historiadores y lingüistas. Este silabario, el Lineal A, fue en efecto el único sistema de escritura al que tuvieron acceso los micénicos cuando establecieron sus centros de poder tras la caída del mundo minoico. A partir de ahí, la relación entre ambos sistemas silábicos parece evidente: el Lineal B es el resultado de la adaptación de los signos cretenses a la lengua griega micénica (como de-muestran las numerosas coincidencias gráficas entre ambos sistemas —más de cincuenta—), pero enriquecido posteriormente con elementos he-lénicos hasta adquirir su identidad propia. El Lineal B, pues, documentado entre los años 1450 y 1250 a. C. tanto en Creta como en suelo continental griego (Tebas, Tirinto o Micenas), puede considerarse el sistema lingüístico descifrado más antiguo en len-gua griega. Las tablillas que han transmitido esta lengua, la inmensa mayoría de ellas de contenido administrativo y en forma de listados, suponen, según estamos viendo, el primer paso conducente hacia la lengua griega que ha-bría de aflorar unos quinientos años más tarde en su vertiente literaria y que alcanzaría fama inmortal de inmediato gracias a sus composiciones épicas. Con todo, debe quedar bien claro que este Lineal B sigue siendo un si-labario formado por unos noventa signos y que se ve completado por ideogramas y otros signos auxiliares. Nos encontramos aún, pues, en una fase anterior a la de la escritura alfabética, etapa que constituirá aquí el objeto principal de nuestro análisis. En efecto, la creación de un sistema alfabético, o lo que es lo mismo, de un conjunto reducido de signos que permite un empleo relativamente sen-cillo y con ello una comunicación más fluida que los incómodos y casi ina-barcables sistemas anteriores pictográficos o silábicos, requiere su tiempo. Así, por ejemplo, los primeros alfabetos conocidos constaban únicamente de consonantes, tal como puede apreciarse en el silabario o escritura de Biblos (inic. II milenio a. C.), aún por descifrar en su totalidad, y que es sin duda uno de los testimonios fenicios más antiguos conservados, a caballo todavía entre el sistema silábico y el alfabético-consonántico. Fueron los fenicios, junto a otros pueblos de la zona sirio-palestina, quienes desarrollaron por primera vez un embrión de lo que podríamos llamar sistema de escritura alfabético allá por la primera mitad del segundo milenio a. C.; de ello poseemos varios testimonios escritos, entre los que destaca el denominado fragmento de Abdo, datado en los siglos XVII-XVI a. C., como el más antiguo de todos. A partir de ahí, la tradición ha querido que el alfabeto fenicio sea el primero conocido en su totalidad, pero de ningún modo podemos olvidar la existencia de sistemas gráficos paralelos en su entorno geográfico; con todo, hablamos de él como el germen del resto de alfabetos. En cuanto a los orígenes de ese primer sistema alfabético consonántico fenicio, la hipótesis más aceptada es que no podemos mirar a una única dirección ni mucho menos pensar en una creación ex nihilo. La zona en que se desarrolló, Oriente Próximo, era ya un área propicia para el comer-cio y los intercambios culturales y por esa vía penetraban los sistemas grá-ficos usados en otras partes del mundo conocido. En efecto, las primeras escrituras consonánticas tomaron elementos procedentes de varios sistemas de escritura: el cuneiforme, el jeroglífico egipcio y los silabarios (el minoico Lineal A y el micénico Lineal B), aparte de ciertos signos gráficos procedentes de otros alfabetos semíticos, como la llamada escritura del Sinaí, de desarrollo contemporáneo. Fruto de todo ello es un producto único, que prescinde por primera vez de ideogramas y que 85 La escritura de la lengua griega ofrece como principal novedad una brutal disminución del número de caracteres. 15
  • 16. 2. El alfabeto griego. Primeros testimonios. En nuestro recorrido por el mundo griego nos habíamos quedado en la época de dominio de los palacios micénicos, que utilizaban su escritura silábica Lineal B esencialmente con fines de contabilidad y registro. Pues bien, ese mundo micénico llegará a su fin aproximadamente en el año 1200 a. C., tal como lo había hecho con anterioridad el período minoico en torno al 1380 (fecha tomada por ser la de la destrucción del palacio cretense de Cnosos). Ocurre entonces que a partir de ese siglo XII el mundo griego da un gi-ro radical, coincidiendo con la invasión de los dorios, pueblo eminente-mente guerrero y con nula dedicación a cualquier forma de expresión ar-tística, incluida la práctica de la escritura. Así las cosas, posiblemente por no haber sobrepasado el ámbito de influencia más allá de la vida palacie-ga, desaparece de suelo heleno todo rastro escrito hasta que, casi de im-proviso, nos topamos a mediados del siglo VII a. C. con un alto número de testimonios de un floreciente y asentado sistema alfabético griego. Los próximos párrafos intentarán trazar las líneas generales del proceso me-diante el cual los griegos adquirieron ese alfabeto, inmersos como estaban en plena «Edad Oscura». A la luz de los múltiples estudios realizados parece evidente que los orígenes del alfabeto griego se hallan en ese alfabeto consonántico fenicio de tan variadas influencias que mencionamos unos párrafos atrás. En este sentido, las propias fuentes griegas suelen referirse a los fenicios como los creadores o, en todo caso, transmisores primeros de las letras entre los griegos. Pese a este intento, la norma no fue seguida a rajatabla en todas las regiones griegas y durante algún tiempo siguieron Empecemos por situar cronológicamente la cuestión. Así, podemos afirmar que ya a mediados del siglo VIII a.C. el empleo del sistema alfabé-tico se había consolidado, yendo más allá de sus posibles primeros moti-vos comerciales. Algo más de un siglo antes de esa fecha, sin embargo, ha sido datada una inscripción hallada en Creta, cerca de Cnosos, escrita de derecha a izquierda en un alfabeto griego muy cercano al alfabeto feni-cio. Esta escritura cretense, así pues, puede ser considerada la primera escritura griega alfabética por delante del famoso vaso del Dipilón de Atenas (datado en el 720 a. C.) o de la inscripción rupestre de Tera (s. VII a.C.), es-crita en bustrófedon, es decir, combinando líneas de derecha a izquierda y de izquierda a derecha. Por otro lado, todos estos testimonios regionales que irán apareciendo hasta aproximadamente el siglo V a. C. muestran diferencias significativas entre sí, señal inequívoca de la etapa decisiva que estamos viviendo: la adaptación del alfabeto fenicio al griego, que aparecerá consolidado y bajo su forma definitiva ya en plena época clásica. Dentro de ese proceso, sin duda alguna, la gran aportación del alfabeto griego fue la consignación de las vocales, hecho que lo convirtió en un instrumento con unas posibilidades infinitas para la comunicación y po-tenció su posterior influencia en los sistemas de escritura de otros pueblos, entre ellos el latino. Estas vocales, ha de ser reseñado, aparecen ya direc-tamente en las primeras variantes alfabéticas regionales señaladas, mues-tra de la necesidad que los griegos apreciaron de adaptar a su lengua un sistema, el fenicio, carente de sonidos vocálicos definidos. Así pues, el alfabeto griego quedó configurado con sus 24 caracteres de la siguiente forma: once letras fueron tomadas directamente del alfabe-to fenicio (en griego β, γ, δ, ζ, κ, λ, μ, ν, π, ρ, τ); por otro lado, se crearon las cinco vocales breves (α, ε, ι, ο, υ) —ocupando el lugar de las semiconsonan-tes fenicias— y se añadieron con posterioridad las grafías de las vocales largas (η, ω); otras tres letras (θ, σ, ξ), por su parte, tienen su origen en transferencias de signos fenicios a sonidos griegos; ya por último, se in-trodujeron tres signos (φ, χ, ψ) que no existían en el alfabeto fenicio. A partir de ahí, la lengua y el alfabeto griegos comenzaron un camino imparable que propició el desarrollo cultural más importante conocido hasta la fecha en Occidente. Además, el sistema alfabético griego, ya ple-namente asentado, se extendió en cadena a otros pueblos de Italia, Asia Menor, Egipto y, en el siglo IX d. C., al mundo eslavo; estas culturas crea-ron sus propios alfabetos partiendo del griego: el latino, el copto, el ciríli-co,… Un comentario especial en esta sucesión merece Roma, quien, tras recibir el sistema de escritura griego a través de sus vecinos etruscos, se encargó de adaptarlo hasta crear el suyo propio, el alfabeto latino, poste-riormente difundido por multitud de países y continentes gracias al pode-roso proceso de romanización que vivieron los territorios por ella conquis-tados. 3. La evolución de la escritura griega hasta la aparición de los primeros testimonios manuscritos. Desde el momento en que quedó normalizado, como vimos, el uso es-crito de lo que hoy conocemos como alfabeto griego clásico a finales del siglo V a. C., son innumerables los testimonios que han llegado hasta no-sotros. De igual manera, variados son también los soportes (epigráficos, manuscritos, papiráceos,…) en que aquellos aparecen, así como las formas que presentan las letras griegas en cada uno de ellos. De inicio, debe quedar claro que el alfabeto griego comenzó teniendo únicamente letras mayúsculas. Tanto es así que no es hasta el siglo VII d. C. cuando, en la lengua corriente o intercaladas entre mayúsculas cursivas en los papiros, nos encontramos con las grafías de las letras minúsculas. Algo más, concretamente hasta mediados del s. IX, deberemos esperar para verlas ya en los códices manuscritos. En un intento por acotar nuestro campo de estudio una vez llegados a este punto, hemos optado por pasar revista únicamente a los tipos de letra que aparecen en los códices griegos, siendo plenamente conscientes del enorme sesgo que aplicamos a nuestro trabajo. Es más, incluso después de haber delimitado nuestras miras a este campo concreto, nos veremos obli-gados de nuevo a simplificar nuestra presentación, rehuyendo profundi-zar en muchas cuestiones, algunas de ellas aún sometidas a debate, pro-pias de la materia: dataciones, identificación de manos o individuación de escrituras. Así pues, nuestro objetivo será presentar, acompañados de sus caracte-rísticas paleográficas más significativas, los tipos de escritura manuscrita griega, identificados como tales, más importantes, tanto en mayúscula como en 16
  • 17. minúscula, hasta la llegada de la imprenta a mediados del siglo XV. Con ello esperamos ofrecer una visión general lo suficientemente es-clarecedora sobre el tema, dejando abiertas las puertas en todo momento a futuros estudios más exhaustivos y, sobre todo, buscando la complicidad y curiosidad del lector sobre estas cuestiones, no todo lo presentes que quizás debieran en los estudios sobre filología griega realizados en nuestro país. Así las cosas, puesto que no existen códices conservados que puedan ser fechados antes del siglo IV d.C., debemos hacer siquiera una mínima alusión a los datos que poseemos sobre la escritura griega durante todos esos largos siglos que arrancan en la época clásica ateniense. En ese senti-do, las principales fuentes son la epigráfica, por un lado, y la papirácea, que es la que más nos interesa por su cercanía a la tradición manuscrita, por otro. En cuanto a las fuentes epigráficas, de enorme importancia desde el punto de vista sociológico o lingüístico, su propia condición heterogénea dificulta sobremanera un estudio de conjunto. En lo que respecta a la in-formación que aportan al estudio de la evolución de la caligrafía del grie-go, nos quedamos con la rigidez y uniformidad que caracterizan este tipo de textos, cuyas letras rara vez sobresalen de la caja de escritura preesta-blecida en cada contexto; tal es el caso de los textos en lápidas y estatuas o el de los decretos oficiales, cuya tipología se verá reflejada en la escritura documental y libraria. A un lado debemos dejar, por último, los grafitis y demás inscripciones de origen privado, cuyas formas pueden ser, en con-secuencia, de lo más variopinto. La cuestión de la escritura en los papiros griegos, por su parte, ha sido recientemente tratada por G. Cavallo, en una obra que ofrece un amplio análisis sobre la cuestión acompañado del correspondiente repertorio de imágenes. Así, sabemos que no existen testimonios papiráceos datados hasta la segunda mitad del siglo IV y los inicios del siglo III a.C. En esos primeros documentos se aprecia una escritura que anticipa algunas, no muchas, características propias de la escritura posterior, con ciertos atisbos ya de inclinación hacia la derecha y un ductus o forma de trazar las letras algo más veloz que en la escritura epigráfica. La conclusión general que alcanzamos a extraer de estos primeros tes-timonios es que aún no podemos hablar de escrituras tipificadas (en todo caso, de estilo de las inscripciones o modelos epigráficos, según apunta Canart). Conforme avanzan los siglos, sin embargo, la escritura libraria va ad-quiriendo formas propias, ciertamente diferentes a las de la escritura do-cumental y, sobre todo, alejadas de los rígidos modelos epigráficos que hasta el momento casi había reproducido. Así, en los últimos siglos antes de Cristo pueden observarse distintas caligrafías que superan ya la uni-formidad anterior; de esta manera, algunos escribas utilizan grafías re-dondas u ovales —casi inexistentes hasta la fecha—, así como contrastes entre las formas y el espesor de las letras (pudiéndose distinguir entre le-tras largas y estrechas) o incluso ornamentos como los ápices, de uso muy extendido en la época y elemento que otorga una seña de identidad propia al texto rico en ellos. Podemos hablar incluso, en los siglos I a.C y I d.C., de la existencia de un estilo relativamente bien definido, denominado épsilon theta, marcado por la ligadura de estas dos letras o el empleo de ápices, aunque no muy marcados. Una vez desaparecido este estilo, los primeros tres siglos de nuestra era muestran escrituras difícilmente reducibles a una tipificación, siendo un elemento muy extendido la presencia, ya comentada, de numerosos ápices así como de unas letras que tienden a presentar un aspecto redondo. Antes de desembarcar en el terreno de las mayúsculas presentes en los códices manuscritos a partir del siglo IV d. C., simplemente nos queda por reseñar la llamada mayúscula baquilídea, posible anticipo de la posterior ojival y sin duda la escritura más típica de esta época (s. II-III d.C.). Entre sus características destacamos el contraste entre letras anchas y estrechas, una escritura vertical o ligeramente inclinada a la derecha, una ómicron muy pequeña y suspendida, o la ausencia total de ápices ornamentales. 4. El griego en la tradición manuscrita. La escritura mayúscula y sus tipos más extendidos. De esta forma llegamos por fin al análisis de la mayúscula de la tradi-ción manuscrita griega, en la que suelen distinguirse hasta cinco tipos distintos: bíblica, redonda o romana, copta o alejandrina, ojival o eslava y litúrgica. De cada una de ella, al igual que ofreceremos con las escrituras en minúscula, haremos un breve comentario de sus características más relevantes, remitiendo al lector al testimonio o testimonios manuscritos donde el canon en cuestión puede contemplarse en plenitud. 4.1. Mayúscula redonda o uncial romana. Se trata de una escritura redonda, caligráfica y refinada, propia de li-bros de lujo, en la que destacan, junto a la ausencia casi total de claroscuro o contraste en el grosor de los trazos, la psi y la my como las únicas letras que se salen de un perfecto sistema lineal de escritura, además de una épsi- 91 La escritura de la lengua griega lon semicircular a imagen de la sigma. Ejemplos de esta escritura están documentados desde mediados del siglo I d. C. hasta finales del II e inicios del III d. C. 4.2. Mayúscula bíblica. Claramente vinculada al triunfo definitivo del cristianismo, este tipo de letra fue la más utilizada desde mediados del siglo III d. C., época en que se sistematizó, hasta la primera mitad del s. VI, siendo su etapa de mayor esplendor el siglo IV, con la proliferación de códices de la Biblia. No obstante, encontramos sus primeros rastros ya a finales del s. II d. C. e incluso hay manuscritos que la contienen en las primeras décadas del s. IX. En esta etapa final se aprecian variantes, ligadas tanto a ambientes geográficos y culturales distintos (Egipto, Siria, Constantinopla, Europa Occidental,…) como a la progresiva evolución del canon (sobre todo, una mayor presencia de ornamentos y elementos decorativos). 17
  • 18. Se trata de una escritura cuadrada, muy sobria y de aspecto simplista, con formas rígidas, casi epigráficas, sin ornamentos y sin claroscuro. De su sistema bilineal apenas se salen algunas letras, como la phi, la rho o la psi. Destacan la alfa, con su primer trazo vertical recostado que casi impide ver el trazo horizontal intermedio, o la omega, de formas mucho más redondas que las demás letras. 4.3. Mayúscula alejandrina o uncial copta. Llamada así respectivamente por G. Cavallo, que la vincula con el am-biente alejandrino, y por J. Irigoin, que resalta su aparición en manuscritos greco-coptos, esta escritura, de la que encontramos sus primeros testimo-nios en algunos papiros de los siglos II-III d. C., quedó sistematizada en época más tardía (en torno al V-VI d. C.) y pervivió hasta el s. X, siendo especialmente usada en Egipto; una vez difundida la escritura minúscula, sirvió de mayúscula distintiva en títulos o escolios. En cuanto a sus rasgos más significativos, destaca por su verticalidad y por la presencia generalizada de trazos redondeados (cf. alfa, my, ypsilon), destacando unas enormes phi, psi y omega. Otras letras, por el contrario, aparecen casi cerradas, como la ómicron, épsilon o sigma. Profundizando en su análisis, suelen distinguirse dos subtipos, uno sin contraste (todas las letras se inscriben en un módulo cuadrado) y otro con contraste (gran dife-rencia entre unas letras ovales y otras más alargadas). Del mismo modo, se han analizado las diferencias entre los manuscritos griegos y los greco-coptos, habiéndose señalado sobre todo una mayor presencia del tipo con contraste en los primeros. 4.4. Mayúscula ojival o eslava. Con orígenes en escrituras presentes en papiros a caballo entre el s. II y el III d.C., este tipo de letra, ligeramente inclinada a la derecha, tuvo su momento de máxima perfección en torno al siglo V. A partir de ese mo-mento, va convirtiéndose en una escritura cada vez más artificial, si bien desde el s. VII una variante suya carente de su característica inclinación (posiblemente por influencia de la mayúscula bíblica), llamada ojival derecha, consigue gran difusión hasta el punto de permanecer en uso, de forma paralela a su matriz inclinada, hasta los primeros años del segundo milenio después de Cristo. Este canon presenta letras con formas largas (my, ny, pi, phi, omega) frente a otras ovoidales que a menudo sobresalen de su caja de escritura, tanto hacia arriba como hacia abajo (vid. rho, phi, ji, ypsilon) y en las que podemos ver ya muchos ápices ornamentales, especialmente adornando las terminaciones de la tau, tanto más numerosos cuanto más tardío sea el documento y más lejos se encuentre de la original escritura inclinada. 4.5. Mayúscula litúrgica. Este último canon surge en los siglos VII-VIII directamente a partir de la mayúscula bíblica (la omega, por ejemplo, es exactamente la misma), en una época en la que esta comenzaba a entrar en un desuso paulatino, pero también con influencias de la mayúscula ojival derecha. Por todo ello de-bemos esperar al siglo X para verla perfectamente constituida. Se trata, pues, de una escritura artificial que alterna letras redondas en módulo cuadrado (ny, ómicron, sigma) frente a otras insertas claramente en un módulo rectangular (rho, eta, dseta). Su uso litúrgico le imprime un tono solemne e hierático, en consonancia con su creación como respuesta al deseo de mantener las formas tradicionales que comenzaban a escasear. Una vez analizados los cinco tipos de escritura mayúscula tipificados, debemos trazar siquiera de manera sucinta la evolución sufrida por estos cánones hasta la imposición final de la letra minúscula, incluso su coexis-tencia con esta a partir del siglo IX d. C.27 Fue precisamente en esa época cuando desaparece la mayúscula bíblica, sin duda uno de los cánones más exitosos. Como hemos comentado, su sucesora, la litúrgica, se encargó de ocupar su lugar en los códices bíblico-litúrgicos que siguieron escribiéndose a partir de ese momento. Por su lado, las dos variantes de la mayúscula ojival (inclinada y derecha), también lograron sobrevivir al nacimiento de la minúscula, siendo utilizadas en puntos geográficos alejados entre sí como Constantinopla, el sur de Italia, Palestina o Asia Menor. Con todo, sin duda fue la mayúscula alejandrina la que más tiempo per-duró, asumiendo el principal rol destinado a la escritura mayúscula a par-tir del siglo IX: el de letra distintiva, principalmente en títulos o escolios dentro de unos códices escritos ya en minúscula, como aquellos en Perlsch-rift del siglo X de los que más adelante nos ocuparemos. Por último, fue-ron tipificados otros dos tipos de mayúsculas distintivas: la epigráfica, parecida a la letra de las inscripciones griegas tardías, y la constantinopolitana, claramente influida por la mayúscula bíblica. Así pues, como estamos diciendo, a partir del siglo IX asistimos al na-cimiento y posterior imposición de la escritura minúscula, que acabará presentándose bajo múltiples formas, muchas de ellas tipificadas. A estas cuestiones dedicaremos esta última parte de nuestro trabajo. 5. La escritura minúscula. Orígenes, popularización y escrituras tipificadas. Existe un consenso general a la hora de afirmar que la letra griega mi-núscula procede de la escritura mayúscula cursiva de los papiros documentales griegos tardíos. A partir de ahí, el profesor Cavallo añadió la idea, por lo común también aceptada, de la minúscula como una mezcla de la escritura cursiva latina y la mayúscula griega documental de las can-cillerías en época tardía (siglo IV d. C. en adelante). Desde ese momento, pues, fueron tomando forma las equivalentes mi-núsculas de las veinticuatro letras mayúsculas del alfabeto griego en un proceso que, sin duda, no fue flor de un día. De hecho, no es sino en el siglo VII cuando advertimos por primera vez la presencia de minúsculas griegas aisladas dentro de manuscritos en mayúscula30. 18
  • 19. Con todo, debe-remos esperar un par de siglos más para encontrarnos el códice griego datado más antiguo escrito en minúscula, el famoso Evangelio Uspensky (Ms. Leninopolit. Gr. 219), del año 835. A partir de ahí, la nueva grafía se extendió de un modo gradual hasta llegar a imponerse por completo. Se trataba, eso sí, de un «invento” para cultos al que no todos tenían acceso, pero que cumplía con varias premisas claves para su éxito: ofrecía la posibilidad de ser escrita con mayor rapidez al adaptarse mejor a la tendencia natural de la escritura y, sobre todo, pro-vocaba ahorro de espacio y, consecuentemente, de material escriptorio, al ocupar mucho menos espacio que la mayúscula. Pero sin duda alguna el hecho que otorgó a la minúscula el espaldarazo definitivo fue el proceso de transliteración (μεταχαρακτηρισμός), por el cual una gran selección de códices en mayúscula fue pasada a minúscula, acontecimiento por otra parte decisivo en la historia de la transmisión textual griega. Así las cosas, con la difusión de la minúscula nos encontramos con una gran variedad de escrituras, por supuesto no todas ellas tipificadas. En las siguientes páginas realizaremos un conciso recorrido por las más extendidas, significativas y marcadas. Seguiremos para ello las líneas generales marcadas en la clasificación temporal propuesta por E. Follieri y seguida, entre otros, por A. Bravo García. 5.1. Minúsculas desde el siglo IX hasta el año 915. Encontramos en esta primera etapa unas letras de trazado rígido, ligeramente inclinadas a la izquierda y con escasa presencia de mayúsculas intercaladas entre las minúsculas, señal de la imposición efectiva de la nueva grafía. Suelen distinguirse aquí seis escrituras bien tipificadas. En primer lugar tenemos la minúscula redonda o tipo Nicolás, llamada así por su copista, Nicolás Estudita, autor del antes citado Evangelio Uspensky. Se trata de una escritura en módulo pequeño o medio, ligeramente inclinada a la izquierda y con presencia de algunas ligaduras (alfa + tau + vocal; alfa + vocal; épsilon + ny). Como rasgo característico de su época, man-tiene la casi total ausencia de mayúsculas, con la excepción de los títulos. Otra escritura tipificada es la denominada minúscula oblonga, estudita o tipo Eustacio, de módulo más grande que la redonda, también inclinada a la izquierda, y con una ny de trazo angular muy característica. Recibe sus nombres por ser típica del monasterio constantinopolitano de Estudios (si bien no fue únicamente usada allí) o a partir de Eustacio, uno de los copis-tas que mejor la utilizó. Un tercer tipo, derivado del anterior, es la minúscula llamada tipo Anastasio, localizada en algunos manuscritos, casi todos procedentes de la Italia meridional, y que situamos entre los siglos IX y X. Se trata de una exageración en sus caracteres del tipo Eustacio sin demasiados rasgos pro-pios con la excepción, quizás, de unas beta, kappa, my y ny insertas en la estrechez de unos marcados trazos paralelos. Muy bien reconocible aparece, por su parte, la minúscula tipo colección filosófica, presente en un grupo de manuscritos con dicho contenido temático. En ella distinguimos unos signos diacríticos alargados que no vemos en otros códices, aunque su principal característica es la presencia de una especie de ápices terminales en algunas letras (kappa, tau, pi o my), que anticipan en cierta manera el posteriormente —siglo X— muy extendido tipo Bouletée. Letra de módulo pequeño y con cierta inclinación a la derecha, al con-trario que sus coetáneas, es el quinto tipo de estas primeras escrituras mi-núsculas, llamado precisamente tipo cursivizante a partir de tal rasgo distintivo. Por fin, como sexto y último tipo de este primer grupo debemos men-cionar la minúscula cuadrada, letra caligráfica y relativamente elegante que presenta un notable equilibrio entre su altura y su anchura. Recibe su denominación del trazo inferior cuadrado perfectamente visible en algu-nas letras (my, ny, kappa, alfa o ypsilon). 5.2. Minúsculas del siglo X. Algo posteriores en el tiempo, un segundo grupo de escrituras cubre el siglo X casi en su totalidad, mostrándose más evolucionadas que las pre-cedentes y con mayor presencia de letras mayúsculas. En cuanto a su as-pecto formal, observamos desde unas escrituras reposadas y caligráficas tipo Bouletée o Perlschrift hasta otras cursivas y rápidas (Baanes o Efrén). En efecto, la escritura Bouletée (llamada así —«con bolitas»—, por J. Irigoin), propia de manuscritos de lujo, destaca en líneas generales por su verticalidad, la ausencia de claroscuro, la amplitud del interlineado empleado y su caja cuadrada de escritura. Muestra además unas astas no demasiado pronunciadas en letras como la my, la ny o la phi, y resulta especialmente llamativa por los ápices o bolitas presentes en las aristas de sus trazos, de las que recibe su nombre. Igualmente simétrica y estilizada, de eje vertical y con formas agrada-bles que resultan bastante legibles, tenemos la minúscula Perlschrift o perlada, cuyos primeros testimonios remontan a finales del siglo X. La mayoría de sus formas son angulares, con escasos trazos rectos, destacando en ella sus pequeños acentos graves y agudos, en contraste con los alargados circunflejos, la presencia repetida de iotas adscritas o, ya entre las grafías, una omega formada por la unión de dos ómicron engarzadas, una pi igual a dicha omega pero con un trazo horizontal encima, o una alfa formada a partir de una ómicron más un trazo vertical adjunto. Completamente opuestas a estas dos escrituras observamos en este siglo otras mucho más rápidas, de aspecto menos cuidado y ricas en ligadu-ras, lo que las convierte en mucho menos legibles que las anteriores. Entre ellas destacamos dos bien tipificadas. Por un lado, el tipo Baanes (nombre de un copista que trabajó para Aretas, discípulo del patriarca Focio), caracterizado por ser una escritura rápida así como poco reposada y seria, y reconocible por el larguísimo primer trazo de la my, visiblemente inclinado a la izquierda, o la bolita tipo Bouletée que remata muchas de sus letras, como la rho o la tau. Por otro lado, por fin, tenemos la minúscula tipo Efrén, bastante 19
  • 20. parecida a la anterior, considerada por muchos como la predecesora de la antes vista Perlschrift. Destacamos de ella la presencia de iotas adscritas o la creación de una ligadura, la de la pi con su letra si-guiente, que gozó de gran éxito en las décadas posteriores. 5.3. Minúsculas ítalo-griegas. Suele considerarse como un grupo de escrituras independiente el for-mado por aquellas que, a partir del siglo X, localizamos en los manuscritos hallados en la Italia meridional. Hacemos, pues, un inciso en la tradicional clasificación cronológica de las escrituras griegas al unir bajo un mismo epígrafe este importante, variado y extenso en el tiempo grupo de testimonios. Así, dentro de estas escrituras no podemos dejar de mencionar algunas bien tipificadas y estudiadas. Entre ellas se encuentra la minúscula de la llamada escuela niliana (a partir de su copista, Nilo de Rossano, fundador de la abadía de Grottaferrata), tipo que situamos entre los siglos X y XI. Escrita en módulo pequeño-medio, presenta una grafía redonda y vertical, con frecuentes y características abreviaciones de letras y escasas formas mayúsculas, con la excepción de la lambda, la kappa o la pi. Junto a este tipo tampoco debe dejar de mencionarse la escritura en as de picas, usada durante aproximadamente un siglo, desde mediados del X hasta mediados del XI. Se trata de una mezcla de formas reposadas y otras más cursivas, que presenta algunas minúsculas bien marcadas con las ca-racterísticas propias de este estilo junto a otras grafías más arcaizantes. Su principal rasgo distintivo es la ligadura de épsilon y rho, cuya imagen se asemeja al as de picas de la baraja. También podemos encontrar alguna ny en posición final escrita en mayúscula o su también típica ligadura de épsi-lon y ji, con la primera de ellas arrancando del trazo superior derecho de la segunda. Grupo generalmente individuado dentro de este ámbito itálico son, por último, los manuscritos de la Tierra de Otrant (en todo caso, poste-riores al siglo XII), en los que se aprecia un estilo rectangular y aplastado, con letras alargadas y de forma geométrica como la my, la pi y la rho. En épocas posteriores otra de sus marcas será el empleo del color bermellón en algunas letras, propio del lujo y barroquismo que impregnan estos códices. Tampoco podemos dejar de señalar, antes de acabar este apartado, los manuscritos tirrenos, los lombardos, los procedentes de Campania o de Reggio en Sicilia, muchos de ellos con evidentes características comunes que denotan su origen itálico y al mismo tiempo con marcas propias que aquí, por motivos de espacio, no nos detendremos a tratar. 5.4. Minúsculas a partir del siglo XI. Frente a la general tendencia caligráfica en la escritura minúscula del griego hasta esta fecha, conforme se acerca el final del siglo XI asistimos a una evolución en busca de una menor perfección gráfica y con predominio progresivo de las formas cursivas. Así, las manos individuales de eruditos acabarán por imponerse, cada una de ellas con sus características propias y con la consecuente dificultad a la hora de enmarcarlas dentro de grupos mayores, tal como podía ocurrir con aquellas de los siglos precedentes. Podemos hablar, eso sí, de tendencias más o menos generales en cada época, incluso de algunos estilos ciertamente individuados. De esta manera, dentro de los estilos más destacados de estas últimas centurias pre-imprenta, empezaremos por hablar del llamado Fettaugenstil, muy de moda desde finales del siglo XIII pero que, sin embargo, no se extendió demasiado en el tiempo. Su marca inequívoca es un exagerado contraste de módulos —ya presente por otra parte, si bien de forma espo-rádica, en la escritura griega por influencia de la primitiva cursiva latina cancilleresca—, marcado por unas ómicron, sigma y épsilon mucho mayores y más redondas que las demás letras. La impresión general de la página, con estas figuras redondas, le sugirió a H. Hunger el curioso nombre de la letra: «ojos de grasa que nadan en una sopa”. Fuertemente relacionado con este estilo y con algunas de sus caracte-rísticas, hallamos también el llamado estilo Metoquita, desde mediados del siglo XIV hasta las primeras décadas del siglo XV. Tiene su origen en ciertos copistas de la cancillería del siglo XIV, que importan su estilo a la escritura libraria fundiendo así ambos ámbitos. 5.5. La minúscula chipriota. En el afán por individuar escrituras, algunos estudios paleográficos buscaron, desde los inicios de la minúscula griega, encontrar distinciones evidentes entre los manuscritos copiados en la capital del Imperio, Cons-tantinopla, y aquellos otros provinciales. Fruto de estos trabajos fue la reducción a grupo independiente de los códices ítalo-griegos, de los que ya hablamos con anterioridad. En ese mismo sentido debemos mencionar aquí también los manuscritos chipriotas, con sus características propias y bien definidas por los estudiosos, como el llamado estilo epsilon o la pos-terior chipriota bouclée. Así, suelen distinguirse varias etapas en la evolución paleográfica de estos códices. La primera de ellas (med. XI-med. XII), sin excesivas carac-terísticas propias respecto de los capitolinos, y con preponderancia del tipo Perlschrift completado con algunos bastoncillos del estilo Bouletée o colección filosófica; si acaso el empleo de ciertos colores, una tinta muy negra y ornamentos distintos de los usados en Constantinopla los desmarcarían de aquellos. Será a lo largo del siglo siguiente (med. XII-med. XIII), cuando florezca el estilo chipriota más característico, el estilo épsilon, con sus variantes cua-drada52 y redondeada53; la primera de ellas destaca sobre todo por las pseu-doligaduras que forman la épsilon mayúscula con la pi, la ny o la rho, sien-do su aspecto general algo descuidado, con trazos gruesos y diferencias notales en el módulo de las letras. La variante redondeada, por su parte, estudiada en un grupo de manuscritos llamado «familia 2400>>, muestra un módulo pequeño de las letras dentro de una escritura rápida y viva, ligeramente cursiva y con aquellas mismas pseudoligaduras ya comenta-das, si bien la impresión general es la de 20
  • 21. una escritura mucho más evolu-cionada y menos provincial o marcada que la variante cuadrada. 5.6. Los manuscritos de los siglos XIII- XVI. Tal como comentamos un par de apartados más atrás, desde el siglo XII en adelante no proliferan en exceso tipos de escrituras bien definidos como vino ocurriendo hasta entonces. Por el contrario, predomina la imi-tación de modelos anteriores o, en todo caso, la presencia de manos parti-culares con rasgos más o menos compartidos con uno o varios de los tipos más extendidos. Es por ello que en este último apartado nos limitaremos a realizar un rápido repaso a estas últimas centurias anteriores a la inven-ción de la imprenta, aportando simplemente sus rasgos más generales así como los nombres de los copistas y estudiosos55 más relevantes. Una primera parada en nuestro análisis la constituirá el estudio de la producción manuscrita durante la ocupación latina de Constantinopla56. En ella se aprecia una marcada diferencia entre los códices de contenido religioso y los profanos: así, mientras los primeros, generalmente lujosos, muestran escrituras que imitan aquellas de los siglos X y XI, los códices profanos57 presentan un estilo general mucho más conservador, aun sin el afán de imitar escrituras tipificadas. De hecho, algunas de las marcas de este siglo XIII son la abundante presencia de mayúsculas (cosa que no ocurría en las antiguas escrituras minúsculas) o, en el caso concreto de los manuscritos menos lujosos, un cierto descuido en el aspecto general del códice, especialmente visible en los espíritus y acentos. Por su parte, ya en los años finales del siglo XIII y el siglo XIV se impone una tendencia general cursivizante, con reducción del espacio entre líneas o frecuentes ligaduras y abreviaciones de letras, dejando así de lado en cierta forma el gusto estético y el afán de legibilidad del manuscrito. Por lo demás, señalamos como dato más relevante la aparición de un esti-lo, localizado en Constantinopla y Tesalónica, llamado beta-gamma, con características tomadas de la Fettaugenstil, que destaca por la presencia de muchas letras empequeñecidas frente a otras, como la beta o la gamma, de mayor tamaño. Con todo, seguiremos encontrándonos en estas décadas con las ya mencionadas imitaciones arcaizantes, con códices escritos en Fettaugenstil –estilo que vuelve a ponerse de moda—, así como con escrituras influidas por las usadas en las cancillerías contemporáneas o con aquellas otras par-ticulares de eruditos de la época como Máximo Planudes, Demetrio Tricli-nio o Teodoro Metoquita. Representan estas últimas el claro contrapunto a la tendencia general de la época, un esfuerzo por recuperar la legibilidad y el buen aspecto general del manuscrito, al aumentar los espacios libres o mostrar, entre otros rasgos, menos abreviaciones o un menor contraste en el tamaño de las letras. Por último, en los siglos XV y XVI-inicios del XVII (fecha de la conso-lidación del libro impreso), con la caída de Constantinopla y sus centros de copia de manuscritos, muchos copistas y eruditos emigraron a Occi-dente, especialmente a Italia. Una vez allí siguieron con su labor copista, proporcionando un notable auge a la cultura en la zona, pero la cuestión es que cada uno emplea su propio estilo de escritura, por lo que el resulta-do es un panorama individual y disperso, para nada comparable a aque-llas escrituras bien catalogadas e individuadas de siglos precedentes. Es por tanto este el momento de hablar de manos individuales, por lo general con puntos en común pero cada una de ellas con sus inevitables características propias. En un notable esfuerzo por catalogar las escrituras de estos siglos, D. Halfingerha distinguido dos grandes grupos: la escritura tradicional o conservadora y la humanística o innovadora. Dentro del primero, podemos citar la conservación del estilo de Tierra de Otranto, la aparición de ciertos manuscritos en Fettaugenstil, la imitación de escrituras arcaizantes como la del célebre filólogo Demetrio Triclinio (nat. 1280 ca.), o la escritura del claustro τῶν Ὀδηγῶν, de la que ya tenemos indicios durante el siglo XIV y que llegó a convertirse en el modelo caligráfico de todo el Imperio tras la conquista turca en 1453. Destaca esta última por ser muy tradicional, litúrgica y arcaizante; no pretende innovar, tiene clara preten-sión de legibilidad y destaca por el contraste entre letras grandes y peque-ñas, las ligaduras de la delta más épsilon o iota, una enorme dseta casi cerra-da en forma de corazón inclinado o una escritura de la beta que imita aquella de la épsilon-rho del estilo as de picas. En lo que respecta al segundo grupo, por último, el de la escritura humanística, debemos entenderlo en su contexto particular, el de una amalgama variada de estudiosos, cada uno con sus particularidades gráfi-cas y por ello difícilmente clasificables bajo un mismo epígrafe. Con todo, se suele hablar de una prolongación generalizada de los trazos o astas de las letras, sean los superiores o los inferiores, de cierta tendencia a formas cursivas, de unas letras insertas en un módulo más bien grande o de la preponderancia de formas barrocas ya en el siglo XVI. 21
  • 22. Actividades complementarias: - Lectura de M. Renault, El rey debe morir. Publicada anteriormente en dos volúmenes independientes (El rey debe morir y Teseo, rey de Atenas), Mary Renault convierte en una magnífica novela una de las historias más emocionantes, maravillosas y sorprendentes de la Antigüedad clásica: El mito de Teseo. Fundador de la dinastía ateniense, reformador religioso, gran navegante y hasta pirata, a Teseo también se le atribuye el sinecismo ateniense. Pero Mary Renault va más allá, y nos muestra al héroe no sólo en los episodios más conocidos, como su lucha contra el Minotauro de Creta, sino también en sus relaciones personales, sus amoríos y todo su mundo interior. - Visionado de Furia de Titanes (2010). Adaptación libre del mito de Perseo, hijo de Zeus, el padre de los dioses griegos. Perseo y su madre Dánae, son encerrados en un cofre por Acrisio, su abuelo, y arrojados al mar. Arrastrados por la corriente, llegan a la isla de Sérifos, donde Perseo alcanza la madurez. Cuando sepa cuál es la misión que le ha sido encomendada por el Destino, emprenderá un durísmo viaje, en el que tendrá que ir superando diversas pruebas. Remake del clásico de Desmond Davis de 1981. 22
  • 23. UNIDAD 2. LA CIVILIZACIÓN CRETENSE O MINOICA. Índice. 2.1. La Civilización cretense o minoica. 2.2. La sociedad cretense. La lineal A y la Lineal B. 2.3. Textos (con explicaciones gramaticales y actividades): Europa. 2.4. Lengua griega. Temas en -α. Adjetivos de tres terminaciones. Preposiciones que rigen un solo caso. 2.5. Léxico griego. 2.5.1. Familias semánticas: Seres mitológicos. 2.5.2. Helenismos: Materia y forma. APÉNDICE. Los poemas homéricos. Actividades complementarias. 2.1. La Civilización cretense o minoica. Recibe este nombre, dado por Sir Arthur Evans en honor del mítico rey Minos, la civilización floreciente en Creta desde el año 2000 a.C. ca. cuyo predominio e influencia en el mundo egeo son manifiestos, con una evolución en la Edad del Bronce muy distinta y propia. Su situación geográfica y la riqueza de su suelo le proporcionaban pocos recursos minarales, pero en la parte este y centro grandes praderas y mesetas pastorales, olivos, vides, robles, cipreses y en la partes norte y este playas protegidas favorables para el atraque de barcos de todo tipo. Antes del 2500 a. C. son escasos los restos de metales, salvo la obsidiana de Melos. No obstante desde el 2500 al 2000 la población crece en número y la riqueza gracias a los adelantos técnicos: predominio de herramientas de piedra y arcilla, aun después de la introducción de la metalurgia. La característica principal de Creta en esta época, según Finley, es la absorción de elementos culturales (y de población) procedentes de Grecia continental, las Cíclades, Asia Menor, Siria y Egipto gracias al comercio dentro de su desarrollo propio y coherente. Imprimieron su cultura cretense a los jarrones y objetos metálicos (puñales de cobre) y ya en el Minoico Antiguo MA empieza a aparecer el embrión de la arquitectura minoica con su estructura aglutinada en forma de celda de panal. Respecto al origen de la civilización minoica desde el punto de vista etnológico es difícil adscribir a los cretenses minoicos con algún pueblo conocido. Una de las tesis más admitida es que son herederos directos de los habitantes neolíticos de la isla (que llegarían a la misma hacia el 6000 a. C.) y que los pueblos no neolíticos (indoeuropeos o no indoeuropeos) que pudieran haber llegado a la isla no se impusieron, sino que se vieron absorbidos por la cultura cretense sin imponer la suya. Palmer, el eminente lingüísta, plantea que la destrucción de los palacios hacia el 1700 a. C. es obra de la penetración en la isla de un pueblo anatolio, los luvitas, lo que explicaría también el cambio de escritura, Lineal A en vez de la jeroglífica, pero a falta del desciframiento del Lineal A, nada es seguro. Si seguimos las noticias de Creta que da Homero en la Odisea , la población cretense era una población mixta conformada por cidonios, eteocretenses y pelasgos, pueblos de los que, aparte del nombre, apenas se sabe nada. 2.2. La sociedad cretense. La lineal A y la Lineal B. Los rasgos de esta civilización que le concedieron tal predominio cultural son los siguientes: - En cuanto a la religión no poseen deidades antropomórficas (lo que estaría muy relacionado con los cultos de los neolíticos a las fuerzas de la naturaleza), salvo la Gran Diosa Madre, diosa de la fertilidad también conocida como la Gran Dama del Laberinto, que aparece representada en ocasiones con el vestido típico minoico y serpientes en ambas manos, símbolos ellas también de las fuerzas fértiles de la tierra; para el ejercicio de sus cultos poseen pequeños santuarios semisubterráneas, dentro de los palacios en ocasiones, y cuevas próximas al lugar de asentamiento; parece ser que estas cuevas eran la primitiva morada de los primeros habitantes neolíticos de la isla; posteriormente las 23
  • 24. abandonarían como morada, pero no como santuarios; se han encontrado rituales de la cultura minoica implica la relación del toro (animal de gran carga sexual, erótica y fertilizadora) por noticias de los murales de Cnosos y de la leyenda de Minos y el Minotauro; en el embalsamamiento de los muertos utilizan la miel al tiempo que en los rituales de los muertos interviene la fermentación como proceso natural de renovación de la vida; - Posee una sólida base económica con una población densa (se calcula que la población de la isla en época de esplendor debía rondar entre 400.000 y medio millón de habitantes) así como una agricultura y ganadería muy productivas (se calcula así mismo que el número de rebaños sólo de ovejas de Cnosos rondaría los 1000); asímismo el comercio se veía favorecido por la fabricación y exportación deproductos de lujo en oro (cf. lámina del pendiente de oro) y plata, cerámicas; poseía una gran flota, provocada por su situación insular, posición estratégica, sus productos manufacturados y su escasez de materias primas metálicas. - Su sociedad presentaba una fuerte especialización: escribas, carpinteros, pastores, agricultores, armeros, escultores, lapidarios, vidrieros, alfareros, orfebres, herreros, curtidores, tejedores, pintores, etc. - Liderazgo espiritual y material de una autoridad palaciega (que parecía recibir el nombre de Minos) que estaba obligada a renovar su mandato cada año mediante un casamiento-rejuvenecimiento con la Gran Diosa Madre representada en la gran sacerdotisa, celebración que sería sin duda de carácter neolítico y vestigio de una sociedad matriarcal; cada familia poseía una parcela de tierra que trabajaba para sí mismos y parece que la clase esclava o no existía o lo hacía en una proporción muy pequeña. - La paz reinante puede que sea la característica minoica más peculiar, pues les llevó a no fortificar sus asentamientos, ocupar las llanuras y los lugares abiertos y desprotegidos; no hay que atribuirla a su flota poderosa como hace Evans con su talasocracia; la flota era comercial y no guerrera. - La civilización minoica alcanzó tal esplendor que, gracias a sus contactos comerciales, pudieron exportar su modo de cultura a todo el Egeo: a lo largo del II milenio las Cícladas recibieron paulatinamente una fuerte influencia de Creta si bien no hay emplazamientos colonizadores, sólo comerciales, y paralelamente en la Grecia continental, donde se produjo un amplio proceso de unos 400 años denominado "minoización de los griegos" (llegados hacia el 2000 a. C.) y que daría lugar a la posterior civilización micénica (1600 a. C.). Después, hacia el 1400 los papeles se invirtieron y serán los griegos micénicos los que darán lugar a la "micenización de Creta". Poseían la escritura (tomada de otro pueblo o desarrollada en suelo propio), divisible ésta en tres etapas: jeroglífica, Lineal A y Lineal B (este último sistema sólo de época micénica y para anotar ya la lengua griega, es evolución del lineal A, que en opinión de algunos podría anotar el luvita). Tablilla escrita en lineal A Tablilla escrita en lineal B 24