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"se despopjo a si mismo"

  1. Pablo utilizó las palabras: “ekénosen” Kenosis que se usa en la teología cristiana para hablar de este fenómeno divino No significa que él haya determinado dejar de ser Dios para ser solamente un hombre
  2. Tenía que ser igual a nosotros en naturaleza, pero al mismo tiempo diferente de nosotros, no teniendo pecado como nosotros se requería que quien pague nuestras culpas tenía que ser de nuestra misma naturaleza, no de otra.
  3. ¿Cuáles son los derechos divinos, de los cuáles Jesús al despojarse a sí mismo, renunció, para ser verdadero hombre sin dejar de ser Dios, limitándose a no usarlos durante su vida y ministerio terrenal, para así cumplir su función como Salvador?
  4. Mateo lo describió escribiendo: “resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz; […] una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd” (Mateo 17:2b, 5). Marcos, lo describe diciendo: “sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos. […] Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd” (Marcos 9:3, 7).
  5. Lucas lo describe también diciendo: “entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. / Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías; / quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén. / […] / …vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube. / Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd” (Lucas 9:29-31, 34, 35). Juan no relata este episodio, pero es a ello que se refiere cuando dice de Jesús: “vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre” (Juan 1:14b).
  6. “su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. / Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; / y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén” (Apocalipsis 1:16-18).
  7. “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” (Juan 4:34).
  8. Se limitó a no usar su derecho de autoridad absoluta, antes se sometió a todo lo que su Padre celestial decidiera para él.
  9. ¿No es esto, que el Dios de toda autoridad, ahora en su condición de Dios encarnado, no hacía y quería lo que como Dios tenía el derecho de decidir hacer o no hacer, sino que estaba sujeto a obedecer la voluntad del Padre?
  10. Mateo 8:19 Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. 20 Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.
  11. Jesús, el co-Creador junto con el Padre, el Dios por quien todas las cosas fueron hechas, ahora, aquí en la tierra no tenía absolutamente ningún bien terrenal. Lucas 8:1 Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, 2 y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, 3 Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes.
  12. Si él no hubiese hecho esto, los seres humanos estaríamos sumidos en la pobreza de las miserables consecuencias del pecado; pero ahora por su decisión de experimentar “su pobreza”, nosotros somos “enriquecidos” con muchos beneficios de la gracia salvadora.
  13. para ser beneficiados con la gracia divina de la salvación eterna, y ser librados de nuestra antes segura condenación, fue necesario que Jesús se despojara de sus derechos divinos, los cuales él no estimó como cosas a qué aferrarse. En ese mismo contexto, de lo que Jesús hizo de despojarse así mismo, los creyentes somos invitados a ser como Jesús, cuando San Pablo dice: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo en Cristo Jesús” (Filipenses 2:5). Los apóstoles se despojaron de sus barcas, de sus familias, de sus propiedades, para ser discípulos y mensajeros del evangelio de Jesús; y solo así lograron evangelizar al mundo de su tiempo.
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