El documento discute tres significados de la palabra "mundo" en las Escrituras: 1) la creación física, 2) los alejados de Dios, y 3) la esfera de maldad. Explica que cuando se dice que vivimos "en el mundo" se refiere a vivir entre los que se han alejado de Dios, mientras que "no ser del mundo" significa no participar en los hábitos pecaminosos que caracterizan a los que no obedecen a Dios. El documento concluye enfatizando que si el mundo incrédulo
Luisa de Marillac y la educación de las niñas pobres
"no son de este mundo"
1.
2. En las Escrituras la
palabra “mundo” tiene
tres significados
distintos:
1. la creación física —
“el mundo por él fue
hecho”, Juan. 1:10.
3. 2. los alejados de Dios
“Porque de tal
manera amó Dios
al mundo...”,
Juan. 3:16.
“Porque no envió Dios a
su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino
para que el mundo sea
salvo por él”, Juan 3:17.
4. “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo ...
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los
deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no
proviene del Padre, sino del mundo”, 1 Jn. 2:15-17.
5. Cuando afirmamos que vivimos “en el mundo”, queremos decir
que vivimos entre los que se han alejado de Dios. Según el plan
de Dios, es necesario que los fieles ejerzan una influencia
positiva sobre “el mundo”, o sea, sobre los inconversos.
Por esta razón, Jesús dijo: “...lo que he oído de [Dios], esto
hablo al mundo”, Jn. 8:26.
Aunque Jesús no era de este mundo (no vivía en la esfera de
maldad), era necesario que el Señor viviera “en el mundo”
para así ser una luz resplandeciente, Jn. 9:5.
6. También era necesario que los apóstoles vivieran “en el mundo”,
o sea, entre los incrédulos, para poder surtir un efecto positivo
en las vidas de ellos, Jn. 17:11.
Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy
a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre,
para que sean uno, así como nosotros.
Cuando afirmamos que no “somos del mundo” queremos decir
que no participamos en los hábitos pecaminosos que
caracterizan a los que no obedecen a Dios. De Sus apóstoles Jesús
dijo dos veces: “no son del mundo” (Jn. 17:14,16).
7.
8. La doctrina de “la separación
del mundo” (basado en
escrituras tales como
Romanos 12.2: “No os
conforméis a este siglo”,
2 Corintios 6.17: “Salid de
en medio de ellos, y
apartaos”
9. Veamos algunos ejemplos de personas registradas en la Biblia que se
atrevieron a ser diferentes de los que les rodeaban. Haríamos bien en
seguir sus pisadas.
10. No quisieron contaminarse con la comida del rey de Babilonia.
Daniel “propuso en su corazón” (v. 8)
José era de “hermoso semblante y bella presencia” (Gn. 39:6) y
la esposa de Potifar hablaba con José cada día para que se
acostara con ella (vv. 7,10).
11. 2 Reyes 18:5 En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni
después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de
Judá. 6 Porque siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que
guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés.
“De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha
levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño
en el reino de los cielos, mayor es que él. (Mateo 11:11)
12. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los
cielos; (Hebreos 7:26)
Nuestro Señor era diferente de los del mundo. De hecho, en
cuanto a la santidad, ¡no ha existido ningún ser humano que
haya sido tan diferente como Él! (Véanse: Jn. 8:23; Jn. 8:46; 2
Co. 5:21; Heb. 4:15; 7:26; 9:14; 1 Ped. 1:19; 2:22; 1 Jn. 3:5.)
13. Los elegidos del mundo por
Jesús.
“Si el mundo os aborrece,
sabed que a mí me ha
aborrecido antes que a
vosotros. Si fuerais del
mundo, el mundo amaría
lo suyo; pero porque no
sois del mundo, antes yo os
elegí del mundo, por eso el
mundo os aborrece (Juan
15:18,19).
Los que recibieron la Palabra de Dios.
“Yo les he dado tu palabra; y el mundo
los aborreció, porque no son del
mundo, como tampoco yo soy del
mundo. 15 No ruego que los quites del
mundo, sino que los guardes del mal.
16 No son del mundo, como tampoco yo
soy del mundo” (Juan 17:14-16)
14. Los que son de Dios y Le
conocen.
“Hijitos, vosotros sois de Dios, y
los habéis vencido; porque
mayor es el que está en vosotros,
que el que está en el mundo.
Ellos son del mundo; por eso
hablan del mundo, y el mundo
los oye. Nosotros somos de Dios;
el que conoce a Dios, nos oye; el
que no es de Dios, no nos oye.
En esto conocemos el espíritu de
verdad y el espíritu de error (1
Juan 4:4-6).
Los que son de Dios no practican el
pecado.
Sabemos que todo aquel que ha
nacido de Dios, no practica el
pecado, pues Aquel que fue
engendrado por Dios le guarda, y el
maligno no le toca. 19 Sabemos que
somos de Dios, y el mundo entero
está bajo el maligno.
(1 Juan 5:18-19).
15. Los que son aborrecidos por el mundo.
“Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque
no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el
mundo os aborrece. (Juan 15:18)
Los que brillan como luminarias sin mezclarse con el mundo.
“Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin
mancha en medio de una generación maligna y perversa, en
medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo”
(Filipenses 2:15).
16. Los que no aman al mundo, ni
las cosas que están en el
mundo.
“No améis al mundo, ni las
cosas que están en el mundo.
Si alguno ama al mundo, el
amor del Padre no está en él”
(1 Juan 2:15).
Los que han huido de la
corrupción que hay en el
mundo y de la concupiscencia.
“Por medio de las cuales nos
ha dado preciosas y
grandísimas promesas, para
que por ellas llegaseis a ser
participantes de la naturaleza
divina, habiendo huido de la
corrupción que hay en el
mundo a causa de la
concupiscencia (2 Pedro 1:14).
17.
18. El asunto parece simple: Si el mundo incrédulo e
impío te ama, te acoge, y te busca, entonces eres de
este mundo y no de Dios.
El asunto parece simple: Si el mundo incrédulo e impío te
ama, te acoge, y te busca, entonces eres de este mundo y
no de Dios.
19. Atrévese a ser diferente para
que la luz que hay en usted se
pueda distinguir de las
tinieblas que hay en el
mundo. No sea un faro
fundido ni una lámpara a
media luz. Sea una estrella
radiante;
¡sea diferente de los que le
rodean!
¡No Somos del
Mundo!