Familia, matrimonio, vida humana

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Vida y familia, educación y
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pueblo, ante una reforma a
fondo de la Constitución
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española.
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Errores, desencanto y trampa de la
política ‘malminorista’
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José Fermín Garralda Arizcun
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Colección: “Bemba” nº 1
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10 de febrero de 2014

“Vida y familia, educación y pueblo, ante una reforma a fondo de la Constitución española.
Errores, desencanto y trampa de la política ‘malminorista’ “

NUMERO 123 / JULIO-AGOSTO
2013
Con permiso de la editorial

“Vida y familia, educación y pueblo, ante una reforma a fondo de la Constitución
española. Errores, desencanto y trampa de la política ‘malminorista’ ”
Pamplona, 10 de febrero de 2014
C/ Arrieta nº 2
31002 Pamplona – Navarra - España
Este texto es un desarrollo de la conferencia pronunciada por el autor en las XXIVª Jornadas
de los Seglares por la Unidad Católica realizadas en Zaragoza el 6 de abril de 2013
rargonz@gmail.com
Colección: Bemba nº 1
Sitio Web de José Fermín de Musquilda
* Queda prohibida la reproducción total o parcial de este trabajo y de sus
imágenes sin permiso del autor. Hay derechos de autor.

2


VIDA Y FAMILIA, EDUCACIÓN Y
PUEBLO, ANTE UNA REFORMA A
FONDO DE LA CONSTITUCIÓN
ESPAÑOLA.
Errores, desencanto y trampa de la
política “malminorista”

Pamplona, 10-II-2014

Índice:
Nuestro tema p. 2
1.
2.
Hacia la comprensión del tema p. 10
3.
La situación legal: ¿qué leyes corrompen hoy la persona, el
matrimonio, la familia y la educación? p. 18
4.
La situación social: la desmovilización política de los católicos.
El viejo “malminorismo” como trampa política. p. 33
5.
La situación política: la revolución “desde arriba” p. 48
6.
Un Norte jurídico p. 55
7.
¿Qué queremos? Las exigencias de la sociedad p. 60
8. Conclusiones p. 70
9.
Apéndices p. 73
Notas p. 98

3


1. NUESTRO TEMA
SEAMOS CLAROS. SE PREGUNTA por la solución
política conforme al Derecho natural –para todos,
invariable y que la realidad exige- para resolver las
gravísimas cuestiones de la sociedad y la política españolas
planteadas en nuestros días, relativas a la vida del
concebido y aún no nacido, al matrimonio, la familia y la
educación de los hijos, la sociedad, el mundo laboral…
Claridad en el Derecho natural objetivo –universal,
inmutable y obligatorio- que es recogido, salvaguardado y
elevado por la Fe católica, y, de hecho, en un país como
España, sólo los católicos suelen ser quienes lo defienden
con integridad y la debida seguridad.
Junto a lo anterior, también se cuestiona si es
necesario llevar a cabo una reforma a fondo de las leyes
fundamentales o constitución española, y cómo debiera
plasmarse todo ello en la Ley fundamental de la España de
hoy. Siempre da pereza enfrentarse a planteamientos así,
pero resulta que desde la práctica se hace necesario.
En resumidas cuentas, se pregunta por la solución o
soluciones conforme a la naturaleza y la fe católica en
relación con lo arriba planteado (1).
Flaco servicio hacen quienes, con el propósito de
hacerse oír por un público amplio y libre de prejuicios,
separan la naturaleza humana de la religión positiva y la
revelación cristiana. Tales creen que en España –donde la
Fe se hizo y sigue siendo cultura- se puede defender mejor
o simplemente defender el Derecho natural, estableciendo
una separación práctica y aún política entre razón y Fe,
seguramente en aras de un nuevo semi-pelagianismo. Es
lógico que los frutos de esta praxis hayan sido nulos y hasta
contraproducentes, debido al carácter vergonzante o
acomplejado de este planteamiento, ecléctico, y a olvidar
que quien cede la Fe habiéndola tenido, es fácil que ceda la
naturaleza que también es exigente.
4


El caso español. Nos referimos a una España que,
durante décadas, se ha descristianizado “desde arriba” y en
consecuencia se ha deshumanizado. Esta descristianización
como pueblo ha sido la más rápida y aguda de todo
Occidente. Ha sido –nos parece- galopante, como también
–y es otro tema- las tendencias centrífugas que anhelan
romper la unidad entre todos los españoles. El por qué de
esto no es difícil, porque una vez más se ha mostrado que el
liberalismo descristianiza y deshumaniza (2) y que, como
intuyó Menéndez Pelayo, España, sin unidad religiosa o
católica, termina en la descomposición del espíritu español
paso previo a la descomposición territorial. Esto es lo que
no quieren admitir aquellos que, por doctrina o táctica,
siguen las corrientes políticas liberales anglosajonas,
racionalistas y democristianas, o bien han caído en
romanticismos pasajeros o sentimentaloides, ya como ideal
a seguir o bien como medio táctico para evitar el
totalitarismo planteado a la descubierta o bien muchas
veces hoy sutilmente enmascarado. Para un democristiano
amante de España debe ser difícil de digerir la afirmación
de que la igualdad de todas las religiones ante la ley es
precisamente el germen de la desintegración de su patria.
Sin querer mezclar temas diferentes, leemos en
Evangalii gaudium del papa Francisco:
“Evangelizamos también cuando tratamos de afrontar los diversos
desafíos que puedan presentarse. A veces estos se manifiestan en
verdaderos ataques a la libertad religiosa o en nuevas situaciones de
persecución a los cristianos, las cuales en algunos países han alcanzado
niveles alarmantes de odio y violencia. En muchos lugares se trata más
bien de una difusa indiferencia relativista, relacionada con el desencanto
y la crisis de las ideologías que se provocó como reacción contra todo lo
que parezca totalitario. Esto no perjudica sólo a la Iglesia, sino a la vida
social en general. Reconozcamos que una cultura, en la cual cada uno
quiere ser el portador de una propia verdad subjetiva, vuelve difícil que
los ciudadanos deseen integrar un proyecto común más allá de los
beneficios y deseos personales” (EG, nº 61).

La transformación que ha sufrido la sociedad
española ha sido galopante, y de ello son responsables
todos los partidos políticos de importancia o
parlamentarios. En España todas las piezas se pusieron en
la misma dirección desde hace muchas décadas. Cuando se
trató de hacer algo nuevo -reforma o mejor ruptura- el
5


arbolito se plantó mal en 1978. Un resultado como el
ocurrido exigía una planificación, hasta el punto que
algunos hablan de la venganza histórica de cierta
masonería contra España, iniciada durante la contienda de
1936-1939, como indicó mons. Zacarías de Vizcarra siendo
consiliario de la “Acción Católica” (Rev. “Ecclesia”, nº 658,
20-II- 1954)
También sabemos que los españoles son más
lógicos, coherentes y activos que otros pueblos, en otras
épocas para bien y parece que hoy día en dirección
opuesta, y ello bajo la apariencia de “modernidad”
convertida ya en verborrea. A esta mala dirección que
conduce al despeñadero de todo un pueblo, ha contribuido
especialmente la progresiva paralización de los “buenos”,
fruto de las características de un actual sistema político
cuyo análisis el lector comprenderá que omitamos.
A estos cambios, a esta ruptura y decadencia
ocurrida sin igual en el viejo solar o piel de toro ibérico
como parte de la periferia del Occidente cristiano, se le
añade hoy la nueva cultura, afectada por los pros y contras
de los nuevos medios de comunicación, que ahonda la
desvertebración, la masificación social, la falta de realismo
etc. que ya venían de atrás y fue advertida, entre otros, por
Ortega y Gasset, Eugenio D’Ors y un largo etcétera. No
obstante, y como contrapunto de éste giro histórico de la
nueva cultura se contemplan también, según Evangelii
gaudium (nº 52), los indudables avances de la salud y la
educación –por ejemplo-.
Por último, añádase el afán de algunos de convertir a
España en un laboratorio de alcance mundial, como fueron
los años del tal Rodríguez Zapatero en ruta mantenida por
Rajoy, laboratorio éste motivado ya por lo que España ha
significado en la historia ya por su influencia en los países
hispanoamericanos.
Recordemos lo que se dijo hace treinta años:
“A España no la va a reconocer ni la madre que la parió” “…hemos
hecho una revolución absolutamente tremenda. No nos hemos dado
cuenta, casi que es mejor todavía. Hay una revolución cultural en este
país verdaderamente asombrosa” (Alfonso Guerra). “Este Gobierno
socialista cree que el único camino para superar la crisis consiste en la
creación de una nueva mentalidad y un cambio en nuestro sistema de

6


valores (…) (un) acercamiento a la Naturaleza y el cultivo de los aspectos
lúdicos y festivos de la existencia” (Javier Solana) (3).

Proceso histórico de la ruptura. Hay que
remontarse décadas atrás para advertir el origen de la
actual crisis. Era el período del cambio-ruptura política de
1975-1978, no obstante incoado en el seno del régimen
político anterior.
La Constitución política de 1978 se alejó de Dios y
sus disposiciones divinas; abandonó la confesión católica
del poder civil -¿es que existe un poder civil sin “confesión”
alguna?-, y señaló a todas las religiones iguales ante la ley –
España lógicamente no eran los EE.UU.-; se otorgó libertad
de todo a todos; en la práctica se dio alas al mal para luego
ahogar el bien –y ahora para prohibirlo y a veces para
obligar a hacer el mal-; mientras, la jerarquía católica
desmovilizó política, consciente y deliberadamente a los
católicos en cuanto tales, para ir ahora a remolque de un
partido –como dice Manuel Morillo- abortero de derechas
como el PP.
El hecho es que el pueblo español estaba unido –y
aún continúa unido- en la misma fe religiosa, plasmaba
acertadamente en las instituciones políticas.
Ahora bien, las élites partitocráticas surgidas tras la
dictadura al grito de “libertad”, se mostraron lógicamente
divergentes y opuestas entre sí, oposición que quisieron
plasmar absolutamente en la ley fundamental como si no
hubiese nada común previo y sustentante entre los
españoles, en lo que se equivocaban lamentablemente.
Por otra parte, la política y los políticos adquirieron
un excesivo protagonismo, se presentaron como lo único
posible y dieron las cosas hechas. No fue la sociedad la que
hizo la política sino los partidos los que hicieron la
sociedad. Parecía que no había otro camino. Más que ir los
partidos políticos a la sociedad para servirla, hicieron que
la sociedad fuese a ellos, desposeyéndose ésta de su
realidad con la consiguiente desvertebración, paralización y
desorientación actual.
Los políticos ignoraron la religión, y confundieron la
separación absoluta entre religión y política con el grito
de “libertad”. Nada más falso debido a la unidad del
7


hombre y la unidad de la vida social. El deseo de “libertad”
se hizo absoluto, ilimitado, y se transformó en el “no hay
nada previo que respetar, aunque existiese en la realidad”.
Los políticos se olvidaron de subordinar la política a la
realidad católica de la sociedad. No quisieron reflejar los
valores y fe religiosa que en realidad unía al pueblo
español, y no quisieron con el objeto de mostrar su radical
divergencia partitocrática, siempre al grito de “libertad” y
“reconciliación”, como si tal divergencia estuviese originada
por la división religiosa entre los españoles. Nada más
ajeno a la realidad pensar en esta división.
Gran parte de los partidos políticos ignoraban la
religión, los liberales y democristianos de entonces se
separaban esencialmente de ella hasta -más adelantecontradecirla desde la legislación, los socialdemócratas la
contrariaban implícitamente en sus propuestas atentatorias
contra la moral más básica, y todos lo hacían debido a sus
ideologías raíz. Digamos que muchos errores ideológicos
en el ámbito de la naturaleza vulneraban la Fe católica
que reafirmaba el Derecho natural (los diez mandamientos
del Decálogo), lo ahondaba, lo completaba (las obras de
misericordia) y lo sobreelevaba al ámbito sobrenatural.
Así, fueron las ideologías inspiradoras de cada
partido recién surgido (marxista, democristiano o liberal)
las que condicionaron soterradamente la letra de su
programa, y ello al margen del pueblo real. A éste le
ofrecieron una letra marcada por la pluralidad o, mejor, la
divergencia u oposición (la política partitocrática o de
partidos políticos se caracteriza por ser mecanismos en
lucha por el poder). También enmascaraban la ideología de
origen, lógicamente no advertida en su concepción teórica
por el pueblo. Presentaron la división política y la
separación respecto a la religión como expresión lisa y llana
de la pluralidad política, identificada con la única
representación posible, que se deseaba inaugurar.
Así, en estos importantes temas, las nuevas élites
políticas y el poder político de UCD dieron gato por liebre.
Sin hacer juicios de valor, unas élites pertenecían al
régimen político anterior al que traicionaron, y otras a las
internacionales ideológicas enemigas de él. Sea lo que

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fuere, como este interesante tema es muy secundario en las
páginas siguientes, no insistiremos más en ello.
En suma, el agnosticismo religioso de la
Constitución fue un apriorismo, un producto ideológico y
algo ajeno a la realidad.
Súmese a ello una Fe poco cultivada y ya herida por
la separación entre realidad política y Fe religiosa y por una
legislación inmoral, las malas formas de vida y el afán por
lo mundano. Fruto de ello, la Fe, perderá poco a poco su
vigor hasta ir en camino en ciertos ámbitos de desaparecer.
Cuando todo está deshecho, sólo los primeros
servidores de la Fe en cada Diócesis tienen el poder de
convocatoria necesario, siendo su retraimiento, para no ser
señalados por sus contrarios, un flaquísimo favor a la causa
que desearían resolver. Quizás ahora deban dar ejemplo de
lo que no dieron en la época taranconiana.

Don Mariano Rajoy,
líder del Partido Popular en España.

9


2. HACIA LA COMPRENSIÓN DEL TEMA
A pesar de la relativa aspereza de estas cuestiones
iniciales, pues parece más ameno entrar directamente en el
asunto, peguntemos: ¿cuál es el PLANTEAMIENTO
METODOLÓGICO de este trabajo? ¿Qué pasos dar para la
comprensión del tema?
¿Qué no se pretende? No pretendemos
demostrar qué y por qué la vida humana, la familia y la
educación deben ser fundamental y universalmente
conformes a la Ley y Derecho naturales, inscrito en el
corazón de todos los hombres, y a la ley divina positiva –
que confirma y eleva el derecho natural al ámbito de la Fesegún enseña la Iglesia Católica. No podemos ofrecer aquí
un Tratado, porque cualquier libro doctrinal serviría
mejor.
No se trata sólo de saber qué son el hombre, la
familia y la sociedad, y cómo deben ser declarados y
defendidos en la Constitución o Ley Fundamental española
(“Leyes Fundamentales” fueron llamadas a la española las
Leyes durante siglos). Ahí está el magisterio de la Iglesia
Católica de siempre, sobre todo de los siglos XIX a XXI,
aunque no lo admita el sector agnóstico, que por otra parte
es mucho más reducido que aquel otro que ha podido
admitir dicho magisterio hasta hace no mucho, y de
muchísimos otros que lo admiten sin lugar a dudas.
Ahí están también los grandes teólogos, filósofos y
pensadores católicos que tienen en cuenta el dato de la
razón bien formada, con validez propia, junto y al servicio
del dato de una Fe vivida (4). Ahí una sociedad española
en paz y también cristiana recuperada tras 1939, que
mostró cómo la revolución cultural de 1968 –de incidencia
maoísta- fue un mero signo de protesta organizada
exógenamente y no fruto de la sociedad naturalmente
configurada.

10


Tampoco desarrollaremos la configuración cristiana
de los Estados, que no es precisamente la misma que
afirman los no cristianos y los relativistas.
¿Qué se pretende en estas páginas? Centrando
el tema, la pregunta globalizadora plantea los
aspectos siguientes:
1º) Si hoy debemos mantener en el ámbito legal
todo o parte de lo que debe ser en los temas como la vida
humana, la familia y educación.
2º) Si hoy hemos de señalar lo que las cosas son (o
deben ser) o bien ceder y tolerar –como permisión
negativa del mal, que no con aprobación- en la ley
fundamental y no sólo en la legislación que la desarrolla,
algunos vicios muy extendidos artificialmente y desde el
poder político en la sociedad y la política.
3º) Si hoy hemos de incorporar a la Constitución
política un fundamento objetivo más allá de la voluntad
de la llamada soberanía popular y del legislador.
A la dificultad propia de dictaminar esto partiendo
desde la contingencia de los hechos y el actual
enrevesamiento político, se suman otras dificultades
como las siguientes:
1º) Cómo ofrecer un enfoque pedagógico dirigido a
la sociedad masificada y sin una gran formación, al católico
tibio, al no comprometido y al volcado en el falso
malminorismo conservador por convencimiento o bien por
comodidad (5).
2º) Qué aportar a quienes, en la medida de sus
fuerzas, se preparan para convencer a otros.
3º) Cómo sintetizar los abundantes datos empíricos
que existen sobre lo que ocurre en España y el mundo en
estos últimos años.
4º) Cómo a cada cual le conviene dirigirse
espiritualmente ante la tragedia actual, para que ésta no le
paralice en el ejercicio de la virtud de la esperanza y pierda
los ánimos.

11


5º) ¿Qué resortes tenemos hoy para salir de nuestra
situación, y qué línea política de acción mantiene lo prepolítico o nuclear de la política de hoy día y siempre?
Aclaremos que lo pre político son realidades
preconstitucionales a declarar como tales en la
Constitución, propias de una sociedad que respeta el
derecho natural primario, la fe religiosa católica en España,
y al Hacedor del hombre y por ello de las comunidades
humanas.
Cuando hablar de esto es un tema tabú, recordemos
la existencia de Estados declaradamente laicistas y
agnósticos, o bien de Estados confesionales protestantes o
anglicanos, sabiendo por otra parte nosotros que la religión
católica en el poder civil tendría una plasmación distinta a
la de aquellos Estados, más discreta pero suficiente, y, en
cuanto verdadera, mucho más firme en los poderes
públicos.
Los objetivos enumerados son muy amplios, pero
resumen la situación vital en la que fácilmente se encuentra
el hombre actual que tenga unos compromisos adquiridos.
Ciertamente, ésta situación va más allá a una respuesta
mecánica y doctrinaria a los problemas.
Adelanto para tranquilidad del lector que si
planteamos algunas cuestiones, sociológicas y
políticas, diferentes al llano y liso deber ser de la
vida humana, la familia y educación, es porque:
1º) Algunos quieren justificar a toda costa el
mantenimiento de los errores de la Constitución de 1978,
sin duda porque parten de una posición doctrinaria liberal.
2º) No reclaman una reforma a fondo de la misma
que asegure la vida humana, el matrimonio entre hombre y
mujer e indisoluble, la familia, y la educación católica para
la juventud católica en los centros privados y públicos
3º) Se limitan a “batallitas” parciales, que si deben
darse ha de ser dentro de un marco general. Además, las
plantean separadas de una norma moral externa o
trascendente, y aisladas del fundamento jurídico último
que radica en Dios así como en la religión católica para los
católicos…
Lógicamente,
estas
“batallitas”
están
12


condenadas al fracaso por su parcialidad y ser como un
ejército en continuo retroceso.
Pues bien, plantear tales cuestiones nos ha
permitido reafirmar el mantenimiento del deber ser
esencial sobre el camino que Dios ha marcado al hombre y
las sociedades, y descubrir elementos que facilitan el
cumplimiento del hombre, la familia y educación,
expresando una civilización verdadera y con promesa de
futuro.
Aunque es un asunto algo abstracto, recordemos
nuestro método. Salgamos del deber ser conocido hacia
lo contingente, hacia lo que de hecho es, al contemplar las
muchas torpezas legales y administrativas de todo tipo que
hay en la actualidad, el abuso sistemático de la práctica del
mal menor, la falta de organizaciones políticas de ortodoxia
católica garantizada, el triunfo del liberalismo… Desde esta
realidad y con el deseo de ser conciudadanos plenos, se
podrá exigir el deber ser más básico para la sociedad de
hoy, y argumentar y configurar un embrión orgánico con
proyecto de futuro, sin asustarnos ni retraernos sino
reafirmando lo verdaderamente necesario para nuestra
sociedad, legislación e instituciones.
Conviene hacer una incursión intelectual sobre
algunas cuestiones sociológicas y políticas con el objeto de
que cada cual y la misma sociedad se preparen, sepan cómo
cubrir nuestras necesidades de supervivencia, no se dejen
obnubilar con los horrores “legales” de hoy, no sean
comparsas o cipayos de nada y nadie, y simplemente para
que sean mucho más, superando así el oportunismo y afán
de poder inmediato.
Esta pequeña “incursión intelectual” nos permitirá
advertir –otear, diríamos con lirismo- hasta qué
extremos legales deshumanizadores nos ha
conducido la tan cacareada “soberanía nacional” y las
libertades absolutas, ilimitadas y contradictorias de la
Constitución española de 1978, a dónde nos ha llevado la
desmovilización de los católicos, y qué frutos
experimentamos por una práctica política tan viciada
como la de hoy.

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Este planteamiento es más complejo que la mera
afirmación de lo que quisiéramos o queremos que sea la
Constitución o Ley fundamental sobre la vida humana, el
matrimonio, la familia, la educación y el trabajo. Sin
embargo, es conveniente para situar y responder a los
pseudo-argumentos fáciles que los católico-liberales
oponen a nuestras exigencias.
En sucesivos capítulos de este trabajo se desarrollan
las cuestiones siguientes:
1) ¿A qué leyes nos han conducido una
Constitución de 1978 sin Dios, aconfesional del catolicismo
y confesional del laicismo (no hablamos de la laicidad y
sinónimos confusos) y del ateísmo práctico, fruto de una
imposible “neutralidad”, así como el quehacer político
liberal-socialista? ¿Se contradice hoy la letra de la
Constitución con su desarrollo positivo?
2) ¿A dónde nos ha llevado la consciente y
deliberada desmovilización de los católicos, que ha
convertido la Constitución de 1978 en un tobogán de
acusada pendiente hasta conducirnos a las leyes actuales
más horrorosas de 2014? ¿Qué hacen los políticos católicoliberales y cómo se entrometen en las buenas iniciativas
sociales?
3) ¿A dónde nos ha guiado una práctica política
viciada y ajena al más básico sentido común político? Sin
desvelar esto, es muy difícil sentirse con fuerzas en la plaza
pública para defender plenamente la vida, el matrimonio,
la familia, y la educación, y exigir una reforma
constitucional que reconozca la necesidad de unas leyes
fundamentales justas.
4) ¿Es suficiente reconocer cómo es el hombre y la
familia? ¿Es necesario resolver cuáles deben ser: a) el grado
de exigencia actual de las cuestiones nucleares sobre la vida
humana, la familia y educación; b) su fundamento
constitucional; y c) un correcto planteamiento de la
política?
Todo lo anterior nos conduce a reafirmar sin
complejos -tanto en la Constitución como en las leyes que
la desarrollan- el origen, lo originario, lo primordial del
14


hombre y las sociedades, según la naturaleza creada y el
plan de Dios. Dedicarse a parchear males gravísimos es una
mala política, que conlleva un continuo fracaso y, desde
luego, no responde a qué se aspira cuando quienes siguen
tortuosos caminos deshumanizadores, simplemente dicen:
“Quiero esto o aquello”.

Viñeta de Quero y comentario de José Ferrán en
“Siempre P’alante” (Pamplona) nº 709 (1-I-2014)

Identifiquemos
a
continuación
algunos
elementos de la acción. Una afirmación valiente y clara,
como que el poder civil se base en la confesión religiosa
católica –y sus contenidos básicos- en la España de hoy,
afirmación que tendrá el rechazo de los liberales y que
pudiera parecer a otros pedir demasiado a las
circunstancias, hace mucho más bien que mil remilgos
huidizos que paralizan el entendimiento, la voluntad, y la
práctica cotidiana, y que quitan coherencia al mensaje,
arrinconando en la conciencia individual lo que debiera
salir con naturalidad a la luz del día.
15


Está claro que las cosas no se pueden mantener
como están hoy, y que el cambio social que se debe
provocar abarca los aspectos básicos de la vida conforme a
las necesidades y realidades sociales. Lo peor es
presentarse derrotado de antemano al creer que lo exigido
es imposible o sumamente difícil, que conduce a una
situación peor que la inicial y que es contraria a las
necesidades del hombre y las sociedades. La falta de
convencimiento -fruto del nominalismo, el relativismo y la
ignorancia-, y de carácter -fruto de la pereza, la cobardía, la
acedia egoísta, los complejos y la costumbre del
retraimiento social-, son los peores aliados para cualquier
planteamiento práctico, social o político, y para la acción.
Recordemos también algunas verdades básicas. Por
ejemplo, que cuando se eleva a categoría de derecho el que “todas” las
acciones y “toda” opinión del hombre sean lo mismo, cuando se
declara a todas las religiones iguales ante la ley, y cuando se mantiene
que los derechos de los individuos son absolutos, se cae en el error de
relativismo moral, que a su vez se proyecta en una concepción
panteísta y absoluta del Estado. En tal caso la decadencia está
servida, como señaló Pío IX en el Syllabus.
Como el hombre es sociable por naturaleza, la sociedad no
puede vivir sin una creencia común, que si no es trascendente se
convierte en inmanente como, por ejemplo, el poder del Estado.
Desde luego, es de todos sabido que existen opiniones y actuaciones
deshumanizadoras y destructivas que han alcanzado los sillones del
poder en España, y que los mil compromisos y cesiones de los
conservadores españoles sólo han servido para llegar a una situación
insostenible como si los españoles fuesen paganos y salvajes.
En algunos ámbitos es frecuente, para mantener un ámbito
de libertad individual y no verse obligado a ejercer la objeción de
conciencia, reservar la libertad para el ámbito social y la verdad para
el ámbito interior del hombre, lo que sin duda es un planteamiento
maniqueo, como también separar asocial y radicalmente los ámbitos
privado y público, lo que es contradictorio e incívico, y ante el
imposible vacío abona el terreno para que el Estado imponga la
moral de los políticos, sobre todo la de una izquierda socialista que
hace de la amoralidad su bandera, aprovechándose de la ingenuidad
e imposibilidad del “Estado neutro” del liberalismo.
Más teóricamente podemos decir que la libertad no es el
primer valor, aunque el libre albedrío sea inherente al ser humano,
sino que el fundamento de todo es la verdad. La verdad es la realidad
ontológica de las cosas, y en materias de Fe, es lo indicado por la
Revelación cristiana. Esta afirmación no debe hacer olvidar que la
verdad reconoce la existencia del libre albedrío y la obligación de
16


hacer el bien porque se quiere hacer, aún pudiendo en la práctica
hacer el mal. Respecto al mal ejercicio de la libertad, la sociedad tiene
derecho a defenderse en el ámbito exterior, sin declarar la inmunidad
de coacción cuando se perjudique al derecho primario o secundario
de otros, al orden social y al bien común.
La libertad y verdad que distinguimos en el ámbito de las
criaturas, en Dios coincide, diciendo los filósofos y teólogos que una
cosa no es buena porque Dios la quiera sino que la quiere porque es
buena. Sí, la verdad nos hace libres, y el libre albedrío es para
ejercerlo, libertad ésta que no se puede confundir con la libertad
moral (la libertad propiamente dicha). Esta libertad moral supone el
libre albedrío, sin que la libertad sea el fin del hombre ya que su fin es
Dios. Es decir: “No es que la libertad sea el fin de la verdad como si
ésta fuera un instrumento para alcanzar aquella, sino que lo que
significa es que sin la verdad no se puede ser libre” (5). De ésta
manera puede decirse que no existe una neutralidad para el bien en
las actividades del hombre, y menos en lo que constituye su
dimensión social que desde luego tiene tantísima importancia.

17


3. LA SITUACIÓN LEGAL
¿QUÉ LEYES CORROMPEN HOY LA
PERSONA, EL MATRIMONIO, LA
FAMILIA Y LA EDUCACIÓN?
1) ¿A qué leyes nos han conducido tanto una
Constitución de 1978 sin Dios, aconfesional del catolicismo
y confesional del laicismo y del ateísmo práctico en las
instituciones y legislación, fruto de una imposible
“neutralidad” en materia de religión, como el quehacer
político liberal-socialista? ¿Se contradice hoy la letra de la
Constitución con su desarrollo positivo?
Conservar montones de recortes de prensa –como
conservamos clasificados- e informes desde 1975 hasta
2014, puede producir un lógico agobio, pues los datos
muestran la paulatina degradación de las leyes y la
sociedad en España. No es mi intención paralizar al lector
mostrando la actual agonía, con un listado de declaraciones
políticas, leyes del Parlamento nacional o autonómicos,
resoluciones del Tribunal Constitucional y judiciales,
normas etc. contrarias a la ley y derecho naturales más
fundamentales. Algún error muy grave se ha cometido en
España que explica el haber pasado de una sociedad como
la que había en 1978 a la que hay en 2014.
Ya hemos resaltado el error fundamental de la
Constitución agnóstica ahondada por la posterior historia
política.
Las promesas de los políticos liberales como Adolfo
Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo (q.e.p.d.), José María Aznar
y Mariano Rajoy (en otras épocas eran estadistas de mucha
mayor categoría como Cánovas y Antonio Maura, Silvela y
Dato, Gil Robles…) siempre se consideran subjetivamente
18


“buenas” cuando se trata de conseguir votos para copar la
política con sus propios proyectos.
Los comienzos. Se comenzó tolerando la
inmoralidad en el turismo más que frívolo, los
anticonceptivos que adquirían los turistas extranjeros en
los años del llamado desarrollismo (1960-1975), así como
la pornografía (7) y la llamada trata de blancas, y llegó la
corrupción moral más escandalosa como una Sodoma en
tierras de Occidente. Luego se igualó los hijos legítimos e
ilegítimos.
La Constitución de 1978 se refiere a la familia en
un capítulo distinto (cap. III, Art. 39) al del matrimonio
(cap. II, Art. 32). El Art. 32.2 de la Constitución incoa el
divorcio al decir que “la ley regulará las formas de
matrimonio (…) las causas de separación y disolución y
sus efectos”. Así, con semejante generalización que incluía
todos los matrimonios, el poder político se consideró con
facultades absolutas para hacer y deshacer el matrimonio
entre sus ciudadanos. Admitió el matrimonio civil entre
católicos fruto del “nadie podrá ser obligado a declarar
sobre su ideología, religión o creencias” (Art. 16.2), como si
el matrimonio no tuviese su preparación, sus condiciones o
impedimentos, y como si se pudiera separar el contrato
natural de lo que es el matrimonio cristiano. La expresión
“formas del matrimonio” (Art. 32.2) incluye las formas de
celebración (civil, canónica y otras formas religiosas), y las
regulaciones del matrimonio, sin preferir alguna, como si
los españoles no fuesen católicos por lo general, y
impulsando que así, poco a poco, dejasen de vivir como
tales. Luego, en contra de lo prometido a los electores y por
la puerta trasera y con engaño, se impuso la ley del
divorcio de Suárez y Fernández Ordóñez (UCD) en 1979,
sin permitir además que nadie optase por el modelo de
matrimonio indisoluble. Ahí están las pastorales de Mons.
Marcelo González Martín sobre la Constitución de 1978 y
luego la ley del divorcio en 1980, y la de Mons. Guerra
Campos sobre el aborto en 1985.
La Constitución no define ni se ocupa de la familia
porque así se quiso que fuese. Para ello, algunos alegaron
que ya lo hacía el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (Art. 23.1), otros convenios y tratados
19


internacionales, implícitos en el Art. 10.2 de la
Constitución. (Serían pretéritos alegando como escusa tales
textos internacionales, que no se adecúan al acto
constituyente de un país concreto). Ésta “no contiene un
concepto de familia ni ningún otro modo de constituirla
que el que existía en ese momento en el ordenamiento
jurídico en el Código Civil, que es la familia matrimonial”.
Se trata de la familia conyugal que tiene su base en el
matrimonio, pues así –y sólo por eso- lo garantiza el
posterior desarrollo legislativo reformado del Código Civil
(1981, ley 30) (José Gabaldón) (8). Esta situación más que
paradójica es inadmisible en un texto constitucional; en
realidad, los errores se han introducido en la legislación
española poco a poco y por la puerta trasera, nunca con
nobleza.
No en vano, Gabaldón señala seguidamente que,
aunque “Los poderes públicos aseguran la protección
social, económica y jurídica de la familia” (Art. 39.1), debe
velarse para que ésta protección no vulnere el estatus
jurídico de la familia matrimonial (heterosexual).
Atentados contra la vida humana. En breve
tocó el turno a la vida humana del concebido pero aún no
nacido, y en un pueblo de católicos (lo que agrava el
argumento del derecho natural) se llegó a la ley
despenalizadora del aborto impuesta por el PSOE en 1985,
a la masacre in crescendo del aborto con el PP, y, ahítos
para demostrar todo el poder –aunque fuese un poder de
destrucción que no de creación-, a la Ley Aído de 2010 que
otorga derecho a abortar (asesinar) al nasciturus. Ahora
está en juego la próxima Ley Ruiz-Gallardón de 2014 que
regresa a la “ley” de 1985. Sin embargo, no pocos del PP
prefieren más aborto que la “ley” Ruiz-Gallardón. Para no
pocos “pro vida”, incluso en la manifestación celebrada en
París favorable al Gobierno español y la recogida de firmas
en Hungría en apoyo a España, la ley Ruiz-Gallardón de
2014 es un gran avance por la vida ya que suprime el
derecho al aborto, aunque deje abierto todo el coladero
posterior a 1985. Dirán que la culpa del coladero es de la
sociedad, pero con esto no se engaña a nadie, porque
bastaría que el poder civil reconociese derechos al
concebido y aún no nacido. Ese era el deseo de muchos de
sus votantes, y con la generalidad taxativa del “derecho a la
20


vida” el PP obtuvo su mayoría absoluta. Desde luego,
cuando el mal se instala en la legislación, todo suelen ser
contradicciones y paradojas. Para que luego algunos
rebajen la Constitución al ámbito de lo administrativo –
como hicieron hacia 1978-, como si el poder y la legislación
civil de lo que hoy se llama Estado no tuviesen una fuerte
carga moral, siendo siempre en esto los socialistas más
lógicos que los liberales.
Sea la ley que fuese, aunque el Art. 15 constitucional
dice que “Todos tienen derecho a la vida (…)”, podemos
preguntarnos: ¿Quiénes son “todos”?. ¿No parecen que son
los vivos que no deben ser torturados ni maltratados, ni
condenados a muerte salvo en tiempos de guerra, casos
estos que se unen a ese “todos” en el artículo
constitucional? Por los hechos, ese “todos” no son los
concebidos y aún no nacidos, ya que si fuera así se
prohibiría con la ley penal el aborto voluntarios en
cualquier caso.
Ya en el año 2000, los puntos de fricción entre
la Iglesia y el PP de Aznar eran numerosos. Nos
referimos a la falta de voluntad para frenar el aborto legal,
la aprobación de las píldoras abortiva RU-486 y la llamada
píldora del “día después”, la manipulación de embriones
humanos, la falta de ayuda a las madres solteras, la
ausencia de fomentar la natalidad y la familia numerosa, la
falta de iniciativa para afrontar la clase de religión católica,
el mantenimiento del estatismo en la enseñanza, el ataque
frontal a la familia con el fomento de las leyes de parejas de
hecho, la difusión de la inmoralidad en la TV pública y
privada, la no concesión de una licencia a la COPE para
regir una cadena de televisión (“La Razón”, 25-XI-2000).
De ello y por ello se pasó en bloque a la
reingeniería social de ZP (Rodríguez Zapatero) con el
triste objeto de, impulsados por un radicalismo laicista,
destruir todo orden y derecho que demuestren una
“limitación”, o mejor dicho un “cauce” natural, o bien la
victoria del cristianismo sobre el paganismo (9). Nos
referimos a la Ley contra la Violencia de Género (XII2004), la ley del llamado Matrimonio Homosexual y la
adopción a las parejas del mismo sexo (VII-2005), el
llamado “divorcio exprés” (VII-2005), la carencia de límites
21


éticos en la investigación con embriones (III-2006, VI2007), la Ley de Educación (LOE) con la llamada
“Educación para la Ciudadanía” (V-2006) que vulnera
frontalmente la patria potestad de los padres y tutores
sobre sus hijos y tutelados, la Ley de Igualdad (III-2007),
Ley de Identidad de Género (III-2008), la Autorización de
la “píldora de los cinco días—” (VIII-2008), el Plan de
Derecho Humanos –con el aborto, “matrimonio”
homosexual”, y el llamado derecho a la “orientación
sexual”- (2008), la autorización de la venta libre de la PDD
(IX-2009) y la Ley de Salud sexual y Reproductiva y del
Aborto –dos leyes en una- (III-2010) (Arsuaga, Vidal,
2010).
No puede argumentarse que sólo se haya buscado
libertad para todos y todo, pues el mal ha sido admitido y
promovido, y el bien abandonado y ahogado en las leyes y
la práctica de los gobiernos centrales, autonómicos y los
Ayuntamientos. Una vez que unos y otros políticos han
dado falsas promesas y han ofrecido un continuo “circo”, y
una vez que ellos se han enriquecido hasta extremos
insospechados de corrupción, han llegado a sustraer el pan
de la boca de los gobernados. Al fin, la crisis económica ha
puesto a los españoles en su sitio. En esta crisis, los
políticos del sistema han mostrado que carecen de
propósito de la enmienda, y achacan la corrupción a las
individualidades en vez de –también- al sistema que la
propicia, pues viven y quieren seguir viviendo de éste
último. El liberal-socialismo (el racionalismo, naturalismo
y secularización aplicados a la política) tan sólo ha
pretendido mostrar algo que nunca había cuajado entre los
españoles: el poder absoluto del Estado –la voluntad
humana, general o mejor oligárquica- como pedestal del
nuevo dios en la tierra. Es un nuevo ídolo el que pretende
sustituir al Dios verdadero y providente. El liberalsocialismo ha hecho cuajar el reconocimiento de dicho
poder destruyendo la tradición, la realidad, y hasta la
naturaleza humana más fundamental, y no pocas parcelas
de la religión católica, con un aparente y más que dudoso
consentimiento de los españoles, aunque general, tramposo
y basado en la manipulación y el engaño. Así, parece que
los españoles se han transformado en un imposible
humano, y que en sus leyes es suprimido el hombre
22


negando previamente a Dios. La paradoja es cómo una
sociedad puede extrañarse de la corrupción actual (2014)
cuando se advierte el actual holocausto del aborto
voluntario. A la corrupción oculta le sigue siempre la
corrupción manifiesta.
¿Cuál es la situación actual en España? Es
llamativamente desastrosa, pues a pesar que el nuevo ídolo
de la voluntad y poder del Estado (en su anonimato y falta
de rostro se aplican las oligarquías) se extiende por toda
Europa, el caso español contrasta parcialmente con los
gobiernos europeos:
“Los gobiernos europeos han empezado a preocuparse
por la crisis de la institución familiar, de sus consecuencias e
incluso la propia sociedad ya se siente preocupada (como en
Suecia) porque sigue descendiendo la tasa de natalidad y por
esto se piensa que hay que ayudar a la familia; es posible que
dando ayudas económicas a las familias se tenga algún hijo
más, pero indudablemente no es eso todo. Esta protección es
necesaria por justicia distributiva pero el fundamento de la
protección a la familia no puede apoyarse exclusivamente en
una consideración de tasa de natalidad” (José Gabaldón
López) (10).

En Croacia se han tomado muy en serio la familia

Sobre el matrimonio. Los hechos mandan, y en
el año 2012 dijeron divorciarse por mutuo acuerdo 70.571
parejas en España. Continúa el “divorcio exprés” de ZP.
23


Se ha elevado a Institución las Parejas de Hecho,
garantizando indebidamente posiciones o intereses
privados que no tienen título para reivindicar la tutela
pública.
España es el país de Europa en el que con menos
años –son 13 años- se pueden tener relaciones sexuales sin
infringir la ley.
Sobre la unión de homosexuales. Rajoy afirmó
que el PP sólo recurrió al tribunal constitucional la Ley del
Matrimonio Homosexual, por llamar “matrimonio” a la
unión entre homosexuales:
“Nosotros recurrimos no porque la unión entre dos
personas del mismo sexo produjera efectos jurídicos, que no
nos importaba, lo único que recurríamos era el nombre, es
decir el nombre matrimonio” (ABC.es, entrevista en la
COPE).

Ahora, el PP vasco ha defendido el matrimonio
homosexual en el XIII Congreso Regional del País Vasco
(“La Gaceta de los Negocios”, 12-V-2o12).
También fue noticia es que el PP no admitió a
trámite el indulto al juez católico Ferrín Calamita,
condenado por retrasar la adopción a dos lesbianas.
En el seno del partido PP no pocos individuos hacen
alarde de defender el reconocimiento de la sodomía. Este
partido lleva varios años en el poder, con una mayoría
absoluta, y no ha modificado el llamado “matrimonio”
entre personas del mismo sexo.
Sobre la financiación del lobby homosexual.
El BOE hizo público esta Semana Santa –para más Inri- de
2013, las subvenciones a la convocatoria del año pasado,
concedidas por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales
e Igualdad, cuya titular es Ana Mato. La Federación Estatal
de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales recibe
35.000 euros para el “fomento del asociacionismo”
(Religión en libertad, 3-IV-2013).
Sobre la financiación del aborto. La
administración pública paga miles de abortos en las CC.AA.
gobernadas por el PP como Madrid (11), Valencia (12),
Baleares (13), Murcia (14), Aragón (15), Navarra (UPN)
24


(16)… Se pagan a clínicas privadas, sin que –además- no
obligue ley alguna. En Navarra existía antiguamente la
cláusula de “se obedece pero no se cumple”, practicada por
las instituciones políticas en casos límite. Algún día se
considerará el pago de los abortos voluntarios como una
página negra e increíble en la historia de un mundo
civilizado. ¿Dirán que eran otros tiempos, otras
circunstancias y otros planteamientos políticos? Nosotros
adelantamos nuestra más firme protesta.
Sobre el aborto. El político liberal conservador
Manuel Fraga Iribarne, afirmó que si ganaba no tocaría la
ley del aborto (ABC, 7-V-1986), y rechazó derogar las leyes
del aborto y matrimonio gay (europapress.es, 28-VII2010). Aznar (presidente del PP del 6-V-1996 al 17-IV2004) afirmó que mantendría la ley del aborto de 1985
(ABC, 13-X-1989), aunque en 2009 acudiese a la
concentración masiva por la reforma de dicha ley. Rajoy
manifestó su plena coincidencia con la actual
despenalización del aborto (religionenlibertad, 10-IX2009; elmundo.es, 9-IX-2009), lo mismo Cospedal
(elmundo.es 18-XII-2009), mientras Beatriz Jurado se
queja tan sólo de que se pueda abortar con 16 años (El
Semanario, LaCalledeCordoba.com). Esperanza Aguirre,
abortera e incongruente, dirá que “el aborto es un fracaso
absoluto, no se puede considerar como un derecho, hay
150.000 abortos al año en España y es un disparate que eso
continúe como está (…) (es) un escándalo en toda Europa
(…) A los tres supuestos hay que añadirles los plazos” (21IV-2009). El aborto no es un fracaso, es un asesinato.
Además, ¿por qué la C.A. de Madrid financia la quinta
parte de los abortos en clínicas privadas? ¿Por qué pide
plazos en lugar de exigir el final de la matanza?
(Hispanidad, 21-IV-2009).
Hay más o menos aborteros que se presentan
con hipocresía como pro-vida, pues dicen “sí” a
Ley abortera de 1985 con el objeto de suprimir otra
peor como es la de 2010.
La “Ley” Ruiz-Gallardón de 2014 parece suponer la
eliminación del “derecho al aborto” de la “Ley” de 2010,
pero mantiene todo lo que supuso el gran coladero
abortista de casi dos millones de criaturas en el vientre
25


materno. O una “Ley” u otra, vienen a decir, y venden que
las circunstancias no admiten otra cosa si se quiere ocupar
el poder para hacer correcciones al desastre de Rodríguez
Zapatero. Claro es que los que esto afirman han dejado
hacer al mal y nada han hecho ellos para clarificar
cuestiones e informar realmente qué es un aborto
voluntario. Las contradicciones de este “reduccionismo” –
todo lo más planteado como “mal menor”- se hacen
patentes en los apéndices de este trabajo.
A esto se le llama hipocresía y chantaje político, tan
antiguo como la triste historia decimonónica de España.
Por ejemplo, Yolanda Barcina aseguraba que UPN
(Navarra) es “un gran defensor de la vida”, y que la vida
“es la que hay que defender”. Pero a la hora de concretar,
afirmó que la defensa de la vida significaba volver a la ley
de 1985 “pues para mí sí, sería volver a la ley anterior”
(Navarra Confidencial, 2-XI-2011, 18-III-2013). Es para
preguntar qué se entiende por defensa de la vida, y la vida
de quién. ¡Qué fácil nos callamos sobre el derecho de la
vida ajena!

Perdonad nuestra inutilidad, ciudadanos del Cielo, y que Dios se apiade de
nosotros. Imagen de la Web

26


Por su parte, Eulogio López recordaba antes las
elecciones europeas de 2009: “El metalenguaje de Mayor
Oreja para justificar el aborto” (Hispanidad, 23-IV-209).
Incluso el nuevo partido político Vox, que aparece como
una secesión del PP, no otorga al tema del aborto un
primer lugar, lo enmascara con verborrea, es ambiguo y no
concreta. Puede sospecharse que este partido Vox es una
estrategia conservadora para neutralizar a los muchos
descontentos del seguidismo del PP respecto a la política
del PSOE, y a la irrupción de una coalición electoral de
emergencia formada por Comunión Tradicionalista Carlista
(CTC), Partido Familia y Vida (PFyV) y Alternativa
Española (AES), de cara a las elecciones al Parlamento
Europeo de mayo de 2014.
La manipulación de embriones. Ana Pastor,
ministra del PP, entregó 300.000 embriones humanos
(personas) para investigar convirtiéndolos en conejillos de
Indias (20minutos.es, 16-IX-2007; BOE nº 280, 22-XI2003; Hispanidad, 6-V-2009). Con el PP de Rajoy se
mantiene todo ello y las calamidades citadas y por citar.
La píldora abortiva. En 2010 se vendieron
712.000 comprimidos de la abortiva PDD en España
(Hispanidad, 3-V-2012). De Gallardón sabemos que oficia
“bodas” entre homosexuales, y que se ha convertido en el
gran repartidor de la PDD abortiva. Estos medios hacen
que el mal pase más desapercibido, pero por eso es peor.
El PP es connivente de la gran matanza del siglo XXI
y ha consolidado el Proyecto global de Zapatero (Religión
en Libertad, 1-IV-2012).

27


El ataque a quienes defienden la vida en
Navarra. En Navarra se ha presentado con éxito una
Iniciativa Legislativa Popular (ILP) avalada por más de
7.000 firmas, que exigía declarar como contrafuero la
comisión del aborto. En 14 de marzo del presente, a la hora
de debatir en el Parlamento si se admitía la propuesta
debate, el representante del PPN, Enrique Martín, tras
elogiar el derecho a la vida y ratificar su postura al respecto,
procedió a descalificar a los promotores de la ILP. Dijo que
la proposición “carece del mínimo rigor jurídico exigible”,
“causa sonrojo”, es un “engendro que ridiculiza a quienes
entienden que el aborto libre es una de las lacras más
lacerantes de la sociedad”, declaró que la iniciativa era
“errónea”, “oportunista”, y propia de una “ignorancia
jurídica sobre la foralidad”. En fin, ¿por qué tanta
descalificación? Sencillamente, hizo el papel que antes
correspondía a la llamada izquierda. UPN defendió el
derecho a vivir, no compartió la argumentación jurídica de
la iniciativa legal, y dijo que los promotores se debían
presentar a las elecciones… como si la ILP no estuviese
respaldada por la Constitución y como si UPN fuese un
firmísimo defensor de la vida que no admite iniciativas
como la ILP fuera de su partido (17). Ambos, y sobre todo
el Sr. Martín, fueron contundentemente respondidos en el
digital “Navarra Confidencial”.

28


La Educación para la Ciudadanía, EpC (18).
Esta asignatura sigue siendo un proyecto ideológico y de
intromisión en el derecho de los padres a la educación
moral de sus hijos, que fue impuesto en las Comunidades
Autónomas del PP. En Navarra, el presidente Miguel Sanz,
de la derecha regionalista UPN, la publicó en el BON, se
adelantó un año al plazo señalado por la ley, no hizo
“ascos”, e incluso rechazó la masiva objeción de conciencia
de muchos padres y alumnos a esta asignatura. Cuando las
elecciones que le eligieron, su candidatura se presentaba de
forma excluyente: o él o los nacional-separatistas incluido
el entorno de ETA. Y, desde luego, decía que iba a proteger
el derecho de las familias a la educación. Pues como hemos
dicho no fue así. La pena es que muchos objetores no
fueron coherentes con su objeción –una minoría sí lo ha
sido- y enviaron a sus hijos a clase porque en ella el Centro
y profesor se “saltaban” –incumpliendo la ley- lo que debía
explicarse según el BOE y BON. Incluso daban clase de
religión.
Dado que parece que la LOMCE del ministro Wert
va a suprimir la EpC tras ser presionado por los padres
objetores, los padres que antes cumplieron la inicua ley de
Rodríguez Zapatero y hasta justificaron su cumplimiento,
que serán quienes vuelvan a cumplir la nueva ley, ¿se darán
cuenta en qué poco quedan los inalienables derechos
paternos y las propias convicciones más básicas? Las leyes
pasan, ¿y los derechos?
Hay dos formas de vulnerar el derecho de los
padres, ya directamente, ya en el procedimiento, ya en su
no reconocimiento. Por ejemplo, directamente, en cuanto
que la asignatura de EpC es parte de la LOE (6-IV-2006),
Ley que también vulnera el derecho de los padres a la
educación de los hijos. O bien en el caso de la LOMCE del
ministro Wert, que si quita la EpC, convertirá no pocos de
sus contenidos y valores morales en ejes transversales, es
decir, interviniendo el derecho de los padres a la educación
moral y religiosa de sus hijos.
En las instituciones públicas se conculca el derecho
a una educación paterna en el procedimiento, cuando éste
derecho se subordina al complicado trámite del Consejo
Escolar y a la obtención de mayorías en su seno. ¿Puede –
29


es un ejemplo- un profesor de filosofía o biología inculcar el
agnosticismo religioso o epistemológico a sus alumnos con
la palabra o el ejemplo? Incluso en los Centros privadas o
de iniciativa social los padres no puede demandar al Centro
cuando incumple su Ideario.
Por lo que respecta a su reconocimiento, en la
escuela pública española faltan mecanismos institucionales
para exigir aquella neutralidad moral y respeto al
pluralismo ideológico propugnados por el sistema liberal.
Sin duda será porque dicha neutralidad es un imposible;
en efecto, por único coherente y justo es respetar el derecho
irrenunciable de una “escuela católica para la juventud
católica” tanto en los centros privados que lo deseen como
públicos, lo que el ministro de educación Wert no tiene en
cuenta e incluso vulnera con los ejes transversales
aplicados a toda la educación administrada con recursos
públicos o de iniciativa social.
Ahora bien, ¿en qué consiste la educación católica?
Digamos que lo católico no se reduce a la enseñanza de una
asignatura –y disciplina evaluable- como la religión, sino
que impregna toda la enseñanza. Lo que ha producido un
enorme mal, anunciado en la pastoral de Mons. González
Martín con motivo del referéndum sobre la Constitución en
1978, ha sido el reservar la educación católica para los
centros privados que la deseen, y la educación laica -sin
religión y aún contra ella- en los centros administrados
por el Estado bajo el pretexto de “neutralidad”, como si el
derecho a la educación no fuese principalmente de los
padres y tutores. Este reparto de poder (consenso lo
llaman), inicuo por prescindir de la sociedad formada a la
que tanto afecta, innecesario y sorpresivo, y que reduce la
política a la acción de élites que cacarean la existencia de la
soberanía popular, ha perjudicado gravemente a las
familias y juventud católica, en la que han aumentado los
errores sobre la misma naturaleza y ha generalizado la
increencia.
Hoy el desarrollo positivo en leyes, normas
disposiciones, contradice hasta lo poco que recoge
Constitución de 1978. Todas las barbaridades contra
dignidad humana, la vida, el matrimonio y familia,
moral… se han realizado dentro de la Constitución.

y
la
la
la

30


Recursos al Tribunal Constitucional. El PP
recurrió a este alto tribunal (que es político y nombrado por
los Partidos) contra el aborto de 1985, alegando el “todos
tienen derecho a la vida” (Constitución, Art. 15). Recurrió el
término “matrimonio” de la ley de uniones homosexuales
de 2005 (Art. 32.1) y el correspondiente derecho de
adopción de niños. Recurrió contra la Ley de Salud sexual y
Reproductiva y del Aborto -Ley Aído de 2010- cuando
estipula que las niñas menores de edad no tienen por qué
tener el consentimiento paterno (Art. 27.3). Cuatro padres
recurrieron a la Constitución (Art. 27.1 a 27.3) en defensa
de su objeción de conciencia en la polémica Educación para
la Ciudadanía, sobre la que el 28-I-2009 el Tribunal
Supremo falló a favor del Gobierno, poniendo fin a la
polémica contra la Educación para la Ciudadanía iniciada el
29-XII-2006.
Muchos recursos son estos, debidamente apoyados
en la norma positiva y -por ello- para presuntamente ganar,
pero todos han fracasado.
Dirán que el Tribunal Constitucional es nombrado
por lo políticos (Art. 159.1), pero… ¿no debieran ser sus
miembros independientes e incompatibles con todo
mandato representativo además de otras cinco
incompatibilidades más? (Art. 159.4 y 5). ¿No es acaso la
soberanía nacional la que debiera gobernar según el
liberalismo? En efecto, lo que aquí falla es el sistema y el
planteamiento del liberalismo ideológico aplicado a los
Estados.
Por otra parte, es paradójico que realidades tan
importantes hayan sido tan poco tratadas, minusvaloradas
o desvaídas en la Constitución, en claro contraste con otros
muchos temas. Cuando la sociedad votó en el referéndum
sobre la Constitución en 1978, los españoles se fiaban
totalmente de los “padres de la patria” siguiendo así la
costumbre de fiarse de los dirigentes adquirida en tiempos
del gobierno de Franco como jefe de Estado y Gobierno.
Además, no tuvieron más remedio que fiarse de la
propaganda realizada en una misma dirección por todos los
instrumentos del Estado y aplaudida por la oposición. No
obstante, hay que señalar que, por ejemplo en Navarra, los
“síes” fueron tantos como las diferentes posiciones del resto
31


de los ciudadanos, lo que desde las instituciones fue
interpretado como un fracaso del “sí” (19).

VV.AA., La familia, protagonista. Congreso general de la familia.
Pamplona, mayo 2002, Pamplona, CAN, 2003, 589 pp.
Monumento a la familia en Pamplona, enfrente del Civican.

32


4. LA SITUACIÓN SOCIAL: LA
DESMOVILIZACIÓN POLÍTICA DE LOS
CATÓLICOS. EL VIEJO
“MALMINORISMO” COMO TRAMPA
POLÍTICA
2) ¿A dónde nos ha conducido la consciente y
deliberada desmovilización de los católicos, que ha
convertido la Constitución en un tobogán de acusada
pendiente hasta conducirnos a las leyes actuales más
inmorales y aberrantes, que pueden conceptuarse –y según
creemos se conceptuarán a no tardar- como crímenes
contra la humanidad? ¿Qué hacen los políticos católicoliberales y cómo desde la política partitocrática se han
entrometido en las buenas iniciativas sociales?
Según el Rvdo. José Mª Iraburu (20), no sólo la
Constitución de 1978 “es agnóstica, prescinde en absoluto
de Dios, y en sus formulaciones deja puertas entreabiertas
para la posible entrada de leyes perversas”, citando al
cardenal Marcelo González Martín. Si hubiera existido una
“acción política sana y valiente de los católicos”, la
legislación posterior pudo haber sido de otra manera,
aunque –añado yo- con unas grandes dificultades, fruto de
la previa expulsión a Dios y a Su Ley en un país de gran
mayoría católica como España. (Ceder tal exigencia en unas
circunstancias tales, es mucho más grave e indicativo que
hacerlo en un país de pocos católicos y cuya existencia
temporal no depende del catolicismo). Para Iraburu, el
segundo gran mal es que “los mismos eclesiásticos que
aceptaron o no impugnaron la Constitución agnóstica del
78 han tenido buen cuidado de evitar toda movilización
política posterior de los católicos, haciéndola imposible
siempre que se ha intentado”. Esta desmovilización total,
consciente y deliberada, de la política y políticos católicos,
ha hecho que los católicos hayan quedado a merced de los
males propios del sistema liberal, de la partitocracia, de las
33


erróneas identificaciones sobre las que se sostiene la
democracia, de las instituciones y política liberal, y de los
llamados católico-liberales.
Quienes admiten este parámetro, ¿cómo van a
plantear una reforma en la Constitución de 1978 en el
sentido que luego diremos? ¿No habrá que denunciar
dichos parámetros mientras a la vez se plantea la reforma?
Las cadenas de la desmovilización de los
católicos. Esta y la aceptación o no impugnación de la
Constitución agnóstica, ha estado unida a:
1) La calculada manipulación de los términos “paz”,
“consenso”, “reconciliación”, “progreso”, “democracia”,
“dictadura”, “libertad”, “centro” siempre movible etc.
2) La renuncia de unos principios verdaderos para
no ser tildados de “reaccionarios”, y la aceptación de unos
principios erróneos como premisas del funcionamiento
político, cuyas consecuencias actúan lógicamente en
nuestra contra.
3) La forma de hacer política hoy día, en el que la
gente de bien, la gran masa honrada -católica pero tontona
a fuerza de católico-liberal e insanamente clerical-, actúa
con un espíritu cipayo, lacayo, y apaga-fuegos, y como
fregona de los estropicios y desaguisados que provoca la
revolución mansa (moderada pero archi-vieja, hipócrita y
hasta cínica) y radical.
4) El que los católicos se hayan tragado las
estrategias sin duda masónicas y vengativas para la
descristianización, la pérdida de España y la disolución de
la sociedad española.
5) Un trasvase ideológico inadvertido a través de la
manipulación del lenguaje (Gambra 1983, Plinio Corrêa de
Oliveira 1966), no clarificado por los buenos sino
admitiendo los presupuestos del contrario.
6) Y un sospechoso compadreo entre la supuesta
derecha e izquierda, que ha desembocado en el actual
bipartidismo donde las dos partes en supuesta lid son
similares. Todavía el PP no ha suprimido ninguna ley
inmoral del PSOE.
34


Nada de esto era nuevo para quienes leímos las
páginas de “El Pensamiento Navarro” de 1978 a 1981 y
después de otras revistas que le sucedieron.

La táctica católico-liberal. Por el contrario, ¿qué
hacen los mal llamados católico-liberales?
Lo que hacen es desorientar a los católicos,
apuntalar al partido laicista, inmoral y abortero de
derechas que es el PP, e impedir que surja con fuerza un
grupo político con una verdadera política.
Infiltrarse en los partidos liberales para mejorarlos
desde dentro puede dar como resultado la división de dicho
partido cuando se pretende hacer algo bueno. Ignoramos si
es el caso, pero la “Ley” de Ruiz-Gallardón en 2014 de
“reformita” de la “Ley” Aído del aborto de 2010, ha
provocado que un partido con mayoría absoluta al que
pertenece el ministro de Justicia Ruiz-Gallardón, muestre
sus fisuras internas donde no debieran existir por deberse
35


al programa y los votantes, y busque el “consenso” con la
izquierda en vez de aplicar su propio programa. Esto es
difícil asumirlo desde posiciones democrático-liberales,
salvo que el programa del PP fuese tan laxo que nada
indicase –lo que no es verdad-, lo que ahondaría la
dificultad de asumir democráticamente la situación.
Máxime cuando la conciencia de millones de votantes es
que el partido PP era pro vida, y dijo defender la vida
humana en el vientre materno.
Que no presenten ahora los mal llamados “católicoliberales” sus quejas propias de la “derecha-de-toda-lavida”.
Siempre que hay una práctica, detrás existe una
doctrina, aunque ello parezca contradictorio con la posición
pragmática de los llamados católico-liberales.
Mostremos algunas pinceladas que nos parece los
retratan. Primera. Hay personas piadosas que en un
ambiente hostil sobrevaloran la libertad para que se la
respeten a ellos, que insiste en el libre albedrío
confundiéndolo -al menos aparentemente- con la libertad,
y que por un falso pudor tienden a reservar la verdad para
la vida íntima.
Segunda. Claro es que tales dicen dejar a salvo la
vida humana, el matrimonio, la familia y la libertad de
educación en el ámbito público, y, como no podía ser
menos, lo exigen. Pues bien, instaurado el relativismo en
las leyes, ¿por qué los demás tendrán que aceptar su
criterio? ¿Cómo van a pedir a la sociedad –por ejemplo,
saber decir que no- cuando se le ha desacostumbrado a
ello? Con su mayoría parlamentaria, ¿podrán impedir el
ejercicio de los supuestos “derechos” que algunos creen
tener al divorcio, la poligamia etc.? ¿Qué es el orden
público y en qué consiste el derecho a la libertad? ¿No es
preciso hablar como siempre se hizo de bien común? ¿No
puede suspenderse el ejercicio de una libertad
precisamente para afirmar otro más urgente?
Por otra parte –y tercero-, tales católicos tienden a
clericalizar todo como si en la vida sólo hubiese
evangelización con el objeto de salvar almas en un mundo
hostil. Por esto, para salvaguardar sus propias obras y
36


conquistas, y porque no se acaban de creer que el hombre
sea sociable por naturaleza, reducen la importancia del
poder civil (el Estado), de la ley e instituciones civiles,
olvidando la enorme importancia de todo ello, y la doble
vertiente orientativa y no sólo punitiva de la ley, mientras
reducen a dicho Estado a una realidad administrativa, nada
comprometida o “neutral” en materias morales, y de
gestión igualitaria.
Plasmado en tres pinceladas el perfil de nuestro
hombre, no es suficiente resolver quién es persona, cómo es
el hombre, qué es el matrimonio y qué es la familia.
Tampoco cómo es la sociedad y el mundo laboral. En
política es necesaria la buena política, que lo sea en sus
contenidos pero también en sus procedimientos. De ambas
cosas carece la ideología liberal, separada como tal de la
realidad. Es más, sobre los católico-liberales cae una doble
reprobación, pues al error de sus contenidos y de su
procedimiento de convertir la hipótesis en tesis falsificando así la verdad-, se añade el carácter funesto de
las posiciones con las que se hacen la boca agua.
Las ideas que barajan son engañosas. Aunque son
numerosos responden al pensamiento débil. Lo son cuando
hablan de las exigencias de la realidad, las transacciones
patrióticas (el “consenso”), las necesidades impuestas por
el concierto de las naciones, la existencia de la hipótesis
allá donde la sociedad sigue siendo católica, el
malminorismo, creer que los malos hechos son
indestructibles (¿la justificación de los hechos
consumados?), la pacificación de las conciencias y la
concordia entre los hombres, la necesidad de diálogo,
discusión y “consenso” donde al fin es imprescindible que
triunfe la verdad y la justicia, la emancipación legítima de
las sociedades adultas (¿la sana secularización?), la
distinción entre catolicismo y clericalismo como si la Iglesia
no pudiese enseñar y como si ofender al clero no fuese
ofender a la Iglesia. Hasta aquí son diez ideas. Los que de
ellos se acercan a la política para aprovecharse de ella,
tienden a ser ante todo oportunistas y así anhelan con
“estar arriba” y triunfar, ignorando que todo tiene sus
límites, que puede ser más conveniente al testigo el no
triunfar y “estar arriba”, y que pudiera hacerse más bien
37


fuera del poder pero manteniéndose en la lucha política.
Hasta aquí son once.
Añadamos a ellas ocho recursos dialécticos más,
convertidos en “comodines” o frases hechas sin la debida
profundidad. Así, la distinción de lo religioso o privado y de
lo público o político pero para separarlo y a veces hasta
oponerlo, y no para unirlo. Recobrar la “sana
secularización” finalizada –dicen- en el siglo IV d.C. (¿se
refieren al Edicto de Milán del 313 o bien a la declaración
de la religión católica como religión del Imperio realizada
por Teodosio el grande en el año 395 d.C.?). La libertad de
las conciencias del Vaticano II, como si no hablase de ella
Pío XI en “Non abbiamo bisogno”, nº 50, y se exigiese
antaño a varios reyes visigodos que obligaron al bautizo. La
huída hacia adelante y el olvido de la Historia cuando se
empeñan en señalar un abismo entre el s. XXI y los siglos
anteriores. Recordar la violencia de los católicos hacia otras
religiones cuando se hace presente a los mártires fruto de la
violencia persecutoria que sufren los católicos, como si
todas las religiones tuvieran los mismos derechos y
confundiesen el Estado que aplica la ley con la Iglesia.
Aceptar las llamadas aspiraciones de nuestro tiempo y
conformarse con el carácter de las sociedades modernas.
Ser católico como los padres y liberal como la propia época,
y amoldarse a los errores prácticos generalizados en
nuestro tiempo para competir –sobre todo competir- en la
arena política. Haber llegado por fin y ahora, a la madurez
del pensamiento cristiano a pesar de la ingenuidad,
iluminismo y evolucionismo de semejante afirmación. Hay
otros recursos dialécticos que no obstante omitimos. Pues
bien, ¿no identifica esto a muchos católicos del s. XXI? ¿Y
no los identificaban hace cien años? (21). Todo ello indica
que los males en España son muy antiguos, como también
–lo veremos- las soluciones.
Lo llamados católico-liberales plantean batallitas
que siempre pierden, ceden “la mayor” con una conclusión
siempre deleznable, piden sucesivamente parte del todo
para al fin perder todo, inmovilizan social y políticamente a
los católicos, engañan con el voto cautivo en nombre de la
libertad y la democracia, impiden la creación de una gran
coalición antiliberal que frente político al PP. Los católicoliberales pueden contaminar las iniciativas sociales en
38


defensa de la familia, la vida etc., porque hasta 2014 han
convertido al partido liberal del PP en un partido político
imprescindible y la partitocracia como única vía de acceso
directo o indirecto al poder. También ahogan la vida social
al deshacer las fuerzas que afirman que sólo la verdad nos
hace libres, y que el liberalismo es pecado. En fin, logran el
triunfo de la masonería infiltrada en el PSOE y sin duda en
el PP. Y todo por el prurito de estar “ellos” siempre
“arriba”, de “meterse en todos los sitios”, de creer
ingenuamente
que por ser hijos de Dios ya están
preparados para lides sociales y políticas, de considerar que
por ser piadosos están a salvo de la tontuna humana y de
los errores más pegajosos y de moda, de buscar “infiltrarse”
en todo aunque con el gran riesgo de que la sal se vuelva
sosa. Su vuelo bajo sólo sirve para convertirse en aves de
corral que pronto van –quizás ellos se salven por el
momento- a la cazuela.
Al repasar esta ponencia, con un lenguaje
periodístico más desenvuelto, Ramón de Argonz (seud.)
escribe lo siguiente a la vez que convocaba a una
concentración “Aborto NO. Dios ama al embrión” a
celebrar en Pamplona el 25 de julio de 2013:
El holocausto silencioso
Hemos recibido el artículo inserto a continuación,
que explica por qué en Pamplona sólo nos movemos unos
pocos en la plaza pública en contra del aborto (y no sólo en
las relaciones interpersonales y en aquellas beneméritas
instituciones que también creamos), y por qué sólo unos
pocos denunciamos a los políticos y partidos políticos más
o menos responsables -por uno u otro motivo- de la actual
matanza de hijos.
La responsabilidad última de cada político y
ciudadano es ante Dios. Lo sabemos, aunque otros parece
que lo olvidan. Pero, por eso precisamente, todos somos
también responsables ante nuestros conciudadanos. De
exigir responsabilidad a un llamado Estado de Derecho, ya
corrupto, se huye. Hemos pedir responsabilidad por la
sangre derramada. Es la exigencia mínima de la justicia.
Desde luego, de lo que sobre todo se trata es de evitar la
matanza de un solo hijo.
Ya basta de teorizaciones y falsos moralismos, de
modelar la actuación pública o política trasladando a ella
moldes privados o internos de una u otra organización
religiosa, de trabajar en lo religioso y social –lo poco que
se puede para lo mucho que el Estado liberal deshace39


olvidándose de la política, de lo que llaman
clericalismos de pacotilla, y de ser oportunistas
parasitarios de los grandes partidos. Ya basta de
abandonar la política a los que, por uno u otro motivo
y más o menos radicalizados, son contrarios al hombre y ¡oh singular privilegio!- dicen no ser contrarios a Dios. Dar
dinero público o privado, por uno u otro motivo, con el que
se siega la vida del hijo, también es ser contrario a la vida
humana del más inocente, aunque se cierre los ojos con
fuerza. Que lo sepa el actual Gobierno de Navarra. Y hacer
de ello un sistema o método, es hipócrita, es terrible, y
deslegitima a cualquiera.
El nuevo ídolo es la "regla del juego" –la
“soberanía nacional” dirán, sabiendo que además es
mentira- que por otra parte todos incumplen multitud de
veces. Todos los días lo vemos delante de nuestros ojos. La
legalidad vigente es la mera suma de fuerzas
contrapuestas. Y las malas pasiones tienen mucha fuerza.
Con tales y aquellas personas, sí que no se puede
hacer nada. Luego dirán contradictoriamente que se puede
hacer mucho en la sociedad. Claro, por eso estamos así. ¿Y
a cambio de qué? Ahora bien, para todo usarán buenas
palabras, que eso es fácil; e incluso exigen que no dudemos
-¡oh sabios oportunistas e infectados de ese mortal virus
liberal!- de la moralidad de sus actos.
Pues bien, que no nos pidan silencio en la rúa
pública con motivo del aborto. Que no nos pidan que
seamos parasitarios. Que no nos pidan que les dejemos a
ellos irse de rositas cuando son parasitarios del PP o
UPN..., cuando en realidad desmovilizan políticamente al
pueblo de sus responsabilidades ante Dios, cuando por
omisión -y no sólo por ella- consolidan social y
políticamente el mal, y cuando ellos guardan silencio. Y
sigue la matanza. Ojo, y que no sólo son ellos los que
trabajan por las embarazadas.
Ramón de Argonz, Pamplona, 23-VII-2013” (22)

Lo peor se dijo hace unos 35 años: los fundamentos
doctrinales de la derecha, centro e izquierda parece que se
han diluido. Recordemos lo que afirmó el cardenal
Tarancón con su estilo inconfundible: “Ya no acierta uno a
comprender
quiénes
son
los
verdaderamente
conservadores y quiénes son los auténticamente
avanzados”, aunque desearíamos ver definidos los
términos a los que se refiere. Según Julián Marías: “En
cuanto a la oposición estrictamente política, casi nunca
queda claro a qué se opone de verdad y a fondo”.
Tarancón rectificaba muy tarde, después de haber
40


desmovilizado políticamente a los católicos, que en
adelante se incluían en los partidos liberales y socialistas,
cada cual con el motivo que mejor le pareciere. Por
ejemplo, ¿militar en un partido rechazando alguna cuestión
nuclear en él? ¿No podrán los líderes relativistas arrastrar a
los católicos hacia sus posiciones, utilizándolos para luego
arrinconar su peso y presencia? ¿Tan ingenuo era el
cardenal Tarancón que ignoraba la malicia que encierra la
ambición humana, la manipulación promovida por el
sistema establecido, la corrupción que iba a imperar con los
años, el genio propio del español…?
No sin ironía, afirmaba Emilio Romero:
“En España hemos llegado a una situación maravillosa.
Casi todos piensan lo mismo y resultan diferentes en el
escenario” (TFP-COVADONGA, España anestesiada sin
percibirlo…, o. cit., pág. 52).

Paradojas
de
algunos
políticos
bienintencionados. En relación con lo anterior o bien
con independencia de ello, descubramos el hacer de varias
personalidades del PP que hacen profesión de católicos,
aunque caen en situaciones paradójicas. Nos referimos a
las actuaciones de don Jorge Fernández Díaz, don Benigno

41


Blanco, don Mayor Oreja, don Ángel Pintado… Citaré
algunos ejemplos.
Primero, Jorge Fernández Díaz. La iniciativa
digital Hazteoir.org lanzó una Alerta en apoyo al ministro
del Interior don Jorge Fernández Díaz frente al lobby
homosexual el pasado 4 de marzo de 2013. La Alerta en
defensa del ministro se produjo por la denuncia que dicho
lobby había realizado pidiendo su dimisión, porque en un
foro académico en Roma el ministro resaltó la diferencias
esenciales que existen entre la unión heterosexual y la
homosexual, “por lo que debiera corresponderse con un
diferente estatuto legal”, así como la obviedad de que la
unión de personas del mismo sexo no contribuye al
reemplazo natural de la sociedad.
Pues bien, el flamante ministro del Interior fue
respondido por el dirigente del PP vasco, Iñaki Oyarzabal,
al decir que el ministro no representaba al PP con sus
reflexiones, y también por Soledad Becerril, Defensora del
Pueblo, para quien hay que atenerse a la ley y a las
sentencias del tribunal Constitucional. Ningún miembro de
su partido ha salido en defensa del ministro Jorge
Fernández, al que por otra parte le honra su reconocida
rectitud moral y personal.
Si hasta aquí ya hemos identificado un elemento
contradictorio. la tremenda paradoja es que el 18-I-2012, el
Ministerio del Interior del que es cabeza responsable
Fernández Díaz, declaró de Utilidad Pública la Federación
Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales
(FELGTB) dándole el nº 1398, y favoreciéndole legislativa,
administrativa y económicamente (BOE, 2-II-2012). Si
Fernández Díaz forma parte del Gobierno del PP tiene que
saber que un ministro del Gobierno es solidario con las
disposiciones
del
Consejo
de
ministros.
(Anotacionesdemanuelmorillo ; hispanidad, 4-III-2013).
Este político ya mantenía sus exageradas sutilezas en 2010
(La Razón. es, 5-XI-2010).
Benigno Blanco. Carlos Ibáñez Quintana contestó
al Sr. Blanco cuando éste, cayendo en las dialécticas
actuales, afirmó: “Hay todavía algún católico
fundamentalista de cabeza que no ama la libertad, como
ama la verdad y un buen católico defiende ambas, no se
42


queda en el tradicionalismo” (Alfa y omega, 19-XI-2009;
respuesta en www.carlistas.org). Quizás así pensaba
hacerse perdonar de quienes ni aman la verdad ni la
libertad. La boutade del Sr. Blanco se destaca por sí sola.
Tengo experiencia directa de la brillante denuncia
del Sr. Blanco contra la EpC, y de su defensa de la objeción
de conciencia de los padres y tutores. En su conferencia en
Pamplona movió masas. Muchos objetaron a la EpC pero
sus hijos entraron en clase porque su instituto de educación
se saltaba la aplicación de la ley aún sin decirlo. Sin
embargo, después de extender la resistencia por toda
España, de repente nuestro protagonista se retrajo para
terminar todo en “agua de borrajas” varios años antes de
mover ficha el PP. También es cierto que estas tensiones
existieron en el episcopado español, entre los cardenales
Cañizares y Rouco Varela. El incidente protagonizado por
Femen contra el cardenal Rouco el 3-II-2014, muestra que,
al final, las diplomacias y las astucias humanas sirven de
muy poco. Así dice la prensa:
“Cinco activistas de Femen, con el torso desnudo y al grito
de "aborto es sagrado", han abordado esta noche al cardenal arzobispo de
Madrid, Antonio María Rouco Varela, cuando se disponía a entrar en la
parroquia de los Santos Justo y Pastor, en la calle de la Palma de la
capital”. Le lanzaron bragas ensangrentadas.

Mayor Oreja. Diremos a este significado ex
ministro que sí, que “El enemigo está dentro”, pero entre
los que nos llamamos católicos y no sólo dentro del PP
(Hispanidad, 14-V-2010; Hispanidad, en “Al PP se le acaba
el mal menor” pues Osorio para los pies a Mayor Oreja, 23XI-2009). Más que aprovecharse él del PP es el PP el que se
aprovecha de él, ofreciendo una imagen de propagandista
del bien. Aunque muy tarde, bien está que haya renunciado
a liberar la lista del PP al parlamento Europeo en las
elecciones de 2014.
De nuevo Jorge Fernández Díaz. El actual
ministro de Interior reconoce que el PP recoge un 89’3%
de votos de católicos (encuesta del CIS), pero dice que
también le votan otros que no son creyentes como
corresponde –afirma- a un partido no confesional. Esta
última insistencia es más que innecesaria, y no sólo porque
el voto es secreto. Si quiere dejar claro que el PP sólo se
propone la defensa del derecho natural, que es universal, lo
43


entendemos de tratarse un partido liberal que no da a los
católicos más que a los musulmanes, ni a N. S. Jesucristo
más que a Mahoma, como si el Estado no debiese de dar
culto a Dios. Lo que desde luego no debe el Sr. Fernández
es minusvalorar la presencia y, en el fondo, derechos de los
católicos votantes. Si cuando Fernández Díaz dice que los
votantes pertenecen a una sociedad española hoy muy
secularizada, suponemos que de nuevo quiere remarcar el
derecho natural, y es contrario a la política práctica
antinatural del PP, que precisamente provoca dicha
secularización. Por otra parte, sería bueno recordar la
procedencia de los votos mayoritarios al PP, porque
quienes los emiten –muchos católicos- sí tienen claro cuál
es el derecho natural o universal, y también que el Estado
no puede ser “neutral” ante la religión, por lo mismo que
puede lucir el crucifijo en los lugares públicos, se puede
jurar por la Cruz, y los políticos han ido a las procesiones
católicas etc... Lo más sonrojante es que, en contra de los
hechos, Fernández Díaz afirme que el PP “tiene principios
muy claros que, en coherencia con una de sus más
arraigadas inspiraciones doctrinales –el humanismo
cristiano de tradición occidental- (Pues ya lo echaron por
la borda en la Internacional a la que pertenece dicho
partido), inciden directamente en la defensa de la vida, del
matrimonio -como unión entre sí de un hombre y una
mujer-, de la familia y del derecho de los padres a educar
a sus hijos conforme a sus convicciones. (En esta
enumeración abandona el matrimonio canónico para
católicos, el matrimonio indisoluble, el tema de la
adopción, la moralidad pública, el tema de los
preservativos, la contracepción, y le contradice la profunda
división en el PP ante la “reformita” de la “Ley” RuizGallardón sobre el aborto en 2014…)
Pero conviene, insisto, tener presente que somos un
partido de masas (sí, con un 89’3% de sus votantes
católicos, que deben ser reconocidos, atendidos y no
utilizados), popular ciertamente, y que esos principios que
son irrenunciables deben ser asumidos por una mayoría
de la población para poder ser establecidos legalmente…
(Nadie le ha dicho otra cosa; ¿los han restablecido en las
dos legislaturas que han tenido mayoritariamente el
poder?, ¿no agudizó el Sr. Aznar los males en su segunda
44


legislatura?, ¿quieren evitarlos? ¿Anteponen la ocupación
del poder a los principios? ¿No hay una división dentro del
PP por la “Ley” sobre el aborto presentada por RuizGallardón...)… y eso en una sociedad democrática significa
ganar primero las elecciones” (¿no critica una democracia
convertida en única y máxima referencia? Ganar, ¿a costa
de qué, produciendo qué males, con programas ambiguos y
un cheque en blanco…? ¿Ganar así o de otra manera?) (La
Razón.es, 5-XI-2010; los comentarios entre paréntesis son
del autor de estas páginas).
El 6-XI-2012 el Tribunal Constitucional declaraba
no inconstitucional la ley del “matrimonio” homosexual del
PSOE (2005). El PP “acató” inmediatamente la sentencia,
manteniendo intacta da ley, y renunciando a derogarla,
aunque podía hacerlo por tener mayoría absoluta y los
programas electorales son como chicles de goma. El
ministro del Interior, Jorge Fernández, y otros
parlamentarios del PP, declararon públicamente su
disconformidad, aunque Iñaki Oyarzabal (secretario de
Justicia… de la ejecutiva nacional del PP) y otros del PP
defendían el “matrimonio” homosexual. La pregunta es:
¿por qué el Sr. Fernández y otros del PP no presentan su
dimisión e incluso crean un nuevo partido? ¿Por qué dicen
que el PP tiene las ideas muy claras? Y tantos interrogantes
como lacerantes paradojas. Sobre la desmovilización de los
católicos me remito al escrito mencionado de José María
Iraburu.
El secuestro de iniciativas sociales. Los
católico-liberales contaminan las iniciativas sociales en
defensa de la familia y la vida, porque han hecho al partido
liberal del PP algo imprescindible y la partitocracia como
única vía de acceso directo o indirecto al poder.
En efecto, el PP es un partido secularizador,
divorcista, abortero, y hace todo lo posible para hacer creer
a los católicos y gente de bien que es defensor de la vida.
Lleva dos años en el poder y mantiene toda la legislación
inmoral del PSOE. ¿Qué hubiera hecho el tal ZP en su caso?
Este partido como todos de la partitocracia, es un feudo
donde los políticos tienen su modo de vida, donde trabajan
para que no disminuya la masa votante. Como tal partido,
se autojustifica al proponerse ante todo alcanzar el poder.
45


Seguramente por eso se ha entrometido en las reacciones
provida que desvirtúa, o peor, se muestra incongruente,
engañoso, y presume de defensor de la familia y pro vida,
que es precisamente lo que no es.
Es el caso de la Iniciativa Ciudadana Europea “Uno
de nosotros” en defensa de la vida, con la que se fotografían
varios miembros destacados (Mayor, Blanco y Nasarre) del
partido abortero de derechas (aunque ellos no lo sean),
partido que en nada representa a los católicos ni la defensa
del derecho natural objetivo. De la fotografía, el público
conoce a estos tres personajes, a los que identifica con lo
católico, y nada a los trece de la fama restantes, a tres de
los cuales ni se les ve la cara. Esta es una forma sencilla de
enfeudarse la iniciativa, lo que Iniciativa admite porque
quizás reciba apoyos. La pregunta es: qué es más
importante, ¿los apoyos que Iniciativa recibe o el
desconcierto que provoca? Estos tres miembros destacados
del PP, en realidad en papel de “floreros” dentro del
partido, hacen que los católicos crean que están bien
representados, defendidos etc. por el Gobierno pepero,
responsable no obstante de la matanza de cientos de miles
de abortos con Aznar y Rajoy.
¿Hay que apoyar la “Iniciativa Ciudadana Europea
“Uno de nosotros”?: sí. Pero ella tiene que saber que debe
desmarcarse totalmente de los del PP. Para Manuel
Morillo:
“(…) hay que plantearse en manos de quien se ha
dejado la representación del movimiento provida, pues no es
la primera ocasión en que estas personas entregan la causa
para que sirva al PP (todos recordamos anteriores
manifestaciones masivas provida cuyo resultado mediático
y de opinión pública las organizaciones pantalla del PP
entregaron al partido corrupto y abortista de derechas)”
(23).

Sí, es una nueva forma de secuestro de los católicos
por el sistema corrupto liberal. Ahora bien, nada de esto es
nuevo, pues ya se experimentó en la política española de
finales del siglo XIX y comienzos del XX, cuando el partido
conservador era desenmascarado por pensadores de la talla
de Roca y Ponsa, Bolaños, Nocedal, Vázquez de Mella y un
largo etcétera.
46


Uno de los libros divulgativos que aclaran que está
ocurriendo en España en relación con los embriones
humanos. LASANTA, Pedro Jesús, ¿Qué están haciendo
con los embriones humanos? Bioética, Salamanca,
Horizonte, 2007, 192 pp.

47


5. LA SITUACIÓN POLÍTICA: LA
REVOLUCIÓN “DESDE ARRIBA”
3) ¿A dónde nos ha conducido una práctica
política viciada y ajena al más básico sentido común
político? Sin desvelar esto, es muy difícil sentirse con
fuerzas en la plaza pública para defender plenamente la
vida, la familia, y la educación y proponer una reforma
constitucional. Desvelar esta política nos permite concluir
que los españoles son mucho mejores que sus leyes, que
hay una gran reserva de gente muy buena, y que cambiar
las “leyes” malas no es tan traumático, siendo generalmente
fatalistas y derrotistas los que no trabajan en política y los
incapaces.
Una política viciada ha conducido a un
exceso de mal y, además, por un camino calculado
y medido.
El poder civil partitocrático, sea moderado o
conservador, sea radical o progresista, cada vez ha hecho
leyes más descristianizadoras y deshumanizadoras, de
forma más rápida, leyes más radicales y dando ejemplo
ante el mundo de la mayor disolución de lo que en otro
tiempo fue España. Ya lo decíamos en la introducción.
Nunca se había hecho tanto mal, tan grave y tan
rápidamente en el ruedo ibérico. Ha sido una prolongada y
sin duda programada –por sectas de alto standing- caída
libre, sin freno y sin rubor por parte de sus agentes, como
por un prolongado tobogán durante los últimos 35 años
(24).
La política ha conducido a una imposición
artificial del mal desde arriba, aprovechando los
grandes vicios del sistema. Por un lado está la España
oficial (la partitocracia) y por otro camina la España real.
48


Ante la corrupción política actual, ya hay quien lo dice
abiertamente en televisión, por ejemplo el político Revilla
de Cantabria, el periodista Pedro Ruiz, y tantos otros. Aquí,
han podido muchísimo más la ideología, los señuelos –
siempre para críos- de “modernidad” y “europeísmo”, que
motivos sociales, de sentido común, de prudencia política,
de principios… máxime cuando en España los males han
llegado después de las leyes.
Tantos males y tan rápidos en un país de católicos,
significa que los políticos han ido y van por delante de los
acontecimientos con una evidente mala fe, poco o nada
democrática.
Significa
que
las
ideologías
son
manipuladoras, que los católicos dirigidos por los hombres
que quedan de la política taranconiana han hecho las cosas
muy mal, ya por el “progresismo” dentro de la Iglesia, ya
por olvidar que el liberalismo descristianiza y por ello
deshumaniza. Con la colaboración de unos u otros, el plan
masónico para España ha sido evidentemente puesto en
práctica con todo rigor.
El sistema liberal es corruptor. Lo dijo Pío IX en el
Syllabus. No en vano, alguien llamó la atención que en
tiempos de ZP:
“los españoles, sometidos a un régimen que ya no
consideran que sea una democracia, se sienten frustrados,
sin confianza en el liderazgo, con miedo al futuro, presos del
sistema y sin capacidad para lograr que Zapatero dimita y
convoque elecciones anticipadas, como debería hacer si
tuviera dignidad” (France-Soir, sobre ZP, 2-XI-2010).

En realidad, el sistema hace que a pesar de la
mayoría absoluta del PP, con el Sr. Rajoy ahora estemos en
las mismas. O peor porque mayor es el desencanto de los
débiles.
Ciertamente, no es necesario ser católico para
rechazar los atentados contra la vida humana, la dignidad
del ser humano, el matrimonio, y la familia natural. Basta
ser persona, aunque –no es casualidad- quienes viven
cristianamente tienen el Derecho natural mucho más
arraigado y sin desvíos. En España, lo cierto es que
católicos y defensores del Derecho natural coinciden, y que
sólo aquellos defienden dicho Derecho.
49

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