Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESO
Dissertaçao madres jes_iuperj_2012
1. 1
Jorge Edgardo Sapia
La Construcción de Espacios Simbólicos de Resistencia: Madres de Plaza de
Mayo y Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas.
Dissertação de Mestrado
apresentada ao Instituto
Universitário de Pesquisas do Rio
de Janeiro como requisito parcial
para a obtenção do grau de
Mestre em Sociologia.
Marcelo Gantus Jasmin (Orientador)
Maria Alice Rezende de Carvalho
Beatriz Schmidt de Araújo
Rio de Janeiro, 2004
1
2. 2
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 5
CAPÍTULO I
VIOLENCIA E TERROR COMO FORMA DE DOMINACIÓN 13
1) Antecedentes de la Implantación de un Sistema de Terror 19
2) Características del Pronunciamiento Militar 23
3) El Proceso de Reconstrucción Nacional y la Construcción del Silencio 29
4) Las Bases del Consenso y del Disciplinamiento 33
5) La Desaparición como Metodología del Terror 37
6) Detenidos Desaparecidos: nueva categoría jurídica 45
CAPÍTULO II
EL RESULTADO NO ESPERADO
1) Las Organizaciones de Derechos Humanos 50
2) La Construcción del Sentido y la Contención 56
3) La Comisión de Familiares de desaparecidos y Presos por Razones Políticas 60
4) La Construcción de un Espacio Público: Madres de La Plaza de Mayo 66
5) Marchas y Contramarchas: Ofensiva Represora 77
6) Apretando el cerco 81
CAPÍTULO III
LOS PASOS PREVIOS
1) En Busca de Apoyo Internacional 84
2) Los afectados y el Campeonato Mundial de Fútbol 87
3) El proyecto Massera y los Liberados de la ESMA 94
4) Los Petitorios como Forma de Lucha 96
5) Rompiendo el silencio: la Internacionalización de sus Denuncias 99
a) Clausuras del Espacio Público y Contención 105
b) El crecimiento del movimiento 107
c) Las relaciones entre el MDH y la Iglesia Católica 114
6) La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) 123
a) El Arribo de la Comisión y sus Consecuencias 124
REFLEXIONES FINALES 136
149
BIBLIOGRAFÍA
2
3. 3
RESUMEN
El trabajo discute el proceso de formación y consolidación -durante el último
régimen autoritario en la Argentina – de dos entidades de defensa de los derechos
humanos: Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas y Madres
de la Plaza de Mayo. A través del desarrollo de una acción social de movilización y
denuncia testimonial permanente se constituyeron en la primera y principal forma de
resistencia al autoritarismo
La implantación de una cultura del miedo, con su carga de incertidumbre,
privatización y aislamiento, fue superada con la construcción de un movimiento social
que acabó tornándose protagónico en la fase de colapso del régimen y en los primeros
años del gobierno democrático que heredó la responsabilidad de resolver las cuentas
del pasado. Mostramos también el papel que juega en el inédito juzgamiento a las tres
Juntas de Comandantes y en la reciente movilización por la abolición de las leyes de
Punto Final y Obediencia Debida.
Se discute por lo tanto, el papel del no olvido y la reivindicación de una justicia
para todos que permita re-encantar un mundo desencantado por prácticas destituidas
de valoración ética y colectiva. Se observa una acción en la cual la fuerza de la
memoria pueda funcionar como mecanismo de desconstrucción de la impunidad.
3
4. 4
AGRADECIMIENTOS
Agradezco especialmente al profesor Renato Lessa quien siempre me estimuló a
la realización de este trabajo. Fue ese también el comportamiento del profesor Marcelo
Jasmin quien no sólo me reabrió las puertas de la institución, aceptándome como
orientando, como se empeño personalmente para que se aceptara la defensa de esta
disertación.
A Vicente de Paulo Batista , Jorge de Paula Paixão y Milton Temer que me
ayudaron con sus críticas y valiosas sugestiones.
Agradezco especialmente a Mario Vidal que desde Buenos Aires acompañó en
trabajo desde su retomada y se encargó de municiarme con importantes informaciones.
A Conceição Chermont Sapia cujas sugestiones fueron particularmente importantes
para la finalización del trabajo.
Quiero dejar constancia de mi reconocimiento al Centro de Estudios Legales y
Sociales que abrió las puertas de su Programa de Documentación para pudiese realizar el
levantamiento del material periodismo que sustenta este trabajo.
Y finalmente mi especial reconociendo al IUPERJ, institución que siempre ofreció
todo el apoyo necesario.
Resta compartir con todos las alegrías de la entrega y reconocer que son todos míos los
errores y lo limites de este trabajo.
4
5. 5
INTRODUCCIÓN
El resultado no esperado del intento de refundación
capitalista implementado en el cono sur de América Latina en las décadas
de sesenta y setenta fue la formación de un movimiento de defensa y
promoción de Derechos Humanos, hasta entonces inédito en la región. Su
formación alude, a un tipo de respuesta específica al proyecto de
dominación política autoritaria fundado en la sistemática violación del
derecho a la vida. El “sistema de Terror” implantado por el régimen
autoritario provocó un significativo silencio social, producido por un a
creciente percepción de miedo. Silencio social, que a menudo fue
interpretado o re-significado en el monólogo gubernamental, como
expresión de consentimiento de la sociedad a las directivas y a las
prácticas emanadas del régimen.
La formación de un movimiento colectivo dedicado a la
defensa y promoción de Derechos Humanos constitu ye la primera y
principal forma de resistencia al autoritarismo. A su vez, su formación
enmarcará -con variables grados de imbricación - las relaciones de las
diversas entidades que constituyeron el Movimiento de Derechos
Humanos (MDH) con el régimen y con la oposición política. Esta
relación conflictiva, radical y permanente se expresará en Argentina,
principalmente, a través de la constitución y desarrollo de entidades
formadas por familiares de las víctimas del “sistema de terror”. La
ausencia de un programa de asistencia jurídica que limitase los efectos
perversos del régimen autoritario permitió que la acción desarrollada por
esos grupos embrionarios se caracterizase por un proceso de
movilización y denuncia testimonial permanente, que acabó siendo
responsable por la pro yección del tema de los Derechos Humanos.
5
6. 6
Esta experiencia contrastó con la situación similar vivida en la sociedad
brasilera posterior a la intervención militar de 1964. En este contexto, diversos actores
desempeñaron un rol importante en la formulación de denuncias permitiendo dar
resonancia pública a un problema -prisiones, torturas y desapariciones- que exigía
tratamiento silencioso. Papel protagónico desempeño, por ejemplo, la Comissão
Nacional dos Bispos do Brasil (CNBB), manifestando, a través de documentos
oficiales, su denuncia y su claro repudio a las sistemáticas violaciones que ganan
intensidad en el período comprendido entre los años 1968 y 1974. A su vez, la creación
de la Comissão Arquidiocesana de Justiça e Paz permitió – a través de su departamento
jurídico – que se ofreciese asistencia jurídica a las familias afectadas por la represión.
Situación semejante pudo observarse en el contexto del régimen autoritario chileno
con la creación de la Vicaría de Solidariedad. Estas instituciones, inclusive, ofrecieron
en sus respectivas realidades, un espacio físico que sirvió como punto de referencia y
que ayudó en la superación del proceso de atomización de los afectados permitiéndoles
romper la situación de aislamiento social.
En el caso argentino las entidades se constituyen y adquieren
relevancia y trascendencia a partir del esfuerzo denodado que imprimen
madres, esposas y abuelas cuyos hijos, compañeros y nietos fueron
salvajemente arrancados de sus hogares por quienes, en nombre de la
“cristiandad occidental”, se erigieron en cruzados del buen orden de
nuestras inquisiciones contemporáneas. Así, ante el abismo abierto por la
acción del secuestro de un ser querido y por encima de la violent a
ruptura de vínculos afectivos, la madre sale a la calle para indagar, para
buscar, para exteriorizar su dolor en medio a una sociedad cada vez mas
silenciada por el terror, cuando no por la complicidad de algunos y el
consentimiento de no pocos, con los objetivos que encarnaban quienes,
desposeídos de toda valoración ética, acechaban en las sombras,
escudados por la mentira y por la impunidad.
Yo recalco que es la madre la que sale a la calle, no solamente
por el motivo que el padre pueda ser el sostén económico de la
familia, sino por que hay una fuerza interior que hace que la
madre salga a defender a su hijo. Sin fijarse en lo mínimo si
ella participaba ideológicamente en la lucha de su hijo, si
6
7. 7
estaba o no de acuerdo que su hijo era militante político o si,
cuando se lo llevaron, ella sabia que era un militante político,
representante de fábrica o de universidad... en absoluto, eso
no impidió la defensa de la vida de su hijo. Corriendo todos
los riesgos, exponiendo su vida como ya la expone una madre
cuando da a luz a su hijo. Y creo que el primer acto de amor
de una mujer, es el acto de dar vida a un hijo, corriendo el
riesgo de la propia vida. Y yo creo que eso se da después,
nuevamente, cuando nos llevan a los hijos. (Entrevista con
Maria del Rosario Cerruti, fundadora de la Asociación de
Madres de la Plaza de Mayo)
La situación de extrema incertidumbre provocada por la
eficiente política de desapariciones dará lugar a una forma de acción
social de resistencia de carácter afectivo que comienza a gestarse en el
ámbito familiar, entendido como espacio básico de solidariedad. Esto
sugiere y explica el carácter inédito de la movilización y sus particulares
modalidades de acción: coraje, perseverancia y tenacidad, elementos que
permitieron ir abriendo los diques que contenían el silencio social y,
así, superar el aislamiento inicial que el régimen se encargaba d e
reforzar.
La soledad, el desamparo y la incertidumbre que tomaba
cuenta de las familias victimadas, fueron superados en la medida de la
construcción de lazos solidarios entre los afectados, que derivaron en la
formación de entidades de movilización y denuncia de la política
represiva. El paso hacia la superación del aislamiento orientó la
formación de los primeros núcleos de afectados que originaron el
Movimiento de Derechos Humanos (en adelante MDH) y, desde los
cuales, en función de su constitución heterogénea, se plantearon desde el
comienzo estrategias de acción diferenciadas en lo ateniente a la difusión
y denuncia de las violaciones cometidas por el Estado. Esa
heterogeneidad permite visualizar, en el periodo estudiado, la existencia
de diversos conflictos y tensiones resultantes de las también diversas
7
8. 8
orientaciones políticas; de las tareas asumidas por cada uno de los
organismos; de las diferencias de personalidad y estilo de liderazgo. 44
De cualquier manera, el resultado del labor de estos
organismos, la centralidad que tubo el tema de la defensa y promoción de
los Derechos Humanos en la fase de colapso del régimen autoritario 45 y
en los primeros años del gobierno democrático que heredó la
responsabilidad de resolver las cuentas del pasado, muestran el carácter
de revelador histórico del MDH. A su vez, la trascendencia de su acción
con relación a valores resultó en el desarrollo, a lo largo del país, d e
innumeras agrupaciones de derechos humanos en fábricas, sindicatos,
escuelas y universidades. Esa es también una de las características que
puede ser apreciada en las diversas sociedades del cono sur como
resultado de los procesos de transición política que ocurren en los
ochenta. Se trata en realidad de la actualización de la ciudadanía
entendida, básicamente, como el derecho a tener derechos 46, abriendo
espacio inclusive, como sugiere Touraine, para la “invención” de nuevos
derechos producidos por los nuevos movimientos sociales que aparecen
en la contemporaneidad. 47
A parte de la introducción y de la conclusión, esta disertación se
divide en tres capítulos. El primero ex amina los antecedentes y las
características del régimen militar implantado en la Argentina en marzo
de 1976, como parte de un pro yecto autoritario diseminado en el cono sur
de América Latina en la década de 70. Resguardando las diferencias
necesarias, rescatamos de la reflexión de Hanna Arendt, 48 entre otras
nociones, la idea explícita en la categoría de “enemigo objetivo” –
44
Sobre las diversas fuentes de conflicto entre las diversas entidades véase JELIN, Elizabeth. 1995, “La
política de la memoria: el Movimiento de Derechos Humanos y la construcción democrática en la
Argentina”.
45
Sobre los diversos procesos de transición de regimenes autoritarios ver O`DONNELL, G. y
SCHMITTER, F. (1988) (org.) Transições do Regime Autoritário: Primeiras conclusões. São Paulo. Ed.
Vértice.
46
Véase LAFER, Celso (1991) A Reconstrução dos Direitos Humanos. São Paulo, Companhia das Letras.
p. 206-207.
47
Sobre el papel de los nuevos movimientos sociales véase TOURAINE, A.(1994) Crítica da
Modernidade.
48
Véase ARENDT, Hannah (1979) As origens do totalitarismo: Totalitarismo o paroxismo do poder.
8
9. 9
categoría central en su análisis sobre el anti-semitismo y a respecto del
totalitarismo – para mostrar como el régimen autoritario construye el
consenso interno a partir del cual legitima su pro yecto de dominación.
Examinamos también el papel de la violencia, entendida inicialmente,
como la intervención física voluntariamente impuesta sobre un individuo
o grupo sobre otro individuo o grupo con el objetivo de destruir o dañar
físicamente un oponente real o potencial, y del terror, en la construcción
del silencio social que el autoritarismo exige.
Nuestro propósito es mostrar como el carácter masivo de la
represión contra los sectores populares perseguía el doble objetivo de
someter y silenciar, por medio del terror, a la sociedad. La represión
directa aunada a un proceso de intimidación colectiva permanente,
parecía indicar la escasa posibilidad de que su poder pudiese ser
contestado. Utilizamos las categorías desarrolladas por el Centro de
Estudios Legales y Sociales (CELS) – uno de los organismos que
constitu yen el MDH – en el sentido de indicar que para la imposición del
silencio social contribu yó la bipolaridad de la estructura represiva, su
“doble fase de la normatividad". Es decir, la instrumentalización de una
represión legal asentada en el mítico discurso de la existencia de una
“guerra sucia” que ponía en funcionamiento diferentes mecanismos de
intimidación, represión y disciplinamiento, engarzados con la existencia
“de un sistema paralelo normativo de carácter secreto, aplicado por
unidades regulares, subordinadas a las máximas jerarquías militares 49.”
Se trató de la implementación, como muestra Arendt, de un poder oculto
y de un poder que oculta a través del uso permanente de la mentira. De
esa forma, la proximidad de la violencia y de la mentira como
dimensiones de la coerción, tienen para Arendt, consecuencias que son
destructivas de la comunidad política, una vez que ambas impiden la
libertad de la acción conjunta. Finalmente, mostramos, la construcción
de una nueva metodología represiva en la región y el surgimiento de una
nueva categoría jurídica: Detenidos Desaparecidos.
49
Documento sobre la Desaparición Forzada de Personas elaborado por el Centro de Estudios Legales
y Sociales CELS, 1982
9
10. 10
En el capítulo segundo, mostramos como la angustia y la
incertidumbre provocada por la política de desapariciones da lugar a la
formación de un movimiento de defensa y promoción de derechos
humanos, constituido principalmente por familiares afectados por el
terror estatal. Hacemos una breve reseña de los organismos de Derechos
Humanos, cuatro de ellos pre-existentes al golpe militar - y mostramos
como se procesa el surgimiento un nuevo actor colectivo, de naturaleza
espontánea y defensiva, que acaba poniendo un límite preciso al accionar
coercitivo del estado. Su identidad fue siendo construida mediante la
realización, o mejor diciendo, a través de la invención de un a
multiplicidad de tareas: denuncia; protesta pública en una sociedad
privatizada por el miedo; divulgación de la información sobre l a
dimensión del terror; apoyo y solidariedad con las victimas e
internacionalización del tema de los Derechos Humanos. Se trata de una
identidad social construida en una lucha por la vida y por la libertad; se
trata por lo tanto, como enfatiza Marilena Chaui, de la “invención de la
comunicación” desarrollada por una acción de resistencia a los
mecanismos disciplinares 50. El presente trabajo se concentró en la
formación de un sujeto colectivo determinado, sin llevar en
consideración el proyecto económico que sustentó la implementación d e
ese proceso de terror. Por eso acompañamos, específicamente, la
construcción, el desenvolvimiento y la consolidación de dos organismos
de afectados: Madres de la Plaza de Mayo y Familiares de Detenidos y
Desaparecidos por Razones Políticas. Será a partir de la re-construcción
de esa memoria, que es también la memoria de la construcción de un
espacio público que esa memoria evoca que el presente, tal vez, pueda
ser reordenado. Como sugiere Hanna Arendt en la Condición Humana, la
acción vista como actividad específicamente humana, en la medida que se
empeña en “preservar cuerpos políticos crea las condiciones para la
memoria, es decir, para la historia” 51.
50
La autora discute los procesos de invención de la comunicación en su trabajo Conformismo e
Resistencia (1986).
51
ARENDT, H. (1991) A Condição Humana. Rio de Janeiro. Forense Universitária.
10
11. 11
En el capítulo tercero, discutimos las tareas realizadas por los
organismos ante la llegada de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (C IDH). Mostramos el impacto de la C IDH sobre la sociedad y
sobre el movimiento, permitiendo su crecimiento a partir del año d e
1980. Pretendemos mostrar la centralidad que el tema adquiere durante la
transición política caracterizada, en este caso, como de colapso. Veremos
como la temática de los Derechos Humanos se proyecta sobre el primer
gobierno constitucional; el papel que él juega en el inédito juzgamiento a
las tres Juntas de comandantes y la posterior promulgación de las leyes
de Punto Final y de Obediencia Debida.
Es oportuno agregar que el trabajo privilegió el método de
historia de vida 52. Así fue posible ingresar y vislumbrar los procesos
sociales que se encuentran en la base de la interacción cotidiana; de la
misma manera, permitió una mejor comprensión de la percepción, de las
representaciones y de los significados atribuidos por los actores
estudiados a su propia experiencia individual
A su vez y avanzando algunas conclusiones, discutimos la centralidad y el
retorno de un tema - Derechos Humanos - que pareció perder su fuerza convocante
después de años de aplicación de diversas políticas de cuño neoliberal que llevaron al
país al borde de la desintegración. Como enfatiza Adam Przeworski: “El concepto de
derechos humanos constituye un acuerdo entre las fuerzas políticas de dejar algo fuera
de la política, esto es, fuera de los conflictos entre intereses y valores que dividen a la
sociedad53”. De esa manera y considerando que el contenido de los derechos humanos
52
Entendemos por historia de vida, una técnica de análisis que toma el discurso del actor como verdadero,
esto es, el significado e interpretación del actor de su acción y posición en determinados contextos y
situaciones. Su discurso requiere todavía, un trabajo de complementación y contextualización por parte
del investigador, con otras fuentes de datos, informaciones y documentos ( lo que Dentzin llamó de
método de triangulación). La discusión en torno del método de historia de vida y su retomada por la
ciencias sociales incluye una amplia literatura en áreas como Antropología, Sociología, Historia y
Sicología. Su carácter interdisciplinario (que es parte del propio discurso del actor) posibilita la
interpretación de los datos desde perspectivas diferentes y a la vez permite convertir la historia oral en una
fuente importante de investigación. Los trabajos de Daniel Bertaux, (1981); Aspásia Camargo; V. Lima y
Lucia Hipólito (1983); Norman Dentzin (1978), dan cuenta del carácter interdisciplinario y de la
importancia del método.
53
PRZEWORSKI, A. (1995) Juicio, Castigos y Memorias. Buenos Aires, Nueva Visión. P. 15.
11
12. 12
no es algo dado, y si “un compromiso histórico contingente”, como nos indica el autor,
es probable que los mismos puedan ser observados en el futuro si se construye la
capacidad institucional de sancionar las violaciones cometidas y atentar para la
construcción de una democracia social que permita superar los patrones autoritarios de
la sociedad.
Pensamos también que la permanencia de las Madres en el espacio público de la
Plaza de Mayo, insistiendo en la fuerte consigna de “aparición con vida”, permitió al
gobierno Kirchner la elaboración de un proyecto - aprobado por el Congreso - de
anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida - sancionadas durante el
mandato presidencial de Alfonsín. Los últimos movimientos indican que ahora tal vez
sea posible imaginar el cierre de las cuentas del pasado.
Finalmente, resta aclarar, que los diversos testimonios utilizados a
lo largo del trabajo son resultados de veintiséis entrevistas realizadas
entre 1986 e 1987, con integrantes de las comisiones directivas de las
dos entidades estudiadas. Diez entrevistas fueron realizadas con
participantes que no ocupaban en la oportunidad ningún cargo directivo.
Las entrevistas tuvieron la forma de conversación, por lo tanto abiertas
y sin cuestionarios a la vista. La investigación de material periodístico,
que abarcó el período de enero de 1976 hasta diciembre de 1983, fue
realizada en el archivo del Centro de Estudios Legales y Sociales
(CELS). Las fuentes utilizadas incluyen los siguientes medios
periodísticos: La Nación, Clarín, La Prensa, La Opinión e The Buenos
Aires Herald.
12
13. 13
CAPÍTULO I
VIOLENCIA Y TERROR COMO FORMA DE DOMINACIÒN
Como veremos, desde el periodo que precede a la intervención
militar, la utilización de la violencia aparece como atributo para la
consecución y manutención del poder político. La violencia fue utilizada
como instrumento de lucha por parte de organizaciones revolucionarias que
defendían una concepción de violencia que, en las aguas del marxismo, era
concebida como “partera de la historia” y, por otro lado, la violencia fue
frecuentemente utilizada como mecanismo de provocación y control social
por parte de grupos militares y para-militares.
Inicialmente entendemos por violencia la intervención física
voluntariamente impuesta por un individuo o grupo sobre otro individuo o
grupo. El objetivo principal es, por lo tanto, destruir o dañar físicamente un
oponente real o potencial. Como sugiere Walter en su trabajo sobre el
sistema del Terror, la violencia puede ser utilizada para destruir, para
controlar o para punir. Si el control y la punición pueden ser vistos como
formas de poder, en contrapartida la destrucción no representa un
mecanismo de poder a no ser que sea utilizada directamente para controlar y
punir. 1 1
La utilización sistemática de la violencia apunta básicamente a
conseguir dos objetivos. Primero, como apunta Stoppino, la violencia
directa es “la que afecta de modo inmediato el cuerpo del que la sufre”,
permitiendo la destrucción de un enemigo real o potencial. Como
consecuencia de esa acción ejemplar, es posible, en segundo lugar,
promover las bases para la obtención de consenso y obediencia a un
determinado tipo de régimen político.
11
Walter, E.V. (1969) Terror and Resistance. A study of political violence. P. 15
13
14. 14
En el verbete sobre violencia incluido en el Diccionario d e
Sociología y Política, Mario Stopino sugiere que es posible separar
analíticamente el uso de la violencia en dos niveles. El primer nivel alude a
la producción y efectiva utilización de ese recurso de poder, es decir, la
violencia en acto. El otro designa la capacidad intrínseca de producir una
violencia futura conforme las circunstancias lo exijan, es decir, la amenaza de
la violencia. La primera ofrece resultados claros y precisos. La segunda
apunta a la obtención de comportamiento social previsible 1 2 . Resulta obvio
afirmar que la utilización de la violencia directa aliada a la amenaza, confirma
y ratifica la existencia de recursos así como la predisposición con que
cuentan los productores de esa amenaza para llevarla a cabo. Esta separación
analítica permite distinguir la violencia, del poder; este último puede ser
entendido como la capacidad de “modificar la conducta de los individuos o de
los grupos dotado por lo menos de un mínimo de voluntariedad”. El poder
puede mudar la voluntad del otro, “la violencia, en cambio, el estado del
cuerpo o de sus posibilidades ambientales e instrumentales” 1 3 . En este sentido
puede entenderse la afirmación de Hanna Arendt de que “o que jamais poderá
florecer da violencia é o poder”, o todavía, que solamente “a pura violencia é
muda, e por este motivo a violência, por si só, jamais poderá ter grandeza” 1 4 .
Esas ideas indican que la violencia apunta a la eliminación de la política
entendida por Arendt como constitutiva del campo de la libertad y, por lo
tanto, de la imprevisibilidad inherente a la acción humana; o como agrega
Celso Laffer, la política debe ser entendida como “campo de comunicação e
de interação que assegura, no âmbito de uma comunidade, através da
criatividade da ação, o poder do agir conjunto, resulta da condição humana
de pluralidade e de diversidade” 1 5 .
En ese mismo camino Habermas 1 6 , al comentar el concepto de poder
en Arendt dice que
toda ordem estatal degenera numa dominação baseada na
violência, quando isola, por desconfiança, os cidadãos
12
Cf. Stopino, Mario.(1982) Diccionário de Sociologia y Política. p.1672 e ss.
13
Idem
14
Arendt, Hanna. A Condição Humana.. p.35
15
Celso Lafer. (1991) A Reconstrução dos Direitos Humanos. p. 252
16
Jurgen Habermas. (1980), “O conceito de poder em Hannah Arendt”. in Habermas – Sociología, .p.105
14
15. 15
entre si, proibindo o intercâmbio público de opiniões. Essa
ordem destrói as estruturas comunicativas, as únicas nas
quais o poder pode surgir.
En su análisis sobre el totalitarismo, Hanna Arendt discute el peso,
la centralidad, que tiene la noción de “enemigo objetivo”. Esta categoría
designa el grupo que en nombre de la ideología es, a priori, condenado a
desaparecer independiente del comportamiento de los individuos que lo
integran. O sea
o totalitarismo define seu inimigo ideologicamente antes de tomar
o poder(...)Assim, os judeus na Alemanha ou os descendentes das
antigas classes dominantes na URSS não estavan realmente sob
suspeita de ação hostil alguma; tinham sido declarados inimigos
objetivos do regime em decorrência de sua ideologia, e isto bastava
para serem eliminados 1 7 .
De esa manera, explica, para el gobierno totalitário, el “enemigo
objetivo” es un “portador de tendencias” como el portador de una
enfermedad. La autora muestra que en la práctica,
o governante totalitário age como alguém que persistentemente
insulta outra pessoa até que todo mundo saiba que ela é sua
inimiga, a fim de que possa - com certa plausibilidade – matá-la
em auto-defesa 1 8 .
En el periodo de que nos ocupamos, la violencia asume esa
dimensión radical. La misma fue utilizada para sembrar el terror en el
conjunto de la población. Por terror entendemos con Walter, el recurso extremo
al que recurre un gobierno para mantenerse en el poder, ejerciendo una severa
coerción contra individuos o grupos de la sociedad. La situación de terror es
provocada por el grado de arbitrariedad e imprevisibilidad con que se utiliza la
violencia. Estas dos características amplían la gama de posibles víctimas,
regulando en la sociedad una serie de comportamientos y actitudes tendientes a
ocultar cualquier manifestación visible o postura crítica - por menor y más
tímida que sea - que denote la existencia de una posible oposición. El ejemplo
mas conocido de este forma de utilización del terror fueron los once meses de
17
Hanna Arendt. (1979b) Totalitarismo, O paroxismo do poder.p. 178
18
Idem. p.179
15
16. 16
la dictadura del Comité de Salud Pública comandada por los jacobinos
Robespierre, Marat y Saint-Just en la Francia post- revolucionaria (1793-1794).
A su vez, la arbitrariedad e imprevisibilidad con que pueden ser
aplicadas las sanciones acaba produciendo una sensación de miedo irracional a
ese poder. En su trabajo sobre el Terror en Argentina, Juan Corradi muestra que
el terror es una técnica de desorientación que tiene por objetivo privar a los
sujetos de oportunidad de calcular y poder prever las consecuencias de sus
actos. Y agrega, siguiendo las indicaciones de Arendt, que en realidad el terror
“es una forma de poder en la cual la conformidad no es garantía de seguridad.
Siendo su efecto principal la producción de un clima de ansiedad que resulta en
una cultura del miedo.” 1 9 En ese sentido puede comprenderse que el terror
acaba suspendiendo toda capacidad de reflexión y permitiendo, a su vez, que
se acepte como verdadero lo que no pasa de construcción ideológica.
Los comportamientos a que induce esta cultura del miedo se
evidencian en una completa abstención política; a seguir normas “lógicas” de
silencio, pues el discurso en estos contextos puede tornarse equívoco,
restringiendo de esta forma la interacción comunicativa y posibilitando el
aislamiento social. Por lo tanto, el ejercicio de la violencia y, principalmente, la
memoria y la amenaza de su retorno, permite maximizar los mecanismos de
control social con un mínimo dispendio de energía. En este sentido, O’Donnell
e Galli: muestran que:
El mecanismo operativo básico en la búsqueda de seguridad es el
miedo, expresión interiorizada de la posibilidad, fantaseada o real
de ser sometidos a sanciones imaginadas como terribles –
violencia, incluso pero no necesariamente violencia física. Una
consecuencia de ese miedo es la abstención. En lo más
interiorizado, ella se traduce en la autoprohibición de ponerse
frente al orden dado e interrogarlo en su validez; en el plano de la
acción, en las múltiples formas de auto censura, en los silencios, y
en la misma dificultad de ser algo más, o algo diferente a, el buen
19
CORRADI, Juan (1982) “The mode of destrution: terror in argentina” en TELOS, nº 54 p. 63
16
17. 17
ciudadano o el buen hijo o el buen alumno y el buen empleado que
ese orden interpela. 2 0
Por lo tanto, la finalidad intrínseca del terror es destruir y reducir
anticipadamente toda forma de oposición potencial. Cuando un determinado
régimen político, sin reconocer límites legales, utiliza la violencia sistemática y
arbitrariamente como recurso óptimo de dominación y sobre todo cuando aparte
de la violencia directa, mantiene sobre sus súbditos la constante amenaza de
implementarla nuevamente y toda vez que la arbitrariedad del poder lo estimare
necesario, se constituye un proceso de terror. Walter indica que el proceso de
terror se nutre de tres elementos que lo componen y lo constituyen: 1) los
productores de la violencia; 2) las víctimas escogidas y 3) los probables blancos
o “enemigos sospechosos” de acuerdo con la categoría propuesta por Arendt.
Las víctimas o “enemigos objetivos” tienen su destino trazado. En el proceso
que nos ocupa y en la lógica del discurso oficial que enuncia una actuación
precisa “al enemigo sólo le espera la muerte” conforme se cansaron de repetir y
conforme sabemos que sucedió efectivamente. Los “blancos” se encuentran
insertados en el proceso de terror en grados variables e imponderables de
pertenencia, es decir, pueden o no tener identidades sociales específicas,
dependiendo de las circunstancias, cualquier uno puede tornarse un blanco dada
la arbitrariedad e imprevisibilidad con que actuaron los “mercaderes del miedo”
(según la feliz expresión de Corradi). Esos dos atributos generan, como sugiere
Walter, un miedo irracional que hace que desaparezca toda y cualquier
evaluación lógica, que desaparezcan del universo de lo posible las preguntas que
puedan conferir un sentido a las situaciones vividas. Siguiendo este mismo
raciocinio Renato Lessa observa con pertinencia, a partir del testimonio de
Primo Levi, que la inexistencia de una lógica; de un ¿por qué? resulta en la
primera regla del método sociológico de una sociedad concentracionária,
Um mundo onde não há porquê é um mundo desprovido de relações
de causalidade estáveis, onde não há perguntas a serem feitas. O
porquê é uma exigência existencial, diz respeito à inteligibilidade
20
O´DONNEL, G. y GALLI, C. (1980) “Sugerencias sobre algunos temas relacionados con la textura
celular de la sociedad, en particular, con la sociología del miedo” Relatório presentado al Social Science
Research Council.
17
18. 18
do mundo. Um mundo em que a possibilidade do porquê está
suprimida está radicalmente privado de sentido 2 1 .
Entretanto, vale la pena no dejar de lado la idea de que el terror
promovido por el Estado solamente es considerado arbitrario desde el punto de
vista de las victimas, una vez que desde del punto de vista del Estado es
“racional, selectivo, educacional y, sobre todo, permite un control social con
el máximo de eficiencia”, como muestran Loves y Anderson en su trabajo sobre
el terror en Hungria, y llaman la atención para el hecho de que para el régimen
“una victima es igual a cualquier otra(...)por lo tanto es la forma mas
democrática de control social 2 2 ”
El período particularmente intenso del proceso de terror destinado
a destruir toda forma de oposición, y durante el cual crece proporcionalmente la
percepción del miedo, designa una fase de terror. En Argentina, los índices
inusitados de violencia estatal se mantuvieron constantes durante la fase
reactiva 2 2 del régimen autoritario, es decir, desde el momento de su
implantación hasta el año de 1979, decreciendo a partir de entonces.
Cuando la violencia y el miedo que ella produce se circunscriben a
determinados grupos de la sociedad, como puede ser el caso de la violencia
racial, o contra minorías étnicas, o en núcleos determinados previamente
definidos como desviantes, queda definida una “zona de terror” y fuera de ese
círculo las relaciones sociales funcionan normalmente. Pero, cuando el terror se
expande sobre el conjunto de la sociedad, cuando penetra en sus tejidos más
celulares, cuando los individuos sienten que sus espacios públicos se achican
cada vez más, cuando como círculos concéntricos que se cierran dejan cada vez
21
Lessa Renato, (2002) “Século XX em chave maligna” en Política e Cultura Século XXI, vol. 2 RRJ.
ALERJ-Relume Dumara. P. 68.
22
LOVAS & ANDERSON (1982-83) “Terror in Hungry” en Telos-Winter. P. 79
22
Manoel A.Garretón propone una periodización del régimen autoritario. Una primera etapa reactiva o
defensiva da inicio a un período de represión creciente – fase del terror en nuestros términos. Es esta
etapa se manifiesta el silencio, el miedo y el desaliento. El segundo momento tiene predominio la
dimensión fundacional. Producido el agotamiento o la incapacidad de implementar esa etapa, se plantea
un momento de crisis recurrente, período de administración de la crisis y, finalmente su momento
terminal. A cada etapa corresponderían diferentes percepciones del miedo. Comunicación presentada al
seminario “Cultura del Miedo” patrocinado por Social Science Research Council. Buenos Aires Mayo de
1985.
18
19. 19
menos salidas a los ex -ciudadanos 2 3 , estamos en presencia de un “sistema de
terror” o “terror total”. En un sistema tal, todo comportamiento se vuelve
equívoco 2 4 . Por lo tanto, su eficacia depende principalmente del grado de
atomización social y, como sugiere Arendt, de la desaparición de todo tipo de
oposición organizada 2 5 .
1) Antecedentes de la Implantación de un Sistema de Terror
La característica de la permanente crisis política Argentina en el
siglo pasado se encuentra en la inexistencia de un acuerdo institucional que
permitiese una alternancia regular y legítima en el gobierno. Para explicar
esta situación fueron recurrentemente utilizados los conceptos de
inestabilidad y empate político. Por inestabilidad, se entiende el resultado
de la confrontación entre diferentes fuerzas sociales, en donde la
movilización y participación de los sectores populares, esto es, la clase
operaria y las camadas empleadas y sindicalizadas de los sectores medios,
se encuentran directamente relacionados a las situaciones de crisis política,
impidiendo la formación de alianzas estables, suficientemente amplias y
capaces de sustentar un gobierno que ejerza plenamente sus funciones
constitucionales 2 6 . El empate político, caracteriza una situación en la cual
las diferentes fuerzas sociales y políticas mantienen constante su capacidad
de veto sobre los pro yectos de otras fuerzas políticas, sin contar, no
obstante, con la capacidad y recursos de poder necesarios para imponer, de
forma efectiva, sus propios proyectos políticos. 2 7
23
La expresión es de O’Donnell y quiere designar el status de minoridad en que se encuentra la sociedad
en los regímenes autoritarios provocada por la suspensión de los derechos civiles y políticos.
24
CORRADI, Op. Cit. P. 63 e ss.
25
ARENDT, H.; Da violencia. Brasilia. UNB, 1985, p. 30
26
Véase al respecto Velasco y Cruz, S. Instabilidade Política: o caso Argentino. 1955-1970. Tese de
Mestrado,Rio de Janeiro, Iuperj, 1969, p.20
27
Cf. Portantiero, Juan Carlos “Economia y Política en la Argentina 1958-1973”, en Revista Mexicana
de Sociología, México, 1980.
19
20. 20
Otra característica importante de ese período se encuentra en la
permanente “inversión pretoriana” 2 8 que asigna a las Fuerzas Armadas el
carácter de actor legítimo del sistema político. De acuerdo con Rouquie,
las Fuerzas Armadas no se presentan como un grupo de presión o de interés
corporativos sino como el eje de la vida nacional. Esa legitimidad fue
históricamente construida por el continuo apo yo que obtuvieron los
diversos golpes militares de los sectores que, eventualmente, se
encontraban ocupando el rol de la oposición política. 2 9
La situación de crisis permanente y de inestabilidad política
encuentra sus orígenes en la década del 30 del siglo XX. Desde entonces y,
hasta la década de 80, la participación militar es constante. Esa presencia
autoritaria originó también diversas formas de protesta social y crecientes
insurrecciones populares con grados variables de violencia política que se
acentúa, en los años sesenta y setenta 3 0 , con el surgimiento de varias
organizaciones que asumen la lucha armada como forma de resistencia y de
construcción del poder popular. Entre ellas, mencionamos al ERP (Ejército
revolucionario del Pueblo) brazo armado del PRT (Partido Revolucionario
de los trabajadores), inicialmente de origen trotskista y, posteriormente,
guevarista. La segunda organización que tendrá un poder de convocatoria
significativo es la tendencia revolucionaria de la izquierda peronista
31
Montoneros , organización de guerrilla urbana nacida en 1970 y
autodefinida como de extracción peronista- guevarista.
Los años de 1930, 1943, 1945, 1962, 1966 y 1976 señalan los
sucesivos derrocamientos de gobiernos civiles electos democráticamente; en
28
Véase Huntington, Samuel, A orden política nas sociedades em mudança. São Paulo. Forense
Universitária, 1975, p.204.
29
Rouquie, Alan, “Hegemonía Militar,Estado y Dominación Social” en Argentina Hoy.A. Rouquie
(comp.) Buenos Aires, Siglo XXI, 1982, p. 25.
30
El Cordobazo de mayo de 1969, fue la primera movilización social espontánea que marco su repudio al
estado autoritario de la Revolución Argentina (1966-1973. Su importancia en la desconstrucción del gobierno
de Ongania , y en cuanto forma generalizada de protesta social, lo coloca como un divisor de aguas en la
movilización popular, Sobre el movimiento remito a Lucha de Calles, Lucha de Clases, trabajo colectivo. Ed.
La Rosa Blindada, Buenos Aires, 1973. También Francisco Delich, Crisis y Protesta Social: Córdoba Mayo
de 1969. Ed. Signos, Buenos Aires, 1970.
31
Sobre la organización político militar peronista Montoneros, véase el excelente trabajo de Richard
Gillespie, Montoneros: Soldados de Perón. Buenos Aires, Grijalbo e. 1987.. Sobre este periodo véase el
capítulo.4.
20
21. 21
rigor, sólo los procesos electorales de 1943 y de septiembre de 1973, con la
elección – en ambos pleitos - del General Juan Domingo Perón, fueron
realizados sin ningún tipo de prescripción electoral.
La crisis terminal del régimen autoritario de carácter
tradicional encabezado en 1966 por el general Onganía y la re-
democratización del país, en marzo de 1973, durante el breve mandato
presidencial de Hector Cámpora, acentúan la movilización popular. Crece
también, cuantitativamente, la línea política de la guerrilla peronista
Montoneros. Ese crecimiento abre lugar para la ocupación de importantes
espacios políticos en el nuevo gobierno, lo que permite aumentar su
prestigio ante una militancia juvenil proveniente de algunos segmentos del
movimiento operario, de importantes segmentos de la clase media y del
sector estudiantil 3 2 .
El retorno del General Perón al gobierno, después de 18 años
de exilio y de 18 años de resistencia peronista, produce un desplazamiento
y una pérdida de poder político de los sectores de la izquierda peronista
nucleados en las diversas ramas que respondían a la línea de la
organización Montoneros. Ese desplazamiento fue acompañado por una ola
de violencia desplegada por fuerzas para-militares en torno de la Alianza
Anticomunista Argentina, organizadas desde el Ministerio de Bienestar
Social por iniciativa de Lopez Rega - súper Ministro, “vidente” y
secretario privado del general Perón. Las acciones de este grupo, es decir,
las constantes intimidaciones, atentados y diversas formas de coerció n
sobre militantes populares y buena parte de la intelectualidad,
contribu yeron a introducir en la población las raíces del miedo y la
incertidumbre que se agudizarían pocos años más tarde.
32
O`Donnel, Guillermo, 1966-1973: El Estado Burocratico Autoritario. Triunfos Derrotas y Crisis.
Buenos Aires, Edición de Belgrano, 1982, p. 464
21
22. 22
Si agregamos a este cuadro la violencia proveniente de las
organizaciones guerrilleras 3 3 , es posible entender que la ampliación del
círculo del miedo e inseguridad sentido por la población permitió la
construcción del no poco significativo consenso con que contó el nuevo
régimen en su fase de implantación.
La muerte de Perón, en junio de 1974, abrió un vacío de poder. Su
liderazgo personal no fue heredado por el grupo que lo sucedió en el
gobierno. A su vez, ese vacío incentivó la lucha interna por la conducción
del complejo Movimiento Peronista, usando el recurso de la violencia como
forma de expresión y de presión política.
Hacia fines de 1975 los señales de una nueva usurpación militar
son inequívocos, mismo faltando pocos meses para la realización de
elecciones generales anticipadas que permitirían la alternancia regular y
legítima y la busca de una solución pacífica, el golpe se presiente como
inevitable. Dos lecturas ganan densidad en la época. La primera, en clave
marxista, proveniente de las organizaciones guerrilleras, evaluando el
futuro golpe como una muestra de “la crisis definitiva del capitalismo
dependiente en la Argentina” 3 4 y, por lo tanto, como un claro síntoma de
la “agudización de las contradicciones” que acelerarían el desarrollo de la
lucha popular y la consecuente victoria de la revolución. La segunda
lectura, hecha por las Fuerzas Armadas y sus bases de apo yo, - inclu yendo
amplios sectores de la sociedad que habían conseguido olvidar rápidamente
el fracaso del último gobierno militar - entendían la futura intervención
como un paso necesario para acabar con el desorden social que la
activación popular y el vacío político producido por la muerte de Perón
habían permitido. De esa manera, las Fuerzas Armadas responderán con
una violencia inusitada y con la implantación del terrorismo de Estado 3 5
33
El EPR mantuvo su capacidad operacional prácticamente durante todo el gobierno de Perón. Los
Montoneros después del desentendimiento público con Perón en el acto del 1 de mayo de 1974, resuelven
pasar a la clandestinidad el 7 de septiembre de 1974 por entender que estaban agotadas todas las medios
legales de lucha. Esa decisión acabó militarizando buena parte de la estructura política de la organización.
Véase Gillespie. Op. Cit. P.205.
34
Véase “Un balance de 1976” publicado en la revista mensual de la organización con distribución
clandestina Evita Montanera, de febrero de 1977.
35
De acuerdo con la expresión empleada por la Comisión de Derechos Humanos de La OEA en su
informe sobre la situación de los derechos humanos en la Argentina. Esa categoría designa
22
23. 23
2) Características del Pronunciamiento Militar.
Ese cuadro de incremento de las acciones militares de las
organizaciones guerrilleras; de la furia desatada por los grupos de extrema
derecha en la etapa final del Gobierno de Isabel Peron 3 6 y de la represión
que desde el gobierno constitucional se imprimía contra los sectores
populares, dio lugar al diagnóstico de una sociedad enferma que requería
rápida y profunda intervención. Al mismo tiempo, en el segundo semestre
de 1975, las acciones emprendidas por el Ejército en el norte argentino –
con la anuencia gubernamental – con la finalidad de destruir el foco
remante de la guerrilla rural ERP 3 7 señalaron el camino que seguirían los
agentes del miedo y la metodología que sería aplicada para ordenar y sanear
la sociedad una vez allanado el acceso al poder.
A partir del 24 de marzo de 1976, la Fuerzas Armadas mostraron en
la práctica los elementos constitutivos del orden reclamado por importantes
sectores de la sociedad. Desde entonces se avocaron, como veremos a
seguir, a la producción de un proceso de terror que generó aislamiento,
privatización y silencio social: atributos constitutivos de una cultura del
miedo 3 8 .
La característica principal de este nuevo tipo de intervención militar
se encuentra en la completa marginalización de los aparatos, instituciones y
sistemas de mediación tradicionales. A su vez, los objetivos, previamente
básicamente, una práctica sistemática de detenciones forzadas, torturas, asesinatos y desapariciones
como practica de gobierno aplicada por el Estado. Consultar también Eduardo Duhalde, El
terrorismo de Estado en la Argentina. Buenos Aires, Eudeba, 1984.
36
Las organizaciones para-militares que actuaron con rigor en los meses que antecedieron al golpe
fueron La Triple A y el Comando Libertadores de América.
37
Como muestra Gillespie, la amenaza de la guerrilla era debilitada por el ocaso del ERP de orientación
guevarista ya durante e los meses que antecedieron al golpe y por su virtual desarticulación en los cuatro
meses posteriores al mismo.op.cit.pg 282
38
Cf. Moreira Alves, Maria Helena, Estado e Oposição no Brasil (1964-1984), Petrópolis, Vozes, 1984.
p.169
23
24. 24
fijados, se encuentran fuera de cualquier plazo como explica el Vice-
Almirante Demetrio Casas:
El Proceso no tiene plazos y sus formales compromisos se
cumplen dentro de las previsiones que se establecieron en los
documentos básicos. No tiene fechas por cuanto es dinámico y
trascendente, en sus propósitos y objetivos. En función de ello
se producirán las sucesiones, las aperturas y las
convocatorias 3 9 .
La explicitación de objetivos y la ausencia de plazos hacen qu e
desaparezca el carácter normalizador que adquirieron los golpes
tradicionales. Por lo tanto, no se trató de implementar ciertos ajustes
coyunturales, sino y sobretodo, de implementar profundas y definitivas
transformaciones en las normas de organización y administración de l a
dominación 4 0 . Otro elemento constitu yente es que el diagnóstico apunta a
caracterizar la crisis previa por la amenazadora activación política anterior.
Esta situación de amenaza, recuerda O´Donnell, alude al grado en que las
clases y actores dominantes, tanto internos cuanto externos, consideran
eminente la ruptura de los parámetros capitalistas y de las afiliaciones
internacionales voluntariamente buscadas por los líderes políticos del sector
popular 4 1
Definida la amenaza, se torna necesario definir al enemigo
principal sobre quien recaerá, con inapelable rigor, el peso de la violencia.
Como fue común en los países del cono sur durante el período examinado, la
categoría acusatoria de subversivo sirvió para indicar la matriz generadora
del desorden y del comportamiento desviado. En la lógica discursiva del
régimen militar esta categoría de acusación política contiene otras
categorías más globalizadoras a través de las cuales generalmente se
cuestiona la propia humanidad de los acusados y, por lo tanto, se presentan
39
Mensaje del Vice-Almirante Demetrio Casas leído en la Capilla Stella Maris el 24 de marzo
de 1980. Véase Convicción Buenos Aires Abril de 1980.
40
Véase la ponencia de Noé, Alberto y Albizuri, Guillermo, “El síndrome del Cono Sur” presentada a
IPSA. RJ, 1982. p. 2. mimeo.
41
O´´Donnell, G. “Desenvolvimento político ou mudança política? En Pinheiro, P.S. (coord.) O Estado
Autoritario e Movimentos Populares. RJ, Paz e Terra, 1980ª.
24
25. 25
como más adecuadas para la obtención de áreas de consenso en la
población 4 2 . Así, encontramos con frecuencia la utilización de términos
adjetivados que estigmatizan irremediablemente a las víctimas escogidas:
criminales; peligrosos delincuentes subversivos; ateos, que buscan con su
accionar destruir las bases del orden occidental y cristiano. Obviamente, se
excluyen de estas categorías los integrantes de los grupos para-policiales
que tuvieron importante papel en el crecimiento de la violencia y
subsiguiente miedo construido en el período que precede al pronunciamiento
militar. A título de ejemplo elegimos aleatoriamente uno entre la cantidad de
conceptos semejantes:
Mi concepto de subversión se refiere a las organizaciones
terroristas de signo izquierdista. La subversión de derecha no
es tal. El cuerpo social del país está contaminado por una
enfermedad que corroe sus entrañas y forma anticuerpos. Esos
anticuerpos no deben ser considerados de la misma manera que
se considera un microbio. A medida que el gobierno controle y
destruya la guerrilla, la acción del anticuerpo va a
desaparecer. Yo estoy seguro que en los próximos meses no
habrá acciones de derecha, cosa que ya está ocurriendo, se
trata sólo de una reacción natural de un cuerpo enfermo 4 3
Dejando de lado las expresiones organicistas que apuntan a
justificar la necesidad de una profunda intervención quirúrgica en una
sociedad gravemente enferma 54, discursos de esa naturaleza tendían también
a responder a algunos medios de comunicación que, en ese momento,
comenzaban a expresar su desconcierto por la creciente ola de atentados
atribuidos a grupos de la derecha que actuarían paralelamente y sin control
del gobierno, 4 5 ejerciendo un rol que, en terminos weberianos, es de
42
Gilberto Velho discute el papel que desempeñan las categorías de acusación y rotulación en “Duas
categorías de acusação na cultura brasileira contemporânea” en Individualismo e Cultura, RJ, Zahar Ed.
1981, p. 59.
43
Declaraciones vertidas por el entonces canciller Contra-almirante Augusto Guzzetti. La Opinión 3
de octubre de 1976
54
Un excelente análisis del discurso político autoritario se encuentra en Emilio de Ipola e Lilina de
Riz, “Un juego de ‘cartas políticas”. Intelectuales y discurso autoritario en la Argentina actual” en
América Latina: Ideología y Cultura. Ed. FLACSO, San José, Costa Rica, 1982.
45
Sin conseguir armar, en ese momento, el rompecabezas de la represión, el diario La Opinión
publica la materia del secuestro de Zelmar Michelini, ex Ministro y legislador uruguayo y del ex
presidente de la Cámara de Diputados de ese país, denunciando la existencia de “una subversión
paralela que busca minar al gobierno” y reclamando del Estado para que haga uso exclusivo del
25
26. 26
competencia del Estado, conforme dejara claro el presidente de Junta
general Videla:
Sólo el Estado, para el que no aceptamos el papel de mero
espectador del Proceso, habrá de monopolizar el uso de la
fuerza y, consecuentemente, sólo sus instituciones cumplirán
las funciones vinculadas a la seguridad interna 4 6
Decíamos que la asimilación del “delincuente subversivo” como
agente reclutado por la conspiración comunista internacional sedimentó, al
interior de las Fuerzas Armadas, los componentes ideológicos que
permitieron su cohesión. Se trataba, en la evaluación militar, de una guerra
contra un poderoso enemigo externo que no permite que se hagan
concesiones ni claudicaciones. En este sentido, la distinción privilegiada
deviene de una definición de la política en los términos propuestos por Carl
Schmitt es decir, de la existencia del par opositivo amigo- enemigo. Como
muestra Bobbio, a partir de esa definición el campo de origen y de
aplicación de la política “sería el antagonismo y su función consistiría en la
actividad de agregar y defender a los amigos y desagregar y combatir a los
enemigos” 4 7 Esa visión dicotomica de lo social elimina la posibilidad del
diálogo y exacerba las técnicas de vigilancia, identificación y
aniquilamiento del enemigo. Se trató pues, en última instancia, de eliminar
los irrecuperables delincuentes no consustanciados con el “ser nacional”,
conforme expresó, entre otros, el General Nicolaides, anticipando,
inclusive, futuras respuestas tendientes a “aclarar” la situación de las
personas desaparecidas:
El individuo que está comprometido con la subversión, que ha
combatido, es un delincuente para mi, irrecuperable. Si
intentara desligarse de ese compromiso, con seguridad le
cuesta la vida. Ese es el motivo por el cual mucha gente que
alguna vez militó en esas organizaciones, en la subversión,
monopolio de la fuerza al tiempo en que solicita el esclarecimiento del secuestro y de los que fueron
denunciados con anterioridad. Su director, Jacobo Timmermam no tardó mucho en descubrir que,
desafiando la lógica geométrica, las paralelas se juntaban en los campos de concentración
desplegados por el país. Cf. La Opinión 20 de mayo de 1976.
46
Declaraciones Videla, presidente en ejercicio de marzo de 1976 a mayo de 1980 Cf. diario La
Opinión 20-5-76
47
Bobbio, Norberto, “Política” en Diccionario de Política, México, Siglo XXI, 1982, p.1247.
26
27. 27
continúa en ellas, más que por convencimiento, por temor a las
represalias 4 8 .
El hecho de tratarse de “delincuentes irrecuperables” permite que
se definan, con claridad, los niveles necesarios de violencia “reparadora”
requeridos para lograr la destrucción del enemigo y conseguir la tan deseada
seguridad nacional. Quien se encarga de definir la violencia reparadora –
con claridad meridiana - es nuevamente, el comandante de la Junta Militar:
(...)daremos, día a día, la batalla en que estamos empeñados,
hasta extirpar definitivamente a la subversión, protegiendo así
a la comunidad agredida. Para eso, seremos todo lo duros que
sea necesario. De eso no quepa ninguna duda 4 9 .
Como se sabe, la resolución sobre la metodología represiva a ser
implementada fue adoptada por el comandante en jefe del Ejército en
reunión realizada en el mes de septiembre de 1975. En dicha reunión,
conforme declaró el general Camps 5 0 , fue definido tanto la clandestinidad
de la represión cuanto la necesidad del exterminio de los opositores 5 1
Finalmente, resta apuntar la característica medular de esta nuev a
intervención militar. A diferencia de las anteriores experiencias autoritarias,
el autodenominado Proceso de Reconstrucción Nacional (en adelante,
Proceso) contó con absoluta homogeneidad de pensamiento de los cuadros de
la institución con relación al diagnóstico de la crisis preexistente.
Homogeneidad que, claro, no se encuentra a lo largo del Proceso. De manera
48
Cf. La Opinión 12 de junio de 1976
49
Mensaje de Videla dirigido al País. Cf. La Nación 25 de mayo de 1976.
50
Camps,Ramón “Apogeo y declinación de la guerrilla en la Argentina” entrevista publicada por el
diario La Prensa el 4 de enero de 1981. Véase también Frantaline, Daniel y Caiati, Maria Cristina, El
Mito de la Guerra Sucia. Buenos Aires, CELS editora 1984, p. 32 y 33.
51
En el momento en que retomamos este trabajo, vino a la luz entrevista concedida por el general
Ramón Dias Bessone, ex Comandante del II cuerpo y ex ministro del gobierno Videla, en la que por
la primera vez, un miembro del Proceso, asume públicamente, el acuerdo de exterminio referido en
la nota anterior. En la entrevista concedida a la periodista Marie-Monique Robin incluida en el
telefilm “Escuadrones de la muerte. La Escuela Francesa”, Bessone admite que 8000 personas
fueron torturadas y ejecutadas por la dictadura militar. Cf. el Diário Página 12. del 23 de agosto de
2003.
27
28. 28
que la evaluación previa, conjugada al aprendizaje de los errores cometidos
en las experiencias autoritarias anteriores, delimitó la metodología adecuada
para iniciar la transformación de las bases de la sociedad. Como sabemos, no
se trató simplemente de acabar con el desorden del gobierno peronista, po r
el contrario, no había normalización ni continuidad política posible. De
hecho, marzo del 76 debería marcar una nueva etapa histórica en el país.
Requiriéndose por lo tanto unánime conformidad sobre la metodología
adecuada para conseguirlo 5 3 . De esa manera, se firman las bases para la
construcción de un pacto de sangre en el cual actuaran en la guerra contra la
subversión todos los hombres en actividad en las Fuerzas Armadas.
Retomando por lo tanto, ese pacto de sangre remonta al mes de
septiembre de 1975 cuando se dispuso, por decisión de todos los
comandantes, el tipo de represión que se aplicaría. Se optó entonces por una
represión clandestina 5 3 . El referente que se tomó en esta opción fue sin
duda, la entonces reciente experiencia chilena. Como se recordará, el golp e
de Estado contra el gobierno de la Unidad Popular presidido por Salvador
Allende se caracterizó por la extensión y dimensión pública de la violencia
aplicada. Esa característica no solo consiguió generar terror en la sociedad
–objetivo que se buscaba también en nuestro contexto – sino que, en
contrapartida, generó una significativa protesta moral por buena parte de la
comunidad internacional. Por lo tanto, el carácter sigiloso y clandestino de
la represión buscaba limitar el efecto no deseado por los agentes del miedo.
Por otro lado, se buscaba que en un futuro retorno al orden constitucional
los presos del régimen no fuesen nuevamente sueltos. Al mismo tiempo la
opción por la feudalización y clandestinización del aparato del estado y de
sus acciones tenían el objetivo de reducir la virtual condena del Papa. Esta
53
Como observan Mignone (1986) y Frontalini e Caiati (1984) no todos los que participaron de la
reunión de septiembre del 75 concordaron con la metodología definida. Entretanto, no existen
todavía, informaciones fehacientes con relación a quienes o con cuales aspectos de la metodología
se establecía algún grado de discordancia. No se sabe, en última instancia, el destino de aquellos que
discordaron
53
Nuevos documentos desclasificados por el Departamento de Estado norteamericano demuestran que el ex
canciller Henry Kissinger pidió en octubre de 1976 a la dictadura argentina que la masacre fuera rápida, para
impedir la condena del Congreso por violaciones a los derechos humanos. Los nuevos documentos fueron
presentados ayer en Washington por la principal organización no gubernamental especializada en la
desclasificación de documentos secretos norteamericanos sobre la represión en Latinoamérica, National
Security Archives. Cf. Diário Página 12 del 2 de diciembre de 2003.
28
29. 29
tesis fue apuntada por el ex detenido-desaparecido y ex director del diario
La Opinión Jacobo Timerman 5 4 y corroborada, recientemente, por las
declaraciones del General Besonne referidas en la página anterior.
Es sabido que el empleo generalizado y público de la violenci a
tiene costos políticos acentuados. Por eso, el método acordado posibilitó el
mismo rigor eliminando la posibilidad de generar protestas, tanto en el
ámbito nacional cuanto internacional. Internamente contaban con la
percepción de caos generalizado, con la inseguridad producida por la crisis
económica previa y con el miedo por la seguridad personal que alimenta la
pasividad. Esos elementos fueron necesarios para llevar adelante la política
de exterminio. La clandestinidad de la represión permitió también, por lo
inusitado, por lo novedoso, que amplios sectores de la sociedad
contribu yesen con su silencio al aislamiento de las víctimas indirectas de la
represión, conforme veremos más adelante. Resta agregar que lo toma
estado público es la amenaza de la violencia. De un lado, como comenzamos
a ver, tal amenaza se efectiviza a través de la lógica discursiva. Por otro,
como será mostrado adelante, a través de la ostentación de los recursos y de
la predisposición para aplicar la violencia con el rigor necesario a los
posibles o eventuales disidentes.
3) El Proceso de Reconstrucción Nacional y la Construcción del
Silencio
Los objetivos básicos del autodenominado Proceso de
Reorganización Nacional se encuentran enunciados en el Acta Institucional
nº 1 y ratificados en una serie de Actas, comunicados, leyes y decretos
dictadas con posterioridad. La estructura de poder acordada para regir el
gobierno ha sido la formación de una Junta Militar integrada por los
Comandantes en Jefe de las tres armas, y presidida por el General del
Ejército Jorge Rafael Videla, compartiendo por igual la responsabilidad y la
54
Testimonio de Timerman en el juicio movido contra las juntas militares en 1985. Véase también
Timerman, Jacobo. El Caso Camps, punto inicial. El Cid. Editor Barcelona, Caracas, .Buenos Aires.
1982
29
30. 30
tarea de ordenar el país. La Junta creó la Comisión de Asesoramiento
Legislativo (CAL) también integrada por tres oficiales superiores de cada
arma; esta forma organizativa respondió a un criterio proporcional que fue
conocido como la política de los treinta y tres por ciento. Dicho criterio fue
utilizado para dividir instituciones, vehículos de comunicación, zonas
operativas y prisioneros. A su vez, esa repartición del poder incidió en la
feudalización de la máquina represiva, feudalización en el sentido de
autonomia y descentralización del aparato represivo. Ese criterio de
proporcionalidad permite diferenciar la experiencia argentina de otros casos
nacionales, como el chileno o el brasileño por ejemplo, en donde una
institución especializada fue la encargada del proceso represivo 5 5 . En el
caso que nos ocupa, las Fuerzas Armadas como institución, así como la
fuerza policial en su conjunto, se encargaron de la aplicación y
administración de la represión. Ese principio organizativo creó no pocos
conflictos al interior de las instituciones, derivados de cuestiones de poder,
prestigio y dominación.
Su objetivo prioritario – conforme fue indicado anteriormente – y
conforme se explicita en el Acta Institucional Nº 1, ha sido el combate a la
subversión como medida preliminar para la “Restitución de los valores
esenciales que sirven de fundamento a la conducción integral del Estado, a
través de su ubicación internacional en el orden occidental y cristiano” 5 6 .
Por la misma Acta Institucional se procede a la disolución del
Congreso Nacional, las Legislaturas Federal y Provincial. Se produce l a
remoción de los miembros de la Suprema Corte de Justicia; se suspende sine
die la actividad política y partidaria; colocan fuera de la ley cinco partidos
de la izquierda revolucionaria; se suspenden las actividades gremiales de
trabajadores, empresarios y profesionales. Intervienen también la
55
En contraste con Chile y Brasil que resolvieron el problema de la disención militar y de su falta de
cordenación a través de la creación de servicios secretos fuertes e independientes, en el caso uruguayo y
argentino las rivalidades y conflictos entre los diversos organismos fueron cruciales para el aumento del grado
de incertidumbre y expansión de la represión. Cf. Gillespie. Op. Cit. p.176.
56
Acta institucional nº 1 Cf. La nación 24-3-76
30
31. 31
Confederación General del Trabajo CGT 5 7 , confiscan sus obras sociales,
quedan disueltas las 62 Organizaciones y se procede a la detención de sus
dirigentes 5 8 .
Este conjunto de medidas clausura el locus de constitución de los
sujetos sociales. A la vez de suprimir los derechos políticos quedan
suspensos los derechos individuales: de igualdad ante la ley, a la libertad,
particularmente de religión, al pensamiento, a la privacidad y a la
inviolabilidad de domicilio. Al suspenderse los derechos civiles y los
derechos políticos clásicos, como el derecho de votar y ser votado, de
participar en organizaciones político partidarias, así como organizar
movilizaciones y reivindicaciones políticas, impiden que se avance en las
reivindicaciones que puedan conducir a la conquista de derechos sociales
como, por ejemplo, la reglamentación de las leyes del trabajo, vacaciones y
jubilaciones, para seguir la secuencia propuesta en el clásico trabajo de
Marshall 5 9 . De esa manera, la suspensión de la política, entendida com o
práctica de mediación entre sujetos portadores de identidades colectivas que
encuentran en lo público el espacio privilegiado para debatir y negociar
diferentes perspectivas y visiones de mundo, anula plenamente los derechos
ciudadanos. Esa perspectiva habermasiana de “esfera pública”, entendida
inicialmente como “la esfera de personas privadas reunidas en un público” 6 0
en el cual las cuestiones que dicen respecto a la comunidad se presentan de
forma discursiva a través de argumentos racionalmente elaborados, no tiene
lugar en una sociedad autoritaria. En esta, desaparece el carácter de
mediación de la esfera pública, entre el estado y la sociedad civil, entre el
57
La CGT es la representante nacional de los sindicatos y federaciones de sindicatos trabajadores y
sectores médios. Al movimiento sindical le cupo, desde 1955 hasta el retorno del peronismo al
gobierno en 1973, un doble papel Primero, como representante de la clase operaria y segundo como
único canal de expresión del movimiento peronista. Su capacidad de negociar directamente con el
Estado la colocó como interlocutora válida frente a todos los gobiernos implantados durante este
periodo. Su enorme poder de convocatoria e su capacidad en establecerse como mediador de
conflictos, legitimó y fortaleció su poder frente al Estado.
58
La mayor parte de la dirigencia sindical fue detenida en la noche del Golpe y en los días
subsiguientes.
59
Cf. Marshall, T.H. Cidadania, classe social e status. Rio de Janeiro, Zahar, 1967
60
El modelo discursivo de espacio público se encuentra en Haberlas, Jurguen, Mudança Estrutural da
Esfera Pública, RJ. Biblioteca Tempo Universitário, 1986. El autor realizó un revisión de este concepto
en el artículo “O espaço público, 30 anos depois” En Caderno de Filosofía e Ciencias Humanas, UFMG,
Ano VII, n.12, abril de 1999.
31
32. 32
poder público y los intereses de la esfera privada. En una sociedad
plenamente constituida en donde se establece la interacción comunicativa,
los mensajes producidos en la arena pública requieren una constante
reinterpretación de los sujetos sociales. En cambio, en una sociedad
disciplinaria, se torna potencialmente peligroso exponer concepciones que
puedan dar margen a interpretaciones contradictorias a la normatividad
fácticamente instituida 6 2 . Siguiendo Brunner, en estas sociedades rige la
facticidad y no la normatividad del poder puesto que esta última tiende hacia
lo público residiendo “su fuerza en la adhesión a normas compartidas 6 3 ”
Como muestra Foucault, las técnicas de disciplinamiento llevan
“Más que a la división masiva y binaria entre los unos y los otros, (el
disciplinamiento) apela a separaciones múltiples, a distribuciones
individualizantes, a una organización en profundidad de las vigilancias y de
los controles, a una intensificación y ramificación del poder” 6 4 . Para Max
Weber el concepto de disciplina incluye la “natureza prática da obediência
em massa,sem crítica e sem resistência” 6 5 . En una sociedad disciplinaria que
atomiza, individualiza y objetiva la obtención de un máximo de obediencia
por vía del sometimiento práctico de los individuos 6 6 , la no comunicación
será privilegiada, luego, la palabra se torna equívoca. En realidad, mas que
equivoca, la palabra queda soldada a un significado preciso, pierde su
carácter polisémico, su metaforicidad, su riqueza. En tal sociedad, los
mensajes no requieren ningún tipo de interpretación, son ordenes y como tal,
deben cumplirse. El orden disciplinario uniformizó a la sociedad; la silenció
hasta el limite del autismo; recortó ambiciones, proyectos y objetivos;
eliminó en definitivo la capacidad de soñar, elemento fundamental para la
producción de utopías. En fin, como nos recuerda Wanderley Guillerm e
62
Brunner, J.J. “Ideología, legitimación y disciplinamiento: nueve argumentos” en Autoritarismo y
Alternativas Populares en America Latina. San Jose Ediciones FLACSO, 1982b,p.561.
5563
Brunner, J.J. “La cultura politica del autoritarismo” en Revista Mexicana de Sociología nº2 Mexico,
1982b, p.80
64
Foucault, Michel, Microfísica do poder. Rio de Janeiro, ed. Graal. 1979, p. 202.
65
Weber, Max, Conceitos Básicos de Sociologia. São Paulo, Ed.Moraes, 1989, p.108
66
Bruner, J,J, idem, p.81
32
33. 33
disecando la lógica del autoritarismo en sus Kantianas brasileras: “cuando
los príncipes hablan, los súbditos no piensan, repiten” 6 7
4) Las bases del consenso y del disciplinamiento.
Dado el diagnóstico de la crisis social, cu yos síntomas se
expresaban en la activación política previa que fue dibujando el fracaso del
gobierno de Isabel, se optó por una rápida y profunda intervención que daba
cuenta de la visión dicotómica del mundo que caracteriza el discurso de las
FFAA: “La alternativa no ofrecía dudas: o los agentes del caos se hacían
cargo de la situación o las Fuerza Armadas asumían el poder político” 6 8 .
La intervención demandó un pro yecto político bifronte: de un
lado a través de la inscripción a un orden económico de corte liberal, por
otro, estimulando la privatización y aislamiento por medio de la producción
del terror, eliminando los enemigos reales y objetivos a ese proyecto
económico, silenciando por el miedo, al resto de la sociedad y avocándose a
la tarea de disciplinarla 6 9 .
El régimen llevó adelante su estrategia a partir de dos
dimensiones político-ideológicas. Una dimensión defensiva, sustentada
ideológicamente en la Doctrina de Seguridad Nacional, articulada a un
discurso que prometía el restablecimiento del orden en una sociedad que
venía desintegrándose por una violencia cotidiana y que generaba un estado
de naturaleza hobesiana. Esta situación de inseguridad fue sentida por
significativos sectores de la sociedad, lo que permitió que el advenimiento
67
Wanderley Guilherme dos Santos, Kantianas Brasileiras, RJ Paz e Terra, 1984
68
Mensaje de Videla. Cf. La Nación 25-5-1976.
69
Juan Corradi observó que la peculiaridad de las experiencias autoritarias del cono sur radica en la
implementación de dos formas de violencia: la violencia del Estado terrorista y la violencia del mercado.
Op.cit.
33
34. 34
del golpe no causase demasiada sorpresa. O’Donnell y Galli 7 0 realizaron
una investigación el 1978, en la que se proponían entender los procesos de
mudanza resultantes de la violencia y represión aplicada por el régimen en
la vida cotidiana y en diversos micro-contextos. Querían también detectar el
nivel de percepción que sus entrevistados tenían en la época de la
investigación con relación a momentos anteriores. La definición temporal
del período anterior fue dejada en abierto, permitiendo que los entrevistados
delimitasen el período. La mayoría de ellos coincidió en localizar ese
período anterior en los momentos que precedieron al golpe de estado. Es a
memoria del caos social sentida por la mayoría de la población, permitió al
régimen legitimar su discurso dicotómico y la práctica desarrollada que,
como vimos, tenía como premisas centrales el restablecimiento del orden en
una sociedad bastante convulsionada. En cierta medida, cualquier orden era
mejor de que ningún orden. Encontramos una situación en la cual, conforme
sugiere Pollak 7 1 , la memoria no es solamente recuerdo, sino que puede ser
también un proceso que puede recalcar, omitir o recodificar datos del
pasado.
El Estado funcionó y se constitu yó también en su dimensión
fundacional 7 2 . Sobre esta dimensión, se construye el modelo de dominación
implementado. Modelo que permitirá promover una transformación radical
en las formas de producción y reproducción de la obediencia que se torna
efectiva, en el orden autoritario, mediante la reproducción de formas de
disciplinamiento de la sociedad civil. En este modelo de sociedad el orden
70
Cf. O´Doneel, G. y Galli C, “sugerencias sobre algunos temas relacionados con la textura celular de la
sociedad y, en particular, con la sociología del miedo” Memo presentado al Social Science Research
Council, 1980
71
Véase Michel Pollak. “Memória e esquecimento” en Estudos Históricos nº 3 1980. FGV
72
Existe una basta literatura sobre el proyecto fundacional del autoritarismo nos remitimos, entre otros, a
Manuel Antonio Carretón. “En torno a la discusión de los nuevos regimenes autoritarios en America Latina”
Santiago,mimeo, 1979; Adolfo Canitrot, “”Teoria y práctica del liberalismo. Politica antiinflaionaria y
apertura económica en la Argentina, 1976-1981” en Desarrollo Económico, nº 82, Julio- setiembre, Benos
Aires, 1981; Juan Carlos Portantiero, “ Da crise do País popular à Reorganização do País Burguês” en
América Latina: Novas Estratégias de Dominação. Petrópolis, Vozes, 1980.
34
35. 35
resultante goza, como sugiere Brunner, de una legitimidad puramente
fáctica; las relaciones disciplinares se legitiman represivamente 7 3 .
El autoritarismo, al cerrar los canales de participación política
y de creación artística y literaria, inhibe cualquier forma de expresión que
no implique, como vimos, en un consenso tácito y silencioso. La mente
autoritaria está obcecada por la idea de que el mundo se presente con
claridad y nitidez. La sutileza, la contradicción, la pluralidad de ideas, la
polisemia de la palabra, la heterogeneidad comportamental confunde y
asusta, ultrapasa el límite de lo soportable. Por eso la respuesta eficaz es la
violencia. Al eliminar la política como práctica de mediación entre actores
en conflicto se elimina, por ende, toda tentativa de creación y disenso. De
esta manera, suprimidos los espacios públicos de resolución de conflictos, y
mediante la internalización individual y social del miedo a ser castigado
por un Estado omnipresente que vigila 7 4 y castiga se hace posible la
despolitización de la sociedad. La privatización de los espacios públicos es
una de las consecuencias de la internalización del miedo. Este opera como
elemento resocializante de actitudes pasivas frente a imposibilidad,
concreta o presentida, de esbozar cualquier forma de resistencia y, como
resultado, se tiene una visión enteramente gris, y mismo uniformizada de la
sociedad. De acuerdo con Delich:
Para la dictadura, restringir la sociabilidad es inicialmente
condición de seguridad, pero luego es condición de
perduración (...)La sociabilidad tiene por lo menos dos
funciones: por una parte es el vehículo de la solidariedad o
aislamiento y por otra parte expresa la magnitud de la
distancia social intrínseca a una estructura social. Cuando se
restringe el espacio de la sociabilidad, cuando se crea un
clima de sospecha y temor, se crean las condiciones que
empujan al aislamiento y por ende disminuye la solidariedad
social 7 5 .
73
Bruneer, op. Cit, 1982ª, p.560
74
Sobre esta face oculta Del terror y las complicidades sociales que alimentó ve el ensayo de
Guillermo O”Donnel. (1984), “Y a mi, que me importa?: notas sobre sociabilidad y política en
Argentina y Brasil. Mimeo.
75
Delich, Francisco, “Teoria y practica política en situaciones de dictadura” en Revista Crítica y Utopía
nº 8, Buenos Aires, 1983, p. 15.
35
36. 36
Diversos fueron las técnicas disciplinares 7 6 y los métodos utilizados
para promover la privatización de las relaciones sociales; la
individualización, también estimulada por el mercado, contribuyó, en suma,
para construir el orden y erradicar la subversión. Confrontación directa en
las calles; chequeo de vehículos; allanamientos de barrios enteros;
quinteos; detenciones masivas para averiguación de antecedentes;
secuestros; diversas formas de intimidación; tortura como practica
cotidiana; violación del secreto profesional (Sicólogos) y confesional;
violación de correspondencia; control de bibliotecas públicas y particulares,
dejando en ambos casos a criterio exclusivo de los particulares, hecho que
conduce a una desestructurante autocensura y, completando el cuadro, la
política de desapariciones 7 7
El disciplinamiento; la retracción hacia la esfera privada las
practicas de terror implementadas, y la clausura de la política marcando el
retroceso de los movimientos sociales explica también el silencio social que
el autoritarismo exige:
O silêncio é uma autodefesa oculta assassinato, oculta
assassino impune, oculta o que sabemos sobre o assassinato
e o assassino. O silêncio é uma estratégia de sobrevivência
numa sociedade repressiva 7 8 .
Así, despojados los ciudadanos de su condición de tal,
destruidas las instancias mediadoras del Estado y de la política, ausente
76
A título de ejemplo de esas medidas disciplinares podemos citar la reglamentación especial sobre
el comportamiento del alumnado en los colegios secundarios. Alunas: vestido, en o posible pollera
gris, blusa blanca o celeste, zapatos bajos, medias azules, cabello peinado y tomado,
DOCUMENTOS. Alumnos: Traje, cabellos cortos a dos dedos por encima del cuello de la camisa,
cara afeitadas, DOCUMENTOS. Cf. La Opinión 7-01-76. Sobre estas formas de disciplinamiento
en el ámbito educativo puede consultarse el trabajo de Carina Perelli. Presentado en el seminario
sobre el miedo. SSRC. Buenos Aires 1985. No está demás decir que en otros contextos celulares de
la sociedad como universidades y establecimientos fabriles fueron adoptadas medidas similares. A
pesar de parecer normas básicas de socialización implementadas en cualquier institución, es
necesario tener en cuenta que se trata de un contexto póst mayo del 68 y del “destape” producido
por la transición política anterior, es decir, la iniciada en 1973. De manera que esas “mínimas”
normas disciplinares tienen un peso significativo sobre el conjunto de los sectores juveniles en sus
ámbitos básicos de socialización: la escuela y la universidad.
77
Una excelente pintura de ese clima de represión y autocensura puede verse en la novela del escritor
uruguayo Mario de Benedetti, Primavera con una Esquina Rota.
78
Barraza, Ximena, “Notas sobre a vida cotidiana numa ordem autoritária” en América Latina: novas
estratégias de dominação. Petrópolis, Vozes, 1980,p. 155.
36
37. 37
todo conflicto legítimo, la política se hace imposible como práctica,
transformándose en una actividad privada. En otras palabras, en su propia
negación. La política también desaparece “cuando la confrontación toma la
forma de lucha ‘cuerpo a cuerpo” y también desaparece - como discut e
González Bombal - el derecho “cuando la punición no se realiza sobre el
supuesto delito, “sino que es la persona concreta lo que está en juego en el
acto de la punición” 7 9
El orden fáctico no precisa de consenso para legitimar su acción
ya que crea los mecanismos necesarios para que el disenso no tenga
expresión social. Hoy sabemos que fue una represión sentida, presentida,
pero desconocida en su momento, inédita, clandestina. Visto que no se
conocían los engranajes del accionar “privado” del aparato represivo ¿De
qué manera se podría públicamente denunciarlo?
La discusión adelantada en las páginas anteriores lleva la
investigación para el análisis de la consecuencia inesperada y más
significativa de ese orden y de esa lógica: la formación y consolidación de
un Movimiento de Derechos Humanos como primera forma organizada de
resistencia al poder coercitivo del Estado. Principalmente, el
desenvolvimiento de organismos constituidos por familiares afectados. A
su vez, se trata de situar y explicitar la categoría a partir de la cual se
produce, aún ho y, un proceso de interacción conflictiva de los organismos
con el régimen y con los subsiguientes gobiernos constitucionales. La
categoría jurídica referida es la del Detenido-Desaparecido.
5) La Desaparición como metodología del terror.
Intentamos demostrar en las páginas precedentes, que la característica
central del régimen militar puede ser encontrada en el empleo sistemático de
la violencia política como método adecuado para la obtención de niveles
79
Cf. Gonzáles Bombal, “Nunca más, el juicio mas allá de los estrados”, en Juicio, Castigo y Memorias.
Buenos Aires, Nueva Visión, 1995, p.210.
37
38. 38
óptimos de producción y reproducción de obediencia. Vimos que la
implantación de un sistema de terror perseguía el objetivo de aislar y
atomizar a los individuos; desestimular los lazos básicos de solidaridad
social; destruir toda forma de organización social pre-existente o futura que
pudiese poner en duda los contenidos ideológicos implementados por la
política represora. La intensidad de la violencia aplicada contra los sectores
populares en la fase reactiva-defensiva del régimen, propició la
instauración de un denso silencio social. De esta manera, el efecto
combinado de la represión directa, por un lado, y la permanente intimidación
colectiva, por el otro, parecían indicar la escasa probabilidad de que su
poder pudiese ser enfrentado.
El elemento constitu yente del “sistema de terror”, ha sido l a
elaboración e implementación de una política de desapariciones forzadas de
personas como metodología represiva. La bipolaridad de la estructura
represiva, según la conceptualización del Centro de Estudios Legales y
Sociales (CELS), su “doble fase de normatividad” permitió el desarrollo de
esta metodología. Es decir, se instrumentalizó, por un lado, una represión
legal, asentada en el mítico discurso de la existencia de una “guerra sucia”.
Esto posibilitó la puesta en funcionamiento de diversos mecanismos d e
intimidación y disciplinamiento. Por otro lado, estos mecanismos se
engarzaban con la existencia de “un sistema paralelo normativo de carácter
secreto, aplicado por unidades regulares, subordinadas a las máximas
jerarquías militares 8 0 .”
El carácter paralelo y secreto de la represión reforzó la imagen
ordenancista del régimen. Su intensa campaña propagandística y la
permanente intimidación colectiva han sido medios adecuados para
explicitar la amenaza y la predisposición de aplicar la violencia, toda vez y
contra quien se hiciese necesario. Estos medios agudizaron diversos
mecanismos de negación, tanto individuales como colectivos, frente a un
poder que demostraba, con argumentos irrefutables, que la simple
80
CELS, (1982) Desapariciones forzadas: elementos para una política.
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