MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
Etica VI 806
1. TALLER DE ÉTICA
Grado 806
(Semana del 23 al 27 de Marzo)
(Trabajo de Clase)
1- (Luegoderealizarlalecturadeltextoa continuaciónextraigatresconclusiones)
(Reflexión)1
CIEN HORAS DE OSCURIDAD2
por el Hermano Pablo
El niño, Josué Dennis, tenía apenas diez años de edad cuando ocurrió lo inesperado. Se perdió
en un dédalo de galerías interminables de una mina abandonada. Pero no fue cuestión de unos
momentos. Fueron cien horas. Cuatro días. Cuatro días de oscuridad casi total. Cuatro días sin
comer ni beber. Cuatro días sin ver a nadie. Cuatro días oyendo sólo el apagado rumor de una
corriente de agua en las entrañas de la tierra.
Josué iba con un grupo de compañeros que andaban de excursión, y parte del paseo incluía
explorar una mina abandonada. Quién sabe cómo, el niño se separó de su grupo y, en medio
de la oscuridad, no pudo encontrar la salida. Pero lo halló una patrulla de rescate. Estaba
extenuado, pero vivo.
«Recordé las palabras de mi madre —dijo Josué—. Ella decía: “Cuando te veas en alguna
dificultad, ora.” Y yo estuve orando a Dios todo el tiempo, pidiéndole que me vinieran a
rescatar.»
¿Tiene algún valor la oración? ¿Hay algún beneficio, o más aún, alguna validez en levantar
nuestra voz al cielo pidiendo de Dios su ayuda? Algunos han dicho que la oración no es más
que una actitud de último recurso que no vale ni el aliento que empleamos en expresarla. Y lo
cierto es que si nuestras oraciones, o nuestros rezos, no son más que clamores de angustia de
último momento, a fuerza de alguna emergencia, quizás entonces no tengan valor.
En cambio, si hemos establecido una relación personal con Dios, si Cristo es nuestro amigo
porque lo hemos recibido como el Señor de nuestra vida, y si sabemos con absoluta seguridad
que Él nos oye, nuestra oración recibirá una respuesta divina.
Cualquiera puede pasar por períodos de tristeza y desaliento, de pobreza y abandono, de
enfermedad y dolor, porque estas son contingencias comunes de la vida humana. Pero el que
tenga fe en Dios, si ora con la confianza de un niño porque cree en Él, podrá soportar toda
situación sin caer en la desesperación y sin renegar de Dios. La fe en Cristo será siempre una
llama encendida que nada puede apagar y que siempre disipa cualquier clase de sombras.
Si hacemos de Jesucristo el Señor y Salvador de nuestra vida, una luz se encenderá en
nuestra alma: la luz de la esperanza, la luz de la fe. Y con esa luz, o encontraremos la paz que
Dios da en medio del dolor, o encontraremos la salida de cualquier caverna adversa en la que
estemos. No nos alejemos de Dios. No perdamos la fe. Mantengamos viva la comunión con
Cristo. Él quiere ser nuestro amigo.
2 http://www.conciencia.net/?ID=2011mar14
2. 2- Análisis de texto
God’s Unique Love
A relationship with God is like no other
relationship you may have experienced.
God has a unique kind of love for you. It
is unconditional (not based upon meeting
certain conditions). God loves you
because He loves you.
“In this the love of God was made
manifest among us, that God sent his
only Son into the world, so that we might
live through him. In this is love, not that
we loved God but that he loved us…” (1
John 4:9,10)
He does not love you based upon your
performance. There is nothing you can
do to cause God to love you any more
than He already does—and there is
nothing that will cause God to love you
any less. He loves you, even more than
you love yourself.
Until now you have probably only
experienced conditional love. Conditional
love is based upon what you do. Perform
well on the job, on the team, or in the
relationship, and you are “loved.”
In opening your life to Christ, you have
found total love and acceptance. That
may be hard to comprehend if you’ve
never felt totally loved and accepted by
anyone. But it’s true! Unfortunately, you
won’t always feel that God loves you.
There will be times when you find
yourself doubting not only His love, but
also His existence. You’ll feel like giving
up. Don’t.
When God gave you a new life, it didn’t
come trimmed in lace and smelling of
perfume. Jesus began His earthly life in a
smelly, damp stable. He tasted real life,
and that will be the flavor of your journey
with Christ—no magic, just the promise of
His presence with you.
God says, “I have loved you with an
everlasting love; I have drawn you with
loving kindness” (Jeremiah 31:3).
There’s a Danish proverb: “The next mile
is the only one a person really has to
make.” The knowledge that God loves
you will keep you going when the next
mile seems intolerably long: “For I am
convinced that neither death nor life,
neither angels nor demons, neither the
present nor the future, nor any powers,
neither height nor depth, nor anything
else in all creation, will be able to
separate us from the love of God that is
in Christ Jesus our Lord.” (Romans
8:38,39)
Our faith rests in what God has revealed
about Himself to us. He specifically wants
us to believe and rely on His love for us:
“…the Lord delights in those who fear
[reverence] him, who put their hope in his
unfailing love” (Psalms 147:11).
“…the Lord watches over those who fear
him, those who rely on his unfailing love.”
(Psalms 33:18)
King David, whom God referred to “as a
man after my own heart”1
trusted God’s
love: “…I will sing of your strength, in the
morning I will sing of your love; for you
are my fortress, my refuge in times of
trouble. O my strength, I sing praise to
you; you, O God, are my fortress, my
loving God” (Psalms 59:16,17).
Jesus describes the depth of His love for
us, “As the Father has loved me, so have
I loved you. Now remain in my love. If
you obey my commands, you will remain
in my love, just as I have obeyed my
Father’s commands and remain in his
love. I have told you this so that my joy
may be in you and that your joy may be
complete” (John 15:9-11). He loves us no
matter what—even when we disobey. But
we will live in His love, enjoy His love, as
we obey Him.
To grow in your understanding of God’s
love for you, take some time over the
next few weeks and read Psalms 103,
John 15, and 1 John 4, and note all the
ways that God’s love is described.
3. Oración de Lutero
Señor Dios, Tú me has
puesto en tarea de dirigir y
pastorear la Iglesia. Tú ves
cuán inepto soy para
cumplir tan grande y difícil
misión, y si yo lo hubiese
intentado sin contar
contigo, desde luego lo
habría echado todo a
perder.
Por eso clamo a Ti.
Gustoso quisiera ofrecer
mi boca y disponer mi
corazón para este
menester.
Deseo enseñar al pueblo,
pero también quiero por mi
parte aprender yo mismo
continuamente y manejar
Tu Palabra, habiéndola
meditado con diligencia.
Como instrumento Tuyo
utilízame. Amado Señor,
no me abandonesen modo
alguno, pues donde yo
estuviera solo, fácilmente
lo echaría todo a perder.
Amen.
MARTÍN LUTERO3
Lutero debe ser considerado
como un hereje convicto…
nadie debe darle albergue.
Sus seguidores también serán
condenados. Sus libros serán
arrancados de la memoria
humana. —Edicto de Worms 1
…Que lleven con furor Los
bienes, vida, honor, Los hijos,
la mujer… Todo ha de
perecer… De Dios el Reino
queda.—Martín Lutero (himno
congregacional Ein’ feste
burg ist unser Gott) 2
Entre los avisos clavados en la
puerta de la Iglesia de “Todos
los Santos” de Wittenberg
(Sajonia, Alemania) el 31 de
3
https://icmccarvajal.wordpress.com/tag/m
artin-lutero/
octubre de 1517, se
encontraba una convocatoria
para debatir el tema de las
indulgencias, publicada por
ese medio, siguiendo la
costumbre académica de
aquel lugar y aquella época,
por Martín Lutero (1483-
1546): Disputatio pro
declaratione virtutis
indulgentiarum 3
Por amor a
la verdad y con el deseo de
sacarla a la luz, se discutirán
en Wittenberg las siguientes
proposiciones, bajo la
presidencia del Reverendo
Padre Martín Lutero, Maestro
en Artes y Sagrada Teología,
y profesor ordinario de las
mismas en este lugar. Por
consiguiente, ruega a todos
aquellos que no puedan estar
presentes y discutir oralmente
con nosotros quieran hacerlo
por carta. 4
Este premio venía seguido de
95 proposiciones o “tesis”, las
cuales Lutero sometía a la
consideración y crítica de
todos los interesados
(principalmente clérigos y
académicos, pues el
documento estaba en latín)
para debatirlas públicamente
conforme a la práctica
medieval académica bien
establecida y conocida como
disputatio (la disputa). Dicha
práctica era no solamente
común y aceptada, sino que
se consideraba esencial para
la educación de todo
universitario. Como lo indica
su título, las tesis que Lutero
proponía y sometía a debate
se oponían a la venta de
indulgencias que, aunque ya
practicada desde el tiempo de
las cruzadas,había crecido en
uso y abuso. Esto se debía
principalmente a la necesidad
que el papa León X (de la
casa Medici) tenía de
aumentar sus ingresos para la
construcción de la Catedral de
San Pedro (en el Vaticano), y
para sostener su opulento
estilo de vida. Las noventa y
cinco tesis (como también se
le conoce a la convocatoria de
Lutero) pueden resumirse en
tres puntos principales:
1. Una objeción al
destino confesado del dinero
2. Una negación de los
poderes del papa sobre el
purgatorio,
3. Una consideraciónde
la salvación del pecador. 5
Wittenberg, donde Lutero era
sacerdote y profesor
universitario, estaba bajo el
principado de Federico “el
Sabio”, elector de Sajonia,
quien contaba con su propia
concesión de indulgencias
mediante la adoración de su
colección de 5005 reliquias
sagradas el Día de Todos los
Santos, más la debida
contribución pecuniaria,lo cual
aseguraba indulgencias hasta
por más de medio millón de
años.
Ya en 1516, Lutero predicaba
desde su púlpito contra estas
indulgencias. Aún antes de su
enfrentamiento con el
Vaticano, a Lutero no lo
disuadía el afrentar a los
poderes civiles o religiosos
cuando lo que estaba de por
medio era la sana doctrina
cristiana y,
consecuentemente, el
bienestar espiritual de su
feligresía.
Para 1517, el Príncipe Alberto
de Brandemburgo comenzaba
a explotar una concesión
otorgada por el Vaticano para
dispensar indulgencias en su
territorio. La explotación de
dicha concesión era parte de
la estrategia político-
eclesiástica mediante la cual
Alberto había obtenido el
arzobispado de Maguncia,
convirtiéndose así en el
primado de Alemania. La
mitad de las ganancias
provenientes del pago de las
indulgencias iban a parar a las
arcas del Vaticano, mientras
que la otra mitad se destinaba
al pago de un préstamo por
diez mil ducados que la casa
de banca alemana Fugger
pagó al Vaticano a nombre de
Alberto como anticipo por su
4. designación. Y aunque esta
concesión no podía explotarse
en territorio de Federico,
Wittenberg no estaba lejos de
la frontera, por lo que los
feligreses podían viajar y
comprar dichas indulgencias.
El vendedor a cargo era el
dominico Tetzel, quien
explotaba los sentimientos
religiosos y de culpa del
pueblo, además de hacer
exageradas promesas
respecto a la eficacia de su
mercancía. Pero la
preocupación de Lutero por su
feligresía no conocía de
fronteras o jurisdicciones, y su
ataque contra la venta de
indulgencia era tanto contra
las de Alberto como contra las
de Federico. No obstante,
Lutero no tomó ninguna
medida para difundir sus tesis
entre el pueblo. Meramente
invitaba a los eruditos a
disputar y a los dignatarios a
definir, pero hubo quienes
tradujeron subrepticiamente
estas tesis al alemán y las
dieron a la imprenta. Al poco
tiempo se convirtieron en la
comidilla de
Alemania… 6
Como
consecuencia, Lutero se vio
pronto envuelto en una
controversia en la que ya
contaba con el apoyo de
muchos agustinos, de
miembros de la Facultad de
Teología de Wittenberg, y de
muchos eruditos alemanes. Y
si bien su intención no era
romper con el papa ni con la
iglesia romana,tampoco lo era
retractarse.
Lutero había enviado una
copia de su convocatoria y
tesis a Alberto, ahora
arzobispo de Maguncia, con
una carta muy sumisa,
humilde y respetuosa. 7
[ref]Cf.
Ibid., p. 88.[/ref] Fue por este
medio que las tesis llegaron a
manos del papa León X, quien
les restó importancia al
principio. No obstante, la
controversia se volvió cada
vez más intensa y extensa,
llegando Lutero a declarar
que, “tanto el papa como los
concilios generales podían
errar, que sólo las Escrituras
era autoritativas, y que él
reconocería que estaba en
error sólo cuando se le
convenciera de que lo que él
creía era contrario a la Biblia y
a la sana razón”. 8
También
rechazó la supremacía
material que la iglesia romana
había adquirido por encima de
las demás iglesias (situación
derivada de circunstancias
históricas después del papado
de Gregorio I). Finalmente,
Lutero fue citado por el papa
para responder en Roma a los
cargos de herejía y
contumacia en el verano de
1518.
A pesar de que también se
veía afectado por la
controversia, Federico le
brindó a Lutero su protección y
la seguridad de que no iría a
Roma, obteniendo para él un
salvoconducto imperial. El
elector fue fiel a su promesa a
pesar de las expresas
indicaciones del Vaticano para
que se los
entregase. Federico también
logró que la audiencia se
trasladase a Alemania y se
llevara a cabo en Worms
mediante un representante del
papa que sería el cardenal
Cayetano, “un alto papalista,
íntegro y erudito”. 9
No
obstante,Lutero no se retractó
sino que apeló al juicio de las
universidades,lo cual también
le fue negado. Habiéndole
llegado rumores de que sería
arrestado y llevado a Roma
para ser condenado, huyó a
caballo con la ayuda de
algunos ciudadanos
amistosos. Ya estando en
Nuremberg, Lutero apeló a un
concilio general de la Iglesia.
Cayetano volvió a requerir al
elector Federico que enviara a
Lutero preso a Roma o que lo
exiliara de sus territorios.
“¿Cuál es mi deber como
príncipe cristiano?”, se
preguntaba Federico. 10
Entre
tanto, hacía falta un
pronunciamiento papal que
afirmara la posición oficial del
Vaticano respecto de las
indulgencias, a fin de que
Lutero pudiese ser
excomulgado. Dicho
pronunciamiento se hizo
mediante la bula Cun
postquam, de fecha nueve de
noviembre de 1518, la cual
definía la posición del
Vaticano acerca de muchos de
los temas controvertidos por
Lutero. 11
Pero eso ya no era
suficiente, la controversia ya
había excedido el tema de las
indulgencias. Lutero había
respondido a los argumentos
del Vaticano arremetiendo en
contra la autoridad del papa y
de los concilios y
argumentando favor de la
exclusividad y supremacía de
la autoridad de la Biblia. Por
otro lado, la circunstancias
políticas rebasaban los límites
territoriales de Alemania,
teniendo implicaciones
continentales,todas las cuales
fueron elementos que ninguno
otro de los anteriores intentos
de Reforma había tenido.
Carlos V
El 12 de enero de 1519, murió
el emperador Maximiliano
avivándose en Europa el
problema de la sucesión del
Santo Emperador
Romano. Los principales
candidatos eran Carlos I de
España (nieto de Maximiliano),
Francisco I de Francia (a
quien posteriormente le
dedicara Juan Calvino su
Institución de la Religión
Cristiana) y Federico de
Sajonia, quien seguía
protegiendo a su súbdito
Lutero de la furia papal. No
obstante,incrementar el poder
de Francisco I de Francia o de
Carlos I de España,“destruiría
el equilibrio del que dependía
la seguridad papal”, 12
por lo
que el papa dio su apoyo a
Federico. Pero, considerando
lo inadecuado de su posición
(particularmente en vista del
asunto “Lutero” y de los
deseos papales a ese
respecto), Federico se derrotó
5. a sí mismo votando por
Carlos, quien fue elegido
como del Santo Imperio
Romano el 28 de junio de
1519. Pero Carlos V estaba
más orientado a los problemas
de España, por lo que
Federico seguía siendo la
figura central de Alemania.
Siendo así la situación, el
papa no deseaba enemistarse
con Federico y, por el
contrario, trató de ablandarlo
mediante el otorgamiento de
nuevos privilegios para la
iglesia de Wittenberg
(conocida también como “la
Iglesia del Castillo”), además
de conferirle la distinción de
una rosa de oro. El enviado
papal que portaba la rosa,
Miltitz, contaba con un escrito
que condicionaba su entrega a
la extradición de Lutero, pero
se dio cuenta que era una
necedad pretender “comprar el
monje al príncipe”, 13
por lo
que entregó la rosa de oro sin
imponer condiciones.
Mientras tanto, Juan Eck
(antiguo amigo de Lutero)
promovió (con la ayuda del
duque Jorge) un debate entre
las universidades de Leipzig y
Wittenberg para exhibir y
rebatir públicamente a Lutero,
siendo los principales
paladines de cada universidad
el propio Juan Eck y Martín
Lutero, respectivamente, con
sus equipos de asesores. El
duque Jorge (quien se
convertiría más tarde en el
enemigo más implacable de
Lutero) le consiguió un
salvoconducto para viajar a
Leipzig en el verano de 1519.
La participación de Lutero en
el debate versó sobre el
papado y su invención tardía
(y por lo tanto humana y no
divina). En el desarrollo de la
discusión,Lutero afirmó que el
papa es el Anticristo (no sólo
determinado para en especial,
sino el papado como
institución); impugnó la
autenticidad de lasDecretales
Isidorianas (que hoy en día
son reconocidas como
apócrifas aún por los católico-
romanos) sobre las que se
fundamentaba el papado; y
rechazó toda autoridad que no
tuviese fundamento en la
Biblia.Eck llevó astutamente a
Lutero a identificarse con las
enseñanzas de Juan Huss (las
cuales habían sido declaradas
heréticas hacía poco más de
un siglo), y aunque Lutero
rechazó tal cargo, después de
revisar las actas del Concilio
de Constanza (que examinó y
condenó a Huss) en la
biblioteca de la Universidad de
Leipzig, declaró: “Entre los
artículos de Juan Huss
encuentro muchos que son
claramente cristianos y
evangélicos, y que la iglesia
universal no puede
condenar”. 14
A lo largo de
toda esta controversia, las
enseñanzas evangélicas
habían sido ampliamente
difundidas y cada vez
involucraban a más gente.
Para 1520 Lutero declaró su
posición mediante cinco
tratados considerados como la
exposición primordial de sus
convicciones distintivas:
Sermón sobre las buenas
obras, El papado en Roma,
Discurso a la nobleza
germana, El cautiverio
babilónico de la Iglesia y La
libertad del cristiano,todos los
cuales fueron impresos en
Alemán y gozaban de una
extensa circulación. En el
primero de los tratados
declaró que “la más noble de
las buenas obras es creer en
Cristo”; que, “el cristiano que
vive con su confianza puesta
en Dios,sabe qué cosas debe
hacer, y todo lo hace gozosa y
libremente, no con el fin de
acumularse merecimientos y
buenas obras, sino porque es
su gran gozo agradar a Dios y
servirle sin pensar en la
recompensa”. En el tratado A
la cristiana nobleza de la
Nación Germánica respecto
de la reforma del Estado
Cristiano,Lutero afirmó que la
Iglesia romana había
levantado tres murallas en su
defensa, por cause de las
cuales el cristianismo había
sufrido: la superioridad de
papas, obispos, sacerdotes y
monjes sobre los laicos; la
arrogación papal de convocar
un concilio y confirmar sus
actos; y la prohibición de la
lectura de la Biblia. En lugar
de ello, sugería que cada
ciudad eligiera a un
“ciudadano piadoso preparado
de entre la congregación y le
encargara del oficio de
ministro”, que fuera sostenido
por la congregación; y que la
Biblia fuese enseñada a todos
en las escuelas.
En El cautiverio babilónico de
la Iglesia aumentó sus críticas
respecto del empleo de las
indulgencias y equiparó al
papado con el reino de
Babilonia que había llevado
cautiva a la Iglesia. En La
libertad del cristiano,dirigido al
papa, Lutero afirma: “Un
cristiano es el más libre señor
de todos, y no está sujeto a
nadie; un cristiano es el más
obediente siervo de todos, y
está sujeto a todos”. Con esto
Lutero quería decir que, por
cuanto la justificación es por la
sola fe y no por algún mérito
que tuviesen las buenas
obras, el que tiene esta fe es
liberado de la servidumbre de
la ley y de la necesidad de
procurar la salvación por
obras: “Una cosa y una sola
cosa es necesaria para la
vida, la justificación y la
libertad cristianas; y ella es la
santísima Palabra de Dios, el
evangelio de Cristo”. 15
Aunque hubo un breve
paréntesis en las tensiones
político-religiosas,durante ese
mismo año de 1520 el papado
reanudó su persecución contra
Lutero cuando se acercaba el
momento de que Carlos V
visitara Alemania. El 25 de
junio de 1520, el papa publicó
la bula Exsurge Domine, que
iniciaba con las palabras
“Levántate, Señor, y juzga tu
causa. Un jabalí ha invadido
tu viña”. La bula condenaba 41
errores declarados de Lutero,
ordenaba que se quemasen
6. sus libros y le daba a Lutero
un plazo de 60 días —a partir
de la publicación de la bula en
su parroquia— para que se
sometiese. Cabe preguntarse
por qué le dieron tantas
oportunidades a Lutero para
retractarse cuando el Vaticano
acostumbraba excomulgar sin
tanta dilación, como el mismo
papa lo afirmaba en el
proemio de dicha bula.Uno de
los supuestos errores de
Lutero condenado por la bula
era precisamente su oposición
a que los herejes fuesen
martirizados y quemados,
declarando el papa que tales
acciones no eran pecado ni
contrarios a la voluntad del
Espíritu Santo.
Los enviados de Roma
enfrentaron oposición por
parte de algunos elementos
del clero alemán para lograr la
publicación formal de la
bula. Por su parte, el 10 de
diciembre de 1520, Lutero
quemó públicamente la bula,
junto con obras de sus
opositores y otras obras que
tradicionalmente habían
defendido las pretensiones
papales. Y como Lutero, lejos
de retractarse, había
desafiado al papa, éste
publicó la anunciada bula de
excomunión el tres de enero
de 1521. 16
Se acercaba ya el tan
esperado y postergado juicio
contra Lutero, el cual tenía
también serias implicaciones
políticas, ya que la herejía se
consideraba un peligro para la
unidad y estabilidad del Santo
Imperio Romano. Por su lado,
el papa presionaba al
emperador para que librara al
imperio de este enemigo del
Vaticano. Pero, Carlos V, por
su lado, tenía que actuar con
prudencia política pues
Federico era fuerte y, aunque
no se había pronunciado aún
abiertamente a favor de
Lutero, tampoco había tomado
acción alguna en su contra,
sino que, por el contrario,
había buscado que recibiese
un juicio justo (garantía ésa
que muy pocos protestantes
habían tenido y tendrían).
Finalmente el emperador
accedió a las condiciones de
Federico, y en abril de 1521,
Lutero compareció ante el
emperador en ocasión la Dieta
Imperial en Worms
(Alemania). Lutero sabía que
su vida peligraba, a pesar del
salvoconducto conseguido por
Federico;después de todo,así
habían traicionado,
aprehendido y quemado a
Juan Huss en Constanza 106
años antes. Ahora era él, un
monje hijo de un minero,quien
se enfrentaba a los poderosos
de la tierra. La ocasión evoca
en todo su significado las
palabras del Salmo 119:41-47:
Venga a mí tu misericordia,
Jehová; tu salvación,
conforme a tu dicho. Y daré
por respuesta a quien me
avergüenza que en tu palabra
he confiado. No quites de mi
boca en ningún tiempo la
palabra de verdad, porque en
tus juicios espero.Guardaré tu
Ley siempre, para siempre y
eternamente. Y andaré en
libertad, porque busqué tus
mandamientos.Hablaré de tus
testimonios delante de los
reyes y no me avergonzaré.
Me regocijaré en tus
mandamientos, los cuales he
amado. En la primera
audiencia, el 17 de abril,
Lutero fue examinado por el
arzobispo de Trier sobre sus
escritos. Parecía que el jabalí
no era tan fuerte después de
todo. Con voz apenas audible
reconoció que los libros que le
señalaban eran
suyos. Cuando se le preguntó
si los defendía todos o quería
rechazarlos en parte, Lutero
respondió que eso tocaba a
Dios y a Su Palabra, que eso
afectaba la salvación de las
almas, y pidió tiempo para
pensar –estaba “demasiado
aterrorizado ante Dios para
dar una respuesta al
emperador”. 17
El emperador
le concedió hasta la tarde
siguiente. Esa noche, en la
soledad de su cuarto, Lutero
oró:
¡O Dios, Todopoderoso Dios
eterno! ¡Cuán espantoso es el
mundo!¡Mira cómo su boca se
abre para devorarme y cuán
pequeña es mi fe en Ti! . . . Si
voy a depender en cualquier
fuerza en este mundo, todo
está acabado… ¡O Tu, mi
Dios! Ayúdame contra toda la
sabiduría de este mundo.
Hazlo, te lo ruego… Tú debes
hacerlo… por tu propia
poderosa fuerza… La obra no
es mía sino Tuya. Yo no tengo
parte aquí… ¡Yo no tengo
nada por qué contender con
estos grandes hombre del
mundo! Yo con gusto pasaría
mis días en felicidad y paz.
Pero la causa es Tuya… Y es
justa y eterna. ¡O Señor!
¡Ayúdame! ¡O fiel e inmutable
Dios!… Tú me has escogido
para esta obra. ¡Lo sé!… Por
tanto, ¡O Dios, cumple Tu
voluntad! No me abandones,
por amor de Tu bien amado
Hijo, Jesucristo, mi defensa…
y mi fortaleza… Y aunque el
mundo estuviese lleno de
demonios –y este cuerpo, que
es la obra de Tus manos,
fuese desechado, pisoteado,
despedazado… consumido
hasta las cenizas, mi alma es
tuya. Sí, tengo Tu propia
Palabra para asegurármelo.
¡Mi alma te pertenece, y
permanecerá contigo para
siempre! ¡Amén! ¡O Dios,
ampárame! … ¡Amén! 18
“Su oración revela el alma de
un hombre humilde postrado
ante su Dios,
desesperadamente buscando
valor para estar firme ante los
hombres hostiles. Para Lutero
fue un Gethsemaní
privado…” 19
A las seis de la
tarde del 18 de abril, con voz
vibrante, Lutero dirigió un
discurso al emperador,
príncipes y demás señores,
distinguiendo, explicando y
defendiendo sus obras.
Finalmente se le requirió que
respondiera directamente y sin
rodeos: “¿Repudiáis o no
vuestros libros y los errores
que ellos contienen?” Lutero
respondió en alemán:
7. Puesto que Vuestra Majestad
y vuestros señores desean
una respuesta simple,
responderé sin cuernos y sin
dientes. A menos que se me
convenza con las Escrituras y
la simple razón –pues no
acepto la autoridad de papas y
concilios pues se han
contradicho entre sí–, mi
conciencia es cautiva a la
Palabra de Dios. No puedo
retractarme y no me retractaré
de nada, pues ir contra la
conciencia no es justo ni
seguro. Aquí estoy firme, no
puedo hacer otra cosa. Que
dios me ayude. Amen. 20
Castillo de Wartburg
Un amigo suyo exclamó: “Si
no puedes hacerlo, doctor, ya
has hecho bastante”. Y
ciertamente había hecho
mucho más de lo que jamás
se hubiera propuesto o
imaginado. “Allí se
enfrentaban el pasado y el
futuro. Alguien habría de ver
en este punto el comienzo de
los tiempos modernos”. 21
Un
hombre solo había desafiado,
por motivos espirituales y de
conciencia, a las dos
poderosas estructuras
universales sobre las que
descansaba el mundo de su
tiempo, y habría de salir
triunfante. El estado ya no
sería igual, mucho menos la
Iglesia.Lutero quedó proscrito
de ambos, humanamente
estaba solo. 22
El emperador
declaró su posición y ordenó a
sus súbditos, mediante un
edicto imperial,que negasen a
Lutero y a sus amigos
cualquier auxilio o contacto.
Pero el edicto no pudo
publicarse debido a que
muchos de los electores ya
habían salido de Worms. En
vista del gran peligro en el que
se encontraba, Federico
mandó a su gente que
“secuestrasen” a Lutero en su
camino de regreso, y que
fuese llevado al (castillo)
Wartburg. Por la gracia y la
providencia de Dios, la Iglesia
había caído “en manos de
Lutero”, pero éste nunca
caería “en manos de la
iglesia”. En el Wartburg siguió
escribiendo y realizó su mayor
hazaña literaria, la traducción
de la Biblia a la lengua
alemana del pueblo.
Nuevamente el arma del
cristianismo sería “la espada
del Espíritu, que es la Palabra
de Dios” (Ef 6:17). Lutero no
fue el primero en retomar el
cristianismo puro y denunciar
las deformaciones en que
había caído la Iglesia
medieval, pero sí fue quien
hasta entonces había tenido
mejores oportunidades y, por
lo tanto, logros más
significativos. Lutero no fue el
primero en oponerse a la
tiranía del papado, pero sí fue
el primero que vivió muchos
años más para contarlo y
seguir confrontando los
abusos en doctrina y práctica
que aquejaban a la Iglesia
medieval. Lutero no fue el
primer cristiano en
comparecer ante un
emperador romano, pero sí
fue el primero que no sólo
salió triunfante sino que dividió
tanto al imperio como a la
iglesia visible
nominal, 23
ambas
instituciones humanas que
tenían pretensiones de ser
universales.
En su providencia y soberanía,
Dios guardó a Lutero para la
misión para la que
efectivamente lo había
llamado. Hasta aquí los
factores externos de los inicios
de la Reforma luterana en
Alemania. Ahora es menester
reflexionar sobre los factores
internos. ¿Qué fuerza movía a
ese “jabalí”? ¿Qué clase de
“locura” llevaría a un hombre a
desafiar a las poderosas
estructuras establecidas de su
momento histórico? Las
respuestas se encuentran
algunos años antes, en la
profunda experiencia personal
y transformadora que tuvo el
monje agustino Martín con el
soberano Creador y Juez del
universo, a quien finalmente
llegó a conocer también como
Salvador y Redentor. Lutero,
al igual que los demás
Reformadores antes y
después de él, se asomó a la
grandeza de la majestad de
Dios, de Su perfecta santidad
como soberano del universo.
Pero también entendió la
gravedad y los alcances del
pecado en la humanidad, la
consecuente incapacidad
absoluta del ser humano para
relacionarse con
Dios.24
Particularmente se dio
cuenta de su propia maldad (a
pesar de ser reconocido como
un monje ejemplar en su
conducta);entendió que,como
afirma La Biblia, “todos
nosotros somos como
suciedad, y todas nuestras
justicias como trapo de
inmundicia; y caíamos todos
nosotros como la hoja, y
nuestras maldades nos
llevaron como viento” (Is 64:6),
y que conforme a la justicia de
Dios,“el alma que pecare, esa
morirá” (Ez 18:4). ¿Cómo
podría reconciliarse con un
Dios perfectamente santo?
¿Cómo podría estar en paz
con Dios? Este conflicto
espiritual llevó a Lutero a
estudiar el asunto en san
Agustín 25
y, finalmente, en la
Biblia. Allí encontró el
evangelio, las buenas nuevas
de salvación. 26
En sus
propias palabras Lutero
relataba:
Con ardiente anhelo ansiaba
comprender la Epístola de
Pablo a los Romanos y sólo
me lo impedía una expresión:
‘la justicia de Dios’, pues la
interpretaba como aquella
justicia por la cual Dios es
justo y obra justamente al
castigar al injusto. Mi situación
era que, a pesar de ser un
monje sin tacha, estaba ante
Dios como un pecador con la
conciencia inquieta y no podía
creer que pudiera aplacarlo
con mis méritos. Por eso no
amaba yo al Dios justo que
castiga a los pecadores, sino
que más bien lo odiaba y
murmuraba contra él. Sin
embargo, me así a Pablo y
anhelaba con ardiente sed
saber qué quería decir.
8. Reflexioné noche y día hasta
que vi la conexión entre la
justicia de Dios y la afirmación
de que “el justo vivirá por la
fe”. Entonces comprendí que
la justicia de Dios es aquélla
por la cual Dios nos justifica
en su gracia y pura
misericordia. Desde entonces
me sentí como renacido y
como si hubiera entrado al
paraíso por puertas abiertas
de par en par. Toda la
Sagrada Escritura adquirió un
nuevo aspecto, y mientras
antes la “justicia de Dios” me
había llenado de odio, ahora
se me tornó inefablemente
dulce y digna de amor. Este
pasaje de Pablo se convirtió
para mí en una entrada al
cielo. 27
Años más tarde, el gran
sistematizador de la teología
reformada, Juan Calvino, lo
expresaría así: Nuestros
adversarios insisten en que
Dios se aplaca con sus
frívolas satisfacciones; es
decir, con su basura y
estiércol.Nosotros afirmamos
que la culpa del pecado es tan
enorme, que no puede ser
expiada con tan vanas
niñerías; decimos que la
ofensa con que Dios ha sido
ofendido por el pecado es tan
grave, que de ningún modo
puede ser perdonada con
estas satisfacciones de ningún
valor; y, por lo tanto, que esta
honra y prerrogativa pertenece
exclusivamente a la sangre de
Cristo. Ellos dicen que la
justicia, si no es tan perfecta
como debiera,es restaurada y
renovada con obras
satisfactorias; nosotros
afirmamos que la justicia es de
tal valor, que con ninguna obra
puede ser adquirida. Por eso,
para que nos sea restituida y
podamos recobrarla, es
menester recurrir y acogernos
a la sola misericordia de
Dios. 28
Siglos antes, san
Pablo escribía:
Pero cuantas cosas eran para
mí ganancia, las he estimado
como pérdida por amor de
Cristo. Y ciertamente, aun
estimo todas las cosas como
pérdida por la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús,
mi Señor. Por amor a él lo he
perdido todo y lo tengo por
basura, para ganar a Cristo y
ser hallado en él, no teniendo
mi propia justicia, que se basa
en la Ley, sino la que se
adquiere por la fe en Cristo, la
justicia que procede de Dios y
se basa en la fe. Quiero
conocerlo a él y el poder de su
resurrección… (Filipenses 3:7-
10)
Justificados pues por la fe,
tenemos paz para con Dios
por medio de nuestro Señor
Jesucristo (Romanos 5:1).
Habiendo conocido a Dios, y
habiendo creído en Él como
su único y suficiente Señor y
Salvador, Lutero comprendió
que no dependía de sus
imperfectas obras humanas
para recibir el perdón de sus
pecados; que por la sola
gracia de Dios era como un
tizón arrancado del fuego del
infierno, y que ahora podía
estar en la santa presencia de
Dios amparado en la promesa
de que,“la paga del pecado es
muerte,pero el regalo de Dios
es vida eterna en Cristo
Jesús” (Ro 6:23). Lutero
entendió que solo Cristo es
digno de que pongamos en Él
nuestra fe, y que Él solo es el
autor y consumador de la
salvación que nos regala por
Su sola gracia, recibida por el
redimido mediante la sola fide.
Fue esta enseñanza,
encontrada y fundada en
la sola Scriptura, la que lo
llevó a denunciar el abuso de
las indulgencias y, paso a
paso, a descubrir y a rechazar
las demás adulteraciones que
había sufrido la doctrina y la
práctica de la Iglesia. Como el
profeta Jeremías, Lutero tenía
en su corazón “como un fuego
ardiente” metido en sus
huesos, y diría como san
Pablo, “¡Ay de mí si no
anunciare el evangelio!” 29
Por
eso no se detuvo ante nada;
sabía que era la verdad del
evangelio y el destino eterno
de las almas lo que estaba de
por medio.
El Vaticano hace creer a sus
seguidores que sus obras
pueden merecer el perdón de
sus pecados 30
cuando, por el
contrario,tal pretensión es una
afrenta al regalo de la gracia
de Dios. Tan importante fue
para Lutero la doctrina de la
justificación por la fe que la
llamó articulus standis vel
cadentis ecclesiae (el artículo
sobre el cual se levanta o se
derrumba la Iglesia); y
realmente era el artículo sobre
el cual se levantaba o se
derrumbaba su propia
vida. Pero más importante
aún es que ciertamente este
es el artículo sobre el cual se
levanta o se derrumba el
destino eterno de cada uno de
nosotros. Soli Deo Gloria