2. !
En este !ltimo n!mero de la revista del C.E.P.A de Torres de la Alameda del curso 2015-2016 hemos
optado por recapitular los textos ganadores del certamen literario celebrado en el centro tanto en
ense"anzas iniciales como en secundaria y cuyo acto de entrega de premios fue el 28 de Abril de 2016.
Se pueden juntar quedando algo as#: Cabe destacar, que cuando le$is las creaciones de vuestros
compa"eros os dar%is cuenta de las dificultades que tuvo el jurado para decidir los ganadores pero
daros cuenta que como dec#a Edwin Loous Cole sobre que la lectura es una forma de arte y toda
persona puede ser artista.
Sin m$s dilaci&n, os presentamos los relatos , anim$ndoos a seguir escribiendo, ya que como dec#a
Machado! Caminante no hay camino, se hace el camino al andar" y adem$s hacer hincapi%
que un libro en blanco puede parecer aburrido, pero todo lo contrario, tiene muchas opciones, ya que
en la imaginaci&n de cada uno esta construir lo que m$s le agrade y nunca ser$ igual que lo que otro
haga.
3. PRIMER PREMIO ENSEÑANZAS
INICIALES
LAS LEGUMBRES DE ANTAÑO
Como cada viernes, salí pronto del
trabajo. Llegué a casa, y abrí la
nevera dispuesto a preparar algo
de comer, pero al ver lo que había,
sólo comida precocinada, la volví a
cerrar. Cerré los ojos y recordé
aquellas lentejas tan sabrosas que
preparaba mi madre. O aquel
cocido maravilloso que inundaba
toda la casa con su olor, al hacerse
en el puchero de barro, cocido
lentamente en la lumbre. Cómo
echaba de menos aquellos tiempos.
Mis padres habían fallecido hace
tiempo, y vivía sólo con mi perro
Coco, mi fiel amigo y compañero.
Mi vida era una auténtica locura,
trabajo, trabajo y más trabajo y
cuándo llegaba a casa estaba tan
cansado, que apenas tenía ganas ni
tiempo de salir a comprar comida
para prepararme un buen plato de
legumbres. Como aquellos platos
caseros que mi madre preparaba
con tanto amor.
Me dejé caer en el sofá pensando
en si toda mi vida transcurriría
igual. En que todo consistiría en
trabajar y pagar facturas. ¿No
habrá algo más esperándome ahí
fuera?
De repente me pareció oír una voz
muy suave que me susurró “busca y
encontrarás”. De un salto me puse
en pie y pensé que sí, que debía
haber algo más. Asique metí unas
cuantas cosas en mi mochila, cogí a
Coco y nos montamos en el coche,
dispuesto a conducir sin rumbo
fijo y dejando que el destino
marcara mi ruta.
Cayó la noche y agotado decidí
parar en el primer hotel que viera.
Me adentré por un camino, sin
señales ni indicaciones y a lo lejos
pude ver un pequeño letrero
luminoso. Llegué hasta él, era un
pequeño hotel familiar y decidí
bajarme y preguntar.
Llamé al timbre y una señora abrió
la puerta. Tenía unos 70 años, pelo
blanco, unos ojos verdes como el
jade y una maravillosa sonrisa, de
ésas que te transmiten una paz
inmensa y te hace olvidar todos los
problemas y preocupaciones.
Le pregunté que si tenía alguna
habitación disponible para mi fiel
amigo y para mí. Ella me respondió
que sí y nos invitó a pasar. A
continuación nos condujo hasta una
pequeña habitación dónde había
una cama para mí y a los pies otra
para Coco. ¡No podía creerlo! Me
quedé sorprendido, pero decidí no
hacer preguntas.
A continuación, la amable señora
me preguntó que si nos preparaba
algo para cenar y le dije que ya
habíamos cenado por el camino y
que preferíamos descansar. Nos
deseó que pasáramos buena noche
y nos cerró la puerta.
Aquella noche dormí como no
recordaba haberlo hecho en
muchos años. Nos levantamos y
bajamos a desayunar. En el
comedor había una pequeña mesa,
con un buen surtido de alimentos
naturales: zumo de naranja,
magdalenas caseras, una hogaza de
4. pan recién horneado para tostadas
y mermelada casera. Cómo no vi a
nadie por la casa, me senté
dispuesto a disfrutar de tan
maravilloso desayuno. Cuando
terminé, decidí salir a pasear con
Coco para descubrir lo que el
destino nos había deparado.
Nada más salir a la calle, eché un
vistazo a mi alrededor y observé
que era un pueblo como sacado de
un cuento. No se oían gritos, ni
ruidos de coches. Sólo el canto de
los pájaros y las risas.
Decidí pasear por el pueblo y
comprobé que era igual por todas
sus calles: gente sonriendo muy
amable, sin prisas, trabajando
felices.
Continué andando y al final del
pueblo me topé con una casa medio
en ruinas que nada tenía que ver
con el resto de las demás. Decidí
entrar, abrí la puerta de hierro
que daba paso a un jardín
decadente. Atravesé el jardín y
entré en la casa. Al fondo había
unas puertas de cristal que
dejaban ver un maravilloso huerto
sembrado de legumbres, muy bien
cuidadas, de ésas que creía
desaparecidas.
Allí estaba la dueña del hotel, y le
pregunté que cómo estaba este
huerto ahí, entonces ella me
respondió:
-Muchas personas fuimos
dándonos cuenta que el mundo
estaba cambiando hacia algo que
no queríamos y decidimos formar
nosotros un mundo nuevo, con todo
natural y ecológico cómo éste
huerto.
- Pero ¿por qué nadie sabe de la
existencia de éste pueblo?-
pregunté.
- Porque así lo decidimos –
respondió ella-. Sólo las personas
que el destino se encargue de
traer hasta aquí lo descubrirán y
si ellas lo deciden, se quedarán a
vivir.
Por un momento, se hizo el
silencio. Después le pregunté:
- Entonces ¿Yo podría quedarme a
vivir aquí?
-¡Por supuesto!- contestó ella con
su eterna sonrisa.
Estuve todo el día paseando con
Coco, reflexionando sobre la idea
de quedarme a vivir aquí. Y al final
decidí que sí, que aquí me gustaría
vivir. Volver a sentirme vivo, a
disfrutar de los pequeños placeres
como pasear sin prisa o disfrutar
de una buena comida, un sabroso
plato de legumbres como los que
preparaba mi madre.
Subí a mi habitación, cogí lápiz y
papel y me dispuse a escribir a
modo de despedida, un poema para
que los amigos que voy a dejar
atrás, me puedan recordar y sin
más dilación, aquí les paso a
contar:
En muchos países
Tienen las buenas costumbres,
De todos los días
comer legumbres.
Más en este país
para su siembra tan privilegiado,
en los tiempos actuales
lo hemos olvidado.
Adiós al rico cocido
o a las sabrosas lentejas,
ahora se comen pizzas
5. kebab o hamburguesas.
Cómo dice la juventud
es una comida sabrosa,
aunque luego andemos todos
con la salud achacosa.
Pero en ésta época
que ahora nos toca vivir,
ya ni tiempo tenemos
de poner lentejas a hervir.
Mientras tengamos tiempo
de estar con el wassap hablando,
¿por qué vamos a estar
comprando y cocinando.
Los más práctico es
señoras y señores,
irnos de aperitivos
y olvidarnos de nuestros dolores.
Aunque como consejo
yo les digo,
que no hay mayor placer
que comer un buen cocido.
Belén Herrera. Peñas Albas. Villalbilla.
SEGUNDO PREMIO
ENSEÑANZAS INICIALES
RECUERDOS
Yo me quede sin madre cuando era
muy joven. Mi padre ese año metió
segadores. Yo les hacía la comida.
Tenía 16 años. Les preparaba
patatas guisadas con asadura que
es el hígado del cordero.
Muchas veces ponía cocido con los
garbanzos de aquí del pueblo.
No teníamos máquina de segar.
Solo algunos del pueblo la tenían.
Yo no iba al campo, me quedaba en
la casa haciendo la comida, la
limpieza, bajar a por agua, lavar la
ropa en el lavadero. A mí no me
gustaba bajarme en la borrica
porque luego se escapaba.
Le poníamos aguaderas para llevar
los cántaros. Los segadores eran
del pueblo. Eran Victoriano, Luis,
Alejandro, Vicente.
Para coger los garbanzos o las
lentejas no se usaba la hoz sino
que se arrancaban.
La hoz y la zoqueta se utilizaban
para segar el trigo y la cebada.
Los garbanzos se arrancaban y se
iban dejando en la tierra en
montones. Después se acarreaban
con el carro y las mulas y se
llevaban a la era.
Allí se trillaban. Luego se
aventaban con el aire para separar
la paja del garbanzo. A veces había
que pasarlos por una criba para
que quedaran más limpios. Cuanto
más limpios mejor precio.
Se metían en sacos o en costales y
se llevaban a la cámara para
venderlos durante el año cuando el
precio era algo más alto.
6. También a veces venía un señor
que se dedicaba a tostar
garbanzos. A cambio se llevaba
parte de ellos. A los garbanzos
tostados se les llamaba tostones.
Al coger los garbanzos estos
pinchaban y las manos se quedaban
con grietas. En aquellos tiempos
me lo pasaba bien, comenzaba a
hablar con quien es hoy mi marido,
aunque me queda el recuerdo de la
falta de mi madre.
Natividad Castillo.
Pezuela de las Torres.
PREMIO AL HUMOR.
ENSEÑANZAS INICIALES
JUDIAS BLANCAS Y NEGRAS
Era un plato de judías blancas que
gustaban a todo el mundo y eran
muy famosas. Las judías blancas
tienen mucha envidia de las negras
ya que están morenas porque van a
la playa tal y como explican las
judías negras que estaban todos
los días en la playa y por eso tiene
ese bonito color.
Preguntaron las judías blancas a
las judías negras ¿Os echáis
crema? Ellas dijeron que no hacía
falta la crema y preguntaron las
judías blancas ¿Cuánto vale la
crema? dijeron las negras a las
judías blancas que no sabían
cuanto valía la crema porque no lo
necesitaban por ser morenas. Las
judías blancas decidieron ir a la
playa para ponerse morenas como
sus amigas. Entonces dijeron las
judías blancas a las judías negras
¿podemos ir con vosotras a la
playa para ponernos morenas ?.La
judías pintas dijeron cuando
queráis podéis venir. Comentaron
las judías blancas que por la
mañana no podían porque
trabajaban en la fábrica de las
judías pero por la tarde si podrían
ir con ellas .Las judías negras
dijeron que solo llevaran la toalla
porque la crema no era necesaria
para ponerse morenas.
Las judías blancas se pusieron
morenas en la playa y se parecían a
sus amigas pintas y se lo pasaron
bien con los amigos en la playa.
Durante el verano dos judías se
casaron y tuvieron dos hijos muy
guapos y los cuatro fueron felices
en su casa de la playa y comieron
perdices.
Juan Armijo. Torres de la Alameda.
7. PREMIO A LA CREATIVIDAD.
ENSEÑANZAS INICIALES
El JOVEN REY Y EL
UNICORNIO
Unas maldiciones cayeron en el
reino de Turbulancia y el joven rey
fue obligado a pasar tres
pruebas…
El joven rey de Turbulancia,
tenía ganas de poder y en un
alarde de superioridad, hizo matar
al único unicornio de su reino. Sin
embargo este hecho llego a oídos
de un brujo, que aunque no era
malo, este crimen no le gusto y
mando unas maldiciones que
recayeron en los súbditos. Y obligo
al rey a pasar tres pruebas y si
probaba su valentía les quitaría la
maldición.
La primera, les mando una
plaga de gusanos que destrozo las
cosechas de legumbres unos de
sus sustentos, a cambio de
retirarla, el rey tendría que
llevarle un unicornio que aun
existía en un lejano reino.
Y así fue después de muchos
peligros el rey volvió con una
pareja de unicornios.
La segunda fue una
enfermedad, que no permitía que
la gente se alimentara y en
consecuencia, tenían el peligro de
morir de hambre. El brujo obligo al
rey a buscar a la persona con
suficientes conocimientos que
pudiera curar a sus súbditos y
para alegría de la pobre gente, el
rey volvió con un curandero capaz
de curarlos.
La tercera hacía que el sol
no calentara y la gente pasaba
mucho frío y a pesar de taparse
con todas las prendas, mantas y
cuanto encontraban, corrían el
peligro de congelarse, el joven rey
le dijo al brujo que quería terminar
con el padecimiento de sus
súbditos, que desde su punto de
vista y dado que en la primera
prueba había llevado, no uno, si no
dos unicornios, ya tenía saldada su
mala acción.
En la segunda había
impedido que sus súbditos
murieran de hambre y ahora tenían
un curandero que era capaz de
sanarlos de cuanta enfermedad
tuvieran.
El brujo le escuchaba con
atención y al final le dijo que tenía
razón y en consecuencia y viendo
que para él no pedía nada y que se
arrepentía, solo tendría que
demostrar a partir de de ahora
que sería un rey justo y
bondadoso.
8. Por otro lado y teniendo en
cuenta que mando matar al
unicornio en un alarde de
superioridad, para quitar la
tercera maldición, iría por todo el
reino repartiendo dinero y
ayudando a las buenas gentes.
El rey que además había
aprendido las consecuencias de sus
actos estuvo de acuerdo, el brujo
hizo que el sol calentara otra vez y
todos a partir de entonces
vivieron en un reino donde su rey
era justo y donde reinaba la
igualdad.
Amparo García.
Los Santos de la Humosa.
PREMIO AL FINAL
SORPRENDENTE.
EL GARBANZO TRISTE
El otro día fui a comprar al
mercado y cogí una bolsa de
garbanzos para preparar un
buen cocido. Al echar los
garbanzos en la olla para que
cocieran, vi como se cayó un
garbanzo distinto a los demás,
era gordito y hermoso, sin
embargo al empezar a cocer se
iba poniendo negro y todos los
demás se separaban y le
dejaban solo . El pobre
garbanzo que se había puesto
negro estaba triste pues quería
tener amigos , pero todos le
daban la espalda . A la hora
comer, puse los platos en la
mesa y le dije a mi marido,
mis hijas y unos amigos
invitados, que se sentaran.
Cuando me puse a servir
empezaron todos a protestar.
Vieron el garbanzo negro y nadie
le quería. Todos decían, -a mí
no me eches ese garbanzo tan
feo apártalo que yo no lo
quiero. Así que al final decidí
echármelo yo. Cuando me lo comí
me llevé una gran sorpresa, era
el garbanzo más tierno y suave
que jamás había comido.
Moraleja:
No todos somos iguales pero el
ser diferente no significa ser
peor, no hay juzgar a los
demás por su aspecto.
Charo Prados. Santorcaz.
PRIMER PREMIO ENSEÑANZA
SECUNDARIA.
LA GRADUACIÓN LEGUMINOSA
Todo empezó una tarde soleada de
finales de agosto.
Nos encontrábamos todas muy
nerviosas ya que esa misma tarde
se definiría nuestro futuro;
9. éramos como una gran familia que
ya habíamos pasado el tiempo de
recolección y de secado.
ESTÁBAMOS SÚPER
NERVIOSAS.
Después de salir de la vaina, todo
era nuevo y muy excitante.
El sol nos nubló la vista, después
de un rato nos dimos cuenta de lo
grandioso de todo el prado que
teníamos ante nosotras.
Al llegar al granero vimos a
nuestras familias, inmensas y
siamesas.....todas.
El granjero cogió unos puñados de
cada familia y todas fuimos a
parar a un cubo, separadas del
resto.
Estábamos todas mezcladas, de no
ser por el granjero estaríamos
pegadas unas a otras, pero él nos
separaba con mucho mimo.
ESTÁBAMOS SÚPER
NERVIOSAS.
Cada día que pasábamos nos
íbamos arrugando y encogiendo
considerablemente, sobre todo los
garbanzos.
Mi prima, la judía blanca, soñaba
con poder estudiar y conseguir el
título para ser POTAJE diplomado,
así que hizo amistad con todos los
garbanzos que habían escogido esa
rama universitaria.
ESTÁBAMOS MUY NERVIOSAS.
Una de sus hermanas, en cambio,
eligió la especialidad de FABADA:
tuvo que aprender sobre morcillas,
chorizos, ¿orejas de cerdo? Unas
palabras muy extrañas para mí.
Pero a ella.....!!!!UF¡¡¡¡ se le saltaban
las lágrimas de pensarlo.
Otra prima, por parte de padre,
que se llama FABE era como muy
plana, estuvimos poco tiempo
juntas.
En otra parte de la manta de
secado estaban las lentejas, muy
educadas y muy calladas, casi
nunca se las oía.
Casi todas iban a escoger la
especialidad de GUISADO, no sé
por qué ninguna se decantó por la
especialidad de fabada o potaje.
ESTÁBAMOS MUY NERVIOSAS.
Mis compañeras y yo escogimos el
guisado, nos consideramos las
tigresas de nuestra especie
¡¡¡teníamos rayas!!! Y oscuras,
además. Recuerdo como jugábamos
a chocarnos en la manta de secado,
algunas perdíamos el pellejo,
aunque escocía un poco pero se
pasaba pronto.
10. ¡Cuando llegaría el día de nuestro
envasado! ¡Por dios que estoy
súper nerviosa! mira que si por
puntuación solo podíamos elegir la
especialidad de ensalada.
Ninguna judía se preparaba para
ese final, por muy tigre que sea.
ESTÁBAMOS MUY NERVIOSAS.
Porque, aunque alimentar es
nuestra meta, la forma de llegar a
la boca es crucial.
Nos metieron en un saco de tela,
eso era buena señal. Por un
pequeño agujero pude ver un
cartel grande que ponía:
COSECHAS ECOLÓGICAS.
Mi saco estaba puesto al lado de
un montón de especias, mi olfato
estaba gozoso y abierto a nuevos
olores.
Esa tarde fue muy tranquila, algún
que otro toqueteo del granjero,
pero nada más.
El granjero echó dos cazos,
incluida yo, ¡QUÉ NERVIOS!
Al llegar a casa nos dejaron darnos
un baño toda la noche; he de
confesar que sobre las 5 h tuve un
poco de frío. Por la mañana nos
quitaron el agua y a algunas se les
habían difuminado sus rayas de
tigres.
Me cambió la cara cuando vi que la
mujer del granjero sacó una
zanahoria y una cebolla, ¡menos mal
también estaba viendo un chorizo,
panceta y una morcilla de arroz!
Mi sueño se haría realidad.
IBA A EXPLOTAR POR LOS
NERVIOS.
Terminamos todas en la olla,
gritando y salpicándonos unas a
otras, una clase práctica antes de
los estudios ¡¡¡qué bien!!!
Yo me subí en la zanahoria y las
otras me siguieron, ¡qué divertido!
Empezaba a hacer calor, el
pimentón me hizo estornudar y me
zambullí en el agua, ¡¡¡qué alivio!!!
Al cabo de unos treinta minutos, el
silbido empezó a ser más lento y
dejamos de oír el alboroto de la
tapadera, ¡qué bien! porque el
fiestorro parecía que no iba a
terminar nunca.
Más nervios a flor de piel....bueno,
de pellejo.
La tapa se abrió, todo confusión,
no veía nada, alguien nos removió y
me di cuenta de que la morcilla
estaba a mi alrededor como una
nube de arroz oscuro, se había
deshecho, me agarré lo más fuerte
que pude al pellejo, pero....¡¡¡yo
también estaba blanda!!!
11. Mi nerviosismo aumentaba por
momentos...
¿Y si estaba muy blanda?, ¿o no lo
suficiente?
Cuando llegó el granjero le dijo a
su mujer que tenía mucha hambre,
yo seguía muy nerviosa era el final
del viaje, la culminación de nuestra
existencia.
Nos removieron otra vez y nos
echaron en un plato.
Lo último que pude oír fue el
comentario del granjero.
-¡¡¡oh que bue....!!!.
Aunque estaba masticándome
seguía con los nervios alterados.
Ya no pude ser consciente del
viaje a través del cuerpo, era una
sensación rara.
Qué gran presión, es como si mis
nervios se agolparan....
de repente el alivio, la libertad...ya
no había presión, ni nervios, mi
viaje había terminado.
No sentía peso y era volátil, ¡qué
extraña metamorfosis! Había
abandonado mi pequeño cuerpo de
judía pinta, para llegar a ese
estado tan maravilloso, liviano,
etéreo y gaseoso.
Aurora Díaz. Nuevo Baztán.
SEGUNDO PREMIO
ENSEÑANZA SECUNDARIA
ODA A LAS LEGUMBRES
Rimas de legumbres:
Buenas tardes, me presento,
Soy alumna de este centro,
Caperucita me llamo
Con las rimas en la mano.
Espero que se rían,
Más algún aplauso agradecería.
Para comer una legumbre,
Buena candela a la lumbre,
De barro fuerte pota,
Y un buen tinto en la bota.
Sí, señor y señora,
Que el que mama, no llora,
Y quien de clase alta es ahora
Pocos potajes ignora…
En Anatolia las ves
Por los campos de ovejas,
Mas son semillas silvestres,
Son las dichosas lentejas.
Buenas son con chorizo y pan,
12. Aunque dice el refrán:
Lentejas, sino las quieres, las
dejas…
Los mejores garbanzos,
Los de Pedrosillano,
Que, aunque no son de Daganzo,
Dan buen cocido castellano.
Todo esto lo acompañas,
Con morcilla, tocino y buena mañas,
Pues a cocidacos domingueros,
No se le hacen pucheros…
Y sin más dilación,
Os propongo otra opción:
Negritos, frijoles, carillas, y
alubias
O, como dicen por Asturias,
Con fabes y sidrina,
Nun fae falta gasolina...
Soja, habas y guisantes,
Inmensa fuente de nutrientes,
Que no por menos gustar,
Las hemos de olvidar,
Pero… ¡Ojo!, no conviene abusar,
Ya que estas te harán engordar…
Espero haberles gustado,
Un placer haber concursado.
Elena Meis. Nuevo Baztán.
TERCER PREMIO ENSEÑANZA
SECUNDARIA.
EL RECUERDO DE PABLO
A los 14 años Pablo tuvo que
abandonar su querido pueblo y a
sus amados vecinos y marchar
hacia Madrid en busca de trabajo,
pues el hambre y la falta de dinero
hacía necesaria esa marcha. Llegó
en tren con una sola maleta de
cartón atada con el cinturón de su
padre, un cinturón desgastado y
viejo que había en un cajón, en esa
maleta solo llevaba unos
pantalones un par de camisas y
unas mudas, unos zapatos con
agujeros en las suelas y lo más
importante, la foto de sus padres.
Tenía cara de ángel, rubio, ojos
azules, piel morena y una
inteligencia que todo el pueblo
envidiaba. Llegaras muy lejos en la
vida le decía su tía Luisa, eres un
chico muy listo, no dejes que te
engañen le dijo su padre, sé bueno
y trabajador y, si tienes
oportunidad, estudia hijo mío...
No le costó mucho tiempo en ser
empleado pues con su labia y su
porte conquistó a casi todo al que
13. a él se le acercaba, entró a
trabajar en una fábrica de cartón,
primero barriendo el suelo y muy
pronto fue subiendo de categoría
hasta alcanzar las oficinas. Vivió
durante un tiempo en una
habitación que le alquiló el dueño
de la fábrica, se alimentaba a base
de legumbres, lentejas, garbanzos,
judías, pues era lo más barato ,
pero muy pronto pudo tener su
propio pisito. Se enamoró de Ana,
la hija del dueño y ella lo
correspondía con un amor
incondicional. Años después Ana
murió dando a luz a su tercer hijo,
eso destrozó a Pablo que sin
pensárselo dos veces decidió
volver a su pueblo. Allí con la ayuda
de Isabel, su hermana, crió y
educó a sus cachorros, como él los
llamaba.
Hacía muchísimo tiempo que no
sentía esa sensación en la boca,
ese sabor espectacular que lo llevó
a su infancia, mientras comía, cada
cucharada era una lágrima rodando
por su mejilla, su mente
funcionaba como una película en
pantalla gigante, su infancia su
adolescencia, su madre... la mujer
que le preparaba esas judías
estofadas con tanto amor y se las
hacía comer aunque a él no le
gustaran porque no había nada más
que llevarse a la boca... A sus 80
años Pablo se sintió niño otra vez.
Volvió a recordar ese día especial,
tan especial para él que lo escribió
en su diario. Se levantó de la mesa
dejando el plato de judías aún sin
terminar, fue a su habitación ,
abrió el cajón al que él llamaba " el
baúl de los recuerdos " como la
canción de Karina, cogió el diario y
lo leyó por última vez, eso se decía
cada vez que su memoria le daba
una tregua ... estaba enfermo de
Alzheimer . Ese día especial que
con tanto amor recordaba fue el
día de su comunión. En un pueblo
pequeño de Ciudad Real donde solo
había cien vecinos, un pueblo pobre
para los adultos y rico para los
niños pues para ellos no existían
los problemas, solo pelotas de
fútbol, peonzas y chapas. Ese día
todos los vecinos acudieron a la
comunión de Pablo, el niño más
querido del pueblo decían los que
allí vivían, el más bueno, el que
siempre ayudaba a los demás sin
esperar nada a cambio, el que
siempre tenía una sonrisa para
todos. Abrió el diario por la pagina
22, EL DÍA MAS FELIZ... era el
título de esa historia y empezó a
leer en voz alta.
Hola querido diario soy Pablo y hoy
ha sido el día de mi comunión , te
escribo porque quiero dejar
constancia de mi felicidad , no ha
sido por los pequeños detalles que
han tenido mis queridos amigos y
14. vecinos, no ha sido por el traje ni
por la medalla que mi tía Luisa me
ha regalado , no ha sido por ver al
cura dándome la consagración (
tengo que decir que eso me ha
hecho feliz ) ni por la mesa enorme
que estaba montada en plena calle
en la cual no faltaba detalle, te
diré lo que me hizo feliz de
verdad... ver a mi madre llorar de
felicidad mientras que en su cocina
ella estaba preparando sus " para
mí fastidiosas judías estofadas"
con su chorizo, morcilla y como no
su panceta, mientras con su
cuchara de palo removía ese
manjar que ella así lo llamaba, mi
padre entró por la puerta con su
traje militar, muy despacio y en
silencio se iba acercando a ella por
detrás, yo atónito y con ganas de
correr hacía él me quedé en
silencio y quieto como un palo, me
miró, me sonrió y me guiñó un ojo...
Ese abrazo que se dieron, ver la
mirada de mi querida madre y sus
lágrimas brotar de esos ojos
azules, enormes, me hizo ser feliz
por completo, por fin estábamos
todos juntos después de tanto
tiempo. Celebramos ese día
especial y te diré que jamás
olvidaré el sabor de esas judías
que para mi han sido y serán las
mejores de toda mi vida.
De repente Pablo ya no sabía
dónde estaba ni qué era ese libro
que sostenía en las manos, ya no
recordaba por qué lloraba ni qué
hacía en esa habitación, se tumbó
en su cama grande, alta, acolchada
y con olor a lavanda, con el libro
entre las manos, cerró los ojos ,
suspiró y, mientras una lágrima
recorría su mejilla, se quedo
dormido para siempre.
Mª José Hernández.
Torres de la Alameda.
15.
16. CEPA TORRES. C/ Amapola, 6. Torres de la Alameda (Madrid). Junio 2016.
Beatriz García Pérez, Pilar Isabel Jiménez Losa y José Luis León Martínez.
CEPA TORRES. C/ Amapola, 6. Torres de la Alameda (Madrid). Junio 2016.
Beatriz García Pérez, Pilar Isabel Jiménez Losa y José Luis León Martínez.