Más de 4 millones de ciudadanos en situación de desempleo son conscientes de las dificultades actuales para recolocarse y también para acceder al primer empleo.
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La marca personal marca la diferencia
1. La marca personal marca la diferencia
Más de 4 millones de ciudadanos en situación de desempleo son
conscientes de las dificultades actuales para recolocarse y también para
acceder al primer empleo. No hace falta acudir al barómetro del CIS para
darse cuenta de que la principal preocupación de los españoles es el paro.
Como digo, más de 4 millones de ciudadanos lo sufren en primera persona.
Quienes buscan emplearse se han dado cuenta de que hoy ya no basta con blandir
un buen currículum vitae para exorcizar al fantasma del paro; las diferencias
formativas, a excepción del dominio de un segundo idioma, son cada vez menores
sobre el papel y, además, el papel ha perdido pujanza ante la flexibilidad que
permiten los formatos digitales, pues en la actualidad hay que considerar el
currículo como un contenido y, en tanto que tal, será susceptible de aportar valor, o
no, más allá de la mera enumeración –cronológica o temática- de presuntos
méritos.
La situación actual, por tanto, permite que un demandante de empleo conciba su
currículo como si de un objeto social se tratara con la finalidad de ingresar en la
web social con mayores posibilidades de congregar, en torno de su marca personal,
a quienes, en efecto, monitorizan la red buscando identificar candidatos
cualificados, útiles para sus propósitos de intermediación en el mercado laboral. No
hablo de otra cosa que de ‘ ponerse a tiro’de esa actividad en la red que ha dado en
denominarse reclutamiento 2.0.
Pues hay dos maneras de estar en Internet para encontrar trabajo: o esperar a que
a uno le encuentren o movilizar los propios recursos para salir al encuentro de
oportunidades; que las hay. Cualquiera sabe que la primera opción no conduce al
fin deseado.
De manera que, además de (1) prospectar opciones en buscadores y directorios,
(2) inscribir el currículo en sitios de intermediación, (3) rastrear la red para
identificar nuevas ofertas en vigor, (4) suscribirse a ciertos sitios, (5) crear alertas
sobre determinados términos, (6) dirigirse a reclutadores, seleccionadores y
mandos de empresas, (7) abrir perfiles en redes sociales verticales, afines a la
especialidad profesional, habrá que hacer algo más, (8) interesará tomarse la
molestia de definir y construir la propia identidad. Y habrá que trazarse un plan de
acción.
Los expertos en reclutamiento y selección de personal hace tiempo que
desembarcaron en la web social, pero no se han conformado con implementar
sofisticadas plataformas para relacionarse con profesionales y demandantes de
empleo, atrayéndoles mediante reclamos para poder capitalizar extensas bases de
datos que se alimentan solas, sino que también monitorizan activamente la red en
busca de profesionales y siguen atentos actividades en las redes sociales -verticales
y generalistas-, buscando dar con el candidato idóneo para satisfacer las demandas