40. Eso es todo ¿Alguna pregunta? http://facebook.com/jjmerelo
Notas do Editor
Muchas gracias al CCE Lima y a la cátedra Vargas Llosa por darme la oportunidad de dar esta charla .
¿Qué es eso de Internet? Cada uno tiene una visión diferente: para unos es el messenger, para otros el Tuenti, para otros un laboratorio donde trabajar, para otros más un refugio de pederastas, terroristas y gente que manda spam. Internet es una red que une ordenadores a nivel mundial, y que permite a los usuarios de esos ordenadores (y a los ordenadores mismos) interaccionar a muchos niveles: texto, imágenes, voz... Internet no es simplemente un sitio donde enviar y recibir mensajes; no es sólo un tablón de anuncios, ni tampoco un lugar fuera de la tierra donde no se aplican las leyes físicas (ni fiscales). El concepto de Internet ha ido evolucionando con el tiempo; de ser algo que se usa (¿me puede meter Internet en este disquete?) ahora es un lugar (¿estás en Tuenti?)
Todavía sigue siendo el punto de entrada a internet, aparte del correo (que tampoco debemos olvidar). La web no es sino una forma unificada de trabajar con todos los recursos de internet. Imaginaros que necesitáramos un programa para ver las noticias, otro para videos, y otro más para consultar el tiempo... con un navegador, el Explorer o preferiblemente navegadores libres como el Firefox, podemos acceder absolutamente a todo.
La web, además, son muchas cosas: weblogs, páginas corporativas, enciclopedias, recursos, web 2.0... millones de recursos a los que se puede acceder con agregadores como éste o visitándolos uno por uno, como a uno le apetezca más.
Cada medio tiene sus propias reglas, su propia gramática, su propia forma de crear significado y algo que sea estéticamente agradable, y la web es algo más que texto, es hipertexto: un texto puede incluir referencias a otros textos, llamados enlaces o hiperenlaces; para ello es previamente necesario que cada cosa en internet tenga una dirección, pero no sólo tienen dirección las páginas, sino también los fragmentos dentro de ella, dando una enorme flexibilidad a la hora de presentar una información o situación al usuario. Por ejemplo, puedes enlazar cada aparición de un personaje con la siguiente, con la anterior, o simplemente con una ficha del mismo.
¿Perdidos es una serie? No, es un juego de realidad alternativa que se apoya en una serie. También “Monstruoso”, Fringe, los libros de Jasper Fforde... Internet, como medio de acceso universal asíncrono, permite enriquecer libros y series con páginas web que permitan que el lector/espectador se escape de la incredulidad. Para muchos, Oceanic es tan verdad como Iberia o Qantas, y la Iniciativa Dharma tan real como Pfizer o el MIT.
La foto es de http://www.flickr.com/photos/andre_felipe/2970334641/sizes/o/ La imprenta antigua (y posiblemente muchas modernas) forzaban a una sola tipografía, y un sólo aspecto de la misma. Cuando he enseñado a mis hijas a trabajar con un procesador de textos (y yo mismo hace taaaanto tiempo que no me acuerdo) lo primero que hacen es ponerle cursivas, negritas, colorines... la publicación moderna es mucho más flexible que la antigua, y hay que usar todos los elementos posibles para transmitir el mensaje que se quiera transmitir con el libro. Esto no es exclusivo de la web, también de cualquier libro moderno... se juega con diferentes tipografías (como en La historia interminable, que se usaban diferentes colores en diferentes sitios, o cuando en Astérix los godos hablaban con letra gótica), con diferentes estructuras de página, se juega con el flujo del texto... La palabra desnuda es bella, pero la literatura tiene que escaparse de lo que permite la traslación de la tradición oral (que ya está perdiendo cuando se traslada a la página) para convertirse en texto que es consciente de que es texto. Lo interesante, por supuesto, es añadir capas de significado usando ese tipo de información añadida a la palabra. Todo esto es muy posmoderno, pero es cierto!
Desde un foro a un chat interactivo, la Internet ofrece muchísimas formar de participar, y haciéndolo, crear una literatura participativa, colaborativa. El texto que queda en Internet se puede comentar (en el sitio o a través de un email), y elaborar, cambiar de miles de formas diferentes.
Un wiki es una página web que puedes editar. Sirve para escribir literatura colaborativamente, pero también para poner información adicional de libros: referencias culturales, fichas de personaje... Es lo que se usa en la wikipedia, y si compráis u os compran un alojamiento en Internet para promocionar vuestro libro, es muy aconsejable que lo uséis.
Parte de los planes de Google para dominar el mundo, ahora a base de engatusar a escritores. Es cómodo para editar colaborativamente un documento (por ejemplo, autor + editor, o autor + amiguetes que le echan un vistazo al manuscrito y quitan las faltas de ortografía), documento que luego puedes descargarte y editar en un procesador de textos normal (preferiblemente procesadores libres como OpenOffice Writer) También se pueden usar algunos otros medios que permiten trabajar con tu propio procesador: Dropbox, por ejemplo.
Llevan siendo refugio de la literatura desde hace mucho tiempo: desde blogs que incluyen reseñas, hasta otros que serializan una novela, hasta otros que van poniendo relatos periódicamente. Son fáciles de editar, permiten que los lectores comenten, hay una retroalimentación inmediata sobre lo que se escribe, y se crea una comunidad alrededor del escritor variopinta y cosmopolita.
Las blogonovelas son una reedición de las novelas por entregas dieciochescas, pero a su vez van un poco más allá. En una blogonovela un personaje, generalmente en primera persona, escribe un diario personal donde narra sus peripecias vitales, pero lo interesante es el personaje, que también puede contestar a los comentarios, y que, sobre todo, aparece para muchos de los lectores como un personaje real , aparte de literario. El pionero de la técnica fue Hernán Casciari con “El blog de la mujer gorda”, que eventualmente se convirtió en un libro; más adelante la experiencia se ha repetido con personajes de series. También puede ir más allá: algunos de los que comenten pueden ser personajes ficticios, y puede formar parte de una red de otros blogs que compartan un universo ficticio, que a muchos efectos parecerá real. Una vez más, tenemos el efecto “Perdidos”: la web permite a los personajes acercarse un poco más a la realidad, y suspender esa incredulidad que es el objetivo de casi todos los escitores.
Se ha traducido a un montón de idiomas diferentes... portugués, francés y surgió de un sólo blog
Toda restricción es buena para la creatividad, y limitarse a 140 caracteres puede ser el acicate para escribir excelentes microbreves. Una vez más, la respuesta es inmediata, aunque sea en la forma de un smiley o un retwit. Para quien no lo conozca, Twitter (y otros similares, como Plurk, o incluso el sevillano Sweetter) es un sitio que permite enviar y visualizar los mensajes de 140 caracteres que envían los “amigos” que uno mismo ha elegido.
Cualquier página web que te ofrezca una ranura de texto puede servir para hacer literatura o bien promocionarla. Los eventos de Tuenti y los grupos y eventos de Facebook son una plataforma excelente para promocionar presentaciones de libros, lanzamientos de los mismos, o cualquier actividad relacionada con ellos. Y la línea de estado, blog y demás puede servir también como contenedor de formatos breves (no tanto como Twitter)
Es decir, que es una red de personas y que conectarse a una red social no es lo mismo que hacer amigos, y que apuntarse a muchas redes sociales no va a hacer que tengas muchos amigos. Primero existe esa comunidad compuesta por las personas con las que te relacionas, y luego la traslación de la misma a Internet en sus múltiples aspectos: Redes sociales, blogs, microblogs... Es cierto queestar en una red social te va a permitir conectar con amigos de amigos que pueden acabar teniendo algo en común contigo, y que la visibilidad que da un blog (más que los microblogs como twitter) pueden acabar proporcionándote una serie de gente, una comunidad, una parroquia que acaba leyéndote de forma periódica. ¿Y qué más puede pedir un escritor? Pero lo cierto es que la red social hay que cultivarla como tal, no forzarla, no machacarla y, en general tratarla con la misma cortesía con la que a uno le gustaría que le trataran. Por ejemplo, si dejas tu blog abierto para comentarios, siempre es de buena educación contestarles; si encuentras críticas o reseñas a tu trabajo, discútelas, argumenta o bien agradécelas, pero sé siempre consciente de cuál es tu yo en Internet
La blogosfera y forosfera está repleta de trolls (personas que hacen comentarios insultantes, discordantes o simplemente fuera de contexto) y de hoygans o patonautas (personas que en cuanto que ven un sitio donde escribir escriben lo que se le ocurre, habitualmente en mayúsculas y lleno de faltas de ortografía) Ejemplo de troll: * Todo eso que dices me parece muy bien, pero me cago en tós tus muertos * No tienes ni puta idea de escribir sin hache. Ejemplo de hoygan: * HOYGAN ME PUEDEN MADAR LOS DEVERES DE 4O DE CONO POR FABOR * KIERO A MY CHUCHI Y LE VOY A COMER EL.. (Este último troll y hoygan combinado) Mi consejo con esto es, en el primer caso, el clásico, “Don't feed the troll”, no le des de comer, no entre en su juego, y al tiempo, borra sus comentarios (en un día o dos días). En cuanto a los segundos, le dan un cierto aire entrañable al sitio, y salvo que se conviertan en una molestia lo mejor sea dejarlos. Si cualquiera de ellos, o los dos, acaban convirtiéndose en un problema, lo mejor es cerrar los comentarios o habilitar la posibilidad de moderarlos, lo que casi cualquier alojamiento permite. Y por supuesto, no se debe olvidar uno de los spammers; los más flagrantes normalmente los pilla el filtro antispam (por ejemplo, alguien que escribe en inglés y pone dos enlaces a sendos sitios de porno ruso y de apuestas deportivo-poco benéficas), pero los sutiles (los que se curran un comentario de verdad que venga a cuento, pero que usan como dirección de origen un sitio comercial, y además lo hacen masivamente) son más complicados de pillar. En todo caso, una combinación de olfato y medidas técnicas es lo mejor en estos casos.
Estar en Internet es como escribir con seudónimo; no porque uno cambie el nombre (que también, y mucho cuidado con el nick que eliges, que no se te ocurra ser pepito65), sino porque la gente te va a conocer por lo que allí hagas o digas, y lo que allí hagas o digas se va a quedar para siempre jamás para tu pública alabanza o escarnio. Por ejemplo, imagina que alguien hace una reseña de tu libro y tú le pones como comentario “Eso no me lo dices en la calle, cacho carne”. Cuando alguien busca tu nombre o nick, aparece en la primera página de Google. Va a ser un baldón que te arrastre de por vida. Si se trata de una presencia literaria en Internet, hay que cuidarla y diseñarla con cuidado. Todo lo que se dice en Internet es mentira, pero la mentira debe ser bella.
O lo que sea que venga detrás. La literatura “tradicional” tiene también unos canales tradicionales de distribución, que permiten que la gente llegue a tu obra: verla en una estantería, preguntarle a un librero amigo, ver una reseña en un suplemento sabático. En Internet, inevitablemente, llegarán a tí a través de la red social, pero principalmente a través de Google. Eso añade una restricción adicional, y también requisitos adicionales. ¿Cómo quieres que entren a tu sitio? ¿Cuando buscan “relatos para leer cuando uno está visitando al Sr. Roca”? ¿Novela para cuando uno está triste? ¿Microrrelatos para poner en una postal? ¿O “pensamientos navideños”? Parte de esa “información de ruta” o “señales de tráfico” pueden estar en el propio relat, pero parte puede estar como meta información añadida a la página web. Lo que me lleva a...
Literary Search Engine Optimization, o lo que suena peor, SEMEN, Search Engine Management para Escritores Noveles). Lo que no aparece en la primera o segunda página de un buscador, se puede decir que no existe. Desde el punto de vista puramente comercial, se trata de buscar un nicho de contenido donde no haya demasiada gente, desde el punto de vista literario te puede crear un yugo que puede ser peor que el temido bloqueo del escritor. Afortunadamente, también está la red social, y, por supuesto, los poetas malditos, pero para mi lo que quiere alguien que escribe y pone públicamente su trabajo es que lo lean; para escribir algo que no lea nadie lo grabas en un Pendrive, lo metes en una botella de Cacaolat y lo lanzas al Guadalquivir.
Es decir, lenguaje de etiquetas hipertexto. No se puede escribir si no conoces las reglas de ortografía, pero si quieres escribir en internet conviene que conozcas este lenguaje, una de cuyas características es que se trata de un lenguaje de descripción estructural, no de la presentación del texto. Así, lo que se define en este lenguaje es qué es un párrafo, qué párrafos van juntos, si un grupo de palabras es importante o no o si constituyen un acrónimo o un nombre de fichero (sí, también hay de eso). Conviene también conocer esto a la hora de escribir una página, sobre todo para dar tus primeros pasos en el SEMEN (gestión de buscadores para escritores noveles). Si el título tiene las etiquetas adecuadas será más fácil que encuentren el relato que si no las tiene.
Por supuesto, la web y la Internet no es sólo texto, ni siquiera sólo hipertexto. Es un hipermedio en el que se puede incluir cualquier tipo de información: imágenes, videos, sonido, modelos en tres dimensiones, ¡mapas! Tampoco conviene abusar como de la tipografía, pero los diferentes soportes, aparte de servir de medios de promoción de una obra o un autor, pueden dar lugar a nuevas formas de literatura. Por ejemplo, un relato de viajes georreferenciado que se pueda seguir con un móvil o PDA mientras se recorre una ciudad, o un relato de terror que incluya fotografías de fantasmas, trasgos y gente mal vestida, o un relato que tenga de fondo musical a “No me pises que llevo chanclas”, excelente grupo de los 90 que la historia de la música nunca reconocerá lo suficiente. Algunos de esos métodos merecen una transpa aparte:
Nada de lo que hay en Internet permanece, pero eso es una característica con la que hay que jugar, no contra la que hay que ir. A lo que se enlaza desaparece, la página de la wikipedia a la que se enlazaba cambia, finalmente uno deja de pagar el alojamiento en Internet o se rompe el disco duro donde almacenaba algo y desaparece. Conviene tenerlo en cuenta y cuidar lo que uno cree con cuidado durante años y años. O buscar alguna forma de almacenarlo permanentemente (archive.org, por ejemplo).
Todo lo que se haga en Internet está en evolución permanente: se puede alterar, cambiar, incluso cada vez que se vea o contemple. Eso se puede usar para corregir los errores, pero también simplemente para cambiar lo que se haga. Incluso lo que está en papel se puede alterar: la impresión bajo demanda permite que cada persona tenga su copia personal, o que se cree una instancia entre varias alternativas posibles dejando que el cliente decida. Ojo: eso no quiere decir que se esté haciendo (no conozco ningún caso, al menos), pero es posible que se haga en el futuro.
Aunque la literatura tradicional se puede leer en Internet, puedes descargártela y leértela en un ordenador, móvil o lector de libro electrónico, la internet ha creado nuevos formatos de comunicación, que adaptados o apropiados por el autor pueden dar lugar a nuevas formas de literatura. Mensajes de spam anunciando abrazos amorosos o peluches con la forma del virus H1N1, cuadraditos de anuncios como los de google donde se puede jugar con la brevedad para vender la Giralda o un miércoles por la tarde, e-pístolas electrónicas que reviven el género epistolar con sus propias convenciones, como el que envíes un mensaje antes de terminarlo, el adjunto que siempre se te olvida añadir, o el mensaje de correo electrónico escrito para ver si se ha recibido el anterior mensaje de correo electrónico. En el hiperrelato, la secuencia la elige el propio lector, que puede empezar en cualquier sitio; como Rayuela o las “Pesadillas” de Stine, pero en guay. Además, puede tomar la forma de una “realidad en internet alternativa”, es decir, la página web de una empresa, un folleto de un producto, una enciclopedia, lo que convierte al lector en parte de la trama. Por supuesto, sin olvidar todas las formas que hemos dicho antes. Nuevas formas de comunicación siempre dan lugar a nuevas formas literarias; conviene conocer los mecanismos del medio para sacarle el máximo partido.
Cuando uno mismo escribe, promociona y vende su libro, no debe olvidar que la imagen que va a ofrecer en Internet (esa identidad digital de la que hablamos antes) va a adquirir facetas de las tres, y si tu negocio (o al menos tu afición) es la literatura, tienes que tratar de plasmarla en todos los aspectos; y sobre todo, considerar que compartan o no el soporte (por ejemplo, si promocionas por internet lo que estás vendiendo sólo en formato papel) lo importante es que el creador que ha escrito tiene que estar detrás de todo. Y aunque no lo haga uno todo, conviene que se preste atención tanto a la portada, como a las portadillas, como a los anuncios que se hagan del libro.
Y hablando de nuevos formatos, hoy en día resulta muy natural leer el libro en el mismo medio en el que se ha creado, el ordenador. En EE UU la explosión ha llegado con la comercialización del Kindle, un dispositivo exclusivo para leer libros basados en lo que se denomina tinta electrónica, que da mucho mayor contraste, menos cansancio a la vista, y menos gasto de batería que un ordenador o un netbook (aunque lo cierto es que estos se usan cada vez más para este tipo de cosas). En España desde hace un año y pico se comercializa el Papyre por unos doscientos y pico euros, y viene con una biblioteca de 400 y pico ejemplares, que luego puedes complementar adquiriéndolos en diferentes tiendas (por ejemplo, en el portal de autopublicación Bubok, del que hablaremos más adelante) u otros métodos que no hace falta especificar. Ya hay varios miles en circulación, y este año se prevé que se comercialicen decenas de miles, a lo que se unirán otros lectores que ya se están comercializando de diferentes precios y características, y la probable llegada de Amazon con su Kindle tarde o temprano. Por supuesto, los cada vez más populars Netbooks, los chismes tipo iPod Touch o iPhone, los HTC Magic y todos esos también se usan cada vez más para leer, y hay formatos específicos para ellos. En general, el libro eso cada vez más independiente del soporte.
Lo que nos lleva a un tema peliagudo. Si mi editor ha impreso 500 ejemplares, sé que a todo tirar va a haber 500 circulando, y voy a recibir un par de euros por cada uno (con un poco de suerte). ¿Qué ocurre con el libro electrónico? Por supuesto, que se puede proteger todo lo que uno quiera; así te puedes sentir un poco más seguro y de camino fastidiar a muchos usuarios que lo hayan adquirido legalmente, sin impedir de ninguna manera que quien quiera piratearlo lo piratee (como ya está pirateado prácticamente cualquier bestseller que salga en papel). ¿Qué puedes hacer? Pensar en las licencias libres. Una licencia libre dice explícitamente qué es lo que se puede hacer con el libro, y quien lo obtenga o adquiera está tan obligado a respetarla como cualquier otra licencia. Las licencias libres no excluyen que se venda el libro, pero permiten al que lo adquiere (ojo, no obligan al que lo vende) a copiarlo todas las veces que quiera, dejándoselo a sus amigos o poniéndolo en su página web. Aparte la licencia puede especificar qué tipo de cosas se pueden hacer con la obra: ¿puedes comercializar a tu vez la copia? ¿Pueden hacerse obras derivadas (traducciones, obra de teatro) con las mismas? ¿Puede hacerse esa modificación y quitar la licencia libre? Estas son las licencias denominadas Creative Commons, y también otras más adaptadas al ordenamiento jurídico español, los contratos ColorIuris. Conviene que te informes, pero mi consejo es que cualquier cosa que publiques en formato electrónico la protejas con una licencia libre, que además de protegerte a tí dará una serie de derechos al usuario.
Tu libro nunca va a dejar de ser tuyo por mucho que lo pongas en Internet, sí hay que dejar claro la licencia para que todo el mundo sepa claramente qué es lo que se puede hacer con él. Es más, al ponerlo en Internet hay una serie de mecanismos automáticos que establecen la fecha, y la autoría no es difícil de establecer. En general, poner algo con una licencia libre en Internet no es más peligroso que enviarle un manuscrito a un puñado de editores, muchos de los cuales ni recuerdas al cabo de cierto tiempo. Si te sientes más tranquilo, puedes registrar la propiedad intelectual, lo que es bastante fácil: simplemente llévalo a laun registro de la propiedad o quizás a la delegación de cultura. Pero tampoco es necesario. Piensa en todo caso el la difusión que puede tener. Las personas no dejan de ser personas contadas, pero en Internet lo puede leer cualquiera, y puede suceder que escojan algo que has escrito para ponerlo en una tarjeta (por ejemplo, frases de mis hijas que yo tenía en un blog) o para usarlo en alguna clase de lectura en español, o incluso para traducirlo al inglés. Los libros tienen autor, pero no propietario.
Ray Bradbury, que es un gran escritor, dice que hay dos formas en las que el escritor puede mentir: haciéndolo por dinero o haciéndolo para deslumbrar a sus compis del parnaso de la pluma. El dinero llegará si se hacen las cosas bien, eventualmente y con un poco de suerte, pero lo cierto es que la mayor parte de la gente que escribe lo hace porque quiere, lo necesita, y eventualmente le gusta que la gente lo lea. El usar una licencia libre va a permitir que eso ocurra: que llegue a más gente, que lo lea, incluso de forma casual, y no va a evitar que se compre, bien sea como regalo (no puedes llegar con un pendrive y decir “Venga, cópiate este PDF, que te lo regalo”), o simplemente porque le guste a uno tener el objeto físico sin dejarse la mitad del toner. Al llegar a más gente, se crea un nuevo canal de distribución, que puede traer más lectores. Y al permitir la licencia traducciones, extraer, adaptar, siempre reconociendo el original, la gente llega al original, creando más vías posibles de compra. Otra forma es el clásico patrocinio del sitio web (a través de un banner) o los anuncios contextuales de Google (o, para el caso, de cualquier otro sitio), que pueden proporcionar ingresos variables, pero más o menos continuos. Hay de todas formas muchas maneras de obtener beneficios del contenido puesto en Internet, incluso en épocas de vacas flacas y políticos gordos.
Que pasa un año, dos años, quizás tres y no has conseguido ni editorial, ni ganado ningún concurso, ni te ha editado el tomo la diputación de Guadalajara, no desesperes: siempre te quedará Bubok. Bubok, y otras empresas similares (Cafepress, Lulu) te permiten diseñar la portada del libro, el lomo, y subir un PDF con el contenido, en diferentes formatos y tamaños. El servicio es gratuito, se puede publicar en formato ebook y libro, en el primer caso gratis o de pago (un mínimo de un euro) y en el segundo al precio que quieras a partir de los costes de impresión. Una vez pedido el libro, se imprime bajo demanda y tarda unos quince días en llegar a su destino. Tiene además servicios adicionales: petición de ISBN, edición profesional, diseño de portada... En fin, que sigues teniendo la libertad de hacer lo que quieras, servicios profesionales, difusión del libro... todo ello sin problemas de atarte con una editorial o dejarte pasta con editoras de vanidad (algunas muy buenas, y otras muy regulares).
Se puede hacer dinero con lo que rodea el libro: merchandising, “actuaciones”, libros firmados... la literatura libre no es gratis ni regalada, sólo cede el derecho de copia (y algún otro derecho) a quien la adquiere.
Finalmente, hay que vender el producto, sea libro en impresión bajo demanda, libro electrónico, como sea. Por supuesto que tienes que difundirlo a través de la red social y todos los dispositivos que hemos nombrado al principio: twitter, blog, facebook, tuenti... pero no debes olvidar los medios puramente físicos: librerías (si lo imprimes bajo demanda, llega a un acuerdo con una librería para que mantengan un stock), algún amiguete... aquí ya llegamos al márketing 101, lección “cómo hacerlo por poco dinero o si es posible ninguno”: imagen de marca, eslóganes, merchandising... En fin, no es nada fácil, pero por pocos que vendas, y por pocos que lea la gente, la satisfacción de que alguien te diga “que pechá de reir (o de llorar, o de pensar)” me he pegado con tu libro no tiene precio.
La literatura surge de la internet y usa la Internet para difundirse, produciéndose un círculo completo. Lo que implica que hay que usar el mismo ingenio y los mismos recursos para hacer la promoción que para crear “la obra” y con ello se borran los límites entre la obra y la promoción de la misma. Una “obra” es una novela, pero posteriormente haces una presentación con un programa y debes hacerlo lo mejor posible, y se añade a la obra. Finalmente, todo tu perfil y tu actividad en Internet va a influir en la atracción de lectores o no a tu obra, y tu obra lo va a abarcar todo.
Muchos de estos consejos vienen también en http://www.literaturalibre.com/2008/03/14/11-estrategias-publicar-promocionar-nuestra-obra-internet/ Además, LiteraturaLibre es un blog colectivomuy interesante que trata de literatura en Internet.