2. LECTURA COMUNITARIA DE LA BIBLIA Y LA LECTIO DIVINA
(Por Jhoani Rave Rivera)1
Quiero iniciar este breve ejercicio teológico, en primer lugar, con una reflexión
entorno a la enseñanza que para nuestro quehacer eclesial y lectura comunitaria
de la biblia, nos transmite el libro de los Hechos. En un segundo momento aplicaré
el método de la lectura orante de la biblia o Lectio Divina a partir de la 1ª carta a
los Corintios en el capitulo 15,8-11.
El libro de los hechos nos relata dos momentos interesantes acerca de cual era la
actitud de los cristianos primitivos frente a la oración, la fracción del pan, la vida
comunitaria y la lectura de la biblia. En primer lugar, el capitulo 2 y el verso 42
encontramos que los seguidores de Jesús: “Se mantenían constantes en la
enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las
oraciones.” En los versículos 45 a 47 encontramos: “vendían sus posesiones y sus
bienes y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno. Acudían
diariamente al Templo con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan
en las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón alabando a
Dios y gozando de la simpatía de todo el pueblo. Por lo demás, el Señor agregaba
al grupo a los que cada día se iban salvando.”
Hch 2,42 nos presenta los cuatro pilares sobre los que debe apoyarse toda
comunidad cristiana. Lucas escribe el Libro de los Hechos para los hombres y
mujeres de la segunda generación cristiana. Probablemente las comunidades de
finales del siglo primero no vivían las realidades que describe el autor en este
pasaje. Puede haber algunos rasgos que sí son históricamente ciertos, pero lo
que el autor del libro trata de hacer es pintarnos un retrato ideal. No nos presenta
una fotografía realista de las comunidades que él conoce, sino más bien un
horizonte ideal al que deben tender los creyentes. Lucas quiere darnos unos
criterios para que las comunidades cristianas sean fieles al Evangelio.2
1
Lic. en Ciencias Religiosas de la Universidad de San Buenaventura de Cali. Esp. En Educación y Sagrada Escritura de la Fundación
Universitaria Católica “Lumen Gentium”
2
EL IMPULSO DEL ESPÍRITU. guía para una Lectura Comunitaria de los Hechos de los Apóstoles ed. Verbo Divino Navarra 1998 pág. 20
3. El ideal de vida comunitaria propuesto en el libro de los hechos gira en torno a
cuatro rasgos esenciales3
:
- La enseñanza y testimonio de los Apóstoles.
- La comunión fraterna.
- La fracción del pan.
- La oración y la asistencia al Templo.
La enseñanza de los apóstoles. Los primeros cristianos aceptan la predicación
apostólica. La Iglesia se construye porque unos proclaman la Palabra y otros
están abiertos para acogerla. La comunión fraterna. Implica sin duda una unidad
espiritual, como señala en el segundo sumario: "el grupo de los creyentes
pensaban y sentían lo mismo"(Hch 4,32), pero en lo que más insiste Lucas es en
la comunión de bienes. 'Todos los creyentes vivían unidos y lo tenían todo en
común. Vendían sus posesiones y haciendas y las distribuían entre todos, según
las necesidades de cada uno" (Hch 2,44-45). La fracción del pan. Desde el
primer momento la fracción del pan, que más tarde se llamó Eucaristía, es el
centro de la vida de la comunidad cristiana (Hch. 20,7). Esta celebración exige
como condiciones previas la comunión en la fe y la solidaridad efectiva en la vida.
La oración. La oración es una actividad constante de la comunidad cristiana,
especialmente en momentos difíciles e importantes. Los primeros cristianos
empleaban oraciones propias del grupo de seguidores de Jesús; El Padrenuestro
lo recibieron de él directamente. Otra oración antiquísima es la famosa invocación
Maranatha (Ven Señor) (1 Cor 16-22) que procede de la primera comunidad
palestinense.4
En muchas de nuestras parroquias la lectura comunitaria de la biblia debe
plantearse a la luz de estos ejes fundamentales que hemos reconocido en estos
textos del libro de los Hechos.5
• La comunión de vida, es una llamada a vivir el amor fraterno.
3
EL EVANGELIO DEL ESPÍRITU. Cuatro sesiones de formación sobre los hechos de los Apóstoles. ed. Verbo Divino Navarra 1998 pág. 39
4
EL IMPULSO DEL ESPÍRITU. Guía para una Lectura Comunitaria de los Hechos de los Apóstoles ed. Verbo Divino Navarra 1998 pág. 39
5
Ibíd. Pág. 40-41
4. • La enseñanza, la catequesis, o la predicación, es la urgencia que tiene la Iglesia
de ser misionera, de anunciar la Buena Noticia de Jesús resucitado.
• La celebración de la fe o la liturgia es el encuentro alegre de los hombres y
mujeres que necesitan alabar y agradecer el don del Padre en Jesús, el
Resucitado. Es la fiesta de la vida que alienta el Espíritu.
• El servicio a los pobres no solo se predica y se celebra el don de Dios sino que
esta se hace cargo de la vida de los más pequeños, de los más débiles. La Iglesia
ha de tomar siempre partido por la vida y comprometerse a luchar contra todo tipo
de injusticia y de muerte. Las cuatro dimensiones que acabamos de describir
constituyen la savia que sostiene nuestra fe.
La lectura bíblica, por tanto, se inscribe en el marco de lo que se exige a la fe
del pueblo o de la comunidad creyente en un determinado momento, en el hoy
para responder adecuadamente a los desafíos de su realidad. En la antigüedad
había una población que se llamaba Berea y ellos también amaban y respetaban
la Palabra de Dios. Cuando el apóstol Pablo junto con Silas fue a visitarlos
personalmente, ellos le recibieron muy amablemente y le escucharon atentamente
el mensaje que les trajo, como leemos en hechos 17,10-11:“Inmediatamente, por
la noche, los hermanos enviaron hacia Berea a Pablo y Silas. Ellos, al llegar allí,
se fueron a la sinagoga de los judíos. Éstos eran de un natural mejor que los de
Tesalónica, y aceptaron la palabra de todo corazón. Diariamente examinaban las
Escrituras para ver si las cosas eran así”.
Al igual que la comunidad cristiana de Berea, también en nuestras comunidades,
debemos desplegar esta actitud de escudriñar la Palabra de Dios y descubrir cual
es el mensaje que para nuestras comunidades transmite para iluminar la realidad
actual. Es necesario tomar la actitud de los cristianos de Berea de examinar, de
estudiar y escudriñar las Escrituras diariamente para ir reinterpretando las
realidades sociales y eclesiales de nuestras comunidades, las cuales creen en
nuestra palabra humana que le predicamos acompañada de nuestro testimonio de
vida. Pero esa palabra predicada, es también divina, puesto que se inspira en el
estudio de la Sagrada Escritura, como lo recuerda bien el apóstol San Pablo a la
comunidad cristiana de Tesalónica.
5. Los cuatro rasgos esenciales de las comunidades cristianas primitivas presentada
por Lucas en el libro de los Hechos: La enseñanza y testimonio de los Apóstoles,
la comunión fraterna, La fracción del pan y la oración y la asistencia al Templo
junto con el estudio asiduo y escudriñador de la Palabra Dios deben ser ejes
fundamentales para una lectura comunitaria de la biblia.
La Lectio Divina, que e es un antiguo itinerario para la lectura cristiana de la Biblia.
Los padres de la Iglesia pusieron los fundamentos y los monjes medievales
desarrollaron los diversos pasos de que consta. El siguiente método de lectura de
la Sagrada Escritura está inspirado en la Lectio divina y consta de los siguientes
pasos.6
Paso 1: Lectura atenta del texto (Lectio)
Paso 2: Nos dejamos interpelar por el texto (meditatio)
Paso 3: La Palabra nos exige una respuesta (oratio-actio)
Lectura Comunitaria de la Biblia y lectio Divina7
Introducción: Preparamos nuestro interior
Antes de acercarnos al texto preparamos nuestro interior para acogerlo como
Palabra de Dios. Nos ponemos en presencia del Señor con una breve oración:
"Habla Señor, que tu siervo escucha"(1 Sm 3,10). Hacemos después unos
momentos de silencio y concluimos con una breve plegaria, pidiéndole a Dios que
abra nuestros corazones para entender su Palabra.
6
Francesc Ramis Darder LUCAS, EVANGELISTADE LA TERNURA DE DIOS. Diez Catequesis para descubrir al Dios de la Misericordia. La
Casa de la Biblia 2ª ed. Verbo Divino Navarra 1998 pág. 12
7
Folleto, la Casa de la Biblia. LECTIO DIVINA: Un itinerario para leer la Palabra en Pascua. La Casa de la Biblia ed. Verbo Divino Navarra
1998 pág. 2-9
6. Paso 1: Lectura atenta del texto (Lectio)
En este primer momento la atención se fija en el texto con el deseo de descubrir
cuál fue el mensaje que el autor quiso transmitir a sus destinatarios.
a) Lectura. Se proclama en voz alta el texto elegido mientras todos lo escuchan
atentamente.
b) Silencio. Todos leen de nuevo el texto ayudados por las notas de su Biblia. (Las
notas de la Biblia están al final de cada página).
c) Compartir. Los participantes comparten lo que han descubierto en la lectura del
texto y de las notas, también aquello que no han entendido o les ha sorprendido.
Paso 2: Nos dejamos interpelar por el texto (meditatio)
En este segundo momento la atención se centra en descubrir el mensaje del texto
en nuestra situación personal, comunitaria, social, etc.
a) Lectura. De nuevo se lee el texto en voz alta mientras los demás escuchan
atentamente.
b) Silencio. Cada uno lee el texto en silencio, preguntándose qué es lo que el
Señor quiere decirle, tratando de descubrir su voluntad. Conviene fijarse en alguna
palabra, en alguna acción de Pablo o Jesús, en la situación de algún personaje,
etc.
c) Compartir. Los participantes comparten con las demás personas lo que han
descubierto en el momento de silencio, tanto a nivel personal como comunitario.
7. Paso 3: La Palabra nos exige una respuesta (oratio-actio)
En este tercer momento respondemos a la Palabra de Dios. Podemos hacerlo a
través de una oración, de un compromiso personal o de ambas cosas a la vez.
a) Lectura. Se lee de nuevo el texto mientras los demás escuchan con atención.
b) Silencio. Cada uno ora personalmente expresando a Dios aquello que este
pasaje de la Escritura le sugiere, y buscando cómo poner en práctica la invitación
que Dios le hace. Buscar una conversión personal, una acción en favor de la
comunidad, etc.
c) Compartir. Cada uno puede hacer una breve plegaria que sea reflejo de lo que
ha hecho en el tiempo de silencio, o compartir con los demás el compromiso
personal o comunitario a que ha llegado.
Conclusión
El encuentro termina con una oración común (Padrenuestro u otra oración
conocida por todos). También podemos elegir como conclusión un salmo
relacionado con el texto leído. En esta plegaria pedimos a Dios la fuerza para
llevar a término el compromiso que hemos asumido.
8. LECTURA COMUNITARIA DE LA BIBLIA Y LA LECTIO DIVINA
EN 1ª Cor 15, 8-11
CATEQUESIS 3:
PABLO, A SU VEZ, TESTIGO DEL RESUCITADO (1ª Cor 15, 8-11)8
1. Situación del episodio en contexto. Pablo aun después de su tardía
conversión, piensa en que no pude sentir menos que un abortivo entre los testigos
de Jesucristo9
. Se siente y se sabe el menor de los apóstoles; más aún se siente
indigno del calificativo de apóstol. Pero por hondas que sean las raíces que la
conciencia de su indignidad ha echado en el al reflexionar sobre su fuerza y
capacidad personales, experimenta un noble orgullo al contemplar lo que ha sido
capaz de llevar a cabo con la fuerza de Dios. Sabe que ha llevado a término una
empresa realmente inaudita que, desde luego, ha trabajado más que cualquier
apóstol; pero sabe también que todos sus éxitos se deben a la gracia de Dios que
ha estado con él.
2. Lectura del texto (1ª Cor 15, 8-11)
“Y en último término se me apareció también a mí, que soy como un aborto. Pues
yo soy el último de los apóstoles: indigno del nombre de apóstol, por haber
perseguido a la iglesia de Dios. Más, por la gracia de Dios, soy lo que soy; y la
gracia de Dios no ha sido estéril en mí. Antes bien, he trabajado más que todos
ellos. Pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien, tanto ellos como yo
esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído”.
8
Rave Rivera, Jhoani. ¡CREO! Y POR ESO ESPERO. 10 Catequesis para Acercarnos a la Esperanza Cristiana en la Resurrección. Tesis.
Fundación Universitaria Católica Lumen Gentium. Pág. 24-27
9
Kuss Otto. Carta a Los Romanos, carta a los Corintios, carta a los Gálatas. Editorial Herder. Barcelona. 1976 pág. 288-289
9. 3. Elementos del texto
Y en último término se me apareció también a mí, que soy como un aborto.
Pablo se sitúa en el mismo rango que los testigos citados anteriormente a
propósito de 15, 8 se han planteado dos cuestiones La conversión de Pablo (Hch
9, 22, 26) ¿es el resultado de una aparición? Para ello suelen citarse dos textos 1ª
Cor 9, 1 dice que vio al Señor, por tanto, es apóstol y consiguientemente libre su
llamada viene entonces de Cristo resucitado En Gal 1, 15: “más, cuando Aquel
que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien
revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir
consejo a hombre alguno,” hace de la manifestación de Cristo resucitado. Pablo
un acontecimiento íntimamente ligado a su personalidad. Algunos llevan a ver
Incluso en la conversión de Pablo un retorno anticipado de Cristo. Lo que cuenta
para Pablo es que se considera como el objeto de una aparición por el mismo
título que Pedro o que Santiago.
Algunas versiones traducen la palabra griega ektroma por “aborto”, pero esto
designa a un niño que no ha alcanzado su desarrollo normal, o a un prematuro
que no ha podido desarrollarse como es debido. Pues bien, el texto evoca más
bien un nacimiento que tuvo lugar en Circunstancias excepcionales Cuando una
madre esperaba un Hijo y se encontraba en peligro de muerte, era posible
mantener vivo al Hijo haciendo una cesárea, de ahí un nacimiento excepcional Sin
haber conocido a su madre. Pablo compara con este nacimiento anormal su
nacimiento al apostolado, su conversión repentina, en donde fue, según sus
propias palabras, apresado por Cristo (Flp 3, 12) En efecto, el no conoció el
ministerio de Cristo y no corresponde a la definición apóstol según Lucas (Hch 1,
22)
10. Pablo perseguidor fue objeto de un acto de gracia por parte de Cristo (Rm 1, 5, 12,
3, 15, 15, 1 Cor 1, 4, 3, 10) Su apostolado es Cristológico y la gracia de Dios actúa
a través de él (15, 10) Pero todos los apóstoles, Incluso Pablo, proclaman lo
mismo tal es el sentido de 15, 11.
4. Síntesis final
Pablo, reconoce que la gracia de Dios actúa en él. Que solo la gracia de Dios le ha
dado las fuerzas suficientes para seguir en la obra de predicar el evangelio a
tiempo y destiempo, que aunque en el abundo el pecado, sin embargo ahora
sobre abunda la gracia, que es la vida de Dios actuando en nuestras vidas
El hombre cogido por la gracia de Dios10
sigue dependiendo de ella, por más que
ella lo libere en orden a ser plenamente hombre, lo ponga a su servicio y, en este
sentido, lo haga colaborador de Dios. La gracia no se convierte en una segunda
naturaleza del hombre; su dador permanece libre en ella y libera por medio de ella.
No se la puede conseguir a pulso, pero sí obtener con la plegaria. Su recepción
acontece en una confianza que se abandona continuamente a la palabra
prometedora de Dios, sin que exista ningún mérito propio. Aunque no puede
lograrse por el propio esfuerzo, puede sí malograrse y perderse por desobediencia
10
Coenen, Llothar. Beyreuther, Erich. Bietenhard, Hans Diccionario Teológico del Nuevo Testamento vol. II - tercera edición. Ediciones
Sígueme salamanca 1990. pág. 244
11. LECTIO DIVINA
PABLO, A SU VEZ, TESTIGO DEL RESUCITADO (15, 8-11)
A lo largo de nuestra vida se dan, ciertamente, muchos momentos en los que nos
hemos sentido. Pequeños ante Dios, o igual que Pablo, indignos del amor del
Señor. Quizás después de mucho tiempo de alejados del Señor, o con una vida
espiritual pobre sentimos que la Gracia y el amor de Dios, a través de su Hijo
Jesucristo, son inalcanzables para nosotros.
Al comentar este relato de como Pablo es a su vez Testigo del Resucitado
intentaremos comprender mejor lo que es la Gracia del Dios en nuestra vida.
También nos daremos cuenta de que para descubrir los signos de la presencia de
Dios entre nosotros, nos es necesaria la fe en Jesús Resucitado. No una fe
cualquiera, sino la fe que tiene su confianza puesta en la liberación otorgada por
Jesús, que nos permite conocer la Gracia, que es la vida de Dios actuando en
nosotros.
Introducción: Preparamos nuestro interior
Antes de acercarnos al texto preparamos nuestro interior para acogerlo como
Palabra de Dios. Hacemos después unos momentos de silencio y concluimos con
una breve plegaria o una invocación al Espíritu Santo, pidiéndole a Dios que abra
nuestros corazones para entender su Palabra.
1er Paso: Lectura atenta del texto (lectio)
En este primer momento la atención se fija en el texto con el deseo de descubrir
cuál era el mensaje que el autor quiso transmitir a sus primeros destinatarios.
12. a) Lectura: se proclama en voz alta el texto elegido mientras todos lo escuchan
atentamente.
b) Silencio: todos leen de nuevo el pasaje ayudados por las notas de su Biblia.
Reflexionamos sobre estas preguntas:
c) Compartir, los participantes comparten lo que han descubierto en su reflexión.
2° Paso: Nos dejamos interpelar por el texto (meditatio)
En este segundo momento la atención se centra en descubrir el mensaje del texto
en nuestra situación personal, comunitaria, social.
a) Lectura: de nuevo se lee el texto en voz alta mientras los demás escuchan
atentamente.
b) Silencio: Nos preguntamos:
1. Mira a tú alrededor y contesta: ¿quiénes son en nuestra sociedad actual como
los "abortivos"? ¿Cómo reaccionamos ante ellos?
2. ¿Crees que necesitas de la Gracia de Dios, igual que Pablo para ser una
persona mejor?
1. ¿Por qué Pablo se siente como un aborto?
2. ¿Por qué Pablo se siente indigno de llamarse apóstol?
3. ¿Qué entiendo por la “Gracia de Dios”?
4. ¿El testimonio de Pablo sobre su cambio de vida, que nos
enseña sobre la Gracia de Dios?
5. Qué es lo que predica Pablo y en lo que creen los
corintios?
13. 3. ¿De qué cosas te sientes agradecido por las bondades que ha hecho El Señor
contigo?
4. ¿Qué lugar ocupa en tu vida de fe la acción de gracias?
c) Compartir: los participantes comparten con las demás personas lo que han
descubierto en el momento de silencio, tanto a nivel personal como comunitario.
3er Paso: La Palabra nos exige una respuesta (oratio-actio)
En este tercer momento respondemos a la Palabra de Dios. Podemos hacerlo a
través de una oración, de un compromiso personal o de ambas cosas a la vez.
a) Lectura: Se lee de nuevo el texto mientras los demás escuchan atentamente.
b) Silencio: cada uno ora personalmente expresando aquello que este pasaje de
la Escritura le sugiere para decir a Dios, buscando cómo poner en práctica la
invitación hecha por el Señor. Deja que brote espontáneamente de tu corazón la
acción de gracias.
c) Compartir: cada uno puede hacer una breve plegaria que sea reflejo de lo que
ha hecho en tiempo de silencio o, compartir con los demás el compromiso
personal o comunitario a que ha llegado.
Conclusión. El encuentro termina con una oración realizada en común o con un
canto apropiado. Podríamos leer también el Salmo 71 que es la Oración de un
Anciano11
. Al fin de la vida conoceremos mejor la misericordia de Dios, y nos será
11
Larrañaga, Ignacio. Salmos para la Vida. Ediciones Paulinas. Bogotá 1988. Pág. 155
14. fácil recordar todas las maravillas que hizo para nosotros. Supliquémosle que al
acercarnos al final de nuestra vida presente, no otorgue verdadero consuelo y
esperanza en la vida eterna.
OREMOS CON EL SALMO 71: ORACIÓN DE UN ANCIANO
1 A ti, Señor, me acojo: que no quede derrotado para siempre;
2 tú, que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
3 préstame oído y sálvame: sé tú mi roca de refugio siempre accesible; da orden
de salvarme, que mi peña y mi alcázar eres tú.
4 Dios mío, líbrame de la mano perversa, del puño criminal y violento;
5 porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi
juventud.
6 En el vientre materno ya me apoyaba en ti; en el seno tú me sostenías, siempre
he confiado en ti.
7 Muchos me miraban como a un milagro, porque tú eres mi fuerte refugio.
8 Llena estaba mi boca de tu alabanza y de tu gloria todo el día.
9 No me rechaces ahora en la vejez; cuando me faltan las fuerzas, no me
abandones;
10 porque mis enemigos hablan de mí, los que acechan mi vida celebran consejo;
11 dicen: "Dios lo ha abandonado; persíganlo, agárrenlo, que nadie lo defiende".
12 Dios mío, no te quedes a distancia; Dios mío, ven aprisa a socorrerme.
13 Que fracasen y se pierdan los que atentan contra mi vida, queden cubiertos de
oprobio y vergüenza los que buscan mi daño.
14 Yo, en cambio, seguiré esperando, redoblaré tus alabanzas,
15 mi boca hablará de tu justicia, todo el día de tu salvación.
16 Aunque no sé expresarme, entraré en tu fortaleza; a proclamar, Señor, que
sólo tú eres justo.
17 Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas;
18 ahora, en la vejez y las canas no me abandones, Dios mío, hasta que describa
tu brazo a la nueva generación;
19 tu fortaleza, tu victoria excelsa, las hazañas que realizaste: oh Dios, ¿quién
como tú?
20 Me hiciste pasar por peligros, muchos y graves; me harás revivir alzándome de
las simas de la tierra;
21 acrecerás mi dignidad, de nuevo me consolarás;
22 y yo te daré gracias, Dios mío, con el arpa, por tu lealtad; tañeré para ti la
cítara, Santo de Israel;
23 te aclamarán mis labios, Señor, y mi aliento que tú redimiste;
24 mi lengua todo el día hablará de tu justicia, porque fueron derrotados y
afrentados los que buscaban mi daño.