El documento resume los movimientos literarios del Realismo y el Naturalismo en España en la segunda mitad del siglo XIX. El Realismo se centra en reflejar los problemas sociales de la época como consecuencia de la revolución industrial, mientras que el Naturalismo considera que la conducta humana está determinada por la herencia y el ambiente. Se describen las características de estos movimientos y se mencionan obras y autores representativos como Benito Pérez Galdós, Leopoldo Alas "Clarín" y Emilia Pardo Bazán.
2. Realismo
El Realismo y el Naturalismo surgen como oposición al
idealismo e individualismo propios del Romanticismo.
Ambos movimientos llegan a España en la segunda mitad
del siglo XIX.
El Realismo se centra en los problemas políticos y sociales
que produjo la revolución industrial, entre ellos la
explotación de la clase obrera y su pobreza, consecuencia
de una economía capitalista que fue impulsada por la
burguesía. Las obras literarias se centran en la vida
cotidiana de sus personajes y en los cambios políticos,
económicos, culturales, sociales del momento. La novela se
concibe como “un espejo a lo largo del camino” en el que
se reflejan hechos verosímiles, y personajes extraídos de la
realidad social.
3. Principios del Realismo:
La literatura reproduce la realidad, es una imagen de la vida.
La obra literaria describe el carácter de los personajes y su conducta. Procura
analizar qué les hace comportarse como lo hacen.
La literatura denuncia los males que afectan a la sociedad del momento y busca
soluciones.
Predomina la descripción en los textos, a fin de reproducir la realidad tal cual
es.
4. Naturalismo
Las técnicas realistas sufren una evolución, y lo mismo sucede con la intención
que persiguen. En el último tercio del siglo XIX técnicas e intención son llevadas
al extremo.
El Naturalismo considera que la vida y la conducta de los individuos las
condiciona su herencia genética y el entorno social en el que se desarrollan. Su
crudeza, y cómo los escritores se inclinan por los aspectos más degradados de la
condición humana y la sociedad, hizo que el movimiento tuviera muchos
opositores. El novelista, además, experimenta con sus personajes.
Los coloca en situaciones que permiten verificar su condiciona-
miento genético y social.
5. Rasgos de la novela realista y naturalista
La década de 1870 es cuando la novela realista vive su apogeo
en España. Los autores adscritos al movimiento pretenden
reflejar la vida real de sus contemporáneos, siendo las clases
medias las más recurridas, pues la mayoría de lectores
pertenecían a ellas y los novelistas las conocían bien. El
detallismo en las descripciones y un estilo elaborado
caracteriza a la narrativa de este periodo.
Se rechaza todo lo que se
aleje de la realidad. Se
pretende un retrato exacto
de lo que se observa.
Despierta gran interés la
psicología de los personajes. El
entorno influye en su
comportamiento y es analizado.
Los personajes suelen pertenecer
a la burguesía y a la clase obrera.
Predomina la descripción, lo que implica
un uso de una mayor adjetivación, así
como un vocabulario riguroso. El estilo
resulta elaborado. El propósito que guía
al escritor es el de ceñirse a la realidad.
Los diálogos caracterizan a
los personajes. Su registro
lingüístico pretende ser el
propio de su condición social.
El narrador es omnisciente: conoce los
pensamientos de los personajes, se
inmiscuye en la historia, apela a los
lectores…
Los ambientes
miserables de la
ciudad son los
escogidos por la
novela naturalista.
6. Benítez Pérez Galdós (1843-1920)
La obra de Galdós es muy extensa, pero puede agruparse en varios grupos:
Novelas de tesis y de la primera época
Doña Perefecta, La fontana de oro, Marianela…
Novelas contemporáneas
Fortunata y Jacinta, Tormento, La desheredada…
Tratan problemas políticos y religiosos.
Muestran las consecuencias de la
intolerancia por parte de personajes
tradicionalistas que se niegan a lo
liberal. El estudio psicológico es
importante.
Las caracteriza la descripción de
ambientes y personajes propios del
Madrid de la época. La información por
parte de un narrador omnisciente es
abundante e insiste en los problemas
sociales no resueltos de la sociedad.
7. Novelas espirituales
Misericordia, Nazarín…
Episodios nacionales
Trafalgar, Gerona, El dos de mayo…
Presencia de personajes que practican la
misericordia a través de sus obras. Pretenden una
sociedad mejor.
46 novelas que recogen la historia de España a lo largo del
siglo XIX. Su valor histórico es tan importante como su
valor literario. Se dividen en varias series escritas a lo largo
de cuarenta años:
La 1ª serie: centrada en la Guerra de la Independencia.
La 2ª serie: reinado de Fernando VII.
La 3ª serie: regencia de María Cristina y primera guerra
carlista.
La 4ª serie: reinado de Isabel II.
La 5ª serie: reinado de Amadeo I y 1ª República.
8. "Maximiliano bajó la escalera como la baja uno cuando tiene ocho años y se le ha caído el juguete de la
ventana al patio. Llegó sin aliento al portal, y allí dudó si debía tomar a la derecha o a la izquierda de la
calle. El corazón le dijo que fuera hacia la calle de San Marcos. Apretó el paso pensando que Fortunata no
debía de andar muy aprisa y que la alcanzaría pronto. «¿Será aquella?». Creyó ver la toquilla azul; pero al
acercarse notó que no era la nube de su cielo. [...] Asaltáronle pensamientos tristes, y sintió ganas de
llorar. Apenas durmió aquella noche, y por la mañana hizo propósito de ir al hotel de Feliciana en cuanto
saliera de clase.[...]
Dejoles solos la tunanta de Feliciana, y se acobardó al principio; pero de repente se rehízo. No era ya el
mismo hombre. La fe que llenaba su alma, aquella pasión nacida en la inocencia y que se desarrolló en
una noche como árbol milagroso que surge de la tierra cargado de fruto, le removía y le transfiguraba.
Hasta la maldita timidez quedaba reducida a un fenómeno puramente externo. Miró sin pestañear a
Fortunata, y cogiéndole una mano, le dijo con voz temblorosa: «Si usted me quiere querer, yo... la querré
más que a mi vida».
Fortunata le miró también a él, sorprendida. Le parecía imposible que el bicho raro se expresase así... Vio
en sus ojos una lealtad y una honradez que la dejaron pasmada. Después reflexionó un instante, tratando
de apoyarse en un juicio pesimista. Se habían burlado tanto de ella, que lo que estaba viendo no podía ser
sino una nueva burla. Aquél era, sin duda, más pillo y más embustero que los demás. Consecuencia de
tales ideas fue la sonora carcajada que soltó la mujer aquella ante la faz compungida de un hombre que
era todo espíritu. Pero él no se desconcertó, y la circunstancia de verse escuchado con atención, dábale un
valor desconocido. ¡Ánimo! «Si usted me quiere, yo la adoraré, yo la idolatraré a usted...»."
El narrador
omnisciente tiene
un conocimiento
absoluto de lo que
piensan y sienten
sus personajes.
Fortunata y Jacinta
Fragmento
9. Leopoldo Alas, “Clarín” (1852-1901)
Publicó varios libros de cuentos y novelas cortas. Su obra más importante es La
Regenta (1884). En ella se observa su gran habilidad para describir de manera
muy detallada el ambiente hipócrita de una ciudad española de provincia. El
tema es el de la insatisfacción de Ana Ozores, su protagonista, en una ciudad,
Vetusta, donde se ahoga bajo el peso de los convencionalismos sociales, la
corrupción del clero, una aristocracia decadente, la falsa religiosidad, la
hipocresía dominante… El retrato moral y social de Vetusta (Oviedo) es el de
España en la época de la Restauración.
10. Ana Ozores no era de los que se resignaban. Todos los años, al oír las campanas doblar
tristemente el día de los Santos, por la tarde, sentía una angustia nerviosa que encontraba
pábulo en los objetos exteriores, y sobre todo en la perspectiva ideal de un invierno, de otro
invierno húmedo, monótono, interminable, que empezaba con el clamor de aquellos bronces.
Aquel año la tristeza había aparecido a la hora de siempre.
Estaba Ana sola en el comedor. Sobre la mesa quedaban la cafetera de estaño, la taza y la
copa en que había tomado café y anís don Víctor, que ya estaba en el Casino jugando al
ajedrez. Sobre el platillo de la taza yacía medio puro apagado, cuya ceniza formaba
repugnante amasijo impregnado del café frío derramado. Todo esto miraba la Regenta con
pena, como si fuesen ruinas de un mundo. La insignificancia de aquellos objetos que
contemplaba le partía el alma; se le figuraba que eran símbolo del universo, que era así,
ceniza, frialdad, un cigarro abandonado a la mitad por el hastío del fumador. Además,
pensaba en el marido incapaz de fumar un puro entero y de querer por entero a una mujer.
Ella era también como aquel cigarro, una cosa que no había servido para uno y que ya no
podía servir para otro. Todas estas locuras las pensaba, sin querer, con mucha formalidad.
Las campanas comenzaron a sonar con la terrible promesa de no callarse en toda la tarde ni
en toda la noche. Ana se estremeció. Aquellos martillazos estaban destinados a ella; aquella
maldad impune, irresponsable, mecánica del bronce repercutiendo con tenacidad irritante,
sin por qué ni para qué, sólo por la razón universal de molestar, creíala descargada sobre su
cabeza. [...]
Predominio de la
descripción
detallada.
Uso de adjetivos.
Estilo
elaborado
y cuidado.
Narrador
omnisciente.
Psicologismo.
Psicologismo.
Fidelidad a
la realidad.
La Regenta
Fragmento
11. Emilia Pardo Bazán (1851-1921)
La introducción de la estética naturalista en España se debe a la publicación de
varios artículos bajo el título de La cuestión palpitante. Pardo Bazán defiende su
aplicación, pero ella lo hace de manera parcial en sus novelas, donde se muestra el
contraste entre el ámbito rural y el urbano. Sus escenarios ejercen una gran
influencia sobre los personajes, cuyas acciones deben responder necesariamente a
las condiciones ambientales y genéticas.
Los pazos de Ulloa (1886) y La madre naturaleza (1887) son sus novelas más relevantes.
En la primera, los protagonistas son incapaces de revelarse contra las personas del
pazo y el ambiente en el que viven, dada su educación y su debilidad. En la
segunda, se describe la decadencia del mundo rural gallego y de su aristocracia.
12. Entre las representaciones de una especie de pesadilla angustiosa que agitaba a Perucho veía el
muchacho un animalazo de desmesurado tamaño, bestión indómito que se acercaba a él
rugiendo, bramando y dispuesto a zampárselo de un bocado o a deshacerlo de una uñada... Se
le erizó el cabello, le temblaron las carnes, y un sudor frío le empapó la sien... ¡ Qué monstruo
tan espantoso! Ya se acercaba..., ya cierra con Perucho..., sus garras se hincan en las carnes del
rapaz, su cuerpo descomunal le cae encima lo mismo que inmensa boca... El chiquillo abre los
ojos... Sofocada y furiosa, vociferando, moliéndole a su sabor a pescozones y cachetes,
arrancándole el rizado pelo y pateándolo, estaba el ama, más enorme, más brutal que nunca.
No hay que omitir que Perucho se condujo como un héroe. Bajando la cabeza se atravesó en la
entrada del hórreo, y por espacio de algunos minutos defendió su presa haciéndole muralla
con el cuerpo. Pero el enorme volumen del ama pesó sobre él y le redujo a la inacción,
comprimiéndole y paralizándole. Cuando el mísero chiquillo, medio ahogado, se sintió libre de
aquella estatua de plomo que a poco más le convierte en oblea, miró hacia atrás... La niña había
desaparecido. Perucho no olvidará nunca el desesperado llanto que derramó por más de media
hora, revolcándose entre las espigas.
Narrador
omnisciente.
Ambiente
sórdido.
Personaje condicionado por
su debilidad física.
Animalización del personaje.
El ser humano queda a merced de fuerzas
deterministas.
Atracción hacia
lo patológico y
morboso.
Los pazos de Ulloa
Fragmento