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"AÑO DE LA INTEGRACIÓN NACIONAL Y EL
RECONOCIMIENTO DE NUESTRA DIVERSIDAD"

UNIVERSIDAD ANDINA

“NESTOR CACERES VELASQUEZ”
FACULTAD DE ADMINISTRACION Y MARKETING

TRABAJO MONOGRÁFICO
TEMA:

IDEALISMO DE HEGEL
PRESENTADO POR:
Sharon Alison Avalos Sosa
Martha Carbajal Chaca
Diana Chana Chana
Danipsa Flores Chullunquia
Yoshide Mamani Condori
Estefanny Arroyo
DOCENTE:
Lic. Liceli Peñarrieta Bedoya
JUNIO
2013
MONOGRAFÍA

IDEALISMO DE HEGEL
DEDICATORIA
Dedicamos el siguiente trabajo Monográfico a todas las personas que
forman parte de nuestra vida diaria, como son nuestros Padres, quienes
nos inspiran con el ejemplo de su esfuerzo, trabajo y dedicación en
forma diaria, por tal motivo perseveramos para ser mejores personas
cada día, a nuestros hermanos quienes no guían constantemente,
demostrando que la única meta que no es posible alcanzar es aquella
que no nos fijemos en la vida, además lo dedicamos a quienes nos
apoyan en todo momento nuestros hermanos(as) y a los docentes que
entregan sus conocimientos día a día en las aulas, personas que son
excelentes profesionales pero sobre todo seres humanos únicos.
AGRADECIMIENTO
A nuestros padres por habernos brindado la dicha de crecer en un hogar
con momentos felices, pero también con circunstancias tristes, pues eso
nos ha ayudado a formarnos como personas y a buscar apoyo en Dios, a
razonar y no preguntarnos porque ocurren las cosas sino el para que de
cada una de ellas.
A la UANCV por brindarnos docentes con calidad profesional pero
sobre todo humana.
A mis docentes, mi infinito agradecimiento por su apoyo desde las
aulas, hasta el desarrollo del presente trabajo monográfico, por su
entrega, dedicación y amor por la docencia, son personas dignas de
inspiración.
A nuestra docente, por su tiempo y guía en conocimientos necesarios
para el desarrollo del presente trabajo.
INDICE

DEDICATORIA

Pag.
3

AGRADECIMIENTO

4

INDICE

5

RESUMEN

6

INTRODUCCION

7

CAPITULO I
1.1.
BIOGRAFIA.

8

1.2.

EL IDEALISMO DE HEGEL.

11

1.3.

EL IDEALISMO.

20

1.4.

TÓPICOS GENERALES DEL SISTEMA HEGELIANO.

21

1.5.

LA NOCIÓN DE ESPÍRITU EN HEGEL.

21

1.6.

EL CONCEPTO DE LIBERTAD COMO ESENCIA DEL ESPÍRITU.

22

1.7.

DESARROLLO DE LA HISTORIA UNIVERSAL.

23

1.8.

EL IDEALISMO SEGÚN HEGEL.

23

8

CONCLUSIÓN

28

BIBLIOGRAFÍA

29
RESUMEN
El sistema filosófico hegeliano se caracteriza por el rigor terminológico, la
comprensión particular frente a algunos conceptos y el avance de una lógica propia, la
dialéctica, mediante la cual expresa sus planteamientos. Estos, por la densa lectura en las
traducciones al castellano, dificultan la comprensión del sistema propuesto. Por eso, el
presente trabajo busca brindar al lector una visión panorámica que lo ayude a entender con
claridad el sistema hegeliano.
Este trabajo monográfico tiene un carácter expositivo del planteamiento filosófico –
político de Hegel. Para referirse a la filosofía política hegeliana se hace necesario comprender
el sistema en el cual se inserta, por eso divido este ensayo en dos partes. La primera hace
referencia a algunas ideas generales de la tópica hegeliana y luego nos acercamos
propiamente a su filosofía política, donde exponemos lo que considero elementos
fundamentales de la vida política: la familia, la sociedad civil y el Estado, lo que llama Hegel
manifestaciones del Espíritu objetivo, y cómo se insertan en la comprensión dentro del
espíritu absoluto.
INTRODUCCION
Para referirse a la Filosofía Política de Hegel se hace necesario comprender el sistema en el
cual se inserta, por eso divido este ensayo en dos partes. La primera hace referencia a algunos
tópicos generales de la Filosofía Hegeliana como por ejemplo, cómo entiende la noción de
Espíritu, la idea de libertad y de Historia en la cual el Espíritu se exterioriza y desarrolla.
Teniendo en cuenta el tópico tratado nos acercamos a lo que es propiamente Filosofía Política,
donde exponemos lo que considero elementos fundamentales de la vida política como son la
familia, la sociedad civil y el Estado, lo que llama Hegel propiamente, manifestaciones del
Espíritu objetivo, y cómo se inserta en la comprensión dentro del espíritu absoluto.
Tengamos en cuenta que el sistema hegeliano es de un orden ontológico donde se comprende
una lógica, metafísica y ética enfocadas universal y unívocamente en un todo complejo,
expresada en la historia de la humanidad, de ahí la necesidad de dividir nuestro ensayo tal
como lo he descrito, teniendo un carácter expositivo del planteamiento Filosófico – Político
de Hegel.
CAPITULO I
1.1. BIOGRAFIA.
Georg Wilhelm Friedrich (1770 - 1831).- Nacido en Stuttgart el 27 de agosto de 1770,
hijo de un funcionario de la hacienda pública, Hegel creció en un ambiente de pietismo
protestante y estudió a los clásicos griegos y latinos mientras estuvo en el gymnasium de
su ciudad natal. Animado por su padre para que se hiciera pastor protestante, en 1788
ingresó en el seminario de la Universidad de Tubinga, donde entabló amistad con el
poeta Friedrich Hölderlin y el filósofo Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, de
significada filiación romántica, compartiendo con ellos su entusiasmo por la Revolución
Francesa y la antigüedad clásica. Después de completar un curso de Filosofía y
Teología, y decidir que no quería seguir la carrera religiosa, en 1793 comenzó a ejercer
como preceptor en Berna (Suiza). En 1797 consiguió un cargo similar en Frankfurt, pero
dos años más tarde su padre falleció, dejándole un legado cuya cuantía económica le
permitió abandonar su trabajo como tutor.
En 1801 se trasladó a la Universidad de Jena, donde estudió, escribió y logró un puesto
como profesor. Allí concluyó la Fenomenología del espíritu (1807), una de sus obras
más importantes. Permaneció en Jena hasta octubre de 1806, cuando la ciudad, en el
transcurso de las Guerras Napoleónicas, fue ocupada por las tropas francesas, por lo que
se vio obligado a huir. Desde 1807 hasta 1809, una vez agotadas las rentas que le había
proporcionado la herencia paterna, trabajó como redactor en el periódico Bamberger
Zeitung de Baviera. Sin embargo, el periodismo no le agradó y en 1809 se trasladó a
Nuremberg donde fue director de un gymnasium durante ocho años.
Durante los años que residió en Nuremberg, Hegel conoció y contrajo matrimonio con
Marie von Tucher, de quien tuvo tres hijos: una niña (que murió al poco de nacer) y dos
varones (Karl e Immanuel). Antes de su matrimonio, Hegel había tenido un hijo
ilegítimo (Ludwig) que acabaría viviendo en el hogar de los Hegel. Después de haber
trabajado en su redacción durante siete años, publicó en Nuremberg otro de sus más
afamados escritos, Ciencia de la Lógica (1812-1816). En 1816 aceptó la cátedra de
Filosofía en la Universidad de Heidelberg y, poco después, publicó de forma sistemática
sus pensamientos filosóficos en su obra Enciclopedia de las ciencias filosóficas (1817).
En 1818 ingresó en la Universidad de Berlín, institución en la cual expuso y enseñó el
conjunto de su pensamiento hasta su fallecimiento, ocurrido en esa misma ciudad el 14
de noviembre de 1831.
La última gran obra publicada por Hegel fue La filosofía del Derecho (1821), aunque
algunas notas de sus conferencias y clases, junto con apuntes de sus alumnos, fueron
también publicadas después de su muerte. En el conjunto de estos trabajos (conocido por
el nombre genérico de Lecciones o Lecciones de Berlín) se encuentran Estética (1832),
Lecciones sobre filosofía de la religión (1832), Lecciones de historia de la filosofía
(1833-1836) y Lecciones de filosofía de la historia (1837).
Muy influido por las ideas de los grandes pensadores griegos, también conoció las obras
del holandés Baruch Spinoza, del escritor francés Jean-Jacques Rousseau y de los
autores alemanes Immanuel Kant, Johann Gottlieb Fichte y Schelling. Aunque muchas
veces sus teorías discreparon de las de los mencionados pensadores, la influencia que
ejercieron sobre él es evidente en sus escritos.
La filosofía de Hegel surge estrechamente vinculada con la situación social, cultural y
filosófica de su tiempo, a la vez que es una respuesta racional a los problemas
planteados por esa situación.
En su juventud se distinguió por sus ideas radicales, se alzo contra el régimen feudal de
la monarquía prusiana. A partir de 1818 fue profesor de la universidad de Berlín y el
representante hasta el creador de la filosofía oficial de la Prusia Monárquica. En la
filosofía Hegeliana se reflejaron de manera peculiar en carácter contradictorio que
ofrecía el desarrollo de Alemania en vísperas de la revolución burguesa y la naturaleza
dual de la burguesía alemana, de la Hegel fue ideólogo. Así se explica, por una parte,
que la filosofía de Hegel presente tendencias progresivas e incluso revolucionarias,
como reflejo de los procesos revolucionarios de Europa.
Esa dualidad late en todas las obras de Hegel incluida su “fenomenología del
Espíritu”(1807), denominada por Max (la verdadera y el secreto de la filosofía
Hegeliana). En dicha obra se examina la evolución del espíritu humano desde sus
primeros destellos hasta el dominio consciente de la ciencia y del método científico.
Hegel fundamente en este lugar la tesis, básica en el, acerca de la identidad entre el
pensamiento y el ser, acerca de la idea absoluta que se autodesarrolla como base y
esencia de todo el mundo.
Pues, si tomamos ahora a Hegel, nos encontraremos con un tercer tipo humano
completamente distinto de los dos anteriores. Si Fichte fue un hombre de acción moral,
un apóstol; si Schelling fue un delicado artista, Hegel es el prototipo del intelectual puro,
el prototipo del hombre lógico, el pensador racional, frío. Cuando era estudiante, sus
compañeros le llamaban “el viejo”. Porque realmente era viejo antes de tiempo y fue,
toda su vida “el viejo”.
Para Hegel, lo absoluto –que es el punto de partida siempre– es la razón. Eso es lo
absoluto. A la pregunta metafísica –¿qué es lo que existe?– contesta: existe la razón.
Todo lo demás son fenómenos de la razón, manifestaciones de la razón. Pero ¿qué
razón? Sin duda no la razón estática, la razón quieta, la razón como una especie de
facultad captativa de conceptos, siempre igual en sí misma, dentro de nosotros. Nada de
eso. Por el contrario: la razón es concebida por Hegel como una potencia dinámica, llena
de posibilidades, que se van desenvolviendo en el tiempo; la razón es concebida como
un movimiento; la razón es concebida, no tanto como razón, sino más bien como
razonamiento.
Piensen un momento en lo que significa razonar en lo que quiere decir pensar. Razonar,
pensar, consiste en proponer una explicación, en excogitar un concepto, en formular
mentalmente una tesis, una afirmación; pero, a partir de ese instante, empezar a
encontrarle defectos a esa afirmación, a ponerle objeciones, a oponerse a ella. ¿Mediante
qué? Mediante otra afirmación igualmente racional, pero antitética de la anterior,
contradictoria de la anterior.
Esa antítesis de la primera tesis plantea a la razón un problema insoportable; es menester
que la razón haga un esfuerzo para hallar un tercer punto de vista, dentro del cual esta
tesis y aquella antítesis quepan en unidad; y así, continuamente, va sacando la razón, por
medio del razonamiento, de sí, un número infinitamente vasto de posibilidades
racionales insospechadas. La razón, pues, es el germen de la realidad. Lo real es racional
y lo racional es real; porque no hay posición real que no tenga su justificación racional,
como no hay tampoco posición racional que no esté, o haya estado, o haya de estar en lo
futuro realizada.
Por consiguiente, de esa razón que es lo absoluto, mediante un estudio de sus trámites
internos –que llama Hegel lógica, dándole a la palabra un sentido hasta entonces no
habitual– mediante el estudio de la lógica, o sea de los trámites que la razón requiere al
desenvolverse, al explicitarse ella misma, la razón va realizando sus razones, va
realizando sus tesis, luego las antítesis, luego otra síntesis superior; y así la razón misma
va creando su propio fenómeno, va manifestándose en las formas materiales, en las
formas matemáticas que lo más elemental de la razón, en las formas causales, que son lo
más elemental de la física, en las formas finales que son las formas de los seres vivientes
y luego en las formas intelectuales, psicológicas, en el hombre, en la historia.
Así, todo cuanto es, todo cuanto ha sido, todo cuando será no es sino la
fenomenalización, la realización sucesiva y progresiva de gérmenes racionales, que
están todos en la razón absoluta.
Todos estos filósofos han partido de lo absoluto. No han partido de datos concretos de la
experiencia, ni tampoco el hecho de la ciencia fisicomatemática, ni del hecho de la
conciencia moral, sino que han partido de lo absoluto, intuido intelectualmente y
desenvuelto luego sistemática y constructivamente en esos magníficos abanicos de los
sistemas, que se despliegan ante el lector, deslumbrándolo con la belleza extraordinaria
de su deducción trascendental.
Llenaron estos hombres la filosofía de la primera mitad del siglo XIX. Pero estos
hombres habían exagerado un poco. Su error consistió en que se separaron
demasiadamente de las vías que seguía el conocimiento científico; se apartaron
demasiado de ellas; no las tuvieron en cuenta ni como punto de partida ni como punto de
llegada. Se empeñaron en que su deducción trascendental, esa construcción sistemática
que partía de lo absoluto, comprendiera, también, en su seno, la ciencia de su tiempo. Y
así se fue labrando, poco a poco, un abismo entre la filosofía y la ciencia. La filosofía,
apartándose de la ciencia, y la ciencia, desviándose, apartándose también de la filosofía.
Y ¿qué resultó de todo esto? Que a mediados del siglo XIX, esa ruptura, ese abismo
entre la ciencia y la filosofía era tan grande, que trajo consigo un espíritu de hostilidad,
de recelo y de amargo apartamiento con respecto a la filosofía. Sobrevino el espíritu que
llamaríamos positivista.»
1.2. EL IDEALISMO DE HEGEL.
Hegel (1770 – 1831) es el punto culminante del idealismo alemán. Con un portentoso
dominio del saber y con una profundidad inigualable, Hegel emprende la empresa de
mostrar el ser en su totalidad. La filosofía de Hegel es, pues, un idealismo absoluto.
Después de Hegel, se producirá un brusco viraje del idealismo al materialismo. La
izquierda hegeliana transformará la grandeza del espíritu por la realidad concreta de la
materia.
Después de que Kant (1724-1804) expusiera su programa filosófico, toda la filosofía
posterior tenía, inevitablemente, que partir de él. Kant era el punto de referencia
inevitable, pero, a la vez, también era superar algunas de sus ideas en algunos puntos.
Será Hegel el que logre superar ampliamente el sistema de pensamiento kantiano.
La Doctrina filosófica de Hegel, o pensamiento influido por este autor. Entre los
hegelianos se distingue:
a) El ala derecha, ortodoxa o tradicional, que insiste en los rasgos nacionalistas y
concibe el Estado como la síntesis perfecta entre lo privado y lo público, al tiempo
que cultiva la visión teológica de las teorías de Hegel, y
b) El Ala izquierda («jóvenes hegelianos»), para la cual la religión aparece superada
por la filosofía, y que se interesa en particular por el método dialéctico aplicado a la
realidad (materialismo dialéctico); en esta última corriente se destacan autores como
D. Strauss, B. Bauer, L. Feuerbach, K. Marx y F. Engels.
La filosofía de Hegel supone una lucha por la falta de la libertad y de la razón. A su
juicio, la situación histórico – social en que vivía estaba necesitada de una mayor
libertad.
La guerra de los Treinta Años dejó a Alemania atrasada tanto política como
económicamente. No existía un estado moderno, sino un estado carente de justicia
centralizada y fundamentado sobre un despotismo feudal. Además, el campesinado aún
era muy numeroso, la industrialización era mínima y carecía de una clase media
poderosa que pudiese transformar ese estado de cosas.
Alemania no era un Estado. La libertad estaba sometida y la censura atenazaba la
libertad de expresión. Se atacaba la cultura y todo lo que significaba "ilustración".
Hegel vivió la Alemania de su tiempo como un ataque a sus aspiraciones democráticas y
a la libertad, y concibió la necesidad de un Estado moderno y racional. Era preciso
también, pues, una idea o concepto de Estado racional.
La "polis" griega aparece como un modelo frente a la situación de Alemania. En la polis
griega se cumplía la armonización del individuo con la sociedad: la vida del hombre
nacía, se desarrollaba y moría en la vida y en el "espíritu" de la polis, hasta el punto de
que el individuo no era nada separado de la comunidad política, social y cultural de la
ciudad.
En relación con esto, es muy importante el concepto de Volkgeist (espíritu del pueblo).
Este espíritu es el único concreto y efectivo, ya que el espíritu individual no es sino
abstracto. Para Hegel el espíritu del pueblo da plenitud al individuo. Sin embargo, al
parecer de este filósofo, está realización y armonía resulta deficiente y meramente
"formal", ya que el individuo todavía no ha descubierto la conciencia de su propia
individualidad y de su libertad. En la polis griega sólo algunos llegaron a ser realmente
libres.
Con respecto a la polis griega, el Cristianismo viene a significar, negativamente, la
disolución de la vida armónica y en comunidad social. Positivamente, significa el
descubrimiento del concepto de "subjetividad", que será interpretado por Hegel como un
momento absolutamente necesario para la realización plena de la libertad y el desarrollo
y perfección del espíritu. La religión constituye para Hegel un aspecto fundamental de la
vida de un pueblo. El concepto de subjetividad vendrá a significar, en último término,
una crítica y un opuesto al concepto "positivización" que puede hacerse de la vida
político – social. El término "positividad" viene a significar un 'límite' que se le impone
a la vida desde una realidad impuesta de un modo exterior y por la fuerza de la tradición,
sin estar fundada y justificada ante la propia razón. "Positividad" vendría a equivaler a
"alienación". El hallazgo de la subjetividad y su carácter de principio racional y libre
representará para Hegel un principio rector en la organización social y política de la vida
del espíritu.
La Revolución Francesa significó para Hegel el triunfo de la Razón. La Revolución
Francesa estableció el principio de que el pensamiento debe gobernar sobre la realidad y
el orden político – social; Hegel también tenía la concepción de que sólo puede
considerarse como verdadera realidad aquella que realiza las exigencias y los fines de la
Razón.
Además, la Revolución Francesa se proponía aunar la vida en comunidad con el
principio de subjetividad: la realización de la libertad y el sentirse libre.
Sin embargo, la experiencia del Terror en la época de Robes Pierre mostró a Hegel la
tremenda dificultad de conjugar racionalmente la libertad del hombre y la organización
político – social en un equilibrio en el que ninguno de los polos sea reducido y disuelto
en el otro, pues en tal caso se acabaría con la libertad objetiva y con la vida del Espíritu.
La obra de Hegel puede considerarse como la madurez filosófica y cultural de la
tradición occidental. Su filosofía pasa por ser el último gran sistema filosófico, en el que
confluyen prácticamente todas las filosofías anteriores. El propio Hegel interpretó así su
sistema, como el estado de maduración y unidad interna de todo el pensamiento anterior
a él (así lo hace en sus Lecciones sobre la historia de la filosofía).
La filosofía de Hegel se basa en la relación entre los dos conceptos fundamentales de la
filosofía anterior: la Naturaleza (en la filosofía griega) y el Espíritu (en la filosofía
cristiana y, a partir de Descartes, en la filosofía moderna). Hegel pretende la unidad
interna y la conexión entre Naturaleza y Espíritu, de modo que pueda elaborarse una
teoría unitaria, total y cerrada sobre la realidad en su totalidad. Pero para ello Hegel
necesitaba revisar y superar la filosofía de Kant, que era la que había alcanzado mayor
madurez pero que, en cambio, ofrecía mayores dificultades para ese proyecto de sistema
filosófico unitario, cerrado y total.
Kant veía como insuperables las siguientes cuestiones:
 La distinción entre el entendimiento y la razón. El entendimiento para Kant sólo
alcanzaba a los fenómenos, a lo finito y limitado. La razón, aunque tiende hacia lo
absoluto y lo infinito, no puede alcanzar esa plenitud.
 La distinción entre fenómeno y noúmeno. Esta distinción supone que el orden de la
realidad está dividido, sin que sea posible elaborar una teoría absoluta y total sobre
la realidad en su integridad.
 La distinción entre el ser y el deber ser. Esta distinción establecía una radical
distinción entre la teoría (el pensamiento) y la praxis (la acción).
 La escisión entre lo finito y lo infinito (mundo – Dios, Naturaleza – Espíritu).
Aristóteles concebía la filosofía como la tendencia a un saber universal y necesario de la
realidad de lo total. Para Kant esta tarea será algo inalcanzable para la limitada razón
humana (y por eso para Kant la filosofía era una crítica). Hegel, corrige a Aristóteles
afirmando que la filosofía tiene que dejar de ser "tendencia" al saber para ser un efectivo
y pleno Saber; y corrige a Kant diciendo que tiene que ser ciencia (y, por lo tanto, no
crítica, sino sistema): el sistema absoluto de la totalidad de lo real (un sistema racional.
La filosofía de Hegel nacía unida a un marco histórico y social determinado, en el que
Hegel denunciaba la falta de libertad del hombre. El término "dialéctica" es utilizado por
Hegel para comprender y expresar la situación real del mundo. En la dialéctica de Hegel
queda patente, pues, una voluntad de actuación sobre una realidad escindida,
contradictoria y alienaba que lucha por superar esa situación.
La dialéctica expresa, pues, tanto la contradicción del mundo existente cuanto la
necesidad de superar los límites presentes en un afán de superación movido por la
necesitad de una realización total y de un modo efectivo de la libertad y de la infinitud.
La filosofía de Hegel estaba incluida en un marco filosófico muy preciso. En ese
sentido, en cuanto expresión de la filosofía de Hegel, dialéctica significa la radical
oposición de Hegel a toda interpretación fragmentaria de la realidad y del conocimiento.
El carácter dialéctico de lo real significa que cada cosa es lo que es, y sólo llega a serlo
en interna relación, unión y dependencia con otras cosas y, en último término, con la
totalidad de lo real.
La dialéctica de Hegel concibe la realidad como un todo, sin que ello afecte para nada a
la relativa independencia de cada cosa en su singularidad.
Esta concepción se opone a la interpretación empírica de la experiencia. Frente a la
supuesta autonomía de los hechos tal y como son dados en la experiencia, la estructura
dialéctica de lo real acaba por mostrar que los hechos no son sino el resultado de un
juego interno de relaciones que son las que, en última instancia, constituyen las cosas, a
pesar de que aparentemente pueda parecer que los hechos tengan una independencia.
Pero el carácter dialéctico de lo real no sólo significa que tenga una relación interna,
sino, más profundamente aún, que cada cosa sólo es lo que es en un proceso continuado.
Es decir, la realidad, en cuanto dialéctica, no es fija ni determinada de una vez por
siempre, sino que está en un constante proceso de transformación y cambio, cuyo motor
es, a la par, tanto su interna contradicción, limitación y desajuste en relación con su
exigencia e intención de totalidad, infinitud y absoluto, como la interna relación en que
está con otra realidad, que aparece como su contrario.
La realidad en cuanto dialéctica está, pues, regida y movida por la contradicción,
internamente relacionada y constituida como oposición de contrarios. De este modo,
cada realidad particular remite a la totalidad, al todo, y sólo puede ser comprendida y
explicada en relación al todo. Y, por otra parte, cada realidad, casa cosa, no es sino un
momento del todo, que se constituye en el todo, pero que también queda asumida y
disuelta en el todo. Según sus propias palabras, "lo verdadero es el todo".
El carácter dialéctico de la filosofía hegeliana tiene igual alcance en lo que se refiere al
conocimiento o al saber ("conocimiento dialéctico" o "método dialéctico").
Para Hegel, por su propia concepción de la filosofía como "el conocimiento efectivo de
lo que es en verdad", la teoría acerca de la realidad requiere indagar lo que es el
conocimiento, el saber, el pensar (recuérdese que la relación ser – pensar ha sido una
cuestión fundamental a lo largo de la historia de la filosofía.
Para Hegel el conocimiento tiene una estructura dialéctica. Y tiene esa estructura, en
definitiva, porque la realidad es dialéctica y, por tanto, el conocimiento también es
dialéctico, en cuanto que es una dimensión de lo real y en cuanto que se configura
dialécticamente al manifestar adecuadamente la naturaleza dialéctica de la realidad.
Pero, en verdad, las distinciones entre conocimiento y realidad, pensar y ser, etc., son,
según Hegel, inadecuadas, justamente en razón del carácter dialéctico de la realidad en
general y del principio hegeliano de que "lo verdadero es el todo". Lo que hay, en
cualquier caso, es la relación interna y estructural entre el ser y el pensar, o, lo que es lo
mismo, entre el objeto y el sujeto.
Veamos ahora tres puntos fundamentales de la estructura dialéctica del conocimiento:
 El conocimiento, estructuralmente, consiste en la relación sujeto – objeto, de modo
que cada uno de los momentos de esta relación sólo lo es por beneficio o
consideración del otro. Pero con la peculiaridad de que cada uno de ellos niega y
contradice al otro, dándose entre ellos una desigualdad y desajuste (que de ser
definitivos e insuperables harían imposible una plena verdad), desigualdad que
impone un proceso de transformación en el que se tienda a la igualdad o identidad.
 El proceso encaminado a superar la diferencia entre objeto y sujeto tiende a la
identidad de ambos. Es decir, se tiende a la reducción de uno al otro. Sólo en la
identidad total que se alcanza en la total reducción es posible alcanzar uno
conocimiento total y absoluto, es decir, un conocimiento que sabe la totalidad de lo
real. Hegel, pretende hacer de la filosofía un sistema para llegar a un conocimiento
absoluto. Sólo un conocimiento total y que sepa la totalidad de un modo absoluto
merece, según Hegel, el nombre de verdadero conocimiento (él lo llama ciencia). El
conocimiento dialéctico es un conocimiento absoluto; y no sólo porque llega a saber
la totalidad de lo real, sino porque además sabe cada realidad particular "en relación
al todo y como formando un momento del todo". Así sólo gracias al conocimiento o
saber absoluto adquiere validez y sentido cada conocimiento provisional, relativo y
parcial. El conocimiento dialéctico es, pues, un conocimiento absoluto. Esta tesis
epistemológica está conectada estrechamente con la tesis ontológica de que lo
verdadero es el todo.
 En la reducción a la identidad absoluta en que se alcanza el verdadero y pleno
conocimiento dialéctico tiene lugar la disolución de uno de los momentos
estructurales del conocimiento en el otro. Hegel interpretará está disolución y
reducción como la reconversión del objeto en el sujeto: será, pues, en el sujeto y
como sujeto como se alcance la identidad absoluta. La identidad será una identidad
en y del sujeto. Pero con esa reducción no sólo se cumple una reducción
epistemológica (del objeto de conocimiento al sujeto de conocimiento), sino también
una reducción ontológica (del ser en el pensar). Y siendo el Sujeto del saber, en
último término, pensamiento, razón o idea, la reducción al sujeto, la reducción del
ser al pensar, convierte la filosofía hegeliana en un idealismo absoluto. No se trata
tanto de la reducción del ser al pensar, cuanto de la interpretación de lo real, del ser,
como Idea o Razón: "Todo lo real es racional"; "el que lo verdadero sólo es real
como sistema o el que la sustancia es esencialmente sujeto, se expresa en la
representación que enuncia lo absoluto como espíritu, el concepto más elevado de
todos y que pertenece a la época moderna... Sólo lo espiritual es lo real".
Para Hegel la dialéctica no se limita a ser un método del conocimiento, sino que es algo
más. La dialéctica constituye la naturaleza y estructura de lo real, y por ello es por lo
que constituye el modo de proceder del conocimiento.
La estructura y esencia de la dialéctica es un todo complejo constituido por tres
momentos o aspectos implicados entre sí (y es ésta la auténtica interpretación, y no que
sean tesis, antítesis y síntesis --términos, por otro lado, que Hegel nunca utilizó-- tres
pasos sucesivos):
 Lo que se ha llamado tesis (el aspecto o momento abstracto o intelectual). Suele
interpretarse la tesis como una afirmación cualquiera, una realidad, un concepto.
Pero esta afirmación lleva en su entraña un contrario, ya que la realidad no es
estática, sino dinámica.
 Lo que se ha llamado antítesis (el aspecto o momento dialéctico o negativo –
racional). Suele interpretarse como la negación de la afirmación anterior, ya que es
esa contradicción el motor de la dialéctica. Este momento negativo es lo que hace
dinamizar la realidad.
 Lo que se ha llamado síntesis (el aspecto o momento especulativo o positivo –
racional). Suele interpretarse como la superación del conflicto, la negación de la
negación anterior. Los dos momentos anteriores son a la vez eliminados y
conservados, es decir, elevados a un plano superior. La síntesis conserva todo lo
positivo que había en los momentos anteriores. Por eso la síntesis es enriquecimiento
y perfección, es la seguridad de que la realidad está en constante progreso. La
síntesis se convierte inmediatamente en tesis del proceso siguientes, a la que se
opondrá la antítesis para dar lugar nuevamente a una síntesis que será a la vez la
tesis del proceso siguiente: todo está en constante progreso dialéctico.
Esto tres momentos de la dialéctica hegeliana están vertebrados y constituidos en una
estructura cuya adecuada comprensión se alcanza mediante lo que podríamos denominar
categorías fundamentales de la dialéctica:
 Inmediatez – mediación.
 Totalidad.
 Negatividad – contradicción.
 Superación.
Hegel intenta comprender dialécticamente lo que ha sucedido en la historia y para ello
somete y contrasta toda su armazón doctrinal con los sucesos históricos de cada época.
Para Hegel la reflexión sobre la historia supone una interpretación: la imparcialidad es
imposible . Hay que interpretar la historia desde la racionalidad; hay que atender a los
hechos para discernir el proceso racional que se da en la historia.
La filosofía de la historia es la consideración reflexiva de la historia en cuanto que es el
espíritu el que dirige esa historia. Hay que contemplar los hechos, pero interpretándolos
a la luz del espíritu tal como se desenvuelve en el tiempo.
Para Hegel la razón rige el mundo y, por tanto, la historia ha transcurrido racionalmente.
La razón es, pues, la sustancia de la historia. Si la historia ha transcurrido racionalmente,
esto significa que ha transcurrido de acuerdo con unas categorías o leyes, y es necesario
que el historiador se enfrente a la historia con esas armas para poder explicar de forma
convincente y racional la historia.
El Estado representa para Hegel la única realidad capaz de lograr y realizar plenamente
la libertad. En el Estado se inserta plenamente lo individual y lo universal. El capricho
individual no es libertad. Sólo en el Estado el hombre tiene existencia racional. Estas
ideas de Hegel han motivado que algunos lo acusaran de totalitarista. Hegel dice que
pensar que el Estado no hace más que coartar la libertad de los individuos es pensar de
forma negativa e idealista, ya que sólo el Estado es la única garantía de la libertad y de
que los individuos vivan libremente. Lo demás sería pensar que el capricho individual
puede ser elevado al rango de libertad. Esto hizo que Hegel criticase algunas de las
teorías sobre el Estado de pensadores anteriores (crítica de los que piensan que el
hombre era libre en el estado de naturaleza y que el Estado no hace sino coartar la
libertad, y crítica de la teoría de Estado Patriarcal).
Para entender mejor esta noción de historia, veamos por separado los conceptos de
"espíritu" y "explicitación en el tiempo"
El Espíritu no es lo opuesto a la materia. Es lo más fuerte, profundo y real de lo
existente. Es el espíritu del mundo o espíritu universal, la fuerza de todas las fuerzas, la
profundidad de todas las profundidades. Es la reconciliación del hombre con la realidad,
la reconciliación del sujeto pensante con el objeto pensado.
No es nada estático. Por el contrario, va evolucionando dialécticamente: espíritu
subjetivo (descubrimiento de sí), espíritu objetivo (realización práctica: aquí hay que
colocar a la historia) y Espíritu Absoluto (encuentro definitivo del hombre con la
realidad, del sujeto con el objeto).
El espíritu poco a poco se va desarrollando, se va expresando en medio de un proceso
siempre progresivo, sin poder volver atrás.
Por eso la historia es:
a.El paso de todo la parcial hacia la totalidad.
b. El tiempo que dura el enriquecimiento progresivo de los seres, de la verdad, de la
libertad...
c.El encuentro y reconciliación del sujeto con el objeto, del hombre con la realidad.
La historia es la cumbre en el Espíritu Absoluto: es la total superación de todo proceso,
la máxima unidad de contrarios, la culminación y la plenitud de todo ser, la expresión
máxima de la Libertad, de la Verdad, del Pensamiento...
La Historia como escenario de Dios en el mundo.- La razón dialéctica es la que rige el
mundo, y, por tanto, la historia universal ha transcurrido racionalmente.
La comprensión filosófica de la Historia se convierte para Hegel en una justificación del
protagonismo de Dios en la Historia, en lo cual todo lo negativo aparece como algo
subordinado al Todo, al plan total del Espíritu.
Hegel tiene una visión teológica de la historia que implica que todos los acontecimientos
crueles, injustos y bárbaros que se han producido en la historia no tuvieron más remedio
que hacerse. Fueron unos instrumentos en manos del Espíritu del Mundo.
Esa Razón infinita es la que opera en la historia de la humanidad por la cual esa Razón
infinita se realiza a sí misma.
Hegel no se fija en lo penoso del camino histórico, sino en la meta, en el fin con que se
han llevado a cabo esos sucesos desagradables. Para Hegel, esa meta, es el Espíritu, y e
fin que persigue el Espíritu es la conquista de la libertad.
La historia es el proceso de desarrollo de la libertad. Este proceso es el mismo que el
desenvolvimiento de la verdad parcial hacia la totalidad hasta llegar a la Verdad total.
La historia universal es para Hegel un conjunto de fases o épocas históricas que se van
sucediendo dialécticamente en un progresivo avance de la realización de la libertad a
través del Estado, que no sólo no coarta la libertad de los individuos, sino que es la
única forma de que los individuos vivan en libertad.
Hegel distingue tres estadios en este progreso de la conciencia en libertad que constituye
la trama de la historia:
a.Oriente. Es el primer período, la infancia de la humanidad, que se caracteriza por la
ausencia de libertad. Los orientales no saben que el hombre como tal es libre, y,
como no lo saben, no lo son. Solamente un hombre era libre: el déspota. Es la época
de despotismo en la que el poder del Estado se concentra en un solo individuo. El
individuo, pues, está absorbido por el Estado. En la relación individuo – colectividad
prevalece el elemento comunidad. Pertenecen a este periodo China, India, Persia,
Asia Menor y Egipto.
b. Occidente: Grecia y Roma. Es el segundo periodo, que contiene la historia del
mundo grecorromano. Es la etapa de la adolescencia de la humanidad. Se inicia la
conciencia de la libertad, y por ello se lucha por la libertad. Pero entre Griegos y
romanos sólo sabían que algunos hombres eran libres, pero no que el hombre como
tal lo fuera. Por ello se dio la esclavitud. Sigue prevaleciendo el elemento
comunitario sobre el elemento individual (polis griega).
c.Pueblos Germánicos. Representan la ancianidad de la humanidad. Es un periodo que
se prolonga desde la llegada del Cristianismo hasta la época actual (de Hegel, se
entiende). La libertad, que surgió con el Cristianismo, no llegó a tener inmediata
expresión en las leyes y en las instituciones porque con el triunfo cristiano perduró la
esclavitud. Ha sido necesario un largo proceso de desarrollo de los pueblos antes del
reconocimiento explícito de la libertad. Se produce la reconciliación de la escisión
sujeto – objeto = individuo – colectividad. Sólo las naciones germánicas han llegado
a la conciencia de que el hombre es libre como hombre. Es la etapa de madurez de la
Historia: todos somos libres. Todos los hombres se sienten y son libres (abolición de
la esclavitud), y realizan su libertad a través del Estado.
¿Qué medios utiliza el espíritu para realizar este fin? A primera vista, pueden parecer los
menos adecuados. Se trata de los pequeños intereses, necesidades y pasiones humanas
que aparecen constantemente en la Historia. Hegel afirma incluso que sin pasión nada
grande se ha realizado en el mundo. Pero ¿cómo puede el Espíritu, con esa enorme masa
de intereses y pasiones individuales realizar el fin universal de la historia? Es verdad que
sin pasión no se hace nada serio en la historia, pero las pasiones de las grandes figuras
de la historia son utilizadas como instrumentos del Espíritu del Mundo y muestran la
"astucia de la razón". La razón hace que el interés particular de la pasión sirva de cebo a
la realización del interés universal. Sus instrumentos son los grandes personajes
históricos, los hombres cuyo fin individual incluye el fin universal del Espíritu. Tales
hombres (Alejandro Magno, Julio César, Napoleón) no tenían necesariamente
conciencia de que sus fines particulares eran sólo momentos del fin universal.
La institución que asegura la consecución del fin al que se dirige la historia es el Estado.
Este es algo así como el material con el que se construye la historia y llega al fin último
del Espíritu. El Estado es la realización de la libertad, la unión de la voluntad universal
del Espíritu y de la voluntad subjetiva del individuo. Sólo en la obediencia al Estado es
el hombre verdaderamente libre. Por eso los grandes individuos históricos han sido los
creadores de los grandes Estados.
Hay que tener muy en cuenta que: Hegel no intenta justificar ninguna forma política
concreta. Lo único que intenta justificar es la racionalidad del Estado. El que algunos
grupos políticos hayan querido justificar su propia doctrina (totalitarismo) apoyándose
en Hegel es otra cuestión.
La interpretación que hace Hegel del Estado hay que situarla dentro de una época
determinada y tal vez no valga para otra época.
1.3. EL IDEALISMO.
El término “idealismo” tiene distintos significados. Desde el punto de vista metafísico es
la creencia en que el fundamento de la realidad es de índole espiritual o sea de poderes
ideales; y desde el enfoque epistemológico es la postura que sostiene que no existen
cosas reales fuera de la conciencia. O sea que al eliminar la existencia de todos los
objetos, quedan solamente como objetos reales los contenidos de la conciencia
(representaciones, imágenes, sentimientos, etc.) y los objetos ideales (la lógica y la
matemática).
De esta manera surgen dos formas de idealismo: el subjetivo o psicológico y el objetivo
o lógico.
En el idealismo subjetivo o psicológico la realidad se encuentra contenida dentro de la
conciencia del sujeto. Los objetos son sólo contenidos de la conciencia, el ser de los
objetos consiste en ser percibidos por el hombre y cuando dejan de ser percibidos dejan
también de existir al no poseer ser, fuera de nuestra conciencia, que es lo único real. A
esta posición también se la llama conciencialismo.
El obispo inglés Berkely es el clásico representante de esta cosmovisión que identifica el
ser con el percibir y que considera a los objetos externos puras sensaciones de los
sentidos.
Sin embargo, para Berkely, Dios, que es la causa de nuestras percepciones, y las almas;
tienen existencia independiente.
El idealismo de Berkely tiene base metafísica y teológica, característica que no aparece
en las nuevas formas de idealismo subjetivo como por ejemplo, el empiriocriticismo de
Avenarus y Mach, que creen nada más que en las sensaciones, y la filosofía de la
inmanencia de Schupe y de Schubert-Soldern, que proponen que todo es inmanente a la
conciencia. En el caso de este último lo único existente es la conciencia cognoscente.
En cuanto al idealismo objetivo o lógico es diferente, porque parte de la conciencia
objetiva de la ciencia, cuyo contenido es una suma de juicios lógicamente ideales,
elementos lógicos, que distinguen lo dado en la percepción de la percepción misma y
consideran al objeto como nacido del pensamiento, un producto del pensamiento, un
concepto, un ser lógico ideal, postura que es denominada panlogismo.
En la actualidad, esta posición la defiende el neokantismo, principalmente la escuela de
Marburgo, cuyo fundador es Hermann Cohen.
Pero el neokantismo no es la misma concepción de Kant, más bien Fichte es un sucesor
de Kant, que fue el que dio el primer paso para la aparición del idealismo lógico, con la
idea de un yo absoluto desde donde deriva toda la realidad. Pero al igual que Schelling,
lo lógico todavía se confunde con lo psicológico y lo metafísico.
Solamente Hegel fue el que hizo del ser de las cosas algo puramente lógico. Esta es la
distinción entre el panlogismo hegeliano del neokantismo, el haber establecido el puro
panlogismo.
A pesar de la división entre el idealismo subjetivo o psicológico y el objetivo o lógico,
ambos idealismos tienen en común la concepción fundamental de que toda realidad está
contenida en la conciencia, que es el principal argumento del idealismo.
Con la inmanencia, intentan probar que la tesis del realismo es lógicamente absurda; sin
embargo, la tesis del idealismo tampoco es consistente, porque se puede decir que el
objeto que pensamos es un contenido de la conciencia pero no que el objeto sea idéntico
a este contenido, sino que es una representación o un concepto que se refiere al objeto,
que por lo tanto sigue siendo independiente de la conciencia.
De manera que al afirmar que existen objetos independientes de la conciencia esta
independencia es un elemento del objeto y la inmanencia es el contenido del
pensamiento, o sea que lo propio del objeto es lo que no puede ser pensado.
1.4. TÓPICOS GENERALES DEL SISTEMA HEGELIANO.
El Filósofo Alemán –aún en vida- se ganó la reputación de ser un autor confuso, cuando
no incomprensible más aún en sus textos, digamos más asequibles como la Filosofía del
Derecho y la de la Historia cuyos planteamientos fueron considerados extravagantes, lo
cual no le resta interés, sino suscita polémicas y controversias entre muchos pensadores
contemporáneos. O como expresa Amelia Valcárcel: “Respecto a la Filosofía de Hegel,
hay que tomarla entera. No se puede hacer disecciones dado que no hay por donde
hacerlas.” (en Vellaspín, F., 1995, p.18).Es necesario, entonces, partir de ciertos
presupuestos, conceptos claves del sistema hegeliano, para entender los textos de
contenido jurídico - político. Entre las nociones fundamentales de su sistema, oportunas
para el presente artículo, mencionamos: Espíritu, libertad e Historia, que de hecho,
implican todo desarrollo de actividad política.
1.5. LA NOCIÓN DE ESPÍRITU EN HEGEL.
El principal concepto del sistema Hegeliano es el de Espíritu pues todo el devenir
histórico es su actividad, su desplazamiento en tres etapas: El Espíritu consciente de sí
mismo (subjetivo), el espíritu objetivo y el espíritu absoluto. Pero ¿qué entiende Hegel
por ‘Espíritu’? no se trata propiamente de la acepción que comúnmente conocemos
como actividad intelectual propia del alma humana, se trata de una actividad racionaluniversal que se expresa en la realidad y la verdad no como sustancia, sino como
pensamiento, es decir, como sujeto 2, en su particularidad y universalidad que va
desarrollándose en la Historia. Así lo expresa en su Fenomenología del Espíritu: “La
razón es espíritu en tanto que eleva a verdad la certeza de ser toda la realidad y es
consciente de sí misma como de su mundo y del mundo como de sí misma.”( 1) y, más
adelante, resalta su característica de sujeto cuando afirma que lo verdadero no debe ser
entendido como sustancia, sino como sujeto; es pues él quien descubre la verdad, quien
se descubre como autoconciencia. Este Espíritu adquiere formas, particulares, a través
del derecho, la sociedad y el estado, son en ellos, por la acción del Espíritu mismo
donde se encuentran conciliados particularidad y universalidad, desde esta perspectiva,
el Espíritu –afirmará Hegel- no solo es conciencia, es la vida.
Otro rasgo del Espíritu, ya que es razón universal, es su desplazamiento en la realidad
histórica que no acontece por casualidad o al azar, sino según sus propias leyes que
persiguen una finalidad: La absolutez, el perfeccionamiento de la humanidad entera, se
trata de leyes lógicas, tan ciertas como las leyes físicas. Según Jean Touchard (1993) se
trata de la dialéctica como lógico desarrollo a través de la conservación y la superación
antinomias (como por ejemplo particularidad y universalidad conciliadas) que se
‘resuelven’ en un tercer término que las supera. Es aquí donde muchos investigadores
basan la famosa ‘característica’ de la dialéctica Hegeliana de tesis, antítesis y síntesis.
1.6. EL CONCEPTO DE LIBERTAD COMO ESENCIA DEL ESPÍRITU.
Dice Hegel: “...la libertad es el camino de Dios en el mundo, es la fuerza independiente
en la que los individuos son sólo momentos, tienen como fundamento la fuerza de la
razón que se realiza como voluntad, y se expresa en los estados.” (1988). Hemos dicho
anteriormente que el espíritu se “desplaza” dialécticamente, lo que hace suponer que
tiene voluntad libre y racionalidad ya que este desplazamiento no está librado al azar,
por ello Hegel considera que la libertad es la esencia del Espíritu; es, digamos, la causa
y finalidad de su movilidad.
Al ser la libertad esencia del espíritu lo es a la vez en su universalidad y su
particularidad; es decir, en su totalidad y en las formas adquiridas como figuras de la
realidad misma (persona individual, familia, sociedad, estado). En efecto, la libertad no
sólo mueve el Espíritu y lo realiza, sino que también es causa de lo mismo en los
individuos particulares a través de la lucha (Kamp) por el propio reconocimiento
consiguiendo su superación hacia lo universal que hay en ellos; por eso, Hegel –
haciendo el uso de su dialéctica- afirmará que el autoconciencia o se reconoce con otra
conciencia, en una lucha a vida o muerte, o no sabe de sí ni de su libertad. Resaltemos
que los individuos no se reconocen como libres mientras que no se confronten con otras
autoconciencias.
Pareciera, por esto, que la libertad tiene limitación; esta limitación queda “superada” en
la Filosofía Hegeliana a través de la expresión del derecho y su exteriorización en la ley
dentro de la cual el individuo particular busca lo mismo. Ambos son reconocidos como
iguales por la legislación a la par que ésta les reconoce sus características particulares.
1

(Hegel, G.W.F., 1987)
La libertad en este mismo desarrollo dialéctico se manifestará en todas las figuras del
Espíritu objetivo, es decir, en la sociedad civil y en los estados soberanos.
1.7. DESARROLLO DE LA HISTORIA UNIVERSAL.
La actividad desarrollada por el Espíritu a través de su expresión objetiva particular
deviene en la Historia Universal de la humanidad; fija un acontecimiento aparentemente
“trivial” como “‘el acontecimiento”, y lo reconoce como verdadero puesto que es la
misma intervención del Espíritu; es decir, universaliza lo particular, dirá Hegel que la
verdad histórica es necesidad y concepto.Por otro lado, recordemos que la actividad del
Espíritu es racional y tiene una finalidad “pensada” y “querida” por el mismo Espíritu.
Esto nos explica Pierre Hassner (1992, p. 689) que en el sistema Hegeliano razón e
Historia no son separables, en donde el desenvolvimiento de la razón del Espíritu corre
paralelo al proceso de la Historia Universal; en otras palabras queda confirmado que el
proceso histórico es racional, lo que equivale decir, que tiene una voluntad y finalidad
propias.
La Historia de la humanidad es la Historia del Espíritu, de ahí Hegel enfatice los grandes
momentos Históricos producidos por las guerras, la lucha perenne por el reconocimiento
en vistas por la adquisición de la auténtica libertad, la del Espíritu. Por ejemplo, la
Revolución Francesa se convierte en emblema de esa búsqueda, sin embargo deviene en
terror; o por algunos personajes, como Napoleón Bonaparte frente al cual Hegel no
esconde su admiración; o al mismo desenvolvimiento del Espíritu que deviene en
religión universal, el cristianismo (católico primero, y protestante después, al cual
considera más auténtica por superar la escisión entre mundo y sacralidad). Pero debido a
que el Espíritu tiene una racionalidad propia, muchas veces los individuos por las cuales
se logran los momentos históricos lo hacen por el reconocimiento y razón particular,
pero realizan lo que el Espíritu realmente ha previsto y quiere. Llegará a afirmar Hegel
que la razón que actúa en la Historia consigue sus fines mediante una suerte de “astucia”
puesto que utiliza las pasiones de los hombres particulares para fines universales,
quienes creyendo que actúan por sí mismo, actúan realmente para y por el Espíritu que
pretende la Educación y perfectibilidad del género humano.
1.8. EL IDEALISMO SEGÚN HEGEL.
Para Hegel el mundo tiene una belleza descarnada, metafísica y abstracta, la belleza de
la razón, la fría lógica de la razón.
La belleza del mundo y de la historia se pone de manifiesto en el mecanismo lógico
conceptual que funciona a la perfección.
Es un sistema bello en tanto que es lógico hasta el detalle más insignificante.
Según Hegel todas las tragedias de la humanidad son necesarias en un momento dado,
de acuerdo al estado del desarrollo del espíritu.
Para él la felicidad, el gozo o la satisfacción no es el principal objetivo del hombre, sino
el deber del intelecto, del conocimiento y de la razón.
El hombre tiene que aceptar las cosas de la realidad como son y esto será positivo para
él.
La historia nos muestra que la felicidad no se encuentra en los grandes acontecimientos
y que los héroes no tienen una vida cómoda.
El altruismo para Hegel es impedir que las personas se ganen la propia dignidad de
lograr las cosas que le corresponden por si mismo, por lo tanto, la preocupación por el
prójimo no es la característica de los grandes hombres, así como tampoco la dialéctica
de la historia tiene en cuenta el bienestar de los hombres particulares.
Para este filósofo los momentos felices de la historia fueron páginas en blanco.
Hegel condena al inconformista que se cree superior al mundo en que vive. El mejor
hombre es el que comprende mejor su mundo, su realidad, su tiempo y el que puede
reconciliarse con su circunstancia.
La filosofía hegeliana es un idealismo por considerar a la idea como base de todo
conocimiento, para lograr la comprensión más auténtica de la realidad.
Hegel, al contrario de Marx, es a la vez idealista y espiritualista, porque considera que
tanto la idea como el espíritu son la esencia de la realidad.
El espíritu universal que rige el mundo es la sustancia como principio creador, que a
través de la razón intelectiva de la humanidad toma conciencia de si mismo y se conoce.
Para Hegel, la idea es la realidad efectiva. Esta idea no se opone a la materia porque la
auténtica realidad tiene una existencia sensible que también es razón y espíritu, que
además de existir tiene una razón para existir.
El interés de Hegel está centrado en las cosas que existen que tienen una razón, que se
pueden comprender, que tienen espíritu.
Los filósofos pueden ver detrás de la auténtica realidad una profunda razón que se puede
entender y conocer y que responde a una ley oculta.
Hegel sabe que nadie puede entender el sentido de los acontecimientos de buenas a
primeras y que los hechos puedan ser considerados como meros accidentes sin razón;
porque la tendencia del hombre es evaluar los hechos según su propia manía o
enfermedad y guiado por sus emociones, sus sentimientos o sus pasiones, y es la
perspectiva del que contempla la que impide reconocer la grandeza.
Hegel cree que sólo desde la fría mirada de la filosofía a lo largo de la historia se puede
conocer y comprender la verdadera realidad, su necesidad y su fin.
No afirma que todo necesariamente sea racional y real sino por el contrario que lo
verdaderamente real y racional es poco, pero ese poco es lo que le da sentido a todo,
porque es imposible conocer cualquier cosa racionalmente separada totalmente de las
otras.
El sistema filosófico de Hegel, se apoya en tres aspectos fundamentales:
1) Primero, la Lógica o el ser en sí; expone la esencia del Absoluto en sí misma;
tradicionalmente, esto correspondía a la metafísica; pero, para Hegel todo lo racional
es real y todo lo real es racional, por tanto Metafísica y Lógica son lo mismo.
2) Segundo, la naturaleza o el ser otro; define el Absoluto como pensamiento que se
piensa a sí mismo, es decir, Dios; pero no el Dios cristiano trascendente, pues el
Absoluto de Hegel es el proceso de su propio devenir.
3) Tercero, la filosofía del espíritu o el ser que se piensa a sí mismo. Primeramente
trata del espíritu subjetivo finito o antropológico: el alma humana, la conciencia y la
mente o actividad del espíritu en sí. En seguida trata del espíritu objetivo: la cultura,
las instituciones y las concreciones del espíritu humano en el derecho contractual y
penal, la capacidad para poseer, la familia, la sociedad civil y el Estado. Por último
el saber absoluto del Absoluto o conciencia del espíritu finito de ser un momento de
la vida del Absoluto, que se logra por la belleza que luce en el predominio de lo
sensible sobre lo espiritual o en la armonía de los dos o en el predominio de lo
espiritual sobre lo sensible, como en la poesía, la música o la pintura.
Otras maneras de alcanzar el Absoluto es el conocimiento religioso, por pensamiento no
conceptual sino pictórico, representativo o fantasioso según las distintas religiones
existentes: religión natural, religión de la individualidad espiritual, religión absoluta. En
su Vida de Jesús, Cristo aparece como un predicador humano de presupuestos prácticos
para la vida moral. Con los años Cristo aparece como predicador del amor, como
participación privilegiada de la vida divina. Aquí se asoma el tema central del idealismo
hegeliano: la relación entre finito e Infinito; por el amor, la religión es la fuerza para
pasar del finito al Infinito. Pero, reflexionando y desarrollando el tema, la filosofía
hegeliana suplantará el papel asignado a la religión y lo asumirá.
Superando las diferencias, la filosofía ha de encontrar la síntesis entre el finito y el
Infinito; sin negar la realidad de uno y Otro, se ha de lograr la integración del finito en el
Infinito, pues lo finito es un momento de la vida del Infinito.
El Absoluto, sustancia y sujeto, es la totalidad, la realidad entera, el proceso de su
propio devenir; es sujeto y objeto de sí mismo, pensamiento que se piensa a sí mismo;
aunque Hegel identifica el Absoluto no trascendentalmente, sino con el devenir
intramundano. La más alta definición del Absoluto es decir que es espíritu; pero, afirmar
que es pensamiento autopensante es afirmar la identidad de lo ideal y de lo real, de la
subjetividad y la objetividad.
Hegel parece sincero al proponer el Cristianismo, creyendo que está sosteniendo la
ortodoxia; en realidad subordina la religión a la filosofía, pues confía la interpretación
de los misterios religiosos a la filosofía y no a la religión. El idealismo hegeliano
significa pues, un paso adelante en el proceso de secularización, pues las verdades
sobrenaturales, como los misterios del Cristianismo, son sustituidos por verdades
filosóficas racionales.
La Idea.- Esta última fase de la Lógica es, para Hegel, la síntesis plena entre el
Concepto Subjetivo y Objetivo. Desde el punto de vista del desarrollo del Concepto, la
Idea expresa la totalidad más plena y autoposesión de las múltiples determinaciones del
Concepto; la unidad equilibrada de sus momentos anteriores que han sido subsumidos y
superados. Como bien lo anota Findlay, “la Idea, la etapa final de la lógica, encarna
para Hegel una perfecta unidad y equilibro entre la ‘Subjetividad’, estudiada en la
Universalidad, especificidad e Individualidad de la pura noción, y la Objetividad tratada
bajo los tres epígrafes de Mecanismo, Quimismo y Teleología”. O como Hegel mismo
lo apunta en la Enciclopedia, “la idea es lo verdadero en sí y para sí, la unidad absoluta
del Concepto y de la Objetividad. Su contenido ideal (en tanto que puro concepto) no es
otra cosa que el concepto en las determinaciones del concepto: Su contenido real es sólo
la expresión que el concepto se da de sí mismo en la forma de existencia exterior; y esta
forma, incluida en la identidad del mismo, en su poder; por tal modo, se mantiene en sí
mismo”. Es decir, que vista la Idea (analíticamente) como movimiento del Concepto lo
que en ella se tiene es al propio Concepto en la Multiplicidad de sus determinaciones
unitariamente articuladas; si se ve a la idea, por otro lado, de cara a la realidad lo que se
tiene es la manifestación exterior totalmente desarrollada de la unidad Ser-Pensamiento.
En este sentido, la Idea sintetiza, por un lado, la totalidad de determinaciones del
Concepto tomado en sí mismo; por otro lado, expresa el conocimiento más profundo y
elevado que el Concepto pueda lograr de sí mismo y de la Totalidad plenamente
desarrollada de las cosas reales, Y, más aún, es el momento último y posibilitante para
que éstas alcancen el estatuto de Totalidad plena; de unidad diversificada y concretizada
totalmente en función de sus momentos naturales-históricos. Sólo aquí se puede hablar
de plena realidad: el Concepto (que es el nivel más alto de conocimiento) se ha
explayado totalmente y reconoce sus momentos fundamentales; la Realidad ha
alcanzado su dimensión plena de Realidad porque ha desplegado la totalidad de sus
potencialidades histórico-naturales y las ha sintetizado unitariamente; y el Hombre al
conocer el devenir y planificación del Concepto y la Realidad, así como su mutua
fundamentación y estructuración, se conoce a sí mismo y, en su virtud, desarrolla sus
potencialidades y las totaliza.
Esto es para Hegel, en resumidas cuentas, la verdadera Totalidad Real: Conocimiento
que se conoce a sí mismo (para sí del Concepto); Naturaleza que se ha historizado y que
ha desarrollado y subsumido la totalidad de determinaciones espirituales-materiales
(para sí de lo Real); y Hombre que ha desarrollado y superado sus múltiples
determinaciones conociendo el devenir del Concepto y su síntesis, conociendo la
Totalidad de determinaciones de lo Real, y conociéndose, en consecuencia, a sí mismo
(para sí del Hombre). Todo lo cual es una sola y misma Realidad, no pudiendo alcanzar
un aspecto de la misma su estatuto más pleno, sino por el desarrollo pleno de los otros.
La Dialéctica en el sistema idealista de Guillermo Hegel.- Lo real es lo racional. Para
Hegel la dialéctica es la lógica del autodesarrollo de la idea, cuya la exposición más
completa figura en la ciencia de la lógica donde formula la ley concerniente a la
transformación de los cambios cuantitativos en cualitativos, dio una sólida base a la
doctrina de las contradicciones como principio motor de todo desarrollo, a la ley de la
negación de la negación, a la dialéctica de la forma y del contenido, del todo y la parte;
analizar las categorías de la realidad, necesidad y casualidad, y muchas otras; critico el
dualismo kantiano de la cosa en si y el fenómeno, etc.
Idea absoluta.- La razón Universal o espíritu Universal.- En su desarrollo, la idea
absoluta pasa por tres etapas:
1) El desarrollo de la idea en su propio seno, en el elemento del pensamiento puro: La
lógica, en la cual la idea revela su contenido en el sistema de catagorias lógicas que
se hallan relacionadas entre si y pasan de una a otro.
2) El desarrollo de la idea en forma de ser otro, es decir, en la cual la idea bajo la forma
de la naturaleza:Filosofia de la naturaleza; la naturaleza no se desarrolla, sirve sola
como manifestación externa del auto desarrollo de lo espiritual.
3) El desarrollo de la idea del pensamiento y en la historia(en el espíritu): filosofía del
espíritu.
CONCLUSIÓN


Hegel se propuso mediante su sistema reconstruir con el pensamiento toda la realidad.
Realidad que, en definitiva, es pensamiento, espíritu, dándose, en última instancia, una
identificación entre el pensamiento que piensa la realidad y la realidad que es
pensamiento: el círculo que cierra consigo mismo, es -en pocas palabras- la síntesis entre
idealismo y praxis.



La Filosofía de Hegel se inserta en la totalidad de su sistema, no se comprende fuera
de él. Y, hablar del sistema Hegeliano y de su filosofía política, es referirse a la síntesis de
los diferentes planeamientos filosóficos y situaciones históricas originadas hasta el siglo
XVIII a los cuales Hegel trata de conciliar y dar sentido.



Lo que hace Hegel en su Filosofía es un descripción de la realidad socio política,
explicando desde la perspectiva de la racionalidad del Espíritu cómo se origina,
exteriorizándose con una finalidad prevista en orden a la universalidad; es ahí donde
adquiere sentido la individualidad particular del individuo y las figuras de la familia, la
sociedad civil y el Estado, conceptos todos ellos políticos que hacen palpable el desarrollo
del Espíritu hacia lo absoluto.



El sistema Filosófico de Hegel, brinda una visión panorámica de la totalidad de formas
o expresiones del pensamiento, pues abarca metafísica, ontología, lógica, ética, política,
derecho, historia; es sin duda, un aporte para la comprensión de la realidad humana, de su
universo histórico que desarrolla cotidianamente y de manera ‘aparentemente’
imprevisible hacia la absolutez, que no es otra cosa sino la perfeccionabilidad de su
naturaleza en términos reales.
BIBLIOGRAFÍA



Dilthey, W. (1978). Hegel y el Idealismo. México: Fondo de Cultura Económica.



Gamio G. (2000). Hegel y el terror, la revolución Francesa como figura
Fenomenológica. Materiales de estudio F. T. P. C. L.

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Hansen, P. Y Hegel G.W.F. (1992). Historia de la Filosofía política de Strauss –
Cropsey. México: Fondo de Cultura Económica.



Hegel, G.W.F. (1988). Principios de Filosofía del Derecho. Barcelona: Trad. Juan Luis
Vermal. Edhasa.



Hegel, G.W.F. (1987). Fenomenología del Espíritu. México: Trad. Wenceslao Roces;
Fondo de Cultura Económica.

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Hegel, G.W.F. (1994). Lecciones sobre Filosofía de la Historia Universa. Madrid:
Alianza Universidad.

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Strauss – Cropsey. (1992). Historia de la Filosofía Política. México: Fondo de Cultura
Económica



Touchard, J. (1993). Historia de las Ideas Políticas. Madrid: Tecnós.



Vallespin, F. (1995). Historia de la Teoría Política. Madrid: Alianza Universidad.

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Idealismo de hegel filosofia

  • 1. "AÑO DE LA INTEGRACIÓN NACIONAL Y EL RECONOCIMIENTO DE NUESTRA DIVERSIDAD" UNIVERSIDAD ANDINA “NESTOR CACERES VELASQUEZ” FACULTAD DE ADMINISTRACION Y MARKETING TRABAJO MONOGRÁFICO TEMA: IDEALISMO DE HEGEL PRESENTADO POR: Sharon Alison Avalos Sosa Martha Carbajal Chaca Diana Chana Chana Danipsa Flores Chullunquia Yoshide Mamani Condori Estefanny Arroyo DOCENTE: Lic. Liceli Peñarrieta Bedoya JUNIO 2013
  • 3. DEDICATORIA Dedicamos el siguiente trabajo Monográfico a todas las personas que forman parte de nuestra vida diaria, como son nuestros Padres, quienes nos inspiran con el ejemplo de su esfuerzo, trabajo y dedicación en forma diaria, por tal motivo perseveramos para ser mejores personas cada día, a nuestros hermanos quienes no guían constantemente, demostrando que la única meta que no es posible alcanzar es aquella que no nos fijemos en la vida, además lo dedicamos a quienes nos apoyan en todo momento nuestros hermanos(as) y a los docentes que entregan sus conocimientos día a día en las aulas, personas que son excelentes profesionales pero sobre todo seres humanos únicos.
  • 4. AGRADECIMIENTO A nuestros padres por habernos brindado la dicha de crecer en un hogar con momentos felices, pero también con circunstancias tristes, pues eso nos ha ayudado a formarnos como personas y a buscar apoyo en Dios, a razonar y no preguntarnos porque ocurren las cosas sino el para que de cada una de ellas. A la UANCV por brindarnos docentes con calidad profesional pero sobre todo humana. A mis docentes, mi infinito agradecimiento por su apoyo desde las aulas, hasta el desarrollo del presente trabajo monográfico, por su entrega, dedicación y amor por la docencia, son personas dignas de inspiración. A nuestra docente, por su tiempo y guía en conocimientos necesarios para el desarrollo del presente trabajo.
  • 5. INDICE DEDICATORIA Pag. 3 AGRADECIMIENTO 4 INDICE 5 RESUMEN 6 INTRODUCCION 7 CAPITULO I 1.1. BIOGRAFIA. 8 1.2. EL IDEALISMO DE HEGEL. 11 1.3. EL IDEALISMO. 20 1.4. TÓPICOS GENERALES DEL SISTEMA HEGELIANO. 21 1.5. LA NOCIÓN DE ESPÍRITU EN HEGEL. 21 1.6. EL CONCEPTO DE LIBERTAD COMO ESENCIA DEL ESPÍRITU. 22 1.7. DESARROLLO DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 23 1.8. EL IDEALISMO SEGÚN HEGEL. 23 8 CONCLUSIÓN 28 BIBLIOGRAFÍA 29
  • 6. RESUMEN El sistema filosófico hegeliano se caracteriza por el rigor terminológico, la comprensión particular frente a algunos conceptos y el avance de una lógica propia, la dialéctica, mediante la cual expresa sus planteamientos. Estos, por la densa lectura en las traducciones al castellano, dificultan la comprensión del sistema propuesto. Por eso, el presente trabajo busca brindar al lector una visión panorámica que lo ayude a entender con claridad el sistema hegeliano. Este trabajo monográfico tiene un carácter expositivo del planteamiento filosófico – político de Hegel. Para referirse a la filosofía política hegeliana se hace necesario comprender el sistema en el cual se inserta, por eso divido este ensayo en dos partes. La primera hace referencia a algunas ideas generales de la tópica hegeliana y luego nos acercamos propiamente a su filosofía política, donde exponemos lo que considero elementos fundamentales de la vida política: la familia, la sociedad civil y el Estado, lo que llama Hegel manifestaciones del Espíritu objetivo, y cómo se insertan en la comprensión dentro del espíritu absoluto.
  • 7. INTRODUCCION Para referirse a la Filosofía Política de Hegel se hace necesario comprender el sistema en el cual se inserta, por eso divido este ensayo en dos partes. La primera hace referencia a algunos tópicos generales de la Filosofía Hegeliana como por ejemplo, cómo entiende la noción de Espíritu, la idea de libertad y de Historia en la cual el Espíritu se exterioriza y desarrolla. Teniendo en cuenta el tópico tratado nos acercamos a lo que es propiamente Filosofía Política, donde exponemos lo que considero elementos fundamentales de la vida política como son la familia, la sociedad civil y el Estado, lo que llama Hegel propiamente, manifestaciones del Espíritu objetivo, y cómo se inserta en la comprensión dentro del espíritu absoluto. Tengamos en cuenta que el sistema hegeliano es de un orden ontológico donde se comprende una lógica, metafísica y ética enfocadas universal y unívocamente en un todo complejo, expresada en la historia de la humanidad, de ahí la necesidad de dividir nuestro ensayo tal como lo he descrito, teniendo un carácter expositivo del planteamiento Filosófico – Político de Hegel.
  • 8. CAPITULO I 1.1. BIOGRAFIA. Georg Wilhelm Friedrich (1770 - 1831).- Nacido en Stuttgart el 27 de agosto de 1770, hijo de un funcionario de la hacienda pública, Hegel creció en un ambiente de pietismo protestante y estudió a los clásicos griegos y latinos mientras estuvo en el gymnasium de su ciudad natal. Animado por su padre para que se hiciera pastor protestante, en 1788 ingresó en el seminario de la Universidad de Tubinga, donde entabló amistad con el poeta Friedrich Hölderlin y el filósofo Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, de significada filiación romántica, compartiendo con ellos su entusiasmo por la Revolución Francesa y la antigüedad clásica. Después de completar un curso de Filosofía y Teología, y decidir que no quería seguir la carrera religiosa, en 1793 comenzó a ejercer como preceptor en Berna (Suiza). En 1797 consiguió un cargo similar en Frankfurt, pero dos años más tarde su padre falleció, dejándole un legado cuya cuantía económica le permitió abandonar su trabajo como tutor. En 1801 se trasladó a la Universidad de Jena, donde estudió, escribió y logró un puesto como profesor. Allí concluyó la Fenomenología del espíritu (1807), una de sus obras más importantes. Permaneció en Jena hasta octubre de 1806, cuando la ciudad, en el transcurso de las Guerras Napoleónicas, fue ocupada por las tropas francesas, por lo que se vio obligado a huir. Desde 1807 hasta 1809, una vez agotadas las rentas que le había proporcionado la herencia paterna, trabajó como redactor en el periódico Bamberger Zeitung de Baviera. Sin embargo, el periodismo no le agradó y en 1809 se trasladó a Nuremberg donde fue director de un gymnasium durante ocho años. Durante los años que residió en Nuremberg, Hegel conoció y contrajo matrimonio con Marie von Tucher, de quien tuvo tres hijos: una niña (que murió al poco de nacer) y dos varones (Karl e Immanuel). Antes de su matrimonio, Hegel había tenido un hijo ilegítimo (Ludwig) que acabaría viviendo en el hogar de los Hegel. Después de haber trabajado en su redacción durante siete años, publicó en Nuremberg otro de sus más afamados escritos, Ciencia de la Lógica (1812-1816). En 1816 aceptó la cátedra de Filosofía en la Universidad de Heidelberg y, poco después, publicó de forma sistemática sus pensamientos filosóficos en su obra Enciclopedia de las ciencias filosóficas (1817). En 1818 ingresó en la Universidad de Berlín, institución en la cual expuso y enseñó el conjunto de su pensamiento hasta su fallecimiento, ocurrido en esa misma ciudad el 14 de noviembre de 1831. La última gran obra publicada por Hegel fue La filosofía del Derecho (1821), aunque algunas notas de sus conferencias y clases, junto con apuntes de sus alumnos, fueron también publicadas después de su muerte. En el conjunto de estos trabajos (conocido por el nombre genérico de Lecciones o Lecciones de Berlín) se encuentran Estética (1832),
  • 9. Lecciones sobre filosofía de la religión (1832), Lecciones de historia de la filosofía (1833-1836) y Lecciones de filosofía de la historia (1837). Muy influido por las ideas de los grandes pensadores griegos, también conoció las obras del holandés Baruch Spinoza, del escritor francés Jean-Jacques Rousseau y de los autores alemanes Immanuel Kant, Johann Gottlieb Fichte y Schelling. Aunque muchas veces sus teorías discreparon de las de los mencionados pensadores, la influencia que ejercieron sobre él es evidente en sus escritos. La filosofía de Hegel surge estrechamente vinculada con la situación social, cultural y filosófica de su tiempo, a la vez que es una respuesta racional a los problemas planteados por esa situación. En su juventud se distinguió por sus ideas radicales, se alzo contra el régimen feudal de la monarquía prusiana. A partir de 1818 fue profesor de la universidad de Berlín y el representante hasta el creador de la filosofía oficial de la Prusia Monárquica. En la filosofía Hegeliana se reflejaron de manera peculiar en carácter contradictorio que ofrecía el desarrollo de Alemania en vísperas de la revolución burguesa y la naturaleza dual de la burguesía alemana, de la Hegel fue ideólogo. Así se explica, por una parte, que la filosofía de Hegel presente tendencias progresivas e incluso revolucionarias, como reflejo de los procesos revolucionarios de Europa. Esa dualidad late en todas las obras de Hegel incluida su “fenomenología del Espíritu”(1807), denominada por Max (la verdadera y el secreto de la filosofía Hegeliana). En dicha obra se examina la evolución del espíritu humano desde sus primeros destellos hasta el dominio consciente de la ciencia y del método científico. Hegel fundamente en este lugar la tesis, básica en el, acerca de la identidad entre el pensamiento y el ser, acerca de la idea absoluta que se autodesarrolla como base y esencia de todo el mundo. Pues, si tomamos ahora a Hegel, nos encontraremos con un tercer tipo humano completamente distinto de los dos anteriores. Si Fichte fue un hombre de acción moral, un apóstol; si Schelling fue un delicado artista, Hegel es el prototipo del intelectual puro, el prototipo del hombre lógico, el pensador racional, frío. Cuando era estudiante, sus compañeros le llamaban “el viejo”. Porque realmente era viejo antes de tiempo y fue, toda su vida “el viejo”. Para Hegel, lo absoluto –que es el punto de partida siempre– es la razón. Eso es lo absoluto. A la pregunta metafísica –¿qué es lo que existe?– contesta: existe la razón. Todo lo demás son fenómenos de la razón, manifestaciones de la razón. Pero ¿qué razón? Sin duda no la razón estática, la razón quieta, la razón como una especie de facultad captativa de conceptos, siempre igual en sí misma, dentro de nosotros. Nada de eso. Por el contrario: la razón es concebida por Hegel como una potencia dinámica, llena
  • 10. de posibilidades, que se van desenvolviendo en el tiempo; la razón es concebida como un movimiento; la razón es concebida, no tanto como razón, sino más bien como razonamiento. Piensen un momento en lo que significa razonar en lo que quiere decir pensar. Razonar, pensar, consiste en proponer una explicación, en excogitar un concepto, en formular mentalmente una tesis, una afirmación; pero, a partir de ese instante, empezar a encontrarle defectos a esa afirmación, a ponerle objeciones, a oponerse a ella. ¿Mediante qué? Mediante otra afirmación igualmente racional, pero antitética de la anterior, contradictoria de la anterior. Esa antítesis de la primera tesis plantea a la razón un problema insoportable; es menester que la razón haga un esfuerzo para hallar un tercer punto de vista, dentro del cual esta tesis y aquella antítesis quepan en unidad; y así, continuamente, va sacando la razón, por medio del razonamiento, de sí, un número infinitamente vasto de posibilidades racionales insospechadas. La razón, pues, es el germen de la realidad. Lo real es racional y lo racional es real; porque no hay posición real que no tenga su justificación racional, como no hay tampoco posición racional que no esté, o haya estado, o haya de estar en lo futuro realizada. Por consiguiente, de esa razón que es lo absoluto, mediante un estudio de sus trámites internos –que llama Hegel lógica, dándole a la palabra un sentido hasta entonces no habitual– mediante el estudio de la lógica, o sea de los trámites que la razón requiere al desenvolverse, al explicitarse ella misma, la razón va realizando sus razones, va realizando sus tesis, luego las antítesis, luego otra síntesis superior; y así la razón misma va creando su propio fenómeno, va manifestándose en las formas materiales, en las formas matemáticas que lo más elemental de la razón, en las formas causales, que son lo más elemental de la física, en las formas finales que son las formas de los seres vivientes y luego en las formas intelectuales, psicológicas, en el hombre, en la historia. Así, todo cuanto es, todo cuanto ha sido, todo cuando será no es sino la fenomenalización, la realización sucesiva y progresiva de gérmenes racionales, que están todos en la razón absoluta. Todos estos filósofos han partido de lo absoluto. No han partido de datos concretos de la experiencia, ni tampoco el hecho de la ciencia fisicomatemática, ni del hecho de la conciencia moral, sino que han partido de lo absoluto, intuido intelectualmente y desenvuelto luego sistemática y constructivamente en esos magníficos abanicos de los sistemas, que se despliegan ante el lector, deslumbrándolo con la belleza extraordinaria de su deducción trascendental. Llenaron estos hombres la filosofía de la primera mitad del siglo XIX. Pero estos hombres habían exagerado un poco. Su error consistió en que se separaron demasiadamente de las vías que seguía el conocimiento científico; se apartaron
  • 11. demasiado de ellas; no las tuvieron en cuenta ni como punto de partida ni como punto de llegada. Se empeñaron en que su deducción trascendental, esa construcción sistemática que partía de lo absoluto, comprendiera, también, en su seno, la ciencia de su tiempo. Y así se fue labrando, poco a poco, un abismo entre la filosofía y la ciencia. La filosofía, apartándose de la ciencia, y la ciencia, desviándose, apartándose también de la filosofía. Y ¿qué resultó de todo esto? Que a mediados del siglo XIX, esa ruptura, ese abismo entre la ciencia y la filosofía era tan grande, que trajo consigo un espíritu de hostilidad, de recelo y de amargo apartamiento con respecto a la filosofía. Sobrevino el espíritu que llamaríamos positivista.» 1.2. EL IDEALISMO DE HEGEL. Hegel (1770 – 1831) es el punto culminante del idealismo alemán. Con un portentoso dominio del saber y con una profundidad inigualable, Hegel emprende la empresa de mostrar el ser en su totalidad. La filosofía de Hegel es, pues, un idealismo absoluto. Después de Hegel, se producirá un brusco viraje del idealismo al materialismo. La izquierda hegeliana transformará la grandeza del espíritu por la realidad concreta de la materia. Después de que Kant (1724-1804) expusiera su programa filosófico, toda la filosofía posterior tenía, inevitablemente, que partir de él. Kant era el punto de referencia inevitable, pero, a la vez, también era superar algunas de sus ideas en algunos puntos. Será Hegel el que logre superar ampliamente el sistema de pensamiento kantiano. La Doctrina filosófica de Hegel, o pensamiento influido por este autor. Entre los hegelianos se distingue: a) El ala derecha, ortodoxa o tradicional, que insiste en los rasgos nacionalistas y concibe el Estado como la síntesis perfecta entre lo privado y lo público, al tiempo que cultiva la visión teológica de las teorías de Hegel, y b) El Ala izquierda («jóvenes hegelianos»), para la cual la religión aparece superada por la filosofía, y que se interesa en particular por el método dialéctico aplicado a la realidad (materialismo dialéctico); en esta última corriente se destacan autores como D. Strauss, B. Bauer, L. Feuerbach, K. Marx y F. Engels. La filosofía de Hegel supone una lucha por la falta de la libertad y de la razón. A su juicio, la situación histórico – social en que vivía estaba necesitada de una mayor libertad. La guerra de los Treinta Años dejó a Alemania atrasada tanto política como económicamente. No existía un estado moderno, sino un estado carente de justicia centralizada y fundamentado sobre un despotismo feudal. Además, el campesinado aún era muy numeroso, la industrialización era mínima y carecía de una clase media poderosa que pudiese transformar ese estado de cosas.
  • 12. Alemania no era un Estado. La libertad estaba sometida y la censura atenazaba la libertad de expresión. Se atacaba la cultura y todo lo que significaba "ilustración". Hegel vivió la Alemania de su tiempo como un ataque a sus aspiraciones democráticas y a la libertad, y concibió la necesidad de un Estado moderno y racional. Era preciso también, pues, una idea o concepto de Estado racional. La "polis" griega aparece como un modelo frente a la situación de Alemania. En la polis griega se cumplía la armonización del individuo con la sociedad: la vida del hombre nacía, se desarrollaba y moría en la vida y en el "espíritu" de la polis, hasta el punto de que el individuo no era nada separado de la comunidad política, social y cultural de la ciudad. En relación con esto, es muy importante el concepto de Volkgeist (espíritu del pueblo). Este espíritu es el único concreto y efectivo, ya que el espíritu individual no es sino abstracto. Para Hegel el espíritu del pueblo da plenitud al individuo. Sin embargo, al parecer de este filósofo, está realización y armonía resulta deficiente y meramente "formal", ya que el individuo todavía no ha descubierto la conciencia de su propia individualidad y de su libertad. En la polis griega sólo algunos llegaron a ser realmente libres. Con respecto a la polis griega, el Cristianismo viene a significar, negativamente, la disolución de la vida armónica y en comunidad social. Positivamente, significa el descubrimiento del concepto de "subjetividad", que será interpretado por Hegel como un momento absolutamente necesario para la realización plena de la libertad y el desarrollo y perfección del espíritu. La religión constituye para Hegel un aspecto fundamental de la vida de un pueblo. El concepto de subjetividad vendrá a significar, en último término, una crítica y un opuesto al concepto "positivización" que puede hacerse de la vida político – social. El término "positividad" viene a significar un 'límite' que se le impone a la vida desde una realidad impuesta de un modo exterior y por la fuerza de la tradición, sin estar fundada y justificada ante la propia razón. "Positividad" vendría a equivaler a "alienación". El hallazgo de la subjetividad y su carácter de principio racional y libre representará para Hegel un principio rector en la organización social y política de la vida del espíritu. La Revolución Francesa significó para Hegel el triunfo de la Razón. La Revolución Francesa estableció el principio de que el pensamiento debe gobernar sobre la realidad y el orden político – social; Hegel también tenía la concepción de que sólo puede considerarse como verdadera realidad aquella que realiza las exigencias y los fines de la Razón. Además, la Revolución Francesa se proponía aunar la vida en comunidad con el principio de subjetividad: la realización de la libertad y el sentirse libre.
  • 13. Sin embargo, la experiencia del Terror en la época de Robes Pierre mostró a Hegel la tremenda dificultad de conjugar racionalmente la libertad del hombre y la organización político – social en un equilibrio en el que ninguno de los polos sea reducido y disuelto en el otro, pues en tal caso se acabaría con la libertad objetiva y con la vida del Espíritu. La obra de Hegel puede considerarse como la madurez filosófica y cultural de la tradición occidental. Su filosofía pasa por ser el último gran sistema filosófico, en el que confluyen prácticamente todas las filosofías anteriores. El propio Hegel interpretó así su sistema, como el estado de maduración y unidad interna de todo el pensamiento anterior a él (así lo hace en sus Lecciones sobre la historia de la filosofía). La filosofía de Hegel se basa en la relación entre los dos conceptos fundamentales de la filosofía anterior: la Naturaleza (en la filosofía griega) y el Espíritu (en la filosofía cristiana y, a partir de Descartes, en la filosofía moderna). Hegel pretende la unidad interna y la conexión entre Naturaleza y Espíritu, de modo que pueda elaborarse una teoría unitaria, total y cerrada sobre la realidad en su totalidad. Pero para ello Hegel necesitaba revisar y superar la filosofía de Kant, que era la que había alcanzado mayor madurez pero que, en cambio, ofrecía mayores dificultades para ese proyecto de sistema filosófico unitario, cerrado y total. Kant veía como insuperables las siguientes cuestiones:  La distinción entre el entendimiento y la razón. El entendimiento para Kant sólo alcanzaba a los fenómenos, a lo finito y limitado. La razón, aunque tiende hacia lo absoluto y lo infinito, no puede alcanzar esa plenitud.  La distinción entre fenómeno y noúmeno. Esta distinción supone que el orden de la realidad está dividido, sin que sea posible elaborar una teoría absoluta y total sobre la realidad en su integridad.  La distinción entre el ser y el deber ser. Esta distinción establecía una radical distinción entre la teoría (el pensamiento) y la praxis (la acción).  La escisión entre lo finito y lo infinito (mundo – Dios, Naturaleza – Espíritu). Aristóteles concebía la filosofía como la tendencia a un saber universal y necesario de la realidad de lo total. Para Kant esta tarea será algo inalcanzable para la limitada razón humana (y por eso para Kant la filosofía era una crítica). Hegel, corrige a Aristóteles afirmando que la filosofía tiene que dejar de ser "tendencia" al saber para ser un efectivo y pleno Saber; y corrige a Kant diciendo que tiene que ser ciencia (y, por lo tanto, no crítica, sino sistema): el sistema absoluto de la totalidad de lo real (un sistema racional. La filosofía de Hegel nacía unida a un marco histórico y social determinado, en el que Hegel denunciaba la falta de libertad del hombre. El término "dialéctica" es utilizado por Hegel para comprender y expresar la situación real del mundo. En la dialéctica de Hegel
  • 14. queda patente, pues, una voluntad de actuación sobre una realidad escindida, contradictoria y alienaba que lucha por superar esa situación. La dialéctica expresa, pues, tanto la contradicción del mundo existente cuanto la necesidad de superar los límites presentes en un afán de superación movido por la necesitad de una realización total y de un modo efectivo de la libertad y de la infinitud. La filosofía de Hegel estaba incluida en un marco filosófico muy preciso. En ese sentido, en cuanto expresión de la filosofía de Hegel, dialéctica significa la radical oposición de Hegel a toda interpretación fragmentaria de la realidad y del conocimiento. El carácter dialéctico de lo real significa que cada cosa es lo que es, y sólo llega a serlo en interna relación, unión y dependencia con otras cosas y, en último término, con la totalidad de lo real. La dialéctica de Hegel concibe la realidad como un todo, sin que ello afecte para nada a la relativa independencia de cada cosa en su singularidad. Esta concepción se opone a la interpretación empírica de la experiencia. Frente a la supuesta autonomía de los hechos tal y como son dados en la experiencia, la estructura dialéctica de lo real acaba por mostrar que los hechos no son sino el resultado de un juego interno de relaciones que son las que, en última instancia, constituyen las cosas, a pesar de que aparentemente pueda parecer que los hechos tengan una independencia. Pero el carácter dialéctico de lo real no sólo significa que tenga una relación interna, sino, más profundamente aún, que cada cosa sólo es lo que es en un proceso continuado. Es decir, la realidad, en cuanto dialéctica, no es fija ni determinada de una vez por siempre, sino que está en un constante proceso de transformación y cambio, cuyo motor es, a la par, tanto su interna contradicción, limitación y desajuste en relación con su exigencia e intención de totalidad, infinitud y absoluto, como la interna relación en que está con otra realidad, que aparece como su contrario. La realidad en cuanto dialéctica está, pues, regida y movida por la contradicción, internamente relacionada y constituida como oposición de contrarios. De este modo, cada realidad particular remite a la totalidad, al todo, y sólo puede ser comprendida y explicada en relación al todo. Y, por otra parte, cada realidad, casa cosa, no es sino un momento del todo, que se constituye en el todo, pero que también queda asumida y disuelta en el todo. Según sus propias palabras, "lo verdadero es el todo". El carácter dialéctico de la filosofía hegeliana tiene igual alcance en lo que se refiere al conocimiento o al saber ("conocimiento dialéctico" o "método dialéctico"). Para Hegel, por su propia concepción de la filosofía como "el conocimiento efectivo de lo que es en verdad", la teoría acerca de la realidad requiere indagar lo que es el conocimiento, el saber, el pensar (recuérdese que la relación ser – pensar ha sido una cuestión fundamental a lo largo de la historia de la filosofía.
  • 15. Para Hegel el conocimiento tiene una estructura dialéctica. Y tiene esa estructura, en definitiva, porque la realidad es dialéctica y, por tanto, el conocimiento también es dialéctico, en cuanto que es una dimensión de lo real y en cuanto que se configura dialécticamente al manifestar adecuadamente la naturaleza dialéctica de la realidad. Pero, en verdad, las distinciones entre conocimiento y realidad, pensar y ser, etc., son, según Hegel, inadecuadas, justamente en razón del carácter dialéctico de la realidad en general y del principio hegeliano de que "lo verdadero es el todo". Lo que hay, en cualquier caso, es la relación interna y estructural entre el ser y el pensar, o, lo que es lo mismo, entre el objeto y el sujeto. Veamos ahora tres puntos fundamentales de la estructura dialéctica del conocimiento:  El conocimiento, estructuralmente, consiste en la relación sujeto – objeto, de modo que cada uno de los momentos de esta relación sólo lo es por beneficio o consideración del otro. Pero con la peculiaridad de que cada uno de ellos niega y contradice al otro, dándose entre ellos una desigualdad y desajuste (que de ser definitivos e insuperables harían imposible una plena verdad), desigualdad que impone un proceso de transformación en el que se tienda a la igualdad o identidad.  El proceso encaminado a superar la diferencia entre objeto y sujeto tiende a la identidad de ambos. Es decir, se tiende a la reducción de uno al otro. Sólo en la identidad total que se alcanza en la total reducción es posible alcanzar uno conocimiento total y absoluto, es decir, un conocimiento que sabe la totalidad de lo real. Hegel, pretende hacer de la filosofía un sistema para llegar a un conocimiento absoluto. Sólo un conocimiento total y que sepa la totalidad de un modo absoluto merece, según Hegel, el nombre de verdadero conocimiento (él lo llama ciencia). El conocimiento dialéctico es un conocimiento absoluto; y no sólo porque llega a saber la totalidad de lo real, sino porque además sabe cada realidad particular "en relación al todo y como formando un momento del todo". Así sólo gracias al conocimiento o saber absoluto adquiere validez y sentido cada conocimiento provisional, relativo y parcial. El conocimiento dialéctico es, pues, un conocimiento absoluto. Esta tesis epistemológica está conectada estrechamente con la tesis ontológica de que lo verdadero es el todo.  En la reducción a la identidad absoluta en que se alcanza el verdadero y pleno conocimiento dialéctico tiene lugar la disolución de uno de los momentos estructurales del conocimiento en el otro. Hegel interpretará está disolución y reducción como la reconversión del objeto en el sujeto: será, pues, en el sujeto y como sujeto como se alcance la identidad absoluta. La identidad será una identidad en y del sujeto. Pero con esa reducción no sólo se cumple una reducción epistemológica (del objeto de conocimiento al sujeto de conocimiento), sino también una reducción ontológica (del ser en el pensar). Y siendo el Sujeto del saber, en
  • 16. último término, pensamiento, razón o idea, la reducción al sujeto, la reducción del ser al pensar, convierte la filosofía hegeliana en un idealismo absoluto. No se trata tanto de la reducción del ser al pensar, cuanto de la interpretación de lo real, del ser, como Idea o Razón: "Todo lo real es racional"; "el que lo verdadero sólo es real como sistema o el que la sustancia es esencialmente sujeto, se expresa en la representación que enuncia lo absoluto como espíritu, el concepto más elevado de todos y que pertenece a la época moderna... Sólo lo espiritual es lo real". Para Hegel la dialéctica no se limita a ser un método del conocimiento, sino que es algo más. La dialéctica constituye la naturaleza y estructura de lo real, y por ello es por lo que constituye el modo de proceder del conocimiento. La estructura y esencia de la dialéctica es un todo complejo constituido por tres momentos o aspectos implicados entre sí (y es ésta la auténtica interpretación, y no que sean tesis, antítesis y síntesis --términos, por otro lado, que Hegel nunca utilizó-- tres pasos sucesivos):  Lo que se ha llamado tesis (el aspecto o momento abstracto o intelectual). Suele interpretarse la tesis como una afirmación cualquiera, una realidad, un concepto. Pero esta afirmación lleva en su entraña un contrario, ya que la realidad no es estática, sino dinámica.  Lo que se ha llamado antítesis (el aspecto o momento dialéctico o negativo – racional). Suele interpretarse como la negación de la afirmación anterior, ya que es esa contradicción el motor de la dialéctica. Este momento negativo es lo que hace dinamizar la realidad.  Lo que se ha llamado síntesis (el aspecto o momento especulativo o positivo – racional). Suele interpretarse como la superación del conflicto, la negación de la negación anterior. Los dos momentos anteriores son a la vez eliminados y conservados, es decir, elevados a un plano superior. La síntesis conserva todo lo positivo que había en los momentos anteriores. Por eso la síntesis es enriquecimiento y perfección, es la seguridad de que la realidad está en constante progreso. La síntesis se convierte inmediatamente en tesis del proceso siguientes, a la que se opondrá la antítesis para dar lugar nuevamente a una síntesis que será a la vez la tesis del proceso siguiente: todo está en constante progreso dialéctico. Esto tres momentos de la dialéctica hegeliana están vertebrados y constituidos en una estructura cuya adecuada comprensión se alcanza mediante lo que podríamos denominar categorías fundamentales de la dialéctica:  Inmediatez – mediación.  Totalidad.  Negatividad – contradicción.
  • 17.  Superación. Hegel intenta comprender dialécticamente lo que ha sucedido en la historia y para ello somete y contrasta toda su armazón doctrinal con los sucesos históricos de cada época. Para Hegel la reflexión sobre la historia supone una interpretación: la imparcialidad es imposible . Hay que interpretar la historia desde la racionalidad; hay que atender a los hechos para discernir el proceso racional que se da en la historia. La filosofía de la historia es la consideración reflexiva de la historia en cuanto que es el espíritu el que dirige esa historia. Hay que contemplar los hechos, pero interpretándolos a la luz del espíritu tal como se desenvuelve en el tiempo. Para Hegel la razón rige el mundo y, por tanto, la historia ha transcurrido racionalmente. La razón es, pues, la sustancia de la historia. Si la historia ha transcurrido racionalmente, esto significa que ha transcurrido de acuerdo con unas categorías o leyes, y es necesario que el historiador se enfrente a la historia con esas armas para poder explicar de forma convincente y racional la historia. El Estado representa para Hegel la única realidad capaz de lograr y realizar plenamente la libertad. En el Estado se inserta plenamente lo individual y lo universal. El capricho individual no es libertad. Sólo en el Estado el hombre tiene existencia racional. Estas ideas de Hegel han motivado que algunos lo acusaran de totalitarista. Hegel dice que pensar que el Estado no hace más que coartar la libertad de los individuos es pensar de forma negativa e idealista, ya que sólo el Estado es la única garantía de la libertad y de que los individuos vivan libremente. Lo demás sería pensar que el capricho individual puede ser elevado al rango de libertad. Esto hizo que Hegel criticase algunas de las teorías sobre el Estado de pensadores anteriores (crítica de los que piensan que el hombre era libre en el estado de naturaleza y que el Estado no hace sino coartar la libertad, y crítica de la teoría de Estado Patriarcal). Para entender mejor esta noción de historia, veamos por separado los conceptos de "espíritu" y "explicitación en el tiempo" El Espíritu no es lo opuesto a la materia. Es lo más fuerte, profundo y real de lo existente. Es el espíritu del mundo o espíritu universal, la fuerza de todas las fuerzas, la profundidad de todas las profundidades. Es la reconciliación del hombre con la realidad, la reconciliación del sujeto pensante con el objeto pensado. No es nada estático. Por el contrario, va evolucionando dialécticamente: espíritu subjetivo (descubrimiento de sí), espíritu objetivo (realización práctica: aquí hay que colocar a la historia) y Espíritu Absoluto (encuentro definitivo del hombre con la realidad, del sujeto con el objeto). El espíritu poco a poco se va desarrollando, se va expresando en medio de un proceso siempre progresivo, sin poder volver atrás.
  • 18. Por eso la historia es: a.El paso de todo la parcial hacia la totalidad. b. El tiempo que dura el enriquecimiento progresivo de los seres, de la verdad, de la libertad... c.El encuentro y reconciliación del sujeto con el objeto, del hombre con la realidad. La historia es la cumbre en el Espíritu Absoluto: es la total superación de todo proceso, la máxima unidad de contrarios, la culminación y la plenitud de todo ser, la expresión máxima de la Libertad, de la Verdad, del Pensamiento... La Historia como escenario de Dios en el mundo.- La razón dialéctica es la que rige el mundo, y, por tanto, la historia universal ha transcurrido racionalmente. La comprensión filosófica de la Historia se convierte para Hegel en una justificación del protagonismo de Dios en la Historia, en lo cual todo lo negativo aparece como algo subordinado al Todo, al plan total del Espíritu. Hegel tiene una visión teológica de la historia que implica que todos los acontecimientos crueles, injustos y bárbaros que se han producido en la historia no tuvieron más remedio que hacerse. Fueron unos instrumentos en manos del Espíritu del Mundo. Esa Razón infinita es la que opera en la historia de la humanidad por la cual esa Razón infinita se realiza a sí misma. Hegel no se fija en lo penoso del camino histórico, sino en la meta, en el fin con que se han llevado a cabo esos sucesos desagradables. Para Hegel, esa meta, es el Espíritu, y e fin que persigue el Espíritu es la conquista de la libertad. La historia es el proceso de desarrollo de la libertad. Este proceso es el mismo que el desenvolvimiento de la verdad parcial hacia la totalidad hasta llegar a la Verdad total. La historia universal es para Hegel un conjunto de fases o épocas históricas que se van sucediendo dialécticamente en un progresivo avance de la realización de la libertad a través del Estado, que no sólo no coarta la libertad de los individuos, sino que es la única forma de que los individuos vivan en libertad. Hegel distingue tres estadios en este progreso de la conciencia en libertad que constituye la trama de la historia: a.Oriente. Es el primer período, la infancia de la humanidad, que se caracteriza por la ausencia de libertad. Los orientales no saben que el hombre como tal es libre, y, como no lo saben, no lo son. Solamente un hombre era libre: el déspota. Es la época de despotismo en la que el poder del Estado se concentra en un solo individuo. El individuo, pues, está absorbido por el Estado. En la relación individuo – colectividad prevalece el elemento comunidad. Pertenecen a este periodo China, India, Persia, Asia Menor y Egipto.
  • 19. b. Occidente: Grecia y Roma. Es el segundo periodo, que contiene la historia del mundo grecorromano. Es la etapa de la adolescencia de la humanidad. Se inicia la conciencia de la libertad, y por ello se lucha por la libertad. Pero entre Griegos y romanos sólo sabían que algunos hombres eran libres, pero no que el hombre como tal lo fuera. Por ello se dio la esclavitud. Sigue prevaleciendo el elemento comunitario sobre el elemento individual (polis griega). c.Pueblos Germánicos. Representan la ancianidad de la humanidad. Es un periodo que se prolonga desde la llegada del Cristianismo hasta la época actual (de Hegel, se entiende). La libertad, que surgió con el Cristianismo, no llegó a tener inmediata expresión en las leyes y en las instituciones porque con el triunfo cristiano perduró la esclavitud. Ha sido necesario un largo proceso de desarrollo de los pueblos antes del reconocimiento explícito de la libertad. Se produce la reconciliación de la escisión sujeto – objeto = individuo – colectividad. Sólo las naciones germánicas han llegado a la conciencia de que el hombre es libre como hombre. Es la etapa de madurez de la Historia: todos somos libres. Todos los hombres se sienten y son libres (abolición de la esclavitud), y realizan su libertad a través del Estado. ¿Qué medios utiliza el espíritu para realizar este fin? A primera vista, pueden parecer los menos adecuados. Se trata de los pequeños intereses, necesidades y pasiones humanas que aparecen constantemente en la Historia. Hegel afirma incluso que sin pasión nada grande se ha realizado en el mundo. Pero ¿cómo puede el Espíritu, con esa enorme masa de intereses y pasiones individuales realizar el fin universal de la historia? Es verdad que sin pasión no se hace nada serio en la historia, pero las pasiones de las grandes figuras de la historia son utilizadas como instrumentos del Espíritu del Mundo y muestran la "astucia de la razón". La razón hace que el interés particular de la pasión sirva de cebo a la realización del interés universal. Sus instrumentos son los grandes personajes históricos, los hombres cuyo fin individual incluye el fin universal del Espíritu. Tales hombres (Alejandro Magno, Julio César, Napoleón) no tenían necesariamente conciencia de que sus fines particulares eran sólo momentos del fin universal. La institución que asegura la consecución del fin al que se dirige la historia es el Estado. Este es algo así como el material con el que se construye la historia y llega al fin último del Espíritu. El Estado es la realización de la libertad, la unión de la voluntad universal del Espíritu y de la voluntad subjetiva del individuo. Sólo en la obediencia al Estado es el hombre verdaderamente libre. Por eso los grandes individuos históricos han sido los creadores de los grandes Estados. Hay que tener muy en cuenta que: Hegel no intenta justificar ninguna forma política concreta. Lo único que intenta justificar es la racionalidad del Estado. El que algunos grupos políticos hayan querido justificar su propia doctrina (totalitarismo) apoyándose en Hegel es otra cuestión.
  • 20. La interpretación que hace Hegel del Estado hay que situarla dentro de una época determinada y tal vez no valga para otra época. 1.3. EL IDEALISMO. El término “idealismo” tiene distintos significados. Desde el punto de vista metafísico es la creencia en que el fundamento de la realidad es de índole espiritual o sea de poderes ideales; y desde el enfoque epistemológico es la postura que sostiene que no existen cosas reales fuera de la conciencia. O sea que al eliminar la existencia de todos los objetos, quedan solamente como objetos reales los contenidos de la conciencia (representaciones, imágenes, sentimientos, etc.) y los objetos ideales (la lógica y la matemática). De esta manera surgen dos formas de idealismo: el subjetivo o psicológico y el objetivo o lógico. En el idealismo subjetivo o psicológico la realidad se encuentra contenida dentro de la conciencia del sujeto. Los objetos son sólo contenidos de la conciencia, el ser de los objetos consiste en ser percibidos por el hombre y cuando dejan de ser percibidos dejan también de existir al no poseer ser, fuera de nuestra conciencia, que es lo único real. A esta posición también se la llama conciencialismo. El obispo inglés Berkely es el clásico representante de esta cosmovisión que identifica el ser con el percibir y que considera a los objetos externos puras sensaciones de los sentidos. Sin embargo, para Berkely, Dios, que es la causa de nuestras percepciones, y las almas; tienen existencia independiente. El idealismo de Berkely tiene base metafísica y teológica, característica que no aparece en las nuevas formas de idealismo subjetivo como por ejemplo, el empiriocriticismo de Avenarus y Mach, que creen nada más que en las sensaciones, y la filosofía de la inmanencia de Schupe y de Schubert-Soldern, que proponen que todo es inmanente a la conciencia. En el caso de este último lo único existente es la conciencia cognoscente. En cuanto al idealismo objetivo o lógico es diferente, porque parte de la conciencia objetiva de la ciencia, cuyo contenido es una suma de juicios lógicamente ideales, elementos lógicos, que distinguen lo dado en la percepción de la percepción misma y consideran al objeto como nacido del pensamiento, un producto del pensamiento, un concepto, un ser lógico ideal, postura que es denominada panlogismo. En la actualidad, esta posición la defiende el neokantismo, principalmente la escuela de Marburgo, cuyo fundador es Hermann Cohen. Pero el neokantismo no es la misma concepción de Kant, más bien Fichte es un sucesor de Kant, que fue el que dio el primer paso para la aparición del idealismo lógico, con la
  • 21. idea de un yo absoluto desde donde deriva toda la realidad. Pero al igual que Schelling, lo lógico todavía se confunde con lo psicológico y lo metafísico. Solamente Hegel fue el que hizo del ser de las cosas algo puramente lógico. Esta es la distinción entre el panlogismo hegeliano del neokantismo, el haber establecido el puro panlogismo. A pesar de la división entre el idealismo subjetivo o psicológico y el objetivo o lógico, ambos idealismos tienen en común la concepción fundamental de que toda realidad está contenida en la conciencia, que es el principal argumento del idealismo. Con la inmanencia, intentan probar que la tesis del realismo es lógicamente absurda; sin embargo, la tesis del idealismo tampoco es consistente, porque se puede decir que el objeto que pensamos es un contenido de la conciencia pero no que el objeto sea idéntico a este contenido, sino que es una representación o un concepto que se refiere al objeto, que por lo tanto sigue siendo independiente de la conciencia. De manera que al afirmar que existen objetos independientes de la conciencia esta independencia es un elemento del objeto y la inmanencia es el contenido del pensamiento, o sea que lo propio del objeto es lo que no puede ser pensado. 1.4. TÓPICOS GENERALES DEL SISTEMA HEGELIANO. El Filósofo Alemán –aún en vida- se ganó la reputación de ser un autor confuso, cuando no incomprensible más aún en sus textos, digamos más asequibles como la Filosofía del Derecho y la de la Historia cuyos planteamientos fueron considerados extravagantes, lo cual no le resta interés, sino suscita polémicas y controversias entre muchos pensadores contemporáneos. O como expresa Amelia Valcárcel: “Respecto a la Filosofía de Hegel, hay que tomarla entera. No se puede hacer disecciones dado que no hay por donde hacerlas.” (en Vellaspín, F., 1995, p.18).Es necesario, entonces, partir de ciertos presupuestos, conceptos claves del sistema hegeliano, para entender los textos de contenido jurídico - político. Entre las nociones fundamentales de su sistema, oportunas para el presente artículo, mencionamos: Espíritu, libertad e Historia, que de hecho, implican todo desarrollo de actividad política. 1.5. LA NOCIÓN DE ESPÍRITU EN HEGEL. El principal concepto del sistema Hegeliano es el de Espíritu pues todo el devenir histórico es su actividad, su desplazamiento en tres etapas: El Espíritu consciente de sí mismo (subjetivo), el espíritu objetivo y el espíritu absoluto. Pero ¿qué entiende Hegel por ‘Espíritu’? no se trata propiamente de la acepción que comúnmente conocemos como actividad intelectual propia del alma humana, se trata de una actividad racionaluniversal que se expresa en la realidad y la verdad no como sustancia, sino como pensamiento, es decir, como sujeto 2, en su particularidad y universalidad que va desarrollándose en la Historia. Así lo expresa en su Fenomenología del Espíritu: “La razón es espíritu en tanto que eleva a verdad la certeza de ser toda la realidad y es
  • 22. consciente de sí misma como de su mundo y del mundo como de sí misma.”( 1) y, más adelante, resalta su característica de sujeto cuando afirma que lo verdadero no debe ser entendido como sustancia, sino como sujeto; es pues él quien descubre la verdad, quien se descubre como autoconciencia. Este Espíritu adquiere formas, particulares, a través del derecho, la sociedad y el estado, son en ellos, por la acción del Espíritu mismo donde se encuentran conciliados particularidad y universalidad, desde esta perspectiva, el Espíritu –afirmará Hegel- no solo es conciencia, es la vida. Otro rasgo del Espíritu, ya que es razón universal, es su desplazamiento en la realidad histórica que no acontece por casualidad o al azar, sino según sus propias leyes que persiguen una finalidad: La absolutez, el perfeccionamiento de la humanidad entera, se trata de leyes lógicas, tan ciertas como las leyes físicas. Según Jean Touchard (1993) se trata de la dialéctica como lógico desarrollo a través de la conservación y la superación antinomias (como por ejemplo particularidad y universalidad conciliadas) que se ‘resuelven’ en un tercer término que las supera. Es aquí donde muchos investigadores basan la famosa ‘característica’ de la dialéctica Hegeliana de tesis, antítesis y síntesis. 1.6. EL CONCEPTO DE LIBERTAD COMO ESENCIA DEL ESPÍRITU. Dice Hegel: “...la libertad es el camino de Dios en el mundo, es la fuerza independiente en la que los individuos son sólo momentos, tienen como fundamento la fuerza de la razón que se realiza como voluntad, y se expresa en los estados.” (1988). Hemos dicho anteriormente que el espíritu se “desplaza” dialécticamente, lo que hace suponer que tiene voluntad libre y racionalidad ya que este desplazamiento no está librado al azar, por ello Hegel considera que la libertad es la esencia del Espíritu; es, digamos, la causa y finalidad de su movilidad. Al ser la libertad esencia del espíritu lo es a la vez en su universalidad y su particularidad; es decir, en su totalidad y en las formas adquiridas como figuras de la realidad misma (persona individual, familia, sociedad, estado). En efecto, la libertad no sólo mueve el Espíritu y lo realiza, sino que también es causa de lo mismo en los individuos particulares a través de la lucha (Kamp) por el propio reconocimiento consiguiendo su superación hacia lo universal que hay en ellos; por eso, Hegel – haciendo el uso de su dialéctica- afirmará que el autoconciencia o se reconoce con otra conciencia, en una lucha a vida o muerte, o no sabe de sí ni de su libertad. Resaltemos que los individuos no se reconocen como libres mientras que no se confronten con otras autoconciencias. Pareciera, por esto, que la libertad tiene limitación; esta limitación queda “superada” en la Filosofía Hegeliana a través de la expresión del derecho y su exteriorización en la ley dentro de la cual el individuo particular busca lo mismo. Ambos son reconocidos como iguales por la legislación a la par que ésta les reconoce sus características particulares. 1 (Hegel, G.W.F., 1987)
  • 23. La libertad en este mismo desarrollo dialéctico se manifestará en todas las figuras del Espíritu objetivo, es decir, en la sociedad civil y en los estados soberanos. 1.7. DESARROLLO DE LA HISTORIA UNIVERSAL. La actividad desarrollada por el Espíritu a través de su expresión objetiva particular deviene en la Historia Universal de la humanidad; fija un acontecimiento aparentemente “trivial” como “‘el acontecimiento”, y lo reconoce como verdadero puesto que es la misma intervención del Espíritu; es decir, universaliza lo particular, dirá Hegel que la verdad histórica es necesidad y concepto.Por otro lado, recordemos que la actividad del Espíritu es racional y tiene una finalidad “pensada” y “querida” por el mismo Espíritu. Esto nos explica Pierre Hassner (1992, p. 689) que en el sistema Hegeliano razón e Historia no son separables, en donde el desenvolvimiento de la razón del Espíritu corre paralelo al proceso de la Historia Universal; en otras palabras queda confirmado que el proceso histórico es racional, lo que equivale decir, que tiene una voluntad y finalidad propias. La Historia de la humanidad es la Historia del Espíritu, de ahí Hegel enfatice los grandes momentos Históricos producidos por las guerras, la lucha perenne por el reconocimiento en vistas por la adquisición de la auténtica libertad, la del Espíritu. Por ejemplo, la Revolución Francesa se convierte en emblema de esa búsqueda, sin embargo deviene en terror; o por algunos personajes, como Napoleón Bonaparte frente al cual Hegel no esconde su admiración; o al mismo desenvolvimiento del Espíritu que deviene en religión universal, el cristianismo (católico primero, y protestante después, al cual considera más auténtica por superar la escisión entre mundo y sacralidad). Pero debido a que el Espíritu tiene una racionalidad propia, muchas veces los individuos por las cuales se logran los momentos históricos lo hacen por el reconocimiento y razón particular, pero realizan lo que el Espíritu realmente ha previsto y quiere. Llegará a afirmar Hegel que la razón que actúa en la Historia consigue sus fines mediante una suerte de “astucia” puesto que utiliza las pasiones de los hombres particulares para fines universales, quienes creyendo que actúan por sí mismo, actúan realmente para y por el Espíritu que pretende la Educación y perfectibilidad del género humano. 1.8. EL IDEALISMO SEGÚN HEGEL. Para Hegel el mundo tiene una belleza descarnada, metafísica y abstracta, la belleza de la razón, la fría lógica de la razón. La belleza del mundo y de la historia se pone de manifiesto en el mecanismo lógico conceptual que funciona a la perfección. Es un sistema bello en tanto que es lógico hasta el detalle más insignificante. Según Hegel todas las tragedias de la humanidad son necesarias en un momento dado, de acuerdo al estado del desarrollo del espíritu.
  • 24. Para él la felicidad, el gozo o la satisfacción no es el principal objetivo del hombre, sino el deber del intelecto, del conocimiento y de la razón. El hombre tiene que aceptar las cosas de la realidad como son y esto será positivo para él. La historia nos muestra que la felicidad no se encuentra en los grandes acontecimientos y que los héroes no tienen una vida cómoda. El altruismo para Hegel es impedir que las personas se ganen la propia dignidad de lograr las cosas que le corresponden por si mismo, por lo tanto, la preocupación por el prójimo no es la característica de los grandes hombres, así como tampoco la dialéctica de la historia tiene en cuenta el bienestar de los hombres particulares. Para este filósofo los momentos felices de la historia fueron páginas en blanco. Hegel condena al inconformista que se cree superior al mundo en que vive. El mejor hombre es el que comprende mejor su mundo, su realidad, su tiempo y el que puede reconciliarse con su circunstancia. La filosofía hegeliana es un idealismo por considerar a la idea como base de todo conocimiento, para lograr la comprensión más auténtica de la realidad. Hegel, al contrario de Marx, es a la vez idealista y espiritualista, porque considera que tanto la idea como el espíritu son la esencia de la realidad. El espíritu universal que rige el mundo es la sustancia como principio creador, que a través de la razón intelectiva de la humanidad toma conciencia de si mismo y se conoce. Para Hegel, la idea es la realidad efectiva. Esta idea no se opone a la materia porque la auténtica realidad tiene una existencia sensible que también es razón y espíritu, que además de existir tiene una razón para existir. El interés de Hegel está centrado en las cosas que existen que tienen una razón, que se pueden comprender, que tienen espíritu. Los filósofos pueden ver detrás de la auténtica realidad una profunda razón que se puede entender y conocer y que responde a una ley oculta. Hegel sabe que nadie puede entender el sentido de los acontecimientos de buenas a primeras y que los hechos puedan ser considerados como meros accidentes sin razón; porque la tendencia del hombre es evaluar los hechos según su propia manía o enfermedad y guiado por sus emociones, sus sentimientos o sus pasiones, y es la perspectiva del que contempla la que impide reconocer la grandeza. Hegel cree que sólo desde la fría mirada de la filosofía a lo largo de la historia se puede conocer y comprender la verdadera realidad, su necesidad y su fin. No afirma que todo necesariamente sea racional y real sino por el contrario que lo verdaderamente real y racional es poco, pero ese poco es lo que le da sentido a todo,
  • 25. porque es imposible conocer cualquier cosa racionalmente separada totalmente de las otras. El sistema filosófico de Hegel, se apoya en tres aspectos fundamentales: 1) Primero, la Lógica o el ser en sí; expone la esencia del Absoluto en sí misma; tradicionalmente, esto correspondía a la metafísica; pero, para Hegel todo lo racional es real y todo lo real es racional, por tanto Metafísica y Lógica son lo mismo. 2) Segundo, la naturaleza o el ser otro; define el Absoluto como pensamiento que se piensa a sí mismo, es decir, Dios; pero no el Dios cristiano trascendente, pues el Absoluto de Hegel es el proceso de su propio devenir. 3) Tercero, la filosofía del espíritu o el ser que se piensa a sí mismo. Primeramente trata del espíritu subjetivo finito o antropológico: el alma humana, la conciencia y la mente o actividad del espíritu en sí. En seguida trata del espíritu objetivo: la cultura, las instituciones y las concreciones del espíritu humano en el derecho contractual y penal, la capacidad para poseer, la familia, la sociedad civil y el Estado. Por último el saber absoluto del Absoluto o conciencia del espíritu finito de ser un momento de la vida del Absoluto, que se logra por la belleza que luce en el predominio de lo sensible sobre lo espiritual o en la armonía de los dos o en el predominio de lo espiritual sobre lo sensible, como en la poesía, la música o la pintura. Otras maneras de alcanzar el Absoluto es el conocimiento religioso, por pensamiento no conceptual sino pictórico, representativo o fantasioso según las distintas religiones existentes: religión natural, religión de la individualidad espiritual, religión absoluta. En su Vida de Jesús, Cristo aparece como un predicador humano de presupuestos prácticos para la vida moral. Con los años Cristo aparece como predicador del amor, como participación privilegiada de la vida divina. Aquí se asoma el tema central del idealismo hegeliano: la relación entre finito e Infinito; por el amor, la religión es la fuerza para pasar del finito al Infinito. Pero, reflexionando y desarrollando el tema, la filosofía hegeliana suplantará el papel asignado a la religión y lo asumirá. Superando las diferencias, la filosofía ha de encontrar la síntesis entre el finito y el Infinito; sin negar la realidad de uno y Otro, se ha de lograr la integración del finito en el Infinito, pues lo finito es un momento de la vida del Infinito. El Absoluto, sustancia y sujeto, es la totalidad, la realidad entera, el proceso de su propio devenir; es sujeto y objeto de sí mismo, pensamiento que se piensa a sí mismo; aunque Hegel identifica el Absoluto no trascendentalmente, sino con el devenir intramundano. La más alta definición del Absoluto es decir que es espíritu; pero, afirmar que es pensamiento autopensante es afirmar la identidad de lo ideal y de lo real, de la subjetividad y la objetividad. Hegel parece sincero al proponer el Cristianismo, creyendo que está sosteniendo la ortodoxia; en realidad subordina la religión a la filosofía, pues confía la interpretación
  • 26. de los misterios religiosos a la filosofía y no a la religión. El idealismo hegeliano significa pues, un paso adelante en el proceso de secularización, pues las verdades sobrenaturales, como los misterios del Cristianismo, son sustituidos por verdades filosóficas racionales. La Idea.- Esta última fase de la Lógica es, para Hegel, la síntesis plena entre el Concepto Subjetivo y Objetivo. Desde el punto de vista del desarrollo del Concepto, la Idea expresa la totalidad más plena y autoposesión de las múltiples determinaciones del Concepto; la unidad equilibrada de sus momentos anteriores que han sido subsumidos y superados. Como bien lo anota Findlay, “la Idea, la etapa final de la lógica, encarna para Hegel una perfecta unidad y equilibro entre la ‘Subjetividad’, estudiada en la Universalidad, especificidad e Individualidad de la pura noción, y la Objetividad tratada bajo los tres epígrafes de Mecanismo, Quimismo y Teleología”. O como Hegel mismo lo apunta en la Enciclopedia, “la idea es lo verdadero en sí y para sí, la unidad absoluta del Concepto y de la Objetividad. Su contenido ideal (en tanto que puro concepto) no es otra cosa que el concepto en las determinaciones del concepto: Su contenido real es sólo la expresión que el concepto se da de sí mismo en la forma de existencia exterior; y esta forma, incluida en la identidad del mismo, en su poder; por tal modo, se mantiene en sí mismo”. Es decir, que vista la Idea (analíticamente) como movimiento del Concepto lo que en ella se tiene es al propio Concepto en la Multiplicidad de sus determinaciones unitariamente articuladas; si se ve a la idea, por otro lado, de cara a la realidad lo que se tiene es la manifestación exterior totalmente desarrollada de la unidad Ser-Pensamiento. En este sentido, la Idea sintetiza, por un lado, la totalidad de determinaciones del Concepto tomado en sí mismo; por otro lado, expresa el conocimiento más profundo y elevado que el Concepto pueda lograr de sí mismo y de la Totalidad plenamente desarrollada de las cosas reales, Y, más aún, es el momento último y posibilitante para que éstas alcancen el estatuto de Totalidad plena; de unidad diversificada y concretizada totalmente en función de sus momentos naturales-históricos. Sólo aquí se puede hablar de plena realidad: el Concepto (que es el nivel más alto de conocimiento) se ha explayado totalmente y reconoce sus momentos fundamentales; la Realidad ha alcanzado su dimensión plena de Realidad porque ha desplegado la totalidad de sus potencialidades histórico-naturales y las ha sintetizado unitariamente; y el Hombre al conocer el devenir y planificación del Concepto y la Realidad, así como su mutua fundamentación y estructuración, se conoce a sí mismo y, en su virtud, desarrolla sus potencialidades y las totaliza. Esto es para Hegel, en resumidas cuentas, la verdadera Totalidad Real: Conocimiento que se conoce a sí mismo (para sí del Concepto); Naturaleza que se ha historizado y que ha desarrollado y subsumido la totalidad de determinaciones espirituales-materiales (para sí de lo Real); y Hombre que ha desarrollado y superado sus múltiples
  • 27. determinaciones conociendo el devenir del Concepto y su síntesis, conociendo la Totalidad de determinaciones de lo Real, y conociéndose, en consecuencia, a sí mismo (para sí del Hombre). Todo lo cual es una sola y misma Realidad, no pudiendo alcanzar un aspecto de la misma su estatuto más pleno, sino por el desarrollo pleno de los otros. La Dialéctica en el sistema idealista de Guillermo Hegel.- Lo real es lo racional. Para Hegel la dialéctica es la lógica del autodesarrollo de la idea, cuya la exposición más completa figura en la ciencia de la lógica donde formula la ley concerniente a la transformación de los cambios cuantitativos en cualitativos, dio una sólida base a la doctrina de las contradicciones como principio motor de todo desarrollo, a la ley de la negación de la negación, a la dialéctica de la forma y del contenido, del todo y la parte; analizar las categorías de la realidad, necesidad y casualidad, y muchas otras; critico el dualismo kantiano de la cosa en si y el fenómeno, etc. Idea absoluta.- La razón Universal o espíritu Universal.- En su desarrollo, la idea absoluta pasa por tres etapas: 1) El desarrollo de la idea en su propio seno, en el elemento del pensamiento puro: La lógica, en la cual la idea revela su contenido en el sistema de catagorias lógicas que se hallan relacionadas entre si y pasan de una a otro. 2) El desarrollo de la idea en forma de ser otro, es decir, en la cual la idea bajo la forma de la naturaleza:Filosofia de la naturaleza; la naturaleza no se desarrolla, sirve sola como manifestación externa del auto desarrollo de lo espiritual. 3) El desarrollo de la idea del pensamiento y en la historia(en el espíritu): filosofía del espíritu.
  • 28. CONCLUSIÓN  Hegel se propuso mediante su sistema reconstruir con el pensamiento toda la realidad. Realidad que, en definitiva, es pensamiento, espíritu, dándose, en última instancia, una identificación entre el pensamiento que piensa la realidad y la realidad que es pensamiento: el círculo que cierra consigo mismo, es -en pocas palabras- la síntesis entre idealismo y praxis.  La Filosofía de Hegel se inserta en la totalidad de su sistema, no se comprende fuera de él. Y, hablar del sistema Hegeliano y de su filosofía política, es referirse a la síntesis de los diferentes planeamientos filosóficos y situaciones históricas originadas hasta el siglo XVIII a los cuales Hegel trata de conciliar y dar sentido.  Lo que hace Hegel en su Filosofía es un descripción de la realidad socio política, explicando desde la perspectiva de la racionalidad del Espíritu cómo se origina, exteriorizándose con una finalidad prevista en orden a la universalidad; es ahí donde adquiere sentido la individualidad particular del individuo y las figuras de la familia, la sociedad civil y el Estado, conceptos todos ellos políticos que hacen palpable el desarrollo del Espíritu hacia lo absoluto.  El sistema Filosófico de Hegel, brinda una visión panorámica de la totalidad de formas o expresiones del pensamiento, pues abarca metafísica, ontología, lógica, ética, política, derecho, historia; es sin duda, un aporte para la comprensión de la realidad humana, de su universo histórico que desarrolla cotidianamente y de manera ‘aparentemente’ imprevisible hacia la absolutez, que no es otra cosa sino la perfeccionabilidad de su naturaleza en términos reales.
  • 29. BIBLIOGRAFÍA  Dilthey, W. (1978). Hegel y el Idealismo. México: Fondo de Cultura Económica.  Gamio G. (2000). Hegel y el terror, la revolución Francesa como figura Fenomenológica. Materiales de estudio F. T. P. C. L.  Hansen, P. Y Hegel G.W.F. (1992). Historia de la Filosofía política de Strauss – Cropsey. México: Fondo de Cultura Económica.  Hegel, G.W.F. (1988). Principios de Filosofía del Derecho. Barcelona: Trad. Juan Luis Vermal. Edhasa.  Hegel, G.W.F. (1987). Fenomenología del Espíritu. México: Trad. Wenceslao Roces; Fondo de Cultura Económica.  Hegel, G.W.F. (1994). Lecciones sobre Filosofía de la Historia Universa. Madrid: Alianza Universidad.  Strauss – Cropsey. (1992). Historia de la Filosofía Política. México: Fondo de Cultura Económica  Touchard, J. (1993). Historia de las Ideas Políticas. Madrid: Tecnós.  Vallespin, F. (1995). Historia de la Teoría Política. Madrid: Alianza Universidad.