Este documento presenta una lección para jóvenes sobre el tema de juzgar a otros. La lección explora diferentes pasajes bíblicos como Santiago 4:11-17 y Hebreos 4:15, 16 que enseñan que solo Dios puede juzgar, y que cuando juzgamos a otros estamos juzgando la ley de Dios. La lección también incluye un ejemplo de una pareja joven que juzgaba erróneamente a su vecina, hasta que el esposo limpió la ventana y se dio cuenta que era su propia perspectiva la que estaba
Lección 9 - Joven - Un legislador y juez - Escuela Sabática
1. Para el 29 de » mbre de 2014
Un legislador y juez
PARA ESTA SEMANA: Santiago 4:11-17; Hechos 17:11; Hebreos 4:15, 16; Lucas 12:13-21; Edesiastés 2:15-19; Tito 2:14.
TEXTO CLAVE: "No hay más que un solo legislador y juez, aquel que puede salvar y destruir. Tú, en cambio, ¿quién eres para juzgar a tu prójimo?" (Sant. 4:12).
PREVIEW
Una pareja joven se mudó a una casa que quedaba enfrente de la de una anciana viuda. Una mañana, la joven estaba lavando los platos en la cocina, y desde la ventana notó que su vecina estaba colgando la ropa recién lavada. "Ven y mira la ropa de nuestra vecina, ¡todavía está sucia!", dijo la joven a su esposo. "Evidentemente, no la lavó muy bien. ¿Por qué alguien colgaría ropa sucia para que se seque?" El esposo sonrió, pero no dijo nada. Lo mismo sucedió durante tres semanas. Cada semana, la joven hacía los mismos comentarios, al ver a su vecina colgar la ropa sucia. Y, cada vez, el esposo se reía y permanecía en silencio.
Pero una mañana, la joven miró por la ventana y notó que había algo diferente. "¡Mira!", le dijo a su esposo. "Parece que nuestra vecina finalmente aprendió a lavar la ropa. Me pregunto quién la habrá ayudado". Su esposo rio. "Mi amor, esta mañana me levanté temprano y, por fin, limpié la ventana de nuestra cocina".
Cuando tratamos de juzgar a otros desde nuestra perspectiva, estamos juzgando a través de "ventanas sucias", porque todos hemos pecado y estamos privados de la gloria de Dios (Rom. 3:23). El versículo de memoria de esta semana lo expresa muy bien: "No hay más que un solo legislador y juez, aquel que puede salvar y destruir. Tú, en cambio, ¿quién eres para juzgara tu prójimo?" (Sant. 4:12; énfasis añadido).
Esta semana, exploraremos las diferentes maneras de entender la Ley y al Legislador, y el modo en que esto afecta nuestra relación con otras personas. Al estudiar las lecciones del Antiguo Testamento y al observar el ejemplo de Jesús, exploraremos lo que la Biblia tiene para decir sobre juzgar a otros y ser juzgados.
SABADO
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JUICIO O DISCERNIMIENTO
"Hermanos, no hablen mal unos de otros. Si alguien habla mal de su hermano, o lo juzga, habla mal de la ley y la juzga. Y si juzgas la ley, ya no eres cumplidor de la ley, sino su juez" (Sant. 4:11).
Una persona que juzga a otra "parece decir que la ley no se le aplica a él. Virtualmente dice que no hay ley que proteja al hermano perjudicado, ni ley que condene su espíritu de crítica [...].
"El que siempre critica no tiene en cuenta la vigencia de la Ley sobre todos los seres humanos; por esa razón cree que es un legislador y no uno que debe guardar la Ley. La causa de las críticas a menudo se encuentra en las normas peculiares de conducta de los criticones o en sus interpretaciones particulares de la Biblia, lo que los induce a condenar a todos los que no están de acuerdo con ellos" (CBA 7:550, 551).
Cuando sustituimos la Ley de Dios con nuestras propias opiniones, la consideramos inválida o irrelevante. Cuestionar la Ley de Dios es cuestionar la credibilidad de Aquel que es nuestro Creador y Redentor, Aquel que se sienta en el Trono mismo del cielo.
Destruir el imperio del enemigo (Gén. 3; Heb. 3:12-14; Sant. 4:8,12)
Al leer Génesis 3, vemos que Dios nunca nos dio la tarea de buscar las intenciones del corazón de otra persona; esto fue instituido por la serpiente. Cuando juzgamos a otra persona, estamos permitiendo a Satanás que controle nuestra mente y corazón. Esto es completamente opuesto a lo que Dios deseaba. Santiago 4:8 declara que cuando nos acercamos a Dios, él se acerca a nosotros. Acercarnos a Dios es el secreto para resistir con éxito a Satanás.
Seguir a Cristo requiere negar el yo. Esto significa dejar de lado nuestras opiniones sobre cómo debería ser la vida y vivir de acuerdo con sus enseñanzas. Vivir de esta forma hace que nuestras interacciones con otros sean como un aroma fragante. Así, las personas son atraídas a las enseñanzas de Cristo y a su poder salvador.
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! "Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez" (Sant. 4:11). ¿De qué modo el juzgar a otros equivale a juzgar la Ley?
I Identifica las áreas en las que se necesita discernimiento espiritual, en los siguientes pasajes: Hechos 17:11; 1 Corintios 6:1-5; 2 Corintios 13:5; Filipenses 1:9;
1 Juan 4:1 y Gálatas 6:1.
j Es muy fácil criticar y juzgar a otros, especialmente cuando hacen cosas que no nos gustan. ¿Cómo podemos saber si hemos cruzado la línea entre el discernimiento espiritual y el poner en tela de juicio la Ley de Dios?
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3. EL LEGISLADOR ES UN JUEZ
"En su familia, el padre representa al Legislador divino. Colabora con Dios cumpliendo los misericordiosos designios de él, afirmando a sus hijos en los principios justos, y habilitándolos para desarrollar un carácter puro y virtuoso, porque se anticipó a ocupar el alma con lo que habilitará a sus hijos para rendir obediencia no solo a su padre terrenal sino también al celestial" (HC 189).
"Todos los miembros de la familia giran alrededor del padre. Es el legislador y en su conducta viril ilustra las virtudes más austeras: la energía, la integridad, la honradez, la paciencia, el valor, la diligencia y la utilidad práctica. El padre es en un sentido el sacerdote de la familia, que dispone sobre el altar de Dios el sacrificio matutino y vespertino. La esposa y los hijos deben ser alentados a participar en esta ofrenda y también en el canto de alabanza. A la mañana y a la noche, el padre, como sacerdote de la casa, debe confesar a Dios los pecados cometidos durante el día por él mismo y por sus hijos. Los pecados de los cuales ha tenido conocimiento y también los que permanecen secretos, que solo vio el ojo divino, deben ser confesados. Esta norma, celosamente observada por el padre cuando está presente, o por la madre cuando él está ausente, resultará en bendiciones para la familia" (Ibid.).
'La venida de Cristo está más cerca que cuando por primera vez creimos. Se acerca el fin de la gran controversia. Los juicios de Dios están en la tierra. Hablan en solemne amonestación, diciendo: 'También vosotros estad preparados: porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis' (Mat. 24:44)" (CPI647).
La Ley de Dios "es un espejo que le muestra la imagen de un carácter perfecto y justo, y le permite discernir los defectos de su propio carácter" (CS 460). Ten valor, entonces. Acepta la fortaleza de Dios y ora para que te ayude a negar el yo. Al continuar mirando al Legislador, que nuestro amor y fe crezcan.
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/ Lee Santiago 4:12. ¿Qué nos dicen los siguientes versículos acerca de Jesús como nuestro juez?: Isaías 33:22; 11:1-5; Hebreos 4:15,16 y Apocalipsis 19:11-16.
f Recibiremos castigo o recompensa; uno u otra. ¿Cuál es nuestra única esperanza para la recompensa?
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¿JUICIOS JUSTOS?
En el Antiguo Testamento, un juez era una persona que escuchaba las quejas o las preocupaciones de la gente, las presentaba ante Dios y comunicaba el juicio divino a la gente. Como describe el libro de Jueces: "Cada vez que el Señor levantaba entre ellos un caudillo, estaba con él" (2:18). De esta forma, los jueces transmitían los juicios basados sobre la sabiduría y el amor de Dios. Por ejemplo, Moisés describió la manera en que si había un "pleito, se presentarán ante el tribunal y los jueces decidirán el caso, absolviendo al ¡nocente y condenando al culpable" (Deut. 25:1).
Sin embargo, más tarde, la Biblia describe un período de tiempo en el que "no había reyen Israel; cada uno hacía lo que le parecía mejor" (Jue. 21:25). Los juicios ya no eran una transmisión directa del juicio de Dios, sino juicios humanos fundamentados sobre lo que la gente creía que era "sabiduría".
A menudo, nos encontramos lejos de escuchar la voz de Dios, que nos dice cómo juzgar personas o situaciones. Al igual que las personas a las cuales Santiago escribió en el versículo 4:12, nos ponemos en el lugar de dioses en un trono, "filtrando" entre las personas, condenando a unos y aceptando a otros. Pero, cuando Jesús estuvo en la Tierra, explicó cómo juzgaba. "Mi juicio es justo, pues no busco hacer mi propia voluntad sino cumplir la voluntad del que me envió" (Juan 5:30). Esta es la manera en que nuestro juicio puede ser justo: si buscamos cumplir la voluntad del Padre.
Pero, entonces, ¿cuál es la voluntad del Padre? Pablo nos dice: "que amonesten a los holgazanes, estimulen a los desanimados, ayuden a los débiles y sean pacientes con todos" (1 Tes. 5:14). Efesios agrega: "a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo. De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo" (Efe. 4:12,13). ¡Qué versículo que cambia vidas! Dedica un momento a leerlo y a reflexionar en él.
Nuestro objetivo debería ser edificarnos unos a otros y ayudarnos a desarrollar un carácter como el de Cristo. Cuando tenemos una mentalidad como la de Jesús, como dice Pablo en los versículos anteriores, volveremos a la definición real de juicio: un juicio que quiere lo mejor para los demás, que busca fortalecer al débil, que espera crecer junto con los demás con el fin de llegar a tener un carácter perfecto como el de Cristo.
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/ Lee Santiago 4:13 (comparar con Luc. 12:13-21). ¿De qué manera podemos hacer una planificación equilibrada y prudente para el futuro y, a la vez, vivir cada día con la esperanza del inminente regreso de Cristo? ¿Cómo podemos evitar la trampa de construir, meramente, 'galpones' más grandes?
y Lee otra vez Santiago 4:13. Aunque superficialmente no parece haber nada de malo en lo que se dice, obviamente hay un problema: no en lo que la gente quiere hacer, sino en su actitud hacia ello. ¿Cómo podemos ser cuidadosos para no caer en esa misma actitud, aun inconscientemente?
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5. ESTAMOS TODOS EN EL MISMO BOTE
¿Correrías por todos lados con un espejo, para mostrar a las personas sus defectos de apariencia? Desafortunadamente, eso es lo que hacemos muchas veces con la Ley de Dios. La Ley de Dios es un espejo que señala defectos en nuestro carácter; pero muchas veces usamos ese espejo para señalar los defectos de los demás. Al hacerlo, estamos usurpando el trabajo de Dios como el único Juez legítimo.
Como seres humanos, tenemos la tendencia natural a exaltarnos a nosotros mismos; esto no desaparece por arte de magia cuando nos hacemos cristianos. A veces, a causa de nuestro estatus social o posición en la iglesia, podemos llegar a sentir que estamos por sobre otros. Jesús señaló este problema, cuando narró la parábola del fariseo y el publicano. Él sabía que a menos que entendamos nuestra verdadera condición y nos humillemos, estaremos confiando en nuestra propia justicia.
¿Qué pasos podemos dar para darnos cuenta de nuestra necesidad?
Recuerda que todos estamos en el mismo bote. Sin importar lo lejos que naveguemos con Dios, siempre estaremos en un "barco que se hunde". Nunca llegaremos a un punto en el cual podremos salvarnos a nosotros mismos. Cuando realmente entendamos esto, dejaremos toda exaltación de lado (Jer. 13:23; Rom. 3:23).
No sabemos todo (1 Cor. 2:11). A veces, vemos personas que pasan por situaciones difíciles, e incluso que caen. Pero, ni siquiera en esos momentos tenemos derecho a juzgar sus motivos. ¿Conoces los pensamientos de tu prójimo? ¿Realmente entiendes la situación? Solo Dios puede ver la imagen completa. Entender esto nos ayudará a no desanimar a nuestros hermanos cristianos con críticas.
Orientarnos (Juan 21:21, 22; 2 Cor. 3:18). Muchas veces, nos encontramos concentrándonos en otras personas. Esto no edifica a la iglesia ni a nuestra vida espiritual, en ningún sentido. Pero si nos enfocamos en Cristo, el Espíritu Santo nos dará el poder para vivir como Cristo vivió cuando estuvo en la Tierra. Al asemejarnos más a él, animaremos a nuestros hermanos cristianos, en lugar de criticarlos.
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! Lee Santiago 4:14. ¿Qué punto vital se presenta aquí?
j Lee Edesiastés 2:15 al 19; 4:4; 5:10; 9:11 y 12. ¿De qué modo este mensaje de Salomón solo añade énfasis al punto que presenta Santiago?
j Evalúa: ¿Cuánto de este mundo te retiene en sus garras? ¿Cómo puedes recordar siempre cuán frágil es todo aquello?
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PLANIFICAR PARA EL FUTURO
Santiago 4:14 menciona que la vida es "como la niebla, que aparece por un momento y luego se desvanece". Esto es especialmente cierto cuando no incluimos a Dios en nuestros planes. Tener un plan para tu vida es importante, porque te da objetivos por los cuales trabajar. Pero debemos recordar dos cosas, con relación a nuestro plan: (1) asegúrate de que tu plan incluya a Dios, y (2) recuerda siempre que es muy probable que, muchas veces, Dios redireccione tu plan.
"Dios ha asignado un lugar en su gran plan a toda nación y a todo individuo de la actualidad. Hoy, los hombres y las naciones son medidos por la plomada que sostiene Aquel que no se equivoca. Todos deciden su destino por su propia resolución, y Dios dirige todo para que se cumplan sus propósitos" (Ed 178).
Cuando era todavía muy joven, decidí que quería ira la universidad. Sin embargo, no hubiera podido lograr esto sin un plan. El primer paso fue orar y pedirle a Dios que me ayudara a tener buenas notas. El siguiente paso fue preguntarle si ir a la universidad realmente era algo que él quería que hiciera. En poco tiempo, mis planes tuvieron éxito y, alabado sea el Señor, pude ir a la universidad.
Planificar es bueno, pero planificar sin Dios es un camino que lleva a la decepción. Debemos preguntarle: "¿Es esto lo que realmente quieres que haga?" Cuando entregamos nuestros planes al Señor en oración, la vida será mejor de lo que podríamos habernos imaginado. Él nunca responde a nuestras oraciones demasiado tarde. Nos da paciencia cuando la necesitamos. Como nuestro Legislador y Juez, Dios sabe lo que es mejor para nosotros. A través del profeta Jeremías, dio el siguiente mensaje al pueblo judío, cuando estaba cautivo en Babilonia: "Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes -afirma el Señor-, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza" (Jer. 29:11). ¡Esta promesa es también para nosotros!
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j Lee Santiago 4:15 al 17 en el contexto de los versículos anteriores a estos. ¿Qué punto vital se presenta aquí?
y ¿De qué modo la oración nos ayuda a morir al yo y a mantener una actitud de entrega a la voluntad de Dios? Cualesquiera que sean tus planes, ¿cómo puedes aprender a entregarlos al Señor?
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7. RECUERDA
El evangelio elimina el elitismo, el favoritismo y el egocentrismo. Reconocemos que, fuera de Jesús, "no hay un solo justo, ni siquiera uno" (Rom. 3:10). Aunque el cristianismo tiene la reputación de menospreciar y criticar a otros, la Biblia insiste en la importancia de la humildad. Pedro proclamó que Dios no tiene favoritos (Hech. 10:34). Santiago preguntó: "¿quién eres para juzgar a tu prójimo?" (Sant. 4:12). La realidad es que sin Jesús todos estaríamos perdidos. Debemos amarnos unos a otros incondicionalmente, como Jesús nos ama a nosotros. Debemos ayudarnos a crecer y animarnos unos a otros, como el Espíritu Santo hace con nosotros. Debemos cuidarnos unos a otros, porque no somos jueces, somos guardianes.
VIERNES
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CONSIDERA
» Haz una lista de las diferentes formas en que las personas categorizan y discriminan a los demás.
» Escribe una dramatización sobre el favoritismo.
» Piensa en maneras en las que puedes llegar a las personas que la sociedad y la iglesia han marginado, y pon al menos una de ellas en práctica.
» Hazte amigo de alguien a quien hayas menospreciado. ¿Cómo cambia tu opinión de esa persona al conocerla mejor?
» Piensa en cómo las personas te han sorprendido en la vida.
» Piensa en cuánto de ti mismo escondes de los demás, qué enfatizas y cómo puedes ser más auténtico en tu vivir.
AMPLÍA
Lucas 5:27 al 31; 6:37 al 42 y Romanos 2:1 al 4.
Elena de White, Palabras de vida del gran Maestro, pp. 49-53.
Colaboraron esta semana: Chanel Wood, Vancouver, Colombia Británica, Canadá; Thando Mlalazi y Sra., Londres, Inglaterra; Kevin K. Wakangu, Walsall, Inglaterra; Jessica Carvajal, Delta, Columbia Británica, Canadá; Daniel Quezada, Chilliwack, Columbia Británica, Canadá; Pauline W. Wakangu, Scarborough, Inglaterra; Tompaul Wheeler, Nashville, Tennessee, EE.UU.
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