Este documento trata sobre las dietas balanceadas y su historia. Explica que una dieta balanceada incluye los principales grupos de nutrientes en las proporciones correctas, y detalla las recomendaciones para cada grupo. Luego, resume brevemente las dietas y creencias sobre la alimentación a lo largo de la historia, desde la Antigüedad hasta el siglo XX. Finalmente, ofrece consejos sobre una dieta saludable a largo plazo.
1. PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR
TECNOLOGÍA DE LA
INFORMACIÓN Y
COMUNICACIÓN.
2014
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
EDUCACIÓN INICIAL, BÁSICA Y BACHILLERATO
MAESTRO: YOLANDA GARCIA PAREDES
INTEGRANTES:
ADRIANA HERRERA
ANDREA PAREDES
JENNY PELÁEZ
DIETA BALANCEADA
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Contenido
Dieta balanceada ................................................................................................................................3
¿Qué es una dieta balanceada? .........................................................................................................3
¿En qué consiste una dieta balanceada? ............................................................................................4
HISTORIA DE LAS DIETAS ....................................................................................................................5
En la Antigüedad ............................................................................................................................5
En la Edad Media ............................................................................................................................6
Principios de la Edad Moderna .......................................................................................................6
En el siglo XVIII ...............................................................................................................................7
El siglo XIX ......................................................................................................................................7
Principios del siglo XX .....................................................................................................................8
DIETA A LARGO PLAZO. ......................................................................................................................9
Consejos de cómo alimentarnos sanamente. .................................................................................9
¿Qué tomo para desayunar? ........................................................................................................10
Caldo de crisis...............................................................................................................................11
Trucos 100% eficaces ...................................................................................................................11
¿Cómo debo cocinar los platos? ...................................................................................................12
Recupera la olla rápida. ............................................................................................................12
Recurre al vapor. ......................................................................................................................13
No te olvides del wok. ..............................................................................................................13
Piensa en las sartenes de cerámica ..........................................................................................13
Para comidas con amigos, usa la plancha. ................................................................................13
Usa el microondas. ...................................................................................................................13
¿Conseguiré mantener la pérdida de peso a la larga? ..................................................................14
Revoluciona tu despensa. .........................................................................................................14
Tu plato saludable ....................................................................................................................15
DIETAS A CORTO PLAZO. ..................................................................................................................16
ALUGUNOS LINKS SOBRE DIETAS RÁPIDAS ..................................................................................17
Conclusión: .......................................................................................................................................18
Bibliografía. ......................................................................................................................................19
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Dieta balanceada
¿Qué es una dieta balanceada?
Una dieta balanceada o equilibrada es aquella que a través de los alimentos que forman parte de cada una de las comidas aporta nutrientes en las proporciones que el organismo sano necesita para su buen funcionamiento.
Cuando el cuerpo (organismo) procesa los componentes de los alimentos (aparte de las fibras), estos proporcionan la energía (calorías) necesaria para que cada parte del cuerpo cumpla con sus funciones, así como vitaminas y minerales para que dichos procesos se lleven a cabo como es debido.
Existen distintos tipos de componentes en los alimentos:
• Los primeros aportan energía y se llaman macro nutrientes, que se dividen en carbohidratos, proteínas, y grasas.
• El segundo tipo de componentes está constituido por las vitaminas y los minerales, estos son necesarios en cantidades menores y por eso se les llama micronutrientes.
Algunos de ellos se requieren en pocas cantidades, por ejemplo el cobre, el magnesio, etcétera, que se agrupan bajo el nombre de oligoelementos.
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Ningún producto alimenticio en su condición natural es fuente de solo un nutriente o nutrimento. Para efecto práctico, se ha agrupado los alimentos sobre la base del nutriente predominante en su composición. Así, los alimentos de origen animal son fuente óptima de proteínas de buena calidad.
Los cereales, raíces y tubérculos (yuca, papas) son fuentes de carbohidratos, los aceites, mantequillas, margarinas son fuentes de grasas. Además de proteínas de buena calidad, los alimentos de origen animal contienen grasa de diversos tipos cuyo exceso causa efectos inconvenientes que pueden hasta sobrepasar los beneficios de las proteínas si se consumen estos en grandes cantidades, como sucede en muchas dietas no balanceadas, por ejemplo las dietas muy altas en proteínas o las muy bajas en carbohidratos.
Para lograr un aporte balanceado de micronutrientes basta con variar las frutas que se consumen a diario y los vegetales utilizados en la preparación de las ensaladas.
¿En qué consiste una dieta balanceada?
Una dieta balanceada debe incluir necesariamente todos los grupos de nutrientes en las siguientes proporciones: 6 porciones diarias de hidratos de carbono complejos; 5 porciones de frutas o verduras; 2 porciones de leche o yogur (o bien, leche de soja enriquecida con calcio); 2 porciones de proteínas, y de 15 a 25 gramos de grasas y aceites.
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HISTORIA DE LAS DIETAS
En Occidente, desde la Antigüedad hasta comienzos del siglo XX, los kilos de más asociados al buen comer se interpretaban como un signo de buena salud y de comodidad material y social. En cambio, la obesidad, entendida como tal, siempre se ha visto como un impedimento para la realización de las tareas cotidianas e incluso como un factor perjudicial para la salud. Por su parte, las dietas existen desde tiempos inmemoriales...
En la Antigüedad
Los griegos y los romanos ya practicaban regímenes que asociaban el ejercicio físico y las restricciones alimenticias. Así, en el siglo V a. C., el célebre Hipócrates, conocido como el padre de la medicina, aconsejó a los obesos a:
Permanecer desnudos el mayor tiempo posible.
No bañarse.
Dormir en una cama dura.
Hacer ejercicios o trabajos que requiriesen el uso de la fuerza. No comer hasta que los venciera el cansancio.
Consumir platos ricos en grasas y con condimentos grasos, a fin de saciarse con poca comida.
No beber antes de las comidas, salvo un poco de vino diluido y no muy frío.
Ingerir alimentos secos la mayor parte del año—en razón de su composición húmeda— si se tenía un temperamento sanguíneo, complexión roja y laxitud muscular.
Comer una sola vez al día.
Para Sorano de Éfeso, médico del siglo II d. C. que emigró a Roma, los individuos gordos eran perezosos e inactivos. Les prescribió:
Dormir lo menos posible, presentarse a concursos de canto o de poesía, e incluso viajar.
Hacer el máximo ejercicio posible.
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Tomar el sol, baños muy calientes, masajearse y exponerse al calor vivo.
Comer solo una vez al día y solo un plato frío a base de verduras, con un poco de pescado, conejo o ciervo seco, chicharrones o pan duro.
Evitar los alimentos demasiado buenos o muy bien elaborados a base de leche, sesos, huevos, pescado fresco, así como los alimentos grasos.
Tomar laxantes, vomitivos y aplicarse cataplasmas irritantes en el pecho, en caso de que los consejos precedentes fuesen ineficaces.
En la Edad Media
En la época de las fortalezas, los tratamientos aplicados a las personas obesas eran idénticos. Avicena, médico iraní (siglos X-XI), recomendaba el consumo de grandes cantidades de alimentos poco nutritivos para engañar el apetito. Asimismo, aconsejaba tomar baños antes de las comidas, practicar mucho ejercicio e ingerir purgantes para impedir la digestión. En Occidente, en esta época, más que el sobrepeso, es el pecado de gula el que se condena desde un punto de vista moral y religioso. Se supone que la glotonería conduce al infierno. La literatura universal de la época cuenta con varios ejemplos de este castigo moral. El francés Rabelais nos presentó a un personaje, Gargantúa, que tenía dieciocho papadas y un temperamento flemático; y Shakespeare creó a Falstaff, un glotón vividor que tenía una tumba tres veces más ancha que las demás.
Principios de la Edad Moderna
Desde finales de la Edad Media la medicina comenzó a separarse de lo religioso y lo moral. Los médicos abordaron la relación entre el peso y la alimentación desde un enfoque « científico ». Asimismo, se propusieron evaluar el consumo alimenticio, la pérdida de peso y el gasto energético.
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En el siglo XVIII
A partir de 1700, las tesis de medicina referidas a la obesidad se multiplicaron, probablemente en razón del incremento del número de obesos. Se sospechaba en aquel entonces que la holgazanería, la glotonería y también el lujo podían ser las causas de la obesidad. El doctor inglés Thomas Short dio en 1727 los consejos siguientes:
Cuando se tiene tendencia al sobrepeso, se debe elegir un lugar para vivir que no sea demasiado húmedo; evitar los países llanos y lluviosos, las regiones pobladas de árboles, y las ciudades.
Hacer ejercicio para aumentar la transpiración.
Dormir poco.
Evacuar mucho, utilizar laxantes si la situación lo requiere..
Evitar los grandes arrebatos pasionales.
Optar por la comida no grasa y consumirla en proporciones moderadas. Las carnes y pescados se encuentran entre los menos nutritivos.
En París en 1765, el doctor Antoine Petit enunció, siguiendo el mismo criterio, unos principios que aconsejaban « evitar el uso inmoderado de las mujeres »; « tomar un baño de un cuarto de hora o más cada ocho días, y después secarse y frotarse con una franela. ». Para el doctor Petit, convenía vigilar la alimentación y consumir « mucho vinagre, vino blanco, preferentemente Champagne, y un café solo después de cenar ».
En Inglaterra, el doctor Malcom Flemyng aconsejó en 1760 « consumir jabón, puesto que es diurético y disuelve las sustancias grasas ».
El siglo XIX
En el siglo XIX se progresa en la comprensión de fenómenos tales como la calorimetría y el trabajo muscular; sin embargo, no por ello los regímenes que se prescribían se pueden considerar más racionales, tal y como queda patente en este extracto del « régimen seco del Doctor Dancel » (París, 1849):
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Beber lo menos posible
Evitar los alimentos ricos en agua, como la fruta fresca, los espárragos, las espinacas, las acederas, las coliflores, las zanahorias y los nabos
Comer el máximo de carne posible
Consumir muchas patatas, judías blancas, pan y frutos secos.
Principios del siglo XX
En el siglo pasado surgieron nuevos criterios de belleza. El requisito femenino de estar delgada, así como el desarrollo del comercio y de las actividades vinculadas, dio lugar a la multiplicación de los regímenes para adelgazar. Aparecieron entonces los antepasados de los actuales regímenes, basados en las restricciones draconianas o en la alimentación selectiva.
Algunos ejemplos:
La cura del ayuno, de principios del siglo XX:
No comer.
Beber agua e infusiones calientes a voluntad a lo largo del día.
Casi todas las mañanas, de 2 a 4 días: 40 gr de sulfato sódico en ¾ l de tisana de malva o de regaliz, o beber una botella de agua mineral caliente, o bien aceite de ricino, un purgante excelente.
Evitar el frío y el cansancio.
La cura de la leche del doctor Leven (década de 1920):
Los dos primeros días ingerir únicamente 10 tazas de infusión de malva, tila o naranjo y endulzar al gusto.
Del tercer al décimo día alimentarse de leche tibia o caliente aromatizada a la vainilla, al caramelo, al naranjo o al café. Después de cada toma, enjuagarse cuidadosamente con agua hirviendo.
Del undécimo al trigésimo día: reintroducir progresivamente los alimentos sólidos.
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Esta fiebre de la delgadez no ha parado de crecer desde la década de 1960. A los regímenes para perder peso se han ido añadiendo otras herramientas como la psicoterapia, los inhibidores del hambre, sustitutivos de las comidas, los productos light e incluso la cirugía.
Los expertos de Harvard también explican que las grasas saludables (como el aceite de oliva virgen o los del pescado y los frutos secos) deben estar presentes en una dieta saludable, en las cantidades adecuadas. Un consejo que contradice la creencia generalizada de que todas las grasas son malas para la salud y el control de peso. De hecho, nuevos estudios indican que las dietas muy pobres en grasas se asocian a “ataques de hambre” y son muy difíciles de mantener.
Claramente, los expertos apuntan a uno de los grupos alimentarios que más influyen en el exceso de peso actual: el de la comida basura, en la que se incluyen aperitivos, dulces... Todos ellos son alimentos muy densos en calorías y pobres en nutrientes que se consideran responsables de la actual epidemia de obesidad, especialmente del aumento de casos en adolescentes. Con todos esos principios, y teniendo en cuenta nuestras costumbres, hemos preparado una versión del “plato saludable”, para ti. Descubre cómo es y disfruta de sus ventajas.
DIETA A LARGO PLAZO.
Consejos de cómo alimentarnos sanamente.
Para saber cuál es la cantidad de cada alimento que se debe comer para consumir los gramos u onzas que se necesita de cada uno de los nutrientes, no hay necesidad de sentarse a la mesa con una báscula o balanza, ni con una tabla
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de composición de alimentos, basta con tener en cuenta algunos principios elementales.
Es muy fácil imaginarse el plato dividido en tres sectores de tamaños semejantes, el primero, rico en carbohidratos (arroz, pasta, algún tipo de raíz o tubérculo); el segundo, por una buena fuente de proteínas de buena calidad (carne de res magra, pollo, pescado, huevo, queso); el tercero, con una buena porción de ensaladas de vegetales frescos, acompañado con una porción de fruta.
Esta forma de integrar el plato es un buen paso hacia el equilibrio, aunque algunas personas, dependiendo de su edad, peso y condición física (obeso o falta de peso) necesitan restringir más o menos las cantidades, sobre todo de los dos primeros grupos de alimentos, cuya capacidad energética (producir energía) es bastante mayor que la de la ensalada de vegetales frescos. La ensalada puede ocupar la superficie del plato que quede libre a disminuir el tamaño de las porciones de la fuentes de carbohidratos y proteínas, teniendo cuidado de seleccionar aderezos muy altos en aceites y mayonesa, porque estos sí pueden aumentar significativamente el valor calórico de una ensalada.
Un principio siempre vigente y aplicable a la mayoría de la población es el de la moderación en el uso de la grasa al cocinar o en la mesa (como es el caso de la mantequilla sobre el pan o el aceite en las ensaladas). A menos de que existan motivos, por lo contrario, en muchas preparaciones, basta con utilizar una pequeña cantidad de aceite para darle sabor a las comidas.
¿Qué tomo para desayunar?
Las proporciones del plato saludable son las mismas en todas las comidas. Pero para ayudarte a elegir, ahí van unos consejos. En el apartado de frutas,
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puedes tomar un bol de melón y/o fresones y/o piña o macedonia. En el de hidratos, pan o cereales integrales. En el de verduras, un tomate. Como proteínas, decántate por un huevo pasado por agua, pechuga de pavo, queso fresco o salmón. Y para beber, café, té o infusión. Un vaso de agua con zumo de limón te ayudará a rehidratarte.
Caldo de crisis.
Pon en una olla 1,5 l de agua, 4 zanahorias, 3 puerros, 1 rama de apio, 1 cebolla, 2 tomates, una carcasa de pollo y sal. Deja que hierva durante 45 minutos a fuego bajo. Una vez frío, guárdalo en la nevera. Toma una taza (frío o caliente) cuando sientas hambre. Al cuarto de hora de tomarla, notarás que tienes menos apetito.
Trucos 100% eficaces
Estos consejos de nutrición, avalados por estudios científicos, te resultarán muy útiles para completar tu dieta de una forma sana y eficaz:
Utiliza más especias y hierbas aromáticas. Realzarás el sabor, añadirás antioxidantes y necesitarás menos sal.
Añade tantas verduras como pasta, arroz o patatas cuando prepares platos con esos alimentos. Así conseguirás más fibra y rebajarás la proporción de calorías.
Incluye frutos secos en ensaladas y postres. Son muy saciantes y ten en cuenta que apenas tres nueces al día o seis almendras o avellanas son beneficiosas para tu corazón.
Echa fruta también en la ensalada. Así te aseguras las cinco raciones recomendadas.
No te olvides de las legumbres. Prepáralas siempre con muchas verduras: cebolla, puerro, tomate, ajo o pimiento verde. Un chorro de aceite de oliva virgen y sal es todo el aliño que necesitan. Si quieres conseguir un plato completo, puedes añadir gambas peladas, trocitos de pollo, almejas o chirlas.
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Apúntate a los granos. Pobres en grasas y altamente saciantes, los granos han demostrado reducir los niveles de colesterol y triglicéridos e, incluso, pueden ayudar a controlar el peso. Para evitar los gases, es mejor tomarlas en pequeñas cantidades y moverse después de comerlas.
Procura no tomar nada sólido después de cenar. Para muchas personas, es el momento más peligroso, hasta el punto de que pueden duplicar las calorías diarias. Beber una infusión después de la cena y lavarse los dientes prepara la mente para el descanso. Si la tentación es grande, come un bol de fruta.
Toma té verde o té oolong. Ambos contienen teína y catequinas, que ayudan a estimular el metabolismo durante un par de horas. Además, hidratan y desintoxican.
Alíate con las manzanas. Se ha comprobado que, tomadas media hora antes de comer, reducen el apetito. Además, una manzana al día ayuda a controlar los niveles de colesterol.
Jamás comas delante de la tele ni sentada en un sofá. Las personas que lo hacen tienden a comer menos sano e ingieren muchas más calorías que se sientan frente a una mesa.
Levántate de la mesa nada más comer o aférrate a la botella de agua si lo haces en compañía y no puedes levantarte.
¿Cómo debo cocinar los platos?
Recupera la olla rápida. Con ella, puedes preparar un plato completo en apenas 10 minutos. Por ejemplo: echa un poco de aceite de oliva virgen, haz un refrito con una cebolla, dos dientes de ajo, dos tomates, medio calabacín, dos pimientos verdes y una zanahoria (todo ello muy picado). Añade una pechuga de pavo o pollo picada y una taza mediana de arroz integral. Remueve e incorpora cuatro tazas de agua y deja que hierva 10 minutos. Conseguirás un plato para cuatro personas. Solo te faltará tomar una pieza o un bol de fruta.
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Recurre al vapor. Esta forma de cocinar permite prescindir de las grasas, los nutrientes no se diluyen y los alimentos conservan sus sabores y aromas. Introdúcelos en la vaporea, perfumados con hierbas, especias, cebolla, ajo... Anímalos con un bol de salsa de tomate o una vinagreta.
No te olvides del wok. Sirve para saltear, estofar, asar a fuego lento... todo con muy poca grasa. Algunos incluyen tapadera y rejilla que hace de grill y un cestillo para cocer al vapor. Mantiene las verduras enteras y crujientes, y las carnes y pescados con todo su sabor. Es el utensilio ideal si tienes poco tiempo.
Piensa en las sartenes de cerámica. Permiten preparar verduras, carne, pescado, langostinos o huevos en minutos. Al contrario que las sartenes antiadherentes fabricadas con teflón, las de cerámica no liberan sustancias tóxicas al ser sometidas a altas temperaturas.
Para comidas con amigos, usa la plancha. Con las eléctricas, no hace falta saber cocinar. Dispón en unos boles rodajas de verduras (calabacín, berenjena, pimiento, tomate...), carnes magras fileteadas finas, trozos de pescado o brochetas de marisco. Así cada comensal puede ir asando lo que prefiera sobre la plancha caliente. Acompaña estas recetas con guarniciones sanas (lechuga, canónigos, tomate, cebolla...) y unos cuencos con vinagreta o salsas ligeras para aderezar. El éxito está garantizado. Y lo mejor, con muy pocas calorías y muchos nutrientes.
Usa el microondas. No solo para calentar, sino también para cocinar. Un tomate, unas rodajas de calabacín o de berenjena, unas verduras congeladas... se hacen en pocos minutos en este electrodoméstico con apenas un hilo de aceite y unas hierbas aromáticas. Incluso es posible preparar una tortilla de calabacín,
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cocinando primero en el microondas rodajas finas de calabacín con sal, aceite y un poco de ajo, y cuajando después la verdura con los huevos batidos en una sartén de cerámica.
¿Conseguiré mantener la pérdida de peso a la larga?
Si este es tu objetivo, estas tres pautas pueden ayudarte a cumplirlo.
1. Aguanta nueve semanas. Para que un cambio en las pautas alimentarias se convierta en costumbre hay que mantenerlo en el tiempo. Según los psicólogos, son necesarios 65 días para que un hábito se consolide. Si permaneces firme durante ese periodo de tiempo, tus probabilidades de mantener la pérdida de peso aumentan enormemente.
2. Céntrate en el hoy y el ahora. Una vez dicho lo anterior, no te fijes en el peso final, sino en tu objetivo diario. Piensa en el hoy y el ahora. Anímate con frases como “hoy voy a comer sano, bien y sin pasar hambre”. Así, día a día, comida a comida, irás superando el reto de cambiar de alimentación.
3. Cambia tus hábitos tóxicos por costumbres sanas. En vez de sentarte delante de la televisión al llegar a casa, llama a una amiga y queda para dar un paseo, visitar un museo en su horario gratuito o ir de tiendas. O bien date un largo baño, arréglate las uñas, ordena tu armario y desecha todas esas cosas inútiles que entorpecen tu vida. Dicho de otro modo, busca el alivio del estrés en cosas diferentes de la comida. Sentarte delante de la televisión puede hacerte caer en la tentación.
Revoluciona tu despensa.
Verduras de todo tipo: frescas, en bolsitas de ensalada ya preparada, congeladas, en conserva al natural, deshidratadas...
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Frutas. Cuantos más colores, mejor. Los colores diferentes (rojo, anaranjado, morado...) en frutas y verduras indican la presencia de distintos antioxidantes protectores.
Alimentos ricos en proteínas. Pavo y pollo sin piel; magro de cerdo; pechuga de pavo o pollo cocido; pescados y mariscos frescos y/o congelados; lácteos desnatados...
Hidratos de carbono ricos en fibra. Legumbres secas o cocidas al natural (en conserva), arroz y pasta integrales, panes y cereales integrales... incluyen la fibra que ralentiza la absorción de los hidratos y evita los picos de azúcar.
Alimentos ricos en aceites saludables. Pequeñas cantidades de aceite de oliva virgen extra y de frutos secos se asocian a una mejor salud. Los pescados azules son la mejor fuente de grasas omega 3. También hay productos magros de charcutería enriquecidos con este ácido graso de pescado
Especias aromáticas. Orégano, albahaca, tomillo... apenas tienen calorías y aportan sabor y sustancias protectoras.
Tu plato saludable
Verduras Cuantas más tomes, mejor. Las patatas no están incluidas en este apartado, pero sí lo están las setas y los champiñones, con poquísimas calorías y muchas sustancias protectoras. Recuerda que al menos la mitad del plato del día debe consistir en frutas y verduras. Utiliza para cocinar solo aceite de oliva virgen extra.
Frutas Cómelas de colores diferentes. Calmarán tu deseo de dulce con pocas calorías. Además, después de comer, muévete. Intenta quemar 100 calorías al día caminando, haciendo Pilates... Solo con esta medida, perderás cinco kilos al año.
Proteínas Opta por pescado y marisco, pollo o pavo sin piel, conejo y caza, legumbres y
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frutos secos. La ración es del tamaño de la palma de tu mano. Y recuerda: los huevos son una excelente fuente de proteína, con apenas 100 calorías por unidad. Tómalos cocidos, escalfados, revueltos o a la plancha.
Hidratos Elige productos elaborados con cereales integrales (pan, pastas o arroz) y limita al máximo los hechos con harinas blancas. La ración diaria es el equivalente a un bol pequeño. Acompaña tu plato de bebidas como el agua, el té, el café... o un vaso de vino al día. Y limita los lácteos (siempre desnatados) a dos diarios.
DIETAS A CORTO PLAZO.
Mientras las dietas rápidas no se recomiendan por los efectos secundarios que puedan tener, sí puedes llevar un régimen por vía rápida, pero solo por algunos días. A pesar de que el método Dr. Soler MIC no recomienda las dietas expreso, sí propone un plan de última hora que podrías llamar 'tratamiento Super FIT, perfecto para realizar sólo durante algunos días, con el fin de evitar el efecto rebote.
A continuación, unas recomendaciones básicas:
Desayuno
Toma una infusión con un lácteo y café o té verde, jamón York o pavo o queso fresco y una pieza de fruta (preferiblemente naranja, manzana, pera o piña).
"Snacks"
Para merendar durante la media mañana, y las meriendas en general, come una fruta o yogur desnatado o tres lascas de jamón York o pavo, más una infusión de té.
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Comidas
En el almuerzo y la cena, combina las verduras y proteínas.
Usa las verduras que contengan menos azúcar como espinacas, lechuga, espárragos, pepino o brócoli.
Come alrededor de tres a cuatro tomatitos cherry para dar color a la ensalada.
En cuanto a las proteínas, come pescado blanco, pollo, pavo y huevo.
ALUGUNOS LINKS SOBRE DIETAS RÁPIDAS
http://foro.enfemenino.com/forum/fitness1/__f68_fitness1-Dieta-adelgaza-6- kilos-en-una-semana.html
http://jugosnaturalesparaadelgazar.com/
http://www.primerahora.com/estilos-de- vida/lola/nota/noviarezagadapermiteteunadietarapida-1041259/
http://www.revistabuenasalud.cl/las-10-dietas-mas-efectivas-para-bajar-de- peso-en-pocos-dias-parte-dos/
http://www.excelsior.com.mx/nacional/2014/09/26/983743
http://youtu.be/oeZ97M0VPLQ
http://issuu.com/dannyromero/docs/dietas/1
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Conclusión:
Hemos revisado a conciencia decenas de planes de control de peso en busca de las dietas más seguras y sencillas y nuestra conclusión es que uno de los esquemas más fáciles de comprender y seguir a largo plazo es cumplir las recomendaciones del “plato saludable”, un esquema diseñado por expertos de la Universidad de Harvard (EE.UU.), que recomienda que al menos la mitad de la ingesta diaria corresponda a frutas y verduras, un cuarto a cereales integrales y otro cuarto a proteínas de alta calidad. Además el olvidarnos de el consumo excesivo de grasas, saturadas y hacer ejercicios con regularidad