El documento discute cómo el ambiente educativo afecta el desarrollo cerebral y el rendimiento académico de los estudiantes. Propone crear ambientes que fomenten el aprendizaje a través de experiencias emocionales y cognitivas positivas, reconociendo las diferencias individuales y potenciando las fortalezas de cada estudiante. También enfatiza la importancia de la participación activa del estudiante para fortalecer las conexiones neuronales.