2. Al principio, el bautismo se administró
frecuentemente con el agua corriente de
las fuentes, de los ríos o del mar. Más tarde
se ha supuesto que, en las domus-ecclesiae
donde se congregaban los cristianos, habría
un baño que serviría para el rito bautismal.
Aún en las catacumbas han quedado restos
evidentes del bautisterio.
3. La Didajé, dice:
“En cuanto al bautismo, bautizad de
esta manera: Después que hayáis dicho todo lo
que precede, bautizad en el nombre del Padre
y del Hijo y del Espíritu Santo con agua viva. Si
no tienes agua viva, bautiza con otra agua… si
no dispones ni de la una ni de la otra, derrama
sobre la cabeza tres veces el agua en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo”
4. Este texto demuestra que la forma más normal
era al principio la inmersión. Se comprende así
que desde el siglo IV se construyeran
estructuras especiales, al principio muy en
conexión con el aula litúrgica, y luego, al
menos en Occidente, aisladas de ellas, mas no
totalmente independientes.
5. En cuanto a la forma, las estructuras eran muy
diversas; y ni siquiera es posible
caracterizarlas por épocas. En los bautisterios
autónomos se observan plantas rectangulares,
cuadradas, hexagonales, pero, sobre todo,
rotondas, octogonales y circulares.
6. Las rotondas, generalizadas a partir de la
segunda mitad del siglo IV, eran especialmente
aptas para el rito de inmersión: los bautizados
bajaban por una estrecha escalera de tres o
más gradas y ascendían por otras tres gradas
del lado opuesto.
7. A partir del siglo VI, en Occidente empezó a
generalizarse la infusión, mientras en Oriente
se mantenía la costumbre antigua. Cuando en
el siglo VIII se generalizó el bautismo de
infantes, se fue renunciando a una instalación
que había perdido utilidad: los grandes
bautisterios con piscina fueron remplazados
por grandes pilas, puestas sobre un basamento
en un anexo o capilla de la iglesia.
8. Más recientemente se
generalizó la costumbre
de situar la pila bautismal
en la parte baja de la
iglesia, a la izquierda del
ingreso, es decir, del lado
del evangelio. Esta
situación está incluso
exigida por el ceremonial
del bautismo.
Actualmente, el Derecho
canónico, es muy poco
explícito en cuanto al
bautisterio.
9. Podríamos distinguir tres métodos generales
de concebir la administración del bautismo en
su relación con la arquitectura de Iglesia:
10. Edificar bautisterios separados, volviendo a
la práctica de la era patrística en países
como Italia y Francia
11. Combinar el bautisterio con el lugar de culto,
adhiriéndolo a éste. El bautisterio puede
considerarse como un lugar no separado,
pero sí distinto del aula litúrgica, con su
estructura propia, discernible en la
arquitectura exterior.
13. La costumbre de los
últimos tiempos es
que el bautisterio o
pila se coloque al
fondo de la iglesia,
del lado del evangelio
y cerca de la puerta.
14. Algún autor señala el peligro de que, al situar
el altar en la cabecera de la nave y el
bautisterio a sus pies, se sugiera
inconscientemente la idea de que el
bautisterio es un lugar insignificante y de poca
categoría, y prefiere situarlo en la parte alta
de la iglesia, p. ej., en la cabecera de una de
las naves laterales.
15. Otros recalcan la vinculación del bautismo con
la Eucaristía. Como escribe Santo Tomás, “por
el bautismo el hombre se ordena a la
Eucaristía…”. De hecho vemos que a los
antiguos bautisterios se les proveyó pronto de
un altar, de manera que, inmediatamente
recibido el bautismo, los nuevos cristianos
participaran en el banquete eucarístico.
16. Fundándose en esta objetiva vinculación, en
algunas construcciones modernas se ha
preferido poner la pila bautismal junto al
presbiterio, posición que tiene también sus
ventajas desde el punto de vista pastoral
17. Se sitúa a la cabecera de la nave y cerca del
altar mayor, el bautisterio debiera distinguirse
de él por su distinto nivel; al altar le conviene
una posición elevada; al bautisterio, una
depresión del pavimento, que sugiera que
hemos sido “sepultados con Cristo por el
bautismo en su muerte”, para resucitar con Él
a una nueva vida.
18. En algunos templos
modernos se ha
emplazado el bautisterio
en el eje principal del
espacio, junto a la
puerta principal, de
manera que todo el que
entra tenga que pasar
junto a él. Así se logra
que, a lo largo de la
vida, el cristiano
recuerde con frecuencia
el sacramento.
19. Los liturgistas actuales
se inclinan cada vez
más resueltamente a
situar el bautisterio en
la cercanía del altar.
Afirman que los niños
nacidos de padres
cristianos pertenecen
en cierta medida a la
Iglesia. Han sido
concebidos por una
madre que el
sacramento del
matrimonio santificó no
sólo para ella misma,
sino para toda vida que
de ella naciera.
20. En la actual disciplina, el
emplazamiento del
bautisterio junto al altar
parece recomendable
sobre todo por razones de
orden pastoral. Es
conveniente que los fieles
sean frecuentemente
testigos de este
sacramento y que con ese
fin se busquen un lugar de
máxima visibilidad.
21. En la antigüedad y a lo largo de la Edad Media,
la pila bautismal fue considerada como una
obra plástica monumental. En el románico se
le dio una forma masiva y roqueña, una piedra
que fuera símbolo de Cristo mismo. en el
gótico se prefirió una forma de copa. Más
tarde fue descuidada por el arte cristiano. Hoy,
la pila bautismal vuelve a cobrar su verdadera
dignidad. Este “vas sacrum” guarda el agua
que nos hace hijos de Dios.