El documento resume brevemente la historia de Colombia desde la conquista española hasta 1990. Incluye secciones sobre la conquista española en el siglo XVI, la independencia de España en el siglo XIX liderada por Simón Bolívar, los cambios constitucionales posteriores que establecieron una república federal, la pérdida de Panamá a principios del siglo XX, y el periodo de violencia política en Colombia en el siglo XX.
2. 2
los chibchas, que actualmente corresponde a
la costa norte de Colombia. Llegaron después
un gran número de conquistadores
españoles, entre los que cabe mencionar a
Rodrigo de Bastidas, Alonso de Ojeda, Pedro
de Heredia y Sebastián de Belalcázar,
quienes sometieron a los chibchas y fundaron
el primer asentamiento europeo permanente
en territorio americano en Santa María la
Antigua del Darién, en 1510, y
posteriormente establecieron los
asentamientos de Santa Marta en 1525 y
Santafé de Bogotá en 1538. En 1549 se
integró el territorio chibcha dentro de la
audiencia de Nueva Granada. Entre 1717 y
1739 la audiencia y los territorios que
posteriormente formaron los países de
Ecuador, Venezuela y Panamá se unieron al
virreinato de Nueva Granada.
Virreinato de Nueva Granada
NOMBRE VIRREINATO
Antonio de la Pedrosa y Guerrero* 1717-1719
Jorge de Villalonga** 1719-1723
Sebastián de Eslava 1739-1749
José Alonso Pizarro 1749-1753
José Solís y Folch de Cardona 1753-1761
Pedro Messía de la Cerda 1761-1772
Manuel de Guirior 1772-1776
Manuel Antonio Flórez y Angulo 1776-1782
Juan de Torrezar Díaz Pimienta 1782
Antonio Caballero y Góngora 1782-1789
Francisco Gil de Taboada y Lemos 1789
José de Ezpeleta 1789-1797
Pedro Mendinueta 1797-1803
Antonio Amar y Borbón 1803-1810
* Ejerció como virrey en funciones
** En 1723 el virreinato fue disuelto. Sus territorios
pasaron a depender de la presidencia del Nuevo Reino
hasta su restauración en 1739
La falta de progreso económico y la
discriminación social y política contra los
ciudadanos del virreinato provocó una intensa
hostilidad contra el gobierno español.
Inspirados en la Revolución Francesa y en el
éxito obtenido por las colonias
norteamericanas que consiguieron su
independencia de Gran Bretaña a finales del
siglo XVIII, la población de Nueva Granada se
unió al movimiento revolucionario para
obtener la independencia que acabó con el
Imperio español en América a principios del siglo
XIX.
El movimiento que mayor relevancia tuvo antes de
la Independencia fue la denominada revolución o
levantamiento de los comuneros, acaecida en el
año 1781 y germen del futuro movimiento de
emancipación.
7.2 Independencia de España
Simón Bolívar
Gracias a Simón Bolívar, Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú y
Venezuela obtuvieron la independencia del dominio español. Se
le conoce como el Libertador.
Hulton Deutsch
La ausencia de autoridad que se produjo en la
América española con la llegada de informaciones
sobre la invasión francesa de la península Ibérica
(véase Guerra de la Independencia española) dio
como resultado el inicio del proceso emancipador
en el virreinato de Nueva Granada. La lucha entre
fuerzas realistas e independentistas, dirigidas por
personajes de la talla de Antonio Nariño y de
Francisco de Paula Santander, provocó la derrota
de los realistas a lo largo del año 1810, pese a lo
cual, la lucha se prolongó durante toda la década.
En las luchas que siguieron al movimiento
independentista, la figura militar y revolucionaria
más sobresaliente fue Simón Bolívar. El 7 de
agosto de 1819 su victoria decisiva sobre las
fuerzas leales al gobierno de España en la batalla
de Boyacá dio como resultado la liberación de la
audiencia de Nueva Granada. En diciembre de
1819 se llevó a cabo el Congreso de Angostura en
el que se proclamó la creación de la República de
la Gran Colombia, formada por lo que
anteriormente era la audiencia de Nueva Granada
(las actuales repúblicas de Panamá, Venezuela y
Ecuador después de lograr su independencia).
Después de la liberación de Venezuela, el
Congreso de Cúcuta aprobó el 30 de agosto de
1821 una Constitución para la Gran Colombia en
la que se establecía una forma republicana de
3. 3
gobierno y se elegía a Bolívar como su primer
presidente. Sin embargo, la nueva República
tuvo una vida corta; en 1831 Nueva Granada
(de la que formaba parte Panamá) se
convirtió en un Estado independiente y
soberano.
La historia política del país ha sido desde
entonces básicamente un registro de
conflictos, muchas veces violentos, entre
elementos liberales y conservadores para
determinar la política del gobierno. Los
asuntos políticos y sociales frecuentemente
se han complicado debido a fuertes
controversias respecto a las propiedades, la
situación legal y los privilegios de la Iglesia
católica.
7.3 Cambios constitucionales
En la República de la Gran Colombia la
esclavitud se abolió en 1851. Una nueva
Constitución, adoptada en 1853, garantizaba
procesos penales a través de jurados,
libertad de prensa y otros derechos civiles,
así como la separación de la Iglesia y el
Estado. Cinco años después, las provincias se
convirtieron en estados federales y la
república pasó a denominarse Confederación
Granadina. La Guerra Civil comenzó en 1861
entre los liberales (que luchaban por una
mayor soberanía para los estados que
constituían la República) y los conservadores,
que peleaban por un fortalecimiento del
gobierno central. En 1863, después de la
victoria de los liberales, se adoptó una nueva
Constitución en la que se establecía la unión
de los estados soberanos en los Estados
Unidos de Colombia.
De 1880 a 1930 dominaron los
conservadores. En 1885 se reprimió una
rebelión de los liberales y en 1886 se
proclamó una nueva Constitución de carácter
centralista, que estableció el nombre actual
del país, República de Colombia. La nueva
Constitución abolió la soberanía de los
estados creada por la Constitución de 1863 y
estableció la estructura del país que rigió
hasta 1991, cuando se expidió una nueva
Constitución. Entre 1899 y 1903, Colombia se
debatió en un nuevo enfrentamiento civil
conocido como la guerra de los Mil Días.
El regreso de los liberales al poder, que tuvo
lugar después de las elecciones de 1930,
permitió establecer las reformas constitucionales
de 1936, en las que se otorgaba poder al gobierno
para reglamentar la propiedad privada de acuerdo
a los intereses nacionales, se establecía el derecho
a la huelga de los trabajadores, bajo regulación
legal, se rompía con la Iglesia católica y se
procedía a la secularización de la educación
pública. En 1944 se adoptó un nuevo código
laboral en el que se garantizaban los salarios
mínimos, el pago de vacaciones y días festivos,
ayudas en caso de accidentes y enfermedad, y el
derecho a organizarse en sindicatos. Véase
también Constitucionalismo (colombiano).
7.4 Pérdida de Panamá
En 1903 el Senado de Colombia se negó a ratificar
el Tratado de Hay-Herrán, el cual establecía el
arrendamiento a Estados Unidos de una franja de
territorio del istmo de Panamá para construir un
canal que lo cruzara y uniera los dos océanos.
Comenzó la rebelión en Panamá y las Fuerzas
Armadas estadounidenses tuvieron que intervenir
para que las tropas colombianas no reprimieran el
levantamiento. Estados Unidos reconoció la
independencia de Panamá. Las tensas relaciones
resultantes entre Colombia y Estados Unidos se
resolvieron en 1921 por medio del Tratado
Thompson-Urrutia.
7.5 La II Guerra Mundial y la posguerra
5. 5
radical, ocurre la revolución,
entendida como "un cambio radical que
afecta todas las estructuras de la
vida en la sociedad". La revolución
puede ser total, cuando todos los
elementos de la estructura social
entran en crisis; o revolución
parcial, cuando una de las partes está
en crisis; en este último caso, se
realiza una revolución política,
social, económica, etc.
La crisis que produjo el
derrumbamiento del imperio español y
la independencia de las colonias
americanas, tuvo "una gestación
revolucionaria" que se aceleró en la
segunda mitad del siglo XVIII. Algunas
manifestaciones de esa crisis fueron
las tensiones sociales y económicas
que ocurrieron en el Nuevo Reino de
Granada, como también en las demás
colonias americanas; algunos ejemplos
fueron entre otros: el Movimiento de
los Comuneros en 1781, las agitaciones
subversivas de 1794 (la publicación de
los Derechos del hombre por don
Antonio Nariño, los pasquines
sediciosos y el ambiente pre-
revolucionario), los movimientos
sociales del cimarronismo y
palenquismo de los negros esclavos,
las frecuentes pugnas entre los
criollos y los peninsulares y otros.
La crisis política se intensificó a
raíz de la crisis política de la
Corona Española y la invasión
napoleónica a España en 1808, en una
coyuntura revolucionaria que
repercutió en todo el Imperio Español
y llevó a una explosión de la crisis
en la "revolución política de 1810",
cuando los Cabildos del Nuevo Reino de
Granada reasumieron el poder, e
iniciaron una etapa crítica
revolucionaria que culminó en 1819 en
la Batalla de Boyacá y se consolidó en
la década de "la Gran Colombia" entre
1819 y 1830.
Teniendo en cuenta lo anterior,
concluimos que "el ciclo
revolucionario de la independencia de
Colombia", comprende un período de
medio siglo, el cual se ubica en el
tiempo entre el movimiento de los
comuneros de 1781 y la desintegración
de la Gran Colombia en 1830. Esta
coyuntura histórica de Colombia está
incrustada en el movimiento revolucionario
del mundo occidental, la cual se manifestó
en diversos lugares y acontecimientos
destacando entre ellos: la independencia
de los Estados Unidos de América, la
Revolución Francesa y las revoluciones de
Suiza, Bélgica, Polonia, Italia, España y
Portugal y en sus colonias americanas.
La revolución de occidente en la coyuntura
histórica de la segunda mitad del siglo
XVIII y primera mitad del siglo XIX, puede
ser analizada teniendo en cuenta tres
fuerzas históricas o "tendencias" que
confluyeron en la crisis revolucionaria:
1. La crisis del antiguo régimen feudal y
absolutista.
2. La revolución de las ideas de "la
Ilustración".
3. La crisis del sistema colonial
mercantilista.
El régimen absolutista y feudal de la
sociedad tradicional y por ende "el orden
señorial" entró en crisis. "El poder
absolutista del monarca perdió su fuerza
ante el poder del pueblo"; las nuevas
ideas de la democracia y el gobierno
republicano se enfrentaron a las ideas e
instituciones de la monarquía absolutista,
característica de los siglos XVI, XVII y
XVIII, con expresiones centralizadoras y
modernizantes en este último siglo,
basadas en el "despotismo ilustrado". Este
régimen feudal y absolutista fue atacado
por la burguesía europea que estimuló las
revoluciones liberales y democráticas y
luchó contra "el orden señorial" de la
tradición medieval.
"La revolución de las ideas de la
Ilustración" es otra fuerza histórica de
la revolución de occidente que influyó en
la independencia de Colombia. La
Ilustración o el "iluminismo" se entiende
como aquel movimiento cultural e
intelectual del siglo XVIII que pretendió
dominar con la razón un conjunto de
problemas del hombre, alrededor de la
libertad, la igualdad y el progreso. A
través de ella se consolidó la doctrina
política del liberalismo individualizante
con sus tesis de libertad y progreso; el
utilitarismo, con sus tesis sobre la
filosofía del bienestar para las mayorías;
y de "la democracia", con sus ideas
6. 6
políticas de soberanía popular y del
gobierno del pueblo.
"La crisis del sistema colonial
mercantilista" es una tercera fuerza
histórica que influye en la
independencia de Colombia y en general
de América. La independencia se
manifiesta como un "movimiento
anticolonialista y de liberación
nacional" contra las metrópolis
europeas, y para nuestro caso, contra
la dependencia colonial de España. En
el siglo XIX se presenta la crisis del
sistema colonial europeo y la
emancipación política de las colonias,
las cuales se organizaron en "Estados
Nacionales", delineados políticamente
a través de las ideas de democracia y
gobierno republicano.
El movimiento insurreccional de los
comuneros de 1781
El siglo XVIII de las reformas y la
Ilustración en América es el siglo de
las "tensiones sociales" y de los
movimientos de masas del mundo rural
campesino, llaneros, montoneras,
indios, mestizos y negros; es el siglo
de los conflictos de masas,
movimientos revolucionarios, motines y
sublevaciones. Son los movimientos que
se han presentado como prolegómenos de
los alzamientos nacionalistas del
siglo XIX que llevaron a la
independencia de las colonias en
relación con la metrópoli. Es el siglo
de los comuneros del Paraguay, de la
rebelión de Cochabamba, los motines
del maíz y de los machetes en México,
de los agitaciones “mineiras” en el
Brasil, de los motines de Cuba, las
agitaciones quiteñas, de la revolución
comuneras de Túpac Amaru en el Perú y
de la revolución de los comuneros de
1781 en el Nuevo Reino de Granada, que
inicia el proceso de la revolución de
independencia de Colombia.
En el Nuevo Reino de Granada se
presentó el movimiento comunal de 1781
en el Socorro y en la región oriental
del virreinato. Fue un movimiento de
las masas granadinas con su voz de
protesta para obtener la supresión de
los impuestos y un mejoramiento social
y económico. El 16 de marzo de 1781 se
encendió en la plaza del Socorro el
movimiento social de protesta contra
las autoridades coloniales. Una multitud
de gentes con palos, piedras y otras armas
sencillas se levantó contra el nuevo
impuesto de la Armada de Barlovento, que
se sumaba al de la alcabala. El movimiento
se extendió a Simacota, San Gil, Mogotes,
Barichara, Vélez, Chita, Sogamoso y otras
regiones del oriente neogranadino. Esta
insurrección comunera está en relación con
los "movimientos antirreformistas" de
Suramérica, los cuales se intensificaron
en los años comprendidos entre 1777 y
1781.
Un problema económico-social que
presentaba el Nuevo Reino de Granada en
los finales del siglo XVIII era la
decadencia de la producción minera y la
crisis fiscal, según la cual, los pocos
ingresos que se obtenían eran absorbidos,
casi en su totalidad, para los gastos
internos de la colonia, y entre ellos, el
pago de la burocracia. Esto significa que
los recursos fiscales del Nuevo Reino, muy
poco beneficiaban a la Corona Española, lo
cual hizo necesaria la reforma fiscal. En
1777 fueron enviados tres fiscales
españoles a Suramérica con el fin de
realizar la reforma fiscal a imagen y
semejanza de la que había hecho en México
don José de Gálvez. Estos fiscales fueron
Francisco Gutiérrez de Piñeres para el
Nuevo Reino de Granada, José de Areche
para el Perú y Joseph García de León
Pizarro para Quito. Estas reformas
condujeron a la gran rebelión de los
pueblos suramericanos, desde el Alto Perú
hasta Venezuela, con dos grandes
epicentros: Tungasuca y Socorro y diversos
movimientos en la provincia de Tunja,
Mérida, La Paz, Cochabamba, Cuzco y otros
lugares del área septentrional de
Suramérica.
El visitador Gutiérrez de Piñeres en el
Nuevo Reino de Granada publicó la
instrucción de los nuevos impuestos el 12
de octubre de 1780, en la cual se
reglamentó la alcabala y el impuesto de la
Armada de Barlovento; y en la misma forma,
los impuestos de guías y tornaguías, con
repercusión en los comerciantes. A los 10
días surgió la rebelión de Simacota y
posteriormente en Mogotes y Charalá (17 de
diciembre de 1780). Sin embargo, la gran
conmoción revolucionaria se inició en
"Socorro el 16 de marzo de 1781", cuando
el pueblo protestó contra los impuestos.
Una cigarrera llamada Manuela Beltrán se
encaminó al estanco, donde arrancó y
7. 7
rompió el edicto e los impuestos ante
la aprobación de la multitud. Se
exacerbaron los ánimos y se convocó al
cabildo que decidió suspender los
odiosos impuestos.
El movimiento insurreccional del
Socorro se difundió en toda la región
y en especial en San Gil, Vélez y
muchos pueblos de la provincia de
Tunja, una zona de gran densidad
demográfica y de características
económicas comerciales, minifundistas
y con parcelas distribuidas entre los
pobladores descendientes de españoles
y mestizos en su mayoría. Al pueblo
comerciante, agricultor y artesano
afectaba sobremanera la política de
los nuevos impuestos, los cuales
recaían en sus pequeñas compras y
ventas.
Los comuneros del Nuevo Reino de
Granada proclamaron al criollo Juan
Francisco Berbeo como general del
movimiento insurreccional y a los
criollos Salvador Plata, Antonio
Monsalve y Francisco Rosillo como
capitanes comuneros y decidieron
marchar contra Santafé. En este
movimiento granadino de masas se
reunieron más de 20.000 hombres, la
mitad de ellos indígenas, armados de
machetes, macanas, picas y demás
herramientas del campo. Las
autoridades santafereñas acordaron
nombrar una comisión negociadora con
los comuneros, suspender la reforma
tributaria y fortificar la capital. A
la comisión negociadora se unió el
arzobispo Antonio Caballero y Góngora.
En las "Capitulaciones de Zipaquirá"
que los comuneros del Nuevo Reino
negociaron con la comisión oficial
encontramos la defensa de las
tradiciones jurídicas de los pueblos,
el reclamo por la supresión y rebaja
de impuestos, la libertad de cultivo,
el libre comercio del tabaco, el
mejoramiento de caminos y puentes, el
acceso de los americanos a los altos
puestos administrativos, la devolución
de los resguardos a los indígenas, la
devolución de las salinas a los
indios, la supresión del cargo de
visitador y el destierro de Gutiérrez
de Piñeres y otras reformas fiscales,
económicas, sociales y eclesiásticas.
En dichas Capitulaciones, los
comuneros del Nuevo Reino de Granada, en
la misma forma que sus antecesores
españoles de Villalar en el siglo XVI,
defendieron las tradiciones jurídicas y
políticas peninsulares, por las cuales el
rey no podía imponer tributos sin
consentimiento de los súbditos
representados en los cabildos.
Las Capitulaciones fueron anuladas al poco
tiempo por las autoridades españolas y los
dirigentes del movimiento fueron
castigados. Uno de los caudillos populares
que canalizó las aspiraciones del pueblo
granadino comunero, fue el mestizo José
Antonio Galán, quien con su empuje
revolucionario influyó en los pueblos de
Villeta, Guaduas, Honda y Ambalema en el
Valle del Magdalena, incitando a los
pueblos contra las autoridades,
repartiendo al pueblo los fondos de la
administración de rentas, imponiendo
elevadas multas a los vecinos acomodados
contrarios a la rebelión y ofreciendo la
libertad a los negros esclavos e incitando
a los indios a rebelarse contra el
gobierno, con el fin de recobrar las
tierras de los resguardos y por el no pago
de los tributos. En Villeta y Guaduas
repartió las tierras entre los pobres y
los bienes de los principales señores,
pues según su consigna: "La tierra es para
quien la trabaje". En el centro de
operaciones en el Valle del Magdalena,
José Antonio Galán pretendió realizar una
revolución social, incitando a los
campesinos a invadir las tierras de las
haciendas, amotinarse en las aldeas,
asaltar los depósitos de tabaco y adquirir
conciencia de una verdadera insurrección.
José Antonio Galán canalizó el ambiente de
subversión social de los negros palenques
y cimarrones que se habían sublevado en
las haciendas de Honda, Mariquita,
Antioquia y Cauca; la bandera de apoyo que
dio a los negros esclavos fue su consigna
"se acabó la esclavitud".
Como los demás movimientos populares de
América, los comuneros demostraron la
fuerza vital de los pueblos cuando se
levantan por causas justas. Su movimiento
fue traicionado y derrotado cuando los
comuneros confiados en las Capitulaciones
y en las promesas de sus representantes
del gobierno colonial, se dispersaron de
nuevo a sus parcelas. Las capitulaciones
de Zipaquirá fueron anuladas y el
movimiento comunero entró en destrucción;
8. 8
José Antonio Galán y sus compañeros
fueron perseguidos y capturados como
bandidos del Reino. La sangre comunera
rodó cuando fueron eliminados Galán,
Lorenzo Alcantuz, Isidro Molina y
Manuel Ortiz para escarmiento de los
granadinos sublevados.
Aun cuando el movimiento de los
comuneros fracasó en el Nuevo Reino,
es importante destacar que demostró
las debilidades del gobierno español y
"abrió el camino a posteriores
rebeliones, ya conscientes de la
problemática de la emancipación". Este
movimiento insurreccional, de esencia
reformista económica y social se
convirtió en el prolegómeno de la
revolución de independencia de
Colombia, iniciando un ciclo
revolucionario de medio siglo: 1781-
1830.
El criollismo y la generación
precursora de la independencia
La generación precursora de la
independencia de Colombia, corresponde
a los granadinos que nacieron entre
1760 y 1775, con vigencia social entre
1805 y 1820. Son los criollos
precursores, educados en un sistema de
vigencias y creencias españolas y con
un dualismo espiritual entre
escolástica e Ilustración. Hombres
como Antonio Nariño, Pedro Fermín de
Vargas, José Félix de Restrepo, Camilo
Torres, Francisco Antonio Zea,
Francisco José de Caldas, Joaquín
Camacho, Ignacio de Herrera y muchos
otros que presentan en su vigencia
social su ideario y aspiraciones de
emancipación, con los problemas
iniciales del planeamiento,
organización y realización de la
emancipación; en la misma forma, la
búsqueda del sistema político más
aplicada a la nueva situación. A nivel
de Hispanoamérica señalamos la acción
de los precursores de la
independencia: Francisco Miranda,
Mariano Moreno, Manuel Belgrano, el
jesuita Juan Pablo de Viscardo, Fray
Servando Teresa de Mier, José Cecilio
del Valle, Bernardo O'Higgins, Melchor
de Talamantes, Francisco Javier de
Santa Cruz y Espejo y muchos otros.
Las ideas de la generación precursora
de la independencia estuvieron
encauzadas a la planeación de una patria
grande americana, la organización de la
resistencia a los gobiernos europeos y el
triunfo definitivo para proclamar la
libertad de estos nuevos estados
nacionales. Y como gran parte de sus
representantes no alcanzaron a ver
culminados sus deseos, el problema que
tuvieron fue organizar civilmente las
nuevas naciones, hacer constituciones
políticas, nuevas leyes, y en síntesis,
construir los estados nacionales con el
modelo del demoliberalismo, diferente del
modelo político establecido
tradicionalmente de la monarquía y el
sistema colonial.
La "generación precursora" de la
independencia surge del estamento social
de "los criollos", comúnmente llamados
"españoles americanos", "mancebos de la
tierra", o para otros "manchados de la
tierra". Los criollos hacían parte del
estamento social superior de la colonia,
junto con los españoles peninsulares, con
quienes rivalizaban en prestigio social y
el poder político. El criollo era el hijo
directo de los peninsulares, sin ninguna
mezcla con otra raza; pero con el pecado
para unos o atributo para otros, de haber
nacido en América. Era una distinción
fundamentalmente "geográfica" basada en la
circunstancia de haber nacido en las
Indias; hecho negativo que los subordinaba
respecto a sus padres, los nacidos en "la
Península Ibérica".
La rivalidad entre españoles y criollos se
hizo muy fuerte en la segunda mitad del
siglo XVIII en el Nuevo Reino de Granada,
cuando se manifestaron actos de
descontento y rebeldía contra los
"chapetones". Los criollos defendieron los
atributos de la raza y la tierra
americana, frente a los conceptos europeos
sobre la inferioridad del Nuevo Mundo;
manifestaron grandes resentimientos contra
la administración española por cuanto no
tenían acceso a los cargos públicos
importantes.
En el Nuevo Reino de Granada la generación
precursora luchó por la idea de "libertad"
entendida como liberación de la opresión
de la dominación española. Don Antonio
Nariño (1765-1823), llamado "El
Precursor", nacido en Santa Fe de Bogotá,
tradujo y publicó la "Declaración de los
derechos del hombre y del ciudadano", la
cual tuvo gran repercusión en el Nuevo
9. 9
Reino en la última década del siglo
XVIII. En su célebre "Ensayo sobre un
nuevo plan de administración en el
Nuevo Reino de Granada" escrito en
1797, Nariño expresó su interés por el
desarrollo económico del país y sobre
la necesidad de fomentar la industria
y el bienestar de los habitantes. En
la primera República Granadina
defendió la idea del centralismo
político para la organización del
estado granadino; en el Congreso de
Cúcuta presidió sus sesiones en su
etapa inicial; murió en Villa de Leiva
en 1823.
Otro de los criollos precursores del
Nuevo Reino es el hijo de San Gil, don
Pedro Fermín de Vargas, colaborador de
la Expedición Botánica y autor de los
ensayos "Memoria sobre la población
del Nuevo Reino de Granada" y
"Pensamientos políticos sobre la
agricultura, comercio y minas del
Virreinato de Santafé". Es el
prototipo del precursor aventurero que
lo encontramos conspirando en Cuba,
Estados Unidos y Madrid; y en la misma
forma, enviando memoriales al gobierno
británico en solicitud de ayuda para
la independencia de Hispanoamérica.
Propuso un desarrollo equilibrado de
todas las ramas de la actividad
económica y el fortalecimiento del
desarrollo regional; señaló la
necesidad de estimular la inmigración,
el mestizaje, las campañas de salud,
las reformas agrarias e industriales y
el estímulo a la educación
fundamental.
Otro precursor de la independencia fue
el Dr. José Félix de Restrepo, llamado
el "Maestro de los precursores
granadinos" por su acción docente en
las generaciones de finales del siglo
XVIII; luchó insistentemente por la
abolición de la esclavitud. El Dr.
Camilo Torres, nacido en Popayán se
convirtió en el ideólogo de la
Revolución Granadina de 1810; autor
del "Memorial de Agravios" y vocero
del movimiento federalista para la
conformación política de la primera
república. Este ideólogo payanés
condenó siempre la arbitrariedad y
buscó la descentralización del poder,
tanto para evitar la centralización
política que siempre mantuvo la Corona
española y para imitar a los Estados
Unidos. Los precursores granadinos de la
revolución se convirtieron en los
ideólogos y organizadores de las primeras
formas políticas del nuevo estado
nacional.
La crisis revolucionaria del imperio
español y la independencia de Colombia
Una interpretación de la independencia de
Colombia y en general de Hispanoamérica,
no es posible sin una conexión directa con
el ciclo revolucionario de Occidente, y
más en forma inmediata, con la coyuntura
revolucionaria del imperio español. Cuando
las colonias americanas se independizaron,
la metrópoli española realizaba su
revolución de independencia respecto de la
invasión napoleónica en la península.
En 1808 se presentó el derrumbe de la
monarquía española, afianzada durante tres
siglos por las dos grandes casas
dinásticas: la Casa de los Austrias en los
siglos XVI y XVII, y la Casa de los
Borbones en el siglo XVIII. En la primera
década del siglo XIX, la política de
Napoleón Bonaparte intervino en la
Península Ibérica, impulsando la
revolución de independencia de España y
con ella la emancipación de las colonias
españolas en América, la cual se presenta
como un hecho de relación, sin el cual no
se podría comprender esta última.
La visión política de Napoleón Bonaparte
se percibe claramente en sus intentos por
organizar un bloqueo continental,
decretado para arruinar y someter a la
Gran Bretaña, el cual no se presentaba
posible sin tener bajo su dominio los
territorios de la Península Ibérica,
considerados como las puertas de
penetración del comercio inglés al
continente europeo. Su política llevaba
además, la decisión de incorporar los
vastos imperios coloniales de España y
Portugal a su gran Imperio, pues ellos
representaban un decisivo factor en la
lucha por la hegemonía mundial.
Para atraerse el interés de la Corona
Española hacia las relaciones
internacionales francesas, Bonaparte
utilizó el arma diplomática, con la cual
obtuvo el permiso para pasar por el
territorio español con el fin de ocupar a
Portugal; en la misma forma, intervenir en
la difícil situación política y familiar
10. 10
que vivía la Corona Española, para
anexarse el decadente Imperio.
En los primeros años del siglo XIX
gobernaba en España el rey Carlos IV
de la Dinastía de los Borbones, quien
por su avanzada edad y carencia de
aptitudes, dejó los asuntos del
gobierno español a don Manuel Godoy.
Las intrigas en la corte española, la
deshonestidad y los abusos, crearon un
fuerte descontento popular, el cual se
agravó con la entrada de las fuerzas
francesas con permiso del rey, para
invadir a Portugal. Esta situación
provocó un motín popular en Aranjuez,
que obligó al monarca a despojar a
Godoy de sus cargos, y ante la
continuación del tumulto y saqueo, a
abdicar la corona en su hijo Fernando
VII, en quien el pueblo español
abrigaba grandes esperanzas de
renovación.
La crisis de la familia borbónica
reflejaba la crisis de España,
agravada por los intereses del
emperador francés, quien se aprovechó
del estado de cosas para dominar el
país; por ello convocó a la familia
real a una conferencia en Bayona en
donde se presentó el proceso de las
"abdicaciones monárquicas". Napoleón
logró que Fernando VII devolviera la
Corona a su padre y que éste se la
entregara a él. Desde ese momento la
familia real quedó prisionera y
Napoleón designó a su hermano José
Bonaparte (Pepe Botellas) como "Rey de
España e Indias".
Ante la invasión napoleónica de España
y el derrumbamiento de la monarquía
española, el pueblo español entró en
su "revolución de independencia"
contra el imperialismo francés. Fue el
grito popular de "Viva Fernando VII y
abajo los franceses", que desde la
revolución del 2 de mayo de 1808 se
expandió por todas las regiones,
avivando el espíritu patriótico-
nacionalista de los españoles.
Surgieron las juntas regionales
autónomas, conservadoras de los
derechos de Fernando VII y los núcleos
de resistencia al invasor francés.
Surgieron diversos grupos políticos
ante la crisis revolucionaria: "Los
Borbonistas" partidarios de la
defensa del muy "deseado" Fernando
VII; los "Tradicionalistas", partidarios
del regreso a las antiguas instituciones
españolas; los "liberales
constitucionalistas", partidarios del
establecimiento de una monarquía
constitucional para España; y los
"afrancesados", sostenedores de la
influencia francesa en España.
La crisis de la monarquía española se
expandió en todo el imperio español, e
influyó en el surgimiento de las juntas
revolucionarias, declaradas como
guardianes de los derechos de Fernando VII
hasta su restauración en el trono. El 14
de febrero de 1810 la Regencia de España e
Indias envió un comunicado a los
americanos: «vuestros destinos ya no
dependen ni de los ministros, ni de los
virreyes, ni de los gobernadores: están en
vuestras manos».
Las colonias americanas se enfrentaron a
problemas fundamentales como los de la
ausencia del monarca legítimo y la
invasión francesa en la metrópoli. Los
americanos hablaron entonces de "la
inexistencia de un gobierno legítimo" y de
un vacío de poder político; por ello,
organizaron las "Juntas de Gobierno" y
hablaron en los "Cabildos abiertos" sobre
la soberanía popular o "derecho de los
pueblos a la reasunción legal del poder"
para definir la verdadera autoridad.
Se presentó el "Movimiento Juntista
Americano" a imitación de las Juntas de
Gobierno de España. Unas juntas fueron
partidarias de la soberanía del rey de
España en las colonias americanas y
acataron las decisiones de la Junta
Central, la Regencia del Reino y las
Cortes Españolas. Otras juntas fueron
"autonomistas", partidarias de una
autonomía de los gobiernos provisionales
de España y guardadoras de los derechos de
Fernando VII. Y por último, otras se
manifestaron "independentistas",
partidarias de una revolución radical y de
la total desvinculación de España, para
conformar un gobierno autónomo,
independiente y libre, delineado en una
democracia republicana.
En las diversas posiciones juntistas
americanas se definieron claramente dos
grupos o partidos:
a) Los "realistas o colonialistas",
partidarios de la defensa de la monarquía
11. 11
absolutista de España y del régimen
colonial para América.
b) Los "patriotas o independentistas",
partidarios de la independencia de las
colonias americanas en relación con la
metrópoli española. Conformó el
partido revolucionario
anticolonialista.
Tanto en uno como en otro partido se
presentaron elementos de diversos
grupos sociales de la colonia:
criollos revolucionarios y criollos
realistas, peninsulares, indígenas,
negros y mestizos. Los grupos
indígenas, en su mayoría fueron
partidarios de la defensa del rey y de
las instituciones españolas
protectoras de los naturales. Los
grupos de negros esclavos se ligaron
indistintamente a los realistas o a
los patriotas, según el atractivo que
se presentara para su interés común de
libertad absoluta de la esclavitud.
Entre los años de 1808 y 1809 se
realizaron movimientos juntistas en
las colonias americanas y los
juramentos de fidelidad al rey cautivo
Fernando VII. El 11 de septiembre de
1808 se realizó en Santa Fe de Bogotá
la solemne "Jura de fidelidad" al
monarca Fernando VII ante el
comisionado Juan José Pando y
Sanllorente y se declaró la guerra a
Napoleón Bonaparte; esta misma
ceremonia se extendió a los demás
pueblos del Nuevo Reino de Granada. En
dicho año, el símbolo de la defensa
americana era el "pendón real" contra
las fuerzas invasoras de Napoleón.
En 1809 se iniciaron los movimientos
de insurrección americana en Charcas,
La Paz y Quito. La revolución de Quito
realizada el 10 de agosto de 1809 tuvo
su influencia en el Nuevo Reino de
Granada, pues alrededor de su problema
se realizó la junta extraordinaria de
Santa Fe de Bogotá el 6 de septiembre
de 1809. Los criollos granadinos,
encabezados por Camilo Torres fueron
partidarios de apoyar a los quiteños y
de organizar una junta provincial
acorde con España y con las
necesidades de la Nueva Granada. Esta
junta extraordinaria se disolvió, pero
dejó en claro la profunda división
entre los criollos granadinos y las
autoridades coloniales.
En este ambiente de indecisión política,
los criollos granadinos se plantearon la
necesidad de participar en el gobierno con
igualdad en la representación; asimismo se
habló sobre la importancia de formar en
estos dominios Cortes generales para el
gobierno de las colonias. El 20 de
noviembre de 1809, el Dr. Camilo Torres
redactó el célebre "Memorial de Agravios",
en el cual los criollos defienden el
derecho de los españoles americanos a
participar en el gobierno, a tener
"igualdad de derechos" con todos los
súbditos de la corona y a participar en la
decisión del propio destino sobre la base
de realidades sociales.
La Revolución Granadina de 1810
En 1810 se realizaron en la mayor parte de
las colonias españolas en América los
movimientos políticos revolucionarios en
contra de las autoridades españolas
representantes del rey Fernando VII. Es el
movimiento juntista autonomista conocido
con el nombre de "Revolución política de
1810", y que en el Nuevo Reino de Granada
se manifestó en los movimientos de
Cartagena, Cali, Pamplona, Socorro y Santa
Fe de Bogotá. Estos mismos movimientos se
realizaron en Caracas, Buenos Aires,
Santiago de Chile y México.
En las juntas autonomistas de 1810 se
produjeron las "Actas de la revolución" o
de instalación, en las cuales se proclamó
la intención de conservar los dominios
americanos para el rey Fernando VII y la
decisión política de organizar gobiernos
autónomos de los presentados interinamente
en España para la conservación de los
derechos de la monarquía borbónica. La
revolución se hacía a los gobiernos
españoles representantes de la monarquía,
de los cuales se obtenía la autonomía.
La Revolución Granadina de 1810 está
alrededor de "la acción de los Cabildos" y
de la decidida participación de los
criollos. Se presenta un movimiento
revolucionario que se inicia en la
provincia y culmina en la capital. Este
movimiento de los Cabildos se inició en
Cartagena el 22 de mayo de 1810, cuando se
estableció una Junta de Gobierno en nombre
del rey Fernando VII. Se continuó en Cali
el 3 de julio de 1810; y en Pamplona, el 4
12. 12
de julio, cuando la pamplonesa María
Agueda de Villamizar arrebató el
bastón de mando al corregidor Juan
Bastús y Falla, quien fue reemplazado
por una Junta de Gobierno.
Posteriormente, el 10 de julio de
1810, "la provincia del Socorro", que
desde la segunda mitad del siglo XVIII
se había caracterizado por su espíritu
revolucionario, reemplazó a su
corregidor José Valdés Posada, quien
había hecho represión contra algunos
criollos socorranos y gentes del
pueblo.
La revolución política de 1810 culminó
en la capital del Nuevo Reino de
Granada, Santa Fe de Bogotá, el 20 de
julio de 1810. Los criollos
organizaron los hechos
revolucionarios, en la reunión
preparatoria del 19 de julio en el
Observatorio Astronómico. El plan que
se hizo debía coincidir con la
recepción que se hacía al Comisario
Regio don Antonio Villavicencio. La
reyerta histórica entre los Morales y
el español José González Llorente, se
realizó el 20 de julio, día de
mercado, cuando se movió el pueblo
santafereño en su expresión de
inconformidad contra los peninsulares
y las autoridades virreinales.
Significado del 20 de julio de 1810.
En el acta de la revolución del 20 de
julio de 1810, el pueblo granadino
"reasumió la soberanía popular", sin
abdicarla en otra persona que en el
rey Fernando VII, siempre y cuando
viniera a gobernar directamente en el
Nuevo Reino de Granada. Se depositó en
la junta el supremo gobierno del
Reino. En el acta del 26 de julio de
1810, la junta suprema del Reino "se
declaró independiente del Consejo de
Regencia" y cesaron en su ejercicio
todos los funcionarios del antiguo
gobierno. Se planteó así en el Nuevo
Reino de Granada el "Movimiento
autonomista" del gobierno
representante de la monarquía, con una
independencia total en sus decisiones;
conservando, sin embargo, estos
dominios para el monarca cautivo
Fernando VII.
Declaración absoluta de la
independencia. El proceso emancipador
pasó del movimiento autonomista a la
"declaración absoluta de la
independencia", cuando la revolución se
radicalizó. Las declaraciones de
independencia absoluta se presentaron como
una ruptura total con el imperio español.
El 11 de noviembre de 1811, la provincia
de Cartagena de Indias declaró la
independencia absoluta; posteriormente la
hicieron también las provincias de
Cundinamarca, Antioquia y Tunja.
La revolución política de 1810 y la
declaración de independencia absoluta,
representan el ascenso al poder de los
patriotas granadinos, liberados de los
tres siglos del coloniaje español. Es la
fase política de la revolución, cuando los
americanos reasumieron sus derechos e
instauraron la soberanía política de los
nuevos estados nacionales.
Numerosas y diversas ceremonias se
hicieron para festejar la revolución de
independencia; y en los escritos que
profusamente se divulgaron, se endilgaron
los errores de España en el coloniaje, los
sistemas de opresión, la crisis de la
economía colonial, la ignorancia de los
pueblos y los derechos para constituir los
Estados de acuerdo con las nuevas ideas
revolucionarias. Los símbolos de la
revolución fueron el gorro frigio y el
árbol de la libertad. Los patriotas
acostumbraron la siembra del árbol de la
libertad principalmente en los años 1813 y
1814.
Para justificar la independencia, los
patriotas negaron los títulos de conquista
aducidos por España para retener sus
territorios de ultramar: la donación
papal, el señorío universal del emperador
español, la propagación de la fe
cristiana, el derecho de descubrimiento y
la inferioridad natural de los indios; y
además, justificaron la independencia como
la acción de los pueblos americanos para
reasumir sus propios derechos. Un ejemplo
de los documentos para justificar la
independencia, lo encontramos en el
"Catecismo o instrucción popular" del
precursor e ideólogo costeño el cura Juan
Fernández de Sotomayor.
Una de las preocupaciones de los ideólogos
de la Revolución de Independencia, y entre
ellos, Camilo Torres, José Ignacio de
Herrera, Joaquín Camacho, Miguel de Pombo,
Antonio Nariño y otros granadinos, fue
explicar en sus escritos "la juricidad de
13. 13
la independencia". Ante el vacío del
poder en la metrópoli por la caída de
la monarquía, el pueblo americano
reasume la soberanía y se emancipa de
la Madre Patria. Es "la tesis
pactista" que proclamó el poder
supremo del pueblo, en contra del
poder unipersonal de los monarcas.
Esta tesis del pacto y de la
reasunción de la soberanía popular
aparece en las actas de la Revolución
de 1810 y en las declaraciones de
independencia absoluta en las
distintas provincias del Nuevo Reino
de Granada. En el acta de la
revolución del 20 de julio de 1810 se
encuentra la siguiente idea sobre la
reasunción de la soberanía del pueblo:
«...en virtud de "haberse juntado el
pueblo en la plaza pública" y
proclamado por su diputado el señor
regidor don José Acevedo y Gómez para
que le propusiese los vocales en
quienes "el mismo pueblo iba a
depositar el supremo gobierno del
pueblo" ...»
En este hecho político-jurídico por el
cual el pueblo granadino reasume su
soberanía y expresa su voluntad de
constituir un nuevo gobierno, ante el
"vacío de poder" monárquico motivado
por la caída de la corona española.
Esta idea presenta la afirmación del
"pueblo como titular del poder"; un
pueblo depositario inicial de la
soberanía popular, que ante la crisis
política de la metrópoli ha reasumido
su soberanía para constituir un nuevo
gobierno.
La Primera República Granadina o
Patria Boba
El lustro histórico comprendido entre
1810 y 1816 es conocido con el nombre
de la "Primera República Granadina" o
"Patria Boba". En nombre de la
soberanía del pueblo, los patriotas
del Nuevo Reino organizaron el nuevo
estado nacional, delineado en una
democracia republicana. Este período
se destacó entre otros aspectos: a)
Por las diversas opiniones para
organizar el gobierno central, que
llevaron a las provincias al conflicto
interno, y en especial, a "la pugna
entre el estado de Cundinamarca y las
Provincias Unidas del Nuevo Reino". b)
Por el enfrentamiento entre los
partidarios de "la idea centralista del
estado y la idea federalista" para la
organización del Nuevo Reino. c) Por la
manifestación del regionalismo, el
caudillismo, el constitucionalismo y las
divisiones internas que manifiestan "la
indecisión política", que caracteriza a
los nuevos estados en los años
inmediatamente siguientes a la revolución.
Estas mismas características se
presentaron en otros países
hispanoamericanos, y entre ellos, la
Primera República Argentina, la Patria
Vieja Chilena y la Primera República
Venezolana.
Una de las teorías políticas para definir
la forma del estado en la Nueva Granada
fue el Federalismo, mediante la cual se
busca solucionar el problema de la "unidad
estatal", con el respeto y el
reconocimiento de la "autonomía regional
soberana". Se presenta un estado en donde
la soberanía aparece dividida, pues se
reservan para el gobierno general aquellas
atribuciones soberanas de carácter general
y se distribuyen las otras, de carácter
regional y local entre los estados
federados.
Los dos ideólogos más importantes del
Federalismo en la Nueva Granada fueron los
próceres Camilo Torres y Miguel de Pombo.
El ejemplo fue el sistema político de los
Estados Unidos de América, que según los
federalistas había llegado al progreso por
el camino de la federación.
Los federalistas sostuvieron que la
autonomía regional institucionalizada en
el federalismo estaba muy arraigada en las
colonias, pues en ellas se conservaban los
derechos locales, los mismos que
utilizaron los cabildos para hacer la
revolución política de 1810. Hablaron
sobre los problemas de la diversidad
geográfica, la falta de comunicación de
las provincias entre sí, las enormes
distancias para ejercer una administración
central unitaria y la necesidad de un
sistema político que emulara el progreso
de las provincias.
Las ideas federalistas fueron plasmadas en
el "Acta de Federación" de las Provincias
Unidas de la Nueva Granada, un documento
jurídico compuesto de 78 artículos, los
cuales tienen una base en los artículos de
Confederación que suscribieron los trece
14. 14
estados de la Unión Americana. Las
provincias se consideraron iguales e
independientes, conservando su
administración interior y la de
ciertas rentas; cedían al Congreso las
funciones militares para la defensa
común, la imposición de contribuciones
para la guerra y el manejo de los
negocios internacionales.
La federación en la Primera República
Granadina estimuló el sentimiento
autonomista y regionalista y motivó a
algunos estados a sancionar sus
propias Constituciones, como las de
Tunja, Cartagena de Indias, Antioquia
y Cundinamarca.
Otra de las ideas políticas para
estructurar la forma de estado en el
Nuevo Reino de Granada fue el
Centralismo, definida como la teoría
política mediante la cual se parte del
supuesto de que la "soberanía es una e
indivisible", ejercida en la plenitud
de sus facultades por "el poder único
central". Esta forma unitaria de
gobierno defendida por el Precursor
don Antonio Nariño y los ideólogos del
estado de Cundinamarca y demás
provincias centralistas fue
considerada como el único medio para
lograr la unidad y el triunfo en la
lucha por la independencia.
Los centralistas defendieron la
necesidad de un estado unitario, con
un "ejecutivo fuerte" que preparara a
la nación recién independiente para
presentar un frente unido a la posible
reacción española. Consideraban
necesario el aprovechamiento de la
experiencia centralista y unitaria que
había establecido España en sus
colonias; y señalaban como un error,
querer imitar a los Estados Unidos,
por cuanto su régimen federal nada
tenía que ver con los hábitos,
costumbres y necesidades de la Nueva
Granada. Según los centralistas, las
formas federales de los gobiernos,
fomentan las rivalidades regionalistas
y los egoísmos personales; favorecen
el poder de los caudillos regionales;
detienen la rapidez y la fuerza de los
gobiernos, detienen por todos los
medios la unidad del país, necesitado
de fortaleza para afrontar la reacción
española. Con un estado centralista y
un ejecutivo fuerte, se podría
presentar una contraofensiva a la reacción
española de la reconquista.
Se manifestaron en los patriotas las dos
tendencias que también se presentaron en
el desenvolvimiento político del siglo XIX
en su lucha por alcanzar la consolidación
nacional: por una parte, "la unidad y el
centralismo de Estado", y por otra, "la
descentralización, con el espíritu
federativo" y el modelo político de los
Estados Unidos.
Las pugnas ideológicas para consolidar la
Primera República Granadina, llevaron al
país a la primera Guerra civil de los
granadinos, divididos en centralistas y
federalistas en 1812 y 1813. Después de la
toma de Santa Fe por Simón Bolívar y el
ejército federalista, el Gobierno de
Cundinamarca reconoció el gobierno de las
Provincias Unidas.
La reconquista española
Los realistas granadinos, partidarios de
la defensa de la monarquía y las
instituciones virreinales, propiciaron el
regreso al sistema colonial hispánico.
Numerosos funcionarios civiles y
eclesiásticos peninsulares, e igualmente
criollos tradicionalistas y una gran masa
popular localizada en las áreas de Santa
Marta, Popayán, Pasto y otras regiones
granadinas, reaccionaron contra los
patriotas y ofrecieron el apoyo a la
Corona española en sus esfuerzos de
reconquista para restablecer el orden en
sus colonias rebeldes.
Arrojados los franceses de la península a
principios de 1814 y restaurado el monarca
Fernando VII en el trono de España, se
instituyó de nuevo el absolutismo y se
buscó la reintegración del imperio
español, tanto en la metrópoli como en sus
colonias de ultramar. El movimiento
revolucionario de América era para el
monarca una simple sublevación de criollos
descontentos, estimulados por una
revolución liberal contra la legitimidad
representada en la Corona. Por ello se
consideró necesaria la sumisión absoluta e
inmediata de los vasallos americanos y la
negación de todo tipo de autonomía o
independencia absoluta. En la política
española surgió "el militarismo" como
forma de reacción contra los
revolucionarios americanos y el único
15. 15
medio para la restauración de las
instituciones españolas.
Con el fin de realizar la reconquista
de los pueblos americanos se organizó
en España la "Expedición Pacificadora"
bajo el mando de don Pablo Morillo. El
objetivo fue la pacificación y el
sometimiento de los pueblos de
Venezuela y Nueva Granada, y la ayuda
a la defensa del Perú. Acompañaban a
Morillo los militares Pascual Enrile y
Francisco Morales y un ejército
formado por más de 10.000 soldados, el
cual salió de Cádiz en febrero de 1815
e inició la reconquista de Venezuela.
En julio de 1815, la Expedición
Pacificadora arribó a Santa Marta,
desde donde se organizó la reconquista
de Nueva Granada, la cual se inició
con el Sitio de Cartagena, "la ciudad
heroica" que resistió 106 días de
sitio, con el sufrimiento interno del
hambre, la peste y los problemas
propios de los pueblos de resistencia.
Con la caída de Cartagena, el
pacificador Morillo inició la
reconquista y el llamado "Régimen del
terror".
Las expediciones de la reconquista
invadieron el país por el Chocó,
Antioquia y Cauca, el río Magdalena y
por Ocaña. La reacción inicial de los
pueblos en favor de los militares
pacificadores fue general en los
pueblos del Nuevo Reino de Granada. La
desilusión ante las luchas fratricidas
entre los centralistas y los
federalistas, la improvisación e
indecisión en el gobierno, el
localismo político de las regiones y
las aspiraciones caudillistas por el
poder, en la denominada Patria Boba,
preparó un ambiente propicio a la
restauración monárquica y el regreso
al sistema colonial.
Para la pacificación del país se
establecieron tres tribunales: "El
Consejo permanente de guerra" que
dictaba las sentencias de muerte
contra los patriotas; el "Consejo de
Purificación" que juzgaba a aquellos
insurgentes que en su concepto no
fueran merecedores de la pena capital;
y la "Junta de secuestros", destinada
a embargar los bienes de los
comprometidos en el delito de
rebeldía.
En el Régimen del Terror pereció la mayor
parte de la generación dirigente de la
Primera República Granadina, y entre ellos
los próceres Camilo Torres, Francisco José
de Caldas, Joaquín Camacho, Jorge Tadeo
Lozano, Frutos Joaquín Gutiérrez, Antonio
Villavicencio, Antonio Baraya, José
Cayetano Vásquez, Liborio Mejía, Policarpa
Salavarrieta, Antonia Santos y otros
patriotas granadinos. Cada ciudad
deploraba la muerte de sus principales
hombres y por todas partes se levantaba el
patíbulo y se llenaban los calabozos en
esa llamada "Época del Terror". La
simpatía inicial de los granadinos a la
Expedición Pacificadora cambió
radicalmente cuando el Régimen del Terror
se proyectó implacablemente en los
granadinos. Fue cuando surgieron las
guerrillas populares y se abrió paso firme
para la llegada del Ejército Libertador de
Bolívar y Santander y su culminación en la
Campaña Libertadora de 1819. La táctica
del terror utilizada por don Pablo Morillo
y el último virrey Juan Sámano, la cual
fue criticada en la misma metrópoli
española, llevó al fracaso la pacificación
y los intentos de la Corona española por
integrar de nuevo el imperio español.
La Guerra de Independencia
La crisis revolucionaria de la Nueva
Granada se proyectó en la Guerra de
Independencia, entendida como una "acción
guerrera" de las colonias españolas en
América, con el fin de defender la
independencia e imponer una nueva
estructura política para los nuevos
estados nacionales. En la guerra americana
se enfrentaron los realistas y los
patriotas republicanos para hacer valer
sus derechos: los primeros, para
restablecer el orden en el pueblo
insurgente; y los segundos, para triunfar
y obtener la independencia absoluta.
Para la interpretación de la Guerra de
Independencia existen dos tendencias: una
que sostiene la idea de que la
independencia es una "guerra
internacional" entre americanos y
europeos. Según esta tesis, la guerra
internacional se plantea cuando el
Libertador Simón Bolívar declaró "la
guerra a muerte" contra los españoles en
1813. La otra tendencia sostiene la idea
de la "guerra civil" entre los realistas y
16. 16
los patriotas, hermanos en el origen
hispánico.
Los enfrentamientos guerreros entre
realistas y patriotas en la Nueva
Granada los encontramos
sistemáticamente desde 1811 en la
Campaña del Sur, de los vallecaucanos
y el ejército de Antonio Baraya contra
el gobernador de Popayán.
Posteriormente en los años I813 y
1814, en la Campaña del general
Antonio Nariño en el Sur, la cual
culminó con su derrota en Pasto. En la
misma forma, en los enfrentamientos
militares entre Cartagena (patriota) y
Santa Marta (realista). Más tarde, en
las campañas de la Guerra de
Independencia contra el ejército
expedicionario de Morillo, que
organizó el Libertador Simón Bolívar
desde Jamaica y Haití, y las cuales
culminaron en las campañas de Orinoco,
del centro y en la Campaña Libertadora
de la Nueva Granada, que con la
organización de los ejércitos en
Casanare por el granadino general
Francisco de Paula Santander y la
dirección estratégica del Libertador,
culminó en la Batalla de Boyacá el 7
de agosto de 1819.
Una generación de militares, habituada
a batallar, surgió en Hispanoamérica,
con una gran convicción de su decisivo
papel en el delineamiento de los
nuevos estados nacionales: Simón
Bolívar, Francisco de Paula Santander,
Antonio José de Sucre, José Antonio
Páez, José María Córdoba, José
Prudencio Padilla y muchos otros
militares, formados en su mayor parte
en la marcha de la guerra. Bajo su
dirección se encontraba un ejército
patriota compuesto por mestizos,
indios, negros y criollos y algunos
extranjeros, principalmente ingleses y
franceses.
El Libertador Simón Bolívar. Es el
caudillo militar y el político creador
y conductor de un pueblo en busca de
su independencia. Su área de
influencia político-militar
corresponde a los estados nacionales
de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú,
Bolivia y Panamá, en un escenario
geográfico desde las Costas del Caribe
hasta la altiplanicie peruano-
boliviana y una acción guerrera constante
de 15 años.
Siempre se ha considerado que los ideales
de Bolívar van más allá de su momento
histórico, pues su preocupación no fue
solamente realizar la ruptura con los
vínculos políticos respecto de la Corona
española y organizar los nuevos estados
nacionales, sino realizar una verdadera
revolución social y económica, expresada
en sus ideas sobre la abolición de la
esclavitud y los privilegios, la
protección a los indígenas, la igualdad
para todos y la justicia social en la
distribución de los bienes. Sus ideas
sobre la integración y los pactos de
solidaridad continental, respetando las
diversidades americanas, plantean su
ideario que aún es permanencia (sic, mejor
"pertinente") en nuestra contemporaneidad.
En su célebre "Carta de Jamaica" escrita
en Kingston el 6 de septiembre de I 815,
cuando estaba en el exilio, expresa sus
ideas de unidad y solidaridad continental
y el establecimiento de un gobierno común
de Colombia, con la unión de Venezuela,
Nueva Granada y Quito.
El plan estratégico de Bolívar era
libertar primero a Nueva Granada, para
luego triunfar en Venezuela y continuar en
el sur hasta Quito y Lima. Llevando a la
práctica su plan, condujo su ejército por
los Andes en la llamada "Campaña
Libertadora", que con la ayuda militar y
popular de granadinos y venezolanos
culminó en la Batalla de Boyacá el 7 de
agosto de 1819, con la cual se dio
libertad a la Nueva Granada. El 17 de
diciembre de 1819 el Congreso de Angostura
dictó la ley de la República que creó la
República de Colombia con tres
departamentos: Venezuela, Cundinamarca y
Quito. El plan estratégico del Libertador
continuó hacia Venezuela, Quito, Perú y
Alto Perú, culminando en las Batallas de
Junín y Ayacucho en 1824, en donde fueron
derrotados definitivamente los realistas,
se consolidó la independencia de
Hispanoamérica y surgieron los nuevos
estados nacionales.
Alrededor de las campañas militares de los
patriotas, se formó un "ejército popular"
integrado por mestizos, negros e indígenas
y los dirigentes criollos. A su paso, las
gentes salían de las aldeas y de los
campos y se integraban a las tropas
republicanas, recibiendo instrucciones en
17. 17
la marcha y en la acción. Su mayor
simpatía la encontraron los patriotas
en los pueblos boyacenses, cuya
participación fue decisiva en el
triunfo de la Campaña Libertadora de
1819.
La Campaña Libertadora de 1819
Fue realizada en un corto período de
77 días, desde el 23 de mayo de 1819,
cuando el Libertador Simón Bolívar
expuso el plan militar en la Aldea de
Setenta ante los jefes del ejército
patriota, siguiendo un itinerario
militar con numerosos combates en los
Llanos de Casanare, la Cordillera de
los Andes y las tierras de la antigua
Provincia de Tunja, culminando en el
Puente de Boyacá.
El 26 de mayo de 1819, el Ejército
Libertador emprendió la marcha desde
Mantecal en Venezuela, con una tropa
de 1.300 hombres de infantería y 800
de caballería.
El 12 de junio las tropas venezolanas
del general Bolívar y las granadinas
comandadas por el general Francisco de
Paula Santander se reunieron en Tame;
y días después se llevó a cabo el
primer encuentro entre los patriotas y
los realistas en el Trincherón de
Paya, el primer triunfo patriota de la
Campaña Libertadora.
En la junta del Llano de San Miguel se
decidió en forma definitiva la
operación guerrera por el Páramo de
Pisba, el cual fue cruzado por las
tropas patriotas en los primeros días
de julio, llegando a Socha el 5 del
mismo mes.
Los patriotas se enfrentaron a los
realistas en Gámeza y Tópaga, y desde
Corrales de Bonza organizaron el
ejército para las batallas decisivas
del Pantano de Vargas y el Puente de
Boyacá, que llevaron a la culminación
de la independencia de la Nueva
Granada en 1819. Esta campaña fue
posible gracias al apoyo popular de
los granadinos y en especial de los
campesinos boyacenses, quienes en
Socha contribuyeron con sus ropas para
el ejército patriota, en uno de los
actos de mayor imagen popular;
asimismo se destaca la participación
campesina de los pueblos de Tasco y
Corrales y otros pueblos que acudieron a
alimentar y ayudar a los soldados
patriotas y en algunos casos, formaron
"Guerrillas patriotas" que colaboraron en
el difícil paso de los Andes e impidieron
que las tropas realistas que venían de
Venezuela se unieran a las realistas de la
Nueva Granada para presentar un frente
común a los patriotas.
El día 25 de julio de 1819, día del
apóstol Santiago, patrono de España se
realizó la Batalla del Pantano de Vargas.
El ejército patriota comandado por el
Libertador Simón Bolívar estaba integrado
por 2.500 soldados; y el ejército realista
comandado por el coronel José María
Barreiro estaba compuesto por 3.800
soldados. A las 10 de la mañana las
descubiertas de los dos ejércitos tuvieron
el primer encuentro en la Cruz de Murcia,
pereciendo 40 infantes patriotas; y como
los lugares tomados por los patriotas eran
desventajosos para el combate, los
realistas arrollaron con tenacidad los
diferentes frentes, tanto en el Cerro del
Picacho, como en el cerro del Cangrejo.
Ante la posible derrota, irrumpió con
heroicidad el comandante Juan José Rondón
y 14 lanceros llaneros, quienes atacaron
con furia y cayeron como centellas en el
ejército realista, sin dar tiempo a su
recuperación. Se destacó la acción de la
Legión Británica al mando del coronel
Jaime Rook y los "Bravos de Páez".
Ante el empuje patriota, las fuerzas
realistas hicieron la retirada, con
excepción de los Húsares de Fernando VII,
quienes presentaron desesperada
resistencia. En el Pantano de Vargas
perecieron 500 realistas y 140 patriotas;
fue el combate bélico más difícil de la
Guerra de Independencia. Las sombras de la
noche paralizaron la acción que culminaría
días después en el Puente de Boyacá.
El Ejército Libertador realizó un
movimiento estratégico hacia Tunja, con el
fin de impedir la unificación de las
tropas realistas con Santa Fe de Bogotá.
El 5 de agosto el Ejército Libertador
llegó a Tunja por el camino de Toca y
Chivatá; así quedaron rotas las líneas de
comunicación con Santafé. Para alcanzar su
objetivo de unidad militar, las tropas
realistas comandadas por el coronel
Barreiro escogieron la vía por el Páramo
de Cómbita y llegaron al pueblo de
18. 18
Motavita el 6 de agosto. Ante los dos
caminos para seguir a Santafé, o por
el camino real de Tunja, o por
Chiquinquirá, el coronel Barreiro
escogió el primero, pasando por el
camino de Samacá hasta el Puente de
Boyacá.
La Batalla de Boyacá
El 7 de agosto de 1819 se realizó la
Batalla del Puente de Boyacá. Desde
muy temprano el Libertador y su estado
mayor observaron desde el Alto de San
Lázaro los movimientos del ejército
realista, en donde conocieron la
selección del camino por el Puente de
Boyacá. El ejército patriota estaba
conformado por 2.850 combatientes al
mando del Libertador Simón Bolívar; la
división de Vanguardia compuesta por
1.000 soldados, estaba comandada por
el general Francisco de Paula
Santander. El ejército realista tenía
2.760 soldados, de los cuales 2.300
eran de infantería; estaban comandados
por el coronel José María Barreiro; la
división de Vanguardia por el Coronel
Francisco Jiménez.
El primer encuentro patriota-realista
en el campo de Boyacá lo hicieron las
Vanguardias en la planicie aledaña a
la Casa de Teja y en el camino hacia
Samacá, a partir de las dos de la
tarde. Los patriotas al descender por
el Boquerón del Tobal fueron atacados
por los cazadores de la vanguardia
realista, iniciándose la batalla y el
movimiento de los realistas hacia el
Puente de Boyacá en el riachuelo de
Teatinos. A las dos y media de la
tarde, la vanguardia patriota
comandada por el general Santander se
enfrentó a la vanguardia realista,
teniendo como obstáculo el riachuelo
Teatinos o Boyacá; el objetivo
inmediato era el Puente de Boyacá: su
defensa por los realistas y la
búsqueda del paso por los patriotas.
A las tres de la tarde la acción
militar en la Batalla de Boyacá era
intensa en todos los frentes. El
comandante Barreiro dio la orden a su
división para tomar las posiciones
realistas en la planicie que domina el
campo de Boyacá, enfrentándose a la
división patriota comandada por el
general José Antonio Anzoátegui. Desde
ese momento se realizaron dos combates
simultáneos: las dos vanguardias en los
alrededores del Puente de Boyacá y el
grueso de los ejércitos patriota y
realista en la planicie hacia el camino de
Samacá. Las fuerzas patriotas presentaban
unidad y facilidad en las comunicaciones;
en cambio las fuerzas realistas estaban
incomunicadas y separadas por el riachuelo
Teatinos y la vanguardia patriota.
En la lucha y el combate intenso se
destacó la acción decisiva de las fuerzas
del general Anzoátegui en el centro y del
general Santander en la vanguardia; y
asimismo de los batallones Rifles, Bravos
de Páez, la Legión Británica y el batallón
Barcelona. Los "Guías de Apure" buscaban
un lugar para, vadear el riachuelo
Teatinos, el cual obtuvieron a 300 metros
más abajo del puente, trepando por la
ladera hasta alcanzar las tropas del
coronel Jiménez.
En la última fase de la Batalla de Boyacá,
los soldados del general Anzoátegui
presionaron con heroísmo contra las tropas
realistas de Barreiro, en un movimiento
rápido en el cual entraron los lanceros de
Rondón y las milicias de Tunja y del
Socorro. Este ataque frontal contra las
fuerzas realistas impulsó su
desorganización y la fuga masiva,
influyendo decisivamente en la derrota
realista. Por su parte los "Cazadores" y
el batallón "Primero de Línea" comandados
por el general Francisco de Paula
Santander pasaron triunfalmente el Puente
de Boyacá en un movimiento simultáneo con
los guías de Apure, quienes después de
vadear el Teatinos, subieron las laderas y
cayeron sobre las tropas realistas de
Jiménez, las cuales fueron dispersadas,
huyendo precipitadamente. El coronel
Jiménez se rindió y el comandante Barreiro
fue apresado por el adolescente boyacense
Pedro Pascasio Martínez en las piedras
llamadas actualmente "Piedras de
Barreiro". En la misma forma fueron
tomados prisioneros los demás jefes
oficiales y la tropa realista. De acuerdo
con el boletín del general Carlos
Soublette, en la Batalla de Boyacá
perecieron 13 patriotas y entre ellos Fray
Miguel Díaz, capellán de vanguardia,
además 53 heridos.
La repercusión de la Batalla de Boyacá fue
valorada por los patriotas americanos
quienes recibieron el triunfo como una
19. 19
nueva fuerza que aseguraba el dominio
de los independentistas en el
continente suramericano desde Nueva
Granada hasta el Perú, y su
combinación con los triunfos
sanmartinianos en el Río de la Plata y
Chile. La derrota realista en la Nueva
Granada en 1819 hizo cerrar filas en
el sur para impedir que los
revolucionarios triunfaran en el área
peruana; asimismo desbordó en España
la oposición de los liberales al
régimen absolutista de Fernando VII,
que precipitó la revolución de Riego y
el estancamiento de la política
española de la reconquista, la cual
facilitó la independencia definitiva
de las colonias americanas en relación
con la metrópoli. Este triunfo
patriota llevó a la culminación de la
independencia de Colombia, permitió la
organización y consolidación
definitiva de la República de
Colombia; y facilitó el desarrollo y
triunfo para las Campañas de
Venezuela, Quito, Perú y Alto Perú,
que llevaron a la independencia
definitiva de las colonias americanas.
Es la batalla victoriosa a partir de
la cual se inicia el período nacional,
con la consolidación de un nuevo
Estado nacional delineado en un
sistema democrático, republicano e
independiente.
Un problema socio-económico en la
Guerra de Independencia fue la
interrupción de la actividad económica
normal y la parálisis de muchas
actividades y entre ellas la minería y
la agricultura. La escasez de mano de
obra, repercutió en la parálisis de
las minas, y en la misma forma en la
agricultura. El comercio interno
sufrió enormemente en las regiones de
mayor intensidad en la lucha guerrera;
la industria artesanal decayó en la
independencia, tanto por la escasez de
mano de obra, como por la competencia
de los tejidos ingleses mucho más
baratos que los granadinos, y cuando
se idealizaban los nuevos valores
alrededor de la anglo-manía, con la
nueva potencia que proyectaba su
dominación neocolonial.
Para financiar la Guerra de
Independencia, el gobierno patriota
recurrió a los "préstamos
extranjeros", principalmente ingleses,
los cuales se caracterizaron por los
elevados intereses y los problemas
constantes con los pagos. Varias misiones
oficiales obtuvieron los préstamos de los
financistas ingleses, señalando entre
ellas, las de don Luis López Méndez, quien
trajo al país la Legión Británica; y en la
misma forma, los empréstitos obtenidos por
Francisco Antonio Zea, Manuel Antonio
Arrubla y Manuel José Hurtado.
Creación de la República de Colombia
El 17 de diciembre de 1819, el Congreso de
Angostura presidido por el granadino
Francisco Antonio Zea aprobó por
unanimidad la ley que creó la República de
Colombia, un estado nacional integrado por
los territorios del antiguo Virreinato del
Nuevo Reino de Granada, la antigua
Capitanía General de Venezuela y la
presidencia de Quito, en una extensión
aproximada de dos millones y medio de
kms2. Su creación corresponde al ideario y
el interés del Libertador Simón Bolívar,
quien pensó con gran vehemencia en su
futuro próspero. En la "Carta de Jamaica"
de 1815 pronosticó la idea de la unión de
Venezuela y Nueva Granada en una sola
nación con el nombre de "Colombia". El 14
de diciembre de 1819, el Libertador expuso
al Congreso de Angostura sus ideas en
relación con la unión y la creación de la
República de Colombia; así expresó: «La
reunión de la Nueva Granada y Venezuela es
el objeto único que me he propuesto desde
mis primeras armas: es el voto (de)
ciudadanos de ambos países, y es la
garantía de la libertad de la América del
Sur».
Después de firmar el acta de la sesión del
Congreso de Angostura el 17 de diciembre
de 1819, el presidente Francisco Antonio
Zea dijo en voz alta:
«La República de Colombia queda
constituida. ¡Viva la República de
Colombia! cuya aclamación fue repetida por
el Congreso y por un concurso numeroso
presente en la sesión».
El 10 de febrero de 1820 se recibió en
Nueva Granada el documento oficial sobre
la constitución de la República de
Colombia. Dos días después el general
Santander congregó una asamblea compuesta
de prelados eclesiásticos, altas
autoridades civiles, para explicar la
importancia del acto aprobado en el
20. 20
Congreso de Angostura. Fue así como el
12 de febrero de 1820 el general
Santander publicó el siguiente
decreto: "Estando de acuerdo con las
autoridades de la Nueva Granada, tanto
civiles y militares como
eclesiásticas, publíquese la ley
fundamental de la República de
Colombia en todos los pueblos y
ejércitos de las provincias hasta hoy
conocidas con el nombre de Nueva
Granada". Quedó para el Congreso de
Cúcuta la organización definitiva del
nuevo estado nacional integrado y la
definición sobre la forma de gobierno
y administración.
El Congreso Constituyente de Cúcuta
La organización de la Gran Colombia en
sus estructuras constitucionales,
políticas, sociales, económicas y
culturales está ligada en sus orígenes
con la obra del "Congreso
Constituyente de Cúcuta", reunido en
la Villa del Rosario de Cúcuta entre
el 6 de mayo y el 14 de octubre de
1821. Este Congreso representa la
consolidación de la democracia
representativa en la República de
Colombia y la juridicidad del nuevo
estado nacional, alrededor de la
Constitución de Cúcuta de 1821.
Los antecedentes se encuentran en el
Congreso de Angostura de 1819, en
donde la ley fundamental que dio
legalidad a la República de Colombia
convocó al Congreso general para su
reunión en la Villa del Rosario de
Cúcuta en 1821. Mediante el decreto de
convocatoria expedido el 20 de enero
de 1820, se determinó el reglamento de
elecciones para los diputados, sobre
la base de cinco por cada provincia
libre.
Las elecciones se realizaron en 19
provincias en distintas fechas, en las
cuales fueron elegidos 95 diputados.
Se escogieron ciudadanos distinguidos
por sus méritos, ilustración y amor a
la patria: jurisconsultos, letrados,
hacendados, miembros del clero y
otros. Algunos eran políticos de gran
experiencia; y otros, en su mayoría,
eran diputados jóvenes y catedráticos
que iniciaban su vida pública. Entre
los granadinos asistieron: el maestro
de la generación precursora Dr. José
Félix de Restrepo, el historiador José
Manuel Restrepo, el prócer José María
Castillo y Rada, los próceres Dr. Miguel
Tobar y Bernardino Tobar, antiguos
constituyentes de la Primera República
Granadina; y además, jóvenes abogados y
letrados, en su mayoría catedráticos,
destacando entre ellos a los doctores José
Ignacio de Márquez, Vicente Azuero,
Francisco Soto, Alejandro Osorio, Diego
Fernando Gómez, Sinforoso Mutis, el Pbro.
Manuel Campos y otros. Entre los
venezolanos estaban personalidades
distinguidas como Pedro Gual, Fernando de
Peñalver, Miguel Peña. Antonio María
Briceño, Monseñor Ramón Ignacio Méndez,
Diego Bautista Urbaneja, el obispo de
Mérida Rafael Lasso de la Vega (panameño),
Luis Ignacio Mendoza, Ignacio Fernández
Peña y otras.
La instalación de las sesiones del
Congreso de Cúcuta tuvo problemas
inicialmente por las dificultades en las
comunicaciones, el ambiente de guerra en
muchos lugares de Colombia y la exigencia
legal de la presencia de las dos terceras
partes de los diputados elegidos. En esos
mismos días falleció el Dr. Juan Germán
Roscio, vice-presidente, quien debía
instalar el Congreso, por lo cual el
Libertador Simón Bolívar nombró como nuevo
vice-presidente de la República al general
Antonio Nariño, quien había regresado al
país después de su largo cautiverio.
Nariño dictó el Decreto del 1o. de mayo de
1821 por el cual se señaló la fecha de
iniciación del Congreso de Cúcuta y se
legalizó el quorum de los 57 diputados
presentes, por considerar que ellos hacían
la mayoría absoluta.
El acto de instalación se realizó el 6 de
mayo de 1821 en el Templo parroquial de la
Villa del Rosario de Cúcuta, en donde se
celebró la misa del Espíritu Santo. Acto
seguido los diputados pasaron a la sala
destinada para las sesiones del Congreso,
en donde el vice-presidente Nariño leyó el
discurso inaugural y declaró instalado
legítimamente el Congreso general de
Colombia como depositario de "la soberanía
nacional".
Desde un principio el Congreso de Cúcuta
fue un modelo de organización y seriedad,
con el orden permanente del reglamento
interno y el trabajo por comisiones, las
cuales fueron cuatro: Constitución y
leyes, poderes y peticiones, hacienda y
21. 21
asuntos militares. Tanto los proyectos
de constitución presentados, como las
leyes, tuvieron exposición de motivos
y amplios debates en las sesiones, en
los cuales se manifestó el respeto a
la libertad de expresión y la
tolerancia en las opiniones. Se
consolidó la idea del encauzamiento
nacional hacia la meta de un estado de
derecho regido por la Constitución y
las leyes y dentro de una democracia
republicana.
La labor del Congreso de Cúcuta se
realizó en un período de cinco meses y
ocho días, desde el 6 de mayo hasta el
14 de octubre de 1821. Fueron 201
sesiones plenarias, de las cuales se
realizaron 140 ordinarias en las horas
de la mañana y 61 extraordinarias en
la tarde y la noche. El primer
presidente del Congreso fue el Dr.
José Félix de Restrepo, el gran
ideólogo de la libertad absoluta de
los esclavos; y como vice-presidente
fue nombrado el venezolano Dr.
Fernando de Peñalver. Otros
presidentes del Congreso fueron los
diputados: Dr. José Ignacio de Márquez
(3 veces), Alejandro Osorio (2 veces),
Dr. Miguel Peña (2 veces), Dr.
Fernando de Peñalver, José Manuel
Restrepo y Vicente Azuero. En total,
once períodos presidenciales.
Colaboraron en la Secretaría del
Congreso, los diputados Francisco
Soto, Miguel Santamaría y Antonio José
Caro.
La obra más importante del Congreso
fue la aprobación de "la Constitución
de Cúcuta de 1821", alrededor de la
cual se debatieron numerosas doctrinas
políticas y formas de integración para
la naciente República de Colombia. Los
"centralistas" encabezados por José
Manuel Restrepo, Pedro Gual, Fernando
de Peñalver, Vicente Azuero, Francisco
Soto y otros, defendieron la idea de
unidad en un solo cuerpo de Nación
para la consolidación de una república
unitaria; sostuvieron la necesidad de
superar el localismo regional, el
caciquismo y la imitación de modelos
externos, ajenos a nuestra realidad.
En cambio, los "federalistas",
encabezados por José Ignacio de
Márquez, defendieron la unidad
política a través de la Confederación,
el respeto a la diversidad geográfica
y los caracteres regionales y la imitación
del ejemplo del sistema federativo de los
Estados Unidos, como modelo de desarrollo
y prosperidad para la Nación.
En el Congreso de Cúcuta se presentaron
varios proyectos de Constitución para
Colombia y entre ellos, el presentado por
el vice-presidente Antonio Nariño para la
conformación de la "República de los
Estados Equinocciales de Colombia", una
confederación de siete Estados; el
presentado por el Dr. Fernando de Peñalver
con la división de Colombia en pequeños
departamentos; el presentado por el Dr.
Vicente Azuero con una propuesta para la
división de la República en departamentos,
provincias, círculos y parroquias; y
otros. Después de intensos debates, el
Congreso de Cúcuta el 12 de julio de 1821,
aprobó la "Ley fundamental de la Unión de
los pueblos de Colombia", la cual
estableció "el sistema centralista" para
la integración de la República de Colombia
con los departamentos de Venezuela,
Cundinamarca y Quito. Esta ley se proyectó
luego a la esencia misma de la
"Constitución de la República de
Colombia", aprobada en la Villa del
Rosario de Cúcuta el 30 de agosto de 1821.
Los miembros del Congreso eligieron al
Libertador Simón Bolívar como presidente
de Colombia, quien sancionó la
Constitución de Cúcuta el 6 de octubre de
1821; y al General Francisco de Paula
Santander como vice-presidente. Ambos se
posesionaron solemnemente ante el Congreso
de Cúcuta, el 2 de octubre de 1821.
La obra legislativa del Congreso de Cúcuta
se destacó también por el debate y
aprobación de importantes leyes para la
consolidación de la independencia, la
libertad y la organización del nuevo
Estado nacional. Entre ellas destacamos:
la ley sobre la libertad de partos,
manumisión y abolición del tráfico de
esclavos; la extinción del tributo
indígena y la distribución de los
resguardos, reconociendo a los aborígenes
los mismos derechos que a los demás
ciudadanos colombianos. El Congreso de
Cúcuta se preocupó por la legislación
sobre la educación en Colombia: ordenó la
apertura de colegios oficiales y casas de
educación en todas las provincias;
suministró locales con base en los
conventos menores que no tuviesen razón de
existir por el corto número de
22. 22
integrantes; reformó los antiguos
planes educativos y los unificó en el
territorio nacional; ordenó la
fundación de escuelas para las niñas y
jóvenes en todos los conventos de
religiosas; ordenó la fundación de por
lo menos una escuela de primeras
letras en todas las ciudades, villas,
parroquias y pueblos que tuvieran más
de 100 vecinos; ordenó la fundación de
las escuelas normales para la
formación del magisterio colombiano;
ordenó la difusión del método
lancasteriano de educación o de
enseñanza mutua para todo el
territorio colombiano.
En el Congreso de Cúcuta se aprobaron
las leyes para la libertad de imprenta
y demás libertades públicas; la
extinción del Tribunal de la
Inquisición y numerosas normas para la
organización de la Hacienda Nacional.
Se estableció la Ley del Impuesto a la
Renta, principalmente sobre la
propiedad rural y urbana; fomentó el
proteccionismo de las industrias
nacionales domésticas; eximió de
derechos aduaneros para la importación
de maquinaria; fomentó la agricultura
nacional; y fijó nuevas normas para
los impuestos y la moneda, aun cuando
se siguió con el mismo sistema
monetario español para las relaciones
internacionales.
Las sesiones del Congreso
Constituyente de Cúcuta fueron
clausuradas el 14 de octubre de 1821.
En sus labores se encuentra la
síntesis de la realidad de la Gran
Colombia y las fuerzas de la unidad de
un gran Estado Nacional que se
extendió en un territorio de tres
países, y el cual surgió delineado en una democracia
republicana y consolidado en un estado de derecho regido
por la Constitución y las leyes.
La Gran Colombia
Las tendencias integracionistas que surgieron en la
revolución de independencia, se proyectaron en la
consolidación de grandes bloques políticos, con la unión
de varios países en una sola nación. Las ideas del
Libertador Simón Bolívar sobre los grandes bloques
políticos y los planteamientos de los venezolanos y
granadinos en el Congreso de Angostura de 1819 y en el
Congreso de Cúcuta en 1821, dieron surgimiento al
bloque político de la Gran Colombia, con la unión de
Venezuela, Nueva Granada y Quito, y posteriormente la
anexión de Panamá en 1821. Este gran Estado nacional tuvo
una duración de 11 años, entre 1819 y 1830.
La Gran Colombia aparece con el poder político y económico
más importante en Suramérica en los años inmediatos a la
revolución de independencia. Región de abundancia de recursos
naturales y con tierras fértiles en todos los climas. Venezuela
apareció como la región de los grandes latifundios y la riqueza
agrícola y ganadera; La Nueva Granada se presentaba como la
región minera, agrícola e industrial; y Quito, como la zona
agrícola con sus cultivos de cacao y la labor artesanal.
La departamentalización de Colombia, legalizada en el
Congreso de Angostura en 1819, y afirmada en el Congreso de
Cúcuta en 1821, permitió fijar normas de gobierno para cada
una de las antiguas divisiones administrativas. El centralismo
político establecido en Cúcuta integró en una unidad política el
gobierno de la Gran Colombia, con perjuicio de la misma
integración de los estados.
La Gran Colombia se convirtió en una esperanza para el
progreso de los países integrantes: Venezuela, Nueva Granada y
Quito, unidos en identidad de origen, costumbres, problemas y
medio geográfico. Se trata de llegar a la integración regional en
un gran bloque político, entendida como un proceso que tiene
lugar entre dos o más estados para alcanzar la comunidad de
intereses y solución a sus problemas. Se convirtió en el sueño
político del Libertador Simón Bolívar, quien pensó que sólo
Estados poderosos podrán llegar a tener suficiente poder para
deliberar y decidir en la política mundial, y ser sujetos de la
historia y no meros objetos maniobrados por las grandes
potencias en el concierto mundial de las naciones. De allí su
preocupación por la integración de la Gran Colombia y por el
Pacto Anfictiónico de Panamá.
Alrededor de los esfuerzos de la integración grancoIombiana
existen diversos factores geográficos, étnicos, políticos,
sociales, económicos y culturales que facilitaron este gran
esfuerzo. La Guerra de Independencia enseñó a los
venezolanos, granadinos y quiteños que la cooperación es
definitiva para llegar a la meta del triunfo de la revolución. Se
pensaba asimismo que la unión de países con distinta índole,
podía producir viril os saludables de alcance continental.
Desde el punto de vista geográfico se encuentra una integración
y continuidad en la región septentrional de Suramérica, en un
paisaje natural integrado por subregiones comunes: la zona
andina, las costas, los llanos y las selvas. Los Andes
suramericanos expanden sus ramales orográficos en continuidad
desde Ecuador, Nueva Granada y Venezuela, conformando una
región caracterizada por los micro-paisajes y los micro-climas,
que facilitan a su vez la tendencia a la micro-cultura. La región
llanera presenta una continuidad geográfica y humana que
integra lo que se ha llamado Llanos colombo-venezolanos. La
región del Caribe integra la Costa Atlántica de Venezuela y
Nueva Granada; y la Región del Pacífico prolonga la unidad en
las costas occidentales de Nueva Granada y Quito. En la
dirección del Amazonas y sus afluentes se manifiesta la
presencia de las selvas amazónicas que separan la zona
23. 23
septentrional de Suramérica del Brasil, Perú y demás
países del sur.
Las tres arterias fluviales, el Magdalena, el Orinoco y el
Amazonas con sus afluentes, las costas sobre ambos
océanos y el Istmo de Panamá que se anexó
voluntariamente al grupo bolivariano en 1821 se
presentaban geopolíticamente como medios físicos muy
propios para la comunicación entre los países y la
integración grancolombiana. Además, se consideraba que
esta nación grande y poderosa ofrecía abundantes tierras
fértiles de todos los climas y ricos recursos minerales del
subsuelo.
El factor étnico en la conformación del hombre
grancolombiano, principalmente venezolano y granadino,
está representado por las tres razas que conformaron su
etnia: la indígena, la española y la negra; por ello, es un
pueblo tri-híbrido o mestizo. Se fue delineando un pueblo
mezclado racial y culturalmente, con una admirable
adaptación a la zona tórrida y con una marcada afición a
la democracia. En Ecuador la mayor parte de la población
era indígena, ubicada principal-mente en las serranías.
Sin embargo, existía el problema de las comunicaciones
entre los pueblos, el cual sirvió como argumento para la
defensa del sistema federalista de gobierno para estos
países que iniciaban su integración.
Desde el punto de vista demográfico se considera que el
crecimiento de la población granadina, venezolana y
quiteña presentaba una tendencia al aumento acelerado en
los finales del siglo XVIII, con una disminución en los
años de la Guerra de Independencia. Para la Nueva
Granada, el aumento de la población en los finales del
coloniaje, está en relación con el progreso económico
aparente, en una .de las áreas del mundo, conocidas por la
gran producción de oro y tabaco; y asimismo, por el
notable incremento urbano en comparación con otras
áreas coloniales de América.
La Nueva Granada en la Gran Colombia aparecía como
una de las regiones sociales de caracteres triétnicos con
predominio de mestizos, indígenas y negros, en relación
con los blancos (22%); una región colonial en cuya
estructura social encontramos la influencia de los sectores
medios comerciantes, artesanos e intelectuales; con
grupos de negros esclavos en las minas de oro y plata y
en las haciendas; una región caracterizada
económicamente por la minería, el comercio, la
agricultura y la industria artesanal.
Venezuela presentaba una característica socioeconómica
alrededor del gran latifundio en donde se cultivaban el
tabaco, el cacao, el mamey, el índigo, etc. En las grandes
haciendas venezolanas, la aristocracia criolla de los
"mantuanos" o grandes terratenientes, ordenaba a la gleba
los trabajos diarios para los cultivos en los campos. Este
tipo de latifundismo es propio de la zona andina
venezolana, la sierra, los valles y la región (le Mérida. En
los Llanos venezolanos se fue conformando una estructura
socioeconómica alrededor de la ganadería, la industria pecuaria,
las dehesas pastoriles y un tipo de nomadismo que facilitaba la
propiedad común. Los llaneros venezolanos presentan una gran
mezcla racial, con predominio de los "mulatos", quienes
conformaron una masa popular que fue decisiva en la
independencia; ayudó al español Tomás Boves en su guerra
contra los mantuanos patriotas y posteriormente a los ejércitos
patriotas de Simón Bolívar, José Antonio Páez y demás
militares patriotas en la culminación de la independencia.
Otro aspecto importante en la economía venezolana es el
comercio interno y externo. Venezuela exportaba productos
agrícolas y pecuarios; el comercio se desarrolló intensamente y
en ello influyó principalmente la situación costanera en el
Atlántico. El monopolio mercantil de las Compañías
Guipuscoana y de Barcelona llegó a ser perjudicial, lo cual
motivó protestas y reclamos a la Corona española por parte de
los venezolanos. Un problema que encontramos en la economía
venezolana en la época de la Gran Colombia es el contrabando
estimulado por Inglaterra y Francia, las potencias europeas
enemigas de España. Venezuela aparece en las primeras
décadas del siglo XIX como uno de los países de Suramérica
más prósperos económicamente.
La antigua presidencia de Quito se caracterizaba por ser una
región de gran predominio indígena en la población y un
pequeño grupo de la aristocracia criolla, dominante social y
económicamente. La economía predominante era la agrícola y
artesanal. Era una región de artesanías populares y de gran
desarrollo principalmente de la industria doméstica. En los
mercados quiteños predominaron los trabajos de mantas, esteras
de juncos, sombreros de caña brava y de jipijapa y las famosas
pinturas y tejidos de cuero hechos en forma artística; y en la
misma forma, la industria artística de la madera. Se cultivaba el
cacao, principalmente en el área de Guayaquil. Quito era la
zona de los conventos, las bellas iglesias y de la muy conocida
escuela quiteña en la escultura y talla de madera con motivos
religiosos.
Los datos según los censos y los cálculos estadísticos para
1825, son los siguientes:
Total de la población en 1825
Nueva Granada: 1.327.000 habitantes.
Mestizos, mulatos y negros: 43%
Indígenas: 35%
Blancos: 22%
Venezuela: 800.000 habitantes.
Mestizos, mulatos y negros: 59%
Blancos:26%
Indígenas: 15%
Ecuador: 550.000 habitantes.
Indígenas: 90%
Blancos:6%
Negros: 4%
24. 24
Total de la población en la Gran Colombia: 2.677.000
habitantes.
De acuerdo con los datos del primer censo oficial de
Colombia celebrado en 1825, las provincias de mayor
población en la Nueva Granada fueron Santafé, Tunja,
Socorro, Cartagena, Antioquia y Popayán.
Los antecedentes históricos también influyeron en la
integración grancolombiana. El virreinato del Nuevo
Reino de Granada en sus creaciones oficiales de 1717 y
1739 fue integrado con los territorios de Venezuela,
Nueva Granada y Quito en una sola entidad político-
administrativa. Sin embargo los múltiples problemas_
para el gobierno de un estado extenso, llevaron a la
emancipación de Venezuela en 1742; esta región fue
elevada a la categoría de Capitanía General en 1777. Las
relaciones político-administrativas fueron más directas
entre el Virreinato del Nuevo Reino y la presidencia de
Quito.
Después de la reconquista española, cuando el
pacificador Pablo Morillo eliminó el grupo dirigente de la
Nueva Granada, los venezolanos y granadinos se unieron
en la Campaña Libertadora de 1819, que culminó en la
Batalla de Boyacá y en la Independencia absoluta de la
Nueva Granada. La fuerza militar conductora de la
libertad se proyectó a la independencia de Venezuela,
Ecuador, Perú y Bolivia, con estrecha colaboración de
venezolanos, granadinos, quiteños y peruanos. Esta
experiencia de lucha común en la independencia, facilitó
la fuerza política integradora que culminó en la Gran
Colombia.
El sistema político que se estableció en la Gran Colombia
afrontó diversos problemas políticos, constitucionales y
socio-económicos. Entre ellos señalamos: La pugna entre
el militarismo y el civilismo, las luchas personalistas de
caudillos (bolivarianos y santanderistas); la fiebre
constitucionalista (Constitución de Cúcuta, Constitución
Boliviana y los intentos de cambios constitucionales en la
Convención de Ocaña en 1828); las rebeliones militares
de Páez, Córdoba, Padilla y Urdaneta. Además de ello, se
presentó el problema económico para el sostenimiento de
un gran ejército colombiano, con las consecuentes
rebeliones de la tropa en las campañas del sur.
La nueva República de Colombia integrada entró en crisis
económica en la década de los veinte del siglo XIX y se
vio obligada a recurrir a los empréstitos ingleses. La falta
de víveres y el escaso medio circulante aparecen entre los
grandes problemas de la descomposición
grancolombiana. Muchos pueblos granadinos,
venezolanos y quiteños se lamentaban de la escasez de
víveres y del triste estado económico; y en especial, del
alza vertiginosa de los precios de los artículos de primera
necesidad. Y mientras los problemas administrativos y
económicos se presentaban internamente en la Gran
Colombia, los Estados del Sur esperaban el apoyo de los nuevos
estados libres. Por ello, el gobierno colombiano se interesó en la
organización y ayuda a la independencia de Quito, Perú y Alto
Perú, cuyos esfuerzos culminaron en las Campañas del Sur y en
las batallas de Bomboná, Pichincha, Junín y Ayacucho,
consolidando así la independencia de Hispanoamérica.
Francisco de Paula Santander y el civilismo colombiano
Uno de los ideólogos del civilismo colombiano, como
expresión de un pueblo que sigue los lineamientos de un
"Estado de Derecho", regido por la Constitución y las leyes, y
estructurado alrededor del demoliberalismo, fue el general
Francisco de Paula Santander (1792-1840), llamado "El hombre
de las leyes", quien se destaca por su pensamiento y acción
hacia la organización de la victoria y la consolidación nacional.
Como vicepresidente de Colombia, el general Santander
administró la Gran Colombia, el estado integrado de mayor
poder en Hispanoamérica en la década de los veinte en el siglo
XIX. Santander administró los recursos necesarios que
permitieron los grandes triunfos del ejército patriota en
Ecuador, Perú y Bolivia; organizó la Hacienda Pública, las
relaciones exteriores; y en síntesis, fue el vicepresidente
Santander, quien con sus ideas y acción señaló el camino
civilista de Colombia hacia la consolidación nacional.
Los civilistas colombianos de la Gran Colombia enfocaron sus
ideales hacia el fortalecimiento de un estado republicano,
democrático, legalista y libre. Un estado organizado a través de
la Constitución y las leyes y defendido por un grupo de
hombres con una conciencia legalista y civilista, contra el
autoritarismo militar.
El respeto a la Constitución y las leyes y la defensa de un
estado de derecho, delineó el estilo civilista de los colombianos
en el panorama político de Hispanoamérica.
La élite civilista granadina se enfrentó a las ideas del Libertador
expresadas en la Constitución Boliviana, en la cual se planteó la
presidencia vitalicia, el poder moral y la necesidad de un hábil
despotismo o autoritarismo para poder establecer el orden en
una sociedad tumultuaria y díscola como la americana. En la
Convención de Ocaña en 1828, los civilistas granadinos se
manifestaron partidarios de las instituciones demoliberales, con
la más perfecta división de los poderes, y sin presidentes
vitalicios.
Desintegración de la Gran Colombia. Desde la aprobación de la
Constitución de Cúcuta en 1821, algunos grupos venezolanos
reprocharon el excesivo centralismo y la poca atención a los
problemas de los departamentos; consideraron asimismo, que el
gobierno del vice-presidente Santander era absorbente. En 1826
ocurrió la llamada Cosiata o rebelión del general Páez en
Valencia, la cual se presenta como la ocasión que desencadenó
la disolución de la Gran Colombia. Algunas municipalidades
venezolanas se declararon independientes del gobierno de
Bogotá y pidieron la reforma de la Constitución de Cúcuta y el
establecimiento de un gobierno federalista. El problema de la