3. Elige tu actitud. Haz una lista de las cosas con que Dios te haya bendecido y tenla siempre a la mano para leerla cuando te asalten pensamientos negativos. La que escojas determinará tu vida. Los pensamientos negativos no tienen poder si no se lo damos.
4. En toda vida hay bastante de bueno y de malo -una buena medida de tristeza y de felicidad, de alegría y dolor- como para encontrar una base razonable que justifique el optimismo o el pesimismo Si mirará al cielo con esperanza o al suelo con desesperación. Uno mismo decide si va a reír o llorar, a bendecir o maldecir, la perspectiva que tendrá de la vida.
5. La actitud optimista no es un lujo, sino una necesidad. Y a la inversa: los pensamientos, actitudes y expectativas pesimistas se nutren de sí mismos. Se vuelven profecías que por su propia naturaleza se cumplen. La manera en que uno mira la vida determina su estado de ánimo, cómo se desempeña en sus actividades y lo bien que se lleva con los demás. Solo hay una cosa más fuerte que la actitud negativa: una actitud positiva. El pesimismo crea un mundo deprimente en el que nadie quiere vivir.
6. «Lo que fortalece es la lucha, no la victoria». Jerome K. Jerome fue un escritor inglés. Su padre murió cuando él tenía 12 años. A los 14 se vio obligado a trabajar para mantener a su madre y su hermana. Su vida se volvió aún más difícil cuando murió su madre. Tras pasar por muchos empleos, terminó haciéndose escritor. Y no de relatos tristes; fue un célebre humorista. Se dedicó a escribir obras divertidas para levantar el ánimo a los lectores. Él, que tuvo tantas dificultades en sus primeros años, afirmó:
7. Si quieres cambiar de actitud, pide al Señor que te revele el lado bueno, la ventaja, el aspecto favorable o positivo de toda circunstancia. Todo lo que ocurre en nuestras vidas tiene su razón de ser. El Cielo siempre ayuda. Si te asaltan pensamientos negativos y no puedes evitar una mentalidad desesperanzada, pide al Señor que te revele el lado bueno de lo que te ocurre.
8. ¿Amas a Dios? Jesús puede ayudarte a ver que no hay mal que por bien no venga. La Biblia afirma en Romanos 8:28: En tal caso, ¡esta promesa va dirigida a ti! «A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados». ¡No dejes que esos males ensombrezcan tu vida por mucho tiempo!