La viejecita vivía sola con su gato hasta que un día apareció un hada que le concedió tres deseos por haber sido buena toda la vida. Su primer deseo fue tener el cuerpo de una bella joven, el segundo cambiar su cama por una con dosel, y el tercero transformar a su gato en un bello príncipe, aunque este último deseo tuvo consecuencias inesperadas.