Boletín Literario que pretende la difusión de la literatura y las artes en general. Envía colaboraciones a elit.correo@gmail.com. En este número "Orquesta citadina"
1. Número 4
BOLETÍN LITERARIO
Abril 2013
OJO
DE
AL
MOrquesta citadina
CONTENIDO
- Orquesta citadina
- Desintegración metral
Ana Mancilla
2
- Palomas / Búsqueda
Juan Aguila
3
- Concreto que emerge al
encuentro del piloto.
Ypdea
4
- Sobreviviendo en Santiasco
Ana Karina
6
- Metrópolis
Isabel Guerrero
7
- Viejo en el metro
Ramón Soto
8
- La otra música (pero de la
otra)
Fernando Julio
9
- Paradero de trenes
Martirio Riquelme
10
- Derribando muros
Ernestina Conhache
11
Fotografías de este número:
Juan Aguila
http://www.flickr.com/photos/
jaguilap
La ciudad, como el
eterno nido urbano, ha
albergado desde lo más
diverso, a lo más tradicional. Fuente recurrida
de escritores, músicos,
pintores y demases ha
sabido establecerse como
el lugar privilegiado de
personajes peculiares, de
historias románticas y de
violencia social. La ciudad, paisaje particular, se
mueve al compás del ser
humano, quien como sujeto creador ha plasmado
en este territorio el centro
de su cotidianidad y de
sus sueños, dejando una
huella en cada una de las
esquinas, en cada plaza,
en cada manifestación y
caminata.
Edificios, parques, calles
Weyehuinca
http://www.flickr.com/photos/ infinitas que cambian
de nombre cada ciertos
weyehuinca/
kilómetros, gigantescos
hospitales y más
grande aun las
carceles y manicomios que resguardan el desarrollo tecnológico
e industrial del
tan distoricionado
y evolucionado
capitalismo, colegios, farmacias y
supermercados,
estacionamientos subterráneos,
transporte público y una
gran cantidad de autos
sirven como paisaje para
adornar los más insólitos
relatos que el ser humano
puede inventar.
Poesía en la calle, en
cada mural, literatura
metida en los bares y en
los vasos alcoholizados,
en cada conversación
estrafalaria, en cada banca floja de una plaza de
barrio, letras agazapadas
como siluetas escondidas
tras un terreno valdío,
consonantes que suenan
y se van tildando de episodios retratables y vamos tejiendo escenarios,
haciéndonos una idea de
lo que sería vivir fuera de
la ciudad, pero disfrutando en cada rincón lo que
ofrece o quita. Compartimos como citadinos el
cruel ruido de las micros,
quienes con complejo de
pájaros inundan el canto
de los autos y acompañan
en ese eterno devenir
al gentío desbordante.
Transeúntes que van y
vienen, vendedores que
ambulan entre un barrio y
otro, policía que reprime,
palomas en abundancia,
mucho gris, perros vagos
y artistas callejeros repletan la variedad de colores
y sabores de nuestra querida metrópolis, transformándola en la orquesta
citadina más escuchada
y comentada de nuestros
tiempos y de todos los
tiempos.
Madriguera del progreso
y del desorden, residencia de oportunidades y de
cansancio, amenazante
y liberal, propiciadora
tanto de lo conocido y
desconocido, de lo queridamente accesible y
de lo repudiablemente
aborrecido. Así, como
quien pinta un retrato de
invierno, en esta ocasión
Mal de Ojo nos muestra
un poco de la tan insegura y desbordante Ciudad.
2. PÁGINA 2
MAL DE OJO
ación metral
Desintegr
¿Avanza acaso el hombre entre las autopistas lapidarias y los guiños pálidos de las grandes luciérnagas citadinas, irreparablemente urbanas, insosteniblemente
urbanas?
¿Avanza acaso el hombre en la deshidratación de cientos de paradas de metro?
Tal vez un día se arroje por la salida adecuada.
El sushi se ha vuelto popular y cada vez más un censor detecta la agonía.
No quiere ir a trabajar, pero la turba incrusta sus pasos
por caminos cargados de densa gravedad en dirección
a la Cisterna.
La nota de un violín puede sostenerle esta vez, pero
son 400 pasos cada 5 minutos los que han borrado el
único circuito capaz de salvarle la semana.
Ella está siempre allí, de manera permanente en la
pantalla, basta deslizarse y se abrirán las aplicaciones
del amor, mientras cientos de peldaños pasan por sus
pies buscando su caída.
Un río seco lleva su navío al hogar por el tejido ultracitadino ultrasubterráneo.
Hombre paso cemento metal…la cabeza entre los
hombros va perdiendo la hidalguía de la especie.
Un día fuiste cazador, mago, conquistador de américas
dormidas.
Hoy viajas en la condensación de las extremas temperaturas y solo te refresca la bocanada tóxica del Transantiago. Pan duro brocheta sopaipillas de aceite petro.
Por Ana Mancilla
Fotografías de Juan Aguila
NÚMERO 4
3. PÁGINA 3
MAL DE OJO
NÚMERO 4
búsqueda
palomas
Intentaba a veces buscarte en un verso,
en una palabra,
en una radiografía que encontré caminando por afuera
de Salvador. ¿Te acuerdas?
De esas caminatas eternas sin un sentido aparente,
y las ganas de colgarse a un árbol forestal y parecer
por un segundo niños.
Yo me acuerdo de tus ojos,
y de tus manos,
agarrándome urgente para atravesar la calle,
del paseo Huérfanos con Ahumada,
imaginando autos,
perseguidores implacables,
y de las micros,
y los relojes,
del grande de San Francisco y del pequeño de mi
cuarto, de la presión atmosférica,
de una señora con paraguas,
de unas palomas.
Y como te burlabas tú de las palomas,
deberían ser el ave nacional decías,
no he visto ningún cóndor pero sí miles de palomas,
alegrando ancianos, persiguiendo perros te decía,
amanecen contigo las palomas,
amanece todo contigo, continuaba,
es que te extraño extraña y extraño también tu olor a
medianoche,
y tu olor a tarde,
y a columpios,
esos malditos columpios que tienen balanceando a tu
sonrisa,
y a mis llaves.
Se llevaron contigo algún rastrojo mío,
no lo encuentro, de verdad,
te buscaba entre líneas,
y si no te encontraba tiraba más y más líneas,
quizás tomaba un vaso de vino,
o conversaba con alguien,
pero en realidad siempre te estaba buscando,
es que estabas, en verdad estabas,
en los titulares del diario,
en los obituarios,
en las palabras,
en mi ducha,
nadando al fondo del café,
en la música.
¿Te comenté alguna vez que intenté buscarte en un
verso?
La historia se tranca subiendo las escaleras, caminando los pasajes,
por Phillips,
hacia la plaza libertad de prensa,
escribo,
mirando tetas blancas sumergidas en poleras blancas
de algodón.
Escribir poesía en puro papel pizarra.
Pasear al centro, evitando Huérfanos y Ahumada,
mirar al mendigo y pensarlo (para variar un poco)
como a un igual,
o sea igual de cagado que uno, pero menos servicial y
dócil,
con menos vocación a borrego y más de hiena,
de buitre, de langosta,
no tan cordero ni cerdo,
con menos tinta en la pluma, pero con más oficio.
¿Sabe si nos hemos visto alguna vez caminando en
direcciones opuestas?
Estoy seguro, yo la recuerdo,
estaba en mis sueños de caminante frustrado, de peatón combustible,
usted formaba parte de esa gran cara anónima que nos
devuelve y nos avanza.
¿Es que no me reconoce señorita?
Soy yo, camuflado entre la corbata y los oficios,
agazapado esperando a que pase la 307e,
la 314, la 303, el alimentador 2 de la línea 4J, cualquiera,
no soy digamos un cazador muy exigente,
compro lo primero que encuentro en el persa Bío Bío.
Estoy, estamos, digamos,
haciendo la fila en el supermercado,
avanzando lentamente entre productos alternativos,
mirando por las cabezas como se nos absorbe la vida,
subiendo escaleras mecánicas, marcando las tarjetitas
bip,
recorriendo el gran campo de cemento,
la alameda, la plaza de armas, el boulevard de los
Mall Plaza,
sentados en una banquita finalmente,
alimentado con recuerdos a un grupo incansable de
palomas.
Poemas de Juan Aguila
4. PÁGINA 4
MAL DE OJO
NÚMERO 4
CONCRETO QUE EMERGE AL ENCUENTRO
DEL PILOTO
Sobre tres pinturas de Sergio Torres Oro Por Ypdea
En una pintura futurista (“Introduciéndose en lo habitado (en picada
sobre la ciudad)” de Tullio Crali,
1939) un piloto kamikaze ve la ciudad emerger como una roca modelada. Mira desde el cielo hacia abajo en
forma vertical, desde la cresta de la
ola que está por reventar, al suelo. La
inminencia del rascacielos le anuncia
el golpe que se aproxima. Un edificio ya ha penetrado por el vidrio de
la avioneta aunque ésta se encuentre
a cincuenta metros del más alto. El
aeroplano traslada periódicos llenos
de información que estallará contra
el granito. El piloto es quien ve esta
muestra.
que recibe. Translucido, segundo a
segundo, no termina de mirarla cuando debe perfilarse en la espera de la
nueva información que lo invade.
Su vida citadina transcurre con una
violencia latente que produce acostumbramiento a la violencia de la información que compone su subjetividad. El sujeto que mira la catástrofe
del óleo multiplicado mira su propia catástrofe en la implosión de las
interpretaciones posibles sobre este
espacio pictórico. Como en Google
Earth, un sujeto hace clic para acercar una imagen hasta llegar a verse
a sí mismo haciendo clic frente al
ordenador. Más esta simultaneidad
sólo lo deja ver lo que fue o lo que
La ciudad se compone de momentos vendrá. Es el piloto ante el anuncio
frágiles dispuestos a convertirse en de que éste es su último vuelo.
acontecimientos mediante choques.
La cercanía del golpe, el recorte Un suicida se lanza al vacío como
del momento de la inminencia del un clavadista. Lo que ve en el mopliegue de los cuerpos componen mento único queda plasmado en su
estos Oleos virtuales como pasos en retina. Todo invita a precisar que el
falso que aún no se han dado.
piloto se destruirá contra el suelo y
ese instante se multiplicará en diaEl nombre del conjunto Óleos vir- rios y revistas y luego será olvidado
tuales nos lleva a pensar en el so- entre otros similares. La información
porte en que fueron materializados como novedad sobrevivirá al navelos inicios de las postales, digamos gante sólo un segundo más.
artesanalmente. Óleos que se disgregan terminándose en la inmensi- Los óleos virtuales muestran la imdad de lo virtual. Cada matriz puede posibilidad de ver el presente en esser un óleo virtual distinto cada vez tas pinturas de ciudad. Anuncia una
que el autor se proponga pintarla. La grieta en el continuo del devenir de
extravagancia del recurso es que di- la metrópoli. Muestra el aquí y el
cho título no se refiere a las postales, ahora de lo que no sucedió como una
sino más bien a los visitantes de la cámara que logra captar espectros
muestra. Propone la subjetividad del y encerrarlos. La mediación virtual
ser urbano como un cuerpo traspa- es el claustro de los aparecidos que
sado por las balas de información el ojo no logra ver. El ojo-cámara
inmoviliza con su rabillo una acción
que no se concreta.
1
Una cadena editorial define los rasgos de la información creando un código de escucha. El periódico “deja”
a cada individuo libre para interpretar la información proponiendo un
efecto definido: que aquel no tenga
nada que decir de la información que
lee. Este es el punto buscado por
las publicaciones: su proposición se
parece así misma al punto de resolverse como mera información. Sus
lectores la asimilan como el sentido
común. La información no entra en
la tradición, termina por producir
realidades de otra índole.
Una hoja de diario cae desde algún
edificio. En su vuelo en picada hace
figuras geométricas como un volantín liberado incluso de las cañas
que forman su esqueleto. Más que
bambonearse, cambia de velocidad
según le dé el viento.
El pliego se arrastra por la vereda,
planeando a mínima altura como una
mantarraya.
El que ve mira dos veces, una desde
la terraza del edificio y otra desde
abajo hacia el cielo. Lanza la hoja
desde arriba y es él mismo quien la
detiene con una pisada contra el cemento de la calle. La borrasca pasa
silbando y el papel se queda enredado en su pie.
5. NÚMERO 4
2
Los anuncios y las noticias se parecen a los individuos que circulan
anónimos por Santiago. Hormigas
en la ciudad que se saben tan únicas como un espacio publicitario
o una crónica sobre un robo o un
asesinato. Miles de obreros vienen
a construir el laberinto avanzando
desde la periferia --que está en guerra con la ciudad y conforma la ruina
de la cuidad—hacia el centro.
MAL DE OJO
PÁGINA 5
baja no es un analfabeto. El trabajo
lo alfabetiza en el ranking de los
saberes. “el obrero no especializado
es el más profundamente degradado
por el amaestramiento a la máquina.
Su trabajo es impermeable a la experiencia”
Esta postal es de la irrupción del día
a día, el despertar mecánico de una
ciudad y la invasión de sus engranajes. Es la mañana y es la destrucción
de toda subjetividad en la implosión
de la ciudad.
lo espera, lo nutre, pero él se siente
irremediablemente lejos de ella. La
ciudad lo invita a sentirse diferente.
Imperándole sé tu mismo con cada
publicidad en aparezca en una esquina, pone en marcha el motor que
lo hará volver todas las mañanas.
Un paraguas frente a la intemperie
torrencial nos muestra el metro cuaUn analfabeto se dispone, en los drado propio del sujeto. Éste intenta
bordes de la ciudad, como el inter- no ser afectado por la intensidad de
regno del intercambio. Es el sujeto la lluvia y se calza un paraguas para
fuera de la lucha de clases, el vago, evitarlo. Su mirada está protegida
aquello con lo que la ciudad no sabe por el vidrio que produce la propia
qué hacer. Un analfabeto que tra- cascada de su sombrilla. La ciudad
En el momento después de la catástrofe miran el mundo desolado impávidos. Siguen esperando la micro.
La postal que falta en esta muestra
constituye la propia muestra. La
interrupción entre una escena y otra
corresponde al sujeto que observa y
sobrevive a la catástrofe.
Sin percatarse de la inminencia del
temblor como los animales domesticados que no escucharon la venida
del tsunami y se ahogaron con sus
dueños, las hormigas siguen su ciclo
natural sin enterarse de la tormenta
que se avecina, sin darse cuenta siquiera de que son los residuos humanos de la globalización.
Aves y hormigas se ven en situación de humanidad, los vuelos de
las palomas no sobrepasan el marco
citadino, parecen estar envueltas en
la contigüidad de su catástrofe, buscando su libertad en los rascacielos,
luchando por quedarse dentro y ser
parte de, dejar de viajar de la periferia a la ciudad.
Miles de sujetos viajan en silencio
en una micro, cada uno intentando
contemplar la masa anónima, distanciándose de la amalgama que lo
conduce a la indiferenciación. Se
saben únicos y se saben inelucta3
blemente masa. Tal conocimiento
Fuera del Shopping la tempestad los embebe de la típica nostalgia
azota. La plaza pública ha quedado matutina, parecida a la de las vacas
desierta para su seguridad. La plaza cuando van al matadero.
vacía invita a llenar los malls en el
imperio de la plaza seca.
Un hombre con cortavientos y capucha camina por autopista leyendo
La ciudad se refleja asimisma con una hoja de diario, los autos logran
un enano y un dios dentro. Plegada, esquivarlo de suerte. Extiende los
su punto más alto observa el vacío brazos y avanza contra el muro de
extendiendo sus brazos al caleidos- motores. Parece una estampida. Los
copio de las ventanas con espejos. animales no están furiosos contra él
La lluvia cae rebotando en las torres ni contra nadie, no buscan comida,
y lava sus techos como un río verti- se mueven casi sin sentido siguiencal que va de arriba a abajo hasta el do la vía. Una fuga de luces lo ciega.
paraguas.
El choque es inevitable.
6. PÁGINA 6
MAL DE OJO
NÚMERO 4
sobreviviendo en santiasco
Podemos hacer
lo tengamos a la mano.
¡El universo invita!
Las posibilidades se presentan
y las tomamos
como a un trozo de pan,
alimentándonos,
nutriéndonos,
llevándonos a la boca
lo que nos ofrecen.
Quiero un cigarrillo
y lo enciendo
sin problema alguno,
necesito de un café,
para mantenerme en pie
y levanto la vista,
sencillamente accedo
a la compra,
recopilando todo
lo necesario,
para vivir sin complejos,
sin faltas.
Necesito de afecto
y como se lanza algún
llamado de auxilio,
preguntando: ¿cómo estás?
(en el sentido verdadero).
mucho
Hay que atreverse a vivir
y no temer a nada,
absolutamente a nada.
Hoy, podemos ir
donde queramos,
la limitante la pone
cada uno
por sí sólo.
Siempre hay alguien
con quien estar,
y si no lo hay,
cada cual se tiene a sí mismo,
nunca una circunstancia
es permanente
y se ven las cosas
con los mismos ojos.
Un día queremos,
necesitamos,
añoramos, extrañamos,
nos satisfacemos,
pero tiene que ser
más sencillo que eso.
Debemos no necesitar nada,
ni a nadie, sólo vivir.
¿Bailemos bajo el sol?
Hay tantos seres
entre nosotros,
hay tanta simpleza
y complejidad.
¿Bailemos bajo la lluvia?
La invitación radica
en abrir los ojos
y ponerse unos lentes
tridimensionales, claro,
pues no se puede ver
con la simple visión
de la realidad.
Poder sobre vivir, sería lo lógico.
Hay que esperar
o no tanto, yo no suelo esperar
¿Riámonos de reírnos?
Sobre-vivir-poder.
Vivir sobre el poder.
Poder vivir sobre.
¡Hay que seguir con esto!
Por Ana Karina
7. NÚMERO 4
MAL DE OJO
metropolis
PÁGINA 7
Santiago huele a palabra
a nieve en invierno, a chimeneas y tubos de escape
a tierra húmeda, a mezcla de sexo.
Una especie de orégano, de estrella y semáforo
como a flor en adolescencia y caminos de lluvia y pasto.
Santiago se llena de humo, de oscuridad y tormento
se llena de pájaros en primavera,
mezclándose con las micros
el sudor y el trabajo, con las lágrimas y el cansancio.
Santiago huele a smog, a infancia
a golpe de paco, a limosna, a feria y a mall,
huele a alcantarilla, una mezcla de químico barato
a una especie de animal descompuesto
como un espejo de excremento y droga falsa.
Santiago se manifiesta errático
como dando vuelta en círculo
como devolviéndose sin nado
como escalando a un cielo blanco.
Santiago huele a virgen,
a puta, a circo y a borracho,
huele a infancia, a desconfianza
a latido negro y a paso, huele a melodía
a calle vieja, a indigente y perro vago
a azufre, a porro y a encanto
a una mezcla de zapato viejo e hijo huacho.
Porque Santiago guarda un montón de aromas
intermitentes, espesos, vulgares y dionisiacos,
refugiados en cada esquina, integrados en cada ángulo,
esconde olores intensos,
tomados de algunos recuerdos,
alberga olores pesadillas, aromas a cementerio.
Porque Santiago huele a todo o tal vez a nada
quizás a miseria o a iglesia, quizás a perdón o esperanza.
Porque esta ciudad tiene
olores frescos, olores poesía, olores a rezo y a lejanía.
Porque Santiago huele a todo eso
o quizás a mucho más o a mucho menos
lo cierto es que de vez en cuando
esta ciudad me da miedo
y es que es tan grande y tan indecisa,
tan extravagante y divertida
que quizás conviene abrir más el puño
y comenzar a sentirla.
Por Isabel Guerrero
8. MAL DE OJO
NÚMERO 4
v
jo
ie
en
el
me
ro
t
PÁGINA 8
Donde otros ven la estación cubierta de barrotes
y ven bajar la multitud
como los ratones al alcantarillado
o como un ejército de locos
o una cárcel milenaria de babilónicos resplandores,
él sólo ve la infinitud del paisaje que ya no existe
adormecido aún por la neblina ocre de la periferia
de luminarias victorianas y árboles de hirsutas ramas;
ve pasar los carromatos de los fundos
rumbo a Plaza Almagro.
Oye campanas que no son y levanta una mano
que ya es una piltrafa.
Está loca la mujer de las enormes bolsas de polietileno
y la muchacha que soporta la marca de extraños signos
sobre la voluptuosa curva de sus senos,
marcas cromadas al rojo falso
de la sangre artificial del rouge de los spots
desde donde vírgenes hermosas sueñan con el suicidio
seducidas a la velocidad de la luz
por enormes dioses fálicos ataviados de jeans.
Donde otros ven el chispeante rodar de los carros
él, descubre el escondite simulado de desesperados
fantasmas
y el ir y venir de una antigua e inseparable amiga
pasearse interminablemente como una fiera acechante,
invisible, para hacer creer a la multitud que no está
aunque por los altavoces se anuncien sus exequias
y veamos bailar las vestales en el último anuncio.
El viejo sube al vagón como Tiresias a su embarcadero
como él, enceguecido por el estrangulamiento de sus
retinas
ve danzar lúcidamente los colores explosivos de la
multitud
y avanzar las túnicas invisibles de las tejedoras
confundidas entre los anuncios de una nueva teleserie.
Por Ramón Soto.
9. NÚMERO 4
MAL DE OJO
PÁGINA 9
La otra música (pero de la otra)
como buen gremio, tienen gustos disímiles, es cuestión
Por Fernando Julio de subirse y comprobar, desde noticias locales [Momento en el cual uno, como pasajero, debe hacer algún
Al bajar por Coquimbo, esquina Pescadores, escuché a comentario acerca de la realidad política de la ciualguien silbar “Chica de Ipanema” [Averiguar autor, dad y empezar a criticar al que haya que criticar, eso
“mira qué cosa más linda, más llena de gracia, del va a depender del giro de la conversación y de las
sol de Ipanema....., o alguna de las variables que cada convicciones de cada cual. Ah, y aceptar el consabido
uno de nosotros le damos]
“Lo que pasa es que está maaalo”, a otro perro...],
al avanzar un par de calles la música se convertía en pro- radios en inglés [ En dos oportunidades, visitando a
piedad de los locales comerciales y no de un peatón que unos amigos que viven en la población Cobresal, subí
le da por suplantar el idioma de los pájaros [ “La palabra en un colectivo que iba escuchando un programa, con
identificada más con el objeto que con el sujeto: Los comentarios, publicidad, y obviamente música, ya he
pájaros cantan en pajarístico, pero los escuchamos dicho, pero si queda duda, lo repito todo en inglés] ,
en español. No basta hablar del canto de un pájaro, el infaltable sound, los que escuchan “La Hora del Taco”
sino graficar el canto de ese pájaro”. Jaime Quezada, y solidarizan con sus colegas santiaguinos creyéndose
hago la cita porque si no fuera por Redolés, de Juan víctimas del mismo infierno [ La lentitud puede ser la
Luis Martínez no sabría ni el nombre]
misma en un par de cuadras, las cuales son aprovePasada calle Libertad, empieza la mezcla de autos, chadas por los enfermos de siempre, que creen que
bocinas, y parlantes. Estos últimos se inclinan mayori- haciendo sonar sus bocinas van a solucionar algo]
tariamente por punchi punchi postmoderno [ Artistas La Alameda marca un quiebre, con cantantes armados
emergentes de diferentes concursos televisivos, hace de amplificador, y micrófono en mano se lanzan en la
unos meses fueron la razón de venta de los diarios más torrentosa carrera de temas que delatan nuestro
nacionales y locales; se les conoció como realitys, creo imaginario musical [ No resulta extraño encontrarse
que aún existen], mucho hip hop maquillado por letras tarareando o, derechamente, cantando la letra de
mamonas [ En el caso que tenga apoyo visual: sus cor- alguna canción de Leo Dan, del dúo Dinámico, etc.]
respondientes raperos llenos de joyas, autos lujosos, Del restaurant que está al lado de la librería Rojas sale
minas al por mayor y al detalle, te las encargo] , otro uno de los últimos temas de Pimpinela [Algo de la famiporcentaje similar de latino eléctrico [Paulina Rubio, lia, de gente sencilla, y todo eso que debe tener una
Shakira (o como quiera que se escriba), y otras cosas canción sobre la familia como paradigma ejemplar.
anglos comerciales, por supuesto. A ratos alguien se Todo esto del Restaurant que está al lado del Hotel
encuentra en el dial a Quimical Brhoters]
del mismo nombre: El Ovallino]. De la funeraria sólo
De los autos se escuchan dosis suficientes para hacerse sale el olor que podría salir de un lugar que se relaciona
una idea de los gustos musicales y de las relaciones que con la muerte. En Din hay un caballero [No es notable
se establecen entre el volumen de la radio y el tipo de su estado de intemperancia, pero los copetes que se
música que su ocupante prefiere. Si el volumen es alto, tomó no se los quita nadie], avivándole la cueca [Obes casi seguro que la música es sound [Cuestión com- viamente eso de “avivándole la cueca” es un decir,
pletamente aceptable, tomando en cuenta que nos en- porque si no es septiembre, las cuecas no suenan ni
contramos a pocos kilómetros de la Meca del sound por sospecha] al Chico de los Palos [ Véase letra aden Chile, para los que no sepan de que estoy hablan- junta], suena algo así como bailanda [Mi conocimiento
do, tarea para la casa], otros que también quieren hacer de este ritmo se reduce a dar fe de la presencia de
partícipes a la mayor cantidad de gente sobre sus gustos agraciadas señoritas que acompañan a estos grupos,
musicales son los adictos a los ´80 [Tanto rock latino, preferentemente de origen argentino, y su frenético
con la amplia gama que ello significa, pero principal- oscilar de caderas. Con eso me doy por satisfecho].
mente G.I.T.; como soft rock anglo Ersuprise . y aho- En la siguiente cuadra empieza a marcar su territorio la
ra que se ha dado todo un revilve de sintetizadores y ranchera [Calle Tocopilla con “Harry James”, “Sporsaxos, da escalofríos]. Los de volumen moderado son tiva”, “Bodegón 2” (¿qué habrá sido del uno?), el
más dados a la denominada música del recuerdo [Léase “María Elena” por Benavente, en la esquina de AntoSandro, Luz Casal, harto cantante de la Nueva Ola fagasta más de alguien se acordará que ese boliche se
(¡lo que queda de los nombres!)]. Los colectiveros, llamaba los Compadres, Bodegón (creo que éste era
10. NÚMERO 4
MAL DE OJO
el uno), “El Pino Dos”. Muchos de estos boliches no
tienen su nombre visible, como el que se encuentra
entre la radio Comunicativa y el ex pool Ganimedes,
el que está al lado de la veterinaria Roco (por si acaso
se llama la Querencia] .
Cruzo para pasar fuera del “San Juan” y escuchar qué
suena, y lo único que se percibe es el sonido de las cajas
registradoras [ Money de Pink Floyd, Waters: “Dinero, aléjate / Consigue un empleo con más paga / y
tu «OK» / El dinero es excitante / Agarra ese dinero
con ambas manos / y haz una fortuna / Coche nuevo,
caviar, / ensueño de cuatro estrellas / Creo que me
voy a comprar / un equipo de fútbol / Dinero, vuelve
PÁGINA 10
/ Estoy bien, Jack, quita tus manos / de mi pasta / El
dinero es un acierto / No me vengas con esa mierda de
tonterías / Estoy en el grupo de viajeros / habituales
de primera clase / Creo que necesito un jet privado
/ Dinero, es un crimen / Repártelo equitativamente
/ pero no toques mi tarta / Dinero, dicen / Que es el
origen de todos los males actuales /Pero si pides un
ascenso no es de extrañar /que no lo quieran soltar”].
Cuando Benavente se convierte en doble vía, solo queda
el ruido de los motores, de latas sueltas y conversaciones
de atardecer.
paradero de trenes
La marcha es hacía adelante, siempre debe serlo a no ser que el tren tenga ruedas de gomas y llenas de oxido a la
vez. El amor es una marcha lenta que no puede retroceder, mi corazón se engrasó tarde y el tuyo ya estaba oxidado.
No tengo el aceite suficiente para hacer girar las ruedas del corazón y pensé en no darme por vencida, pero el destino
tiene planes y lugares diferentes en este camino de piedras pequeñas y caídas fuertes.
El viento es incluso menos libre que tú y yo soy un nudo en el laberinto más oscuro y profundo. Y el daño está
escondido en ese nudo y prefiero dejarlo así. La luz floreció como tal entre los poros de mi cuerpo, con blancos
incandescentes y cruzan difusos por lo completo de mi cuerpo oscuro. ¿Y qué queda ahora? lograr no olvidar, lo
que no quiero recordar, sacar el aroma de la felicidad y no acostumbrarme más al amor. No, acostumbrarme, porque
el amor es algo que no debe acostumbrarse, sino que debe amarse, cuidarse y cultivarse. No hay adjetivos para él,
dejo mis deudas con el pasado para futuras personas en mi vida y prometo no hacer daño en la inocencia de algo
puro que yo no puedo y no debo entender, lo mío se oscureció y el proceso de blanquearlo empezó desde que tocaste
mis labios sin querer. Un ramo de flores, una navidad nueva y tú sonrisa quizás y tú mirada tal vez, me alegro que
te dieras cuenta a tiempo que no soy más que una mentira, que ni siquiera sabe existir.
Por Martirio Riquelme
11. NÚMERO 4
MAL DE OJO
PÁGINA 11
derribando muros
“Mientras escribo estas
líneas veo por mi ventana un árbol. Este pertenece a la dura realidad. ¿Si yo me muero, el árbol quedará ahí? No cabe ninguna
duda. ¿Pero no podría pasarle al árbol lo que a nosotros, cuando
muere un familiar querido? ¿En este caso qué lamentamos más:
la ausencia definitiva del familiar, o más bien la hermosa opinión que él tenía de nosotros? ¿Le pasará lo mismo al árbol? Yo
siempre lo he visto hermoso, y mi vecino, quien es muy práctico,
ya no lo verá así. Cuando yo muera, morirá mi opinión sobre el
árbol, y el árbol se pondrá muy triste y se morirá también”.
“Sin magia para vivir” Rodolfo Kusch.
En la ciudad está todo rígidamente dispuesto ante la mirada de lo
cotidiano. Cada uno de los objetos tiene una determinación clara
y coherente respecto de la palabra que lo sustenta.
No es común ir caminando por la calle y encontrar a alguien
hablando con los parqués de estacionamiento o con los spot
publicitarios.
Para la ciudad las paredes son paredes, el cemento es cemento,
arrebatándonos toda posibilidad de construir una realidad forjado
por la libertad instantánea de lo humano.
Y Claro¡¡¡¡ podríamos decir que en lo interno si se genera un eje
imaginario que transforma una ciudad en mundos paralelos. Sin
embargo a la hora de volver a casa el metro es metro y su funcionalidad está rellena de praxis.
La ciudad por tanto es la manifestación de una dominación
establecida por el monopolio de la realidad.
Aún cuando el ser humano se esfuerce en imaginar, se encuentra
con las paredes infranqueables que lo aprisionan haciéndolo vivir
un mundo sin magia.
Sin embargo algo sucede con este hombre dominado por la
rigidez, cuando escucha un extraño caso de irrealidad, como una
presencia fantasmagórica., la llegada de ovnis o la lectura de un
tarot añejo leído en una plaza pública, y es que eso no es más que
una manifestación de la necesidad de aferrarnos a lo ilusorio, a
lo abstracto, a la verdadera realidad, esa que no tiene límites y
permite un contacto directo con los surcos de nuestra existencia…
Hay pues que saltar los muros de las ciudades, dejar de creer en
su estricta estructura de asfalto, políticos y organización social.
Es decir…saquemos los martillos de lo diverso, reconstruyamos
sus oficios, salgamos de nosotros mismos para ser nosotros mismos….hagamos magia…
Por Ernestina Conhache