2. Había
una vez un príncipe llamado
Pedro, de mal carácter.
Siempre estaba de mal humor, porque
prefería comer pepinos antes que otras
comidas.
Al príncipe le encantaba el sabor agrio, y
por eso quizá tenia el temperamento
también agrio.
3. Comía
tarros y tarros de pepinos
enteros y en pedazos y hamburguesas
de pepinos y jugo de pepino. La sopa de
pepinos deleitaba su paladar. Le
encantaba degustar “pirulines” de
pepinos.
4. Todos,
en el reino, odiaban los pepinos.
Y odiaban todavía más la orden real que
decía: “Yo, Pedro, adoro los pepinos. Y
quiero que todos ustedes los adoren
también. Uds. Deben comer lo que yo
como, por decreto real”.
Ay! Se quejaban los súbditos. Y
añadían: “desdichados de nosotros”.
5. La
situación se puso alarmante, y de
pronto todos comenzaron a morir de
hambre, por que hasta los chicos
rechazaban los pepinos.
Los escolares tampoco querían pepinos
en sus meriendas.
6. Y
más aun… en el día de su
cumpleaños el príncipe sirvió helado de
pepinos, como copete de la torta puso
un pepino. Y todos los habitantes del
reino sufrieron entonces de dolor de
estómago.
Y el cocinero del rey pensó entonces:
“tengo que inventar un plato nuevo
antes de que mueran todos”.
7. Así,
como un día venturoso en lugar de
servir pepinos ofreció a Pedro, en bandeja
platos amargos.
Sirvió al monarca café amargo, y
guisantes amargos y rebanadas de queso
amargo. Además toda la colección de
frutillas amargas. Pero Pedro odiaba el
sabor amargo. Y ordeno:”por decreto real
aparten de mi las cosas amargas”!
8. De
modo, que al otro día, el cocinero, en lugar
de servir platos amargos para Pedro “el agrio”,
sirvió comidas saladas. Maníes salados,
jamón salado y pierna de cordero curada con
sal.
Y al probar café salado y carne asada bien
salada. Pedro exploto de rabia. “El gusto
salado es feo. Tráiganme pepinos.
¡Inmediatamente!”. -“Es ésta otra orden y
decreto real!”.
9. Pero
el desdichado cocinero, que estaba
a punto de perder su cabeza, llevó al
Príncipe manjares dulces. Llevó: helado
de crema recubierto con caramelo y
otros dulces y chocolates muy
azucarados.
“Está bien exclamó Pedro. Probare un
buen bocado de esto antes de ordenar
dar muerte a todos”.
10. Pero
Pedro dio un mordisco al dulce
helado de crema…
De inmediato se puso contento y sus
ojos brillaron “Lo dulce me hace sonreír
de gusto”.
“El dulce me pone de buen humor.
Cocinero: Ud. está ascendido, traedme
solamente manjares dulces.”
11. Y
desde ese día en más, el Príncipe fue
tan dulce como los dulces majares que
le encantaban comer.
La enseñanza del cuento es que no
hay que obligar a los demás a ser
como uno quiere.
12. Realizado
por los alumnos: Joaquín
Junco y Candela Bedolla.
Fecha: 05/12/13
Curso: 4to D
Turno: Turno Tarde
Instituto Juan Manuel De Rosas