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INTRODUCCION
En el presente informe se refiere a la vida y obra del General Francisco
Morazán, dicho informe se elaboro con la intención de poder obtener
conocimiento de la historia ocurrida en nuestro paÃs con todos los personajes
que la fueron creando poco a poco, del cual hoy haremos alusión al Señor
Francisco Morazan un gran politico.
El General Morazan quien a lo largo de su vida hizo numerosas contribuciones a
nuestra patria y que hasta el dÃa de hoy siguen jugando un papel muy importante,
saltó a la fama por su victoria en la legendaria Batalla de La Trinidad, luego
de esto también podemos apreciar que durante su vida este fue un gran personaje
que se desenvolvió en diferentes facetas de la vida en las cuales podemos
mencionar como escritor dejándonos como legado Hondureño:
• Testamento
• Las memorias de David
este también se desenvolvió como militar, como gobernante nombrado presidente
del Gobierno de Honduras, el dÃa 27 de Noviembre de 1827 y por ultimo reformador
promulgó las reformas liberales, las cuales incluyeron: la educación, libertad
de prensa y de religión entre otras dejando asà muy claro que era un hombre
completo, honorable y lleno de virtudes, pero al final de una vida llena de
lucha Morazan fue condenado a muerte; Antes de llevarse a cabo el acto de
ejecución, Morazan le dictó su testamento a su hijo Francisco. En éste, el
General estipuló que su muerte era un "asesinato" y además declaró: "No tengo
enemigos, ni el menor rencor llevo al sepulcro contra mis asesinos, que los
perdono y deseo el mayor bien posible."
BIOGRAFIA
Francisco Morazán Quezada nació el 3 de octubre, 1792 fue un general y polÃ-
tico que gobernó a Centroamérica durante el periodo 1827 a 1842. Morazán
saltó a la fama por su victoria en la legendaria Batalla de La Trinidad.
Sus padres fueron Eusebio Morazán Alemán y Guadalupe Quezada Borjas, ambos
miembros de una familia de clase alta. Sus abuelos fueron: Juan Bautista
Morazán emigrante corzo y MarÃa Borjas Alvarenga.
Francisco Morazán se casó con MarÃa Josefa Lastiri el 30 de diciembre de 1825,
del matrimonio nace Adela Morazán Lastiri en 1838
En el ámbito polÃtico, Francisco Morazán fue reconocido como un gran pensador
y visionario. Intento transformar a Centroamérica en una nación grande y
progresista.
Con estas reformas Morazán se ganó enemigos y su perÃodo de gobierno estuvo
marcado por luchas internas entre liberales y conservadores. Sin embargo, a
través de su capacidad militar, Morazán se mantuvo firme en el poder hasta
1837, cuando la República Federal se fracturó irrevocablemente. Terminaron por
dividir a Centroamérica en cinco pequeñas y débiles naciones.
Tumba de Morazán en el Cementerio de Los Ilustres, San Salvador, El Salvador.
Morazán fue condenado a muerte, los condenados fueron trasladados al paredón
de fusilamiento localizado en la plaza central de la ciudad. Antes de llevarse a
cabo el acto de ejecución, Morazan le dictó su testamento a su hijo Francisco.
En éste, el General estipuló que su muerte era un "asesinato" y además
declaró: "Que no tengo enemigos, ni el menor rencor llevo al sepulcro contra
mis asesinos, que los perdono y deseo el mayor bien posible." Posteriormente le
ofrecieron una silla y la rechazó.
MORAZAN COMO GOBERNANTE
Nombrado Presidente del Gobierno de Honduras, el dÃa 27 de Noviembre de 1827.
EnvÃa columnas de pacificación a la Costa norte y los pueblos fronterizos.
Sofoca el levantamiento de Opoteca. Deposita el poder el Diego Vigil, el 30 de
Junio de 1828. Prepara su campaña de El Salvador y establece su cuartel General
en Texiguat, durante los meses de diciembre a abril de 1828.
Sale a El Salvador con 1,400 hombres.Derrota a Vicente DomÃnguez en Gualcho, el
6 de Julio de 1828. Llega a San Miguel el 10 de Julio de 1828. Solicita un
empréstito de 16 mil pesos para sostener el ejercito. Ocupa, la capital San
Salvador y nuevas autoridades asumen en Ejecutivo. En Agosto de 1828 regresa a
Honduras, por la ruta de Nacaome.
Envia al Coronel José Antonio Márquez a pacificar Opoteca y eliminar la
ocupación de Comayagua, 11 de Agosto de 1828. Derrotados los rebeldes de
Opoteca, Morazán sale de Tegucigalpa, con 600 hombres rumbo a El Salvador, 2 de
septiembre de 1828. Se estaciona en Goascorán el 2 de Octubre.
Derrota en San Antonio Gualcho al Teniente Coronel Antonio de Aycinena y
suscribe la Capitulación 9 de Octubre. Recibido como Heróe en Cojutepeque y
entra a San Salvador el 23 de octubre de 1828.Permanece en El salvador.
Regresa a Honduras, por los informes del levantamiento de pueblos de Olancho.
Dirige una proclama el 22 de Noviembre de 1828 a los habitantes de Olancho. El 1
de Enero de 1829, instala su cuartel general en Ahuachapán para concentrar
fuerzas en la campaña contra Guatemala. La Mediación de Costa Rica no detiene
los preparativos de la guerra. Define sus fuerzas militares como el " Ejercito
Aliado Protector de la Ley", en 1829. EnvÃa las primeras columnas sobre
Guatemala, Enero de 1829.
La Asamblea Legislativa de Honduras el 5 de Marzo de 1829, elige a Francisco
Morazán y a Diego Vigil, Jefe de Estado y Vice-Jefe, respectivamente.
13 de Abril de 1829, capitulación de Mariano de Aycinena y entrada triunfal en
ciudad Guatemala. La presencia de la peste de Viruela acelera su entrada a
Guatemala. Manda a prisión en el Convento de Belén a dirigentes del partido
conservador.
El 30 de Abril de 1829, la Asamblea de Guatemala condecora al General Francisco
Morazán con medalla de oro y lo declara " Benemérito de la Patria, y manda
hacer un retrato de cuerpo entero para ser colocado en la Galeria de
Presidentes.
Ofrece su apoyo a México para enfrentar la invasión española al mando del
Brigadier Isidoro Barradas, marzo de 1830. Regresa a Honduras a tomar posesión
del Gobierno. Asume la Presidencia de Honduras el 4 de Diciembre de 1829.
Proclama al pueblo de Olancho antes de la campaña. Deposita el gobierno en el
Senador Juan Angel Arias, el 24 de Diciembre para enfrentar la pacificación de
Olancho. Estacionado en Morocelà y el 21 de Enero de 1830 la Capitulación de
las " Vueltas del Ocote" en Olancho.
Reasume la Presidencia el 22 de Abril de 1830. Manda a Dionisio de Herrera en
Junio de 1830 a pacificar Nicaragua.
En Junio de 1830, en las elecciones para Presidente de la República Federal de
Centro América sale electo. Renuncia a la Presidencia en Honduras el 28 de
Junio, y Diego Vigil asume el 30 de Junio de 1830 la Presidencia en su
condición de Vice-Presidente. Llega a Guatemala el 14 de Septiembre de 1830.
Asume la Presidencia de la República Federal de Centroamérica el 16 de
Septiembre de 1830. Por la situación en El Salvador de golpe de Estado en
Diciembre de 1831, traslada su gobierno a El Salvador.
Por oposición del gobierno de José Maria Cornejo, el 6 de Enero de 1832 sale
de San Salvador, por cuanto el Gobierno de Cornejo habÃa decretado la
Separación de la Federación. Se traslada a Honduras en espera de tropas de
Nicaragua en Febrero de 1832.
Electo nuevamente Presidente de la República Federal Centroamericana, el 2 de
Febrero de 1835. Toma posesión en Ciudad Guatemala el 14 de Febrero de 1835.
Reforma la Constitución Federal de 1824. Traslada la sede a San Salvador en
Febrero de 1835.
El 21 de Marzo de 1836 presenta un informe al Congreso Federal sobre la
situación de la Federación. El presidente Mariano Galvez, solicita en Enero de
1838 la presencia del General Morazán para sofocar los revueltas internas.
Llega a Guatemala el 17 de abril de 1838. Los grupos de poder de Ciudad
Guatemala le ofrecen plenos poderes para sofocar a Carrera. Una cena en la casa
del primer Presidente de la Constituyente de Honduras, abogado Pedro Nolasco
Arriaga es el escenario para ratificar la oferta de declararlo Presidente
Vitalicio de Guatemala. Morazán la rechazó.
El Congreso Federal reunido en El Salvador el 30 de Abril de 1838, declaró que
las autoridades de los estados de la Federación pueden constituirse en la forma
que estimen conveniente.
Reunida sus tropas preparan la pacificación. Derrota en la Acción de
Mataquescuintla el 24 de octubre de 1838 a las Tropas de Rafael Carrera. En la
Acción de Chiquimula nuevamente derrota a Carrera en Diciembre de 1838. Regresa
en Febrero de 1839 a El Salvador,en persecusión de Carrrera.
Derrota a fuerzas de Guatemala en las Lomas , San Salvador el 28 de marzo de
1839. Guatemala se declara Estado Libre, Soberana e Independiente el 17 de Abril
de 1839. Derrota al General Francisco Ferrera el 6 de abril de 1839 en el sitio
de El Espiritu Santo.
MORAZAN COMO REFORMADOR
El caudillo de la unidad de Centroamérica, muerto frente al pelotón de
fusileros en San José Costa Rica, el 15 de septiembre de 1842, tuvo una frase
profética cuando minutos antes de su sacrificio dijo  La posteridad nos hará
justicia .
Y la posteridad le hizo justicia. Morazán entro en la historia con el legitimo
titulo de reformador, cuya obra revolucionaria supo realizar, mediante una
admirable combinación de estadista y militar
Morazán promulgó las reformas liberales, las cuales incluyeron: la educación,
libertad de prensa y de religión entre otras. Además limitó el poder de la
iglesia católica con la abolición del diezmo de parte del gobierno y la
separación del estado y la iglesia.
Luego de que se realizaron las elecciones constitucionales, Morazán fue
nombrado "Presidente de la República Federal de Centroamérica". Una vez que
comenzó a ocupar su cargo, propuso una serie de reformas con la intención de
acabar con el subdesarrollo de los pueblos de Centroamérica, por lo que
estableció el libre comercio, modificó la ley de las exportaciones, fomentó
al proteccionismo en la industria textil, llamó a la libertad de culto,
impulsó polÃticas para la educación de todos los ciudadanos e implementó el
Código de Livingston, el cual establecÃa un nuevo sistema penitenciario.
La implementación de las reformas, que Morazán querÃa llevar a cabo en
Centroamérica, estaban inspiradas en la filosofÃa de la 'Ilustración'
iniciados por los Borbones en España luego de la invasión de Francia. Estas
ideas fueron exportadas a Centroamérica, a través de un documento escrito por:
‪ José MarÃa Peinado.
‪ Francisco Morazán.
‪ y los 'liberales' de la época.
Creyeron firmemente que una legislación basada en estos principios, podrÃa
convertir a Centroamérica en una nación progresiva.
Francisco Morazán, también estaba convencido; que el subdesarrollo de
Centroamérica era producto del colonialismo español. Por lo tanto el 'General'
tuvo la convicción, que solo modelo polÃtico y social parecido al de Inglaterra
o Estados Unidos de América podrÃa ser efectivo en combatir el atraso de la
región. Por esta razón, el General Morazán con el apoyo de los 'liberales'
del istmo, se embarcó en una misión sin precedente alguno y trató de
implementar durante este perÃodo, las 'Reformas liberales'.
En Guatemala; el Jefe de Estado; Mariano Gálvez, impulsó un extenso programa
de reformas, que se centraron en: El libre comercio, el desarrollo de las
exportaciones, proteccionismo en la industria textil, libertad de religión,
educación para todos los ciudadanos, un programa de colonización en
determinadas regiones de Guatemala, asà como la implementación del Código de
Livingston.
Algunas de estas reformas del Jefe de Estado guatemalteco con el apoyo de
Morazán, tuvieron eco en Honduras, pero más aun en Nicaragua y El Salvador,
donde el liberalismo habÃa llegado a alcanzar altos niveles de popularidad. Pero
los deseos y esfuerzos de los 'liberales', luego se verÃan frustrados por la
oposición. En Costa Rica, los grupos liberales habÃan gobernado
ininterrumpidamente desde 1823, por lo que la ejecución de las ideas
morazanistas contó con el beneplácito de las autoridades estatales y no
generó resistencia importante.
Los antecedentes de las reforma liberal se encuentran en el conjunto de medidas
implementadas, por primera vez en America española, por Francisco Morazán,
Mariano Gálvez, y aquellos que conformaron la primera generación liberal del
istmo centroamericano : libertad de cultos, educación popular, separación
iglesia-estado, fomento a la inmigración entre otras iniciativas.
El gobierno de la Reforma Liberal en Honduras emprendió un amplio programa de
medidas con el fin de alcanzar la estabilidad polÃtica y vincular el paÃs con el
mercado mundial. Entre estos se puede destacar los siguientes:
En lo PolÃtico
▪ Separación iglesia-estado.
▪ Organización y profesionalización del ejército nacional.
▪ Creación de nuevos departamentos.
â–ª GarantÃas a derechos individuales.
â–ª Afianzamiento de lazos diplomáticos con paÃses de America y Europa.
En lo Económico
▪ Fomento de la agricultura, a través de leyes.
â–ª Estimulo a la actividad minera.
▪ Reorganización fiscal y estabilización del sistema monetario.
â–ª Impulso al negocio bananero.
â–ª Construccion de carreteras y caminos.
▪ Apertura a inversión de capitales extranjeros.
▪ Construcción de nuevos puertos y establecimientos de lineas de barcos de
vapor.
â–ª Establecimiento de instituciones bancarias.
En lo JurÃdico
▪ Elaboración y reforma de nuevos códigos: civil, de procedimientos, de
comercio, penal, militar y de aduanas.
▪ Constituciones más armónicas con la época.
En lo educativo
▪ Nuevas leyes de educación.
▪ Educación primaria laica, gratuita y obligatoria.
▪ Formación de cuadros técnicos.
â–ª Impulso de las estadÃsticas.
▪ Formación de maestros profesionales, trayendo profesores de Guatemala y
cuba.
MORAZAN COMO ESCRITOR
Testamento de Francisco Morazán
San José: 15 de septiembre de 1842. DÃa del aniversario de la independencia
cuya integridad he procurado mantener.
En el nombre del autor del universo en cuya religión muero.
Declaro: que todos los intereses que poseÃa, mÃos y de mi esposa los he gastado
en dar un gobierno de leyes a costa rica, lo mismo que diez y ocho mil pesos y
sus réditos, que adeudo al señor general Pedro Bermúdez.
Declaro: que no he merecido la muerte porque no he cometido más falta que dar
libertad a costra rica y procurar la paz a la republica. De consiguiente, mi
muerte es un asesinato tanto más agravante cuanto que no se me ha juzgado ni
oÃdo. Yo no he hecho más que cumplir los mandatos de la asamblea, en
consonancia con mis deseos de reorganizar la republica. Protesto que la reunión
de soldados que hoy ocasiona mi muerte, la he hecho únicamente para defender el
departamento de el Guanacaste perteneciente al estado, amenazado según las
comunicaciones del comandante de dicho departamento, por fuerzas del estado de
Nicaragua. Que si ha cabido en mis deseos el usar después, de algunas de esas
fuerzas para pacificar la republica, que solo era tomando de aquellos que
voluntariamente quisieran marchar, porque jamás se emprende una obra semejante
con hombres forzados.
Declaro que al asesinato se ha unido la falta de palabra que me dio el
comisionado Espinach, de Cartago, de salvarme la vida.
Declaro que mi amor a Centroamérica muere conmigo.
Excito a la juventud que es la llamada a dar vida a este paÃs que dejo con
sentimiento por quedar anarquizado, y deseo que imiten mi ejemplo de morir con
firmeza, antes que dejarlo abandonado al desorden en que desgraciadamente hoy se
encuentra.
Declaro: que no tengo enemigos, ni el menor rencor llevo al sepulcro contra mis
asesinos, que los perdono y deseo el mayor bien posible.
Muero con el sentimiento de haber causado algunos males a mi paÃs, aunque con el
justo deseo de procurarle su bien; y este sentimiento se alimenta porque cuando
habÃa rectificado mis opiniones en polÃtica en la carrera de la revolución, y
creÃa hacerle el bien que me habÃa prometido para subsanar de este modo aquellas
faltas, se me quita la vida injustamente.
El desorden con que escribo, por no habérseme dado mas que tres horas de tiempo
para morir, me habÃa hecho olvidar que tengo cuentas con la casa de mr. M.
Bennet de resultas del corte de maderas en la costa del norte, en las que
considero alcanzar una cantidad de diez a doce mil pesos, que pertenecen a mi
mujer, en retribución de las perdidas que ha tenido en sus bienes
pertenecientes a la hacienda de Jupuara, y que tengo además otras deudas que no
ignora el señor cruz lozano.
Quiero que este testamento se imprima en la parte que tiene relación con mi
muerte y los negocios públicos.
Francisco Morazán
Manifiesto de David: Francisco Morazán
AL PUEBLO DE CENTRO AMÖRICA
Cuando los traidores a la patria ejercen los primeros destinos, el Gobierno es
opresor.
Montesquieu.
Hombres que habéis abusado de los derechos más sagrados del pueblo por su
sórdido y mezquino interés! Con vosotros hablo, enemigos de la independencia y
de la libertad. Si vuestros hechos, para procuraros una patria, pueden sufrir un
paralelo con los de aquellos centroamericanos que perseguÃs o habéis
expatriado, yo a su nombre os provoco a presentarlos. Ese mismo pueblo que
habéis humillado, insultado, envilecido y traicionado tantas veces, que os hace
hoy los árbitros de sus destinos y nos proscribe por vuestros consejos, ese
pueblo será nuestro juez.
Si la lucha que os propongo es desigual, todas las ventajas de ella están de
vuestra parte.
Tenéis en vuestro apoyo:
Que os halláis colocados en el poder, y que nosotros nos encontramos en la
desgracia. Que podéis hacer uso de vuestra autoridad para procurarnos
acusadores, que nosotros no encontramos tal vez ni un testigo. Que os habéis
constituido en nuestros jueces, y declarado que somos vuestros reos. Que nuestra
voluntaria retirada de los negocios públicos, con un objeto más noble que el
que ha podido caber en vuestros corazones, la habéis interpretado como fuga.
Que a nosotros, que no os atrevisteis nunca a vernos cara a cara, nos insultáis
atrozmente en vuestra imprenta; y añadiendo el escarnio a la venganza, habéis
tomado la mano misma que os ha envilecido para trazar los caracteres de un
nombre funesto que no podemos pronunciar sin oprobio, y nuestra expatriación se
ha decretado[1].
Y en fin, para complemento de vuestro triunfo, todas las apariencias acreditan
que el pueblo que nos va a juzgar os pertenece. Pero no importa. Nosotros
tenemos la justicia. Vamos a los hechos. Cuando vosotros disfrutabais de una
patria, no podÃamos nosotros pronunciar este dulce nombre. Recordadlo. Vosotros
habéis gozado muchos años de los bienes de esa patria que buscáis en vano.
¿Encontraréis en la República de Centro-América algunas señales de ella?
No. Aunque le dais hoy este nombre, más extranjeros sois por vuestros propios
hechos en el pueblo que os vio nacer, que nosotros en Méjico, en el Perú y en
la Nueva Granada. Por la identidad de nuestros principios, con los que sirven de
base a los gobiernos de estas Repúblicas, nosotros hemos hallado en ellas
simpatÃas que vosotros no encontraréis en el propio suelo de vuestros padres
(que ya no os pertenece) desde el momento mismo que se descubran vuestros
engaños. Pero si aun queréis buscar vuestra patria, la hallaréis sin duda por
las señales que voy a daros. OÃd y juzgad. En vuestra patria cometÃas culpas
que se olvidaban por unas tantas monedas, y a nosotros se nos exponÃa a la
vergüenza pública. En vuestra patria perpetrabais los más atroces delitos, a
los que se les daba el nombre de debilidades para dejarlos sin castigo, y
nosotros sufrÃamos la nota de infames hasta nuestra quinta generación. En
vuestra patria ejecutabais los crÃmenes que siempre se quedaban impunes, porque
vosotros mismos erais los jueces, y nosotros perdÃamos la salud y la vida en los
cadalsos. En vuestra patria ostentabais los honrosos tÃtulos de tiranos, y
nosotros representábamos el humillante papel de esclavos. En vuestra patria
tenÃas la gloria tenÃas la gloria de apedillaros los opresores del pueblo, y
gemÃamos nosotros bajo la opresión.
Y cuando en vuestra patria, ensanchando la escala de los opresores, defendÃais
hasta los infames oficios de carceleros y de verdugos, a nosotros se nos exigÃan
los reos y las vÃctimas. Y para que nada faltase a vuestra dicha y a nuestra
desgracia, asà en la tierra como en el cielo, ¡Hasta los santos sacabais de
vuestras propias familias!, y los malvados, a vuestro juicio, sólo se
encontraban en las nuestras. Vosotros oÃais, continuamente en sus revelaciones,
la felicidad que os aguardaba, en tanto que a nosotros sólo se nos anunciaban
desgracias. Vosotros dirigÃas con confianza vuestras súplicas al pie de los
altares, porque hacÃais propicios a sus sacerdotes con las riquezas que exigÃais
al pueblo, en tanto que éste temÃa elevar sus plegarias, por no poder
acompañarlas con ofrendas▦. Y por último, para llenar la medida de vuestro
poder y nuestro infortunio, aun más allá de la tumba, en tanto que las almas
de nuestros padres vagaban sin consuelo en derredor nuestro, para demandarnos
los medios de lograr su eterno descanso, vosotros comprabais el Cielo que no
habÃas merecido, con los tesoros que os proporcionaban las leyes de un infame
monopolio. He aquà vuestra patria. Recordadla. Pero si aun insistiereis en
disputarnos la que por tantos tÃtulos nos pertenece, exhibid vuestras pruebas,
que nosotros daremos las nuestras; y si resultase un solo hecho en vuestro favor
contra mil que presentemos nosotros, consentiremos, gustosamente en ser a los
ojos del mundo lo que hoy somos a los vuestros. No es vuestra patria. Porque en
1812, que por la primera vez se ventilaron los derechos de americanos, vosotros
hacÃas de injustos jueces, de viles denunciantes y de falsos testigos contra los
amigos de la independencia del Gobierno absoluto. Es nuestra patria. Porque en
la misma época nosotros nos la procurábamos difundiendo ideas de libertad y de
independencia en el pueblo, sin que vuestras amenazas nos arredrasen ni nos
intimidase la muerte, ya sea que se nos presentase en la copa de Sócrates, que
la encontrásemos al cabo del dogal que quitó la vida al Empecinado o que se
pronunciase en vuestros inicuos tribunales. No es vuestra patria. Porque cuando
triunfaron las ideas de libertad en la metrópoli, cuando los patriotas
españoles quitaron algunos eslabones a la pesada cadena de nuestra esclavitud,
revelándonos de este modo lo que éramos y lo que podÃamos ser, vosotros
conspirasteis contra el Gobierno Constitucional que se estableciera en toda la
monarquÃa como enemigos de las luces, cooperasteis con aquellos que
pretendieron, entonces, independizarse del Gobierno de las cortes y trasladar a
la América el Gobierno absoluto de los Borbones. Es nuestra patria: Porque en
el mismo tiempo hacÃamos resonar el grito de independencia en todo el Reino de
Guatemala. Todo aquel que tenÃa un corazón americano se sintió, entonces,
electrizado con el sagrado fuego de la libertad. Por una disposición de la
Providencia, los amigos del Gobierno absoluto de los Borbones. Es nuestra
patria: Porque en el mismo tiempo hacÃamos resonar el grito de independencia en
todo el Reino de Guatemala. Todo aquel que tenÃa un corazón americano se
sintió, entonces, electrizado con el sagrado fuego de la libertad. Por una
disposición de la Providencia, los amigos del Gobierno absoluto de los
Borbones, enemigos de la independencia de España constitucional, se unieron con
los independientes de ambos Gobiernos, y proclamaron la separación de la
antigua metrópoli el 15 de septiembre de 1821. Y de este modo, vuestros nombres
figurarán en la historia al lado de los Reyes Luis IX, Luis XI y otros muchos
que trabajaron sin pensarlo, a favor de la democracia, sistema que hoy gobierna
en la República de Centro América. No es vuestra patria: Porque en 1821,
acreditasteis con un hecho, que es a los ojos del mundo un grave crimen, vuestro
tardÃo arrepentimiento por haber cometido otro crimen que no es menos grave a
los vuestros. Los remordimientos de vuestra conciencia por haber cooperado a la
independencia de un pueblo indócil, que convirtió en su provecho lo que era
destinado al vuestro, quisisteis aquietarlos sacrificando a un gran conspirador
los derechos de este mismo pueblo: y en lugar de un viejo monarca, nos distéis
un nuevo usurpador: en lugar de la tiranÃa de los Borbones, nos disteis el
escándalo de un emperador de farsa, más opresor porque está más inepto, y su
opresión mil veces más sensible, porque lo ejercÃa sin tÃtulos, sin tino, con
sus iguales y por la vez primera. Es nuestra patria: Porque cuando vosotros, al
lado del General mejicano don Vicente FilÃsola, hicisteis los mayores esfuerzo
por conservar la dominación del Emperador Iturbide en los pueblos que habÃa
subyugado por la intriga, aunque sin éxito, nosotros procuramos evitarla.
Cuando muchos de vosotros, a la retaguardia de aquel General, eráis testigos de
los últimos esfuerzos del heroico pueblo salvadoreño, que mal defendido y
cobardemente abandonado por su jefe en el momento mismo del peligro[2] sucumbió
noblemente, y con más gloria que la que pudo caber a sus vencedores; nosotros
por este mismo tiempo, en el propio teatro de la guerra, en Guatemala, Honduras
y Nicaragua, corrÃamos la suerte de los vencidos, por la identidad de nuestras
opiniones. El pueblo salvadoreño, sin armas y abandonado a su propia suerte,
hizo impotente la negra intriga que se formara en su seno con innobles miras.
[3] Defendió por largo tiempo la más hermosa de todas las causas, adquiriendo
por digna recompensa de sus grandes hechos, la inmarcesible de dar al mundo el
grandioso espectáculo de un pueblo libre que se regenera, obteniendo, en sus
propias derrotas, la reivindicación de los mismos derechos que se la
ocasionaron; en tanto que sus injustos agresores pierden todas las ventajas que
les diera su malhadado triunfo. Por un distinguido favor de la Providencia, los
últimos cañonazos que quitaron la vida a los mejores hijos de El Salvador y
completaron en el Reino de Guatemala la dominación de Iturbide, eran
contestados por los que se disparaban en México, para celebrar la completa
destrucción de un Imperio que sólo apareció al mundo para oprobio de sus
autores. Y por justo resultado de estos hechos, del Reino de Guatemala, libre
del dominio del Emperador Iturbide, en donde habÃas creado vuestra nueva patria,
se formó la nuestra, bajo un sistema democrático, con el nombre de República
Federal de Centro América. Si ya que no podéis negar estos hechos, que todo el
pueblo ha presenciado, pretendiereis, en vuestro despecho, arrojar de nuevo
vuestra acusación favorita, a saber: Que muchos de nosotros nos hemos
enriquecido defendiendo la independencia y la libertad, -no pretendo dejaros ni
este miserable recurso. Tal como es para mà de falsa e insultante la
proposición, yo la levanto del suelo, en donde la ha colocado el desprecio
público, con la fundada esperanza de tirárosla a la cara con doble fuerza. Si
se puede llamar riqueza la que obtuvieron algunos de vuestros jefes militares en
el sitio de Mejicanos, por medio de un mezquino monopolio  estamos todos de
acuerdo. Pero si los bienes de los regulares componen la única riqueza que se
ha podido encontrar en Centro América, levante la mano el más atrevido de
vosotros, y clave en nuestra frente la nota de infame a los que la hubiéramos
merecido por este hecho u otro semejante. Volvamos al asunto. Después de la
caÃda de Iturbide ¿cuál ha sido la conducta que habéis observado? Yo os la
recordaré.Vuestra debilidad os hizo firmar la Constitución Federal de 1824, y
combatirla vuestra perfidia en 1826, 27 y 28. Con este interés disteis vuestros
sufragios de Presidente al señor Arce; y este mismo interés os hizo
despojarlos, cuando ya habÃa llenado, en parte, vuestras miras, porque le fuera
adversa la suerte en el momento mismo de exterminar a vuestros enemigos. Vuestra
razón de Estado llevó por segunda vez la guerra a muerte a los pueblos de El
Salvador, que perpetuaron vuestros jefes por interés. Vuestra venganza iluminó
por mucho tiempo las oscuras noches de estÃo con el incendio de poblaciones
indefensas, para que la rapaz y mezquina codicia de vuestros militares, que se
ejercitaba a media noche, encontrarse alumbrado el camino por donde se
condujeran a vuestro campo los miserables despojos que habÃan librado de las
llamas…
Esta devastación, esta mina, que sólo se habrÃa terminado con la dominación a
que aspirabais, y que se os escapara de las manos por la imbecilidad y cobardÃa
de vuestros guerreros, desapareció con los triunfos de Gualcho, Mejicanos y
Guatemala, y los liberales vencedores acreditaron con la completa
reorganización de la República que eran dignos de regir los destinos de un
pueblo libre. Vuestra venganza, jamás satisfecha, y vuestros deseos de dominar,
nunca extinguidos, trajeron otra vez la guerra a la República para dar un nuevo
testimonio al mundo de vuestras miras, y a los centroamericanos una prueba de
todo lo que debiera esperar y temer de sus enemigos. El Coronel DomÃnguez, que
defendiera vuestra causa con tanto empeño en 1828, invadió los puertos del
norte en 1831, se introdujo con fuerzas en el Estado de Honduras, para
presenciar sus derrotas, y encontró por último la muerte en la ciudad de
Comayagua. El ex Presidente Arce, que apareció en el mismo tiempo por Escuintla
de Soconusco con tropas mexicanas que habÃan destruido la Independencia
nacional, fue completamente batido por el valiente General N. Raoul. No pudiendo
aquel desgraciado Jefe imitar a Moreau, que murió combatiendo contra su paÃs
natal con un valor que atenuara su crimen; ni a Coriolano[4], que obligado a
retirarse de las puertas de Roma por las súplicas de la que lo llevara en su
vientre, acreditó que no le faltaban virtudes, siguió el ejemplo de tantos
griegos que se unieron con los enemigos de su patria para combatirla, y sufrió,
como ellos, el digno castigo en su propia derrota y en las dobles maldiciones de
los mercenarios extranjeros vencidos y de sus conciudadanos vencedores. Esta
injusta guerra se terminó con la ocupación del castillo de S. Fernando de
Omoa, en donde el malvado Ramón Guzmán, que sirviera en vuestras filas como
soldado en 1828, enarboló la bandera española. Después de una lucha obstinada
de 5 meses, que diezmara nuestro ejército, y de la epidemia que lo quitara, fue
abatida esa señal oprobiosa de nuestra antigua esclavitud por el valiente y
sufrido Gral. AgustÃn Guzmán, que hizo rendir la fortaleza. Y para dar al mundo
un testimonio de los extremos opuestos a que pueden conducir vuestras opiniones
y las nuestras en el mismo campo en donde está colocada la cabeza de un
traidor, hijo de la República, y de vuestro partido, que elevara sobre las
murallas del castillo el sÃmbolo de nuestra opresión, existen los sepulcros de
mil centroamericanos, del nuestro que lo despedazaran. No pretendo asegurar que
todos vosotros hayáis aplaudido aquel crimen; si puede adivinarse que hubiesen
algunos de vosotros que lo vieran con indignación, permÃtaseme preguntar a los
demás; ¿tiene alguna analogÃa con la rendición de la plaza de San Salvador en
1823? ¿Si Fernando VII y la bandera española tienen algo de común con la del
Imperio mexicano y AgustÃn I? ¿Si las garras de la joven Aguila que se ven
pintadas en ésta, oprimen o hieren con más fuerza que las del viejo León
hispano que se mira en las armas de aquellas que dominaran la América por tres
siglos? Esta guerra, tan fecunda en hechos que ilustraron las armas del Gobierno
Nacional, que no fue menos abundante en sucesos que justificaron más y más la
causa de los liberales vencedores, arrojó sin embargo elementos funestos de
discordia. A éstos se unió el descontento, que naturalmente debió producir
una Administración de diez años, continuamente contrariada por los hábitos
que dejara el Gobierno absoluto, cuyos resortes tocasteis con oportunidad para
preparar la revolución de 1840. Vosotros, apoyados en el fanatismo religioso,
destruisteis en el Estado de Guatemala las obras que los demócratas consagraron
a la libertad, en tanto que los bárbaros las hollaron con su inmunda planta. La
profesión de los derechos del pueblo  la ley de la libertad de imprenta- la
que suprimió las comunidades religiosas- la que creara la Academia de Ciencias,
en que se enseñaban los principales ramos del saber humano, repuesta por
vosotros con la antigua Universidad de San Carlos  la del hábeas corpus- los
códigos de pruebas, de procedimientos y de juicios, obra del inmortal
Livingston[5], adoptadas con el mejor éxito, y tantas otras, fueron al momento
derogadas por vosotros y el vacÃo que dejaron estos monumentos del patriotismo
lo llenasteis con nombres odiosos, que recordarán al pueblo su antigua
esclavitud y sus tiranos. En los Estados de Nicaragua y Honduras, los justos
deseos de reformas, no satisfechos con las que hiciera el Congreso en 1831 y
1835, fueron de nuevo excitados por dos folletos que escribió el ex-Marqués de
Aycinena. En ellos pretendÃa éste probar que no estábamos bien constituidos,
porque los Estados, como en Norte América, no fueron antes que la Nación, y
porque la Constitución Federal es más central que la de aquella República.
Proposiciones en su origen insidiosas, risibles en su aplicación y que han
merecido el deprecio de los hombres sensatos. Pretender que las Constituciones
de nuestros Estados debieran existir antes que la general, es pedir un
imposible, porque los españoles, que nunca fueron ni tan ilustrados ni tan
generosos como los ingleses con sus colonos, no nos permitieron otra ley que la
voluntad del soberano. Asegurar que por esta falta no estamos bien constituidos
y somos desgraciados, es ignorar las causas que han contribuido a la felicidad
de aquel pueblo afortunado.
Afirmar que la Constitución Federal de Centro América es más central que la
de los Estados Unidos del Norte, es un insulto que no podrá sufrir con
paciencia el que haya hecho una comparación de las leyes. En fin, atreverse a
asegurar ante el público tantas falsedades juntas, es abusar demasiado de su
sencillez y buena fe, y del silencio que han observado los centroamericanos
ilustrados que conocen que ni los norteamericanos pudieron hacer su felicidad
copiando las Constituciones democráticas que habÃan servido a otros pueblos, ni
el de Centro América, en su actual estado, hará la suya adoptando la Ley
Fundamental de aquella República si no puede trasplantar al mismo tiempo el
espÃritu que le da la vida. Pero Aycinena sólo ha tenido por mira, al propagar
estas doctrinas, producir una revolución, -¡Ojalá sea más afortunado en esta
vez que lo fuera con su familia en la del Imperio mexicano, que defendieron con
tanto ardor! Si el Duque de Orleans encontró en la guillotina el castigo de
haber anarquizado al pueblo francés, aparentando para subir al trono ideas
liberales que no profesara, descendiendo de lo grande a lo pequeño, debe tener
igual suerte Aycinena, que usa de los mismos medios para recobrar sus honores.
Ni el oro del Guaya, ni las perlas del Golfo de Nicoya, volverán a adornar la
corona del Marqués de Aycinena; ni el pueblo centroamericano verá más esta
seña oprobiosa de su antigua esclavitud; pero si alguna vez brillase en su
frente este sÃmbolo de la aristocracia, será el blanco de los tiros del soldado
republicano. Y para que nada faltase de ignominia y funesto a la revolución que
habéis últimamente promovido, apareció en la escena el salvaje Carrera,
llevando en su pecho las insignias del fanatismo, en sus labios la destrucción
de los principios liberales y en sus manos el puñal que asesinara a todos
aquellos que no habÃan sido abortados, como él, de las cavernas de
Mataquescuintla.[6] Este monstruo debió desaparecer con el cólera morbus
asiático que lo produjo. Al lado de un fraile y de un clérigo [7] se presentó
por la primera vez revolucionando los pueblos contra el Gobierno de Guatemala,
como envenenador de los rÃos que aquellos conjuraban, para evitar, decÃan, el
contagio de la peste. Y contra este mismo Gobierno, fue el apoyo de los que en
su exasperación le dieron parte en la ocupación de la ciudad de Guatemala, Fue
su peor enemigo cuando estos quisieron poner término a sus demasÃas y
vandalismo, y su más encarnizado perseguidor y asesino cuando el salvaje se
uniera con vosotros.
Es necesario que no se ignore la conducta de este insigne malvado, que ha
excedido con sus crÃmenes a todos los tiranos sin conocerlos. Su vida forma una
cadena no interrumpida de delitos, acompañada de circunstancias horrendas. El
fusilamiento de varios jueces de circuito, en cuyo número se cuenta el
ciudadano F. Zapata, que ejercÃa sus funciones en Jalpatagua[8], es de este
número. Como en todos los pueblos, lo primero que hizo Carrera fue incendiar en
la plaza la ley que establecÃa el juicio por jurados, y los códigos que eran el
espanto de los malvados, porque se habÃan sentenciado en pocos dÃas, con arreglo
a ellos reos de muchos años. En seguida hizo colocar al juez Zapata en el lugar
destinado al suplicio, a tiempo que pasaban de camino, para la ciudad de El
Salvador, las señoritas Juana y Guadalupe Delgado. Juzgando sin duda, el
malvado asesino, que todos tenÃan un corazón que se complaciera como el suyo
con la muerte de la inocente vÃctima, las obligó a presenciar la ejecución, a
pesar de sus súplicas y lágrimas para evitarla, y de sus esfuerzos para
separarse de aquella escena de horror. El rapto, entre tantos raptos, de una
joven doncella que vivÃa con sus padres en la hacienda de la Laguna de
Atescatempa[9], fue acompañado de circunstancias que no deben ignorarse.
Carrera, que habÃa visitado a esta honrada familia, y de ella recibió diversas
insinuaciones de cariño, quiso retribuirlas con un crimen, como acostumbra.
Para ocultar el malvado su perfidia la que era el objeto de sus torpes deseos,
recurrió a otro crimen, que pudo producir peores consecuencias por el gran
compromiso en que puso a su Gobierno. Hizo disfrazar a un oficial para que, a la
cabeza de algunos soldados que debieran suponerse salvadoreños, y por
consiguiente enemigos, ocupasen en la noche la casa de la hacienda. A pretexto
de los dueños de ella hicieron servicios a Carrera, tenÃan orden de reducirlos
a prisión y conducir a la joven hacia el Estado de El Salvador. El bandido, con
un considerable número de soldados, debÃa encontrarse con ellos en el camino, y
éstos contestar al ¿quién vive? El Salvador libre. A esta palabra de guerra
se convinieron hacerse, mutuamente, fuego las dos fuerzas. Sin usar de las
balas, dispersarse los fingidos salvadoreños en seguida y dejar en sus manos la
causa inocente de tanta maldad para exigirle su deshonra en premio de haberla
salvado. Todo se habrÃa ejecutado a satisfacción de Carrera, si la Divina
Providencia no hubiera destinado, en justo castigo, una bala que se introdujera
en el pecho cuando se batÃan, en apariencia las dos partidas. Esta bala, en
concepto de algunos, se puso por casualidad en el fusil; pero otros creen haber
sido dirigida por la venganza del oficial que habÃa sido, en otro tiempo,
maltratado por Carrera; lo cierto es que se le condujo preso a Guatemala, con
los soldados que le acompañaban para cumplir las órdenes de su General.
La gravedad de la herida, que lo obligara a sacramentarse, no le hizo olvidar el
único trofeo de su infernal campaña, que condujo por la fuerza a su cuartel
general de Jutiapa. La joven tuvo el profundo sentimiento de que su criminal
raptor sanase de la herida, y su desgraciada familia sufrió su deshonra sin
quejarse. La noticia de este hecho obligó a separase del Gobierno al Presidente
del Estado de Guatemala, ciudadano Mariano Rivera Paz, para andar 27 leguas de
mal camino, con el único fin de expresar al malvado el sentimiento que le
causara ver derramar la sangre preciosa del caudillo adorado de los pueblos.
Sangre que con estas mismas palabras, tuvo el descaro de reclamar al Gobierno
del Estado de El Salvador, llevando adelante, para paliar el crimen cometido por
Carrera, la infame trama que éste urdiera para ocultarlo. La muerte del
Diputado Cayetano Cerda, que lo obligara Carrera a cenar en su mesa en señal de
amistad, y la mandara asesinar en seguida por el mismo centinela que lo
guardaba. La muerte que dio con su propia lanza a un elector de
Cuajiniquilapa[10], que se negó a prestarle su voto. El asesinato de todos los
heridos del 19 de marzo en la plaza de Guatemala, ocupada a la bayoneta,
evacuada después, rompiendo la lÃnea enemiga, por falta de municiones y por no
haber encontrado los auxilios que ofrecieron los liberales. Asesinato tanto más
criminal, cuanto que se habÃan tratado con las debidas consideraciones al
oficial Montúfar [11] y 35 soldados que se tomaron prisioneros en la acción, y
respetado al padre Obispo y Canónigos que se encontraron en la catedral,
confundidos con los soldados enemigos que se batieron con los nuestros dentro
del mismo edificio. La muerte que dio a cuarenta de los más distinguidos
ciudadanos de Quetzaltenango, en cuyo número se cuentan las autoridades
municipales, después de haber rescatado a muchos de ellos la vida, esposas y
hermanas con grandes sumas de dinero que Carrera recibió, son los menores
delitos que ha cometido este malvado.A este monstruo estaba reservada la
invención diabólica de acompañar con su propia guitarra los movimientos del
Señor Lavangnini, a quien obligaba a danzar, y los últimos ayes de las
cuarenta vÃctimas que asesinó el 2 de abril en la misma plaza de
Quetzaltenango, para acostumbrar asà los oÃdos del pueblo y prepararlo a nuevas
matanzas. A este monstruo estaba reservado el acto de mayor inmortalidad y
perfidia, que ejecutó en la propia ciudad de Quetzaltenango. Habiendo prevenido
al pueblo que se presentase en la plaza a una hora señalada, bajo la pena de
muerte, cuando se encontraba ya reunido, mandó saquear a su tropa toda la
ciudad que contiene 25,000 habitantes. A este monstruo estaba, también,
reservado enterrar a los vivos, como lo ejecutó con un vecino respetable del
pueblo de Salamá, porque le faltaban mil pesos en que habÃa valorado su vida. A
pesar de que su familia le presentó alhajas en doble valor, lo introdujo, sin
embargo, en la sepultura que le habÃa obligado a cavar, y lo cubrió de tierra
hasta la garganta, dándole después grandes golpes en la cabeza, que le
produjeron la muerte, lo abandonó a su inocente familia, que su desolación
derramaba lágrimas sobre el cadáver, cargando en seguida el bandido con el vil
precio de su infame asesinato………………………… Pero ¿cuál es el
delito que no ha podido perpetrar ese malvado? Existe uno ¡quien lo creyera!,
que sólo estaba reservado a vosotros: ¡_dar a Carrera, en precio de tanto
crimen, el poder absoluto que hoy ejerce en el Estado de Guatemala por vuestros
votos!!! Que nuestros conciudadanos que han presenciado todos estos hechos,
desde las prisiones de Belén en 1812, hasta las matanzas de Carrera en la
ciudad de Quetzaltenango, en 1840, juzguen y decidan ahora si tenéis algún tÃ-
tulo para llamaros centroamericanos, y cuáles son los nuestros. Y si, como
esperamos, la justicia decide en nuestro favor: si los pueblos patriotas de que
se componen los Estados de Nicaragua, Honduras, El Salvador, Los Altos y parte
de de Guatemala, han descubierto vuestras pérfidas miras, preparaos, no sólo a
abandonar la República, sino a andar errantes, como los hijos de Judea, tras la
patria de los tiranos, que buscaréis en vano. Si, en vano, porque la libertad
que habéis combatido tantas veces derramando la sangre de sus mejores
defensores, ha recobrado el imperio del orbe, que por un don del cielo ejercÃa
en los primeros tiempos. Los pueblos de ambos mundos profesaban ya su culto; los
Gobiernos del nuevo son obra suya, y los del antiguo caen y se precipitan a su
voz para no reaparecer más sobre la tierra.
David, 16 de julio de 1841
F. Morazán
MORAZAN COMO MILITAR
Militar y polÃtico hondureño, último presidente de la República Federal de
las Provincias Unidas del Centro de América (Tegucigalpa, Honduras, 1792 - San
José, Costa Rica, 1842).
La unión centroamericana, formada por Guatemala, Honduras, El Salvador,
Nicaragua y Costa Rica, se habÃa formado en 1823, bajo la presidencia del
conservador Manuel J. Arce. Morazán inició entonces su carrera polÃtica en el
Estado de Honduras, bajo la protección del presidente Dionisio Herrera.
A raÃz de la rebelión de Justo Milla, al cual derrotó, Francisco Morazán se
convirtió en presidente de Honduras (1827) y se erigió en lÃder de los
liberales centroamericanos. Cuando el presidente salvadoreño, Pardo, le llamó
en su auxilio ante un ataque guatemalteco, Morazán tomó San Salvador (1828) y
luego Guatemala (1829), que era además la capital federal. Arce y los
principales dirigentes conservadores fueron desterrados, mientras se instauraba
un régimen liberal y Costa Rica abandonaba temporalmente la federación (de
1829 a 1831).
Las elecciones de 1830 confirmaron a Francisco Morazán como presidente de la
República (triunfo que revalidó en las de 1834). Durante ese periodo -conocido
como la «Restauración»- puso en marcha reformas que se estrellaron contra
múltiples obstáculos: el particularismo de las provincias, las ambiciones de
los militares, la oposición de la Iglesia, las presiones internacionales, la
bancarrota financiera, las crÃticas al nepotismo y la corrupción del equipo
gobernante…
Morazán fue elegido presidente de El Salvador (1839-40) y lanzó desde allà un
último intentó contra Guatemala en 1840; fue derrotado y marchó al exilio en
Perú. En 1842 desembarcó en Costa Rica, donde tomó brevemente el poder; antes
de que pudiera iniciar la reconstrucción de la unidad centroamericana fue
capturado y fusilado.
CONCLUSIONES
• El general Morazán fue un hombre que lucho arduamente por la unión de los
pueblos centroamericanos para hacerlo una sola patria, sin embargo a pesar de
todo el esfuerzo que realizo, esto fue en vano ya que las naciones no se
mantuvieron unidas por mucho tiempo y al final este fue asesinado.
• Podemos decir que fue Morazán uno de los principales promotores de las
reformas liberales y que al final de cuentas se hizo justicia y Morazán paso a
la historia como reformador.
• Es importante examinar la vida de este personaje tan sobresaliente de la
historia hondureña ya que podemos ver que se destaco en varios aspectos,
además al conocer su historia esta puede hacer que acrecenté nuestro amor por
la patria y ser fieles a ella tal y como lo fue Morazán.

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Morazán, líder centroamericano

  • 1. INTRODUCCION En el presente informe se refiere a la vida y obra del General Francisco Morazán, dicho informe se elaboro con la intención de poder obtener conocimiento de la historia ocurrida en nuestro paÃs con todos los personajes que la fueron creando poco a poco, del cual hoy haremos alusión al Señor Francisco Morazan un gran politico. El General Morazan quien a lo largo de su vida hizo numerosas contribuciones a nuestra patria y que hasta el dÃa de hoy siguen jugando un papel muy importante, saltó a la fama por su victoria en la legendaria Batalla de La Trinidad, luego de esto también podemos apreciar que durante su vida este fue un gran personaje que se desenvolvió en diferentes facetas de la vida en las cuales podemos mencionar como escritor dejándonos como legado Hondureño: • Testamento • Las memorias de David este también se desenvolvió como militar, como gobernante nombrado presidente del Gobierno de Honduras, el dÃa 27 de Noviembre de 1827 y por ultimo reformador promulgó las reformas liberales, las cuales incluyeron: la educación, libertad de prensa y de religión entre otras dejando asà muy claro que era un hombre completo, honorable y lleno de virtudes, pero al final de una vida llena de lucha Morazan fue condenado a muerte; Antes de llevarse a cabo el acto de ejecución, Morazan le dictó su testamento a su hijo Francisco. En éste, el General estipuló que su muerte era un "asesinato" y además declaró: "No tengo enemigos, ni el menor rencor llevo al sepulcro contra mis asesinos, que los perdono y deseo el mayor bien posible." BIOGRAFIA Francisco Morazán Quezada nació el 3 de octubre, 1792 fue un general y polÃ- tico que gobernó a Centroamérica durante el periodo 1827 a 1842. Morazán saltó a la fama por su victoria en la legendaria Batalla de La Trinidad. Sus padres fueron Eusebio Morazán Alemán y Guadalupe Quezada Borjas, ambos miembros de una familia de clase alta. Sus abuelos fueron: Juan Bautista Morazán emigrante corzo y MarÃa Borjas Alvarenga. Francisco Morazán se casó con MarÃa Josefa Lastiri el 30 de diciembre de 1825, del matrimonio nace Adela Morazán Lastiri en 1838 En el ámbito polÃtico, Francisco Morazán fue reconocido como un gran pensador y visionario. Intento transformar a Centroamérica en una nación grande y progresista. Con estas reformas Morazán se ganó enemigos y su perÃodo de gobierno estuvo marcado por luchas internas entre liberales y conservadores. Sin embargo, a través de su capacidad militar, Morazán se mantuvo firme en el poder hasta 1837, cuando la República Federal se fracturó irrevocablemente. Terminaron por dividir a Centroamérica en cinco pequeñas y débiles naciones. Tumba de Morazán en el Cementerio de Los Ilustres, San Salvador, El Salvador. Morazán fue condenado a muerte, los condenados fueron trasladados al paredón de fusilamiento localizado en la plaza central de la ciudad. Antes de llevarse a cabo el acto de ejecución, Morazan le dictó su testamento a su hijo Francisco. En éste, el General estipuló que su muerte era un "asesinato" y además declaró: "Que no tengo enemigos, ni el menor rencor llevo al sepulcro contra mis asesinos, que los perdono y deseo el mayor bien posible." Posteriormente le ofrecieron una silla y la rechazó. MORAZAN COMO GOBERNANTE
  • 2. Nombrado Presidente del Gobierno de Honduras, el dÃa 27 de Noviembre de 1827. EnvÃa columnas de pacificación a la Costa norte y los pueblos fronterizos. Sofoca el levantamiento de Opoteca. Deposita el poder el Diego Vigil, el 30 de Junio de 1828. Prepara su campaña de El Salvador y establece su cuartel General en Texiguat, durante los meses de diciembre a abril de 1828. Sale a El Salvador con 1,400 hombres.Derrota a Vicente DomÃnguez en Gualcho, el 6 de Julio de 1828. Llega a San Miguel el 10 de Julio de 1828. Solicita un empréstito de 16 mil pesos para sostener el ejercito. Ocupa, la capital San Salvador y nuevas autoridades asumen en Ejecutivo. En Agosto de 1828 regresa a Honduras, por la ruta de Nacaome. Envia al Coronel José Antonio Márquez a pacificar Opoteca y eliminar la ocupación de Comayagua, 11 de Agosto de 1828. Derrotados los rebeldes de Opoteca, Morazán sale de Tegucigalpa, con 600 hombres rumbo a El Salvador, 2 de septiembre de 1828. Se estaciona en Goascorán el 2 de Octubre. Derrota en San Antonio Gualcho al Teniente Coronel Antonio de Aycinena y suscribe la Capitulación 9 de Octubre. Recibido como Heróe en Cojutepeque y entra a San Salvador el 23 de octubre de 1828.Permanece en El salvador. Regresa a Honduras, por los informes del levantamiento de pueblos de Olancho. Dirige una proclama el 22 de Noviembre de 1828 a los habitantes de Olancho. El 1 de Enero de 1829, instala su cuartel general en Ahuachapán para concentrar fuerzas en la campaña contra Guatemala. La Mediación de Costa Rica no detiene los preparativos de la guerra. Define sus fuerzas militares como el " Ejercito Aliado Protector de la Ley", en 1829. EnvÃa las primeras columnas sobre Guatemala, Enero de 1829. La Asamblea Legislativa de Honduras el 5 de Marzo de 1829, elige a Francisco Morazán y a Diego Vigil, Jefe de Estado y Vice-Jefe, respectivamente. 13 de Abril de 1829, capitulación de Mariano de Aycinena y entrada triunfal en ciudad Guatemala. La presencia de la peste de Viruela acelera su entrada a Guatemala. Manda a prisión en el Convento de Belén a dirigentes del partido conservador. El 30 de Abril de 1829, la Asamblea de Guatemala condecora al General Francisco Morazán con medalla de oro y lo declara " Benemérito de la Patria, y manda hacer un retrato de cuerpo entero para ser colocado en la Galeria de Presidentes. Ofrece su apoyo a México para enfrentar la invasión española al mando del Brigadier Isidoro Barradas, marzo de 1830. Regresa a Honduras a tomar posesión del Gobierno. Asume la Presidencia de Honduras el 4 de Diciembre de 1829. Proclama al pueblo de Olancho antes de la campaña. Deposita el gobierno en el Senador Juan Angel Arias, el 24 de Diciembre para enfrentar la pacificación de Olancho. Estacionado en Morocelà y el 21 de Enero de 1830 la Capitulación de las " Vueltas del Ocote" en Olancho. Reasume la Presidencia el 22 de Abril de 1830. Manda a Dionisio de Herrera en Junio de 1830 a pacificar Nicaragua. En Junio de 1830, en las elecciones para Presidente de la República Federal de Centro América sale electo. Renuncia a la Presidencia en Honduras el 28 de Junio, y Diego Vigil asume el 30 de Junio de 1830 la Presidencia en su condición de Vice-Presidente. Llega a Guatemala el 14 de Septiembre de 1830. Asume la Presidencia de la República Federal de Centroamérica el 16 de Septiembre de 1830. Por la situación en El Salvador de golpe de Estado en Diciembre de 1831, traslada su gobierno a El Salvador. Por oposición del gobierno de José Maria Cornejo, el 6 de Enero de 1832 sale de San Salvador, por cuanto el Gobierno de Cornejo habÃa decretado la Separación de la Federación. Se traslada a Honduras en espera de tropas de Nicaragua en Febrero de 1832. Electo nuevamente Presidente de la República Federal Centroamericana, el 2 de Febrero de 1835. Toma posesión en Ciudad Guatemala el 14 de Febrero de 1835. Reforma la Constitución Federal de 1824. Traslada la sede a San Salvador en Febrero de 1835. El 21 de Marzo de 1836 presenta un informe al Congreso Federal sobre la situación de la Federación. El presidente Mariano Galvez, solicita en Enero de 1838 la presencia del General Morazán para sofocar los revueltas internas. Llega a Guatemala el 17 de abril de 1838. Los grupos de poder de Ciudad Guatemala le ofrecen plenos poderes para sofocar a Carrera. Una cena en la casa del primer Presidente de la Constituyente de Honduras, abogado Pedro Nolasco
  • 3. Arriaga es el escenario para ratificar la oferta de declararlo Presidente Vitalicio de Guatemala. Morazán la rechazó. El Congreso Federal reunido en El Salvador el 30 de Abril de 1838, declaró que las autoridades de los estados de la Federación pueden constituirse en la forma que estimen conveniente. Reunida sus tropas preparan la pacificación. Derrota en la Acción de Mataquescuintla el 24 de octubre de 1838 a las Tropas de Rafael Carrera. En la Acción de Chiquimula nuevamente derrota a Carrera en Diciembre de 1838. Regresa en Febrero de 1839 a El Salvador,en persecusión de Carrrera. Derrota a fuerzas de Guatemala en las Lomas , San Salvador el 28 de marzo de 1839. Guatemala se declara Estado Libre, Soberana e Independiente el 17 de Abril de 1839. Derrota al General Francisco Ferrera el 6 de abril de 1839 en el sitio de El Espiritu Santo. MORAZAN COMO REFORMADOR El caudillo de la unidad de Centroamérica, muerto frente al pelotón de fusileros en San José Costa Rica, el 15 de septiembre de 1842, tuvo una frase profética cuando minutos antes de su sacrificio dijo  La posteridad nos hará justicia . Y la posteridad le hizo justicia. Morazán entro en la historia con el legitimo titulo de reformador, cuya obra revolucionaria supo realizar, mediante una admirable combinación de estadista y militar Morazán promulgó las reformas liberales, las cuales incluyeron: la educación, libertad de prensa y de religión entre otras. Además limitó el poder de la iglesia católica con la abolición del diezmo de parte del gobierno y la separación del estado y la iglesia. Luego de que se realizaron las elecciones constitucionales, Morazán fue nombrado "Presidente de la República Federal de Centroamérica". Una vez que comenzó a ocupar su cargo, propuso una serie de reformas con la intención de acabar con el subdesarrollo de los pueblos de Centroamérica, por lo que estableció el libre comercio, modificó la ley de las exportaciones, fomentó al proteccionismo en la industria textil, llamó a la libertad de culto, impulsó polÃticas para la educación de todos los ciudadanos e implementó el Código de Livingston, el cual establecÃa un nuevo sistema penitenciario. La implementación de las reformas, que Morazán querÃa llevar a cabo en Centroamérica, estaban inspiradas en la filosofÃa de la 'Ilustración' iniciados por los Borbones en España luego de la invasión de Francia. Estas ideas fueron exportadas a Centroamérica, a través de un documento escrito por: ‪ José MarÃa Peinado. ‪ Francisco Morazán. ‪ y los 'liberales' de la época. Creyeron firmemente que una legislación basada en estos principios, podrÃa convertir a Centroamérica en una nación progresiva. Francisco Morazán, también estaba convencido; que el subdesarrollo de Centroamérica era producto del colonialismo español. Por lo tanto el 'General' tuvo la convicción, que solo modelo polÃtico y social parecido al de Inglaterra o Estados Unidos de América podrÃa ser efectivo en combatir el atraso de la región. Por esta razón, el General Morazán con el apoyo de los 'liberales' del istmo, se embarcó en una misión sin precedente alguno y trató de implementar durante este perÃodo, las 'Reformas liberales'. En Guatemala; el Jefe de Estado; Mariano Gálvez, impulsó un extenso programa de reformas, que se centraron en: El libre comercio, el desarrollo de las exportaciones, proteccionismo en la industria textil, libertad de religión, educación para todos los ciudadanos, un programa de colonización en determinadas regiones de Guatemala, asà como la implementación del Código de Livingston. Algunas de estas reformas del Jefe de Estado guatemalteco con el apoyo de Morazán, tuvieron eco en Honduras, pero más aun en Nicaragua y El Salvador, donde el liberalismo habÃa llegado a alcanzar altos niveles de popularidad. Pero
  • 4. los deseos y esfuerzos de los 'liberales', luego se verÃan frustrados por la oposición. En Costa Rica, los grupos liberales habÃan gobernado ininterrumpidamente desde 1823, por lo que la ejecución de las ideas morazanistas contó con el beneplácito de las autoridades estatales y no generó resistencia importante. Los antecedentes de las reforma liberal se encuentran en el conjunto de medidas implementadas, por primera vez en America española, por Francisco Morazán, Mariano Gálvez, y aquellos que conformaron la primera generación liberal del istmo centroamericano : libertad de cultos, educación popular, separación iglesia-estado, fomento a la inmigración entre otras iniciativas. El gobierno de la Reforma Liberal en Honduras emprendió un amplio programa de medidas con el fin de alcanzar la estabilidad polÃtica y vincular el paÃs con el mercado mundial. Entre estos se puede destacar los siguientes: En lo PolÃtico â–ª Separación iglesia-estado. â–ª Organización y profesionalización del ejército nacional. â–ª Creación de nuevos departamentos. â–ª GarantÃas a derechos individuales. â–ª Afianzamiento de lazos diplomáticos con paÃses de America y Europa. En lo Económico â–ª Fomento de la agricultura, a través de leyes. â–ª Estimulo a la actividad minera. â–ª Reorganización fiscal y estabilización del sistema monetario. â–ª Impulso al negocio bananero. â–ª Construccion de carreteras y caminos. â–ª Apertura a inversión de capitales extranjeros. â–ª Construcción de nuevos puertos y establecimientos de lineas de barcos de vapor. â–ª Establecimiento de instituciones bancarias. En lo JurÃdico â–ª Elaboración y reforma de nuevos códigos: civil, de procedimientos, de comercio, penal, militar y de aduanas. â–ª Constituciones más armónicas con la época. En lo educativo â–ª Nuevas leyes de educación. â–ª Educación primaria laica, gratuita y obligatoria. â–ª Formación de cuadros técnicos. â–ª Impulso de las estadÃsticas. â–ª Formación de maestros profesionales, trayendo profesores de Guatemala y cuba. MORAZAN COMO ESCRITOR Testamento de Francisco Morazán San José: 15 de septiembre de 1842. DÃa del aniversario de la independencia cuya integridad he procurado mantener. En el nombre del autor del universo en cuya religión muero. Declaro: que todos los intereses que poseÃa, mÃos y de mi esposa los he gastado en dar un gobierno de leyes a costa rica, lo mismo que diez y ocho mil pesos y sus réditos, que adeudo al señor general Pedro Bermúdez. Declaro: que no he merecido la muerte porque no he cometido más falta que dar libertad a costra rica y procurar la paz a la republica. De consiguiente, mi muerte es un asesinato tanto más agravante cuanto que no se me ha juzgado ni oÃdo. Yo no he hecho más que cumplir los mandatos de la asamblea, en consonancia con mis deseos de reorganizar la republica. Protesto que la reunión de soldados que hoy ocasiona mi muerte, la he hecho únicamente para defender el departamento de el Guanacaste perteneciente al estado, amenazado según las comunicaciones del comandante de dicho departamento, por fuerzas del estado de Nicaragua. Que si ha cabido en mis deseos el usar después, de algunas de esas fuerzas para pacificar la republica, que solo era tomando de aquellos que voluntariamente quisieran marchar, porque jamás se emprende una obra semejante con hombres forzados.
  • 5. Declaro que al asesinato se ha unido la falta de palabra que me dio el comisionado Espinach, de Cartago, de salvarme la vida. Declaro que mi amor a Centroamérica muere conmigo. Excito a la juventud que es la llamada a dar vida a este paÃs que dejo con sentimiento por quedar anarquizado, y deseo que imiten mi ejemplo de morir con firmeza, antes que dejarlo abandonado al desorden en que desgraciadamente hoy se encuentra. Declaro: que no tengo enemigos, ni el menor rencor llevo al sepulcro contra mis asesinos, que los perdono y deseo el mayor bien posible. Muero con el sentimiento de haber causado algunos males a mi paÃs, aunque con el justo deseo de procurarle su bien; y este sentimiento se alimenta porque cuando habÃa rectificado mis opiniones en polÃtica en la carrera de la revolución, y creÃa hacerle el bien que me habÃa prometido para subsanar de este modo aquellas faltas, se me quita la vida injustamente. El desorden con que escribo, por no habérseme dado mas que tres horas de tiempo para morir, me habÃa hecho olvidar que tengo cuentas con la casa de mr. M. Bennet de resultas del corte de maderas en la costa del norte, en las que considero alcanzar una cantidad de diez a doce mil pesos, que pertenecen a mi mujer, en retribución de las perdidas que ha tenido en sus bienes pertenecientes a la hacienda de Jupuara, y que tengo además otras deudas que no ignora el señor cruz lozano. Quiero que este testamento se imprima en la parte que tiene relación con mi muerte y los negocios públicos. Francisco Morazán Manifiesto de David: Francisco Morazán AL PUEBLO DE CENTRO AMÖRICA Cuando los traidores a la patria ejercen los primeros destinos, el Gobierno es opresor. Montesquieu. Hombres que habéis abusado de los derechos más sagrados del pueblo por su sórdido y mezquino interés! Con vosotros hablo, enemigos de la independencia y de la libertad. Si vuestros hechos, para procuraros una patria, pueden sufrir un paralelo con los de aquellos centroamericanos que perseguÃs o habéis expatriado, yo a su nombre os provoco a presentarlos. Ese mismo pueblo que habéis humillado, insultado, envilecido y traicionado tantas veces, que os hace hoy los árbitros de sus destinos y nos proscribe por vuestros consejos, ese pueblo será nuestro juez. Si la lucha que os propongo es desigual, todas las ventajas de ella están de vuestra parte. Tenéis en vuestro apoyo: Que os halláis colocados en el poder, y que nosotros nos encontramos en la desgracia. Que podéis hacer uso de vuestra autoridad para procurarnos acusadores, que nosotros no encontramos tal vez ni un testigo. Que os habéis constituido en nuestros jueces, y declarado que somos vuestros reos. Que nuestra voluntaria retirada de los negocios públicos, con un objeto más noble que el que ha podido caber en vuestros corazones, la habéis interpretado como fuga. Que a nosotros, que no os atrevisteis nunca a vernos cara a cara, nos insultáis atrozmente en vuestra imprenta; y añadiendo el escarnio a la venganza, habéis tomado la mano misma que os ha envilecido para trazar los caracteres de un nombre funesto que no podemos pronunciar sin oprobio, y nuestra expatriación se ha decretado[1]. Y en fin, para complemento de vuestro triunfo, todas las apariencias acreditan que el pueblo que nos va a juzgar os pertenece. Pero no importa. Nosotros tenemos la justicia. Vamos a los hechos. Cuando vosotros disfrutabais de una patria, no podÃamos nosotros pronunciar este dulce nombre. Recordadlo. Vosotros habéis gozado muchos años de los bienes de esa patria que buscáis en vano. ¿Encontraréis en la República de Centro-América algunas señales de ella? No. Aunque le dais hoy este nombre, más extranjeros sois por vuestros propios hechos en el pueblo que os vio nacer, que nosotros en Méjico, en el Perú y en la Nueva Granada. Por la identidad de nuestros principios, con los que sirven de base a los gobiernos de estas Repúblicas, nosotros hemos hallado en ellas
  • 6. simpatÃas que vosotros no encontraréis en el propio suelo de vuestros padres (que ya no os pertenece) desde el momento mismo que se descubran vuestros engaños. Pero si aun queréis buscar vuestra patria, la hallaréis sin duda por las señales que voy a daros. OÃd y juzgad. En vuestra patria cometÃas culpas que se olvidaban por unas tantas monedas, y a nosotros se nos exponÃa a la vergüenza pública. En vuestra patria perpetrabais los más atroces delitos, a los que se les daba el nombre de debilidades para dejarlos sin castigo, y nosotros sufrÃamos la nota de infames hasta nuestra quinta generación. En vuestra patria ejecutabais los crÃmenes que siempre se quedaban impunes, porque vosotros mismos erais los jueces, y nosotros perdÃamos la salud y la vida en los cadalsos. En vuestra patria ostentabais los honrosos tÃtulos de tiranos, y nosotros representábamos el humillante papel de esclavos. En vuestra patria tenÃas la gloria tenÃas la gloria de apedillaros los opresores del pueblo, y gemÃamos nosotros bajo la opresión. Y cuando en vuestra patria, ensanchando la escala de los opresores, defendÃais hasta los infames oficios de carceleros y de verdugos, a nosotros se nos exigÃan los reos y las vÃctimas. Y para que nada faltase a vuestra dicha y a nuestra desgracia, asà en la tierra como en el cielo, ¡Hasta los santos sacabais de vuestras propias familias!, y los malvados, a vuestro juicio, sólo se encontraban en las nuestras. Vosotros oÃais, continuamente en sus revelaciones, la felicidad que os aguardaba, en tanto que a nosotros sólo se nos anunciaban desgracias. Vosotros dirigÃas con confianza vuestras súplicas al pie de los altares, porque hacÃais propicios a sus sacerdotes con las riquezas que exigÃais al pueblo, en tanto que éste temÃa elevar sus plegarias, por no poder acompañarlas con ofrendasâ–¦. Y por último, para llenar la medida de vuestro poder y nuestro infortunio, aun más allá de la tumba, en tanto que las almas de nuestros padres vagaban sin consuelo en derredor nuestro, para demandarnos los medios de lograr su eterno descanso, vosotros comprabais el Cielo que no habÃas merecido, con los tesoros que os proporcionaban las leyes de un infame monopolio. He aquà vuestra patria. Recordadla. Pero si aun insistiereis en disputarnos la que por tantos tÃtulos nos pertenece, exhibid vuestras pruebas, que nosotros daremos las nuestras; y si resultase un solo hecho en vuestro favor contra mil que presentemos nosotros, consentiremos, gustosamente en ser a los ojos del mundo lo que hoy somos a los vuestros. No es vuestra patria. Porque en 1812, que por la primera vez se ventilaron los derechos de americanos, vosotros hacÃas de injustos jueces, de viles denunciantes y de falsos testigos contra los amigos de la independencia del Gobierno absoluto. Es nuestra patria. Porque en la misma época nosotros nos la procurábamos difundiendo ideas de libertad y de independencia en el pueblo, sin que vuestras amenazas nos arredrasen ni nos intimidase la muerte, ya sea que se nos presentase en la copa de Sócrates, que la encontrásemos al cabo del dogal que quitó la vida al Empecinado o que se pronunciase en vuestros inicuos tribunales. No es vuestra patria. Porque cuando triunfaron las ideas de libertad en la metrópoli, cuando los patriotas españoles quitaron algunos eslabones a la pesada cadena de nuestra esclavitud, revelándonos de este modo lo que éramos y lo que podÃamos ser, vosotros conspirasteis contra el Gobierno Constitucional que se estableciera en toda la monarquÃa como enemigos de las luces, cooperasteis con aquellos que pretendieron, entonces, independizarse del Gobierno de las cortes y trasladar a la América el Gobierno absoluto de los Borbones. Es nuestra patria: Porque en el mismo tiempo hacÃamos resonar el grito de independencia en todo el Reino de Guatemala. Todo aquel que tenÃa un corazón americano se sintió, entonces, electrizado con el sagrado fuego de la libertad. Por una disposición de la Providencia, los amigos del Gobierno absoluto de los Borbones. Es nuestra patria: Porque en el mismo tiempo hacÃamos resonar el grito de independencia en todo el Reino de Guatemala. Todo aquel que tenÃa un corazón americano se sintió, entonces, electrizado con el sagrado fuego de la libertad. Por una disposición de la Providencia, los amigos del Gobierno absoluto de los Borbones, enemigos de la independencia de España constitucional, se unieron con los independientes de ambos Gobiernos, y proclamaron la separación de la antigua metrópoli el 15 de septiembre de 1821. Y de este modo, vuestros nombres figurarán en la historia al lado de los Reyes Luis IX, Luis XI y otros muchos que trabajaron sin pensarlo, a favor de la democracia, sistema que hoy gobierna en la República de Centro América. No es vuestra patria: Porque en 1821, acreditasteis con un hecho, que es a los ojos del mundo un grave crimen, vuestro
  • 7. tardÃo arrepentimiento por haber cometido otro crimen que no es menos grave a los vuestros. Los remordimientos de vuestra conciencia por haber cooperado a la independencia de un pueblo indócil, que convirtió en su provecho lo que era destinado al vuestro, quisisteis aquietarlos sacrificando a un gran conspirador los derechos de este mismo pueblo: y en lugar de un viejo monarca, nos distéis un nuevo usurpador: en lugar de la tiranÃa de los Borbones, nos disteis el escándalo de un emperador de farsa, más opresor porque está más inepto, y su opresión mil veces más sensible, porque lo ejercÃa sin tÃtulos, sin tino, con sus iguales y por la vez primera. Es nuestra patria: Porque cuando vosotros, al lado del General mejicano don Vicente FilÃsola, hicisteis los mayores esfuerzo por conservar la dominación del Emperador Iturbide en los pueblos que habÃa subyugado por la intriga, aunque sin éxito, nosotros procuramos evitarla. Cuando muchos de vosotros, a la retaguardia de aquel General, eráis testigos de los últimos esfuerzos del heroico pueblo salvadoreño, que mal defendido y cobardemente abandonado por su jefe en el momento mismo del peligro[2] sucumbió noblemente, y con más gloria que la que pudo caber a sus vencedores; nosotros por este mismo tiempo, en el propio teatro de la guerra, en Guatemala, Honduras y Nicaragua, corrÃamos la suerte de los vencidos, por la identidad de nuestras opiniones. El pueblo salvadoreño, sin armas y abandonado a su propia suerte, hizo impotente la negra intriga que se formara en su seno con innobles miras. [3] Defendió por largo tiempo la más hermosa de todas las causas, adquiriendo por digna recompensa de sus grandes hechos, la inmarcesible de dar al mundo el grandioso espectáculo de un pueblo libre que se regenera, obteniendo, en sus propias derrotas, la reivindicación de los mismos derechos que se la ocasionaron; en tanto que sus injustos agresores pierden todas las ventajas que les diera su malhadado triunfo. Por un distinguido favor de la Providencia, los últimos cañonazos que quitaron la vida a los mejores hijos de El Salvador y completaron en el Reino de Guatemala la dominación de Iturbide, eran contestados por los que se disparaban en México, para celebrar la completa destrucción de un Imperio que sólo apareció al mundo para oprobio de sus autores. Y por justo resultado de estos hechos, del Reino de Guatemala, libre del dominio del Emperador Iturbide, en donde habÃas creado vuestra nueva patria, se formó la nuestra, bajo un sistema democrático, con el nombre de República Federal de Centro América. Si ya que no podéis negar estos hechos, que todo el pueblo ha presenciado, pretendiereis, en vuestro despecho, arrojar de nuevo vuestra acusación favorita, a saber: Que muchos de nosotros nos hemos enriquecido defendiendo la independencia y la libertad, -no pretendo dejaros ni este miserable recurso. Tal como es para mà de falsa e insultante la proposición, yo la levanto del suelo, en donde la ha colocado el desprecio público, con la fundada esperanza de tirárosla a la cara con doble fuerza. Si se puede llamar riqueza la que obtuvieron algunos de vuestros jefes militares en el sitio de Mejicanos, por medio de un mezquino monopolio  estamos todos de acuerdo. Pero si los bienes de los regulares componen la única riqueza que se ha podido encontrar en Centro América, levante la mano el más atrevido de vosotros, y clave en nuestra frente la nota de infame a los que la hubiéramos merecido por este hecho u otro semejante. Volvamos al asunto. Después de la caÃda de Iturbide ¿cuál ha sido la conducta que habéis observado? Yo os la recordaré.Vuestra debilidad os hizo firmar la Constitución Federal de 1824, y combatirla vuestra perfidia en 1826, 27 y 28. Con este interés disteis vuestros sufragios de Presidente al señor Arce; y este mismo interés os hizo despojarlos, cuando ya habÃa llenado, en parte, vuestras miras, porque le fuera adversa la suerte en el momento mismo de exterminar a vuestros enemigos. Vuestra razón de Estado llevó por segunda vez la guerra a muerte a los pueblos de El Salvador, que perpetuaron vuestros jefes por interés. Vuestra venganza iluminó por mucho tiempo las oscuras noches de estÃo con el incendio de poblaciones indefensas, para que la rapaz y mezquina codicia de vuestros militares, que se ejercitaba a media noche, encontrarse alumbrado el camino por donde se condujeran a vuestro campo los miserables despojos que habÃan librado de las llamas… Esta devastación, esta mina, que sólo se habrÃa terminado con la dominación a que aspirabais, y que se os escapara de las manos por la imbecilidad y cobardÃa de vuestros guerreros, desapareció con los triunfos de Gualcho, Mejicanos y Guatemala, y los liberales vencedores acreditaron con la completa reorganización de la República que eran dignos de regir los destinos de un
  • 8. pueblo libre. Vuestra venganza, jamás satisfecha, y vuestros deseos de dominar, nunca extinguidos, trajeron otra vez la guerra a la República para dar un nuevo testimonio al mundo de vuestras miras, y a los centroamericanos una prueba de todo lo que debiera esperar y temer de sus enemigos. El Coronel DomÃnguez, que defendiera vuestra causa con tanto empeño en 1828, invadió los puertos del norte en 1831, se introdujo con fuerzas en el Estado de Honduras, para presenciar sus derrotas, y encontró por último la muerte en la ciudad de Comayagua. El ex Presidente Arce, que apareció en el mismo tiempo por Escuintla de Soconusco con tropas mexicanas que habÃan destruido la Independencia nacional, fue completamente batido por el valiente General N. Raoul. No pudiendo aquel desgraciado Jefe imitar a Moreau, que murió combatiendo contra su paÃs natal con un valor que atenuara su crimen; ni a Coriolano[4], que obligado a retirarse de las puertas de Roma por las súplicas de la que lo llevara en su vientre, acreditó que no le faltaban virtudes, siguió el ejemplo de tantos griegos que se unieron con los enemigos de su patria para combatirla, y sufrió, como ellos, el digno castigo en su propia derrota y en las dobles maldiciones de los mercenarios extranjeros vencidos y de sus conciudadanos vencedores. Esta injusta guerra se terminó con la ocupación del castillo de S. Fernando de Omoa, en donde el malvado Ramón Guzmán, que sirviera en vuestras filas como soldado en 1828, enarboló la bandera española. Después de una lucha obstinada de 5 meses, que diezmara nuestro ejército, y de la epidemia que lo quitara, fue abatida esa señal oprobiosa de nuestra antigua esclavitud por el valiente y sufrido Gral. AgustÃn Guzmán, que hizo rendir la fortaleza. Y para dar al mundo un testimonio de los extremos opuestos a que pueden conducir vuestras opiniones y las nuestras en el mismo campo en donde está colocada la cabeza de un traidor, hijo de la República, y de vuestro partido, que elevara sobre las murallas del castillo el sÃmbolo de nuestra opresión, existen los sepulcros de mil centroamericanos, del nuestro que lo despedazaran. No pretendo asegurar que todos vosotros hayáis aplaudido aquel crimen; si puede adivinarse que hubiesen algunos de vosotros que lo vieran con indignación, permÃtaseme preguntar a los demás; ¿tiene alguna analogÃa con la rendición de la plaza de San Salvador en 1823? ¿Si Fernando VII y la bandera española tienen algo de común con la del Imperio mexicano y AgustÃn I? ¿Si las garras de la joven Aguila que se ven pintadas en ésta, oprimen o hieren con más fuerza que las del viejo León hispano que se mira en las armas de aquellas que dominaran la América por tres siglos? Esta guerra, tan fecunda en hechos que ilustraron las armas del Gobierno Nacional, que no fue menos abundante en sucesos que justificaron más y más la causa de los liberales vencedores, arrojó sin embargo elementos funestos de discordia. A éstos se unió el descontento, que naturalmente debió producir una Administración de diez años, continuamente contrariada por los hábitos que dejara el Gobierno absoluto, cuyos resortes tocasteis con oportunidad para preparar la revolución de 1840. Vosotros, apoyados en el fanatismo religioso, destruisteis en el Estado de Guatemala las obras que los demócratas consagraron a la libertad, en tanto que los bárbaros las hollaron con su inmunda planta. La profesión de los derechos del pueblo  la ley de la libertad de imprenta- la que suprimió las comunidades religiosas- la que creara la Academia de Ciencias, en que se enseñaban los principales ramos del saber humano, repuesta por vosotros con la antigua Universidad de San Carlos  la del hábeas corpus- los códigos de pruebas, de procedimientos y de juicios, obra del inmortal Livingston[5], adoptadas con el mejor éxito, y tantas otras, fueron al momento derogadas por vosotros y el vacÃo que dejaron estos monumentos del patriotismo lo llenasteis con nombres odiosos, que recordarán al pueblo su antigua esclavitud y sus tiranos. En los Estados de Nicaragua y Honduras, los justos deseos de reformas, no satisfechos con las que hiciera el Congreso en 1831 y 1835, fueron de nuevo excitados por dos folletos que escribió el ex-Marqués de Aycinena. En ellos pretendÃa éste probar que no estábamos bien constituidos, porque los Estados, como en Norte América, no fueron antes que la Nación, y porque la Constitución Federal es más central que la de aquella República. Proposiciones en su origen insidiosas, risibles en su aplicación y que han merecido el deprecio de los hombres sensatos. Pretender que las Constituciones de nuestros Estados debieran existir antes que la general, es pedir un imposible, porque los españoles, que nunca fueron ni tan ilustrados ni tan generosos como los ingleses con sus colonos, no nos permitieron otra ley que la voluntad del soberano. Asegurar que por esta falta no estamos bien constituidos
  • 9. y somos desgraciados, es ignorar las causas que han contribuido a la felicidad de aquel pueblo afortunado. Afirmar que la Constitución Federal de Centro América es más central que la de los Estados Unidos del Norte, es un insulto que no podrá sufrir con paciencia el que haya hecho una comparación de las leyes. En fin, atreverse a asegurar ante el público tantas falsedades juntas, es abusar demasiado de su sencillez y buena fe, y del silencio que han observado los centroamericanos ilustrados que conocen que ni los norteamericanos pudieron hacer su felicidad copiando las Constituciones democráticas que habÃan servido a otros pueblos, ni el de Centro América, en su actual estado, hará la suya adoptando la Ley Fundamental de aquella República si no puede trasplantar al mismo tiempo el espÃritu que le da la vida. Pero Aycinena sólo ha tenido por mira, al propagar estas doctrinas, producir una revolución, -¡Ojalá sea más afortunado en esta vez que lo fuera con su familia en la del Imperio mexicano, que defendieron con tanto ardor! Si el Duque de Orleans encontró en la guillotina el castigo de haber anarquizado al pueblo francés, aparentando para subir al trono ideas liberales que no profesara, descendiendo de lo grande a lo pequeño, debe tener igual suerte Aycinena, que usa de los mismos medios para recobrar sus honores. Ni el oro del Guaya, ni las perlas del Golfo de Nicoya, volverán a adornar la corona del Marqués de Aycinena; ni el pueblo centroamericano verá más esta seña oprobiosa de su antigua esclavitud; pero si alguna vez brillase en su frente este sÃmbolo de la aristocracia, será el blanco de los tiros del soldado republicano. Y para que nada faltase de ignominia y funesto a la revolución que habéis últimamente promovido, apareció en la escena el salvaje Carrera, llevando en su pecho las insignias del fanatismo, en sus labios la destrucción de los principios liberales y en sus manos el puñal que asesinara a todos aquellos que no habÃan sido abortados, como él, de las cavernas de Mataquescuintla.[6] Este monstruo debió desaparecer con el cólera morbus asiático que lo produjo. Al lado de un fraile y de un clérigo [7] se presentó por la primera vez revolucionando los pueblos contra el Gobierno de Guatemala, como envenenador de los rÃos que aquellos conjuraban, para evitar, decÃan, el contagio de la peste. Y contra este mismo Gobierno, fue el apoyo de los que en su exasperación le dieron parte en la ocupación de la ciudad de Guatemala, Fue su peor enemigo cuando estos quisieron poner término a sus demasÃas y vandalismo, y su más encarnizado perseguidor y asesino cuando el salvaje se uniera con vosotros. Es necesario que no se ignore la conducta de este insigne malvado, que ha excedido con sus crÃmenes a todos los tiranos sin conocerlos. Su vida forma una cadena no interrumpida de delitos, acompañada de circunstancias horrendas. El fusilamiento de varios jueces de circuito, en cuyo número se cuenta el ciudadano F. Zapata, que ejercÃa sus funciones en Jalpatagua[8], es de este número. Como en todos los pueblos, lo primero que hizo Carrera fue incendiar en la plaza la ley que establecÃa el juicio por jurados, y los códigos que eran el espanto de los malvados, porque se habÃan sentenciado en pocos dÃas, con arreglo a ellos reos de muchos años. En seguida hizo colocar al juez Zapata en el lugar destinado al suplicio, a tiempo que pasaban de camino, para la ciudad de El Salvador, las señoritas Juana y Guadalupe Delgado. Juzgando sin duda, el malvado asesino, que todos tenÃan un corazón que se complaciera como el suyo con la muerte de la inocente vÃctima, las obligó a presenciar la ejecución, a pesar de sus súplicas y lágrimas para evitarla, y de sus esfuerzos para separarse de aquella escena de horror. El rapto, entre tantos raptos, de una joven doncella que vivÃa con sus padres en la hacienda de la Laguna de Atescatempa[9], fue acompañado de circunstancias que no deben ignorarse. Carrera, que habÃa visitado a esta honrada familia, y de ella recibió diversas insinuaciones de cariño, quiso retribuirlas con un crimen, como acostumbra. Para ocultar el malvado su perfidia la que era el objeto de sus torpes deseos, recurrió a otro crimen, que pudo producir peores consecuencias por el gran compromiso en que puso a su Gobierno. Hizo disfrazar a un oficial para que, a la cabeza de algunos soldados que debieran suponerse salvadoreños, y por consiguiente enemigos, ocupasen en la noche la casa de la hacienda. A pretexto de los dueños de ella hicieron servicios a Carrera, tenÃan orden de reducirlos a prisión y conducir a la joven hacia el Estado de El Salvador. El bandido, con un considerable número de soldados, debÃa encontrarse con ellos en el camino, y éstos contestar al ¿quién vive? El Salvador libre. A esta palabra de guerra
  • 10. se convinieron hacerse, mutuamente, fuego las dos fuerzas. Sin usar de las balas, dispersarse los fingidos salvadoreños en seguida y dejar en sus manos la causa inocente de tanta maldad para exigirle su deshonra en premio de haberla salvado. Todo se habrÃa ejecutado a satisfacción de Carrera, si la Divina Providencia no hubiera destinado, en justo castigo, una bala que se introdujera en el pecho cuando se batÃan, en apariencia las dos partidas. Esta bala, en concepto de algunos, se puso por casualidad en el fusil; pero otros creen haber sido dirigida por la venganza del oficial que habÃa sido, en otro tiempo, maltratado por Carrera; lo cierto es que se le condujo preso a Guatemala, con los soldados que le acompañaban para cumplir las órdenes de su General. La gravedad de la herida, que lo obligara a sacramentarse, no le hizo olvidar el único trofeo de su infernal campaña, que condujo por la fuerza a su cuartel general de Jutiapa. La joven tuvo el profundo sentimiento de que su criminal raptor sanase de la herida, y su desgraciada familia sufrió su deshonra sin quejarse. La noticia de este hecho obligó a separase del Gobierno al Presidente del Estado de Guatemala, ciudadano Mariano Rivera Paz, para andar 27 leguas de mal camino, con el único fin de expresar al malvado el sentimiento que le causara ver derramar la sangre preciosa del caudillo adorado de los pueblos. Sangre que con estas mismas palabras, tuvo el descaro de reclamar al Gobierno del Estado de El Salvador, llevando adelante, para paliar el crimen cometido por Carrera, la infame trama que éste urdiera para ocultarlo. La muerte del Diputado Cayetano Cerda, que lo obligara Carrera a cenar en su mesa en señal de amistad, y la mandara asesinar en seguida por el mismo centinela que lo guardaba. La muerte que dio con su propia lanza a un elector de Cuajiniquilapa[10], que se negó a prestarle su voto. El asesinato de todos los heridos del 19 de marzo en la plaza de Guatemala, ocupada a la bayoneta, evacuada después, rompiendo la lÃnea enemiga, por falta de municiones y por no haber encontrado los auxilios que ofrecieron los liberales. Asesinato tanto más criminal, cuanto que se habÃan tratado con las debidas consideraciones al oficial Montúfar [11] y 35 soldados que se tomaron prisioneros en la acción, y respetado al padre Obispo y Canónigos que se encontraron en la catedral, confundidos con los soldados enemigos que se batieron con los nuestros dentro del mismo edificio. La muerte que dio a cuarenta de los más distinguidos ciudadanos de Quetzaltenango, en cuyo número se cuentan las autoridades municipales, después de haber rescatado a muchos de ellos la vida, esposas y hermanas con grandes sumas de dinero que Carrera recibió, son los menores delitos que ha cometido este malvado.A este monstruo estaba reservada la invención diabólica de acompañar con su propia guitarra los movimientos del Señor Lavangnini, a quien obligaba a danzar, y los últimos ayes de las cuarenta vÃctimas que asesinó el 2 de abril en la misma plaza de Quetzaltenango, para acostumbrar asà los oÃdos del pueblo y prepararlo a nuevas matanzas. A este monstruo estaba reservado el acto de mayor inmortalidad y perfidia, que ejecutó en la propia ciudad de Quetzaltenango. Habiendo prevenido al pueblo que se presentase en la plaza a una hora señalada, bajo la pena de muerte, cuando se encontraba ya reunido, mandó saquear a su tropa toda la ciudad que contiene 25,000 habitantes. A este monstruo estaba, también, reservado enterrar a los vivos, como lo ejecutó con un vecino respetable del pueblo de Salamá, porque le faltaban mil pesos en que habÃa valorado su vida. A pesar de que su familia le presentó alhajas en doble valor, lo introdujo, sin embargo, en la sepultura que le habÃa obligado a cavar, y lo cubrió de tierra hasta la garganta, dándole después grandes golpes en la cabeza, que le produjeron la muerte, lo abandonó a su inocente familia, que su desolación derramaba lágrimas sobre el cadáver, cargando en seguida el bandido con el vil precio de su infame asesinato………………………… Pero ¿cuál es el delito que no ha podido perpetrar ese malvado? Existe uno ¡quien lo creyera!, que sólo estaba reservado a vosotros: ¡_dar a Carrera, en precio de tanto crimen, el poder absoluto que hoy ejerce en el Estado de Guatemala por vuestros votos!!! Que nuestros conciudadanos que han presenciado todos estos hechos, desde las prisiones de Belén en 1812, hasta las matanzas de Carrera en la ciudad de Quetzaltenango, en 1840, juzguen y decidan ahora si tenéis algún tÃ- tulo para llamaros centroamericanos, y cuáles son los nuestros. Y si, como esperamos, la justicia decide en nuestro favor: si los pueblos patriotas de que se componen los Estados de Nicaragua, Honduras, El Salvador, Los Altos y parte de de Guatemala, han descubierto vuestras pérfidas miras, preparaos, no sólo a
  • 11. abandonar la República, sino a andar errantes, como los hijos de Judea, tras la patria de los tiranos, que buscaréis en vano. Si, en vano, porque la libertad que habéis combatido tantas veces derramando la sangre de sus mejores defensores, ha recobrado el imperio del orbe, que por un don del cielo ejercÃa en los primeros tiempos. Los pueblos de ambos mundos profesaban ya su culto; los Gobiernos del nuevo son obra suya, y los del antiguo caen y se precipitan a su voz para no reaparecer más sobre la tierra. David, 16 de julio de 1841 F. Morazán MORAZAN COMO MILITAR Militar y polÃtico hondureño, último presidente de la República Federal de las Provincias Unidas del Centro de América (Tegucigalpa, Honduras, 1792 - San José, Costa Rica, 1842). La unión centroamericana, formada por Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, se habÃa formado en 1823, bajo la presidencia del conservador Manuel J. Arce. Morazán inició entonces su carrera polÃtica en el Estado de Honduras, bajo la protección del presidente Dionisio Herrera. A raÃz de la rebelión de Justo Milla, al cual derrotó, Francisco Morazán se convirtió en presidente de Honduras (1827) y se erigió en lÃder de los liberales centroamericanos. Cuando el presidente salvadoreño, Pardo, le llamó en su auxilio ante un ataque guatemalteco, Morazán tomó San Salvador (1828) y luego Guatemala (1829), que era además la capital federal. Arce y los principales dirigentes conservadores fueron desterrados, mientras se instauraba un régimen liberal y Costa Rica abandonaba temporalmente la federación (de 1829 a 1831). Las elecciones de 1830 confirmaron a Francisco Morazán como presidente de la República (triunfo que revalidó en las de 1834). Durante ese periodo -conocido como la «Restauración»- puso en marcha reformas que se estrellaron contra múltiples obstáculos: el particularismo de las provincias, las ambiciones de los militares, la oposición de la Iglesia, las presiones internacionales, la bancarrota financiera, las crÃticas al nepotismo y la corrupción del equipo gobernante… Morazán fue elegido presidente de El Salvador (1839-40) y lanzó desde allà un último intentó contra Guatemala en 1840; fue derrotado y marchó al exilio en Perú. En 1842 desembarcó en Costa Rica, donde tomó brevemente el poder; antes de que pudiera iniciar la reconstrucción de la unidad centroamericana fue capturado y fusilado. CONCLUSIONES • El general Morazán fue un hombre que lucho arduamente por la unión de los pueblos centroamericanos para hacerlo una sola patria, sin embargo a pesar de todo el esfuerzo que realizo, esto fue en vano ya que las naciones no se mantuvieron unidas por mucho tiempo y al final este fue asesinado. • Podemos decir que fue Morazán uno de los principales promotores de las reformas liberales y que al final de cuentas se hizo justicia y Morazán paso a la historia como reformador. • Es importante examinar la vida de este personaje tan sobresaliente de la historia hondureña ya que podemos ver que se destaco en varios aspectos, además al conocer su historia esta puede hacer que acrecenté nuestro amor por la patria y ser fieles a ella tal y como lo fue Morazán.