1. Nació en el Castillo de Sales, de familia
noble; sus padres fueron Francisco de Sales
de Boisy y Francisca de Sionnaz. A los 13
años viajó a París para estudiar con los
jesuitas. Después estudió Derecho y
Teología, primero en la Universidad de París
y después en la de Padua. Deseaba ser
sacerdote, pero se lo ocultó a su padre; sólo
su madre y amigos íntimos lo sabían. Al
terminar de estudiar, un acontecimiento
ayudó a su ordenación: el canónigo de Sales,
Luis de Sales, ayudado por el obispo de
Ginebra, Claudio de Granier, hablaron con el
Papa, quien lo nombró deán del capítulo de
Ginebra
2. Entre sus obras podemos encontrar:
Controversias, que son los folletos que San Francisco repartía casa por casa
en Chablais folletos que el celoso misionero distribuía entre los habitantes del
Chablais, trata principalmente de refutar las ideas calvinistas resaltando la
defensa de la primacía de Simón Pedro.
Defensa del estandarte de la Cruz.
Introducción a la vida devota (1604) considerado como la obra clásica del
santo, basado en las cartas de dirección espiritual que el santo escribía a su
prima política, la Sra. de Chamoisyson. En su forma pública toman forma de
cartas a "Filotea", nombre que en realidad se refieren a quien lea el libro, y que
logró una gran llegada al público de todo tipo por la espiritualidad que
plasmaba y la psicología que manejaba. Existe una temprana traducción al
español de Francisco de Quevedo.
Tratado del amor de Dios.
Conferencias espirituales, una colección que las Hermanas de la Visitación
conservaron cuando el santo iba a visitarlas y a conversar con ellas.
Colección de sermones.
Colección de cartas.
Colección de tratados y opúsculos.
6. El camino al castillo de Allinges, que estaban obligados a
recorrer, ofrecÃ-a muchas dificultades y, particularmente en
invierno, resultaba peligroso. Una noche, Francisco fue atacado
por los lobos y tuvo que trepar a un árbol y permanecer ahÃ-
en vela para escapar con vida. A la mañana siguiente, unos
campesinos le encontraron en tan lastimoso estado que, de no
haberle transportado a su casa para darle de comer y hacerle
entrar en calor, el santo habrÃ-a muerto seguramente. Los
buenos campesinos eran calvinistas. Francisco les dio las gracias
en términos tan llenos de caridad, que se hizo amigo de ellos y
muy pronto los convirtió al catolicismo.
En el 1595, un grupo de asesinos se puso al asecho de Francisco
en dos ocasiones, pero el cielo preservó la vida del santo en
forma milagrosa El tiempo pasaba y el fruto del trabajo de los
misioneros era muy escaso. Por otra parte, el Sr. de Boisy
enviaba constantemente cartas a su hijo, rogándole y
ordenándole que abandonase aquella misión desesperada.
Francisco responda siempre que si su Obispo no le daba una
orden formal de volver, no abandonará su puesto. El santo
escriba a un amigo de Envían en estos términos: "Estamos
apenas en los comienzos. Estoy decidido a seguir adelante con
valor, y mi esperanza contra toda esperanza está¡ puesta en
Dios"
7. Monseñor de Granier, quien siempre haba visto en Francisco un
posible coadjutor y sucesor, pensó que haba llegado el
momento de poner en obra sus proyectos. El santo se negó a
aceptar, al principio, pero finalmente se rindió a las suplicas de
su Obispo, sometiéndose a lo que consideraba como una
manifestación de la voluntad de Dios. Al poco tiempo, le atacó
una grave enfermedad que lo puso entre la vida y la muerte. Al
restablecerse fue a Roma, donde el Papa Clemente VIII, que
haba oído muchas alabanzas sobre la virtud y las cualidades del
joven sacerdote decano, pidió que se sometiese a un examen
en su presencia. El dÃ-a señalado se reunieron muchos teólogos
y sabios. En 1602 fue a París donde le invitaron a predicar en la
capilla real, que pronto resultó pequeña para la tal multitud que
acuda a oír la palabra del santo, tan sencilla, tan conmovedora y
tan valiente. Enrique IV concibió una gran estima por el
coadjutor de Ginebra y trató en vano de retenerle en Francia La
generosidad y caridad, la humildad y clemencia del santo eran
inagotable. En su trato con las almas fue siempre bondadoso, sin
caer en la debilidad; pero sabían emplear la firmeza cuando no
bastaba la bondad.
8. Ten paciencia con todas las cosas, pero sobre todo contigo mismo.
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Lo que se hace con precipitación nunca se hace bien; obrar siempre con tranquilidad y calma.
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La belleza, para ser agradable, debe ser ignorada.
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La ciencia que sirve para hacernos orgullosos y que degenera en pedantería no vale mas que
para deshonrarnos.
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Es una especie de obediencia muy agradable a los ojos de Dios no desear dispensas sin mucha
necesidad.
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Si os halláis precisado a oponeros al dictamen de otro, hacedlo.