2. Evolución de la población uruguaya Años Población 1860 223.238 1870 343.020 1890 686.458 1900 914.714 1908 1.042.686
3.
4. Con el mismo nombre, "belle epóque", se evoca en Uruguay los anchos bulevares del París finisecular con el que soñaban las clases altas montevideanas. Las lanas y las carnes de sus estancias, las cuentas de sus negocios, se transmutaban, por obra y gracia de la bonanza de aquellos años, en jarrones de porcelana, estatuas y pianos fortes. Así lucían las mansiones del Prado, las quintas de Colón y las primeras casas de verano en los arenales de Carrasco... Otro espejo _u otra cara del mismo, tal vez_ mostraba la dura vida de los inmigrantes. Llegados "con lo puesto", su destino era la mísera pieza del conventillo en los barrios del "otro" Montevideo. En aquellos patios de arrabal se empezó a bailar el tango entre compadritos, todavía con facón al cinto. Pero también se labró la alianza del trabajo y el ahorro; la del almacenero que empezó a fiar, con el obrero que llegaba a compartir el ensopado con su familia. Las historias del bajo; la de los pobres. Montevideo se convalidaba como polo de atracción: su perfil había cambiado, tanto desde el punto de vista urbanístico como social. Un sector de "clases medias" deseoso de ascender socialmente transmitía sus valores de estabilidad y progreso, en tanto un proletariado naciente se disponía a luchar por su porción del ingreso. Y todavía más lejos, tan lejos de Montevideo como de París, el peón de campo, tropero, esquilador, hombre "pa' cualquier changa", atado a sus amores de siempre: la china, la guitarra y la caña. Todavía rancho y pulpería en buena parte del país.
5. La sala de la casa, orgullo del burgués, lugar de recepción y demostración del poder económico de sus dueños. Alfombras, espejos, hermosos muebles importados, todo se concentra allí, donde se reciben las visitas… Allí “se van raleando los mateadores. La mulata esponjada que servía a la amita y a sus visitas el brebaje paraguayo en mate de oro y plata, ha cedido el paso al sirviente de frack del five o`clock tea” Citado por J. P. Barrán.
16. “ Usaban corsé con ballenas de hierro para presentarse con la silueta a la moda, amplios el busto y las caderas, y ajustada la cintura. Llevaban el cuello alto hasta el mentón, las mangas abullonadas y largas que prolongaban los guantes. Y usaban zapatos y medias negros, sombreros adornados con pájaros y flores, y velos sobre la cara en motitas de terciopelo “ Testimonio de Josefina Leredo de Blixen