2. LA AYUDA DE LA IGLESIA AL HOMBRE
CONTEMPORÁNEO.
La sociedad contemporánea advierte y vive
profusamente una nueva necesidad de sentido.
La vida y la muerte de las personas aparecen estar
confiadas únicamente al progreso científico y
tecnológico, que avanza mucho más rápidamente desde
la capacidad humana de establecer sus fines y evaluar
costos.
La Misión de la Iglesia en el mundo contemporáneo
consiste en ayudar a cada ser humano a descubrir en
Dios el significando último de su esencia.
3. RECOMENZAR DESDE LA FE EN CRISTO
La fe en Dios y en Jesucristo ilumina los
principios morales que son el único e
insustituible fundamento de estable
tranquilidad en que se apoya el orden
interno de la vida privada y pública, que
es el único que puede engendrar y
salvaguardar la prosperidad de los
Estados.
No se trata de inventar un nuevo
programa., es el de siempre, recogido por
el Evangelio y la tradición viva, se centra
en Cristo al que hay que conocer, amar, e
imitar…
4. UNA ESPERANZA SÓLIDA
L a Iglesia enseña al hombre que Dios le ofrece la
posibilidad real de superar el mal y alcanzar el bien.
El Señor ha redimido al hombre, lo ha rescatado a
caro precio (1 Cor. 6,20).
La esperanza cristiana confiere una fuerte
determinación al compromiso en campo social
Infundiendo confianza en la posibilidad de construir
Un mundo mejor, sabiendo que no puede existir un
Paraíso aquí en la tierra.
La motivaciones religiosas de este compromiso
puede ser no compartidas, pero las convicciones
morales que derivan de ella constituyen un punto de
encuentro entre los cristianos y todos los hombres de
buena voluntad.
5. CONSTRUIR LA “CIVILIZACIÓN DEL AMOR”
Este principio está iluminado por
el primado de la caridad “Signo
definitivo de los discípulos de
Cristo” (Jn 13,35). Jesús nos
enseña que la ley fundamental de
la perfección humana y por lo
tanto del mundo está en el
mandamiento nuevo del amor (Mt
22,40)
Este amor puede ser llamado
caridad social, caridad política y
se debe extender a todo el género
humano.
6. Para plasmar una sociedad más
humana, más digna de la persona, es
necesario revalorizar el amor en la vida
social – a nivel político, económico,
cultural- haciendo la norma constante y
suprema de la acción.
El cristiano sabe que el amor es el
motivo por el cual Dios entra en relación
con el hombre. Por eso el amor es la
forma más alta y más noble de relación
de los seres humanos entre sí.
Sólo una humanidad en la que reine la
“civilización del amor” podrá gozar de
una paz auténtica y duradera.
7. La caridad representa el
mayor mandamiento
social. Respeta al otro y
sus derechos. Exige la
práctica de la justicia y es
la única que nos hace
capaces de ésta. Inspira
una vida de entrega de sí
mismo: “Quien intente
guardar su vida la
perderá; y quien la pierda
por Mí la conservará
(Lc17.33).
8. “En la tarde de esta vida,
compareceré delante de Ti con
las manos vacías, pues no te
pido, Señor, que me lleves en
cuenta mis obras. Todas
nuestras justicias tienen
manchas a tus ojos. Por eso,
yo quiero revestirme de tu
propia Justicia y recibir de tu
Amor la posesión eterna de Ti
mismo”
Sta. Teresa del Niño Jesús