1. 1. Sábado día 8, a las 5 de la tarde, Asmblea en el Salón Parroquial:
Saludo, acogida y oración
Lectura del acta anterior.
Informaciones.
Lectura y puesta en común del Evangelio
correspondiente al Domingo de Pentecostés:
Jn 20, 19-23
1ª Lectura: Hch 2,1-11
2ª Lectura: 1 Cor. 12, 3b-7, 12-13
2. El próximo día 13 celebraremos en el Santuario,
como en años anteriores, la festividad de San
Antonio de Padua, con Vísperas y Eucaristía a las 8
de la tarde.
3. El domingo día 16, tendrá lugar el ENCUENTRO ANUAL DE ZONA,
que se celebrará en Toledo, con el lema: “El don de la Fraternidad a
nivel de Zona”. Todos los detalles para este Encuentro se anunciarán en
la Asamblea del día 8.
4. Viernes, día 21, Encuentro de Formación a las 6 de la tarde en el salón
parroquial. El Tema para este Encuentro se repartirá en la Asamblea.
5. Jueves, día 27 nos reunimos en la Parroquia para el rezo de Vísperas, a
las 7:30 de la tarde.
HERMANO LOBO Y LAS VACACIONES:
Paz y Bien, hermanos.
Llegado Junio y pasado sus días, la Fraternidad, al igual que en
años anteriores, se toma unas vacaciones o
descanso; un tiempo para cambiar de actividades y
dedicarle a cosas que no siempre podemos dedicar.
Las vacaciones siempre son buenas para practicar
actividades que alimenten el espíritu. Con una
buena lectura que nos relaje y nos llene de
conocimientos, ¿Qué os parecen esos temas
franciscanos que aún no hemos leido? u otros de
igual o parecido interés.
La Fraternidad, ya sabéis, tiene libros de lectura franciscana, como
también otros temas igualmente interesantes que nos ayudarán a
conseguir una buena y provechosa lectura y disfrutar con ella.
Las vacaciones también son una buena ocasión y excelente medio
para darnos y entregarnos de lleno a los demás, sobre todo a la propia
familia, a esa familia y amigos que en estas fechas nos visitan y
acompañan.
¡Ojalá que estas vacaciones sean un tiempo de crecimiento interior;
de armonía y descanso corporal, a fin de que, pasado este tiempo,
podamos comenzar con alegría y entusiasmo las reuniones, para que
estas sean un encuentro de hermanos donde nos sintamos felices,
compartiendo juntos trabajo, inquietudes y oración; oración de
encuentro con Dios nuestro Padre Celestial.
En una hojita que encontré entre tantos papeles que guardo sin
saber para qué, preguntaban a un niño:
- Niño, ¿Rezas a Dios? –
- Si, cada noche – contestó el niño.
- Y ¿Qué pides?
ACTIVIDADES PARA EL MES DE JUNIO
Celebramos este año el Centenario de la Consagración de
España al Sagrado Corazón de Jesús. Este mes de Junio es muy
especial, pues todo el mes está dedicado al Corazón de Jesús,
por lo que debemos demostrarle una especial devoción y
adoración, y repetir muchas veces, recostados en su pecho,
como Juan, escuchando los latidos de su Corzon: “Sagrado
Corazon de Jesús, en Tí confío”.
2. - Nada. Le pregunto si puedo ayudar en algo.
Tan sencilla como la oración de ese niño puede
ser la nuestra para que el Señor nos escuche
En nombre del Consejo y Hermano Lobo
¡Felices Vacaciones!
Valentina Flores
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SÉ TESTIGO E INSTRUMENTO DE LA MISIÓN DE
CRISTO ENTRE LOS HOMBRES (Regla OFS, 6)
La primera parte del art. 6 de la Regla OFS dice: “Sepultados y
resucitados con Cristo en el Bautismo, que los hace miembros vivos
de la Iglesia, y a ella más estrechamente vinculados por la Profesión,
háganse testigos e instrumentos de su misión entre los hombres,
anunciando a Cristo con la vida y con la palabra”.
Según nos dice el Evangelio de Marcos 3, 14-15: “Jesús les llamó
para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran
autoridad para expulsar los demonios”. Les llamó y nos llama, para
que estemos con él y para enviarnos a continuar su misión de
predicar y expulsar demonios. Ya hablamos en el artículo anterior de
la necesidad de estar con Jesús para ir aprendiendo de Él e irnos
identificando con Él en su modo de pensar, de sentir y de actuar. En
este artículo 6 de la Regla se nos habla de nuestra misión: la de ser
testigos e instrumento de la misión de Cristo entre los hombres
anunciándole con la vida y con la palabra.
La misión es esencial en la vida de la Iglesia y del cristiano.
La Iglesia, de la que nosotros somos miembros vivos por el
bautismo, no es para sí misma sino para los demás. La Iglesia ha de
ser signo viviente e instrumento del amor de Dios al mundo. Es
misionera en todo su ser y en todo su actuar.
Cristo anunció e instauró en su persona el Reino de Dios, y la
Iglesia ha de estar al servicio del Reino. “La misión de la Iglesia no
consiste únicamente en llevar a los hombres el mensaje de Cristo y
su gracia; debe también animar y llevar a su perfección el orden
temporal mediante el espíritu del Evangelio” (Apostólicam
Actuositatem, 5).
Todos los cristianos hechos, por el bautismo, solidarios con la
misión de Cristo, sacerdote, profeta y rey, son llamados a participar
activamente en la misión de la Iglesia. Y los seglares son llamados
especialmente a transformar progresivamente las realidades
temporales en las que viven inmersos mediante el amor. Y esto
como lo hicieron Jesús y Francisco. ¿Cómo anunciaba Jesús la
Buena Noticia del Reino y del amor de Dios? Con su manera de
vivir, es decir, con sus obras y con sus palabras. Primero con las
obras: acogiendo a todos, perdonando a los pecadores, curando,
consolando, dando vida, y en segundo lugar con sus enseñanzas.
Aunque vivir y anunciar el Evangelio son dos dimensiones de la
misma realidad.
¿Cómo anunciar a Cristo con la vida? Imitando a Jesús y a
Francisco de Asís: viviendo la humildad y la sencillez, el servicio, la
misericordia con los débiles, la preocupación por los pobres, con
obras de perdón, reconciliación y construcción de la paz, practicando
el diálogo con todos, cuidando la creación… Hacer que con nuestra
manera de vivir, nuestra alegría y generosidad, expulsemos los
“demonios” que aquejan a las personas: el egoísmo, el desamor, la
soledad, el rencor, el afán por el dinero, la tristeza… Colaborar a
edificar la Iglesia. Ser testigos con la propia vida en el ambiente que
vivimos y el compromiso cristiano en los diversos ámbitos en los
que nos movemos: familia, trabajo, vecinos, barrio o pueblo, es lo
esencial y todos podemos hacerlo en una medida u otra.
Junto a nuestro modo de vivir y de actuar, hemos de
anunciar también a Cristo con nuestra palabra. Y es claro que, tanto
para la misión con las obras como con la palabra, necesitamos tener
una formación bíblica, franciscana y social. A esta formación puede
ayudar la Fraternidad en la que vivimos, pero es ante todo
responsabilidad de cada uno de nosotros.
Hno. Vicente Felipe ofm