1. ORDEN FRANCISCANA
SECULAR
OFS
Fraternidad de
Alcázar de San Juan
Altozano de la Inmaculada, 17
MES DE MARÍA
Salve, Señora, santa Reina,
santa Madre de Dios, María,
que eres virgen hecha
iglesia
y elegida por el santísimo
Padre del cielo,
a la cual consagró Él
con su santísimo amado
Hijo
y el Espíritu Santo Paráclito,
en la cual estuvo y está
toda la plenitud de la gracia
y todo bien.
Salve, palacio suyo;
salve, tabernáculo suyo;
salve, casa suya.
Salve, vestidura suya;
salve, esclava suya;
salve, Madre suya
y todas vosotras, santas
virtudes,
que sois infundidas por la
gracia
e iluminación del Espíritu
Santo
en los corazones de los
fieles,
para que de infieles hagáis
fieles a Dios.
BOLETÍN DE INFORMACIÓN DE LA ORDEN
FRANCISCANA SE
El mundo necesita hombres y mujeres de oración. Sin vida de
oración no hay evangelización, ni catequesis, ni acción pastoral,
ni militancia cristiana. Sin vida de oración no hay fe. La
característica fundamental del seguidor de Cristo es ser un
hombre, una mujer de oración, como dijo el mismo Jesús:
necesario orar siempre, sin desfallecer»
practicaron celosamente nuestros padres Francisco y Clara, así
como nuestra patrona Isabel. La oración continua fue la
constante de la comunidad cristiana primitiva. San Pablo define
así la actitud del cristiano según
siempre alegres, orad en todo momento, dad gracias a Dios por
todo, pues esta es la voluntad de Dios con respecto a vosotros
como cristianos» (1Tes 5,16
pues, así quiere que seamos: Alegres, ag
Los franciscanos seculares
Espíritu regaló a Francisco y a Clara; a nosotros nos llama a
vivirlo en medio del mundo y desde nuestro estado seglar, lo
cual no nos compromete menos que a nuestros hermanos
votos, recordemos lo que prometimos el día de nuestra profesión:
«Habiendo recibido esta
del Bautismo y me consagro
prometo vivir el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo
Orden Franciscana Secular
estado laical todo el tiempo de mi vida».
Maestro, poniendo nuestros pies en las huellas que Francisco y
Clara nos fueron dejando en el camino, en el ejemplo que Isabel
nos regaló con su vida.
El Franciscano Secular
Hombres y mujeres de oración
ORDEN FRANCISCANA
SECULAR
Fraternidad de
Alcázar de San Juan
Altozano de la Inmaculada, 17
salve, Madre suya
y todas vosotras, santas
que sois infundidas por la
e iluminación del Espíritu
en los corazones de los
para que de infieles hagáis
fieles a Dios.
BOLETÍN DE INFORMACIÓN DE LA ORDEN
FRANCISCANA SECULAR FRATERNIDAD DE
ALCÁZAR DE SAN JUAN
Nº 69, Año 2021, Mes de Mayo
El mundo necesita hombres y mujeres de oración. Sin vida de
hay evangelización, ni catequesis, ni acción pastoral,
ni militancia cristiana. Sin vida de oración no hay fe. La
característica fundamental del seguidor de Cristo es ser un
hombre, una mujer de oración, como dijo el mismo Jesús: «es
, sin desfallecer» (Lc 18,1). Esto lo
practicaron celosamente nuestros padres Francisco y Clara, así
como nuestra patrona Isabel. La oración continua fue la
constante de la comunidad cristiana primitiva. San Pablo define
así la actitud del cristiano según su relación con Dios: «Estad
siempre alegres, orad en todo momento, dad gracias a Dios por
todo, pues esta es la voluntad de Dios con respecto a vosotros
(1Tes 5,16-18). Dios, nuestro Padre bendito,
pues, así quiere que seamos: Alegres, agradecidos, orantes.
culares hemos recibido el carisma que el
Espíritu regaló a Francisco y a Clara; a nosotros nos llama a
vivirlo en medio del mundo y desde nuestro estado seglar, lo
cual no nos compromete menos que a nuestros hermanos con
votos, recordemos lo que prometimos el día de nuestra profesión:
«Habiendo recibido esta gracia de Dios, renuevo las promesas
me consagro al servicio de su Reino. Por tanto,
prometo vivir el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo en la
cular, observando la Regla según mi
estado laical todo el tiempo de mi vida». Seguimos, pues al
Maestro, poniendo nuestros pies en las huellas que Francisco y
Clara nos fueron dejando en el camino, en el ejemplo que Isabel
Franciscano Secular
y mujeres de oración
2. “Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo”
Así comienza la Secuencia de la
solemnidad de Pentecostés, final de la
cincuentena pascual y cumplimiento
de la promesa de Jesús: “Cuando
venga el Paráclito, que os enviaré
desde el Padre, el Espíritu de la
verdad, que procede del Padre, él dará
testimonio de mí” (Jn 15,26)), el mismo
que estuvo presente en el inicio de la
vida pública de Jesús (Lc 1,10) y en el
comienzo de la actividad de la Iglesia
(Hch 2,1-4). El Espíritu que reparte los
dones y carismas en la vida de los
creyentes para la lucha contra el mal,
y la fuerza que da vida y libertad.
En este día la Iglesia pide: “Oh Dios,
que por el misterio de esta fiesta
santificas a toda tu Iglesia en medio
de los pueblos y naciones, derrama los
dones de tu Espíritu sobre todos los
confines de la tierra”. La acción del
Espíritu es renovación y acción:
transformó intensamente a los
discípulos impulsándolos a proclamar
las maravilla de Dios: “El Espíritu de la
verdad, que procede del Padre, dará
testimonio de mí; y también vosotros
daréis testimonio” (Jn 15,26). El
Espíritu Santo es el constructor de la
unidad entre los miembros de la
Iglesia, pues sus dones, diversos entre
Los apóstoles daban con valentía
testimonio de la resurrección en medio
de la oposición que tenían que sufrir
por su confesión de Jesús.
Nuestro Padre San Francisco fue un
hombre del Espíritu, cuya vida discurrió
bajo la revelación del Altísimo, viviendo
según la forma del santo Evangelio
(Test 14), en su Carta a los fieles
recuerda las maravillas que el Señor
realizará en las almas que sigan el
camino de penitencia y de la
conversión, practicando el bien: “sobre
ellos reposará el Espíritu del Señor y
hará en ellos habitación y morada;
serán hijos del Padre celestial,
esposos, hermanos y madres de
Jesucristo, al que llevarán en el
corazón y en el cuerpo por el amor y
por una conciencia pura, y lo darán a
luz por las obras santas” (2 CtaF 48-53).
Que la luz que proyectan sobre
nuestras mentes y corazones estas
cosas que nos recuerda la Liturgia de la
Iglesia con la Palabra de Dios, y San
Francisco con su vida y palabras, nos
estimulen a recordar siempre la
presencia del Espíritu en nuestra vida y
actividades.
Luis Pérez. Franciscano
si están destinados al bien común;
contemplan la actividad espiritual de las
personas, sus obras buenas, por
oposición a los deseos de la carne, que
no sabe valorar el espíritu, y cuyas obras
conducen a la muerte, mientras que las
obras del espíritu son: amor, alegría,
paz… comprensión, bondad, dominio de
sí mismo (cf. Gál 5, 17-23). Quien vive por
el Espíritu, marcha tras el Espíritu.
El Espíritu es fuerza renovada y
renovadora, don de amor y comunión; es
Espíritu de la verdad, que libera de la
esclavitud que produce la mentira, la
falsedad, el fariseísmo; el Espíritu
fortalece y vigoriza para el testimonio.