1. 1.- Sábado 12, a las 5 de la tarde: Asamblea en el Salón
Parroquial
- Saludo, Acogida, Oración.
- Lectura del Acta anterior
- Estado de cuentas
- Informaciones
- Lectura y puesta en común del Ev. Jn. 8, 1-11.
- 1ª Lectura: Is. 43, 16-21
- 2ª Lectura: Flp. 3, 8-14.
Tema Franciscano : nº 5 AYUDAMOS A CONSTRUIR LA IGLE SIA.
Pág.35-41.
2.- Miércoles 16 y Viernes 18: a las 6 de la tarde: Conferencias Cuaresma-
les en el Salón Parroquial.
3.- Domingo 27, a las 5 de la tarde: Vísperas y Meditación sobre la Mise-
ricordia en el Santuario de San Pedro.
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Reflexión:
Fijemos con atención nuestra mirada en la sangre
de Cristo, y reconozcamos cuán preciosa ha sido a los
ojos de Dios, su Padre, pues, derramada por nuestra
salvación, alcanzó la gracia de la penitencia par todo
el mundo.
MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE
Mensaje del Papa Francisco para la jornada de la paz
“La misericordia es el corazón de Dios”. Luminosa confesión de fe con la
que se inicia la segunda pare del mensaje. Ella es eco limpio de la palabra de
San Juan: “Dios es amor”. Y el apóstol empalma esta lógica y trascendental
afirmación: “Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor”
(1Jn 4, 7-8). El Papa, a su vez, afirma con plena y apremiante lógica: “Por
ello, -la misericordia- debe ser también el corazón de todos los que se
reconocen miembros de la única gran familia de sus hijos; un corazón que
bate fuerte allí donde la dignidad humana –reflejo del rostro de Dios en sus
criaturas- está en juego. Jesús nos advierte: el amor a los demás es la
medida con la que Dios juzgará nuestras acciones. De esto depende nuestro
destino eterno. Es el examen definitivo del que nos habla San Mateo en su
evangelio (c. 25, 31-46).
Esas afirmaciones, que revelan nuestra inmensa dignidad, comportan
unas apremiantes exigencias para la Iglesia y para cada uno de los que la
formamos. “Es determinante para la Iglesia, dice el Papa, que ella viva y
testimonie en primera persona la misericordia. Su lenguaje y sus gestos
deben transmitir misericordia para penetrar en el corazón de las personas y
motivarlas a reencontrar el camino de vuelta al Padre. La primera verdad de
la Iglesia es el amor de Cristo. De este amor, que llega hasta el perdón y al
don de sí, la Iglesia se hace sierva y mediadora ante los hombres”. En
nuestras instituciones –conventos, parroquias etc.-“cualquiera debería poder
encontrar un oasis de misericordia”.
Como la Iglesia la formamos todos los que el bautismo ha congregado en la
familia de los hijos de Dios, a todos y cada uno apremian las exigencias
planteadas por la Palabra de Dios. Nos lo recuerda el Papa: “El amor, la
compasión, la misericordia y la solidaridad sean nuestro verdadero
programa de vida”. Programa tan ambicioso como exigente. “Esto pide la
conversión
2. del corazón: que la gracia de Dios transforme nuestro corazón de piedra
-egoíst e insolidario- en un corazón de carne, capaz de abrirse a los otros
conauténtica solidaridad”.
Para dar eficacia a nuestras acciones y a las de toda la Iglesia, el Papa nos lanza
un gran desafío: “Promover una cultura de solidaridad y misericordia para
vencer la indiferencia”. Si alguien debe estar en primera fila para recoger ese
desafío, somos ciertamente nosotros franciscanos, como herederos del
“hermano Francisco”; él, con las herramientas evangélicas de la paz, la
bondad y la misericordia, promovió la cultura de la fraternidad y de la
solidaridad, la cultura del perdón y de la reconciliación. A nosotros, de manera
especial, él nos compromete a continuar esa misión:
“Donde haya odio, ponga yo tu amor”.
“Donde haya ofensa, ponga tu perdón”.
Hermano Vicente
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EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN
El obispo de Portsmouth (Reino Unido) Mons.Philip Egan a propósito del Año Jubilar
de la Misericordia, ha destacado la necesidad de “proclamar y recibir la amorosa
misericordia de Dios”.
En su carta pastoral titulada “La misericordia de Dios”, Mons. Egan expresó su deseo
de “responder a la misericordia de Dios, emprender una renovación de vida, reconocer
los pecados y recibir más frecuentemente –digamos una vez al mes– el Sacramento de
Reconciliación”“¡No hay nada como una buena Confesión con el gozo de encontrarse
uno a uno con nuestro Salvador, Jesucristo!”. El propósito del Año Jubilar es
“proclamar y recibir la amorosa misericordia de Dios”. Dios “llama a los pecadores, a ti
y a mí, a ser discípulos en Su Cuerpo, la Iglesia. Quiere que cambiemos. Quiere que
seamos libres de la miseria del pecado y nos ayudemos a alcanzar nuestro potencial”.
“Dios quiere hacernos santos y llevarnos un día al cielo”.
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JESÚS LLAMA A TU PUERTA
Esta imagen de Jesús me ha impresionado
profundamente, siempre que la he contemplado.
En el cuadro se puede observar a Jesús tocando
suavemente la puerta de una casa. Lo que más
resalta en ese lienzo es la luz que lo envuelve y la
figura de Jesús que, con su actitud serena, parece
convencido de recibir una respuesta afirmativa del
interior de la casa.
Observando atentamente el cuadro, alguien echó
de menos un detalle importante y se lo hizo notar
al autor: La puerta no tenía cerradura. Sonriente y
muy sereno explicó el autor que las puertas a las
que llama Jesús sólo tienen cerradura por dentro;
y es que Jesús nunca va a forzar la puerta ni entrar
por sorpresa: siempre espera que le abra el dueño.
No le hagamos esperar; abramos la puerta de nuestro corazón, acercándonos al
sacramento de la reconciliación. La confesión es un encuentro con Jesús, donde se
toca de cerca su ternura. Acerquémonos con humildad, reconociéndonos
pecadores, pero confiados en que nos ama y nos perdona. “Señor Jesús,
perdóname el no escuchar tu llamada, perdóname por los errores que he
cometido. Hoy me doy cuenta de lo mucho que te necesito, por eso te abro la
`puerta de mi corazón y te pido que entres y lo llenes de tu ternura; perdona mis
pecados y límpiame de todo mal”.
Hermana Valentina
¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
(Lope de Vega)
LA ORACION DEL HUERTO
Noche cálida, serena.
Hora del atardecer
cuando un alma con pena
ruega a Dios con toda fe.
Una noche silenciosa
de hermosura sin igual;
solemne y majestuosa,
que no olvida la humanidad
Noche, silencio en el mundo;
un alma toda divina,
bajando hasta lo profundo,
a Dios le pide, le ruega, le mira.
Noche histórica, trascendental;
noche de ruego y perdón,
con misterio sin igual,
la noche de Jesús-Dios
Hna. Manuli Santiago
LA ORACIÓN DEL HUERTOLA ORACIÓN DEL HUERTOLA ORACIÓN DEL HUERTOLA ORACIÓN DEL HUERTO
¡Cuantas veces el ángel me decía:
“Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía”!
¡Y cuantas, hermosura soberana,
“Mañana le abriremos”, respondía,
para lo mismo responder mañana!