Este documento describe una visita a la casa de campo de Crispina, una mujer de 90 años, en la que comparte historias sobre su familia y la región. Crispina tuvo nueve hijos pero su madre murió en el último parto de gemelos. Su hija Mercedes Álvarez es una cineasta reconocida cuya película "El cielo gira" rinde homenaje a la memoria histórica de la región. Durante un paseo, Mercedes cuenta anécdotas de la infancia en la zona, incluyendo una cigüeña coja que acomp
1. En el libro que lleva su nombre, Silvestrito, el emblemático personaje
infantil de Avelino Hernández, escucha como una anciana recita en
medio de una tormenta una popular oración castellana a San Bartolomé:
-Vuélvete Bartolomé,
Que te quiero dar un don:
En la casa Donde tú número
Fuere nueve veces mencionada,
Ni caerá rayo ni centella,
Ni morirá mujer de parto,
Ni cría de espanto,
Ni varón sin confesión. Amén Jesús.
Pero Crispina no cree tonterías de beatas. Tiene noventa años y conserva
aún vivo el recuerdo de las milicias pedagógicas que visitaron
Aldealseñor durante la Segunda República.
Sus antepasados eran maestros-nos explicó con orgullo-y su familia era
la única del pueblo que aún se declaraba "roja" después de la guerra.
Con tres de sus cuatro hijos (pero de sólo tres partos porque "el otro
gemelo ahora está en Tarragona"), nos albergó hospitalariamente en su
casa. El suyo no ha sido el único parto múltiple, ya que antes de comer
comentó que su madre tuvo nueve hijos y se murió en el último parto con
un gemelo en cada brazo.
Ante la chimenea de la acogedora casa de campo, actualmente destinada
a ser la residencia estival, nos enseñó orgullosa la fotografía de su madre.
Con una sonrisa melancólica reconoce que tenía una fisonomía angelical
similar a la de la "Merche", Mercedes Álvarez (una premiada cieneasta
amiga de Olga Martínez y Paco Robles, editores de Candaya).
Está muy orgullosa del reconocimiento que ha tenido "El cielo gira", la
opera prima de su hija. La alcaldesa de Soria-refiere - dijo públicamente:
"Nadie es profeta en apoyo tierra, pero Mercedes sí, Porque ha paseado
Soria por el mundo entero".
Los invitados comprobamos que Mercedes Álvarez y los hermanos viven
muy pendientes de sumadre.
"La Merche" es la hermana pequeña y sólo tenía tres años cuando la
familia se trasladó a Pamplona, pero no ha renunciado a las raíces y lucha
para que el mundo preserve la memoria histórica. Después de la
sobremesa, paseamos con ella a través del paisaje hasta el molino viejo
(literalmente atravesamos el campo de la "Aldea" caminando más de una
hora por el medio del campo de trigo y Olga Martínez nos hizo darnos
cuenta que habíamos entrado en una fotografía de César Sanz).
Mientras cooperativamente procurábamos recuperar el camino sembrado
caminando, generosamente, Mercedes nos iniciaba en el mundo perdido
2. de la infancia de sus hermanos, tiempo aquel de cuando existió una
cigüeña coja curada con una muleta de estiércol de gallina que los
acompañaba cada día a la escuela. Y cuando zorros y liebres eran
maestros de supervivencia o de cuando un rayo destructor cayó sobre la
casa del abuelo (él tampoco debió ser devoto de San Bartolomé), pero se
conservó milagrosamente en pie una parte la estructura de la vivienda
durante años (como la dignidad izquierdista que promovía de Dolores
Ibarruri: "Vale más morir de pie que vivir de rodillas") hasta que la
hicieron derribar unos especuladores para aprovechar los ladrillos.
Rodeando el viejo olmo que hay delante del famoso palacio (víctima-nos
explicó-de la especulación y de los despropósitos de los partidos que han
gobernando los últimos años); con el escenario de la desmontada pared
de la casa de su abuelo como daño colateral, nos descubrió algunas de las
"caras" dibujadas en la corteza (debajo del árbol había un cementerio, la
imaginación de la gente ha hecho el resto ...).
Tímidamente le comenté en la despedida que su película me ha parecido
una obra maestra de duelos y pérdidas anticipadas, pero que gracias a ella
el cielo girará a la Aldelseñor durante mucho tiempo.
Caterina Ferreres
Sentir el atardecer junto a Mercedes Álvarez y tan buenos compañeros
(Olga Martínez, Paco Robles, Ángeles Méndez y Carmen Jiménez) fue
para mí casi una experiencia religiosa. Pero antes de marcharnos de la
Aldea, la imagen de Crispina que volvía muy elegante de jugar a las
cartas con sus amigos me devolvió al mundo de los vivos.
El éxito más grande de su vida-dijo-ha sido tener dos nietas, pero lo más
importante ahora es educarlas para que sean buenas personas.
¡De mayor quiero ser como Crispina!