1. Primera Lectura: de la profecía de Oseas (14,2-10):
Salmo Responsorial: Sal 50
R/. Mi boca proclamará tu alabanza, Señor
Evangelio: san Mateo (10,16-23):
Nueva instrucción a los
apóstoles
Tiempo Ordinario. Nuestra fe
es un tesoro escondido en
nuestros corazones.
Autor: Jaime Rodríguez | Fuente: Catholic.net
2. Primera lectura
Lectura de la profecía de Oseas (14,2-10):
Así dice el Señor: «Israel, conviértete al Señor Dios tuyo,
porque tropezaste por tu pecado. Preparad vuestro
discurso, volved al Señor y decidle: "Perdona del todo la
iniquidad, recibe benévolo el sacrificio de nuestros labios.
No nos salvará Asiria, no montaremos a caballo, no
volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras manos. En
ti encuentra piedad el huérfano." Yo curaré sus extravíos,
los amaré sin que lo merezcan, mi cólera se apartará de
ellos. Seré para Israel como rocío, florecerá como azucena,
arraigará como el Líbano. Brotarán sus vástagos, será su
esplendor como un olivo, su aroma como el Líbano.
Vuelven a descansar a su sombra: harán brotar el trigo,
florecerán como la viña; será su fama como la del vino del
Líbano. Efraín, ¿qué te importan los ídolos? Yo le respondo
y le miro: yo soy como un ciprés frondoso: de mí proceden
tus frutos. ¿Quién es el sabio que lo comprenda, el
prudente que lo entienda? Rectos son los caminos del
Señor: los justos andan por ellos, los pecadores tropiezan
en ellos.»
¡Es palabra de Dios! ¡Te alabamos Señor !
3. Salmo 50
R/. Mi boca proclamará tu alabanza, Señor
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve. R/.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R/.
4. Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,16-23):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Mirad que os
mando como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces
como serpientes y sencillos como palomas. Pero no os fiéis
de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os
azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante
gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio
ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os
preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su
momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis
vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre
hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus
hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se
rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos
os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final
se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra.
Porque os aseguro que no terminaréis con las ciudades de
Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre.»
¡Es palabra del Señor! ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!
5. Oración
Espíritu Santo, fuente de luz, ilumina mi entendimiento
para asimilar más y mejor tu Palabra, porque el panorama
no entusiasma, no me gusta el desprecio de los demás ni
los problemas, pero sabiendo que Tú eres mi principio y mi
fin, confío plenamente en que serás mi compañía y me
darás la fuerza de voluntad para mantenerme siempre fiel a
tu amor.
Petición
Jesús, dame la generosidad para dejarme a mí mismo y
dedicar más tiempo a la misión.
6. Meditación
En la familia, que conserva usos, tradiciones, costumbres,
ritos imbuidos de fe, se encuentra el terreno más adecuado
para el florecimiento de vocaciones. La mentalidad actual
de consumo puede tener repercusiones negativas en el
surgimiento y el cuidado de las vocaciones; de ahí la
necesidad de prestar especial atención a la promoción de
las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. La
familia es también el fulcro formativo de la juventud.
Europa y África tienen necesidad de jóvenes generosos,
que sepan hacerse cargo de manera responsable de su
futuro, y todas las instituciones deben tener en cuenta que
en estos jóvenes se encuentra el futuro y que es
importante hacer todo lo posible para garantizar que su
camino no esté marcado por la incertidumbre y la
oscuridad. Queridos hermanos, sigan con especial atención
su crecimiento humano y espiritual, alentando también las
iniciativas de voluntariado que puedan tener un valor
educativo. (Benedicto XVI, 16 de febrero de 2012.)
7. Reflexión
Por la descripción de algunos versículos, los riesgos y los obstáculos que
Jesús les presenta a sus discípulos se parecen bastante a las circunstancias
de algunas realidades de nuestra vida en el mundo actual. No es fácil hoy
día dar testimonio coherente de la fe. Hoy día vivir la fe es arriesgarse a
ser etiquetado de modo despectivo. Ciertamente no es un riesgo de vida o
muerte, pero como cristianos tenemos que temer siempre el peligro de
sucumbir frente a las presiones a veces aparentemente fuertes de los
acuerdos sociales.
Incomprensiones, odios, rechazos, acusaciones etc, que no es poca cosa,
pero no es posible afrontar la misión ni la vida de cristianos, si tememos el
juicio y la lucha con el mundo.
Nuestra fe es un tesoro escondido en nuestros corazones. No hay hoy
desafío más laborioso y fascinador que el de vivir cada día coherentemente
con nuestra fe. Además, no estamos solos. El Espíritu Santo está de
nuestra parte y nos sugerirá qué hacer y qué decir en cada momento. A
menudo, el ejemplo, el testimonio audaz, atrevido y hasta heroico de un
cristiano es semilla de conversión y chispa que enciende la llama luminosa
de la fe en los momentos más críticos de una comunidad de cristianos.
En la medida de nuestra mayor o menor responsabilidad en la comunidad,
se nos concede la ocasión de dar auténtico testimonio de nuestra fe.
8. Propósito
Adoptar a un sacerdote o a un(a) consagrado(a), con
nombre y apellido, en mis oraciones diarias.
Diálogo con Cristo
Jesús, no es fácil ser tu discípulo y misionero. Hay
oposición por todos lados, incluso en la propia familia. Por
eso no debo olvidar que el Espíritu Santo, que habita en mi
corazón, está ahí para ayudarme, para darme la serenidad
y la fuerza para persevar en mi fe. Te ofrezco mi sacrificio
por aquellos que se oponen a mi misión.