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Nica
El trasiego de la vida es una concatenación de sorbos, tragantadas y mal tragos, porque las buenas
cosas, las pequeñitas, no consienten finalizar todo el contenido del vaso donde está depositada su savia.
Mudar el mosto de una vasija a otra, es una forma sabia de obtener un producto final con el que ir resolviendo
todos los potenciales trastornos. Cardíacos, celíacos y hasta por falta de arrumacos. Louis Pasteur decía: ‘Hay
más filosofíaysabiduríaenuna botellade vino,que entodosloslibros’.
Y por esas avenencias con la propia existencia, entre tu presente y la posteridad, para ir
descubriendo las intenciones del futuro cauteloso que te tocará crear en medio del hado, álgido y entumecido,
te encuentras de repente en el corazón de La Mancha. La región natural magna de toda la península, cuya
delimitación responde a criterios físicos: un espacio geográfico que se reconoce con unos mismos patrones, de
estética hegemonía. Donde la aridez se combate dominando el rumbo de los vendavales, y fomentando la
vivacidad de la tierra áspera con el mejor de nuestros frutos. Toda subsistencia requiere de un grado más o
menoscontrolado de adversidadesparareafirmarnuestrapersonalidad,comolas viñasconsus vides.
Descubres una de esas localidades con algún encanto digno de pasar a la historia, que de oídas sabías
por su nobleza. Cuya existencia es duradera al haber supuesto argumento del pasaje más conocido y hermoso
de El Quijote. En Campo de Criptana, paraje de época donde irradian las casas cuyas jambas y frisos lucen de
añil. Agregado de color para el jalbegado de las fachadas, cuando el calor y la séptica eran los enemigos
íntimos de la cotidianidad, entre bestezuelas, mozuelos y mozuelas. Sin embargo, los frontispicios más
atrayentes son aquellos cuyo remate acabó siendo de base circular, ya que en el giro se encuentra la clave del
movimiento, con el que poder gobernar los antojos de dirección del viento. Para todo encaprichamiento existe
una respuesta procedente que convierta suextravagancia y arbitrariedad en algo más manejable, para utilidad
de toda la comunidad.
Y entre todo este hallazgo particular, te sucede un encuentro revelador donde te identificas con lo
que realmente anhelas. Conoces a Nica, el regente de la pensión Egos. Don Nicanor de aquí para adelante. Con
nombre de diácono, muestra su oficio como servidor veraz a todos los que se hospedan en su techo. El lar de
los lares por antonomasia. Más que hostelero, muestra con entusiasmo todos los encantos de su labor con
ingenio de mesonero, con amabilidad de posadero y con la afabilidad del mejor de los hospitaleros. Punto
destacado para una peregrinación con talante de escapatoria. Su caridad no radica en la gratuidad de sus
servicios, sino en la generosidad desprendida para sentirse a gusto como en tu casa. Con los apaños justos,
puesto que la plétora más agraciada se halla en la sencillez. Un pábulo sin humo, sin alarde, sin
grandilocuencia.Yase sabe:la vidpomposa,pocoracimosa.
Si alguien se ha preguntado alguna vez qué demonios encierra el término ‘empatía’, que apunte en
su cartapacio este destino. Nica, muestra tal naturalidad con sus peregrinos, quienes acabarán seguro
convirtiéndose en destacados parroquianos, que cualquier ratito que eches por allí acaba alimentándote las
emociones. Un desayuno, un copetín o una comida, sabe convertirlo en una tertulia donde el nivel de
intercambio de impresiones conmociona el sentimiento innato. Allí se desprecia la vida vanidosa. El querer
tener más y mejor que los demás para destacamento de la inmodestia. Eso lo consigue Nica siendo un gran
anfitrión, sin dotes de patrón, ni jactancia del yo más rancio. Para Egos su pensión, un alter ego para cada uno
de sus asiduos.
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Explícitamente te comenta lo complejo que es para un autónomo íntegro salir hacia delante si
siempre decides hacer las cosas bien, de fiscal trance para apuro de todo el sacrificio invertido. Si prescindes
de ciertas artimañas asesoradas, tu responsabilidad queda solo emparejada con el compromiso de no caer en
el vicio de la ostentación; la exhibición hacia los que poseen menos; y la fanfarronería clasista para exhibir la
jactancia. Abiertamente comparte los obstáculos que la salud ha decido sembrar en su lucha diaria. Un nivel
de exigencia superior que comunica sin reservas supersticiosas, estúpidas. Campechanamente despliega toda
su filosofía, pero no de vidorra. Te hace ser consciente de que el poder adquisitivo es una fachada sin cal ni
colorido, poco desinfectada de delirios, porque acaba construyéndose unaentelequia tras otra que permanece
girando como las aspas de un molino. Lo más gratificante de todo, sin lloriqueos, sino desde la franqueza de
quiense arroga a la humildad.
Nica ha sabido empapar los mimbres de su modelo de negocio con varitas que reflejan su forma de
ver ahora la vida. Tras superar alguna desgracia y varios episodios complicados de salud se resiste a perecer, a
no disfrutar. De ningún modo está dispuesto a soportar más ventarrones y remolinos. Por eso su propuesta
gastronómica es de comida típica, tradicional y casera. Condimentación hogareña. Ha aprendido tanto de
buena alimentación que su respuesta al cliente más clemente es la de compartir su dieta íntima como menú
para sus comensales. Pisto, pipirrana y duelos y quebrantos: _ ¡Que no se te olvida la fruta, chaval! Te ilustra
sobre vida sana. Te anima a hacer deporte, al menos algún tipo de ejercicio. Es decir, que sabe llevar las
riendas de su faena para que vivas el día siguiente en los máximos términos de bienestar y alegría, con las
energías consumidas y recuperadas en su justa medida. Incluso en plena ola de calor del más próximo junio
insufrible, salió a correr su hora de costumbre. Hasta Alcázar de San Juan y vuelta. Una manía que dice le
permite descansar de sus quehaceres, delegando el servicio de comidas a su vástago. Poco a poco asimilando
losestribosde lahostería.
Y tú en esos ratitos te sientes identificado, ya que lo exploras como parte de tus enseñanzas más
cándidas desde la infancia. Colmas tu circunstancia para encontrarte acompañado, aquella tal y como la
definía Ortega y Gasset en su obra Meditaciones del Quijote, en 1914. Reconoces voces, expresiones, gestos y
ademanes que con el paso de la edad valoras con firmeza. Te das cuenta que has cometido la indolencia de
olvidar esencias. En comunión, marcas las distancias con aquellos espacios de la sociedad donde todo sirve
para ampliar los feudos, de bienes y vas. Por tu parte,en la misma mesura cual alfarería para el vino, describes
tus propias dificultades profesionales, personales y espirituales. Sin prejuicios antiguos de cuando todo era
pecado, te apoyas. Esa reciprocidad auténtica la recibes para aprender, porque complementa tu punto de
vista, e intentas sin altanería dejar igualmente registro en sus inclinaciones. Aunque para mella la que yo he
conseguido, muy afectado por tanta llaneza, en plena altiplanicie de la solana. Reprocesas todas las
preocupaciones,igualmentetusinfluencias.
Tras tal coloquio sustancioso, te apetece quedarte un ratito más, y expresarlo todo en este
circunloquio: _Nica, ponme la penúltima botella de agua que ahora, para siempre, vuelvo._ ¡Ahora mismo,
chaval!
Domingo,9 de juliode 2017
Félix Sánchez
Un ciudadanomás.