El documento discute el género como un dispositivo para la transformación social hacia una nueva ciudadanía basada en el lenguaje y los derechos. Argumenta que la subordinación del género femenino se ha instalado a través del lenguaje y la educación. Propone que enseñar a las personas a usar su propio lenguaje les permite ejercer sus derechos y libertades. Concluye que es posible crear espacios educativos que manifiesten un cambio hacia una nueva ciudadanía donde las personas puedan ser libres.
Género: lenguaje, derechos y poder - Soledad Falabella - ESE:O
1. El género como dispositivo de la transformación social para una nueva ciudadanía: lenguaje, derechos y poder Dra. María Soledad Falabella Luco Directora, ese:o Santiago, Chile
10. Si no nos sentimos propios en nuestro lenguaje y no sabemos utilizarlo propiamente, entonces no somos dueños ni de nuestra persona, y menos de nuestra sociedad.
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12. LA EXTRANJERA Gabriela Mistral (1889 – 1957) A Francis de Miomandre -“Habla con dejo de sus mares bárbaros, con no sé qué algas y no sé qué arenas; reza oración a dios sin bulto y peso, envejecida como si muriera. Ese huerto nuestro que nos hizo extraño, ha puesto cactus y zarpadas hierbas. Alienta del resuello del desierto y ha amado con pasión de que blanquea, que nunca cuenta y que si nos contase sería como el mapa de otra estrella. Vivirá entre nosotros ochenta años, pero siempre será como si llega, hablando lengua que jadea y gime y que le entienden sólo bestezuelas. Y va a morirse en medio de nosotros, en una noche en la que más padezca, con sólo su destino por almohada, de una muerte callada y extranjera .”
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14. TU ME QUIERES BLANCA Alfonsina Storni (1892 – 1938) Tú me quieres alba, Me quieres de espumas, Me quieres de nácar. Que sea azucena Sobre todas, casta. De perfume tenue. Corola cerrada Ni un rayo de luna Filtrado me haya. Ni una margarita Se diga mi hermana. Tú me quieres nívea, Tú me quieres blanca, Tú me quieres alba. Tú que hubiste todas Las copas a mano, De frutos y mieles Los labios morados. Tú que en el banquete Cubierto de pámpanos Dejaste las carnes Festejando a Baco. Tú que en los jardines Negros del Engaño Vestido de rojo Corriste al Estrago. Tú que el esqueleto Conservas intacto No sé todavía Por cuáles milagros, Me pretendes blanca (Dios te lo perdone), Me pretendes casta (Dios te lo perdone), ¡Me pretendes alba!
15. Huye hacia los bosques, Vete a la montaña; Límpiate la boca; Vive en las cabañas; Toca con las manos La tierra mojada; Alimenta el cuerpo Con raíz amarga; Bebe de las rocas; Duerme sobre escarcha; Renueva tejidos Con salitre y agua; Habla con los pájaros Y lévate al alba. Y cuando las carnes Te sean tornadas, Y cuando hayas puesto En ellas el alma Que por las alcobas Se quedó enredada, Entonces, buen hombre, Preténdeme blanca, Preténdeme nívea, Preténdeme casta.
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20. Meditación en el Umbral No, no es la solución tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoy ni apurar el arsénico de Madame Bovary ni aguardar en los páramos de Ávila la visita del ángel con venablo antes de liarse el manto a la cabeza y comenzar a actuar. Ni concluir las leyes geométricas, contando las vigas de la celda de castigo como lo hizo Sor Juana. No es la solución escribir, mientras llegan las visitas, en la sala de estar de la familia Austen ni encerrarse en el ático de alguna residencia de la Nueva Inglaterra y soñar, con la Biblia de los Dickinson, debajo de una almohada de soltera. Debe haber otro modo que no se llame Safo ni Mesalina ni María Egipciaca ni Magdalena ni Clemencia Isaura. Otro modo de ser humano y libre. Otro modo de ser. Rosario Castellanos (1925 – 1974)