1. Origen del nombre
La palabra hebrea es nabí (de aquí su plural Neviím). Tanto el
origen preciso de la palabra como su sentido exacto se nos
escapan. Se han propuesto tres teorías para explicarlos:
"Extático", de la raíz hebrea "hervir" (el "calor" de la
revelación convierte al profeta en un hombre "ardiente");
"Mensajero", de la raíz hebrea "hablar" (Yahveh nos "habla"
por boca del profeta); y
"Llamado", de la raíz acadia nabu, "llamar" (el profeta ha sido
llamado o designado por Dios para transmitir Su palabra).
La tercera de ellas es la que goza de la mayor aceptación entre
los estudiosos, aunque nadie pueda demostrar la verdad de
esta hipótesis.
La versión griega de los LXX nunca traduce nabu en el sentido de
"éxtasis" o "extático". La traduce como profetes, es decir, "el
que habla en lugar de otro", "el representante de un tercero",
"el vocero". Es común el error de creer que la partícula
griega pro ("delante") se refiere aquí a "el que anticipa", "el que
dice las cosas con antelación" (en otras palabras, "el que ve el
futuro"). La acepción correcta de "profeta", por tanto, según los
LXX; no es "el vidente" sino "el portavoz", "el mensajero".
Por el contrario, la Biblia hebrea se refiere a los nevi´im con
otros tres términos que sí tienen una relación más cercana con
el concepto popular de "profecía": roé ("el vidente"), jozé ("el
que ve", "el que tiene vista") y jolém ("el soñador", "el que tiene
un sueño").
2. Origen histórico
El uso de la palabra "profeta" es muy antigua en la Biblia. Ya se
reputa profeta a Abraham en el Génesis (20:7), pero ese término
ha sido introducido allí en fecha muy posterior a la composición
del libro.
También Moisés ha sido considerado así, pero es más bien un
conductor y un legislador, un enviado de Dios y un libertador
antes que un profeta. El único libro que lo llama de esta manera
es el Deuteronomio (18:15).
En los últimos tiempos de los jueces aparecen en Canaán ciertas
organizaciones o grupos llamados "Hijos de los Profetas", que se
parecen (al menos superficialmente) a los profetas cananeos. Es
a estos hombres a los que los hebreos comienzan a
denominar nabí, aunque los otros anteriormente apuntados
“visionarios”, “soñadores”, “videntes” se siguen utilizando más
o menos indistintamente. Es importante destacar que nabí no
solo se aplica a los que predican en nombre de Yahveh sino
también a todos los supuestos profetas paganos.
La oferta de profetas era variada: desde los verdaderos profetas
bíblicos que escribieron libros hasta los 450
profetas fenicios que la reina Jezabel llevó a Israel (1R. 18),
pasando por los profetas cortesanos y los del tiempo
de Yehu (2R. 10:19).
Tanto Judá como Israel tenían plétoras de profetas que
predicaban por doquier, y Zacarías nos dice que siguieron
proliferando hasta desaparecer a fines del siglo IV a. C.
3. Algunos son arribistas e intentan sacar ventaja aproximándose a
los poderosos (1Reyes 22 y Jeremías 28); otros son funcionarios
de carrera dispuestos a defender sus prebendas, y la Biblia los
llama "profetas profesionales". Los anteriormente mencionados
"Hijos de los Profetas" representan un grupo intermedio entre
estos últimos y los verdaderos profetas de Yahvéh.
Parece ser que los Hijos de los Profetas aparecen en tiempos de
los Jueces (1S. 10:10 y 19:20), para hacerse muy numerosos en la
época de Elías y Eliseo. Aparentan ser hombres probos y
fervorosos, que se agrupan alrededor de los templos judíos para
alertar a los fieles acerca de los peligros del paganismo. No
sabemos si alguno de los profetas autores de los libros salió de
uno de estos grupos, pero es incuestionable que al
menos Samuel, Elías y particularmente Eliseo tuvieron estrechas
relación
Naturaleza de la profecía
4. Texto profético en el Davidka Mortar Memorial de Jerusalén,
sobre la calle Nevi´im ("De los Profetas"): "Porque Yo defenderé
esta ciudad para salvarla" (Is. 37:35).
La profecía es un proceso sumamente complejo que puede
resultar muy difícil de entender para el hombre moderno. Es por
ello que los teólogos han elaborado un listado de sus
características más importantes para definir y aclarar
exactamente cómo es y cómo opera.
Los rasgos distintivos de la profecía son cinco:
1.Ningún profeta ha visto la realidad completa. En efecto,
cada uno de ellos sólo dispone de una visión fragmentaria e
insuficiente del plan divino. Esta verdadera "ley" de la
revelación profética determina que a menudo ni siquiera el
mismo profeta sepa lo que está diciendo, qué le ha sido
mostrado ni de qué está hablando. Esta fatal ignorancia del
propio profeta sobre la materia que está tratando, sin
embargo, no invalida en lo más mínimo la verdad y la
realidad de su profecía. La parcialidad de la visión genera
esperanza en comprender el resto, y misterio como
ingrediente inexorable de la fe. Respecto del futuro,
muchas veces se les muestra el porvenir de Israel, pero no
son capaces de decir si ese futuro llegará en un mes, un año
o un siglo.
2.El lenguaje profético es simbólico. La profecía es mostrada y
transmitida mediante símbolos o imágenes (símbolos
visuales o imágenes simbólicas), que exigen una trabajosa
5. interpretación. La dificultad del análisis de los símbolos
para traducirlos en conceptos inteligibles supone un escollo
adicional que solo los hombres justos están en capacidad de
sortear.
3.El profeta sabe hacia dónde va la historia. Aunque no
comprenda en detalle su propia profecía, el profeta siempre
está en condiciones de predecir el curso general que seguirá
la historia del judaísmo. Esta característica se verifica
incluso en los profetas de los tiempos más primitivos.
4.El profeta suele contradecir los deseos de la gente. Raras
veces las profecías satisfacen el sentimiento general del
pueblo, y por esta razón el ser profeta es un trabajo difícil y
peligroso. Cuando el pueblo duerme en paz ellos tienen que
anunciar la guerra; cuando hay calma predicen el castigo;
cuando hay prosperidad prevén el hambre. Pero ante el
hambre, el castigo y la guerra, el profeta siempre preconiza
la futura salvación y la restauración religiosa y moral.
5.El profeta se mezcla con el pueblo. Como miembro del
pueblo y vocero de Dios para la gente, el profeta se
diferencia de los sabios en el sentido de que no se limita a
predicarin abstracto, sino que debe necesariamente
intervenir en los asuntos de la vida diaria y trabajar sobre el
plano de la realidad concreta. En este sentido, el profetismo
supone un salto evolutivo con respecto al concepto
de sabiduría.
Enseñanza religiosa
6. La influencia que los profetas han tenido en el desarrollo
religioso de Israel y el judaísmo fue crucial. Su importancia
se evidencia al enumerar sus seis logros principales:
1.Definieron para el común de la gente los conceptos de
unidad, trascendencia y santidad del judaísmo, y por lo
tanto, de Dios. Los profetas son, entonces, quienes
"espiritualizaron" el concepto de Dios a los ojos del judío
llano.
2.Demostraron que el culto religioso no debía ser
declamatorio y fatuo, sino emanado de una responsabilidad
personal del Hombre hacia Yahvéh.
3.Establecieron, teniendo en cuenta el punto anterior, el
sentido de la moral y el concepto mismo del pecado.
4.Hicieron tomar conciencia de la manera misteriosa en que
Dios eligió a Israel de entre todos los pueblos de la Tierra
para utilizarlo y castigarlo pero también para aliarse
indisolublemente con él y para salvarlo en última instancia.
5.Esta alianza fue, en palabras de los profetas, la mejor y más
elegante demostración de la bondad esencial de Dios.
6.Por último, en las prédicas de los profetas se repite una y
otra vez la promesa mesiánica, la esperanza y confianza en
la llegada del Cristo descendiente de David. Esta predicción
trajo también la expectativa del reino de justicia y paz que
Jesús establecería mucho más tarde.
Tema 8. Isaías. Historia de la redacción del libro: división
tripartita y unidad del libro. Primera Parte. (Cap. 1-39). Persona
y vida del profeta: el relato de su vocación (Is 6, 1-11). Mensaje
7. del Proto-Isaías: la santidad de Dios (Is 5, 19-24); los pecados de
Jerusalén y de Judá (Is 2, 6-4, 1; 13, 8-24); los Asirios como
instrumento del castigo divino; el mesianismo real: el libro del
Emmanuel (Is 7, 10-17; 9, 1-6 y 11, 1-5). Cumplimiento de estas
profecías en Jesucristo. Segunda parte o Déutero-Isaías (Is 40-
55). Situación de Israel hacia el final del Destierro (ca. 550).
Mensaje del Déutero-Isaías o "libro de la Consolación": el Señor,
Creador y Redentor de su pueblo (Is 40, 12-26); la salvación y el
"nuevo éxodo" (Is 43, 16-21; 51, 9-10); el monoteísmo teorético
y la polémica contra los ídolos (Is 44, 9-20); universalidad de la
salvación; el "Siervo del Señor" y su cumplimiento en
Jesucristo. Tercera parte o Trito-Isaías (Is 56-66). Ambiente
histórico y social que se refleja en esta parte del libro. Mensaje
doctrinal: la conversión; la universalidad de la salvación; la
nueva Jerusalén y su futuro glorioTema 12. Jeremías. Vocación
del profeta (Jr. 1, 4-19) y etapas de su predicación: últimos reyes
de Judá. Mensaje de Jeremías: a) la alianza como relación
esponsal (Jr. 2, 1-13) y como relación de filiación (Jr. 3, 4-19);
interioridad de la nueva alianza (Jr. 31, 31-34); b) exigencias de
rectitud en el culto (Jr. 7, 1-8, 3); c) salvación gratuita ("libro de
la consolación": Jr. 30-33); d) las "confesiones" de Jeremías. La
persona de Jeremías como figura de Cristo.
Tema 13. Ezequiel. Vocación (Ez 1) y actividad profética de
Ezequiel. Géneros literarios presentes en el libro. Ezequiel y la
tradición sacerdotal. Doctrina del libro de Ezequiel: la santidad y
la gloria de Dios (sentido de la fórmula Yo soy el Señor); la
responsabilidad individual (Ez 14, 12-33; 18); los pecados del
pueblo y su raíz en la obstinación (sentido de la fórmula casa de
8. rebelión); la restauración teocrática (Ez 36, 16-32); el
mesianismo con la figura del "príncipe". El libro de Ezequiel en el
Nuevo Testamento, especialmente en el Apocalipsis.
So (Is 61, 1-3) a la luz del Tema 17. Malaquías. El género literario
del diálogo. Mensaje: la oblación pura (Mal 1, 11); rechazo de
los matrimonios mixtos y de los divorcios (Mal 2, 10-16); el día
del Señor, precedido del precursor (2, 17-3, 5). El libro de
Malaquías en el Nuevo Testamento.
Unidad Didáctica 5: Los libros proféticos de la época helenística
Tema 18. Daniel. Situación del libro en el canon hebreo y en el
cristiano. El texto y la diversidad de lenguas (hebreo, arameo,
griego). Los géneros literarios del libro: narraciones (cap. 1-6);
visiones apocalípticas (cap. 7-12); narraciones haggádicas (caps.
13-14). Fuentes, historicidad y datación del conjunto (ca. 165
a.C.:). Mensaje: fidelidad en la prueba y salvación; el dominio –
actual y definitivo– de Dios sobre la historia; la esperanza
mesiánica, el "Hijo del hombre" (Dan 7, 9-14); la resurrección. El
libro de Daniel en la tradición judía y en el Nuevo Testamento.
Nuevo Testamento (Lc 4, 18-19).
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