2. OBJETIVOS
• 1.- Que los participantes comprendan el
significado de la resurrección para el
Jesús histórico y para la humanidad.
. 2.- Que entiendan como el Espíritu lleva a
plenitud la fraternidad
• 3.- Que conozcan a María madre de Dios
y Madre nuestra.
4. El hecho más importante:
La resurrección de Jesús es el hecho mas importante de
la historia de la salvación. Es, por eso, el hecho central de la
historia. Porque es el acontecimiento decisivo en la existencia
de Jesús; y en la vida y la fe de los cristianos. Tan decisivo que
sin resurrección, ni la existencia de Jesús tendría sentido, ni la
fe de los cristianos, su mas elemental consistencia.
Jesús se presentó como enviado de Dios para anunciar
la salvación de todos los hombres. Pero en contra de lo que se
podía esperar de él (Lc. 24, 21) murió en una cruz abandonado
por todos y con ese grito en la boca: ¡Dios mío, Dios
mío¡ ¿Porqué me haz abandonado? (Mc. 15, 34). De esta
manera, la muerte de Jesús, vino a enterrar todas las
esperanzas que se habían puesto en él. La fuga de los
Apóstoles (Mc. 15, 50), la decepción de los discípulos de
Emaús (Lc. 24, 21) nos sugieren con claridad la sensación de
fracaso de los primeros creyentes.
5. Sin duda alguna aquellos hombres se sintieron
decepcionados, porque pensaban que Jesús había fracasado
totalmente. Esto indica claramente que si no llega a acontecer
la resurrección, el fracaso de Jesús se habría confirmado
plenamente, y con esto, hubiera fracasado también su
proyecto, Como dice el Apóstol Pablo: “Si Cristo no ha
resucitado, entonces nuestra predicación no tiene sentido, y
vana sería nuestra fe.
La resurrección es algo decisivo para la causa de Jesús
y también para todos los que hemos puesto nuestra fe y
nuestra esperanza en Jesús.
El sepulcro vacío y las apariciones, no excluyen
totalmente la duda, por eso interesa analizar las cuestiones que
se han planteado sobre la resurrección.
6. ¿Un hecho histórico?:
Para entender correctamente la resurrección hay que
hacer una distinción elemental: Una cosa es resucitar y otra
muy diferente es revivir. Jesús no revivió sino que resucitó.
Revivir es volver a la vida que se tenía antes de la muerte; por
lo tanto, el que revive vuelve a ser un hombre mortal, porque
vuelve a estar en este mundo como uno de tantos. Eso es lo
que ocurrió con Lázaro (Jn. 11, 43-44) y con el hijo de la viuda
de Naín (Lc. 7, 15).
Por el contrario, resucitar es vencer definitivamente a la
muerte, y por consiguiente, escapar para siempre de ella. En
consecuencia, se dice que el que revive vuelve a este mundo,
mientras que quien resucita traspasa para siempre las fronteras
del espacio y el tiempo.
A la luz de esta distinción, ¿Se puede decir que la
resurrección fue un hecho histórico?, Depende: si por hecho -
7. Histórico se entiende lo que acontece realmente, sin duda
alguna la resurrección de Jesús fue un hecho histórico; pero si
por hecho histórico se entiende lo que se puede comprobar
empíricamente en el espacio y en el tiempo, entonces hay que
decir que la resurrección no fue un hecho histórico, porque
Jesús resucitado no estaba ya en el espacio y en el tiempo, es
decir, no estaba ya en este mundo. Lo único histórico que
ocurrió allí es que los discípulos experimentaron la presencia
viva de Jesús, y así lo manifestaron a los demás.
Por eso se entiende que los Evangelios no cuenten el
hecho mismo de la resurrección, se cuentan las apariciones y el
sepulcro vacío, pero no la resurrección misma.
8. Un hecho incuestionable:
Algunos días después de la muerte de Jesús, resonó en
Jerusalén una noticia asombrosa: Dios ha resucitado al que fue
crucificado. Nadie había visto el hecho mismo de la
resurrección, pero el hecho se presentaba como incuestionable.
Los seguidores de Jesús afirmaban que está vivo, porque ellos
lo habían visto, se les había aparecido. Llama la atención la
gran cantidad de testimonios en torno al mismo asunto, es
significativo que nadie pudo rebatir ese hecho y mucho menos
demostrar su falsedad.
El sepulcro estaba vigilado por soldados, los cuales son
sobornados para que propaguen el rumor que los discípulos de
Jesús se habían robado el cadáver. El sepulcro estaba vacío y
todos reconocieron el hecho incuestionable: Allí había sucedido
algo que humanamente no tenía explicación.
9. El sepulcro vacío:
Se ha dicho muchas veces que el primer argumento para
afirmar la resurrección de Jesús es el hecho del sepulcro vacío,
no obstante ningún evangelista lo aporta como prueba, porque
este hecho en lugar de provocar la fe, causa miedo y espanto y
se puede interpretar como el robo del cuerpo.
La repetida proclamación del sepulcro vacío no tendría
sentido si quienes la hacían no tuvieran la certeza de la
resurrección. También la Iglesia primitiva veneraba el santo
sepulcro como una prueba de la resurrección.
Todo esto quiere decir que la tradición del sepulcro vacío
expresa de manera indirecta, una fe sólida y profunda en la
resurrección; y que esta fe no tuvo su origen en ese hecho, sino
en las apariciones a los Apóstoles y sus testimonios
posteriores.
10. Las apariciones a los discípulos:
El argumento definitivo para afirmar la resurrección de
Jesús se basa en las apariciones del mismo Jesús a su
comunidad de discípulos, cuya formulación estricta y
desapasionada nos hacen saber que no fueron visiones
subjetivas, sino hechos objetivos que se podían afirmar con
toda seguridad.
¿Cuántas fueron las apariciones? Resulta muy difícil
responder a esa pregunta, porque los datos que poseemos son
incompletos y fragmentarios. Pablo nos da cuenta de cinco
apariciones del Señor vivo (1Cor. 15, 3-8), Marcos no conoce
ninguna aparición (Mc. 16, 1-8), Mateo conoce una sola
aparición a los once (Mt. 28, 16-20), Lucas refiere dos
apariciones (Lc. 24, 13-53), Juan relata tres manifestaciones
del Señor (Jn. 20, 11-18; 19-23; 24-29). A esta lista hay que
sumar otras apariciones, como la de Esteban mientras era
martirizado, y otras más en un período de varios años.
11. En cuanto al modo de las apariciones, estas son
descritas como una presencia real y hasta carnal de Jesús,
Come, camina con los suyos, se deja tocar, dialoga con ellos,
su presencia es tan real, que puede ser confundido con un
caminante, un jardinero o un pescador.
El hecho es que los discípulos que lo vieron, tenían la
seguridad de que no era un espíritu, ni un ángel. El que murió y
fue sepultado era el mismo que resucitó.
Como conclusión de los relatos de las apariciones se
puede decir que tales relatos constituyen una base sólida de la
fe en la resurrección de Jesús, el cual fue visto por los suyos,
que convivieron con él, y aseguraron con toda firmeza el hecho
de la resurrección como incuestionable y seguro.
12. Significado para la comunidad cristiana:
Con la resurrección todo cambia; el crucificado es ahora
el Señor, el Hijo de Dios, Jesús es visto por los suyos como el
hombre cabal y perfecto. Predicar la resurrección no es solo
decir que Jesús vive, sino persuadir a la gente que él tenía
razón, y por consiguiente, que su proyecto constituye el
verdadero camino para todos nosotros.
Jesús dijo a Tomás: “Felices los que creen sin haber
visto” (Jn. 20, 29). Esas palabras también se refieren a
nosotros, a los cristianos de hoy que seguimos encontrando a
Cristo resucitado, y que aunque no lo vemos con los ojos del
cuerpo, la fe nos permite constatarlo. Somos felices porque
creemos en algo real, porque tenemos una esperanza que no
tienen los que no creen en Jesús, y porque estamos luchando
por hacer realidad el Reino de Dios en este mundo.
13. Charla No. 2
El Espíritu de Jesús recrea a sus
amigos
Pedro y Pablo personas nuevas
por el Espíritu de Jesús.
14. El Espíritu de Jesús:
En el Proyecto del Padre, Jesús no podía desentenderse
de sus hechos y dichos y de sus discípulos después de su
muerte y prometió a los que habían mantenido sus esperanzas
en Él que, después de volver al Padre, les enviaría un defensor,
su Espíritu, que no hablará en nombre propio, sino en nombre
de Jesús, del que es inseparable y al que justificará (Jn. 16, 13)
Jesús en su muerte entregó su Espíritu al Padre y tras el
trauma y miedo de sus discípulos, estos experimentaron con
gozo y entusiasmo la presencia del Defensor prometido.
Los discípulos, con la madre de Jesús, el día de
Pentecostés (He.2, 1-4) experimentaron inesperadamente
como una invasión de una fuerza increíble que les transformó
interiormente, abiertos a un mundo nuevo, como si hubieran
sido creados de nuevo. Se sentían los mismos sujetos que
siempre fueron, pero experimentaron una expansión de su ---
15. Mente, como una iluminación que les hacía comprender lo que
anteriormente nunca habían comprendido.
Los discípulos se sienten nuevas personas, recuerdan a
su maestro y dan testimonio de él como su Señor, proclamando
que lo que hizo y dijo Jesús era verdad, demostrándolo con
poder con signos y prodigios, sin miedo a las persecuciones ni
a la muerte.
Todos deseamos ardientemente que la efusión del
Espíritu transforme nuestras vidas, nos haga nacer de nuevo en
la esfera de nuestra conciencia, nos haga experimentar un
nuevo modo de ser, del que broten el amor y la compasión con
todos sus frutos; porque el amor es el bien supremo, y lo que
más edifica a los otros. Poder amar y sentirse amado engendra
el más elevado y noble estado de gozo, alegría y felicidad.
16. La experiencia del Espíritu de Jesús:
El Espíritu de Jesús nos hace experimentar una nueva
manera de vivir, porque Dios ha confirmado que el camino
señalado por su hijo es el correcto y vivificante. Ser cristiano es
nacer de nuevo a la vida que Jesús anuncia, a la vida en el
Espíritu de Dios, todos somos llamados a continuar su proyecto
y actualizar su práctica, el bautismo nos brinda la semilla y
nuestra tarea es hacerla crecer y dar fruto.
Ser cristiano es ser testigo de Jesús, participar de su
misión, anunciar el Reino de Dios y construirlo aquí en la Tierra.
El mismo Espíritu que animó a Jesús será nuestra fuerza y guía
Vivir tras los pasos del Nazareno es animarse a seguir los
pasos del Espíritu que nos lleva a anunciar y dar testimonio del
Reino de amor, paz, caridad y misericordia. La vida cristiana es
pues, caminar en la vida según el Espíritu de Jesús haciendo el
bien y amando a nuestros semejantes.
17. ¿Cómo es el Espíritu de Jesús?:
La mejor manera de describir el Espíritu de Jesús es por
sus efectos en nuestras vidas cuando lo dejamos habitar en
nosotros. Sentimos el Espíritu de Jesús cuando
experimentamos en nosotros la tendencia a ayudar, a salvar, a
perdonar y a fijarnos en la bueno y positivo de los demás; a
comprometernos en los problemas ajenos, cuando sentimos
que toda injusticia, todo mal de cualquiera nos afecta como
nuestro.
Reconocemos que actúa en nosotros el Espíritu de
Jesús cuando sentimos cierto miedo ante la comodidad,
cuando nos sentimos inquietos si nos aprecia todo el mundo,
cuando sentimos satisfacción interior con el esfuerzo, en la
austeridad, en la ayuda desinteresada y anónima, cuando
tenemos que sufrir por la verdad, por el perdón y la honradez.
18. Reconocemos el Espíritu de Jesús cuando sentimos a
Dios dentro de nosotros y en todas las cosas, cuando
percibimos que está ahí, hablando constantemente, exigiendo
y alentando la vida y liberando, cambiando la vida, haciéndola
válida y digna.
Reconocemos el Espíritu de Jesús en nosotros cuando
lo vemos actuar en el mundo y vemos bondad y esfuerzo,
honradez y solidaridad, cuidado de la naturaleza y dedicación a
los más débiles y necesitados.
El Espíritu de Jesús es paz y alegría, amor y
misericordia, compasión y caridad por el pobre y excluido; y es
algo que debemos extenderlo por todo el mundo.
19. Se le conoce por sus frutos:
Existe un criterio evangélico, fijado por Jesús, que
garantiza de manera inequívoca donde y como actúa el Espíritu
Es este: “por sus frutos los conoceréis” (Mt. 7, 20). Solamente
donde hay frutos del Espíritu, éste está presente. Hay un texto
de Pablo que define claramente estos frutos: “Los frutos del
Espíritu son amor, alegría, paz, tolerancia, agrado,
generosidad, lealtad, sencillez, dominio de sí mismo…” (Gal. 5,
22-23).
A modo de síntesis, puede decirse que todos esos frutos
se resumen en uno solo, el amor. Quien no ama eficazmente a
los demás, por mucho que diga que tiene el Espíritu consigo, se
equivoca si no posee el amor al prójimo.
20. La fuerza del Espíritu de Jesús:
Tu das fuerza a todo el que vive
tu obras de modo extraño e inexplicable
oculto en lo profundo de cada uno
como un fermento
como una semilla de fuego
Tu eres nuestra ansia de vida
el amor que nos hace echar raíces en la Tierra
y que nos ata a nuestro Dios.
Tu nos alientas a llegar hasta el final,
dispuestos a soportar lo que sea,
esperando siempre como el amor espera.
H. Oosterhuis.
21. Los testimonios de Pedro y Pablo:
San Pedro y San Pablo son Apóstoles, testigos de Jesús
que dieron un gran testimonio, se dice que son las dos
columnas del edificio de la fe cristiana. Dieron su vida por Jesús
y gracias a ellos el cristianismo se extendió por todo el mundo.
San Pedro:
San Pedro fue uno de los doce apóstoles de Jesús. Su
nombre era Simón, pero Jesús lo llamó Cefas que significa
“piedra” y le dijo que sería la piedra sobre la que edificaría su
Iglesia, por esta razón lo conocemos como Pedro. Era
pescador de oficio y Jesús lo llamó a ser pescador de hombres,
para darles a conocer el amor de Dios y el mensaje de
salvación. El aceptó y dejó su barca, sus redes y su casa para
seguir a Jesús.
Pedro era de carácter fuerte e impulsivo y tuvo que
luchar contra la comodidad y contra su gusto por lucirse ante --
22. Los demás. No comprendió a Cristo cuando hablaba acerca
de sacrificio, crus y muerte y hasta le llegó a proponer un
camino más fácil, se sentía muy seguro de sí mismo y le
prometió a Jesús que nunca lo negaría, tan solo unas horas
antes de negarlo tres veces.
Vivió muy importantes momentos junto a su maestro, lo
vio cuando caminó sobre las aguas. El mismo lo intentó, pero
por desconfiar estuvo a punto de ahogarse. Presenció la
transfiguración del Señor, estuvo cuando aprendieron a Jesús
y le cortó la oreja a uno de los soldados romanos. Negó a
Jesús tres veces por miedo a los judíos y después se
arrepintió.
Jesús, después de resucitar, le preguntó tres veces si lo
amaba y las tres veces respondió que si, entonces Jesús le
confirmó su misión como jefe de la Iglesia. Recibió el Espíritu
Santo el día de Pentecostés, y con la fuerza y el valor que le
entregó, comenzó su predicación del mensaje de Jesús.
23. Dejó atrás las dudas, la cobardía y los miedos y tomó el
mando de la Iglesia, bautizando ese día a varios miles de
personas. Pedro convirtió a miles de Judíos y pensó que ya
había cumplido su misión, pero Jesús se le apareció y le pidió
que llevara la conversión a los gentiles por lo que decidió ir a
Roma a predicar el Evangelio, surgiendo varias comunidades
cristianas con su predicación, comunidades que eran un gran
ejemplo de amor, alegría y honestidad.
Durante la persecución cristiana en Roma murió
crucificado Pedro por mandato del emperador Nerón, pidió ser
crucificado de cabeza, porque no se sentía digno de morir
como su Maestro. 37 años duró su seguimiento fiel a Jesús, fue
sepultado en la colina Vaticana, cerca del lugar de su martirio,
ahí se construyó la Basílica de San Pedro, centro de la
Cristiandad.
24. ¿Qué nos enseña la vida de Pedro?:
La vida de Pedro nos enseña que a pesar de la debilidad
humana, Dios nos ama y nos llama a la santidad. A pesar de
todos los defectos que Pedro tenía, logró cumplir con su misión.
Para ser un buen cristiano hay que esforzarse por ser santos
todos los días. Pedro concretamente nos dice: “Sean santos en
su proceder, como es santo el que los ha llamado (1Pe. 1, 15).
Cada quien de acuerdo a su estado de vida, debe
trabajar y pedirle a Dios que le ayude a alcanzar su santidad.
También nos enseña que el Espíritu Santo, puede obrar
maravillas en un hombre común y corriente, y lo puede hacer
capaz de superar los más grandes obstáculos y defectos
personales.
25. San Pablo:
Su nombre hebreo era Saulo; era judío de raza, griego
de educación y ciudadano romano, nació en la ciudad de Tarso
provincia romana de cilicia. Era inteligente y bien preparado,
había estudiado en las mejores escuelas de Jerusalén. No
conoció personalmente a Jesús y era enemigo de la nueva
religión cristiana, ya que era un fariseo muy estricto, estaba
convencido y comprometido con su fe judía. Consideraba a los
cristianos como una amenaza para su religión y creía que se
tenía que acabar con ellos a cualquier precio. Se dedicó a
combatir a los cristianos, quienes tenían razones para temerle.
Los jefes del Sanedrín de Jerusalén le encargaron que
apresara a los cristianos de la Ciudad de Damasco.
En el camino a Damasco, se le apareció Jesús en medio
de un gran resplandor, cayó en tierra y oyó una voz que le
decía: “Saulo, Saulo, ¿Porqué me persigues?” (Hech. 9, 1-9;
20-22). Con esta frase Pablo comprendió que Jesús era Hijo de
26. Dios y que al perseguir a los cristianos perseguía al mismo
Cristo. Después de este acontecimiento, Saulo se levantó del
suelo, y aunque tenía los ojos abiertos no veía nada. Lo
llevaron a Damasco y pasó tres días sin comer ni beber, ahí
Ananías, obedeciendo a Jesús, hizo que Saulo recobrara la
vista, se levantara y fuera bautizado. Tomó alimento y se sintió
con fuerzas.
Pablo estuvo algunos días con los discípulos de
Damasco y después empezó a predicar a favor de Jesús,
diciendo que era el Hijo de Dios, Saulo se cambió el nombre
por Pablo y fue a Jerusalén para ponerse a las órdenes de San
Pedro.
La conversión de Pablo fue total y es el más grande
apóstol que la Iglesia ha tenido. Fue el “apóstol de los gentiles”
ya que llevó el Evangelio por todo el Mediterráneo y fue fiel al
llamado que Jesús le hizo en el camino a Damasco.
27. Su labor no fue fácil. Por un lado, los cristianos
desconfiaban de él por su fama de gran perseguidor de los
cristianos. Los Judíos por su parte, le tenían coraje por
cambiarse de religión, en varias ocasiones tuvo que esconderse
y huir porque su vida peligraba. Realizó cuatro grandes viajes
apostólicos para llevar a todos los hombres el mensaje de
salvación, creando nuevas comunidades cristianas por los
lugares donde pasaba y enseñando y apoyando a las
comunidades ya existentes. Escribió trece cartas que forman
parte de las Sagradas Escrituras.
¿Qué nos enseña la vida de San Pablo?:
Nos enseña la importancia de la labor apostólica de los
cristianos, ya que debemos comunicar a Cristo anunciando su
mensaje de salvación con la palabra y el ejemplo cada uno en
su situación de vida correspondiente y de diferente manera.
28. Nos enseña también el valor de la conversión, dejando
nuestra vida antigua de pecado para comenzar una vida
dedicada a la santidad, a las buenas obras y al apostolado.
Pedro y Pablo constituyen un buen ejemplo de cómo el
Espíritu de Jesús puede transformar vidas de un manera radical
para entregarse a la misión de la realización del Proyecto de
Jesús: La gran Fraternidad, hacer de toda la humanidad una
gran Familia de los Hijos de Dios.
30. El misterio Trinitario:
La Iglesia como sacramento, hunde sus raíces en el
ministerio Trinitario y tiene una meta peculiar y específica, que
el Concilio Vaticano II sintetiza con una expresión de la Iglesia
primitiva: ser “un pueblo reunido en virtud de la unidad y
comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” Esta es la
razón de su existir y el objetivo que debe perseguir.
Jesucristo fundó su Iglesia y la constituyó signo e
instrumento (Sacramento) de unidad y de comunión, de servicio
de su designio liberador, con respecto de las personas de todo
tiempo, condición y lugar.
Nuestro Dios no es triste soledad, sino bienaventurada
comunión y unidad, es la unidad de un solo Dios: Padre, Hijo y
Espíritu Santo en la Trinidad de Personas.
31. La Iglesia es en Cristo como un sacramento, o sea, un
signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad
de todo el género humano. Dios constituyó la Iglesia para que
sea para todos y cada uno de nosotros, sacramento visible de
esta unidad de salvación (de los hombres con Cristo).
Heredera de la misión evangelizadora que le dejó Jesucristo y
fundada en la comunión trinitaria, la Iglesia busca fortalecer la
comunión de la humanidad con Dios y de los seres humanos
entre sí, para hacer de todos nosotros un solo corazón y una
sola alma
La comunión en la vida de la Iglesia no se decreta, sino
se construye. Es todo el Pueblo de Dios el llamado a esta
tarea, sin que nadie quede excluido, proponiéndola como
principio educativo en todos los lugares donde se forma el
hombre y el cristiano.
32. Pueblo de Dios en fraternidad:
Así como la comunión es una tarea permanente, la
fraternidad lleva el sello de un hacerse en la historia, con la
ayuda del Espíritu Santo. Esta fraternidad tiene su fundamento
en el amor; por lo tanto, no es algo externo, es lo que sostiene
la vida de los cristianos porque Dios es amor (1Jn. 4, 8)
La comunión no se logra sino en la vivencia de la
fraternidad, porque de lo contrario, la Iglesia solo será una
estructura institucional. La relación entre hermanos que
comparten la responsabilidad de la vida, desde la fe en
Jesucristo, nos hace soportarnos unos a otros y perdonarnos
por todas las faltas cometidas.
Este amor que crea fraternidad abre el campo de la
misericordia y el perdón, elementos esenciales para la vida de
comunión de la Iglesia.
33. Comunión en la misión:
La Iglesia también es comunión en la misión, ella no
puede hacer otra cosa que anunciar con franqueza y valentía
que en Jesucristo Hijo de Dios hecho hombre, muerto y
resucitado se ofrece la salvación a todos los hombres; esta es
la dicha y la vocación de la Iglesia, su identidad mas profunda
ya que existe para evangelizar.
Debemos trabajar por una mejor calidad de vida en
común y una real corresponsabilidad en la Iglesia, confiados en
que su acción puede renovarnos y llevarnos a realizar la gran
fraternidad. Solamente una Iglesia-comunión puede ser en el
mundo, auténtico sacramento de la Trinidad, pues es la idea
central y fundamental de los Documentos del Concilio Vaticano
II, que nos habilitan para formar comunidades cristianas
maduras donde el fin supremo sea el Reino de Dios.
34. Charla No. 4
María madre del Señor
María en la historia de la salvación
Piedad Popular Mariana
35. María la madre del Señor:
Una etapa crucial en la vida de la mujer es la
maternidad, es la primera relación única y exclusiva con otro
ser y que lleva dentro de ella. María supo cumplir su rol
maternal y aceptar silenciosamente situaciones que no
comprendía bien
María fue una doncella judía, que vivía en Nazaret de
Galilea. Fue elegida por Dios para asumir una misión especial:
Ser madre del Hijo de Dios. Para tal fin, fue dotada de una serie
de dones muy relevantes; ya que para el cumplimiento de su
misión era preciso que ella estuviera totalmente en gracia de
Dios.
María estuvo consciente de la presencia y acción de
Dios en su vida, por eso pudo proclamar las grandezas que Él
había hecho en ella. Únicamente partiendo de Dios y de su
designio de amor en Cristo Salvador, brilla María de Nazaret.
36. María es la madre de Jesús, el hombre nuevo, ella misma al
hacerse madre, se va haciendo criatura nueva, símbolo e
imagen del proyecto de Dios sobre la humanidad.
La Anunciación:
Es la revelación al mundo de que Dios viene a salvarnos.
A la oferta de salvación de Dios, responde la humanidad por los
labios de María; ella como su representante acepta en nombre
de todos la salvación ofrecida (Lc. 1, 26-38).
La Visitación:
es la confirmación de la encarnación.Dios ya está en
medio de nosotros. Los frutos mesiánicos son comunicados a
Isabel y a Juan Bautista por medio de María, solo una razón
explica estos hechos: La presencia de Jesús en el seno de
María (Lc. 1, 39-56).
37. La Presentación en el Templo:
Es el momento oblacional de Cristo, unido, mediante la
profecía de Simeón, al juicio escatológico de Dios sobre la
humanidad en la muerte y glorificación de Jesús. En esta
profecía, María queda unida a Jesús, por lo que la comprensión
total del misterio de Cristo, no es posible sin María. (Lc. 1, 22-
32).
María en la historia de la salvación:
El culto a María tiene como fundamento el puesto
excepcional que ella tiene en la historia de la salvación: Es
madre de Jesucristo, el Verbo encarnado, y de toda la Iglesia.
La piedad mariana es respuesta a su función maternal.
Todo dogma mariano tiene una significación concreta
dentro del plan de la salvación y guarda una relación íntima con
el núcleo mismo de nuestra actitud religiosa.
38. María es importante en la historia de la salvación no solo
por ser la madre de Jesús, sino también por su fe y obediencia
a la Palabra de Dios.
María cumple su función maternal, como toda buena
madre, cuidando a su hijo con amor, atendiéndolo, educándolo
y corrigiéndolo para que cumpla con su misión cuando sea el
tiempo propicio.
El amor y el culto a María tienen su fundamento en su
función maternal: Ella es madre de Jesucristo y de toda la
humanidad. María tuvo que aprender a caminar en la fe, lacual
iba acrecentando y fortaleciendo por la meditación y por el
contacto íntimo con su hijo Jesús.
En América Latina el Evangelio ha sido anunciado
presentando a María como parte sobresaliente del mensaje de
salvación. La piedad Mariana pronto echó raíces en el
continente y desde entonces, las nuevas comunidades
cristianas aprendieron a amar y venerar a María de una manera
39. Muy particular y a través de las diversas prácticas piadosas:
edificación de Santuarios y Ermitas, procesiones,
peregrinaciones plegarias y actos de culto según las
advocaciones o los aspectos que en María se querían resaltar.
La genuina Piedad Mariana:
Los santos son las personas que, llamadas a ponerse al
servicio del Reino, han respondido fielmente a esta llamada. En
este sentido, María es modelo extraordinario de la Iglesia en el
orden de la fe, de la caridad y de la perfecta unión con Cristo.
María recibe en la Iglesia el culto singular que corresponde al
puesto especial que ella ocupa en el plan redentor de Dios.
Las actitudes fundamentales en las que el cristiano tiene
que imitar a María son su entrega al Padre, su amor al hermano
y su cooperación generosa en el proyecto de Dios.
40. La Piedad Mariana debe expresar claramente su nota
Trinitaria, cristológica y eclesiológica que le es intrínseca y
esencial. La Piedad Mariana debe inspirarse en las Sagradas
Escrituras, estar en armonía con la Liturgia, ser sensible al
movimiento ecuménico y manifestar con claridad la humanidad
de la figura de María.
Unas expresiones significativas de Piedad Popular
Mariana son: El Rosario, el Ángelus, las peregrinaciones, las
mandas, los novenarios, la celebración del mes de mayo, las
imágenes, los escapularios, las romerías, etc.
Dios tiene su camino para realizar su proyecto; se llama
Encarnación. María es la criatura que responde con un sí a su
invitación. Es madre de Jesús no solamente por dar a luz, sino
por forjarlo como su Padre Dios quiere.
41. María modelo de vida para la persona de hoy:
María nos enseña a buscar el verdadero sentido de
nuestra existencia, pues esta búsqueda se ha hecho
problemática en el momento actual, por lo que la aspiración
humana a una existencia dotada de sentido permanece
insatisfecha. María nos muestra que Dios es la realidad sobre
la que se apoya nuestra vida: su fe no es huida, sino una
comunión que permite vivir de forma positiva y con sentido.
María es modelo en la lucha por la libertad en un
mundo complejo y disperso. La historia del mundo moderno es
un búsqueda de libertad que, hasta ahora, no a alcanzado una
genuina libertad humana. María se nos muestra como la
criatura más libre: la fe es para María el campo de su
realización personal, porque la libertad no es una auto
enmancipación, sino una unión con el Dios que es libertad.
42. María también es modelo en cuanto al compromiso a
favor de los demás. El conocimiento actual de las miserias del
mundo ha suscitado un fuerte movimiento de solidaridad,
traducido en actos de amor al prójimo.
María en su calidad de sierva, nos recuerda la
universalidad del amor exigida por el Evangelio que quiere que
todos los humanos se realicen plenamente como Hijos de Dios
y hermanos entre todos nosotros.
Notas do Editor
Damasco
En todos los lugares donde se forma al hombre y al cristia