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La devoción al
Sagrado Corazón de Jesús
y medios para vivirla
¡QUE REINES CORAZÓN DIVINO!
Mensaje a las familias
Nos da mucho gusto tenerte entre las familias que reciben en
su casa la imagen del Sagrado Corazón de Jesús.
Alentados por el lema «¡Que Reines Corazón Divino!»
queremos hacer que Cristo sea conocido, amado e imitado.
Contamos contigo y con tu familia para hacer realidad el
deseo del Corazón de Jesús de ser el centro de tu hogar.
Te ofrecemos a continuación un manual para que conozcas la
devoción al Sagrado Corazón de Jesús y algunos medios para
vivirla.
ORIGEN DE LA DEVOCIÓN
Al meditar sobre el costado abierto de Jesús, traspasado por la lanza del soldado,
vemos brotar sangre y agua (Jn 19, 34). Este Corazón abierto nos invita a descubrir
el inmenso amor que inspiró toda la vida de Jesús y origina la devoción a su
Sagrado Corazón. «El Hijo de Dios me amó y se entregó a sí mismo por mí» (Ga 2,
20). Nos ha amado a todos con un corazón humano, traspasado por nuestros
pecados y para nuestra salvación (cfr. Jn 19, 34), por eso el Corazón de Jesús es
considerado por la Iglesia como el símbolo principal del amor con que Cristo ama a
todos los hombres.
Debemos contemplar en su Corazón, la prueba suprema de su amor, y dejar que
nos transforme y seamos capaces de recibir este fuego de amor que vino a traer a
la tierra.
Para propagar la devoción a su Sagrado Corazón, Jesús eligió a una humilde
religiosa de la orden de la Visitación, santa Margarita María de Alacoque, en Paray
le Monial, Francia.
GRANDES APARICIONES
A SU APÓSTOL SANTA MARGARITA MARÍA
La primera sucedió el 27 de diciembre de 1673. En ella, santa Margarita fue
consagrada por el mismo Jesucristo, a ser su apóstol. Además fue llamada a
difundir y propagar el culto a su adorable Corazón, a manifestar a los hombres su
voluntad y hacerles conocer lo que el Sacratísimo Corazón de Jesús promete a
quien dé a conocer su devoción y la propague.
La segunda aparición sucedió en la octava de Corpus Christi en el año 1674. En ella
Jesús le manifestó las inexplicables maravillas de su amor y el exceso a que su
Corazón lo había llevado hacia los hombres, de quienes no recibía más que
abandono y ultrajes. Luego le dijo: «Me es mucho más sensible que cuando sufrí en
mi pasión; tanto, que si me devolvieran algún amor, estimaría en poco cuanto por
ellos hice, y querría hacer aún más si fuera posible, pero sólo tienen frialdad y
rechazo frente a mi solicitud en hacerles bien ». (Descubrir el Corazón de Jesús
con Santa Margarita María, pág. 8).
La tercera sucedió el 16 de junio de 1675, igualmente en la octava de Corpus
Christi. Se le apareció resplandeciente, como las demás veces, y mostrándole su
Corazón, se quejó de los continuos ultrajes y sacrilegios que recibe en el
Sacramento de la Eucaristía y agregó, con más dolor, que los recibía de corazones a
Él consagrados. «Por eso te pido que se dedique el primer viernes después de la
octava del Santísimo Sacramento a una fiesta particular para honrar mi Corazón,
comulgando ese día, y reparando su honor por medio de un acto de desagravio,
para expiar las injurias que ha recibido durante el tiempo que ha estado expuesto
en los altares. Te prometo también que mi Corazón se dilatará para derramar con
abundancia las gracias de su divino amor sobre los que le rindan este honor y
sobre los que le procuren que le sea tributado». (Descubrir el Corazón de Jesús
con Santa Margarita María, pág. 10).
En esta tercera revelación se halla todo lo que se refiere a la devoción del Sagrado
Corazón. Jesús dijo a la santa: «Anuncia y haz saber al mundo entero que yo no
pondré límites a mis beneficios cuando éstos me sean solicitados por mi Corazón».
(Descubrir el Corazón de Jesús con Santa Margarita María, pág. 10).
PROMESAS DEL CORAZÓN DE JESÚS A SANTA
MARGARITA PARA LOS DEVOTOS DE SU SAGRADO
CORAZÓN
1. Les daré las gracias
que necesiten en su estado de vida.
2. Pondré paz en sus familias.
3. Les consolaré en todas sus aflicciones.
4. Seré su refugio durante la vida y
sobre todo a la hora de la muerte.
5. Bendeciré abundantemente sus empresas.
6. Los pecadores hallarán misericordia.
7. Los tibios se harán fervorosos.
8. Los fervorosos se elevarán rápidamente
a gran perfección.
9. Bendeciré los lugares donde la imagen de
mi Corazón sea expuesta y venerada.
10. Les daré la gracia de mover
los corazones más endurecidos.
11. Las personas que propaguen
esta devoción tendrán su nombre escrito
en mi Corazón y jamás será borrado de Él.
12. La gran promesa: «Yo te prometo en la excesiva
misericordia de mi Corazón,
que mi amor omnipotente concederá
a todos aquellos que comulguen
nueve primeros viernes del mes seguidos,
la gracia de la penitencia final, que
no morirán en pecado grave
ni sin recibir los sacramentos,
sirviéndoles mi Corazón
de asilo seguro en aquella hora»
MEDIOS PARA VIVIR LA DEVOCIÓN AL SAGRADO
CORAZÓN DE JESÚS
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús consiste en reconocer y adorar en el Corazón de
Cristo al amor misericordioso del Hijo de Dios, que se ofrece como víctima en la cruz para
salvarnos de nuestros pecados. Al reconocer este amor, surgen la gratitud y adoración que le
damos a Él y a su corazón, que es la fuente de su amor y el deseo de imitarlo: «Oh Jesús,
manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo».
Ser Apóstol del Sagrado Corazón de Jesús se traduce en amar su Corazón para
corresponder al amor que él nos tiene, reparar las ofensas hechas a su Corazón y
consagrarnos a Él para rendirle gloria.
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús tiene como expresiones centrales los siguientes
medios:
EL AMOR AL CORAZÓN DE JESÚS: «Tengo sed abrasadora de ser amado por los hombres».
Responder a la llamada de amor que quiere de cada uno de nosotros.
LA COMUNIÓN REPARADORA: «Me recibirás Sacramentado tantas veces la obediencia quiera
permitírtelo». Reparar las ofensa a su Sagrado Corazón.
LA CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS: La consagración de nuestro corazón a Él,
consiste en el compromiso de entregarnos totalmente a Él día a día como auténticos cristiano.
LA ENTRONIZACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN A LOS HOGARES: Compromiso mutuo entre
el Sagrado Corazón y la familia. «En todo lugar en que la imagen sea entronizada con la
finalidad de ser honrada atraeré toda clase de bendiciones».
LA CELEBRACIÓN DE LOS PRIMEROS VIERNES DE MES: «Comulgarás todos los primeros
viernes de mes». «En el exceso de mi misericordia, a quienes comulguen nueve primeros
viernes de mes seguidos, les prometo darles asilo seguro en el último momento».
LA HORA SANTA: En reparación, brindar una hora de adoración todos los jueves, frente al
Santísimo Sacramento o en forma personal en nuestro hogar. Se realiza buscando la
reparación por las ofensas y pecados contra el Santísimo Sacramento.
LA SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: Participando de la Santa Eucaristía,
con sentido de reparación.
LA PROPAGACIÓN DEL AMOR AL CORAZÓN DE JESÚS: Nos invita a promover la reparación
del Corazón de Jesús, porque Él nos ama mucho y no reconocemos su amor, le ofendemos y
nos olvidamos de Él.
LA ADORACIÓN A LA SANTA EUCARISTÍA: Brindándole honor, amor y reparación.
LA HORA DE PRESENCIA (GUARDIA DE HONOR): Escoger una hora diaria y ofrecerla al
Corazón de Jesús, sin cambiar tu actividad cotidiana.
EL “DETENTE”: Es una pequeña imagen del Sagrado Corazón de Jesús con esta corta leyenda.
«Detente, el Corazón de Jesús está conmigo». No necesita bendición ni imposición del
sacerdote.
CONSAGRACIONES DIARIAS AL SAGRADO CORAZÓN
Consagración al Sagrado Corazón de Jesús - Juan Pablo II
(Delhi, India - 1 de febrero de 1986)
Señor Jesucristo, Redentor del género humano, nos dirigimos a tu Sacratísimo
Corazón con humildad y confianza, con reverencia y esperanza, con profundo
deseo de darte gloria, honor y alabanza.
Señor Jesucristo, Salvador del mundo, te damos las gracias por todo lo que eres y
todo lo que haces.
Señor Jesucristo, Hijo de Dios Vivo, te alabamos por el amor que has revelado a
través de Tu Sagrado Corazón, que fue traspasado por nosotros y ha llegado a ser
fuente de nuestra alegría, manantial de nuestra vida eterna.
Reunidos juntos en Tu nombre, que está por encima de todo nombre, nos
consagramos a tu Sacratísimo Corazón, en el cual habita la plenitud de la verdad y
la caridad.
Al consagrarnos a Ti renovamos nuestro deseo de corresponder con amor a la rica
efusión de tu misericordioso y pleno amor.
Señor Jesucristo, Rey de Amor y Príncipe de la Paz, reina en nuestros corazones y
en nuestros hogares. Vence todos los poderes del maligno y llévanos a participar
en la victoria de tu Sagrado Corazón. ¡Que todos proclamemos y demos gloria a Ti,
al Padre y al Espíritu Santo, único Dios que vive y reina por los siglos de los siglos!
Amén.
Consagración a la Virgen Milagrosa - Juan Pablo II (París,
31 de mayo de 1980)
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre
todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Vos.
Esta es la oración que tú inspiraste, oh María, a Santa Catalina Labouré en este
mismo lugar hace ciento cincuenta años; y esta invocación, grabada en la medalla,
la llevan y pronuncian ahora muchos fieles por el mundo entero.
¡Bendita tú entre todas las mujeres! ¡Bienaventurada tú que has creído! ¡El
Poderoso ha hecho maravillas en ti! ¡La maravilla de tu maternidad divina! Y con
vistas a ésta, ¡la maravilla de tu Inmaculada Concepción! ¡La maravilla de tu Fiat!
¡Has sido asociada tan íntimamente a toda la obra de nuestra redención, has sido
asociada a la cruz de nuestro Salvador! Tu corazón fue traspasado junto con su
Corazón. Y ahora, en la gloria de tu Hijo, no cesas de interceder por nosotros,
pobres pecadores. Velas sobre la Iglesia de la que eres Madre. Velas sobre cada
uno de tus hijos. Obtienes de Dios para nosotros todas esas gracias que simbolizan
los rayos de luz que irradian de tus manos abiertas. Con la única condición de que
nos atrevamos a pedírtelas, de que nos acerquemos a ti con la confianza, osadía y
sencillez de un niño. Y precisamente así nos encaminas sin cesar a tu Divino Hijo.
Te consagramos nuestras fuerzas y disponibilidad para estar al servicio del designio
de salvación actuado por tu Hijo. Te pedimos que por medio del Espíritu Santo la
fe se arraigue y consolide en todo el pueblo cristiano, que la comunión supere
todos los gérmenes de división, que la esperanza cobre nueva vida en los que
están desalentados. Te pedimos por los que padecen pruebas particulares, físicas o
morales, por los que están tentados de infidelidad, por los que son zarandeados
por la duda en un clima de incredulidad, y también por los que padecen
persecución a causa de su fe. Te confiamos el apostolado de los laicos, el ministerio
de los sacerdotes, el testimonio de las religiosas.
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre
todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Consagración de las familias
Santísimos corazones de Jesús y María, unidos en el
amor perfecto mírennos con misericordia y cariño.
Consagramos nuestros corazones, nuestras vidas y
nuestras familias a ustedes bajo la poderosa
intercesión de san José. Conocemos que el ejemplo
bello de su hogar en Nazaret fue un modelo para
cada una de nuestras familias. Esperamos obtener su
ayuda, la unión y el amor fuerte y perdurable que nos
dieron.
Que nuestro hogar sea lleno de gozo. Que el afecto sincero, la paciencia, la
tolerancia, el respeto mutuo y el perdón de corazón, sean dados libremente a
todos. Que nuestras oraciones incluyan las necesidades de otros, no solamente las
nuestras. Y que siempre estemos cerca de los sacramentos. Bendigan a todos los
presentes y a los ausentes, tanto a los difuntos como a los vivientes, que la paz
esté con nosotros y cuando seamos probados concédanos la resignación cristiana a
la Voluntad de Dios. Mantengan nuestras familias cerca de sus corazones. Que su
protección especial, esté siempre con nosotros. Sagrados corazones de Jesús y
María, escuchen nuestra oración. Amén.
BIENAVENTURANZAS DE LA FAMILIA
Un propósito concreto consagración al Sagrado Corazón, es tratar, con la ayuda de
Dios y de la Virgen María, de hacer vida estas “Bienaventuranzas”:
 Bienaventurada la familia que comulga con frecuencia y rezan juntos (el
rosario), porque permanecerán unidos.
 Bienaventurada la familia cuyos hijos y padres guardan las fiestas
cristianamente, porque asistirán a las fiestas de la eterna felicidad en el
cielo.
 Bienaventurada la familia cuyos hijos y padres no salen a buscar las falsas
alegrías del pecado, porque en su casa encontrarán la incomparable
alegría de la conciencia en paz con Dios.
 Bienaventurada la familia que recibe a los hijos como dones de Dios y los
bautiza cuanto antes, porque en ella se criarán dichosos para el cielo.
 Bienaventurada la familia que practica la caridad, sobre todo con los más
necesitados, porque Dios mismo queda obligado a recompensarla.
 Bienaventurada la familia donde los enfermos reciben a tiempo la visita del
sacerdote y los sacramentos, porque la muerte no entrará infundiendo
miedo, sino que dejará gran paz.
 Bienaventurada la familia consagrada con fidelidad al Corazón de
Jesucristo, porque en ella reinarán la bondad y el amor.
LETANÍAS Y ORACIONES AL SAGRADO CORAZÓN DE
JESÚS
Letanías al Sagrado Corazón de Jesús
* Señor, ten piedad de nosotros…
* Cristo, ten piedad de nosotros…
* Señor, ten piedad de nosotros…
* Cristo, óyenos…
* Cristo, escúchanos…
* Dios, Padre celestial…
* Dios Hijo, Redentor del mundo
* Dios, Espíritu Santo…
* Santísima Trinidad, que eres un solo Dios…
* Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre…
* Corazón de Jesús, formado en el seno de la Virgen Madre por el
Espíritu Santo…
* Corazón de Jesús, unido sustancialmente al Verbo de Dios…
* Corazón de Jesús, de infinita majestad…
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos
Ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de todos
* Corazón de Jesús, templo santo de Dios…
* Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo…
* Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del Cielo…
* Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad…
* Corazón de Jesús, santuario de la justicia y del amor…
* Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor..
* Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes…
* Corazón de Jesús, digno de toda alabanza…
* Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones…
* Corazón de Jesús, en quien se hallan todos los tesoros de la
sabiduría, y de la ciencia…
* Corazón de Jesús, en quien reside toda la plenitud de la
divinidad…
* Corazón de Jesús, en quien el Padre se complace…
* Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos hemos recibido…
* Corazón de Jesús, deseado de los eternos collados1
…
* Corazón de Jesús, paciente y lleno de misericordia…
* Corazón de Jesús, generoso para todos los que te invocan…
* Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad…
* Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados…
* Corazón de Jesús, saciado de aprobios…
* Corazón de Jesús, triturado por nuestros pecados…
* Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte…
* Corazón de Jesús, traspasado por una lanza…
* Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo…
* Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra…
* Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra…
* Corazón de Jesús, víctima por los pecadores…
* Corazón de Jesús, salvación de los que en ti esperan…
* Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren…
* Corazón de Jesús, delicia de todos los santos…
* Corazón de Jesús, que quitas el pecado del mundo…
* Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo…
* Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo…
* Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo…
* Jesús, manso y humilde de Corazón…
Perdónanos Señor
Óyenos Señor
Ten piedad de nosotros
Haz nuestro corazón semejante al tuyo
Oh Dios todo poderoso y eterno, mira el Corazón de tu amantísimo Hijo,
las alabanzas y satisfacciones que en nombre de los pecadores te ofrece y
concede el perdón a éstos que piden misericordia en el nombre de tu
mismo Hijo, Jesucristo, el cual vive y reina contigo por los siglos de los
siglos. Amén.
1 Valle entre colinas y montañas.
Letanías de la humildad
Jesús manso y humilde de corazón Escúchame
Del deseo de ser estimado Líbrame, Jesús
Del deseo de ser amado
Del deseo de ser proclamado
Del deseo de ser ensalzado
Del deseo de ser alabado
Del deseo de ser preferido
Del deseo de ser consultado
Del deseo de ser aprobado
Del deseo de ser justipreciado
Del temor de ser humillado
Del temor de ser despreciado
Del temor de ser despedido
Del temor de ser rechazado
Del temor de ser calumniado
Del temor de ser olvidado
Del temor de ser ridiculizado
Del temor de ser injuriado
Del temor de ser sospechoso
del disgusto de que no se siga mi opinión
Que los demás sean más amados que yo Haz, Jesús, que lo desee
Que los demás sean preferidos a mí
Que los demás crezcan en la opinión del mundo y yo disminuya
Que los demás sean llamados a ocupar cargos y yo relegado al olvido
Que los demás sean alabados y nadie se preocupe de mí
Que los demás sean preferidos a mí en todo.
Oh Jesús, que siendo Dios te has humillado hasta la muerte de cruz para
ser ejemplo perenne que confunda mi orgullo y amor propio, concédeme
aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándome como
corresponde a mi miseria aquí en la tierra, pueda ser ensalzado hasta gozar
eternamente de ti en el cielo. Así sea.
Acto de confianza
Confío en ti, Dios mío, hasta el infinito, porque me apoyo en tu amor omnipotente. ¡Oh Jesús!
¡A tu Corazón confío [se dice la intención]!, mírala y después haz lo que tu Corazón te diga.
Deja obrar a tu Corazón, ¡oh Jesús! Cuento contigo, me fío de Ti, me entrego a Ti, estoy
seguro(a) de Ti.
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.
Acto de reparación
Es un ejercicio piadoso característico de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús pedido por
Él mismo a santa Margarita María, cuando pidió la fiesta en su honor.
¡Oh buen Jesús! Yo adoro tu Sacratísimo Corazón templo de caridad infinita; te pido perdón
por los agravios con que te hemos ofendido los hombres y por las ingratitudes con que
correspondemos a tu amor, te suplico que no retires jamás de nosotros el tesoro de tus
gracias para que te amemos más y más cada día y lleguemos a amarte y verte eternamente
en tu gloria. Amen
Sagrado Corazón de Jesús animados con el deseo de reparar los ultrajes cometidos
incesantemente contra Ti, nos postramos ante el trono de tu misericordia, y en nombre de
toda la humanidad, te ofrecemos nuestro amor y nuestra fidelidad.
¡Mientras más blasfemias haya contra tus misterios, más firmemente creeremos en ellos, oh
Sagrado Corazón de Jesús!
¡Mientras más amenace la impiedad con extinguir nuestras esperanzas de inmortalidad, más
confiaremos en tu Corazón, única esperanza de la humanidad!
¡Mientras más se resistan los corazones a tus divinas atracciones, más te amaremos, oh
infinitamente amable Corazón de Jesús!
¡Mientras más despreciada sea tu Santa Iglesia, más nos empeñaremos en ser hijos fieles, oh
dulce Corazón de Jesús!
Oh Sagrado Corazón de Jesús, por tu gracia poderosa, haz que seamos tus apóstoles en
medio de un mundo corrompido y también tu corona en el Reino de los Cielos. Amén.
NOVENA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
(para preparase al primer viernes de cada mes o a la entronización)
1. Por la señal de la Santa Cruz….
2. Acto de contrición.
3. Oración inicial (para todos los días)
¡Oh Corazón divinísimo de mi amado Jesús, en quien la Santísima Trinidad depositó tesoros
inmensos de celestiales gracias! Concededme un corazón semejante a ti, y la gracia que te
pido, si es para mayor gloria de Dios, tu sagrado culto y el bien de mi alma. Amén.
4. Oración del día (rezar a continuación la oración del día que corresponda).
5. Oración al Padre Eterno (para todos los días)
¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a tu
Majestad: por medio de este adorable Corazón, te adoro por todos los hombres que no te
adoran; te amo por todos los que no te aman; te conozco por todos los que voluntariamente
ciegos, no quieren conocerte. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a tu Majestad
todas las obligaciones que te tienen todos los hombres; te ofrezco todas las almas redimidas
con la preciosa sangre de tu divino Hijo, y te pido humildemente la conversión de todas por
el mismo suavísimo Corazón. No permitas que sea por más tiempo ignorado de ellas mi
amado Jesús; haz que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a tu Majestad,
sobre este santísimo Corazón, a tus siervos, mis amigos, y te pido los llenes de tu espíritu,
para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar contigo eternamente.
Amén.
Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena.
6. Rezar tres Padrenuestros y tres Avemarías en reverencia de las tres insignias de la Pasión
con que se mostró el divino Corazón a santa Margarita María Alacoque.
7. Oración final (para todos los días)
¡Oh Corazón divinísimo de Jesús, dignísimo de la adoración de los hombres y de los ángeles!
¡Oh Corazón inefable y verdaderamente amable, digno de ser adorado con infinitas alabanzas,
por ser fuente de todos los bienes, por ser origen de todas las virtudes, por ser el objeto en
quien más se agrada toda la Santísima Trinidad entre todas las criaturas! ¡Oh Corazón
dulcísimo de Jesús! Yo profundísimamente te adoro con todos los espíritus de mi pobre
corazón, yo te alabo, yo te ofrezco las alabanzas todas de los más amantes serafines y de
toda tu corte celestial y todas las que te pueden dar el Corazón de tu Madre Santísima.
Amén.
Oración del día primero
¡Oh Corazón sacratísimo, dulcísimo y manso de Jesús, que, con ferventísimos deseos
y ardentísimo amor, deseáis corregir y desterrar la sequedad y tibieza, de nuestros
corazones! Inflama y consume las maldades e imperfecciones del mío, para que se
abrase en tu amor; dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas
contra Ti, oh amantísimo Corazón, y la que te pido ahora, si es para mayor gloria de
Dios, culto tuyo y bien de mi alma.
Oración del día segundo
Oh Corazón amabilísimo de Jesús, celestial puerta por donde llegamos a Dios y Dios
viene a nosotros dígnate estar patente a nuestros deseos y amorosos suspiros, para
que, entrando por Ti a tu Eterno Padre, recibamos sus celestiales bendiciones y
copiosas gracias para amarte. Dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes
hechas contra Ti, oh amante Corazón, y la que te pido ahora, sí es para mayor gloria
de Dios, culto tuyo y bien de mi alma. Amén.
Oración del día tercero
Oh Corazón Santísimo de Jesús, camino para la mansión eterna y fuente de aguas
vivas concédeme que siga tus sendas rectísimas para la perfección y para el cielo, y
que beba de Ti el agua dulce y saludable de la verdadera virtud y devoción, que
apaga la sed de todas las cosas temporales. Dame la gracia de resarcir las injurias e
ingratitudes hechas contra Ti, oh amantísimo Corazón, y la que ahora te pido, si es
para mayor gloria de Dios, culto tuyo y bien de mi alma. Amén.
Oración del día cuarto
Oh Corazón purísimo de Jesús, espejo cristalino en quien resplandece toda la
perfección concédeme que yo pueda contemplarte perfectamente, para que aspire a
formar mi corazón a tu semejanza, en la oración, en la acción y en todos mis
pensamientos, palabras y obras. Dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes
hechas contra Ti, oh amante Corazón, y la que te pido ahora, si es para mayor gloria
de Dios, culto tuyo y bien de mi alma. Amén.
Oración del día quinto
Oh Corazón dulcísimo de Jesús, templo de la Santísima Trinidad venerada, por quien
se perfeccionan todas nuestras obras yo te ofrezco las mías, aunque tan imperfectas,
para que supliendo Tú mi negligencia, puedan aparecer muy perfectas y agradables
ante el divino acatamiento. Dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes
hechas contra Ti, oh amante Corazón, y la que te pido ahora, si es para mayor gloria
de Dios, culto tuyo y bien de mi alma. Amén.
Oración del día sexto
Oh Corazón amplísimo de Jesús, templo sagrado donde me mandas habite con toda
mi alma, potencias y sentidos, gracias te doy por la inexplicable quietud, sosiego y
gozo que yo he hallado en este templo hermoso de la paz, donde descansaré
gustoso eternamente. Dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas
contra Ti, oh amante Corazón, y la que te pido ahora, si es para mayor gloria de
Dios, culto tuyo y bien de mi alma. Amén.
Oración del día séptimo
Oh Corazón clementísimo de Jesús, bondadosamente inclinado a ayudarnos siempre,
por el cual ofreció el Eterno Padre que oiría siempre nuestras oraciones, diciendo:
«Pídeme por el Corazón de mi amantísimo Hijo Jesús; por este Corazón te oiré, y
alcanzarás cuanto me pides». Presento sobre Ti a tu Eterno Padre todas mis
peticiones, para conseguir el fruto que deseo. Dame la gracia de resarcir las injurias
e ingratitudes hechas contra Ti, oh amante Corazón, y la que te pido ahora, si es
para mayor gloria de Dios, culto tuyo y bien de mi alma. Amén.
Oración del día octavo
Oh Corazón amantísimo de Jesús, trono ígneo y lucidísimo, inflamado en el amor de
los hombres, a quienes deseas abrazados mutuamente en tu amor, yo deseo vivir
siempre respirando llamas de amor divino en que me abrace, y con que encienda a
todo el mundo, para que te responda amante y obsequioso. Dame la gracia de
resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra Ti, oh amante Corazón, y la que te
pido ahora, si es para mayor gloria de Dios, culto tuyo y bien de mi alma. Amén.
Oración del día noveno
Oh Corazón dolorosísimo de Jesús, que para ablandar nuestra dureza y hacer más
patente el amor con que padeciste tantos dolores y penas para salvarnos, los
quisiste representar en la cruz, corona de espinas y herida de la lanza, con que te
manifestaste paciente y amante al mismo tiempo. Dame la gracia de resarcir las
injurias e ingratitudes hechas contra Tí, oh amante Corazón, y la que te pido ahora,
si es para mayor gloria de Dios, culto tuyo y bien de mi alma. Amén.
TRIDUO DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
(para prepararse a la entronización)
Saludo inicial
Por la señal de la Santa Cruz…
Acto de contrición: ¡Señor mío, Jesucristo…
Oración preparatoria
Oh Divino Corazón de Jesús, ven a morar entre nosotros, pues te amamos.
Visita nuestro hogar como una vez Tú visitaste a tus amigos en Caná,
Betania, y el hogar de Zaqueo, el publicano. Nosotros queremos poner
nuestra familia bajo tu protección, y tenerla en íntima unión contigo oh
Sagrado Corazón de Jesús, Tú eres nuestro más fiel Amigo. Nunca nadie
nos ha amado como Tú lo has hecho. Y nosotros queremos amarte por
aquellos que no te aman, ya que Tú eres nuestro Dios y Salvador. Tú eres
también nuestro Rey y Señor. Ya que tantos desprecian tu realeza,
queremos la manifiestes en nuestra familia. Toma Tú posesión de este
hogar, donde reservamos un trono como lugar de honor para ti.
Concédenos que el día de la entronización sea para nuestra familia
y para ti, un día de gran alegría y el principio de una nueva vida en total
sumisión e íntima unión contigo. Queremos abandonar nuestro amor
propio desordenado y amar a nuestro prójimo como Tú nos amas.
Oh Corazón de Jesús, te pedimos la caridad de los primeros
cristianos, de los apóstoles, y de los mártires. Concédenos que otras
familias puedan abrazar tu amor y que así, de familia en familia quiera
todo el mundo someterse a tu realeza.
Oh Inmaculado Corazón de María, modelo perfecto de fidelidad a
Nuestro Señor y de unión con El, extiende y afianza, en nuestros corazones
y en nuestras familias el reinado de la caridad, el reinado del Sagrado
Corazón de Jesús. Amén.
Lecturas para cada día del triduo
La lectura la puede leer un miembro de la familia dejando un espacio de silencio
después de la misma para meditar en lo leído. Si se prefiere se pueden rezar la
letanías del Sagrado Corazón de Jesús.
Día primero: Jesús invita a nuestra familia.
ENTRÓ A HOSPEDARSE EN CASA DE UN PECADOR [Conversión de Zaqueo. Lc.
19,1-10]
Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado
Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no
podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo
y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí.
Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto;
porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.»
Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo:
«Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.»
Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los
pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo.»
Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo
de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba
perdido.»
JESÚS NOS HABLA:
«Yo soy vuestro Señor y vosotros sois mi pueblo» Pero yo ejerzo mi dominio por
medio de mi Corazón, de mi Amor.
Deseo ser entronizado, no sólo como Dueño de su hogar y de sus corazones, sino
también como su hermano, como su amigo.
Participaré en su vida diaria, y estaré con ustedes, lo mismo durante su alegría que
cuando les llegue algún sufrimiento.
Soy Jesús, su Salvador, y quiero proteger su familia frente a las fuerzas del maligno
que intenta destruirla. Quiero que ustedes, tanto mayores como niños, no caigan
en la esclavitud del pecado, ni en las angustias del miedo, de la preocupación o la
tristeza.
Por eso, estoy dispuesto a derramar sobre ustedes mi Espíritu, que les instruirá,
para que su alegría sea perfecta y nadie se las pueda arrebatar.
Pero yo no forzaré mi entrada en su casa y menos en sus corazones. Espero ser
invitado. Espero que me digan:
«¡Ven, Señor Jesús! Quédate con nosotros, que te necesitamos».
Si quieren que una imagen mía presida su hogar, que sea para juntarse algunos
momentos a rezar ante ella cada día; para hacer de su familia una iglesia
doméstica, que irradie su amor y su colaboración de apostolado a favor de la
Iglesia universal; para participar con más devoción y más frecuencia en la misa y en
la Eucaristía; para conocer más y cumplir mejor el Evangelio; para crecer día a día
en santidad.
Te ofrezco mi Corazón herido, rebosante de perdón, amor, de vida que nunca
terminará… ¡Espero tu respuesta!
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Día segundo: Nuestra respuesta al Señor:
MIRA, ESTOY LLAMANDO A LA PUERTA (Ap. 3,19-22)
«A los que yo amo los reprendo y los corrijo. Sé ferviente y arrepiéntete. Estoy a la
puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos. Al que
salga vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí; lo mismo que yo, cuando vencí,
me senté en el trono de mi Padre, junto a él. Quien tenga oídos, oiga lo que dice
el Espíritu a las Iglesias».
Ante tanto amor como Jesús nos muestra, Él nos pide que le correspondamos, y
esto lo hacemos sobre todo con la consagración.
«Con la consagración ofrecemos al Corazón de Jesús a nosotros y todas nuestras
cosas, reconociéndolas recibidas de la eterna caridad de Dios» (Pío XI).
Es tratar que todo lo que mi familia hace y vive, sufrimientos, alegrías, trabajos,
inquietudes sirva al Señor para la redención del mundo.
Conlleva también que nuestra vida doméstica quiera ser reparación para el Corazón
herido de Cristo sabiendo que “Dios nos ha amado y los hombres no le amamos, y
porque el amor no correspondido merece todavía más respeto y exige por relación
de justicia precisamente una reparación” (Haurietis Aquas -Pío XII) y que “La
reparación es que los pecadores vuelvan al Señor tocados por su amor y vivan en
adelante con más amor en compensación por su pecado” (Juan Pablo II en Paray Le
Monial ). Todo esto vivido en absoluta confianza en Jesucristo, como dice Santa
Teresita: “La confianza y nada más que la confianza, es lo que lleva al Amor”.
Y esto vivirlo cada instante de nuestra vida, cada latido de nuestro corazón y
renovarlo con el ofrecimiento de obras cada mañana.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Día Tercero: ¿Qué hace el Corazón de Jesús cuando nos
consagramos a Él?
La resurrección de Lázaro, Jn 11,1-46
Había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su hermana
Marta. Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el
sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios, y muchos
judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano.
Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María
permanecía en casa. Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría
muerto mi hermano. Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo
concederá.» Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.» Le respondió Marta: «Ya sé que
resucitará en la resurrección, el último día.» Jesús le respondió: «Yo soy la
resurrección, El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en
mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?» Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el
Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo.» Cuando María llegó donde
estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi
hermano no habría muerto.» Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos
que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó y dijo: «¿Dónde lo
habéis puesto?» Le responden: «Señor, ven y lo verás.» Jesús se echó a llorar. Los
judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería.» Pero algunos de ellos dijeron:
«Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?»
Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una
cueva, y tenía puesta encima una piedra. Dice Jesús: «Quitad la piedra.» Le
responde Marta, la hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día.» Le dice
Jesús: « ¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?» Quitaron, pues, la
piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: «Padre, te doy gracias por
haberme escuchado. Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por
estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado.» Dicho esto, gritó
con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!» Y salió el muerto, atado de pies y manos con
vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle
andar.» Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que
había hecho, creyeron en Él.”
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Peticiones
Señor nuestro Jesucristo, que prometiste: «Pedid y recibiréis», acepta las
súplicas que ahora te presentan los miembros de esta familia:
(Cuantos más miembros lean, mejor)
1.a Para que imitemos a la Sagrada familia de Jesús, María y José
en el espíritu de oración, obediencia y trabajo. Roguemos al
Señor.
2.a Para que seamos fieles al compromiso que vamos a adquirir
con el Corazón de Jesús consagrándonos a Él y nunca nos
volvamos atrás. Roguemos al Señor.
3.a Para que aceptemos con alegría y cumplamos con
perseverancia lo que Dios nos pida a cada uno de nosotros.
Roguemos al Señor.
4.a Para que Jesús nos vaya concediendo un Corazón como el suyo
y crezcamos cada día en el amor entre nosotros y en el amor a
Dios. Roguemos al Señor.
5.a Para que frecuentemos con provecho espiritual los sacramentos
de la confesión y comunión, y esto nos den fuerza para
colaborar con la Iglesia para la redención del mundo.
Roguemos al Señor.
6.a Por el Sumo Pontífice para que le otorgues gracias de santidad
y le asistas con tu Espíritu en el gobierno de la Iglesia.
Roguemos al Señor.
7.a Por los obispos, los sacerdotes, los religiosos y los seglares para
que sean siempre fieles a la doctrina de la iglesia. Roguemos al
Señor.
8.a Oh Corazón Inmaculado de María, madre de esta familia,
deseamos consagrarnos totalmente a Ti que eres el camino
perfecto y seguro para llegar al Corazón de Jesús. Roguemos al
Señor.
Cada uno puede añadir peticiones que necesite, bien diciéndolas en alto o dejando un
momento de silencio.
Conclusión
Oremos. ¡Oh Dios!, que en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros
pecados, has depositado infinitos tesoros de caridad; te pedimos que, al
rendirle el homenaje de nuestro amor, le ofrezcamos una cumplida
reparación. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
HIMNO DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
(de la oración del Papa Pío IX)
Ábreme, oh buen Jesús,
tu Sagrado Corazón,
muéstrame sus encantos,
úneme a Él para siempre.
Que todas las respiraciones y palpitaciones
de mi pobre corazón
aún cuando esté durmiendo,
te sirvan de testimonio de mi amor
y te digan sin cesar: Señor, te amo.
y te digan sin cesar: Señor, yo te amo.
Recibe el poco bien que yo hago,
y dame tu santa gracia para reparar
todo el mal que yo he hecho,
para que te ame en el tiempo
y te alabe por toda la eternidad.
Sagrado Corazón de Jesús,
en Ti confío.
Sagrado Corazón de Jesús,
en Ti confío.
Sagrado Corazón de Jesús,
en Ti confío.
ENTRONIZACIÓN Y CONSAGRACIÓN DE LA FAMILIA
AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
INTRODUCCIÓN
El Sagrado Corazón de Jesús pide reinar en todos los hogares mediante su imagen bendecida
por un sacerdote. Desea ocupar un lugar en donde se le ame y se le pida permanentemente
su paternal protección.
«Con la consagración ofrecemos al Corazón de Jesús a nosotros y todas
nuestras cosas, reconociéndolas recibidas de la eterna caridad de Dios» (Pío
XI).
La consagración no es otra cosa que entregarse a Jesucristo, es la
dedicación de nuestras personas y de todas nuestras cosas, con ella
aceptamos abiertamente su imperio de verdad, justicia y caridad.
Consagrarse es ponerse totalmente a disposición de Cristo, es por eso un
acto serio y bien meditado. Igual que cuando se consagra un cáliz o un
altar, éste deja de estar al servicio de bebidas y cenas para pasar al servicio
exclusivo de Dios, cuando se consagra una persona o una casa, ésta se
pone al servicio del Señor para tratar de hacer en todo su voluntad. Por
eso se llama también entronización, porque pones un trono real en tu casa,
el trono de Cristo, al cual proclamas como tu Rey y le quieres servir por
amor.
Darle el lugar que le corresponde al Sagrado Corazón de Jesús en nuestra
familia, es tratar que todo lo que se haga y se viva, sufrimientos, alegrías,
trabajos, inquietudes, se ofrezca al Señor para la redención de la propia
familia y del mundo.
PASOS PARA LA ENTRONIZACIÓN
1. Preparación para la entronización
2. Bendición de la casa
3. Bendición de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús
4. Entronización de la imagen
5. Rezo del Credo
6. Palabras o mensaje de quien preside la entronización.
7. Fórmula de consagración
8. Oración por los ausentes y fallecidos
9. Consagración de los niños
10. Bendición final
1. Preparación para la entronización
Elíjase para la ceremonia de entronización, y la renovación, un día que
tenga un significado especial para la familia (el aniversario de bodas, por
ejemplo), o el día de una fiesta litúrgica apropiada.
A mayor y más seria preparación para la entronización, mayores serán las
bendiciones que seguirán a este evento. La preparación puede extenderse
a tres días (un triduo) o a nueve días (una novena) como se sugiere en el
manual “La devoción al Sagrado Corazón y medios para vivirla”.
Como preparación inmediata se recomienda:.
1. Conocer qué es la entronización y su importancia. Se
recomienda seguir la preparación sugerida en este manual.
2. Se recomienda que sea un sacerdote quien lleve a cabo la
ceremonia. De no ser posible, puede realizarse por quien
preside en la familia, padre, madre o hijo mayor.
3. Lo ideal es que ese día la familia haya ofrecido la Sagrada
Eucaristía por el reinado del Sagrado Corazón en su hogar. Si
no se puede ese día, la familia debe proponerse asistir a Misa
el siguiente domingo y tratar de recibir la Eucaristía como un
acto de amor y reparación al Sagrado Corazón de Jesús.
4. Colocar el retablo, estatua o imagen del Sagrado Corazón en
un lugar de honor reservado exclusivamente para el Sagrado
Corazón, el cual puede estar decorado con velas y flores.
5. Invitar a familiares y amigos a estar presentes en la
entronización, así comenzarás a ser un apóstol del Sagrado
Corazón.
Después de la ceremonia se sugiere hacer un festejo de acuerdo con las
posibilidades de cada familia como manifestación de gozo por la
entronización.
2. Bendición de la casa
Cuando la entronización la hace un sacerdote, primero se hace la
bendición de la casa. A la hora prevista, los padres, hijos y amigos se
reúnen en el sitio principal de la casa para la ceremonia.
V. Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor
R. Que hizo el cielo y la tierra.
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
Oremos.
Oh Señor, Dios Altísimo, bendice + esta casa. Reine en ella la salud,
castidad, victoria sobre el pecado, fortaleza, humildad, mansedumbre y
bondad de corazón, observancia plena de tu ley y gratitud por todos tus
beneficios. Y permanezca siempre esta bendición sobre esta casa y sobre
quienes la habitan, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
3. Bendición de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús
Cuando resulte imposible la presencia del sacerdote, la imagen deberá ser
bendecida previamente por un sacerdote.
Si la entronización la preside un sacerdote, la familia se coloca frente a la
imagen. El sacerdote, con alba y estola blanca, comienza la bendición.
V. Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor.
R. Que hizo el cielo y la tierra.
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
Oremos.
Omnipotente y sempiterno Dios, te rogamos que en tu bondad bendigas y
santifiques esta imagen en honor y memoria del Sacratísimo Corazón de tu
Hijo Unigénito, Nuestro Señor Jesucristo, para que, siempre que miremos
sus apariencias con los ojos del cuerpo, podamos con los ojos de la mente
meditar su santidad y ser llevados a imitar sus obras. Todos quienes en su
presencia procuren honrar y servir humildemente a tu Hijo Unigénito,
nuestro Señor Jesucristo, por sus méritos e intercesión, puedan alcanzar de
ti la gracia en la vida presente y la gloria eterna en la vida por venir. Por
Cristo Nuestro Señor. Amén
Luego el sacerdote rocía la imagen con agua bendita.
4. Entronización de la imagen
Luego, el padre de familia coloca la imagen del Sagrado Corazón de Jesús
en el lugar de honor, para rendir homenaje al Reinado de Amor de
Jesucristo.
5. Rezo del Credo
Después de la bendición, como expresión explícita de la fe de la familia,
todos rezan el Credo de los Apóstoles, de pie y en voz alta.
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo
único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, de
la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra
del Espíritu Santo se encarno, de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por
nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue
sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras y subió al cielo, y
está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria, para
juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu
Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el
Padre y el Hijo recibe una misma adoración y Gloria, y que hablo por los
profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero
la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
6. Palabras o mensaje de quien preside la
entronización
Todos toman asiento, mientras quien preside la entronización dirige unas
palabras a los presentes.
Les recuerda:
 El significado de la entronización,
 La vida cristiana de obediencia, confianza y amor que el Sagrado
Corazón espera de las familias que le han dado este honor;
 Las bendiciones especiales y abundantes que se dan a aquellas
familias fieles a las promesas al Sagrado Corazón de Jesús;
 La promesa de la familia de renovar frecuentemente su
consagración, especialmente los viernes primeros y en el
aniversario de la entronización.
7. Fórmula de la consagración (Aprobada por san Pío X para la
entronización del Sagrado Corazón de Jesús en la familia)
¡Oh Sacratísimo Corazón de Jesús!, Tú manifestaste a Santa Margarita
María el deseo de reinar sobre las familias cristianas; venimos a proclamar
tu absoluto dominio sobre la nuestra. De hoy en adelante queremos vivir
en tu vida, queremos que en nuestra familia florezcan las virtudes por las
cuales prometiste la paz en la tierra, y queremos desterrar de nosotros el
espíritu mundano. Tú has de reinar en nuestros entendimientos por la
sencillez de nuestra fe, y en nuestros corazones por el amor que arderá
para ti solo, procurando nosotros mantener viva esta llama con la frecuente
recepción de la Eucaristía.
Dígnate, oh Corazón Divino presidir nuestras reuniones, bendecir nuestras
empresas espirituales y temporales, apartar de nosotros los vanos cuidados,
santificar nuestras alegrías, consolar nuestras penas. Si alguna vez alguien
de entre nosotros tuviese la desgracia de ofenderte, recuérdale oh Corazón
de Jesús que eres bueno y misericordioso con los pecadores arrepentidos.
Y cuando suene la hora de la separación, cuando venga la muerte a traer
duelo en medio de nosotros, todos, así los que se vayan como los que se
queden, estaremos conformes con tus eternos decretos. Nos consolaremos
pensando que ha de venir un día en que toda la familia reunida en el cielo,
podrá cantar eternamente tus glorias y tus beneficios.
Dígnese el Corazón Inmaculado de María, dígnese el glorioso Patriarca San
José presentarte está consagración y recordárnosla todos los días de
nuestra vida Amen.
¡Viva el Corazón de Jesús nuestro Rey!
8. Oración por los ausentes y fallecidos
Nadie de la familia debería estar ausente en esta ocasión solemne, por lo tanto se
debe recordar a los que han fallecido. Y así, rezar un Padrenuestro, un Avemaría, y
el Gloria por ellos y por los que están ausentes.
Padrenuestro. Avemaría. Gloria
V. Que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en
paz.
R. Amén.
9. Consagración de los niños al Sagrado Corazón de Jesús
Si parece oportuno, los niños rezan la siguiente oración:
Oh Corazón de Jesús, Corazón de nuestro mejor amigo y nuestro Rey. Tú que has
sido colocado en Tu trono en esta casa, para que siempre vivas con nosotros, dinos
aquellas mismas palabras: «Dejad que los niños vengan a Mí»(Mc 10, 14)
¡Míranos, Oh Corazón de Jesús,
arrodillados a tus pies, te prometemos ser
obedientes y respetuosos, como tú lo
fuiste con la Virgen María y san José en la
pequeña casa de Nazaret, para que
podamos crecer en virtud y en sabiduría
según nuestra edad.
Corazón de Jesús, tú quieres también
poseer nuestros corazones, pues dijiste:
«Hijo mío, dame tu corazón.» Nosotros
queremos consolarte con nuestro amor,
por todos los que no te conocen o no quieren amarte. Jesús, amigo de los niños,
recibe nuestros corazones, hazlos puros, santos y felices. Recibe también nuestros
cuerpos, nuestras almas, y toda nuestra voluntad.
¡Nos consagramos a ti ahora y por siempre!
Sé tú sólo nuestro Rey. Todos nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras
acciones y nuestras oraciones, los consagramos a ti, nuestro amigo y nuestro Rey.
Todo es tuyo, Oh Sagrado Corazón de Jesús.
Los niños pueden recitar un poema o canción en honor del Sagrado Corazón, los
más pequeños pueden hacer un dibujo.
10. Bendición final
El sacerdote o quien preside la entronización hace una oración final.
El sacerdote y la familia firman el certificado de entronización. Este
certificado sirve para recordar solemnemente la fecha en que fue
entronizado el Sagrado Corazón de Jesús en el hogar para que la familia lo
conmemore cada año.
RENOVACIÓN DIARIA DE LA CONSAGRACIÓN
AL SAGRADO CORAZÓN
Para la renovación puede usarse la fórmula hecha el día de la consagración
de la familia, u otra como la siguiente:
Dulce Salvador, postrados humildemente a tus pies, renovamos la
Consagración de nuestra familia a tu Divino Corazón. Sé por siempre
nuestro Rey; tenemos plena y total confianza en ti. Llene tu espíritu
nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestras palabras, y nuestras
obras. Bendice nuestras empresas. Sé parte de nuestras alegrías, de
nuestras pruebas, y de nuestros esfuerzos. Haznos conocerte mejor, amarte
más, y servirte sin falta. De un extremo al otro de la tierra resuene el grito:
«¡Sea amado, bendito y glorificado por siempre y en todo lugar el Corazón
triunfante de Jesús!» Amén.
(Indulgencia parcial una vez al día cuando la familia reunida recita esta
oración. Cardenal Mercier, 16 de enero de 1913).
Se sugiere hacer la renovación los viernes primeros de mes después de la
comunión y en el aniversario de la primera entronización.

¡QUE REINES CORAZÓN DIVINO!
DEVOCIÓN DE LOS PRIMEROS NUEVE VIERNES DE MES
AL SAGRADO CORAZÓN
LA GRAN PROMESA
Para alcanzar las gracias anunciadas por el Sagrado Corazón en su última, gran
promesa, se te propone comulgar nueve viernes primeros de mes consecutivos.
Podrás estar seguro de su compañía y protección en esta vida y en la eternidad.
Te sugerimos registrar en la tarjeta adjunta a este manual la comuniones
consecutivas en los viernes primeros para asegurarte que no te falte ninguno.
Condiciones para alcanzar esta gracia.
1. Recibir la Sagrada Eucaristía durante nueve primeros viernes de
mes de forma consecutiva (sin ninguna interrupción).
2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de
alcanzar la perseverancia final.
3. Ofrecer cada Sagrada Eucaristía como acto de expiación por las
ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
Oración de ofrecimiento
Corazón amoroso de Jesús Sacramentado, propongo con tu gracia, hacer la
confesión y la comunión de los primeros viernes, para dar gloria, amor y reparación
a tu divino Corazón herido y lastimado por mis pecados. Pido a la Santísima Virgen
María me acompañe cuando me acerque a recibirte.
PRIMER VIERNES
«Yo te prometo, en el exceso de la misericordia de mi corazón, que mi
amor omnipotente concederá a todos los que comulguen los primeros
viernes de mes, durante nueve meses consecutivos, la gracia de la
penitencia final, y que no morirán en desgracia, ni sin recibir los Santos
Sacramentos, asegurándoles mi asistencia en la hora postrera».
¡Oh buen Jesús, que prometiste asistir en vida, y especialmente en la hora
de la muerte, a quien invoque con confianza vuestro Divino Corazón!, os
ofrezco la comunión del presente día, a fin de obtener por intercesión de
María Santísima, vuestra Madre, la gracia de poder hacer este año los
nueve primeros viernes que deben ayudarme a merecer el cielo y alcanzar
una santa muerte. Amén.
Oración final (para todos los viernes)
Jesús mío, te doy mi corazón, te consagro toda mi vida, en tus manos
pongo la eterna suerte de mi alma y te pido la gracia especial de hacer mis
nueve primeros viernes con todas las disposiciones necesarias para ser
partícipe de las más grande de tus promesas, a fin de tener la dicha de
verte y gozar en el cielo. Amén.
SEGUNDO VIERNES
«Les daré todas las gracias necesarias a su estado de vida».
Jesús misericordioso, que prometiste, a cuantos invoquen confiados a tu
Sagrado Corazón, darles las gracias necesarias a su estado. Te ofrezco mi
comunión del presente día para alcanzar, por los méritos e intercesión de
tu Corazón Sacratísimo, la gracia de una tierna, profunda e inquebrantable
devoción a la Virgen María. Siendo constante en invocar la valiosa
providencia de María, Ella me alcanzará el amor a Dios, el cumplimiento fiel
de mis deberes y la perseverancia final. Amén.
Oración final
TERCER VIERNES
«Pondré paz en las familias. Bendeciré los lugares donde se venera la
imagen de mi Corazón».
Jesús amantísimo, que prometiste bendecir la casa donde se venera la
imagen de tu Sagrado Corazón, quiero que ella presida mi hogar, os
ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por vuestros méritos y
por la intercesión de María, tu Madre, que todos y cada uno de los
miembros de mi familia conozcan sus deberes, los cumplan fielmente y
logren entrar en el cielo con las manos llenas de buenas obras.
¡Oh Jesús, que te complaces en alejar de nuestro hogar las contrariedades,
las enfermedades y la miseria! Haz que, nuestra vida sea una acción de
gracias por tantos beneficios. Amén.
Oración final
CUARTO VIERNES
«Seré su consuelo en todas las tribulaciones»
Jesús mío, que prometiste consuelo a cuantos a ti acuden en sus
tribulaciones: te ofrezco mi Comunión del presente día para alcanzar de tu
Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de tu Madre Santísima, la
gracia de venir al Sagrario a pedir fuerza y consuelo cuantas veces me
visiten las penas. ¡Oh Jesús, oh María, consuelen y salven a los que sufren!
¡Hagan que ninguno de sus dolores se pierda para el cielo! Amén.
Oración final
QUINTO VIERNES
«Derramaré copiosas bendiciones en todas sus empresas».
Jesús mío, que prometiste bendecir los trabajos de cuantos invoquen
confiados tu Divino Corazón: te ofrezco la comunión del presente día para
alcanzar por tu Santísima Madre la gracia de que bendigas mis estudios,
mis exámenes, mi oficio, y todos los trabajos de mi vida. Renuevo el
inquebrantable propósito de ofrecerte cada mañana al levantarme, y por
mediación de la Santísima Virgen, las obras y trabajos del día, y de trabajar
con empeño y constancia para complacerte y alcanzar la recompensa del
cielo. Amén.
Oración final
SEXTO VIERNES
Los pecadores hallarán en mi corazón un océano de misericordia.
Sagrado Corazón de Jesús, siempre abierto a los pecadores arrepentidos: te
ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por tus méritos infinitos
y por los de tu Santísima Madre la conversión de cuantos obran mal. Te
suplico, ¡buen Jesús!, inundes su corazón de un gran dolor por haberte
ofendido. Haz que te conozcan y te amen. Dame la gracia de amarte más y
más y en todos los instantes de mi vida, para consolarte y reparar la
ingratitud de quienes te olvidan. Amén.
Oración final
SÉPTIMO VIERNES
«Los tibios se harán fervorosos. Los fervorosos se elevarán rápidamente a la
gran perfección».
Sin tu auxilio, Jesús mío, no podemos avanzar en el camino del bien. Señor,
por mediación de la Virgen María, te ofrezco la comunión de este día para
que avives en mi alma el amor a tu Corazón Sagrado y concedas tu amor a
cuantos no lo sienten. Ayudado de tu divina gracia lucharé, Señor, para
que cada semana, cada mes, avance un poco la virtud que más necesito.
Amén.
Oración final
OCTAVO VIERNES
«Daré a cuantos trabajan por la salvación de las almas el don de ablandar
los corazones más endurecidos».
Sagrado Corazón de Jesús, que prometiste inspirar a los que trabajan por
la salvación de las almas aquellas palabras que consuelan, conmueven y
conservan los corazones; te ofrezco mi comunión de hoy para alcanzar,
mediante la intercesión de María Santísima, la gracia de saber consolar a
los que sufren y la gracia de volver a ti, Señor, a los que te han
abandonado. ¡Dulce Salvador mío, concédeme y ayúdame a salvar almas!
¡Son tantos y tantos los desgraciados que empujan a los demás por el
camino del vicio y del infierno! Haz, Señor, que emplee toda mi vida en
hacer mejores a los que me rodean y en llevarlos conmigo al cielo. Amén.
Oración final
NOVENO VIERNES
« Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en
mi Corazón y jamás será borrado de Él».
Te ofrezco, Jesús mío, la Comunión del presente día para alcanzar la gracia
de saber infundir en el alma de cuantos me rodean la ilimitada confianza
en tu Corazón Divino. Dame cuanto necesito para llevar a ti a los que
luchan, a los que lloran, a los caídos, a los moribundos. Y dígnate, ¡oh
Jesús! escribir hoy mi nombre en tu Corazón y di a los ángeles que rodean
tu Tabernáculo: «Este nombre es el de un devoto que, amándome mucho,
quiere consolarme del olvido e ingratitud de tantos hombres.» Amén.
Oración final
OFRECIMIENTO DE LA COMUNIÓN
Después de recibir la Sagrada Eucaristía, se puede rezar en silencio la
siguiente oración:
Corazón de Jesús, que has dado la vida por mí, que desbordas amor infinito,
Concédeme la abundancia de tus dones y de tu amor. Concédeme amarte y
hacerte amar con todo mi corazón con toda mi alma con todas mis fuerzas. Gracias
por tu promesa de los primeros viernes. Con esta intención acabo de recibirte en la
Santa Eucaristía , concédeme morir con arrepentimiento sincero, esperando tu
misericordia y amando la bondad inmensa de tu corazón. ¡Sagrado Corazón de
Jesús, en Ti confío!
Se recomienda que cada apóstol del Sagrado Corazón de Jesús lleve un
control de las comuniones de los nueve viernes primeros. Para ello puede
servir el siguiente modelo.
CONTROL DE COMUNIONES
1 Viernes de (mes) de 20___
2 Viernes de (mes) de 20___
3 Viernes de (mes) de 20___
4 Viernes de (mes) de 20___
5 Viernes de (mes) de 20___
6 Viernes de (mes) de 20___
7 Viernes de (mes) de 20___
8 Viernes de (mes) de 20___
9 Viernes de (mes) de 20___
¡QUE REINES CORAZÓN DIVINO!
ALMA DE CRISTO
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me separe de Ti.
Del enemigo malo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti, para que con tus santos te alabe y
Te bendiga por los siglos de los siglos. Amén.
RENOVACIÓN DE LA CONSAGRACIÓN PARA LOS
PRIMEROS VIERNES DE MES
Se recomienda hacer después de comulgar y de ser posible delante de la imagen
del Sagrado Corazón
¡Oh amabilísimo Jesús mío! Para probarte mi gratitud,
y en desagravio del gran número de infidelidades con que
te he ofendido, yo_______________ te ofrezco mi corazón, me
consagro enteramente a Ti y propongo con tu gracia no
volver a ofenderte jamás.
HORA SANTA CON SANTA MARGARITA MARÍA
Esta Hora Santa ha sido redactada por el P. Gérard Dufour, capellán de
Paray le Monial, siguiendo las palabras de Jesús a Santa Margarita María
de Alacoque.
«Todas las noches de jueves a viernes, te haré partícipe de la tristeza
mortal que tuve a bien sentir en el huerto de los olivos. Esta tristeza te
reducirá, sin poder tú comprenderlo, a una especie de agonía más dura de
soportar que la muerte. A fin de acompañarme en la humilde oración que
hice entonces a mi Padre en medio de todas mis angustias, te levantarás
entre once y doce de la noche para postrarte conmigo durante una hora,
con el rostro en tierra, ya para calmar la cólera divina, pidiendo
misericordia por los pecadores, ya para dulcificar de algún modo la
amargura que sentí en el abandono de mis apóstoles, la cual me obligó a
echarles en cara que no habían podido velar una hora conmigo; y durante
esta hora harás lo que te enseñé. (Autobiografía No. 57)»
Oración preparatoria a la Hora Santa
¡Oh amantísimo Jesús inmolado por nosotros! ¡Oh Salvador nuestro!
Permite que me arrodille a tu lado en el Huerto de los Olivos y que pase
íntimamente unido a tu Corazón agonizante la Hora Santa que has pedido
a tu fiel sierva Santa Margarita María.
Concédeme, ¡Oh adorable Salvador, una íntima participación de tus
incomprensibles dolores y de los sentimientos de compasión que llenaron
el alma de tu Santísima Madre en aquella noche de mortales angustias! Te
ofrezco para suplir mi insuficiencia los afectos de tu Santa Madre, los de
santa Margarita María y de las almas que más te han consolado en este
misterio de dolor y de amor; y de tus fieles, que en esta misma hora se
asocian al amarguísimo desamparo de tu santísima alma en el Huerto de
Getsemaní.
¡Oh Jesús! ¡Oh dulcísimo y afligidísimo Dueño! ¡Me sufro en tu presencia,
escúchame, bendíceme y sumérgeme en el océano de amargura que va a
invadir y sumergir tu dulcísimo Corazón! Amén.
PRIMER TIEMPO
«Todas las noches de jueves a viernes, te haré partícipe de la tristeza
mortal que tuve a bien sentir en el huerto de los olivos».
Jesús, en la noche del primer Jueves Santo, llevas contigo a Pedro, a
Santiago y a Juan, y comienzas a sentir tristeza y angustia. «Mi alma está
triste hasta la muerte. Quedaos aquí y velad conmigo» (Mt 26, 37-38). ¿Por
qué esta tristeza? Por la traición de Judas y la debilidad de los apóstoles.
Por la hostilidad de los jefes y la volubilidad de la turba.
Pero no sólo por eso: En muchas ocasiones has sufrido por la falta de
confianza de tus amigos -¡hombres de poca fe! (Mt 8, 26)-; también,
«apenado por la dureza de corazón de los fariseos» que estaban al acecho
para ver si curabas a un enfermo en sábado, les has dirigido una mirada de
indignación (cfr. Mc 3, 5); y al acercarte y ver la ciudad de Jerusalén, has
llorado por ella diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje
de paz! Pero ahora queda oculto a tus ojos, porque no has conocido el
tiempo en que fuiste visitada» (Lc 19, 41).
Además sientes sobre Ti el enorme peso del pecado de la multitud por la
que vas a entregar tu vida (cfr. Mt 26, 28), Tú, el «Cordero de Dios que quita
el pecado del mundo» (Jn 1,29).
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, que has pagado por
nuestros pecados, hoy en el mundo, ¿cuáles son las causas de tu tristeza?
Hoy en mi vida, ¿qué es lo que te entristece? Esta tarde, ¿seré capaz de
compartir tu tristeza?
(Tiempo de meditación)
SEGUNDO TIEMPO
«Para acompañarme en la humilde oración que hice entonces a mi Padre
en medio de todas mis angustias».
Jesús, Tú sabías que para Ti había llegado la hora de pasar de este mundo
a tu Padre, la hora en que ibas a amar a los tuyos hasta el extremo (cfr. Jn
13, 1).
Así empiezas tu humilde oración: «Y adelantándose un poco, se postró en
tierra pidiendo que si era posible, se alejase de Él aquella hora. Y dijo:
¡Abba! Padre, Tú lo puedes todo: aparta de Mí ese cáliz; pero no lo que Yo
quiero, sino lo que Tú quieres» (Mc 14, 35-36).
Permítenos contemplarte en tu oración:
 oración humilde y de adoración: te postras en tierra.
 oración de dolor: si es posible, aparta de mí ese cáliz.
 oración filial: ¡Abba! ¡Padre!.
 oración de confianza: Tú lo puedes todo.
 oración obediente: pero no lo que Yo quiero, sino lo que Tú
quieres.
Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad, en quien el Padre ha puesto
todo su amor, Tú no quieres estar solo en tu oración. Permítenos
permanecer Contigo y en Ti. Dígnate, mediante tu Espíritu, continuar tu
oración en nuestros corazones.
(Tiempo de meditación)
Canto: Padre, me pongo en tus manos
TERCER TIEMPO
«Te postrarás, pidiendo misericordia por los pecadores».
Jesús, unos instantes antes de morir, vas a decir: «Padre, perdónalos,
porque no saben lo que hacen» (Lc 23, 34). Tenías fama de acoger bien a los
pecadores: «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no
deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada hasta que la
encuentra?”»(Lc 15, 2-4). «Yo soy el Buen Pastor. El Buen Pastor da la vida
por las ovejas» (Jn 10, 11). «No he venido para juzgar al mundo, sino para
salvar al mundo» (Jn 12, 47). “No necesitan médico los sanos, sino los
enfermos; no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores” (Mc 2,
17). “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan abundante” (Jn 10, 10).
Señor Jesús, haznos entender tu sufrimiento ante los pecados del mundo,
tu deseo de perdonar a los hijos pródigos, la alegría que sientes al
derramar tu misericordia y al devolver la vida a lo que estaba muerto.
Corazón de Jesús, generoso con todos los que te invocan, paz y
reconciliación nuestra, ten piedad de nosotros que somos pecadores,
derrama tu misericordia en nuestros corazones arrepentidos, danos
corazones obedientes y llenos de amor.
(Tiempo de meditación)
CUARTO TIEMPO
«Te postrarás... para dulcificar de algún modo la amargura que sentí en el
abandono de mis apóstoles, la cual me obligó a echarles en cara que no
habían podido velar una hora conmigo».
Jesús, Tú elegiste doce apóstoles para que estuviesen Contigo (cfr. Mc 3,
14). Son tus «servidores y administradores de los misterios de Dios. Ahora,
en un administrador lo que se busca es que sea fiel» (1Co 4, 1-2).
Cuando eliges a alguien, le pides una adhesión absoluta: «Como el Padre
me ha amado, así os he amado Yo; permaneced en mi amor» (Jn 15, 9). «El
que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su
cruz y me siga» (Mc 8, 34). Por eso has sufrido por el abandono de los que
habías llamado: «Desde entonces (¡después del anuncio de la Eucaristía!)
muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él» (Jn 6,
66). «Todos vais a caer, como está escrito: ‘Heriré al pastor y se dispersarán
las ovejas´» (Mc 14, 27). «Está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en
que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo» (Jn 16, 32). Y
dentro de poco, cuando te arresten, todos te van a abandonar, todos
huirán (cfr. Mc 14, 50).
Señor Jesús, haznos comprender la amargura de tu Corazón ante el
desamparo de tus apóstoles, su tibieza para velar una hora contigo en el
huerto de los olivos. ¡Has sufrido tantas infidelidades, tantos abandonos,
tantas respuestas a medias de los que Tú mismo habías elegido!
Corazón de Jesús, saciado de oprobios, lleno de bondad y de amor. Te
pedimos en especial por los sacerdotes a quienes has llamado a tu servicio,
por todas las almas consagradas a Ti en la vida religiosa, por todos los que
han recibido tu llamada a seguirte más de cerca. Ten piedad de sus
flaquezas. ¡Mantenles fieles para que tu Reino se extienda!
(Tiempo de meditación)
QUINTO TIEMPO
«Durante esta hora, harás lo que Yo te enseñe».
Jesús, estas últimas palabras nos sorprenden. ¡Estamos tan poco
acostumbrados a dejar que seas Tú quien guíes nuestra oración! Pero
intentamos hacer silencio en nuestros corazones para decirte, con toda
nuestra pobreza, toda nuestra debilidad: Aquí nos tienes, Señor Jesús,
¡Haznos conocer lo que quieres de nosotros!
«Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios ésos son hijos de Dios.
Vosotros no habéis recibido un espíritu de esclavitud para recaer en el
temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: “¡Abba!
¡Padre!”» (Rm 8, 14). «El que me ama, guardará mi palabra y mi Padre lo
amará y vendremos a él y haremos morada en él» (Jn 14, 23). «Éste es mi
mandamiento: que os améis unos a otros como Yo os he amado» (Jn 15,
12). «Permaneced en mí como yo en vosotros. El que permanece en mí y Yo
en él, ése da fruto abundante» (Jn 15, 4-5). «Lo que pidáis al Padre en mi
nombre, Él os lo dará» (Jn 15, 16). «Hermanos, os exhorto, por la misericordia
de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a
Dios, éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino
transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo
que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto» ( Rm.
12, 1-2 ).
Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad, Rey y centro de todos los
corazones, renuévanos por tu Espíritu de Amor, enséñanos a unirnos a tu
oración, ¡haznos testigos de tu Amor!
(Tiempo de meditación)
LETANÍAS A JESÚS PACIENTE
Humildemente postrado(a) al pie de tu santa Cruz, te diré a menudo,
¡Divino Salvador mío!, para mover las entrañas de tu misericordia a
perdonarme:
Jesús, desconocido y despreciado
Jesús, calumniado y perseguido
Jesús, abandonado de los hombres y tentado
Jesús, traicionado y vendido a vil precio
Jesús, censurado, acusado y condenado injustamente
Jesús, vestido con un traje de oprobio y de vergüenza
Jesús, abofeteado y burlado
Jesús, arrastrado con la cuerda al cuello
Jesús, azotado hasta derramar sangre
Jesús, tenido por loco y endemoniado
Jesús, pospuesto a Barrabás
Jesús, despojado y desnudado con infamia
Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión
Jesús, cargado con la Cruz y las maldiciones del pueblo
Jesús, agobiado de injurias, dolores y humillaciones
Jesús, triste hasta la muerte
Jesús, ofendido, escupido, golpeado y ultrajado
Jesús, colgado de un infame madero, en compañía de
ladrones
Jesús, anonadado y deshonrado ante los hombres
Jesús, agobiado por toda clase de dolores
Ten piedad de mí.
¡Oh buen Jesús!, que has querido sufrir una infinidad de oprobios y de
humillaciones por mi amor: imprime fuertemente tu amor y estima en mi
corazón y haz que desee practicarlos. Así sea.
Santa Margarita María de Alacoque
BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO
1. Exposición del Santísimo
Cantos para la exposición del Santísimo
Altísimo Señor
Altísimo Señor, que supiste juntar
a un tiempo, en el altar,
ser cordero y pastor.
Quisiera, con fervor, amar y recibir
a quien por mí, quiso morir.
Cordero divinal, por nuestro sumo bien
inmolado en Salem; en tu puro raudal
de gracia celestial, lava mi corazón
que fiel te rinde adoración.
Venid, hijos de Adán, al convite de amor;
que hoy nos da el Señor de este divino pan
de tan dulce sabor; de tal gracia y virtud,
que en él nos da gozo y salud.
Convite fraternal que sirve el Redentor
al siervo del Señor; comida sin igual,
pan de vida inmortal, ven a entrañarte
en mí; y quede yo trocado en ti.
Sois fuego abrazador, pastor, cordero y pan;
esposo, rey, Señor, Dios, hombre y redentor;
prodigio que mayor, no pudo Dios obrar,
ni al hombre más, le pudo dar.
Los ángeles, al ver tal gloria y majestad,
con profunda humildad, adoran su poder;
sin ellos merecer la dicha de probar
al Rey del cielo, hecho manjar.
Cantemos al amor de los amores
1. Cantemos al amor de los amores,
Cantemos al Señor; Dios está aquí;
venid, adoradores, adoremos
a Cristo Redentor.
¡Gloria a Cristo Jesús!
¡Cielos y tierra, bendecid al Señor!
¡Honor y gloria a Ti, Rey de la Gloria!
¡Amor por siempre a TI, Dios del Amor!
2. Por nuestro amor oculto en el
Sagrario, su gloria y esplendor;
Para nuestro bien
Se queda en el Sagrario
Esperando al justo y pecador
3. Unamos nuestra voz a los cantares
Del coro celestial
Dios está aquí; al Dios de los altares,
Alabemos con gozo angelical
4. Los que buscan solaz en tus penas
Y alivio a su dolor,
Dios está aquí y vierte a manos llenas
Los tesoros de su divino amor.
5. ¡Oh rara caridad y real fineza!
¡Oh dulce memorial! ¡ Dios está aquí
con toda su riqueza,
con su cuerpo y sangre divina.
6. Que abrace nuestro ser la viva llama
Del más ferviente amor; ¡Dios está aquí!
Y está porque nos ama, como Padre,
Amigo y Bienhechor.
7. Bendice nuestras almas Jesús mío,
¡Dios está aquí! ¡Dios está aquí!
Tu amor y poderío ante el mundo
queremos proclamar.
Pange Lingua
Pange, lingua, gloriosi
córporis mystérium
sanguinísque pretiósi,
quem in mundi prétium
fructus ventris generósi
Rex effúdit géntium.
Nobis datus, nobis natus
ex intacta Virgine,
et in mundo conversátus,
sparso verbi sémine,
sui moras incolátus
miro clausit órdine.
In supremae nocte coenae
recumbens cum frátribus,
observata lege plene
cibis in legálibus,
cibum turbae duodenae
Canta Lengua
Canta, lengua el misterio
del glorioso Cuerpo y de la
preciosa Sangre, que amoro-
so, en rescate del mundo ha
derramado el Rey de las na-
ciones, fruto de aquel vientre
generoso.
Nos fue dado, nació para
nosotros de la Virgen sin
mancha, y en el mundo vivió,
esparciendo la simiente de su
palabra. A su estancia puso
fin de manera portentosa.
La noche de la cena postrera,
sentado a la mesa con sus
hermanos, y cumpliendo
plenamente la ley, en el man-
se dat súis mánibus.
Verbum caro, panem
verum
verbo carnem éfficit,
fitque Sanguis Christi
merum,
Et, si sensus déficit.
jar ritual, se da con sus pro-
pias manos como alimento
al grupo de los doce.
El Verbo encarnado, al pan
verdadero con su palabra lo
hace carne, y sangra de Cristo
se hace el vino. Y si el sentido
no lo alcanza, para sostener a
un corazón sincero, la fe por
si sola se basta.
2. Antes de la bendición con el Santísimo
Alabanzas de desagravio
Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea su sacratísimo Corazón.
Bendita sea su preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el santísimo sacramento del altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la gran Madre de Dios, María santísima.
Bendita sea su santa e inmaculada concepción.
Bendita sea su gloriosa asunción.
Bendito sea el nombre de María virgen y madre.
Bendito sea san José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos. Amén.
Tantum ergo
Tantum ergo Sacraméntum
venerémur cérnui:
et antiquum documentum
novo cedat rítui;
praestet fides suppleméntum
sénsuum deféctui.
Genitori Genitóque,
laus et iubilátio;
salus, honor, virtus quoque,
sit et benedíctio;
procedénti ab utróque
compar sit laudátio.
Amén.
Sacerdote:
Panem de caelo
praestitisti eis.
Todos:
Omne delectaméntum in
se habéntem
Tantum ergo
Honremos, pues echados por tierra
tan divino Sacramento;
y cedan los ritos del antiguo
el lugar a los del nuevo y que
la fe supla lo que los sentidos
no entiendan.
Gloria, salud, alabanza,
gozo, fuerza al Padre creador
de todo, al Hijo que es y será
bendecido, y sea alabado
también el Espíritu que
procede de entre ambos.
Amén.
Sacerdote:
Les diste pan del cielo.
Todos:
Que contiene en sí todo
deleite.
3. Después de la bendición con el Santísimo
Adoremus
Adorémus in aetérnum
sanctíssimum Sacramétum.
Laudáte Dóminium
omnes gentes,
collaudáte eum omnes
pópuli.
Quóniam confirmáta est
super nos misericórdia ejus:
et véritas dómini manet
in aetérnum.
Adorémus...
Glória Patri, et Filio, et
Spirítui Sancto. Sicut erat in
principio, et nunc et semper,
et in saécula saeculórum.
Amén.
Adorémus…
V. Christe Rex Noster
R. Adveniat Regnum Tuum
V. Christe Rex Noster
R. Adveniat Regnum Tuum
V. Christe Rex Noster
R. Adveniat Regnum Tuum
Adoremos
Adoremos eternamente
el Santísimo Sacramento
Alabado sea el Señor,
por todas las gentes
y por todas las naciones.
Por su inmensa misericordia
sobre nosotros y porque
la verdad del Señor
permanece para siempre.
Adoremos…
Gloria al Padre y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en un principio,
ahora y siempre, por los
siglos de los siglos.
Amén.
Adoremos…
Bendito sea Dios
Bendito, bendito, bendito sea
Dios, los ángeles cantan y alaban
a Dios. (bis).
1. Yo creo Jesús mío que estás en
el altar
Oculto en la Hostia, te vengo a
adorar.
2. Espero, Jesús mío, de tu suma
bondad,
Poder recibirte con fe y caridad.
3. Por amor al hombre, moriste en
una cruz
Y al cáliz bajaste por nuestra salud.
4. Jesús, Rey del cielo está en el
altar,
Su cuerpo su sangre nos da sin
cesar.
5. Entre sus ovejas esta el Buen
Pastor,
En vela continua lo tiene el amor.
6. Oh cielos y tierra, decid a una
voz
¡Bendito por siempre! ¡Bendito sea
Dios!.
7. Es la Santa Hostia, celestial
manjar;
El que bien lo coma, jamás morirá.
8.-Jesús amoroso, suspiro por Ti
Anhela mi alma contigo vivir.
9. Ángeles del cielo, rogad con
fervor,
Que Dios nos bendiga y abrace en
su amor.
Tú Reinarás
1. Tú reinarás, este es el grito,
Que ardiente exhala nuestra fe:
Tú reinarás ¡oh Rey bendito!
Pues Tu dijiste: reinaré.
Reine Jesús por siempre,
Reine su Corazón
En nuestra Patria en nuestro
suelo,
que es de María la nación.
2. Tú reinarás dulce esperanza
que al alma llena de placer;
habrá por fin paz y bonanza
felicidad habrá doquier.
3.Tú reinarás, dichosa era
Dichoso pueblo con tal rey:
Será tu cruz nuestra bandera
Tu amor será ya nuestra ley.
4.-Tú reinarás en este suelo,
Te prometemos nuestro amor,
Oh buen Jesús, danos consuelo
En este valle de dolor.
5.-Tú reinarás, reina ya ahora
En nuestra patria y población
Ten compasión del que te implora
y acude a ti en la aflicción.
6. Tú reinarás toda la vida
Trabajaremos con gran fe
En realizar y ver cumplida
La gran promesa: ¡ Reinaré!
VIVA  JESÚS
Gloria, Amor, Reparación al Corazón de Jesús
Guardia de Honor
Hora de Presencia
EN TODOS LOS LUGARES DONDE SE EXPONGA Y VENERE ESTA IMAGEN ATRAERÉ
TODA CLASE DE BENDICIONES (Nuestro Señor a Santa Margarita María)
Historia de la Guardia de Honor
(Hora de presencia)
«La Guardia de Honor tiene su punto de partida en el Calvario,
su base en la herida del Corazón de Jesús, sus modelos en los
primeros "Guardias de Honor" que rodeaban la Cruz solitaria
cuando ese Corazón fue abierto por la lanza: la Santísima
Virgen, San Juan y María Magdalena».
Como asociación, la Guardia de Honor del Sagrado Corazón
nació en el Monasterio de la Visitación de Santa María de
Bourg en Bresse (Francia), el 13 de marzo de 1863, gracias a la
Hna. María del Sagrado Corazón Bernaud. Con el deseo de
glorificar al Corazón de Jesús fue inspirada a santificar el deber
de estado cotidiano por la ofrenda especial de una hora de
guardia (hora de presencia) en reparación de los pecados por
los cuales nuestro Señor sufrió agonía y derramó su sangre en
la cruz
Finalidad de la Guardia de Honor
Quiero formar en torno
de mi corazón una
corona de doce estrellas
Compuesta de mis más
amados y fieles siervos.
Nuestro Señor a Santa
Margarita María
El fin de la Guardia de Honor es curar las tres grandes heridas del Corazón
de Jesús por medio de un culto perpetuo de consuelo, reparación y amor.
Las personas que practican el tierno oficio de la Hora de Presencia, imitan,
cada uno a su modo, a la Virgen María (el amor inmolado), al apóstol san
Juan (el amor reparador) y a santa María Magdalena al pie de la cruz (el
amor arrepentido).
Con santa María Magdalena los Guardias de Honor de toda edad,
sexo y condición consuelan y reparan los ultrajes hechos a Jesús en su
divinidad, postrándose a sus pies respetuosos y amantes, llenos de amor
para llorar sus faltas y las de sus hermanos. Es el amor arrepentido, filial y
agradecido, ante el corazón herido de Jesús.
Con el apóstol san Juan, los Guardias de Honor (especialmente sus
sacerdotes), reparan las heridas hechas a Jesús en su Reinado divino,
ofreciendo a su corazón herido, sentimientos de celo, actos generosos y de
verdadero sacrificio. Es el amor reparador frente al costado herido de
Cristo, que toma en sus manos la Sangre y Agua que salieron de la herida
de su corazón y hace de ésta una oblación pura, de este cáliz precioso una
arma reparadora y apostólica a favor de la Iglesia, de las almas, y para que
vuelvan los pueblos a ponerse bajo el cetro del amor de Jesús. El oficio
especial de estas almas es la mística y perpetua ofrenda del cáliz de
bendición. Esta es la primera y solemne misa del calvario que el pontífice
eterno celebraba para gloria de su Padre y la salvación del mundo asistido
de la Virgen María, cooperadora de la obra de redención. Por eso el
apóstol san Juan estaban en pie a uno y otro lado del altar del sacrificio.
Con la Virgen María, los Guardias de Honor, (en particular las
personas religiosas y consagradas a Dios) consuelan y reparan las heridas
dolorosas de Jesucristo, Sacerdote y Víctima, recibe en su sacerdocio y
unen su oblación a las del Salvador perpetuamente inmolado, haciéndose
una sola y misma victima con Él. Es el amor heroico, que sube hasta el altar
del sacrificio glorificando al Supremo Amor y cooperando con Él en la
salvación del mundo. El oficio especial de estas almas es la unión con el
Salvador constantemente inmolado. En otros términos: Purificarse para
ofrecerse, ofrecerse para ser inmolado, inmolarse para unirse a Jesús y
consumirse con Él. ¡He aquí la Guardia de Honor!
Objeto de la Guardia de Honor
EL Sagrado Corazón de Jesús símbolo de la caridad infinita es el motivo
esencial.
Objeto material: Es el Corazón de Jesús herido, abierto y traspasado en la
cruz por la lanza.
Objeto espiritual: Un Corazón que sigue vivo y que continúa
invisiblemente siendo herido cada día por el olvido, ingratitud y falta de
amor de los hombres. La imagen con la palabra CHARITAS resume la
misión: la Guardia de Honor agrupa a las almas reparadoras en torno al
Sagrado Corazón de Jesús.
En Cristo, Dios ha asumido verdaderamente un «corazón de carne, Cristo no
solamente tiene un Corazón divino, rico en misericordia y perdón, sino también un
Corazón humano, capaz de todas las expresiones de afecto»
(Juan Pablo II Rosarium Virginis Mariae)
Frutos de la Guardia de Honor
Esta obra comprende en sus prácticas la Santa misa, la comunión
Eucarística y la adoración al Santísimo Sacramento. Si nos acercamos a su
Corazón quedaremos prendidos de su llama, tendremos sus mismos
sentimientos, nuestra vida trasparenta su presencia. El resultado de estos
ejercicios son verdaderos frutos de santidad de vida.
Prácticas de la Guardia de Honor
(Ofrenda de Hora de Presencia)
Son tres las prácticas principales de la Guardia de Honor:
1. Inscripción a la guardia de honor eligiendo la hora de ofrecimiento (Hora
de presencia: selección de una de las 12 horas de guardia del cuadrante)
2. Ofrenda de la guardia de honor
3. Ofrenda al padre eterno
Culto a su Divino Corazón
Tengo un singular placer en ver mi amor honrado bajo la figura de un
Corazón de carne. Deseo que su imagen se exponga en público a fin de
conmover el Corazón insensible de los hombres. Y añadió: en todos los
lugares donde esta imagen sea expuesta para ser singularmente honrada
atraerá toda clase de bendiciones. «Quiero formar en torno de mi Corazón
una corona de doce estrellas compuestas de mis más amados y fieles
siervos». Tengo una sed ardiente de ser amado y honrado en el
Sacramento de mi amor, y no encuentro casi a nadie que responda a este
deseo mío. (El Corazón de Jesús a Santa Margarita María, llamada por él
mismo, la discípula de su amor).
Nuestro Señor reclama un culto público de fe, reparación y amor. Al fundar
la Guardia de Honor se toma por estandarte un Cuadrante Horario
teniendo en el centro la imagen del Sagrado Corazón de Jesús.
Ofrenda de la Guardia de Honor (Hora de Presencia)
• Santificar esta hora bendita con el deseo de unirnos y consolar
al Corazón Divino.
• Elegir una hora y ofrecerla sin cambiar las actividades ordinarias,
ir en espíritu al puesto de amor: El Sagrario a Jesús Eucaristía,
mediante una comunión espiritual. Allí ofrecer sus pensamientos,
palabras, acciones, alegrías, penas, etc. Santificar nuestras
acciones con el deseo de consolar su Corazón adorable con
amor.
• Unirlas al patrono especial de la hora y pedir por las intenciones
particulares correspondientes a la hora elegida. (necesidades de
la humanidad).
• Todo por amor, nada por obligación.
(Si se olvida la hora de presencia, puede comenzarla en el momento que recuerde.
Nada de esto obliga bajo pecado).
Ofrecimiento de la Hora de Presencia
Corazón de Jesús, Salvador y Rey mío, te ofrezco esta hora de guardia, durante la
cual, en unión (aquí se nombra el Intercesor conforme a la hora de guardia que se
haya elegido y su intención) deseo especialmente, amarte, glorificarte, y reparar las
ofensas que recibes de todos los hombres. Acepta, esta intención, mis
pensamientos, palabras obras, alegrías y sufrimientos de esta hora, y recibe mi
corazón que generosamente te entrego, suplicándote lo consumas con el fuego de
tu purísimo amor.
V: Corazón de Jesús.
R: Venga a nosotros tu reino.
V: Jesús, manso y humilde de corazón.
R: Haz mi corazón semejante al tuyo.
V: Virgen Santísima del Sagrado Corazón.
R: Protege la Guardia de Honor.
Se concluye rezando: Padre Nuestro y Ave María.
La ofrenda preciosísima al Padre Eterno
Como modelo de la primera Guardia de Honor, la santísima Virgen María,
san Juan, santa María Magdalena, que valerosamente siguieron a Jesús al
Calvario, le consolaron en el supremo abandono y fueron testigos de la
apertura misteriosa de su Sagrado Corazón y de recoger la efusión
suprema de la sangre y agua que brotaron. Inauguraron con esta preciosa
ofrenda una especie de sacerdocio místico. En esta misión de la Guardia de
Honor ofrecemos este cáliz de bendición al Padre Eterno.
Oración
Padre eterno, en esta Hora de Guardia, con la Virgen María, los discípulos
fieles junto a la cruz de Jesús, te ofrezco la sangre y el aguar que brotan
de la herida del Corazón de tu Hijo Unigénito, para reparar mis pecados y
los de todos los hombres, en sufragio de las almas del purgatorio, y por las
necesidades de la Santa Madre Iglesia. Padre nuestro, ten misericordia de
nosotros.
«Postrémonos largo rato ante Jesús presente en la Eucaristía, reparando con nuestra
fe y nuestro amor los descuidos, los olvidos e incluso los ultrajes que nuestro
Salvador padece en tantas partes del mundo»(Juan Pablo II).
La presencia de Jesús en el Sagrario ha de ser como un polo de atracción para un
número cada vez mayor de almas enamoradas de Él, capaces de estar largo tiempo
escuchando su voz y como sintiendo los latidos de su Corazón «¡Gustad y ved qué
bueno es el Señor! ». (Juan Pablo II Mane nobiscum Domine).
Santos patronos de la Hora de Presencia
• Nuestra Señora del Sagrado Corazón
• Señor san José
• San Francisco de Asís
• San Francisco de Sales
• Santa Margarita María de Alacoque
Intercesores e intenciones de los guardias de honor para
cada hora de presencia
Intercesores en unión de los cuales los Guardias de Honor hacen su real
servicio e intenciones por las cuales se ofrece la Hora de Presencia:
De:
12 a 1: La Santísima Virgen María. La Iglesia: el Papa, los cardenales, obispos,
sacerdotes, órdenes religiosas, seminarios y noviciados. Las causas difíciles y
desesperadas.
1 a 2: San José y los santos. Las naciones y sus gobernantes, las administraciones
civiles, la paz y la concordia.
2 a 3: Los Justos de la tierra. Las grandes instituciones políticas, sociales,
económicas, medios de comunicación social, la magistratura, el ejército, la
orientación cristiana de las leyes y las costumbres publicas, la santificación
de los días festivos.
3 a 4: Los serafines. La familia: padres e hijos, El matrimonio y su estabilidad. El
respeto a la vida de los niños antes de nacer. Los asuntos encomendados a
nuestra oración.
4 a 5: Los querubines. La enseñanza: Educación de los niños y jóvenes. Los
maestros educadores y los centros de enseñanza. Los jóvenes en situación
de elegir estado de vida.
5 a 6: Los tronos. El trabajo: los empresarios y los obreros de toda clase, Sentido
cristiano de la legislación laboral. Los que van de viaje.
6 a 7: Las dominaciones. Los que sufren: Los pobres, los enfermos, los prisioneros,
los que no tienen trabajo ni hogar; los prófugos y los refugiados. Los que
están expuestos a pruebas y tentaciones.
7 a 8: Las virtudes. La propagación de la fe: Los misioneros, las obras misionales,
todas las obras de evangelización y apostolado. La conversión de los
paganos y de los incrédulos.
8 a 9: Las potestades. La conversión de los pecadores y alejados de la iglesia.
Reparación por las blasfemias y de los sacrilegios
9 a 10: Los principados. Los agonizantes: la perseverancia final de los moribundos.
Facilidad para que los enfermos reciban los santos sacramentos.
10 a 11: Los arcángeles. Las almas del Purgatorio, los asociados y familiares
difuntos.
11 a 12: Los ángeles. El reinado del Corazón de Jesús: las obras Eucarísticas. Todas
las obras y asociaciones que promueven la devoción al Corazón de Jesús.
Difusión de la Hora de Presencia y aumento de la Guardia de Honor.
Acción de gracias por los beneficios recibidos.
El celo que devora al Corazón de Jesús debe pasar al corazón de sus amigos. El
más humilde «Guardia de Honor» puede y debe ser apóstol y salvador con
Jesucristo"
¡DETENTE!
La piadosa práctica de llevar la imagen del Sagrado Corazón de Jesús bajo la forma
de escapulario, fue recomendada por Santa Margarita María. El Señor desea que se
le mande hacer una lámina con la imagen de su Sagrado Corazón, a fin de que
todos cuantos quieran rendirle sus homenajes en privado puedan tenerlas en sus
casas, y otras pequeñas para llevarlas sobre sí. Santa Margarita llevaba consigo esta
imagen.
Es la insignia más popular y extendida. Sor Ana Magdalena Rèmuzat, religiosa de la
visitación, a quien el Señor le había revelado la futura plaga y el maravilloso auxilio
que sería la devoción a su divino corazón, cuando la peste asoladora en 1720, en
Marsella Francia. Se extendió el «Detente» por toda la ciudad y sus aterrados
moradores le dieron nombre de salvaguardia y protección, porque efectivamente lo
fue para muchos millares de personas. También fue ocasión de divulgación de las
Letanías del Sagrado Corazón de Jesús.
Era el año de 1870, tiempo de pruebas y lagrimas para el pontificado del Papa Pio
IX. Se cuenta que una señora romana, después de consagrar al Sagrado Corazón y
a la Santísima Virgen a su hijo que partía para la guerra, al darle su bendición le
entregó un «Detente» que ella misma dibujo sobre un pedazo de paño rojo
diciéndole: Él te devolverá sano y salvo a mi cariño. El joven asistió a reñidísimos
combates, las balas silbaban a su alrededor, ya están muertos las 3 primeras filas,
sus compañeros de derecha e izquierda habían caído; una bala llego también a su
pecho donde tenía el «Detente» y allí se detuvo….Minutos después un refuerzo de
tropas llegó a asegurar la victoria y el hijo volvió a abrazar a su madre, quien contó
lo ocurrido al Santo Padre el Papa, recibiendo por respuesta estas palabras:
«¡Detente, el corazón de Jesús esta conmigo! » Y el Papa añadió bendiciéndolo:
«Doy mi bendición a este Corazón de Jesús y quiero que todo lo que se haga
conforme a este modelo reciba esta misma bendición sin que tengan necesidad de
ninguna otra».
Luego el mismo Pio IX dicto la siguiente oración:
Ábreme oh buen Jesús,
las puertas de tu Sagrado Corazón,
úneme a Él para siempre.
Que todas las respiraciones y
palpitaciones de mi pobre corazón aún
cuando esté durmiendo, te sirvan de
testimonio de mi amor y te digan sin
cesar: Señor, te amo.
Recibe el poco bien que yo hago,
y dame tu santa gracia para reparar
todo el mal que he hecho.
Para que te ame en el tiempo y te alabe
por toda la eternidad, Amén.
Sagrado Corazón de Jesús,
en Ti confío.
Sagrado Corazón de Jesús,
en Ti confío.
Sagrado Corazón de Jesús,
en Ti confío.
Y ojalá que todos los que lleven este «Detente» aprendan de memoria esta oración
y la recen con frecuencia y así puedan tener una mayor seguridad de la protección
divina. La práctica del «Detente» es santo como santo es el culto y el amor a
Jesucristo. Es fructuosa por las virtudes que ejercita de fe, oración, amor y
esperanza; por las grandes gracias y favores que se han obtenido y se obtienen de
su uso.
El «Detente» significa: ¡«Detente»! Satanás, tentación, pasión, peligro, enemistad,
tristeza, penas, infierno, que el Corazón de Jesús, mi Dios, mi Redentor, mi amor, mi
esperanza, mi todo, está conmigo.
Por lo tanto, llevar el «Detente» del Sagrado Corazón y llevarlo con amor y fe, es lo
mismo que si lleváramos un escudo contra toda clase de peligros. Procuremos que
los enfermos, niños, jóvenes, ancianos y todo el mundo lleven encima un «Detente»,
en la cartera o debajo de la almohada (en el caso de enfermos). Si es un «Detente»
-escapulario debe ser impuesto, algunos militares se los imponen ellos mismos para
siempre.
En Cádiz, España, colocaban placas del Sagrado Corazón en las puertas de las
casas, recomendaban ponerlas también en los automóviles, para darle culto y
recibir muchas bendiciones. Todo esto, lo mismo que las entronizaciones del
Sagrado Corazón, responde al deseo del Señor expresado a Santa Margarita María
y confirmado por los sumos Pontífices, de ser honrado en la imagen de su Sagrado
Corazón, cuyas 12 promesas todos conocemos.
(Con Licencia de la autoridad eclesiástica)

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  • 1. La devoción al Sagrado Corazón de Jesús y medios para vivirla ¡QUE REINES CORAZÓN DIVINO! Mensaje a las familias Nos da mucho gusto tenerte entre las familias que reciben en su casa la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Alentados por el lema «¡Que Reines Corazón Divino!» queremos hacer que Cristo sea conocido, amado e imitado. Contamos contigo y con tu familia para hacer realidad el deseo del Corazón de Jesús de ser el centro de tu hogar. Te ofrecemos a continuación un manual para que conozcas la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y algunos medios para vivirla. ORIGEN DE LA DEVOCIÓN Al meditar sobre el costado abierto de Jesús, traspasado por la lanza del soldado, vemos brotar sangre y agua (Jn 19, 34). Este Corazón abierto nos invita a descubrir
  • 2. el inmenso amor que inspiró toda la vida de Jesús y origina la devoción a su Sagrado Corazón. «El Hijo de Dios me amó y se entregó a sí mismo por mí» (Ga 2, 20). Nos ha amado a todos con un corazón humano, traspasado por nuestros pecados y para nuestra salvación (cfr. Jn 19, 34), por eso el Corazón de Jesús es considerado por la Iglesia como el símbolo principal del amor con que Cristo ama a todos los hombres. Debemos contemplar en su Corazón, la prueba suprema de su amor, y dejar que nos transforme y seamos capaces de recibir este fuego de amor que vino a traer a la tierra. Para propagar la devoción a su Sagrado Corazón, Jesús eligió a una humilde religiosa de la orden de la Visitación, santa Margarita María de Alacoque, en Paray le Monial, Francia. GRANDES APARICIONES A SU APÓSTOL SANTA MARGARITA MARÍA La primera sucedió el 27 de diciembre de 1673. En ella, santa Margarita fue consagrada por el mismo Jesucristo, a ser su apóstol. Además fue llamada a difundir y propagar el culto a su adorable Corazón, a manifestar a los hombres su voluntad y hacerles conocer lo que el Sacratísimo Corazón de Jesús promete a quien dé a conocer su devoción y la propague. La segunda aparición sucedió en la octava de Corpus Christi en el año 1674. En ella Jesús le manifestó las inexplicables maravillas de su amor y el exceso a que su Corazón lo había llevado hacia los hombres, de quienes no recibía más que abandono y ultrajes. Luego le dijo: «Me es mucho más sensible que cuando sufrí en mi pasión; tanto, que si me devolvieran algún amor, estimaría en poco cuanto por ellos hice, y querría hacer aún más si fuera posible, pero sólo tienen frialdad y rechazo frente a mi solicitud en hacerles bien ». (Descubrir el Corazón de Jesús con Santa Margarita María, pág. 8). La tercera sucedió el 16 de junio de 1675, igualmente en la octava de Corpus Christi. Se le apareció resplandeciente, como las demás veces, y mostrándole su Corazón, se quejó de los continuos ultrajes y sacrilegios que recibe en el Sacramento de la Eucaristía y agregó, con más dolor, que los recibía de corazones a Él consagrados. «Por eso te pido que se dedique el primer viernes después de la octava del Santísimo Sacramento a una fiesta particular para honrar mi Corazón, comulgando ese día, y reparando su honor por medio de un acto de desagravio, para expiar las injurias que ha recibido durante el tiempo que ha estado expuesto en los altares. Te prometo también que mi Corazón se dilatará para derramar con abundancia las gracias de su divino amor sobre los que le rindan este honor y sobre los que le procuren que le sea tributado». (Descubrir el Corazón de Jesús con Santa Margarita María, pág. 10). En esta tercera revelación se halla todo lo que se refiere a la devoción del Sagrado Corazón. Jesús dijo a la santa: «Anuncia y haz saber al mundo entero que yo no pondré límites a mis beneficios cuando éstos me sean solicitados por mi Corazón». (Descubrir el Corazón de Jesús con Santa Margarita María, pág. 10). PROMESAS DEL CORAZÓN DE JESÚS A SANTA MARGARITA PARA LOS DEVOTOS DE SU SAGRADO CORAZÓN 1. Les daré las gracias que necesiten en su estado de vida. 2. Pondré paz en sus familias. 3. Les consolaré en todas sus aflicciones. 4. Seré su refugio durante la vida y
  • 3. sobre todo a la hora de la muerte. 5. Bendeciré abundantemente sus empresas. 6. Los pecadores hallarán misericordia. 7. Los tibios se harán fervorosos. 8. Los fervorosos se elevarán rápidamente a gran perfección. 9. Bendeciré los lugares donde la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada. 10. Les daré la gracia de mover los corazones más endurecidos. 11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de Él. 12. La gran promesa: «Yo te prometo en la excesiva misericordia de mi Corazón, que mi amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve primeros viernes del mes seguidos, la gracia de la penitencia final, que no morirán en pecado grave ni sin recibir los sacramentos, sirviéndoles mi Corazón de asilo seguro en aquella hora» MEDIOS PARA VIVIR LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS La devoción al Sagrado Corazón de Jesús consiste en reconocer y adorar en el Corazón de Cristo al amor misericordioso del Hijo de Dios, que se ofrece como víctima en la cruz para salvarnos de nuestros pecados. Al reconocer este amor, surgen la gratitud y adoración que le damos a Él y a su corazón, que es la fuente de su amor y el deseo de imitarlo: «Oh Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo». Ser Apóstol del Sagrado Corazón de Jesús se traduce en amar su Corazón para corresponder al amor que él nos tiene, reparar las ofensas hechas a su Corazón y consagrarnos a Él para rendirle gloria. La devoción al Sagrado Corazón de Jesús tiene como expresiones centrales los siguientes medios: EL AMOR AL CORAZÓN DE JESÚS: «Tengo sed abrasadora de ser amado por los hombres». Responder a la llamada de amor que quiere de cada uno de nosotros. LA COMUNIÓN REPARADORA: «Me recibirás Sacramentado tantas veces la obediencia quiera permitírtelo». Reparar las ofensa a su Sagrado Corazón. LA CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS: La consagración de nuestro corazón a Él, consiste en el compromiso de entregarnos totalmente a Él día a día como auténticos cristiano. LA ENTRONIZACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN A LOS HOGARES: Compromiso mutuo entre el Sagrado Corazón y la familia. «En todo lugar en que la imagen sea entronizada con la finalidad de ser honrada atraeré toda clase de bendiciones». LA CELEBRACIÓN DE LOS PRIMEROS VIERNES DE MES: «Comulgarás todos los primeros viernes de mes». «En el exceso de mi misericordia, a quienes comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos, les prometo darles asilo seguro en el último momento».
  • 4. LA HORA SANTA: En reparación, brindar una hora de adoración todos los jueves, frente al Santísimo Sacramento o en forma personal en nuestro hogar. Se realiza buscando la reparación por las ofensas y pecados contra el Santísimo Sacramento. LA SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: Participando de la Santa Eucaristía, con sentido de reparación. LA PROPAGACIÓN DEL AMOR AL CORAZÓN DE JESÚS: Nos invita a promover la reparación del Corazón de Jesús, porque Él nos ama mucho y no reconocemos su amor, le ofendemos y nos olvidamos de Él. LA ADORACIÓN A LA SANTA EUCARISTÍA: Brindándole honor, amor y reparación. LA HORA DE PRESENCIA (GUARDIA DE HONOR): Escoger una hora diaria y ofrecerla al Corazón de Jesús, sin cambiar tu actividad cotidiana. EL “DETENTE”: Es una pequeña imagen del Sagrado Corazón de Jesús con esta corta leyenda. «Detente, el Corazón de Jesús está conmigo». No necesita bendición ni imposición del sacerdote. CONSAGRACIONES DIARIAS AL SAGRADO CORAZÓN Consagración al Sagrado Corazón de Jesús - Juan Pablo II (Delhi, India - 1 de febrero de 1986) Señor Jesucristo, Redentor del género humano, nos dirigimos a tu Sacratísimo Corazón con humildad y confianza, con reverencia y esperanza, con profundo deseo de darte gloria, honor y alabanza. Señor Jesucristo, Salvador del mundo, te damos las gracias por todo lo que eres y todo lo que haces. Señor Jesucristo, Hijo de Dios Vivo, te alabamos por el amor que has revelado a través de Tu Sagrado Corazón, que fue traspasado por nosotros y ha llegado a ser fuente de nuestra alegría, manantial de nuestra vida eterna. Reunidos juntos en Tu nombre, que está por encima de todo nombre, nos consagramos a tu Sacratísimo Corazón, en el cual habita la plenitud de la verdad y la caridad. Al consagrarnos a Ti renovamos nuestro deseo de corresponder con amor a la rica efusión de tu misericordioso y pleno amor. Señor Jesucristo, Rey de Amor y Príncipe de la Paz, reina en nuestros corazones y en nuestros hogares. Vence todos los poderes del maligno y llévanos a participar en la victoria de tu Sagrado Corazón. ¡Que todos proclamemos y demos gloria a Ti, al Padre y al Espíritu Santo, único Dios que vive y reina por los siglos de los siglos! Amén. Consagración a la Virgen Milagrosa - Juan Pablo II (París, 31 de mayo de 1980) Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Vos. Esta es la oración que tú inspiraste, oh María, a Santa Catalina Labouré en este mismo lugar hace ciento cincuenta años; y esta invocación, grabada en la medalla, la llevan y pronuncian ahora muchos fieles por el mundo entero.
  • 5. ¡Bendita tú entre todas las mujeres! ¡Bienaventurada tú que has creído! ¡El Poderoso ha hecho maravillas en ti! ¡La maravilla de tu maternidad divina! Y con vistas a ésta, ¡la maravilla de tu Inmaculada Concepción! ¡La maravilla de tu Fiat! ¡Has sido asociada tan íntimamente a toda la obra de nuestra redención, has sido asociada a la cruz de nuestro Salvador! Tu corazón fue traspasado junto con su Corazón. Y ahora, en la gloria de tu Hijo, no cesas de interceder por nosotros, pobres pecadores. Velas sobre la Iglesia de la que eres Madre. Velas sobre cada uno de tus hijos. Obtienes de Dios para nosotros todas esas gracias que simbolizan los rayos de luz que irradian de tus manos abiertas. Con la única condición de que nos atrevamos a pedírtelas, de que nos acerquemos a ti con la confianza, osadía y sencillez de un niño. Y precisamente así nos encaminas sin cesar a tu Divino Hijo. Te consagramos nuestras fuerzas y disponibilidad para estar al servicio del designio de salvación actuado por tu Hijo. Te pedimos que por medio del Espíritu Santo la fe se arraigue y consolide en todo el pueblo cristiano, que la comunión supere todos los gérmenes de división, que la esperanza cobre nueva vida en los que están desalentados. Te pedimos por los que padecen pruebas particulares, físicas o morales, por los que están tentados de infidelidad, por los que son zarandeados por la duda en un clima de incredulidad, y también por los que padecen persecución a causa de su fe. Te confiamos el apostolado de los laicos, el ministerio de los sacerdotes, el testimonio de las religiosas. Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Consagración de las familias Santísimos corazones de Jesús y María, unidos en el amor perfecto mírennos con misericordia y cariño. Consagramos nuestros corazones, nuestras vidas y nuestras familias a ustedes bajo la poderosa intercesión de san José. Conocemos que el ejemplo bello de su hogar en Nazaret fue un modelo para cada una de nuestras familias. Esperamos obtener su ayuda, la unión y el amor fuerte y perdurable que nos dieron. Que nuestro hogar sea lleno de gozo. Que el afecto sincero, la paciencia, la tolerancia, el respeto mutuo y el perdón de corazón, sean dados libremente a todos. Que nuestras oraciones incluyan las necesidades de otros, no solamente las nuestras. Y que siempre estemos cerca de los sacramentos. Bendigan a todos los presentes y a los ausentes, tanto a los difuntos como a los vivientes, que la paz esté con nosotros y cuando seamos probados concédanos la resignación cristiana a la Voluntad de Dios. Mantengan nuestras familias cerca de sus corazones. Que su protección especial, esté siempre con nosotros. Sagrados corazones de Jesús y María, escuchen nuestra oración. Amén. BIENAVENTURANZAS DE LA FAMILIA Un propósito concreto consagración al Sagrado Corazón, es tratar, con la ayuda de Dios y de la Virgen María, de hacer vida estas “Bienaventuranzas”:  Bienaventurada la familia que comulga con frecuencia y rezan juntos (el rosario), porque permanecerán unidos.
  • 6.  Bienaventurada la familia cuyos hijos y padres guardan las fiestas cristianamente, porque asistirán a las fiestas de la eterna felicidad en el cielo.  Bienaventurada la familia cuyos hijos y padres no salen a buscar las falsas alegrías del pecado, porque en su casa encontrarán la incomparable alegría de la conciencia en paz con Dios.  Bienaventurada la familia que recibe a los hijos como dones de Dios y los bautiza cuanto antes, porque en ella se criarán dichosos para el cielo.  Bienaventurada la familia que practica la caridad, sobre todo con los más necesitados, porque Dios mismo queda obligado a recompensarla.  Bienaventurada la familia donde los enfermos reciben a tiempo la visita del sacerdote y los sacramentos, porque la muerte no entrará infundiendo miedo, sino que dejará gran paz.  Bienaventurada la familia consagrada con fidelidad al Corazón de Jesucristo, porque en ella reinarán la bondad y el amor. LETANÍAS Y ORACIONES AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Letanías al Sagrado Corazón de Jesús * Señor, ten piedad de nosotros… * Cristo, ten piedad de nosotros… * Señor, ten piedad de nosotros… * Cristo, óyenos… * Cristo, escúchanos… * Dios, Padre celestial… * Dios Hijo, Redentor del mundo * Dios, Espíritu Santo… * Santísima Trinidad, que eres un solo Dios… * Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre… * Corazón de Jesús, formado en el seno de la Virgen Madre por el Espíritu Santo… * Corazón de Jesús, unido sustancialmente al Verbo de Dios… * Corazón de Jesús, de infinita majestad… Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos Ten piedad de nosotros. Ten misericordia de nosotros. Ten misericordia de todos * Corazón de Jesús, templo santo de Dios… * Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo… * Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del Cielo… * Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad… * Corazón de Jesús, santuario de la justicia y del amor… * Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor.. * Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes… * Corazón de Jesús, digno de toda alabanza… * Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones… * Corazón de Jesús, en quien se hallan todos los tesoros de la sabiduría, y de la ciencia… * Corazón de Jesús, en quien reside toda la plenitud de la divinidad… * Corazón de Jesús, en quien el Padre se complace… * Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos hemos recibido… * Corazón de Jesús, deseado de los eternos collados1 … * Corazón de Jesús, paciente y lleno de misericordia… * Corazón de Jesús, generoso para todos los que te invocan… * Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad… * Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados… * Corazón de Jesús, saciado de aprobios… * Corazón de Jesús, triturado por nuestros pecados… * Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte… * Corazón de Jesús, traspasado por una lanza… * Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo… * Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra… * Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra… * Corazón de Jesús, víctima por los pecadores… * Corazón de Jesús, salvación de los que en ti esperan… * Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren… * Corazón de Jesús, delicia de todos los santos… * Corazón de Jesús, que quitas el pecado del mundo… * Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo… * Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo… * Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo… * Jesús, manso y humilde de Corazón… Perdónanos Señor Óyenos Señor Ten piedad de nosotros Haz nuestro corazón semejante al tuyo Oh Dios todo poderoso y eterno, mira el Corazón de tu amantísimo Hijo, las alabanzas y satisfacciones que en nombre de los pecadores te ofrece y concede el perdón a éstos que piden misericordia en el nombre de tu mismo Hijo, Jesucristo, el cual vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén. 1 Valle entre colinas y montañas.
  • 7. Letanías de la humildad Jesús manso y humilde de corazón Escúchame Del deseo de ser estimado Líbrame, Jesús Del deseo de ser amado Del deseo de ser proclamado Del deseo de ser ensalzado Del deseo de ser alabado Del deseo de ser preferido Del deseo de ser consultado Del deseo de ser aprobado Del deseo de ser justipreciado Del temor de ser humillado Del temor de ser despreciado Del temor de ser despedido Del temor de ser rechazado Del temor de ser calumniado Del temor de ser olvidado Del temor de ser ridiculizado Del temor de ser injuriado Del temor de ser sospechoso del disgusto de que no se siga mi opinión Que los demás sean más amados que yo Haz, Jesús, que lo desee Que los demás sean preferidos a mí Que los demás crezcan en la opinión del mundo y yo disminuya Que los demás sean llamados a ocupar cargos y yo relegado al olvido Que los demás sean alabados y nadie se preocupe de mí Que los demás sean preferidos a mí en todo. Oh Jesús, que siendo Dios te has humillado hasta la muerte de cruz para ser ejemplo perenne que confunda mi orgullo y amor propio, concédeme aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándome como corresponde a mi miseria aquí en la tierra, pueda ser ensalzado hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Así sea. Acto de confianza Confío en ti, Dios mío, hasta el infinito, porque me apoyo en tu amor omnipotente. ¡Oh Jesús! ¡A tu Corazón confío [se dice la intención]!, mírala y después haz lo que tu Corazón te diga. Deja obrar a tu Corazón, ¡oh Jesús! Cuento contigo, me fío de Ti, me entrego a Ti, estoy seguro(a) de Ti. Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. Acto de reparación Es un ejercicio piadoso característico de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús pedido por Él mismo a santa Margarita María, cuando pidió la fiesta en su honor. ¡Oh buen Jesús! Yo adoro tu Sacratísimo Corazón templo de caridad infinita; te pido perdón por los agravios con que te hemos ofendido los hombres y por las ingratitudes con que correspondemos a tu amor, te suplico que no retires jamás de nosotros el tesoro de tus gracias para que te amemos más y más cada día y lleguemos a amarte y verte eternamente en tu gloria. Amen Sagrado Corazón de Jesús animados con el deseo de reparar los ultrajes cometidos incesantemente contra Ti, nos postramos ante el trono de tu misericordia, y en nombre de toda la humanidad, te ofrecemos nuestro amor y nuestra fidelidad. ¡Mientras más blasfemias haya contra tus misterios, más firmemente creeremos en ellos, oh Sagrado Corazón de Jesús!
  • 8. ¡Mientras más amenace la impiedad con extinguir nuestras esperanzas de inmortalidad, más confiaremos en tu Corazón, única esperanza de la humanidad! ¡Mientras más se resistan los corazones a tus divinas atracciones, más te amaremos, oh infinitamente amable Corazón de Jesús! ¡Mientras más despreciada sea tu Santa Iglesia, más nos empeñaremos en ser hijos fieles, oh dulce Corazón de Jesús! Oh Sagrado Corazón de Jesús, por tu gracia poderosa, haz que seamos tus apóstoles en medio de un mundo corrompido y también tu corona en el Reino de los Cielos. Amén. NOVENA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (para preparase al primer viernes de cada mes o a la entronización) 1. Por la señal de la Santa Cruz…. 2. Acto de contrición. 3. Oración inicial (para todos los días) ¡Oh Corazón divinísimo de mi amado Jesús, en quien la Santísima Trinidad depositó tesoros inmensos de celestiales gracias! Concededme un corazón semejante a ti, y la gracia que te pido, si es para mayor gloria de Dios, tu sagrado culto y el bien de mi alma. Amén. 4. Oración del día (rezar a continuación la oración del día que corresponda). 5. Oración al Padre Eterno (para todos los días) ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a tu Majestad: por medio de este adorable Corazón, te adoro por todos los hombres que no te adoran; te amo por todos los que no te aman; te conozco por todos los que voluntariamente ciegos, no quieren conocerte. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a tu Majestad todas las obligaciones que te tienen todos los hombres; te ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de tu divino Hijo, y te pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitas que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haz que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a tu Majestad, sobre este santísimo Corazón, a tus siervos, mis amigos, y te pido los llenes de tu espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar contigo eternamente. Amén. Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena. 6. Rezar tres Padrenuestros y tres Avemarías en reverencia de las tres insignias de la Pasión con que se mostró el divino Corazón a santa Margarita María Alacoque. 7. Oración final (para todos los días) ¡Oh Corazón divinísimo de Jesús, dignísimo de la adoración de los hombres y de los ángeles! ¡Oh Corazón inefable y verdaderamente amable, digno de ser adorado con infinitas alabanzas, por ser fuente de todos los bienes, por ser origen de todas las virtudes, por ser el objeto en quien más se agrada toda la Santísima Trinidad entre todas las criaturas! ¡Oh Corazón dulcísimo de Jesús! Yo profundísimamente te adoro con todos los espíritus de mi pobre corazón, yo te alabo, yo te ofrezco las alabanzas todas de los más amantes serafines y de toda tu corte celestial y todas las que te pueden dar el Corazón de tu Madre Santísima. Amén. Oración del día primero ¡Oh Corazón sacratísimo, dulcísimo y manso de Jesús, que, con ferventísimos deseos y ardentísimo amor, deseáis corregir y desterrar la sequedad y tibieza, de nuestros corazones! Inflama y consume las maldades e imperfecciones del mío, para que se abrase en tu amor; dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra Ti, oh amantísimo Corazón, y la que te pido ahora, si es para mayor gloria de Dios, culto tuyo y bien de mi alma. Oración del día segundo Oh Corazón amabilísimo de Jesús, celestial puerta por donde llegamos a Dios y Dios viene a nosotros dígnate estar patente a nuestros deseos y amorosos suspiros, para que, entrando por Ti a tu Eterno Padre, recibamos sus celestiales bendiciones y copiosas gracias para amarte. Dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra Ti, oh amante Corazón, y la que te pido ahora, sí es para mayor gloria de Dios, culto tuyo y bien de mi alma. Amén.
  • 9. Oración del día tercero Oh Corazón Santísimo de Jesús, camino para la mansión eterna y fuente de aguas vivas concédeme que siga tus sendas rectísimas para la perfección y para el cielo, y que beba de Ti el agua dulce y saludable de la verdadera virtud y devoción, que apaga la sed de todas las cosas temporales. Dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra Ti, oh amantísimo Corazón, y la que ahora te pido, si es para mayor gloria de Dios, culto tuyo y bien de mi alma. Amén. Oración del día cuarto Oh Corazón purísimo de Jesús, espejo cristalino en quien resplandece toda la perfección concédeme que yo pueda contemplarte perfectamente, para que aspire a formar mi corazón a tu semejanza, en la oración, en la acción y en todos mis pensamientos, palabras y obras. Dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra Ti, oh amante Corazón, y la que te pido ahora, si es para mayor gloria de Dios, culto tuyo y bien de mi alma. Amén. Oración del día quinto Oh Corazón dulcísimo de Jesús, templo de la Santísima Trinidad venerada, por quien se perfeccionan todas nuestras obras yo te ofrezco las mías, aunque tan imperfectas, para que supliendo Tú mi negligencia, puedan aparecer muy perfectas y agradables ante el divino acatamiento. Dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra Ti, oh amante Corazón, y la que te pido ahora, si es para mayor gloria de Dios, culto tuyo y bien de mi alma. Amén. Oración del día sexto Oh Corazón amplísimo de Jesús, templo sagrado donde me mandas habite con toda mi alma, potencias y sentidos, gracias te doy por la inexplicable quietud, sosiego y gozo que yo he hallado en este templo hermoso de la paz, donde descansaré gustoso eternamente. Dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra Ti, oh amante Corazón, y la que te pido ahora, si es para mayor gloria de Dios, culto tuyo y bien de mi alma. Amén. Oración del día séptimo Oh Corazón clementísimo de Jesús, bondadosamente inclinado a ayudarnos siempre, por el cual ofreció el Eterno Padre que oiría siempre nuestras oraciones, diciendo: «Pídeme por el Corazón de mi amantísimo Hijo Jesús; por este Corazón te oiré, y alcanzarás cuanto me pides». Presento sobre Ti a tu Eterno Padre todas mis peticiones, para conseguir el fruto que deseo. Dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra Ti, oh amante Corazón, y la que te pido ahora, si es para mayor gloria de Dios, culto tuyo y bien de mi alma. Amén. Oración del día octavo Oh Corazón amantísimo de Jesús, trono ígneo y lucidísimo, inflamado en el amor de los hombres, a quienes deseas abrazados mutuamente en tu amor, yo deseo vivir siempre respirando llamas de amor divino en que me abrace, y con que encienda a todo el mundo, para que te responda amante y obsequioso. Dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra Ti, oh amante Corazón, y la que te pido ahora, si es para mayor gloria de Dios, culto tuyo y bien de mi alma. Amén. Oración del día noveno Oh Corazón dolorosísimo de Jesús, que para ablandar nuestra dureza y hacer más patente el amor con que padeciste tantos dolores y penas para salvarnos, los quisiste representar en la cruz, corona de espinas y herida de la lanza, con que te manifestaste paciente y amante al mismo tiempo. Dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra Tí, oh amante Corazón, y la que te pido ahora, si es para mayor gloria de Dios, culto tuyo y bien de mi alma. Amén. TRIDUO DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (para prepararse a la entronización) Saludo inicial Por la señal de la Santa Cruz… Acto de contrición: ¡Señor mío, Jesucristo… Oración preparatoria Oh Divino Corazón de Jesús, ven a morar entre nosotros, pues te amamos. Visita nuestro hogar como una vez Tú visitaste a tus amigos en Caná,
  • 10. Betania, y el hogar de Zaqueo, el publicano. Nosotros queremos poner nuestra familia bajo tu protección, y tenerla en íntima unión contigo oh Sagrado Corazón de Jesús, Tú eres nuestro más fiel Amigo. Nunca nadie nos ha amado como Tú lo has hecho. Y nosotros queremos amarte por aquellos que no te aman, ya que Tú eres nuestro Dios y Salvador. Tú eres también nuestro Rey y Señor. Ya que tantos desprecian tu realeza, queremos la manifiestes en nuestra familia. Toma Tú posesión de este hogar, donde reservamos un trono como lugar de honor para ti. Concédenos que el día de la entronización sea para nuestra familia y para ti, un día de gran alegría y el principio de una nueva vida en total sumisión e íntima unión contigo. Queremos abandonar nuestro amor propio desordenado y amar a nuestro prójimo como Tú nos amas. Oh Corazón de Jesús, te pedimos la caridad de los primeros cristianos, de los apóstoles, y de los mártires. Concédenos que otras familias puedan abrazar tu amor y que así, de familia en familia quiera todo el mundo someterse a tu realeza. Oh Inmaculado Corazón de María, modelo perfecto de fidelidad a Nuestro Señor y de unión con El, extiende y afianza, en nuestros corazones y en nuestras familias el reinado de la caridad, el reinado del Sagrado Corazón de Jesús. Amén. Lecturas para cada día del triduo La lectura la puede leer un miembro de la familia dejando un espacio de silencio después de la misma para meditar en lo leído. Si se prefiere se pueden rezar la letanías del Sagrado Corazón de Jesús. Día primero: Jesús invita a nuestra familia. ENTRÓ A HOSPEDARSE EN CASA DE UN PECADOR [Conversión de Zaqueo. Lc. 19,1-10] Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.» Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.» Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo.» Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.» JESÚS NOS HABLA: «Yo soy vuestro Señor y vosotros sois mi pueblo» Pero yo ejerzo mi dominio por medio de mi Corazón, de mi Amor. Deseo ser entronizado, no sólo como Dueño de su hogar y de sus corazones, sino también como su hermano, como su amigo. Participaré en su vida diaria, y estaré con ustedes, lo mismo durante su alegría que cuando les llegue algún sufrimiento.
  • 11. Soy Jesús, su Salvador, y quiero proteger su familia frente a las fuerzas del maligno que intenta destruirla. Quiero que ustedes, tanto mayores como niños, no caigan en la esclavitud del pecado, ni en las angustias del miedo, de la preocupación o la tristeza. Por eso, estoy dispuesto a derramar sobre ustedes mi Espíritu, que les instruirá, para que su alegría sea perfecta y nadie se las pueda arrebatar. Pero yo no forzaré mi entrada en su casa y menos en sus corazones. Espero ser invitado. Espero que me digan: «¡Ven, Señor Jesús! Quédate con nosotros, que te necesitamos». Si quieren que una imagen mía presida su hogar, que sea para juntarse algunos momentos a rezar ante ella cada día; para hacer de su familia una iglesia doméstica, que irradie su amor y su colaboración de apostolado a favor de la Iglesia universal; para participar con más devoción y más frecuencia en la misa y en la Eucaristía; para conocer más y cumplir mejor el Evangelio; para crecer día a día en santidad. Te ofrezco mi Corazón herido, rebosante de perdón, amor, de vida que nunca terminará… ¡Espero tu respuesta! Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Día segundo: Nuestra respuesta al Señor: MIRA, ESTOY LLAMANDO A LA PUERTA (Ap. 3,19-22) «A los que yo amo los reprendo y los corrijo. Sé ferviente y arrepiéntete. Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos. Al que salga vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí; lo mismo que yo, cuando vencí, me senté en el trono de mi Padre, junto a él. Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las Iglesias». Ante tanto amor como Jesús nos muestra, Él nos pide que le correspondamos, y esto lo hacemos sobre todo con la consagración. «Con la consagración ofrecemos al Corazón de Jesús a nosotros y todas nuestras cosas, reconociéndolas recibidas de la eterna caridad de Dios» (Pío XI). Es tratar que todo lo que mi familia hace y vive, sufrimientos, alegrías, trabajos, inquietudes sirva al Señor para la redención del mundo. Conlleva también que nuestra vida doméstica quiera ser reparación para el Corazón herido de Cristo sabiendo que “Dios nos ha amado y los hombres no le amamos, y porque el amor no correspondido merece todavía más respeto y exige por relación de justicia precisamente una reparación” (Haurietis Aquas -Pío XII) y que “La reparación es que los pecadores vuelvan al Señor tocados por su amor y vivan en adelante con más amor en compensación por su pecado” (Juan Pablo II en Paray Le Monial ). Todo esto vivido en absoluta confianza en Jesucristo, como dice Santa Teresita: “La confianza y nada más que la confianza, es lo que lleva al Amor”. Y esto vivirlo cada instante de nuestra vida, cada latido de nuestro corazón y renovarlo con el ofrecimiento de obras cada mañana. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Día Tercero: ¿Qué hace el Corazón de Jesús cuando nos consagramos a Él? La resurrección de Lázaro, Jn 11,1-46
  • 12. Había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su hermana Marta. Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios, y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano. Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa. Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá.» Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.» Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día.» Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección, El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?» Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo.» Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.» Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó y dijo: «¿Dónde lo habéis puesto?» Le responden: «Señor, ven y lo verás.» Jesús se echó a llorar. Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería.» Pero algunos de ellos dijeron: «Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?» Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra. Dice Jesús: «Quitad la piedra.» Le responde Marta, la hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día.» Le dice Jesús: « ¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?» Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: «Padre, te doy gracias por haberme escuchado. Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado.» Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!» Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle andar.» Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en Él.” Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Peticiones Señor nuestro Jesucristo, que prometiste: «Pedid y recibiréis», acepta las súplicas que ahora te presentan los miembros de esta familia: (Cuantos más miembros lean, mejor) 1.a Para que imitemos a la Sagrada familia de Jesús, María y José en el espíritu de oración, obediencia y trabajo. Roguemos al Señor. 2.a Para que seamos fieles al compromiso que vamos a adquirir con el Corazón de Jesús consagrándonos a Él y nunca nos volvamos atrás. Roguemos al Señor. 3.a Para que aceptemos con alegría y cumplamos con perseverancia lo que Dios nos pida a cada uno de nosotros. Roguemos al Señor. 4.a Para que Jesús nos vaya concediendo un Corazón como el suyo y crezcamos cada día en el amor entre nosotros y en el amor a Dios. Roguemos al Señor. 5.a Para que frecuentemos con provecho espiritual los sacramentos de la confesión y comunión, y esto nos den fuerza para colaborar con la Iglesia para la redención del mundo. Roguemos al Señor. 6.a Por el Sumo Pontífice para que le otorgues gracias de santidad y le asistas con tu Espíritu en el gobierno de la Iglesia. Roguemos al Señor. 7.a Por los obispos, los sacerdotes, los religiosos y los seglares para que sean siempre fieles a la doctrina de la iglesia. Roguemos al Señor. 8.a Oh Corazón Inmaculado de María, madre de esta familia, deseamos consagrarnos totalmente a Ti que eres el camino
  • 13. perfecto y seguro para llegar al Corazón de Jesús. Roguemos al Señor. Cada uno puede añadir peticiones que necesite, bien diciéndolas en alto o dejando un momento de silencio. Conclusión Oremos. ¡Oh Dios!, que en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados, has depositado infinitos tesoros de caridad; te pedimos que, al rendirle el homenaje de nuestro amor, le ofrezcamos una cumplida reparación. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. HIMNO DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (de la oración del Papa Pío IX) Ábreme, oh buen Jesús, tu Sagrado Corazón, muéstrame sus encantos, úneme a Él para siempre. Que todas las respiraciones y palpitaciones de mi pobre corazón aún cuando esté durmiendo, te sirvan de testimonio de mi amor y te digan sin cesar: Señor, te amo. y te digan sin cesar: Señor, yo te amo. Recibe el poco bien que yo hago, y dame tu santa gracia para reparar todo el mal que yo he hecho, para que te ame en el tiempo y te alabe por toda la eternidad. Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío. Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío. Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.
  • 14. ENTRONIZACIÓN Y CONSAGRACIÓN DE LA FAMILIA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS INTRODUCCIÓN El Sagrado Corazón de Jesús pide reinar en todos los hogares mediante su imagen bendecida por un sacerdote. Desea ocupar un lugar en donde se le ame y se le pida permanentemente su paternal protección. «Con la consagración ofrecemos al Corazón de Jesús a nosotros y todas nuestras cosas, reconociéndolas recibidas de la eterna caridad de Dios» (Pío XI). La consagración no es otra cosa que entregarse a Jesucristo, es la dedicación de nuestras personas y de todas nuestras cosas, con ella aceptamos abiertamente su imperio de verdad, justicia y caridad. Consagrarse es ponerse totalmente a disposición de Cristo, es por eso un acto serio y bien meditado. Igual que cuando se consagra un cáliz o un altar, éste deja de estar al servicio de bebidas y cenas para pasar al servicio exclusivo de Dios, cuando se consagra una persona o una casa, ésta se pone al servicio del Señor para tratar de hacer en todo su voluntad. Por eso se llama también entronización, porque pones un trono real en tu casa, el trono de Cristo, al cual proclamas como tu Rey y le quieres servir por amor. Darle el lugar que le corresponde al Sagrado Corazón de Jesús en nuestra familia, es tratar que todo lo que se haga y se viva, sufrimientos, alegrías, trabajos, inquietudes, se ofrezca al Señor para la redención de la propia familia y del mundo. PASOS PARA LA ENTRONIZACIÓN 1. Preparación para la entronización 2. Bendición de la casa 3. Bendición de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús 4. Entronización de la imagen 5. Rezo del Credo 6. Palabras o mensaje de quien preside la entronización. 7. Fórmula de consagración 8. Oración por los ausentes y fallecidos 9. Consagración de los niños 10. Bendición final 1. Preparación para la entronización
  • 15. Elíjase para la ceremonia de entronización, y la renovación, un día que tenga un significado especial para la familia (el aniversario de bodas, por ejemplo), o el día de una fiesta litúrgica apropiada. A mayor y más seria preparación para la entronización, mayores serán las bendiciones que seguirán a este evento. La preparación puede extenderse a tres días (un triduo) o a nueve días (una novena) como se sugiere en el manual “La devoción al Sagrado Corazón y medios para vivirla”. Como preparación inmediata se recomienda:. 1. Conocer qué es la entronización y su importancia. Se recomienda seguir la preparación sugerida en este manual. 2. Se recomienda que sea un sacerdote quien lleve a cabo la ceremonia. De no ser posible, puede realizarse por quien preside en la familia, padre, madre o hijo mayor. 3. Lo ideal es que ese día la familia haya ofrecido la Sagrada Eucaristía por el reinado del Sagrado Corazón en su hogar. Si no se puede ese día, la familia debe proponerse asistir a Misa el siguiente domingo y tratar de recibir la Eucaristía como un acto de amor y reparación al Sagrado Corazón de Jesús. 4. Colocar el retablo, estatua o imagen del Sagrado Corazón en un lugar de honor reservado exclusivamente para el Sagrado Corazón, el cual puede estar decorado con velas y flores. 5. Invitar a familiares y amigos a estar presentes en la entronización, así comenzarás a ser un apóstol del Sagrado Corazón. Después de la ceremonia se sugiere hacer un festejo de acuerdo con las posibilidades de cada familia como manifestación de gozo por la entronización. 2. Bendición de la casa Cuando la entronización la hace un sacerdote, primero se hace la bendición de la casa. A la hora prevista, los padres, hijos y amigos se reúnen en el sitio principal de la casa para la ceremonia. V. Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor R. Que hizo el cielo y la tierra. V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu. Oremos. Oh Señor, Dios Altísimo, bendice + esta casa. Reine en ella la salud, castidad, victoria sobre el pecado, fortaleza, humildad, mansedumbre y bondad de corazón, observancia plena de tu ley y gratitud por todos tus beneficios. Y permanezca siempre esta bendición sobre esta casa y sobre quienes la habitan, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 3. Bendición de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús Cuando resulte imposible la presencia del sacerdote, la imagen deberá ser bendecida previamente por un sacerdote. Si la entronización la preside un sacerdote, la familia se coloca frente a la imagen. El sacerdote, con alba y estola blanca, comienza la bendición.
  • 16. V. Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu. Oremos. Omnipotente y sempiterno Dios, te rogamos que en tu bondad bendigas y santifiques esta imagen en honor y memoria del Sacratísimo Corazón de tu Hijo Unigénito, Nuestro Señor Jesucristo, para que, siempre que miremos sus apariencias con los ojos del cuerpo, podamos con los ojos de la mente meditar su santidad y ser llevados a imitar sus obras. Todos quienes en su presencia procuren honrar y servir humildemente a tu Hijo Unigénito, nuestro Señor Jesucristo, por sus méritos e intercesión, puedan alcanzar de ti la gracia en la vida presente y la gloria eterna en la vida por venir. Por Cristo Nuestro Señor. Amén Luego el sacerdote rocía la imagen con agua bendita. 4. Entronización de la imagen Luego, el padre de familia coloca la imagen del Sagrado Corazón de Jesús en el lugar de honor, para rendir homenaje al Reinado de Amor de Jesucristo. 5. Rezo del Credo Después de la bendición, como expresión explícita de la fe de la familia, todos rezan el Credo de los Apóstoles, de pie y en voz alta. Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarno, de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y Gloria, y que hablo por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén. 6. Palabras o mensaje de quien preside la entronización Todos toman asiento, mientras quien preside la entronización dirige unas palabras a los presentes. Les recuerda:  El significado de la entronización,  La vida cristiana de obediencia, confianza y amor que el Sagrado Corazón espera de las familias que le han dado este honor;
  • 17.  Las bendiciones especiales y abundantes que se dan a aquellas familias fieles a las promesas al Sagrado Corazón de Jesús;  La promesa de la familia de renovar frecuentemente su consagración, especialmente los viernes primeros y en el aniversario de la entronización. 7. Fórmula de la consagración (Aprobada por san Pío X para la entronización del Sagrado Corazón de Jesús en la familia) ¡Oh Sacratísimo Corazón de Jesús!, Tú manifestaste a Santa Margarita María el deseo de reinar sobre las familias cristianas; venimos a proclamar tu absoluto dominio sobre la nuestra. De hoy en adelante queremos vivir en tu vida, queremos que en nuestra familia florezcan las virtudes por las cuales prometiste la paz en la tierra, y queremos desterrar de nosotros el espíritu mundano. Tú has de reinar en nuestros entendimientos por la sencillez de nuestra fe, y en nuestros corazones por el amor que arderá para ti solo, procurando nosotros mantener viva esta llama con la frecuente recepción de la Eucaristía. Dígnate, oh Corazón Divino presidir nuestras reuniones, bendecir nuestras empresas espirituales y temporales, apartar de nosotros los vanos cuidados, santificar nuestras alegrías, consolar nuestras penas. Si alguna vez alguien de entre nosotros tuviese la desgracia de ofenderte, recuérdale oh Corazón de Jesús que eres bueno y misericordioso con los pecadores arrepentidos. Y cuando suene la hora de la separación, cuando venga la muerte a traer duelo en medio de nosotros, todos, así los que se vayan como los que se queden, estaremos conformes con tus eternos decretos. Nos consolaremos pensando que ha de venir un día en que toda la familia reunida en el cielo, podrá cantar eternamente tus glorias y tus beneficios. Dígnese el Corazón Inmaculado de María, dígnese el glorioso Patriarca San José presentarte está consagración y recordárnosla todos los días de nuestra vida Amen. ¡Viva el Corazón de Jesús nuestro Rey! 8. Oración por los ausentes y fallecidos Nadie de la familia debería estar ausente en esta ocasión solemne, por lo tanto se debe recordar a los que han fallecido. Y así, rezar un Padrenuestro, un Avemaría, y el Gloria por ellos y por los que están ausentes. Padrenuestro. Avemaría. Gloria V. Que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. R. Amén. 9. Consagración de los niños al Sagrado Corazón de Jesús Si parece oportuno, los niños rezan la siguiente oración: Oh Corazón de Jesús, Corazón de nuestro mejor amigo y nuestro Rey. Tú que has sido colocado en Tu trono en esta casa, para que siempre vivas con nosotros, dinos aquellas mismas palabras: «Dejad que los niños vengan a Mí»(Mc 10, 14)
  • 18. ¡Míranos, Oh Corazón de Jesús, arrodillados a tus pies, te prometemos ser obedientes y respetuosos, como tú lo fuiste con la Virgen María y san José en la pequeña casa de Nazaret, para que podamos crecer en virtud y en sabiduría según nuestra edad. Corazón de Jesús, tú quieres también poseer nuestros corazones, pues dijiste: «Hijo mío, dame tu corazón.» Nosotros queremos consolarte con nuestro amor, por todos los que no te conocen o no quieren amarte. Jesús, amigo de los niños, recibe nuestros corazones, hazlos puros, santos y felices. Recibe también nuestros cuerpos, nuestras almas, y toda nuestra voluntad. ¡Nos consagramos a ti ahora y por siempre! Sé tú sólo nuestro Rey. Todos nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras acciones y nuestras oraciones, los consagramos a ti, nuestro amigo y nuestro Rey. Todo es tuyo, Oh Sagrado Corazón de Jesús. Los niños pueden recitar un poema o canción en honor del Sagrado Corazón, los más pequeños pueden hacer un dibujo. 10. Bendición final El sacerdote o quien preside la entronización hace una oración final. El sacerdote y la familia firman el certificado de entronización. Este certificado sirve para recordar solemnemente la fecha en que fue entronizado el Sagrado Corazón de Jesús en el hogar para que la familia lo conmemore cada año. RENOVACIÓN DIARIA DE LA CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN Para la renovación puede usarse la fórmula hecha el día de la consagración de la familia, u otra como la siguiente: Dulce Salvador, postrados humildemente a tus pies, renovamos la Consagración de nuestra familia a tu Divino Corazón. Sé por siempre nuestro Rey; tenemos plena y total confianza en ti. Llene tu espíritu nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestras palabras, y nuestras obras. Bendice nuestras empresas. Sé parte de nuestras alegrías, de nuestras pruebas, y de nuestros esfuerzos. Haznos conocerte mejor, amarte más, y servirte sin falta. De un extremo al otro de la tierra resuene el grito: «¡Sea amado, bendito y glorificado por siempre y en todo lugar el Corazón triunfante de Jesús!» Amén. (Indulgencia parcial una vez al día cuando la familia reunida recita esta oración. Cardenal Mercier, 16 de enero de 1913). Se sugiere hacer la renovación los viernes primeros de mes después de la comunión y en el aniversario de la primera entronización. 
  • 20. DEVOCIÓN DE LOS PRIMEROS NUEVE VIERNES DE MES AL SAGRADO CORAZÓN LA GRAN PROMESA Para alcanzar las gracias anunciadas por el Sagrado Corazón en su última, gran promesa, se te propone comulgar nueve viernes primeros de mes consecutivos. Podrás estar seguro de su compañía y protección en esta vida y en la eternidad. Te sugerimos registrar en la tarjeta adjunta a este manual la comuniones consecutivas en los viernes primeros para asegurarte que no te falte ninguno. Condiciones para alcanzar esta gracia. 1. Recibir la Sagrada Eucaristía durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva (sin ninguna interrupción). 2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final. 3. Ofrecer cada Sagrada Eucaristía como acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento. Oración de ofrecimiento Corazón amoroso de Jesús Sacramentado, propongo con tu gracia, hacer la confesión y la comunión de los primeros viernes, para dar gloria, amor y reparación a tu divino Corazón herido y lastimado por mis pecados. Pido a la Santísima Virgen María me acompañe cuando me acerque a recibirte. PRIMER VIERNES «Yo te prometo, en el exceso de la misericordia de mi corazón, que mi amor omnipotente concederá a todos los que comulguen los primeros viernes de mes, durante nueve meses consecutivos, la gracia de la penitencia final, y que no morirán en desgracia, ni sin recibir los Santos Sacramentos, asegurándoles mi asistencia en la hora postrera». ¡Oh buen Jesús, que prometiste asistir en vida, y especialmente en la hora de la muerte, a quien invoque con confianza vuestro Divino Corazón!, os ofrezco la comunión del presente día, a fin de obtener por intercesión de María Santísima, vuestra Madre, la gracia de poder hacer este año los nueve primeros viernes que deben ayudarme a merecer el cielo y alcanzar una santa muerte. Amén. Oración final (para todos los viernes) Jesús mío, te doy mi corazón, te consagro toda mi vida, en tus manos pongo la eterna suerte de mi alma y te pido la gracia especial de hacer mis nueve primeros viernes con todas las disposiciones necesarias para ser
  • 21. partícipe de las más grande de tus promesas, a fin de tener la dicha de verte y gozar en el cielo. Amén. SEGUNDO VIERNES «Les daré todas las gracias necesarias a su estado de vida». Jesús misericordioso, que prometiste, a cuantos invoquen confiados a tu Sagrado Corazón, darles las gracias necesarias a su estado. Te ofrezco mi comunión del presente día para alcanzar, por los méritos e intercesión de tu Corazón Sacratísimo, la gracia de una tierna, profunda e inquebrantable devoción a la Virgen María. Siendo constante en invocar la valiosa providencia de María, Ella me alcanzará el amor a Dios, el cumplimiento fiel de mis deberes y la perseverancia final. Amén. Oración final TERCER VIERNES «Pondré paz en las familias. Bendeciré los lugares donde se venera la imagen de mi Corazón». Jesús amantísimo, que prometiste bendecir la casa donde se venera la imagen de tu Sagrado Corazón, quiero que ella presida mi hogar, os ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por vuestros méritos y por la intercesión de María, tu Madre, que todos y cada uno de los miembros de mi familia conozcan sus deberes, los cumplan fielmente y logren entrar en el cielo con las manos llenas de buenas obras. ¡Oh Jesús, que te complaces en alejar de nuestro hogar las contrariedades, las enfermedades y la miseria! Haz que, nuestra vida sea una acción de gracias por tantos beneficios. Amén. Oración final CUARTO VIERNES «Seré su consuelo en todas las tribulaciones» Jesús mío, que prometiste consuelo a cuantos a ti acuden en sus tribulaciones: te ofrezco mi Comunión del presente día para alcanzar de tu Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de tu Madre Santísima, la gracia de venir al Sagrario a pedir fuerza y consuelo cuantas veces me visiten las penas. ¡Oh Jesús, oh María, consuelen y salven a los que sufren! ¡Hagan que ninguno de sus dolores se pierda para el cielo! Amén. Oración final QUINTO VIERNES «Derramaré copiosas bendiciones en todas sus empresas». Jesús mío, que prometiste bendecir los trabajos de cuantos invoquen confiados tu Divino Corazón: te ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por tu Santísima Madre la gracia de que bendigas mis estudios, mis exámenes, mi oficio, y todos los trabajos de mi vida. Renuevo el inquebrantable propósito de ofrecerte cada mañana al levantarme, y por mediación de la Santísima Virgen, las obras y trabajos del día, y de trabajar con empeño y constancia para complacerte y alcanzar la recompensa del cielo. Amén. Oración final SEXTO VIERNES
  • 22. Los pecadores hallarán en mi corazón un océano de misericordia. Sagrado Corazón de Jesús, siempre abierto a los pecadores arrepentidos: te ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por tus méritos infinitos y por los de tu Santísima Madre la conversión de cuantos obran mal. Te suplico, ¡buen Jesús!, inundes su corazón de un gran dolor por haberte ofendido. Haz que te conozcan y te amen. Dame la gracia de amarte más y más y en todos los instantes de mi vida, para consolarte y reparar la ingratitud de quienes te olvidan. Amén. Oración final SÉPTIMO VIERNES «Los tibios se harán fervorosos. Los fervorosos se elevarán rápidamente a la gran perfección». Sin tu auxilio, Jesús mío, no podemos avanzar en el camino del bien. Señor, por mediación de la Virgen María, te ofrezco la comunión de este día para que avives en mi alma el amor a tu Corazón Sagrado y concedas tu amor a cuantos no lo sienten. Ayudado de tu divina gracia lucharé, Señor, para que cada semana, cada mes, avance un poco la virtud que más necesito. Amén. Oración final OCTAVO VIERNES «Daré a cuantos trabajan por la salvación de las almas el don de ablandar los corazones más endurecidos». Sagrado Corazón de Jesús, que prometiste inspirar a los que trabajan por la salvación de las almas aquellas palabras que consuelan, conmueven y conservan los corazones; te ofrezco mi comunión de hoy para alcanzar, mediante la intercesión de María Santísima, la gracia de saber consolar a los que sufren y la gracia de volver a ti, Señor, a los que te han abandonado. ¡Dulce Salvador mío, concédeme y ayúdame a salvar almas! ¡Son tantos y tantos los desgraciados que empujan a los demás por el camino del vicio y del infierno! Haz, Señor, que emplee toda mi vida en hacer mejores a los que me rodean y en llevarlos conmigo al cielo. Amén. Oración final NOVENO VIERNES « Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de Él». Te ofrezco, Jesús mío, la Comunión del presente día para alcanzar la gracia de saber infundir en el alma de cuantos me rodean la ilimitada confianza en tu Corazón Divino. Dame cuanto necesito para llevar a ti a los que luchan, a los que lloran, a los caídos, a los moribundos. Y dígnate, ¡oh Jesús! escribir hoy mi nombre en tu Corazón y di a los ángeles que rodean tu Tabernáculo: «Este nombre es el de un devoto que, amándome mucho, quiere consolarme del olvido e ingratitud de tantos hombres.» Amén. Oración final OFRECIMIENTO DE LA COMUNIÓN Después de recibir la Sagrada Eucaristía, se puede rezar en silencio la siguiente oración:
  • 23. Corazón de Jesús, que has dado la vida por mí, que desbordas amor infinito, Concédeme la abundancia de tus dones y de tu amor. Concédeme amarte y hacerte amar con todo mi corazón con toda mi alma con todas mis fuerzas. Gracias por tu promesa de los primeros viernes. Con esta intención acabo de recibirte en la Santa Eucaristía , concédeme morir con arrepentimiento sincero, esperando tu misericordia y amando la bondad inmensa de tu corazón. ¡Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío! Se recomienda que cada apóstol del Sagrado Corazón de Jesús lleve un control de las comuniones de los nueve viernes primeros. Para ello puede servir el siguiente modelo. CONTROL DE COMUNIONES 1 Viernes de (mes) de 20___ 2 Viernes de (mes) de 20___ 3 Viernes de (mes) de 20___ 4 Viernes de (mes) de 20___ 5 Viernes de (mes) de 20___ 6 Viernes de (mes) de 20___ 7 Viernes de (mes) de 20___ 8 Viernes de (mes) de 20___ 9 Viernes de (mes) de 20___ ¡QUE REINES CORAZÓN DIVINO! ALMA DE CRISTO Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. Oh buen Jesús, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me separe de Ti. Del enemigo malo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti, para que con tus santos te alabe y Te bendiga por los siglos de los siglos. Amén. RENOVACIÓN DE LA CONSAGRACIÓN PARA LOS PRIMEROS VIERNES DE MES Se recomienda hacer después de comulgar y de ser posible delante de la imagen del Sagrado Corazón ¡Oh amabilísimo Jesús mío! Para probarte mi gratitud, y en desagravio del gran número de infidelidades con que te he ofendido, yo_______________ te ofrezco mi corazón, me consagro enteramente a Ti y propongo con tu gracia no volver a ofenderte jamás.
  • 24. HORA SANTA CON SANTA MARGARITA MARÍA Esta Hora Santa ha sido redactada por el P. Gérard Dufour, capellán de Paray le Monial, siguiendo las palabras de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque. «Todas las noches de jueves a viernes, te haré partícipe de la tristeza mortal que tuve a bien sentir en el huerto de los olivos. Esta tristeza te reducirá, sin poder tú comprenderlo, a una especie de agonía más dura de soportar que la muerte. A fin de acompañarme en la humilde oración que hice entonces a mi Padre en medio de todas mis angustias, te levantarás entre once y doce de la noche para postrarte conmigo durante una hora, con el rostro en tierra, ya para calmar la cólera divina, pidiendo misericordia por los pecadores, ya para dulcificar de algún modo la amargura que sentí en el abandono de mis apóstoles, la cual me obligó a echarles en cara que no habían podido velar una hora conmigo; y durante esta hora harás lo que te enseñé. (Autobiografía No. 57)» Oración preparatoria a la Hora Santa ¡Oh amantísimo Jesús inmolado por nosotros! ¡Oh Salvador nuestro! Permite que me arrodille a tu lado en el Huerto de los Olivos y que pase íntimamente unido a tu Corazón agonizante la Hora Santa que has pedido a tu fiel sierva Santa Margarita María. Concédeme, ¡Oh adorable Salvador, una íntima participación de tus incomprensibles dolores y de los sentimientos de compasión que llenaron el alma de tu Santísima Madre en aquella noche de mortales angustias! Te ofrezco para suplir mi insuficiencia los afectos de tu Santa Madre, los de santa Margarita María y de las almas que más te han consolado en este misterio de dolor y de amor; y de tus fieles, que en esta misma hora se asocian al amarguísimo desamparo de tu santísima alma en el Huerto de Getsemaní. ¡Oh Jesús! ¡Oh dulcísimo y afligidísimo Dueño! ¡Me sufro en tu presencia, escúchame, bendíceme y sumérgeme en el océano de amargura que va a invadir y sumergir tu dulcísimo Corazón! Amén. PRIMER TIEMPO «Todas las noches de jueves a viernes, te haré partícipe de la tristeza mortal que tuve a bien sentir en el huerto de los olivos».
  • 25. Jesús, en la noche del primer Jueves Santo, llevas contigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y comienzas a sentir tristeza y angustia. «Mi alma está triste hasta la muerte. Quedaos aquí y velad conmigo» (Mt 26, 37-38). ¿Por qué esta tristeza? Por la traición de Judas y la debilidad de los apóstoles. Por la hostilidad de los jefes y la volubilidad de la turba. Pero no sólo por eso: En muchas ocasiones has sufrido por la falta de confianza de tus amigos -¡hombres de poca fe! (Mt 8, 26)-; también, «apenado por la dureza de corazón de los fariseos» que estaban al acecho para ver si curabas a un enfermo en sábado, les has dirigido una mirada de indignación (cfr. Mc 3, 5); y al acercarte y ver la ciudad de Jerusalén, has llorado por ella diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora queda oculto a tus ojos, porque no has conocido el tiempo en que fuiste visitada» (Lc 19, 41). Además sientes sobre Ti el enorme peso del pecado de la multitud por la que vas a entregar tu vida (cfr. Mt 26, 28), Tú, el «Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Jn 1,29). Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, que has pagado por nuestros pecados, hoy en el mundo, ¿cuáles son las causas de tu tristeza? Hoy en mi vida, ¿qué es lo que te entristece? Esta tarde, ¿seré capaz de compartir tu tristeza? (Tiempo de meditación) SEGUNDO TIEMPO «Para acompañarme en la humilde oración que hice entonces a mi Padre en medio de todas mis angustias». Jesús, Tú sabías que para Ti había llegado la hora de pasar de este mundo a tu Padre, la hora en que ibas a amar a los tuyos hasta el extremo (cfr. Jn 13, 1). Así empiezas tu humilde oración: «Y adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que si era posible, se alejase de Él aquella hora. Y dijo: ¡Abba! Padre, Tú lo puedes todo: aparta de Mí ese cáliz; pero no lo que Yo quiero, sino lo que Tú quieres» (Mc 14, 35-36). Permítenos contemplarte en tu oración:  oración humilde y de adoración: te postras en tierra.  oración de dolor: si es posible, aparta de mí ese cáliz.  oración filial: ¡Abba! ¡Padre!.  oración de confianza: Tú lo puedes todo.  oración obediente: pero no lo que Yo quiero, sino lo que Tú quieres. Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad, en quien el Padre ha puesto todo su amor, Tú no quieres estar solo en tu oración. Permítenos permanecer Contigo y en Ti. Dígnate, mediante tu Espíritu, continuar tu oración en nuestros corazones. (Tiempo de meditación) Canto: Padre, me pongo en tus manos TERCER TIEMPO
  • 26. «Te postrarás, pidiendo misericordia por los pecadores». Jesús, unos instantes antes de morir, vas a decir: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23, 34). Tenías fama de acoger bien a los pecadores: «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada hasta que la encuentra?”»(Lc 15, 2-4). «Yo soy el Buen Pastor. El Buen Pastor da la vida por las ovejas» (Jn 10, 11). «No he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo» (Jn 12, 47). “No necesitan médico los sanos, sino los enfermos; no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores” (Mc 2, 17). “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan abundante” (Jn 10, 10). Señor Jesús, haznos entender tu sufrimiento ante los pecados del mundo, tu deseo de perdonar a los hijos pródigos, la alegría que sientes al derramar tu misericordia y al devolver la vida a lo que estaba muerto. Corazón de Jesús, generoso con todos los que te invocan, paz y reconciliación nuestra, ten piedad de nosotros que somos pecadores, derrama tu misericordia en nuestros corazones arrepentidos, danos corazones obedientes y llenos de amor. (Tiempo de meditación) CUARTO TIEMPO «Te postrarás... para dulcificar de algún modo la amargura que sentí en el abandono de mis apóstoles, la cual me obligó a echarles en cara que no habían podido velar una hora conmigo». Jesús, Tú elegiste doce apóstoles para que estuviesen Contigo (cfr. Mc 3, 14). Son tus «servidores y administradores de los misterios de Dios. Ahora, en un administrador lo que se busca es que sea fiel» (1Co 4, 1-2). Cuando eliges a alguien, le pides una adhesión absoluta: «Como el Padre me ha amado, así os he amado Yo; permaneced en mi amor» (Jn 15, 9). «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga» (Mc 8, 34). Por eso has sufrido por el abandono de los que habías llamado: «Desde entonces (¡después del anuncio de la Eucaristía!) muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él» (Jn 6, 66). «Todos vais a caer, como está escrito: ‘Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas´» (Mc 14, 27). «Está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo» (Jn 16, 32). Y dentro de poco, cuando te arresten, todos te van a abandonar, todos huirán (cfr. Mc 14, 50). Señor Jesús, haznos comprender la amargura de tu Corazón ante el desamparo de tus apóstoles, su tibieza para velar una hora contigo en el huerto de los olivos. ¡Has sufrido tantas infidelidades, tantos abandonos, tantas respuestas a medias de los que Tú mismo habías elegido! Corazón de Jesús, saciado de oprobios, lleno de bondad y de amor. Te pedimos en especial por los sacerdotes a quienes has llamado a tu servicio, por todas las almas consagradas a Ti en la vida religiosa, por todos los que han recibido tu llamada a seguirte más de cerca. Ten piedad de sus flaquezas. ¡Mantenles fieles para que tu Reino se extienda! (Tiempo de meditación)
  • 27. QUINTO TIEMPO «Durante esta hora, harás lo que Yo te enseñe». Jesús, estas últimas palabras nos sorprenden. ¡Estamos tan poco acostumbrados a dejar que seas Tú quien guíes nuestra oración! Pero intentamos hacer silencio en nuestros corazones para decirte, con toda nuestra pobreza, toda nuestra debilidad: Aquí nos tienes, Señor Jesús, ¡Haznos conocer lo que quieres de nosotros! «Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios ésos son hijos de Dios. Vosotros no habéis recibido un espíritu de esclavitud para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: “¡Abba! ¡Padre!”» (Rm 8, 14). «El que me ama, guardará mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él» (Jn 14, 23). «Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como Yo os he amado» (Jn 15, 12). «Permaneced en mí como yo en vosotros. El que permanece en mí y Yo en él, ése da fruto abundante» (Jn 15, 4-5). «Lo que pidáis al Padre en mi nombre, Él os lo dará» (Jn 15, 16). «Hermanos, os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios, éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto» ( Rm. 12, 1-2 ). Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad, Rey y centro de todos los corazones, renuévanos por tu Espíritu de Amor, enséñanos a unirnos a tu oración, ¡haznos testigos de tu Amor! (Tiempo de meditación) LETANÍAS A JESÚS PACIENTE Humildemente postrado(a) al pie de tu santa Cruz, te diré a menudo, ¡Divino Salvador mío!, para mover las entrañas de tu misericordia a perdonarme: Jesús, desconocido y despreciado Jesús, calumniado y perseguido Jesús, abandonado de los hombres y tentado Jesús, traicionado y vendido a vil precio Jesús, censurado, acusado y condenado injustamente Jesús, vestido con un traje de oprobio y de vergüenza Jesús, abofeteado y burlado Jesús, arrastrado con la cuerda al cuello Jesús, azotado hasta derramar sangre Jesús, tenido por loco y endemoniado Jesús, pospuesto a Barrabás Jesús, despojado y desnudado con infamia Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión Jesús, cargado con la Cruz y las maldiciones del pueblo Jesús, agobiado de injurias, dolores y humillaciones Jesús, triste hasta la muerte Jesús, ofendido, escupido, golpeado y ultrajado Jesús, colgado de un infame madero, en compañía de ladrones Jesús, anonadado y deshonrado ante los hombres Jesús, agobiado por toda clase de dolores Ten piedad de mí.
  • 28. ¡Oh buen Jesús!, que has querido sufrir una infinidad de oprobios y de humillaciones por mi amor: imprime fuertemente tu amor y estima en mi corazón y haz que desee practicarlos. Así sea. Santa Margarita María de Alacoque BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO 1. Exposición del Santísimo Cantos para la exposición del Santísimo Altísimo Señor Altísimo Señor, que supiste juntar a un tiempo, en el altar, ser cordero y pastor. Quisiera, con fervor, amar y recibir a quien por mí, quiso morir. Cordero divinal, por nuestro sumo bien inmolado en Salem; en tu puro raudal de gracia celestial, lava mi corazón que fiel te rinde adoración. Venid, hijos de Adán, al convite de amor; que hoy nos da el Señor de este divino pan de tan dulce sabor; de tal gracia y virtud, que en él nos da gozo y salud. Convite fraternal que sirve el Redentor al siervo del Señor; comida sin igual, pan de vida inmortal, ven a entrañarte en mí; y quede yo trocado en ti. Sois fuego abrazador, pastor, cordero y pan; esposo, rey, Señor, Dios, hombre y redentor; prodigio que mayor, no pudo Dios obrar, ni al hombre más, le pudo dar. Los ángeles, al ver tal gloria y majestad, con profunda humildad, adoran su poder; sin ellos merecer la dicha de probar al Rey del cielo, hecho manjar. Cantemos al amor de los amores 1. Cantemos al amor de los amores, Cantemos al Señor; Dios está aquí; venid, adoradores, adoremos
  • 29. a Cristo Redentor. ¡Gloria a Cristo Jesús! ¡Cielos y tierra, bendecid al Señor! ¡Honor y gloria a Ti, Rey de la Gloria! ¡Amor por siempre a TI, Dios del Amor! 2. Por nuestro amor oculto en el Sagrario, su gloria y esplendor; Para nuestro bien Se queda en el Sagrario Esperando al justo y pecador 3. Unamos nuestra voz a los cantares Del coro celestial Dios está aquí; al Dios de los altares, Alabemos con gozo angelical 4. Los que buscan solaz en tus penas Y alivio a su dolor, Dios está aquí y vierte a manos llenas Los tesoros de su divino amor. 5. ¡Oh rara caridad y real fineza! ¡Oh dulce memorial! ¡ Dios está aquí con toda su riqueza, con su cuerpo y sangre divina. 6. Que abrace nuestro ser la viva llama Del más ferviente amor; ¡Dios está aquí! Y está porque nos ama, como Padre, Amigo y Bienhechor. 7. Bendice nuestras almas Jesús mío, ¡Dios está aquí! ¡Dios está aquí! Tu amor y poderío ante el mundo queremos proclamar. Pange Lingua Pange, lingua, gloriosi córporis mystérium sanguinísque pretiósi, quem in mundi prétium fructus ventris generósi Rex effúdit géntium. Nobis datus, nobis natus ex intacta Virgine, et in mundo conversátus, sparso verbi sémine, sui moras incolátus miro clausit órdine. In supremae nocte coenae recumbens cum frátribus, observata lege plene cibis in legálibus, cibum turbae duodenae Canta Lengua Canta, lengua el misterio del glorioso Cuerpo y de la preciosa Sangre, que amoro- so, en rescate del mundo ha derramado el Rey de las na- ciones, fruto de aquel vientre generoso. Nos fue dado, nació para nosotros de la Virgen sin mancha, y en el mundo vivió, esparciendo la simiente de su palabra. A su estancia puso fin de manera portentosa. La noche de la cena postrera, sentado a la mesa con sus hermanos, y cumpliendo plenamente la ley, en el man-
  • 30. se dat súis mánibus. Verbum caro, panem verum verbo carnem éfficit, fitque Sanguis Christi merum, Et, si sensus déficit. jar ritual, se da con sus pro- pias manos como alimento al grupo de los doce. El Verbo encarnado, al pan verdadero con su palabra lo hace carne, y sangra de Cristo se hace el vino. Y si el sentido no lo alcanza, para sostener a un corazón sincero, la fe por si sola se basta. 2. Antes de la bendición con el Santísimo Alabanzas de desagravio Bendito sea Dios. Bendito sea su santo Nombre. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Bendito sea el nombre de Jesús. Bendito sea su sacratísimo Corazón. Bendita sea su preciosísima Sangre. Bendito sea Jesús en el santísimo sacramento del altar. Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito. Bendita sea la gran Madre de Dios, María santísima. Bendita sea su santa e inmaculada concepción. Bendita sea su gloriosa asunción. Bendito sea el nombre de María virgen y madre. Bendito sea san José, su castísimo esposo. Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos. Amén. Tantum ergo Tantum ergo Sacraméntum venerémur cérnui: et antiquum documentum novo cedat rítui; praestet fides suppleméntum sénsuum deféctui. Genitori Genitóque, laus et iubilátio; salus, honor, virtus quoque, sit et benedíctio; procedénti ab utróque compar sit laudátio. Amén. Sacerdote: Panem de caelo praestitisti eis. Todos: Omne delectaméntum in se habéntem Tantum ergo Honremos, pues echados por tierra tan divino Sacramento; y cedan los ritos del antiguo el lugar a los del nuevo y que la fe supla lo que los sentidos no entiendan. Gloria, salud, alabanza, gozo, fuerza al Padre creador de todo, al Hijo que es y será bendecido, y sea alabado también el Espíritu que procede de entre ambos. Amén. Sacerdote: Les diste pan del cielo. Todos: Que contiene en sí todo deleite. 3. Después de la bendición con el Santísimo
  • 31. Adoremus Adorémus in aetérnum sanctíssimum Sacramétum. Laudáte Dóminium omnes gentes, collaudáte eum omnes pópuli. Quóniam confirmáta est super nos misericórdia ejus: et véritas dómini manet in aetérnum. Adorémus... Glória Patri, et Filio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc et semper, et in saécula saeculórum. Amén. Adorémus… V. Christe Rex Noster R. Adveniat Regnum Tuum V. Christe Rex Noster R. Adveniat Regnum Tuum V. Christe Rex Noster R. Adveniat Regnum Tuum Adoremos Adoremos eternamente el Santísimo Sacramento Alabado sea el Señor, por todas las gentes y por todas las naciones. Por su inmensa misericordia sobre nosotros y porque la verdad del Señor permanece para siempre. Adoremos… Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Adoremos… Bendito sea Dios Bendito, bendito, bendito sea Dios, los ángeles cantan y alaban a Dios. (bis). 1. Yo creo Jesús mío que estás en el altar Oculto en la Hostia, te vengo a adorar. 2. Espero, Jesús mío, de tu suma bondad, Poder recibirte con fe y caridad. 3. Por amor al hombre, moriste en una cruz Y al cáliz bajaste por nuestra salud. 4. Jesús, Rey del cielo está en el altar, Su cuerpo su sangre nos da sin cesar. 5. Entre sus ovejas esta el Buen Pastor, En vela continua lo tiene el amor. 6. Oh cielos y tierra, decid a una
  • 32. voz ¡Bendito por siempre! ¡Bendito sea Dios!. 7. Es la Santa Hostia, celestial manjar; El que bien lo coma, jamás morirá. 8.-Jesús amoroso, suspiro por Ti Anhela mi alma contigo vivir. 9. Ángeles del cielo, rogad con fervor, Que Dios nos bendiga y abrace en su amor. Tú Reinarás 1. Tú reinarás, este es el grito, Que ardiente exhala nuestra fe: Tú reinarás ¡oh Rey bendito! Pues Tu dijiste: reinaré. Reine Jesús por siempre, Reine su Corazón En nuestra Patria en nuestro suelo, que es de María la nación. 2. Tú reinarás dulce esperanza que al alma llena de placer; habrá por fin paz y bonanza felicidad habrá doquier. 3.Tú reinarás, dichosa era Dichoso pueblo con tal rey: Será tu cruz nuestra bandera Tu amor será ya nuestra ley. 4.-Tú reinarás en este suelo, Te prometemos nuestro amor, Oh buen Jesús, danos consuelo En este valle de dolor. 5.-Tú reinarás, reina ya ahora En nuestra patria y población Ten compasión del que te implora y acude a ti en la aflicción. 6. Tú reinarás toda la vida Trabajaremos con gran fe En realizar y ver cumplida La gran promesa: ¡ Reinaré!
  • 33. VIVA  JESÚS Gloria, Amor, Reparación al Corazón de Jesús Guardia de Honor Hora de Presencia EN TODOS LOS LUGARES DONDE SE EXPONGA Y VENERE ESTA IMAGEN ATRAERÉ TODA CLASE DE BENDICIONES (Nuestro Señor a Santa Margarita María) Historia de la Guardia de Honor (Hora de presencia) «La Guardia de Honor tiene su punto de partida en el Calvario, su base en la herida del Corazón de Jesús, sus modelos en los primeros "Guardias de Honor" que rodeaban la Cruz solitaria cuando ese Corazón fue abierto por la lanza: la Santísima Virgen, San Juan y María Magdalena». Como asociación, la Guardia de Honor del Sagrado Corazón nació en el Monasterio de la Visitación de Santa María de Bourg en Bresse (Francia), el 13 de marzo de 1863, gracias a la Hna. María del Sagrado Corazón Bernaud. Con el deseo de glorificar al Corazón de Jesús fue inspirada a santificar el deber de estado cotidiano por la ofrenda especial de una hora de guardia (hora de presencia) en reparación de los pecados por los cuales nuestro Señor sufrió agonía y derramó su sangre en la cruz Finalidad de la Guardia de Honor Quiero formar en torno de mi corazón una corona de doce estrellas Compuesta de mis más amados y fieles siervos. Nuestro Señor a Santa Margarita María
  • 34. El fin de la Guardia de Honor es curar las tres grandes heridas del Corazón de Jesús por medio de un culto perpetuo de consuelo, reparación y amor. Las personas que practican el tierno oficio de la Hora de Presencia, imitan, cada uno a su modo, a la Virgen María (el amor inmolado), al apóstol san Juan (el amor reparador) y a santa María Magdalena al pie de la cruz (el amor arrepentido). Con santa María Magdalena los Guardias de Honor de toda edad, sexo y condición consuelan y reparan los ultrajes hechos a Jesús en su divinidad, postrándose a sus pies respetuosos y amantes, llenos de amor para llorar sus faltas y las de sus hermanos. Es el amor arrepentido, filial y agradecido, ante el corazón herido de Jesús. Con el apóstol san Juan, los Guardias de Honor (especialmente sus sacerdotes), reparan las heridas hechas a Jesús en su Reinado divino, ofreciendo a su corazón herido, sentimientos de celo, actos generosos y de verdadero sacrificio. Es el amor reparador frente al costado herido de Cristo, que toma en sus manos la Sangre y Agua que salieron de la herida de su corazón y hace de ésta una oblación pura, de este cáliz precioso una arma reparadora y apostólica a favor de la Iglesia, de las almas, y para que vuelvan los pueblos a ponerse bajo el cetro del amor de Jesús. El oficio especial de estas almas es la mística y perpetua ofrenda del cáliz de bendición. Esta es la primera y solemne misa del calvario que el pontífice eterno celebraba para gloria de su Padre y la salvación del mundo asistido de la Virgen María, cooperadora de la obra de redención. Por eso el apóstol san Juan estaban en pie a uno y otro lado del altar del sacrificio. Con la Virgen María, los Guardias de Honor, (en particular las personas religiosas y consagradas a Dios) consuelan y reparan las heridas dolorosas de Jesucristo, Sacerdote y Víctima, recibe en su sacerdocio y unen su oblación a las del Salvador perpetuamente inmolado, haciéndose una sola y misma victima con Él. Es el amor heroico, que sube hasta el altar del sacrificio glorificando al Supremo Amor y cooperando con Él en la salvación del mundo. El oficio especial de estas almas es la unión con el Salvador constantemente inmolado. En otros términos: Purificarse para ofrecerse, ofrecerse para ser inmolado, inmolarse para unirse a Jesús y consumirse con Él. ¡He aquí la Guardia de Honor! Objeto de la Guardia de Honor EL Sagrado Corazón de Jesús símbolo de la caridad infinita es el motivo esencial. Objeto material: Es el Corazón de Jesús herido, abierto y traspasado en la cruz por la lanza. Objeto espiritual: Un Corazón que sigue vivo y que continúa invisiblemente siendo herido cada día por el olvido, ingratitud y falta de amor de los hombres. La imagen con la palabra CHARITAS resume la misión: la Guardia de Honor agrupa a las almas reparadoras en torno al Sagrado Corazón de Jesús.
  • 35. En Cristo, Dios ha asumido verdaderamente un «corazón de carne, Cristo no solamente tiene un Corazón divino, rico en misericordia y perdón, sino también un Corazón humano, capaz de todas las expresiones de afecto» (Juan Pablo II Rosarium Virginis Mariae) Frutos de la Guardia de Honor Esta obra comprende en sus prácticas la Santa misa, la comunión Eucarística y la adoración al Santísimo Sacramento. Si nos acercamos a su Corazón quedaremos prendidos de su llama, tendremos sus mismos sentimientos, nuestra vida trasparenta su presencia. El resultado de estos ejercicios son verdaderos frutos de santidad de vida. Prácticas de la Guardia de Honor (Ofrenda de Hora de Presencia) Son tres las prácticas principales de la Guardia de Honor: 1. Inscripción a la guardia de honor eligiendo la hora de ofrecimiento (Hora de presencia: selección de una de las 12 horas de guardia del cuadrante) 2. Ofrenda de la guardia de honor 3. Ofrenda al padre eterno Culto a su Divino Corazón Tengo un singular placer en ver mi amor honrado bajo la figura de un Corazón de carne. Deseo que su imagen se exponga en público a fin de conmover el Corazón insensible de los hombres. Y añadió: en todos los lugares donde esta imagen sea expuesta para ser singularmente honrada atraerá toda clase de bendiciones. «Quiero formar en torno de mi Corazón una corona de doce estrellas compuestas de mis más amados y fieles siervos». Tengo una sed ardiente de ser amado y honrado en el Sacramento de mi amor, y no encuentro casi a nadie que responda a este deseo mío. (El Corazón de Jesús a Santa Margarita María, llamada por él mismo, la discípula de su amor). Nuestro Señor reclama un culto público de fe, reparación y amor. Al fundar la Guardia de Honor se toma por estandarte un Cuadrante Horario teniendo en el centro la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Ofrenda de la Guardia de Honor (Hora de Presencia)
  • 36. • Santificar esta hora bendita con el deseo de unirnos y consolar al Corazón Divino. • Elegir una hora y ofrecerla sin cambiar las actividades ordinarias, ir en espíritu al puesto de amor: El Sagrario a Jesús Eucaristía, mediante una comunión espiritual. Allí ofrecer sus pensamientos, palabras, acciones, alegrías, penas, etc. Santificar nuestras acciones con el deseo de consolar su Corazón adorable con amor. • Unirlas al patrono especial de la hora y pedir por las intenciones particulares correspondientes a la hora elegida. (necesidades de la humanidad). • Todo por amor, nada por obligación. (Si se olvida la hora de presencia, puede comenzarla en el momento que recuerde. Nada de esto obliga bajo pecado). Ofrecimiento de la Hora de Presencia Corazón de Jesús, Salvador y Rey mío, te ofrezco esta hora de guardia, durante la cual, en unión (aquí se nombra el Intercesor conforme a la hora de guardia que se haya elegido y su intención) deseo especialmente, amarte, glorificarte, y reparar las ofensas que recibes de todos los hombres. Acepta, esta intención, mis pensamientos, palabras obras, alegrías y sufrimientos de esta hora, y recibe mi corazón que generosamente te entrego, suplicándote lo consumas con el fuego de tu purísimo amor. V: Corazón de Jesús. R: Venga a nosotros tu reino. V: Jesús, manso y humilde de corazón. R: Haz mi corazón semejante al tuyo. V: Virgen Santísima del Sagrado Corazón. R: Protege la Guardia de Honor. Se concluye rezando: Padre Nuestro y Ave María. La ofrenda preciosísima al Padre Eterno Como modelo de la primera Guardia de Honor, la santísima Virgen María, san Juan, santa María Magdalena, que valerosamente siguieron a Jesús al Calvario, le consolaron en el supremo abandono y fueron testigos de la apertura misteriosa de su Sagrado Corazón y de recoger la efusión suprema de la sangre y agua que brotaron. Inauguraron con esta preciosa ofrenda una especie de sacerdocio místico. En esta misión de la Guardia de Honor ofrecemos este cáliz de bendición al Padre Eterno. Oración Padre eterno, en esta Hora de Guardia, con la Virgen María, los discípulos fieles junto a la cruz de Jesús, te ofrezco la sangre y el aguar que brotan de la herida del Corazón de tu Hijo Unigénito, para reparar mis pecados y los de todos los hombres, en sufragio de las almas del purgatorio, y por las necesidades de la Santa Madre Iglesia. Padre nuestro, ten misericordia de nosotros. «Postrémonos largo rato ante Jesús presente en la Eucaristía, reparando con nuestra fe y nuestro amor los descuidos, los olvidos e incluso los ultrajes que nuestro Salvador padece en tantas partes del mundo»(Juan Pablo II). La presencia de Jesús en el Sagrario ha de ser como un polo de atracción para un número cada vez mayor de almas enamoradas de Él, capaces de estar largo tiempo escuchando su voz y como sintiendo los latidos de su Corazón «¡Gustad y ved qué bueno es el Señor! ». (Juan Pablo II Mane nobiscum Domine). Santos patronos de la Hora de Presencia
  • 37. • Nuestra Señora del Sagrado Corazón • Señor san José • San Francisco de Asís • San Francisco de Sales • Santa Margarita María de Alacoque Intercesores e intenciones de los guardias de honor para cada hora de presencia Intercesores en unión de los cuales los Guardias de Honor hacen su real servicio e intenciones por las cuales se ofrece la Hora de Presencia: De: 12 a 1: La Santísima Virgen María. La Iglesia: el Papa, los cardenales, obispos, sacerdotes, órdenes religiosas, seminarios y noviciados. Las causas difíciles y desesperadas. 1 a 2: San José y los santos. Las naciones y sus gobernantes, las administraciones civiles, la paz y la concordia. 2 a 3: Los Justos de la tierra. Las grandes instituciones políticas, sociales, económicas, medios de comunicación social, la magistratura, el ejército, la orientación cristiana de las leyes y las costumbres publicas, la santificación de los días festivos. 3 a 4: Los serafines. La familia: padres e hijos, El matrimonio y su estabilidad. El respeto a la vida de los niños antes de nacer. Los asuntos encomendados a nuestra oración. 4 a 5: Los querubines. La enseñanza: Educación de los niños y jóvenes. Los maestros educadores y los centros de enseñanza. Los jóvenes en situación de elegir estado de vida. 5 a 6: Los tronos. El trabajo: los empresarios y los obreros de toda clase, Sentido cristiano de la legislación laboral. Los que van de viaje. 6 a 7: Las dominaciones. Los que sufren: Los pobres, los enfermos, los prisioneros, los que no tienen trabajo ni hogar; los prófugos y los refugiados. Los que están expuestos a pruebas y tentaciones. 7 a 8: Las virtudes. La propagación de la fe: Los misioneros, las obras misionales, todas las obras de evangelización y apostolado. La conversión de los paganos y de los incrédulos. 8 a 9: Las potestades. La conversión de los pecadores y alejados de la iglesia. Reparación por las blasfemias y de los sacrilegios 9 a 10: Los principados. Los agonizantes: la perseverancia final de los moribundos. Facilidad para que los enfermos reciban los santos sacramentos. 10 a 11: Los arcángeles. Las almas del Purgatorio, los asociados y familiares difuntos. 11 a 12: Los ángeles. El reinado del Corazón de Jesús: las obras Eucarísticas. Todas las obras y asociaciones que promueven la devoción al Corazón de Jesús. Difusión de la Hora de Presencia y aumento de la Guardia de Honor. Acción de gracias por los beneficios recibidos. El celo que devora al Corazón de Jesús debe pasar al corazón de sus amigos. El más humilde «Guardia de Honor» puede y debe ser apóstol y salvador con Jesucristo"
  • 38. ¡DETENTE! La piadosa práctica de llevar la imagen del Sagrado Corazón de Jesús bajo la forma de escapulario, fue recomendada por Santa Margarita María. El Señor desea que se le mande hacer una lámina con la imagen de su Sagrado Corazón, a fin de que todos cuantos quieran rendirle sus homenajes en privado puedan tenerlas en sus casas, y otras pequeñas para llevarlas sobre sí. Santa Margarita llevaba consigo esta imagen. Es la insignia más popular y extendida. Sor Ana Magdalena Rèmuzat, religiosa de la visitación, a quien el Señor le había revelado la futura plaga y el maravilloso auxilio que sería la devoción a su divino corazón, cuando la peste asoladora en 1720, en Marsella Francia. Se extendió el «Detente» por toda la ciudad y sus aterrados moradores le dieron nombre de salvaguardia y protección, porque efectivamente lo fue para muchos millares de personas. También fue ocasión de divulgación de las Letanías del Sagrado Corazón de Jesús. Era el año de 1870, tiempo de pruebas y lagrimas para el pontificado del Papa Pio IX. Se cuenta que una señora romana, después de consagrar al Sagrado Corazón y a la Santísima Virgen a su hijo que partía para la guerra, al darle su bendición le entregó un «Detente» que ella misma dibujo sobre un pedazo de paño rojo diciéndole: Él te devolverá sano y salvo a mi cariño. El joven asistió a reñidísimos combates, las balas silbaban a su alrededor, ya están muertos las 3 primeras filas, sus compañeros de derecha e izquierda habían caído; una bala llego también a su pecho donde tenía el «Detente» y allí se detuvo….Minutos después un refuerzo de tropas llegó a asegurar la victoria y el hijo volvió a abrazar a su madre, quien contó lo ocurrido al Santo Padre el Papa, recibiendo por respuesta estas palabras: «¡Detente, el corazón de Jesús esta conmigo! » Y el Papa añadió bendiciéndolo: «Doy mi bendición a este Corazón de Jesús y quiero que todo lo que se haga conforme a este modelo reciba esta misma bendición sin que tengan necesidad de ninguna otra». Luego el mismo Pio IX dicto la siguiente oración: Ábreme oh buen Jesús, las puertas de tu Sagrado Corazón, úneme a Él para siempre. Que todas las respiraciones y palpitaciones de mi pobre corazón aún cuando esté durmiendo, te sirvan de testimonio de mi amor y te digan sin cesar: Señor, te amo. Recibe el poco bien que yo hago, y dame tu santa gracia para reparar todo el mal que he hecho. Para que te ame en el tiempo y te alabe por toda la eternidad, Amén. Sagrado Corazón de Jesús,
  • 39. en Ti confío. Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío. Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío. Y ojalá que todos los que lleven este «Detente» aprendan de memoria esta oración y la recen con frecuencia y así puedan tener una mayor seguridad de la protección divina. La práctica del «Detente» es santo como santo es el culto y el amor a Jesucristo. Es fructuosa por las virtudes que ejercita de fe, oración, amor y esperanza; por las grandes gracias y favores que se han obtenido y se obtienen de su uso. El «Detente» significa: ¡«Detente»! Satanás, tentación, pasión, peligro, enemistad, tristeza, penas, infierno, que el Corazón de Jesús, mi Dios, mi Redentor, mi amor, mi esperanza, mi todo, está conmigo. Por lo tanto, llevar el «Detente» del Sagrado Corazón y llevarlo con amor y fe, es lo mismo que si lleváramos un escudo contra toda clase de peligros. Procuremos que los enfermos, niños, jóvenes, ancianos y todo el mundo lleven encima un «Detente», en la cartera o debajo de la almohada (en el caso de enfermos). Si es un «Detente» -escapulario debe ser impuesto, algunos militares se los imponen ellos mismos para siempre. En Cádiz, España, colocaban placas del Sagrado Corazón en las puertas de las casas, recomendaban ponerlas también en los automóviles, para darle culto y recibir muchas bendiciones. Todo esto, lo mismo que las entronizaciones del Sagrado Corazón, responde al deseo del Señor expresado a Santa Margarita María y confirmado por los sumos Pontífices, de ser honrado en la imagen de su Sagrado Corazón, cuyas 12 promesas todos conocemos. (Con Licencia de la autoridad eclesiástica)