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Libros
            Rodríguez Carrillo

07 de enero de 2003 – 23 de noviembre de 2003
Ansichten eines Clowns1

Desde la calle divisé los ojos del insaciable.
Capté los gestos de su grave aprobación
Cuando el ordenado departía alegremente
Respecto de su renuncia como bandera del ejemplo.

Intuí el poder del alma del payaso
Convertida en remolino divisado
Acercándose con furia, aunque con inocencia
En un dolor que parecía no tener intención de cielo.

Atisbé el dinero, la forma de la moneda
Su oscura y clara manera de girar
Dándole al poseedor lo que no tiene
Y tomando del mismo lo que hubiera podido ser.

Pero no son más que detalles
Dentelladas de una flaca fiera
En la carne magra de una flaca presa
En un tiempo en el que las luces fueron eléctricas.

Lo cierto es que también alcancé el café
Que desde la boca que anhelaba otros labios
Rebosó en el espacio que no lo necesitaba
Para dar con las zapatillas antes que con el suelo.

Vi la nada, y en la nada el algo.
Y de lo que estaba haciendo de mí
Logré partir una parte – sin medidas –
Y sin prisa fui asumiendo una desesperación.

A la propuesta le sobrevendría su contestación
Por hacerse estructura, cada orden sería sometida a prueba
Y así y entonces habría y sobreviviría cierto valor
Que por no aferrarse a nada sería tabla y sostén.

El billete de primera, y el de segunda
El humano manual de los gestos fallidos
Y la estoica bravura del que se sobrepone
A un tiempo que siempre fue el mismo, y que no existe.

Fue en Alemania, y fue en carne
Aunque muchos lo entendieron
Fueron pocos los que lo comprendieron
Pero entonces se trataba de eso, de al menos decirlo
Porque vivirlo no alcanzaba.




1
    Heinrich Boll. 1963
Kamen no kokuhaku2

Tan grande el cariño y el deseo
Que habrías de seguir su rumbo
Aceptando que tus hombros rocen
Lo mismo que el de los que has elegido.

Pero nadie es igual, sea condena o absolución.
Determinadas notas sólo para ciertos oídos son
La estructura de algún ser humano, un lienzo recreado
La extrema espiral de cada una de las situaciones

No podrían ser captadas con idéntica precisión
Por los ojos del que entrega y por los del que toma
Y aunque sea la razón la que disponga intentarlo
Es cierto que la pasión pueda vencer, pues toda verdad es apasionada.

Mirando de lejos, desde otros años – que son puertos –
Lo que había parecido una rendición incondicional
Deja lucir sus aristas ciertas que, aunque noble, de traición son al fin,
La que contra uno mismo se acomete, vencido por los afectos.

Y es así - cuando tras aceptar la invitación se presenta Tiempo -
Que en lo más íntimo la mentira que fuera entendida
No alcanza a ser aceptada, por no poder cubrir al alma
Y entonces la rebelión gana fuerzas en la hoguera.

Embiste con torpeza la inteligencia
Quiere abrirse camino y destrucción son sus modos
Y a su paso impetuoso, marcado por el desengaño
Rasga la maleza, como rasga el corazón más cercano.

El inocente, habiendo percibido que ya no lo es
Siente la pérdida, y porque fuera noble su intención
No puede tolerar el pensamiento de una derrota
Y entonces desespera pues el arrepentimiento lo golpea.

Comprende que nadie está a salvo
Visualiza la diestra y la siniestra
Y no puede más que detenerse
La partida lo aguarda, como un trago.




2
    Yukio Mishima. 1949
Islands in the stream3

No siento culpa, no puedo
Por el sol de La Habana
Y la misma vieja calle
Que al mismo viejo bar me llevaba

Donde había logrado un cuadro
Que ojos no muy expertos
Encontrarían bueno, y hasta bello
Hasta que la costumbre les fuera obligando a la indiferencia.

Pero soy culpable de intentos ajenos
Por ejemplo, de algunas horas en la mar
Asistiendo la joven tensión de unos brazos
Intentando, sin experiencia, traer a la superficie a un tiburón

De una u otra caminata sobre senderos
Donde la arena se mezcla con los pies
Como las palabras con la vida y la memoria
Soy culpable de haber vivido cosas así.

En cuanto a la muerte del prisionero
Qué otra cosa pudo haber sucedido?
En la realidad son otros los nervios
En realidad, son fuertes los impulsos.

Y logrado el cariño, el sincero
No siempre es entendido
Se quiere más de lo apreciado
Y no se está seguro de ser comprendido...

Las últimas horas son ruidosas
Para que el final sea aún más silencioso
Uno quiere que el otro viva
Y parece que al otro pudiera o importarle.

Parece que las montañas son azules
Que los motores ganan velocidad
Que viene el tiempo de explicaciones
Y que alguien dejará de estar alrededor.

11.01.03




3
    Ernest Heminway. 1972
La guerra del fin del mundo4

Íbamos bajo el sol
Tras haber estipulado la persecución
Había una que portaba ajena leche
Y el del alambre alrededor.

Por mi parte, apartado
Cerca del final fijé mi atención
En aquel periodista miope
Cuyo terror fue impedido, con una pregunta.

Y la opción desesperante, antes que desesperada
Pues había que estar en Canudos
Había que ser parte, quizá por primera vez
De algo, de alguien, de lo que los intelectuales llamarían inefable.

Las razones, como la historia
Con nobleza la cederíamos a los otros
Los siempre insatisfechos, los condenados
Los que hasta para orinar necesitan de una explicación.

De todos modos el final no nos pertenece
La victoria – perra que puede ser cruel –
Sería de algún modo lograda
Y de algún modo, en algo, vendida.

El triunfo sería después
Forjado en ignorancia y fe
En el vuelo de arcángeles
En el polvo de una caminata infinita.

En un bolsillo, en uno solo, entonces
La policía, el ejército, la búsqueda pobre
La hacienda pulcra, las cabezas del ganado
Y la sorpresa de que el orden puede ser trastornado.

Se marca la distancia del que ha hecho
Con el que debe decidir respecto de lo hecho
Lo que juzga el juez es el acto
Del cual no ha tenido parte nunca, nunca.

Son tres alternativas, no dos
Y la cuarta sería la nada
De no ser por lo mejor
La anciana que le sonríe al fin del mundo.

12.01.03



4
    Mario Vargas Llosa. 1981
Manhattan Transfer5

La calle es de agua, y es el mar
En cuyo fondo están las casas
Que tienen ventanas - breves o extensas -
Desde las cuales no puede verse el cielo.

La mujer dibuja su espectáculo frente al espejo
En su mente proyecta algo parecido a lo que ve
El momento, así, comprende a tres mujeres
Lo necesario para el anuncio de un divorcio en París.

Y está el muy exquisito bienestar
Que no es producto de soportarlo todo
Una niñez, una juventud, y una adultez
Sino el resultado de haberlo intentado todo.

Tras el arresto de tres italianos
Dos hombres alcanzan a mirarse el rostro
Sube una intención de diálogo, baja el alcohol
Pero es tarde, es tarde para comunicar ya nada.

Giraban las puertas de la ciudad
Y con ellas una vida se negaba a girar
Los horarios y las luces del ritmo
No alcanzaron nunca a ser deseables, apestaban.

Los trenes transportaron a bípedos uniformados
Que cantaban sin saber o sabiendo que irían a morir
Si fue cierto o no, no hay manera de saberlo
Lo cierto es lo otro, lo que va quedando de las flores que portaron.

Y aún así, nadie busca el infierno
Ninguna niña quiere, de grande llegar a ser puta
No hay quien se imponga la miseria como destino
En el deseo del fracaso no hay quien haya encontrado lo sublime.

Más o menos a la mitad de la historia
Se descubre lo que ya todos fueron conociendo
Que quien conoce todo aprende a no confesarlo
Como si fingiendo ignorancia se recuperase la ingenuidad del ignorante.

De todos modos, puede que no me importe
Que simplemente vaya diciendo, hablando de mí
Que nadie nunca habrá de conocerme
Como nunca llegué a conocer a nadie.

14.01.03



5
    John Dos Passos.
L’cume des jours6

Formula juicios por deleite
Como estira un músculo el atleta
Sin la finalidad de hacer uso de lo que hace
Porque puede hacerlo, nada más,
Amando a mujeres hermosas, Nueva Orleáns y Duke Ellington.

Después del frío habría que escribir
Sopesando las enfermedades pasadas
Y todas aquellas que siempre están por llegar
Partiendo desde la intuición hasta lo concreto
De una cura casi imposible, porque la misma mata.

Y al metal, al darle calor, le daba vida
Y más que darla, se la iba cediendo
Pues a pesar del oro había el gris
Y por salvar una cabellera dorada
Descubría, al final, que era su imagen lo que salvaba.

Sin embargo – siempre un sin embargo destruye el pasado –
Como podía intentaba lograr un exterminio imposible
En ello le iba el esfuerzo y lo que le quedaba de razón
La idea estaba fija, pero no alcanzaba realizarla
Y no sangraba el corazón por el intento, sino por su sufrimiento.

Tras el que sería su último escape
Confesó el roedor que ya no lo soportaba
Y más allá de valentía o cobardía
- juicios tan pobres ante tal decisión -
encontró en el suicidio una opción.

Y para ello tuvo que pedir ayuda.

Sería arrebato o inspiración
El texto nos permite imaginarlo
Pero nos veda el poder concluirlo
Nos niega la certeza
Abriéndonos los ojos, sin piedad, a lo posible.

Accede a que fueron días de espuma
Y que lo que hubo, aunque era todo, no fue suficiente
Ni siquiera se piensa en algún responsable humano o divino
En otro presenció la fragilidad para un sentimiento intenso
Tuvo el cansancio verdadero, el que conoce todo aquel
Que a su tanto querer no le halla un puerto justo.

15.01.03



6
    Boris Vian.
Dejemos hablar al viento7

Imposible sería creerlo verdaderamente
Pero bastaba con intentarlo, con fingirlo
Aquellos afectos, humores definidos
La sonrisa que no entiende, la confundida amistad.

Hombres, mujeres, y sus inservibles catálogos
La desesperante colección de la misma necedad
Catapultada una y otra vez hasta el infinito más mediato
Desde millones de cuerpos infinitesimalmente diferentes.

Porque cuando la fe es admitida en una mente
Al parecer la destroza, borrando toda carcajada
Fijándole al ceño a permanecer fruncido
A los sentidos, obnubilados, más nerviosos que atentos.

Lo falso de un orden repetido y jamás comprendido
La suma de partes que no pueden señalar la posibilidad del todo
Las miles de páginas escritas, las millones de horas laborales
Todo más horrible que la compañía de los desesperanzados
Donde ya nada es simple imagen, dónde todo está confesamente errado.

Con el cuerpo y la mente por poco ya adultos
Habría que retroceder muchos años y desde ahí intentar algo
Pero aunque se lograse esgrimir algún intento de uñas sobre mi piel
Como una fatalidad fallaría la constancia, donde resisto con sencillez.

Lo que hubo sucedido, si realmente sucedió
Podría juzgarse, no sería la historia de la capilla sixtina
Pero lo peor es el ocurrir de ahora
Y lo más intenso es que en ello no hay novedad.

Y la ola, por pensada, quizá no llegue a ser pintada
Simplemente existirá para cumplir su cometido imaginado
Y el mundo entero padezca su propia desaparición instantánea
Y no quede más que nada, como siempre.

A mi puerta nadie llamó a pedir una opinión
No soy yo quien siempre piensa en la cama
No hablo del amor, no hablo de los géneros
Trato de aceptar al mundo y de que me importe
Y puedo sufrirlo, doscientas millones de veces.

Pero si hay algo que todavía me cuesta es lo siguiente
Que un pobre tipo bien intencionado me hable de mí.

22.02.03



7
    Juan Carlos Onetti.
Nexus8

Vi que vio a la mujer y que la deseó
Que en toda la noche no volvió a mirarla
Que no arriesgo un paso o una palabra hacia ella
Y de esto lo vi quejarse el resto de su vida.

Vi que la semilla soporta la presión de la tierra
Pero que una vez que logra germinar
Imponiéndose el crecimiento, logra el sol
Y lo que era uniforme lo destruye con la verdad de su altura.

Entre tanto, en nada más que un entretanto
Con los ojos claros y con los sentidos abiertos
Capté lo inmenso, y también el movimiento
Vi el destino de incontables seres.

No pude verme arrodillado, lo intenté.
No alcancé a llorar por una mujer perdida
No llegué a sufrir por un intento fallido
Mi caso es que no quería a nadie, o eso decían.

Me dieron la vida, nada más
Se cansaron de decirme, de mil maneras que hay más
Pero no me mostraron nada más, y pretendieron que esté satisfecho
Con todo aquello que, sospecho, a ninguno de ellos satisfizo nunca.

                            Pero logré una imagen que no todos
                    La de un carpintero haciendo una iglesia, sin madera.

Y al menos me tenía a mí, a mis piernas
A mi mente estruendosa, sabiendo horas
Apto para la crítica muda
Capaz del cuerpo y sus consecuencias.

Y lo cierto de que a nadie pido que cambie en nada
De mí me burlo como nadie puede hacerlo
Y me hallo libre de burlarme del que quiera
Simplemente, muy simplemente,
Aunque lo quiero todo, no pido nada, no exijo nada.

Siento que hay error en flaquear
Siento que no hay que despreciar
Pero es cuando piden que cuesta más
Y sé algo más, que es secreto, y que trata de mí.

22.01.03




8
    Henry Miller.
Rayuela9

Wu wei, pero un no hacer violento
Donde el estallido no lo genere un vocablo
Unos pasos en la noche, alguna cita extraviada
Sino el fracaso de las expectativas de los que no nos conocen.

Vale la idea del sillón, comprado con sudor y mentiras
Para desde allí mirar como los demás mueren
Vale el velador que provee de la luz
Con la que se leerán las desgracias ajenas.

Y mi cariño más sincero
Que aunque lo grite y lo escriba
Jamás podría ser aceptado
Como no se acepta en otro el error propio.

Muerta en el Sena, ahogada
Magia y alfombras de hoteles
La vocalista en la noche de desastre
Las copas rotas en la cena inaugural del alma.

Tengo momentos increíbles
Y lo que me pesa es saberlos
Y lo que agobia es saber su antes y después
El paisaje desértico en el que nació y murió alguna flor.

Sencillamente del tiempo en el espacio
Y convertirlos y amalgamarlos
La posible discusión y su posible silencio
El llanto del bebé que habrá de morir.

Tiene que llover y hay que volver
Todo debe de ser definitivo para que nada lo sea
Debe la depresión aguardar en el picaporte de la puerta
Los años deben ser pocos, y todo resentimiento ampliamente absorbido.

Entonces quizá
La carrera que mira no el paralítico
Sino aquella en la que corren los paralíticos y mira el atleta
Sintiendo los propios músculos enteros y firmes
Viviendo la soledad de no tener ningún competidor
Lo imposible de ser diferente y de todos modos serlo
Y pensarlo de un modo que obliga a vivirlo
Aceptando la posibilidad de que pudiera no ser así
Pues todos dicen que así no es
Mientras el tiempo, las cosas, los nombres
Una falta que pudiendo no estar, está.



9
    Julio Cortázar.
The devils of Loudun10

La forma se denomina política
Y en ella hay variables de origen y destino
El natural gesto por el que se capta el ajeno afecto
Donde uno es el que razona para que los demás
Entregados a ese afecto, terminen también entregando sus monedas.

Conocer va valiendo un poco menos
Cuando en lugar de liberar obliga
Como cuando recorrida ya la llanura
Y poseyendo en la mente sus accidentes
Se llega al pie de la montaña, siendo natural, entonces, el tener que escalarla.

Abismos reales señalan las metáforas
Muchas veces el enyesado lee al que sin padecerlas
Escribió mucho y tanto sobre el romperse y quebrarse
Pero desde el cuerpo y la razón, algunos alcanzan
A diferenciar intuyendo un orden, para muchos oculto.

Variables de algún tiempo atrás
En las circunstancias que hicieron posible la Reforma
Donde la nobleza terrenal habilitaba títulos para la celeste
Un clero débil, de dónde tantos sacarían en claro que la carne es débil
Y la Sociedad de Jesús contrapesando con la dureza del ejemplo.

El otro valor, el de la lealtad, se señala
Exige fuerza y constancia, es decir, casi todo
Son muchas las veces en las que ni la inteligencia basta
Para mover una piedra bien cimentada, y así como cuesta
En los demás cuesta más verse caminando bajo el vuelo de los pocos.

Pero toda altura define su posible abismo
Toda puerta inevitablemente habrá de tener sus peligros
Todo peldaño, mientras no sea el último, impone sus riesgos
Y hasta para los ya impedidos de bajezas muy brutas
Todavía existe la tentación de usar las armas por sólo saber hacerlo.

Y pudiera ser que no existiesen, finalmente, tantos secretos
Que aunque haya sido tan intensa esa tan alta intención
Nunca hubiese dejado de ser tan solo eso, y nada más
Que aunque con esfuerzo se haya logrado captar a alguien
No deje de ser sencillo para todos captar a quien los capta.

26.01.03




10
     Aldous Huxley.
Cien años de soledad11

Desde el primer trazo
Estuvo oculta la condena
Los detalles fueron muchos
    - hasta hicieron la trama –

Era el viajero, quizá caminante,
El que sabía de los hilos
Y otro más que descifraba los pergaminos
En un afuera del tiempo totalmente posible.

Lo normal de una desesperación
La de una batalla eterna, y perdida
Ni siquiera el blanco, menos su posibilidad
Imposible el negro, ni valdría el mencionarlo.

Y allí, en la ausencia
A mitad de un gris logrado con maestría
La precisa imagen de un telón que no sube
Sino que cae, contrariamente a lo acostumbrado.

Referiría a Platón el novicio
Alguien siempre referiría a cualquiera
Pero para alcanzar que en lo gigante no está lo enorme
Hay que primero lograrlo, se note o no.

Es así que de la negación pudiera surgir la aceptación
Que de las aristas dispuestas inapelablemente
Se acceda al impulso y al acto de atravesarlo todo
Haciendo de toda fantasía una hierba a masticar.

Al final, que sólo sugiere ser un principio
Queda el haber vivido, o creído vivir, un aliento
Que deprime y exprime las cosas vanas
Porque fueron señaladas, nombradas, y así, aptas para el olvido.

Nos deja el después
Con la vida entre las manos
O entre la piernas
O entre el resto de los que nos queda por imaginar

Cuando cada camino lleno de polvo
Cuando cada lágrima que logra un pueblo
Cuando cada grito que da un convencido
Cuando todo queda por delante.

26.01.03



11
     Gabriel García Márquez
Point Counter Point12

Hay algo que al lograrlo
Implica la muerte del que lo logra
Lo bueno, lo justo
El exceso mismo de todos los excesos.

Cercenándose, privándose, negándose, renunciando
Arrancando una parte de sí
Cantarlo tratando de elevarlo en canto
Como un aliento ilimitado por la atmósfera
A pesar de que casi todos prefieran la rosa roja.

Y la esencia del que yerra, por haberlo intentado
Y la esencia de la escoria, por haber sido alimento
Y la esencia de una estupidez, por tratar de no serla
Los golpes solos que la inteligencia se inflige a sí misma.

Estaba Dios, cuando había música
Eran hombres quienes la lograban
Pero cuando dejaban de tocar
Dibujaban lo terrible de estar despiertos.

Entonces lo que a uno le duele lo oculta
Y aunque tienta con peso la fraternidad
Más prohíbe la posibilidad de vergüenza
De exponer lo que siendo sacro para uno
No será comprendido por nadie.

A la hora de juzgar, cuando los perfumes lo permiten
El de pensamiento correcto y sus acciones
El de acciones incorrectas y sus pensamientos
El histérico entretenimiento de analizar
Al que no es el puro y exacto reflejo de su más íntimo ser.

Se deja suponer que vivir es construir, en la intemperie
Que la tormenta es igual para el que quiere casa o castillo
Que la diferencia está en los brazos y en la mente que los guía
Que el público no cuenta, si la obra es lo que importa
Que si se está solo es por habitar un lugar donde no cabe la muchedumbre.

Al principio no sería broma
Al final, su posibilidad sería aceptada
A ver si la mente, como el corazón
Logran expandirse como pretendieron
Dejando o no una estela de fuego.

26.01.03



12
     Aldous Huxley.
Gabriela, cravo e canela13

Lo del cuerpo es sencillo
Sencillo de entenderlo
Cuesta arriba es compartirlo
El compartir sin discriminar.

La humedad de las carnes
El poderoso deseo de poseer
El dolor de lo no tenido
Los sueños, todos, desvelados.

Hay que dejarla pasar
Permitir que viva sus siestas
Saber que es libre y no liberta
Que la derrota es posible y cierta

Seguir amándola, quizá con menos juventud
Pero con más valor
Rozar saber que viene de Dios
Que en su sencillez también habita un anhelo infinito.

Y hallar los caminos del futuro
A balazos y a trampas abiertas
Bajo el escrutinio del brillante sol mudo
En medio del calor en el que pocos actúan
En la horas donde los sentimientos son pocos, pero intensos.

Mejor no tocarla, mejor dejarse llevar por ella
Saberse roca que besará su ola, quizá sólo una vez
Aguardar, como se pueda, con esa esperanza
Prohibirse intentar cazar al aire.

Que la otra muchacha, más delicada y más bella
Por parir habrá de terminar con el vientre hinchado
Por cosas de la casa dejará los afeites
Por obediencia a su marido, dejará sus más fantásticos anhelos.

En el amor de selva
Donde no hay dueños
Ni posesiones
Donde se funden el clavo y la canela
En la más exacta situación del milagro
Con el sabor de lo único
Terriblemente irrepetible.

26.01.03




13
     Jorge Amado.
Mémoires d’Hadrien14

Tan grande es la herida del amor
Que sólo el amor puede cerrarla
Y duele más cuando hay edad
Cuando la belleza tiene un tiempo.

Ya no está conmigo mi joven dios
El carnal regalo que logró mi sonrisa
Ya se han fugado las horas de la tibia alegría
Que era posible con mis brazos extendidos

Quedan, como una condena agridulce
Buscar aún alguna que otra respuesta
Ya en el reflejo que proyecta el espejo en la mente
En los viejos pergaminos que rayaron los doctos
Y en lo que queda de la gente que todavía me rodea.

Como ya no son posibles los otros juegos, las otras batallas
Donde era tan sencillo perder y reír
Pues jugadores y contendientes eran sólo dos
Y la derrota siempre implicaba la victoria de quien se amaba

Persisten con su fuerza los otros legados
El intento de la vivencia de aquellas tierras
Que sólo alcanzan a pisar los héroes
Que lo son por su continuidad en el esfuerzo

De vivirlo todo, tanto, que vencido queda el temor a la muerte
Que se vuelve menos dura la amenaza de la vejez
Casi comprensible la incurable enfermedad
Y, por los dioses, soportable el amor que no halla reciprocidad

Y el rostro que se porta puede mirar de frente
Por y a pesar de sus arrugas, la amistad traicionada o despreciada
Y la terrible realidad de que los sueños no puedan realizarse
Porque al final de cuentas, no somos más que humanos.

Perdonadme pues mis excesos
Que no sea suficiente el escándalo
Que mi aliento es largo
Y en mi disculpa tan sólo hay sinceridad.

Mis instantes se marchan
En la soledad hallo comprensión
Y por último, volviendo un tanto en mí
Tan sólo pido, mirando al frente, una última ojeada a lo que transité.

24.02.03


14
     Marguerite Yourcenar
In Coold Blood15

Ha trabajado ocho horas, quizás diez
En casa lo esperan, en verdad lo esperan
La cena estará caliente, los niños ansiosos
Y ya antes de cruzar la puerta sonreirá.

Despertará a sus hijos con ternura
Sentirá impaciencia y regocijo
Cuando pidan por unos minutos más
Mientras se enredan entre las sábanas.

Y en cuotas pagarán la casa y el auto
La educación de los críos
El seguro social
La alegría constante, en cuotas la pagarán.

Y esa alegría que puedo ver me enferma
Porque condenado a lo difícil no tolero lo sencillo
Y escapa a la posibilidad de mi piel
Aceptar que así sean felices.

Llevo en mí el resentimiento
De poder ver lo que ellos no pueden siquiera sospechar
Y tanta es mi fuerza, tanta mi erudición
Que hasta hallo placer en marcarles la vida, con lo que sé.

Yo mismo, al dañarlos, me hago daño
Y aunque puedo definir la bondad
No puedo realizarla, no puedo lograrla
Me siento ofendido, por no ser igual.

Aunque hable de una roca
No puedo ser una
Y aunque vivo en soledad
Del mundo no puedo escapar.

La gente es demasiado
Contra todos no podré
Creo que la paz estará al destruirme
Y sé que sólo yo podré hacerlo, al desmoronarlos.

Cualquier animal herido ataca al que quiere ayudarlo
La solución, lo sé, en mí está
Pero no puedo aceptarlo
No he conocido el cariño, y el resentimiento me vence.

24.02.03



15
     Truman Capote
The Wild Palms16

Había imágenes que lograr
Habían sido enseñadas como reales
Pero no había sido enseñado el precio
Parecía el príncipe condenado a encontrarse con la princesa.

Pero por los caminos de la vida, había sido,
Las casualidades no eran más que literatura
Cada cual de algo carecía, y algo anhelaba
Ni bastaba el caballo, ni bastaba el vestido.

Tempranera o tardía fue la decepción
No bastaba con pretender, con querer
La inocencia perdía contra la pureza
Un único par de brazos y un único lecho no alcanzaban.

Valientes los que lo aceptaron
Valientes los que al verlo huyeron
Y a su modo audaces, aquellos pocos
Que por las sombras desconocieron al sol.

La traición de Bruto, y la de Calígula
Y la de todos los días, humana y mediocre
La inconformidad que halla su escape
El tullido, lastimero, que logra sus muletas.

Más no había honor, aunque quizá fama
Y por supuesto, el peligro del escándalo
Pero, y aquí lo bueno, nada, nada más
Salvo que el día que viene, todos saben, apesta más que el anterior.

Lo capta el esteta, elegido, cuando mira a sus hijos
Lo dice el poeta, mientras contiene sus sangrantes heridas
Lo calla el idealista por reflejarlo en los ojos
Lo viven los actores, del otro lado del cortinado.

Mas son otros los que protagonizan el sufrimiento
Una cierta raza que ha sabido besar la humildad
En tanto ha sabido no contener su sonrisa
Por haber comprendido la distancia entre repartir y compartir.

Lo demás, mezcla y confusión
El caos o el orden exacto del universo
Las horas que son vividas
Por quienes aceptaron ser educados
En lugar de educarse.

25.02.03


16
     William Faulkner
La nausée17

Queridos hermanos, basuras
Humildemente les pido perdón
Por no ser como ustedes, idiotas.

Dramática multitud, huyendo del hastío
Encerrada en salas en donde quieren el escape
Amotinadas en la extrema realidad de las masas
De las que he sido vilipendiado, con ácido placer.

Solo, en soledad, lograré también la unicidad
Mediante la realización de una crítica personal feroz
Lograré también absolver tanto a mi ser
Como a mis más preciados objetos, entre ellos la nada.

Tendré que juzgarlos, a todos, y acaso a cada cual
Y lo que de ellos diga quedará impreso
Y habrán de leerme, y reirán o se mortificarán
Y más de uno habrá de compadecerme, logrando la lástima.

Todo esto lo supe siempre, siempre, siempre
Y es que aceptando el absurdo, no tengo rival
Cada enemigo no es más que humo
Materia condenada a un final de vida útil.

Aunque mis ropas son de proletario
He vestido las del guerrero que enfrenta batallas filosóficas
Braceé en su tiempo en los ríos y mares de la historia
Estuve, por decirlo, en más sitios que en ninguno.

De lo que se acostumbra llamar amor y su acto
Desistí de la depresión de su continuidad
Opté por el recuerdo en la memoria
Donde todo es como uno decide que siga siendo.

Quizá un día nos encontremos, hermanito mío
Y entonces puedas liberar tu gran lista de exigencias
Ve sabiendo que yo no huiría, y que todo te lo daría
Para disfrutar después de pedirte pagues el precio.

Pero si esto no ocurriera, seguiré siendo yo tu hermanito
Disfrutando con la intensidad que me fue permitida
Del mundo que viste y del que creíste entrever
Como si uno de los dos, alguna vez, hubiese en verdad existido.

01.03.03




17
     Jean-Paul Sartre
La vida breve18

Habiendo captado la sencilla complicación
De que cada final daba paso a un nuevo inicio
Había asumido también la tremenda importancia
Que tendrían en el pasado de alguien algunos actos
Y que la verdad, a pesar de todo, era que no me importaba.

Ya que ocurre esto que es la vida, ni más ni menos
Y que en sí misma pareciera no tener cosas horribles
Para que lo horrible sea justamente que existan y dejen de existir
Los besos, los hijos, los padres, los murales de mármol
El libro escrito que se vende y se confiesa nunca será entendido.

Y ocurre el amor que no tiene comprensión
Que debe siempre, para seguir siéndolo, ser ignorante
Para ir evitando así la desilusión, día tras día
Puesto que cuando se trata del otro, cualquiera fuese
Y mejor si es el enamorado, no hay tiempo para ocuparse de uno.

Los misterios, así, debían seguir así, no conocidos
No el nombre de Dios, ni su rostro
Los misterios simples, como la historia sexual de quien está enfrente
El día más feliz, el día más triste, todas aquellas pequeñas cosas
Que por no saberlas tornan a lo que nos rodea en algo interesante.

El equilibrio estaría ahí, en no cruzar la línea de la ignorancia
Ya que una vez que lo hagamos no habría marcha atrás
Y entonces nos sería exigida, para poder continuar
La puesta en marcha, el funcionamiento de la voluntad
Dirigida con toda intención rumbo al logro del olvido.

Si así podemos alcanzar el milagro jamás prometido
Y llegamos entonces a respirar la felicidad
Justo a la mitad de nuestras vidas, no tan mediocres
Tendremos entonces que darle la bienvenida a esa otra variable
Que es el tiempo, el reloj que en cada cual marca las horas de la dicha.

Mas ya entrenados en el libro de nuestras vidas
De tanta grasa, tanto alcohol y tanta representación
Nos iría siendo sencillo un enfrentamiento maduro con el miedo
La última prueba de que todavía nos queda un algo de juventud
Un espacio de nubes negras antes que el sol lo arrase todo.

01.03.03




18
     Juan Carlos Onetti
The Honorary Consul19

Tenía un tiempo la prosa
Y su tiempo tenía la poesía
Y el juego era la no medida
La no vivencia de los extremos.

El que lo capta a la primera
Es el primero en vivir lo que queda
Con la irrisoria esperanza de que alguna vez
Alguien también logrará captar lo que ya él había captado.

Con el tiempo, si la suerte – que tampoco existe – lo asiste
Aprenderá también que es imposible
Que si alguien alguna vez viera lo mismo que él
Sin duda otra significado le daría, mayor o menor, pero siempre diferente.

Quizás, entonces, le atribuya al milagro
El acto por el cual lo semejante salva lo imposible de lo idéntico
Sin condenar la física, apreciaría lo espiritual
Pero se mentiría, y, si lo hiciera, más tarde habría de suicidarse, es sabido.

La fuerza superior debiera ser la propia
Más allá de la chipa de las barrigas vacías
La historia de todos los niños pobres del mundo
Y la del dinero invertido en velas y vino para un rito desvirtuado.

Más que el llanto bajo la capilla sixtina
También el cosquilleo de cierto placer traumático
Que sienten los que abrazan la realidad de sentir dolor
Cuando lo que ven, es lo que hay, sabiendo que pudiera ser diferente.

Vidas enteras de sacrificio detrás de los libros
Vidas enteras detrás de metrallas y puñales
Vidas enteras sentados bajo las palmeras
Vidas enteras peregrinando con un mismo mensaje
Y la desesperante certeza de que todo eso sólo valdría como ejemplo
Para que el día de mañana, si es que Dios lo llegase a permitir
Se tratase de nuevo de un sólo acto, de un sólo gesto
Como el de morder una manzana, o ser izado en una cruz
Para el cual uno estaría preparado, con furia y vacíos en la sangre
Con la carga de nihilismo necesaria para saber que tampoco sería suficiente
Entendiendo al fin el gran ridículo de la existencia
Pagando el precio por el cual cualquier demonio nos temería
Porque no hay peor persona que aquella que ama a Dios
Sin olvidar ningún detalle de las miserias que ha permitido
Sabiéndose limitada, imaginándose continuamente poderosa
Esperando el momento de destruir su propia vida por el Dios que ama de verdad
Si entender, comprender, ni expresar, que el mundo pudiera no ser lo que ve.


19
     Graham Greene
Eva Luna20

Puede que alguna vez, anciano o no
Por una gracia, o un gran esfuerzo
Llegue a comprender que tengo una madre
Que esté más allá de las maternidades individuales

Más por de pronto, desde mis 31 años
Donde orgullo y vanidad se van cansando
Para dejarle, poco a poco, paso a la humildad
Cuando le escribo a mamá, le llamo mamá, sintiendo que no hay otro modo

Y cuando pienso en Dios
Tratando de abarcar la historia más próxima y la más futura
No dejo de entrever los días de Josué
La muerte de los primogénitos
El sonido del paso entre las copas de los árboles

Marcado por una situación pasada
Desde la cual aunque existe la corona
No tiene tanta consistencia el trono
Aunque sí su ubicación, como la risa y la sonrisa.

El paso de las desgracias y las dichas
Y el suceso de la memoria a mitad de un tiempo
La mujer de Lot, las continuas advertencias previas
La premura y la insistencia, diferente de la persistencia

Como si el imperativo fuese a mirar hacia el frente
Y si acaso uno cayera en la tentación de mirar atrás
Pudiera salvarse si no sólo mirara lo bueno de los logros
Sino también lo malo y triste de los equívocos.

De todos modos, ninguna confesión alcanzaría
El juego siempre sería personal, privado
Para que la descripción de cada experiencia
No fuese más que un consejo, positivo o negativo

Que podría aceptarse, cuando no comprenderse, y viceversa
Demostrando a cada instante, a cada instante
Que desde que la muerte tiene una forma
No es más que manifestación de la posibilidad de decidir
Si sola vendrá, o acompañada de invitación habrá de acaecer.

Mas, entonces, también el mensaje de seguir
Entre formas y fondos
Valorando las limitaciones, que no deberían limitar los sueños
En medio de la lucha que debiera implicar alegría, más allá de su resultado.



20
     Isabel Allende.
Bomarzo21

Quizás ustedes sepan, aspirantes a jueces
Que un cojo no puede entrar al templo, tampoco un ciego
Quizá conozcan la ley, humana y divina
Que a los defectuosos nos aparta.

Pesa el estigma, a uno lo vuelve cruel
Porque cuánto más privados estamos de la belleza
Más somos sensibles a ella
Y pesa más cuando apreciamos lo que los demás no valoran.

Y así como el poeta pudiera decir
Que las aves cantan, porque son las que vuelan
Así nosotros podemos ver
Lo hermoso de una espalda recta, de un rostro bello.

Sin embargo nos rechazan
Sólo el morbo nos nombra
Y habituados al rechazo
En los hombres ya no vemos a nuestros semejantes.

Entre monstruos buscamos compañía
Aunque no lo somos, intentamos serlo
La fealdad dicen es nuestra realidad
Y no nos queda más que en la fealdad buscar lo que buscan todos
Un poco de compañía.

Como dije, nos volvimos crueles:

A la mujer en ese entonces más pretendida
Se le pagó las necesarias monedas
Para comprar unos instantes
En los que probaría mi virilidad

El temor fue más, mucho más
Pues no hay cosa peor que algo feo frente algo bello
Y que belleza y fealdad, vivas, conozcan que lo son
Le dupliqué la paga como precio del silencio
Mas, qué impediría traicionar a un error de la naturaleza?

A la fama de mi horrible forma
Se sumó la de mi impotencia
Nuevas burlas se adhirieron a las antiguas
Para que el llanto no alcance al consuelo
Para que la venganza pueda, quizá, hasta ser motivo
De un día más, un año más, o todas las centurias.

Sucedió que el tiempo transcurrió
Y que la limitación me fue benigna
21
     Manuel Mújica Láinez.
Pues así como lo feo termina por ser olvidado
La belleza que decae sigue siendo novedad.

Volvió por la misma circunstancia, por dinero
Los años habían pasado, por su rostro, por todo su cuerpo
No dudé, como no duda nunca quien sabe tiene la verdad
Y le señalé sin miramientos que la distancia se había acortado
Y no porque yo fuera un poco más bello que aquella otra vez.

01.03.03
La romane22

Con ese modo que tiene cada edad
De llenarse de precisos atributos
Como si cada idea, cada pensamiento
Provinieran tan sólo de la edad

Valores virginales para el hombre y la mujer
En la historia de las víctimas del sexo opuesto
Aunque no en la historia de los victimarios
Porque es el que agrede el que más ha sido estudiado

Las causas de las otras situaciones
Han sido decididas provenientes de natura
Y nada más, haciendo de la ignorancia
Tan sólo el espejo de inocencia

Expuesta la ternura, como una ciudad a los bárbaros
Habría que tomarla desconociendo qué hacer con ella
Quemarla y pasarla por cuchillo
Para después pasarla también al olvido.

Por la cantidad que fijan las imágenes
Para que dos hectáreas de maleza
Hagan el significado de una amapola
Y un rebaño de ovejas le den brillo a los colmillos del lobo.

Bastaría con querer algo para que sea cuestión de tiempo
Pues ninguna cima en realidad puede serlo siempre
Más temprano o mucho más tarde, el deseo vence
Y cuando golpea la decepción casi siempre se quiebran las rodillas.

En la desesperanza, sin embargo, una vez lograda
Se halla el principio de un cambio fino y brutal
Por el que se accede a un poder antes ignorado
A una seguridad quizás nunca imaginada

No hay tormenta que asuste
No hay futuro que pueda turbar
Las gentes no es más que gentes
Y todo puede ser sin doler

Porque es una fuerza triste
Que se instala dentro
Y por estar hecha de derrotas
No puede ser derrotada.




22
     Alberto Moravia.
Orlando23

Por el contrario que en la Ciencia
Había primero una lucha cruel
Entre todo lo manifestado
Y su descripción por medio de palabras.

Las amistades posibles de ese tiempo
Entre pasos de Bertrand y Eliot
Dejando que la locura fluya siempre
En otros países, otros territorios.

Porque de cuando en vez se llega a ese punto
En el que ya todo se vuelve insoportable
Porque todo tiene palabra y cada palabra
Lo va envolviendo todo, incluso la nada

Tras tanta lucha, respirando después de haber jadeado
El objetivo no es más que no tener otra compañía
Que no se la de la selva, o quizá una ciudad
Llena de gentes que no saben o no quieren hablar

Puesto que el corazón no se ha roto
Sino que la mente ha destrozado sus barreras
Y al hacerlo ha quedado lastimada, herida
Pero aun con ganas de seguir abandonándose

A pesar de los pesares más ajenos
Por virtud y por vicio de incomunión
De tanto haber destapado ollas de vidrio
Donde hervían cabezas de perros traicioneros

La noche y el amanecer
En que habíamos cambiado de sexo
De nombre y de historia
Repitiendo ya por siempre el mismo circulo

Apuñalando sapos en las mañanas
Robando barcos y mensajes
Desplegando las velas en lo social
Hallando en el cuerpo el motivo de los amantes

Presintiendo con rara nitidez
Que al final de cuentas
El tiempo se nos está yendo
Y mucho más se dirá.




23
     Virginia Woolf
El paso del Yabebirí24

No siempre, por tantas variables
No siempre terminan las excepciones
Por subvaluar la regla, de tal modo
Que le vencedor es más que un héroe.

En el esfuerzo de soportar la herida
Y en la caída cierta, muy cierta
El ensueño, real, de una posibilidad
Aquello que no entrevisto sucede.

La fatiga, el agotamiento, la fiebre
La muerte misma tan próxima
Que sólo la proximidad de la amistad
Pudiera, quizá, alejarla.

Se despliegan las intenciones
Y con ellas, su intensidad
Y en ellas su inteligencia
Y con ellas la perseverancia.

De qué lado está Dios?
No es la pregunta correcta
En un escenario que ha sido dispuesto
Por quien no está del lado de nadie, o del de todos.

Lo peor no es lo que está por venir
O lo que pudiera imaginarse habría de llegar
Lo peor ocurre
Y uno está vivo para captarlo.

Mueren las rayas, mueren desgarradas
La lucha no es por los hombres
Es por uno
Es por el hombre.

Lo que todos saben es que no podrá durar mucho
Cada cual, cada cual ha determinado su flaqueza
Y cada cual, su grandeza
Cada cual, su esencia.

No quedará tan grabada en la memoria
El resultado final de tan cruenta batalla
Pero si hay algo que en el corazón queda
Es la respuesta de las rayas: ni nunca!

03.03.03



24
     Horacio Quiroga.
The Spire25

Dos más dos es cuatro
Pero sigue la inteligencia
Buscando saborear
Aquella definición del uno
Y así, sin pudor, hablar con los pilares.

Suelen los hombres señalar
Que las mujeres buscan por buscar
Y que así, por conocer el sabor de una manzana
O el de una banana, logran casi sin querer
Desnudar ciertas estupideces de lo cotidiano, a veces.

Para evitar estos y otros pensamientos similares
El hombre blasfema, hace rimas, o se castiga
Como se ha privado de procrear, otras cosas se permite
Y si ha dejado de beber, en otras cosas incluso cree
En un par de palos, en el pecado del mundo, y en el trabajo.

Sin embargo, basta que alguien aparezca
Para que cada cual lo mida y lo juzgue
Y halle sin esfuerzo que bastaría con tener más
Y si es posible, mucho, mucho más
Para poder, sin temor, prescindir de tener que escucharlo.

Es que todo resultado implica un proceso
Y hay quienes no lo notan nunca
Como hay quienes lo diferencian siempre
Y así como cada palabra de cada poema
Implica a quien enseñó - y el modo en que lo hizo - la primera letra

También va implicando al receptor final
Y a todas las cosas que hicieron que lo sea
Para que sea cierta la teoría de las infinitas espirales
Partiendo desde un único punto inicial
Sumando dos más dos, para intuir, con temor, al uno.

Así queda claro que mejor es no excederse
Vivir como se pueda, o sobrevivir
Sin el superhombre y sin su antónimo
Aunque con la riqueza, si ya no vivida,
De la riqueza de haber conocido de algún modo la locura.

05.03.03




25
     William Golding.
Säntliche Erzählungen26

Muchos lo sintieron fantástico
Pero nada más exacto y racional
Que lo que la fantasía alcanza
Que hasta la palabra quimera en el diccionario está.

Vi que los que estuvieron al lado
Aunque no siempre cuando era a perder imagen
Evitaron demostrar creer en lo que yo creí
Para que si ocurriera el extravío
No sea a mí que tengan que hacer el reclamo.

Vi que muchos en sus casas tenían ventanas
Y vi que cuando miraban desde ellas
No podían ver que lo que miraban
No era más que su no poder estar solos.

Me trabajando de día
Y estudiando de noche.

Vi claramente la incomprensión
Y el espectáculo del incomprendido
Cuando a declarar se lo llama
Y para declarar se lo instruye, se lo entrena.

Vi que no hay ya lo que hubo
Y que aunque yo lo dijese
Y aunque ya nadie lo negara
Todos vivimos casi sin aceptarlo.

Vi cuando el docto buscaba iluminarse
Cuando el enfermo buscaba su cura
Cuando el orfebre buscaba realizar el arte
Y vi al obrero hacer su tarea, desoyendo quejas.

Vi al alacrán, vi lo que era
Sabiendo que nadie le dibujaría caricias
Que nadie lo tomaría por mascota
Y que en el ordenamiento del mundo, era un alacrán.

Vi un juicio, muy personal
En el cual alguien era más, y alguien menos
Y que uno de los dos, obvio es cual
Temía porque el otro muera después de él.

06.03.03




26
     Franz. Kafka
El juguete rabioso27

Pero qué maravilla hermosa!
Qué perfección de presidente
Qué sublunar ese historiador
Qué garantías la de aquel “pensador”
Y estos niños con guardapolvo
Qué espejo sublime de sus madres!

Qué preciosa certeza la de los cubiertos
Dispuestos con eufonía sobre la mesa
Qué rara precisión exquisita
Las reglas tan bien dispuestas
Por quienes, siendo pulcro ejemplo
Exigen de otros los que a sí mismo se exigieron!

Entre maricones y cornudas
Nada puede resultar más bello
Que verlos a todos, reunidos
En un mismo hediondo mundo
Dentro del cual nosotros somos el asco
El motivo de la burla más exacta
Donde la ironía procaz no tiene cabida.

Sucede y ocurre
Que transitamos sin miedo, mire usted
Que el miércoles de ceniza nos comemos una vaca entera
Que bebemos hasta decir pavadas
Y alcoholizados, no paramos hasta lograr las bragas
De las que soportan nuestro aliento, para tener lo que llevamos dentro.

Por sabernos inútiles, de todo
Y decirlo, defenderlo y exponerlo, con vergüenza
Con la hombría de explayarnos sobre los límites que nos duelen
Con una montaña de resentimiento que es nada frente a nuestra tristeza
Porque al menos aceptamos sin reparo la trampa que nos hace diferentes
Aún cuando nuestra inacción nos hace idénticos a todos los que aquí respiran.

Epa! Qué es lo que oigo, lo que alcanzo a escuchar?
Acaso una queja?
Barbaridad! Es que alguien confiesa lo que es su vida?
Por todos los ateos, los cristianos se quejan!
Acaso no les enseñaron que está prohibido mirar atrás?
Pero por Cristo, hasta cuándo tendrás que soportarlos?

Al menos nuestra vanidad tiene consuelo
Porque si morimos y nadie nos recuerda, mejor
Ya que si quien nos recuerda alguien, ALGUIEN
Qué fracaso, qué derrota con final
Esto de vivir lo que vivimos
27
     Roberto Arlt.
Para que otro fracasado nos recuerde!

Bendito el inocente, con todos sus íconos
El perdón para el ignorante
- mientras no existan grietas en la estructura -
Que la memoria no es tanto como el ejemplo
Dada la imaginación, y la desesperanza
Impuesta el hambre, la muerte, y todas las miserias.

Dado que estamos, es mejor esquivarnos.

06.03.03
Die Blechtrommel28

Sé que hay niños que temen a la oscuridad
Que van realizando su niñez de acuerdo a los patrones
Temiendo lo que todos temen, buscando abrigo
Allí donde todos han de buscarlo, lo sé
Y sé que hay niños que captan, con precisión
Que lo bello que ven no habrá de durar.

De una manera quizá un tanto fina
Entonces, las cosas no podían ir más lejos de lo que eran
Sin resentimiento, sin rencor, con simpleza brutal
Perdí, naturalmente, el sabor de la vida
Y por inteligencia y sensibilidad decidí continuar
Sobre la base de aferrarme a algún objeto, digamos perceptible.

Así generada esta distancia, habría que notarla y no esquivarla
Pues cada niño suele ser el depósito de intenciones de sus adultos
Como cada “miembro” de la sociedad, para serlo a cabalidad
Debe al menos cumplir con las exigencias mínimas de lo establecido
Creer en lo que todos creen, decir lo que todos dicen
Vivir, en fin, como los demás han estado viviendo las últimas décadas.

Sin embargo, no es de niños lograr el equilibrio
Resolver encrucijadas de dos o más caminos
Y entonces, el niño, se vuelve jugador
Jugador puro, aunque no inocente
Real y certero, pequeño aunque amplio
Capaz de destruir las bases mismas del juego.

Me tocó una humanidad simbolista
En donde toda magia no era más que trucos
En donde todo mago nunca había sido un rey
Y donde en un objeto, o en muchos de ellos
Se pretendía aprisionar lo que no podía ser aprisionado
Y donde el aire era difícil de respirar para los que lo notaban.

Logrado el filo primero, uno de los más crueles
Resulta claro que es preciso usarlo para sobrevivir
Y el paso siguiente, siguiendo en atención la observación
No es más que captar el revés de las cosas dejadas pasar
El jamás violento que logra suicidarse, las explosiones
Las últimas consecuencias de una olla humana que calló, por años, su insatisfacción.

Quien conoce, puede callar lo que conoce, lo sé
Pero si lo hace, ocultaría la realidad de su lucha
Esa que se da dentro del que intenta vencer su conocimiento
En donde un solo descuido haría que la vanidad le venza.



28
     Günter Grass.
Breakfast at Tiffany’s29

Las viviendas eran simples, y frágiles
Incierto lo que contenían, cierto lo que liberarían
Incluso arriba ya respiraban los testigos
Y abajo esperaban, jugando, los testigos.

                                 Escribo, pobre de mí, algún cuento
                              Alguna historia de sal, alguna de pimienta
                               Lo festejan las luciérnagas, las más aptas
                                  Las ciegas de ojos a mi depresión.

En momentos de tribulación, o de gran tribulación
Se buscaban a los amigos (en las agendas)
Pero ya cada cual iba sabiendo un poco de golpe
Que nada de eso tendría sentido, y menos aún algún resultado.

                      Y en lo que escribo, por imaginación o simple plagio
                       La locura logra torcerle el pecho entero a la lógica
                       Y bajo la intensa luz de una sospecha dolorosísima
             Se puede entrever que todavía alguien cree en lo que no se puede creer.

Después de atisbar los cambios que ocurrirían
Por haber presenciado que ocurrieron cambios
Se pretendía, pasado el tiempo, conservar de algún modo
Lo que se había sido en ese momento en el que nada cambiaba.

                        En cada página, se acepte o no, se erige una distancia
                      Una para el que lee, otra para el que repite, otra para nadie
                           Y aunque no siempre tengan espacio y tiempo
                       Lo cierto es que van siendo sabidas, al menos intuidas.

Pero merced a tanto, tanto polvo
Habían logrado algún silencio
Donde los modos de las expresiones
Sólo encajaban en medio del silencio.

                           De modo que es posible volver a repetir lo dicho
                             De un modo similar, y hasta quizá distinto
                             Aquel acto de fusión por el que entregando
                            Se posee aquello que queremos por tomarnos.

Pero a veces algún cristal se hacía trizas
Sin querer, sin esperarlo, la presión vencía
Y un buen día, o una mala noche, alguna siesta
Terminaban por tratar a los demás, como los demás los trataban.

11.03.03



29
     Truman Capote.
Die Betrogene30

Sea por Baco, o por lo que quede de tu cultura
Nadie habría de indicarte con clara voz
Que la diminuta y precisa comedia que expones
No es otra cosa que alcohol anulando defensas.

Yo recuerdo ese tiempo en el que tus pies
Le ofrecían a la vida la más rápida carrera
Cada paso era brutal, intrépida aventura
Que sólo a veces lograba detención
Cuando de pronto dabas cuenta
Del anciano que andar no podía ya.

Era entonces que parabas
Intentando calmar a tu corazón
Respirando aún las ansias
De ir por más, por mucho más
Pero el peso de lo que veías
Hacías que ocultes lo que sentías.

Y recuerdo el otro tiempo
Cuando por ver lo que no podías ya
- Y que en sus instantes pudiste -
No lograste entregarte a la alegría
De admirar lo que ya no poseías
Y que entonces de otro era suyo.

Era entonces que callabas las palabras
Recurriendo a tus viejos años
Lo que tenías no podía ser compartido
Lo que tenías enfrente era lo perdido
El algo te dolía, y sin embargo te alegraba
Pero tal como antes, no esculpiste sinceridad.

En mi adolescencia los vi a todos
Acobardados de lo que sentían
A punto tal no sólo de callarlo
Sino de creer que había valentía
Y quizá, si se les permitiese, maestría
En llamar inefable a lo que entonces vivían.

De todo ello qué ha quedado?
Lo callaron, no lo expresaron nunca
Lo que hicieron no fue entonces lo que quisieron
Y en esta contradicción, así realizada
Quién podría reflejar felicidad?

12.03.03


30
     Thomas Mann
Narziss und Golmund31

Por una idea que no resulta tangible
Hasta que logra convertirse en ideal
Y que por ello termina implicando los actos
Que hacen de la rutina, de lo cotidiano
Una prueba de juego de guerra y de afectos
De vez en cuando había un momento
En el que para no caer un tiempo después
Se hacía la confesión de que había algo más
Dentro del cuerpo donde laboraba el alma.

Dado el mundo, era notable
A la repetición de los hechos
Se le sumaba la obligación de repetirlos
De manera que la novedad no era lo nuevo
Sino lo ya establecido impreso en papel
Como conjunto de reglas a obedecer
Como si fuera posible prohibir respirar
Como si fuese posible tener que aceptar
Que lo que uno tiene – mujer, gobierno, nacionalidad –
No es menos de lo que a cada cual debe bastar, por siempre.

El secreto susurro de las consecuencias
El peso que soporta el que sabe de lo que carece
La fuerza que lleva el que ignora sus incapacidades
El poder del que conoce de lo que está obligado
La impotencia del que no conoce sus flaquezas
Ambos en el mismo camino, en un mismo tránsito
Unidos por el – dicen inmaterial – lazo de la amistad.

Ese algo más que iba más allá de las reglas
Pues, habría que comprenderlo
Lo cierto y estipulado, lo reglamentado
No eran más que cosas de hombres entre los hombres
Para lo otro, para lo que iba más allá de los hombres
No serían suficiente lo que a cualquier hombre bastaría
La hora de los saltos, la hora de la noche oscura del alma
Donde se está solo, a pesar de que el hombre es un ser gregario.

Así la fruta y el arte
El lector y el escritor
Cada cual con sus articulaciones
La madre y el padre
Negar a uno y aceptar al otro
O la extrema, la muy extrema
Decisión, por los altos tenida por absurda
De intentar tenerlos a los dos
En un único y fulgurante abrazo.


31
     Hermann Hesse.
El coronel no tiene quien le escriba32

La cama sería la misma
Las mismas estaciones
Las mismas horas
Los mismos flagelos.

Las apuestas más altas
Y los hijos que no tuvieron
Bajo la misma bóveda celeste
A una misma altura sobre el mar.

La mesa común
El baño compartido
Una sola puerta para entrar y salir
Un mismo techo envejeciendo.

Al tiempo el atardecer
Al tiempo el alba
La cantidad de comida
Y la fisura de los sueños diferentes.

Cuarenta años leyendo la Biblia
Sin leerla
Cuarenta años conviviendo
Sin común unión.

Por esa magia de las aceptaciones
Los ríos que se cortan solos
Los espacios jamás conquistados
En lo irrepetible de cada cual.

El conocimiento que aparece brutal
El carácter del entendimiento
Que en su primera hora capta que no puede compartir
Y que al comprenderlo se expande.

Por los hechos de una mañana o una noche
Sin haberlo pretendido
Quizá buscando exactamente otra realidad
Otra esencia, un poco menos imposible.

Pero sucede que quien está enfrente
No es lo que somos
Y vemos que ni siquiera nos conocemos
Y lo que está enfrente, enfrente, enfrente...

14.03.03



32
     Gabriel García Márquez.
El plan infinito33

                                        Yo sé que me juzgarán
                               Y que habrán de encontrarme culpable
                             Por esto, a veces, sólo a veces, siento temor
                        Pero recuerdo sus rostros, y las monedas que pagaron
                          Y hallo el consuelo de que al menos yo les vendí
                             Lo que los demás no pudieron obsequiarles.

No tenía novio
No tendría hijos
No habría de “procrear”
No sería lo que se esperaba
Sería lo que se aceptaba.

                        Y mis actos, mis omisiones, mis pensamientos puros
                        Tanta fuerza conllevaban, tanta realización lograban
                       Que para seguir a mi lado debía ceder todos sus espacios
                         Ir siendo sombra, yendo al lado, aunque no a la par
                        Y así fue que realizó lo fantástico de generar gratitud.

Descubrió que no era lo que parecía
Su ser, como el de casi todos
No estaba listo para una decepción
Lo que le pareció sorprendente se volvió insípido
Y por no comprender que la belleza no está fuera, sino dentro,
Sucumbió en ese denso mar de la infelicidad.

                             Y de todos modos, seguía siendo el mismo
                               Algo diferente pero siempre semejante
                  Los altos y bajos de cualquiera, horas solas y horas compartidas
                   Algún cambio de nombre, algún nuevo accidente en el paisaje
                         Para que después todo vaya siendo casi lo mismo
           Pero al menos por captarlo todo podía ser tremendamente diferente, siempre.

Y dado que era de otro lugar
Le ganó terreno a lo que era
Y hallando la otra cara del desprecio
Halló el orgullo de no quebrarse
Como quien asume golpes sin cortarse.

Y era así, un tanto afable, un tanto amable
Con una manera de apaciguar cualquier tormenta
O de crear la más grande de ellas
Con la habilidad de ofrecer la sensación de permanencia
Por no haberme detenido jamás en ningún lugar.

Y si llegaba a faltar
Se sentía que algo faltaba.


33
     Isabel Allende.
Aquí vivieron34

                                Un poco, tan poco como un detalle
                             Y comenzaba el territorio de los musgos
                               Luego del cual estaba la breve orilla
                             Que alcanzábamos para seguir por tierra.

Sabiendo que querrían saber las palabras que sé
Para decirlas al vivir los momentos que yo
Y así asentar la justa expresión de lo que sienten
Pero desconociendo que saber no implica que otro sepa.

                                Y cuando mirábamos a quienes
                              Miraban a quienes estaban al borde
                        Y nos era dado presenciar el respeto que sentían
                    Nos quedábamos pensando, en medio de nuestra soledad.

Algo le decía que no era como esperaba
Pero todo – entendiendo como “todo” lo que la rodeaba -
Le gritaba que era lo mejor, y entonces fue comprensible
Que desoyera a la voz que quiso señalarle esa realidad.

                         Y en esa raza que los demás capitulaban de raza
                                Vimos alguna vez una persistencia
                           En estar presente a cada síntoma de la caída
                  Que le ocurría a esa otra raza por la que había sido dominada.

Entendió que un secreto
No lo es por el silencio con el que se lo conserva
Sino por la sordera del no puede acceder al mismo
Y entonces comprendió que la soledad puede ser un precio.

                               Gritaban desde la costa, hacían señas
                                Como un militar desde su caballito
                         Mientras los demás luchaban contra el absurdo
                   Pero no pisaban el agua, el militar no descendía del caballito.

Su cuerpo, magro
No invitaba a imaginar
Aquellos estallidos y sudores
Que con referencia al lecho, otros cuerpos refieren.

                               Buscaban lo perfecto, no la perfección
                                   Por eso corregían y corregían
                                   Sintiendo el peso del tiempo
                             Como el de todas las cosas que tienen final.

No era más que resentimiento
Que quería decir que lo era.


34
     Manuel Mújica Láinez.
A Streetcar Named Desire35

Globos de colores cuando nació
Torta de colores en el cumpleaños
Frituras y confites por años y años
Marcando el jolgorio de una vivencia
- antes que la trama del vivir de lo héroes -
Para que la caja de madera se resista
Y el destino corporal sea el de las llamas
No por tratarse de un holocausto
Y tampoco de basura, por cosas así,
De la física práctica de las muertes.

                            Las veces en las que pudiste con una botella
                              Frente a las veces que una sola de ellas
                                   Una y otra vez pudo contigo.

La intención era intensa
Los actos eran débiles
Y a la hora del recuento
Qué cifra habría de dar
El número de los que lo captaron?

                                      Merced a las palabras
                                Que lleva su tiempo aprenderlas
                                  Que más tiempo lleva usarlas
                               Y mucho más usarlas con habilidad
                                Para descorrer la idea del silencio
                      Que por la creencia de que las palabras son necesarias
                        Se haga real aquella situación de que su ausencia
                      Más que unión tiene que señalar el límite preciso a algo.

Bastaba con extender las manos
Y tener la paciencia más cierta
La que se registra en los relojes
Hasta que se producía el regreso
Y entonces era posible, de nuevo
Tener a su ser de este lado
Donde nada era magnífico
A pesar de que todo quería serlo
Y que no sería magnífico jamás
Porque nunca nadie haría lo necesario
Para lograrlo.

                                             Y cosas así
                                             Y el telón
                                         Las luces, la calle
                                Y no creer que se trataba de alguien.



35
     Tennessee Willimas.
La Condition Humaine36

                             Intensidad, la vida medida por intensidades
                                 De manera que toda regla y toda ley
                                   Hagan de la intensidad de vivir
                               Según la obediencia o la no observancia
                                De aquello estipulado como verdadero
                                      Por quien quiera que sea.

Sin demasiadas profundidades
Se daba una sonrisa íntima
Cuando de cuando en vez
Le tocaba hacer posible
Que lo ignorado por un docto
Deje de serlo, merced a sus palabras.

                              Nada más que Sócrates, desde el prisma
                             Pues el ideal, que había partido de una idea
                              Comenzaba a desplegar su basto paisaje
                      Volviendo al primero de los pasos, que dicen el más difícil
                         Poco más que una torpeza, menos o más deliberada
                        Como quien descubre que los preceptos no son diez.

Dibujó su muerte con una metáfora
Y en cada palabra volcó su esencia
Como quien sirve un vino preciado
Capaz no sólo de satisfacer a quien lo bebiera
Sino también de esperar hasta por eternidades enteras
A que llegue aquél que sepa apreciarlo.

                                Y entonces llegaba ese difícil punto
                               En el que la inteligencia pedía cuentas
                             Porque así como se reconocía la intuición
                           También era preciso reconocerle su existencia
                            A esa parte de la lógica que explica los saltos
                          Como cuando se escribe que no se puede escribir.

Libre de las ataduras de los afectos
Le sería posible prever sus actos
De manera que lograr captar su esencia
No sea más que un preciso resultado
De haber observado el posible destino
De tal o cual exacto inicio del observado.

Y también hubo aquel negativo orgullo
- Para muchos muy oscuro -
Que se siente no por lo que uno es
Sino por todo aquello que no se es.



36
     André Malraux.
Die Aufzeichnungen des Malte Lurids Brigge37

En una camilla llegaba un herido
En otra llevaban a quien había fallecido
En su mundo los parientes
En el suyo los que juraron por Hipócrates
Todos bajo la denominación de gente que quiere vivir.

Como una montaña demasiado accidentada
Como un mar demasiado profundo
Como un abismo demasiado terrible
Como un cielo demasiado alto
Como un infierno demasiado profundo
Así de distante el sentimiento que quería vivir.

Y la precisa distancia de la comprensión
Y el tiempo exacto para el entendimiento
Y las circunstancias que hacen posible la aceptación
Para que se haga visible “el otro”
Y aceptar, entender, y comprender
Que si somos aceptados, entendidos y comprendidos
Ha sido “el otro” el que lo ha hecho
Y quizás, sin desear haberlo hecho.

El anillo, el poema
La pintura o la escultura
Generados por alguien
En un contexto de gente
De manera que al ser el receptor
Se quiera exponerlo
Como si se tratase de aquella lámpara
Que hay que ponerla en alto.

Y presenciar a conciencia
De que lo común, en tanto reacción
No exigiría unión
Pues no era más que repetición
En un punto en el que no hacerlo
Podría, y de seguro lo haría, significar
Separación, justamente de todo aquello
A lo que no se podría estar unido jamás.

Y una hoja cuyo filo pudiera ser insoportable
A menos que la inteligencia y la fe estén fundidas
Que cortando el aire más difícil de respirar
Sonríe mirando al frente mientras susurra
Que mientras todo lo vivo no lo desee
No habrá regreso.



37
     Reiner María Rilke.
Aguafuertes porteñas38

Revisaríamos lo íntimo
Y en lo íntimo hallaríamos el futuro
Al poeta lo miraríamos en perspectiva
Y crucificaríamos a quienes lo admirasen
Y al ver los cambios
A cualquier escuela le daríamos la razón
Nos encontraríamos con los celos
Los bajos, los que sienten los hombres por una mujer
Y en la soledad del despertar
Habríamos de sentirnos bien
Y en otra piel, haga lo que haga
Terminaríamos hallando alguna enseñanza
Y captaríamos, sagazmente
A quienes manifiestan la fe que no tienen
Y escucharíamos los juicios
De quienes querrían ser como somos
Y jugaríamos a la metáfora y a lo tangible

Desistiríamos de la felicidad
En cuanto estudiarla, antes que vivirla
Y tanto al ciego como al tuerto
Le expondríamos la ventura del leproso
Al de medalla de plata, la historia del paralítico
Y detectaríamos, sin esfuerzo
Al desgraciado que por notar que notamos que lo es
Instantáneamente deja de sentirse desagraciado – quizás –

Buscaríamos
Décadas después
Siglos después
Tiempo después
Saltando todo el tiempo
Salvando escollos
Batallando
Guerreando
Arremetiendo
Avanzando y retrocediendo
Quedándonos quietos o moviéndonos
Con honestidad
Con esa forma
De ser difícil
Por ser sencillo
Queriendo poco
Que lo es todo




38
     Roberto Arlt.
El otoño del patriarca39

Y a mitad de la mañana
El tiempo se rompió en trozos
Al igual que el espacio conocido
Y ningún trozo de tiempo coincidía con su trozo de espacio.

                                     Por ignorancia o sabiduría
                              Iniciaban lo que no tendría continuidad
                                Aunque era seguro que tendría final
                           Un final que entonces no podía ser importante.

Y le fue posible divisar
Con ese tono cruel que tiene la realidad
El rostro dominado en todo su ser por ese sentimiento
El del que habiendo atravesado la infelicidad
Se sumerge – para no volver a salir – en la tristeza del mundo.

                               Como el tuerto que se rodea de ciegos
                          Como el obeso que se rodea de obesos mayores
                      Así se juntaban en rondas donde los demás eran peores
                   Para abandonarse en el oscuro placer de tomar nota presencial
                       De que no eran como aquellos en cuyo centro estaban.

Y sintió la tregua
Y supo que no la había ganado
Que no la había logrado
Sino que su propia edad
Le había terminado por imponer
Y no tuvo a quién decírselo.

                                 Faltaba valentía, coraje, arrojo
                      Y como no había, quedaba la vivencia de los intentos
                   Aquellos que no tenían otro objeto que postergar un contexto
                     En donde el único móvil era el temor a la otra búsqueda
                             Aquella en donde la verdad no se niega
                         Sino que simplemente se enseña es inasequible.



También sonrió, y sintió alegría
Pero dijo que era felicidad
Como el vecino cercano y el vecino lejano
Y con esa obediencia pudieron obtener
El permiso de creer por uno larga serie de instantes
Que acaso no todo era inútil, como en realidad era.

26.03.03




39
     Gabriel García Márquez.
La vorágine40

Fue una confusión
    - Una confusión es un resultado, no?
    - Eso es obvio, lo dulce está en describir el proceso que lo hace posible
O hasta quizá un vano intento
Que bien pudiera ser la aceptación de un fracaso
Puesto que en una sola persona
No es posible volcar aquello que ni siquiera se tiene
Que todavía se está buscando, como un palacio escondido
Cuando no se trata de otra cosa que de una semilla
Que se lleva dentro y que necesita, para crecer
De luces diferentes a las del sol cotidiano
De oscuridades distintas de las que la luna aclara en las noches.

Y entonces recordaste la idea de libertad
Y sentiste que sería posible liberarte
Merced a una prisión de celda de cemento y hierro
Y pretendiendo una formalidad extrema
Extraviaste la visión de que vivías una
Dejándote llevar por la idea del movimiento
Que se constituye en el anhelo de los engrillados
En lugar de enfrentar el movimiento mismo
Y hallar en él, o bien cadenas, o bien absurdos
No le temías al espejo, le temías a mirar al fondo sin excluir las formas.

Y a veces sucedía que el más memorioso
No era recordado por nadie.

Casi vencido, o quizás ya derrotado
Te aferraste criminalmente al pensamiento
Que hurga horriblemente en el pasado más cierto
Que devuelve escenas, unas reales, otras pretendidas
Donde había seres que acaso eran ese palacio escondido
Y comenzaste a flagearte con la realidad de tus renuncias
Y te atreviste a juzgar de que hubiera sido posible
Con un alguien, o con algún otro alguien
Y te dijiste que hubo un tiempo en el que te querían
Que esos que te querían estaban cerca
Y que algo de felicidad ya se generaba
Cuando pensaban, o les permitías pensar
Que acaso podrían ser esa fuente
Que podría alguna vez saciar tu sed.

Después fue pensar en morir.

26.03.03




40
     José Eustaquio Rivera.
Number one41

El asco por la miseria
La costumbre por la desgracia
Una sutil simplicidad de juicios
Merced a la cual ellos distaban de uno.

Hasta que la muerte, violenta
También arreciaba tus cercanías
No para resucitar tus cobardías
Sino para despertar en ti eso que no sabías

Que los débiles eran eso, débiles
Y que parte de tu fortaleza
Consistía en valorar la ajena
Por saber apreciar sus temores.

                            Cedió a la tristeza, y como fuera inocente
                                        No la pudo advertir
                              Percibió que otros dolores se calmaban
                Merced a ese que sentía por una especie de compasión de sí mismo.

La reglamentaria cuota de imaginación
Donde no hay otro secreto que el de divisar
Que lo que existe pudiera no serlo todo
Puesto que dado el fondo, único, la forma no tendría límites.

Y al tiempo la teoría problematizante
Dado que entrenada la mente a percibir errores
No siempre estaría capacitada, en igual dimensión
A captar las soluciones, con todo lo horrible que esto implica.

                                       Una tristeza notable
                                      Apta para la metáfora
                                     Y para las explicaciones
                                       Una tristeza humana
                                    Quizá horrible para el lobo
                                     Quizá tonta para el tigre
                                   Pero enorme para el hombre
                               Para el hombre que la había negado
                                    Merced a su resentimiento
                                      A su rencor, a su odio
                                  A su propia limitación al amor
                             Por exuberancia de sus cosas a reclamar.

31.03.03




41
     John Dos Passos
Ardiente paciencia42

Y con oscura claridad
Entendió la pérdida del sentido
Y que además de este hecho en sí
También sucedería, inexorablemente
La repetición de los mismos hechos
Todos los días, todos, todos los días.

Un nombre
Que alcanza
El centro
Y que puesto ahí, por ello mismo
Va saliéndose de toda forma
Hasta llenar el contexto
Enriqueciéndolo todo de tal modo
Que de la comedia pudiera saltar al drama.

Y pudo concluir
Que si había velocidad
Mayor se alcanzaba yendo hacia abajo
Que intentando ir hacia arriba
Y que a ello contribuía el propio peso
De manera que a mayor grandeza
Si a esta grandeza pudiese atribuírsele un peso
Más rápido sería el descenso, si llegase a ocurrir.

Pero en la madurez
Y en la voz que con ella se adquiere
Las unidades de medida van desapareciendo
Así como van despareciendo las posibilidades
De ir ya hacia ningún sitio
De manera que ya no tiene sentido medir nada.

Vio
Que un día moriría
Pero no alcanzó a comprenderlo
Y aunque sintió ese agudo aguijón
Que envenena la sangre de tal modo
Que el comprender se vuelve un deseo
No lo intentó
Sería demasiado
Y había vivido
Sin demasiados demasiado
Y fue por eso
Que vio
Que iba a morir.

02.04.03


42
     Antonio Skármeta.
The Acts of King Arthur and his Noble Knights43

Almorzar todos los días
Cenar todos los días
Todos los días comer
Y un día dejar de hacerlo
Y entonces el rostro en el espejo
Y así los demás rostros
Y así el primer paso
Como una hora más
O un paso más
Un cigarrillo menos
Una copa más
O un vaso menos
La línea dibujada por otros
La que seguimos por horas
Hasta que por algo, por alguien
Decidimos no hacerlo.

                                      Y antes de la aurora
                                          La oración.

Ya que el amor esto
Ya que el amor aquello
Pero dado el contexto
En el que no se lo conoce
Aunque sí todos sus predicados
Aunque también sin saberlos
Por lo menos no todos.

                         Admirada la montaña, habría que borrarla
                          Erigida la torre, habría que echarla abajo
                               Esculpido el mármol, demolerlo
                                 Pintado el cuadro, destruirlo
                                  Tal el libreto que no siguió
                                   El mundo cruel, maligno
                                   Al que hay que contestar
                            Contra el que hay que luchar y vencer
                        Por sentimientos de resentimiento y venganza
                                  Tal el libreto que no siguió.

De todos modos
De todos los modos posibles
Tan sólo seguir
Pues nada había que no sea intento.

02.04.03




43
     John Steinbeck.
Il Giuoco delle parti44

Nada iría a cambiar
Nadie cambiaría
Y en el nadie uno mismo
Con toda la precisión y fuerza
Borrando así toda posibilidad
De mañanas, de noches
De inviernos y primaveras
Donde todo pudiese ser diferente
Para no perdonarse absolutamente nada
Y entonces no tener que perdonar a nadie
Como simple mecanismo de defensa.

Vivos los demás, que tienen una vida
En cuyos actos detenemos la mirada
Pare terminar viendo que también vivimos
Como una repetición de lo que miramos
Y de ese modo, también ir viviendo.

Dado el suceso de los actos
Como espectáculo de nombres propios
O como manifestación de la naturaleza
Por lo que acabamos de hacer o no
Generando la filosa distancia
De cargar o atribuir predicados
De acuerdo a la posición del sujeto.

Es infeliz
Porque vive.

Bracear muy hondo
Negar la mente
Y afirmar la intuición
Negar el cuerpo
Y afirmar el ayuno
Las contradicciones
La lucha de opuestos
Las sencillas y muy dolorosas batallas
Merced a las cuales
Quizá alguien, sólo alguien
Llegue a comprender con claridad
Que nadie es ni será igual a nadie
Y que no hay error en ello
Ni acierto
Que es así, y que juzgue quien se atreva
A ver cómo acaba.

02.04.03


44
     Luigi Pirandello.
Cuando entonces45

Una pequeña larva que gana el aire
Un pequeño brote que atraviesa la tierra
El aguijón temible
La promesa del águila bajo la bóveda celeste
Para concebir la posibilidad de todo
Como grosería altanera
Como sublevación libertaria
Como lo que sea y esperado de cualquiera
Menos del protagonista, que tiene que ser mujer.

Y marca que el origen difiere del tránsito
Donde el lujo es logrado por el metal sediento
Y dice que el aroma de las heces de su principio
Todavía pueden percibirse a pesar de sus afeites
Como si la labor del campo fuese alguna vez inferior
A la que dicen se desarrolla en las urbes
Como si cada cual, al final de cuentas
No venía a ser expulsado del vientre que lo contuvo
Para terminar pudriéndose bajo la tierra
O esparciéndose como los restos de un ave que muere libre.

Para el poema acabado, o quizá el libro entero
Que costare lo que costare alguna vez sería terminado
Para quizás el triunfo que en lo efímero de su esencia
Una y otra vez desembocaría en el fracaso
En ese gran fracaso del tiempo
A menos que su percepción suceda en un antes
De manera que cuando ocurra, con todos sus detalles
No constituya nada más que algo que también ya se sabía
Como las letras que se escribieron, o que se forjaron
Como algún título, algún amor del alcantarilla
Alguna rosa robada, o alguna mirada conquistada.

Y entonces también pudiera conocerse
Que en un punto del mapa de las vidas ajenas
Todo se reduciría a un simple el mapa, como el propio
Con sus accidentes, bondades, maldades,
Todos los adjetivos y todos los sustantivos
Ahora ya señalando que nada va importando ya
Que a su hora llega el cálido aliento del fracaso
Más allá de las drogas, de cualquier entusiasmo
Aunque todavía sea posible, por generable
Un par de jarras más, para acuchillar a la noche.

12.04.03




45
     Juan Carlos Onetti
Justine46

En su asfixia más pasional
Provocada por cada uno de sus seres
Encontramos la razón que nos movía
Y que siendo de ella la pretendimos nuestra
Como si al hacerlo esencialmente pudiéramos ser ella
Parte sustancial de ella, sabiendo que estábamos equivocados.

Ni demasiadas decepciones
Ni extremados placeres ya
Por las simples torpezas del cuerpo
En un oriente que lo ha rebasado
Por lo inhóspito del aire caliente
Donde el verano arde sin ninguna metáfora
Donde todo extranjero con sólo llegar turba
Como un recién nacido entre un grupo de adolescentes.

Tendrían que intentarlo ustedes, por un error mío
Como lo he intentado yo todo este cúmulo de tiempo
El dolor continuo, pero perfeccionado más allá de la histeria
Donde la espalda flagelada, ya marcada precisamente por surcos
Deviene en sitio difícil de repetir con exactitud y en esa dificultad
En esa casi imposible tarea de volver con certeza al mismo lugar
Hallar el motivo de un arte que aunque antiguo pudiera ser todavía nuevo.

Por ella concebían lo que de otro modo no aceptarían nunca
Que el mundo sólo es perfecto para los idiotas y para los sabios
Que para el resto no es más que un laberinto de sufrimientos
En donde asumirlo como tal es imposible para quien habla de felicidad
Una felicidad causada por el amor, el amor que por ella sentían
Y que con su fuerza los arrastraba por el polvo de las calles
Por el filoso frío de las noches de fiesta y huidas
Donde cada cual jugaba a darse el lujo de seguir fingiendo deliberadamente
Que un momento de reposo era un descanso
Que una alegría, acaso esa felicidad que, sin ironía, no era recíproca.

Frugal
Poco en todo
Salvo en la conciencia
El cadáver todavía sabiendo su derrota
El corazón que todavía palpita
En las noticias
Entre los griegos
Manzana y coñac
Las tardes solas
Las pobladas
Las que se pasa
Con uno mismo.


46
     Lawrence Durrel.
Yo el Supremo47

De los libros a la cabeza
Para que todo sea registrado
Y se constituya en materia de temor
Pues sabe, y lo que sabe es aterrador.
Perdido el que recuerda y liberto el que olvida
Separados ambos por la daga de la imaginación
Que no sólo muta el futuro, sino también el pasado
Por hallar en los hechos movimientos, y en estos
Uno único que no cesa y que por ello no avanza.

El hombre y su lenguaje hablado
Que lo asemeja a cualquier reptil
A todo árbol y toda piedra
Hasta que logra generarse uno
Que partiendo del aprendido
Llega al inventado, a su medida y esencia

Porque transcurren los hechos
Y cada cual, para vivir su propio calendario
Tendrá que ir viviendo su día, sus horas
Al final del cual, la silenciosa muerte
El camastro compartido con otro ser
El embotamiento simple del sueño
Las certeras consecuencias del cansancio
O simplemente un romántico desvelo
Mientras yo enfrento el desprendimiento
La mirada y la vista más allá de los espejos
Donde mi cuerpo no basta para pensar en él
Donde no hay ni testigos, ni jueces, ni causa
Donde se oculta la verdad y me es posible hallarla
Antes del mañana donde todos juegan a estar despiertos
A estar vivos y a buscar otras cosas, sencillas o duras
Pero que no son sinceras ni imposibles, ni siquiera supremas.



Será de día, o será de noche
Habrá luz, o habrá oscuridad
Pero será, y será cuando usted muera
Hay un después que lo espera al morir
Su geografía no es muy exacta
Hay una para cada cual
Y no es cielo, ni es infierno
Todo es ahí lo que no se ha hecho aquí

... Y no se sabe cuándo ocurrirá

12.04.03


47
     Augusto Roa Bastos.
El amor en los tiempos del cólera48

Terminado estaba el techo
Bajo el cual transcurrían los sucesos familiares
Terminado el asfalto
Por el que transitaban los urbanos
Terminada estaba la siembra
Y por ello asustaba que pudiera ser posible volver a arar.

                                Ella y yo en esa vez contra el mundo
                          Contra lo establecido de cada una de las formas
                           En esa vez que había durado demasiado poco
                            Ella y yo día a día con los platos que limpiar
                          Con las borracheras y las faltas de puntualidad
                             Para aprender día a día, miseria a miseria
                     Que el mundo entero es nada frente a uno sólo de sus días
                                    Cuando estos se hacen miles.

Y aunque se había marchado
Puesto que se había muerto
No se había llevado consigo
Sus ropas, sus escritos, sus detalles
Como una manera de seguir arrojándonos
Trozo a trozo, la podredumbre de la memoria
Que por estar en una mente torpe y viva
Le obliga a reconocer que más difícil que vivir
También va siendo morir del todo.

                         Ella leyendo del amor sabiendo que era mentira
                      Buscándolo en mí, que jamás había oído hablar de él
                        No porque yo supiera donde quedaba su estación
                       Sino porque simplemente no temía enfrentar nada
                   Porque hasta sentía dicha en alguna escaramuza de puños
                            Porque la pólvora y los puños eran mi sino
             Porque yo sabía pisar la tierra en donde ella creía estaba ese sentimiento.

Descubrió el velo pueril
Y halló su sangre envenenada de nostalgia
Retrocedió a los primeros pasos de su mente
Y vio un puerto, y una despedida horrible
Se concibió en el extravío de un devenir
Que le daba lo que después le arrebataría
Para que lo que le quede no sea más que recuerdos
Y todavía un resto de fuerzas para comprenderlo
Y un algo de imaginación para vencerlo todo.

12.04.03




48
     Gabriel García Márquez.
Das Glasperlenspiel49

Una nota era un número
Una cifra con sus polos
Con su propio tiempo sujeto a medición
Y para cada nota una sílaba
Que sumadas hacían la frase
Y cada sílaba algunas letras
Cada una con su número
Y para cada número un significado.

                                     Del otro lado del puente
                             En el otro extremo de las filas de ataque
                                       La punta de la lanza
                                        El peso de ser guía
                         Como consecuencia de comprender una misión
                             La duda y el titubeo, que nadie destierra
                              Salvo uno mismo, en absoluta soledad
                           Pues lo demás es construcción que busca luz
                       Una luz que debe ser alcanzada para ser transmitida
                      De la que no hablan con certeza las que la desconocen.

Desde dentro un orden cerrado
En el cual, visto desde lejos
Iba marcado por un egoísmo profundo
- necesitado de la felicidad ajena para ser feliz -
Tropezando con piedras que ni siquiera miraba
- las sentía como parte del camino -
Más lejos de toda prisión de encargos
- pues era el encargado de su conciencia -

                            Conteniendo impulsos adquiría más fuerza
                     Y al extremo de lo establecido le exponía el autoimpuesto
                           Por atravesarse atravesaba, y con ello alteraba
                              La escala premeditada, las rutas antiguas
                            Con una carga propia de testarudez fecunda
                       Capaz de insertar en una piedra la fertilidad misma.

Para los resultados
Para las consecuencias
Para el acto final
Para todo lo que deviene
De las luchas feroces
De las batallas atroces
De las guerras del alma
Que una vez lanzada
Sólo la libertad la detiene.

15.04.03


49
     Herman Hesse.
La peste50

De tanta violencia, de tanta
Captar y sentir el no acto
De tanta velocidad, su ausencia
De tanto saturamiento, la completa soledad.

                           Una pobreza, en cualquiera de sus acepciones
                           Por la que nada había más que transitar el aire
                                De un modo, o de otro, o de otro más
                       Sin siquiera sospechar que hay algo más que vivir así.

La hoja de papel, o el monitor
Y el testigo que va sabiendo que lo es
Que siente la presión del testimonio que debe
Que se arroja a la obra por lo que ha visto se vivió.

                       Un aislamiento general que permitía uno particular
                  El modo de la lluvia, el del día soleado y el de la noche de luna
                          Por el que todo iba siendo posible de aceptar
                 De manera que al final de una copa todo pudiera resultar normal.

Parado en la bulliciosa esquina
Ya el semáforo, ya el policía de tránsito
Habilitándole y negándole el avance
Para que como sea, no avanzase, para saber el tiempo.

                          Tal concepción del sujeto, tal internalización
                      Que no habría adjetivo que pudiera lograr su mutación
                       De un modo en el que todo seguiría siendo lo que es
                     Merced a una fatal prescindencia de lo que se diga que es.

La – al menos hasta hoy – vigencia
De la distancia entre el abrigo y el botón
Del que fija su ser en la cantidad o en la calidad
Para que diez mil muertos duelan más que uno solo de ellos.

                  Y ese modo del estado que tantos habían escrito de estallidos
                          Que muchos habían creído bullicioso y expansivo
                         Que demasiados habían establecido de mil formas
              Y que al final iba siendo vivido sin siquiera llamar la atención de nadie.

Por un error común
- El de no imaginarlo todo -
creyó que por lo que era, y por lo que eran
ciertas cosas no le podían ocurrir, ciertas cosas no les podían ocurrir.

15.04.03



50
     Albert Camus.
Rayuela51

No, no hace falta tocarte
No es necesario hojearte
Nombrarte solo pesa
Conocerte agobia.

Que a mis manos le cuesten
Llegar al picaporte para salir a la calle
Que a mis pies le duelan
Tener que cruzar a nado mental la noche.

La borracha y el sexo
La vocalista y sus lamentos
El fracaso de la vida entera
La mujer que sentimos, ahogada.

El llanto insistente del frágil niño en la madrugada
Las aves en las alfombras, en muchas alfombras
Los diseños de las tizas en el asfalto bajo la posible lluvia
Las fotos horribles en la billetera.

Ese autor que nunca conocimos
Y que fuimos nosotros
Esa vida que dijimos
Y que al hacerlo vivimos.

El juego en donde el cielo era posible
Que era más que las horas, hora a hora
Que se jugaba viajando
Sin estadías, con precisión, pero sin un orden fijo.

Y el afecto perdido
Jamás escondido
La copa de la tristeza
Servida por monedas que apenas alcanzan.

La edad de la lectura
Y la de la desenvoltura
Por admitir tus dagas
Rasgando mis ilusiones.

En la cruel sospecha de saberte
Y de imaginar, solo imaginar, comprenderte
Como fuegos de que refieren incendios
Que alcanzan a quemar, sin devastar, para forjar.

15.04.03



51
     Julio Cortázar.
Answered Prayers52

A la mujer le gusta que sea escritor
Pero apenas llega a lo que escribe
Al escritor le gusta ser leído en voz alta
Pero su lectora, su esposa, nada más tiene, y lo sabe.

En ese punto en el que lo demás importa un pito
Y que por decirlo uno pueda ser asesinado
Sabiendo que de ello sólo se extraería gratitud
Pues en ese punto es lo asqueroso de los demás lo que dentro se lleva.

Principiantes de monstruos
Que gustan de la carne, mas no de la cacería
De las certezas, mas no de la verdad
De la confesión, mas no de la sinceridad
Mi sentencia es esta: os conozco.

El juego del presente y del pasado
Niñitos de pecho, púberes del desencanto
Que no habéis sido enseñados
En que en el aborrecimiento instalado no existe pasado brillante.

Y el palacio de los pútridos
Donde no hay nada que hacer
Más que lo que realmente se quiere
Buscar el abismo tarde a tarde
En un mar tan infecto que no cabe la mediocridad
Donde el festival es de la negación
Y por ser todos derrotados
Ni siquiera hay posibilidad de triunfos
Sin artilugios, sin siquiera un telón
A mansalva de la hediondez
Madre nuestra de nuestras inexigencias
Donde el precio es el hurto
Donde para pagar hay que hurtar
Porque el precio es alto, ya que es la vida
Por lo que tomar la ajena vale
Ya que la propia va en rojo
Y mientras más cae otro
Menos hondo estamos
Y más pie da a seguir buscando fondo
Que siempre hay alguien más arriba
Y siempre hay nada más abajo
Mientras afuera lo niegan
Mientras afuera juegan a no saber
Que llevan un infierno apestoso en el corazón.

15.04.03


52
     Truman Capote.
La plaça del diamant53

Decía, de mí decía
Que era mucho lo que quería
Que era extremo lo que pretendía
Sin saber, sin conocer siquiera
Que mi drama era desconocer mi finalidad

Pude verlo en un instante que parecía el último
Desprendiéndose de los posibles suspiros y rezos
Perdiéndose de a poco, agitada y desesperadamente
Entre las cosas que seguían siendo rodeadas por la vida
Mientras él la iba perdiendo, extraviando, olvidando

Cambié el horizonte por el suelo
Y escuché que en mi cabeza había una orden
Que exigía apretar ese instante hasta echarlo
Como un trapo lleno de sangre todavía caliente
Que de otro modo permanecería por siempre

Me sostenía por el mar
Por el movimiento de los colores
Que yendo y viniendo no llegaban nunca
Que por no detenerse parecían no dejar de partir
Haciendo que por la visión pueda olvidarme de mí

Y escuché la voz de una anciana relatando
Que toda la catástrofe que estaba sucediendo
Ya ella lo había previsto desde un tiempo atrás
Como si por haberle encontrado una explicación
Eso que estaba ocurriendo perdiese toda dimensión

Caminé entonces por entre la gente
Sintiendo el aliento de mis hijos
Y el llamado de las otras cosas
Y decidí seguir sintiendo, y desoír el llamado
Y tuve que hacer que sea sencillo

Teníamos hambre, dormíamos temprano
Yo tentaba lograr el olvido
Pues vivíamos la tristeza de la miseria
Y ya sabía que no lo podría contar a nadie
Porque no podía permitirme sueños

Siendo mujer, de carne pura
Deje de serlo, sin odio y sin rabia
Para seguir siéndolo.

28.04.03


53
     Mercè Rodoreda.
La casa de los espíritus54

En el primer momento de mi muerte
Todavía sintiéndolo tan cerca
En ese alivio de presenciar, de algún modo
Que si había sido arado, había encontrado tierra

En el primer momento de su muerte
Apreciando con claridad lo burdo de toda regla
Por comprender que el tiempo siempre era poco
Cuando a uno le ocurre la desgracia de querer demasiado

Y ese punto en el que no caben los opuestos
En tanto que se trata de dos semejantes
Y que siéndolo, sintiendo semejantes deseos
Frente a frente, uno de los dos lo logra, en tanto el otro no

Porque ya aquí resultaría evidente
Que llevaba la marca de las clases sociales
En donde la distancia moral radica justamente
No en lo que se posee sino en la proporción que se gasta

Como en aquella ocasión en la que lo entendido
Era nada frente a todo lo dicho
Aunque no importaba, pues el tono era firme
Y el sonido pesaba más que el significado de la palabra

Todo siguiendo y marcando el rumbo
Seguido y vivido hasta el último detalle
Hasta lograr la visión certera
Por la que a veces se acierta a creer en una compañía

Todo descontinuando y destrozando planes
No esperado y no imaginado en ningún detalle
Hasta comprender la visión certera
Por la que a veces se acierta a descreer de toda felicidad

Y la horca misma, el extraño patíbulo
Cuya atracción era de lo más intensa
Pues bastaba subir las escalerillas
Y sujetarse la cuerda al cuello
Para que todo lo que hubiera de ocurrir
Fuera entrevisto sin ningún esfuerzo
Con el único inconveniente de que al hacerlo
La cuerda se tensaba y el instante se quebraba
Llevándose consigo a quien lo portaba.

29.04.03



54
     Isabel Allende.
Other voices, other Rooms55

Estancado en una edad
Sin posibilidad ni de retorno
Ni de saltos, aunque teniendo que vivir
Fue siendo cause de un río que se desvía

Obsesionado por una idea dolorosa
Que jamás pudo comprobar en realidad
Aunque creyendo en ella como una fatalidad
Fue desviando el cause del río que ignoró

Dejando correr donde había detención
Y deteniendo donde había movimiento
Lo fue desviando todo hacia lo hondo
Como si una situación no fueran todas

Pintando cielos de un púrpura filoso
Infiernos de un rosa ampliamente suave
Montañas y laderas fundidas en un arroyo
Todo lo fue desviando hacia una altura que desconocía

Ninguno de los cuatro lo supo bien
Aunque conocían una parte del esquema
Los demás les otorgaron el silencio, o la condena
Alguna vez el premio, pero sobre todo, una lástima callada

Pues como lo cierto era el absurdo del presente
Y lo que se tenía era todo, absolutamente todo
Menos, quizá, el vigor de ir por el camino
A cuyo final nadie sabe exactamente qué es lo que hay

Quedaba ese consuelo tan relamido
De pretender asumir el final del que hablaban
- Como si alguna vez hubieran estado ahí -
Los que vestidos, ya de blanco, ya de negro

Llevaban, a su modo, el rojo dentro
Remarcando que si algo habrían aprendido
Era que lo único que sacia el hambre del pobre
Y lo único que hace digerible las horas del rico

Era esa pobrísima promesa de un después
Cualquiera sean los ritos que implicase
Pues si había algo verdaderamente insoportable
Era ese ir viviendo sin tener idea alguna de para qué

05.05.03



55
     Truman Capote
La casa56

Cierto que en unos el captar lo que otros no
El gesto por el cual se levanta una piedra
O aquel por el que se mira por el rabillo del ojo
Y de entre estos que van cruzando las líneas
Sólo algunos, además, con el poder transmitirlos
Y de entre los demás, de entre todos los demás
Sólo algunos, sin ser contados, capaces de recepcionar

Como cierta la imagen y todo su poderío
Cosa heredada, aprendida o inventada
Que hace que el corazón diga, ya no lo que siente
Sino aquello que otro corazón espera escuchar
Para la traición más íntima, la más oscura siembra
Por la que el ámbito va anulando el brillo del centro
Un centro que por otro desconocido va desdibujándose

Y no fueron mentiras ciertos niveles de abstracción
En los que no había más que un gesto de cerrar la puerta
Para que no llegue a los oídos el sonido de ese bullicio
Que no provenía de las referencias de la propia vida
Sino de otras, de historias que lejanas o cercanas
Iban siendo definitivamente otras, desconocidas tal vez
Pero con esa capacidad de arrancarle el protagonismo a todos

Para que llegue el tiempo, los momentos
En que todo va por ir mirando una imagen
Junto a la cual pudiera referirse el propio pasado
Como si una fotografía, puesta al lado de una luz
Pudiera también, de algún modo, iluminar
Sabiéndolo imposible, pero no confesándolo jamás
Porque todavía quedaban horas que transitar

Y esa extraña conjunción
En la que la erudición por no ser tanta
Pudiera livianamente perder sonriente
Merced a la cálida aceptación de lo desconocido
Que va permitiendo el cese de la lucha de lo importante
Habilitando el resquicio por el que se filtra lo que se siente
Todavía con las fuerzas para desestimar una batalla innecesaria

06.05.03




56
     Manuel Mujica Láinez.
El trueno entre las hojas57

Sin decirlo con la voz
Como si cada palabra
Fuese sospechosa de algún crimen
Como si el silencio lo llevasen dentro

                                     Y el hachazo de lo cotidiano
                                       Le partió el pecho en dos
                                  Hermanándolo con los oprimidos
                          Trocando en compasión su odio hacia los poderosos

                                                  Sabiéndole a cada uno sus historias, su pasado
                                            Le fue pesando el estar ahí donde pudiera ser sabido
                                                Y como jugando, les borró a cada uno su esencia
                                          Dejándoles sólo el nombre, como si no nombrasen nada

Al ver que no había más
La desapasionada suspensión de otro intento
Como si siempre fuese claro lo que acaba
Todo aquello que habiendo estado ya no está




57
     Augusto Roa Bastos
La alfombra roja58




58
     Martha Lynch
Pilote de guerre59

Entrenado para la derecha
Y también para la izquierda
Tropecé con el punto, con ese centro
Por cuya realidad la instrucción pierde
Quedándome no otra cosa, ninguna otra cosa
Que beberme de lleno la plenitud del absurdo

Sin el valor de seguir el impulso brutal
De hablarle a las piedras o a los árboles
Porque hablarle a alguien tenía tanto sentido
Como lanzar una red para atrapar una pared
Dado que la comunicación misma se había quebrado
Puesto que no había mensaje posible de ser entendido

Todo por el hecho de que habíamos apostado a la mañana
A esa mañana que todos creíamos entonces dominar
Que de tanto verla todos los días de nuestras vidas
- lo que entonces eran nuestras vidas -
No pudimos sospechar la posibilidad de que no existiera
Y que terminó por inexistir, para que el fracaso nos arrasara

Y entonces, al menos, el tiempo
Porque en el tiempo y por el tiempo
Puede uno despojarse de lo que ha sido
Y aferrarse a lo que ha pretendido ser
Llevándolo todo a ese plano mental
En el que las cosas pueden seguir pasando

Para esos pocos pasos más
Tratando de andar sin compañía
Para intentar comprender
La insólita realidad de que todo camino
Ya aquí, o más allá, termina acabándose
Después de toda una vida andándolo

Y así
El principio anudado a su final
La voz al silencio
El color a su ausencia
Los ojos a su objeto
La nada al todo

20.05.03




59
     Antoine de Saint-Exupéry
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  • 1. Libros Rodríguez Carrillo 07 de enero de 2003 – 23 de noviembre de 2003
  • 2.
  • 3. Ansichten eines Clowns1 Desde la calle divisé los ojos del insaciable. Capté los gestos de su grave aprobación Cuando el ordenado departía alegremente Respecto de su renuncia como bandera del ejemplo. Intuí el poder del alma del payaso Convertida en remolino divisado Acercándose con furia, aunque con inocencia En un dolor que parecía no tener intención de cielo. Atisbé el dinero, la forma de la moneda Su oscura y clara manera de girar Dándole al poseedor lo que no tiene Y tomando del mismo lo que hubiera podido ser. Pero no son más que detalles Dentelladas de una flaca fiera En la carne magra de una flaca presa En un tiempo en el que las luces fueron eléctricas. Lo cierto es que también alcancé el café Que desde la boca que anhelaba otros labios Rebosó en el espacio que no lo necesitaba Para dar con las zapatillas antes que con el suelo. Vi la nada, y en la nada el algo. Y de lo que estaba haciendo de mí Logré partir una parte – sin medidas – Y sin prisa fui asumiendo una desesperación. A la propuesta le sobrevendría su contestación Por hacerse estructura, cada orden sería sometida a prueba Y así y entonces habría y sobreviviría cierto valor Que por no aferrarse a nada sería tabla y sostén. El billete de primera, y el de segunda El humano manual de los gestos fallidos Y la estoica bravura del que se sobrepone A un tiempo que siempre fue el mismo, y que no existe. Fue en Alemania, y fue en carne Aunque muchos lo entendieron Fueron pocos los que lo comprendieron Pero entonces se trataba de eso, de al menos decirlo Porque vivirlo no alcanzaba. 1 Heinrich Boll. 1963
  • 4. Kamen no kokuhaku2 Tan grande el cariño y el deseo Que habrías de seguir su rumbo Aceptando que tus hombros rocen Lo mismo que el de los que has elegido. Pero nadie es igual, sea condena o absolución. Determinadas notas sólo para ciertos oídos son La estructura de algún ser humano, un lienzo recreado La extrema espiral de cada una de las situaciones No podrían ser captadas con idéntica precisión Por los ojos del que entrega y por los del que toma Y aunque sea la razón la que disponga intentarlo Es cierto que la pasión pueda vencer, pues toda verdad es apasionada. Mirando de lejos, desde otros años – que son puertos – Lo que había parecido una rendición incondicional Deja lucir sus aristas ciertas que, aunque noble, de traición son al fin, La que contra uno mismo se acomete, vencido por los afectos. Y es así - cuando tras aceptar la invitación se presenta Tiempo - Que en lo más íntimo la mentira que fuera entendida No alcanza a ser aceptada, por no poder cubrir al alma Y entonces la rebelión gana fuerzas en la hoguera. Embiste con torpeza la inteligencia Quiere abrirse camino y destrucción son sus modos Y a su paso impetuoso, marcado por el desengaño Rasga la maleza, como rasga el corazón más cercano. El inocente, habiendo percibido que ya no lo es Siente la pérdida, y porque fuera noble su intención No puede tolerar el pensamiento de una derrota Y entonces desespera pues el arrepentimiento lo golpea. Comprende que nadie está a salvo Visualiza la diestra y la siniestra Y no puede más que detenerse La partida lo aguarda, como un trago. 2 Yukio Mishima. 1949
  • 5. Islands in the stream3 No siento culpa, no puedo Por el sol de La Habana Y la misma vieja calle Que al mismo viejo bar me llevaba Donde había logrado un cuadro Que ojos no muy expertos Encontrarían bueno, y hasta bello Hasta que la costumbre les fuera obligando a la indiferencia. Pero soy culpable de intentos ajenos Por ejemplo, de algunas horas en la mar Asistiendo la joven tensión de unos brazos Intentando, sin experiencia, traer a la superficie a un tiburón De una u otra caminata sobre senderos Donde la arena se mezcla con los pies Como las palabras con la vida y la memoria Soy culpable de haber vivido cosas así. En cuanto a la muerte del prisionero Qué otra cosa pudo haber sucedido? En la realidad son otros los nervios En realidad, son fuertes los impulsos. Y logrado el cariño, el sincero No siempre es entendido Se quiere más de lo apreciado Y no se está seguro de ser comprendido... Las últimas horas son ruidosas Para que el final sea aún más silencioso Uno quiere que el otro viva Y parece que al otro pudiera o importarle. Parece que las montañas son azules Que los motores ganan velocidad Que viene el tiempo de explicaciones Y que alguien dejará de estar alrededor. 11.01.03 3 Ernest Heminway. 1972
  • 6. La guerra del fin del mundo4 Íbamos bajo el sol Tras haber estipulado la persecución Había una que portaba ajena leche Y el del alambre alrededor. Por mi parte, apartado Cerca del final fijé mi atención En aquel periodista miope Cuyo terror fue impedido, con una pregunta. Y la opción desesperante, antes que desesperada Pues había que estar en Canudos Había que ser parte, quizá por primera vez De algo, de alguien, de lo que los intelectuales llamarían inefable. Las razones, como la historia Con nobleza la cederíamos a los otros Los siempre insatisfechos, los condenados Los que hasta para orinar necesitan de una explicación. De todos modos el final no nos pertenece La victoria – perra que puede ser cruel – Sería de algún modo lograda Y de algún modo, en algo, vendida. El triunfo sería después Forjado en ignorancia y fe En el vuelo de arcángeles En el polvo de una caminata infinita. En un bolsillo, en uno solo, entonces La policía, el ejército, la búsqueda pobre La hacienda pulcra, las cabezas del ganado Y la sorpresa de que el orden puede ser trastornado. Se marca la distancia del que ha hecho Con el que debe decidir respecto de lo hecho Lo que juzga el juez es el acto Del cual no ha tenido parte nunca, nunca. Son tres alternativas, no dos Y la cuarta sería la nada De no ser por lo mejor La anciana que le sonríe al fin del mundo. 12.01.03 4 Mario Vargas Llosa. 1981
  • 7. Manhattan Transfer5 La calle es de agua, y es el mar En cuyo fondo están las casas Que tienen ventanas - breves o extensas - Desde las cuales no puede verse el cielo. La mujer dibuja su espectáculo frente al espejo En su mente proyecta algo parecido a lo que ve El momento, así, comprende a tres mujeres Lo necesario para el anuncio de un divorcio en París. Y está el muy exquisito bienestar Que no es producto de soportarlo todo Una niñez, una juventud, y una adultez Sino el resultado de haberlo intentado todo. Tras el arresto de tres italianos Dos hombres alcanzan a mirarse el rostro Sube una intención de diálogo, baja el alcohol Pero es tarde, es tarde para comunicar ya nada. Giraban las puertas de la ciudad Y con ellas una vida se negaba a girar Los horarios y las luces del ritmo No alcanzaron nunca a ser deseables, apestaban. Los trenes transportaron a bípedos uniformados Que cantaban sin saber o sabiendo que irían a morir Si fue cierto o no, no hay manera de saberlo Lo cierto es lo otro, lo que va quedando de las flores que portaron. Y aún así, nadie busca el infierno Ninguna niña quiere, de grande llegar a ser puta No hay quien se imponga la miseria como destino En el deseo del fracaso no hay quien haya encontrado lo sublime. Más o menos a la mitad de la historia Se descubre lo que ya todos fueron conociendo Que quien conoce todo aprende a no confesarlo Como si fingiendo ignorancia se recuperase la ingenuidad del ignorante. De todos modos, puede que no me importe Que simplemente vaya diciendo, hablando de mí Que nadie nunca habrá de conocerme Como nunca llegué a conocer a nadie. 14.01.03 5 John Dos Passos.
  • 8. L’cume des jours6 Formula juicios por deleite Como estira un músculo el atleta Sin la finalidad de hacer uso de lo que hace Porque puede hacerlo, nada más, Amando a mujeres hermosas, Nueva Orleáns y Duke Ellington. Después del frío habría que escribir Sopesando las enfermedades pasadas Y todas aquellas que siempre están por llegar Partiendo desde la intuición hasta lo concreto De una cura casi imposible, porque la misma mata. Y al metal, al darle calor, le daba vida Y más que darla, se la iba cediendo Pues a pesar del oro había el gris Y por salvar una cabellera dorada Descubría, al final, que era su imagen lo que salvaba. Sin embargo – siempre un sin embargo destruye el pasado – Como podía intentaba lograr un exterminio imposible En ello le iba el esfuerzo y lo que le quedaba de razón La idea estaba fija, pero no alcanzaba realizarla Y no sangraba el corazón por el intento, sino por su sufrimiento. Tras el que sería su último escape Confesó el roedor que ya no lo soportaba Y más allá de valentía o cobardía - juicios tan pobres ante tal decisión - encontró en el suicidio una opción. Y para ello tuvo que pedir ayuda. Sería arrebato o inspiración El texto nos permite imaginarlo Pero nos veda el poder concluirlo Nos niega la certeza Abriéndonos los ojos, sin piedad, a lo posible. Accede a que fueron días de espuma Y que lo que hubo, aunque era todo, no fue suficiente Ni siquiera se piensa en algún responsable humano o divino En otro presenció la fragilidad para un sentimiento intenso Tuvo el cansancio verdadero, el que conoce todo aquel Que a su tanto querer no le halla un puerto justo. 15.01.03 6 Boris Vian.
  • 9. Dejemos hablar al viento7 Imposible sería creerlo verdaderamente Pero bastaba con intentarlo, con fingirlo Aquellos afectos, humores definidos La sonrisa que no entiende, la confundida amistad. Hombres, mujeres, y sus inservibles catálogos La desesperante colección de la misma necedad Catapultada una y otra vez hasta el infinito más mediato Desde millones de cuerpos infinitesimalmente diferentes. Porque cuando la fe es admitida en una mente Al parecer la destroza, borrando toda carcajada Fijándole al ceño a permanecer fruncido A los sentidos, obnubilados, más nerviosos que atentos. Lo falso de un orden repetido y jamás comprendido La suma de partes que no pueden señalar la posibilidad del todo Las miles de páginas escritas, las millones de horas laborales Todo más horrible que la compañía de los desesperanzados Donde ya nada es simple imagen, dónde todo está confesamente errado. Con el cuerpo y la mente por poco ya adultos Habría que retroceder muchos años y desde ahí intentar algo Pero aunque se lograse esgrimir algún intento de uñas sobre mi piel Como una fatalidad fallaría la constancia, donde resisto con sencillez. Lo que hubo sucedido, si realmente sucedió Podría juzgarse, no sería la historia de la capilla sixtina Pero lo peor es el ocurrir de ahora Y lo más intenso es que en ello no hay novedad. Y la ola, por pensada, quizá no llegue a ser pintada Simplemente existirá para cumplir su cometido imaginado Y el mundo entero padezca su propia desaparición instantánea Y no quede más que nada, como siempre. A mi puerta nadie llamó a pedir una opinión No soy yo quien siempre piensa en la cama No hablo del amor, no hablo de los géneros Trato de aceptar al mundo y de que me importe Y puedo sufrirlo, doscientas millones de veces. Pero si hay algo que todavía me cuesta es lo siguiente Que un pobre tipo bien intencionado me hable de mí. 22.02.03 7 Juan Carlos Onetti.
  • 10. Nexus8 Vi que vio a la mujer y que la deseó Que en toda la noche no volvió a mirarla Que no arriesgo un paso o una palabra hacia ella Y de esto lo vi quejarse el resto de su vida. Vi que la semilla soporta la presión de la tierra Pero que una vez que logra germinar Imponiéndose el crecimiento, logra el sol Y lo que era uniforme lo destruye con la verdad de su altura. Entre tanto, en nada más que un entretanto Con los ojos claros y con los sentidos abiertos Capté lo inmenso, y también el movimiento Vi el destino de incontables seres. No pude verme arrodillado, lo intenté. No alcancé a llorar por una mujer perdida No llegué a sufrir por un intento fallido Mi caso es que no quería a nadie, o eso decían. Me dieron la vida, nada más Se cansaron de decirme, de mil maneras que hay más Pero no me mostraron nada más, y pretendieron que esté satisfecho Con todo aquello que, sospecho, a ninguno de ellos satisfizo nunca. Pero logré una imagen que no todos La de un carpintero haciendo una iglesia, sin madera. Y al menos me tenía a mí, a mis piernas A mi mente estruendosa, sabiendo horas Apto para la crítica muda Capaz del cuerpo y sus consecuencias. Y lo cierto de que a nadie pido que cambie en nada De mí me burlo como nadie puede hacerlo Y me hallo libre de burlarme del que quiera Simplemente, muy simplemente, Aunque lo quiero todo, no pido nada, no exijo nada. Siento que hay error en flaquear Siento que no hay que despreciar Pero es cuando piden que cuesta más Y sé algo más, que es secreto, y que trata de mí. 22.01.03 8 Henry Miller.
  • 11. Rayuela9 Wu wei, pero un no hacer violento Donde el estallido no lo genere un vocablo Unos pasos en la noche, alguna cita extraviada Sino el fracaso de las expectativas de los que no nos conocen. Vale la idea del sillón, comprado con sudor y mentiras Para desde allí mirar como los demás mueren Vale el velador que provee de la luz Con la que se leerán las desgracias ajenas. Y mi cariño más sincero Que aunque lo grite y lo escriba Jamás podría ser aceptado Como no se acepta en otro el error propio. Muerta en el Sena, ahogada Magia y alfombras de hoteles La vocalista en la noche de desastre Las copas rotas en la cena inaugural del alma. Tengo momentos increíbles Y lo que me pesa es saberlos Y lo que agobia es saber su antes y después El paisaje desértico en el que nació y murió alguna flor. Sencillamente del tiempo en el espacio Y convertirlos y amalgamarlos La posible discusión y su posible silencio El llanto del bebé que habrá de morir. Tiene que llover y hay que volver Todo debe de ser definitivo para que nada lo sea Debe la depresión aguardar en el picaporte de la puerta Los años deben ser pocos, y todo resentimiento ampliamente absorbido. Entonces quizá La carrera que mira no el paralítico Sino aquella en la que corren los paralíticos y mira el atleta Sintiendo los propios músculos enteros y firmes Viviendo la soledad de no tener ningún competidor Lo imposible de ser diferente y de todos modos serlo Y pensarlo de un modo que obliga a vivirlo Aceptando la posibilidad de que pudiera no ser así Pues todos dicen que así no es Mientras el tiempo, las cosas, los nombres Una falta que pudiendo no estar, está. 9 Julio Cortázar.
  • 12. The devils of Loudun10 La forma se denomina política Y en ella hay variables de origen y destino El natural gesto por el que se capta el ajeno afecto Donde uno es el que razona para que los demás Entregados a ese afecto, terminen también entregando sus monedas. Conocer va valiendo un poco menos Cuando en lugar de liberar obliga Como cuando recorrida ya la llanura Y poseyendo en la mente sus accidentes Se llega al pie de la montaña, siendo natural, entonces, el tener que escalarla. Abismos reales señalan las metáforas Muchas veces el enyesado lee al que sin padecerlas Escribió mucho y tanto sobre el romperse y quebrarse Pero desde el cuerpo y la razón, algunos alcanzan A diferenciar intuyendo un orden, para muchos oculto. Variables de algún tiempo atrás En las circunstancias que hicieron posible la Reforma Donde la nobleza terrenal habilitaba títulos para la celeste Un clero débil, de dónde tantos sacarían en claro que la carne es débil Y la Sociedad de Jesús contrapesando con la dureza del ejemplo. El otro valor, el de la lealtad, se señala Exige fuerza y constancia, es decir, casi todo Son muchas las veces en las que ni la inteligencia basta Para mover una piedra bien cimentada, y así como cuesta En los demás cuesta más verse caminando bajo el vuelo de los pocos. Pero toda altura define su posible abismo Toda puerta inevitablemente habrá de tener sus peligros Todo peldaño, mientras no sea el último, impone sus riesgos Y hasta para los ya impedidos de bajezas muy brutas Todavía existe la tentación de usar las armas por sólo saber hacerlo. Y pudiera ser que no existiesen, finalmente, tantos secretos Que aunque haya sido tan intensa esa tan alta intención Nunca hubiese dejado de ser tan solo eso, y nada más Que aunque con esfuerzo se haya logrado captar a alguien No deje de ser sencillo para todos captar a quien los capta. 26.01.03 10 Aldous Huxley.
  • 13. Cien años de soledad11 Desde el primer trazo Estuvo oculta la condena Los detalles fueron muchos - hasta hicieron la trama – Era el viajero, quizá caminante, El que sabía de los hilos Y otro más que descifraba los pergaminos En un afuera del tiempo totalmente posible. Lo normal de una desesperación La de una batalla eterna, y perdida Ni siquiera el blanco, menos su posibilidad Imposible el negro, ni valdría el mencionarlo. Y allí, en la ausencia A mitad de un gris logrado con maestría La precisa imagen de un telón que no sube Sino que cae, contrariamente a lo acostumbrado. Referiría a Platón el novicio Alguien siempre referiría a cualquiera Pero para alcanzar que en lo gigante no está lo enorme Hay que primero lograrlo, se note o no. Es así que de la negación pudiera surgir la aceptación Que de las aristas dispuestas inapelablemente Se acceda al impulso y al acto de atravesarlo todo Haciendo de toda fantasía una hierba a masticar. Al final, que sólo sugiere ser un principio Queda el haber vivido, o creído vivir, un aliento Que deprime y exprime las cosas vanas Porque fueron señaladas, nombradas, y así, aptas para el olvido. Nos deja el después Con la vida entre las manos O entre la piernas O entre el resto de los que nos queda por imaginar Cuando cada camino lleno de polvo Cuando cada lágrima que logra un pueblo Cuando cada grito que da un convencido Cuando todo queda por delante. 26.01.03 11 Gabriel García Márquez
  • 14. Point Counter Point12 Hay algo que al lograrlo Implica la muerte del que lo logra Lo bueno, lo justo El exceso mismo de todos los excesos. Cercenándose, privándose, negándose, renunciando Arrancando una parte de sí Cantarlo tratando de elevarlo en canto Como un aliento ilimitado por la atmósfera A pesar de que casi todos prefieran la rosa roja. Y la esencia del que yerra, por haberlo intentado Y la esencia de la escoria, por haber sido alimento Y la esencia de una estupidez, por tratar de no serla Los golpes solos que la inteligencia se inflige a sí misma. Estaba Dios, cuando había música Eran hombres quienes la lograban Pero cuando dejaban de tocar Dibujaban lo terrible de estar despiertos. Entonces lo que a uno le duele lo oculta Y aunque tienta con peso la fraternidad Más prohíbe la posibilidad de vergüenza De exponer lo que siendo sacro para uno No será comprendido por nadie. A la hora de juzgar, cuando los perfumes lo permiten El de pensamiento correcto y sus acciones El de acciones incorrectas y sus pensamientos El histérico entretenimiento de analizar Al que no es el puro y exacto reflejo de su más íntimo ser. Se deja suponer que vivir es construir, en la intemperie Que la tormenta es igual para el que quiere casa o castillo Que la diferencia está en los brazos y en la mente que los guía Que el público no cuenta, si la obra es lo que importa Que si se está solo es por habitar un lugar donde no cabe la muchedumbre. Al principio no sería broma Al final, su posibilidad sería aceptada A ver si la mente, como el corazón Logran expandirse como pretendieron Dejando o no una estela de fuego. 26.01.03 12 Aldous Huxley.
  • 15. Gabriela, cravo e canela13 Lo del cuerpo es sencillo Sencillo de entenderlo Cuesta arriba es compartirlo El compartir sin discriminar. La humedad de las carnes El poderoso deseo de poseer El dolor de lo no tenido Los sueños, todos, desvelados. Hay que dejarla pasar Permitir que viva sus siestas Saber que es libre y no liberta Que la derrota es posible y cierta Seguir amándola, quizá con menos juventud Pero con más valor Rozar saber que viene de Dios Que en su sencillez también habita un anhelo infinito. Y hallar los caminos del futuro A balazos y a trampas abiertas Bajo el escrutinio del brillante sol mudo En medio del calor en el que pocos actúan En la horas donde los sentimientos son pocos, pero intensos. Mejor no tocarla, mejor dejarse llevar por ella Saberse roca que besará su ola, quizá sólo una vez Aguardar, como se pueda, con esa esperanza Prohibirse intentar cazar al aire. Que la otra muchacha, más delicada y más bella Por parir habrá de terminar con el vientre hinchado Por cosas de la casa dejará los afeites Por obediencia a su marido, dejará sus más fantásticos anhelos. En el amor de selva Donde no hay dueños Ni posesiones Donde se funden el clavo y la canela En la más exacta situación del milagro Con el sabor de lo único Terriblemente irrepetible. 26.01.03 13 Jorge Amado.
  • 16. Mémoires d’Hadrien14 Tan grande es la herida del amor Que sólo el amor puede cerrarla Y duele más cuando hay edad Cuando la belleza tiene un tiempo. Ya no está conmigo mi joven dios El carnal regalo que logró mi sonrisa Ya se han fugado las horas de la tibia alegría Que era posible con mis brazos extendidos Quedan, como una condena agridulce Buscar aún alguna que otra respuesta Ya en el reflejo que proyecta el espejo en la mente En los viejos pergaminos que rayaron los doctos Y en lo que queda de la gente que todavía me rodea. Como ya no son posibles los otros juegos, las otras batallas Donde era tan sencillo perder y reír Pues jugadores y contendientes eran sólo dos Y la derrota siempre implicaba la victoria de quien se amaba Persisten con su fuerza los otros legados El intento de la vivencia de aquellas tierras Que sólo alcanzan a pisar los héroes Que lo son por su continuidad en el esfuerzo De vivirlo todo, tanto, que vencido queda el temor a la muerte Que se vuelve menos dura la amenaza de la vejez Casi comprensible la incurable enfermedad Y, por los dioses, soportable el amor que no halla reciprocidad Y el rostro que se porta puede mirar de frente Por y a pesar de sus arrugas, la amistad traicionada o despreciada Y la terrible realidad de que los sueños no puedan realizarse Porque al final de cuentas, no somos más que humanos. Perdonadme pues mis excesos Que no sea suficiente el escándalo Que mi aliento es largo Y en mi disculpa tan sólo hay sinceridad. Mis instantes se marchan En la soledad hallo comprensión Y por último, volviendo un tanto en mí Tan sólo pido, mirando al frente, una última ojeada a lo que transité. 24.02.03 14 Marguerite Yourcenar
  • 17. In Coold Blood15 Ha trabajado ocho horas, quizás diez En casa lo esperan, en verdad lo esperan La cena estará caliente, los niños ansiosos Y ya antes de cruzar la puerta sonreirá. Despertará a sus hijos con ternura Sentirá impaciencia y regocijo Cuando pidan por unos minutos más Mientras se enredan entre las sábanas. Y en cuotas pagarán la casa y el auto La educación de los críos El seguro social La alegría constante, en cuotas la pagarán. Y esa alegría que puedo ver me enferma Porque condenado a lo difícil no tolero lo sencillo Y escapa a la posibilidad de mi piel Aceptar que así sean felices. Llevo en mí el resentimiento De poder ver lo que ellos no pueden siquiera sospechar Y tanta es mi fuerza, tanta mi erudición Que hasta hallo placer en marcarles la vida, con lo que sé. Yo mismo, al dañarlos, me hago daño Y aunque puedo definir la bondad No puedo realizarla, no puedo lograrla Me siento ofendido, por no ser igual. Aunque hable de una roca No puedo ser una Y aunque vivo en soledad Del mundo no puedo escapar. La gente es demasiado Contra todos no podré Creo que la paz estará al destruirme Y sé que sólo yo podré hacerlo, al desmoronarlos. Cualquier animal herido ataca al que quiere ayudarlo La solución, lo sé, en mí está Pero no puedo aceptarlo No he conocido el cariño, y el resentimiento me vence. 24.02.03 15 Truman Capote
  • 18. The Wild Palms16 Había imágenes que lograr Habían sido enseñadas como reales Pero no había sido enseñado el precio Parecía el príncipe condenado a encontrarse con la princesa. Pero por los caminos de la vida, había sido, Las casualidades no eran más que literatura Cada cual de algo carecía, y algo anhelaba Ni bastaba el caballo, ni bastaba el vestido. Tempranera o tardía fue la decepción No bastaba con pretender, con querer La inocencia perdía contra la pureza Un único par de brazos y un único lecho no alcanzaban. Valientes los que lo aceptaron Valientes los que al verlo huyeron Y a su modo audaces, aquellos pocos Que por las sombras desconocieron al sol. La traición de Bruto, y la de Calígula Y la de todos los días, humana y mediocre La inconformidad que halla su escape El tullido, lastimero, que logra sus muletas. Más no había honor, aunque quizá fama Y por supuesto, el peligro del escándalo Pero, y aquí lo bueno, nada, nada más Salvo que el día que viene, todos saben, apesta más que el anterior. Lo capta el esteta, elegido, cuando mira a sus hijos Lo dice el poeta, mientras contiene sus sangrantes heridas Lo calla el idealista por reflejarlo en los ojos Lo viven los actores, del otro lado del cortinado. Mas son otros los que protagonizan el sufrimiento Una cierta raza que ha sabido besar la humildad En tanto ha sabido no contener su sonrisa Por haber comprendido la distancia entre repartir y compartir. Lo demás, mezcla y confusión El caos o el orden exacto del universo Las horas que son vividas Por quienes aceptaron ser educados En lugar de educarse. 25.02.03 16 William Faulkner
  • 19. La nausée17 Queridos hermanos, basuras Humildemente les pido perdón Por no ser como ustedes, idiotas. Dramática multitud, huyendo del hastío Encerrada en salas en donde quieren el escape Amotinadas en la extrema realidad de las masas De las que he sido vilipendiado, con ácido placer. Solo, en soledad, lograré también la unicidad Mediante la realización de una crítica personal feroz Lograré también absolver tanto a mi ser Como a mis más preciados objetos, entre ellos la nada. Tendré que juzgarlos, a todos, y acaso a cada cual Y lo que de ellos diga quedará impreso Y habrán de leerme, y reirán o se mortificarán Y más de uno habrá de compadecerme, logrando la lástima. Todo esto lo supe siempre, siempre, siempre Y es que aceptando el absurdo, no tengo rival Cada enemigo no es más que humo Materia condenada a un final de vida útil. Aunque mis ropas son de proletario He vestido las del guerrero que enfrenta batallas filosóficas Braceé en su tiempo en los ríos y mares de la historia Estuve, por decirlo, en más sitios que en ninguno. De lo que se acostumbra llamar amor y su acto Desistí de la depresión de su continuidad Opté por el recuerdo en la memoria Donde todo es como uno decide que siga siendo. Quizá un día nos encontremos, hermanito mío Y entonces puedas liberar tu gran lista de exigencias Ve sabiendo que yo no huiría, y que todo te lo daría Para disfrutar después de pedirte pagues el precio. Pero si esto no ocurriera, seguiré siendo yo tu hermanito Disfrutando con la intensidad que me fue permitida Del mundo que viste y del que creíste entrever Como si uno de los dos, alguna vez, hubiese en verdad existido. 01.03.03 17 Jean-Paul Sartre
  • 20. La vida breve18 Habiendo captado la sencilla complicación De que cada final daba paso a un nuevo inicio Había asumido también la tremenda importancia Que tendrían en el pasado de alguien algunos actos Y que la verdad, a pesar de todo, era que no me importaba. Ya que ocurre esto que es la vida, ni más ni menos Y que en sí misma pareciera no tener cosas horribles Para que lo horrible sea justamente que existan y dejen de existir Los besos, los hijos, los padres, los murales de mármol El libro escrito que se vende y se confiesa nunca será entendido. Y ocurre el amor que no tiene comprensión Que debe siempre, para seguir siéndolo, ser ignorante Para ir evitando así la desilusión, día tras día Puesto que cuando se trata del otro, cualquiera fuese Y mejor si es el enamorado, no hay tiempo para ocuparse de uno. Los misterios, así, debían seguir así, no conocidos No el nombre de Dios, ni su rostro Los misterios simples, como la historia sexual de quien está enfrente El día más feliz, el día más triste, todas aquellas pequeñas cosas Que por no saberlas tornan a lo que nos rodea en algo interesante. El equilibrio estaría ahí, en no cruzar la línea de la ignorancia Ya que una vez que lo hagamos no habría marcha atrás Y entonces nos sería exigida, para poder continuar La puesta en marcha, el funcionamiento de la voluntad Dirigida con toda intención rumbo al logro del olvido. Si así podemos alcanzar el milagro jamás prometido Y llegamos entonces a respirar la felicidad Justo a la mitad de nuestras vidas, no tan mediocres Tendremos entonces que darle la bienvenida a esa otra variable Que es el tiempo, el reloj que en cada cual marca las horas de la dicha. Mas ya entrenados en el libro de nuestras vidas De tanta grasa, tanto alcohol y tanta representación Nos iría siendo sencillo un enfrentamiento maduro con el miedo La última prueba de que todavía nos queda un algo de juventud Un espacio de nubes negras antes que el sol lo arrase todo. 01.03.03 18 Juan Carlos Onetti
  • 21. The Honorary Consul19 Tenía un tiempo la prosa Y su tiempo tenía la poesía Y el juego era la no medida La no vivencia de los extremos. El que lo capta a la primera Es el primero en vivir lo que queda Con la irrisoria esperanza de que alguna vez Alguien también logrará captar lo que ya él había captado. Con el tiempo, si la suerte – que tampoco existe – lo asiste Aprenderá también que es imposible Que si alguien alguna vez viera lo mismo que él Sin duda otra significado le daría, mayor o menor, pero siempre diferente. Quizás, entonces, le atribuya al milagro El acto por el cual lo semejante salva lo imposible de lo idéntico Sin condenar la física, apreciaría lo espiritual Pero se mentiría, y, si lo hiciera, más tarde habría de suicidarse, es sabido. La fuerza superior debiera ser la propia Más allá de la chipa de las barrigas vacías La historia de todos los niños pobres del mundo Y la del dinero invertido en velas y vino para un rito desvirtuado. Más que el llanto bajo la capilla sixtina También el cosquilleo de cierto placer traumático Que sienten los que abrazan la realidad de sentir dolor Cuando lo que ven, es lo que hay, sabiendo que pudiera ser diferente. Vidas enteras de sacrificio detrás de los libros Vidas enteras detrás de metrallas y puñales Vidas enteras sentados bajo las palmeras Vidas enteras peregrinando con un mismo mensaje Y la desesperante certeza de que todo eso sólo valdría como ejemplo Para que el día de mañana, si es que Dios lo llegase a permitir Se tratase de nuevo de un sólo acto, de un sólo gesto Como el de morder una manzana, o ser izado en una cruz Para el cual uno estaría preparado, con furia y vacíos en la sangre Con la carga de nihilismo necesaria para saber que tampoco sería suficiente Entendiendo al fin el gran ridículo de la existencia Pagando el precio por el cual cualquier demonio nos temería Porque no hay peor persona que aquella que ama a Dios Sin olvidar ningún detalle de las miserias que ha permitido Sabiéndose limitada, imaginándose continuamente poderosa Esperando el momento de destruir su propia vida por el Dios que ama de verdad Si entender, comprender, ni expresar, que el mundo pudiera no ser lo que ve. 19 Graham Greene
  • 22. Eva Luna20 Puede que alguna vez, anciano o no Por una gracia, o un gran esfuerzo Llegue a comprender que tengo una madre Que esté más allá de las maternidades individuales Más por de pronto, desde mis 31 años Donde orgullo y vanidad se van cansando Para dejarle, poco a poco, paso a la humildad Cuando le escribo a mamá, le llamo mamá, sintiendo que no hay otro modo Y cuando pienso en Dios Tratando de abarcar la historia más próxima y la más futura No dejo de entrever los días de Josué La muerte de los primogénitos El sonido del paso entre las copas de los árboles Marcado por una situación pasada Desde la cual aunque existe la corona No tiene tanta consistencia el trono Aunque sí su ubicación, como la risa y la sonrisa. El paso de las desgracias y las dichas Y el suceso de la memoria a mitad de un tiempo La mujer de Lot, las continuas advertencias previas La premura y la insistencia, diferente de la persistencia Como si el imperativo fuese a mirar hacia el frente Y si acaso uno cayera en la tentación de mirar atrás Pudiera salvarse si no sólo mirara lo bueno de los logros Sino también lo malo y triste de los equívocos. De todos modos, ninguna confesión alcanzaría El juego siempre sería personal, privado Para que la descripción de cada experiencia No fuese más que un consejo, positivo o negativo Que podría aceptarse, cuando no comprenderse, y viceversa Demostrando a cada instante, a cada instante Que desde que la muerte tiene una forma No es más que manifestación de la posibilidad de decidir Si sola vendrá, o acompañada de invitación habrá de acaecer. Mas, entonces, también el mensaje de seguir Entre formas y fondos Valorando las limitaciones, que no deberían limitar los sueños En medio de la lucha que debiera implicar alegría, más allá de su resultado. 20 Isabel Allende.
  • 23. Bomarzo21 Quizás ustedes sepan, aspirantes a jueces Que un cojo no puede entrar al templo, tampoco un ciego Quizá conozcan la ley, humana y divina Que a los defectuosos nos aparta. Pesa el estigma, a uno lo vuelve cruel Porque cuánto más privados estamos de la belleza Más somos sensibles a ella Y pesa más cuando apreciamos lo que los demás no valoran. Y así como el poeta pudiera decir Que las aves cantan, porque son las que vuelan Así nosotros podemos ver Lo hermoso de una espalda recta, de un rostro bello. Sin embargo nos rechazan Sólo el morbo nos nombra Y habituados al rechazo En los hombres ya no vemos a nuestros semejantes. Entre monstruos buscamos compañía Aunque no lo somos, intentamos serlo La fealdad dicen es nuestra realidad Y no nos queda más que en la fealdad buscar lo que buscan todos Un poco de compañía. Como dije, nos volvimos crueles: A la mujer en ese entonces más pretendida Se le pagó las necesarias monedas Para comprar unos instantes En los que probaría mi virilidad El temor fue más, mucho más Pues no hay cosa peor que algo feo frente algo bello Y que belleza y fealdad, vivas, conozcan que lo son Le dupliqué la paga como precio del silencio Mas, qué impediría traicionar a un error de la naturaleza? A la fama de mi horrible forma Se sumó la de mi impotencia Nuevas burlas se adhirieron a las antiguas Para que el llanto no alcance al consuelo Para que la venganza pueda, quizá, hasta ser motivo De un día más, un año más, o todas las centurias. Sucedió que el tiempo transcurrió Y que la limitación me fue benigna 21 Manuel Mújica Láinez.
  • 24. Pues así como lo feo termina por ser olvidado La belleza que decae sigue siendo novedad. Volvió por la misma circunstancia, por dinero Los años habían pasado, por su rostro, por todo su cuerpo No dudé, como no duda nunca quien sabe tiene la verdad Y le señalé sin miramientos que la distancia se había acortado Y no porque yo fuera un poco más bello que aquella otra vez. 01.03.03
  • 25. La romane22 Con ese modo que tiene cada edad De llenarse de precisos atributos Como si cada idea, cada pensamiento Provinieran tan sólo de la edad Valores virginales para el hombre y la mujer En la historia de las víctimas del sexo opuesto Aunque no en la historia de los victimarios Porque es el que agrede el que más ha sido estudiado Las causas de las otras situaciones Han sido decididas provenientes de natura Y nada más, haciendo de la ignorancia Tan sólo el espejo de inocencia Expuesta la ternura, como una ciudad a los bárbaros Habría que tomarla desconociendo qué hacer con ella Quemarla y pasarla por cuchillo Para después pasarla también al olvido. Por la cantidad que fijan las imágenes Para que dos hectáreas de maleza Hagan el significado de una amapola Y un rebaño de ovejas le den brillo a los colmillos del lobo. Bastaría con querer algo para que sea cuestión de tiempo Pues ninguna cima en realidad puede serlo siempre Más temprano o mucho más tarde, el deseo vence Y cuando golpea la decepción casi siempre se quiebran las rodillas. En la desesperanza, sin embargo, una vez lograda Se halla el principio de un cambio fino y brutal Por el que se accede a un poder antes ignorado A una seguridad quizás nunca imaginada No hay tormenta que asuste No hay futuro que pueda turbar Las gentes no es más que gentes Y todo puede ser sin doler Porque es una fuerza triste Que se instala dentro Y por estar hecha de derrotas No puede ser derrotada. 22 Alberto Moravia.
  • 26. Orlando23 Por el contrario que en la Ciencia Había primero una lucha cruel Entre todo lo manifestado Y su descripción por medio de palabras. Las amistades posibles de ese tiempo Entre pasos de Bertrand y Eliot Dejando que la locura fluya siempre En otros países, otros territorios. Porque de cuando en vez se llega a ese punto En el que ya todo se vuelve insoportable Porque todo tiene palabra y cada palabra Lo va envolviendo todo, incluso la nada Tras tanta lucha, respirando después de haber jadeado El objetivo no es más que no tener otra compañía Que no se la de la selva, o quizá una ciudad Llena de gentes que no saben o no quieren hablar Puesto que el corazón no se ha roto Sino que la mente ha destrozado sus barreras Y al hacerlo ha quedado lastimada, herida Pero aun con ganas de seguir abandonándose A pesar de los pesares más ajenos Por virtud y por vicio de incomunión De tanto haber destapado ollas de vidrio Donde hervían cabezas de perros traicioneros La noche y el amanecer En que habíamos cambiado de sexo De nombre y de historia Repitiendo ya por siempre el mismo circulo Apuñalando sapos en las mañanas Robando barcos y mensajes Desplegando las velas en lo social Hallando en el cuerpo el motivo de los amantes Presintiendo con rara nitidez Que al final de cuentas El tiempo se nos está yendo Y mucho más se dirá. 23 Virginia Woolf
  • 27. El paso del Yabebirí24 No siempre, por tantas variables No siempre terminan las excepciones Por subvaluar la regla, de tal modo Que le vencedor es más que un héroe. En el esfuerzo de soportar la herida Y en la caída cierta, muy cierta El ensueño, real, de una posibilidad Aquello que no entrevisto sucede. La fatiga, el agotamiento, la fiebre La muerte misma tan próxima Que sólo la proximidad de la amistad Pudiera, quizá, alejarla. Se despliegan las intenciones Y con ellas, su intensidad Y en ellas su inteligencia Y con ellas la perseverancia. De qué lado está Dios? No es la pregunta correcta En un escenario que ha sido dispuesto Por quien no está del lado de nadie, o del de todos. Lo peor no es lo que está por venir O lo que pudiera imaginarse habría de llegar Lo peor ocurre Y uno está vivo para captarlo. Mueren las rayas, mueren desgarradas La lucha no es por los hombres Es por uno Es por el hombre. Lo que todos saben es que no podrá durar mucho Cada cual, cada cual ha determinado su flaqueza Y cada cual, su grandeza Cada cual, su esencia. No quedará tan grabada en la memoria El resultado final de tan cruenta batalla Pero si hay algo que en el corazón queda Es la respuesta de las rayas: ni nunca! 03.03.03 24 Horacio Quiroga.
  • 28. The Spire25 Dos más dos es cuatro Pero sigue la inteligencia Buscando saborear Aquella definición del uno Y así, sin pudor, hablar con los pilares. Suelen los hombres señalar Que las mujeres buscan por buscar Y que así, por conocer el sabor de una manzana O el de una banana, logran casi sin querer Desnudar ciertas estupideces de lo cotidiano, a veces. Para evitar estos y otros pensamientos similares El hombre blasfema, hace rimas, o se castiga Como se ha privado de procrear, otras cosas se permite Y si ha dejado de beber, en otras cosas incluso cree En un par de palos, en el pecado del mundo, y en el trabajo. Sin embargo, basta que alguien aparezca Para que cada cual lo mida y lo juzgue Y halle sin esfuerzo que bastaría con tener más Y si es posible, mucho, mucho más Para poder, sin temor, prescindir de tener que escucharlo. Es que todo resultado implica un proceso Y hay quienes no lo notan nunca Como hay quienes lo diferencian siempre Y así como cada palabra de cada poema Implica a quien enseñó - y el modo en que lo hizo - la primera letra También va implicando al receptor final Y a todas las cosas que hicieron que lo sea Para que sea cierta la teoría de las infinitas espirales Partiendo desde un único punto inicial Sumando dos más dos, para intuir, con temor, al uno. Así queda claro que mejor es no excederse Vivir como se pueda, o sobrevivir Sin el superhombre y sin su antónimo Aunque con la riqueza, si ya no vivida, De la riqueza de haber conocido de algún modo la locura. 05.03.03 25 William Golding.
  • 29. Säntliche Erzählungen26 Muchos lo sintieron fantástico Pero nada más exacto y racional Que lo que la fantasía alcanza Que hasta la palabra quimera en el diccionario está. Vi que los que estuvieron al lado Aunque no siempre cuando era a perder imagen Evitaron demostrar creer en lo que yo creí Para que si ocurriera el extravío No sea a mí que tengan que hacer el reclamo. Vi que muchos en sus casas tenían ventanas Y vi que cuando miraban desde ellas No podían ver que lo que miraban No era más que su no poder estar solos. Me trabajando de día Y estudiando de noche. Vi claramente la incomprensión Y el espectáculo del incomprendido Cuando a declarar se lo llama Y para declarar se lo instruye, se lo entrena. Vi que no hay ya lo que hubo Y que aunque yo lo dijese Y aunque ya nadie lo negara Todos vivimos casi sin aceptarlo. Vi cuando el docto buscaba iluminarse Cuando el enfermo buscaba su cura Cuando el orfebre buscaba realizar el arte Y vi al obrero hacer su tarea, desoyendo quejas. Vi al alacrán, vi lo que era Sabiendo que nadie le dibujaría caricias Que nadie lo tomaría por mascota Y que en el ordenamiento del mundo, era un alacrán. Vi un juicio, muy personal En el cual alguien era más, y alguien menos Y que uno de los dos, obvio es cual Temía porque el otro muera después de él. 06.03.03 26 Franz. Kafka
  • 30. El juguete rabioso27 Pero qué maravilla hermosa! Qué perfección de presidente Qué sublunar ese historiador Qué garantías la de aquel “pensador” Y estos niños con guardapolvo Qué espejo sublime de sus madres! Qué preciosa certeza la de los cubiertos Dispuestos con eufonía sobre la mesa Qué rara precisión exquisita Las reglas tan bien dispuestas Por quienes, siendo pulcro ejemplo Exigen de otros los que a sí mismo se exigieron! Entre maricones y cornudas Nada puede resultar más bello Que verlos a todos, reunidos En un mismo hediondo mundo Dentro del cual nosotros somos el asco El motivo de la burla más exacta Donde la ironía procaz no tiene cabida. Sucede y ocurre Que transitamos sin miedo, mire usted Que el miércoles de ceniza nos comemos una vaca entera Que bebemos hasta decir pavadas Y alcoholizados, no paramos hasta lograr las bragas De las que soportan nuestro aliento, para tener lo que llevamos dentro. Por sabernos inútiles, de todo Y decirlo, defenderlo y exponerlo, con vergüenza Con la hombría de explayarnos sobre los límites que nos duelen Con una montaña de resentimiento que es nada frente a nuestra tristeza Porque al menos aceptamos sin reparo la trampa que nos hace diferentes Aún cuando nuestra inacción nos hace idénticos a todos los que aquí respiran. Epa! Qué es lo que oigo, lo que alcanzo a escuchar? Acaso una queja? Barbaridad! Es que alguien confiesa lo que es su vida? Por todos los ateos, los cristianos se quejan! Acaso no les enseñaron que está prohibido mirar atrás? Pero por Cristo, hasta cuándo tendrás que soportarlos? Al menos nuestra vanidad tiene consuelo Porque si morimos y nadie nos recuerda, mejor Ya que si quien nos recuerda alguien, ALGUIEN Qué fracaso, qué derrota con final Esto de vivir lo que vivimos 27 Roberto Arlt.
  • 31. Para que otro fracasado nos recuerde! Bendito el inocente, con todos sus íconos El perdón para el ignorante - mientras no existan grietas en la estructura - Que la memoria no es tanto como el ejemplo Dada la imaginación, y la desesperanza Impuesta el hambre, la muerte, y todas las miserias. Dado que estamos, es mejor esquivarnos. 06.03.03
  • 32. Die Blechtrommel28 Sé que hay niños que temen a la oscuridad Que van realizando su niñez de acuerdo a los patrones Temiendo lo que todos temen, buscando abrigo Allí donde todos han de buscarlo, lo sé Y sé que hay niños que captan, con precisión Que lo bello que ven no habrá de durar. De una manera quizá un tanto fina Entonces, las cosas no podían ir más lejos de lo que eran Sin resentimiento, sin rencor, con simpleza brutal Perdí, naturalmente, el sabor de la vida Y por inteligencia y sensibilidad decidí continuar Sobre la base de aferrarme a algún objeto, digamos perceptible. Así generada esta distancia, habría que notarla y no esquivarla Pues cada niño suele ser el depósito de intenciones de sus adultos Como cada “miembro” de la sociedad, para serlo a cabalidad Debe al menos cumplir con las exigencias mínimas de lo establecido Creer en lo que todos creen, decir lo que todos dicen Vivir, en fin, como los demás han estado viviendo las últimas décadas. Sin embargo, no es de niños lograr el equilibrio Resolver encrucijadas de dos o más caminos Y entonces, el niño, se vuelve jugador Jugador puro, aunque no inocente Real y certero, pequeño aunque amplio Capaz de destruir las bases mismas del juego. Me tocó una humanidad simbolista En donde toda magia no era más que trucos En donde todo mago nunca había sido un rey Y donde en un objeto, o en muchos de ellos Se pretendía aprisionar lo que no podía ser aprisionado Y donde el aire era difícil de respirar para los que lo notaban. Logrado el filo primero, uno de los más crueles Resulta claro que es preciso usarlo para sobrevivir Y el paso siguiente, siguiendo en atención la observación No es más que captar el revés de las cosas dejadas pasar El jamás violento que logra suicidarse, las explosiones Las últimas consecuencias de una olla humana que calló, por años, su insatisfacción. Quien conoce, puede callar lo que conoce, lo sé Pero si lo hace, ocultaría la realidad de su lucha Esa que se da dentro del que intenta vencer su conocimiento En donde un solo descuido haría que la vanidad le venza. 28 Günter Grass.
  • 33. Breakfast at Tiffany’s29 Las viviendas eran simples, y frágiles Incierto lo que contenían, cierto lo que liberarían Incluso arriba ya respiraban los testigos Y abajo esperaban, jugando, los testigos. Escribo, pobre de mí, algún cuento Alguna historia de sal, alguna de pimienta Lo festejan las luciérnagas, las más aptas Las ciegas de ojos a mi depresión. En momentos de tribulación, o de gran tribulación Se buscaban a los amigos (en las agendas) Pero ya cada cual iba sabiendo un poco de golpe Que nada de eso tendría sentido, y menos aún algún resultado. Y en lo que escribo, por imaginación o simple plagio La locura logra torcerle el pecho entero a la lógica Y bajo la intensa luz de una sospecha dolorosísima Se puede entrever que todavía alguien cree en lo que no se puede creer. Después de atisbar los cambios que ocurrirían Por haber presenciado que ocurrieron cambios Se pretendía, pasado el tiempo, conservar de algún modo Lo que se había sido en ese momento en el que nada cambiaba. En cada página, se acepte o no, se erige una distancia Una para el que lee, otra para el que repite, otra para nadie Y aunque no siempre tengan espacio y tiempo Lo cierto es que van siendo sabidas, al menos intuidas. Pero merced a tanto, tanto polvo Habían logrado algún silencio Donde los modos de las expresiones Sólo encajaban en medio del silencio. De modo que es posible volver a repetir lo dicho De un modo similar, y hasta quizá distinto Aquel acto de fusión por el que entregando Se posee aquello que queremos por tomarnos. Pero a veces algún cristal se hacía trizas Sin querer, sin esperarlo, la presión vencía Y un buen día, o una mala noche, alguna siesta Terminaban por tratar a los demás, como los demás los trataban. 11.03.03 29 Truman Capote.
  • 34. Die Betrogene30 Sea por Baco, o por lo que quede de tu cultura Nadie habría de indicarte con clara voz Que la diminuta y precisa comedia que expones No es otra cosa que alcohol anulando defensas. Yo recuerdo ese tiempo en el que tus pies Le ofrecían a la vida la más rápida carrera Cada paso era brutal, intrépida aventura Que sólo a veces lograba detención Cuando de pronto dabas cuenta Del anciano que andar no podía ya. Era entonces que parabas Intentando calmar a tu corazón Respirando aún las ansias De ir por más, por mucho más Pero el peso de lo que veías Hacías que ocultes lo que sentías. Y recuerdo el otro tiempo Cuando por ver lo que no podías ya - Y que en sus instantes pudiste - No lograste entregarte a la alegría De admirar lo que ya no poseías Y que entonces de otro era suyo. Era entonces que callabas las palabras Recurriendo a tus viejos años Lo que tenías no podía ser compartido Lo que tenías enfrente era lo perdido El algo te dolía, y sin embargo te alegraba Pero tal como antes, no esculpiste sinceridad. En mi adolescencia los vi a todos Acobardados de lo que sentían A punto tal no sólo de callarlo Sino de creer que había valentía Y quizá, si se les permitiese, maestría En llamar inefable a lo que entonces vivían. De todo ello qué ha quedado? Lo callaron, no lo expresaron nunca Lo que hicieron no fue entonces lo que quisieron Y en esta contradicción, así realizada Quién podría reflejar felicidad? 12.03.03 30 Thomas Mann
  • 35. Narziss und Golmund31 Por una idea que no resulta tangible Hasta que logra convertirse en ideal Y que por ello termina implicando los actos Que hacen de la rutina, de lo cotidiano Una prueba de juego de guerra y de afectos De vez en cuando había un momento En el que para no caer un tiempo después Se hacía la confesión de que había algo más Dentro del cuerpo donde laboraba el alma. Dado el mundo, era notable A la repetición de los hechos Se le sumaba la obligación de repetirlos De manera que la novedad no era lo nuevo Sino lo ya establecido impreso en papel Como conjunto de reglas a obedecer Como si fuera posible prohibir respirar Como si fuese posible tener que aceptar Que lo que uno tiene – mujer, gobierno, nacionalidad – No es menos de lo que a cada cual debe bastar, por siempre. El secreto susurro de las consecuencias El peso que soporta el que sabe de lo que carece La fuerza que lleva el que ignora sus incapacidades El poder del que conoce de lo que está obligado La impotencia del que no conoce sus flaquezas Ambos en el mismo camino, en un mismo tránsito Unidos por el – dicen inmaterial – lazo de la amistad. Ese algo más que iba más allá de las reglas Pues, habría que comprenderlo Lo cierto y estipulado, lo reglamentado No eran más que cosas de hombres entre los hombres Para lo otro, para lo que iba más allá de los hombres No serían suficiente lo que a cualquier hombre bastaría La hora de los saltos, la hora de la noche oscura del alma Donde se está solo, a pesar de que el hombre es un ser gregario. Así la fruta y el arte El lector y el escritor Cada cual con sus articulaciones La madre y el padre Negar a uno y aceptar al otro O la extrema, la muy extrema Decisión, por los altos tenida por absurda De intentar tenerlos a los dos En un único y fulgurante abrazo. 31 Hermann Hesse.
  • 36. El coronel no tiene quien le escriba32 La cama sería la misma Las mismas estaciones Las mismas horas Los mismos flagelos. Las apuestas más altas Y los hijos que no tuvieron Bajo la misma bóveda celeste A una misma altura sobre el mar. La mesa común El baño compartido Una sola puerta para entrar y salir Un mismo techo envejeciendo. Al tiempo el atardecer Al tiempo el alba La cantidad de comida Y la fisura de los sueños diferentes. Cuarenta años leyendo la Biblia Sin leerla Cuarenta años conviviendo Sin común unión. Por esa magia de las aceptaciones Los ríos que se cortan solos Los espacios jamás conquistados En lo irrepetible de cada cual. El conocimiento que aparece brutal El carácter del entendimiento Que en su primera hora capta que no puede compartir Y que al comprenderlo se expande. Por los hechos de una mañana o una noche Sin haberlo pretendido Quizá buscando exactamente otra realidad Otra esencia, un poco menos imposible. Pero sucede que quien está enfrente No es lo que somos Y vemos que ni siquiera nos conocemos Y lo que está enfrente, enfrente, enfrente... 14.03.03 32 Gabriel García Márquez.
  • 37. El plan infinito33 Yo sé que me juzgarán Y que habrán de encontrarme culpable Por esto, a veces, sólo a veces, siento temor Pero recuerdo sus rostros, y las monedas que pagaron Y hallo el consuelo de que al menos yo les vendí Lo que los demás no pudieron obsequiarles. No tenía novio No tendría hijos No habría de “procrear” No sería lo que se esperaba Sería lo que se aceptaba. Y mis actos, mis omisiones, mis pensamientos puros Tanta fuerza conllevaban, tanta realización lograban Que para seguir a mi lado debía ceder todos sus espacios Ir siendo sombra, yendo al lado, aunque no a la par Y así fue que realizó lo fantástico de generar gratitud. Descubrió que no era lo que parecía Su ser, como el de casi todos No estaba listo para una decepción Lo que le pareció sorprendente se volvió insípido Y por no comprender que la belleza no está fuera, sino dentro, Sucumbió en ese denso mar de la infelicidad. Y de todos modos, seguía siendo el mismo Algo diferente pero siempre semejante Los altos y bajos de cualquiera, horas solas y horas compartidas Algún cambio de nombre, algún nuevo accidente en el paisaje Para que después todo vaya siendo casi lo mismo Pero al menos por captarlo todo podía ser tremendamente diferente, siempre. Y dado que era de otro lugar Le ganó terreno a lo que era Y hallando la otra cara del desprecio Halló el orgullo de no quebrarse Como quien asume golpes sin cortarse. Y era así, un tanto afable, un tanto amable Con una manera de apaciguar cualquier tormenta O de crear la más grande de ellas Con la habilidad de ofrecer la sensación de permanencia Por no haberme detenido jamás en ningún lugar. Y si llegaba a faltar Se sentía que algo faltaba. 33 Isabel Allende.
  • 38. Aquí vivieron34 Un poco, tan poco como un detalle Y comenzaba el territorio de los musgos Luego del cual estaba la breve orilla Que alcanzábamos para seguir por tierra. Sabiendo que querrían saber las palabras que sé Para decirlas al vivir los momentos que yo Y así asentar la justa expresión de lo que sienten Pero desconociendo que saber no implica que otro sepa. Y cuando mirábamos a quienes Miraban a quienes estaban al borde Y nos era dado presenciar el respeto que sentían Nos quedábamos pensando, en medio de nuestra soledad. Algo le decía que no era como esperaba Pero todo – entendiendo como “todo” lo que la rodeaba - Le gritaba que era lo mejor, y entonces fue comprensible Que desoyera a la voz que quiso señalarle esa realidad. Y en esa raza que los demás capitulaban de raza Vimos alguna vez una persistencia En estar presente a cada síntoma de la caída Que le ocurría a esa otra raza por la que había sido dominada. Entendió que un secreto No lo es por el silencio con el que se lo conserva Sino por la sordera del no puede acceder al mismo Y entonces comprendió que la soledad puede ser un precio. Gritaban desde la costa, hacían señas Como un militar desde su caballito Mientras los demás luchaban contra el absurdo Pero no pisaban el agua, el militar no descendía del caballito. Su cuerpo, magro No invitaba a imaginar Aquellos estallidos y sudores Que con referencia al lecho, otros cuerpos refieren. Buscaban lo perfecto, no la perfección Por eso corregían y corregían Sintiendo el peso del tiempo Como el de todas las cosas que tienen final. No era más que resentimiento Que quería decir que lo era. 34 Manuel Mújica Láinez.
  • 39. A Streetcar Named Desire35 Globos de colores cuando nació Torta de colores en el cumpleaños Frituras y confites por años y años Marcando el jolgorio de una vivencia - antes que la trama del vivir de lo héroes - Para que la caja de madera se resista Y el destino corporal sea el de las llamas No por tratarse de un holocausto Y tampoco de basura, por cosas así, De la física práctica de las muertes. Las veces en las que pudiste con una botella Frente a las veces que una sola de ellas Una y otra vez pudo contigo. La intención era intensa Los actos eran débiles Y a la hora del recuento Qué cifra habría de dar El número de los que lo captaron? Merced a las palabras Que lleva su tiempo aprenderlas Que más tiempo lleva usarlas Y mucho más usarlas con habilidad Para descorrer la idea del silencio Que por la creencia de que las palabras son necesarias Se haga real aquella situación de que su ausencia Más que unión tiene que señalar el límite preciso a algo. Bastaba con extender las manos Y tener la paciencia más cierta La que se registra en los relojes Hasta que se producía el regreso Y entonces era posible, de nuevo Tener a su ser de este lado Donde nada era magnífico A pesar de que todo quería serlo Y que no sería magnífico jamás Porque nunca nadie haría lo necesario Para lograrlo. Y cosas así Y el telón Las luces, la calle Y no creer que se trataba de alguien. 35 Tennessee Willimas.
  • 40. La Condition Humaine36 Intensidad, la vida medida por intensidades De manera que toda regla y toda ley Hagan de la intensidad de vivir Según la obediencia o la no observancia De aquello estipulado como verdadero Por quien quiera que sea. Sin demasiadas profundidades Se daba una sonrisa íntima Cuando de cuando en vez Le tocaba hacer posible Que lo ignorado por un docto Deje de serlo, merced a sus palabras. Nada más que Sócrates, desde el prisma Pues el ideal, que había partido de una idea Comenzaba a desplegar su basto paisaje Volviendo al primero de los pasos, que dicen el más difícil Poco más que una torpeza, menos o más deliberada Como quien descubre que los preceptos no son diez. Dibujó su muerte con una metáfora Y en cada palabra volcó su esencia Como quien sirve un vino preciado Capaz no sólo de satisfacer a quien lo bebiera Sino también de esperar hasta por eternidades enteras A que llegue aquél que sepa apreciarlo. Y entonces llegaba ese difícil punto En el que la inteligencia pedía cuentas Porque así como se reconocía la intuición También era preciso reconocerle su existencia A esa parte de la lógica que explica los saltos Como cuando se escribe que no se puede escribir. Libre de las ataduras de los afectos Le sería posible prever sus actos De manera que lograr captar su esencia No sea más que un preciso resultado De haber observado el posible destino De tal o cual exacto inicio del observado. Y también hubo aquel negativo orgullo - Para muchos muy oscuro - Que se siente no por lo que uno es Sino por todo aquello que no se es. 36 André Malraux.
  • 41. Die Aufzeichnungen des Malte Lurids Brigge37 En una camilla llegaba un herido En otra llevaban a quien había fallecido En su mundo los parientes En el suyo los que juraron por Hipócrates Todos bajo la denominación de gente que quiere vivir. Como una montaña demasiado accidentada Como un mar demasiado profundo Como un abismo demasiado terrible Como un cielo demasiado alto Como un infierno demasiado profundo Así de distante el sentimiento que quería vivir. Y la precisa distancia de la comprensión Y el tiempo exacto para el entendimiento Y las circunstancias que hacen posible la aceptación Para que se haga visible “el otro” Y aceptar, entender, y comprender Que si somos aceptados, entendidos y comprendidos Ha sido “el otro” el que lo ha hecho Y quizás, sin desear haberlo hecho. El anillo, el poema La pintura o la escultura Generados por alguien En un contexto de gente De manera que al ser el receptor Se quiera exponerlo Como si se tratase de aquella lámpara Que hay que ponerla en alto. Y presenciar a conciencia De que lo común, en tanto reacción No exigiría unión Pues no era más que repetición En un punto en el que no hacerlo Podría, y de seguro lo haría, significar Separación, justamente de todo aquello A lo que no se podría estar unido jamás. Y una hoja cuyo filo pudiera ser insoportable A menos que la inteligencia y la fe estén fundidas Que cortando el aire más difícil de respirar Sonríe mirando al frente mientras susurra Que mientras todo lo vivo no lo desee No habrá regreso. 37 Reiner María Rilke.
  • 42. Aguafuertes porteñas38 Revisaríamos lo íntimo Y en lo íntimo hallaríamos el futuro Al poeta lo miraríamos en perspectiva Y crucificaríamos a quienes lo admirasen Y al ver los cambios A cualquier escuela le daríamos la razón Nos encontraríamos con los celos Los bajos, los que sienten los hombres por una mujer Y en la soledad del despertar Habríamos de sentirnos bien Y en otra piel, haga lo que haga Terminaríamos hallando alguna enseñanza Y captaríamos, sagazmente A quienes manifiestan la fe que no tienen Y escucharíamos los juicios De quienes querrían ser como somos Y jugaríamos a la metáfora y a lo tangible Desistiríamos de la felicidad En cuanto estudiarla, antes que vivirla Y tanto al ciego como al tuerto Le expondríamos la ventura del leproso Al de medalla de plata, la historia del paralítico Y detectaríamos, sin esfuerzo Al desgraciado que por notar que notamos que lo es Instantáneamente deja de sentirse desagraciado – quizás – Buscaríamos Décadas después Siglos después Tiempo después Saltando todo el tiempo Salvando escollos Batallando Guerreando Arremetiendo Avanzando y retrocediendo Quedándonos quietos o moviéndonos Con honestidad Con esa forma De ser difícil Por ser sencillo Queriendo poco Que lo es todo 38 Roberto Arlt.
  • 43. El otoño del patriarca39 Y a mitad de la mañana El tiempo se rompió en trozos Al igual que el espacio conocido Y ningún trozo de tiempo coincidía con su trozo de espacio. Por ignorancia o sabiduría Iniciaban lo que no tendría continuidad Aunque era seguro que tendría final Un final que entonces no podía ser importante. Y le fue posible divisar Con ese tono cruel que tiene la realidad El rostro dominado en todo su ser por ese sentimiento El del que habiendo atravesado la infelicidad Se sumerge – para no volver a salir – en la tristeza del mundo. Como el tuerto que se rodea de ciegos Como el obeso que se rodea de obesos mayores Así se juntaban en rondas donde los demás eran peores Para abandonarse en el oscuro placer de tomar nota presencial De que no eran como aquellos en cuyo centro estaban. Y sintió la tregua Y supo que no la había ganado Que no la había logrado Sino que su propia edad Le había terminado por imponer Y no tuvo a quién decírselo. Faltaba valentía, coraje, arrojo Y como no había, quedaba la vivencia de los intentos Aquellos que no tenían otro objeto que postergar un contexto En donde el único móvil era el temor a la otra búsqueda Aquella en donde la verdad no se niega Sino que simplemente se enseña es inasequible. También sonrió, y sintió alegría Pero dijo que era felicidad Como el vecino cercano y el vecino lejano Y con esa obediencia pudieron obtener El permiso de creer por uno larga serie de instantes Que acaso no todo era inútil, como en realidad era. 26.03.03 39 Gabriel García Márquez.
  • 44. La vorágine40 Fue una confusión - Una confusión es un resultado, no? - Eso es obvio, lo dulce está en describir el proceso que lo hace posible O hasta quizá un vano intento Que bien pudiera ser la aceptación de un fracaso Puesto que en una sola persona No es posible volcar aquello que ni siquiera se tiene Que todavía se está buscando, como un palacio escondido Cuando no se trata de otra cosa que de una semilla Que se lleva dentro y que necesita, para crecer De luces diferentes a las del sol cotidiano De oscuridades distintas de las que la luna aclara en las noches. Y entonces recordaste la idea de libertad Y sentiste que sería posible liberarte Merced a una prisión de celda de cemento y hierro Y pretendiendo una formalidad extrema Extraviaste la visión de que vivías una Dejándote llevar por la idea del movimiento Que se constituye en el anhelo de los engrillados En lugar de enfrentar el movimiento mismo Y hallar en él, o bien cadenas, o bien absurdos No le temías al espejo, le temías a mirar al fondo sin excluir las formas. Y a veces sucedía que el más memorioso No era recordado por nadie. Casi vencido, o quizás ya derrotado Te aferraste criminalmente al pensamiento Que hurga horriblemente en el pasado más cierto Que devuelve escenas, unas reales, otras pretendidas Donde había seres que acaso eran ese palacio escondido Y comenzaste a flagearte con la realidad de tus renuncias Y te atreviste a juzgar de que hubiera sido posible Con un alguien, o con algún otro alguien Y te dijiste que hubo un tiempo en el que te querían Que esos que te querían estaban cerca Y que algo de felicidad ya se generaba Cuando pensaban, o les permitías pensar Que acaso podrían ser esa fuente Que podría alguna vez saciar tu sed. Después fue pensar en morir. 26.03.03 40 José Eustaquio Rivera.
  • 45. Number one41 El asco por la miseria La costumbre por la desgracia Una sutil simplicidad de juicios Merced a la cual ellos distaban de uno. Hasta que la muerte, violenta También arreciaba tus cercanías No para resucitar tus cobardías Sino para despertar en ti eso que no sabías Que los débiles eran eso, débiles Y que parte de tu fortaleza Consistía en valorar la ajena Por saber apreciar sus temores. Cedió a la tristeza, y como fuera inocente No la pudo advertir Percibió que otros dolores se calmaban Merced a ese que sentía por una especie de compasión de sí mismo. La reglamentaria cuota de imaginación Donde no hay otro secreto que el de divisar Que lo que existe pudiera no serlo todo Puesto que dado el fondo, único, la forma no tendría límites. Y al tiempo la teoría problematizante Dado que entrenada la mente a percibir errores No siempre estaría capacitada, en igual dimensión A captar las soluciones, con todo lo horrible que esto implica. Una tristeza notable Apta para la metáfora Y para las explicaciones Una tristeza humana Quizá horrible para el lobo Quizá tonta para el tigre Pero enorme para el hombre Para el hombre que la había negado Merced a su resentimiento A su rencor, a su odio A su propia limitación al amor Por exuberancia de sus cosas a reclamar. 31.03.03 41 John Dos Passos
  • 46. Ardiente paciencia42 Y con oscura claridad Entendió la pérdida del sentido Y que además de este hecho en sí También sucedería, inexorablemente La repetición de los mismos hechos Todos los días, todos, todos los días. Un nombre Que alcanza El centro Y que puesto ahí, por ello mismo Va saliéndose de toda forma Hasta llenar el contexto Enriqueciéndolo todo de tal modo Que de la comedia pudiera saltar al drama. Y pudo concluir Que si había velocidad Mayor se alcanzaba yendo hacia abajo Que intentando ir hacia arriba Y que a ello contribuía el propio peso De manera que a mayor grandeza Si a esta grandeza pudiese atribuírsele un peso Más rápido sería el descenso, si llegase a ocurrir. Pero en la madurez Y en la voz que con ella se adquiere Las unidades de medida van desapareciendo Así como van despareciendo las posibilidades De ir ya hacia ningún sitio De manera que ya no tiene sentido medir nada. Vio Que un día moriría Pero no alcanzó a comprenderlo Y aunque sintió ese agudo aguijón Que envenena la sangre de tal modo Que el comprender se vuelve un deseo No lo intentó Sería demasiado Y había vivido Sin demasiados demasiado Y fue por eso Que vio Que iba a morir. 02.04.03 42 Antonio Skármeta.
  • 47. The Acts of King Arthur and his Noble Knights43 Almorzar todos los días Cenar todos los días Todos los días comer Y un día dejar de hacerlo Y entonces el rostro en el espejo Y así los demás rostros Y así el primer paso Como una hora más O un paso más Un cigarrillo menos Una copa más O un vaso menos La línea dibujada por otros La que seguimos por horas Hasta que por algo, por alguien Decidimos no hacerlo. Y antes de la aurora La oración. Ya que el amor esto Ya que el amor aquello Pero dado el contexto En el que no se lo conoce Aunque sí todos sus predicados Aunque también sin saberlos Por lo menos no todos. Admirada la montaña, habría que borrarla Erigida la torre, habría que echarla abajo Esculpido el mármol, demolerlo Pintado el cuadro, destruirlo Tal el libreto que no siguió El mundo cruel, maligno Al que hay que contestar Contra el que hay que luchar y vencer Por sentimientos de resentimiento y venganza Tal el libreto que no siguió. De todos modos De todos los modos posibles Tan sólo seguir Pues nada había que no sea intento. 02.04.03 43 John Steinbeck.
  • 48. Il Giuoco delle parti44 Nada iría a cambiar Nadie cambiaría Y en el nadie uno mismo Con toda la precisión y fuerza Borrando así toda posibilidad De mañanas, de noches De inviernos y primaveras Donde todo pudiese ser diferente Para no perdonarse absolutamente nada Y entonces no tener que perdonar a nadie Como simple mecanismo de defensa. Vivos los demás, que tienen una vida En cuyos actos detenemos la mirada Pare terminar viendo que también vivimos Como una repetición de lo que miramos Y de ese modo, también ir viviendo. Dado el suceso de los actos Como espectáculo de nombres propios O como manifestación de la naturaleza Por lo que acabamos de hacer o no Generando la filosa distancia De cargar o atribuir predicados De acuerdo a la posición del sujeto. Es infeliz Porque vive. Bracear muy hondo Negar la mente Y afirmar la intuición Negar el cuerpo Y afirmar el ayuno Las contradicciones La lucha de opuestos Las sencillas y muy dolorosas batallas Merced a las cuales Quizá alguien, sólo alguien Llegue a comprender con claridad Que nadie es ni será igual a nadie Y que no hay error en ello Ni acierto Que es así, y que juzgue quien se atreva A ver cómo acaba. 02.04.03 44 Luigi Pirandello.
  • 49. Cuando entonces45 Una pequeña larva que gana el aire Un pequeño brote que atraviesa la tierra El aguijón temible La promesa del águila bajo la bóveda celeste Para concebir la posibilidad de todo Como grosería altanera Como sublevación libertaria Como lo que sea y esperado de cualquiera Menos del protagonista, que tiene que ser mujer. Y marca que el origen difiere del tránsito Donde el lujo es logrado por el metal sediento Y dice que el aroma de las heces de su principio Todavía pueden percibirse a pesar de sus afeites Como si la labor del campo fuese alguna vez inferior A la que dicen se desarrolla en las urbes Como si cada cual, al final de cuentas No venía a ser expulsado del vientre que lo contuvo Para terminar pudriéndose bajo la tierra O esparciéndose como los restos de un ave que muere libre. Para el poema acabado, o quizá el libro entero Que costare lo que costare alguna vez sería terminado Para quizás el triunfo que en lo efímero de su esencia Una y otra vez desembocaría en el fracaso En ese gran fracaso del tiempo A menos que su percepción suceda en un antes De manera que cuando ocurra, con todos sus detalles No constituya nada más que algo que también ya se sabía Como las letras que se escribieron, o que se forjaron Como algún título, algún amor del alcantarilla Alguna rosa robada, o alguna mirada conquistada. Y entonces también pudiera conocerse Que en un punto del mapa de las vidas ajenas Todo se reduciría a un simple el mapa, como el propio Con sus accidentes, bondades, maldades, Todos los adjetivos y todos los sustantivos Ahora ya señalando que nada va importando ya Que a su hora llega el cálido aliento del fracaso Más allá de las drogas, de cualquier entusiasmo Aunque todavía sea posible, por generable Un par de jarras más, para acuchillar a la noche. 12.04.03 45 Juan Carlos Onetti
  • 50. Justine46 En su asfixia más pasional Provocada por cada uno de sus seres Encontramos la razón que nos movía Y que siendo de ella la pretendimos nuestra Como si al hacerlo esencialmente pudiéramos ser ella Parte sustancial de ella, sabiendo que estábamos equivocados. Ni demasiadas decepciones Ni extremados placeres ya Por las simples torpezas del cuerpo En un oriente que lo ha rebasado Por lo inhóspito del aire caliente Donde el verano arde sin ninguna metáfora Donde todo extranjero con sólo llegar turba Como un recién nacido entre un grupo de adolescentes. Tendrían que intentarlo ustedes, por un error mío Como lo he intentado yo todo este cúmulo de tiempo El dolor continuo, pero perfeccionado más allá de la histeria Donde la espalda flagelada, ya marcada precisamente por surcos Deviene en sitio difícil de repetir con exactitud y en esa dificultad En esa casi imposible tarea de volver con certeza al mismo lugar Hallar el motivo de un arte que aunque antiguo pudiera ser todavía nuevo. Por ella concebían lo que de otro modo no aceptarían nunca Que el mundo sólo es perfecto para los idiotas y para los sabios Que para el resto no es más que un laberinto de sufrimientos En donde asumirlo como tal es imposible para quien habla de felicidad Una felicidad causada por el amor, el amor que por ella sentían Y que con su fuerza los arrastraba por el polvo de las calles Por el filoso frío de las noches de fiesta y huidas Donde cada cual jugaba a darse el lujo de seguir fingiendo deliberadamente Que un momento de reposo era un descanso Que una alegría, acaso esa felicidad que, sin ironía, no era recíproca. Frugal Poco en todo Salvo en la conciencia El cadáver todavía sabiendo su derrota El corazón que todavía palpita En las noticias Entre los griegos Manzana y coñac Las tardes solas Las pobladas Las que se pasa Con uno mismo. 46 Lawrence Durrel.
  • 51. Yo el Supremo47 De los libros a la cabeza Para que todo sea registrado Y se constituya en materia de temor Pues sabe, y lo que sabe es aterrador. Perdido el que recuerda y liberto el que olvida Separados ambos por la daga de la imaginación Que no sólo muta el futuro, sino también el pasado Por hallar en los hechos movimientos, y en estos Uno único que no cesa y que por ello no avanza. El hombre y su lenguaje hablado Que lo asemeja a cualquier reptil A todo árbol y toda piedra Hasta que logra generarse uno Que partiendo del aprendido Llega al inventado, a su medida y esencia Porque transcurren los hechos Y cada cual, para vivir su propio calendario Tendrá que ir viviendo su día, sus horas Al final del cual, la silenciosa muerte El camastro compartido con otro ser El embotamiento simple del sueño Las certeras consecuencias del cansancio O simplemente un romántico desvelo Mientras yo enfrento el desprendimiento La mirada y la vista más allá de los espejos Donde mi cuerpo no basta para pensar en él Donde no hay ni testigos, ni jueces, ni causa Donde se oculta la verdad y me es posible hallarla Antes del mañana donde todos juegan a estar despiertos A estar vivos y a buscar otras cosas, sencillas o duras Pero que no son sinceras ni imposibles, ni siquiera supremas. Será de día, o será de noche Habrá luz, o habrá oscuridad Pero será, y será cuando usted muera Hay un después que lo espera al morir Su geografía no es muy exacta Hay una para cada cual Y no es cielo, ni es infierno Todo es ahí lo que no se ha hecho aquí ... Y no se sabe cuándo ocurrirá 12.04.03 47 Augusto Roa Bastos.
  • 52. El amor en los tiempos del cólera48 Terminado estaba el techo Bajo el cual transcurrían los sucesos familiares Terminado el asfalto Por el que transitaban los urbanos Terminada estaba la siembra Y por ello asustaba que pudiera ser posible volver a arar. Ella y yo en esa vez contra el mundo Contra lo establecido de cada una de las formas En esa vez que había durado demasiado poco Ella y yo día a día con los platos que limpiar Con las borracheras y las faltas de puntualidad Para aprender día a día, miseria a miseria Que el mundo entero es nada frente a uno sólo de sus días Cuando estos se hacen miles. Y aunque se había marchado Puesto que se había muerto No se había llevado consigo Sus ropas, sus escritos, sus detalles Como una manera de seguir arrojándonos Trozo a trozo, la podredumbre de la memoria Que por estar en una mente torpe y viva Le obliga a reconocer que más difícil que vivir También va siendo morir del todo. Ella leyendo del amor sabiendo que era mentira Buscándolo en mí, que jamás había oído hablar de él No porque yo supiera donde quedaba su estación Sino porque simplemente no temía enfrentar nada Porque hasta sentía dicha en alguna escaramuza de puños Porque la pólvora y los puños eran mi sino Porque yo sabía pisar la tierra en donde ella creía estaba ese sentimiento. Descubrió el velo pueril Y halló su sangre envenenada de nostalgia Retrocedió a los primeros pasos de su mente Y vio un puerto, y una despedida horrible Se concibió en el extravío de un devenir Que le daba lo que después le arrebataría Para que lo que le quede no sea más que recuerdos Y todavía un resto de fuerzas para comprenderlo Y un algo de imaginación para vencerlo todo. 12.04.03 48 Gabriel García Márquez.
  • 53. Das Glasperlenspiel49 Una nota era un número Una cifra con sus polos Con su propio tiempo sujeto a medición Y para cada nota una sílaba Que sumadas hacían la frase Y cada sílaba algunas letras Cada una con su número Y para cada número un significado. Del otro lado del puente En el otro extremo de las filas de ataque La punta de la lanza El peso de ser guía Como consecuencia de comprender una misión La duda y el titubeo, que nadie destierra Salvo uno mismo, en absoluta soledad Pues lo demás es construcción que busca luz Una luz que debe ser alcanzada para ser transmitida De la que no hablan con certeza las que la desconocen. Desde dentro un orden cerrado En el cual, visto desde lejos Iba marcado por un egoísmo profundo - necesitado de la felicidad ajena para ser feliz - Tropezando con piedras que ni siquiera miraba - las sentía como parte del camino - Más lejos de toda prisión de encargos - pues era el encargado de su conciencia - Conteniendo impulsos adquiría más fuerza Y al extremo de lo establecido le exponía el autoimpuesto Por atravesarse atravesaba, y con ello alteraba La escala premeditada, las rutas antiguas Con una carga propia de testarudez fecunda Capaz de insertar en una piedra la fertilidad misma. Para los resultados Para las consecuencias Para el acto final Para todo lo que deviene De las luchas feroces De las batallas atroces De las guerras del alma Que una vez lanzada Sólo la libertad la detiene. 15.04.03 49 Herman Hesse.
  • 54. La peste50 De tanta violencia, de tanta Captar y sentir el no acto De tanta velocidad, su ausencia De tanto saturamiento, la completa soledad. Una pobreza, en cualquiera de sus acepciones Por la que nada había más que transitar el aire De un modo, o de otro, o de otro más Sin siquiera sospechar que hay algo más que vivir así. La hoja de papel, o el monitor Y el testigo que va sabiendo que lo es Que siente la presión del testimonio que debe Que se arroja a la obra por lo que ha visto se vivió. Un aislamiento general que permitía uno particular El modo de la lluvia, el del día soleado y el de la noche de luna Por el que todo iba siendo posible de aceptar De manera que al final de una copa todo pudiera resultar normal. Parado en la bulliciosa esquina Ya el semáforo, ya el policía de tránsito Habilitándole y negándole el avance Para que como sea, no avanzase, para saber el tiempo. Tal concepción del sujeto, tal internalización Que no habría adjetivo que pudiera lograr su mutación De un modo en el que todo seguiría siendo lo que es Merced a una fatal prescindencia de lo que se diga que es. La – al menos hasta hoy – vigencia De la distancia entre el abrigo y el botón Del que fija su ser en la cantidad o en la calidad Para que diez mil muertos duelan más que uno solo de ellos. Y ese modo del estado que tantos habían escrito de estallidos Que muchos habían creído bullicioso y expansivo Que demasiados habían establecido de mil formas Y que al final iba siendo vivido sin siquiera llamar la atención de nadie. Por un error común - El de no imaginarlo todo - creyó que por lo que era, y por lo que eran ciertas cosas no le podían ocurrir, ciertas cosas no les podían ocurrir. 15.04.03 50 Albert Camus.
  • 55. Rayuela51 No, no hace falta tocarte No es necesario hojearte Nombrarte solo pesa Conocerte agobia. Que a mis manos le cuesten Llegar al picaporte para salir a la calle Que a mis pies le duelan Tener que cruzar a nado mental la noche. La borracha y el sexo La vocalista y sus lamentos El fracaso de la vida entera La mujer que sentimos, ahogada. El llanto insistente del frágil niño en la madrugada Las aves en las alfombras, en muchas alfombras Los diseños de las tizas en el asfalto bajo la posible lluvia Las fotos horribles en la billetera. Ese autor que nunca conocimos Y que fuimos nosotros Esa vida que dijimos Y que al hacerlo vivimos. El juego en donde el cielo era posible Que era más que las horas, hora a hora Que se jugaba viajando Sin estadías, con precisión, pero sin un orden fijo. Y el afecto perdido Jamás escondido La copa de la tristeza Servida por monedas que apenas alcanzan. La edad de la lectura Y la de la desenvoltura Por admitir tus dagas Rasgando mis ilusiones. En la cruel sospecha de saberte Y de imaginar, solo imaginar, comprenderte Como fuegos de que refieren incendios Que alcanzan a quemar, sin devastar, para forjar. 15.04.03 51 Julio Cortázar.
  • 56. Answered Prayers52 A la mujer le gusta que sea escritor Pero apenas llega a lo que escribe Al escritor le gusta ser leído en voz alta Pero su lectora, su esposa, nada más tiene, y lo sabe. En ese punto en el que lo demás importa un pito Y que por decirlo uno pueda ser asesinado Sabiendo que de ello sólo se extraería gratitud Pues en ese punto es lo asqueroso de los demás lo que dentro se lleva. Principiantes de monstruos Que gustan de la carne, mas no de la cacería De las certezas, mas no de la verdad De la confesión, mas no de la sinceridad Mi sentencia es esta: os conozco. El juego del presente y del pasado Niñitos de pecho, púberes del desencanto Que no habéis sido enseñados En que en el aborrecimiento instalado no existe pasado brillante. Y el palacio de los pútridos Donde no hay nada que hacer Más que lo que realmente se quiere Buscar el abismo tarde a tarde En un mar tan infecto que no cabe la mediocridad Donde el festival es de la negación Y por ser todos derrotados Ni siquiera hay posibilidad de triunfos Sin artilugios, sin siquiera un telón A mansalva de la hediondez Madre nuestra de nuestras inexigencias Donde el precio es el hurto Donde para pagar hay que hurtar Porque el precio es alto, ya que es la vida Por lo que tomar la ajena vale Ya que la propia va en rojo Y mientras más cae otro Menos hondo estamos Y más pie da a seguir buscando fondo Que siempre hay alguien más arriba Y siempre hay nada más abajo Mientras afuera lo niegan Mientras afuera juegan a no saber Que llevan un infierno apestoso en el corazón. 15.04.03 52 Truman Capote.
  • 57. La plaça del diamant53 Decía, de mí decía Que era mucho lo que quería Que era extremo lo que pretendía Sin saber, sin conocer siquiera Que mi drama era desconocer mi finalidad Pude verlo en un instante que parecía el último Desprendiéndose de los posibles suspiros y rezos Perdiéndose de a poco, agitada y desesperadamente Entre las cosas que seguían siendo rodeadas por la vida Mientras él la iba perdiendo, extraviando, olvidando Cambié el horizonte por el suelo Y escuché que en mi cabeza había una orden Que exigía apretar ese instante hasta echarlo Como un trapo lleno de sangre todavía caliente Que de otro modo permanecería por siempre Me sostenía por el mar Por el movimiento de los colores Que yendo y viniendo no llegaban nunca Que por no detenerse parecían no dejar de partir Haciendo que por la visión pueda olvidarme de mí Y escuché la voz de una anciana relatando Que toda la catástrofe que estaba sucediendo Ya ella lo había previsto desde un tiempo atrás Como si por haberle encontrado una explicación Eso que estaba ocurriendo perdiese toda dimensión Caminé entonces por entre la gente Sintiendo el aliento de mis hijos Y el llamado de las otras cosas Y decidí seguir sintiendo, y desoír el llamado Y tuve que hacer que sea sencillo Teníamos hambre, dormíamos temprano Yo tentaba lograr el olvido Pues vivíamos la tristeza de la miseria Y ya sabía que no lo podría contar a nadie Porque no podía permitirme sueños Siendo mujer, de carne pura Deje de serlo, sin odio y sin rabia Para seguir siéndolo. 28.04.03 53 Mercè Rodoreda.
  • 58. La casa de los espíritus54 En el primer momento de mi muerte Todavía sintiéndolo tan cerca En ese alivio de presenciar, de algún modo Que si había sido arado, había encontrado tierra En el primer momento de su muerte Apreciando con claridad lo burdo de toda regla Por comprender que el tiempo siempre era poco Cuando a uno le ocurre la desgracia de querer demasiado Y ese punto en el que no caben los opuestos En tanto que se trata de dos semejantes Y que siéndolo, sintiendo semejantes deseos Frente a frente, uno de los dos lo logra, en tanto el otro no Porque ya aquí resultaría evidente Que llevaba la marca de las clases sociales En donde la distancia moral radica justamente No en lo que se posee sino en la proporción que se gasta Como en aquella ocasión en la que lo entendido Era nada frente a todo lo dicho Aunque no importaba, pues el tono era firme Y el sonido pesaba más que el significado de la palabra Todo siguiendo y marcando el rumbo Seguido y vivido hasta el último detalle Hasta lograr la visión certera Por la que a veces se acierta a creer en una compañía Todo descontinuando y destrozando planes No esperado y no imaginado en ningún detalle Hasta comprender la visión certera Por la que a veces se acierta a descreer de toda felicidad Y la horca misma, el extraño patíbulo Cuya atracción era de lo más intensa Pues bastaba subir las escalerillas Y sujetarse la cuerda al cuello Para que todo lo que hubiera de ocurrir Fuera entrevisto sin ningún esfuerzo Con el único inconveniente de que al hacerlo La cuerda se tensaba y el instante se quebraba Llevándose consigo a quien lo portaba. 29.04.03 54 Isabel Allende.
  • 59. Other voices, other Rooms55 Estancado en una edad Sin posibilidad ni de retorno Ni de saltos, aunque teniendo que vivir Fue siendo cause de un río que se desvía Obsesionado por una idea dolorosa Que jamás pudo comprobar en realidad Aunque creyendo en ella como una fatalidad Fue desviando el cause del río que ignoró Dejando correr donde había detención Y deteniendo donde había movimiento Lo fue desviando todo hacia lo hondo Como si una situación no fueran todas Pintando cielos de un púrpura filoso Infiernos de un rosa ampliamente suave Montañas y laderas fundidas en un arroyo Todo lo fue desviando hacia una altura que desconocía Ninguno de los cuatro lo supo bien Aunque conocían una parte del esquema Los demás les otorgaron el silencio, o la condena Alguna vez el premio, pero sobre todo, una lástima callada Pues como lo cierto era el absurdo del presente Y lo que se tenía era todo, absolutamente todo Menos, quizá, el vigor de ir por el camino A cuyo final nadie sabe exactamente qué es lo que hay Quedaba ese consuelo tan relamido De pretender asumir el final del que hablaban - Como si alguna vez hubieran estado ahí - Los que vestidos, ya de blanco, ya de negro Llevaban, a su modo, el rojo dentro Remarcando que si algo habrían aprendido Era que lo único que sacia el hambre del pobre Y lo único que hace digerible las horas del rico Era esa pobrísima promesa de un después Cualquiera sean los ritos que implicase Pues si había algo verdaderamente insoportable Era ese ir viviendo sin tener idea alguna de para qué 05.05.03 55 Truman Capote
  • 60. La casa56 Cierto que en unos el captar lo que otros no El gesto por el cual se levanta una piedra O aquel por el que se mira por el rabillo del ojo Y de entre estos que van cruzando las líneas Sólo algunos, además, con el poder transmitirlos Y de entre los demás, de entre todos los demás Sólo algunos, sin ser contados, capaces de recepcionar Como cierta la imagen y todo su poderío Cosa heredada, aprendida o inventada Que hace que el corazón diga, ya no lo que siente Sino aquello que otro corazón espera escuchar Para la traición más íntima, la más oscura siembra Por la que el ámbito va anulando el brillo del centro Un centro que por otro desconocido va desdibujándose Y no fueron mentiras ciertos niveles de abstracción En los que no había más que un gesto de cerrar la puerta Para que no llegue a los oídos el sonido de ese bullicio Que no provenía de las referencias de la propia vida Sino de otras, de historias que lejanas o cercanas Iban siendo definitivamente otras, desconocidas tal vez Pero con esa capacidad de arrancarle el protagonismo a todos Para que llegue el tiempo, los momentos En que todo va por ir mirando una imagen Junto a la cual pudiera referirse el propio pasado Como si una fotografía, puesta al lado de una luz Pudiera también, de algún modo, iluminar Sabiéndolo imposible, pero no confesándolo jamás Porque todavía quedaban horas que transitar Y esa extraña conjunción En la que la erudición por no ser tanta Pudiera livianamente perder sonriente Merced a la cálida aceptación de lo desconocido Que va permitiendo el cese de la lucha de lo importante Habilitando el resquicio por el que se filtra lo que se siente Todavía con las fuerzas para desestimar una batalla innecesaria 06.05.03 56 Manuel Mujica Láinez.
  • 61. El trueno entre las hojas57 Sin decirlo con la voz Como si cada palabra Fuese sospechosa de algún crimen Como si el silencio lo llevasen dentro Y el hachazo de lo cotidiano Le partió el pecho en dos Hermanándolo con los oprimidos Trocando en compasión su odio hacia los poderosos Sabiéndole a cada uno sus historias, su pasado Le fue pesando el estar ahí donde pudiera ser sabido Y como jugando, les borró a cada uno su esencia Dejándoles sólo el nombre, como si no nombrasen nada Al ver que no había más La desapasionada suspensión de otro intento Como si siempre fuese claro lo que acaba Todo aquello que habiendo estado ya no está 57 Augusto Roa Bastos
  • 62. La alfombra roja58 58 Martha Lynch
  • 63. Pilote de guerre59 Entrenado para la derecha Y también para la izquierda Tropecé con el punto, con ese centro Por cuya realidad la instrucción pierde Quedándome no otra cosa, ninguna otra cosa Que beberme de lleno la plenitud del absurdo Sin el valor de seguir el impulso brutal De hablarle a las piedras o a los árboles Porque hablarle a alguien tenía tanto sentido Como lanzar una red para atrapar una pared Dado que la comunicación misma se había quebrado Puesto que no había mensaje posible de ser entendido Todo por el hecho de que habíamos apostado a la mañana A esa mañana que todos creíamos entonces dominar Que de tanto verla todos los días de nuestras vidas - lo que entonces eran nuestras vidas - No pudimos sospechar la posibilidad de que no existiera Y que terminó por inexistir, para que el fracaso nos arrasara Y entonces, al menos, el tiempo Porque en el tiempo y por el tiempo Puede uno despojarse de lo que ha sido Y aferrarse a lo que ha pretendido ser Llevándolo todo a ese plano mental En el que las cosas pueden seguir pasando Para esos pocos pasos más Tratando de andar sin compañía Para intentar comprender La insólita realidad de que todo camino Ya aquí, o más allá, termina acabándose Después de toda una vida andándolo Y así El principio anudado a su final La voz al silencio El color a su ausencia Los ojos a su objeto La nada al todo 20.05.03 59 Antoine de Saint-Exupéry